Historia de una trans, migrante, artista y soñadora

Historia de una trans, migrante, artista y soñadora

Sebastián Cortés habla de La Dama, el documental que muestra vida y obra de Kiara, una peruana trans que vive en Buenos Aires en busca de ganarse un lugar en el mundo.

En un contexto social donde la discriminación y el prejuicio parecen marcar el destino de quienes se atreven a ser diferentes, la historia de Kiara, una mujer trans migrante, emerge como un símbolo de fortaleza y perseverancia. Su vida, marcada por las barreras de ser una mujer trans en un país extranjero y racista, es retratada en el documental La Dama, que captura no solo sus luchas, sino también sus sueños y su inquebrantable deseo de ser reconocida como artista. Sebastián Cortés, director de este trabajo, decidió seguir su vida durante más de tres años, visibilizando su camino hacia la aceptación y el reconocimiento. A través de la película no solo se revela la intimidad de su vida, sino también las contradicciones, los altibajos y la inmensa solidaridad que caracteriza a la comunidad trans peruana en Buenos Aires.

Con momentos emotivos, como el del compromiso matrimonial de la protagonista, el documental es un retrato valiente de una persona que no teme mostrar su vulnerabilidad. Más allá de la historia de una mujer, es una ventana a una comunidad que sobrevive y se apoya en un mundo que a menudo le da la espalda. La película busca contribuir a la visibilidad y comprensión de las personas trans, ofreciendo un espacio para una voz que, hasta ahora, había permanecido silenciada.

¿Cómo encontraste a Kiara?

La conocí en un bar en Morón, al cual fui con mi mejor amiga a las cuatro de la tarde. Era un bar que funcionaba como parrilla y pool. Kiara estaba allí como trabajadora sexual en la calle. En ese momento, estaba dirigiendo temas en una rockola por unos billetes de dos pesos y bailaba. Ella enseguida nos dijo: “Yo soy bailarina y ahora voy a desfilar en un corso en los carnavales de San Telmo, si quieren pueden venir a filmar ahí”. Así fue como la conocimos. En pocos minutos nos contó sobre todas las actividades que realizaba: que era activista, que en Perú tenía una escuela de teatro… Finalmente, lo del corso en San Telmo no salió, pero nos invitó a un evento llamado La Dama, un desfile de la comunidad peruana trans en Buenos Aires para celebrar a aquellas chicas que habían superado los 35 años, una edad que muchas chicas trans no alcanzan. El evento era una fiesta realmente hermosa.

¿Qué te inspiró a contar la historia de una chica trans buscando su lugar en la sociedad?

La fortaleza que ella muestra constantemente dentro de las convenciones absurdas que existen en la sociedad, especialmente en contra de ser una mujer trans y migrante en un país muy racista. A pesar de tener todas estas circunstancias en su contra, Kiara siempre intenta mostrar que es una artista y que quiere realizar sus sueños. Esa testarudez me parece increíble; es una demostración de que nada te puede frenar si realmente deseás hacer algo. Eso fue lo que me inspiró cuando la conocí.

¿Hubo algún momento particularmente emotivo o difícil durante la grabación que te impactó como director?

Sí, un par. El primero fue el velorio de una de las chicas que aparece en la película, Estrella, que era muy amiga de Kiara y compañera de baile. Aunque en el documental aparece muy poco porque solo la grabé en algunos shows, su fallecimiento fue un momento muy difícil. Kiara me llamó para grabar el velorio porque era importante para ella. En el velorio realizó un show, un baile, como su amiga hubiera querido, y me sentí honrado de haber sido aceptado en un momento tan íntimo. Además, el cumpleaños de Estrella era el mismo día del velorio, lo cual lo hizo aún más conmovedor. El segundo de los momentos fue el compromiso de Kiara con Yohana, su pareja, que fue muy emotivo y caótico. Después de celebrar y casarse terminaron peleando y gritando, borrachas. Fue un momento muy divertido, dentro de todo.

¿Cómo lograste mantener un equilibrio entre la intimidad de la historia personal y la responsabilidad de retratar a la comunidad trans de manera respetuosa y precisa?

