“Necesitamos que el movimiento sindical sea protagonista de un tiempo distinto”

“Necesitamos que el movimiento sindical sea protagonista de un tiempo distinto”

El paro general convocado la CGT y las CTA en contra de la política económica, la represión y el ajuste gubernamental tuvo un masivo acatamiento en todo el país. La evaluación de los dirigentes Hugo Yasky (CTA), Yamil Socolovksy (CONADU) y Carla Gaudensi (FATPREN) de una medida contundente que arrancó el miércoles con la multitudinaria concentración en apoyo a los jubilados ante el Congreso.

“Necesitamos que el movimiento sindical sea protagonista de un tiempo distinto”, consideró el secretario general de la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA-T), Hugo Yasky, sobre el paro general llevado adelante por las tres principales centrales obreras del país. La protesta tuvo amplio acatamiento y sólido efecto nacional al paralizar gran parte del transporte, la actividad comercial, educativa y administrativa. La huelga redobló su potencia con la convocatoria a marchar, el día previo, con los jubilados que cada miércoles se reúnen frente al Congreso de la Nación. Así el paro y la marcha confluyeron en una medida de lucha de 36 horas que fue descripta por Yasky como “un punto de inflexión” para el accionar sindical y la lucha social contra la política del gobierno libertario, que utiliza la represión y el miedo como herramienta para imponer un fuerte ajuste económico con una cada vez más alarmante vulnerabilidad social.

El reclamo sindical critica toda la política económica y la represión del Gobierno Nacional, pero específicamente, además de visibilizar la necesidad de jubilaciones dignas y aumentos de emergencia, hace foco en la necesidad de recomponer los salarios a partir de paritarias libres. Actualmente el gobierno estableció paritarias fijas con un tope máximo de aumento del 1% mientras que para marzo se estima una inflación del 3%, provocando que los salarios sigan perdiendo poder adquisitivo frente a la inflación. La situación económica se agrava por la toma de nueva deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El accionar gremial nucleó a la mayoría de los sindicatos obreros, entre ellos la Asociación Trabajadores de Estado (ATE), Unión Obrera de la Construcción de la República (UOCRA), Argentina Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), La Bancaria, Petroleros y La Fraternidad, entre otros. En consecuencia, durante este jueves se suspendieron los servicios de transportes de subtes, trenes, y aviones. Cesaron sus actividades bancos, la administración pública y centros educativos públicos, mientras que los hospitales atendieron solo guardias de urgencias y hubo disparidad en la adhesión de taxis, educación privada y comercios. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) no adhirió a la medida por la conciliación laboral obligatoria que firmaron con la Secretaría de Trabajo de la Nación y que vence recién el 3 de mayo, pero en su comunicado oficial afirmaron “comprendemos y apoyamos el reclamo”. Yasky rescató que la decisión de la UTA no provocó los efectos adversos al paro que el gobierno esperaba. “No les alcanzó con esto para aminorar la fuerza de la medida. En una jornada donde no funcionó parte del transporte público, era esperable que el servicio de colectivos estuviera atestado de pasajeros. Pero las imágenes del día mostraron una menor circulación en comparación con un día de trabajo normal”.

En comunicación con ANCCOM, Yamil Socolovsky, secretaria de Género y Diversidad de CTA-T y trabajadora de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), explicó que el reclamo “en términos generales es un rechazo al proyecto político que está llevando adelante el gobierno de Javier Milei. Con su política de empobrecimiento, ajuste, saqueo y reconfiguración del Estado, para convertirlo en una herramienta al servicio de los intereses de los grupos económicos dominantes y abandonar sus responsabilidades con las mayorías para garantizar derechos y asegurar el bienestar de las personas”. Destacó que la medida conjunta entre la marcha del miércoles y el paro del jueves denuncian no solo la situación de los jubilados, sino también “los más de 45.000 despidos en el Estado, la crítica situación universitaria y la decisión de seguir endeudando al país por medio del FMI y el acatamiento de sus condiciones”.

Joana Giménez, secretaria de Juventud de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA-A), explicó que “el paro fue anunciado en el marco de la ley de Moratoria Provisional, cuyo dictamen finalizó el 23 de marzo y no existe aún, un dictamen vigente que ampare a quienes se van a jubilar. Está en tratativas la revisión de dicho proyecto, pero mientras tanto, significa la imposibilidad de jubilarse para la mayoría de la población trabajadora”. También se explayó sobre la “composición del paro” a partir de las múltiples aristas que conforman el reclamo, haciendo foco en el sector juvenil que la convoca, “la medida se da en el marco del ajuste total del bolsillo del trabajador, la suba de servicios básicos, el deterioro de las condiciones de vida, y la imposibilidad de pensar en una jubilación. A eso hay que sumar, la inestabilidad y la precarización laboral que conlleva multiempleo, la desocupación producto de los despidos y desfinanciamiento del Estado, y el cierre de instituciones estatales que, para la población, significan el acceso a las políticas públicas. Entre ellos, la educación y la vivienda, son los aspectos que afectan mayoritariamente a la juventud”.

Además del gobierno libertario, De la Rúa fue el otro presidente que tuvo tres paros generales dentro de sus primeros 500 días de mandato. Los paros anteriores al gobierno actual fueron durante el año 2024, el 24 de enero y el 9 de mayo, durante las votaciones de la Ley Bases y luego la Ley Ómnibus.

