Estuve ahí

Estuve ahí

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia. Todos los lunes, una nueva entrevista será subida al canal de youtube y al portal web de ANCCOM. La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Pasen y miren.

El orgullo como respuesta política

El orgullo como respuesta política

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Por: Florencia Slucki

Fotografías: Andrea Bravo y Guido Ieraci

Todos los años desde hace tres décadas la Plaza de Mayo se llena de los colores del arco iris. La Marcha del Orgullo se vive como una celebración y, a la vez, un reclamo del colectivo de la amplia diversidad sexual que lucha por la igualdad de derechos. “Es una fecha más para potenciar un trabajo y un activismo, algo que vive todo el año en nosotras, nosotros y nosotres. Y también tiene que ver con mostrarle a toda una sociedad dónde estamos, cómo estamos. Existimos, exigimos, vivimos”, explica Lucas “Fauno” Gutiérrez, periodista, escritor y activista que se define en redes como “VIH+ y puto”.

En una jornada de clima primaveral cientos de miles de personas y organizaciones se encontraron en el centro porteño. Desde el mediodía se montó la feria de emprendedores, la cual ofreció desde alimentos hasta ropa y accesorios. Mientras, se armaron las carrozas, es decir los camiones de distintas organizaciones decorados con guirnaldas y carteles que desde las 16 se movilizaron hacia el Congreso con música y baile. Desde el escenario principal se leyó el documento de este año y no faltaron los shows de artistas en vivo.

La consigna principal de este año fue “Ley Integral Trans ya”. El proyecto presentado en el Congreso tiene el objetivo de asegurar el ejercicio pleno de los derechos y libertades en condiciones de igualdad a las personas transgénero, travestis y transexuales. Es decir, se busca la integración social de dicho colectivo no sólo en el aspecto laboral sino también en las dimensiones habitacional, sanitaria, educativa y cultural, así como la promoción de la visibilidad del colectivo en estadísticas oficiales.

 

Un grito con historia

En 1992 se realizó la primera movilización. En ese momento se llamaba “Marcha del Orgullo Gay-Lésbico” y buscaba la visibilización de dicho colectivo contra la discriminación. El uso de máscaras para que los manifestantes pudieran ocultar sus rostros es parte de una historia que cambió esos primeros reclamos por un clima festivo y a cara descubierta. Por entonces los y las disidentes corrían el riesgo de ser echados de sus trabajos o expulsados de sus familias si eran reconocidos. 

Aquel primer año asistieron trescientas personas, y para 1995 llegaron a aproximadamente dos mil. Los archivos periodísticos de la cuarta marcha son reveladores. Carlos Jáuregui, fundador de la Comunidad Homosexual Argentina y Gays por los Derechos Civiles e impulsor de la primera manifestación (hoy homenajeado en la Línea H del subte porteño con una estación que lleva su nombre ), decía desde el escenario: “Gays, lesbianas, travestis, transexuales, todos juntos. La convocatoria crece, hay conciencia, hay orgullo y hay dignidad”.

A nivel internacional, el Día del Orgullo es el 28 de junio, en conmemoración a la Revuelta de Stonewall, cuando un grupo de travestis, gays y lesbianas se resistieron a ser detenidas por la policía en un bar neoyorquino en 1969. Sin embargo, en Buenos Aires desde fines de los noventa se realiza la marcha un sábado de noviembre para escapar del frío, que podía hacerle mal a las personas que vivían con VIH. La fecha elegida toma como referencia al aniversario del grupo Nuestro Mundo, considerada la primera asociación para la liberación gay en Latinoamérica, creada en 1967.

Hoy la marcha agrupa a un conjunto heterogéneo de organizaciones con diferencias políticas e ideológicas. Por eso existen distintas convocatorias, como la de la Comisión Organizadora, que llamó a concentrar en Plaza de Mayo, mientras que el frente de Orgullo y Lucha puso como punto de encuentro Diagonal Norte y Florida, a doscientos metros de allí. Por sobre las diferencias, la totalidad de los organismos y personas independientes se movilizaron hacia el Congreso en pos de la igualdad de derechos. 

Los carteles con el interrogante “¿Dónde está Tehuel?” se replicaron a lo largo y a lo ancho de la concentración.