Fue algo que se logró a lo largo del tiempo. Estuve presente en muchos momentos fuera de cámara, compartiendo comidas, asistiendo a sus shows, escuchando sus conversaciones. Fui muy silencioso, observador, y solo preguntaba cuando algo no entendía. No quise imponerme, ya que no pertenecía a la comunidad, así que me limité a observar y aprender. Esta actitud me permitió ser aceptado en momentos íntimos, como el velorio. El equilibrio en la película fue algo que se construyó con el tiempo.

¿Cuál fue su reacción al ver el documental terminado?

No la pude ver porque ella se fue a vivir a Francia con Yohana, que también es una mujer trans. Según Kiara, eran una pareja «transbiana», y en el documental aparece su compromiso y su casamiento. Ellas se fueron a vivir a París, donde hay una comunidad peruana trans, así que les envié el documental por un link. A Kiara le gustó mucho, y se emocionó por tener su película, por poder mostrar lo que hace. Fue un retrato valiente, ella no tuvo problema en mostrar sus contradicciones y altibajos emocionales durante los tres años y medio de grabación.

¿Aprendiste algo sobre la comunidad trans o sobre vos mismo mientras trabajabas en el documental?

Aprendí que la comunidad trans es increíblemente solidaria. Tienen una red de ayuda impresionante entre ellas. Por ejemplo, juntan dinero todos los meses y lo rifan entre ellas para que alguien pueda comprarse ropa, operarse, o pagar el alquiler. Entonces tienen una red donde ninguna queda tirada y desamparada. Además, hay un sistema de «madres» e «hijas», donde las trans mayores ayudan a las más jóvenes cuando emigran, dándoles un lugar donde quedarse y ayudándolas a encontrar trabajo. Ellas ofician de madres y se dicen madre/hija, vos lo escuchás todo el tiempo a eso y viene de ahí, de esa red. Aprendí que son gente muy solidaria y consciente de que todas necesitan de ayuda en algún momento. Esta solidaridad es algo que no había visto antes.

¿Cómo fue el proceso de edición y cómo decidiste qué momentos eran esenciales para contar la historia?

El proceso de edición fue largo porque había mucho material grabado durante tres años y medio, incluida la época de la pandemia. Fue difícil decidir qué dejar afuera. Hice algunos talleres, como el de Azul Eisenberg, para trabajar con la sensibilidad de las miradas, evitando caer en temas morbosos como la prostitución o la marginalidad, que aunque están presentes en la historia, no eran el enfoque central. Lograr ese equilibrio fue complicado, y por eso dejamos afuera mucho material explícito que no era necesario.

¿Qué esperas que la audiencia se lleve de esta historia?

La complejidad y la valentía de ella, especialmente en el contexto actual de ataques permanentes a las diversidades, al feminismo y a la cultura en general. Que vean el retrato de una persona auténtica que no tiene miedo de mostrar sus profundas contradicciones, y que se lleven una pincelada de humanidad.

¿Este documental puede contribuir a la visibilidad y aceptación de las personas trans en la sociedad?

El aporte del documental es dar voz a Kiara. Su voz ya existía, pero no tenía un espacio donde pudiera expresarse plenamente. Ahora, a través de la película, su historia tiene un formato que puede llegar a más personas, y eso me parece súper importante. Lo que no tiene voz en este mundo queda siempre por fuera y no existe ni es respetado. Y lo que se dice, si, realmente empieza a tomar vida y a dar consciencia.

¿Qué papel crees que juega el cine en la creación de empatía y comprensión hacia las personas trans?

El cine tiene la capacidad de generar una voz, de contar una historia y permitir que la audiencia vea la vida de otra persona, en este caso, la de Kiara. El formato del cine, con su sensibilidad visual y auditiva, permite captar gestos y detalles que te hacen empatizar sin que todo tenga que ser explícito o dicho. Eso es lo que el cine aporta: una visión más humana. En este contexto es muy difícil estrenar un documental, este tipo de películas, heterogéneas, con puntos de vista diferentes y que vale la pena apoyar, aunque sea mínimamente, pero está bueno que eso siga pasando. Y como también dije en un momento, es un acto desobediente realmente.

 

La Dama se proyecta en el cine Gaumont desde el jueves 12 de septiembre a las 20.15.

