Otro capítulo de la mansión del terror

Otro capítulo de la mansión del terror

En una nueva audiencia del juicio que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura en la Mansión Seré y el circuito Riba, declararon los sobrevivientes Adriana Cristina Martín e Indalecio Aristardo Fernández

Luego de tres sesiones con testigos de concepto, sustentadas con declaraciones escuetas y sin aportes de datos sustantivos a las causas, volvieron a testificar sobrevivientes de la dictadura para la megacausa que investiga los crímenes de lesa humaniad de la Mansión Seré y el circuito RIBA. Esta vez les tocó a Adriana Cristina Martín e Indalecio Aristardo Fernández. También prestaron declaración en calidad de testigos su esposa María Concepción Ocampos, y el hijo del matrimonio, Gustavo Javier Fernández.

Adriana Martín fue secuestrada a los 14 años por primera vez, quedó en libertad vigilada y volvió a ser llevada a un centro clandestino de tortura y detención a los 16. La testigo dio su declaración desde el excentro clandestino, hoy renombrado Espacio Mansión Seré, razón por la que la audiencia se desarrolló en modalidad virtualidad. Esto dio pie a que, a pocas palabras de iniciar, fuese interrumpida por un abogado defensor que le solicitó un paneo de la habitación para constatar que no leía su declaración ni que estuviera acompañada. “Está todo acá”, le respondió Adriana señalando su cabeza.

Declaraciones previas de la testigo fueron tomadas en cuenta antes de iniciar esta decimosegunda audiencia por la jueza Claudia Morgese que enumeró un conjunto de leyes, tratados y acuerdos que resguardaban a la declarante principalmente por su débil condición de salud. Martín inició su relato el día en que un conjunto de personas irrumpieron en su casa de manera violenta preguntando por su hermana, Zoraida Isabel Martín, que no estaba presente. Ese 16 de diciembre de 1976, Adriana fue trasladada en un auto hasta la Comisaría 3ª. de Castelar donde sufrió abusos y violencias de todo tipo hasta febrero de 1977. “No me picaneban. Yo estuve atada a una silla y recibía golpes en todo el cuerpo. La mente de un niño no puede procesar tanto terror, me costó mucho asumir la violencia que sufrí allí. En la Comisaría viví situaciones muy violentas provocadas por personas que me doblaban la edad. Solo tenía 14 años. Sin mi actividad militante era una solo niña que maltrataban, a la que no daban alimentos ni dejaban higienizar. Yo no concibo la violencia en los niños, son, somos, indefensos, no podemos hacer nada”.

El domicilio de la familia en Villa Udaondo (Ituzaingó) fue allanado 13 veces y con sus hermanos menores compartían “los ojos de terror». “Me afectó mucho lo que viví, intenté reordenar mi vida y buscar refugio, pero los traumas y las secuelas persisten”. Sobre sus dos hermanos pequeños, que tenían en aquel entonces 9 y 12 años respectivamente, detalla que “Gustavo quedó mudo, literalmente, por la violencia vivida en esa casa. Sergio, nunca quiso estudiar por miedo a sufrir lo mismo que sus dos hermanas mayores. La violencia en los menores queda muy marcada”.

Adriana Martín militaba en Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y era presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica 1° de Moreno, móvil de su segundo secuestro el 29 de septiembre de 1977 durante un megaoperativo realizado en Villa Udaondo, en el que fue trasladada a la Brigada Aérea de San Justo. “Mis compañeros estaban allí, tuvimos una sesión de tortura colectiva. Estábamos todos. Creo que soy la única sobreviviente del simulacro de fusilamiento que vivimos”. Nada se supo de sus compañeros luego de diciembre de ese año. En el año 2020 prestó declaración en el histórico juicio de la Brigada de Investigaciones de San Justo que actuó en el “Circuito Camps”.

