15 años de televisión comunitaria y política

15 años de televisión comunitaria y política

Este año Barricada TV, símbolo de la televisión alternativa y autogestionada, llegó a los 15 años con una experiencia que deja huella en periodistas que piensan la comunicación desde la incidencia social y la construcción colectiva.

Lucía Maccagno camina en la absoluta oscuridad por el galpón lleno de máquinas y aluminio. No necesita linterna y conduce con paso firme hasta el ascensor. Desde hace 15 años repite el mismo recorrido. Llegó a Barricada en el 2010 como estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires, buscando un espacio donde lo audiovisual se cruce con la discusión política y militancia. El cuarto piso combina la dureza fría de los escombros de metal con los murales llenos de expresión y colores vivos que decoran las paredes, junto a los ventanales y plantas de interior. La fábrica de Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA), ubicada en Querandíes entre Rawson y Pringles en el barrio de Almagro, fue una de las primeras recuperadas por sus trabajadores en el año 1998. “Ellos lo que decidieron fue llenar este edificio de vida más allá de lo que era la cooperativa de trabajo. En esa sintonía instalaron un bachillerato popular, un centro cultural y abrieron solidariamente el espacio a un montón de experiencias, entre ellas la nuestra”, cuenta Lucía. El mural de Rodolfo Walsh da la bienvenida al estudio de televisión de Barricada TV.

Pensar en Barricada

“No hay día que nos levantemos y no estemos pensando en Barricada”, cuenta Ignacio Etchart sentado en el sillón rojo del estudio de televisión, rodeado de pantallas, cámaras y cables. Lleva puesta una remera con la tapa de Oktubre de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, pero a diferencia de la estampa del disco original, el hombre de trazo grueso, mirada al cielo y boca abierta en un grito emancipador, no empuña una cadena rota sino un micrófono verde de Barricada TV. “La forma de trabajar con el tiempo rompió un poco la lógica de la cual venimos estructurados en el periodismo que piensa los roles más como estrellas, salir en cámara, hacer mi programa y tener mi canal. Esto rompe la lógica porque te obliga a pensarlo como un espacio realmente colectivo donde que funcione depende de vos y de tus compañeros y que hay un método mucho más solidario, muy diferente a lo que estamos acostumbrados”, expresa Ignacio. 11 años antes se bajaría por primera vez en la estación de subte Río de Janeiro, sin haber conocido nunca una fábrica recuperada y menos un canal cooperativo y comunitario, con la inquietud por un periodismo alternativo que dé lugar a enfoques, protagonistas y territorios desconocidos para el sistema de medios televisivo tradicional. “Hacemos todos, todo”, complementa Lucía Maccagno. En el medio audiovisual rotan los roles para que todos puedan sostener el espacio desde lo periodístico, conozcan cada una de las tareas y cómo se llevan adelante.

Barricada TV comienza como un protocanal con transmisiones de un día que se gestionaban de forma artesanal. Nace de la necesidad de contar lo que sucedía en los barrios desde la perspectiva de los trabajadores, las mujeres, los desocupados, los estudiantes y los movimientos sociales. En resumen, de sus protagonistas. Una mirada subestimada desde la televisión comercial. En este sentido, Lucía ejemplifica: “Desde los principales canales de televisión cuando hay un corte o hay algún reclamo te hablan del caos de tránsito. Nuestra forma de encarar eso va a ser distinta y al momento de ir a cubrir la noticia, no le vas a preguntar al tachero que hace 25 horas está frenado ahí qué piensa del corte, sino que vas a intentar poner ese reclamo en un contexto. ¿Qué les pasó a los laburantes que están ahí haciendo ese corte para llegar a esa situación? ¿Cuál es la historia? Probablemente, en el cien por ciento de los casos los patrones los cagaron como pasó con IMPA y terminan saliendo a la calle para reclamar por sus derechos. Es ahí donde a nosotros nos interesa poner los micrófonos y en todo caso cambiar la pregunta, poder historizar ese conflicto y preguntarle si le parece justo que los patrones hayan dejado en la calle a miles de laburantes y sus familias”.

En el año 2009 y al calor de los debates sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual comenzaron a construir el estudio al interior de la fábrica y en 2010 empezaron las transmisiones por el canal 5 de Almagro de la televisión analógica. “Nosotros siempre sostenemos que la identidad de Barricada es un poco IMPA obviamente. Porque es ejemplo del laburo desde la autogestión de los propios trabajadores, de defender su espacio de trabajo, de pelear por sus derechos y defender sus conquistas. Bueno, nos inspiró y nos inspira constantemente”, expresó Lucía. En 2015, consiguieron la licencia para transmitir por televisión digital abierta, donde continúan emitiendo hasta el día de hoy.