Exigen la reparación histórica para la comunidad trans

Exigen la reparación histórica para la comunidad trans

Con una desproporcionada y amenazante cantidad de policías, se realizó la II Marcha Plurinacional para pedir por una normativa que reconozca los derechos vulnerados durante la dictadura y el principio de la democracia.

Cumbia marica, locro y baile en Plaza Congreso. La segunda marcha Plurinacional por la Ley de Reparación Histórica para Travestis y Trans fue el motivo. Cientas de personas reclamaron y celebraron al mismo tiempo. En el medio y con la aplicación del protocolo antipiquete, el intento de represión de la Policía Federal y de la Ciudad que se quedaron hasta el final de lo que fue una fiesta.

“Nos reencontramos compañeras y compañeros travestis, trans y no binaries este nuevo 24 de mayo para exigir al Estado Argentino nuestro estatus de humanidad. Estatus jurídico secuestrado por la supremacía heterosexual que concibe y vive los Derechos Humanos sólo como otro de sus privilegios. Venimos a honrar la memoria de nuestras muertas y muertos y nuestras propias vidas “, pronunció Patricia Alexandra Rivas Paladino en la lectura del documento oficial frente al Congreso. 

El clima era frío y había anochecido. “Ya la cumbia comenzó/ Hay que mover los pies/ Pero mire quien llegó/ La güera Salomé”, cantaba la Tía Marilú -reconocida artista trans- en un escenario que se ubicaba casi al borde de Avenida Entre Ríos y del lado de Avenida Rivadavia. Les convocades vocalizaban junto a Marilú, sincronizadamente. Muches bailaban. Rodeando la Plaza estaba el centenar de agentes de fuerza de seguridad que custodiaba el pavimento con el objetivo de que no se cortara el tránsito. 

De fondo, el palacio del Congreso Nacional que estaba iluminado: la silueta de la cúpula se dibujaba como consecuencia de la luz amarilla que emanaba desde el interior de las “ventanas” circulares del edificio, el mismo efecto que se produce al alumbrar la parte de adentro de un colador de pastas. 

Quien se alejaba podía ver que en realidad la verdadera multitud era la policía: “¡Un PBI por doce travas y doce tragos!”, gritó Paladino al dirigirse a los uniformados, uniformados que permanecían inmóviles con sus chalecos y cascos, pero que de vez en cuando echaban ojos curiosos a la fiesta y al reclamo. Antes, mientras marchaba por Avenida de Mayo camino al Parlamento, y el cordón policial seguía separando el asfalto de la vereda, también les echaba en cara: ”¿Por qué no dicen lo que hacían con los travas en la dictadura? Mirenme a la cara, diganme que son unos genocidas”.

Paladino tiene 58 años. Es una de las referentes de Las Históricas Argentinas, una asociación civil que reúne trans y travestis “viejas”. Vino a la marcha con tacones altos rojos, un enterito fucsia y un saco negro de peluche: “¡Vine ochentosa!”,expresó entre risas. “Pedimos por una Ley de Reparación Histórica para personas trans que somos sobrevivientes de la dictadura cívico militar y edictos policiales en democracia. Vamos a aclararlo -deslizó Paladino en diálogo con ANCCOM-, para el común de la gente la democracia empezó en el 83’, para nosotras en el 2012 con la Ley de Identidad de Género.” Rápidamente sumó “necesitamos nuestro Nunca Más”. 

El texto presentado en el 2023 titulado “Régimen Reparatorio para Víctimas de Violencia Institucional por Motivos de Identidad de Género” indica en su artículo 1º: “Establécese una pensión graciable para aquellas personas que hayan sido privadas de su libertad por causas relacionadas con su identidad de género como consecuencia del accionar de las fuerzas de seguridad federales y/o por disposición de autoridad judicial o del Ministerio Público de jurisdicción nacional o federal”. 

Las Históricas habían convocado a las 14 en Plaza de Mayo para luego ir hacia Congreso a las 17. Aunque no se conozcan entre ellas, las travas que iban llegando se saludaban igual. El escuadrón de la federal fue puntual: la multitud eran ellos, de un lado la blancura del Cabildo y enfrente el manto oscuro de los uniformados.