La marcha de Buenos Aires no es la única del país. Con el correr de los años, distintos territorios fueron sumando sus propias manifestaciones. Por ejemplo, Rosario realizó la 15º movilización el pasado sábado 30 de octubre, al igual que el partido de Quilmes. El Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31) marchó el viernes 29. Por su parte, la provincia de Chubut este año convoca a la tercera concentración, mientras que Mendoza lleva once años de resistencia. En este sentido, Lucas Fauno marca la necesidad de multiplicar los espacios de activismo en cada lugar. “Imaginate lo importante que es una marcha en una ciudad pequeña, ver que existís, ver que hay gente como vos”, y propone que las distintas instancias tienen que estar “tejiendo redes entre todes”.

Una Ley Integral Trans

El 28 de septiembre se reglamentó la Ley de Cupo Laboral Travesti-Rrans, la cual establece que todas las entidades del sector público nacional deben reservar un mínimo de 1% de sus cargos para personas travestis, transexuales y transgénero. A su vez, esto puede funcionar como un incentivo para que el sector privado también destine un mínimo de vacantes para dicho colectivo. El cupo, junto con la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), son derechos conquistados por la sociedad en el último año y se suman a normativas como la Ley de Matrimonio Igualitario y la de Identidad de Género.

Marcela Romero, fundadora de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y coordinadora de la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans (RedLacTrans), explica las diferencias entre la ley aprobada y el proyecto que constituye el lema de este año: “El cupo laboral dejó afuera a más de un 70% de personas trans que quedaron fuera de la inclusión laboral”, y añade: “Se debatió primero el cupo laboral y no la ley integral, que es más abarcativa”.

Según señala  la web de ATTTA: “La Ley tiene como principios generales el respeto de la dignidad inherente y la autonomía personal, incluida la libertad de decidir sobre el propio cuerpo y el propio proyecto de vida, y el principio de igualdad ante la ley y de no discriminación, buscando en particular la igualdad de oportunidades”. Por eso, Romero explica que “Nuestra ley no deja a nadie afuera. Las mujeres trans mayores de 45 años que vivieron la dictadura militar entran a una reparación histórica como la que se hizo en la provincia de Santa Fe porque fueron torturadas, perseguidas, sometidas”.

La consigna de la marcha funciona como un llamado de atención. Según Romero, “Es el lema principal, eso lo va a ver todo el país. Es decirles a los Diputados que estamos listas para dar el debate, que aprueben la Ley Integral Trans. Que puedan entender que es una ley de urgencia y que va a reparar la exclusión social en la cual vive la población trans desde la niñez, adolescencia y las adultas mayores”. Por último, aclara que “estos son logros de la sociedad civil. No es que se levantó el Estado y dijo ‘hoy voy a dar una ley’. Hay una población, hay activistas empoderadas, informadas, capacitadas, deconstruidas. Tenemos una mirada transfeminista”.

 

Celebrar es exigir

Este sábado, en cada rincón, se veían escenas de reencuentro, besos entre parejas, también familias con chicos y chicas. “Estoy emocionada, no tengo palabras para lo que se siente”, dice Lucía, de 26 años, y afirma que “es algo que se lleva con orgullo”. La joven vino en grupo y cuenta que asiste siempre “por la igualdad de todos los derechos”. En cambio, José, de 40 años, explicó que ésta fue su primera movilización porque lo invitaron sus compañeros del club de básquet inclusivo donde juega. “Vine para acompañar. La marcha es una forma de manifestarse y expresar lo que uno siente, que es la libertad de todo el colectivo”. 

Por su parte, Valentina, ingeniera civil trans de 56 años, sostenía un cartel en reclamo por la Ley Integral Trans y dijo que “gracias a la visibilidad muchas chicas de mi colectivo tienen trabajo y también tenemos la Ley de Identidad de Género que es algo increíble, impensado”. Al anochecer se iluminó el Congreso multicolor, las carrozas se detuvieron y el baile siguió.

A pesar de la ampliación de derechos que los colectivos supieron conseguir, la lucha por la visibilidad e igualdad continúa. “En general, las leyes dialogan con necesidades que teníamos hace cientos de años”. Entonces cada ley sancionada marca el nuevo inicio de una etapa. No el fin ni el saldo”, dice Lucas Fauno. “Es una nueva herramienta para seguir activando”. Algunas de las subconsignas de este año son “Nueva Ley Antidiscriminatoria” y “Ley de Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, ITS y Tuberculosis”. Las leyes nacionales vigentes datan de 1988 y 1990, respectivamente. 

