Fútbol, soja y agrogoles

Fútbol, soja y agrogoles

Con apenas seis años de vida, la bandera que lo acompaña en los partidos es un reflejo de la institución: “Agro no tuvo infancia, nació grande”. Asentado en la ciudad bonaerense de Carlos Casares, de 18 mil habitantes, la institución tiene un predio de 15 hectáreas y una cancha propia con capacidad para ocho mil espectadores, luz artificial, césped importado de Europa, sistema de riego computarizado asistido por un lago artificial, y hoy se encuentra en proceso de ampliación para que entre el doble de espectadores.

El club también tiene fútbol femenino, un plantel completo de divisiones inferiores, siete canchas auxiliares, hotel, cabañas, palcos, cabinas en construcción y ningún socio. Su fundador y actual presidente, Bernardo Grobocopatel (primo de Gustavo, el más mediático de la familia), es uno de los propietarios de Grobocopatel Hnos, compañía dedicada a la explotación de campos alquilados –los terratenientes sin tierras– y que llegó a tener la mayor planta de silos de América latina.

Una de las claves del crecimiento exponencial del Agropecuario es, sin dudas, su presupuesto. Según un cálculo estimativo de su presidente, en el Federal A (la tercera división de la AFA) rondó los 700.000 pesos mensuales, cifra cercana a la de un equipo de la B Nacional.

Bandera del Agropecuario flameando.

Los fanáticos festejan el ascenso del club a la B Nacional.

Fernando Fuentes, integrante desde 2013 del área de prensa del club, asegura que “se financian principalmente mediante sponsors ligados a la otra actividad de Bernardo.Tiene muchos contactos con cerealeras, empresas como Ombú y otras que se dedican al negocio agropecuario. Pero si Bernardo quiere traer un jugador y darse el gusto, lo contrata y lo banca él”. Aunque aclara: “Es un empresario y no va a entrar a perder plata al fútbol, por más que sea su pasión”.

Entre salario y premios, los jugadores del “Sojero”, como le dicen, pueden juntar entre 20.000 y 30.000 pesos al mes, mientras que en el resto de los equipos con los que competía en el Federal A, según Futbolistas Argentinos Agremiados, el salario no pasa los 11.300 pesos.

El especialista en dirigencia deportiva Fernando Domínguez, quien actualmente trabaja en la subsecretaría de Comunicación en el Ministerio de Agroindustria de la Nación, sostiene que “el hecho que los jugadores de Agropecuario cobren al día, seguramente por encima de ese número y que además no trabajen de otra cosa por la tarde, como sucede en otros clubes, ya es una ventaja”. En un campeonato largo, opina, “las ventajas económicas y estructurales siempre pesan más y se ubican más arriba”.

Herramienta publicitaria

No es la primera vez que un equipo de fútbol del “interior” se hace conocido gracias al aporte de capital externo. El caso más emblemático fue el del Club Social y Deportivo Loma Negra, nacido de la cementera homónima, propiedad de Alfredo Fortabat, en 1929. La institución tenía como objetivo la diversión de sus empleados y ser un espacio donde compartir en familia. De hecho, sólo contaba con una cancha y un galpón.

Cuando Fortabat falleció en 1976, su esposa, Amalia Lacroze, se hizo cargo de la empresa y comenzó a inyectar dinero en el club. En el Torneo Nacional de 1981, con la contratación de jugadores de Racing, River, Atlanta, San Lorenzo, Independiente, Vélez y Boca, quedó tercero en su zona detrás de River y Ferro. Dos años después, “el Celeste” –como lo apodan– avanzó hasta los octavos de final del certamen, donde fue eliminado por Racing.

Gonzalo Urquijo arriba de un tractor festejando con otros fanáticos el ascenso del Agropecuario.

Gonzalo Urquijo, goleador histórico del club, en un tractor festejando el ascenso del Agropecuario

Pero aquel Loma Negra no sólo sigue ostentando el mayor promedio de puntos por partido en el profesionalismo, con 39 unidades en 28 encuentros disputados, sino que también fue noticia mundial por un capricho de “Amalita”. Ocurrió en 1982, cuando la Selección Argentina recibió en un amistoso a su par de la URSS, que terminó 1 a 1. Amalita convenció a los soviéticos, 30 mil dólares mediante, para que fueran a jugar contra Loma Negra en Olavarría.

