Un encuentro con el diablo

Un encuentro con el diablo

En una nueva audiencia que investiga los crímenes de lesa humanidad en la Mansión Seré, Norberto Urso, sobreviviente de ese centro clandestino de la dictadura, relató su reunión con el imputado Julio César Leston en 2009. Otro testigo mencionó la complicidad empresarial con los represores.

“Nos encontramos en Morón. Le pregunté por temas sobre los que él ya había declarado y otras cosas que yo ya conocía”, dijo Norberto Pedro Urso, sobreviviente del centro clandestino ubicado en la antigua casona de la quinta Mansión Seré, en relación a su reunión con uno de los imputados: Julio César Leston. Urso fue el primer testigo en declarar en la nueva audiencia por la megacausa Mansión Seré IV y RIBA II de este martes 27 de mayo.

Mientras Urso trabajó en la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, tuvo acceso al testimonio de Leston en la causa Roisinblit. “Noté que tenía intenciones de hablar porque luego de su primera declaración decidió ampliar su testimonio. Por eso en 2009, lo contacté”, explicó el autor del libro Mansión Seré, un vuelo hacia el horror. “Encontré su número en la guía telefónica, me contacté con la abogada Julieta Paradela, que hizo de intermediaria y logró una cita en su estudio jurídico”. Se reunieron solo una vez, porque Leston nunca asistió a un segundo encuentro.

El testigo sentado en un pequeño escritorio frente a la jueza María Claudia Morgese informó que tenía allí mismo diez páginas de transcripción de su puño y letra de la conversación. Explicó que dicho material nunca fue incorporado de manera completa a ninguna causa judicial anterior por su miedo de incurrir en falso testimonio al citar, sin tener como constatar, lo que le relató Leston: “En otros tramos de la causa de Mansión Seré no di cuenta de la conversación porque Leston no estaba imputado”. El tribunal determinará la pertinencia de la incorporación del material aportado.“Leston me comentó que había una comunidad operativa y que a su cargo estaba el Comodoro [Julio César] Santuccione, y luego en orden de jerarquía estaban los oficiales [Mario] Rulli, Basilio, [Juan Carlos] Herrera y Acosta. Sobre Herrera, exteniente de la 1° Base Aérea del Palomar, Leston le había dicho que “estaba permanentemente en Seré y era violador”. En aquella conversación, Leston también se había referido a José Juan Zyska, excabo 1° de la Brigada del Palomar, como alguien que “periódicamente iba a RIBA” y sobre Juan Carlos Vázquez Sarmiento como “una mala persona”.

Sobre otras informaciones referidas por el actual imputado, el sobreviviente recordó: “Me contó sobre una casa operativa en Paso del Rey, a 150 metros de la ruta sobre la lateral del Río Reconquista, que fue apropiada a un desaparecido y a donde llevaban el botín robado de menor valor. Lo más valioso iba a la caja fuerte de RIBA. También que cuando alguien fallecía mientras era interrogado y torturado, en muchos casos, eran inhumados dentro del predio. De motus propio me habló de Zoraida Martín, sobre quien había recibido la orden de vigilar, y lo hizo durante un tiempo largo”. Esta información fue confirmada por Urso con Zoraida personalmente, hecho que en este juicio fue relatado por su hermana, Adriana Martín, en audiencias pasadas. El testigo también dijo que Leston se refirió a Víctor Carranza como alguien que “estaba en RIBA y participaba siempre de los allanamientos. Era un hombre petiso, morocho y morrudo”, imagen que coincidía con su recuerdo del hombre que participó en el momento de su secuestro el 23 de noviembre de 1977. Aquella persona que “apuntaba con una escopeta recortada a mi mamá mientras que Daniel Scali y Mario Rulli me interrogaban por algunos nombres. Me preguntaron por ‘el Tano’, a quien dije no conocer y me pusieron la pistola en la cabeza. Rulli trajo a Jorge ‘el Tanito’ Infantino, a quien yo sí conocía del Centro de Estudiantes del Colegio Secundario N° 13. Me pusieron un pullover en el rostro y me subieron a una camioneta”, relató el sobreviviente, agregando que por la forma en que fue atado pudo ver “que la calle estaba cortada, en un operativo de 20 o 25 personas. A mi casa entraron unas 15, que dieron vuelta todo”. Durante el viaje dieron muchas vueltas para finalmente llegar a la casa de Claudio Tamburrini. “De esto me enteré después. Él había ido al mismo colegio que yo pero no éramos muy conocidos en ese momento. Un par de autos se quedaron esperando a Tamburrini y a mí me llevaron directamente a la mansión”.