La movilización, entonces, es un hito fundamental para visibilizar la presencia de las disidencias y seguir reclamando la igualdad en las condiciones de vida. Romero reflexiona: “En Argentina las marchas son muy políticas, es muy diferente a otros lugares. Hay organizaciones como la nuestra, que tiene 28 años de lucha y resistencia, en donde reafirmamos nuestro lema, reclamamos, exigimos, en donde todavía falta, en donde nadie puede quedar atrás, donde es necesario que se voten leyes de máximas y no de mínimas”.

Sin ir más lejos, los carteles con el interrogante “¿Dónde está Tehuel?” se replicaron a lo largo y a lo ancho de la concentración, en referencia a la desaparición de Tehuel de la Torre, varón trans de 22 años que fue visto por última vez el 11 de marzo en San Vicente cuando salió a buscar trabajo y no regresó a su casa. Los hombres detenidos por la causa, Alberto Ramos y Oscar Alfredo Montes, se niegan a declarar. La esperanza de vida de las personas trans es de un promedio de 35 a 40 años. 

Para Lucas Fauno, “la celebración no es algo banal. Si sonreímos, si marchamos y si estamos es porque no nos han matado. Ni fisiológica ni identitariamente. Que nos maten identitariamente significa que yo puedo estar ‘vivo’; respirando, cumpliendo todas mis funciones, pero imaginate si yo no soy quien soy. Si yo no puedo contar lo puto que soy, lo bichoso que soy, entonces, ¿cómo existo?”

Como dice la famosa frase de Carlos Jáuregui, “en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”. Su legado no pierde vigencia: una vez al año, la Avenida de Mayo se ofrece para que toda una comunidad que se haga presente y se sienta cómoda entre plumas, brillos y arneses. La marcha implica la posibilidad de poder ser libre, que es, en definitiva, la posibilidad de ser.

Reconocieron a los sobrevivientes de la ESMA

Reconocieron a los sobrevivientes de la ESMA

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Por Naiara Mancini y Joaquín Bousoño

Fotografías: Gentileza Espacio Memoria ESMA

En conmemoración del décimo aniversario de la primera condena a miembros del grupo de tareas por los delitos de lesa humanidad cometidos en la Escuela Mecánica de la Armada, el Directorio del Espacio Memoria y Derechos Humanos entregó el sábado 30 de octubre el reconocimiento «Hacedores de la Memoria 2021» a las y los sobrevivientes de aquel centro clandestino de detención, tortura y exterminio. El reconocimiento es otorgado por el Espacio Memoria a distintas personalidades en retribución a los proyectos que contribuyeron en la construcción de la memoria colectiva. En las anteriores ediciones, fueron premiados la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Rosa Schonfeld de Bru y los artistas León Gieco, Kevin Johansen, Liliana Herrero, Cristina Banegas, Liliana Felipe, Marcelo Carpita y Andy Riva.

En este emotivo evento, realizado en el marco de la Noche de los Museos, se homenajeó a más de 200 sobrevivientes, entre las 5000 personas que se encontraron detenidas desaparecidas en el mayor centro clandestino de tortura que funcionó durante la dictadura en la Ciudad de Buenos Aires. Durante la jornada, se inauguró una placa honorífica en la antigua Plaza de Armas y también se renombró la calle Thorne como “19 de marzo de 2004”, en referencia a la primera vez que un grupo de sobrevivientes volvió al lugar. Por otra parte, se recordó a todas aquellas personas sobrevivientes fallecidas durante el período de pandemia. Especialmente a Víctor Basterra, una pieza fundamental para la reconstrucción, a través de sus denuncias, de lo ocurrido allí dentro durante la última dictadura, y quien fuera declarado personalidad destacada de la Ciudad de Buenos Aires el 5 de marzo del 2020. 

