La política y el deporte – Estuve Ahí

La política y el deporte – Estuve Ahí

Claudio Morresi nació en una familia peronista, tiene un hermano desaparecido y fue legislador y Secretario de Deportes de la Nación. ¿Cómo convivieron los atletas con la política en estos cuarenta años de democracia? El caso de fútbol para todos, el financiamiento de la actividad física y la inclusión social.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
El lado B del tenis

El lado B del tenis

Aunque el tenis profesional aparenta ser un deporte de privilegio, no todo es color de rosa. Tres tenistas de alto nivel comparten los gajes del oficio y revelan los sacrificios necesarios para llegar a la cima.

«Muchos compiten con lesiones crónicas, problemas musculares, problemas óseos», relata Mariano Navone.

A simple vista, el mundo del tenis masculino es terreno de lujos y privilegios, un escenario donde abunda el dinero, los viajes y los hoteles cinco estrellas. Detrás de escena, sin embargo, muchos de estos prejuicios se resquebrajan y revelan una larga lista de dolores, presiones y decisiones complicadas que son imprescindibles para triunfar en el deporte. Además de una serie de tensiones físicas, emocionales y financieras que se niegan a abandonar el circuito tenístico, las carreras profesionales se encuentran inevitablemente supeditadas al reloj biológico. En promedio, la edad de retiro del deporte es menor a los 30 años.

 Todo a pulmón 

Mariano Navone es de la localidad de 9 de Julio, Buenos Aires, y tiene 21 años. A fines del mes pasado alcanzó su mejor ranking hasta ahora, colocándose en el puesto 239 dentro de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Al igual que el resto de los jugadores de alto nivel, entrena prácticamente todos los días, y cuando no lo hace está compitiendo. La constante actividad física supone un gran desgaste energético en comparación a otras profesiones.

“Dentro de las cosas que no se ven, muchas veces hay que entrenar cargados, doloridos. Muchos compiten con lesiones crónicas, problemas musculares, problemas óseos. A veces, siguen en movimiento por la vorágine del circuito, que te demanda jugar todo el tiempo”, asegura Navone. Explica que esto pasa especialmente en los niveles más bajos, donde aún no hay acceso a kinesiólogos o médicos de alto nivel. Para sobrellevarlo es necesario hacer oídos sordos a ciertos dolores y disgustos, lo que para el nuevejuliense provoca una relación bastante insana con el cuerpo.

Los resultados de juego, si bien acordes al nivel de destreza física, dependen también de cuán bien se maneje la presión del deporte. “El sacrificio emocional también engloba al sacrificio físico. Hay que estar jugando en condiciones de mucho estrés, de extremos calores o fríos. Además, estás lejos de tu casa y tus seres queridos. Tenés que forzarte mentalmente a poner el objetivo de ganar, bancarte perder en las primeras rondas y quedarte toda la semana sin jugar. Primero la cabeza tiene que ir para adelante para que el físico pueda llevarle el ritmo”, reflexiona.

Los vaivenes del deporte crean un terreno fértil para las dudas, por lo que muchos jugadores acaban abandonando frente a las frustraciones del oficio. Navone, por su parte, hizo un alto en su carrera a los 15 años, pero luego de tres meses decidió volver a las canchas. “Extrañaba la adrenalina, el competir. El tenis es un deporte individual donde lo mental predomina sobre todo, te da las sensaciones más lindas y las más duras a la vez”, destaca.

Ignacio Carou estima que un tenista profesional promedio puede gastar hasta 50.000 dólares al año. 

El super tie break

Entre otras fuentes de estrés para los jugadores se encuentra la pregunta por quiénes o cómo financiarán sus carreras. En Argentina, un jugador sin sponsors o dinero familiar está condenado al fracaso, pero aún quienes tienen recursos deben lidiar con la responsabilidad que la inversión no sea en vano. “La presión de ganar y subsistir en los niveles más bajos desde lo económico es lo más difícil de todo. Es muy duro entrar a la cancha pensando que si no ganás ese partido probablemente pierdas la semana, o que vas a perder plata de tu familia o tus sponsors”, recuerda Navone.

Por su parte, Ignacio Carou estima que el gasto anual de un tenista profesional promedio puede oscilar de los 30.000 a los 50.000 dólares. Carou es nacido en Capital Federal, y con 23 años se encuentra en el puesto 243de dobles y 581 de singles ATP. Aunque el riesgo muchas veces rinde frutos, las posibilidades de perder el dinero invertido suponen una responsabilidad muy grande. “Obviamente, siempre hay gente que gasta un poco menos o un poco más. Para hacer las cosas bien, ese es el importe promedio. Al principio hay que invertir un montón”, asegura.

