¿Qué piensan los adolescentes de «Adolescencia»?

¿Qué piensan los adolescentes de «Adolescencia»?

La serie de Netflix está en boca de todo el mundo adulto, pero, ¿también de los adolescentes? ¿Qué ven ellos cuando miran la serie?

Adolescencia está en el ranking número uno de series en Argentina y ya es la más vista de Netflix en el país. La historia busca indagar el motivo del asesinato que comete un adolescente de trece años contra su compañera de escuela. A lo largo de cuatro capítulos, se revelan partes de la respuesta a través de increíbles planos secuencia.

Más allá de lo atractivo de los recursos cinematográficos, Adolescencia puso en agenda temas alarmantes sobre el ambiente donde se mueven, habitan y aprende los y las adolescentes, el incontrolable acceso a contenidos en Internet y el bullying.

La serie transcurre en Pontefract, una ciudad del norte de Inglaterra. Uno de los aspectos que se destacan en la serie es el entorno educativo en el que se desenvuelve Jamie, el chico de 13 años acusado de homicidio que a simple vista parece inteligente, contenido por una familia afectuosa y amable. Pero en la calle o en su escuela, lejos de la mirada familiar, el bullying parece moneda corriente. El protagonista vive en un espacio social y virtual desconocido para los adultos como es la manosfera.

Así es como se suele llamar a un conjunto de espacios online donde se promueven masculinidades radicalizadas, discursos antifeministas e ideas misóginas. Se trata de comunidades de hombres que fomentan el resentimiento o incluso el odio hacia las mujeres con comentarios que pueden viralizarse en minutos a través de Instagram, X o TikTok.

La cantidad de expertos hablando del tema es casi infinita, pero ¿qué piensan los adolescentes argentinos? ¿se siente representados por la ficción británica?

¿Esto es igual en Argentina?

“Me parece que la sociedad que muestran en la serie no es la Argentina: es de adolescentes que se relacionan pensando que siempre existe alguien más popular o superior a ellos”, cuenta Mateo de 16 años para ANCCOM. En su colegio, el Carlos Pellegrini, no había escuchado de “la ley del 80-20” -referida a que el 80% de las mujeres elige al 20% de los hombres- hasta que vieron la serie.

Desde el colegio Don Bosco de Ramos Mejía, Lucas de 13 cree que la serie es “exagerada” y que “no refleja la realidad de los adolescentes argentinos” porque “no hay tantos problemas de bullying”, tampoco conocía ninguno de esos conceptos.

Sebastián de 12 coincide con sus compañeros del colegio Almafuerte en José León Suárez: ellos no conocían el término manosfera, pero desde que salió la serie Adolescencia se habla de este tema. Lo mismo ocurre con Marcos y Abril del Mariano Moreno que cuentan que la serie abrió el debate entre los adolescentes. Marcos tiene 15 años y dice que “no sabía lo que eran la manosfera hasta ver la serie. Sí conocía el término incel pero es algo que sólo leí en las redes. Lo usan en Twitter [X]”.

La lista continúa. La serie despierta el interés de preadolescentes y adolescentes, los inquieta, pero más bien como una ficción que no tiene que ver directamente con sus experiencias.

¿Nuevas masculinidades?

Violeta de 16 años cuenta que se empezó a interesar por términos como “la píldora roja” -una referencia a la película Matrix (1999) donde las personas despiertan a una supuesta realidad previamente oculta- o los incels, a pesar de no haberlos escuchado antes del boom de la miniserie de Netflix.

Violeta es parte del centro de estudiantes del Mariano Acosta (CABA) y junto a sus compañeras realizaron un taller de “nuevas masculinidades” para el 8 de marzo. Este es un punto donde los adolescentes coinciden que la ESI está fallando. Todos tienen educación sexual en la escuela, pero en la mayoría no se habla de nuevas masculinidades o el rol del hombre en la sociedad.

“Nuestra ESI es bastante repetitiva y vemos conceptos como los micromachismos, pero no se habla de nuevas masculinidades ni se les da lugar a los varones para que expresen cómo se sienten”, dice Violeta. Debido a esto, desde el centro de estudiantes propusieron comisiones y actividades sobre diferentes temáticas de género. Una de ellas: nuevas masculinidades y el rol del hombre en la sociedad.