Por su parte Yasky, en diálogo con ANCCOM explicó que el Poder Ejecutivo “va a reaccionar agresivamente. Están perdiendo apoyo de los sectores populares, son conscientes que han entrado en un plano inclinado y que las medidas de fuerza de la CGT y la marcha es vista con mayor empatía por una gran parte de la población que hasta hace un tiempo tomaba distancia o directamente reprobaba este tipo de acciones”. El dirigente consideró: “Luego del paro nacional, la estrategia debe ser discutir y llamar a una convocatoria muy amplia desde las centrales sindicales para poder incorporar al empresariado nacional, al PYME, a sectores agrarios de la pequeña y mediana producción, conformando una multisectorial que sea capaz de levantar un programa de trabajo y reactivación productiva. Diferenciarse del gobierno que no tiene una propuesta para reactivar la producción, que no tiene un rumbo o ideas para favorecer el mercado interno y el consumo y generar la reactivación de la economía. Solo se centran en el ajuste y especulación financiera. A nivel internacional se está dando una sacudida muy grande, hay incertidumbre, y nosotros tenemos un gobierno que está esperando el préstamo del FMI para seguir endeudando el país. Por eso creo que la estrategia debe ser construir una plataforma propositiva y a la vez continuar con las acciones de lucha y movilizaciones sociales, ambas cosas en conjunto. Necesitamos que el movimiento sindical sea protagonista de un tiempo distinto, que creo, tiene un punto de inflexión en este paro”.

En la misma línea se expresó Giménez: “Es necesario generar mayores procesos de articulación entre organizaciones, encuentro y diálogo entre distintas voces para fortalecer un plan de lucha -evaluó-. Que las tres centrales hayan podido concretar el paro en unidad es un dato significativo en estos tiempos”.

Por su parte Carla Gaudensi, Secretaria General de FATPREN, explicó: “es un paro político, en contra de las políticas de ajuste, donde los trabajadores y trabajadoras, ya sea quienes hoy estamos en actividad o quienes ya se jubilaron, estamos sufriendo. Busca demostrar que somos los obreros quienes sostenemos, con nuestro trabajo, a este país. Creo que la gente va a estar cada vez más presente poniendo el cuerpo en las calles. Somos un pueblo que viene demostrando una resistencia activa porque nunca dejamos de hacer nuestros reclamos y que cada vez que se decreta una medida de estas características concurrimos masivamente a acatarla, mientras que el gobierno demostró que la única forma que tiene para hacer efectivas las medidas de ajustes, es por medio de la represión, métodos que son para disciplinar, para limitar la participación de los trabajadores. La violencia, para nosotros, los trabajadores de prensa, tuvo su máxima expresión en el ataque al compañero Pablo Grillo, un trabajador de prensa que estaba registrando para que la sociedad esté informada de lo que sucedía en la movilización. En ese sentido es muy importante la medida judicial iniciada, para cuestionar el aparato represivo”.

La marcha de cada miércoles

En apoyo a la marcha de jubilados, los grandes sindicatos coparon, por la tarde del miércoles 9, la plaza pero también las calles que rodean al Congreso de la Nación que se encontraba vallado en todo su perímetro. La amplia concentración evitó que se aplique el protocolo antipiquetes, incluso durante la desconcentración que comenzó anticipadamente alrededor de las 17 horas sin disturbios ni violencia. La estrategia policial de este miércoles fue distinta a días anteriores. Las fuerzas de seguridad no se encontraban inmediatamente detrás de las vallas ni enfrentados de cara a los manifestantes, por el contrario estaban diseminados en distintas calles e invisibilizados.

Yasky describió a la marcha “de carácter multitudinario, que va a generar una mayor empatía hacia la causa de los jubilados y jubiladas, sus reclamos por haberes y restitución de medicamentos. También va a tener un efecto positivo sobre los tiempos del Congreso de la Nación, sobre todo en la Cámara de Diputados, donde en la última sesión se logró avanzar al votar un emplazamiento para que la restitución de la moratoria jubilatoria sea tratada rápidamente y dar una solución al problema generado por el gobierno”.

Por su parte, Socolovsky describió a la marcha como “importante y multitudinaria, convocante de diversos sectores y muy representativa”, y sobre esa línea agregó: “Hay una mayor comprensión de que la situación jubilatoria no es un reclamo sectorial con el que solamente hay que solidarizarse. Por el contrario es necesario que su pelea sea asumida como parte de una pelea del conjunto social”.

A su vez se refirió a la importancia que tiene la masividad como forma de frenar el aparato represivo de las distintas fuerzas de seguridad que se hacen presente cada miércoles. “Cuando las movilizaciones son masivas y convocan a múltiples sectores organizados, el dispositivo represivo tiene que replegarse. Esto también hace que sea importante no dejar a ningún sector en soledad y sumar cada vez más movimientos, representatividad y organización para contraponer la fuerza del protocolo antipiquetes. Es generar una respuesta contra dicho aparato y de cuidar a la gente, de darle la confianza de que pueda salir a la calle a manifestarse”, en su opinión la represión no está socavando la participación. Lo mismo puntualizó Yasky: “La presencia de las centrales sindicales acompañado a los jubilados potenció la convocatoria, y ante la multitud el protocolo antipiquetes demuestra la impotencia de querer disciplinar o impedir las movilizaciones populares con represión. Creo que la presencia organizada, masiva y administrada por las organizaciones sindicales impidió que el protagonismo de Bullrich sea otra vez por la represión sangrienta”.