De sus días de secuestro conocía a una persona apodada Jorge: “Pibita cuidate que ahora viene Jorge”, relata haber oído decir a sus carceleros. “Si se preocupaban de que no hiciera berrinches cuando venía esta persona, absolutamente era personal con voz de mando”, concluyó Martín. Muchos años después, con la democracia restituida pudo unir el seudónimo Jorge al nombre real: Julio César Leston. “Pude identificar en al menos 10 oportunidades en un álbum de fotos en el Juzgado Federal N°3 de Capital Federal –ubicado en Comodoro Py- a Jorge, aún sin saber que en realidad se llamaba Leston. Solo sabía que esa persona, esa cara, había cometido ciertos actos. Recién varios años después vinculé a Jorge con el nombre Julio César Leston: intentó ingresar en la Comisaría 2° de Ituzaingó donde mi mamá trabajaba en la sección de Derechos Humanos. Cuando tuvo su legajo hicimos la asociación”. Julio César Leston era el nombre de Jorge, un represor que la familia conocía muy bien. “El día que me liberaron de la Comisaría 3ª de Moreno no viajé en el baúl, sino en los asientos del auto con él. Me dio la orden de ir a un tribunal de menores, de declarar que había escapado de mi casa y de volver a la escuela todos los días”. También lo conocía su hermana Zoraida Martín: “Este personaje sobrepasaba los límites que establece la Fuerza Aérea, tenía una obsesión con mi hermana”. Mientras continuaba la detención de su hermana aparecía en su casa y miraba los álbumes de fotos de sus compañeros. “La casa era pequeña y todos presenciamos esa escena. Nosotros sabíamos que siempre rondaba la casa, mi familia no tenía vida”. Y para finalizar agregó: “Si bien ahora se ve una persona mayor, yo lo conocí hace varios años. Los rasgos podrán cambiar pero las personas no: es muy difícil olvidar una mirada tan fría y perversa como la suya”.

En diálogo con ANCCOM luego de su declaración, la sobreviviente pudo referir al contexto actual en la temática de derechos humanos y la búsqueda de verdad y justicia. Expresó que declarar y hacerlo puntualmente desde el excentro Mansión Seré, donde hoy funciona un espacio para la memoria, es un “hecho político, estar frente a los imputados y reivindicar las luchas sociales. Entre ellas, el trabajo de los organismos de derechos humanos, no solo por ser víctima directa, sino porque creo que el valor de la vida está muy relacionado con la libertad, entendida como la participación y expresión política, muy distinta a la libertad de mercado que se entiende hoy. Agradezco que a pesar de este contexto adverso hoy pude expresarme libremente, dando mi testimonio para lograr justicia, no venganza”.

El segundo testimonio de la audiencia fue el de Indalecio Aristardo Fernández conocido como “Paragua”, quien fue secuestrado de su domicilio en el barrio San Jorge, Moreno, el 17 de abril de 1977. “Antes de subirme a una camioneta verde me encapucharon. Tenía un pequeño agujerito desde donde pude ver que llevaban una alita en el pecho. Estoy seguro de que eran de la Fuerza Aérea. Aún estaba lúcido, así que sé por el trayecto del viaje que me llevaron a la Subcomisaría de Francisco Álvarez”. Durante su relato se disculpó de antemano y reiteradas veces por no recordar algunas circunstancias, ya que su mente por casi 30 años bloqueó los recuerdos del terror. “Me acusaron de estar en las Fuerzas Armadas del Peronismo, buscaron armas, pero nunca las encontraron. Éramos de la juventud peronista, pero solo hacíamos trabajo social, mejorábamos nuestro barrio.”

Sobre las sesiones de torturas, recordó que se realizaban en una instalación distinta y quienes aplicaban los tormentos no tenían el uniforme de la Policía Bonaerense, sino uno gris “probablemente eran de 8° Brigada Aérea de Moreno”. Las preguntas siempre se repetían: le preguntaban por nombres y apodos de los compañeros de militancia, que dijera dónde escondía las armas, o lo amenazaban con su familia. Recuerda una sesión en que “me dijeron que mi esposa estaba en la pieza contigua siendo torturada, que ya la habían acostado en la cama de hierro donde torturaban con picana. Se oían gritos, pero yo la conozco, nunca creí que estuviera ahí, era trabajo psicológico lo que me hacían”, declaró Fernández.

