«Matan a las pibas en la cara de la gente»

«Matan a las pibas en la cara de la gente»

Feministas y organizaciones sociales se concentraron en Plaza Flores en repudio al triple femicidio de Brenda, Morena y Lara. Acordaron la convocatoria a una movilización este sábado bajo la consigna “Ninguna vida es descartable”. Denuncian una política de “limpieza e higienización” de los sectores populares en la Ciudad de Buenos Aires.

Tres chicas torturadas y asesinadas. Una madre ruega que los metan presos a todos. Una plaza repleta de mujeres tristes, carteles, cánticos, bailes y fuego. En Flores se realizó una masiva concentración para manifestar el dolor y el enojo por el triple femicidio de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Morena Gutiérrez (15). Enojo no sólo con quienes les arrebataron la vida a las tres jóvenes, sino con las políticas de un gobierno clasista y negador.

Megáfono en mano, la secretaria general del Sindicato de Trabajadorxs Sexuales, Georgina Orellano, explica que la locación en Plaza Flores no es casual. Se debe a que “las compañeras transitaban este barrio, trabajaban en este barrio y de este barrio fueron expulsadas. Hace un año denunciaron hostigamiento por parte de la policía y vecinos. Estas también son las consecuencias de los proyectos de limpieza e higienización del Gobierno de la Ciudad”.

“Hoy hay tres menos, hay tres familias que están rotas, y habrá muchas más si no componemos este tejido social que está roto. Dejen de repetir ese discurso clasista de que le puede pasar a cualquiera. No. Les pasa a las pobres. Son los pobres los sujetos descartables de este Gobierno nacional, somos nosotras y son nuestras vidas las que están en juego. Salgan de las redes sociales, pongan el cuerpo muchachas, el corazón y la escucha para que no haya nunca más ni una menos”, declara Orellano.

La muchedumbre emprende la marcha hacia las calles que rodean la plaza, con bombos y banderas, al grito de ‘Señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente’. Una mujer reparte panfletos de La Poderosa con las fotos de las tres chicas. Sus rostros pueden verse en manos de muchas, que sostienen las fotos sobre sus cabezas mientras caminan por Avenida Rivadavia. Sus rostros aparecen en todas partes, pero ya no están en ningún lado.

La hipótesis policial es que lo sucedido a Brenda, Morena y Lara fue consecuencia de una venganza narco. Eso, más que decir sobre la vida de las jóvenes, dice sobre la situación actual del país, donde algunos territorios se consideran, implícitamente, de segunda categoría, y son en consecuencia destratados por políticas que deberían cuidarlos.

Para pegar en lo alto carteles de Ni Una Menos, dos mujeres escalan la estatua de la Plaza. Al bajar, una de ellas dice: “Oh casualidad, para determinados gobiernos algunas vidas valen más que otras, y venimos por ellas: las pobres, las racializadas, las putas, las trabajadoras ambulantes… Venimos por todas las que están dejadas de lado en estos gobiernos macabros”.

Meses atrás, el presidente Javier Milei manifestaba en el Foro de Davos: “Llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre, solo por el sexo de la víctima, legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”.

Ya en plena noche, cuando la concentración ha recorrido todas las calles aledañas, un grupo de policías escudados intenta intervenir. El protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich llega siempre a horario, con el objetivo de impedir que las personas manifiesten sus reclamos, pero no estaban en La Tablada cuando una camioneta con patente falsa se llevaba a las tres chicas, ni en la propiedad de Florencio Varela cuando las mataban y descuartizaban.

Como si fuera ensayado, la gente empieza a gritar ‘Fuera yuta fuera’, una y otra vez hasta que los agentes corren y retroceden. La multitud festeja furiosa, y en medio de una enorme ronda juntan algunas cajas de madera para encender un fuego. La mayoría son mujeres, que bailan y aplauden en la noche de Flores alrededor de las llamas, en nombre de Brenda, veinte años, Morena, veinte años, y Lara, quince años. Tres chicas que ya nunca podrán gritar, ni bailar, ni ver el fuego.

Las universidades ocupan un espacio informativo vacante

Las universidades ocupan un espacio informativo vacante

En el marco de su décimo aniversario, ANCCOM organizó el Primer Encuentro Nacional de Agencias de Noticias y Portales Informativos Universitarios para tejer estrategias con el objetivo de ensanchar agendas y ampliar la libertad de expresión y fortalecer el derecho ciudadano a la comunicación.

Agencia de Noticias de la Carrera de Comunicación de la (UBA) (ANCCOM) organizó el primer Encuentro Nacional de Agencias de Noticias y Portales Informativos Universitarios, en el marco de su décimo aniversario. El evento se inscribe, además, en un contexto nacional marcado por la creciente concentración mediática, el desfinanciamiento y vaciamiento de los medios públicos y la ausencia de políticas públicas para el desarrollo de los comunitarios, así como el hostigamiento y la represión hacia los trabajadores de prensa. “Condiciones que obstaculizan el ejercicio pleno de la libertad de expresión y el acceso a la información”, señaló la directora de la Carrera de Comunicación Larisa Kejval, al dar la bienvenida a esta primera reunión que promete repetirse.

