El Banco Mundial le bajó el pulgar a Rodríguez Larreta

El Banco Mundial le bajó el pulgar a Rodríguez Larreta

El organismo internacional recibió las quejas de la asamblea vecinal, que rechaza el proyecto de un reservorio como aliviador del arroyo Medrano en medio del Parque Saavedra. Retiró los 200 millones de dólares que financiaba la obra.

El Banco Mundial (BM) se puso en contacto con las vecinas y vecinos de Saavedra, que hace meses venían organizándose en contra de la construcción de un reservorio en el parque del barrio, para comunicarles que no financiará el proyecto impulsado por el Gobierno de la Ciudad, replicando el pedido de cancelación que la asamblea vecinal había presentado anteriormente.

Desde su Servicio de Atención a Reclamos (GRS por sus siglas en inglés) bajo el asunto “RE: GRS Case Number FY23-GRS-1469; Argentina Flood Risk Management Support Project for the City of Buenos Aires (P145686)” a las 18:51 de este jueves 25, el organismo internacional envió su respuesta al correo emitido en julio por la asamblea vecinal, en el que manifestaba su repudio a la iniciativa del GCBA por no tener como objetivo principal la prevención de inundaciones.  

El proyecto en cuestión proponía la construcción de un reservorio de agua pluvial de 400 metros para “mitigar las inundaciones en la zona” y la creación de un curso de agua a cielo abierto, paralelo al entubado subterráneo, con el fin de “recuperar la relación entre las personas y el agua, centrada en el respeto por la naturaleza, el disfrute y la resiliencia”. 

Anteriormente, en diálogo con ANCCOM, la ingeniera especializada en hidráulica, María Eva Koutsovitis, quien hizo una revisión al informe de impacto ambiental del proyecto había aclarado que “la eficiencia hidráulica como reservorio no está técnicamente justificada y no se analizaron alternativas hidráulicamente más eficientes”, además de alertar sobre las “sustancias contaminantes” con las que estaba previsto que el zanjón se alimentase.

La obra contemplada dentro del Plan Hidráulico, aunque aún no se había realizado el llamado a licitación, disponía de un financiamiento de 200 millones de dólares por parte del BM.

«Luego de los comentarios recibidos durante el proceso de consulta sobre la intervención en Parque Saavedra (audiencia pública) y de las preocupaciones expresadas en su nota del 4 de agosto, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA) ha manifestado al Banco la necesidad de continuar con el proceso de participación vinculado a la intervención, ampliando así el plazo previsto para dicho proceso, decisión con la cual el Banco Mundial está de acuerdo», señaló la entidad en el correo electrónico enviado a Jorge Marchini, presidente de la Biblioteca Popular Cornelio Saavedra, y posteriormente informó su decisión frente a este pedido, ya que «la necesidad de ampliar el plazo se vuelve incompatible con los plazos del proyecto financiado por el Banco Mundial que finaliza en septiembre de 2023, razón por la cual no se utilizarán fondos del préstamo del Banco Mundial para ninguna actividad vinculada a esta intervención».

Finalmente el organismo se comprometió a derivar las «preocupaciones» de los vecinos al Gobierno porteño con el objetivo de que sean “tenidas en cuenta en el desarrollo de las estrategias de participación asociadas a la implementación de esta y otras intervenciones».

Luego de casi un año de reclamos, el rechazo generalizado en las audiencias públicas y manifestaciones junto a otras asambleas vecinales organizadas frente a iniciativas similares del GCBA y el espacio verde de sus barrios, la comunidad vecinal de Saavedra fue logrando hacerse oír. El proyecto de regeneración del Arroyo Medrano tuvo que retroceder hacia una propuesta únicamente de reservorio para la mitigación de las inundaciones. 

A su vez, los vecinos y vecinas insistieron, tanto en las audiencias como en la carta al BM, en la construcción del Reservorio II, una obra cuyos “terrenos ya estaban definidos en el cercano, amplio y mucho más propicio Parque Sarmiento (en terrenos de un exdrive de Golf) en el trayecto del arroyo Medrano, incluido en el Plan Director de Ordenamiento Hidráulico de 2006”, indican en la carta. 

En cuanto a la situación actual de dicha obra, los vecinos señalan en el reclamo que el proyecto «ha sido llamativamente marginado, pese a haber sido considerado estratégico por el subsecretario de Transporte y Obras Públicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ing. Marcelo Palacio, ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires». A su vez apuntan que los terrenos previstos para el reservorio «han sido cedidos ahora al club deportivo privado Belgrano Athletic Club».

José Olivo,  miembro de la Comisión de Desarrollo Urbano y Hábitat del Consejo Consultivo Comunal 12 e integrante de Vecinos X Saavedra celebró «el logro de que no hagan una zanja que dividiría el parque» y recalcó que «lo más importante es la organización vecinal».

