Fanatismo a cielo abierto

Fanatismo a cielo abierto

Durante más cinco meses las fans de Taylor Swift acamparon en la puerta del Mâs Monumental a la espera de los recitales de esta semana. ¿Quiénes son? ¿Por qué lo hicieron?

“No va a volver”, dice Carmen, una de las swifties que está acampando fuera del estadio de River Plate en el barrio porteño de Núñez. “Ella está acostumbrada al público yankee y acá somos muy eufóricos. No le va a gustar que estemos todos llorando y gritando”, explica.

Esa muestra de exaltación a cielo abierto se espera para el 9, 10 y 11 de noviembre, cuando la cantante estadounidense Taylor Swift se presente por primera vez para sus fans argentinos en el Estadio Mâs Monumental. Desde que salieron a la venta las entradas a principios de junio, las swifties (sí, mayoritariamente mujeres) están preparando sus outfits, haciendo pulseras de la amistad y acampando fuera del estadio para recibir a su ídola.

Desde el lanzamiento de su primer álbum en 2006, la carrera de Swift ha tenido altos y bajos: pasó por críticas, cancelación y se reinventó en múltiples ocasiones. Pese o gracias a todo esto la cantante estadounidense se convirtió en un fenómeno mundial de la industria musical y un ejemplo ensordecedor de fanatismo.

“Yo llegué el 6 de junio”, nos cuenta Carmen. La dinámica del acampe, que busca garantizar buenos lugares en la fila de ingreso, requiere un mínimo de horas por persona y pasar al menos una noche cada mes en la carpa. “Ahora somos cuarenta más o menos”, explica Josefina, que comparte la “Carpa 3” junto a Carmen y María: “Arrancás y son como cien en la carpa y se van limpiando a medida que nadie contesta, que nadie viene”.

Actualmente hay cuatro carpas fuera del estadio que cuentan con entre treinta y cuarenta personas cada una y una quinta abandonada que, según las chicas, pertenece a una persona que alquila lugares a swifties del exterior y otras provincias, que no tienen la posibilidad de acampar. En los días previos a los conciertos esperan que se sumen más carpas.

«»Fanatismo

“Originalmente, la palabra ‘fan’ proviene del deporte donde se hablaba de ‘fanáticos’. El problema con la palabra ‘fanático’ es que genera una asociación con la idea de ser demasiado exagerado en algunas creencias”, explica Libertad Borda, doctora en Ciencias Sociales y docente de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA. Al extenderse a otros terrenos como la música, el concepto de “fan” fue utilizado con una impronta «peyorativa y patologizante», e incluso ridiculizante por parte de la prensa, que oscilaba entre dos polos, el de la “multitud histérica” y el del “solitario obsesionado”.

Si bien a partir de la década de 1990 se empezó a pensar al fanatismo como un espectro con multiplicidad de variantes, actualmente la swifties coparon el  imaginario colectivo del concepto. La prensa hizo foco en las manifestaciones eufóricas y devotas, con críticas de que abandonan todo para acampar. “Yo trabajo y estudio. Hago los impuestos de una empresa de afuera. Trabajo muchísimo y tengo tiempo para venir a acampar, entonces me molesta mucho cuando pasa uno a la noche y nos grita ‘¿Por qué no van a trabajar?’ Son las dos de la mañana y vos estás gritándole a una carpa…”, cuenta Carmen y agrega: “Creo que la gran mayoría de acá trabaja y estudia”.

Según Borda, «También hay un sesgo de género bastante fuerte» porque “siempre se cuestiona más cuando son chicas jóvenes que cuando son hombres”. Como explica Carmen al mencionar su relación con hinchas de River Plate: “Ellos llegan a la casa a las tres de la mañana después de un partido y se enojan porque estamos acá. Me parece muy hipócrita ese pensamiento”.

 

En busca de un ídolo

“A mí me gusta Taylor hace más de la mitad de mi vida. Amo decirlo de esa manera”, cuenta Josefina, que actualmente tiene 23 años. “Empecé a escucharla cuando YouTube estaba en su peak y veía sus videoclips. Me gustaba mucho la canción You Belong With Me pero ahí no me fanaticé. Eso pasó después”.

Otra de las chicas, María, cuenta que descubrió a Swift en Hannah Montana: La película, de 2009, pero mantenía su fanatismo en secreto: “Si en esa época vos decías que escuchabas a Taylor Swift, capaz primero no tenían ni idea de quién era. Y si la registraban de algún lado, te hacían burla, entonces preferías no decirlo” porque ”era la época en la que, si escuchabas música en inglés, te tildaban de cheta”.

Más allá de mantenerlo en secreto o hacerlo público, tener ídolos es un hito central de la adolescencia, que puede extenderse a otros momentos de la vida. Según Daniela Licciardi, psiquiatra de adultos e infanto juvenil y especialista en psicoanálisis, “la adolescencia es un momento álgido donde prima el desencuentro entre padres e hijos”. Se trata de una instancia de “desprendimiento” en la que al adolescente “ya no le valen los consejos ni ideales prestados por ese ‘otro’” y busca sustitutos, como pueden ser amigos o ídolos.

Si bien Josefina destaca que se sintió acompañada por Swift y su música durante la adolescencia, remarca un momento en el que siente que todo cambió, para ella y la sociedad en general: “Yo creo que todos éramos fans de Taylor pero la enfermedad arrancó en la pandemia cuando sacó Folklore y Evermore, dos álbumes re tristes… y qué triste que era la pandemia. Fue una compañía en cierto punto”, explica y remarca que su conexión se profundizó cuando Swift comenzó a regrabar sus primeros álbumes: Cuando sacó Red (Taylor’s Version) en 2021, “me sentí como cuando lo escuchaba a los 12 pero ahora puedo decir que sí me identifico”.