Los gastos que deben sustentar abarcan desde entrenadores y material como raquetas, cuerdas y grips hasta pasajes de avión, hoteles y psicólogos deportivos para sostener la salud mental. “El entrenador te sale unos 1.000 dólares por mes, los encordados entre 5 y 10 dólares si encordás cada uno o dos días, el preparador físico unos 400 o 500 más mensuales”, comenta. Para hacer notar el contraste, señala que en los torneos de Futures, por ejemplo, una semifinal puede dar una ganancia de 800 dólares

Francisco Comesaña, de 21, sabe que el dinero puede ser el quiebre que determine si un jugador avanza o no en el circuito. Si tu familia no está muy bien económicamente y no tenés un sponsor, es muy difícil ser profesional. En países más chicos es más fácil conseguir ayuda porque son menos los jugadores, pero Argentina hoy tiene tantos jugadores que son muy pocos los que tienen apoyo de la Federación”, dice el tenista.

El tercer tiempo

 El 25 de julio pasado, Comesaña alcanzó el puesto 204 en el ranking mundial ATP, el más alto de su carrera hasta el momento. Aunque el 2022 no para de bañarlo de logros, sabe muy bien el sacrificio que requirió llegar hasta este lugar. A los 15 años, Alejandro Cerúndolo -padre de los tenistas Francisco y Juan Manuel, que se encuentran en el puesto 28 y 156 entre los mejores del mundo- se ofreció a recibirlo en Buenos Aires e introducirlo al escenario tenístico porteño. Un tiempo atrás y todavía en Mar del Plata, su ciudad natal, había pensado en abandonar el deporte frente a la desmotivación de sentirse “muy chiquito al lado de los otros jugadores”. Con el apoyo de su familia acabó por mudarse a la capital, y vivió en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) entre los 16 y los 20 años.

Aunque su amor por la raqueta es más grande que todo, no desconoce la realidad afuera de la cancha. “No se habla de la cantidad de fechas importantes, salidas con amigos que uno se pierde, o en las que uno está solo. Quizás no podés festejar tu propio cumpleaños, el de un amigo, el de tu pareja. Yo vivo en Córdoba y mi familia en Mar del Plata, y en el último año solo pude ir una vez a verla”, cuenta el marplatense.

Respecto a las frustraciones diarias que enfrenta en su carrera, rectifica: Todos dan por sentado que el tenista tiene una vida de lujo porque “es millonario” y viaja por todo el mundo. Sí, viajás mucho, pero casi nunca tenés la posibilidad de llegar a conocer esos países. Los aeropuertos son difíciles, hay muchos problemas con pérdida de valijas, retrasos de vuelos, etcétera. A veces llegas muy sobre la hora al torneo y pasás un estrés tremendo”.

Haciéndole frente a todas las adversidades, los jóvenes del circuito continúan poniendo cuerpo y alma al deporte todos los días del año, porque para el tenis no hay vacaciones. Aunque los premios y medallas traen alegrías, la verdadera motivación está hecha de fuerza y sudor, y es color arcilla: “Hay muchas dificultades. Pero cuando te sentís bien adentro de la cancha, es cuando decís: estoy haciendo las cosas bien”, concluye Comesaña.

El arte de volar como los murciélagos

El arte de volar como los murciélagos

El periodista deportivo Alejandro Ansaldi publicó «Fútbol Ciego», un libro que da cuenta que no existe un único tipo de fútbol.

El televisor o la radio informan todo el día sobre lo que sucede en el fútbol profesional masculino, ya sea nacional o internacional. Escasas veces se habla de otros deportes, a menos que haya equipos que lleguen a una final… y la ganen. Fútbol Ciego (el arte de volar como Los Murciélagos) es un libro publicado por Ediciones Al Arco, que se aleja de lo convencional para mostrar las historias de los miembros de un conjunto del que poco se habla: la Selección de Fútbol para Ciegos de Argentina. Su autor, el periodista deportivo Alejandro Ansaldi, dialogó con ANCCOM acerca del proceso de realización del libro y los estigmas sociales que hay sobre las personas con discapacidades visuales.

¿Qué te inspiró a escribir sobre Los Murciélagos?

En mi casa hay dos grandes temas. Uno son los ciegos porque mi mujer, Natalia, es profesora de ciegos y el otro es el fútbol, porque yo soy “enfermito” del fútbol. Fuimos a ver a Los Murciélagos en la Copa América 2009, porque ella me invitó. Empezamos a ser novios y el plan era verlos. Cuando los vi jugar no podía creer lo que había visto, re groso juegan. Algo me pasó en esa primera vez que los vi y siempre quise escribir un libro pero no sabía de qué y el año pasado dije: «Pero si yo tengo el tema en mi casa, es esto». Quería contar cómo era jugar al fútbol ciego y que le llegue a alguien la que no conocía a Los Murciélagos, que no sabía que existía esa chance, que se puede jugar al fútbol aunque no se vea, o a una familia que tiene un nene ciego.

¿Qué inquietudes tuviste al escribirlo?