Sobre su estadía en el centro clandestino, Urso rememoró la violencia física y psicológica que vivió personalmente y de las que fue testigo, y la convivencia con otros detenidos como Tamburrini y Saverio Chinquemani. Identificó momentos donde pudo reconocer la presencia de la Fuerza Aérea en el lugar y cuando oyó por la radio “Palomar – Atila. Palomar – Atila”, imitó el sobreviviente. “El 14 de diciembre de 1977 dijeron que me iban a liberar. Me hicieron bañar y afeitar mientras desde la puerta un señor me apuntaba con un arma y me decía ‘con esta te mato esta noche’. En el almuerzo les deje la comida a mis compañeros, porque ya no la necesitaba: me liberaban o me mataban. Finalmente, me subieron a una camioneta con dos chicas que estaban en la habitación de enfrente, desde la que escuchábamos gritos cuando eran violadas, y un hombre mayor que nunca pude saber quién era. En Lugano las bajaron a ellas y a mí me sacaron la venda y las esposas. Llegando a General Paz y Rivadavia, me bajaron con la orden de que contara hasta 100 sin mirar hacia atrás porque sino me mataban”, finalizó su declaración.

El abogado que en esta audiencia representó a la querella de la Asociación Civil, Moreno por la Memoria, Sergio Gómez, en diálogo con ANCCOM, explicó: “Sería importante que se incorpore a la causa como nueva prueba la transcripción de la conversación entre Leston y Urso porque contiene afirmaciones autoincriminatorias del imputado, además de dar cuenta del procedimiento de vigilancia y persecución posterior para garantizar impunidad. La información involucra al resto de los imputados y podría comprometer de manera más directa a Leston”.

En relación a la puesta en duda por la Defensa sobre la veracidad de la información presentada por Norberto Urso, el abogado agregó: “No deja de ser un aporte de un testigo en el marco de su declaración testimonial bajo juramento de decir verdad, lo que ya de por sí tiene su propio valor como prueba. Seguramente, la defensa del imputado intentará descartarla o desbaratarla en su valor probatorio, como todo el resto de la prueba producida hasta ahora, pero serán los jueces quienes determinarán el grado de importancia de la pieza para la dilucidación de la verdad”.

Las Tres Marías

A continuación, Elba Rodriguez prestó declaración como testigo de contexto por haber sido Directora del Centro Educativo Secundario N °49 (CENS) del cual fueron secuestrados dos profesores que dictaban clases de matemáticas e historia respectivamente: Alejandro Miceli y Aldo Ameigeiras, quienes declararon en las primeras audiencias del juicio. Rodríguez detalló situaciones en las que los militares hacían investigación sobre alumnos y profesores cuando el Centro aún funcionaba en la Escuela Primaria N° 4. Relató que solían aparecer las camionetas de la Fuerza Aérea conocidas como Las Tres Marías: “Se presentaban en Dirección y comenzaban a recorrer las aulas, revisaban los papeles y preguntaban nombres”, sostuvo y agregó que en una oportunidad recibió una citación redactada por la Comisaría de Moreno para presentarse en la 8° Brigada Aérea Mariano Moreno. Allí debió llevar una lista de los profesores y de los objetivos de la escuela. “Preparé esas dos listas y me presenté sola en la Brigada. En la entrada mostré la citación y me atendió un capitán. Debí volver en una segunda oportunidad, donde me atendió el mayor López -el jefe de Inteligencia-. Más que averiguar algo nuevo, estaba haciendo una exposición de lo que ellos ya sabían sobre la escuela”. Desde la misma Brigada recibió la orden de reunir a alumnos y profesores. “Nos dieron una charla para explicar qué era lo que ellos estaban haciendo, cuál era su misión: la vigilancia, cuidar el orden, discurso contra la subversión y la guerrilla”, rememoró.

Luego de sus visitas a la Brigada, cuando el CENS se había mudado al colegio San José de la parroquia de Moreno a cargo del sacerdote José “Pepe” Piguillem, “algunos miembros de las fuerzas se inscribieron en la escuela. Durante un tiempo, sospeché de uno de ellos porque me pareció raro que en el aula quisiera sacar fotos de las clases, del profesor y los alumnos. Luego de eso, fueron secuestrados Ameigeiras y Micieli”, relató la exdirectora.

«Los aeronáuticos se reunían una vez por semana con los jefes de personal de empresas de la zona, y los jefes les decían a qué empleados querían que desaparecieran”, describió Milstein.