El objetivo del encuentro fue poner en común las iniciativas de cada portal y agencia de noticias, mapeando y pensando colectivamente posibles intercambios que fortalezcan el rol de las universidades en la producción de información de calidad. Se destacó la importancia social del periodismo como espacio de resistencia en estos tiempos, y como un territorio vacante que “urge ocupar y disputar” en el escenario actual.

Los ejes de trabajo abordados durante el encuentro incluyeron la construcción de un registro único; el conocimiento profundo de cada experiencia para identificar semejanzas y diferencias; el reconocimiento de fuentes informativas con el objetivo de federalizar la producción de conocimiento, la visibilización de los referentes profesionales de las universidades públicas y la conformación de un colectivo nacional de Agencias y Portales Informativos Universitarios.

En tiempos de precarización informativa, donde la inmediatez desplaza la profundidad, las universidades se posicionan como actores fundamentales en la defensa de un periodismo comprometido, ético y transformador. “No se puede justificar una ideología con un slogan ni estar informados en 200 caracteres. Los algoritmos condicionan el acceso al conocimiento y deslegitiman el valor de la escritura periodística, que brinda datos concretos sobre los acontecimientos, los historiza y los contextualiza. Es un posicionamiento político que debemos tomar para dar batalla”, reflexionó Diego Rosemberg, editor jefe de ANCCOM.

Durante el encuentro también se abordaron problemáticas recurrentes en cada medio universitario: el uso indebido de contenidos producidos por agencias universitarias por parte de medios comerciales, que replican incluso notas completas sin otorgar el crédito correspondiente. “Más allá de que lo importante es que el mensaje se difunda, tenemos la necesidad de cuidar las fuentes y exigir reconocimiento hacia el trabajo de los medios universitarios”, expresó Bruno Massare, de ATSS (UNSAM). Esta práctica se da en un contexto de desfinanciamiento y desprestigio hacia la universidad pública, donde se desvaloriza su rol social y educativo.

Asimismo, se debatió sobre la relevancia del fotoperiodismo propio como herramienta para disputar sentidos en la coyuntura social y política, resaltando la notable pérdida la Agencia de Noticias pública Télam —vaciada y cerrada desde 2024 por el gobierno de Javier Milei— en la difusión de imágenes. “Lamentablemente nunca nos dieron el presupuesto para tener una persona exclusivamente para fotografía y debemos recurrir a la cobertura con celulares. Antes teníamos a Télam como suministro”, comentó Laura Villafañe, del medio digital Eluno (UNLAM). También sumó al debate la problemática del pluriempleo en el área de trabajo: “La mayoría de nuestro equipo es, a la vez, trabajador docente de la universidad o tiene otros trabajos por fuera. Solo quedan unos poquitos abocados a la tarea periodística”.

El Primer Encuentro Nacional de Agencias de Noticias y Portales Informativos Universitarios dejó planteadas preguntas y desafíos compartidos para enfrentar con voluntad colectiva. La construcción de una red que comparta recursos entre todas las agencias y portales de noticias de cada universidad pública del territorio argentino se presenta como una apuesta para potenciarse en la tarea de fortalecer la libertad de expresión, el derecho a comunicación e información y la educación pública.

La posibilidad de un segundo encuentro fue puesta sobre la mesa al cerrar el encuentro por Sebastián Comellini, integrante del equipo de ANCCOM: “Los invitamos abiertamente a seguir fortaleciendo voces y a convocar a aquellas que no pudieron estar presentes y debemos contactar para destacar la importancia del periodismo universitario como un espacio colectivo”.

Los participantes

En el Primer Encuentro de Agencias de Noticias y Portales Informativos Universitarios participaron: Bruno Massare (ATSS, Universidad Nacional de San Martín); María Mansilla (Revista Anfibia, UNSAM); Magalí De Diego y Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS, Universidad Nacional de La Matanza) y Laura Villafañe de Eluno digital de la misma universidad; Nicolás Retamar (AGNO, Universidad Nacional de Quilmes); Fernanda Álvarez y Nicolás Casado (Agencia Comunica, Universidad Nacional del Centro); Sergio Salerno (Agencia de Contenidos Universitarios para el Territorio, Universidad Nacional de Santiago del Estero); Alejandro Cánepa (ANUM, Universidad Nacional de Moreno); Josefina Bolis, Diana Bruzone y Brisa Ponce (Universidad Nacional de La Plata); y, por último, los integrantes de ANCCOM: Diego Rosemberg, Clarisa Veiga, Sebastián Comellini, Guillermo Wulff y Victoria Gesualdi.

“Norma es una referenta de nuestra historia y de nuestras luchas”

“Norma es una referenta de nuestra historia y de nuestras luchas”

El documental “Norma también”, producido por Natalia Vinelli y Alejandra Guzzo, se presenta en el DOCA este fin de semana. Recupera la lucha de la activista jubilada en los noventa en un momento donde los adultos mayores vuelven a tomar la calle.

Norma también, el documental dirigido por Natalia Vinelli y Alejandra Guzzo, recupera el legado de Norma Plá, activista en los años noventa, en un mundo actual en donde se alza su figura como bandera, cuanado los jubilados toman la delantera y vuelven a ser protagonistas de la resistencia a un gobierno neoliberal. La película se presentará este fin de semana en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635, CABA), en el marco de la 16ª Muestra de Cine Documental DOCA. Las entradas se agotaron en pocos días pero ya hay más funciones programadas (se pueden ver en el IG de la película) y se proyectará también en el circuito alternativo.