No tenía idea si era interesante para el público en general, porque una cosa es mi mujer que está en ese mundillo y me dice: «Dale para adelante». O mis amigos, que me quieren mucho: «Dale, vos escribís bien, está buenísima la historia». Pero yo no sabía porque es mi primer libro. Cuando hacés un libro, hasta que no lo terminás y lo mostrás a una editorial, decís: “Capaz que no le interesa a nadie”. Creo que acerté porque es un tema inédito, ese fue mi primer golazo. Hay un libro de la biografía de Silvio Velo y uno del reglamento, pero no había de Los Murciélagos.

¿A qué alude el subtítulo “El arte de volar como Los Murciélagos”?

A que los tipos a partir de una situación muy adversa, lograron hacer un montón de cosas. Lo que hacen ellos, no lo podemos hacer nosotros. La persona que ve no lo puede hacer y muchos ciegos que no juegan al fútbol tampoco, porque tenés que pasar por esa experiencia. Tenés que ser ciego y vivir todo ese proceso que vivieron, de encontrar que existía una posibilidad de jugar al fútbol con pares y eso les permitió crecer. El grupo tiene una motivación de superación y de alegría ante una situación que es terrible. Si yo me quedo ciego, me quedo tirado en un sillón llorando y no sabría cómo seguir mi vida. De hecho a ellos les pasó, vivieron un trauma tremendo en el cual después descubrieron el fútbol y la vida les cambió rotundamente. Muchos a partir de ahí consiguieron trabajo, empezaron a viajar solos, se casaron, tuvieron hijos y volaron al mundo. Esa es la metáfora de volar como un murciélago. Es un arte lo que ellos logran hacer, además del juego de palabras, con el fútbol, con lo bien que lo hacen.

“Años atrás el modelo de la persona ciega era el pobrecito, incluso lo es hoy para muchos que desconocen el tema. El ciego era el que daba lástima, el desvalido al que había que ayudarlo en todo”, te cuenta Enrique “Quique” Nardone, ex entrenador de Los Murciélagos, en uno de los capítulos. ¿Coincidís con su mirada?

Sí. Todavía pasa. Cuando Naty le cuenta su profesión a alguien, la primera respuesta que le da la gente es: «Ay qué buena que sos, trabajás con los pobres cieguitos». Ella se enoja y les explica: «¿Qué pobrecito? Pobrecito vos, porque estos pibes pueden hacer casi todo». La sociedad piensa que es un tipo que ya no puede hacer nada y Los Murciélagos me demostraron que pueden hacer de todo. Cuando una persona queda ciega, lo sientan en una silla. Cuando hay sol lo ponen afuera, cuando llueve lo meten a casa y así hasta que se va a dormir. Le dan la comida, el tipo no se mueve, lo ayudan a ir al baño. Cuando consiguen lograr su independencia y esa libertad, te das cuenta que no hay una limitación propia, a veces tiene que ver con el entorno familiar que no ayuda.

¿A qué te referís?

Es fundamental cómo son los padres de los chicos que se quedan ciegos. Cuanto más lo sobreproteges al pibe, menos chances le das. Yo tengo hijos chicos, también me pasa. Hay que tener mucho coraje y valentía para tener un pibe ciego y mandarlo a jugar a la pelota, pero ese empuje de “andá a jugar y aunque te choques y te rompas la cabeza, levantate y seguí jugando”, hace que esa persona después crezca y se desarrolle. El que está sobreprotegido y lo guardan en una cajita de cristal no puede desarrollarse. Los padres de estos chicos son ejemplares, porque los empujan a hacer deporte y los dejan viajar en colectivo solos. Yo a mis hijos no los dejo ni ir a la esquina.

¿Tuviste algún prejuicio sobre Los Murciélagos?

No sé si prejuicio, pero lo que me sorprendió y me conmovió es que me demostraron que son recontra felices. No se quejan de ser ciegos. No es un tema importante entre ellos y eso te enseña porque después en la vida no lo aplicás. Terminé el libro y dije: “Aprendí todo, ya está, ya sé que no me tengo que quejar de boludeces”, y al rato pinché una rueda y estaba puteando. Es difícil después tratar de llevar eso a la realidad.

El técnico me dijo: “Dale jugá con los ojos tapados, pero después vas a jugar con los ojos destapados y tampoco vas a tocar la pelota”. No pude hacer nada. No tenía chance de tocar la pelota y fue muy fuerte; ahí te das cuenta lo difícil que es.

Alejandro Ansaldi

 

Al final del libro contás que jugaste un partido con ellos. ¿De quién fue la idea?

Mía. Yo quería jugar con ellos y comprobar lo difícil que era. El técnico me dijo: “Dale jugá con los ojos tapados, pero después vas a jugar con los ojos destapados y tampoco vas a tocar la pelota”. No pude hacer nada. No tenía chance de tocar la pelota y fue muy fuerte porque ahí te das cuenta lo difícil que es. Para nosotros que vemos es imposible porque ellos desarrollan un montón de sentidos que nosotros no, por más que te tapes los ojos. Ellos desarrollan la ecolocalización. Chasquean los dedos y se dan cuenta a qué distancia está la pared, a qué distancia estás vos y ellos escuchaban la pelota que yo iba a recibir antes de que yo la reciba. Fue una experiencia buenísima, pero en el momento sufría porque quería hacer algo, hacía calor, estaba cansado, quería agarrar la pelota, hacer un gol. Después, cuando pude ver, agarré la pelota pero tampoco pude hacer nada. Ellos tienen movimientos sincronizados, juegan en velocidad, son jóvenes, son atletas de élite. En los rankings Los Murciélagos son número 1. Vos decís: «Ah son ciegos, les voy a ganar». No, no tuve chance.

