Las Águilas Blancas de Polonia (y Argentina)

Las Águilas Blancas de Polonia (y Argentina)

A todo o nada, Argentina buscará su segunda victoria para consolidar el pase a los octavos de final en Qatar. ¿Cómo vivirán el partido en el Polonia Fútbol Club de Burzaco y en el Café Polaco de Palermo?

El tercer y último desafío que tiene la Selección Argentina, en el marco de la fase de grupos del Mundial Qatar 2022, es Polonia, equipo que empató sin goles en su debut mundialista contra México y viene de derrotar 2-0 a Arabia Saudita con tantos de Piotr Zieliński y Robert Lewandowski, sus dos principales figuras.

David Oczkowski es un argentino, nieto de polacos, que en 2003 se recibió de entrenador y en 2005 sumó experiencia al trabajar para Central Ballester, de la primera D. En 2006 se incorporó a Polonia FC, equipo afiliado a la AFA que milita en la liga de Luján, donde actualmente es el director deportivo. El club surgió ese mismo año como una iniciativa del entonces embajador de Polonia en nuestro país, Stanislaw Stefan Paszczyk, con el fin de reclutar jóvenes para el fútbol polaco. Cada dos años se consolida el proyecto con viajes a ese país con un grupo de 18 chicos que disputan amistosos con clubes locales, que luego eligen los jugadores de su interés. En la actualidad hay cuatro chicos que juegan en ese país en divisiones menores. En diálogo con ANCCOM, Oczkowski explica las diferencias que nota entre los jugadores de ambos países: “Polonia es un pueblo bastante futbolero, podemos encontrar igualdad en cuanto al gusto, pero en lo deportivo hay diferencias. Acá tenemos jugadores más técnicos y ellos son más de lo físico, la fuerza, el choque y ser potente en los 90 minutos. En lo cultural, que un argentino se adapte al fútbol polaco es muy difícil por su idiosincrasia, el idioma y el clima que es muy hostil en invierno”.

Las “Águilas Blancas” participaron ocho veces en Copas del Mundo. Solo una vez ganaron en su primer partido, en Alemania Federal 1974, donde derrotaron 3-2 al conjunto argentino. Luego alcanzaron el tercer puesto tras ganarle 1-0 a Brasil. En España 1982, también obtuvieron el tercer lugar al vencer 3-2 a Francia; así cerraron su época dorada. En México 1986 solo alcanzaron los octavos de final y en el resto de sus participaciones nunca superó la fase de grupos.

“Vamos a encontrar una Polonia que va a esperar a Argentina, que no va a arriesgar. Tiene un planteo muy defensivo, no le va a jugar al fútbol de igual a igual a la Selección porque sabe que va a perder, que no tiene el pie ni los jugadores para hacer ese tipo de juego. Va a esperar en su cancha tranquilamente mientras que Argentina haga todo el desgaste posible y tratará de contragolpear alguna pelota que le quede para salir jugando rápido”, remarca Oczkowski.

Dos polacas en Argentina

Joanna Kaczanowska es una antropóloga polaca que vino a vacacionar a Argentina en 2015, en principio, por dos meses. Se sintió tan cómoda y vio tantas oportunidades que se enamoró de este país: “No pensaba que fuera a quedarme tanto tiempo, pero al final hice mi vida acá, no digo para siempre porque uno nunca sabe qué va a pasar, y no sentí tanto el choque cultural porque a Buenos Aires lo sentí bastante europeo, esperaba más la onda latina, tan exótica como el Caribe”. No obstante, marca algunas diferencias: “Acá los colectivos no llegan a tiempo; en Polonia siempre hay horario y está mucho más ordenado: acá se puede esperar una hora. También, lo que me gusta muchísimo es que la gente es mucho más abierta y se interesa por mi país, mientras que nosotros somos más cerrados, porque primero hay que ganarse la confianza”.

Natalia Karasiewicz es una polaca cuyo corazón fue robado por un argentino en el continente europeo, motivo por el cual vive desde hace nueve años en Quilmes. Hay cuestiones a las que todavía no se adapta y que le sorprende de los argentinos: “Cuando entran a la casa no se sacan sus zapatillas como en Polonia, hay hombres que se saludan con un beso, se pueden pagar zapatillas en cuotas, cuando voy a un negocio me llaman ‘gorda’ o ‘negra’, aunque sé que no es algo para ofenderse, y comen mucho en la cena y en un horario muy tarde, mientras que en mi país es liviano y temprano”. Aun así, hace ciertas cosas para sentirse cercana a su patria: “Para navidad en casa hacemos galletitas de jengibre, aunque acá hace mucho calor para comer eso porque esas galletitas te calientan un poco. En Polonia, Navidad es en invierno. También, mis dos hijos van a los scouts polacos en donde aprenden sobre la cultura y tradición polaca”.

Joanna y Natalia se conocieron en Argentina, pegaron buena onda y en julio de este año decidieron organizar en Palermo un evento mensual llamado “Café Polaco”, un espacio para aprender el idioma y cultura de Polonia e intercambiar experiencias de una forma descontracturada. Está abierto a todo público, tanto polacos de nacimiento como descendientes, gente que tiene que viajar por trabajo y jóvenes que no tienen ninguna conexión con el país pero que están interesados en la cultura. “Nos acostumbramos por la pandemia a las clases online, solo mirarnos por la pantalla y eso me parecía malo. Lo hicimos porque creíamos que había que salir y juntarnos, para que otras personas hablen sobre Polonia en un lugar”, afirma Natalia. “Una vez vinieron chicos que tocan la guitarra y el piano y aprendimos canciones, pero no solamente las que conocían los abuelos, sino también otras más nuevas para que también vean que Polonia no es solamente la Segunda Guerra Mundial y el sufrimiento. Esto era algo más divertido, porque la idea es salir un poco de esa imagen que mucha gente tiene y lo logramos”, agrega Joanna.