Luego contó su paso por un último centro de detención donde se reencontró con compañeros de militancia: Faustino “Salta” Altamirano y “Pancho” Mario Sánchez. Hablando pared por medio con ellos supo que también Beatriz “Mafalda” Boglione se encontraba en el lugar. “Pancho me dijo: ‘Paragua, a vos no te van a matar, yo si estoy para ser boleta.’ Luego de eso Pancho desapareció y nunca más se supo de él”. Al tiempo las cosas “aflojaron” y volvieron a compartir la comisaría con presos comunes: “Por ellos me enteré que estábamos en la Comisaría 1ª de Moreno”, la que éste y otros testigos de anteriores audiencias describieron por sus pasillos largos de calabozos a ambos lados.

Los dos últimos testigos de esta audiencia pudieron declarar luego de reiterados problemas técnicos de conexión, lo que incentivó a los abogados defensores a querer dar por terminada la jornada. María Ocampos, esposa de Fernández, fue quien pudo dar mejores detalles sobre el día del secuestro y las consecuencias físicas y psíquicas que sufrió su esposo. “Entraron a la casa como si fuera suya y comenzaron a revisar y tirar todo. El barrio era pequeño y estaba repleto de autos. Incluso un helicóptero. No entendíamos nada de lo que pasaba. Vivimos un atropello horrible. No éramos nadie. Existían solo ellos. Se llevaron la biblioteca entera de mi esposo, libros que había comprado a crédito para los niños”.

Gustavo Fernández, hijo del matrimonio, era un niño cuando sucedió. Sin embargo, no olvida: “Lo impactante del momento fue ver tanta gente con armas. Desde el momento que nos piden que levantemos las manos el trato no es cordial”. Y agregó: “No sé con exactitud cuánto tiempo desapareció. Para mí fue una eternidad. Esperarlo día a día. Preguntarle a mi mamá y ella sin saber qué decirme”.
María Ocampos comenzó la buscar de su marido luego de 72 horas de precaución y miedo: “Ya no podía salir a trabajar. Me tuve que arreglar con lo que tenía. Una vecina cuidaba a mis hijos y yo iba a buscar a su padre”. A cada lugar que iba y decía “ando averiguando el paradero de mi esposo, que fue levantado por los militares” le respondían “acá no señora, y no me tomaban la denuncia”.

Cuando Fernández volvió, sus hijos que tanto lo habían esperado y preguntado por él no lo reconocieron. “Tenía la cara lastimada por la picana y nos miraba como un extraño.” Ocampos relató aquello que el esposo había aclarado previamente no recordar: “Cuando volvió me pidió que no le faltara nunca el agua ni que le apagara la luz. Yo hacía las cosas de la casa con él siempre detrás mío, no me deja en ningún momento”.

El abogado Sebastián Taiariol de la Asociación Civil Moreno por la Memoria reflexionó para ANCCOM sobre la audiencia de la fecha y el desarrollo del juicio. “Los testimonios dejaron varios puntos ineludiblemente confirmados. Por un lado, que quienes realizaron los operativos de ambos secuestros e incluso las sesiones de tortura, eran personal de la Fuerza Aérea. También, que el motivo de ambos secuestros fue la militancia política y territorial que realizaban Martín y Fernández”. Destacó la importancia de profundizar la investigación sobre la participación y el apoyo civil que tuvo la dictadura. “Ambos testimonios lo mencionaron: en el caso de Adriana Martín las autoridades de la escuela secundaria donde estudiaba, eran personal retirado que luego de su segunda liberación no le permitieron volver a estudiar y lo debió hacer de grande. Relató, cuando se refirió a la libertad vigilada, que había personas extrañas que hacían averiguaciones o inteligencia en las inmediaciones de la escuela, en la puerta, y operativos que armaban en el trayecto del colectivo”. Y concluyó analizando que “los martes dejamos la sala del juicio con la sensación de que esto no puede haber ocurrido, que esas historias no son de la vida común que nosotros llevamos. Como detallaron los testigos, estos hechos no sólo arruinaron su vida sino la sus familias. Adriana que solo tenía 14 años o los hijos del matrimonio Fernandez-Ocampo, de ningún modo pudieron tener el mismo crecimiento luego de vivir estos acontecimientos. Todos los crímenes son aberrantes, pero en estas situaciones aún más”.