«El Estado ausente, los pibes presentes»

«El Estado ausente, los pibes presentes»

Una abigarrada marcha partió desde la Escuela 11 de Barracas, a la que pertenecía la alumna fallecida el lunes 15, y confluyó frente a la Jefatura del GCBA, en Parque Patricios. Reclamaba por los responsables del desfinanciamiento de las polítias socioeducativas porteñas.

La comunidad educativa volvió a ponerse de pie una semana después del fallecimiento de la niña de la escuela N°11. Acompañados de una multitud conformada por vecinos y vecinas de Barracas y barrios aledaños, agrupaciones barriales, organizaciones sociales, partidos políticos, sindicatos y centros de estudiantes marcharon, en caravana hacia la Jefatura de Gobierno “exigiendo la implementación y el cumplimiento efectivo de políticas públicas que garanticen el cuidado integral de nuestras niñeces”.

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Son las 17. Es la hora de la salida de la escuela. Cientos de personas a pie, en bicis y motos, avanzan con ritmo entre la calle y la vereda. Guiados por una camioneta blanca en la que dos docentes paradas arriba de la cabina agitan con un micrófono de pie: “El sur también existe”. Del cuello para abajo los guardapolvos blancos. Por arriba de las cabezas se asoman los carteles, las banderas y los niñas y niños a caballito en los hombros de sus padres.  Cuando doblan en la avenida Iriarte, doble mano, se quedan del carril derecho hasta que finalmente copan el ancho de la vía y terminan de estirar una bandera que reza: “NI UNX PIBX MENOS. NIÑECES DIGNAS”.

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Lo que terminó de colapsar una situación de desidia y abandono del Estado y moviliza esta multitud encabezada por aquella pancarta fue la muerte de una alumna de 11 años de la escuela N° 11 del distrito quinto. La niña y su familia siempre habían estado en una situación de vulnerabilidad de la que, como podían, se hacían cargo de forma integral sus docentes. La niña recibía un refuerzo hipercalórico en su vianda, debido a su bajo peso, que también terminó por ser discontinuado. El viernes 12 de agosto la nena se descompensó al entrar a la escuela. La ambulancia nunca llegó. El lunes 15 la ingresaron al Hospital Penna en estado de gravedad donde finalmente falleció.

Los resultados de la autopsia confirmaron que la niña se encontraba en «regular estado de nutrición» y que su fallecimiento se dio a causa de una «neumopatía bilateral». “La verdad es que los resultados no cambian nada.  La situación de vulnerabilidad de derechos y abandono por parte del Estado es real. Si hubieran conocido a la niña, no tenía el desarrollo normal de una niña de 11 años y tampoco su cuerpo resistió una enfermedad porque no era suficientemente fuerte. Además, reclamamos que ningún organismo del estado acompañó a su madre en los cuidados de sus hijes garantizando sus derechos”, señala Alejandra Giusti, docente de la escuela N°11 que marcha hoy en la caravana. 

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Al grito de “Solo tenemos libros” la multitud atraviesa a la villa 21-24 con el sol bajando como una bola naranja que los alumbra de frente. Los vecinos y vecinas se asoman por los balcones, las terrazas de las casillas sin terminar, los niños miran a través de las rejas de las ventanas, aparecen desde los pasillos, parados en los cascotes de las veredas rotas, se suman a la marcha esquivando la basura. La multitud frena ante la escuela N°6 y mientras espera a que los acompañen los docentes y alumnas, una maestra subida a la camioneta lee el cuento Mil grullas de Elsa Bornemann: “La niña murió al día siguiente. Un ángel a la intemperie frente a la impiedad de los adultos. ¿Cómo podían mil frágiles avecitas de papel vencer el horror instalado en su sangre?”. Un montón de grullas amarillas, rosas, celestes, rojas, naranjas y verdes empiezan a salir de las mochilas de las maestras.

Toki, ahora vos. Toki, te toqué, ¡ahora vos! Dos nenas con guardapolvos juegan a la mancha mientras las adultas y adultos que los rodean sostienen carteles con consignas claras: “Con hambre no se puede estudiar”, “La desidia mata”, “La escuela sola no puede”, “Si se puede evitar es un crimen”, “El gobierno de la Ciudad es responsable”, “El Estado ausente los pibes presentes”.

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Luego de haber sido citada por parte de la legisladora porteña del Frente de Izquierda, Alejandrina Barry, a ser interpelada debido al fallecimiento de la niña, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, no hizo ninguna referencia al caso públicamente ni en redes sociales, donde su último tuit data del 14 de agosto y el último contenido subido a su instagram es en celebración del Día del Niño “por un futuro con más oportunidades, en el que la educación sea el motor para generar ciudadanos libres”. Ningún organismo ni referente del GCBA se comunicó con la escuela o con la familia para otorgar acompañamiento o condolencias.

«El modus operandi del GCBA es la negación total. Si en algún momento hablan, van a salir a decir que no son responsables y la niña murió por causas naturales», expresa a ANCCOM Adriana Cabi, docente e integrante de la organización comunitaria La Andariega, que acompaña a la escuela en el reclamo y en la práctica, ofreciendo apoyo escolar en alfabetización de primer a tercer grado. La organización se autofinancia sin recibir ningún apoyo o subsidio del GCBA. La maestra recuerda la situación en contexto de pandemia donde «los que se organizaron para resistir fueron las organizaciones sociales del barrio». 