“A usted lo quieren ver embalsamado en plomo”

Por último declaró el sobreviviente Rubén Wladimir Milstein, quien fue secuestrado por su actividad sindical el 24 de marzo de 1977 a las 11 de la mañana de la fábrica CIDEC (Compañía Industrial del Cuero) donde era mecánico de mantenimiento. El jefe de personal y el gerente de recursos humanos habían presentado una falsa denuncia que fue la excusa para su detención. “Estuve 35 días en un cuartito que solo se entraba sentado y creo haber comido dos veces. Me secuestró la Fuerza Aérea y me llevaron a Mansión Seré” y afirmó que reconoció a los aeronáuticos por el escudo de la fuerza en las camionetas de característico color azulado. Sobre aquel conflicto salarial explicó que “por el plan económico de Martínez de Hoz habíamos perdido la mitad del poder adquisitivo. Encabezamos una lucha y salimos ganadores. Pero a algunos jefes no les gustó y quisieron poner otra vez ‘las cosas en su lugar’. Se dieron despidos, mi secuestro y el de otro joven”, declaró el sobreviviente que en ese entonces era militante del Partido Comunista. Milstein miraba constantemente hacia el lado de los abogados defensores y los imputados presentes en la sala de audiencias: “No solo se robaron todo de las casas en que secuestraban. Tuvieron que matar a miles, hacían fuego y quemaban los cuerpos solo por pensar distinto y querer un país mejor”. También, relató dos conversaciones que tuvo con Santuccione, comodoro de la Fuerza Aérea: una antes de su secuestro para hablar sobre el tipo de reclamo que llevaban a cabo, y otra luego de haber sido detenido. En esa ocasión, el comodoro le confirmó que los aeronáuticos “se reunían una vez por semana con los jefes de personal de empresas de la zona, y los jefes les decían a qué empleados querían que desaparecieran”, y agregó que el vicecomodoro Alejandro Lazo le dijo “a usted lo quieren ver embalsamado en plomo y tirado en una zanja por pedir aumento de sueldo”.

Milstein fue liberado el 27 de abril de 1977, en la Avenida Pedro Diaz, desde donde se tomó un colectivo hacia la fábrica. “Un compañero me llevó a la casa de mi suegros donde estaba mi esposa”. Se tuvieron que mudar siete veces ese año y en su nuevo trabajo duro solo 15 días porque lo volvieron a buscar pero no lo encontraron: “No me arriesgue a que me encuentren porque sabía lo que me iba a pasar. Tuvimos que buscar otro lugar para irnos a vivir. Mi esposa no quería irse al exterior porque somos argentinos, nos queríamos quedar, aportar para que nuestro país cambiara. Y eso fue lo que hicimos”, finalizó su declaración.

 

***

La próxima audiencia quedó programada para el 10 de junio al mediodía ya que los martes el Tribunal 5° de San Martín estará abocado a la causa de Campo de Mayo, acortando el tiempo para las audiencias de este proceso judicial.

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La crisis del 2001, tres niños y su abuela

La crisis del 2001, tres niños y su abuela

Se estrena «Una casa con dos perros», una película del guionista y director cordobés Matías Ferreyra en clave de thriller que ofrece una mirada sobre la niñez en la cual el ambiente familiar no siempre se siente como un lugar seguro.

Este jueves se estrena Una casa con dos perros en el cine Gaumont, el primer largometraje del cineasta, guionista y director cordobés Matías Ferreyra. El thriller aborda una mirada sobre la niñez en la cual el ambiente familiar, no siempre se siente como un lugar seguro para el niño. La historia fue premiada en la 37ª edición de Cinélatino, Rencontres de Toulouse y obtuvo excelentes críticas en su paso por el Bafici.

La película transcurre durante la crisis económica argentina del 2001 en la provincia de Córdoba, siguiendo a una familia con tres hijos que debe mudarse a la casa de la abuela para poder afrontar el desempleo y la falta de vivienda propia. En esa casa vive la abuela “Tati”, una mujer extraña, que ve cosas que nadie observa, encarnada a la perfección por Magdalena Combes Tillard. También vive el tío Raúl, que guarda un par de secretos y un perro que acaba de morir  

Si bien no es del todo una obra autobiográfica, Ferreyra toma sus vivencias familiares a principio de los 2000. “Me interesaba contar la crisis como la viví yo a los 11 años. No se trataba de un relato oficial o la cara más televisiva de la crisis, sino que fue mucho más del orden de lo cotidiano y doméstico”, cuenta. “Mi familia tuvo que acomodar sus consumos porque no había trabajo, y volver a la casa de la abuela fue otra experiencia personal que me sirvió de excusa para entrar en ese universo”, dice y agrega: “Lo que me interesaba era pensar la crisis en el hogar que se desmorona”.