¿Por qué el periodismo en nuestro país casi nunca habla de ellos?

Al periodismo no sé qué le pasa, por ahí hay gente que piensa que no es negocio y es culpa también de nosotros, los periodistas, que no tengan más difusión. Si nosotros no lo contamos, la gente no se va a interesar. Acá fue tapa de Olé cuando Los Murciélagos ganaron en 2006 el campeonato del mundo, pero como una cosa rara y extravagante. La sociedad mira para otro lado cuando se trata de discapacidad, no le gusta ver al discapacitado. Esto es para mostrar, porque además es alegre. No voy a ganar plata con el libro. No te voy a negar el ego, porque somos periodistas y todos queremos crecer y que nos conozcan. Pero lo que quiero es que se difunda, que llegue a todos lados, que la gente se entere de ellos.

Acceso libre para personas con dificultades visuales

Fútbol Ciego (el arte de volar como Los Murciélagos) está disponible en versión digital gratis para cualquier persona con discapacidad visual u otras dificultades para la lectura impresa, en la Biblioteca Tiflolibros

Rugby femenino made in Lanús

Rugby femenino made in Lanús

Los rayos amenazaron todo el día con la suspensión de la fecha y por eso los varones retrasaron su encuentro para jugar sin riesgos. Ahora las chicas, que estuvieron esperando que ellos terminen, se disponen a entrar en lo que queda de verde en la cancha de Lanús Rugby Club. La capitana Tamara Charo da las últimas palabras de aliento para el equipo: “A Ro le duele la rodilla, estamos echas mierda, pero vamos a dejar todo. No perdamos la pelota”. Después se escucha al unísono: “Un, dos, tres Lanús”.

El Lanús Rugby Club se fundó en el año 1996 y nada tiene que ver con el Club Atlético Lanús –que participa con éxito en los campeonatos de fútbol profesional– aunque ambas instituciones estén pegadas una de la otra. El equipo de mujeres rugbiers comenzó en 2012 con un grupo de chicas que empezó a entrenarse por su cuenta y que al poco tiempo encontró en Emiliano Mito Serafini (32), ex jugador de rugby en el club, a su entrenador.

ra Lugo corre con la pelota de rugby en la manos, totalmente embarrada mientas la persigue una rival

La centro del equipo de Lanús, Iara Lugo, corre mientras es perseguida por una de las jugadoras de Almafuerte.

Las chicas entran a la cancha, impecables con los colores blanco y el clásico granate en sus remeras para enfrentarse al Almafuerte, un club de Ciudad Evita. A los cinco minutos de empezado el partido, ya no hay manera de distinguirlas de sus rivales, de los dos lados el marrón oscuro se adueña de las camisetas. El equipo bonaerense de zona sur no tiene suplentes e incluso empieza el encuentro con nueve jugadoras de campo cuando deberían ser diez por equipo. Del otro lado, Almafuerte cuenta con una cuantiosa banca.

Pero paradas al lado de las suplentes de Lanús se encuentran Jimena Tévez, de 15 años, que hace unas semanas arrancó a entrenar, y Luciana Carrasco, de 20, que hasta hace poco integraba el equipo. Alientan desde afuera. A los minutos de empezado el partido llega la décima jugadora: Carolina Del Valle Schaab, de 36, que viene de un largo día de trabajo como seguridad privada. “Le lloré al supervisor, le tuve que suplicar hasta que me dio permiso y me dejó salir un par de horas antes para poder jugar”, confiesa, mientras cuenta cómo retorno al equipo luego de una lesión y de otros compromisos personales: “Me dije ‘me tengo que replantear volver, si no puedo entrenar todo lo que se necesita, aunque sea venir una vez por semana, volver a arrancar y darles una mano’”.

Las chicas del equipo Almafuerte cubren la pelota

Luego de la postergación del partido por una lluvia, el equipo de rugby femenino de Lanús comenzó con un try abajo el encuentro.

Es que luego de la modificación que dispuso en 2017 la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) de que se pasara a jugar el torneo femenino con diez jugadoras –en vez de siete como se venía haciendo– varios equipos en desarrollo como lo es Lanús, tuvieron dificultades para presentar el equipo completo, teniendo que jugar muchas veces sin cambios o en desventaja numérica. Luego de sufrir por la falta de jugadoras, Mito asegura: “Ahora terminamos con el equipo armado y ya podemos empezar un escalón arriba”.