– El cobani dijo que van a estar para ‘acompañarnos’ cuando marchemos

–  ¿Pero vamos a poder ir por Avenida de Mayo? ¿Aunque sea por un carril?

–  Eso se va a ir viendo – respondió uno de los oficiales a cargo del operativo.

Al costado de la Pirámide de Mayo estaban reunidos jubilados y pensionados de ATE. En la superficie un punto en común entre ambos reclamos: vejez digna.

“¿Hay futbolistrans en tu barrio?”, rezaba una bandera de Futbol Militante, una organización que suma a las diversidades en el deporte y todos los martes se juntan a jugar en el Parque los Andes, en el barrio de Chacarita.  

Del lado de la Casa Rosada un nubarrón oscuro tapaba el celeste del cielo. La bandera argentina flameaba en alto. La bandera trans celeste, rosa y blanco también flameaba pero sujetada no por un mástil sino por un señor con una peluca de los mismos colores. El sol salía de a ratos a la vez que una “Loanita”, un titere con la forma de  Lohana Berkins y alas salmón, pasaba de mano en mano mientras algune se sacaba foto: “Hay otra que es gigante que la llevamos en otras movilizaciones”, aclaró la dueña. 

“Estamos acá por la indemnización sociocultural, por el sufrido intento de exterminio de nuestra comunidad. Somos las sobrevivientes que quedamos de los años ochenta y noventa’. La mayoría de las compañeras ha muerto y sigue muriendo por falta de inclusión real en la sociedad, y más hoy por hoy con un gobierno neoliberal”, pronunció Erica Noemí de Tierra del Fuego detrás de la bandera del hotel-cooperativa Gondolín de Villa Crespo que da albergue a 50 personas travesti trans (TT) hace más de 15 años. 

A falta de pinceles, el dedo índice de una chica para remarcar las letras de una pancarta: “A la patria le faltan travas”.

Alma Fernández es una mujer oriunda de Tucumán, egresada del Bachillerato Popular Mocha Celis y  primera empleada trans del Senado de la Provincia de Buenos Aires. Aunque la Policía Federal iba empujando a la gente para que marchara por la vereda de Avenida de Mayo, y el “run run” de la motorizada acechaba, Fernández no perdía el humor: “¡Rompan esta ventana!¡ Traiganme esa torta! ¡Que empiece el saqueo!”, exclamaba entre risas contagiosas. “Este se hizo viral la otra vez”, mencionó en referencia al cartel que tenía y que decía “Milei no es mi ley”. 

“¡Seguí con la moto, boludo! ¿Por qué no te  dedicas a la música en vez de estar ronroneando con la moto?“, gritó un manifestante aludiendo al acelerón de las cilindradas. “No tenemos miedo / no tenemos miedo”, repetían muches. 

“Señor, señora / no sea indiferente / se mata a las travas en la cara de la gente” entonaba la muchedumbre. De a ratos sucumbían a la provocación de los uniformados.  “Milei/ Basura/ Vos sos la dictadura”. “¡Mejor cantemos canciones de travestis!”, interrumpió Fernández y carcajadas sonaron.

Con las personas que hacían fila para tomar el colectivo, Erica iba vehemente y casi como un suplicio les advertía: “Si tu hijo o hija mañana es trans, te lo van a matar. Gente despierten, los maricas defendemos la democracia”. Algunos no respondían ni con una mueca. Otros se solidarizaban: una mujer le agarró la mano y se abrazaron. “Aquí / está / la resistencia trans/Aquí / está / la resistencia trans”, sonaba. 

La Asociación Civil Mocha Celis figuró en la escena: “Me duele mucho sentir que tenemos una democracia que está siendo lastimada, agredida por las personas que están ocupando posiciones de poder. No solo con el desmantelamiento de las organizaciones  que garantizan los derechos de la comunidad LGBTQI+ y de las mujeres y  disidencias en general, sino también con discursos de odio que generan violencia”, expresó la fundadora y secretaria académica Manu Mireles. 