La casa es un personaje en sí mismo, en ella se plasma la situación familiar a través de la escenificación, la decoración, la luz. En la construcción cuidada de las escenas hay un juego de sentidos con un efecto nostálgico, en el que a veces casi puede sentirse el olor de esa vivienda. “La idea fue ofrecer un recorrido del espacio”, dice Ferreyra. Esto queda reflejado en la forma en la que Manuel, el niño protagonista, descubre cada rincón, pero también en la manera en la que la familia se va apropiando de los ambientes inhabitados, remitiendo un poco a Casa tomada, de Cortázar. “Al tratarse del mismo lugar en el que ensayábamos, cuando tiramos la primera toma, la casa ya se sentía vivida”.

Desde la mirada de Manuel, el film se enfoca en la inestabilidad social y familiar que a veces logra un entorno hostil para la sensibilidad infantil, al mismo tiempo que los padres intentan sostener sus roles con gran dificultad.

Manuel es el hijo del medio, cumple perfectamente este arquetipo. Es tímido, casi siempre escondido. Y mientras sus hermanos juegan entre ellos, él juega a desaparecer. Encontrará en su abuela la mirada cómplice y diferente de su familia que lo transformará para siempre. “Quería hablar desde la mirada de un niño entendiendo que la infancia no es ese lugar romántico idílico de juego y fantasía, sino que es una forma de estar parado frente a lo que tiene más que ver con las preguntas, con lo no resuelto, con lo incompleto”, dice el director.

“Y con toda la angustia que también eso puede generar. Son un montón de demonios con los que uno vive cuando es niño, y su papel está subestimado porque se piensa que solo juega, que lo que dice no es importante, es solo un proyecto de adulto. Quería pensarlo como un agente social, que puede construir realidad, planteando otros relatos posibles. Manuel encarna esas posibilidades y la relación con la abuela refuerza esa idea de que se podría pensar en adultos distintos, que miran desde otro lugar”, remata.

Producida por Gualicho Cine y Vega Cine, con el apoyo del INCAA, la película se estrena en CABA en el Cine Gaumont durante la semana completa del jueves 29  al miércoles 4 de Junio, en las funciones de 12:00, 15:45 y 19:30hs. También será proyectada a partir de esta fecha en los Espacios INCAA de Formosa, Salta y Buenos Aires, y en Santa Fe en Cine América y Cine El Cairo de Rosario. Mientras que en Córdoba la película se estrenará el 5 de junio en el Cineclub Hugo del Carril.

Sigue el plan sistemático de gaseo a los jubilados

Sigue el plan sistemático de gaseo a los jubilados

Como todos los miércoles, el gobierno reprimió con gas pimienta y palazos a los jubilados que reclaman frente al Congreso por mayores haberes, la restitución de la gratuidad en los medicamentos y la reposición de la moratoria.

La tarde caía helada sobre la Plaza del Congreso, pero los pasos de los jubilados no titubeaban. Llegaban de a poco, en grupos, con carteles bajo el brazo y la rutina bien aprendida: cada miércoles, el mismo reclamo. Sin embargo, antes de que pudieran empezar a manifestarse, el operativo de seguridad ya estaba en marcha. Gendarmes, prefectos y policías rodearon la zona con una velocidad que dejó poco margen para la sorpresa. En cuestión de minutos, los manifestantes quedaron arrinconados, incluso en las veredas. Hubo empujones, gases y tensión. Pero también hubo voces que, una vez más, eligieron no callarse.

Cerca de las 16, cuando los grupos de jubilados autoconvocados, acompañados de miembros de la UTEP, ATE y diferentes organizaciones sociales se disponían a marchar alrededor de la Plaza del Congreso, las fuerzas de seguridad activaron el “protocolo antipiquete” desde la calle Montevideo para empujar a los manifestantes hacia el cordón de la plaza, e impedir que se acerquen por Avenida Rivadavia hacia el Palacio del Poder Legislativo. El ya habitual operativo, que estuvo compuesto por la Policía Federal Argentina (PFA), la Prefectura Naval Argentina, la Gendarmería Nacional y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, se centró en dispersar y aislar a los manifestante en pequeños grupos, lo que logró que algunas organizaciones como ATE desistieran y abandonen el lugar pasadas las 17.