Fue una jornada histórica. El local ganó 1 a 0 con gol de Armando Mario Husillos y le cortó un invicto de 18 partidos al conjunto soviético que jugó con su clásica casaca roja con la sigla CCCP. La hazaña deportiva no tuvo un correlato económico. Amalita sólo recuperó 12 mil dólares y con el tiempo perdió el interés por el fútbol. El club, desfinanciado, volvió a competir a nivel regional.

Otro caso reciente es el de Crucero del Norte, fundado en 2003 en Posadas, producto de la empresa de transportes que lleva el mismo nombre. Impulsado por un capital superior al de cualquier equipo, fue el club más joven en disputar la B Nacional (ahora desbancado por Agropecuario) y en 2015 la Primera División. Tras descender en su primera temporada, volvió a la B Nacional donde este año perdió nuevamente la catergoría.

Según Fernando Domínguez, quien además dicta un seminario de Comunicación y Dirigencia Deportiva en la Facultad de Periodismo de la UNLP, la debacle está asociada a la deuda millonaria que mantiene la AFA con el club y al cese del apoyo económico de Rosamonte, su sponsor histórico. “Crucero del Norte encontró cierta identificación en muchos trabajadores que empezaron a utilizar las instalaciones, además de ir a ver al equipo. Si bien fue una iniciativa que partió de los dueños, tuvo eco en los empleados”.

Grupo de hínchas del club festejando.

La cantidad de fanáticos del Agropecuario está en ascenso de la mano de sus logros deportivos.

Domínguez lo compara con el Club Atlético Social y Deportivo Camioneros y con Agropecuario. El primero, sostiene, “es un club estrictamente surgido de los trabajadores organizados, del sindicado del mismo nombre”, mientras que el segundo “fue un proyecto individual de Bernardo Grobocopatel al no poder gerenciar a otro club de la región, y que ahora, con el buen momento futbolístico, empezó a ser seguido de cerca por muchos habitantes de Carlos Casares”.

“Agropecuario y Camioneros son emergentes de esta época y representan en el fútbol a los principales actores que ordenan y disputan el actual escenario económico y político. Agropecuario nace a partir de una empresa que es símbolo del modelo agroexportador primario y Camioneros representa a trabajadores sindicalizados, del modelo industrial de mercado interno, que creció en los últimos años”.

No se trata de un fenómeno únicamente local. En Alemania existe el RB Leipzig, fundado en 2009 por la empresa austríaca de energizantes Red Bull, que tras comprar una plaza en la 5ta división encadenó cuatro ascensos en siete años convirtiéndose en el club más joven de la Bundesliga. El objetivo inicial de sus dueños era llegar a la primera división en el lapso de diez años con una inversión de 100 millones de euros, pero todo fue más rápido.

Festejo de gol por parte de uno de los jugadores del Agropecuario

Asentado en la ciudad bonaerense de Carlos Casares, de 18 mil habitantes, la institución tiene un predio de 15 hectáreas y una cancha propia con capacidad para ocho mil espectadores.

El año pasado, al finalizar la primera ronda del torneo, quedó en la segunda posición. La decisión de afincarse en Leipzig, estado de Sajonia (que integraba la ex República Democrática Alemana), no fue casual. Hoy es el único equipo de la región –tradicionalmente futbolera– que disputa la Bundesliga. Aun así, y a pesar de tener una asistencia media que supera los 25 mil espectadores por partido, padece el rechazo de buena parte de la comunidad que considera al club una mera herramienta publicitaria de Red Bull y una manera de mercantilizar el fútbol.

El Sojero de Casares

“Agropecuario Argentino –afirma Fernando Fuentes– genera casi cien puestos de trabajo, además indirectamente hay mucha gente que está viviendo de esto, gente que pone sus casas en alquiler y Bernardo les paga para que vivan los jugadores. El hotel más grande hoy alberga la concentración del equipo antes del partido y a chicos que están en juveniles de AFA que viven a 200 o 300 kilómetros”.

La máxima figura del plantel es Gonzalo Urquijo, nacido en Bellocq y criado en Casares, goleador histórico del club, por quien Bernardo asegura haber apostado desde un principio y hasta haberse peleado con un técnico para que lo ponga. El día del ascenso a la B Nacional, su imagen, montado a un tractor, recorrió todos los portales deportivos del país.