Marlene Wayar, referente y pensadora historica de la comunidad, y con los golpes que recibió de la Policía Federal, estuvo presente en el acto: “Reparen el daño infligido por el estado nacional y los estados provinciales a través de sus instituciones, la agresión sistemática hacia nuestra identidad y violación a nuestros derechos humanos. ¡No nos conformamos con la limosna cis-heterosexual! ¡Los derechos travestis y trans también son derechos humanos!”. 

De los edictos policiales al matrimonio igualitario | Estuve ahí

De los edictos policiales al matrimonio igualitario | Estuve ahí

Flavio Rapisardi, militante e investigador del movimiento LGTBQI+, recuerda el ensañamiento particular de la dictadura con las diversidades sexogenéricas. Las continuidades durante la democracia, cómo impactó la gentrificación en la comunidad trans, la estigmatización del VIH, el matrimonio igualitario y la historia de la organización del colectivo.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
Cupo laboral trans: una ley que no se cumple

Cupo laboral trans: una ley que no se cumple

El registro de aspirantes ya superó los 6000 inscriptos mientras los monitoreos sobre el Sector Público Nacional no superan los 500 empleos efectivos. La “Fundación Trans Argentinxs” reclama un Observatorio por el lento cumplimiento de la norma.

El 7 de julio de 2021 se promulgó la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgénero «Diana Sacayán–Lohana Berkins». A más de 18 meses de la sanción, la norma presenta ambigüedades en su aplicación , tornando efímera la ampliación de derechos en el sector más vulnerable de  la comunidad LGTB+.

En septiembre de 2020 el Decreto 721/2020 estableció que el Estado debía incorporar en sus espacios de trabajo al menos un 1% de personal con personas travestis, transexuales y transgénero. En julio de 2021, con la sanción de la Ley 27.636, se reglamentaron las condiciones de contratación y reserva de puestos para garantizar ese cupo laboral. También, la ley instauró el Registro Único de Aspirantes, en donde aquellas personas que deseaban conseguir empleo podían cargar sus datos.

Lautaro Lucas Cruz, presidente de la Fundación Trans Argentinxs hace énfasis en que “muchos adultos trans fueron expuestos a la situación de prostitución sin poder decidir. Con esta ley buscamos reparar y contener a las juventudes trans y no binarias para que puedan tener acceso a un trabajo formal”, explica en diálogo con ANCCOM.

Se trata de una población en extremo vulnerable y que por su bajo número de inscriptos esa situación puede ser resuelta con celeridad, pero en la práctica la realidad no ha cambiado mucho según los datos estadísticos.

Al cumplirse un año de la sanción de la Ley, el Departamento de Género y Diversidad de ATE Nacional y la Asamblea TTNB por la Salud Integral presentó un estudio y estableció que en julio de 2022 ese porcentaje era suficiente para la contratación de 5.551 personas que expresaron su necesidad de trabajo. Sin embargo, solo 313 personas habían sido incorporadas.

Según los resultados del monitoreo realizado por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, dispuesto el 30 de septiembre del mismo año, 480 personas trans son las empleadas en el Sector Público Nacional, sólo 167 personas más desde el monitoreo de julio. Según el mencionado estudio realizado por ATE Nacional y la Asamblea TTNB de Salud Integral
se cubrieron el 8,65% de las vacantes laborales disponibles.

Dentro de este numero total, la cantidad de personas Travestis, Transexuales y/o Transgénero que fueron contratadas antes del Decreto 721/20 es de 64 personas, mientras que 112 se sumaron entre el Decreto y la sanción de la Ley N° 27.636. Siguiendo esos datos –tras un pedido de acceso a la información realizado por ANCCOM– se observa que antes de la norma ya había un total de 176 personas con empleo. En términos porcentuales el empleo creció un 36,7% del total, tomando como referencia las 480 personas registradas hasta el 30 de septiembre de 2022, pero en números concretos menos del 10% de las personas que pidieron un trabajo digno pudieron salir de la marginalidad laboral y/o social.

Desde el Mocha Celis procuran instancias de inclusión que reconozcan las horas de estudio. Foto: ARCHIVO

En la Fundación Trans Argentinxs donde también acompañan y asesoran a niñxs, adolescentes y juventudes trans de todo el país que tienen entre 3 y 24 años, aseguran que “se dificulta que entren las personas a trabajar porque no hay decisión política. Además, es preciso que el cupo laboral sea implementado de manera federal”.