En diciembre del 2023, cuando se anunció la oficialización del “protocolo antipiquetes”, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich declaró: «El que quiera marchar, que marche por la vereda». En la actualidad, la Policía Prefectura Naval Argentina (PNA) le lanzó gas lacrimógeno a Jaime Valdez, un jubilado que se encontraba sobre la vereda de la Plaza Mariano Moreno junto a sus compañeros de todos los miércoles: “Estábamos en la vereda y de repente vinieron a empujarnos sin mediar palabra y nos gasearon. Les agradezco a todos los chicos de la posta de salud que me vinieron a auxiliar en seguida”, cuenta Jaime en diálogo con ANCCOM, aún con los ojos llorosos mientras se termina de recuperar recostado sobre un banco. Además, asegura que “a Bullrich le diría que nosotros los jubilados ya no le tenemos miedo, lo perdimos de tantos miércoles de venir y que nos repriman”.

Sin embargo, a pesar del frío y la represión, no fueron pocos los jubilados que se quedaron hasta entrado el atardecer con carteles y cánticos dedicados a Javier Milei, Patricia Bullrich y los propios efectivos. “Estamos acá, porque más allá de que es real que las jubilaciones son indignas y que están usando el dinero que es para los jubilados para reprimir y para vaya a saber cuántas otras cosas más, estamos acá porque están entregando la patria. Es más que los jubilados, es la patria lo que está en peligro. Mientras nosotros estamos pidiendo jubilaciones, ellos venden el país, es lamentable”, expresó María Emilia que, al igual que lo hace todas las semanas, se expresaba frente al cordón policial, protegida del frío con bufanda y campera en el cordón de la esquina de Rivadavia y Callao.

La misma vereda que hacía minutos había sido ocupada por los efectivos de seguridad que, con sonrisas en sus rostros, arrinconaron a los manifestantes impidiendo que circulen libremente, generando la indignación de los participantes de la marcha y produciendo muchísima tensión al no poder escapar para ningún lado. Finalmente, el cordón policial se trasladó nuevamente a la calle y posibilitó la libre circulación. “A mí me inquieta mucho ver el goce en esta gente cuando reprime. Es lamentable, pero cuando llegan a la casa le deben decir a los hijos ´hoy bajé a 10, tiré 5 granadas´, es muy triste”. Mientras que, a junio de 2025, la jubilación mínima seguirá en $374.723,94 (con bono incluido), el costo de aplicación de los protocolos de seguridad destinados a estas manifestaciones variaron entre los 60 y 600 millones de pesos cada uno.

Este miércoles, la posta de salud atendió a 18 heridos, entre ellos el fotógrafo de Tiempo Argentino, Nicolás Becerra, el mismo que había retratado en el debate de candidatos a legisladores porteño al asesor presidencial Santiago Caputo y que éste lo había intimidado tomándole la credencia para conocer su identidad. Poco después, con el cinismo que la caracteriza, la diputada libertaria Lilia Leomoine posteó en X que el reportero gráfico se había «interceptado con su cara al gas pimienta». 

Como en todas las movilizaciones de los miércoles, los jubilados contaron con la ayuda de decenas de voluntarios de diferentes organizaciones que los auxilian y protegen. Desde la Posta de Salud, pasando por la Defensoría del Pueblo hasta la Comisión Provincial por la Memoria. Rodrigo Pomares, coordinador del Programa de Monitoreo Territorial de Violencia Policial, de esa comisión, describió: “Lo que observamos hoy tiene puntos en común con otras manifestaciones recientes. Lo más notable es el enorme despliegue de fuerzas policiales. También vemos que las restricciones son cada vez más intensas, ya no se trata solo de impedir el corte de calles, sino que incluso se acorrala a los manifestantes en las veredas. Se usa gas pimienta casi de forma automática, no como respuesta a situaciones violentas, sino como método de dispersión”.

No al cientificidio

No al cientificidio

Investigadores autoconvocados se reunieron en el Polo Científico para protestar en contra del recorte del presupuesto y aseguran que es el peor de las últimas décadas. En la previa, una denuncia del Gobierno nacional sobre una presunta maniobra fraudulenta en la Fundación de Nanotecnología.

La Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología, la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICyT) e investigadores autoconvocados encabezaron un acto de autoconvocados en el Polo Científico, en el barrio porteño de Palermo, para protestar en contra del recorte presupuestario del Gobierno de Milei.