 

“Sentimos el amor impresionante del pueblo”

“Sentimos el amor impresionante del pueblo”

Entre dibujos, música y caminatas asistidas, el fotógrafo Pablo Grillo da señales de recuperación. Mientras tanto, afuera del hospital, su padre Fabián reclama justicia sin eufemismos.

A un mes de la represión en el Congreso que casi lo mata, el fotoperiodista Pablo Grillo (35) continúa internado en la terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires. El pasado 12 de marzo, mientras cubría la movilización de los jubilados de los miércoles, fue impactado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno disparado a corta distancia por la Gendarmería.

En comunicación con ANCCOM, su padre, Fabián Grillo, brinda detalles sobre el estado de salud de Pablo: “Sigue en terapia intensiva, pero tiene una evolución buena. Lee, escucha música, escribe y dibuja en una pizarra para chicos. Camina un poco, con ayuda de los médicos. Su motricidad fina parece que no fue afectada”.

Contra todo pronóstico y pese al diagnóstico –grave traumatismo de cráneo y pérdida de masa encefálica–, Pablo avanza favorablemente. “Por momentos tiene una desconexión, pero los médicos dicen que es totalmente normal por los traumas que tuvo en la cabeza”, afirma su padre.

Respecto a las posibles secuelas neurológicas, según el equipo del Ramos Mejía, aún no pueden determinarse con precisión: si llegaran a aparecer, se sabrá con el tiempo. “Está podrido de estar acá, lo cual es bueno –bromea Fabián sobre el estado de ánimo de su hijo–. La idea es que cuando salga de terapia intensiva haga rehabilitación, pero en otra institución, porque el Ramos Mejía no cuenta con ese sector”.

A propósito de la causa judicial, Fabián Grillo cuenta que avanza con lentitud. La jueza Servini de Cubría está de licencia y la familia de Pablo reclama que todavía no fue confirmada como parte querellante. En las últimas horas se conoció que el gendarme acusado, el cabo Héctor Guerrero, designó como abogados a Claudio Pedro Nuncija y Martín Luis Sarubbi, quien defendió a tres oficiales por el homicidio de Lucas González, finalmente condenados a cadena perpetua en 2023.

Ambos letrados también estuvieron relacionados con el caso de Santiago Maldonado y con el de Revolución Federal, la agrupación involucrada en el atentado a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Además, Sarubbi defendió en 2021 al policía que le disparó a Chano (Santiago Moreno Charpentier), líder de Tan Biónica, mientras este sufría un brote psicótico en su casa. Charpentier tuvo lesiones severas en el bazo, el páncreas, el colon y el riñón.

La familia de Pablo se manifiesta agradecida por el acompañamiento y apoyo desde distintos sectores sociales y políticos. “Se acercaron de todos los partidos menos de La Libertad Avanza. Hablé con (el ministro de Salud porteño) Fernán Quirós hasta con Cristina Fernández de Kirchner. También vinieron de la CGT, de ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina), de SiPreBA (Sindicato de Prensa de Buenos Aires). Sentimos el amor impresionante del pueblo, salvo de la Justicia y del Estado”, destaca.

Este sábado 12 de abril, desde las 14, se realizará un Festival Solidario por Pablo Grillo, organizado por sus familiares y amigos, en la Plaza Mariano Moreno de Remedios de Escalada.

La represión a los jubilados se hizo costumbre

La represión a los jubilados se hizo costumbre

Este miércoles, mientras los adultos mayores reclamaban en Congreso por el aumento de haberes, el retorno de los medicamentos gratuitos y la prórroga de la moratoria, un policía motorizado atropelló a un reportero. Además, hubo siete heridos y tres personas hospitalizadas.

La marcha de jubilados y jubiladas de los miércoles al Congreso contó  una vez más con un fuerte operativo policial que comenzó a reprimir y a hostigar a las personas concentradas en cuanto se comenzó a dar la característica vuelta por el Congreso. En este contexto, una unidad de la policía motorizada le pasó por encima a un reportero en la calle Callao.

Según Aldo Oscar, testigo del hecho: “Nos empezó a cerrar la policía  y este chico estaba filmando, vino la moto y lo levantó en el aire, le pegó con un palo también”. Los miembros del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA)  rápidamente formaron un cordón humano para revisarlo, la policía avanzó igualmente, en ese momento los manifestantes intentaron impedirlo advirtiendo a gritos que había un herido en el piso; sin embargo, el avance no se detuvo y uno de los miembros del CEPA lo alzó al hombro y lo resguardo en una esquina.

En medio de este avance, algunos manifestantes terminaron gaseados. “Les pedíamos que pararan, porque estaban atendiendo a una persona, y en ese momento me tiraron gas pimienta por la espalda, cuando me di vuelta me tiraron en el ojo”, relata uno de los heridos.

Las distintas organizaciones de jubilados se congregaron  en el anexo del Congreso para reclamar por un aumento de los haberes que perciben, además de reclamar por aquellos que no podrán jubilarse este año, estimados en 241.984 personas.