En un mundo en el que el avance en las comunicaciones ha hecho que todo sea fugaz, sorprende que un artista se mantenga en pie después de más de diecisiete años de trayectoria. Josefina tiene su explicación: “Ella perdura en el tiempo por la disciplina que tiene, además del talento, porque vos podés ser la persona más talentosa del mundo, pero sin disciplina no vas a llegar a ningún lado”.

En tanto a qué la hace especial, las chicas mencionan la manera en la que compone su música: “Parece que se arranca el corazón y lo pone en una hoja. No entiendo sino cómo hace para escribir lo que escribe y con el vocabulario con el que lo hace”, opina Carmen. Según María, Swift tiene la capacidad de que sus canciones se sientan personales, cosa que no le sucede con otros artistas. El idioma no parece ser una barrera.

Para Borda esta vivencia es compartida por todos los fans, independientemente del ídolo, y lo performático juega un rol central: “Por más que ellas encuentren sus letras particularmente reveladoras o que las hacen sentir determinadas cosas, es probable que esa misma letra cantada por otra persona en un cover no tenga el mismo efecto”.

Más allá de tratarse de un fenómeno universal, las razones del furor por la cantante estadounidense son una incógnita: “En el 2011, con Justin Bieber había una enfermedad, pero nunca vi algo tan grande como con Taylor. La verdad no sé qué hizo”, dice Josefina y agrega: “Me enoja, porque si hubiera venido antes, cuando estaba cancelada o no tenía tantos hits, yo estaría acampando en el Obras y no acá con noventa mil personas, pero bueno, ahora todo el mundo es fan y me la tengo que bancar”. Según Borda, a pesar de que existan fans que prefieren mantener a sus ídolos como un consumo de nicho, “en general tienden a querer amplificar los públicos”, porque los hace sentir parte del fenómeno. “Los fans quieren ser parte de la carrera de su ídolo y la industria lo sabe”, explica Borda. Aún así, no podemos decir que la industria cultural utiliza a los fans para generar mayores ventas y promoción ya que estos actúan de manera voluntaria. “Reconocemos que a Taylor le gusta la plata y también que nos gusta dársela. Es un ciclo sin fin”, admite María.

 

The Eras Tour, inició el 17 de marzo de este año en Glendale, Arizona y tiene previsto culminar el 23 de noviembre de 2024 en Toronto, Canadá. La desmesura de su éxito también en esos países es tal que ha influido en la economía por la cantidad de personas y dinero que movilizó. Según Carmen, la cantante ha “levantado la economía argentina” ya que “estamos saliendo a gastar de a quince lucas para hacer pulseritas para dárselas a gente que no conocemos porque ella lo dijo en la letra de una canción”.

La devoción por una ídola capaz de mover hasta la economía de EE.UU. no impide una mirada consciente: las fans mencionan que la cantante no es el tipo de celebridad que “se tira sobre su público” en los conciertos. Según Josefina, “Ella no te mira a los ojos, está haciendo su performance y le gusta ser el centro de atención, pero te cautiva igual. Para mí es el Maradona de las chicas”.

La comunidad

El compañerismo es central en la comunidad swiftie, abarca desde recomendar locales de mostacillas en Once hasta prestar tarjetas de crédito para comprar entradas sin recargo. Según Borda, el fanatismo va más allá del gusto por cierto artista ya que “en algunos casos es una forma de encontrar lazos comunes” con otros que comparten el mismo sentimiento. Licciardi coincide: “Los jóvenes tienden a formar comunidades, como parte del proceso de consolidación de su identidad, en las cuales se sienten fortalecidos”.

Si bien existen personas y cuentas anónimas que se destacan en las redes sociales, la comunidad swiftie argentina se caracteriza por su horizontalidad. “Ya no existe la dinámica de que haya un club de fans oficial con un presidente que sea conocido en el fandom”, explica María. Esto tiene que ver con el avance de tecnologías que facilitan la comunicación directa con los ídolos, sin necesidad de intermediarios, y que los fans mismos puedan interactuar entre sí.

Las chicas, en su experiencia acampando para la llegada de Swift a Argentina, también mencionan las interacciones que han tenido con personas ajenas al fandom. A pesar de haber tenido incidentes con hinchas y transeúntes, Carmen destaca un momento en el que se sintieron acompañadas y protegidas: “Una vez vino un varón a patotearnos, nosotras llamamos a los guardias y cayó una mina de la barra de River con una pala de asado diciendo ‘yo las voy a defender siempre’”.

Después de cinco meses de acampe y a días de los conciertos de The Eras Tour en Buenos Aires, las chicas cuentan: “Si bien todos los recitales tienen una mística, para nosotras fue mucho más que solo comprar la entrada. Allá, en Estados Unidos, tuvieron todos los tours; acá no tuvimos ninguno, entonces es una oportunidad única. Tenemos que vivir lo que allá viven todos los años. Vamos a hacer las pulseras, el outfit y vamos a acampar. Queremos tener la experiencia completa”, resume Carmen.

Las voces de las fans

¿Quiénes son las swifties? Desde que salieron las entradas en junio, las fanáticas de Taylor no dudaron en instalar sus carpas en la puerta del estadio River Plate para esperarla. En este episodio nos cuentan su experiencia.

¿Quiénes son las swifties?

por Marina Ampuero y Mailen Farías.

