Una marcha contra la crueldad

Una marcha contra la crueldad

A 10 años de la primera movilización Niunmenos, las organizaciones feministas confluyeron en la tradicional marcha de los jubilados de los miércoles para exigir aumento de haberes y la restitución de los medicamentos gratuitos y de la moratoria. También se acercaron al Congreso los científicos del Conitet, el personal del Garrahan y familiares y colectivos de personas con discapacidad. Al mismo tiempo, la Cámara de Diputados dio media sanción a una ley que aumenta del 7,2 por ciento las jubilaciones, lleva bono a 100.000 pesos mensuales y prorroga el acceso a la moratoria. Ahora lo tiene que ratificar el Senado. No obstante, el gobierno adelantó que lo vetará.

Junio es el mes de la marcha histórica del Ni Una Menos y, ante la situación de los jubilados, desde el colectivo convocaron a movilizarse el miércoles 4, en lugar del tradicional 3J, fecha en que se viene llevando adelante desde hace exactamente 10 años, a partir del femicidio de Chiara Páez en la ciudad de Rufino, Santa Fe.

A los miércoles de protestas de los jubilados que reclaman por un aumento de haberes y el retorno de los medicamentos gratuitos y la moratoria, en esta oportunidad también se sumaron científicos, trabajadores del Hospital Garrahan, diferentes sectores del área de discapacidad y algunos sindicatos.

La jornada arrancó antes del mediodía cuando comenzaron a llegar jubilados, personas con discapacidad, familiares, trabajadores, desempleados y asambleas barriales. La cantidad de personas que se acercaba a las inmediaciones del Congreso fue aumentando durante la jornada alcanzando el momento más masivo a la media tarde. En un contexto de niveles de represión y quita de derechos sistemática, el avance del gobierno no cesa, el apoyo a los jubilados tampoco.

La jubilación para el mes de junio subió sólo 8 mil pesos, es decir que quienes cobren la mínima –la mayoría de los adultos mayores- recibirá 304.000 pesos. Mientras tanto, la canasta básica de bienes y servicios de un jubilado asciende a 1.200.000 pesos mensuales.. 

La convocatoria buscó visibilizar las políticas de ajuste generalizado de la actual administración nacional. Alberto Shocrón, de 78 años, contó a ANCCOM: “Yo soy jubilado y estoy por la unidad de todas las luchas, que es fundamental porque sufrimos de lo mismo. Este es un gobierno criminal, pedimos que no nos maten ni a palos ni de hambre y lo están haciendo. Tenemos que estar nosotros porque no hay nadie que pueda hacer una rebelión. Cuando nosotros les decimos que son nazis, para nosotros es terrible pero para ellos es un elogio. Quieren que tengamos miedo, sino para qué van a mandar mil policías para custodiar ochenta mil personas en un Boca-River y para custodiar a cien jubilados mandan dos mil”.

Esta vez, la suma de colectivos y reivindicaciones hizo que fueran varios miles los que llenaron la plaza del Congreso. No alcanzó para que que los diputados realizaran la audiencia especial para declarar en emergencia al Gárrahan. Por eso, minutos después la Asociación de trabajadores del Estado lanzaba un comunicado anunciando un paro a partir de las 0:00 del jueves 5 de junio. 

Los trabajadores del CONICET también se hicieron presentes para denunciar la política de vaciamiento en ciencia y tecnología del gobierno, desarmando los equipos de investigación y rompiendo todo el sistema científico.

Lidia Cantón, jubilada, instó a “que vengan todos, con bastones, sillas de rueda. Cada miércoles tiene que estar así, la gente tiene que reconocer que votó mal, el presidente no tiene empatía”.

Por su parte, Lorenzo de 73 años aseguró que “este gobierno es intolerable, lo que están haciendo es terrible”. Además, el jubilado consideró que “si el pueblo se equivocó tiene que rectificar el error, el pueblo tiene que venir acá, tiene que despertar. “Yo quiero vivir, lo que nos pagan es una condena a muerte”, concluyó.

A la noche, con la plaza ya vacía, en la Cámara de Diputados terminaba la discusión sobre un posible aumento a los jubilados, una moratoria y muy modesta mejora en el bono. Finalmente, los legisladores aprobaron un aumento de un 7,2%, la actualización del bono a 140.000 pesos y la prórrogo de la moratoria jubilatoria por dos años. Desde el gobierno nacional ya advirtieron que vetarán la ley aprobada .