Acá estamos hace muchísimo tiempo, ahora todo el mundo se enteró porque nos cagaron a palos y nos tiraron gases, pero es una movida que viene de muchos años atrás, el reclamo empezó siendo en nuestro haberes, ahora excede el tema jubilados, no hay trabajo, no hay seguridad social, si esto sigue así -lo dijo Toto Caputo- nos vamos a parecer a Perú, donde no existe la jubilación. El privilegio con que contamos los jubilados es que no tenemos nada por perder, sino todo para ganar, vamos a seguir en la calle todo lo que sea necesario, es un atentado contra nuestra patria, declaró  Noemi Fernánez, “La negra”, presidenta del Centro de jubilados de ATE Capital Federal.

Por otro lado, Liliana Kunis, quien forma parte del plenario de trabajadores jubilados, comentó que actualmente se está llevando a cabo un genocidio silencioso, los jubilados no pueden sostenerse con 350 mil pesos, sumado al retiro de la cobertura del 100% del costo de los medicamentos de PAMI, y a la falta de pago de la sentencia a aquellos jubilados que ganaron el juicio por la mala liquidación de sus haberes. Para la pensionada, el gobierno sostiene su proyecto económico con plata de los jubilados. Sólo es posible este plan con el despliegue de operativos policiales como los de éste miércoles, que en este caso, dejó un saldo de siete heridos y tres hospitalizados.

10 años de violencia institucional: de Bullrich a Bullrich

10 años de violencia institucional: de Bullrich a Bullrich

De los disparos a la murga de la Villa 31 no bien asumió Macri al cartucho de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza de Pablo Grillo bajo el gobierno de Milei. Un problema que la democracia no pudo solucionar.

Represión durante la protesta de los jubilados en septiembre de 2024. 

Mientras el fotoreportero Pablo Grillo, víctima de un balazo de gas de la Gendarmería, se recupera lentamente en el Hospital Ramos Mejía, ANCCOM repasó la última década de represión a manos del Estado. El término “violencia institucional” tiene múltiples definiciones y alcances. Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y presidente de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) considera que “cuando hablamos de violencia institucional se piensa mucho en la represión policial o militar, pero esta se manifiesta de muchas maneras. La violencia institucional parte de los poderes del Estado: está tambien en la discriminación, en expresiones y condicionamientos”.

Para Manuel Tufró, director del área de Justicia y seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), “es una forma de violencia estatal que no requiere de un plan centralizado para existir, eso la diferencia del terrorismo de Estado. Es una violencia más difusa, que depende del modo en que funcionan las instituciones”.

Por su parte, María del Carmen Verdú, abogada y referente de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), sostiene que “en lo que hace a la militancia de Correpi, preferimos utilizar la expresión represión estatal”. A su criterio, “violencia institucional es el género y represión estatal es una de sus especies”. Desde Correpi identifican dos tipos de represión estatal: la preventiva y la selectiva. “La represión selectiva se dirige sobre los sectores organizados de la clase trabajadora, a través de la criminalización de la protesta y la represión, por ejemplo, y la represión preventiva es la represión de control social en los barrios, invisibilizada hacia adentro de la clase que la padece y naturalizada hacia afuera”. Verdú afirma que hay dos nociones centrales con respecto a esto, control social y disciplinamiento: “Al que ya sale a protestar, lo disciplinan. Al que potencialmente podría organizarse y salir, le aplican el control social para que tengan miedo y se queden quietos en sus casas”. 

Tanto Tufró como Verdú hablan de las dificultades que supone la falta de un registro estatal sobre los casos. “No tenemos datos concretos. casos de gatillo fácil, por ejemplo, hay infinidad que nos vamos a enterar en los próximos meses cuando la familia se contacte. Todos los años incorporamos casos de años anteriores”, afirma Verdú con respecto al Archivo de Casos que Correpi realiza desde 1996. “No existe una producción de datos o de información que permita hacer una medición detallada de la violencia institucional y de su evolución”, sostiene Tufró.  “El Estado no lo produce y lo que producimos las organizaciones son datos de algunos indicadores, pero esos indicadores no hablan de la generalidad de la violencia institucional”, agrega.

Pese a la dificultad de acceder a los datos concretos, el trabajo de las organizaciones logra ciertas certezas. “Lo que se sostiene y persiste es que la violencia institucional se concentra cada vez más sobre las personas pobres, jóvenes varones pobres particularmente”, establece Tufró. Otro dato certero es que la mayor cantidad de muertes por violencia policial ocurren cuando el oficial se encuentra de civil. “En estos últimos años el 70% u 80% de los casos de muertes por policías se dieron cuando estaban fuera de servicio. Se llevan el arma a su casa y matan a personas que supuestamente les van a robar”, afirma el integrante del Cels. 

 

Florencia Torres, de la murga «Los Auténticos Reyes del Ritmo»  luego de la represión. Año 2016.

2015-19: Macri con Bullrich

 

29 de enero de 2016. La murga Los Auténticos Reyes del Ritmo del barrio de Bajo Flores ensayaba en la calle, cuando dos móviles de Gendarmería los encararon con el auto para pasar. Antes de que pudieran despejar la calle, los gendarmes comenzaron a dispararles balas de goma. La ministra de Seguridad presentó los hechos como un enfrentamiento de los oficiales con una banda narco. 