El documental Norma también se centra en la experiencia de una joven estudiante feminista de Ciencias Sociales, que fascinada por la historia de Norma Plá, va recuperando su legado mediante entrevistas y material de archivo.

El equipo de realización está integrado mayormente por mujeres en puestos clave. Según contó a ANCCOM Natalia Vinelli, directora del audiovisual, la película es el resultado de muchos años de investigación: “Tiene el punto de partida en un corto que hicimos en 2009 llamado ¡450! Norma Plá y la lucha de los jubilados en los 90, que por distintas razones no continuamos desarrollando hasta que en 2020 decidimos recuperarlo. Lo pensamos en un contexto muy diferente al actual, pensábamos por dónde entrar a contar la historia de Norma teniendo en cuenta que había una generación muy joven que no la había conocido y es interesante poder poner en vínculo a la generación que la había conocido en contacto con otra que no”.

Además, la realizadora destacó que “es importante traer la figura a las discusiones actuales; no pensar en términos de cierta desesperanza, de cierta angustia, de ver cómo las cosas se repiten, sino realmente para hacer un ejercicio de memoria que nos permita discutir, polemizar, movilizar, informar, todas cuestiones que tienen que ver con la con la tradición del cine militante y la posibilidad que brinda para generar espacios de debate y de movilización”. Recordó que con el cambio de gobierno no recibieron el financiamiento que les habían otorgado por unanimidad y, sin embargo, “decidimos avanzar porque no queríamos que la película fuera silenciada”.

 

¿Desde dónde recuperan la figura de Norma Plá?

Nosotras entendimos que el rol que Norma Plá había tenido en el espacio público aportaba y era necesario reivindicarlo desde el movimiento feminista por lo que había significado esa recuperación del espacio público para una mujer, vieja y pobre, que puede sobreponerse al ataque permanente y al maltrato mediático y ocupar la calle, ocupar los estudios de televisión, para llevar adelante todas sus demandas que tenían que ver con las condiciones de vida digna. Nos parece importante porque es tradición en nuestra historia que muchas mujeres, sin pensarse inicialmente o sin problematizar el feminismo, ocuparon y generaron roles muy importantes, desde Eva hasta las Madres de Plaza de Mayo. Ellas fueron asumiendo la perspectiva feminista desde la propia práctica, entonces hay un hilo o una subtrama en el documental que tiene que ver con la construcción de un feminismo popular. También están las luchas con las cuales Norma articuló, de resistencia al neoliberalismo, que es muy importante poder leer desde la actualidad cuando tenemos políticas que, con similitudes y diferencias, claramente nos llevan a recordar la época de los noventa. Cuando hay una eliminación de la moratoria de las jubilaciones, las primeras que tienen dificultades son las mujeres porque son a las que les faltan más años de aporte, porque han trabajado más tiempo en sus casas, porque ese trabajo no ha sido reconocido, o porque han trabajado y no han tenido los aportes. Cuando retomamos este proyecto todavía no había cambiado el gobierno, era diferente lo que estaba pasando en el país. A su vez, cuando Milei asume, discute y cuestiona fuertemente a los feminismos, avanza discutiendo contra la casta y ubica en la casta a los pobres, a los jubilados, a los comedores populares, a la educación pública, entonces ahí la película se fue resignificando porque Norma es una referenta de nuestra historia y de nuestras luchas, y ese cambio de escenario vuelve a este documental una pieza urgente.

 

Retoman el trabajo en 2020, pero en el medio la figura de Norma vuelve a cobrar preponderancia social, ¿cómo ven ésto?

Sí. En el marco del documental se va construyendo esa figura y sucede que también asistimos a la emergencia de Norma con el cambio de gobierno, en el contexto del ajuste contra los sectores más débiles de la población, y concretamente en las nuevas marchas de los miércoles de los jubilados en el Congreso. A medida que íbamos rodando, íbamos viendo la figura en un mural, en una remera, en la bandera, en los volantes y en los reclamos, el recuerdo sobre esa memoria de lucha de los jubilados y jubiladas en los noventa ya retomada desde la actualidad. Entonces entendimos que, como todo proceso documental, la película fue transformándose, se fue ampliando y que llegaba en un momento muy oportuno porque también ahí encontramos que había un interés, que había un público que quería una película como ésta.

 

 

¿Qué significó para ustedes hacer este documental en medio del avance del gobierno en contra de la cultura y de la producción de cine nacional?

Para mí fue desafiante. Con Alejandra Guzzo, cuando presentamos el proyecto para codirigir la película, ganamos un subsidio en el INCAA y eso nos permitió escribir un primer guion que tenía que ver con el tratamiento estético y narrativo de la película. Después presentamos un proyecto para lograr un subsidio a la producción y el jurado nos declaró de interés por unanimidad. Cambió el gobierno, asumió la nueva conducción del INCAA y no firmaron la resolución, que estaba esperando, por lo tanto nos dejaron sin el financiamiento. Y por eso te digo que ahí es desafiante. Porque nosotras no pensábamos que íbamos a tener un trato diferente del que tenían los comedores populares que se estaban quedando sin comida y que estaban puestos bajo sospecha, porque para este gobierno es muy fácil poner a los sectores que menos tienen en el lugar de la sospecha. Frente a eso decidimos avanzar desde el punto de vista autogestivo, que era algo que sabíamos hacer desde Barricada TV y Cine Insurgente. Pero esto no disculpa al Estado de la obligación que tenía tanto con Norma también como con las ochenta películas que quedaron sin financiamiento, porque se les ocurrió a estos nuevos políticos de turno que no iban a pagar los compromisos contraídos con todo el sector documental.