La próxima audiencia de este juicio está programada para el martes 17 de diciembre a las 9:00 hs.

Resistiré

Resistiré

Como todos los diciembres desde hace 47 años, los organismos defensores de los derechos humanos organizaron la Marcha de la Resistencia. Lo hicieron en un contexto donde desde el mismísimo gobierno proliferan los discursos negacionistas y apologistas de la última dictadura. Mirá las fotos de ANCCOM.

Un test nacional para detectar el dengue

Un test nacional para detectar el dengue

Ya lo aprobó la ANMAT. Fue creado por el Laboratorio de Virología Molecular liderado por la Dra. Andrea Gamarnik del Instituto Leloir junto con el CONICET. Las autoridades científicas nacionales invisibilizaron un hallazgo que prestigia al área y hará ahorrar dinero al país.

Se acercan el verano, los mosquitos, la fiebre, la incertidumbre, los testeos. El último brote de dengue de la temporada 2023/2024 marcó un récord en la última década en Argentina. Los hospitales colapsaron y los kits de diagnóstico no fueron suficientes. Frente a esta problemática, especialistas del CONICET desarrollaron el primer kit nacional de diagnóstico de dengue para laboratorios de análisis clínicos, que brinda resultados disponibles en tres horas. El test se realiza a partir de una muestra de sangre de pacientes con síntomas y permite establecer la infección por cualquiera de los cuatro serotipos del virus. Además, es sencillo de medir y menos costoso que otros, porque no requiere un equipo sofisticado o insumos adicionales.

Con posibles casos de dengue respirándonos en la nuca por la llegada del verano, este kit de diagnóstico rápido de dengue será entre un 30% y 40% más barato que los importados. La producción nacional de este test permite mayor autonomía para los testeos y facilita la distribución a los laboratorios de todo el país que lo necesiten. Además, el diálogo con los laboratorios resulta más fácil: “Tenemos contacto directo con los bioquímicos y técnicos de laboratorio que lo usan, y así podemos perfeccionarlo”, cuenta a ANCCOM Belén García Fabiani, doctora en Bioquímica del Laboratorio de Virología Molecular que desarrolló el kit.

El equipo contaba con el subsidio de Proyecto de Redes Federales, que promueve la formación de redes de investigación en temas prioritarios para el desarrollo nacional. Al respecto, Andrea Gamarnik comentó a ANCCOM que sólo recibieron la primera cuota del subsidio pero no saben qué sucederá con las próximas: de momento no han tenido respuesta de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología. Este proyecto les permitía formar una red de intercambio con laboratorios y grupos de investigación del interior del país. Asimismo, García Fabiani señaló la importancia del vínculo con los centros de salud y laboratorios, que les permitieron realizar pruebas con muestras de dengue de la temporada 2023/2024. “Trabajar para el CONICET genera una confianza que nos permitió contar con un montón de reactivos y herramientas claves para el desarrollo del kit. Subsidios como este son vitales para que la ciencia crezca en el país de forma federal”, comenta.

La base de la ciencia

 Para alcanzar un logro como este kit de diagnóstico de dengue es fundamental la ciencia básica que estudia los fenómenos naturales sin fines prácticos inmediatos. Antes de desarrollar el kit, fue necesario que científicos estudiaran la proteína que circula en las personas enfermas de dengue. “Es importante que siga existiendo la ciencia básica porque construir científicos con capacidad crítica de pensamiento lleva muchos años de trabajo. Es muy triste que eso se diluya en poco tiempo”, señaló García Fabiani.

En 2024, el CONICET, a cargo de Daniel Salamone, está atravesando un preocupante vaciamiento: menos becas, despidos, demoras o ausencia de respuesta en las altas de investigadores, subsidios paralizados y restricciones en el presupuesto para el funcionamiento y la infraestructura. “La situación es crítica. Creo que lo que más afecta es la incertidumbre de no saber si vas a entrar, si van a dar de alta la beca o no. Porque en el medio hay personas, hay familias, hay puestos de trabajo en juego. Si sabés, al menos podés pensar otras alternativas. Hay muchos becarios que están pensando en irse del país. Y sí, porque salarialmente está dura la cosa, hubo mucha pérdida de poder adquisitivo. No hay esperanza de que eso mejore”, expresa García Fabiani.