“Estamos viviendo una de las peores crisis en décadas, este ajuste es peor que el del macrismo y que el que sufrimos en pandemia durante el gobierno de Alberto Fernández. Estamos en niveles de inversión similares a la crisis del 2002, en niveles salariales están por debajo y hay una pérdida de puestos de trabajo que no tienen comparación”, dijo Gonzalo Sanz Cerviño, secretario general adjunto de ATE-CONICET en dialogo con ANCCOM.

El frío de la Capital Federal no detuvo a los distintos grupos de científicos, quienes arribaron al lugar momentos antes de las 13 de hoy, a partir de una convocatoria realizada por redes bajo la temática de El Eternauta y con algunos de los presentes portando máscaras y trajes, en sintonía con la vestimenta del personaje principal de la historieta argentina, protagonizado por Ricardo Darín en su reciente versión de Netflix.

El objetivo no fue solamente denunciar el vaciamiento en el sector, sino también generar conciencia sobre las consecuencias a largo plazo de los recortes, que terminarán perjudicando el desarrollo del país y poniendo en riesgo a la Argentina frente a los desafíos globales que se vienen.

Mediante un comunicado que fue leído en el acto, el RAICyT denunció que el sector está siendo “amenazado hoy como nunca desde la recuperación de la democracia”, que “padece una situación crítica, que costará muchísimo recuperar” y a pesar de todo, “las ideas científicas fueron, son y serán centrales para impulsar cambios significativos en el sistema productivo”.

Frases como “No al cientificidio”, “Nadie se salva solo”, “Sin ciencia, no hay futuro” y “Las fuerzas del cielo nos están destruyendo”, entre otras, aparecían en los carteles de los manifestantes, mientras se escuchaban cánticos y los automovilistas que pasaban tocaban bocina en apoyo a la medida.

Además de integrantes de los organismos vinculados a Ciencia y Tecnología como el INTI, estuvieron en la explanada representantes de SIPREBA, los centros de estudiantes de las facultades de Ciencias Exactas, Filosofía, Sociales y Veterinaria de la UBA; políticos del kirchnerismo y la izquierda; representantes del Centro de Jubilados y de ARSAT, entre otros.

El RAICyT llamó a la unidad y a un acuerdo amplio entre diversos espacios para enfrentar la “destrucción realmente dramática de las capacidades científico-tecnológicas” del país. “Hoy debemos construir un punto de inflexión en nuestra pelea. La decisión es nuestra, el futuro está en juego”.

En simultáneo al acto central, se llevaron a cabo movilizaciones para defender la ciencia pública en ciudades como Córdoba, Rosario, Bahía Blanca y Ushuaia, entre otras.

 

¿Qué pasa en Ciencia y Tecnología?

Desde que asumió Javier Milei, se perdieron 4148 profesionales en el sector público, según indicaron desde la Red, y no se cumple con la Ley N° 27614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, la cual establecía que para este 2025 tenía que representar un 0,45% del PBI.

Respecto a la falta de recursos, se impide el pago de servicios esenciales como luz, limpieza y seguridad en laboratorios; genera un faltante de insumos y mantenimiento de equipos; y problemas en la ejecución de créditos internacionales otorgados durante el gobierno anterior. Además, los salarios se mantienen estancados desde hace más de un año.

Otras señales de destrucción y vaciamiento, de acuerdo al comunicado de la RAICyT, son el cierre de la Carrera de Investigador Científico y del personal de apoyo; la desaparición de la Agencia Nacional de Promoción en la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación; la eliminación de programas nacionales y el embate sobre los organismos que integran el Consejo Interinstitucional y Universidades.

“El CONICET está atravesando un profundo vaciamiento, perdimos 1500 puestos de trabajo entre los despidos, recortes de becas y las renuncias. Tenemos una enorme cantidad de trabajadores que se están yendo por los bajos salarios, la falta de perspectivas para la investigación”, denunció Sanz Cerviño.

Algunos políticos y sectores, tanto del peronismo como de la izquierda, participaron de la manifestación para apoyar la lucha y dieron su punto de vista. “La ciencia es el futuro de la Argentina y la brutalidad de este proyecto que destroza las bases nos condena a una decadencia permanente. Lo que se destruye en un año, se tarda décadas en recuperarlo”, opinó el investigador del CONICET, politólogo y reciente candidato a legislador porteño Juan Manuel Abal Medina.