De acuerdo con la placa descubierta, las y los sobrevivientes son reconocidos “por su incansable labor en la construcción de una memoria sobre el terrorismo de Estado entramado con verdad y justicia”, dado que, con sus testimonios permitieron reconstruir lo que sucedió en ese centro clandestino de detención, tortura y exterminio. Asimismo, se reconoció el compromiso de las personas sobrevivientes en la recuperación de la Escuela de Mecánica de la Armada como espacio de memoria. “Necesitábamos este reconocimiento porque por años supimos que éramos testigos ineludibles en este lugar, donde arañamos las paredes y pudimos recuperar mucho de la memoria que después nos sirvió en los juicios para condenar a tantos genocidas”, destacó Ana “Rosita” Soffiantini, sobreviviente del centro clandestino. 

El homenaje, que contó con la presencia de personalidades como Lita Boitano y Eduardo Jozami, significó el reencuentro de los sobrevivientes y sus familias luego de mucho tiempo, y tuvo el agregado de ser uno de los primeros actos realizados de manera presencial en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, luego de casi dos años de verse obligados a mantener los eventos de forma virtual a partir de la coyuntura pandémica. “Yo vine de México para esto, porque quería encontrarme con quienes compartimos esta situación, y quería poder abrazarnos. Mi objetivo era abrazarme con los compañeros con los que estuvimos compartiendo esto. Así que agradezco ambas cosas, el abrazo hacia nosotros y la posibilidad de abrazarnos entre nosotros”, indicó Pilar Calveiro, sobreviviente de la ExEsma.

 

Acerca de la figura del sobreviviente, Soffiantini declaró: “Este reconocimiento nos reivindica después de muchas cosas que pasaron, porque en un momento fuimos testigos sospechados”. A ella la sucedió la palabra de Nilda Noemí «Munú» Actis Goretta, otra sobreviviente de la ESMA, quien recordó: “Un poco se desconfiaba de nosotros porque estábamos vivos. Y los demás compañeros no”. Continuando con esta línea, Lila Pastoriza, periodista que se encontró detenida en la ESMA entre 1977 y 1978, reivindicó el accionar de las y los sobrevivientes para la reconstrucción de los acontecimientos en su tarea de “cumplir con lo que pensábamos cuando estábamos secuestrados, cuando decíamos: uno que salga y que hable. Y ese uno que salga y que hable, ocurrió”. En este sentido, Pastoriza reflexiona acerca del rol de las personas sobrevivientes en la actualidad: “No estamos solo para dar información, estamos para construir memoria, y para saber cómo construirla, porque no es una cosa de repetir lo que ya se sabe, es la búsqueda de la memoria hacia el pasado a partir de los peligros del presente”.

Hacia el final del acto homenaje, la ex calle Thorne del predio de la ex ESMA pasó a denominarse “19 de marzo de 2004”, acontecimiento realizado en el marco del renombramiento de muchas calles del predio que aún mantienen los nombres designados por los militares. El 19 de marzo del 2004 un grupo de sobrevivientes retornó por primera vez desde su secuestro a la Escuela Mecánica de la Armada, en compañía del ex presidente Néstor Kirchner, funcionarios de su gabinete y la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Antes del 19 de marzo estaba medio perdido, después de salir de la ESMA, estaba en una situación de olvido”, recordó el sobreviviente Alfredo “Mantecol” Ayala, mientras se proyectaban imágenes de aquella recorrida. “Mantecol” relató que Néstor Kirchner le pidió perdón, en nombre del Estado, por los crímenes cometidos durante la última dictadura cívico-militar: “Ese perdón fue el que me cambió la vida”. En ese sentido, Ana “Rosita” Soffiantini expresó, con respecto a los sobrevivientes, que “una vez entramos como desaparecidos, y gracias a Néstor entramos como sobrevivientes”.

Y florecerán mil nietos y nietas

Y florecerán mil nietos y nietas

En el marco del Día Nacional del Derecho a la Identidad, Abuelas de Plaza de Mayo celebra un nuevo aniversario. Se cumplen 44 años de lucha y de la fundación del organismo, que invita a participar de la campaña “Florece Identidad”. Con el objetivo de visibilizar, una vez más, la búsqueda de los nietos y nietas que todavía no conocen su verdadera identidad.