 ¿Por quién hinchar?

David Oczkowski quiere que Argentina gane el partido más allá de que trabaja con Polonia y que sus abuelos eran polacos, pero cree que a veces los argentinos pecan de soberbios: “Me ha pasado a mí como entrenador de decir: ‘Nos llevamos el mundo puesto porque somos Argentina’ y la verdad no es así, porque quedó demostrado que en la cancha son 11 contra 11 y el Mundial ha tenido sorpresas y va a seguir teniendo sorpresas por una sencilla razón: hoy se equiparó todo. Antiguamente quien pegaba más era el campeón, porque antes el fairplay no existía y en mundiales anteriores había que ser bien guapo para jugar esos partidos; salías con las patadas bastante marcaditas. Hoy en día con el fairplay y la tecnología del VAR hoy eso se equiparó y además se equiparó mucho más con el físico, si no llegas bien físicamente a un mundial no lográs el objetivo que es jugar una final”. Y añade: “Acá somos pasionales, si Argentina pierde y queda eliminado es una catástrofe y estamos todos dos o tres días lamentándonos. En Polonia no, lo entienden como que es un juego”.

Joanna Kaczanowska no va a poder ver el partido porque justo a esa hora se tomará un vuelo hacia Polonia, aunque explica sus sensaciones sobre el fútbol local y los posibles resultados: “En mi país nunca fui a un partido en mi vida. No soy muy futbolera y acá cuando llegué quería conocer, así que tuve la oportunidad de ir a ver dos partidos. Me parecía muy familiar y alegre el ambiente en la cancha, además como soy antropóloga me encanta observar situaciones y me perdí un gol por mirar a la gente. Voy por Polonia, pero tengo tantos sentimientos hacia Argentina que no me va a molestar si gana. Por ahí es mejor que no esté acá, porque si pierde Polonia se me van a reír y si gana me van a matar”.

Natalia Karasiewicz tampoco se interesó por el futbol por más que su papá es fanático de este deporte y sus primos jueguen en equipos polacos. Siente que se contagió por este país tan futbolero y su esposo, motivo por el que estuvo con los nervios de punta al ver el debut de las “águilas blancas” ante el conjunto mexicano. Ahora cada uno hinchará por su país, pero su hija de ocho años tiene el dilema de compartir el cariño por ambas naciones. En la escuela le dieron la consigna de imaginar y dibujar su propia mascota para el mundial y ella creó a Lili, una bandera que combina los colores de los dos países y tiene una corona dorada sobre su cabeza, idea que probablemente replique sobre su rostro para el partido: “Me dijo: ‘No sé qué voy a hacer. No sé qué bandera pintar en mi cara, me parece que en un lado voy a poner Argentina y del otro Polonia. Amo los dos países’».

Las halconas vuelan a Brasil

Las halconas vuelan a Brasil

Luego de una breve e intensa historia, la Selección Femenina de Flag Football -una especie de football americano sin tacles-participará en el Primer Torneo Sudamericano a principios de diciembre.

 

UTN de Pacheco, sábado 11 horas. Detrás del microestadio universitario «Decano ingeniero Eugenio Bruno Riccioloni», hay un conjunto de 15 mujeres con banderines de colores sobre sus cinturas que entrenan intensamente al aire libre mientras el sol pega fuerte y los pajaritos cantan. Juegan todas, también sus dos coaches e incluso el presidente de la liga. Algunas están completamente transpiradas y otras tienen la vista clavada en el balón marrón con forma ovoide y pensativas sobre las próximas estrategias a utilizar. Son halcones en busca de su presa.

La selección femenina de flag football hará su debut internacional en el Primer Campeonato Sudamericano que se realizará el próximo 3 y 4 de diciembre en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. A este deporte no hay que confundirlo con el rugby: se trata de una modalidad de fútbol americano que se juega sin tackles, es decir, sin tirar al suelo al jugador contrario. En su lugar lo que se debe hacer es intentar retirarle el banderín que cuelga sobre su cintura.

 El origen

En 2014, por intermedio de Football Americano Argentina (FAARG), se decidió crear en nuestro país una categoría femenina de flag football dentro de la liga masculina ya existente. En 2016 había tres equipos: Valkirias, Tigresas y Medusas que jugaron torneos entre sí durante tres años consecutivos, hasta que en 2019 la categoría se cerró a raíz de un conflicto entre los equipos. Entonces, Tigresas y Valkirias se fueron a otra liga llamada Buenos Aires Flag Football (BAFF), mientras que Medusas se disolvió para formar un nuevo equipo: Namekians.

Paralelamente, Guillermo Funes decidió tomar la iniciativa de generar una liga meramente femenina, en vez de una categoría dentro de una liga masculina, pero justo al año siguiente llegó la pandemia de covid-19. Pese a la imposibilidad de realizar entrenamientos, se organizaron clínicas online por Zoom. Muchas de estas contaron con la participación de María Paz Luzuriaga y Ana Garza, la primera argentina y la primera mexicana, respectivamente, en jugar en la Legends Football League (hoy conocida como X League), la máxima liga de football americano femenino de Estados Unidos. A partir de esto, sumado a campañas por redes sociales, empezaron a sumarse más chicas a las clínicas, al igual que jugadores y coaches de equipos estadounidenses que las dictan.