En 2014, el barrio sufrió la pérdida de otra niña, Cynthia, muerta a causa de una bala perdida. «No es que esa niña no tendría que haber estado en ese lugar. Esa bala no tendría que estar ahí donde están jugando les niñes. Eso también es ausencia del Estado», afirma Cabi.

El día del cumpleaños de Cynthia siempre se festeja en el barrio como el Día de la Niñez, salvo por este año que “la comunidad educativa está de luto”. «Infancias dignas van a ser cuando no falte ningún pibe ni piba, cuando haya escuelas, vacantes y cuando los pibis tengan todo lo que necesiten para poder vivir dignamente», expresa la docente.

 

El sol empieza a bajar en la villa. Las docentes cantan y la multitud se contagia. A los colectivos, autos y camiones que pasan por el carril de al lado de la avenida Iriarte les dedican un “Toca bocina si apoyás la educación”, desatando una orquesta de bocinazos. Cada tanto un grito aislado de las maestras repite: “Solo tenemos libros”. Niños y niñas que juegan a la pelota en una canchita se acercan corriendo a saludar desde la reja. Al lado de ellos, sobre un paredón extenso con un mural del Gauchito Gil, emerge un par de construcciones de colchones y sábanas que hacen de hogar para algunos habitantes del barrio. Toda la calle se mezcla con la música de los parlantes y el movimiento que se impulsó desde la tristeza es un lugar de encuentro y la alegría de luchar.

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La participación que tiene la educación en el presupuesto general de la Ciudad bajó más de 10 puntos de 2011 a 2021, disminuyendo del 27% al 17% sin siquiera ser ejecutado en su totalidad. 

Ante esto, la comunidad educativa denuncia un “vaciamiento y precarización de las políticas públicas del GCBA sobre todo en la protección de derechos de la infancia y la adolescencia”. El proceso de vaciamiento “se trata de la baja de presupuesto en las distintas áreas que sostienen las políticas públicas y a causa de eso hay una precarización de los trabajadores y trabajadoras y una reducción de su número”, explica a ANCCOM Pablo Francisco secretario de Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE). «Esta baja del presupuesto tiene un correlato en el día a día: escuelas con problemas de infraestructura, con falta de mobiliario,  reducción de la cantidad de la alimentación, disminución del material didáctico, cuestiones que afectan a las condiciones de enseñanza y aprendizaje», apunta Francisco.

Es esta la situación de los Equipos de Orientación Escolar (EOE) que “en el distrito quinto aborda las problemáticas pedagógicas de Nivel Inicial y Primario. Estamos hablando de un universo de 15 mil alumnos, y un gabinete de 14 personas trabajando, 7 a la mañana y 7 a la tarde”, comenta el secretario quien expresa que “idealmente tendría que haber un EOE por escuela. Nosotros planteamos que aunque sea haya uno cada cuatro escuelas. Hoy hay uno solo por distrito escolar para primaria e inicial”.

Las políticas públicas existen y no se implementan porque los organismos estatales existen pero están colapsados. Es el caso del organismo al que se derivan los casos cuando exceden al EOE, el Consejo de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, que se encuentra en la misma situación;  del CeSAC, que hoy da turnos para dentro de 3 meses y no existe un vínculo directo con los hospitales de referencia de las escuelas; y de las defensorías zonales, que no cuentan con equipamiento y cantidad de personal necesaria.

En el medio del debate por el desmantelamiento se dirimen dos cuestiones más, la de la alimentación y la del apoyo económico a las familias más vulnerables que actualmente se ve amenazado por su quita en caso de no constatar la asistencia en la escuela. 

En este sentido, el secretario explica que en vez de bregar por el acceso universal a la alimentación escolar, “para acceder a una vianda, que es un sanguchito con una fruta, el niño o niña tiene que acceder a una beca y para ello la familia debe llenar una serie de formularios y validar una cantidad de documentación numerosa. A las familias les cuesta mucho completar esos trámites”. Sintetizando el rol del Gobierno porteño en ambas cuestiones, Francisco señala que “el Estado tiene que estar presente y acercarse a esas familias y no amenazarlas o castigarlas sacándoles un subsidio, lo cual es una medida estigmatizante. Una familia no anota a los pibes en la escuela y no los manda porque sí. Cuando un chico no va a la escuela, hay un montón de variables que está atravesando esa familia y ahí el Estado tiene que estar más presente que nunca. Tiene que saber qué le está pasando a esa familia y lograr que vuelva a la escuela”, concluye.

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A las 19 el cielo empieza a teñirse de violeta y se apagan el naranja y el amarillo. Puntual, la caravana llega hasta su destino y se concentra frente a la nueva sede de la Jefatura de Gobierno en Parque Patricios. Han sido 30 cuadras de recorrido y seis que ocupaba la multitud. El edificio es enorme, de alrededor de una manzana, moderno y vidriado, cercado por una reja de dos metros. Las maestras sacan la cinta scotch, la estiran, la cortan con los dientes, hacen un rulito y van pegando decenas de grullas. Decoran el enrejado como si decoraran el aula.