Juntos se rapea mejor

Juntos se rapea mejor

La Universidad Arturo Jauretche acompaña a nueve raperos del conurbano bajo la consigna de que pueden potenciarse de manera colectiva.

El rap como estilo musical nació en un mítico 11 de agosto de 1973, cuando se produjo la primera fiesta de hip hop en el Bronx de Nueva York, Estados Unidos. Desde entonces recorrió un largo camino hasta las y los jóvenes de los barrios populares del Gran Buenos Aires, quienes se apropiaron de él para compartir su realidad

Las juventudes puertorriqueñas, italianas, irlandesas que carecían de dinero para ir a un boliche crearon esta cultura contrahegemónica hace exactamente cinco décadas. Luego el productor musical y DJ Afrika Bambaataa le dio cohesión política y así permitió que fuera acogido en un largo proceso de asimilación por una innumerable cantidad de pibas y pibes, muchos de ellos humildes, del conurbano bonaerense.

Para Martín Biaggini, investigador especializado en Educación, Lenguajes y Medios por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la democratización de la tecnología, producida en los últimos diez años -y que le atribuye en parte a políticas como el Programa Conectar Igualdad- permitió a estos jóvenes convertirse en enunciadores y “hacer un poquito de ruido” hablando de sus barrios con otras perspectivas.

Su aproximación a este mundo del rap sucedió 2015, mientras investigaba la literatura bonaerense para la publicación del libro Alto Guiso dedicado a la poesía en La Matanza, y le permitió llegar a la conclusión de que la poesía joven hoy en día tiene su expresión a través de las letras de rap.

El hip hop es un fenómeno caracterizado por los cruces de, al menos, de cuatro elementos fundamentales: el rap entendido como recitar o cantar, los Disc-Jockey, el breakdance como baile y el graffiti. Hay otro pilar sobre el que no hay tanto concepto, pero que muchas veces puede verse en las letras: el conocimiento.

«Más fuertes»

El proyecto de vinculación #HacindoRapJuntos es un proceso territorial de acompañamiento que, desde la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), se hace a nueve raperos y raperas de distintos puntos del conurbano. Desde allí se intenta que comprendan que es por intermedio del funcionamiento colectivo como pueden ser “más fuertes”, trabajando por sobre las divisiones o los enfrentamientos preexistentes. El proyecto les permitió conseguir subsidios estatales e incluso que uno de los integrantes firme contrato con el exproductor de la banda Los Fabulosos Cadillacs. La idea original también se materializó en un libro de antología, bajo el mismo nombre, de las letras de cada artista participante con su respectiva biografía.

La rapera Elena Pensa, cuyo seudónimo es Elena LNA, cuenta que sus inicios estuvieron vinculados a la escritura de poesía, incentivada por cuadernos que le regaló su mamá, pero también se nutrió de otros estilos musicales como la cumbia colombiana, con los que no encajaban sus textos. En eso estaba cuando llegó a su poder un teléfono celular con canciones instrumentales sobre los que empezó a probar sus poemas; y ahí sintió “el flechazo” y se dio cuenta de que siempre había escrito rap. Al tiempo fue impulsada por un grupo de amigos que conoció en González Catán, quienes confiaron en ella para que comenzara a subirse a los escenarios y mostrara su talento cuando tenía apenas 18 años de edad.

Elena, que actualmente se dedica a dar clases de filosofía en colegios secundarios, ya es una exponente del estilo mejor conocido como “rap consciente”, en el que codifica los mensajes para un público predispuesto a focalizar en las letras. Para ella es totalmente cierto que el rap es una expresión narrativa donde “las personas no solo cuentan su historia sino su esencia”

 La artista recuerda una anécdota que la define: una vez escuchó que “uno es hip hop 24 horas por 7 días a la semana” y ahora utiliza la frase para explicar al pensador presocrático Heráclito (famoso por su frase célebre: “Ningún hombre se sumerge dos veces en el mismo río”). Cuando da clases, asegura, que “todos sus alumnos saben que hace rap” y, si bien en ese momento está en el rol de docente, nunca deja de llevar consigo el rap, el cual la atraviesa todo el tiempo y en todas las circunstancias.

 La expansión que se está dando con el rap es algo que a ella le encanta que suceda y siente que puede salvarles la vida a muchos más jóvenes, llevándolos, tarde o temprano, a la búsqueda de alguna forma de conocimiento. Por eso considera valioso, un suceso importante para la cultura del rap como es que empiece a ser reconocida por el ámbito académico-universitario: y al respecto tiene la convicción “que el hecho de que se hagan libros le da un peso de reconocimiento a una transformación donde todos tiramos para adelante”, asegura.

“Lo maravilloso del proyecto haciendo rap juntxs es que, al ser un grupo de personas diversas, hay gente con la cual uno no se lleva bien desde antes, pero esta causa me permite trascender esas diferencias y poner en práctica una comunión entre los artistas integrantes”, concluye.

 

El freestyle también tiene su under

El freestyle también tiene su under

Lejos de los flashes de Red Bull, en las plazas de la Ciudad y el Conurbano se reúnen cantantes que conservan el espíritu amateur y solo les interesa divertirse. No obstante, muchos sueñan con vivir de los desafíos musicales.

Durante los últimos 10 años se vive un crecimiento de la la cultura del hip hop. Marcan esta pauta acontecimientos como el éxito de Wos y sus colaboraciones con artistas consagrados a nivel nacional como Ricardo Mollo e internacionales como Molotov, festivales que los convocan para ser parte de sus shows principales como el “Quilmes Rock 2022” donde Trueno cantó junto a Gorillaz, rankings de reproducciones en las plataforma virtuales que los posicionan entre los artistas argentinos más escuchados como es el caso de Ysy-a y Tiago Pzk. Además, hay que sumar shows con estadios llenos como los de Duki luego de cuatro presentaciones en Vélez, artista que este año hará dos River.