En septiembre, cuando las restricciones mermaron un poco, se realizó la primera convocatoria para entrenar presencialmente: se acercaron 40 mujeres y se formaron los primeros cuatro equipos de la liga, todas de Buenos Aires: Avispas, Espartanas, Linces y Furias de Fuego. Al mismo tiempo, las chicas que están en BAFF querían juntarse pero nunca terminaron haciéndolo, entonces cerca de fin de año Valkirias se desprendió de esa liga para convertirse en el quinto equipo que integra la flamante Liga Femenina Flag Argentina (LFFA). 

Pospandemia

En 2021, se realizó el primer torneo de 15 fechas con playoffs y final, cuyo primer ganador fue Linces. Mientras tanto en el oeste del país, Mendoza Football Americano (MFA) forma su propia categoría femenina de flag football con tres equipos: Amazonas, Warriors y Pampas, a la que luego se suma Catrinas. La LFFA y MFA entraron en conversaciones y organizaron un torneo interprovincial en Mendoza a fin de año. En este marco, la LFFA convocó a las mejores de su liga y forma Vikingas, el seleccionado de Buenos Aires, que se dividió en Vikingas Alphas y Vikingas Bravas para poder equiparar las cargas ante los cuatro equipos mendocinos. Al final, las bonaerenses se llevaron el trofeo y nació Águilas, el sexto equipo de la liga.

En febrero de este año la LFFA fue reconocida por la FAARG, lo que a su vez le abrió las puertas para que la Federación Internacional de Fútbol Americano (IFAF) la reconozca y puedan participar en el primer Sudamericano de este deporte en Brasil. Mientras tanto en Mendoza, un grupo se fue de la MFA y formó su propia liga provincial femenina dentro de la LFFA, con cinco equipos: Panteras, Cuervas, Criollas, Guerreras y Fénix. No obstante, ninguna mendocina puede ser convocada para el seleccionado que irá al Sudamericano debido a que la nueva liga todavía no es reconocida por la Federación.

El 31 de agosto se anunció el surgimiento de Amazonas, el séptimo equipo de la liga bonaerense, que empezará a competir en 2023 y el 5 de septiembre se comunicó la creación de la liga entrerriana, cuyo primer equipo conformado hasta ahora se llama Lobas. El 12 de noviembre se realizó la primera superfinal entre las ganadoras de Buenos Aires, Furias de Fuego, y las ganadoras de Mendoza, Fénix. Estas últimas obtuvieron la victoria e inmediatamente después de este encuentro se disputó el segundo Tazón Interprovincial, en donde la selección metropolitana Vikingas derrotó a la selección mendocina Quimeras, lo que marcó el cierre del año de las competiciones que organiza la LFFA, para dar lugar a la preparación de la primera Selección Nacional femenina: Halconas.

Llegar al sudamericano

La selección necesitaba tres millones de pesos para participar en su primera experiencia internacional y la mayoría de los fondos conseguidos surgió del propio bolsillo de las jugadoras. Intentaron realizar rifas pero no tuvieron mucho éxito y solo cuentan con un sponsor, una empresa de suplementos deportivos que les da material para vender y la ganancia es toda para ellas, aunque lo obtenido es solo un mínimo de lo que necesitan. En diálogo con ANCCOM, el presidente de la LFFA, Guillermo Funes, indica que esto “le pasó a muchos equipos a nivel nacional de todos los deportes, como las Leonas y los Pumas, y cuando se pusieron en la mira del mundo por un segundo, ahí los sponsors empezaron a caer y la verdad que ojalá que nosotros haciendo el mismo esfuerzo y lleguemos al mismo resultado. Sé que lo vamos a lograr”.

En este sentido, el municipio de Tigre ayudó a las Halcones, no en lo económico sino en darles un espacio exclusivo para entrenar los domingos para el Sudamericano, el Polideportivo Delfor Cabrera, porque otros días entrenan mezcladas con las chicas de los distintos equipos de la liga, tanto en el parque ubicado entre Avenida Figueroa Alcorta y La Pampa, en Capital, como en la UTN de Pacheco. “Tener esta primera competencia internacional es un orgullo para mí, para los entrenadores y para las chicas, esto es para ellas y para todas aquellas que quieran tener un lugar y ser parte de algo. La idea es que las propias jugadoras sean el día de mañana sus propias coaches de los equipos y que pasen de ser jugadoras a atletas de alto rendimiento”, asegura el presidente de la LFFA.

Las protagonistas

Detrás de cada deportista, hay historias, hay esfuerzos, hay lucha, como lo es el caso de Agustina Meneghini, una licenciada en Ciencias Biológicas de 31 años que juega para Águilas. Está terminando la tesis para el doctorado y se organiza día a día sus horarios para poder asistir a los entrenamientos que se realizan tres veces por semana y además va al gimnasio para hacer entrenamiento funcional, como complemento de cara a lo que se viene en Brasil: “Me enorgullece terriblemente. En cierta forma uno no cae en que vamos a ser las primeras mujeres: es la puerta a crear historia. Siempre estamos intentando popularizar y dar a conocer este deporte, de hecho cada publicación en las redes sociales nos ayuda. Esto es ad honorem, lo hacemos por la camiseta y dejás un poco de lado las reuniones familiares y con amigos de los fines de semana para poder levantarte temprano, porque tengo un largo viajecito hasta Pacheco, pero sabemos que es un por un fin común”, explica la jugadora.