Con un timing oportuno, la canción con la que llega la caravana canta justo el verso “Porque preguntamos bien y nadie nos dio una respuesta”. Afuera del edificio hay siete policías, algunos están de civil y se descostillan de la risa en una ronda. Adentro hay seis, con escudos y cascos. En el predio se pasea un hombre con traje hablando por teléfono. Dentro del edificio todas las luces están prendidas y ningún alma.

“Pasaron 7 días desde que tenemos una silla vacía en nuestra escuela. El abandono y la desidia del GCBA se cobró la vida de nuestra estudiante. Algo que se podría haber evitado con políticas públicas que garanticen el derecho a nuestras niñeces. La escuela sola no alcanza”, exclama una de las docentes que lee el documento de cierre. Una mujer le dice a su hija “mirá ahí está la seño”, señalando a quien está delante del micrófono. “Responsabilizamos al Gobierno porteño que con sus políticas de abandono, desfinanciamiento y reducción de presupuestos permitió que esto ocurriera. Seguiremos luchando por niñeces dignas y porque nunca más tengamos un pibi menos en nuestras escuelas. Soledad Acuña, cómplice. Rodríguez Larreta, responsable”, concluyen.

Son las 19.30 pero parecen las 21. Ya es de noche y a pesar del frío la multitud se queda de frente a la Jefatura de Gobierno y vuelve a unirse al canto de “Fuera, Acuña, fuera”. 

La ausencia del Estado mata

La ausencia del Estado mata

Una niña de 11 años, que atravesaba con su familia una situación de vulnerabilidad límite, falleció luego de sufrir desmayos en la escuela. La ausencia de una dieta hipercalórica en la vianda escolar fue denunciada por sus docentes en repetidas ocasiones, pero nunca recibieron respuesta. El lunes, la escuela organiza una marcha hacia la Jefatura de Gobierno.

Una nena de 11 años falleció este lunes luego de ingresar a la guardia del Hospital Penna tras haberse desmayado el viernes anterior en la entrada de la escuela, día en que la ambulancia nunca apareció. Hoy la familia y la comunidad educativa esperan los resultados de la autopsia y la resolución de una denuncia penal, apuntando al Gobierno de la Ciudad como principal responsable por su “ausencia y desidia que sistemáticamente vulnera los derechos de nuestres pibis”. 

La niña asistía a la Escuela Nº 11 D.E. 5 «República de Haití» de la villa 21-24 desde que comenzó primer grado. Desde entonces, debido a su situación de vulnerabilidad y la de su familia, las autoridades pidieron la intervención del EOE (Equipo de Orientación Escolar) conformado por profesionales de la educación y la salud que hacen un acompañamiento del alumnado. 

La nena recibía, bajo certificado médico, un refuerzo hipercalórico de vianda. “El refuerzo era insuficiente: un yogur, un flancito o una banana con dulce de leche”, cuenta a ANCCOM Alejandra Giusti, maestra de la escuela dentro del Programa de alfabetización “Maestro + Maestro”. El refuerzo dejó de otorgársele a la nena porque el último médico que la atendió no le diagnosticó bajo peso. “Pesaba 20 kilos. Tenía el cuerpo de una niña de 7 años”, repone la docente.

Fue recién en 2020 que finalmente el EOE solicitó la intervención a la Defensoría Zonal. La solicitud fue reiterada dos veces en 2021 y 2022. “Quienes trabajan en el EOE están en una situación de precariedad laboral importante. Hacen lo que pueden y es muy poco porque no hay una política del Estado apoyando esto”, explica Giusti. Aún hoy la escuela dice que nunca fue informada sobre alguna intervención del organismo.

El acompañamiento que la nena recibía de parte del personal docente era integral. Desde los dispositivos focalizados en su aprendizaje dentro y fuera del aula, como la gestión de turnos médicos o de sus anteojos, ropa de abrigo y almuerzo antes de entrar al aula. “Los recursos y las herramientas que debería haber proporcionado el Gobierno de la Ciudad para acompañar a la niña y a su familia, nunca fueron suficientes, y en algunos casos inexistentes”, expresaron las y los docentes en el comunicado publicado ayer. 

“Hacía días que la niña no estaba viniendo porque no tenía zapatillas y la escuela se encargó de conseguirle unas”, cuenta Giusti. El viernes 12 de agosto, la nena regresó a la escuela y en la entrada se desvaneció en los brazos de una compañera. Luego de dos llamados al SAME y una hora de espera, la niña fue retirada de la escuela. El lunes 15, ingresó en estado de gravedad a la guardia del Hospital Penna, donde finalmente falleció. Aún no se conocen los resultados de la autopsia ni si esta fue realizada efectivamente. El caso se encuentra judicializado y actualmente depende de la Defensoría del Menor.