Durante los primeros minutos del partido, las chicas están algo dubitativas y la presión de Almafuerte las hace retroceder en campo propio, el entrenador granate pasea de un extremo a otro, sobre uno de los costados de la cancha, mientras sigue las jugadas con detenimiento. Pero Lanús Rugby Club no logra salir de la zona defensiva y al poco tiempo Almafuerte marca el primer try. El entrenador camina bordeando la cancha, junta a las jugadoras y les dice: “Tranquilas, confiemos en nosotras”.

Con la desventaja, las locales empiezan a ganar posiciones y a recuperar rápido la pelota. Suenan los cuerpos y el agua con cada tackle. El médico tiene que ingresar por el pedido a los gritos de una de las jugadoras de Almafuerte tras un golpe en su pie.

Abrazo de las chicas de Lanús Rugby Club, se alcanza a ver las remeres embarradas

Carolina del Valle, pidió salir antes de su trabajo para que sus compañeras no jugaran el partido en desventaja numérica.

Las locales se asientan mejor en el campo y empiezan a pasarse la pelota. Luego de varios avances, a Iara Lugo, de 21 años, se le abre un espacio, esquiva a una, se cuela, aguanta el tackle a destiempo de su rival, lucha contra el barro, levanta más alto las piernas para escapar, a pura fuerza y velocidad pasa. De atrás la siguen cinco jugadoras desesperadas, está casi a punto de llegar a la línea final pero la derriban. Antes de caer, Iara le pasa la pelota a Rocío que había seguido la jugada. Sola por la banda izquierda, convierte el try del empate.

“Ro” es a la que le dolía la rodilla antes de empezar el partido, se llama Rocío Soto y sufrió la rotura de los ligamentos durante 2016. Además es profesora de Educación Física y hace dos años que cambió el handball por el rugby. “En el profesorado le dieron solamente rugby a los varones y muchas nos quedamos con ganas de conocer el deporte, entonces por eso dije: ‘Me voy a sacar las ganas, pruebo y si no me gusta me voy’”, recuerda de sus inicios en el deporte.

Luego del empate, las granate agarran confianza, Iara se escapa varias veces más y amplía la diferencia. Su familia desde la tribuna festeja, en especial su abuelo Alfonso y su abuela Chichina, que la incentivaron para que empezara a practicar rugby. “Una la ve que se posesiona jugando, le gusta tanto, que deja todo ahí”, dice Chichina mientras Alfonso replica: “Estamos contentos y firmes todos los domingos alentando a la nieta”.

 

Una de las chicas de Almafuerte tendida en el piso luego de un choque

Finalmente, las chicas de Lanús Rugby Club pudieron dar vuelta el resultado «dejando todo» como marca la capitana del equipo.

También hay tiempo para que la más chica del equipo, Daiana Penayo, de 15 años, marque un try. La adolescente se unió a Lanús a principios de 2017, provenía de otro club de la zona pero que no se encuentra federado en URBA. “Yo sentía que podía dar más, decidí dar una paso grande y venir acá,” relata Daiana que recibió durante todo el partido las indicaciones del entrenador: “Un pasito adelante Dai”,  “abrite un poco”,  “más cerca de Iara”. Con la victoria conseguida, Mito les comentaba a sus amigos del club: “¿La vieron a Daiana en la cancha? Va para adelante, no tiene miedo.”

“Vos podés tener mucha técnica o lo que sea, pero tenés que poner ganas y actitud. Eso no se negocia y no te lo da nadie. Eso siempre lo marco, porque no hay con qué darle. Podemos perder, podemos ganar pero dejando todo”, reconoce Tamara Charo , la capitana de 36 años, que sueña con que en el club se abran las infantiles de rugby femenino para poder entrenar a las nenas a partir de los cinco años. Mito, que además de entrenar al equipo femenino, es entrenador de juveniles, infantiles y del plantel superior, concluye al hablarle a las chicas después del partido: “No me pasa con ningún otro equipo, de estar fuera de la cancha y salir con los ojos llorosos, solo me lo transmiten ustedes.”

Actualizado 06/02/2018

El nuevo fútbol para todos

El nuevo fútbol para todos

La privatización de las emisiones televisivas de fútbol tras casi ocho años de ser gratuitas, le puso precio a un bien cultural e identitario de la sociedad. Los 300 pesos que cuesta el pack (sin contar los 900 pesos promedio que sale el abono al cable más lo que cada operadora cobra por el servicio HD), hacen del fútbol televisado un bien inaccesible para buena parte de la población. Decididos a no perder esa conquista cultural, los vecinos de distintas zonas de Capital Federal se organizan todos los fines de semana para brindar las transmisiones de fútbol gratuito en pantallas gigantes. Generan, así, un punto de encuentro y resistencia para no perder los derechos conseguidos. Parque Chas, Lanús Oeste, La Boca y Caballito son algunos de los lugares que mantuvieron la iniciativa y que reúnen en cada encuentro a cientos de personas.