En febrero del mismo año, Bullrich presentó el Protocolo de Actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Manifestaciones Públicas. Este identificaba la libre circulación de personas y bienes como el principal derecho a ser defendido por las Fuerzas de Seguridad y  omitía regular el uso de armas de fuego, ya que no establecía ninguna disposición respecto al armamento autorizado en los operativos. “Durante la gestión Macri se produjo un recrudecimiento profundo de todas las estrategias represivas del aparato estatal, al punto tal de que a mediados de 2017 hablábamos de un estado de excepción con suspensión de derechos y garantías”, afirma Verdú. 

La administración de Bullrich en el Ministerio de Seguridad durante estos años fue caracterizada por la denominada “Doctrina Chocobar”. El nombre hace referencia al caso del policía Luis Chocobar, quien estando de civil asesinó a Juan Pablo Kukoc, tras ver al joven robarle a un turista en La Boca. Las imágenes del hecho demuestran que Kukoc escapaba cuando el policía le disparó por la espalda, desmintiendo la versión del oficial que aseguró haber visto en riesgo su vida. Luego de los hechos, Macri y Bullrich recibieron a Chocobar en la Casa Rosada y aseguraron estar orgullosos de su actuación.

“Algo que nunca había sucedido antes, en ninguna de las administraciones anteriores fue la normativización del gatillo fácil a través de resoluciones ministeriales, los famosos Protocolos Bullrich”, sostiene Verdú. A través de la resolución 956/18, el Ministerio de Seguridad amplió la posibilidad del uso de arma de fuego para las fuerzas federales para “cuando resulten ineficaces otros medios no violentos”. A su vez, se exceptuaba el deber de dar voz de alto en las situaciones donde “resultara ello evidentemente inadecuado o inútil”.  

“Durante esta gestión se superaron todos los récords de cantidad de personas encarceladas, de la tasa de prisionización y la tasa de crecimiento interanual de personas detenidas”, expresa el informe 2019 de la Comisión Provincial por la Memoria.

Represión en la protesta contra la Ley de Reforma Previsional en diciembre de 2017.

De acuerdo a la CPM, estos indicadores muestran una política de seguridad dirigida únicamente a una mayor captación de personas por parte del sistema penal, y no a una desarticulación de los mercados delictivos. “En casi cuatro años no existieron políticas públicas destinadas a la prevención, asistencia o sanción de la tortura. A la par, asistimos a la descomposición acelerada de un Poder Judicial que no previene ni sanciona estas violaciones de derechos humanos y que es parte constitutiva de su realización”, denuncia el informe. De acuerdo a los datos de la CPM, la Gobernadora bonaerense en ese entonces, María Eugenia Vidal, culminó su gestión con 51.000 detenidos que se alojaron en 21.000 plazas: la sobrepoblación carcelaria creció del 72% al 118%. La CPM sostiene que esta tasa de prisionización fue la más alta del país, con 294 detenidos por cada 100.000 habitantes. 

Con un discurso punitivista y apologista de la “mano dura”, en estos cuatro años se profundizó la criminalización de la protesta, la persecución a los pueblos originarios enmarcada en un discurso “antiterrorista” y el aumento del índice de prisionalización junto a una narrativa de “guerra contra el narcotráfico”. De acuerdo al informe de Correpi, en los 1.435 días del gobierno de Macri fueron asesinadas 1.926 personas por el aparato represivo estatal. 

 

La madre de Facundo Astudillo Castro reclama por la desaparición de su hijo en julio de 2020. 

2019-23: Fernández con Sabina Frederic y Aníbal Fernández

 

30 de abril de 2020. Facundo Astudillo Castro salió a dedo desde su casa en Pedro Luro hasta Bahía Blanca. En el camino, fue detenido en dos ocasiones por la Policía Bonaerense, por no contar con permiso  para circular durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). A la misma hora de la segunda detención, tres testigos declararon haber visto un patrullero estacionado en la banquina junto a dos policías y un joven. Uno de esos oficiales afirmó que Astudillo Castro se había ido en un auto luego de ser detenido, pero más tarde cambió la historia y afirmó que el joven se había ido caminando. Facundo permaneció desaparecido durante cuatro meses. El 15 de agosto, restos de su cuerpo fueron encontrados en un cangrejal cerca de Bahía Blanca. La autopsia del cuerpo arrojó que fue una muerte violenta, no natural, pero no pudo determinarse la causa. La Policía Bonaerense, conducida políticamente por Sergio Berni, entorpeció y manipuló la investigación, hostigó a testigos, amenazó a la familia de la víctima, a sus abogados y a familiares de la exnovia. A más de cuatro años de los hechos, ninguno de los policías sospechados por la desaparición forzada seguida de muerte ha sido imputado. 

“La gestión de Alberto Fernández es el mejor ejemplo para explicar cómo la etapa que está atravesando el gobierno influye en las políticas específicas que adoptan”, sostiene Verdú. “Durante esta gestión tuvimos tres etapas muy claras, una primera donde tenía un porcentaje de adhesión muy alto y se pudieron dar el ‘lujo’ de designar en Seguridad a Sabina Frederic, una persona que no está alineada a este tipo de políticas represivas”, afirma la abogada. Frederic asumió como ministra de Seguridad el 10 de diciembre de 2019. El 24 del mismo mes, a  través de la resolución 1231/19, derogó la Resolución 956/18 que establecía el Reglamento General para el Empleo de las Armas de Fuego y otra batería de normativas implementadas por Bullrich. “Eso fue un borrón y cuenta nueva, volver a la legislación preexistente, los pactos internacionales, lo que dice la Constitución. Solo con eso se produjo un descenso importante del gatillo fácil en todo el país”, sostiene Verdú. 