“Esto es a causa del hambre. Por más que no esté la autopsia, lo sabemos. Vemos todo el tiempo cómo se achican los platos, cómo se saca la carne. Lo que antes era pastel de carne ahora es con lentejas. Con un discurso de nutrición insana nos sacaron el pan. Antes era una manzana ahora es la mitad, y muchas veces la fruta viene podrida”, enumera Alejandra quien siempre lleva galletitas en la mochila porque la frase que más se repite en el día es “Seño, ¿tenés un paquete de galletitas?”. “A veces les tenemos que dar la comida antes porque tienen hambre. Las galletitas no sobran nunca”. 

La comunidad educativa responsabiliza principalmente al Gobierno de la Ciudad por llevar a cabo una política de “vaciamiento de todos los organismos del Estado que durante todos estos años deberían haber actuado en tiempo y forma, garantizando la salud, el cuidado y la integridad de esta niña y su familia; así como la de tantos/as otres estudiantes que se encuentran atravesando situaciones similares en las escuelas públicas del sur de la Ciudad de Buenos Aires”, denuncian en el comunicado. 

  Giusti comenta que lo que sucedió se debe a “la ausencia del Estado y mañana pasa en cualquier escuela del barrio”. Los y las docentes están todos los días gestionando lo que sus alumnos necesitan sea ropa, turnos o materiales. “Tenemos un ropero para poder abrigar al que viene desabrigado. Todo eso lo hacemos las maestras gestionando donaciones, tomando de nuestras propias cosas. Vamos al mayorista a comprar lapices negros porque el Estado no nos da nada, ni un cuaderno. He llegado a ver un cuaderno con hongos. Imaginate la humedad con la que hay que vivir para que un cuaderno que usas todos los días tenga hongos”.

 

Por su parte, la legisladora porteña del Frente de Izquierda, Alejandrina Barry, presentó un proyecto de resolución que cita a la ministra de Educación, Soledad Acuña, a ser interpelada debido al fallecimiento de la niña. Barry señaló que la situación «se da en medio del ataque de Soledad Acuña a las familias de las y los alumnos más humildes, ya que amenaza con quitar los planes sociales a quienes no logren cumplir con el 85% de la asistencia de sus hijos e hijas».

“Hoy en la ciudad más rica del país mueren niñes porque no se destinan recursos ni hay voluntad, de parte de este gobierno para proteger las niñeces”, señalan los y las docentes en el comunicado. Giusti concluye pidiendo justicia y refiriéndose a la “fantochada del marketing” del GCBA: “la transformación no para de avanzar pero nunca pasa por nuestros barrios”. 

La respuesta desde el GCBA sostiene no haber recibido notificación del estado en que se encontraba la nena. Debido a esto, la escuela convoca una marcha que se realizará el próximo lunes hacia la nueva sede de la Jefatura de Gobierno en Parque Patricios.  

Una piña al fascismo

Una piña al fascismo

La Cultura del Barrio se define como el primer club social y cultural antifascista de la Argentina. Funciona en Villa Crespo y pronto tendrá su propio documental. El día que Atlanta salió con su bandera a la cancha.

En los alrededores de la estación de subte Malabia se observan murales y grafitis de Atlanta, azules y amarillos. A tan solo unas cuadras de su estadio, en la calle Murillo al 957, los colores del bohemio son uno de los tantos que aparecen en las paredes del primer club social y deportivo antifascista de la Argentina, La Cultura del Barrio. Abrieron las puertas en 2011 pero la historia de sus fundadores viene desde antes, ya que desde 2001 son miembros de la organización Acción Antifascista Buenos Aires, donde formaron parte de movimientos de desocupados, asambleas barriales y cooperativas de trabajo. 

Se sienten representados por la cultura callejera skinhead y el antifascismo como postura política. Con actividades todos los días de 9 a 23, el descanso no parece ser una opción. El objetivo es construir un espacio en contra de todo prejuicio, más desde lo colectivo y menos de individualismo, un trabajo del día a día. Sus pilares con lo que sostienen su discurso y llevan a la acción son tres: generar alternativas, apoyo mutuo y organización de base. Quieren recuperar los hábitos de los viejos clubes de barrio.

En la década de 1980, la estética skinhead fue apropiada por bandas de punk neonazis y jóvenes consumidos por el odio. Por ello, forman parte de la agrupación Sharp (Skinheads Against Racial Prejudice, Skinheads contra el Prejuicio Racial) fundada en Estados Unidos en 1986 y 1996 en Argentina. Su objetivo es dejar en claro que el movimiento no tiene relación alguna con el fascismo.

El deporte es un medio relativamente nuevo para ellos. Primero kickboxing, luego boxeo, muay thai y varias disciplinas más hicieron crecer la cantidad de gente que se mueve en la sede. Dentro de la vasta cantidad de eventos que suceden semana a semana, fue el turno de realizar exhibiciones de kickboxing. Lejos quedó el patio donde entrenaban hace unos años, ya que ahora cuentan con un ring profesional. 