Hay dos cuestiones a destacar como punto en común de los intérpretes recién mencionados, todos ellos fueron freestylers y todos participaron en El Quinto Escalón, una competencia de freestyle que se realizaba sábado por medio en el Parque Rivadavia ubicado en el barrio porteño de Caballito. La competencia organizada por Alejo (alias Ysy A) y Muphasa dejó de realizarse en 2017.

A pesar de su finalización del Quinto, el movimiento del freestyle en las plazas ha seguido su rumbo. Las escalinatas del parque Rivadavia y su anfiteatro siguen siendo ocupadas por nuevas voces, como por ejemplo la de 0 Drama Free, aunque tiene menos convocatoria y su viralización es mucho menor.

Muchos artistas ven a la actividad más profesionalizada y como una posibilidad para elevar su carrera y vivir del arte, ya sea insertándose en el circuito competitivo de lleno o realizando sus propios discos. Dentro de las competencias mainstream de plazas y con más reproducciones en Youtube podemos encontrar a Fvuck compety con el pico máximo de 333 mil reproducciones, La dem argentina con 239 mil, Perros de la calle” 233 mil  y El eje de la rima” con 166 mil entre otras.. Algunas de estas otorgan puntos para ascender a la liga profesional de freestyle organizada por Urban Rooster (FMS), dentro de la competencia tienen la posibilidad de adquirir notoriedad, canjes, contratos con marcas y  un sueldo mientras permanezcan como participantes de la liga .

De todas maneras, existen competencias que no se mantienen dentro del circuito profesional. Fvck compety, que se realiza en la Plaza del Ángel Gris, en Flores, es una de las que tiene más renombre y se mantiene al margen de la tabla de ascensos a FMS. Su organizador, Leandro Dome, comenta: “Estamos interesados en mantener la esencia del hip- hop para que los competidores vengan a compartir un momento entre amigos y colegas, además de competir. Antes y después de la competencia se arman rondas donde cualquiera se puede sumar a improvisar, sean participantes o no”. Los premios para los ganadores son distintos productos que le brindan sus auspiciantes como tatuajes, ropa, cortes de pelo y producciones musicales.

 

Hallabalusa, en la estación de Claypole, retornó al circuito de freestyle en 2023 luego de 6 años. Muchos la consideran la competencia que inspiró al Quinto Escalón. Deslizá para ver la galería

Actualmente no hay un registro oficial pero se calcula que existen más de 150 competencias en toda la zona del AMBA. Dentro de ese número hay muchísima variedad. Existen competencias que se manejan de manera más autogestiva, no cuentan con incentivos y ayudas económicas de marcas o auspiciantes. En muchos casos, el fin de los organizadores y competidores que asisten  no es acumular puntos, ganar premios o adquirir prestigio;  a veces es solo una excusa para juntarse con gente que comparte sus mismos gustos.

Tenemos el caso de Ofiumbo free, competencia ubicada a metros de la estación de Villa del Parque. Ofrece de premio una botella de fernet que muchas veces es compartida por el ganador de la fecha con las mismas personas que asisten al lugar. Su organizador, Mateo Rago ( alias Tyron), de 19 años, la comenzó a organizar en febrero de 2023. «El premio venía siendo un fernet y ahora le sumamos 3 mil pesos al ganador. Un poco se recauda de la inscripción que son 100 pesos y lo otro lo pongo de mi parte”.

Las redes sociales le dieron a las competencias de plazas una organización que no tenía en sus comienzos. Así, existen cuentas como “nota de compes” que se manejan en Instagram , Facebook , Whatsapp y distintas redes sociales que tienen miles de seguidores donde se comparten flyers con lugar y ubicación de las competencias que se realizan día a día en AMBA.

Frescolate, primer campeón internacional de Red Bull durante el 2005 y jurado de Fvck compety, recuerda sobre aquellas épocas donde todo comenzó a crecer: “Las competencias en plazas de Buenos Aires empezaron a hacerse después de que salió Red Bull. La primera competencia que yo recuerdo era Pelea de estilos, allá en Burzaco, en esa misma época apareció el Halla y de ahí se multiplicó por todos lados. Antes era solo para romper las bolas, no me imaginaba vivir de esto , hoy en día los chicos tienen muchas más oportunidades para hacerse ver, hay más competencias pero también hay más competidores. La clave es ser constante”.

Ofiumbo free, en Villa del Parque, ofrece de premio una botella de fernet que los ganadores suelen compartir con las mismas personas que asisten al lugar. Deslizá para ver la galería.

Snake es uno de los competidores de la escena actual que llegaron a formar parte del Quinto Escalón. “Yo tengo 25 años y hace 10 que compito, estuve en alguna que otra clasificatoria del Quinto, de hecho llegué a enfrentarme con Duki. En aquella época se llegó a pasar por un momento en el que había muchísimas competencias y eso las devaluaba un poco”.