“La segunda etapa empezó con la irrupción de la pandemia. En ese momento había un 47% de la población precarizada que si no salía a laburar no morfaba, y el Estado en lugar de poner fondos para el bolsón de comida, la asistencia médica, el agua potable, puso la guita en el aparato represivo para garantizar el ASPO por la fuerza. Los casos de gatillo fácil subieron a pesar de que no había gente en la calle”, repasa la abogada. “Tercera etapa: perdieron las elecciones legislativas, se produce el recambio de Sabina por Aníbal Fernandez y volvimos otra vez a la sopa. A partir de ahí no hubo diferencia en la política represiva entre Nación y provincia de Buenos Aires, donde estaba Berni”, apunta.

 El gobierno de Alberto Fernández concluyó con un saldo de 1.924 casos de víctimas fatales de violencia institucional. Durante esta gestión se hizo notable el aumento de muertes en lugares de encierro, que superó a los casos de gatillo fácil. En 2020, más del 70% de los casos de muertes por represión estatal se dieron en cárceles. Esto se debió al crecimiento de la tasa de encarcelamiento, el hacinamiento en los sitios de encierro y la falta de medidas sanitarias adecuadas en una situación de pandemia.

 

Asamblea Legislativa en marzo de 2024.

Milei con (otra vez) Bullrich

Pablo Grillo tiene 35 años y es fotógrafo. El 12 de marzo de 2025 se acercó al Congreso donde, como todos los miércoles, los jubilados reclaman por una mejora en sus condiciones económicas, siendo reprimidos semana a semana. Esta vez, la movilización tuvo un factor especial: hinchas de clubes de fútbol se autoconvocaron para ir a defenderlos de los palos y los gases del Comando Conjunto al que la ministra Bullrich suma cada vez más fuerzas. Alrededor de las 17 horas, la represión policial estaba enteramente desplegada contra los manifestantes. A unos 150 metros del Congreso, Grillo se resguardó detrás de los restos de un mueble prendido fuego, buscando una imagen de la represión estatal: la Gendarmería avanzaba con el camión hidrante, tirando gas y balas de goma entre el humo. En ese momento, una granada de gas lacrimógeno impactó sobre su cabeza. Grillo aún permanece internado en terapia intensiva del hospital Ramos Mejía, con un cuadro delicado. 

La pistola lanza-gas con que Grillo fue herido está prohibida en gran gran parte del mundo por ser potencialmente letal. En Argentina su uso era ilegal desde el 2010 –dos años antes fue uno de sus cartuchos el que impactó en la nuca del maestro Carlos Fuentealba– pero Patricia Bullrich lo volvió a permitir en 2023. Esta pistola debe ser disparada siempre hacia arriba en un ángulo de 45 grados. A través del peritaje y fotografías del momento que logran reconstruir los hechos, se probó que el proyectil que impactó en la cabeza de Grillo fue disparado en línea recta con una trayectoria descendente, por fuera de cualquier protocolo de uso. La represión fue premeditada y de carácter disciplinante. El día previo, la ministra Patricia Bullrich afirmó: “Que no se animen, porque nos van a encontrar”. Para Pérez Esquivel, “la represión de los miércoles es como un Estado de sitio, pero acotado a jubilados y a quienes se solidarizan y van a la movilización”.

 Javier Milei llegó al poder con un discurso que reivindica la última dictadura cívico militar, y eligió como ministra de Seguridad a Bullrich, que volvió a ocupar el puesto tras salir tercera en las elecciones presidenciales. Tanto el Presidente como la Ministra tenían el mismo lema durante la campaña: “El que las hace, las paga”. Este eslogan punitivista se transformó rápidamente en una medida concreta: a través de la Resolución 943/23, publicada el 14 de diciembre de 2023, Bullrich efectivizó el denominado “Protocolo Antipiquetes”. Este establece que cualquier manifestación pública en la que se corte la calle constituye un delito que habilita la intervención de las fuerzas de seguridad, sin necesidad de orden judicial. El protocolo también dispone que se buscará identificar y judicializar a los manifestantes, habilitando la persecución y criminalización de quienes ejercen el derecho a la protesta, y aprueba que el Ministerio de Seguridad demande a las personas y organizaciones involucradas para que se hagan responsables del costo del operativo represivo. También deroga la Resolución 210/11 que fijaba las reglas y pautas de la actuación policial, y establecía: “El objetivo fundamental de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad que actúen en manifestaciones públicas es el respeto y protección de los derechos de los participantes”. Así, el “Protocolo Antipiquetes” elimina las regulaciones del accionar de las fuerzas al tiempo que amplía su capacidad de intervención en detrimento del derecho a la protesta. 

Durante la movilización en repudio a la denominada “Ley Bases”, la policía reprimió y detuvo arbitrariamente a 33 personas. El Gobierno sostuvo que intentaban realizar un golpe de Estado y los acusó de sedición, trasladando a los detenidos a diferentes penales federales. Las detenciones arbitrarias durante las movilizaciones cobran otra perspectiva a partir de la reciente modificación del Código Penal, que incorpora la figura de reiterancia. 