En la entrada de la Unidad Básica (UB) “Ahora y Siempre” de La Cámpora, la agrupación política y social afín al kirchnerismo, ubicada en el barrio de Caballito en Paysandú al 1678, figura un cartel significativo: “Fútbol para Todxs”, donde la “x” invita a participar. En la vereda, a un costado de la sede, un televisor tradicional brinda imágenes del River-Newell´s, acompañadas de la voz de Sebastián Vignolo y el comentario de Diego Latorre. Frente al aparato, una mesita sostiene un mate y un termo, y también un paquete de bizcochos. Alrededor de ella, en posición expectante a lo que sucede en la pantalla, sillas de plástico ubicadas en forma planificada para que todos y todas logren la mejor visión posible. La cálida tarde cae, mientras que el partido está a punto de arrancar. Son las 19.15 y Adrián, vecino de Caballito, llega a la juntada para ver a su querido Millonario, no sin antes saludar a los militantes y organizadores de la movida que comenzó a desarrollarse luego de que el Gobierno nacional decidiera dar de baja el Fútbol Para Todos (FPT).

El cartel es un aviso de lo que propone la UB “Ahora y Siempre”: transmitir los partidos gratuitamente para todo aquel que quiera acercarse luego de la privatización del fútbol -primero, sacado de los canales de aire desde el comienzo del actual torneo y luego, con la implementación del pack especial, al margen de la suscripción tradicional por cable-. Lautaro Severino es uno de los organizadores de la idea. Militante en La Cámpora hace cinco años, cuenta cómo surgió, luego de la decisión del Gobierno de Cambiemos: “Palpamos un malestar en los vecinos del barrio. Cuando se jugó el River-Boca, que fue la primera fecha significativa que no podía verse por cable básico. Tuvimos la iniciativa de buscar formas para transmitir de modo propio el partido y abrirlo a toda la comunidad. Fue complicado llegar a esa fecha con los recursos necesarios, pero ese intento de implementar la idea lo sostuvimos, tratamos de que no se dilatara y poder brindar lo antes posible los partidos. Así fue como llegamos a esta fecha, con tres partidos que estamos transmitiendo abiertamente para toda la comunidad”. Lautaro hace referencia a los choques de Racing-Independiente, River-Newell´s y Rosario Central-Boca. Señala que durante el clásico de Avellaneda se acercaron varias personas, entre ellas, una pareja que se disponía a salir a cenar pero que en el camino se tomó un tiempo para observar el encuentro. Es que colocar el televisor en la vereda logra un mayor efecto para dar a conocer la propuesta. No obstante, el principal organizador comenta que, pese a que utilizaron diferentes métodos de propaganda, se valieron de las redes sociales para difundir la idea. “Hubo una recepción muy buena de la comunidad. Encontramos valoración en la originalidad de la propuesta, a la no quietud ante el retroceso de derechos que afecta al estado de ánimo de quien consume fútbol, considerado por algunos con otro valor en su vida cotidiana”, dice Severino. Además, la UB contó con el apoyo de la agrupación “Vecinos Inquietos”, un grupo de vecinos autoconvocados y organizados de forma multipartidaria, ubicado en el barrio de La Paternal, lindante con Caballito.

Una pizarra anuncia que darán gratis el partido de Boca - Central. Al fondo, puede observarse una muchedumbre que rodea la puerta de la Asociación Civil Boca es Pueblo.

“Estamos en contra de la privatización del fútbol, es un bien cultural por el que no se debe cobrar”, dice Pablo de la Asociación Civil Boca es Pueblo.

Dolores Guichandut también forma parte del conjunto de organizadores y organizadoras del proyecto. Militante peronista y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, expresa: “Nos parece importante mantener el derecho a ver fútbol en algún lugar en un contexto desfavorable, donde las condiciones económicas y los modos de vida se ven afectados”. Vignolo relata situaciones desperdiciadas tanto por River como por Newell´s y con ello, Adrián, hincha de La Banda hasta en las venas, se hace mala sangre, mientras que recibe alguna que otra cargada inocente. “La organización es solidaria y apunta a que este lugar se convierta en un espacio para que todos los vecinos se puedan acercar y vivir la experiencia de ver fútbol”, agrega Dolores. El primer tiempo llega a su fin y Adrián aprovecha a contar sus sensaciones: “Es una muy linda experiencia porque a pesar de que en tu casa veas el partido tranquilo, acá sentís que estás entre amigos, pudiendo hablar de todo, de política, de fútbol, de cosas cotidianas. Me parece una gran iniciativa y espero que perdure. Lamentablemente llegamos a esto porque el Gobierno nos sacó la posibilidad de ver FPT”.