“El Estado nos debe dinero”

En un contexto adverso para los medios comunitarios y autogestivos, Barricada TV enfrenta desafíos que se agravan por el incumplimiento de normativas vigentes y la falta de financiamiento estatal. “Creo que es un momento complicado para todo nuestro pueblo en general, pero para las experiencias autogestivas y cooperativas más aún”, advierten desde el canal. Entienden que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual representó un hito clave, ya que, a partir de esa ley, y gracias a la lucha conjunta con otros medios comunitarios, sectores de la academia, el sindicalismo y organizaciones de la sociedad civil, se logró que el Estado reconociera formalmente a los medios populares. El Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FoMeCA), creado en ese marco, fue durante años el principal sostén de muchos de estos proyectos. “Este estudio que ustedes ven acá no hubiese sido posible sin ese financiamiento”, explican.

Sin embargo, con el cambio de gestión en el ENACOM, la situación dio un giro drástico. El organismo no sólo dejó de cumplir con lo estipulado en la ley, sino que tampoco reconoció convenios firmados previamente, generando una deuda que pone en riesgo la sostenibilidad de los canales. “El Estado nos debe dinero. Son contratos que se firmaron y que hoy no se reconocen. Y lo más grave es que ese artículo de la ley sigue vigente, al igual que el gravamen que se sigue cobrando y cuyo único destino, por ley, son los medios comunitarios. Pero no nos llega un peso”, denuncian.

Ante este panorama, comenzaron a explorar nuevas formas de financiamiento: vínculos con sindicatos y organizaciones sociales para ofrecer servicios de producción y difusión, sorteos mensuales para quienes apoyen con aportes económicos, y la creación de la Comunidad BTV, una modalidad de suscripciones abiertas a televidentes.

A esta realidad se suma otro frente de conflicto: la falta de inclusión en las grillas de los cableoperadores, a pesar de haber cumplido con todos los requisitos legales desde 2018. “Aun habiendo hecho cada paso legal, cada papel presentado, cumpliendo la norma a rajatabla, nos privaron la posibilidad de crecer aún más”, afirman. Las gestiones judiciales, movilizaciones frente a Canal 13 y campañas de visibilización no han sido suficientes para torcer esa situación. “La ley era mucho más avanzada que lo que fueron las aplicaciones de los distintos gobiernos”, señalan. Y refuerzan una definición que sintetiza el espíritu del canal: “Más allá de un trabajo, esto es un espacio de militancia. Creemos en la comunicación como un campo de batalla. Y acá venimos a militar para dar la pelea”.

Consultados sobre los motivos detrás del incumplimiento sostenido de la ley, apuntan al rol de los grandes grupos mediáticos como factor de presión permanente. “En el mejor de los casos, hubo temor; en otros, complicidad directa”, advierten. Y aclaran: “Muchas veces, la sombra de los grupos concentrados de comunicación fue la excusa para no avanzar”. 

Que la forma no condicione el contenido

En el análisis del panorama actual de los medios, desde Barricada TV señalan un fuerte contraste entre las lógicas que imponen las plataformas digitales y las formas de producción que sostienen los medios comunitarios. Mientras en internet impulsan la fragmentación, el recorte y la búsqueda de viralización, los proyectos alternativos apuestan por ir al territorio, dar voz a sus protagonistas y contar en profundidad lo que sucede.

Esa tensión plantea un desafío: cómo adaptarse a los lenguajes que hoy dominan el ecosistema digital sin perder la esencia. “Es no perderla, pero saber que para ocupar ciertos territorios tenés que amoldarte a esas formas”, explican desde el canal. Lejos del modelo del medio profesionalizado que transmite verdades desde un estudio, Barricada defiende una construcción colectiva del sentido, con eje en el vínculo con sindicatos, organizaciones sociales y clubes de barrio.

La apuesta es fortalecer el tejido social desde la comunicación, resistiendo a la lógica del aislamiento y la individualización que hoy marcan tendencia. “Nosotros creemos en una sociedad distinta, y eso se construye en comunidad”, remarcan. Para el canal, el formato jamás puede imponerse sobre el contenido. La forma de contar debe adaptarse, sí, pero sin alterar el mensaje ni diluir el enfoque comunitario. En un contexto adverso, sostener esa identidad no es solo una decisión estética o editorial, sino profundamente política.

 

Todo por hacer

La celebración por los 15 años se convirtió en un encuentro cargado de emoción y militancia en el bar cooperativo Luna Porteña de San Telmo. No fue un festejo más. Fue una síntesis del recorrido del canal y de los vínculos que supo construir a lo largo del tiempo. «Desde el principio, el objetivo siempre fue político y comunicacional. Esa convicción fue lo que sostuvo todo lo demás. Si no hubiese existido ese propósito claro, el canal no habría perdurado», explicaron Maccagno y Etchart.

La cooperativa Piazza, les regaló la torta del festejo. También asistieron los compañeros y compañeras aliados de La Argentina y el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. “Vinieron personas que fueron parte del canal en distintos momentos, que pasaron por la pantalla o nos acompañaron en luchas clave, como las movilizaciones al ENACOM por nuestros derechos”, recordaron. “Hay fábricas, hay bares recuperados, hay un montón de experiencias en rubros totalmente distintos, y todos han demostrado que, aunque el escenario sea adverso, se puede salir adelante”, plantean. Reconocen las dificultades y los golpes que implica sostener estos proyectos, pero destacan el valor de la «potencia de trabajo» que le imprimen los compañeros y compañeras para resistir. La jornada también incluyó música en vivo y la participación de bandas que se sumaron de forma solidaria. «Superó todas las expectativas. Fue muy movilizante ver cómo algo que nació desde la militancia fue creciendo tanto», expresó Lucía.