En el primer piso está el buffet y un pequeño espacio donde usualmente se realizan recitales de distintos géneros musicales. Las paredes están ocupadas por banderas de organizaciones y equipos de fútbol de todo el mundo. Puede convivir un banderín de los ultras de Marsella, con uno del Athletic Bilbao, Atlanta, Accion Antifascista de San Pablo y un mural del ojo de Viejas Locas pintado por la mismisima creadora. Un murmullo hace eco en los presentes que proviene desde el segundo piso. Más de trescientas personas presentes para una maratón de treinta peleas. 

El frío que atraviesa Buenos Aires contrasta con el calor que invade el sector cercano al cuadrilátero. Algunos con su bolso de entrenamiento en el hombro, otros ya preparados en movimiento y los espectadores sentados aguardando el comienzo. “Bienvenidos a La Cultura del Barrio” se escucha desde un micrófono. Alrededor de las cinco y media, se anuncian los dos primeros peleadores de la velada. Suena la campana, el árbitro con una remera de Muhammad Ali y un pantalón insignia del club se mueve hacia atrás y con sus manos da inicio al combate. El ruido de voces se hace un lado y el silencio solamente es interrumpido por el sonido de jabs y patadas frontales. 

“El club se define desde el principio como un sentimiento de contribución comunitaria. Siempre van a ver a las mismas personas abriendo la puerta, laburando, dando la cara, entrevistas y organizando lo que suceda, eso es lo que genera nuestra identidad y crecimiento” afirma Gabriela Minck, presidenta de La Cultura del Barrio.

 

El 15 de noviembre de 2018, fueron allanados acusados de “terrorismo anarquista”

En febrero de 2019, crearon el proyecto Boxeo Popular en la Isla Maciel, para que niños y adolescentes encuentren un espacio recreativo, deportivo y gratuito. “Tratamos de que el boxeo sea una partecita, más allá del nombre. Tenemos una compañera que se conecta con las familias verdaderamente y nosotros apoyamos. Por ejemplo, en la pandemia con bolsones de comida. Hemos tenido casos terribles, que por lo menos pudimos darle una solución con ayuda de profesionales. Uno como militante tiene que saber hasta dónde llegar. Somos realistas, entendemos que el deporte ayuda pero no te salva totalmente” sostiene Luis Tabera, secretario del club. 

En la tercera pelea se sube al ring el primer representante de La Cultura del Barrio en la tarde. Los gritos aparecen en alza, se hace sentir la localía. Miguel Smus, quien se encuentra organizando el evento para que todo salga bien, ahora se ubica como entrenador arengando a su alumno. A esta altura de la tarde hay tanta gente que el presentador solicita reiteradas veces que se deje un espacio entre el medio de las sillas y el cuadrilátero para que los peleadores puedan entrar y salir con comodidad. 

Como organización antifascista vivieron muchas historias, siempre con la idea de lucha de por medio. El 15 de noviembre de 2018, fueron allanados acusados de “terrorismo anarquista”. El mismo día que se convirtieron en noticia para la televisión, los vecinos gritaron frente a los policías, dando muestra de la gran relación que existe. “Cuando nos allanaron, Atlanta jugaba el sábado y salió a la cancha con la bandera del club. Para nosotros que la institución del barrio haga eso fue maravilloso. En la pandemia nos mantuvimos a flote gracias a los socios y los vecinos” añade Minck. 

Hay peleas masculinas y femeninas. Tras casi cuatro horas de patadas y piñas sin respiro, se anuncia por micrófono que hay un receso. La gente empieza a dispersarse por el lugar para recuperar energías, casi a la par de los participantes en el cuadrilátero.

Muchos pibes suelen acercarse a la puerta, observan que está abierta y allí surgen un sinfín de preguntas. “Nosotros no somos un partido político que va con un periodico para que lo compres. En el último festival de boxeo hubo como cuatrocientas personas. Hace una semana hicimos una reunión de acciones antifascistas de diferentes lados y éramos veinte. No imponemos nada, si te interesa perfecto” sostiene Tabera. 

Las exhibiciones al no ser solamente internas, permitieron la llegada de participantes de distintas zonas y clubes. No existen aires de grandeza. Uno de los ganadores del segundo turno de enfrentamientos analiza su pelea junto a sus conocidos, mientras recibe felicitaciones de los espectadores.

 “No queremos que el fin sea solo aprender a pegar piñas sino utilizar al deporte como una herramienta para la vida, enfrentar nuestros miedos. Es un espacio libre de discriminacion, sin prejuicios, que hace que las personas puedan imaginarse cómo es entrenar acá y que luego cuando conocen las historias de los demás, los grupos sean unidos y se ayuden entre sí” sostiene Smus.

El reconocimiento no es solo por parte de sus socios, vecinos y compañeros de organización. Durante todos estos años tuvieron visitas importantes e internacionales como Leonardo Macedo, entrenador actual de la selección brasileña de boxeo y Lucia Perez, capitana de la selección Argentina de boxeo.