“La ESI no habla de nuevas masculinidades ni se les da lugar a los varones para que expresen cómo se sienten”, dice Violeta.

“La idea es que esto no quede solo en una charla sino que se sostengan actividades y que haya hombres interesados en mantener estos espacios”, cuenta Violeta. Allí está la clave: espacios donde los jóvenes puedan aprender y conversar sobre sus sentimientos, sus roles en la sociedad, siempre en relación con el otro, no solos contra algoritmos que pueden convencer de una mirada brutal y empobrecida de lo que puede significar ser hombre.

Para Luna (13), del San Cristóbal, se habla «indirectamente de nuevas masculinidades, cuando se enseña a decir ‘no’ y a saber expresar cuando algo no te gusta, y también cuando se aprende a entender que ‘no es no'».

 

No somos nosotros

Mientras expertos y medios hablan sobre la manosfera y su impacto, muchos adolescentes argentinos ni siquiera conocen el término o no lo ven como parte de su día a día. Esto no significa que no estén expuestos. Antes de sacar conclusiones sobre lo que piensan o cómo se relacionan con estos temas, lo más importante es escucharlos, abrir el diálogo y generar espacios reales de conversación.

 En Inglaterra, el gobierno británico dispuso que la serie Adolescencia esté disponible como contenido en todos los colegios secundarios acompañado de charlas, discusiones, guías y recursos educativos. Sin dudas, en Argentina este tema está en agenda entre adultos y  también entre adolescentes. La serie abrió una puerta, pero el verdadero impacto dependerá de que la educación y el diálogo no queden solo en la agenda, sino que se transformen en herramientas reales para construir una sociedad más consciente y menos violenta. La buena noticia es que la manosfera no parece haber ganado terreno entre los adolescentes argentinos. La pregunta es si estamos haciendo lo suficiente para que siga siendo así.

Debates eran los de antes

Debates eran los de antes

La icónica discusión entre Agustín Tosco, líder combativo de Luz y Fuerza, y José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, que tuvo lugar el viejo Canal 11 en 1973, vuelve recreado en forma pieza teatral y se proyecta en las tensiones actuales de la política argentina.

Es 13 de febrero de 1973, falta menos de un mes para las elecciones donde el pueblo argentino va a poder votar al peronismo tras casi 18 años de proscripción. Bajo la mira de los militares de la autodenominada “Revolución Argentina”, el país va a elegir principalmente entre el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), con la fórmula Héctor Cámpora- Vicente Solano Lima, la UCR de Ricardo Balbín o a Francisco Manrique, de la centroderechista Alianza Popular Federalista. En un país convulsionado socio, política y económicamente, en el viejo Canal 11 (por entonces estatal), está por arrancar la grabación del exitoso programa Las dos campanas, donde dos figuras contrapuestas del sindicalismo se van a enfrentar en un debate televisivo que marcó la historia argentina. Se trata de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, y Agustín Tosco, referente de Luz y Fuerza.

A este momento nos lleva El debate, un “documento teatral” que intenta recrear ese encuentro televisivo. Rucci fue un obrero metalúrgico que desde 1970 conducía la CGT. Era un hombre de Perón: fue un sindicalista y peronista ortodoxo que, pese a la resistencia inicial de la CGT, apoyó el retorno de Perón al país. En cambio, Tosco era dirigente de Luz y Fuerza de Córdoba, había sido uno de los líderes del Cordobazo, y pertenecía a lo que se podría denominar el “sindicalismo combativo”, y por eso era perseguido por la dictadura de Lanusse.

Cincuenta y dos años después, la obra desentraña dos miradas contradictorias respecto del movimiento obrero y del modelo de país a perseguir que hoy mismo están vigentes. Dirigidos por Manuel González Gil, Pepe Monje y Gabriel Rovito son los encargados de darle vida a estos dirigentes sindicales y de traerlos al presente. En escena también están Joselo Bella y Enrique Dumont, interpretando a los camarógrafos y obrando de narradores de la historia argentina y de quiénes eran Rucci y Tosco, y Miguel Core y Sebastián Dartayete, quienes encarnan a los conductores de Las dos campanas.