¿Qué mirada tiene este gobierno sobre el cine nacional?

El gobierno pretende instalar la idea de que el cine nacional no debe ser financiado porque debe seguir las reglas del mercado y no tiene público. Eso es mentira, yo no conozco una película que no se haya encontrado con su público. Norma… lo demuestra porque hicimos una campaña de financiamiento y tuvimos cientos de aportantes. Es necesario seguir peleando por la defensa de la soberanía audiovisual y, porque dentro de eso, el documental es un espacio muy importante porque se mete a contar historias que sino no se cuentan.

“Lo único que se sentía era el olor a muerte”

“Lo único que se sentía era el olor a muerte”

El imputado Julio César Leston protagonizó los relatos de dos declaraciones de una nueva audiencia de la megacausa de Mansión Seré IV y RIBA II. Lo sindicaron como “médico” integrante del grupo represor y torturador “La Patota” que funcionó en este centro clandestino de tortura y exterminio, y por su encuentro en 2009 con un sobreviviente.

Este martes 19 se realizó la vigésimo octava audiencia por la megacausa Mansión Seré IV y RIBA II que juzga delitos de lesa humanidad cometidos en la subzona 16 del gran Buenos Aires. Tres fueron las declaraciones que se sucedieron en el tribunal, aunque una no fue transmitida por la negativa de la declarante de que sea difundida.

“Fueron tan solo 20 días, pero en el mismísimo infierno”, dijo Susana Graciela Ávalos, sobreviviente, la primera persona en declarar, que estremeció al tribunal por la crueldad que transmitió en su relato, el detalle de las múltiples torturas físicas y violaciones, y la vigilancia posterior a su secuestro. “Me juré que no iban a robar la dignidad ni las convicciones, que fue lo que me mantuvo en el centro de detención, donde uno pasaba a ser nada. Allí lo único que se sentía era el olor a muerte. Eso no se borra nunca”. El calvario de Ávalos comenzó cuando su madre, Natalia Cecilia Almada, fue secuestrada en su presencia el 16 de octubre de 1976. “Fue un operativo con gran presencia militar, casi una razzia, donde se llevaron a varios vecinos que, como mi madre, integraban la Comisión Vecinal del barrio”, relató la testigo, oriunda del barrio Mariano Pujada de Morón. A los diez días, volvieron por ella.

Ávalos logró precisar sobre quien más la atormentó durante aquel tiempo: “El señor que se presentó en Mansión Seré como un supuesto médico está acá sentado y es Leston. Yo nunca lo pude identificar fotográficamente en el juzgado, pero cuando lo vi en la primera audiencia a la que asistí de este juicio, supe que era él, no me queda ninguna duda. Tampoco de que su guardaespaldas era Marcelo Eduardo Barberis. Julio César Leston era ‘el médico’ que me citó tres veces en Palomar, el que fue a amenazarme a mi casa, que estuvo presente en mis torturas, violaciones y hasta en el traslado de la Comisaría de Castelar a Mansión Seré”. Ante la pregunta de Nicolás Aguilar, abogado defensor de Leston, Ávalos describió con detalle al excabo 1° de la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA): “Alto, en estado atlético, con cabello ondulado y frente ancha con entradas. Tenía labios finos, cara alargada y solía usar lentes espejados”, mientras que desde la virtualidad el recuadro del zoom muestra la cara de un arrugado y envejecido Leston que presencia la audiencia aburrido, o vencido.

“Luego de la tortura, me sacaban fuera de la casona Seré y escuchaba cómo torturaban a mis compañeros. Una de esas veces, apareció un hombre que decía ser médico y que daba las órdenes al resto para detener, o no, las torturas. Me dijo que habían estudiado mi caso y que me iban a liberar pero que debía ir a una serie de citas con él”, explicó Ávalos sobre el infierno que, una vez en libertad, no cesó. Al menos tres veces debió ir cada jueves a las 13 horas a Palomar. La escena en general era la misma: la trasladaba en un auto hasta el Hospital Posadas, donde en “El Chalet” funcionó un centro clandestino, y allí la interrogaba. “La entrada estaba controlada por militares y luego al interior del predio había gente de civil dando vueltas. Él me preguntaba si había visto a alguien, si algún militante me había visitado. Yo le respondía la verdad, que no había ido a ningún lado, porque tenía miedo. Siempre andaba con otro hombre que llevaba una ametralladora, como si fuera su custodia personal. En el último encuentro me dijo que, aunque no iba a tener que ir más, ellos me iban a seguir vigilando. Que esta vez zafaba, pero que no hiciera más denuncias -en relación a trámites iniciados por el secuestro de su madre, incluida una carta al dictador Jorge Rafael Videla-. Sobre mi mamá dijo que no iba a vivir porque la gente como ella no lo merecía. ‘Tu mamá es punta de lanza. Además esto es una guerra y en la guerra todos perdemos’, recuerdo que me dijo”.