“Cuando algo te encanta, no es un sacrificio hacerlo y las jugadoras no están obligadas a venir, vienen porque quieren estar acá. Esto es amateur, la mayoría estudia, trabaja, entonces cuando nos juntamos tiene que ser algo lindo y pasarla lindo. Si es un sacrificio no tienen que estar acá, entonces es la idea es formar un grupo, que todas se quieran y se sientan parte de un equipo y la mayoría sabe que la otra viene de lejos, entonces no pueden faltar porque la otra viajó tres horas en colectivo para entrenar”, afirma uno de los coach, Claudio Rumbola. “Yo juego flag football desde hace 25 años y no tuvimos coaches, todo lo que hacemos, lo hacemos porque lo vimos en la tele o cómo nos sale. Lo que aprendimos solos en cuatro años, ellas lo aprenden en un mes, porque ya la base es mucho más alta que lo que empezamos nosotros y les cortas tiempo de evolución. Si yo hubiera tenido esa chance, habría sido un mejor jugador de lo que fuí”.

Romina Sosa, también jugadora de Águilas, tuvo un 2022 complicado porque se rompió la clavícula al inicio del torneo, por lo que estuvo afuera de las canchas por muchos meses y regresó recién cerca del final de la competición. Para su sorpresa, recibió el llamado para ser parte de las Halcones: “Sinceramente pensé que no me iban a convocar, para mí es un honor representar a la Selección argentina. Todos los días me levanto a las 7 de la mañana, me voy al gimnasio, de ahí me voy a trabajar y luego voy a jugar con mi equipo o a entrenar con la Selección. Es muy importante el apoyo de la familia en esto, ellos son los que están atrás y los que saben que llegás a las 9 de la noche cansada y te esperan con la comida hecha y con los Diclofenac. Mi familia es el mayor sostén en todo esto, ellos me apoyan en todo. Y agrega: “Si jugas al fútbol tenés que ser rápida o las chicas que juegan al básquet por ahí tienen que ser altas. La realidad es que tenemos tantas posiciones para jugar que es un deporte muy inclusivo. Por ahí no sos la más rápida, por ahí no sos la más alta, pero al tener tantas posiciones distintas te da la posibilidad de incluir chicas con todos los tipos de físico posibles y a las posibilidades que tengan“.

La jugadora de Linces, Mara Aquino, remarca que este deporte también es inclusivo respecto a la edad: “Jugué muchos años de mi vida al hockey, pero este es un deporte que te da la posibilidad de crecer. Yo soy una persona grande, tengo 37 años, y el flag football te deja seguir manteniendo el ritmo, además todas somos de diferentes edades, eso te ayuda y te motiva. Muchos me dicen: ‘Bueno, vos tenés muchos años en este deporte, motivás’, pero también las más chiquitas te motivan a querer seguir, porque uno puede enseñar pero ellas también te enseñan a querer seguir y a querer mejorar. Es un deporte lindo, tenés que confiar en tus compañeras y te enseña lindos valores”.

La esquina del Diego

La esquina del Diego

Se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Diego Armando Maradona y en Merlo se hizo, en su honor, un mural 3D que le da vida y color al barrio de Villa Amelia. Uno de sus autores, Santiago Nicolás, habla sobre el valor simbólico de la obra y qué implica ser muralista.

“Gracias por haber jugado al fútbol, porque es el deporte que me dio más alegrías, más libertades, como tocar el cielo con las manos. Gracias a la pelota”, respondía el Diego en su programa La Noche del 10, allá por 2005, cuando se preguntó a sí mismo qué se diría en el cementerio. Aquellos dichos, no fueron solo palabras. Siempre miraba el balón con una sonrisa pícara, como enamorado, y cada vez que la tenía enfrente, hacía lo que quería: caños, gambetas, jueguitos y, por si fuera poco, un gol con la mano.

El amor de Maradona se materializó en una esquina del conurbano bonaerense, específicamente entre las calles Chile y Primera Junta, del barrio de Villa Amelia, en el partido bonaerense de Merlo. Un vecino mandó a hacer un mural con la cara del Diez en la pared de su casa, a modo de homenaje, pero con la particularidad de que encima del techo se hizo una escultura gigante de su mejor amiga: la pelota.

Para lograr el objetivo, se hizo una obra colectiva en la que se contrató a un albañil para el armado de la esfera de hormigón y a un muralista llamado Santiago Nicolás, quien desplegó toda su capacidad artística para representar, de la manera más fiel posible, la alegría del jugador. Nicolás dialogó con ANCCOM sobre la repercusión mediática del mural, su relación con “El Diego” y el detrás de escena de su oficio.

¿Qué te sorprendió de la viralización del mural?

La llegada que tiene con las personas. Me enteré que, por ejemplo, un compañero fue a sacarse una foto con su tía que vino de Córdoba y se encontraron con un hombre tucumano que también había llegado de visita al barrio y fue a sacarse una foto. Me parece que está bueno cómo se conectan las personas, cómo les llega el sentimiento. No sé si tendrá que ver un poco con la explosión del Mundial, quizás también porque es tiempo de la conmemoración del fallecimiento del Diego. No sé bien, pero me parece muy lindo la emotividad de la gente y que se sientan representadas y conectadas con el Diego.

¿Es la primera vez que te toca vivir una situación así?

No, ya había hecho otros murales que se habían viralizado, pero quizás este fue un poco más. Por ejemplo, hice una nota para Telefé y eso no me había pasado. Sí había hablado antes, pero no con medios de tanto alcance. También me parece que la cuestión es la distinción que tiene este: la pelota. Eso es lo que hace que se exponga o que llame la atención. He hablado incluso con el cliente y con el chango que hizo la pelota, y les dije: «Para mí, por lo menos lo que yo pinto, no es el que más se destaque siquiera. Es un muro más, pero la pelota es lo que cambia todo”.