Otra normativa donde las agrupaciones de derechos humanos ponen especial atención es en la denominada “Ley anti-mafias”. En su texto, el objetivo de la ley se establece como “brindarle al Estado  herramientas útiles en materia de investigación y sanción de las organizaciones criminales”. Establece que son grupos de tres o más personas que “actúan concertadamente con el propósito de cometer delitos especialmente graves”. De acuerdo al informe 2024 de Correpi, esta definición es “confusa y permeable a cualquier interpretación”. La ley incorpora el término “zona sujeta a investigación especial”, donde las fuerzas policiales podrán detener a una persona sin causa previa entre 48 horas y 15 días para hacer averiguaciones. También habilita, entre otros puntos, requisas, allanamientos e intervención de llamadas telefónicas y mensajería. Desde el Cels interpretan que: “La “organización criminal” deja de ser algo cuya existencia hay que demostrar y pasa a ser un argumento a priori para establecer zonas de excepción en las que no rigen las garantías”. 

De acuerdo al archivo de casos de Correpi, en el año y tres meses que lleva de gestión Javier Milei fueron asesinadas 549 personas por el aparato represivo estatal, entre ellas Rodrigo Torres y Fernando Gómez en Salta a manos de la Gendarmería, y hubo más de 200 detenciones de manifestantes bajo la figura de “resistencia a la autoridad”. Por su parte, en el informe “Milei. 1 año”, el Cels contabilizó hasta septiembre de 2024 723 personas heridas por la represión policial, 50 de ellos trabajadores de prensa. 

Consultado sobre el momento actual, Pérez Esquivel afirma que “el gobierno viola la Constitución, el derecho a manifestarse de los pueblos, y quiere disciplinar las protestas sociales”. El Premio Nobel también se refirió a la jueza Karina Andrade, que liberó a los detenidos por protestar el 12 de marzo: “La jueza procedió y ahora está siendo blanco de ataques, este gobierno quiere disciplinar también a la justicia”. En tal sentido, sostuvo que “la política se ha bastardeado, ha perdido valores, como también el Poder Judicial, perdió valores jurídicos de independencia de poderes. Hay una degradación política e institucional. Argentina ha retrocedido más de cincuenta años”. 

María del Carmen Verdú, por su parte, considera que “estamos viviendo un momento absolutamente inédito y novedoso de ruptura de los consensos históricos”. A su criterio, “lo que ellos llaman batalla cultural en realidad es la destrucción de los consensos democráticos. Para eso llevaron adelante una política de instalación en el sentido común de cosas como la reivindicación explícita de la dictadura cívico-militar-eclesiástica, la estigmatización de las luchas llamando terroristas, golpistas y subversivos a las organizaciones, el incentivo sistemático al odio”. Concluye Verdú: “No es que antes viviéramos en el paraíso de la tolerancia pero estas expresiones que estaban segmentadas y no eran convalidadas mayoritariamente ahora forman parte del sentido común, impulsadas por el manejo excelso que tiene el Gobierno de las redes y la prensa hegemónica”.

Estela de Carlotto y Adolfo Pérez Esquivel reclaman por libertad de los detenidos durante la sanción de la Ley Bases en 2024.

De aquí en adelante 

Para Tufró, la herramienta principal de la ciudadanía frente a la violencia institucional es organizarse. “No hay nada que pueda reemplazar a la organización, toda la historia del activismo contra la violencia policial demuestra eso”, afirma. Por su parte, Pérez Esquivel sostiene: “La Argentina viene con una experiencia de la resistencia, pero la mayor resistencia que hay que hacer es la cultural, es desarmar la violencia que nos han metido, comenzar a volver a crear los acuerdos, la unidad. Si no conseguimos la unidad estamos perdidos. La unidad debe ser en la diversidad”, postula el Nobel de la Paz. “La riqueza de los pueblos es la diversidad, pero tiene que haber objetivos centrales en la unidad: no a la pérdida de soberanía, los derechos de los pueblos originarios, de las mujeres, de los niños. Democracia significa derecho e igualdad para todos y todas. Hoy no lo tenemos, lo hemos perdido. La forma de enfrentar esto es la unidad, con la gente en la calle y las organizaciones trabajando y construyendo”.

Los jubilados al Fondo

Los jubilados al Fondo

Una nueva marcha masiva frente al Congreso repudió la represión del miércoles pasado y exigió aumento para los jubilados y la prórroga de la moratoria previsional. Mientras tanto, la Cámara de Diputados aprobaba el acuerdo con el FMI sin conocer el monto, los plazos de vencimiento ni las condicionalidades que el organismo impone. No hubo quorum para tratar los proyectos vinculados a la tercera edad.

Tras la violenta represión del miércoles 12 de marzo -cuando efectivos de seguridad golpearon y rociaron gas en los ojos a jubilados, dispararon balas de goma contra manifestantes y un gendarme hirió en el cráneo con un proyectil de gas lacrimógeno al fotoperiodista Pablo Grillo—, la marcha de este miércoles transcurrió sin represión. Sin embargo, la tensión continuó con un fuerte operativo de seguridad, vallas alrededor del Congreso, controles en estaciones de tren y propagación del miedo por todos los medios posibles para desalentar la movilización.