«Por más que se promuevan discursos de odio desde el Estado, hay un movimiento feminista muy organizado»

«Por más que se promuevan discursos de odio desde el Estado, hay un movimiento feminista muy organizado»

A diez años del primer Niunamenos, la activista Luci Cavallero habla de los logros de los feminismos desde entonces. El impacto de la deuda externa y de la crisis económica en la participación política de las mujeres.

La primera concentración en el Congreso con la consigna Ni una Menos en 2015. 

La mañana del 3 de junio de 2015 nadie sabía que ese día marcaría un antes y un después en la lucha contra la violencia de género en Argentina. Bajo la consigna “NiUnaMenos”, una masiva movilización copó las calles del país en respuesta al femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años asesinada por su pareja en Santa Fe. Lo que comenzó siendo una tímida, pero poderosa, iniciativa social, rápidamente se convirtió en un grito colectivo contra todas las formas de violencia machista, que se escucharía en todo el mundo.

El lema fue tomado del poema de Susana Chávez, activista mexicana asesinada en 2011. Se volvió símbolo de resistencia y de exigencia urgente al Estado por políticas efectivas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género.

El femicidio de Chiara, ocurrido en mayo de 2015, no fue un caso aislado. En los primeros cinco meses de ese año, más de 130 mujeres habían sido asesinadas por razones de género en Argentina. Pero fue su historia —una adolescente embarazada, golpeada y enterrada en el patio de la casa de su pareja— la que funcionó como catalizador de una bronca acumulada. La periodista Marcela Ojeda, con su tweet:“Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales… todas, todas gritemos”, encendió la mecha. En pocos días, la convocatoria al “3J” se volvió viral. E imparable.

Desde aquel 2015, Ni Una Menos se transformó en una plataforma de articulación de luchas feministas en la que no sólo se denuncian los femicidios y las violencias extremas, sino también las violencias estructurales: la feminización de la pobreza, la desigualdad en el trabajo, la precarización laboral, el racismo, el cis-sexismo y el extractivismo. Con el paso del tiempo, lejos de ser sólo una marcha, se consolidó como un movimiento social, cultural y político transversal, impulsado principalmente por periodistas, activistas, artistas y organizaciones feministas.

De la misma manera lo ve Luci Cavallero, socióloga e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, también magister en Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad (UBA) y docente en la Maestría de Géneros en la Universidad Nacional Tres de Febrero.

“El 3 de junio de 2015 activó un ciclo de luchas muy importante en nuestro país, que cambió la sensibilidad de nuestro pueblo, los fundamentos de tolerancia hacia las violencias, y significó la proliferación de colectivas feministas en todo el país, de espacios de género en las universidades, en las escuelas, en los sindicatos”, cuenta Cavallero. “Creo que hay muchos saldos en términos organizativos, en términos de otra política, de otra sensibilidad en relación a las violencias en la población.Los objetivos cumplidos no agotaron para nada todo lo que planteamos en las calles”.

Los trabajos de Cavallero abordan el vínculo entre deuda, capital ilegal y violencias. En 2019 publicó junto a Verónica Gago el libro Una lectura feminista de la deuda: vivas, libres y desendeudadas nos queremos, obra que impulsa, desde el feminismo, un movimiento de politización y radicalización del problema financiero que le pone cuerpo y narración concreta a la abstracción financiera, asocia el problema de la deuda a la violencia contra los cuerpos feminizados y relaciona las formas de explotación laboral, tanto asalariadas como no asalariadas, con los dispositivos financieros. La activista considera que las huelgas feministas fueron el momento en el que la violencia económica y la desigualdad social, cruzada con la desigualdad de género, se pusieron más en agenda.

“Empezamos a hacer un trabajo muy fuerte con el protagonismo de las trabajadoras de la economía popular, de las sindicalistas, para poner en evidencia las brechas salariales, pero también el impacto de la deuda, que significó un corset para todas las demandas que estábamos proponiendo en términos de reconocimiento del trabajo comunitario, de ampliación de los servicios públicos de cuidado”. En esto, Cavallero es determinante: “Sigue habiendo un antagonismo muy concreto entre el pago de la deuda externa y la posibilidad de pagar el trabajo no remunerado, de mejorar los servicios de cuidado, de reconocer el trabajo comunitario. La oposición entre el movimiento feminista, los derechos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans, y la deuda externa marca a fuego al movimiento feminista, y hoy se hace más evidente que nunca. Aunque, por más que se intente retroceder en las políticas públicas feministas, por más que se promuevan discursos de odio desde el propio Estado, hay todavía un movimiento muy organizado y muchas ganas de salir a la calle”.