En diálogo con ANCCOM, Gabriel Rovito afirma: “Las miradas de estos dos personajes siguen totalmente vigentes: aún hoy continúa habiendo posturas ideológicas que miran de arriba para abajo y de abajo para arriba. Sin embargo, hoy no hay ni la solidez ni la entereza ni la dignidad para luchar por esas posturas, sino que, en la mayoría de los casos, solo se busca acomodarse en un puesto político. Se logró que la política parezca un problema cuando en realidad la política es una herramienta”. Asimismo, agrega que el debate entre Rucci y Tosco fue una discusión de dos personas que piensan diferente pero que en el fondo buscaban lo mismo: la unidad de todos los trabajadores.

En relación al debate político actual, Rovito enfatizó en que “se está marcando una agenda para que discutamos estupideces y estemos enojados, cuando en realidad esta gente que está en el Gobierno no vino a gobernar, sino a robar y ni siquiera para ellos, sino que para afuera”. Según Rovito, en el debate entre Rucci y Tosco parecía ver que “había un rumbo”, no como hoy, donde no existe “entereza” en la discusión política.

El debate –sostiene su director, González Gil– es un ‘documento teatral’ que invita al espectador a repensar las heridas del pasado y a confrontarlas con la realidad del hoy, logrando que la obra se convierta en un llamado a la memoria y a la conciencia crítica”. Y además de recrear un momento icónico de nuestra historia, nos lleva a repensar no sólo las distintas posturas dentro del peronismo sino también la importancia de debatir públicamente ideas con altura y profesionalismo.

En relación a qué es el peronismo, Rovito va fuerte al medio: “Es justicia social, soberanía política e independencia económica, si no tiene eso no hay peronismo”. Además, reflexiona en que hoy hay actores políticos que no defienden eso y tal vez solo están en el peronismo porque quieren ganar unas elecciones. “Lo que deberíamos estar hablando dentro del peronismo es qué hombres queremos ser para que sepamos también qué políticos queremos tener y qué país podemos tener”. Rovito concluye en que “Tosco respondió todo, y lo hizo hasta con su vida. Todo lo que dijo lo hizo, no era un discurso meramente ideológico”.

El debate se puede ver de miércoles a domingos en el teatro Multitabaris (Avenida Corrientes 831). Las entradas están a la venta en Plateanet.

«La falta de coherencia de la Corte ha hecho que tenga muy poco prestigio»

«La falta de coherencia de la Corte ha hecho que tenga muy poco prestigio»

El próximo jueves el Senado tratará los pliegos de los candidatos a jueces de la Corte Suprema, Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Este último ya fue nombrado en comisión y está en funciones. ¿Qué hará si la Cámara Alta rechaza su pliego? El problema de un Poder Judicial embarrado.

Este jueves el senado tratará los pliegos del abogado Manuel García-Mansilla y de Ariel Lijo, juez de Comodoro Py, luego de que estos fueran nombrados en comisión como jueces de la Corte Suprema por el Decreto 137/2025, firmado por el presidente Javier Milei. ANCCOM dialogó con especialistas en materia de derecho constitucional para profundizar acerca de qué se juega esta semana en materia de institucionalidad y qué significa tanto esta avanzada del gobierno nacional sobre la Constitución como también la complacencia de los actuales miembros del tribunal.

El Gobierno nacional emitió dicho DNU a días de comenzar el periodo ordinario legislativo, arrogándose atribuciones del Poder Legislativo. Para Clara Lucarella, coordinadora de los Programas de Fortalecimiento de la Democracia y Apertura del Poder Judicial de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), “que estos pliegos encuentren aprobación en el Senado sería convalidar un sistema de designación que es inconstitucional”.

Sobre la naturaleza del accionar del Poder Ejecutivo, Andrés Gil Domínguez, abogado constitucionalista, destaca que “Milei llevó al paroxismo el uso de los DNU y el uso de las delegaciones legislativas, ejerciendo excepciones que otros también las ejercieron de forma irrazonable. No como él, pero que también lo hicieron. En paralelo, los que tienen que controlar, no lo controlan”.

García-Mansilla, ¿juez de facto?

La situación de ambos magistrados es distinta, dado que García-Mansilla ya juró en su cargo en el tribunal supremo, frente a Horacio Rosatti, Carlos Rosenkratz y Ricardo Lorenzetti. “Si el Senado rechaza su pliego y a su vez rechaza su designación en comisión se tiene que ir ese mismo día a su casa. Si se queda, estaría perpetuando un delito que es la usurpación del cargo”, remarca Gil Domínguez.