No parece que las cosas vayan a mejorar pronto: el proyecto de Presupuesto 2025 para la Argentina contempla una caída de la Función Ciencia y Tecnología del 34,5%, desde 2023 en términos reales. Al respecto, García Fabiani comentó: “Hablan de transformar el sistema científico y yo estoy de acuerdo, pero no en los términos actuales. Hoy hay una situación de destrucción, de estrangulación”.

ANCCOM consultó acerca de que la web oficial del CONICET no difundió esta gran noticia, mientras era furor en todo el país. “No sabemos qué pasó. Es raro, porque este desarrollo nacional puede aportar a mejorar la imagen de los científicos del CONICET. También es raro porque el kit es de todos, del CONICET, de los investigadores que lo desarrollaron en el Instituto Leloir y del Laboratorio Lemos, que lo produce”, cuenta García Fabiani.

El actual escenario evidencia un vaciamiento deliberado, junto con desfinanciamiento e incertidumbre. Nuestros científicos y científicas son violentados día a día y el rol de la ciencia pública es cuestionado sistemáticamente. “En estos tiempos, mi estrategia es focalizarme en lo que hace falta para el país, y en demostrar con hechos que la ciencia sirve. Este kit va a ser muy útil para nuestro sistema de salud y tiene un impacto claro en la sociedad: genera puestos de trabajo y permite una independencia de la importación. Además, nos permite generar ingresos, porque parte de lo que se recaude vuelve a investigación. Queremos seguir trabajando e investigando para el país”, concluye García Fabiani. Los científicos argentinos siguen haciendo ciencia y desarrollando proyectos esenciales para el progreso y la autonomía de nuestro país.

Los jujeños que manifestaron contra la reforma constitucional van a juicio

Los jujeños que manifestaron contra la reforma constitucional van a juicio

El juez Rodolfo Fernández elevó a juicio la causa contra 19 dirigentes sociales y políticos que habían sido detenidos en medio de las protestas. Los acusados denuncian que la investigación está amañada.

Protestas en la ciudad de Buenos Aires luego de la represión en Jujuy. Archivo, 2023. 

Mientras se profundiza el conflicto docente en la provincia de Jujuy, la causa contra 19 manifestantes del Jujeñazo fue elevada a juicio por los hechos sucedidos el 20 de junio del 2023 durante las protestas contra la reforma constitucional impulsada por el exgobernador Gerardo Morales.

Aquel día se juraba en San Salvador de Jujuy la nueva Constitución que restringe el derecho a la protesta y perjudica a los habitantes de los pueblos originarios. Mientras tanto, fuera de la Legislatura, las miles de personas que protestaban en contra de nueva Carta Magna estaban siendo reprimidas.

“La reforma vino a coronar un modo que ya estaba en la provincia: la contravención”, comentó a ANCCOM Mercedes Sosa, secretaria general del Centro de Docentes de Enseñanza Media y Superior (CEDEMS). “Si vos estás en la calle más de quince minutos, viene la policía y pide despejar la zona, amenazando con contravencionar, tenés que ir acomodándote a que existe esa amenaza”.

Esto se profundizó el año pasado cuando las protestas en contra de la reforma desbordaron la provincia y derivaron en fuertes represiones policiales y militares, en las cuales hubo más de 170 heridos.

Los docentes fueron grandes protagonistas durante estos hechos y lo siguen siendo a día de hoy: se han encargado de llevar su lucha a las calles, y se siguen haciendo oír a pesar de las persecuciones policiales y judiciales.

“La lucha contra la reforma la iniciaron los docentes, que es un sector feminizado”, destacó la diputada por el Frente de Izquierda Natalia Morales. Si bien ésta no triunfó, cree que tampoco fue derrotada. “Entendemos que fue desviada, pero un aspecto de ella fue terminal con el gobierno autoritario de Gerardo Morales, que para nosotros fue un régimen policíaco”, dijo. A partir de ese cambio es que asumió como gobernador el exministro de Hacienda Carlos Sadir. 