Aquella primera movilización de 2015 logró reunir a más de 300.000 personas sólo en Buenos Aires, y se replicó en más de 80 ciudades de todo el país.Desde entonces, cada 3 de junio se realizan concentraciones y actividades en todo el país y en varios puntos de América Latina.

En estos diez años, el movimiento logró instalar la perspectiva de género en la agenda pública, educativa, legislativa y mediática. Entre los logros más destacados pueden mencionarse: la Ley Micaela (2018), que obliga a todo el personal del Estado a capacitarse en género y violencia contra las mujeres, la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (2019), aunque fue degradado recientemente por el gobierno nacional actual, y la legalización del aborto (2020), una conquista histórica que fue posible gracias a la articulación de décadas de activismo, con fuerte impulso de las redes feministas que Ni Una Menos ayudó a tejer.

Mucho se ha dicho de la “intensidad” del movimiento, acusándolo de haberse apagado, pero Cavallero no coincide: “Hubo mucha resistencia el año pasado, incluso se participó de los paros, de las marchas universitarias… Creo que el momento de mayor desmovilización fue la pandemia, y hoy el problema es que, cuando hay una crisis económica como la que estamos atravesando, las mujeres dejan de participar políticamente. Lo primero que hace el ajuste es sacar de la política a las mujeres que tienen más carga de trabajo y cuidado, que tienen que estar haciendo malabares para encontrar una vacante en una guardería, llevar a los chicos a jardines que quedan más lejos… cuando la situación es tan crítica, para lo último que te queda tiempo es para participar políticamente”. Más allá de ese gran obstáculo, reconoce que “la creación de los repertorios de protesta del campo popular, la preponderancia del arte, la creación de consignas, la forma de ocupar la calle con distintas actividades (desde la danza, la pintura, los carteles) pero también de tramarse políticamente en unidad, más allá de las internas y de las diferencias partidarias, son formas de hacer política que aportan mucho al campo popular”.

En lo que va de 2025 ya se registraron más de 90 femicidios en el país

A pesar de los avances, las cifras siguen siendo alarmantes. En lo que va de 2025 ya se registraron más de 90 femicidios en el país.Los recortes presupuestarios, la eliminación de programas específicos y la desarticulación de políticas públicas en materia de género durante el último año encendieron alertas que precisan atenderse de modo urgente.

Pancartas, letreros, pañuelos y fotos de las víctimas suelen ser algunos de los elementos presentes en cada movilización. En una marea que avanza hacia puntos estratégicos del país, siempre se destacan los abrazos, las charlas, los cánticos y las reflexiones por micrófono. Para muchas mujeres, lesbianas, travestis, trans y otras disidencias la experiencia de la marcha del 3J fue una revelación. Por primera vez, miles pudieron reconocerse como parte de un colectivo, ocupar el espacio público con libertad, llorar a las que faltan, luchar por las que están y exigir un presente más justo.

A una década del primer grito, Ni Una Menos sigue siendo faro en medio de tanta oscuridad. Un movimiento profundamente interseccional, horizontal, federal y autónomo, que sostiene, escucha, acompaña y transforma. Es la construcción colectiva de un espacio político real y decisivo, un tejido que abriga, que late, que insiste: siempre que haya una voz que necesite ser escuchada, habrá una fuerza que empuje el cambio, y éste será inevitable.

 

“Francisco hablaba de una Iglesia con olor a pueblo” 

“Francisco hablaba de una Iglesia con olor a pueblo” 

Una militante de Católicas por el Derecho a Decidir, otra de la organización Centurión del colectivo LGTBQ+ y un activista ambientalista analizan el papado del pontífice argentino y su relación con las minorías. Su mirada sobre la casa común.

Tras su muerte, sucedida el lunes, militantes feministas, ambientalistas y del colectivo LGBTQ+ repasaron el legado del Papa, marcado por gestos de apertura, tensiones internas y un estilo pastoral centrado en el diálogo con los sectores más postergados.