De cara al futuro, el desafío es seguir creciendo en un contexto de crisis, fragmentación y retrocesos en materia de comunicación comunitaria, fortaleciendo la autogestión, sosteniendo la voz propia y tejiendo redes con otros colectivos. “Hay algo que motoriza, que es tener muy claro cuál es el objetivo político comunicacional. Eso te impulsa”, explican, y agregan: “En las empresas recuperadas pasa algo similar: compañeros que se quedaron sin laburo porque sus patrones los cagaron, y que decidieron tomar los medios de producción. Son motivaciones distintas, pero la enseñanza es la misma: aún en los peores momentos, es posible”. Frente a la pregunta de cuál es el futuro de Barricada TV, respondieron con fuerte convicción: “De acá para adelante, todo”.

Con chicanas y sin hacer mención a la estafa $LIBRA, Guillermo Francos defendió el curso del gobierno

Con chicanas y sin hacer mención a la estafa $LIBRA, Guillermo Francos defendió el curso del gobierno

El Jefe de Gabinete realizó su exposición destacando los logros económicos del gobierno de Javier Milei y evadió las preguntas sobre la inflación y el impacto en los salarios.

Luego de más de media hora de expectativa, en la que no se alcanzaba el quórum para dar inicio a la sesión, finalmente se obtuvo el número de 131 diputados presentes. Así, el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se dispuso a leer un discurso que se extendió por un poco más de una hora y se basó en defender puntos claves del gobierno de Javier Milei como desregulación, desburocratización, el préstamo con el FMI, baja de la edad de imputabilidad y el plan macroeconómico. Sin embargo, manifestó que no iba a responder preguntas sobre el escándalo cripto que envuelve a Javier Milei y sus allegados y funcionarios.

La sesión comenzó con cierto malestar de los diputados con Guillermo Francos por la demora con la que se entregaron a los legisladores las respuestas del Jefe de Gabinete. Miguel Angel Pichetto fue quien encabezó la queja: “nos mandaron a las 12 del mediodía las respuestas a los bloques. Fueron notificados los periodistas antes que nosotros. Si vamos a hacer la tarea de repreguntar, me parece que hubiera sido conveniente que se hubieran manejado con tiempo. Ninguno de los diputados pudo leer con tiempo las respuestas”. A lo largo de la sesión, fueron varios los diputados de diferentes bloques que expresaron su descontento ante la demora en las respuestas.

En un pasaje de su discurso, Francos sostuvo que “según el INDEC, en enero de este año, el índice de salarios registró un aumento promedio del 2.9, ubicándose 0.7 puntos por encima de la inflación, que fue del 2.2. En los últimos doce meses, los salarios aumentaron un 117%, con una diferencia favorable de 32,5 puntos respecto de la inflación acumulada en ese periodo”. Sin embargo, el desglose de este índice muestra que en el primer mes del año, el sueldo promedio del trabajador asalariado privado aumentó un 2,2% -empatando con la inflación- y el de los empleados públicos incrementó solo un 0,9%, lo que significa una pérdida del poder adquisitivo del 1,3%. Por su parte, el diputado Christian Castillo, del bloque Frente de Izquierda y Trabajadores (FIT), señaló: “El día de ayer, el diario La Nación, no La Izquierda Diario, señala que las paritarias muestran una caída de casi el 7% en el primer trimestre del año. Estamos frente a una pérdida categórica de los salarios. Cuando la inflación venía rondando entre 2,2 y 2,7%; los salarios aumentaban entre 1 y 1,5%. Diga la verdad, no nos tome por estúpidos. El consumo cayó un 5,4% en la compra de artículos esenciales. O los diarios mienten o usted está trayendo datos de otro país”.

Pablo Juliano, integrante del bloque Democracia Para Siempre, cruzó al Jefe de Gabinete por el aumento de productos esenciales y por haberlo omitido en su discurso: “¿Usted sabe cuánto está el maple de huevo o un kilo de carne, lo que sale viajar en colectivo, cuando todo el mundo necesita mínimo dos colectivos para moverse en el AMBA?”. En su turno de responder, Francos decidió eludir la pregunta, como lo hizo varias veces a lo largo de la tarde, con una chicana: “Soy productor, sé lo que sale un maple. Lo vendemos a 5.000 pesos y en el comercio está a 8.000. Usted me preguntó si sabía cuánto salía un maple y yo le respondo”. En diálogo con Anccom, Juliano tuvo la posibilidad de responderle al funcionario del gobierno nacional: “En primer lugar me parece que el jefe de gabinete sigue gastando más tiempo en su actividad privada que en el resto, porque no dijo nada del precio de la carne o del colectivo. Esto marca una tendencia, el gobierno elige qué contestar, armar su propio relato y alejarse de la realidad del día a día. Este tipo de situaciones en las que vienen a buscar el videito para TikTok son tristísimas”.