“Al principio los buscábamos con entusiasmo y con alegría, por ahí con algunas lagrimitas. Pero nos dimos cuenta de que nos iba a costar mucho. Entonces decidimos dejar las lágrimas en la casa y salir a buscarlos con todas las fuerzas de nuestro corazón. Y logramos lo que nos habíamos propuesto, dijimos que hasta que el último nieto no recobre su identidad no nos íbamos a separar. Así lo hemos hecho y todavía seguimos buscando. Yo hace 47 años que busco a mi nieto. Pero todavía guardo la convicción de que no me voy a ir a vivir a las estrellas hasta que no lo encuentre, para poder contarle lo que fue la familia, lo que fueron sus padres y los proyectos tenían para él”, reflexiona Sonia Torres la máxima referente de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba.

En 1977, el organismo de derechos humanos referente en Argentina y el mundo nació organizado por madres en busca de sus hijos e hijas secuestrados por la última dictadura cívico militar. El terrorismo de Estado desapareció 30.000 personas y unos 500 bebés que fueron secuestrados con sus padres o nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas. Desde ese entonces, Abuelas de Plaza de Mayo sigue buscando a esos nietos y nietas que ven violada su identidad. Durante ese camino han desarrollado numerosas entidades y herramientas para garantizar este derecho, y ya restituyeron la identidad a 130 nietos que hoy conocen su historia. Por ello el 22 de octubre, el día que estiman ya estaban conformando este colectivo con las 12 primeras Abuelas, fue instituido a partir de 2004 como el Día Nacional por el Derecho a la Identidad, en homenaje a las Abuelas.

Sonia, a sus 92 años, sigue buscando a su nieto, nacido durante el secuestro de su hija Silvina Parodi y su marido Daniel Orozco, dos días después del inicio del golpe de Estado de 1976. “Yo digo que soy Abuela hace 47 años porque a la media hora que me avisaron que la habían secuestrado ya estaba en el cabildo preguntando por mi hija. Y como estaba embarazada de seis meses y medio, a medida que transcurrían los días buscaba también a mi nieto. Yo tuve una suerte que no tuvieron todas las abuelas, seguí paso a paso lo que fue la desaparición, la tortura y la muerte de Silvina. Y aunque te parezca doloroso, es mucho mejor conocer que estar en permanente agonía sin saber a dónde está”, agrega.

La incertidumbre es el factor común que recorre todos los relatos de las Abuelas. Pero también lo es para la numerosa cantidad de personas que cuestionan su identidad, así lo afirma Laura Rodríguez, miembro del equipo de Presentación Espontánea de Abuelas. En lo que va del año tuvieron 2.756 consultas a través de mails. Pero, de esa cantidad, solo 388 en CABA y GBA completaron el trámite para comenzar la búsqueda de información y ser analizados. Es decir, que de la cifra original solo 1.922 nacieron entre 1975 y 1983, y todo el resto se arrepiente o abandona el proceso.

Explica Rodríguez: “Esa gran cantidad de consultas es mucho más grande que la totalidad de nietos buscados. Abuelas, con respecto al derecho a la identidad, abrió una pregunta importantísima, instaló un problema. Que, si bien como práctica existe en todo el mundo, como pregunta solo existe en Argentina. Cualquier persona que empiece a plantear alguna duda sobre su origen se va a encontrar con una relación que le va a decir que llame, pregunte o consulte, sobre todo las generaciones más jóvenes. Lo que grafican los números es todo lo que Abuelas pudo iluminar. La posibilidad de buscar, de preguntar, de conocer esos mecanismos de búsqueda y de sintetizar todas las escuchas”.

Luego de una campaña de difusión, generalmente se recibe una gran cantidad de consultas y aquellos con la edad correspondiente son invitados a realizar una entrevista, que ahora también puede ser virtual. Cada proceso es particular para cada persona y dar el paso de plantear su duda puede ser un proceso muy demandante. “Imaginate que de repente te enteres que no sos hijo de quien te crió o de quienes se hacen llamar mamá y papá. Y empezar a pensar que hay una familia que te puede estar buscando, o tener la duda y que nadie te la quiera aclarar. Entonces necesitan contención y nosotros lo que proponemos es justamente atender esa demanda y tratar de dar la mejor respuesta. Los casos son personas que vienen con una necesidad de poder ser ayudados en ese camino, que a veces les tomó muchos años llevar a delante”, comparte Manuel Gonçalves Granada, nieto restituido en 1997 y el primero en integrar la Comisión Directiva de la organización.