Hay que hacer un punto aparte a la hora de hablar de las competencias en plazas para detenerse en el Hallabalusa, esta fue de las primeras que se realizó en el AMBA y la primera en lograr viralidad en el circuito de plazas. Muchos la consideran como la competencia que inspiró al Quinto Escalón. Se hizo desde 2008 hasta 2017 al lado de la estación de Claypole. Luego de un parate de 6 años, el 26 de marzo del 2023 marcó la fecha de su regreso. “Biche”, uno de los creadores y organizadores actuales, recuerda: “Desde el 2008 que arrancamos con la modalidad batalla. Nosotros comenzamos con las competencias en plazas acá en Buenos Aires y fuimos de los primeros en el país. Nos juntábamos en la casa de un amigo, empezamos a improvisar, a batallar y cada vez éramos más, ya no entrábamos en el garaje, ahí fue que decidimos poner un punto medio para reunirnos. Éramos poquitos, primero 15 o 20, después 50, hasta que un día uno de los pibes decidió poner un flyer en Facebook para invitar gente y así empezó a crecer fecha a fecha.”

“Biche” agrega: “Mucha gente del Quinto empezó compitiendo acá, si vos te fijás en nuestro canal de Youtube vas a encontrar videos viejos de Duki, Alejo (organizador del Quinto) , Wos y varios más .Había banda de pibes que empezaron acá pero les quedaba relejos viajar desde Capital, nos comentaron la posibilidad de hacer algunas fechas en Parque Rivadavia con el Halla pero nosotros siempre quisimos mantenernos en Claypole , así fue que ellos tomaron la decisión de hacerlo en Capital para estar más cómodos”.

Lo particular de las competencias de plazas es que le dan la oportunidad de medirse a artistas que todavía no se dedican exclusivamente al arte con otros que ya se han ganado su lugar y deciden “bajar a las plazas” sin una necesidad lógica. Así es que pueden llegar a darse cruces de competidores como Snake , Titan o Tabu con la posibilidad de enfrentarse al campeón argentino de Red Bull 2022 e integrante de FMS, Klan. Este nos comenta su punto de vista acerca del pasado y presente de las plazas  “Mis primeras participaciones en plazas fueron en él Halla, en esa época estaba Pelea de Estilos  en Burzaco pero todo termina de estallar acá. Hoy en día el ambiente de las plazas te da más oportunidades, el talento y el hambre son las mismas pero está todo mucho mejor organizado y el ambiente es mucho más sano, menos hostil que en el pasado.”

 

¨Un libro de rock con mirada feminista¨

¨Un libro de rock con mirada feminista¨

Fruto de seis años de exhaustiva investigación, “Al taco. Historia del rock argentino hecho por mujeres” recobra las voces y los recorridos de artistas, muchas invisibilizadas, que dejaron sus huellas en la música nacional.

“Planteamos un libro de rock con mirada feminista ya que una convive con la otra”, reflexiona Gabriela Cei, una de las tres autoras de Al taco. Historia del rock argentino hecho por mujeres (1954-1999), publicado por Gourmet Musical. A través de un recorrido que comienza a mitad de los años 50 y se extiende hasta fines del siglo XX, Cei, junto con Silvia Arcidiacono y Carolina Santos, reivindican la posición de de las mujeres que se encargaron de resignificar la música con su presencia vanguardista y sus raros peinados nuevos. En la investigación, que les tomó seis años, repasan letras que marcarían un antes y un después y que planteaban temas no verbalizados en sus épocas, incluidos amores no heterosexuales. Con prólogo de la etnomusicóloga Mercedes Liska, Cei, Arcidiacono y Santos reúnen las diversas trayectorias del rock con el objetivo de redescubrir, acompañado de nombres propios y fechas cuidadosamente rastreadas, a las mujeres que dejaron sus huellas en la música argentina.

¿De dónde surgió la idea de hablar del vínculo entre rock y feminismo?

Gabriela Cei: Nació de la necesidad de contar la historia de las mujeres del rock argentino, lo cual no se había narrado hasta el momento. Existían análisis esporádicos pero no una genealogía de sus trayectorias. A raíz de que Carolina Santos le presentó esta idea a Leandro Donozo (editor de Gourmet Musical), comenzamos a investigar y nos dimos cuenta de que había un agujero negro, no se sabía qué había pasado con todas esas mujeres que fueron parte de la época. Planteamos un análisis desde una perspectiva de género ya que, ante una misma historia, las mujeres están en una realidad desigual por su invisibilización. Para nuestra sorpresa, estas mujeres estaban desde el primer momento en que el rock desembarcó en Argentina entre 1954 y 1955. Con ayuda de Víctor Tapia (investigador especializado en los inicios del rock argentino) pudimos dar con las mujeres que estaban haciendo música incluso en el ámbito under, donde no eran tan difundidas.

¿Cómo abordaron metodológicamente el tema?

Carolina Santos: Definitivamente no vas a encontrar próceres del rock mujeres hasta el momento. Muchas historias fueron omitidas y a otras tantas no les dieron el desarrollo profundo que merecían. En ese sentido, era importante investigar y contar sobre eso.

GC: Cuando empezamos a armar el libro, hace seis años, no había una obra que diera cuenta de las mujeres en el rock argentino. En ese tiempo emergieron algunas que se ocuparon del tema, pero tomando otros períodos históricos. Nos parecía que debía abordarse con un desarrollo profundo, por eso analizamos el trayecto de los 50 hasta el 2000. La tarea de un investigador debe ser tirar de todos los piolines existentes para llegar a los datos más concretos y corroborarlos rigurosamente mediante revistas, publicidad de la época, documentales, entrevistas e incluso clubes de fans y coleccionistas. Fue un trabajo exhaustivo, por eso pudimos volcar las fechas de cada acontecimiento.

¿Les costó reconstruir la historia de alguna artista en particular?