En diálogo con ANCCOM, Urquijo puntualiza que “las claves del ascenso fueron tres: el grupo, el cuerpo técnico [pasaron tres entrenadores] y, quien empujó todo esto, el presidente”. El delantero de 27 años asegura que este logro “va a servir para que Casares se haga nuevamente conocido y que sea por Agropecuario es muy lindo”. “Ojalá que sigamos creciendo nosotros y que la ciudad pueda sacar sus beneficios”, dice.

Fanáticos festejando con banderas del club

Según Fernando Fuentes, el club genera casi cien puestos de trabajo y, además hay mucha gente que indirectamente está viviendo de él.

Para Fernando Fuentes, Casares ha cambiado de la mano de Agropecuario: “Hoy, entre fútbol femenino, escuelita de fútbol, inferiores y primera, tenés un movimiento de casi doscientas personas por día. El pueblo ha crecido y esperemos que pueda aprovechar este envión que le va a dar la B Nacional para seguir haciéndolo”.

El titular de Agropecuario, Bernardo Grocopatel, asegura estar haciendo “una inversión muy grande” por el crecimiento de su pueblo y que la idea es “que la gente de Casares haga de Agropecuario su club”. “Es un tipo que apostó a su ciudad -sostiene Fernando Fuentes refiriéndose a Bernardo- porque él tenía los medios y la posibilidad de hacer este club y fundarlo en cualquier lugar del mundo, porque tiene los recursos, pero eligió hacerlo en Carlos Casares que es su ciudad”. Fuentes destaca que tres jugadores del pueblo integran el plantel y que Grobocopatel “sólo va a buscar afuera lo que no hay acá”.

Hasta hace un año, Carlos Casares era conocido como la cuna de Roberto Mouras. Ahora también será la ciudad de Agropecuario y su millonario presidente parece haber encontrado la síntesis perfecta entre el negocio y la pasión.

 

Actualizado 26/07/2017

Se hace camino al andar

Se hace camino al andar

La Asociación Civil Andar ubicada en Moreno, Provincia de Buenos Aires, trabaja desde hace más de veinte años con y por las personas con discapacidad. Allí se realizan diversas actividades productivas, culturales, terapéuticas, sociales y deportivas.

Carlos Denini es miembro de la Comisión Directiva y cuenta que “la idea de la Asociación Civil Andar surge a principios del año 1985 como una alternativa social diferente que ofrece a niños, jóvenes y adultos con discapacidad, la oportunidad de desarrollar actividades recreativas, lúdicas, deportivas y culturales a partir de propuestas concretas y sistemáticas”.  La entidad  tiene un equipo interdisciplinario -psicólogos, trabajadores sociales, personal terapéutico- constituido por profesionales que acompañan y  apoyan a cada uno de los orientadores que están a cargo de los diferentes grupos. 

Andar cuenta con una granja educativa, una escuela de gastronomía, la Liga de Fútbol Inclusiva, una panadería y un centro de día, entre otras cosas. Luisina Sacchetta, psicóloga y coordinadora del centro de día, relata que trabajan con siete grupos de chicos.  “La idea de los grupos es que sean dinámicos, los integrantes van moviéndose en diferentes actividades durante el año”, explica y agrega: “Queremos que participen en actividades que tengan que ver con el desarrollo de su bienestar emocional y físico, que puedan acrecentar las relaciones interpersonales y sus diferentes habilidades, queremos que cada día sean más autónomos y autodeterminados. Ese es el mayor objetivo, que puedan decidir por ellos mismos y que disfrutar y mejorar su calidad de vida”.

integrantes en plena actividad en la cocina

“La idea de la Asociación Civil surge como una alternativa social diferente que ofrece a niños, jóvenes y adultos con discapacidad, la oportunidad de desarrollar actividades recreativas, lúdicas, deportivas y culturales a partir de propuestas concretas y sistemáticas”

Todos los goles

 Calidad de vida también se encuentra en el deporte. Por eso, Andar también organiza la Liga de Fútbol Inclusiva,  un  torneo para personas con y sin discapacidad creado en 1998, en Moreno, y que se replica en diferentes puntos del país y de América Latina.  La Liga es para mayores de 16 años. En la edición de este año participaron 105 equipos de 35 organizaciones distribuidas en toda la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal.