La muerte del Papa Francisco generó repercusiones en todo el mundo. Consagrado como un referente más allá de la fe católica y una de las pocas personas capaces de pronunciar una voz disonante ante un arco político cada vez más inclinado hacia la derecha y enamorado del capitalismo financiero, Jorge Bergoglio supo expresar posiciones que, dentro de la institución de la Iglesia católica, con frecuencia fueron consideradas rupturistas. 

Entre sus gestos más destacados se encuentra la apertura a que las personas divorciadas puedan tomar la comunión, el apoyo a las leyes de unión civil para las personas del mismo género, la defensa del ambiente y de los derechos de migrantes y refugiados, así como sus críticas a esta etapa del capitalismo y a la explotación laboral. También supo ser abierto a los reclamos del movimiento feminista: si bien no apoyaba el sacerdocio femenino, amplió los roles de las mujeres en El Vaticano y pidió misericordia y acompañamiento para las mujeres que transitaron un aborto. 

Las mujeres

Natalia Rodríguez, co-coordinadora del área de diálogo ecumémico e interreligioso de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) –una organización feminista que promueve los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el derecho al aborto legal, seguro y gratuito– afirmó que “el papado de Francisco significó una apertura al diálogo. Abrió un poco más la cancha. Hay algunos cambios que son mínimos, según entendemos nosotras, pero Francisco se comprometió desde la denuncia y desde el pedido de reparación a las víctimas. Daba la bienvenida al laicado crítico, no obediente”. 

Rodríguez destacó que desde CDD se identifican con la llamada Iglesia Profética, surgida en los años 60 con el Concilio Vaticano II. Esta corriente, señaló, “denuncia las estructuras injustas de poder y anuncia que otro mundo es posible”, y se opone al modelo jerárquico conservador: “patriarcal y machista en relación con las mujeres y las diversidades”. Dentro de este espacio se inscriben movimientos como el de Sacerdotes para el Tercer Mundo y los curas villeros. En ese marco, Francisco asumió una impronta dialoguista. “Hablaba de una Iglesia de puertas abiertas, con olor a pueblo”, recordó Rodríguez. 

Las declaraciones del Papa sobre el aborto tuvieron matices. Por un lado, solía compararlo con “contratar a un sicario para resolver un problema”, pero también impulsó gestos de apertura. En la mirada de Rodríguez, “se abrió a escuchar lo que teníamos para decir, convocó a jóvenes que venían con una posición bastante crítica de la institución. En 2016, durante el Año de la Misericordia, Francisco llamó a los sacerdotes a absolver a las mujeres que habían atravesado un aborto y acudían al sacramento de la confesión. Si bien entendemos y tenemos argumentos para sostener que el aborto no es un pecado y, por lo tanto, no necesita absolución, también comprendemos que para muchas mujeres católicas esas palabras significaron un alivio y les permitieron volver a acercarse a su fe sin culpas”.

  • Natalia Rodriguez, de Católicas por el derecho a decidir.

 

En el documental “Amén: Francisco responde” (2023), un grupo de jovenes dialogó con el Papa sobre temas complejos para la Iglesias, como el aborto, los derechos de la comunidad LGBTQ+, el trabajo sexual, la pederastía clerical y el encubrimiento. La joven santiagueña de 23 años, Milagros Acosta, miembro de Católicas por el Derecho a Decidir, le entregó al Papa un pañuelo verde en esa ocasión. Natalia expresó lo que significó ese gesto para la organización: “fue un paso muy grande, poder acercarle de las manos de una joven, de las tantas que se pusieron el pañuelo en la mochila, que lo ataron en las muñecas y militaban con compromiso, llegar a dialogar con Francisco sobre esto fue un momento de emoción”.

Sobre el futuro del activismo católico Natalia dijo que “queda mucho trabajo que hacer hacia adentro de la Iglesia, también corremos peligro de que se quiera invisibilizar todo esto y se rescaten, como lo hizo el gobierno nacional, los posicionamientos más conservadores”. Preocupa también a los grupos activistas el nombramiento del próximo Papa: “Pienso en los movimientos populares que encontraban en el Papa un interlocutor válido que acompañaba a sus luchas. Son espacios que sufrieron mucho esa exclusión social y que fueron muy escuchados por una persona en el poder y pudieron avanzar también dentro de esa legitimación.”

Gentileza Federico Mazzochi.