El segundo tiempo arranca con la noche ya caída. El televisor no solo transmite el juego, sino que ilumina la mesa y las opciones de snacks esparcidas allí. La cerveza se presenta como la bebida oficial del encuentro entre organizadores y vecinos. La solidaridad y la simpatía aparecen como valores en común durante la reunión, a pesar de los distintos colores por los cuales se hinchen. Los iniciadores de la propuesta cuentan que no tuvieron problemas al llevar a cabo su idea y que gozaron de la ayuda de distintas agrupaciones del barrio, quienes ya acordaron la entrega de un proyector. “La quita del FPT es una decisión política orientada en un proyecto que tiene como variable de ajuste los derechos de los trabajadores, de las clases medias y las clases populares”, dice Lautaro. Consultado sobre el discurso hegemónico que pone en discusión el gasto público en fútbol y aboga por un supuesto redireccionamiento, indica: “La orientación de esta política no es un recorte necesario que tenga que ver con solventar otras políticas públicas, sino que tiene que ver con un proyecto neoliberal que concentra recursos, sacándolos de las manos de las mayorías y entregándoselos a manos privadas”. Dolores, por su parte, señala: “Quitar FPT no es una política aislada, sino que se enmarca en el cercenamiento de derechos y en el desguace de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en los Decretos de Necesidad y Urgencia y en aquellos artículos clave que vienen a beneficiar al mismo sector empresarial que saca ventaja con la privatización del fútbol”.

El segundo tiempo arranca con nuevos integrantes en la juntada barrial. Norita, aunque no le interese el fútbol, se acerca y se sienta en una de las sillas de plástico para compartir un momento con los compañeros de la UB y también un vaso de cerveza. Otro chico se suma a la movida, acepta un poco de bebida y de snacks y disfruta atentamente del partido, pese a que es de San Lorenzo. Él cuenta que antes se veía todos los juegos de su Ciclón pero que ahora pagar se le hace difícil. “Pagar algo extra, además del cable, resulta perverso en el método de transmitir fútbol porque es doblemente beneficiario para las partes concentradas”, señala Lautaro para referirse a las ganancias que acumulan las empresas tanto por brindar el cable básico como el pack especial de fútbol. “El uso y abuso que tienen las grandes cadenas de medios deportivos es doblemente obscena”, enfatiza Severino y luego concluye: “El neoliberalismo apunta a confrontar lo público con lo privado y a demostrar que el Estado no puede administrar, en este caso, el fútbol”. Gonzalo “Pity” Martínez marca el gol de River y Adrián festeja con el puño apretado. También Dolores suelta un grito de alegría. Sin embargo, la ventaja dura poco: Luis Leal empata, Brian Sarmiento coloca arriba al conjunto rosarino y Héctor Fértoli señala el tercero. “Mi hermano se suscribió al pack, reconoce que no le gusta pero lo paga igual. Yo soy más reacio. Pensé que esto de ir a un bar o juntarse en un lugar que no es tu casa no iba a volver a ocurrir”, afirma Adrián, con nostalgia de por medio. Critica la decisión política de quitar el FPT y, al finalizar el partido de River, también cuestiona el desempeño deportivo del equipo, haciendo una especie de analogía con el equipo de Cambiemos, en un notable acto de creatividad.

Con el fin del partido, la reunión se alborota. Algunos se enderezan, otros renuevan sus vasos ya vacíos. Llegan vecinos nuevos, hinchas de Boca, quienes saludan y, acción continua, cargan a Adrián. Son más de las 21 y Central-Boca está a punto de arrancar, y así otro beneficio para Fox y Turner y las cableoperadoras, manos privadas que gozan del nuevo statu quo.

Cuba a la vuelta de la esquina

Entre las 11 y las 19, Caminito se convierte en uno de los centros turísticos más concurridos de Buenos Aires. Los ídolos populares hechos estatuas de papel maché asoman desde los balcones y saludan a los miles de visitantes que se maravillan con las imágenes más exóticas de un arrabal desaparecido. Asiáticos, norteamericanos y europeos, con sus bolsas xeneizes y camisetas azul y oro ignoran lo que será el verdadero espectáculo del barrio. En poco más de dos horas, invisible a los ojos del folleto turístico, La Boca se vestirá de fiesta.

Pasadas las 19:30, el local de la Asociación Civil Boca es Pueblo abre sus puertas y da el puntapié inicial del encuentro. Con cumbia de fondo y el partido de River como previa, la esquina de Irala y Lamadrid, en pleno barrio de la boca, se empieza a colorear de azul y amarillo. Jóvenes, hombres, mujeres, parejas con sus chicos, grupos de amigos y de vecinos ocupan los cordones de las cuatro esquinas de la intersección. Birra, vino o fernet en vaso comunitario en mano acompañan las charlas y las risas, siempre futboleras.

Dentro de la Asociación Civil Boca es Pueblo, hinchas de Boca miran el partido. En primera fila, se puede observar una mujer que sostiene un vaso con fernet.

Hinchas de Boca observan el partido en el interior de la Asociación Civil Boca es Pueblo.