En el último y tercer bloque de preguntas llegó el turno para los legisladores de Unión Por la Patria, quienes centraron sus preguntas en temas como la posible modificación del método de medición de la inflación, el congelamiento de la obra pública, el préstamo del FMI y la “ilegalidad” del acuerdo por no haber pasado por el Congreso y el precio del dólar. Sobre este último tema, Juan Marino sostuvo: “Milei atacó en reiteradas ocasiones a quienes sostenían que había un atraso cambiario, catalogándolos de mandriles, y decía que si el dólar podía ir a 600. Mintió. Ahora el FMI dice que hay un atraso cambiario de entre 15 y 25 por ciento, desmintiendo a MIlei y dándole la razón a los mandriles”. Otra vez, Francos decidió responder con un tono provocativo, alegando: “Estoy con un problema de acidez gástrica. No sé si es físico o si es producto de los discursos que acabo de escuchar de Unión por la Patria. Debe ser gástrico. Escuché de todo”. Generando así el enojo de todo el bloque peronista.

Finalmente, cerca de las 22 horas, Francos dio por culminada la primera parte del informe, teniendo que regresar el próximo martes. Los diputados de la oposición le reclamaron que, junto a él, se haga presente el Ministro de Economía, Luis Caputo y que, en dicha ocasión, se disponga a contestar preguntas sobre el caso $LIBRA.

Jóvenes y trabajo en negro

Jóvenes y trabajo en negro

En Argentina más de la mitad de los jóvenes trabaja en la informalidad. El fenómeno no solo afecta su estabilidad laboral sino que pone en jaque su futuro y la sostenibilidad del sistema previsional. ¿Qué factores impulsan esta tendencia y cómo impacta en la economía del país?

Un 37% de las personas ocupadas en la Argentina trabaja en negro, según el último informe de la Distribución del Ingreso del INDEC. Cinco millones de los dieciocho millones de trabajadores argentinos están empleados bajo relación de dependencia pero no tienen ART, aportes jubilatorios y la garantía de obtener vacaciones pagas y aguinaldo.

Estas estadísticas empeoran al poner el foco en los trabajadores más jóvenes: según un informe de la Secretaría de Trabajo de la Nación, el 57% de los trabajadores de entre 18 y 24 años se encuentra en condiciones de informalidad. ¿Cómo se interpreta esta profundización generacional del fenómeno?

Los jóvenes en particular “son el grupo más vulnerable en términos de inserción e informalidad laboral», afirma Matías Maito, politólogo y director del CETyD (Programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo) de la UNSAM. Algunas de las explicaciones posibles son que los jóvenes suelen cambiar de trabajo con frecuencia, que cuentan con poca experiencia “y la suma de estos factores hacen que muchos empleadores consideren que su productividad no justifica el costo de tenerlos en blanco”.

Blanco sobre negro

A menudo se justifica la gran cantidad de trabajo no registrado con la idea de que los empleados informales ganan más «en mano». Se piensa que los empleadores les pagan un salario más alto por lo que “ahorran” o que estos trabajadores complementan sus ingresos con planes sociales, como la AUH o pensiones por discapacidad. Sin embargo, esta idea es errónea: los trabajadores registrados ganan, en promedio, mucho más que los informales. De hecho, en el tercer trimestre de 2024 y según el INDEC, el salario promedio de los trabajadores registrados fue de $781.652, mientras que el de los informales fue de $315.720, casi un 60% menos.

Entonces, ¿cuáles son los incentivos para la informalidad laboral? Aunque muchos la categorizan como “Pan para hoy, hambre para mañana” hay casos en que se promueve.

María Fernanda es un ejemplo de estas situaciones no tan excepcionales. Ella tiene 23 años y renunció a su trabajo “en blanco” en una inmobiliaria para poder operarse la mandíbula. Trabajaba en relación de dependencia y de manera registrada, lo que le permitía acceder a todos sus derechos laborales, incluida una obra social.

«Sigo trabajando en la misma empresa, la misma cantidad de horas y con casi los mismos beneficios como aguinaldo, vacaciones pagas y licencia médica, sólo que ahora no tengo los aportes jubilatorios», explica. ¿Por qué prefirió eso? María Fernanda ya había iniciado el proceso para una operación, se había hecho todos los estudios y hasta tenía la fecha de la cirugía confirmada, pero cuando estaba gestionando los últimos trámites para los materiales quirúrgicos a través de su obra social laboral, descubrió que no le cubrirían los gastos.

La única alternativa para poder operarse era renunciar a su empleo registrado y volver a figurar como estudiante desempleada, para que la obra social de su papá, que es analista de software, la cubriera nuevamente. No le costó mucho tomar esa decisión, ya que el departamento de Recursos Humanos de su empresa le garantizó que “podría volver a estar en blanco cuando lo deseara». Sin embargo, por el momento, y para evitar tener que pagar las consultas médicas postoperatorias, prefiere seguir trabajando de manera no registrada.