¿Esta obra hizo que aumente la demanda de encargos?

En general, cuando pinto algún muro que toma relevancia, suelen caerme más mensajes de lo normal, pero en sí no suma más trabajos. Sí suma la cantidad de presupuestos que paso y es más explosiva la cantidad de mensajes de cariño o de likes, en este mundo de redes.

En tu cuenta de Instagram se puede ver que hiciste varios murales de Maradona, ¿cuántos llevás hasta ahora?

La verdad que perdí la cuenta. Calculo que debe estar cerca de los 35, aproximadamente. Me acuerdo que en un momento los conté hasta llegar a diez, pero después ya me vi superado y no tengo la cuenta exacta.

¿Qué significa para vos el Diego?

A mí lo que me pasa es una cuestión más simbólica. Me siento conectado a través de la gente con lo que es el Diego, porque siento un poco, lo que decía antes, la emoción. No me considero maradoniano porque tengo 30 años, nunca lo vi jugar. Entonces, no tengo esa conexión que tienen los clientes o las clientas que me llaman, pero sí pude mamar un poco lo que sienten esas personas, casi como un sentimiento de familia, como sentir que quizás perdieron a un ser querido, como si fuese un hermano, un padre o un amigo. Eso sí lo noto un montón y me llega esa sensación, la emoción y el sentimiento de las personas que me llaman para hacerlo.

Arte individual y colectivo

Santiago dibuja desde que era pequeño, un gusto que llevó consigo siempre hasta que a los 20 años ingresó a la Universidad Nacional de las Artes, en donde conoció y profundizó conocimientos sobre pintura. Luego, allá por 2015, salió un día a la calle con un amigo y comenzaron a pintar. En ese momento, se dio cuenta que le encantaba “tirar un poco de color” en el espacio público y se sintió libre. Supo que a través del arte podía manifestar e interpretar cuestiones que lo interpelaban, no solo a él, sino también a la sociedad. Así fue como se moldeó este artista que, a partir de 2018, se dedicó exclusivamente a desplegar sus capacidades como muralista.

Además de tu formación, ¿cómo es que lográs murales profesionales?

Es todo el tiempo estar practicando, más allá de que haya tenido una facilidad artística desde niño. Es desarrollarse con la práctica, porque si no eso se pierde. En este trabajo todo el tiempo estamos tratando de pulir un poco más lo que tenemos, tratamos de darle vuelta a las cuestiones técnicas.

¿Qué otras obras que hiciste destacarías?

Antes se hacían encuentros de muralistas a nivel nacional e internacional, pero la pandemia cortó todo. Este año volvimos al ruedo y viajé por el interior del país con una compañera, que se llama Flor Pani, y pudimos hacer una obra en Sumampa, un pueblo de Santiago del Estero. El eje temático era Sumampa como pueblo y como punto de conexión de mucha parte importante de la historia argentina. Entonces pintamos una mujer ancestral, con rasgos de personas de identidad marrón. Durante el año casi siempre estamos trabajando en equipo, pero fue la primera vez que viajamos como colectivo a pintar en un encuentro. Generalmente siempre estamos pintando cosas que nos piden clientes, pero acá pudimos hacer una obra nuestra y esa fue de las mejores que hasta ahora desde que estamos pintando. Después, hice un mural de Breaking Bad en una quinta. Ese también fue un laburazo, además la idea estaba buena. A veces te piden cosas que por ahí no tenés ganas de pintar y a veces te tocan cosas que te encantan.

¿En qué consisten los encuentros de muralistas?

Durante el año se gestan distintos encuentros de muralismo autogestivos. Hay otros que son municipales o provinciales. Es un ámbito muy piola, conocés personas de distintos lados y compartís pensamientos, pintadas y acciones políticas. También, a través de eso se llega a charlas de organización para saber qué es lo que nos falta conseguir en términos de derechos como laburantes. Tenemos el grupo del oeste, hay grupos de La Plata, en general están en todo el país. En realidad, en todo el mundo, pero solo hablo de lo que conozco. Lo que yo veo, por lo menos desde que arranqué, es que paso a paso, si bien viene un poco lenta la mano, tenemos cada vez más organización.

Muralismo es trabajo

Caminás por la calle con una de tus amistades. Hablan de cosas banales hasta que tus ojos se clavan y brillan al observar una pared que tiene pintado algo que te gusta mucho. Le pedís a tu acompañante que te saque una foto con tu celular y luego la compartís en todas tus redes sociales y te explotan los likes, pero lo que nadie sabe es todo el esfuerzo que hubo por detrás para producir esa obra.

¿Cuáles son los mitos de tu oficio?

Más allá de que nos gusta y sabemos que es algo artístico, que no se crea que es algo de ocio, sino que es un trabajo como cualquier otro. No es algo que hagamos y vivamos del aire. Uno de nuestros lemas es: “Mural es trabajo”.

¿Qué dificultades laborales existen?

Primero, estamos todos en negro. Siempre laburamos así. Por eso tratamos de hablar sobre las cuestiones de seguridad mínima para trabajar. Cuando estamos hablando entre “compas” y quieren saber algunas cosas, siempre compartimos conocimientos. Les decimos: “Si vas a trabajar a tal altura, tenés que usar andamios, ya no tenés que usar escalera porque es muy riesgoso”. Siempre se habla mucho de cómo armar los andamios y a partir de cuántos metros hay que atarlo. Hay que usar sogas, arneses, los elementos necesarios y básicos para no tener accidentes. Es una profesión algo riesgosa por la altura, porque ya sabemos y ha pasado que hay compas que han sufrido algún accidente. Hay que estar atentos y atentas a que no suceda y proteger también a la gente que transita por la calle, para que no se caiga una herramienta desde seis metros de altura. Son accidentes que se pueden evitar. También, por ejemplo, si se va a pintar debajo del sol, hay que usar protector solar y hay que fijarse bien los horarios en los que se va a trabajar. Esas cuestiones se charlan siempre en estas reuniones grupales que hacemos entre muralistas.