Sin embargo, Ávalos no cesó la búsqueda, luego de un tiempo “el médico” se presentó en su domicilio junto a otros integrantes del grupo de tortura apodado “La Patota” y los que Ávalos reconoció de sus días de cautiverio en Seré. “Me interrogaron en una habitación y dijeron que a mi mamá no la iba a ver más, que ya no haga más averiguaciones, mis hermanos, que también estaban en ese momento, luego me confesaron que habían tenido miedo de que me maten. Sé que estuve vigilada hasta 1992”, afirmó.

 El mismísimo infierno

Al momento de su secuestro Ávalos se encontraba en el domicilio de su hermana, con quien compartía vivienda tras la desaparición de su madre. En lo que describió como un trayecto corto, fue trasladada en camioneta hasta la 1° Brigada Aérea del Palomar donde pasó sus primeros diez días de cautiverio. Del lugar, la sobreviviente pudo detallar la serie de abusos, agresiones y torturas que sufrió. Los detenidos eran trasladados regularmente en camionetas, desde las celdas, a un lugar alejado, húmedo y lleno de agua donde había un galponcito desmoronándose. “Me ataban con un elástico de cama boca abajo, me estaquearon, me pegaban con un látigo. Cuando terminaban conmigo, comenzaban con los otros y yo escuchaba cómo los torturaban, a dos hombres y una mujer”. Sólo en el momento del traslado a la Comisaría 3° de Morón reconoció que esa mujer que escuchaba era su mamá. “Me tiraron dentro de la camioneta, junto a otras personas. Una cayó a mi lado. Ahí la reconocí. Era la mujer que estaba en la celda contigua a la mía, a la que escuchaba cómo torturaban y amenazaban con matar a sus hijos”.

En la Comisaría le explicaron que dependía de la Fuerza Aérea “y que estaba allí porque iban a decidir qué harían conmigo”. A los prisioneros los dividieron en las celdas según si dependían de la 1° Brigada Aérea del Palomar o de la 7° Brigada Aérea Mariano Moreno. La primera noche pudieron conversar entre los detenidos y nombrarse, confirmó así que su mamá también había sido trasladada desde la Base Aérea a la Comisaria de Morón.

Durante un tiempo, en la comisaria, compartió celda con Cristina Ovejero hasta que se la llevaron: hasta hoy continúa desaparecida. Luego de eso, relató una escena de abuso sexual, la cual su madre debió presenciar desde la celda contigua. “Mi madre pedía que por favor no lo hicieran, pero le dijeron que si no se callaba me mataban”. Al día siguiente pusieron a madre e hija en la misma celda, la cual compartieron por dos noches, hasta que Ávalos fue trasladada, una vez más, a Mansión Seré para su última sesión de tortura y abuso, antes de ser liberada. Regularmente, Ávalos junto a “el turco” -Jorge Zurrón- y “el chalchalero” -Ernesto Lahourcade-, también detenidos en la Comisaria de Morón, eran trasladados a la antigua casona para ser torturados. Fue allí donde ella conoció a Leston. Como le habían explicado los carceleros a la testigo: “La situación de los tres dependía de la 1° Brigada Aérea del Palomar”, cuyo Grupo de Tareas 100 operaba en el centro clandestino que funcionaba en Mansión Seré.

 A su madre no la vio nunca más. Pudo saber de casualidad, a partir de un folleto de una actividad de memoria, que fue trasladada a El Vesubio donde fue vista por última vez.

Por solicitud de Nicolás Aguilar, abogado defensor de Julio César Leston, testificó en esta audiencia la abogada Julieta Paradela, que respaldó lo declarado por Norberto Urso, en mayo, ante el mismo tribunal. “Llamé por teléfono al número que me había facilitado Norberto Urso y hablé con una persona que dijo ser el hijo de Leston. Me repondió que su padre no estaba en ese momento, le pedí que se contactara conmigo. Leston padre lo hizo. La reunión fue en mi estudio. Norberto comenzó haciendo unas preguntas que tenía preparadas y a tomar nota de las respuestas. Al tiempo, Norberto me pidió concretar un segundo encuentro al que Leston nunca concurrió”, fue el relato de la abogada, concordante con lo relatado por el sobreviviente Urso. Sin embargo, el hijo del imputado, Gabriel Leston, en declaraciones previas desmintió haber atendido el teléfono

Paradela recordó algunos de los temas tratados durante el encuentro, como la actividad de vigilancia de Leston sobre la sobreviviente Zoraida Martín y los integrantes de “La Patota”. “Él nunca se reconoció como parte del grupo, sino como personal de la Fuerza Aérea. Hablaba como testigo privilegiado y no como si se sintiera parte de los hechos. Salvo en el caso de Zoraida Martín, de quien habló como una tarea menor que le habían asignado y él cumplía: la de vigilarla”.

Finalizadas las declaraciones que colocaron al imputado Leston nuevamente como protagonista de este juicio, la próxima audiencia quedó programada para el martes 26 de agosto a las 9 horas de manera presencial y la transmisión puede verse a través de La Retaguardia.