Para Maito “no hay ningún incentivo real para trabajar en blanco, porque no se realizan los aportes a la seguridad social y no tenés protección si te ocurre algún accidente laboral” y coincide con María Fernanda en que, “las personas que trabajan en negro no lo hacen porque tengan algún incentivo” o porque en verdad lo prefieran, “sino porque no tienen oportunidades mejores”.

Teresa tiene 29 años, un hijo de 9 y es mesera. Ella cuenta que “en su momento”, hizo la cuenta y “no me convenía estar en blanco porque iba a dejar de figurar como alguien sin aportes y no iba a poder cobrar la AUH (Asignación Universal por Hijo)”. Su compañero de trabajo, Lautaro, de 22, tampoco quiso la formalidad “por sí el día de mañana entro como playero en la YPF”. De esta manera evitaba los trámites de renuncia que podrían retrasar un trabajo en blanco que, aunque exigente, permite muy buenas condiciones laborales.

Se cae el sistema

Este tipo de situaciones, aunque comunes entre los jóvenes, no solo afectan a los trabajadores individuales, sino que también ponen en riesgo a un sistema previsional que ya es sumamente deficitario. El sistema de jubilaciones en Argentina es de reparto, es decir que los aportes de los trabajadores activos financian los haberes de los jubilados. Si la informalidad sigue creciendo y gran parte de las personas económicamente activas continúa sin hacer aportes, entonces el sistema previsional se seguirá volviendo cada vez más ineficiente.

“Los trabajadores no registrados sí contribuyen a estos sistemas, porque pagan impuestos”, aclara Cirmi Obón, economista y presidenta de la asociación civil Futuros Mejores. “En todos los países del mundo, como la cuenta de los sistemas previsionales no da porque gastan más de lo que recaudan, las jubilaciones se terminan financiando con impuestos generales”. Esos impuestos generales son regresivos, como es el caso del IVA, y por eso “pesan más en el bolsillo de quienes menos tienen. Insisto: los pagamos todos, incluidos quienes no aportan a la seguridad social”, cuenta.

La tendencia a trabajar en negro responde a los desincentivos empresariales que trae tener un empleo registrado: las cargas impositivas a los empresarios y los aportes jubilatorios reducen la ganancia, pero su reducción también pone en riesgo el acceso a la jubilación de estos jóvenes en el futuro, especialmente en este contexto en el que se eliminó el sistema de moratorias. Pero el Estado también tiene un rol, porque desde hace tiempo que “tiene grandes dificultades de fiscalización y no consigue que el trabajo registrado sea una prioridad”, explica Maito.

Es común escuchar el reclamo empresarial por una reducción de las cargas laborales argumentando que eso permitiría un aumento en el empleo en blanco. Sin embargo, la experiencia histórica indica que el empleo crece junto con la economía y desciende durante las crisis independientemente de las condiciones laborales. “De hecho, la ONU, en un documento de 2024, recomienda a las naciones que no se pongan a bajar estos impuestos”, cuenta la economista.

Cirmi Obón, pensando en el camino a recorrer, aclara: “Un desafío que tenemos por delante es ampliar la noción de contribución, pensar que la cuenta del Estado es una sola y modificar los sistemas jubilatorios para que contemplen cómo se va modificando la vida de las personas mayores, la diversidad del trabajo”; y, se podría agregar a esta lista, la situación de más de la mitad de los trabajadores jóvenes de la Argentina. Porque, como dice Cirmi Obón, “el trabajo no solo hoy es, en gran parte, informal sino que histórica y globalmente ha sido más informal que formal”.

La prevalencia del trabajo en negro entre los jóvenes refleja una serie de desafíos estructurales, tanto en el mercado laboral como en las políticas públicas. Aunque la informalidad parece ofrecer una solución a corto plazo para quienes no encuentran alternativas, no es sostenible, especialmente en un sistema previsional que depende de la contribución regular de los trabajadores. Para cambiar esta situación, será necesario que el Estado ajuste las leyes laborales, y mejore la fiscalización, lo cual será clave para enfrentar los desafíos económicos del futuro. Pero también, es necesario el crecimiento económico, ya que es el índice que más se corresponde con el aumento del trabajo registrado.

¿El trabajo dignifica?

¿El trabajo dignifica?

Un grupo de jóvenes cuentan cómo consiguieron su primer empleo, en qué consiste y con qué sueñan en el ámbito laboral. Botones de muestra de una generación con pocas ilusiones.

Para muchos, el paso de la adolescencia a la adultez está marcado por el ingreso al mundo laboral. En muchos casos implica un contraste entre lo que se desea hacer y lo que realmente se puede hacer, brecha profundizada por la falta de experiencia y la situación económica crítica generalizada. ¿Qué encuentran los jóvenes cuando ingresan al mundo laboral? ¿Qué querrían encontrar? Para explorar esta cuestión, ANCCOM salió a la calle a entrevistar a jóvenes de entre 18 y 23 años: ¿De qué trabajan? ¿Cuál fue su primer empleo? ¿Cuál sería su trabajo ideal? ¿A qué aspiran?