¿Qué es lo que más te gusta de tu laburo?

Me gusta pintar siempre en la calle. O sea, también se puede pintar dentro de hogares particulares y locales, pero a mí lo que más me gusta es la calle, porque ahí se siente el acompañamiento. La gente es muy piola, siempre te da una mano en lo que necesites, te alienta y se alegra al ver los colores y el rostro de alguien que les guste. Te hacen sentir parte, porque te ven ahí y saben que sos parte de la calle, un elemento más. Sumar desde lo artístico-cultural al barrio es lo que más me gusta.

¿Hay algo que sea solo por amor al arte?

A veces hacemos pintadas comunitarias. Cuando tengo tiempo, me gusta pintar acá en mi barrio. Quizás no siempre se sabe que a veces son murales comunitarios. Eso sí es directamente por amor al arte y al barrio. Lamentablemente y afortunadamente, esto es contradictorio, no tenemos tanto tiempo para hacer esas cosas, porque tenemos mucho laburo. Entonces, tratamos de hacernos los tiempos, porque nos encanta mostrar que está esa posibilidad. El arte cercano al barrio es posible y generar museos a cielo abierto con murales comunitarios está buenísimo.

Deportistas orgullosos

Deportistas orgullosos

En el Centro Cultural San Martín se presentó la muestra fotográfica «Sport Friendly: ¡La cancha de la diversidad!», de Émilien Buffard, quien retrató a jugadores y equipos de la comunidad LGTBQI+.

El 5 de noviembre de 1992 se realizó la primera Marcha del Orgullo LGBTIQ+ en Argentina. En 2022, días antes de otra jornada similar, como desde entonces se realiza todos los años en pleno centro de Buenos Aires, se vivió un momento histórico para la comunidad. A tan solo unos metros de Avenida Corrientes se encuentra el Centro Cultural San Martín, donde se presentó la muestra fotográfica Sport Friendly: ¡La cancha de la diversidad!. Se trata de un trabajo realizado por el fotógrafo, escritor y traductor Émilien Buffard quien nació en Francia pero vive en el país desde 2014. 

En las redes sociales del Centro Cultural se anunció la llegada de la exposición. Los comentarios dejaron en evidencia la homofobia que sostiene gran parte de la sociedad. Émilien quiere fomentar la inclusión en el deporte, ese es su objetivo. Allí la discriminación es constante, por lo que poner luz a agrupaciones deportivas LGBTIQ+  es una manera de aportar para redefinir los valores clásicos.

En la fachada del San Martín se observa una de las fotos insignia de la muestra, donde posan dos jugadores de rugby besándose con una pelota en la mano. Ambos forman parte del equipo Ruda Macho. Si bien la presentación se encuentra en un espacio artístico, ubicar las imágenes en la calle es otra forma de visibilización importante para el artista.

En diálogo con ANCCOM, Émilien Buffard contó los orígenes de su nueva obra. “En 2019 empecé a relacionarme con un equipo en Rosario llamado Los Yaguaretés. Me uní al Voley. Más que el deporte me encantó poder compartir los mismos códigos, que cada uno fuera como quiera. Ahí me enteré que había un montón de equipos así en todo el país. Yo estudiaba fotografía y así me surgió la idea de viajar para conocerlos y fotografiarlos”.

El proyecto consistió en capturar 18 agrupaciones LGBTIQ+ a lo largo de ocho provincias y más de 500 jugadores de diez disciplinas. Desde abril, expuso la muestra en varios puntos del país pero su presentación oficial se dio en la siempre caótica Buenos Aires. Un rato antes de la inauguración, en la misma sala, Jessica Millaman, deportista trans profesional, anunció los Juegos Internacionales de Deportes de Playa LGBT+ que se disputarán en Puerto Madryn del 26 al 29 de enero de 2023.

Un poco después de las 7 de la tarde, las sillas se ocuparon en su totalidad. La felicidad era palpable en la cara de cada persona. Hubo abrazos, sonrisas y charlas mientras esperaban que Émilien diera inicio a sus palabras. Si bien asistieron deportistas de varias agrupaciones, el equipo de fútbol de Defensores de Buenos Aires y Ruda Macho Rugby coparon la sala con sus camisetas, ansiosos por el momento histórico que se estaba gestando.

Buffard tuvo la posibilidad de viajar por varios países del mundo y fotografió a muchos equipos inclusivos en Inglaterra, España y su país natal. “El problema de la discriminación atraviesa fronteras, es universal. Tenemos suerte de vivir en sociedades donde pueden existir estos equipos. En otros lugares, como en Qatar, nos meten presos por ser gay. Cuando tenes un estado presente ayuda pero los equipos son centrales para concientizar no solo en la cancha sino por lo que pueden lograr afuera”, sostuvo el fotógrafo.

«Tenemos suerte de vivir en sociedades donde pueden existir estos equipos. En otros lugares, como en Qatar, nos meten presos por ser gay», dice Buffard.