La diversidad de género

“Muchas veces se sufre una doble exclusión: De la comunidad religiosa por ser LGBT y de la comunidad LGBT por ser persona de fe.”, expresó Esteban Mentruyt, co-fundador del Centurión, organización de diversidad sexual y espiritual creada en 2018. “Centu” se constituyó como un espacio para generar “encuentros reales” entre personas de fe de distintas orientaciones sexuales e identidades de género y terminó volviéndose una red de contención que también acoge la diversidad espiritual. Según Mentruyt, esta apertura al diálogo e intención de generar puentes se encuentra en sintonía con los valores que difundía Bergoglio.

“Centu nace en un contexto de pleno debate sobre la legalización del aborto. La sociedad no permitía matices, si eras creyente, entonces tenías que ser pro-vida. Y si eras de la comunidad LGBT, entonces tenías que ser pro-derecho. Nos sentíamos divididos por las dos instituciones que nos representaban y entre nosotros tampoco nos podíamos encontrar”, explicó Mentruyt. Teniendo en cuenta los orígenes y metas de la organización, Esteban enfatizó en la importancia del diálogo y de tender puentes aun y especialmente con quienes piensan distinto.

“Me parece que si Francisco hubiese conocido Centu estaría orgulloso”, afirmó su co-fundador mencionando iniciativas de inclusión que había impulsado el Papa, tales como Escolas. “Esta fundación tenía el anhelo de transformar la educación a través del encuentro y la aceptación de otras miradas, de la multiculturalidad”.

En cuanto a las enseñanzas del Papa, Esteban resaltó tres bien marcadas. La primera es que “anteponía a la persona más allá de los dogmas”. Esto se refleja en sus gestos con la comunidad LGBT ya que “si bien tenía ideas distintas, nos defendió en muchos casos y denunció la criminalización de la homosexualidad”. El joven recordó que Francisco “dijo que no era nadie para juzgar a un homosexual y criticó a los padres que echaban a los hijos de sus casas al enterarse de su orientación sexual, todo esto a pesar de haber estado en contra del matrimonio igualitario cuando era obispo de Buenos Aires. Como Papa, nos hospedaba a pesar de pensar distinto”. La segunda es que “nos incluía en los hechos, no era solo un discurso. Creo que hoy la estructura de la Iglesia Católica es mucho más inclusiva, lo ves porque hay mujeres en puestos eclesiásticos muy importantes y porque abría la puerta a todos”. Y la tercera es una “promoción de la diversidad”, entendiéndola como un factor que trae crecimiento y madurez. 

Esteban afirmó que esta promoción de la diversidad despertó reflexiones que sirvieron como brújula para ampliar el entendimiento al interior de la propia comunidad LGBT. “Nosotros ¿podemos decir todos, todas, todes? ¿o tenemos que también ganar en inclusión? A veces caemos en elitismos, en racismos, en transfobia ¿hay en la comunidad LGBT miembros de segunda clase? ¿o somos todos iguales?”, se cuestionó.

Nicolas Gallardo, de Jóvenes por el Clima Argentina. Foto: Gentileza Julieta Cabrera

La casa común

Por su parte, Nicolas Gallardo, abogado y referente de Jóvenes por el Clima Argentina, afirmó que  “el Papa Francisco, lejos de esconderse en el manto de su investidura, fue valiente y aprovechó su lugar de poder para denunciar la depredación de nuestra casa común. Y lo hizo con una fuerte impronta argentina, con una mirada desde la periferia del mundo.” Y agregó: “No se limitó a pedir por el cuidado del planeta, haciéndonos a todos igual de responsables, sino que denunció un sistema en el que unos pocos poderosos lucran con el sufrimiento de las mayorías. Puso el foco en la desigualdad en los niveles de consumo y contaminación, así como también en el padecimiento de los efectos del cambio climático, que golpea más fuerte a quienes menos culpa tienen.”

Poniendo el foco en el legado del Papa Francisco, Gallardo manifestó que “quizás lo más valioso es que nos llamó a hacernos cargo, a mirar al otro y a construir comunidad. Y nos alentó a hacer lío. Creo que es nuestra responsabilidad continuar el proceso que inició, tal y como reza uno de sus principios: el tiempo vence al espacio.”

Mientras que grupos de militancia feminista como Católicas por el Derecho a Decidir reconocieron que el mayor logro de Francisco fue que logró abrir el diálogo sobre la ampliación de derechos, desde el movimiento Jóvenes por el Clima destacaron el coraje del Papa y su “llamado a responsabilizarnos por los cambios que queremos generar”. Finalmente, referentes de la organización el Centurión, en defensa de la diversidad de género, vieron en su legado un cambio estructural dentro y fuera de la Iglesia católica. Para ellos, grandes sectores de la comunidad LGBT se sintieron “recibidos y acogidos” por el Papa, debido a sus iniciativas inclusivas y a su defensa de que “en la Iglesia hay lugar para todos, todos, todos”. 