Sandra, vendedora en un local de ropa (18 años)

Es inmigrante de Perú y trabaja con su tía, atendiendo un puesto de ropa en una galería en la calle Lavalle, en pleno microcentro porteño. En diálogo con ANCCOM, Sandra contó que, aunque tuvo sus dudas, quiere empezar a estudiar Administración de Empresas Internacionales. “Me gustaría terminar de estudiar para apoyar a mis hermanos y a mis padres”, agregó. Su trabajó ideal sería administrar alguna empresa “acá o en otro lado”, contó la jovén.

Nehuen, empleado de Burger King (19 años)

Trabaja en Burger King desde hace dos años mientras cursa el CBC para la carrera de Contador Público. Cuando empezamos a charlar con él, estaba en el puesto de helados, pero lo reclamaron desde el fondo del local para limpiar unas mesas. Nos invitó a que lo acompañemos mientras continuábamos la conversación. “Observé todas las posibilidades respecto a horarios y entre las opciones de cadenas rápidas, que son las que generalmente tienen inserción laboral para jóvenes que no completaron estudios”, explicó.

Al otro día, tenía una entrevista laboral en otro restaurante. Gracias a su próximo trabajo espera irse a vivir solo con su pareja, aunque admite que es algo difícil de encontrar en este momento, así como conseguir trabajo en blanco. Prioriza las condiciones laborales y confiesa que no le importa tanto la cantidad de horas: “Busco que tenga compatibilidad con el estudio, porque a la mayoría no le gusta que estudiemos. Generalmente te lo imposibilitan”.

Lautaro, Rappi (20 años)

Lautaro habla en la pista de skate de Plaza Houssay, justo después de terminar su jornada laboral. Es fácil reconocerlo a la distancia por su característica mochila roja de Rappi. Comenzó a trabajar allí a principios de año y lo hace por las tarde, ya que por la mañana trabaja para una cooperativa del gobierno cartoneando. “Al principio no me llegaba nada, hubo días en que me conectaba y no me caía ningún pedido. Es un algoritmo como cualquier aplicación: si aceptas los pedidos que te llegan y tenés buenas opiniones de los clientes, empiezan a llegarte más”, explica. Lautaro destaca la flexibilidad de este trabajo, ya que puede conectarse y desconectarse cuando quiere. Al tener otro trabajo a la mañana, le queda la tarde para Rappi. Al pensar en un trabajo ideal, sueña con emprender un negocio de ropa combinado con la música que produce. También plantea la opción de ahorrar y comprar una moto para poder hacer más pedidos con Rappi, ya que reconoce que de esa forma se gana mucho más.

Malena, sirve de café a la salida de Facultad de Medicina (23 años)

 “Estudio Recursos Humanos en la Universidad de Quilmes”, aclara. Comenzó a trabajar a los 16 años. Este es su tercer empleo, el primero fue ayudando a su tía, que es técnica de laboratorio y la ayudaba a rotular las muestras. Después trabajó en una peluquería por tres años. En su trabajo actual está desde hace dos meses y valora ante todo las condiciones laborales. Al preguntarle si a su alrededor tiene a alguien con un buen trabajo, menciona a su hermana, que es pastelera, y a una amiga que es odontóloga. Rescata esos casos que hacen lo que les gusta: “Eso es lo que yo proyecto, la realización en el trabajo, hacer algo que me haga feliz”.

 

 

Fernando, trabaja en una cadena de empanadas (20 años)

Este es su segundo trabajo: comenzó como mesero en un restaurante, donde trabajó durante tres años hasta que recortaron personal y decidió cambiarse a su puesto actual. Destaca el buen ambiente laboral y sus compañeros. A la hora de buscar un trabajo, valora tanto las tareas a realizar como los ingresos. Su trabajo ideal sería administrar alguna empresa grande. Tiene planeado comenzar a estudiar la carrera de Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires.

Lucia, vendedora en un local de ropa (20 años)

Es una de las muchas empleadas jóvenes del local. Acepta respondernos unas preguntas, aunque sus respuestas son breves y algo tímidas. Este es su primer empleo, el cual consiguió gracias a su hermana mayor, que ya trabaja allí. A la hora de buscar un sustento piensa en que tenga un buen ambiente laboral. Si tuviera que imaginar su trabajo ideal, lo piensa en una oficina, aunque no tiene claro qué rol desempeñaría aún.

Omar, estudiante de Hemoterapia (22 años).

“Yo  soy estudiante de Hemoterapia y estoy por arrancar Odontología así que me gustaría trabajar en el área de la salud”, asegura Omar. También nos cuenta que, a la hora de buscar trabajo, su prioridad es encontrar un equilibrio entre un buen salario para llegar bien a fin de mes, y un horario flexible sin tanta cantidad de horas.

 

Nahuel, estudiante de Kinesiología (21 años).

Oriundo de Mar del Plata, su primer trabajo fue como promotor de ventas en una editorial de libros. “Sigo trabajando de eso, pero más que nada en vacaciones o feriados”, admitió. Como estudiante de Kinesiología, su objetivo es recibirse en los próximos dos años y después ver qué otros trabajos consigue. Su trabajo ideal, por supuesto, es en el área de salud.