En paralelo, una causa contra los nombramientos de ambos magistrados está siendo cursada en La Plata por el juez Alejo Ramos Padilla. En marco de este proceso, García-Mansilla presentó un escrito objetando que un juez no puede remover a otro y que, a efectos de ya haber jurado, ya ejerce funciones como magistrado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Además, destaca que no hay arbitrariedad en su designación y que sólo podría ser removido de su puesto vía juicio político.

Según Alberto Garay, presidente del Colegio de Abogados de CABA, es una interpretación posible, ya que “la Constitución no prevé el supuesto de que a alguien que está desempeñándose en comisión se le rechace su pliego. En este tema se abre el debate constitucional”. Sin embargo, resalta que “la designación de ambos a días de empezar las sesiones del Congreso es un disparate y es política y moralmente censurable”.

Por su parte, Gil Domínguez asegura que “un juez de comisión no tiene la garantía de juicio político porque no tiene la estabilidad dada por el acuerdo del Senado”. Además, reprocha que la Corte “ha tenido una actitud muy condescendiente. Le tomó juramento sin siquiera verificar que su matrícula de abogado profesional estaba activa y sin constatar si había presentado una declaración jurada de renuncia al patrocinio letrado”.

Sobre la figura del ya juez de la Corte Suprema, Lucarella subraya que en sus trabajos académicos, se observan “problemas sobre cómo interpreta tratados internacionales que ha ratificado la Argentina y que tienen jerarquía constitucional, lo que podría llevar a una interpretación restrictiva de los Derechos Humanos por su parte”.

En disidencia, Garay opina que las posturas de un candidato no pueden entrar en consideración para evaluar su capacidad para este cargo, ya que en ese caso “el día de mañana todo va a depender de ello. Con dos gobiernos sucesivos que tengan que designar jueces pueden copar la corte con una ideología determinada y terminar en los problemas que tiene Estados Unidos”.

Lijo todavía no tuvo la misma suerte que su par nombrado en el decreto de Milei, ya que la Corte Suprema rechazó su pedido de licencia al Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal Nº 4 para jurar en el tribunal superior. “Qué activo importante será Comodoro Py para no querer renunciar a ese cargo de juez de primera instancia y asumir en la Corte”, reflexiona Gil Domínguez, señalando que aquel juzgado “no representa lo mejor de la justicia Argentina. Que esa lógica llegue a la Corte no es un dato positivo para el sistema institucional”.

En esa misma línea, destaca que la Corte se comportó así porque se “está jugando la interna dentro del organismo. Esto se ve en el primer acto de García-Mansilla, que rechaza la licencia de Lijo y se pliega a Rosenkratz y Rosatti para volver a conformar la mayoría que conformaban antes junto a Maqueda”.

Nuestro máximo tribunal de cada día

La deriva de estas designaciones ha sido un episodio más dentro de una serie de escándalos que ha protagonizado el tribunal presidido por Horacio Rosatti. La Corte Suprema funcionó durante tres años con cuatro miembros, tras la renuncia de Elena Higton de Nolasco, hasta diciembre del año pasado, cuando empezó a funcionar con tres tras la dimisión de Juan Carlos Maqueda.

Para Lucarella, estos dos nombramientos por decreto “lleva al tribunal supremo a una debilidad institucional muy grave». En ese sentido, recuerda que actualmente Rosatti, presidente de la Corte Suprema, ejerce también como titular del Consejo de la Magistratura, lo cual es un problema de base: “La Constitución marca que debieran estar divididas las funciones jurisdiccionales de resolución de casos y las funciones de administración del Poder Judicial”.

Partiendo de este caso, Gil Domínguez señala que “es una Corte que cuando quiere saca fallos en donde le reconoce legitimación procesal a una ONG como el Colegio de Abogados de CABA, restableciendo una ley de 1966 que da como consecuencia que el presidente de la Corte Suprema sea también el presidente del Consejo. Ahora, cuando un presidente dicta un DNU modificando más de 80 leyes, entre ellas el Código Civil y Comercial, ahí no hay legitimación, no hay caso ni la Justicia debe intervenir. Esta falta de coherencia ha hecho que esta Corte tenga muy poco prestigio”.