Christian Castillo, sociólogo y diputado nacional por el Frente de Izquierda, calificó al reclamo como muy importante: “Si no salimos a la pelea en las calles, el Gobierno nos pasa por encima. Esta reacción era necesaria. Milei quiere ahogar al sector por desfinanciamiento y a los trabajadores pagar salarios más bajos, lo que está llevando a una rebelión salarial. No se puede seguir viviendo con salarios de miseria y hambre”.

 

La denuncia del mileismo antes de la marcha

En la previa a la manifestación, la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, publicó un comunicado anunciando que iba a emprender acciones legales contra autoridades de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), designadas durante el gobierno de Alberto Fernández, por una presunta operatoria fraudulenta.

Desde la cartera nacional, denunciaron que detectaron una presunta “maniobra de vaciamiento institucional”, en la que empleados habrían sido echados de dicha institución, indemnizados “por un total cercano a los $300 millones” e inmediatamente recontratados para cumplir con las mismas tareas que tenían antes.

Sanz Cerviño definió la movida como una mentira más para atacar a la ciencia: “El Gobierno se ha cansado de amenazar, inventar mentiras. Han acusado a las universidades e institutos de no haber rendido los fondos, cuando lo que pasó es que no se reciben los pedidos de ampliación para la compra de equipamientos frente a la devaluación. Los trabajadores estamos dispuestos a someternos a cualquier auditoría”.

Por su parte, Abal Medina expresó: “Es la misma táctica que siempre viene haciendo, o sea, demonizar algún área puntual para justificar la destrucción en conjunto, pero a las luces es un disparate. Empezó con los merenderos populares, también buscando un par que tenían irregularidades”.

 

El Garrahan presente

Mientras médicos residentes del Hospital Garrahan protestaban en el ingreso al establecimiento, anunciaban paro y movilización en el marco del estado de emergencia salarial, un pequeño grupo de Pediatría se acercó al Polo para acompañar el reclamo del RAICyT y dieron un breve discurso para contar la situación que atraviesan.

“Agradecemos el espacio para visibilizar nuestra protesta. Sin la ciencia básica, nuestra profesión no puede existir desde lo que es el financiamiento y la necesidad de que exista una entidad como el CONICET, y que sus trabajadores tengan un salario digno, como también reclamamos nosotros. Hay que seguir la lucha”, manifestó Joaquín, residente de segundo año.

Por su parte, Azul, residente de primer año, afirmó: “El sueldo es de 797 mil pesos, trabajamos entre 60 y 70 horas semanales de lunes a viernes de 8 a 16 y le sumamos dos guardias de 24 horas. A eso le agregamos el tiempo que le dedicamos afuera para estudiar y seguir formándonos. Nuestra hora de trabajo vale 2800”.

Los rappi del mundo, uníos

Los rappi del mundo, uníos

Los trabajadores de plataformas de reparto se manifestaron este miércoles frente a la Secretaría de Trabajo para que sea reconocido oficialmente su sindicato. «No somos colaboradores, somos empleados», argumentan.

Los trabajadores del Sindicato de Trabajadores de Reparto por Aplicación (SiTraRepA) nuevamente se autoconvocaron este miércoles 28 de mayo en las puertas de Callao 114, donde se ubica la Secretaría de Trabajo. Allí solicitaron que avance el pedido de reconocimiento legal como sindicato de base que iniciaron en junio del 2021. Después de tres años, a mediados del 2024, recibieron un dictamen favorable por parte de la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. Sin embargo, hasta la fecha, no han terminado de ser autorizados para operar como una organización gremial. Es un paso necesario para poder, a su vez, demandar la protección laboral que las empresas como Rappi, Pedidos Ya, Uber y Cabify les vienen negando.

El despliegue logró uno de sus objetivos: Belén D’Ambrosio, secretaria general del Sindicato y Ramiro Manini, su asesor legal, fueron recibidos por el Director Nacional de Asociaciones Sindicales. Ambos recibieron una actualización acerca del estado del trámite que autoriza al sindicato para operar. Pese a todo, el trámite se encuentra en pausa desde 2024.

Cuando salieron del edificio, Ramiro Manini tomó el micrófono y contó: «Hace más de un año que venimos buscando una audiencia de los trabajadores de reparto por aplicación con la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. La hemos conseguido con esta enorme movilización que hicimos hoy. Nos comunicaron que nosotros tenemos un dictamen técnico favorable al reconocimiento del sindicato, pero hubo observaciones por parte del Departamento Jurídico del Ministerio. Ahora ellos se comprometen a notificarnos de esas observaciones, que es algo que deben hace meses, y que no habían hecho hasta que nosotros nos movilizamos.»