En la provincia de Buenos Aires y CABA se contrataron 356 personas, mientras que en el resto de las provincias sólo se contrataron 83 nuevos empleados y empleadas, quedando un restante de 41 personas que no fueron contabilizadas según su jurisdicción. “Para que en el interior se pueda cumplir la ley haría falta una adhesión de las provincias”, advierte Lautaro Cruz.

Mientras tanto la demanda de trabajo sigue creciendo. El Registro Único de Aspirantes contabiliza al cierre de esta edición 6.807 personas Travestis, Transexuales y Transgénero inscriptas. En otras palabras, la respuesta del Estado sigue siendo lenta en relación con el ejercicio pleno del derecho. Así, tomando los datos dispuestos por ATE Nacional y la Asamblea TTNB, los 5.551 puestos de trabajo ya podrían estar cubiertos con mayor compromiso de las autoridades del sector público y atender la demanda de nuevas solicitudes.

Este registro tiene la finalidad de que aquellas personas que estén interesadas en cubrir vacantes en el marco de la ley puedan brindar sus datos para establecer una orientación de adecuación profesional. Este solicita el nombre autopercibido, los antecedentes educativos y laborales y las aptitudes y preferencias laborales de las personas aspirantes. Es allí donde surge la trampa burocrática. El perfil de los puestos no coincide con la formación de los aspirantes y no existen mecanismos ni resortes reglamentarios formales para que se capaciten mientras acceden a los puestos de trabajo.

La Asociación Civil Mocha Celis y su Bachillerato Popular trabaja para revertir esta situación desde hace más de una década, en especial porque la discriminación tiende a expulsar a las personas trans de los ámbitos educativos cuando atraviesan la enseñanza secundaria. Desde la Mocha saben que la inserción laboral no es sencilla y procuran instancias de inclusión que impliquen el reconocimiento de horas de estudio como estrategia.

Cruz insiste en la importancia de la ley para este colectivo. “Cuando lees que tu expectativa de vida es de 35 o 40 años –explica– te da un poco de miedo… Saber que vas a tener un futuro, que vas a tener la posibilidad de elegir donde trabajar y/o estudiar, te da un poco de tranquilidad. Es el saber que vas a estar bien. Eso es lo importante”.

La Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgénero «Diana Sacayán – Lohana Berkins» establece un incentivo tributario para aquellos empleadores privados que contraten a trabajadores y trabajadoras de la comunidad trans travesti con el fin de fomentar el acceso al empleo. Además, los organismos que están comprendidos dentro de la normativa deben llevar a cabo acciones que faciliten una sensibilización y comprensión sobre la perspectiva de género y de diversidad sexual en los ámbitos laborales.

La norma surge frente a la ausencia de una ley integral –como en el caso uruguayo– de igualdad de género. En Argentina las minorías sexuales fueron conquistando derechos por partes.. En 2012, la Ley de Identidad de Género estableció un marco legal en el cual se asienta que no se necesitan diagnósticos médicos o psiquiátricos, ni operaciones de cambio de sexo para acreditar la identidad. Dentro de los grupos que lucharon por esta ley se encontraba el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, una alianza de más de 15 organizaciones. En ella se encontraba Lohana Berkins, una activista travesti que buscó en esa norma dar un acceso pleno a la atención sanitaria para que aquellos que soliciten intervenciones médicas o tratamientos puedan obtenerlos.

 

Por otro lado, la Ley Diana Sacayán aprobada en 2015 en la Provincia de Buenos Aires fue un gran antecedente. Esta última institucionalizó el cupo laboral travesti trans, utilizando como nombre a la primera travesti en recibir su DNI con la inscripción del género femenino en 2012 y el de Lohana, ambas activistas en el proyecto de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero.

Sobre la aplicación real de la ley se destaca que el Ministerio de Economía es aquel que más personal travesti y trans tiene, contando con un total de 92. Por su parte, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad cuenta 19 personas y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social 39. El Ministerio de Educación es aquel con menor cantidad de contratados, solo con 1 persona contemplada bajo las condiciones de esta norma.

“Es necesario un Observatorio de la ley de cupo laboral trans y travesti. En todas las políticas públicas que tienen que ver con este colectivo es necesario”, concluye Lautaro Cruz.