Lágrimas de libertarios

Lágrimas de libertarios

Después de un largo letargo, la Cámara de Diputados se despertó y le asestó un duro golpe al gobierno de Javier Milei. Aprobó la media sanción de la Ley de Financimiento Universitario y la que dicta la emergencia pediátrica. Además, rechazó con dos tercios cinco decretos presidenciales que daban por tierra con históricas políticas en cultura, tecnología industrial y agraria, vialidad nacional, y que afectaban al Banco Nacional de Datos Genéticos y derecho a huelga. Ahora tiene la palabra el Senado.

Con 129 diputados en sus bancas y sin el acompañamiento del oficialismo, la Cámara de Diputados obtuvo quórum y vivió una jornada legislativa histórica. En una sesión especial impulsada por bloques opositores, se aprobó la media sanción de la Ley de Financiamiento Universitario, se declaró la emergencia en pediatría y se rachazó cinco decretos presidenciales firmados por Javier Milei. La movida, inédita desde la asunción del actual gobierno, logró avanzar gracias a una coalición coyuntural de espacios opositores que unieron fuerzas para ponerle un freno parlamentario al plan de ajuste del Ejecutivo.

En diálogo con ANCCOM, la diputada de Unión por la Patria Juliana Estrada destacó el rol del Parlamento: “El Congreso es el único lugar que le está haciendo frente al gobierno nacional. Acá se aprobó el aumento a las jubilaciones y a las prestaciones por discapacidad, y la respuesta de nuestro presidente fue vetar esas leyes. Si esas leyes no vuelven a la Cámara y se aprueba el veto, tiene que haber un rechazo en las urnas”.

Por su parte, el diputado del mismo espacio, Hugo Yasky, valoró haber logrado el quórum. “Este Congreso, reuniendo quórum a pesar de que el oficialismo lo quiere paralizar, y esta votación donde vamos a aprobar el financiamiento para las universidades y el Garrahan, tiene que ver con la lucha popular, esa llamita encendida de los que desafiaron a la represión y se movilizaron. Cuando la calle presiona, es cuando el Congreso funciona”, describió antes de que ambas leyes lograran la media sanción.

El primer proyecto tratado fue la Ley de Financiamiento Universitario, aprobada por 158 votos a favor, 75 en contra y 5 abstenciones. Esta normativa establece que el Gobierno Nacional deberá convocar a paritarias para recomponer el poder adquisitivo de docentes y no docentes universitarios, tomando como referencia la inflación acumulada desde diciembre de 2023 hasta la fecha de sanción de la ley.

Luego, se aprobó la declaración de Emergencia en Pediatría, con 159 votos afirmativos, 67 negativos y 4 abstenciones. Ambas iniciativas ahora deberán ser tratadas en el Senado.

La ley de emergencia pediátrica tendrá vigencia por un año y permite al Estado realizar compras directas de insumos médicos, además de garantizar su financiamiento. También contempla mejoras en las condiciones laborales del personal de salud infantil, incluyendo una recomposición salarial y la exención del impuesto a las Ganancias sobre guardias y horas extra.

Uno de los puntos más destacados de la norma es el reconocimiento del Hospital Garrahan como centro de referencia nacional (Artículo 4), lo que implica que el Estado debe garantizar su pleno funcionamiento. Además, se deroga la reforma del régimen de residencias médicas impulsada anteriormente por el Ministerio de Salud.

El debate fue abierto por el diputado Pablo Yedlin, de Unión por la Patria (Tucumán), quien expresó: “No es la primera vez que hay conflicto en el Garrahan, pero esta situación es completamente diferente: hay conflicto con los residentes nacionales, con salarios 53 % por debajo de la inflación”.

Además, describió: “Hoy está en riesgo el funcionamiento del hospital, y hay 355 mil niños de todas las provincias que vinieron al Garrahan durante el 2024. Ojo, gobernadores: les recuerdo ese número de niños que vinieron a atenderse, y que no hay otro lugar para atenderse. La salud de ningún niño argentino no debe ser dada en ningún altar del equilibrio fiscal”.

En la misma jornada, la Cámara rechazó varios decretos presidenciales dictados por Milei mediante sus facultades delegadas. Se opusieron a las modificaciones en el Banco Nacional de Datos Genéticos (133 votos afirmativos, 69 negativos y 2 abstenciones); al INTI y el INTA (141-65-1); a los organismos de la Secretaría de Cultura (134-68-3); a las modificaciones del régimen de excepción de la Marina Mercante Nacional (118-77-8); y a la reorganización de la Secretaría de Transporte del Ministerio de Economía (138-65-2).

Este resultado deja al oficialismo en una posición delicada: si el Senado también reúne los dos tercios para rechazarlos, no entrarán en vigencia.

La sesión en Diputados fue posible gracias a una confluencia coyuntural entre bloques opositores como Unión por la Patria, la UCR, Hacemos Coalición Federal, Innovación Federal, y otros espacios provinciales minoritarios.

Los diputados cordobeses del bloque Encuentro Federal —Ignacio García Aresca, Carlos Gutiérrez, Alejandra Torres, Juan Brügge y Natalia De la Sota (actualmente en su espacio Defendamos Córdoba)— votaron a favor de los proyectos, fortaleciendo el bloque opositor. El gesto se inscribe en el enfrentamiento creciente con el presidente Milei, sobre todo tras la decisión del gobernador Martín Llaryora de sumarse al espacio “Provincias Unidas”, crítico del gobierno nacional.