Los primeros tres minutos de la conversación ante el público fueron impactantes. Buffard reprodujo sin respiro los comentarios homofóbicos a la publicación del Centro Cultural San Martín en Instagram. Luego de ello, expusó que a la sociedad todavía le cuesta imaginar por ejemplo que un futbolista pueda ser gay. “Es una pena porque quizas nos vamos a perder al proximo Messi por ser puto”, aseguró.

Dentro de la sala hay miles de historias. Buffard retrató varias de ellas en Sport Friendly. Además de las agrupaciones deportivas, dentro del álbum logró entrevistar a tres deportistas profesionales: Jessica Millaman, quien presenció y dio su testimonio durante la presentación, la regatista y campeona olímpica Cecilia Carranza y el voleibolista Facundo Ihmoff.

Para el francés radicado en Rosario el arte es reciclaje. El Mundial de Qatar estuvo siempre en su cabeza a la hora de la producción. Reutilizar el álbum de figuritas y darle un nuevo significado es lo que hizo. Lejos del plan de negocios de Panini, en esta edición se promueve y se le da lugar a los deportistas LGBTIQ+ para contar sus historias y, por qué no, de cumplir el sueño de verse convertidos en una figurita.

“Este es un proyecto federal. Mi deseo es que la muestra pueda girar a lo largo del país. En la semana del 20 de noviembre va a estar en La Rioja. Quiero que sea en la calle, en estadios, en lugares más grandes. La idea es conectar todos los puntos de la ciudad. No solo debe quedarse en el centro sino que la diversidad tiene que vivirse en todos los barrios”, afirmó Buffard.

La presentación finalizó con aplausos fuertes y largos. Luego se acercaron a felicitar y agradecerle a Buffard por semejante trabajo. Defensores y Ruda Macho le pidieron al artista una foto con la camiseta de sus equipos. Segundos después, se tomaron una en conjunto. La multitud se alejó de la sala para subir al cuarto piso, donde tiene lugar la exposición hasta el 20 de noviembre. 

Propuesta como una cancha de Rugby, quince fotografías en tamaño real, con sus testimonios detrás, se distribuyeron en el césped sintético. Algunos agarraron su álbum reservado, otros posaron frente a sus propias fotografías o ajenas y otros leyeron las historias. El ambiente está dado para ser una experiencia colectiva sin distinciones y, entonces, crear una nueva identidad que logre cambiar el deporte.

Un camino hacia la inclusión

Un camino hacia la inclusión

El clásico de San Isidro de rugby fue precedido por un partido disputado por equipos integrados por personas con discapacidad intelectual. Una idea que se expande.

Filas de autos ocupan hasta el último rincón que rodea las canchas de San Isidro Club. Familias y amigos con camiseta puesta y bandera en mano se preparan para ver el partido con el Club Atlético San Isidro, el clásico de rugby de esta localidad. Sin embargo, la atención aun no está puesta en ellos. Los Pumpas XV junto al combinado de Premix del San Isidro Club y Cebras Mix son los que reciben el aliento del público que se ubica para verlos jugar. Encargados de realizar la previa del clásico en lo que es un partido histórico para el rugby inclusivo, los jugadores van calentando sus cuerpos en la cancha ayudados por el sol abrazador del mediodía.

Ya preparados físicamente para iniciar el juego, se reúnen en círculo para comenzar con la preparación motivacional. Abrazados, reciben las palabras de ánimo de los jugadores dirigidas tanto al propio equipo como al contrario. Una frase logra imponerse al ruido proveniente de la autopista y a los gritos de los espectadores: “Lo que está hecho con amor no tiene margen de error”. Con los aplausos de todos los presentes se le da comienzo al partido.

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En el año 2011, Daniel Fernández, comerciante y profesor de educación física decidió crear en el equipo del Banco Hipotecario del que formaba parte, una escuela de rugby inclusivo con la finalidad de compartir con su hijo Joaquín, de entonces 7 años, la pasión por este deporte. Se trataba de una actividad pensada en familia y para las familias de todos los chicos con discapacidad intelectual que quisieran unirse a los entrenamientos. Unos años más tarde y gracias a las imágenes de los entrenamientos que difundía vía Facebook, un e-mail proveniente de la International Mixed Ability Sports (IMAS) de Reino Unido le comunica que en dicho país estaba por realizarse el primer mundial de rugby en esta modalidad. La intención de este Organismo No Gubernamental era que Daniel se capacitara para que luego llevara esa especialidad a la Argentina.

La actividad familiar, que buscaba integrar a los chicos a través del deporte se convirtió en algo más grande que permitió abrazar con mayor intensidad esos objetivos iniciales. Así nació el primer equipo de rugby Mixed Ability del país que implica una combinación de capacidades. Haciendo alusión a esta “mezcla” surgió el nombre Pumpa: la unión de las selecciones argentinas Pumas y Pampas. El requisito es que haya en la cancha y por equipo, al menos cinco jugadores con discapacidad intelectual junto con los originalmente llamados “facilitadores”, quienes acompañan a los chicos durante los entrenamientos y al momento de jugar el partido. Con el correr de los años, este término fue dejado atrás ya que como señala Fernández: “Nos dimos cuenta que en el rugby la diferencia no está en si hay una discapacidad o no, sino en la capacidad que tiene la persona de hacer las cosas. Por eso, los denominamos personas de apoyo e incluso queremos proponer el término jugadores de apoyo. De esta forma tendremos un plantel de jugadores y según el conocimiento que tengan del juego podrán tener un rol de apoyo.”