Sobre esta situación en particular, Garay, quien preside el organismo que presentó el amparo que desembocó en Rosatti como presidente del Consejo de la Magistratura, piensa que “cuando se declara inconstitucional una ley o artículos de una ley que reemplazó a una anterior, esta reaparece inevitablemente. Es una ley que había sido votada por la amplia mayoría del Congreso. Es una crítica demasiado sesgada en cuanto al resultado, el razonamiento de la Corte es correcto”.

Ampliación o no, esa es la cuestión

La dificultad que evidencia el sistema político para llenar las vacantes en la Corte Suprema reflotó la discusión sobre su cantidad de sus miembros. Por su parte, Garay reflexiona: “No estamos en condiciones de hacer las cosas bien ampliando la Corte. Si la política bajara cinco cambios y se sentara con un plan de coincidencias básicas, que amplíen a siete o a nueve. Todos estos problemas no son jurídicos sino políticos”.

Gil Domínguez recuerda que “en 1853 en el texto original se estableció que la Corte debía tener nueve miembros. En 1860 se cambió y se lo dejó librado a una ley, lamentablemente. Como mínimo, debe tener esa cantidad. Ahí impactan variables importantes, como el pluralismo ideológico, la diversidad de género y la representación federal. Hoy es la corte más chica junto con Uruguay de toda América Latina”.

De todos modos, remarca que el motivo por el cual estos nombramientos no fueron realizados por vía constitucional se debe a que quienes tuvieron las vacantes a su disposición no pensaron en proponer “un hombre o una mujer intachable, que sobran, de diversas ideologías”.

En consecuencia, afirma que “muchos avances del Poder Ejecutivo y de la Corte se deben a que hace años que el Poder Legislativo está en una franca decadencia. ¿Por qué alguien con tan poco poder está arrasando con el sistema institucional, la Constitución y el Congreso, el Poder Judicial y muchos actores de la sociedad están totalmente pasivos, acompañantes, omisivos, complacientes?”.

«La comunicación es parte de la acción política»

«La comunicación es parte de la acción política»

La investigadora Natalia Aruguete desmenuza la construcción del discurso que realiza Javier Milei. ¿Qué estrategias utiliza para imponer agenda? ¿Por qué busca polarizar todo el tiempo? La afectividad política por sobre la racionalidad ideológica.

Natalia Aruguete es doctora en Ciencias Sociales, investigadora, periodista y docente. En esta entrevista analiza las estrategias comunicaciones de Javier Milei y La Libertad Avanza, de qué manera interpela a su electorado, cómo logra dominar la agenda y qué rol juegan en eso las redes sociales. 

 

¿Cómo observas la comunicación política de Javier Milei? 

Hay una estrategia comunicacional, una construcción discursiva, que está muy marcada por un “Ellos” asociado a la casta, a los privilegios de la política tradicional y un “Nosotros” que se identifica con el espacio liberal libertario, que es presentado por la comunicación gubernamental como el pueblo libre, los ciudadanos de bien, que de alguna forma buscan salir de la opresión estatal. En ese sentido, si bien es un relato que simplifica la complejidad de los acuerdos y desacuerdos entre sectores y comunidades, resulta muy efectivo para ese sector afín al gobierno porque genera una identificación entre esos sectores que de alguna forma el sistema, la democracia o las promesas de la democracia, los dejó afuera. En este tipo de discursividad juega un rol clave la polarización afectiva, no solo porque refuerza la identidad propia sino porque intensifica el rechazo y la desconfianza hacia aquellos con los que se confronta, percibiendolos como los responsables de la exclusión y del abuso de las prebendas del Estado. Si bien ello muchas veces convive con la polarización ideológica, en contextos como el actual esa dimensión afectiva suele tener una mayor fuerza, en tanto las emociones negativas hacia el otro grupo se ponen por encima de un debate más racional sobre políticas públicas. 

 

¿Desde qué estrategias interpela a sus votantes?