Por otro lado, Rodríguez remarca lo esencial de la entrevista con Abuelas. “Cuesta un montón llegar, pero no hay personas que no se sientan mejor después de haber tenido la entrevista. Es hora de poder ponerle palabras a eso que no te animabas a decir. Sobre todo, para ordenar, porque son 40 años de hipótesis y sensaciones; en la charla se trata dónde buscar una respuesta. A mí, particularmente, me parece muy importante poner en historia, esto de que todas nuestras historias están ancladas en un contexto y nos sitúan”.

Luego de este paso se completa un formulario y la organización se pone en contacto con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), quien verificará que los datos que figuran en el acta de nacimiento coincidan con el libro de partos que debería estar en el lugar de nacimiento. En los casos en que la persona que figura como madre no se encuentre en dicho registro se realiza un análisis de ADN, para comparar con el de los grupos familiares de personas desaparecidas.

La búsqueda es permanente, porque a pesar de los logros de los encuentros concretos y el derecho construido, aún existen alrededor de 300 familias que continúan buscando. Es por eso que la convocatoria a la sociedad para acompañar este reclamo, no para. Este 22 de octubre, la campaña “Florece Identidad” propone a la sociedad, instituciones, organizaciones de la sociedad civil y la comunidad educativa a crear pétalos de diferentes tamaños, formas y colores para “construir colectivamente flores que nos inviten a pensar quiénes somos, de dónde venimos, qué hacemos y hacia dónde vamos”. A la vez, intenta reflexionar sobre la identidad en general, dando cuenta de la riqueza de nuestra sociedad diversa y como metáfora de la esperanza sembrada hace 44 años para ver florecer las identidades que todavía falta.

Para participar se puede descargar la flor de la campaña en la página web de Abuelas de Plaza de Mayo (www.abuelas.org.ar) o, con toda libertad creativa, armar un esténcil, hacer collage, dibujar, pintar, copiar y/o intervenir la imagen con la frase #FloreceIdentidad, para pegarla en algún lugar visible. Además de registrar la acción con fotos o videos en redes sociales este viernes, junto con las etiquetas de la campaña: #Abuelas44Años, #FloreceIdentidad y etiquetar a @abuelasdifusion.

“Sólo con el ejercicio colectivo de la memoria florecerá la identidad de quienes aún viven sin conocer la verdad sobre su origen”, afirman desde Abuelas en su comunicado. Si dudas de tu identidad comunícate, enviando un mail a dudas@abuelas.org.ar o completando este formulario. Si tenés información sobre un posible nieto/a comunícate a denuncias@abuelas.org.ar. También es posible acercarse o llamar a algunas de las filiales de Abuelas distribuidas por el país.

La Fuerza de las Mujeres no se rinde

La Fuerza de las Mujeres no se rinde

-Yo no hablaba, todavía me cuesta. Todo lo que digo me sale del alma y de la bronca, del dolor- dice con énfasis Alicia, una de las integrantes de Fuerza de Mujeres.

Para muchas es la primera vez que están en una toma de tierras, que reclaman, que hablan con medios de comunicación o que cortan una calle. Desde el 30 de septiembre, cuando el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desalojó a más de cien familias que conformaban el asentamiento Fuerza de Mujeres, una toma en el barrio Carlos Mugica, de Retiro, casi todos los días participan en movilizaciones en el Obelisco, en el Ministerio de Desarrollo Social y en el Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad. Este último domingo, festejaron el Día de la Madre en el predio del que fueron expulsadas con violencia ejercida por el Estado. 

Al principio estaban desorganizadas, no sabían cómo reclamar, pero con la ayuda de distintas agrupaciones se fueron organizando, teniendo siempre en claro que son ellas las que deciden.  

Miércoles 13, en el Obelisco: llegaron algunas con sus bebés en brazos, tiraron cartones en el piso, escribieron carteles, y llevaron sus remeras blancas con frases en las que se podía leer: Basta de desalojos. ¡Vivienda digna Ya!” Después cortaron la calle, parándose una al lado de la otra, usando también los cochecitos de los bebés y haciendo ruido con maracas hechas de botellas con piedritas adentro. 