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Con la designación por parte de IMAS como representante de este organismo en Sudamérica, Fernández se convirtió en un referente del rugby inclusivo y logró a través de charlas y capacitaciones llevar esta actividad tanto a distintas provincias de Argentina como a Chile, Ecuador y Uruguay, que se sumó recientemente. “Hace cinco años hablar de personas con discapacidad jugando un deporte era una novedad. Hoy, la pregunta en los clubes ya no es respecto a qué es el rugby inclusivo sino qué se necesita para empezar”, dice el entrenador de Los Pumpas.

Otra de las diferencias del Mixed Ability con las reglas del World Rugby es que no se realiza el scrum ya que, si bien es un juego de contacto, se busca evitar golpes graves. La intención es que el equipo se divierta, se relacione y se eduque. Pilares que aplican no solo a los jugadores, sino a todos los que forman parte de Pumpas.

“Yo aprendí más que él” asegura Guillermo Baratini, padre del jugador Federico Baratini. “Aprendí a soltarlo. Cuando tuvo que pasar cuatro días de gira en Mendoza y yo no podía ir, me quedé pegado al teléfono. Pero nadie me llamó, la pasó fantástico y no hubo inconvenientes. Ahí me di cuenta que podía confiar en él y que quien había estado equivocado era yo. El lema que tienen los Pumpas, ‘Abriendo caminos’, es rigurosamente cierto.”

Daniel Razzino, padre de Fernando Razzino dice: “Descubrí que tenía habilidades físicas que yo no conocía o desestimaba. Ver que tenía las ganas de alcanzar un objetivo fue muy importante, además que lo ayudó en lo social, hizo amigos y aprendió a comunicarse con otras personas, por fuera de la familia.”

El partido continúa frente a la mirada atenta del público. Las familias comentan el desempeño de los jugadores mientras aplauden sus hazañas y los incentivan a seguir adelante cuando caen. Sus vítores alientan a los jugadores que, sin dejar de correr y de lanzarse la pelota, buscan lograr el punto vencedor que les permita desempatar el peleado partido.

 

El deporte inclusivo da pasos cada vez más grandes en nuestro país. Como prueba de este avance, al rugby que ya tiene más de 1200 jugadores a nivel país, se le ha sumado el hockey. El 19 y 20 de noviembre se realizará el quinto encuentro nacional de deportes Mixed ability que tendrá lugar en el club Olivos. Este incluirá ambos deportes y se espera la llegada de 360 personas del interior, a los que se le sumarán 15 equipos de Buenos Aires. “Creemos que será una convocatoria enorme e histórica. A nivel de rugby de personas con discapacidad será la más grande hasta el momento”, comenta el entrenador.

Los Pumpas han tenido la oportunidad de participar en dos ocasiones del mundial de Mixed Ability. En su primera experiencia, en el año 2017, regresaron al país como ganadores. Este año llegaron a Irlanda con la intención de revalidar el título y, si bien no volvieron con el trofeo en la mano, en palabras del jugador Pablo González Calcagno: “Volvimos unidos como equipo. Y es un orgullo porque estamos representado a la Argentina.” “Fue una linda experiencia, poder conocer otro país y otra cultura. La pasamos genial”, agrega el pumpa Fernando Razzino.

Por otro lado, el potencial demostrado por los jugadores en estos años ha incentivado nuevas ideas con la finalidad de brindarles más oportunidades. El desarrollo de un proyecto de inserción laboral junto a un programa educativo buscan combatir una problemática que denuncia la estadística: el 64% de las personas adultas con discapacidad no tiene la oportunidad de estudiar ni trabajar. Fernández cuenta que junto con la red de trabajo y con la Consultora Onix han puesto en funcionamiento un programa de inserción laboral que ya está en práctica. Asimismo, está por acordar un programa con la Universidad Siglo 21 para lanzar en el 2023 una carrera de dos años que se relaciona a lo deportivo y que puede expandirse a otros oficios.

“La verdadera inclusión es acción. Más allá de lo que puedas pensar o sentir, lo importante es lo que hagas con eso. Cuando se identifica una necesidad hay que accionar. Pumpas nos ha enseñado eso y es una lección que se puede aplicar en todo ámbito y situación.”, reflexiona Daniel Fernández.

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Son los últimos minutos de juego, la pelota cruza la línea de touch y los Pumpas se preparan para realizar el line-out: uno de ellos se ubica en el lateral de la cancha y lanza la pelota mientras otros dos sostienen y alzan en el aire a su compañero. El encargado de recibir la pelota, rápidamente la tira a su derecha donde la camiseta número 4 la está esperando y sin perder un segundo comienza a correr. Frente al avance del equipo contrario, comienzan a realizar una serie de pases precisos que cierran el partido mostrando la conexión y el compañerismo de sus jugadores. Los Pumpas XV han salido victoriosos. 

“Fue un partido difícil pero lo importante no es ganar, sino divertirnos”, dice Pablo. Fernando señala: “Somos buenos compañeros, nos llevamos bien y nos ayudamos entre nosotros. A los chicos nuevos les enseño cómo es cada posición, hasta que ellos solos le van tomando la mano.” Facundo Nager coincide con sus compañeros: “Somos una familia, nos da mucha felicidad poder jugar cada partido. Todos son bienvenidos.” “Acá somos todos iguales, no hay uno mejor que otro, y tenemos el mismo derecho de jugar en la cancha. Eso es lo que nos enseña Pumpas”, cierra Pablo.

Ya recuperados del partido, la jornada finaliza con los aplausos y vítores dirigidos a los jugadores que son recibidos nuevamente en la cancha. Allí les otorgan un recuerdo del partido jugado que reza “San Isidro unido por la inclusión”. Con una sonrisa, los jugadores enseñan el reconocimiento al público y a las cámaras que retratan el momento.