Milei intenta construir una identidad como la de ese ciudadano libre que se emancipa del Estado, concebido como una carga opresiva y corrupta. Ese tipo de identidad es fuertemente individualista, que hace una exaltación de la autonomía personal, del esfuerzo meritocrático y del rechazo a cualquier intermediación estatal. Eso interpela a las juventudes porque en algún punto coincide no solamente con sus experiencias laborales, también con sus experiencias comunicacionales, con las identificaciones que tienen con los influencers a los que siguen, es decir ahí hay algo que está también encausado por el entorno y por una cultura de época. Al mismo tiempo en este tipo de identidad la impronta emocional es muy potente, porque no se trata solo del emprendedor que progresa por mérito propio, sino que también es alguien que se rebela contra el abuso y los privilegios de la clase política. Esa dimensión afectiva implica también algo del combate, de la confrontación, con una carga cuasi épica en donde el ciudadano en algún punto protagoniza esa lucha por recuperar su libertad.

«Las tecnologías digitales han provocado una enorme transformación tanto de lo que uno ve, como de lo que uno piensa y lo que uno hace. Teniendo eso en cuenta, hay que generar un espacio de reconstrucción de valores como la igualdad y el acceso pero incorporando la tecnopolítica y no en contra de ella.»

Natalia Aruguete

¿Cómo marca agenda el espacio liberal libertario?

La Libertad Avanza tiene una gran capacidad de instalar agenda en el nivel político, mediático y de la opinión pública. Los temas de los que se habla y alrededor de los cuales se discute son los que impone el gobierno y el principal protagonista es Javier Milei. Hay una búsqueda por instalar agenda que se ha logrado muy claramente. Milei impone el tema del día, por un lado, por las políticas que implementa y si no hay políticas que implementar, saca temas de la galera para identificar a determinados sectores con los cuales confrontar de forma espectacularizada, para instalar eso en la agenda de discusión alrededor de la cual se arman un sin fin de deliberaciones. Cada vez que Milei insulta a un dirigente, a un periodista, a una celebridad de la cultura o reaviva cualquier tipo de polémica, logra que todo el sistema político y mediático gire en torno a ese evento que él dispara y a su figura. Ahora, esa capacidad que tiene de instalar la agenda no se explica sólo por su actitud combativa, sino también por su estética política y comunicación disruptiva, es beligerante y en muchas ocasiones también es sumamente cruel y eso en algún punto rompe con cualquier tipo de código tradicional de la comunicación gubernamental. Sus intervenciones, tanto en redes sociales como en actos públicos, construyen una puesta en escena permanente que combina la transgresión verbal con el agravio personal y el desprecio abierto hacia cualquiera de sus adversarios que son construidos como enemigos a liquidar. Ese tono que llega a niveles extremos en ocasiones y que algunos interpretan como una demostración de autenticidad y valentía, en realidad lo que hace es reforzar su centralidad mediática y lo posiciona como el actor que dicta el ritmo y el contenido del debate público pero esa estrategia puede volverse en contra.

 

¿Qué rol juegan las redes sociales en el espacio libertario y cuánto afecta a la investidura presidencial que Milei sea un presidente twittero?

Por un lado, el espacio de las redes hoy es central. Las redes claramente no son una plataforma de discusión sino que son una arena de disputa del sentido común, porque no solamente amplifican discursos sino que moldean liderazgos y tensan dinámicas democráticas. En los últimos años en Argentina y en el mundo vemos que quienes tienen mayor dominio de esas lógicas digitales también ganan en esa capacidad de marcar la agenda. Ahora, las redes y centralmente la plataforma X, no sólo es una herramienta de comunicación sino que es un espacio donde Milei ejerce poder y construye identidad definiendo enemigos e imponiendo las propuestas del tipo programáticas que está queriendo forjar tanto a nivel gubernamental como parlamentario. Además, las redes son una forma de construcción de vínculos directos con sus seguidores, vínculos profundamente afectivos e identitarios porque dan a su base la sensación de cercanía al tiempo que reconfiguran el tiempo y el ritmo de la política. Por otro lado, cuando se producen eventos críticos se activan otros procesos, ya que distintos actores tanto políticos como sociales y mediáticos, se vuelcan a la arena pública para interpretar y disputar el sentido de ese evento, para darle un determinado significado. Ese despliegue contribuye a una amplificación del interés social, la gente se informa más sobre el tema, es por eso que estar muy arriba, en un nivel de tanta exposición y centralidad también tiene sus riesgos porque cualquier traspié puede afectarlo directamente y a gran escala. La intensidad con que se domina la conversación pública puede volverse en ciertos momentos en su contra, amplificando los costos políticos de esos errores o escándalos.