Por parte de la Unión Cívica Radical, si bien el bloque había acordado participar de la sesión, solo seis de sus 14 integrantes bajaron al recinto. El sector de Mendoza, recientemente aliado con La Libertad Avanza a nivel provincial, no dio quórum ni participó de la votación. En tanto, Rodrigo de Loredo, uno de los referentes radicales, ingresó al recinto recién luego de que se alcanzara el quórum, evitando así quedar como impulsor directo del debate.

Desde La Libertad Avanza, el jefe de la bancada, Gabriel Bornoroni, argumentó su rechazo en nombre del equilibrio fiscal: “Todos los que apoyan esto quieren romper el equilibrio fiscal del presidente Milei. La Argentina del kirchnerismo y el populismo se acabó y los que van a votar con ellos son lo mismo”.

Sus palabras generaron gritos y fuertes reacciones desde las bancas de izquierda y de Unión por la Patria. Miguel Ángel Pichetto, de Encuentro Federal, respondió con dureza: “Definan las prioridades, no hagan tanto esfuerzo. No veo a la gente predicando sobre el orden fiscal”.

En la misma línea, Cristian Castillo del FIT cuestionó: “El argumento del oficialismo, el de que no hay plata, es cada vez más difícil de sostener. Al capital agrario le dan 1600 millones de dólares de ganancias extraordinarias”.

En diálogo con ANCCOM, Estrada sumó: “Milei es un insensible, forma parte de un gobierno que solo gobierna para los más ricos, no está de acuerdo con aumentar jubilaciones, prestaciones por discapacidad, con financiar las universidades, tampoco está de acuerdo con financiar el Hospital Garrahan. No le importa su gente”.

Por su parte, Yasky señaló: “Hay que convocar a la comisión para que se trate el tema de combustible y el tema de coparticipación de los ATN para conformar una mayoría sólida, así lograr reunir los dos tercios para que esas leyes que fueron vetas por el presidente, puedan volver a ser aprobadas por este congreso”.

La sesión dejó al descubierto la fragilidad parlamentaria que está atravesando el oficialismo y mostró que, con unidad coyuntural, en un escenario marcado por el cierre de listas y la reconfiguración de alianzas provinciales y nacionales, este gesto legislativo adquiere un valor doble: no solo frena leyes clave del Ejecutivo, sino que también marca el rumbo de las estrategias que algunos espacios políticos comienzan a trazar de cara a las próximas elecciones.

El Senado tendrá ahora la palabra.

«Sobreviví, pero siempre queda algo»

«Sobreviví, pero siempre queda algo»

Sara Laura Abadi tenía 23 años y estudiaba Medicina cuando fue secuestrada y torturada en noviembre de 1977, durante la última dictadura cívico-militar. Este martes, con 71 años, esta pediatra declaró en la megacausa Mansión Seré IV y RIBA II sobre las torturas y abusos que padeció. También testimonió la hija del exconcejal radical Enrique Merino que estuvo secuestrado en la comisaría de Moreno.

“Diariamente yo sufrí torturas en todo el cuerpo y cuando no, escuchaba los gritos del resto. En ese lugar se sentía la angustia de las personas diseminadas en varias salas”, relató como parte del duro testimonio la sobreviviente Sara Laura Abadi. En una nueva audiencia  por la megacausa que investiga los crímenes de lesa humanidad ejecutados en la Mansión Seré IV y el circuito represivo RIBA solo expusieron una sobreviviente y una testigo. Por estar abocado el tribunal también a la causa Campo de Mayo, la vigésimo sexta audiencia fue corta y concisa en comparación con otras previas de varias horas de duración y con al menos cuatro declaraciones.

“Yo fui víctima de la última dictadura militar, estuve en cautiverio en Mansión Seré”, fue lo que respondió Abadi a Manuel Castro, defensor de los represores acusados, exintegrantes de la Fuerza Aérea, José Juan Zyska y Ernesto Rafael Lynch. El doloroso testimonio de la sobreviviente estuvo signado por la narración de las torturas y violaciones físicas y psicológicas contra su persona, y por las secuelas posteriores que ella y su familia debieron afrontar. “Yo sobreviví. Pero siempre queda algo, nunca se olvida. La terapia ayuda, pero se mantiene el sufrimiento, y también el vivir sin poder decir muchas cosas. Aunque tuve una vida bastante íntegra y cumplí parte de mis objetivos de juventud, mi vida quedó atravesada”, relató Abadi, que actualmente tiene 71 años y es pediatra. Al momento del secuestro estudiaba Medicina, y declaró que los hechos vividos le hacen atravesar muchas prácticas de la profesión con dificultad y dolor, como la denuncia de abusos a las infancias.