Luego de aquel 20 de junio se instauró durante un tiempo una dinámica persecutoria por parte de las fuerzas de seguridad en contra de los manifestantes. “Mis compañeras tenían que ir a trabajar todos los días desde algunas localidades hasta capital, iban por la ruta y las paraba Gendarmería por ir con el guardapolvo blanco, porque pensaban que iban a la marcha”, comentó a esta agencia Luis Alberto Bazán, docente jujeño y referente de la Asociación de Educadores Provinciales (ADEP). “Vivimos algo muy parecido a lo que fue el ‘76, los maestros escondían las mochilas y sus guardapolvos porque si no, no los dejaban llegar a San Salvador”, apuntó.

Esta dinámica, si bien se aplacó desde el cambio de gobierno en la provincia, sigue apareciendo cuando aplican el Código Contravencional a quienes quieren salir a marchar. Para Bazán, “eso no ha quedado en el olvido, seguimos inmovilizados por el temor, pero poco a poco vamos saliendo, tenemos que entender que las cosas se ganan en la calle, porque si nos quedamos en la casa nos comen los piojos”.

Manifestantes al banquillo

En este contexto, el enjuiciamiento de 19 protagonistas del Jujeñazo, la mayoría dirigentes de organizaciones sociales y políticas, evidencia una política del gobierno de criminalizar los actos de protesta, y llevar adelante maniobras persecutorias en conjunto con el sistema judicial, buscando de esa forma aleccionar a quienes toman la decisión de salir a las calles. 

Lo irregular de este hecho es lo que llama la atención. No se pudo, por ejemplo, sostener ninguna prueba que señale a los imputados por los delitos que se les atribuye. A su vez, el juez de la causa, Rodolfo Fernández, descartó varias pruebas de la defensa y rechazó los testigos oculares que esta había presentado, aceptándolos posteriormente por la insistencia de los abogados.

“Lo que las pruebas evidencian –señala Mercedes Sosa- es que está todo muy armado, lamentablemente la justicia es un aparato de persecución en Jujuy”. 

Incluso en aquel momento, Amnistía Internacional publicó una investigación en la que denunció que la policía jujeña había hecho detenciones arbitrarias y uso ilegal de las fuerzas. Se evidenció allí, gracias a registros audiovisuales y otros testimonios, que habían disparado balas de goma apuntando a las cabezas de los manifestantes. A su vez, se determinó que fuerzas parapoliciales habían utilizado camionetas sin patentes en la represión.

Este accionar viene acompañado de una coyuntura en la provincia en la que el malestar y los cuestionamientos hacia el gobierno y las centrales sindicales están reactivando las manifestaciones populares. Para Natalia Morales “el Estado criminaliza a quienes ejercen la protesta, y lleva adelante acciones anticonstitucionales como lo fue la reforma, y también antidemocráticas y violatorias de derechos humanos, llevando adelante brutales represiones con torturas, y disparando a los ojos, el que tendría que estar en el banco de acusados por esto es Gerardo Morales”.

Movilización docente en junio de 2023 en Jujuy. 

El conflicto docente.

A principios del pasado mes de noviembre, el gremio de enseñanza media y terciaria reactivó las manifestaciones luego de que el gobierno de la provincia impusiera un aumento del 2%. “La política siempre fue la imposición, te informaban en paritarias qué era lo que habían decidido aumentar y no esperaban siquiera que las asambleas se expidan”, comentó Sosa.

Ante esto, convocaron a un paro por tiempo indefinido que terminó durando once días. En ese tiempo, las protestas sociales se intensificaron y lograron, en una agobiante jornada de marcha hacia el Ministerio de Educación, la convocatoria de una paritaria. Sin embargo, lo único que se obtuvo fue un reconocimiento firmado por el Ministerio de Hacienda en el que aceptaban que la política salarial venía siendo discriminatoria entre los sueldos de los docentes de Nivel Primario y Secundario: “Al gremio de primaria le pagan muchos más ítems que a nosotros, nos dijeron que eso había sido aprobado en el 2019 por el gremialista que estuvo antes de mi gestión, Jorge Montero, y que él no hizo ningún cuestionamiento”, comentó Sosa.