 

¿Qué consecuencias considerás que está dejando en la comunicación política la experiencia libertaria?

Me parece que pone de manifiesto un cambio cultural que excede a Milei y que es un cambio que vino para quedarse. Una de las razones es material: las tecnologías digitales han provocado una enorme transformación tanto de lo que uno ve, como de lo que uno piensa y lo que uno hace. Teniendo eso en cuenta, hay que generar un espacio de reconstrucción de valores como la igualdad y el acceso pero incorporando la tecnopolítica y no en contra de ella. La realidad es que no hay política por fuera de lo comunicacional, hay algo que creo que el espacio liberal libertario comprende muy bien y que sus principales dirigentes políticos transmiten de manera muy eficaz, que es que la acción política y la comunicación política están profundamente imbricadas, no van por lugares distintos. La concepción tradicional de que primero se hace política y después se difunde eso, es una forma muy falaz de comprender la comunicación política. La política es con comunicación y la comunicación es parte de la acción política.

Un documental sobre la violación de los derechos humanos en Malvinas

Un documental sobre la violación de los derechos humanos en Malvinas

Se estrena «Las voces del silencio», de Gabriela Naso, que aborda la lucha de los exconscriptos para que los estaqueamientos y otros abusos que padecieron durante la guerra sean considerados delitos de lesa humanidad.

«El documental es mi aporte a la construcción de la memoria colectiva, a que podamos pensar Malvinas desde una perspectiva de derechos humanos, que ayude a contrastar el discurso de la ‘gesta heroica’”. Con una mirada crítica, Gabriela Naso, licenciada en periodismo por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y magíster por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, dirige Las voces del silencio, un documental producido por Pulpofilms que se estrena el 1 de abril en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635) y el 3 de abril en el Teatro Argentino (Avenida 51, entre 9 y 10, La Plata). La película reconstruye la lucha de un grupo de excombatientes de Malvinas que, tras denunciar los abusos, maltratos y amenazas sufridos a manos de sus superiores durante la guerra, enfrentan las trabas del sistema judicial argentino que impiden el juzgamiento de los responsables. Además, aborda las dificultades que aún hoy atraviesan los exsoldados para romper con el discurso de la “gesta heroica” y demostrar que los hechos denunciados constituyen crímenes de lesa humanidad, los cuales no prescriben.

“Hoy vemos cómo el Gobierno nacional resignifica el relato de Malvinas con otros fines. Un ejemplo claro: el 2 de abril se estrena un documental sobre Pedro Edgardo Giachino. Fue el primer caído en combate, pero también un represor de la ESMA. Sin embargo, lo presentan solo como un héroe, sin mencionar su rol en el terrorismo de Estado. Lo mismo ocurre con Astiz y otros militares. Están usando la figura de estos represores para, de alguna forma, lavar la cara de los perpetradores», advierte Naso.

A casi 43 años de los hechos y 18 del inicio del proceso judicial, el documental rescata las experiencias de David Zambrino, Ernesto Alonso, Gerardo Roschge, Hugo Robert, Miguel Anderfuhrn y Silvio Katz, no solo relatando sus vivencias de abuso y sufrimiento, sino también poniendo en evidencia cómo la versión oficial de la guerra sigue siendo un relato difícil de cuestionar, incluso después de más de 40 años.

¿Qué se oculta detrás del discurso hegemónico de la gesta militar? ¿A qué obedece su aceptación por parte de la sociedad? ¿Por qué sigue vigente? Son algunas de las preguntas que le surgieron a la directora al investigar los maltratos y la violencia padecida por los soldados conscriptos a manos de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas argentinas durante el conflicto bélico de 1982.

Naso explica que la construcción del relato épico de la guerra comenzó mucho antes de su final. “Investigué mucho los documentos y los archivos desclasificados de las Fuerzas Armadas, ya antes del final del conflicto estaban organizando cómo contar la historia, qué hacer con los caídos, con los excombatientes, con los familiares”, señala. Parte de ese plan fue la imposición del silencio: al regresar, muchos soldados fueron trasladados a Campo de Mayo, sin contacto con sus familias. “Se les daban cartillas con recomendaciones y entre ellas figuraba que solo podían hablar de Malvinas en términos de actos heroicos. Ahí empieza a construirse este relato épico de la guerra”, agrega la directora.