“Nunca asumí que finalmente me habían dejado libre, en los días posteriores a la liberación solo pensaba en que me iban a recapturar. Era muy difícil vivir en Buenos Aires con ese miedo”, relató la testigo y ahondó en las dificultades del exilio de un año que se vio obligada a transitar en Brasil. “En la familia, mi secuestro impactó muchísimo. Mi padre, Jacobo Abadi, nunca lo pudo superar y hasta el día de su muerte estuvo pendiente del teléfono y los llamados. Con mi madre, Marta de Abadi, pudimos ir conversando los sucesos, al igual que con mi hijo, que cuando fue más grande logré abrirme y contarle algunos temas, para que sepa sobre la vida de su madre”, detalló.

En la madrugada del 23 de noviembre de 1977, en la casa que vivía con sus padres en Capital Federal, “golpearon a la puerta, se escucharon gritos y golpes, y en el domicilio entraron varias personas de civil con armas importantes. Yo dormía con mi hermana en una habitación, a la que entraron con mucha violencia. Me dijeron que me tenían que llevar, que me vistiera. Me sacaron de la casa con una venda y esposas. Luego me enteré que mis dos hermanos, Samuel Eduardo y Maria Victoria, y mis padres fueron encerrados en el baño. Nosotros somos judíos y en la casa había algunos elementos relacionados a la religión que destrozaron. A mí me tiraron en la parte de atrás de un auto y me aplastaron. Comenzó una recorrida en la que evidentemente iban buscando a más personas, siempre con mucha agresividad y gritos, cuando no encontraban a alguien se volvían locos”, relató Abadi.

“Llegamos a un último lugar que fue donde permanecí durante mi cautiverio. Bajamos del auto, era un lugar silencioso y tranquilo, parecía muy lejano a la ciudad. Subimos escaleras, atravesamos pasillos y en una sala me hicieron un interrogatorio inicial diciendo que tenía que colaborar con ellos. Luego, me piden que me desnude y me pasaron a otra habitación, en la que volvieron a interrogarme y maltratar. Me pusieron en una situación de indefensión, hay en ese momento una situación de abuso con lo que yo creo fue un objeto o cachiporra mientras me interrogaban. Hacían siempre alusión a mi condición de judía”, relató Abadi y la fiscalía en representación de Félix Crous, junto a la jueza Claudia Morgese Martín, ofrecieron a la sobreviviente iniciar una investigación respecto al hecho.

“Luego de la primera sesión de tortura y en un lugar donde había más personas cautivas, apareció un cura que, haciendo alusiones a Dios, nos dijo que debíamos colaborar y ayudar, que básicamente era decirles todo lo que supiéramos, que no tomáramos agua (para sobrevivir a la electricidad de la picana)”, relató la sobreviviente. “En los dias subsiguientes sufrí nuevamente tortura con picana eléctrica, maltrato y golpes –continuó–. Todo era con violencia y a los gritos, pidiendo información, amenazando. Hubo simulacros de muerte con pistolas en la sien diciéndonos ‘o declarás o morís’. Hasta que en la última semana disminuyó la tortura y hacia mitad de diciembre me liberaron. También a una chica más joven con la que había compartido la sala de cautiverio en planta baja”, recordó con angustia la sobreviviente.

Con el tiempo pudo conocer el motivo de su secuestro. “Figuraba mi nombre en la libreta de un muchacho que vivía en Liniers, Jorge “El Tano” Infantino, a quien habían secuestrado antes. A Jorge lo vi en la mansión, incluso en algún momento sirvió la comida que se repartía en ollas grandes”. Allí también reconoció a Gustavo Mensi, a quien conocía de su militancia secundaria, la cual ya no mantenía al momento del golpe de Estado: “No tenía conexión política ni contactos, aunque ellos me pedían nombres”.

La otra declaración de esta audiencia, fue la de Miriam Beatriz Merino, citada como testigo del secuestro en 1977 de su padre Enrique Merino. “Hace mucho tiempo de estos hechos y siempre he tratado de olvidar, ahora tampoco quiero recordar. A su vez, poco nos contaban en esa época y a mí no me interesaba demasiado”, se excusó la testigo en reiteradas oportunidades por no poder precisar preguntas del fiscal general de la causa, Crous.

Luego de un mes de secuestro Merino fue liberado. “Él estaba asustado pero mi mamá estaba contenta de que hubiera vuelto y de que no estuviera lastimado –prosiguió la testigo–. Durante su desaparición mi mamá se había enterado que estaba detenido en la comisaría de Moreno y le llevaba comida, pero no la dejaron verlo. Cuando regresó, nos contó que le habían dado las comidas. Nos relató, además, que eran varios los presos políticos aunque él había estado solo, en un cuartito oscuro y sucio con olor a orín, y luego junto a otras personas”. Su padre era radical, dijo, “y había sido concejal porque le gustaba la política y el debate”.

Sobre el momento del secuestro relató que se dio durante el almuerzo y que a la casa “entraron militares armados que esposaron a mi padre y se lo llevaron luego de revolver la vivienda. Recuerdo muchos gritos, un show de militares que rodeaban la casa y estaban por todas partes”, explicó la testigo, que tenía entre 19 y 20 años en aquella época.

Con estas dos declaraciones finalizó una nueva audiencia de este juicio inciado el 27 de agosto de 2024. Próximo a cumplirse un año de desarrollo, aún continúa en etapa testimonial, dando lugar a declaraciones nunca antes escuchadas y otras que vuelven a ser requeridas por los procesos judiciales. La próxima audiencia de este juicio será el 5 de agosto a las 9 de la mañana.