Ahora, los docentes están a la espera de recibir la liquidación de los salarios del último mes, ya que se los amenazó con que les descontarían los once días de paro. Si eso se termina traduciendo efectivamente en los sueldos, la próxima medida gremial sería la huelga de hambre.

“Sí hay plata”

El Gobierno se ha encargado de anunciar en los últimos meses mediante un informe del Ministerio de Hacienda que hay un superávit extraordinario en la provincia. Pero a pesar de ello, gran cantidad de docentes y trabajadores municipales  hoy viven por debajo de los niveles de indigencia. Por ello, los distintos movimientos sociales y manifestaciones se han hecho eco de esta situación en sus consignas.

“Carlos Sadir en Jujuy hace los deberes según lo que pide el gobierno de Javier Milei, eso se expresó con la Ley Bases, el RIGI o el Pacto de Mayo, y eso se ve con este superávit a costa de mantener los salarios a la baja”, comentó Morales.

El Frente de Izquierda también tomó este informe para darle una vuelta de tuerca. “Con ese superávit se podría aumentar el salario no solamente de los docentes, sino también de los cien mil trabajadores estatales a 850 mil pesos por más de seis meses”, dijo la legisladora.

Todo este superávit viene en concordancia con los brutales recortes que se están haciendo en muchos sectores. La falta de aumentos salariales para los empleados públicos, por ejemplo, también ha provocado que muchos profesionales médicos tomen la decisión de trasladarse a otras provincias, vaciando progresivamente los hospitales jujeños.

Asimismo, más de 60 establecimientos educativos de pueblos originarios y sectores rurales, de regiones de la Quebrada y Puna, podrían cerrar, lo que implicaría un significativo golpe a estas comunidades. Como afirma Luis Alberto Bazán, “lejos queda nuestra tan anhelada soberanía, es en la escuelita en el medio del campo donde se iza la bandera argentina, por ella atraviesan las cuestiones sociales de nuestras comunidades, pero eso no les importa, están arrasando con la cultura”.

En Jujuy, muy lejos están de haber sido superadas las represiones que fueron noticia nacional el pasado año. Poco y nada ha cambiado la política del gobierno de Carlos Sadir con respecto al de Gerardo Morales. Y lo que es más grave aún, el Poder Ejecutivo parece haberse articulado con el Judicial para continuar con este modelo que criminaliza la protesta.

“Yo sé, como maestro, que en nuestra Constitución nacional está escrito que a los que dieren la suma del poder público a una sola persona se los considera traidores a la patria, y en Jujuy los diputados le dieron el poder absoluto a Gerardo Morales”, sentenció Bazán.

“Todos estamos en la indigencia, no tendríamos que hacer ningún trámite”

“Todos estamos en la indigencia, no tendríamos que hacer ningún trámite”

Los jubilados volvieron a manifestarse frente al PAMI ante el anuncio del Gobierno de Javier Milei de que quitará el beneficio de los medicamentos gratuitos a quienes cobran más del monto equivalente a un haber mínimo y medio. Otra vez hubo hostilidad policial.

Los jubilados se movilizaron ayer desde la sede del PAMI, en el centro porteño, hasta el Congreso de la Nación, donde fueron reprimidos por la Policía de la Ciudad, en reclamo de la restitución del 100 por ciento de la cobertura en medicamentos.

La movilización estuvo encabezada por el Plenario de Trabajadores Jubilados y la agrupación Jubilados Insurgentes, con el acompañamiento de militantes y dirigentes del Frente de Izquierda.

“Llegamos a un punto en que tenemos que elegir entre comer o comprar los medicamentos. Este gobierno, con su política de indigencia, ajusta cada vez más a los jubilados. Nosotros no somos la casta, Milei dijo que la casta debía pagar el ajuste”, afirmó Alicia Paz, de la Agrupación de Jubilados Clasistas.

Otro miembro de la agrupación, Antonio Massimilla, criticó a la Confederación General del Trabajo (CGT) y a otras organizaciones que no acompañaron la marcha: “La CGT ya tendría que haber manifestado su apoyo y hacer un paro general. No podés tener a un jubilado con 300 mil de mínima, ni hablar si tiene que alquilar. ¿Y para comer, cómo hace?”.