ANCCOM acompañó a la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (aRGra) en la caminata para exigir justicia por Grillo y el respeto a la labor periodística. “¡Fuerza, fuerza, fuerza, Pablo, fuerza!”, coreaban los trabajadores. Alejandra Bartoliche, vicepresidenta de aRGra, advirtió sobre la precarización que atraviesa el sector y la falta de medidas de protección en contextos represivos. “Hay muchas cámaras, pero muy pocos fotorreporteros cuentan con los elementos necesarios para resguardarse en represiones como la del miércoles pasado”, señaló.

Bartoliche también cuestionó la falta de avances en la investigación contra el cabo primero de Gendarmería, Guerrero, quien disparó el proyectil contra Grillo. “Exigimos que se investigue. Pasaron siete días y Pablo sigue luchando por su vida, pero no hay un solo fiscal que haya actuado de oficio”, denunció. Además, criticó la implementación del protocolo de seguridad del gobierno: “Hoy no tenemos acceso al Congreso, está vallado, y eso es anticonstitucional. Exigimos libertad de expresión”.

La aparente calma
La movilización de este miércoles pareció desarrollarse de manera más ordenada. “Tiene que ver con que hubo más organizaciones que convocaron y con que las fuerzas de seguridad tuvieron que ser más cuidadosas, porque, desde el punto de vista político, lo del miércoles pasado fue un fracaso, porque debilitó su imagen nacional e internacionalmente”, opina Rubén Rojas, jubilado universitario.

Por su parte, Esteban Chalá, integrante del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), la ONG de rescatistas que asisten a heridos en las marchas con sus característicos uniformes naranjas, explicó la diferencia en la estrategia represiva: “El miércoles pasado buscaron impedir que los manifestantes llegaran a la plaza; por eso se reprimió antes de que las columnas pudieran ingresar”. En cambio, la marcha del 19 de marzo fue distinta: vallar el Congreso para que manifestantes y fuerzas de seguridad queden separados. “Se encierran en su burbuja blindada porque les da miedo que la gente proteste en la plaza de los y las argentinas”, plantea el integrante del CEPA.
El médico Félix Barbone, del Hospital Eva Perón de San Martín, informó que en la marcha anterior atendieron a dos personas que perdieron un ojo y a muchos manifestantes afectados por gases lacrimógenos. “Hoy no tuvimos que atender heridos, pero la tensión sigue presente, no sabemos qué puede hacer este gobierno represivo”, sostuvo.

Si bien no hubo represión física, durante el día, efectivos de seguridad solicitaron documentos de identidad en estaciones de tren y subte, mientras que en altavoces y carteles se difundían mensajes advirtiendo que la policía reprimiría “todo atentado contra la república”. Sobre esta estrategia, un grupo de jubilados comentó a ANCCOM: “Es un mensaje que busca asustar a la población y desalentar la movilización. Es algo muy grave, nos da piel de gallina”.
Sin embargo, los manifestantes no se dejaron intimidar. Detrás de las vallas del Congreso, se extendieron cuatro cuadras de columnas formadas por organizaciones sociales, partidos, personas autoconvocadas y sindicatos, manifestándose pacíficamente en la defensa de los derechos de los jubilados. “También marchamos por un derecho elemental, básico, constitucional: el derecho a manifestarse, a expresarse, a protestar”, afirmó Alejandro Horowitz, jubilado universitario. Rubén Rojas, también jubilado universitario, coincidió en que la represión no solo ocurre cuando hay violencia física, sino desde el momento en que se bloquea la movilización: “Cuando limitan nuestros cuerpos y nos dicen cómo conducirnos, ya están reprimiendo”.

Resistencia y memoria

La movilización no solo fue una respuesta a la represión de la semana pasada, sino también un recordatorio de la lucha histórica de los jubilados, que marchan todos los miércoles. Nacho Levy, referente de La Garganta Poderosa, sostuvo “Esta es una manera de ponerle freno al modelo represivo que acompaña a este trágico modelo económico, de una manera tan cruenta que no veíamos desde 2001, ni en la represión de 2017 y 2018”. Asimismo, Levy critica los mensajes del gobierno sobre supuestos atentados contra el gobierno. Para él, el verdadero golpismo es “tomar el Estado para hacer negocios personales, endeudar al país a cien años y usar la fuerza pública para pegarle a los más débiles”.

Horowitz insistió en la importancia de la movilización: “Los que no marchan deben saber que cada vez somos más, y que no se trata de esconderse, sino de salir a la calle y mostrar que este es un gobierno dictatorial que no puede seguir así”. En esa línea, recordó que quienes hoy son jubilados fueron jóvenes en los años 60 y 70, tiempos de luchas y resistencia. “Por eso es muy difícil que nos corran fácilmente de la calle”, sostuvo.

Adentro del Congreso

Mientras miles de personas se manifestaban, en la Cámara de Diputados se discutía el DNU enviado al Congreso por el presidente Javier Milei para convalidar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que nadie sabe de qué monto se trata, a qué plazo y con cuáles condicionalidades. A pesar de no contar con esa información los legisladores lo aprobaron por 129 votos a favor contra 108 en contra. Solo se opusieron los bloques de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda de los Trabajadores en Unidad.

A si vez, cuando se iban a tratar los proyectos de prórroga de la moratoria jubilatoria, que vence el próximo domingo, la sesión se levantó por falta de quorum. Para ese entonces, las Plaza del Congreso ya estaba casi vacía.