Tienen una gran conexión con algunas organizaciones antifascistas internacionales como las de San Pablo y Madrid. “No tenemos relación con todas. Es como cuando en una familia tenes el mismo apellido pero no el mismo vínculo con todos. Con la gente que tiene los mismos objetivos que nosotros nos llevamos muy bien. Tenemos una idea de clase, nosotros creemos en la clase trabajadora como eje de todo” enfatiza Tabera. 

Está pendiente de estreno “La Cultura del Barrio: El Documental” un seguimiento audiovisual de la historia del club dirigido por Gaston Marin. Recibió el apoyo financiero del Incaa para la posproducción tras un concurso donde fue seleccionado unánimemente. 

Ya casi para las once de la noche restan un par de peleas. Un pequeño susto se establece cuando uno de los participantes cae en el ring y tiene que ser atendido por la médica presente. Finalmente se retira del cuadrilátero en óptimas condiciones y aplaudido por el público que aún quedaba.

Alrededor de las 12 dando inicio a un nuevo día, el festival se da por terminado. A la salida, Villa Crespo está invadido por una niebla que dificulta distinguir la calle. Mientras tanto, en la Cultura del Barrio está la felicidad de haber realizado con éxito un nuevo evento abarrotado de gente. Los organizadores siguen firme en su ideología y bases, generando alternativas para afrontar una Buenos Aires generalmente caótica. 

El Gobierno de la Ciudad contra los estudiantes con discapacidades

El Gobierno de la Ciudad contra los estudiantes con discapacidades

La ministra de Educación, Soledad Acuña, apeló un fallo judicial que la obligaba a presentar un plan de inclusión de las personas con discapacidad en el sistema educativo. La discriminación en las escuelas privadas.

Implementar políticas públicas para garantizar el derecho a la educación inclusiva e impedir la discriminación de las personas con discapacidad en las escuelas de gestión privada, en todo el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. De eso se trata el reciente fallo de la Justicia, que obliga en ese sentido al Gobierno porteño. Previsiblemente, la ministra de Educación, Soledad Acuña, apeló la medida.

«No hay vacante». «No trabajamos con maestra integradora». «Quizás una escuela de recuperación es mejor». Esas son solo algunas de las excusas con las que se encontraban las familias que deseaban matricular a sus hijos. Ante esta situación, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) inició en 2019 una demanda judicial contra el Ministerio de Educación de CABA, solicitando que se adopten las medidas necesarias para evitar los rechazos de inscripción por motivos de discapacidad en las escuelas privadas.

El pilar sobre el cual se sostuvo el reclamo fue la falta de control y la omisión del Gobierno porteño ante lo que consideraban un rechazo sistemático de niñas, niños y adolescentes en dichas instituciones. Así, se vulneraba el derecho a la educación inclusiva reconocido en el Artículo 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, el cual goza de jerarquía constitucional en nuestro país desde  2014.

El pasado 23 de junio, el Juzgado Nº. 6 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, a cargo de la jueza Patricia López Vergara, dictó sentencia haciendo lugar al reclamo de ACIJ. En el fallo, declaró la inconstitucionalidad de la conducta omisiva del gobierno y le ordenó presentar una propuesta de política pública para garantizar el derecho a la educación inclusiva.

Belén Arcucci, coordinadora del programa Derechos de las Personas con Discapacidad de ACIJ, declaró en dialogo con ANCCOM: «Se trata de un fallo histórico que deja en claro las obligaciones del Estado y entiende el alcance del derecho a la educación de las personas con discapacidad».

Asimismo, destacó los avances que se fueron consiguiendo a lo largo del proceso judicial. Por ejemplo, a través de una medida cautelar, se obtuvo la habilitación de canales de denuncia en la página web del GCBA y la publicación de un apartado dedicado a la educación inclusiva y la normativa vigente. Sin embargo, subraya que no fue fácil de lograr ante la reticencia del Gobierno porteño, a tal punto que la Justicia tuvo que aplicarle multas a la ministra Soledad Acuña para su cumplimiento.

Varias fueron las familias que recurrieron a ACIJ a contar sus casos, en lo que consideraban un rechazo sistemático, discriminatorio y un intento de invisibilizar la problemática.  Natacha (que pidió no decir su apellido), mamá de Iñaki, brindó su testimonio en carácter de testigo en la causa. Refirió haber recorrido varias escuelas comunes para matricular a su hijo. Sin embargo, luego de algunas entrevistas, lo terminaban rechazando. Mencionó lo desgastante que es para las familias (y ni hablar para los estudiantes) someterse a contactar a varias escuelas y recibir negativas constantemente. «¿Cuánto se puede insistir? Si lo rechazan una y otra vez y finalmente lo aceptan ¿Como lo van a tratar luego?», afirmó.

Ella consideró que el fallo es un avance importante en la materia, pero que de todas formas se debe seguir trabajando para conseguir una integración entre las escuelas comunes y las especiales. «Vivimos en una sociedad donde parece que la discapacidad incomoda, hay que trabajar desde chicos para que aprendan a convivir», remarcó.