Arte político, feminista y cooperativo

Arte político, feminista y cooperativo

En el Centro Cultural de la Cooperación se inauguró “Luchas feministas del AbyaYala”, una muestra sobre la producción de la cooperativa La voz de la mujer, un emprendimiento productivo de la Asamblea de Mujeres del MTD Lucha y Libertad de la Villa 20 de Lugano.

“Luchas feministas del Abya Yala”, la primera exposición de la Cooperativa Gráfica La voz de la Mujer con la curaduría de Laura Lina, se inauguró en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Una muestra sobre el hacer gráfico de mujeres que se comprometen, diseñan, crean y ponen el cuerpo para mantener viva la llama de la memoria y la lucha feminista.

“Esta publicación fue realizada para arder rojo en nuestra memoria y en nuestras resistencias” está escrito en tinta roja junto al fanzine que describe la Masacre de Avellaneda, con dibujos que recuerdan a los dirigentes sociales asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, que lleva estampada la consigna “trabajo, dignidad y cambio social” sobre un fondo negro, ilustrada con una piedrita sostenida por un hilo rojo. A su lado, fotografías de las primeras asambleas de mujeres en el Puente Pueyrredón, un cuaderno cosido a mano con un grabado de Norita Cortiñas en su tapa, y herramientas de grabado sobre la mesa. Sobre ella, están desplegados los xilobordados que atraviesan toda la sala. Se trata de una técnica que consiste en bordar arriba de la xilografía y que, en su reverso, permite ver el trabajo que hay detrás de cada puntada. 

En cada pieza, distintas imágenes de luchadoras feministas desde el Abya Yala hasta el Kurdistán y palabras significativas en sus luchas quedan al descubierto. Sakine Cansiz, Fidan Doğan, Leyla Şaylemez, tres generaciones de mujeres kurdas asesinadas en 2013 en París, Maite Amaya, militante piquetera travesti y anarquista cordobesa fallecida en 2017, Lolita Chávez, sanadora ancestral guatemalteca e integrante de Feministas del AbyaYala, y Norita Cortiñas como “madre de todas las batallas”, son algunas de ellas. Memoria, virtud, resistir, recuerdo, igualdad y justicia, algunas de las palabras elegidas.

Laura Lina es licenciada en Artes y forma parte del Departamento de Ideas Visuales y el Espacio de Géneros del Centro Cultural de la Cooperación. En diálogo con ANCCOM, la curadora de la muestra comenta que “en verdad, figura mi nombre pero casi podría decirte que también es una curaduría conjunta porque muchas de las decisiones las tomamos con las chicas en el montaje. Partiendo de la base de este arco que ellas habían armado de mujeres del Abya Yala, armamos un posible guion”. Y agrega : “Son muchas manos las que trabajan en una imagen. También era lindo desde la curaduría pensar en esa misma lógica, de trabajar en conjunto. Esta es la primera exposición de ellas”.

Las imágenes están producidas colectivamente por las mujeres que conforman La Voz de la Mujer, un emprendimiento productivo de la Asamblea de Mujeres del MTD Lucha y Libertad de la Villa 20 de Lugano (Buenos Aires), que se dedica a la producción gráfica mediante diferentes técnicas y a la elaboración de agendas artesanales, calendarios, collages, fanzines de poesía, cuadernos, afiches, xilobordados.Desde sus comienzos en 2012 fueron incorporando distintas técnicas como el grabado, que luego se convirtió en su lenguaje de expresión preferido al ser una técnica muy noble por las posibilidades que permite. Hacer el boceto, pasarlo a la matriz (madera o linóleo), tallar mediante incisiones, entintar e imprimir sobre el papel o la tela,les permite diseñarestampas que fortalecen su producción colectiva, en la que recrean sus vidas de mujeres migrantes, trabajadoras y luchadoras populares. La cooperativa está compuesta en su gran mayoría por trabajadoras migrantes de Bolivia y Paraguay.