Durante la protesta, la Policía porteña intentó reprimir a los manifestantes, lo que generó empujones e insultos, aunque sin mayores consecuencias. “Estábamos tranquilos, expresándonos en democracia, pero ellos vienen a provocar. Es una vergüenza que repriman a gente mayor”, señaló una jubilada que prefirió permanecer en el anonimato.

“De alguna manera, el protocolo que está vigente vulnera el derecho a la protesta y la posibilidad de la libertad de asociación y de expresión. En ese sentido, es un hecho más que se suma luego de la implementación de ese protocolo, ya hace un año. Es algo que venimos denunciando consecutivamente en nuestros informes”, señaló FedericoSchmeigel, representante de la Comisión Provincial por la Memoria, durante la movilización.

En el último año, los medicamentos más consumidos por las personas mayores en Argentina registraron un incremento promedio del 210,7 por ciento, superando la inflación general del período, que alcanzó el 201,5. Este panorama, agravado por la reducción de la cobertura del PAMI y el endurecimiento de los requisitos para acceder a beneficios, evidencia un retroceso significativo en los derechos de una población vulnerable, que en promedio consume cinco medicamentos mensuales.

“El daño psicológico que le produce a un jubilado pensar que no puede tener su medicamento diario genera un impacto enorme en la salud psíquica y física. Además, los medicamentos no están indicados caprichosamente, todo tiene una prescripción”, indicó Virginia Fernández, de Jubilados Insurgentes.

«El medicamento que tomo para la presión arterial siempre estuvo cubierto al 100 por ciento, pero ahora solo tiene una cobertura del 50. Lo mismo ocurre con otro que uso para el colesterol alto, que también pasó de estar completamente cubierto a tener solo el 50 por ciento de cobertura. Conozco a otros jubilados que toman más medicación y ya no cuentan con ningún medicamento con cobertura total», detalló Silvia Gabay, jubilada y militante del Partido Obrero.

“Yo tomaba diez remedios, ahora solo cuatro, bajé diez kilos porque como una vez al día. Y tengo anemia al no poder comer bien”, expresó Argentina Leyes, otra jubilada presente en la movilización. Además, compartió su dolor por la muerte de su hijo, Javier Gerez, hace 11 años: “A mi hijo lo mató la policía con una bala de goma. Lucho por justicia porque cerraron la causa y nadie fue preso. Un pajarito no lo mató, y yo soy la mamá. Voy a luchar hasta el último día”.

En 2024, el PAMI redujo el vademécum gratuito de casi 3 mil a 2 mil medicamentos, limitando el acceso a cinco mensuales para quienes perciben hasta una jubilación mínima y media. Además, el descuento en medicamentos “de uso eventual” pasó del 80 al 40 por ciento, y se endurecieron los requisitos para el subsidio social, excluyendo a jubilados con ingresos superiores al umbral o que posean ciertos bienes.

“Hay que hacer una declaración jurada para demostrar que uno no es pudiente. Como si ganar 400.000 pesos te da el carnet de pudiente, ¿no? Es decir, todos estamos en la indigencia, no tendríamos que hacer ningún trámite”, se quejó Víctor Ragonese, de Jubilados Insurgentes.

“He presentado cuatro proyectos por el tema del PAMI. Ya con la resolución anterior que habían recortado una parte de los medicamentos, habíamos pedido la interpelación a Esteban Leguízamo (director del organismo) en la Cámara de Diputados, y no fueron ni capaces de responder”, sostuvo Vanina Biasi, diputada del Frente de Izquierda.

Los proyectos proponen aumentar los haberes jubilatorios hasta alcanzar la canasta básica, financiado por impuestos a grandes fortunas y evasores, no por el IVA. También busca promover el trabajo registrado para asegurar fondos para el ANSES. Además, plantea interpelar al director del PAMI y derogar resoluciones que limitan el acceso a medicamentos gratuitos para quienes ganan más de 389.000 pesos.

Gabriel Solano, diputado del Frente de Izquierda de los Trabajadores, subrayó: “Ya no se trata de proyectos nada más, hay que luchar. Porque el Gobierno bloquea los proyectos, y cuando eventualmente se aprueban, los veta. La pelea más importante es fuera del Parlamento”.