Al día de hoy, el litigio se encuentra en proceso. Luego de la apelación de la sentencia por parte del GCBA, el expediente fue elevado a la Cámara de Apelaciones para su resolución.

La solidaridad vence a la burocracia

La solidaridad vence a la burocracia

La Fundación Solidaria Cáncer Argentina ofrece apoyo para no encarar solo un momento tan difícil. Creó un mecanismo para obtener medicamentos cuando el Estado se demora.

La Fundación Solidaria Cáncer Argentina acompaña a pacientes oncológicos en sus tratamientos y ayuda a conseguir la medicación faltante que el Estado no llega a otorgarles. “Hay familias que no pueden aguardar 60 días a que les den los remedios”, explica Débora Bosco, presidenta de la Fundación. “Entonces nos piden a nosotros y cuando la obra social se los reintegra, los ponen en circulación nuevamente. Tengo casos de todo tipo.”

“Más que miedo al cáncer, le tenía miedo a la doctora”, confiesa en diálogo con ANCCOM, Alejandra, de 49 años, vecina de Monte Grande. Al mes de conocer su diagnóstico de cáncer de mama, se acercó a su segunda consulta en el Hospital Oncológico de Lanús, el 21 de junio pasado.

No había podido empezar su tratamiento, el Banco de Drogas del Ministerio de Salud de La Plata no le proveyó su medicación en tiempo y forma.  “Esto te pasa por votar a cualquier cosa. La próxima, fijate a quién votás”, repite, indignada, las palabras que le dijo la doctora. “Fui por una bolita en la mama y me volví llorando, me había destrozado”.

Compartió lo sucedido en su muro de Facebook. Esa misma noche Bosco se comunicó con ella. “Es la que nos salva a todas, siempre”, cuenta con emoción, Alejandra.

Durante la pandemia, Débora comprendió que su vocación solidaria con pacientes que sufren de cáncer (enfermedad que se “llevó” a su mamá y a su tía) debía consolidarse en “una entidad para gestionar con mayor peso y obtener mayores resultados”. El 29 de marzo de 2021 se conformó la Fundación Solidaridad Cáncer Argentina, entidad sin fines de lucro, con sede en Monte Grande, ciudad cabecera del Partido de Esteban Echeverría.

La Scaloneta

“El tema de la documentación para ser fundación oficial era muy costoso, no estaba dentro de mis posibilidades porque soy una simple empleada de una casa de comidas”, recuerda Débora.

La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) conocía la labor que venía realizando y le donó camisetas de la Selección Argentina autografiadas por los jugadores para hacer rifas y conseguir el dinero para la documentación oficial. Luego se sumaron actores, músicos y conductores de distintos medios. Con alrededor de 500 figuras del espectáculo se lanzó una campaña para que la gente colabore con la donación de medicamentos: “La gente que nos dona medicación porque le han cambiado el tratamiento o lamentablemente perdieron un familiar”, explica  Débora.

Sin subsidios de ningún tipo, se logró conformar un equipo de trabajo entre abogados y médicos que ayudan gratuitamente. Hasta los mismos pacientes se convierten en colaboradores.

24X7

“Me dedico las 24 horas del día a la Fundación porque la salud no espera, no tiene día ni horario. No existen sábados, domingos ni feriados”, explica la presidenta de la Fundación. Bosco asesora a los pacientes acerca de qué hacer con las órdenes y recetas de medicamentos, les recomienda el banco de drogas más cercano, cómo reclamar y pedir la medicación faltante. Las familias retiran su medicación y si no les es posible acercarse, la Fundación se las hace llegar a domicilio por mensajería de moto.

“No sabía que había recursos de amparo”, confiesa Alejandra al retomar la conversación. Recuerda que había gente que le prometía conseguir la medicación a cambio de dinero, entonces “hacía rifas para pagarlas, pero Débora me abrió los ojos y me hizo ver que eran personas que jugaban con mi desesperación: sacaban los remedios del Banco de Drogas en forma gratuita y me las vendían a un precio menor que el del mercado”. Cada hospital cuenta con un Banco de Drogas que depende del Estado provincial, en donde los pacientes realizan los trámites correspondientes para conseguir sus medicaciones.

Actualmente, se reciben en la Fundación entre cinco y quince casos por día provenientes de varias provincias del país. La entidad ya se extendió a Ezeiza y Lomas de Zamora. “Tenemos una farmacia amiga que nos conoce hace mucho tiempo. Cuando hay alguna medicación que no podemos conseguir, ellos hacen un 50% de descuento en la compra. Sólo hacemos el contacto entre la familia y el local, nosotros solo gestionamos la tratativa”.

El trabajo de la Fundación no sólo articula con diferentes hospitales de la zona, sino que extiende su alcance a diferentes provincias de Argentina. Desde su cuenta de Facebook «Fundación Solidaridad Cáncer Argentina», Débora y su equipo, dan respuestas y contención. Le ponen el pecho a esta enfermedad, ayudan a los enfermos a alejarse del miedo y a reencontrarse con su dignidad.