Con la actual crisis social, de discriminación y precarización laboral, tuvieron que tomar muchísimos más trabajos para mantener a sus familias sin descuidar su hacer gráfico. Los distintos orígenes de cada una y el intercambio de experiencias les permitió, por ejemplo, aprender unas de otras diferentes técnicas como el grabado y el bordado. Esto llevó a la incorporación de los hilos, a la combinación de colores, a intercambiar experiencias de los puntos con el fin de transmitir la vida del movimiento y de la asamblea de mujeres, y sus vivencias como mujeres, luchadoras, feministas y piqueteras.

María Eugenia Lara, una de las integrantes y artistas de La Voz de la Mujer expresa que “el compartir entre nosotras las ideas y las experiencias es muy enriquecedor porque además de aprender la técnica del grabado encontramos la manera de multiplicar el mensaje que queremos dar. Las charlas se dan en un contexto muy agradable que tiene que ver con los colores, las texturas, los distintos materiales y la creatividad”.

La elección y la configuración, formal y conceptual, de cada una de las imágenes es construida mediante un proceso de decisiones conjuntas en formato horizontal y asambleario. Muchas de estas referentas, algunas con nombre propio y otras en términos grupales, no solo son reconocidas por las diferentes gestas llevadas a cabo en su territorio sino también por su capacidad de movilizar las subjetividades de cada una de las mujeres que componen la cooperativa en tiempo presente.

“Nuestras imágenes y nuestras luchas son parte de un mismo camino. Significan nuestro hacer y reflexionar cotidiano. Que sean del AbyaYala, del Kurdistán y también de Palestina significa que las luchas se van ampliando, internacionalizando y para nosotras tienen un eje común que tiene que ver con la liberación de las opresiones, la rebelión contra el sistema capitalista, el racismo, el patriarcado, la xenofobia, todas cosas que se viven de manera muy fuerte en nuestras vidas cotidianas”, reflexiona Lara.

Es importante destacar que las imágenes de la exposición son intervenciones en lo cotidiano, ya que también se pueden encontrar en agendas, stickers, gráficas en la calle y estampas. Resignificar saberes previos y las experiencias de cada una es el punto de partida de cada imagen y marca el paso a paso del trabajo colectivo. “Nos gustaría que la gente se lleve la sensación de que el arte es una forma de denuncia y que está presente en cualquier espacio, que conozcan nuestras realidades, que nos vengan a visitar, que puedan sentir que lo que ven ahí forma parte de las vivencias de resistencias cotidianas” comenta Lara.

Por su parte, Lina menciona:“Para mí es importante que figuren los nombres de quienes componen la cooperativa. No porque laburen individualmente, sino porque aunque trabajen en conjunto tienen un nombre y muchas cosas para decir.Es un trabajo grupal pero hecho por mujeres que le están poniendo el cuerpo”.

No es una tarea fácil, pero ellas resisten y encuentran en la cooperativa un espacio de trabajo, acompañamiento y disfrute. “Ser mujeres migrantes, latinoamericanas y precarizadas significa ser parte de todo un sistema que nos oprime y que al mismo tiempo sostenemos, porque nuestra vida está muy atravesada por una economía del cuidado, por una sostenibilidad de la vida que llevamos adelante desde nuestras relaciones y vínculos más cercanos, y que también cuestionamos permanentemente”, explica Lara. Y concluye que “nuestra forma de trabajo es una forma de vida entonces buscamos encontrarle la manera de que podamos seguir con nuestras vidas cotidianas que son cada vez más difíciles, sosteniendo estos cuidados que son cada vez más grandes, y también nuestras libertades, encuentros, debates, charlas, y que podamos tener una economía que nos permita vivir dignamente”.

“Luchas feministas del AbyaYala” puede visitarse de lunes a viernes de 12:00 a 20:00 y los sábados y domingos de 14:00 a 22:00, en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, ubicado en Avenida  Corrientes 1543, Buenos Aires, con entrada gratuita.

 

10 años de feminismos: De la marea verde a la resistencia

10 años de feminismos: De la marea verde a la resistencia

En esta década la militancia por los derechos de género y disidencias ganó la calle y numerosas conquistas. Pero en el último año el péndulo viró hacia el otro extremo y hubo que volver a las trincheras ante el avance anti-woke.

En marzo de 2015, en un contexto de transformaciones profundas y debates intensos sobre género, nació ANCCOM. A lo largo de esta década, ha acompañado hitos como la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Ley de Identidad de Género y la Ley de Cupo Laboral, además de la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Sin embargo, también ha sido testigo del desmantelamiento de muchas de estas conquistas.