CS: Hablamos con muchas de las protagonistas que componen el libro. Nos sirvieron de guía porque ellas mismas nos iban nombrando a otras mujeres, a la vez que les preguntamos si se acordaban de otras artistas de la época. Fue muy común que ellas compartieran escena. Fueron todos muy generosos con nosotras en hacer el esfuerzo de la memoria, ya que muchas de las cosas que nos contaron no estaban ni siquiera escritas. Hasta tocamos timbres en casas y geriátricos para dar con las mujeres que buscábamos, sobre todo con aquellas de los 50 y comienzos de los 60. Con algunas fue difícil contactar debido a que ya no vivían en el país. Con otras sí pudimos pero no quisieron recordar esa historia, por lo que tuvimos que hacer una reconstrucción a partir del material que disponíamos.

Silvia Arcidiacono: Otros músicos que estaban en sus entornos, compañeros de banda y productores, colaboraron con nosotras en la búsqueda. Muchas veces ellas no quisieron hablar ni dejarse encontrar, por lo que hicimos una búsqueda para contactarlas y tampoco obtuvimos respuesta. Es increíble pero finalmente todo eso se va acomodando. La información fue multidireccional, nos llegaba por todos lados. Para nosotras fue impresionante ver los contactos que aparecieron al abrir la investigación.

¿De qué forma definen el rock?

GC: Al taco es un libro feminista que cuenta la historia del rock de las mujeres en Argentina. El rock como concepto es mucho más abarcativo que la música en sí. Todo a lo que se le llama “cultura rock” está más allá de la escritura de una canción, sino que se vincula con las ideas de juventud y contracultura.

¿Qué opinan sobre la escasez de mujeres en las grillas de los festivales?

GC: Mencionamos la existencia de la Ley de Cupo para plantear nuestra mirada feminista sobre la visibilización de las mujeres en la música. A partir del 2000 hubo una realidad sociopolítica muy compleja en la que las mujeres tenían nuevos reclamos y tomaron otro rol, por lo que dejamos para una segunda edición del libro este análisis. Hablar sobre dicha ley haría que la obra se extendiera demasiado. La mujer, su entorno y su contexto histórico en Argentina y en el mundo sufre de una desigualdad profunda, por lo que abordar como objeto de estudio el rock, una escena muy masculinizada, nos permite posicionar al libro como un elemento más de visibilización de estos temas.

¿Cómo se resignifica en el libro a las “minitas del rock”?

SA: En un determinado momento son las mujeres las que empiezan a escribir sobre rock, en especial periodistas, las cuales eran pocas en un cierto período histórico. Esto significa que la historia del rock estaba escrita por hombres. Si la historia comienza a ser contada por mujeres (en referencia al apartado del libro “La hora narrativa de las minitas”) entonces va a ser totalmente diferente y aparecen nuevos hitos.

CS: Cuando entrevisté a Lula Bertoldi (cantante y guitarrista de Eruca Sativa) me comentó que no tuvo dificultades para desarrollar su carrera, pero que eso no quería decir que porque ella no las tuvo significa que no haya sucedido con otras mujeres. Son casos particulares en los que algunas artistas no sufrieron el machismo ni la invisibilización. En ese sentido, es correcto pensarse colectivamente. Ocurrió por mucho tiempo que a las artistas les preguntaban qué significaba para ellas ser mujeres en el rock, por lo que se hartaron de que les consultaran eso. Se las ponía en el lugar de fenómeno en vez de analizar su obra. Hay una importancia en la construcción de una genealogía de las mujeres en el rock, con el objetivo de que ya no se diga más si hubo pocas o muchas mujeres. Lo importante es destacar lo invisibilizadas que fueron.

¿Por qué se refieren a que hay “una dimensión histórica, social y política” sobre el feminismo en el rock?

CS: El libro está muy pensado desde la recepción, pensando también qué fueron para los públicos femeninos todas estas artistas mujeres. Incluso nuestras historias con la música contaron como un capital que teníamos para aportar. Lo interesante de escribir desde el feminismo es que las historias personales se vinculan con lo que estás contando, porque básicamente lo personal es político.

SA: Una cosa no está escindida de la otra. El testimonio de las mujeres entrevistadas también habla desde el lugar del público y de cómo fueron influenciadas por la presencia de otras músicas como referentes. Eran espacios de identificación donde el público está totalmente atravesado por la música y la música por el público. Por eso la importancia y el prejuicio de invisibilizarlo.

¿Pensaron una segunda parte para el libro?

GC: Fue tan disparador contar estas historias que incluso nos dan ganas de desarrollar una segunda edición sobre las mujeres de la industria y sus distintos oficios. Es una gran historia en construcción. Así como hasta el momento la historia estaba escrita por hombres, de aquí en más se tardará el tiempo necesario para reescribirla desde la perspectiva de las mujeres.

CS: En el segundo tomo del libro nos concentramos en analizar desde el siglo XXI en adelante. Es algo que definitivamente haremos ya que hay muchas historias por contar.

SL: Los tiempos cambiaron, antes todos estos asuntos de carácter feminista no estaban verbalizados. Antes contábamos con unas pocas voces que lo decían, ahora se escribe mucho más sobre eso. Todas las mujeres que aparecen en el libro no son pasado, son presente. Son parte de la historia pasada pero actualmente siguen trabajando y sacando discos. Ellas son músicas de profesión, no fue un hobbie lo que hicieron. La historia no terminó y siempre es tiempo para volver a escucharlas.