En la manifestación se sumaron líderes sindicales, repartidores (en su mayoría, de aplicaciones de pedidos de comida y que trabajan en bicicleta) y militantes del MAS (Movimiento al Socialismo). Su reclamo es el mismo que sostienen desde sus inicios: que las plataformas dejen de funcionar como ¨empresas fantasmas¨ y que admitan la relación laboral. “Para combatir la exposición que sufrimos como trabajadores de las calles necesitamos que el sindicato sea autorizado legalmente, para así conseguir que las plataformas nos den un seguro de trabajo o ART,  aportes, obra social, para dejar de estar tan precarizados”, cuenta Leila Argüello, encargada del Área de Ayuda Social del SiTraRepA.

La crisis económica y social se profundiza y los afiliados siguen sin cobertura y sin ningún tipo de protección laboral por dos motivos: primero porque la gente tiene menos plata y los repartidores notan que ha “bajado mucho la demanda de pedidos en los últimos meses”, como aseguró uno de los manifestantes, y, segundo, porque “cada vez somos más. Hay más repartidores y eso hace que tengamos que trabajar más horas para ganar la misma cantidad de dinero que antes”, agregó otro con su mochila de delivery al hombro. Todo esto sumado a que, como cuenta otro repartidor, “las empresas siguen pagando entre 1000 y 2000 pesos cada entrega y ya no ofrecen tantas promociones o extras para cuando llueve o en los horarios pico”.

            No se trata únicamente de ser reconocidos legalmente como un sindicato, sino de lo que esto les permitiría: tener las herramientas gremiales para reclamar a las empresas de plataformas sus derechos. Gustavo trabaja como repartidor los siete días de la semana. Pasa, en promedio, 14 horas diarias en su bicicleta. Es de Caballito, pero su aplicación lo pasea por toda la ciudad. Gana entre 20 y 25 mil pesos diarios los días buenos, pero su ingreso bruto oscila entre los 100 y los 130 mil pesos semanales. Se dedica a esto desde hace seis años, cuando perdió su trabajo anterior, y hace cuatro que es parte del SiTraRepA.

Tobías trabaja para Rappi, hace envíos en bicicleta cuatro o cinco días a la semana porque tiene que cuidar de sus hermanos. Cobra 15 mil pesos diarios o 70 mil semanales, aunque “muchas veces recibe más propinas que sueldo”. Todos los repartidores coinciden en que necesitan organizarse para que las empresas se hagan cargo de ellos y comiencen a considerarlos sus empleados. Quien está al micrófono, en medio de los tambores, lo expresa claramente: “No somos socios, colaboradores, ni empresarios, ni autónomos: somos trabajadores”.

            La movilización cubre dos carriles de Callao. Cuando aparece la Policía de la Ciudad, con trajes para ejercer el protocolo antipiquetes, comienza a limitar el avance de los manifestantes. La secretaria de prensa del SiTraRepA remarca la importancia que ellos le dan a la calle: “No quedarnos en la vereda, ocupar la calle, que es nuestro lugar de trabajo, es defender nuestro reclamo y nuestro derecho a huelga”.

            Los uniformados de la Policía de la Ciudad no responden preguntas, simplemente restringen el espacio de los manifestantes a un carril. Los tres policías de la Federal, responsables de la Seguridad de la Secretaría por ser un órgano nacional, están al lado de la puerta y son quienes dan órdenes a los de la calle. Uno de los tres cuenta que la Secretaría tuvo la voluntad de atender el reclamo y concederles una reunión a los dos miembros del SiTraRepA que están dentro del edificio, a pesar de que no tenían turno.

Los demás manifestantes esperan el resultado de la reunión con Aquino, el Secretario Nacional de Asociaciones Sindicales hasta que Manini sale y cuenta el resultado. Sobre próximos pasos a seguir, Manini, remarca: «A partir de esto vamos a seguir peleando por el reconocimiento del sindicato y todos los pasos que haya que dar para que los trabajadores de reparto por aplicación tengan un reconocimiento sindical y posteriormente laboral también”.

Organizarse gremialmente no es un capricho ni un trámite más para los integrantes del SiTraRepA: es la única forma de sentarse a la mesa con las plataformas que los contratan, les dan órdenes a través de un algoritmo y les pagan como si no tuvieran gastos o riesgos. Sin sindicato no hay voz y sin voz, las empresas siguen silenciando cualquier reclamo con un click.

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