 

Facundo, estudiante de Ingeniería Industrial (22 años)

También de Mar del Plata. Trabajó los últimos dos veranos de cajero y mesero en un local de comida con la expectativa de “hacer algo en el verano y sacar un poco de plata”. Le gustaría seguir los pasos de su primo, que se recibió de ingeniero industrial y trabaja para una empresa de software en París. “Me divierte lo que hace”, admite.

 

De monotributistas a «contractors»

De monotributistas a «contractors»

Cada vez más jóvenes incursionan en ser contratistas de empresas del extranjero y aumentan las historias de compañías que, con la promesa de ofrecer un sueldo competitivo, pueden dejar de lado los derechos laborales, tales como una obra social, días spor enfermedad, preaviso de despido y aportes jubilatorios.

“Es realmente un horror”, dice un joven contractor que trabaja para una empresa del exterior, que le abona el salario en una moneda extranjera a través de plataformas de pago fuera del sistema formal de liquidación salarial, como lo son PayPal, Binance o Square.

Los contratistas, a los que da en llamarse contractors, son aquellos profesionales independientes que prestan servicios a una empresa determinada. Esta forma de contratación se extendió a lo largo de Argentina, principalmente entre los jóvenes, y está marcada por una serie de desafíos, ventajas y desventajas.

“Mi contrato tiene un millón de cláusulas que dicen que la relación no es de exclusividad, pero que si no cumplís con el horario estás afuera, y si llegara a haber algún tipo de situación judicial, vos te encargás de cubrir los gastos”, relata con pesadez Dante (un nombre ficticio para preservar su identidad ante el riesgo de perder el trabajo). Dentro del mismo contrato se aclara la figura del contractor y se diferencia de un trabajador que hace aportes de jubilación y cuenta con indemnización por despido. A la vez, se dispone la protección de información confidencial durante y después del contrato.

Andrea Fernández, abogada laboral, explica que la inseguridad jurídica es uno de los principales desafíos que afrontan los contratistas en Argentina: “Hay falta de claridad en cuanto a sus derechos y muchas veces las empresas intentan clasificar erróneamente a los trabajadores como contractors para evitar el cumplimiento de las obligaciones laborales”. De la mano de la falta de claridad y legislación para estos trabajadores, está también la incapacidad de estudiarlos desde las estadísticas. Según afirmó la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, “las crecientes nuevas modalidades de transacción (como criptomonedas o servicios de pago electrónico) se prestan a la falta de registro formal y conducen a la subestimación de los indicadores”.

El sueldo, que se paga en dólares, también se devalúa con la baja del dólar. Dante detalla: “Este mes estoy cobrando menos que hace dos meses en la conversión a pesos, las cosas están más caras y esto me pasa mes a mes”. Este tipo de contratación, plantea, tiene el beneficio de ser parte de una red de trabajo en la que la remuneración es un poco más alta que la media que se ofrece en el mercado laboral nacional, “pero con una incertidumbre total”.

Según el Informe Anual de Servicios 2023 de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, Argentina es el segundo mayor exportador de servicios basados en el conocimiento dentro del Mercosur. El principal rubro de exportación incluye servicios contables, empresariales, de investigación, traducción y editoriales, entre otros. En segundo lugar, se destacan los servicios de telecomunicaciones, informática e información.

“Conozco contractors a los que les descuentan los días por enfermedad”, asevera una joven que trabaja en el sector de QA (Quality Assurance, analista de calidad), cuya identidad también es resguardada. Compara que, al ser contratista y no una empleada en relación de dependencia como lo ha sido anteriormente, carece ahora de obra social, de aumentos de sueldo por performance o por la situación del país y, por supuesto, de aguinaldo. Además, agrega que cobrar en plataformas digitales le representa un peligro: “Está ocurriendo mucho más que hackean cuentas de criptomonedas, por lo que está en riesgo mi sueldo”.

Este tipo de contratación tiene una serie de aspectos atractivos para los jóvenes, ya que prometen flexibilidad y un sueldo competitivo. “Lo bueno de trabajar como contractor es que puedo hacer el rango de horario que yo quiera mientras cumpla con mis tareas y las ocho horas de trabajo”, sostiene la contratista anónima que trabaja desde hace un año en este régimen. Su contraparte, continúa, es que para declarar algo de su sueldo, es necesario inscribirse como monotributista y hacer toda una “tramoya” con un contador y facturar o ir a una cueva a sacar la plata en efectivo.

Sobre las alternativas para retirar el sueldo, otra contractor, Sofía, ejemplifica: “Hay una cueva a la que le transfería en USDT (una moneda digital que representa el valor de monedas tradicionales) y el dueño se quedaba con el cinco por ciento y me traía la plata a mi casa, ya sea en pesos o en dólares”. Sin embargo, comenta que, en caso de facturar, hay una serie de desventajas que vienen de la mano de ser monotributista, como no acceder a tarjetas de crédito, no conocer en profundidad los procesos fiscales y si se llevan a cabo correctamente, lo cual conlleva un miedo a que la AFIP, ahora llamada ARCA, la persiga por errores de facturación e inconsistencia de ingresos.