La voz de Túnez en la Argentina

La voz de Túnez en la Argentina

La tunecina Mariem Labidi presenta su primer disco. Cómo pasaron sus canciones de expresar la protesta social a dar cuenta de su mundo interior. La Primavera Árabe y las similitudes de su país con Buenos Aires.

Mariem Labidi tiene 40 años, es cantante y hace 25 que se dedica a la música. En 2009 vino a vivir a la Argentina y es una de las 40 personas nacidas en Túnez que residen en el país. En algunas de sus interpretaciones, Mariem aborda temas como la libertad, la lucha contra la opresión y la búsqueda de la identidad, cuestiones muy conectadas con la historia reciente tunecina. Se considera como una artista poliglota y versátil musicalmente; canta en muchísimos idiomas distintos géneros musicales, como el jazz , melodías tradicional árabe y fusiones de distintos géneros. Mientras presenta su primer disco, que contiene canciones cuya letra y música son de su autoría, cuenta sobre su recorrido.

¿Por qué llegaste a la Argentina?

Llegué en 2009, te diría que fue un poco de azar porque no tenía pensado un destino fijo, podía ser Argentina como cualquier otro país del mundo. No conocía el idioma y la información que tenia de Argentina a nivel general era muy poca.

¿Sentiste un choque cultural al llegar?

Muy poco, logré adaptarme enseguida. Lo único que sabía de Argentina es que era un quilombo vivir ahí (risas), pero la realidad es que fui agradablemente sorprendida. La gente es muy acogedora y de alguna manera muy similar a la gente de Túnez. Más allá de que no nos encontramos cercanos en distancia son dos países con mucha influencia del Mediterráneo, compartimos el mismo gusto por la comida y la costumbre de agasajar a nuestros invitados. También veo que en los dos lugares son de salir mucho y compartir tardes sentados en la vereda tomando algo y charlando. El personaje del gaucho argentino tiene bastante de árabe, sobre todo en su estirpe de caballero. Tuve la suerte de no sentir un choque cultural. Además, me gustó encontrarme con mucha más libertad que en mi país.

¿Consumías productos culturales o noticias de Argentina antes de tu viaje?

Si, llegué a ver películas de Pino Solanas, también recuerdo ver la película Historias mínimas, escuchar temas de Mercedes Sosa o de Piazzola y leer algunos cuentos de Cortázar . Mucho de estos artistas estaban radicados en Francia y llegaban de rebote a las colonias francesas, como había sido Túnez. Una vez que me adapté al país, conocí artistas como Charly García , Spinetta y Gustavo Cerati . También me gusta el folclore, el tango , varios artistas de distintos géneros. Con lo que no llegué a adaptarme todavía es con los artistas nuevos que forman parte de toda la música urbana , me cuesta un poco , quizás sea por una cuestión generacional. Lo mismo pasa con la música que está de moda hoy en Túnez , todavía no llegó a interpelarme ya que el género número uno en la actualidad es el rap.

¿Cómo era el panorama en tu país cuando decidiste irte?

Estábamos viviendo bajo una dictadura que nos oprimía constantemente, nadie se podía expresar libremente porque enseguida eras castigado. Yo formaba parte de un colectivo de artistas que nos organizábamos para armar recitales, charlas, muestras de arte en universidades y ámbitos estudiantiles, era una de las maneras que teníamos para poder expresarnos libremente.

¿Cómo hacían para organizarse y no ser perseguidos? ¿Lo hacían de manera clandestina?

Todo esto se practicaba de manera libre pero con restricciones, no podías ser directo, utilizábamos muchos mensajes encriptados en nuestras obras para que no parezca que ofendíamos al régimen de Ben Ali. Aprendíamos a expresarnos con sutileza y doble sentido.

¿Volviste a Túnez desde que estás erradicada en Argentina?

Si, volví muchas veces. La primera vez me acuerdo que fue ocho años después de mi partida , encontré el ambiente muy cambiado .La gente está más libre y es algo que se siente en el aire , hay muchísimas más posibilidades de expresarse que antes. Imagínate que yo me fui en 2009 en una plena dictadura que duró más de 20 años, la revolución fue en 2011 , y para mi vuelta ya habían pasado 6 desde que derrocamos a la dictadura.

Hoy en día hay dos posturas sobre los procesos revolucionarios de la Primavera Árabe: por un lado se los toma como una oportunidad perdida y por el otro se los plantea como un gran avance para esas sociedades. ¿Cuál es tu postura en esta cuestión?

La Primavera Áabe se dio en muchos países, en algunos lugares, como en mi país, logramos que se llevaran a cabo elecciones y también se logró imponer una nueva Constitución que por ahora no funciona tan bien. Creo que estamos en camino a seguir mejorando, tuvimos la suerte de salir de la dictadura. Después tenés otro países como Siria o Libia que entraron en una guerra civil, por eso es difícil evaluar a las revoluciones bajo una misma mirada .Túnez es un país democrático con los problemas típicos de la democracia, no es fácil cambiar un régimen de un día para otro, el régimen no se encontraba solo en el gobierno, sino que lo podías encontrar en las instituciones y en las mentalidades de las personas. Tenemos casos de muchos exmandatarios que antes tenían poder y hoy salen disfrazados bajo el nombre de partidos nuevos para seguir con ese poder. Por el momento, Túnez no está teniendo el resultado que yo y muchas personas desearíamos que tenga pero creo que de todas maneras estamos muy bien encaminados, se valora muchísimo tener más libertades que en el pasado.

¿Me podés decir algo de lo cotidiano donde notaste esa libertad?