Parado en la puerta del local está Pablo, miembro de la agrupación que dio inicio a la iniciativa de un fútbol sin excluidos justo para la fecha del superclásico. “Estamos en contra de la privatización del fútbol, uno labura toda la semana esperando el partido que lo alegre (o bajonee) el resto de la semana, eso es un bien cultural por el que no se debe cobrar”. Pablo levanta la cabeza y ve a dos chicos en la esquina de en frente. Uno con la camiseta de Boca y otro con la de Argentina, juegan con una pelotita y utilizan la persiana de un comercio como arco de fútbol, relatan las jugadas con la alegría a flor de piel, uno sueña con ser como Benedetto, el otro como Tévez. Un pelotazo del que sueña ser Tévez cruza la calle y llega a la esquina de Pablo, que agrega: “Hay muchos hinchas que no pueden pagar ni siquiera el cable, lo peor que le podemos hacer a esos pibes es alejarlos del fútbol”.

Pablo le pasa la pelota a Camilo que se encuentra a unos metros: “Primero pensamos en hacer un boicot, juntándonos. Pero así los medios no le iban a dar visibilidad, además el problema iba a seguir estando, el hincha iba a seguir sin poder verlo. De esta manera estamos boicoteando el fútbol pago y además uniendo y dándole una mano al hincha”.

Como en cualquier partido, no faltan las banderas y carteles. “Que vuelvan los visitantes” da la bienvenida y un “Somos de Boca pero no de Macri” despeja cualquier tipo de dudas. En el interior del local, Jacinta asume el protagonismo del equipo de Boca es Pueblo para remarcar que el fútbol pago no olvide otras luchas: “Hay que cuestionar cómo se trata a la mujer en todos los ámbitos del club”, remarca y agrega: “mirá cuantas mujeres hay acá, somos hinchas y queremos y utilizamos las instalaciones del club tanto como los hombres, aunque en el carnet de socia intenten decirnos lo contrario”. Y agrega que “un caso emblemático es el de Marcela Lesich (DT de fútbol femenino) que, tras sacar siete veces campeonas a las gladiadoras, la echaron, en palabras textuales del club porque `consideraban mejor un cuerpo técnico masculino´”.

Detrás del vidrio del local de la Asociación Civil Boca es Pueblo, se puede observar a un hombre vestido con la camiseta de Boca que lamenta una situación. El reflejo en el vidrio devuelve la imagen difusa del televisor que transmite el partido.

“Esto está bárbaro, acá lo ves con clima de cancha, incluso si fuera gratis, es mucho mejor que verlo solo en casa», dice Fernando, un hincha de Boca.

El reloj marca las 21:30 y los equipos ya están en la cancha, mitad afuera y mitad más uno adentro, unas trescientas personas fijan su mirada en la pantalla gigante del local. Lousteau mira su reloj y se lleva el silbato a la boca que da inicio al partido, aplausos y gritos se repiten entre los espectadores. Cuatro minutos más tarde, un nene de 10 años lanza un insulto al aire, hay gol de Central, Marco Rubén anticipa un centro y pone el 1 a 0 en el marcador. Un desborde de Fabra a los 16 minutos levanta aplausos y arengas y la expulsión de Goltz a los 37 despierta algunos enojos. El fin del primer tiempo los manda al vestuario para aliviar tensiones. En el interín, Juan, junto a sus amigos, sentados en el cordón de la vereda, cuenta que “cuando era gratis, de visitante nos juntábamos en alguna casa, ahora que no tenemos pack, esto nos permite seguir juntándonos, está muy bueno”.

Fernando de 52 años y Carlos de 60, vecinos del barrio, esperan el segundo tiempo sin moverse de sus sillas en el interior del complejo. “Esto está bárbaro, acá lo ves con clima de cancha, incluso si fuera gratis, es mucho mejor que verlo solo en casa, compartís las emociones y, además, ¿Quién tiene semejante pantalla?”, dice Fernando.

“No importa dónde juegue, al xeneize lo sigo a donde va” cantan para dar inicio al segundo tiempo. Pasados 15 minutos del segundo tiempo, un bombo y un platillo atraviesan el local por sobre las cabezas y se instalan en la puerta para dar inicio a lo que será una seguidilla de canciones que no terminarán hasta finalizado el encuentro, dejando obsoleto el equipo de música que transmite los relatos del fútbol para pocos. “Vamo, vamo xeneize, te vinimos a ver”, la fiesta se apodera del barrio que se suma a los cantos. Los últimos 15 minutos del partido son a puro dramatismo, con pedidos desmedidos de penal y un palo incluido, los “uuh” se repiten acompañados de manos en la cabeza y protestas de todo tipo.

El momento exacto en que Lousteau marca el final del partido es borrado por el sonido del bombo y el platillo. Hay que guiarse solo por lo que se ve, como en la cancha. La gente se dispersa poco a poco cantando “Dale Bo, dale Bo que no pasa nada”.

Hace un tiempo, el periodista deportivo y candidato a Diputado Nacional del PRO Fernando Niembro, sostenía que “los que quieran ver fútbol gratis que se vayan a Cuba” y que “esto de acostumbrarse a que todo sea gratis es de otro tiempo”. Los vecinos de La Boca consiguieron llevar a Cuba a la vuelta de la esquina.

Actualizado 29/11/2017