Sofía asegura que una desventaja de su trabajo como contratista en una empresa chica o PYME es que depende de lo que los dueños tengan ganas de hacer. “Siempre hay quilombo, hay que salvar las papas y es mucho estrés. Hubo un mes que fue muy malo mentalmente para mí. Lloraba, me ponía mal y tenía mucha ansiedad”. Se sincera y cuenta: “En un momento sí estaba contenta en la compañía, pero ahora estoy cómoda y estresada, es muy extraño”. Coincide en que una de las ventajas es la flexibilidad y la libertad que tiene, ya que puede programar su hora de almuerzo en cualquier horario y trabajar desde casa.

Una de las mayores desprotecciones de esta forma de contratación es la falta de indemnización por despido y la inexistencia del preaviso. “Al 99% de las personas que echaron, lo hicieron de un momento a otro –relata Sofía–. Supuestamente prometen que vas a tener un preaviso en el que te instan a mejorar el trabajo, y que si no lo hacés, te echan. Pero no siempre es real”. Sobre esto, la abogada laboralista Fernández sostiene que “los contractors suelen estar en una posición más débil a la hora de negociar su relación contractual y muchas veces no tienen mecanismos adecuados para reclamar ante un despido sin causa o un incumplimiento del contrato”.

Por su parte, un contractor anónimo que trabaja en IT (information technology, tecnologías de la información) afirma: “Las ventajas son la experiencia, el crecimiento profesional y la forma de trabajo del exterior. Es un empleo que me da un montón de herramientas y habilidades”. En su caso, trabaja para una empresa de Estados Unidos que cuenta con contratistas en el exterior y personas contratadas a tiempo completo. Cuando fue consultado si su salario es igual al de sus compañeros estadounidenses, precisa: “A través de plataformas observé las ofertas de trabajo en el mismo puesto que yo, en mi misma empresa, y puedo decir que ganan más del doble que yo”. Según el informe de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, Estados Unidos es el principal país al que Argentina prestó servicios basados en el conocimiento en 2022, seguido por Brasil y el Reino Unido.

“Este es mi primer trabajo y entré como junior. Me está sirviendo mucho, aunque sé que no quiero seguir así toda mi vida”, comenta y resalta que, si bien la modalidad de contractor tiene sus desventajas, el salario, que es de 600 dólares, y la experiencia adquirida compensan en parte las limitaciones del régimen.

La abogada Fernández asegura que, frente al escenario creciente de contratistas, “sería fundamental que la legislación argentina considere un marco de protección más amplio” y que, por ejemplo, la regulación sobre la clasificación del trabajo permita distinguir entre lo que es un trabajador autónomo, un contractor y uno en relación de dependencia “ya que de esta manera podrían evitarse las malas prácticas por parte de las empresas que intentan evadir sus responsabilidades laborales”.  Además, sugiere que la legislación debería incluir un mayor control sobre las empresas que contratan bajo el régimen de monotributo, para prevenir el abuso de esta modalidad como una forma de eludir la contratación formal y el pago de beneficios laborales.

El tipo de contratación del contractor cuenta con una serie de complejidades de un sistema de trabajo que, aunque ofrece oportunidades, expone a los jóvenes a la precariedad laboral, a la falta de derechos y la incertidumbre económica. Esto se combina con la inexistencia de una regulación vigente en Argentina para resguardar los derechos de estos trabajadores.

Con la asunción de Milei como presidente en diciembre de 2023, la publicación de ofertas laborales en redes sociales de empleo mermó. “Pasaron cosas en Argentina que hicieron que el mercado laboral se ponga muy picante”, cuenta Dante, el primer contratista entrevistado. Consultado sobre por qué eligió esta modalidad de trabajo aún conociendo sus desventajas, expresa: “No encontré algo mejor y en el momento sentía que estaba ganando más plata”.

El temor por la obra social y la jubilación

“Los contractors son considerados trabajadores autónomos o independientes y tienen la obligación de inscribirse como monotributistas y abonar sus propios aportes a la seguridad social”, detalla la abogada laboral Fernández. Dante, uno de los contratistas entrevistados, asegura que se hizo el monotributo principalmente para acceder a los aportes: “Tranquilamente pude haberlo hecho por izquierda y zafado de inscribirme y ahorrarme toda la plata que sale”, sostiene, lo que evidencia que parte de los contratistas deciden no regularizar sus ingresos.

Frente a este desafío, Fernández manifesta que es importante crear un sistema que les permita a los contractors tener acceso a una cobertura mínima de seguridad social, sin que ello implique una carga impositiva excesiva.

“A mí en particular siempre me importó el tema de la jubilación, hoy no es que me preocupa, pero me planteo qué otra opción tengo –afirma Dante–. Me pregunto cuál es la alternativa para mi retiro, y la verdad es que los privados no son una opción, y el monotributo es paupérrimo y yo trabajo un montón”. Según la AFIP, ahora llamado ARCA, todos los monotributistas se jubilan con la mínima, que en noviembre de 2024 era de $252.799 pesos argentinos. “En ningún momento la mínima fue digna”, subraya el contractor, y señala que los problemas con la jubilación son parte de la incertidumbre de tomar este tipo de trabajo.