En muchísimas cosas. Por ejemplo, hoy las mujeres pueden usar el velo si es que lo desean. Mucha gente que no conocía de mi país pensaba que en una dictadura árabe era una obligación usar el velo , pero esta era una dictadura laica , entonces esa acción era condenada con castigos. Hoy la gente puede expresarse religiosamente con libertad. De todas maneras es una situación compleja, la gente que tomó el poder después de la dictadura son religiosos radicales y a veces actúan parecido a sus antecesores en el hecho de imponer ideas y creencias.

Mencionaste la situación con el velo y eso me da el pie para preguntarte como fue el papel de las mujeres en la revolución.

A diferencia de otros países de la región, se puede decir que en Túnez las mujeres siempre contaron con mayor libertad y participación dentro de nuestra sociedad. Por ejemplo, tenemos aborto legal y gratuito desde el año 1957, fuimos bastantes avanzados en varios sentidos, más allá del régimen que estaba vigente.

¿Cuáles eran los reclamos históricamente más comunes de las mujeres en la sociedad tunecina?

Una de nuestras luchas fue –y sigue siendo- lograr una herencia más equitativa. El hombre hereda el doble de lo que puede heredar una mujer. En mi caso somos tres hermanos, un varón y dos mujeres, el día que mi padre fallezca la ley marca que mitad de su patrimonio va a ser para mi hermano y la otra mitad debemos repartirla con mi hermana. Es una regla que proviene de la religión y más allá de eso también está alojado en la mentalidad y practica de la gente. Fue una ley que no fue forzada por la dictadura y el sentido común de las personas lo toma como algo normal.

¿Qué logros podes destacar de ese periodo para las mujeres?

Hoy en día podés fumar en la calle sin que nadie te insulte, antes corrías ese riesgo y hasta el de ser detenida. Además, está penalizado el piropo, los hombres que hagan esto pueden llegar a ir a la cárcel.

¿Este tipo de experiencias de lucha tuvo influencia en el trabajo que estás presentando ahora?

En este momento siento que no hace falta seguir expresándome de la misma manera que en el pasado. Hoy, Túnez es un país libre, el contexto cambió y por lo tanto el mensaje que transmito también cambió. Antes yo cantaba para los demás, lo hacía en modo de protesta y por una causa colectiva, hoy lo hago desde mi propia experiencia y por un mensaje que sale desde mi interior, por eso también me animé a componer. Antes utilizaba el arte como un arma de lucha, hoy solo lo veo como una expresión personal.

El hombre hereda el doble de lo que puede heredar una mujer. En mi caso somos tres hermanos, un varón y dos mujeres, el día que mi padre fallezca la ley marca que mitad de su patrimonio va a ser para mi hermano y la otra mitad debemos repartirla con mi hermana.

Mariem Labidi

¿Cual fue el motivo por el cual te animaste a lanzar tu primer disco después de 25 años?

Me sentía inspirada, toda la vida interpreté poemas y temas de otros compositores porque me gustaba mucho su contenido y los valores que expresaban, temáticas como la lucha contra la opresión estaban muy presentes, pero ahora sentía que yo también tengo algo para decir desde mis adentros y no tanto en nombre de otros. En el disco comienzo con el tema llamado “Diez”, que compuse a mis 15 años y lo voy a interpretar por segunda vez en mi vida durante la presentación del disco en vivo.

Túnez fue un país que antes de la dictadura fue colonia francesa, ¿podés distinguir alguna influencia de Occidente en tu formación como artista?

Totalmente, de pequeña escuchaba artistas como Jack Brel, que es un cantante belga, tuve mis momentos de rock pesado escuchando Metallica, algo de grunge como Nirvana y una gran cantidad de artistas occidentales, hasta me animaría a decir que escuché mas música occidental que oriental en mi juventud.

¿Esto por qué se dio así?

Es que la mayoría de los canales eran extranjeros, teníamos solo dos canales de TV tunecinos que pertenecían al eEstado y la verdad es que sus producciones no eran tan buenas como las extranjeras. Se me hacía aburrido ver ese contenido. Además, la música folclórica era bastante anticuada, no progresaba , tenia la sensación de que se habían quedado en los setenta.

¿Sentís que tu obra intenta despegarse un poco de lo anticuado de ese folclore?

Hoy me siento mucho más cómoda en el genero fusión por toda la apertura mental que transité durante estos años. Me encanta mezclar instrumentos árabes con otros que son parte del mundo, como por ejemplo el bandoneón. La realidad es que al estar lejos de mi país me siento mucho más cerca, consumo mucho de su cultura y noticias a la distancia .Hoy utilizo instrumentos árabes porque los necesito por una cuestión de afinidad con mi país. Además utilizo mucho el dialecto tunecino y el árabe clásico para cantar, es algo inevitable, no lo hago a propósito. Quizás si en este momento me encontraba en Túnez no lo planteaba de la misma manera, se me ancló más esa identidad y tengo mas claro quién soy. El salir de mi lugar y estar en contacto con otra realidad fue lo que incentivó un poco todo este proceso.

¿Qué artistas árabes son los que escuchás con frecuencia?

Hay una cantante egipcia que me fascina y se escuchaba en casa. Se llama Um Kalthu, es de los años cincuenta o sesenta. Sus canciones duran una hora y hay veces que el público va a sus recitales para que cante solo una canción. Este era un estilo muy típico de ella, además nunca sabías que canción de su repertorio tocaba ese día pero terminabas el recital aprendiéndola de memoria porque se repetía constantemente .Es como una ópera que repetía distintas partes de una misma canción varias veces. Te podría decir que a muchos artistas árabes pero ella es una de las cantantes que mas me marcaron.