Pablo Lucero,  Director Administrativo de la Liga de Fútbol Inclusiva a  nivel nacional, revela que además del certamen trabajan en  la inauguración de una escuela de fútbol inclusiva, articulando tareas con las escuelas especiales y convencionales. “En esta primera etapa, tuvo como resultado cuarenta inscriptos, y la articulación con seis escuelas, fue una prueba piloto que costó arrancar. Trabajamos con escuelas públicas, porque consideramos que el sector más vulnerable con personas con discapacidad se encuentra ahí, aunque en realidad es el sector no escolarizado”,  dice Lucero.

Naturaleza

La granja educativa y la huerta son otros espacios que Andar abre a la comunidad. Lo innovador del área es que los jóvenes operarios, que son  personas con discapacidad, se ubican en un rol de educadores populares.  Martín Zaracho,  uno de estos chicos que trabaja en el vivero y la huerta,  dice que “el fin del emprendimiento es sembrar para obtener las verduras y frutas para comer, pero lo que rinde más en la granja es la parte intelectual, tomar el vivero como un aula para enseñar”. Compara el vivero con una fábrica, ya que si bien en las fábricas producen cosas, aquí producen conocimientos, comenta.

Sofía Albelia, orientadora del grupo, dice que “la huerta es orgánica, no usamos químicos, todo lo preparamos con hierbas naturales para el control de plagas”.  En el espacio tienen una gran variedad de cactus que comercializan en la Feria Popular Itinerante del Municipio de Moreno, donde concurren una vez cada 15 días.

Marie Sosa, en tanto, está a cargo de la granja educativa. “Es un proyecto donde se invitan a colegios y jardines a vivir la experiencia de poder cultivar y hacer todos los procesos que tienen que ver con huerta orgánica y el cuidado del medio ambiente. Son diferentes proyectos que se van trabajando con las escuelas que contratan la dinámica de visita educativa”,  dice.  Las  visitas son de colegios y jardines de infantes de Merlo, Paso del Rey y en especial de Moreno, y algunas instituciones de Capital; tienen un promedio de 4 a 5 visitas mensuales, siendo los contingentes de 65 personas  y el recorrido tiene una duración de 3 horas.

"Andar cuenta con una granja educativa, una escuela de gastronomía, la Liga de Fútbol Inclusiva, una panadería y un centro de día, entre otras cosas".

«Andar cuenta con una granja educativa, una escuela de gastronomía, la Liga de Fútbol Inclusiva, una panadería y un centro de día, entre otras cosas».

Economía inclusiva

Andar desarrolla también emprendimientos productivos, con una lógica de sustentabilidad, que generen empleos socialmente reconocidos para las personas con discapacidad,  y que permitan un ingreso que pueda ser distribuido entre los participantes de las actividades.  Denini afirma:  “En los Talleres Protegidos los operarios reciben un subsidio por parte del Estado de 900 pesos y los que participan de emprendimientos productivos se distribuyen el excedente, de acuerdo a un criterio variado como ser presentismo, habilidad, conocimiento, responsabilidad que determina una categoría del operario”.

Uno de estos emprendimientos es la panadería.  “La producción de pan y de facturas llegan a alrededor de 17.000 alumnos de escuelas públicas de Moreno. Son 80 escuelas a las que se entregan pan, facturas y prepizzas”,  informa  Denini. Andar es proveedor del Consejo Escolar de Moreno,  posición que obtuvo al participar cada año en una licitación junto a otras panaderías. 

Además, en Andar realizan trabajos para empresas que los contratan para participar de una parte de sus procesos productivos. Los operarios, por ejemplo, hacen el envasado, pesaje, etiquetado y distribución en las cajas que después van al comercializador. “Uno de los ejes del taller tiene que ver con el desarrollo de la persona, en la adquisición de habilidades, actitudes y aptitudes para el trabajo” argumenta  Denini para explicar el sentido de esas tareas.

Una escuela de gastronomía es otro de los espacios clave de Andar. Allí, además de enseñar se utiliza para la elaboración de productos de catering. Otro de los logros de la entidad es haber obtenido en 2013 la concesión del buffet de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, en la Capital Federal, luego de un reclamo estudiantil para tener un espacio gastronómico económicamente más accesible y, a la vez, más saludable.  Desde el oeste, Andar multiplica esfuerzos para la contención y promoción de las personas con discapacidad.

 

Actualizado 13/12/2016