El ballroom crece

El ballroom crece

Una movida, fraterna y de resistencia, une a las disidencias porteñas en desfiles y fiestas.

Se abren las puertas. Adentro son todas disidencias. Travestis, maricas, trans, no binaries. Todas expectantes, montadas, reinas, artistas. Ansiosas de que suenen de una vez los primeros sonidos de esa pasarela que hace temblar al piso de la heteronorma. Son queers, son amigues y son familia. La presentadora dice “Let’s go perras” y comienza a sonar el beat del DJ que abre oficialmente la runway disidente.
Insertada entre las calles de Buenos Aires, la escena ballrooom es una realidad y está para quedarse, hackeando al poder hegemónico que se cruza en su camino.
“El ball es un espacio seguro y libre, donde nos apropiamos de lo que nos fue negado históricamente y que aún se nos sigue negando”. Quien habla es Tian Aviardi. Se autodefine como “una marica que baila y que gestiona espacios de disidencias”. Vive en Buenos Aires desde los 19 años, es una de las primeras personas que introdujo la cultura ballroom en la escena local y que llevó a este circuito a ser el furor que es hoy: “La escena vive por sí sola, hay un montón de personas que hoy pertenecen y que gestionan estos eventos”.
Tian, con orgullo y solidez, expresa que los balls son “lugares hechos por y para nosotres, las disidencias” que tejen redes no sólo para liberarse sino también para “sanarse y abrazarse entre todes”. Se generan encuentros con un montón de personas que atraviesan las mismas realidades, con las que a su vez se puede empatizar y construir un vínculo de amistad o fraternal: “De ahí vienen las casas, una especie de fraterninades en las que se organizan quienes participan y la adopción de hijes no biológicos. Se vuelven familias que se gestionan, protegen y contienen entre sí”.
La gente se alborota en la pista. Ingresan entonces a la pasarela con brillos, vestuario fluorescente y un mensaje político: basta de censura, basta de prohibición. Acá todos los cuerpos son reivindicados. Acá todes pueden liberarse y ser lo que quieran ser: divas, modelos, reinas de su propia fantasía. Porque no existen lógicas binarias, porque ahora la realidad la crean elles, queers y empoderades.
En este universo extravagante que combina performance, modelaje y danza, se establecen categorías abiertas y les participantes van enfrentándose de a dos en la famosa pasarela. “La imaginación y las posibilidades creativas son enormes, ha habido temáticas desde recrear un color, hasta temas sociales que nos afectan, como el aborto legal o cuestiones ambientales. Porque el arte es para eso, es para expresar nuestras realidades”. Al mismo tiempo, explica Tian, se tocan temas de fantasía. Juegan a ser eso que de chiques no podían, porque acá no existen los límites.
Van pasando a la pista, muestran sus trucos, voguean y recrean una runway internacional. Cuando pasan de a dos, los jueces observan, alientan, y escogen al final a quien consideran que más lo dio todo. Mientras tanto, los aplausos y el aliento del público son una constante. Acá no hay espectáculo y espectadores, en esta escena hay un ida y vuelta entre la audiencia y la gente que se sube a esta pasarela.
La idea es ayudarse entre todes. Son públicamente conocidas las dificultades que trae conseguir trabajo para personas que no entran dentro de lo que socialmente se conoce como la norma. Por eso es que en estos eventos, explica Tian, hay sponsors, premios y trofeos de tiendas y emprendimientos de personas que integran esta misma escena: “Es lindo eso, premiar el esfuerzo, la energía, el entrenamiento, el talento y las ganas. Nos cubrimos en todos los aspectos donde hay huecos, y los llenamos de aguante energético, emocional y económico”.
El ballroom es comunidad, familia, expresión y lucha. Deja una marca e impulsa a que más personas se liberen y salgan a las calles sin censuras, a que más identidades ocupen espacios, los hagan propios y conecten con sus cuerpos. Constuyen una comunidad que no deja de crecer. Como un efecto mariposa, cada vez más personas de distintos sectores del país ocupan espacios públicos, montan una pasarela, prenden un micrófono y exclaman: “Let’s go perras”.