El silencio no solo vino impuesto por las Fuerzas Armadas, sino también por la propia naturalización de la violencia dentro del servicio militar. “Uno puede preguntarse, ¿por qué esta causa no avanzó? ¿Por qué cuesta que avance? Y por un lado, está esa imposición del silencio, pero también hubo una gran naturalización de la violencia en el servicio militar obligatorio”, señala. El estaqueo, el mercil en agua helada, la picana con teléfono de campaña: prácticas que eran vistas como disciplina, pero que fueron torturas. “Tienen que ver con la formación de las Fuerzas Armadas, son las mismas que se usaron en los centros clandestinos de detención en el continente. Hay una continuidad entre esas prácticas que se repiten en las islas, porque son las mismas fuerzas, adaptadas a la materialidad del lugar. Entonces, también hay una dificultad para reconocer como tortura lo que es tortura”.

En el proceso de realización del documental, Naso ya había establecido una relación de confianza con varios de los excombatientes. «Ya los conocía previamente, conocía sus historias. Con esa primera capa superficial del relato de la guerra ya superada, pude ir más allá y profundizar en sus historias”, recuerda la directora.

 “Son las mismas Fuerzas Armadas que actuaban en los centros clandestinos de detención en el continente, hay una continuidad entre esas prácticas y lo que repiten en las islas”, dice Naso.

El documental también busca diversificar las voces del relato, incorporando figuras clave como el actual juez federal Alejo Ramos Padilla, quien, en su rol como abogado del CECIM La Plata, representó a los soldados conscriptos torturados durante la guerra. Asimismo, incluye al juez federal Federico Calvete, quien en 2019 citó a 24 militares a prestar declaración indagatoria por torturas a conscriptos durante la Guerra de Malvinas, y cuya participación en la investigación también fue documentada.

Sin embargo, Naso no pudo conseguir la participación de defensores oficiales ni de autoridades de las Fuerzas Armadas, a quienes también intentó entrevistar para reflejar todas las perspectivas posibles. «Quería darles espacio también para que ellos puedan contar su perspectiva de los hechos, y no accedieron», concluye la directora.

“Traer luz sobre estos crímenes implica comprender la doble faz del Estado terrorista, una legal y otra clandestina, analizar la sistematicidad del ataque, correr el discurso de la ‘gesta heroica’ y deconstruir el estereotipo patriarcal del héroe. En otras palabras, se trata de recuperar la historia desde el presente para enriquecer la memoria colectiva y así apuntalar nuestra identidad y proyecciones futuras. La memoria es la vida y, como construcción social y política, está ligada a la edificación de la sociedad que queremos”, reflexiona Naso.

«Una vez más, cabe recordar la validez de aquella sentencia que dice que los pueblos que no tienen memoria están condenados a recaer una y otra vez en las peores desgracias. Quise rescatar esta historia como un aporte a la construcción de la memoria colectiva y como una modesta reparación para las víctimas”, concluye la directora de Las Voces del Silencio.

Crímenes de guerra

El 28 de marzo, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, con el voto unánime de los jueces Alejandro Slokar, Carlos Mahiques y Diego Barroetaveña, hizo lugar a un recurso extraordinario en la causa por torturas a soldados conscriptos en Malvinas. El fallo reconoce estos abusos como crímenes de lesa humanidad.

La decisión revoca un fallo previo y establece que los estaqueamientos, enterramientos y golpizas sufridas por los soldados pueden encuadrarse como crímenes de guerra o de lesa humanidad, lo que implica su imprescriptibilidad. Desde el CECIM La Plata exigieron a la Corte Suprema que confirme esta resolución y garantice justicia para las víctimas. La causa, iniciada en 2007, ya cuenta con más de 200 testimonios y más de 100 militares imputados, pero aún enfrenta trabas judiciales. En 2023, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aceptó tratar la denuncia internacional contra el Estado argentino por su falta de acción en estos casos. Ahora, la Corte Suprema deberá resolver 11 recursos extraordinarios y definir si confirma el carácter imprescriptible de estos delitos, una decisión clave en la búsqueda de verdad y justicia