Luci Cavallero, docente, investigadora y activista de Ni Una Menos, analiza el presente y los desafíos que enfrenta el movimiento feminista. «A pesar de las conquistas logradas, el contexto actual impone nuevas resistencias», señala. Entre ellas, menciona la eliminación o reducción de programas clave de asistencia, como la Línea 144 y el Plan ENIA. «El acceso a la interrupción voluntaria del embarazo enfrenta más obstáculos, porque además del marco legal, es crucial contar con recursos y presupuestos adecuados», advierte.

Cavallero subraya que la crisis económica intensifica la violencia de género. «Hay un malestar generalizado que se traduce en un aumento de la violencia en todas sus formas: entre varones, de varones contra mujeres y en el ámbito doméstico», explica. En esta realidad, sostiene que el Estado no solo desarticula políticas públicas, sino que con sus discursos «desinhibe la violencia social y legitima ataques hacia mujeres, lesbianas, travestis y maricas».

Frente a estos retrocesos, el movimiento feminista busca reorganizarse. «No se trata solo de reivindicar fechas, sino de articular con otros sectores, como trabajadores, jubilados y defensores de la salud pública», afirma Cavallero, y concluye: «Es necesario fortalecer los espacios colectivos y expandir alianzas».

Una de las luchas urgentes dentro de estos espacios es la de la comunidad trans, el sector más excluido del sistema laboral y con menor acceso a derechos básicos: «No hay ninguna política pública para la comunidad trans, no solo en la cuestión laboral, sino tampoco en función de la salud y los procesos de hormonización», subraya Claudia Vásquez Haro, presidenta de Otrans y primera mujer trans migrante en recibir el DNI. La Ley de Cupo Laboral Travesti Trans fue un avance significativo, pero su implementación sigue siendo irregular y depende de la voluntad política de cada gobierno. «Los derechos requieren de la acción concreta del Estado, que garantice condiciones de igualdad, reconociendo las vulnerabilidades de los sectores más desprotegidos», enfatiza.

En junio de 2024, el gobierno de Milei disolvió el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, responsable de prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Además de los despidos masivos, se desfinanciaron políticas nacionales que brindaban apoyo a mujeres y diversidades en situación de violencia, como el Programa Acompañar. “Muchas víctimas dependen económicamente de sus agresores, y este programa les permitía salir de hogares violentos. Actualmente, hay muy pocas nuevas beneficiarias”, refería la trabajadora social Luján Tramanzoli, hace unos días, en diálogo con ANCCOM.

Martha Linares, exdirectora nacional de Asistencia Integral a las Víctimas de Violencia por Razones de Género, alerta sobre las graves consecuencias de esta desarticulación: “El aumento de femicidios es una de ellas, pero también la eliminación de la Línea 144, que brindaba orientación anónima sin necesidad de denuncia”.

El 8M de 2025 fue una expresión masiva de rechazo a la destrucción de las políticas de género. 

 

Tanto para Linares como para Claudia Vásquez Haro, las políticas de género no deberían depender de un gobierno, sino ser un compromiso del Estado. «Hoy tenemos una gestión que desconoce la problemática y busca eliminar figuras clave como el femicidio del Código Penal». Ante este panorama, opina que la resistencia debe ir más allá de frenar políticas regresivas: «Si volvemos a tener un gobierno popular, necesitamos un Ministerio de Mujeres con más alcance que el anterior».

«No podemos permitirnos empezar siempre desde cero. En los momentos más difíciles, debemos golpear juntas y discutir cómo evitar que lo logrado se transforme en un retroceso dentro del propio movimiento», agrega Linares, a la vez que destaca la necesidad de unidad política y acción concreta. «Uno de los aspectos más importantes es no perder la capacidad de desordenar la política y generar espacios de encuentro intergeneracionales. Las nuevas generaciones deben tomar la posta, pero sin perder de vista las experiencias acumuladas por las generaciones anteriores».

«El feminismo no surgió en 2018 con los pañuelos verdes y el glitter –remarca Linares–. Se construyó a partir de años de organización y lucha”. En ese sentido, reivindica el rol de las organizaciones políticas, sindicales y comunitarias como pilares fundamentales para la resistencia y el cambio estructural. «No se trata solo de resistir, sino de transformar las estructuras que perpetúan la violencia y la exclusión», concluye.