“Vinieron a las siete de la mañana, que los chicos todavía dormían, ni siquiera se habían levantado para ir a la escuela. No esperaron ni siquiera a las nueve para que no estén ellos, lo hicieron con mis hijas ahí —dice Andrea casi sin respirar—. Es más cuando leyeron el papel, nosotras escuchábamos y en eso gritaron, ‘avancen chicos’ y empezaron las topadoras, no dieron tiempo de nada, pegaban patadas y quemaban todo. No dieron un minuto para nada, ni siquiera para despertar a los niños y explicarles lo que estaba pasando.  Andrea, todavía se desespera cuando cuenta lo que sucedió con ella y con tantas otras que ese día vieron aplastada la posibilidad de un futuro mejor para sus hijos y ellas. 

– ¡Mi bebe, la bebe! 

El 30 de septiembre, el grito de Andrea logró clavar la topadora que ya había tirado la carpa y estaba a centímetros de las maderas que formaban la habitación de la casita.  El policía descreído entró a retirar solo una de las cuatro camas que había adentro y ahí estaba, la más chiquita de tres hermanitas, durmiendo sin saber que alrededor todo estaba prendiéndose fuego.

-Podrían haber matado chicos o prendido fuego y nunca estuvo la Tutelar del menor -recuerda ahora Andrea, refiriéndose a las autoridades estatales de resguardar los derechos de la niñez y adolescencia

Las mujeres del barrio aseguran que era una orden de allanamiento y no de desalojo, y que las autoridades tutelares solo llegaron cuando ya estaba todo hecho cenizas. Todas coinciden con mucha rabia en lo mismo: 

-Ojalá, fuera así con los narcotraficantes, estaría bueno así cuando la policía se va los dejan sin nada.

«Nosotras ya sufrimos violencia de género, venimos de ahí. Que un hombre te hable fuerte otra vez te da pánico. Me dieron ganas de salir corriendo, no sabía qué hacer, no sabía a dónde ir, salía y entraba», recuerda Andrea, que, a pesar de parecer mucho mayor por su actitud y su forma de hablar, en su voz y en su rostro jovial se denotan sus tan solo 27 años. Ese día, la amenazaron con sacarle a sus hijas por no querer ir al paradero y agrega indignada: «Me dio mucha bronca, porque mis hijas están sanas y bien cuidadas ¿porque me las van a sacar habiendo tanto chico solo en la calle sin su mama? ¿Por qué no van a recoger esos chicos?»

La policía hizo una muralla para que no pudieran pasar, ni siquiera para sacar sus cosas. «Mis hijos estaban felices, iban a tener una casita, una pieza aparte, los ponía contentos saber qué iba a ser de nosotros», relata Lucy, otra integrante de Fuerza de Mujeres, que contagia con su energía a las demás por su fuerte carácter. Otra de las mamás cuenta que el día del desalojo sus hijos se sintieron muy mal, la más grande fue la que más lo sufrió. Cuando fueron al otro día del desalojo a hacer una conferencia de prensa y ella vio su almohada, quiso rescatarla. Una vecina le pidió a un policía que le dejara pasar, ella entró y la trajo junto con una pantufla que encontró de su hermanita.

Desde ese día, el nene más chiquito de Alicia les tiene bronca a todos los policías en la calle y les pregunta cada vez que los ve:

– ¿Por qué hiciste ese desastre? ¿Por qué tiraste mi casita? 

Su mamá, una mujer fuerte y joven, luchó hasta el mes de enero con un marido violento a quien no le alcanzó con meterse con ella, sino que también marcó a su hijo. Esa violencia fue el límite. Juntó fuerza para abandonar su hogar con sus mellizos de 5 años y un bebé y fue al medio de un basural con ratas, cucarachas y escombros. Fue una de las primeras en llegar la noche de la toma junto con otras cuatro mujeres y sus hijos. Se enteraron de que había una familia que estaba viviendo ahí, hacía más de un año y medio, en un contenedor en el predio y no los habían echado.

La primera noche fueron 50 mujeres con sus familias, los días siguientes se sumaron las demás. «Los primeros meses dejé de trabajar para estar ahí. El último mes tuve que volver al trabajo porque no aguantaba más. Armamos las carpas de nylon primero. Después íbamos en grupos de cinco mamás a buscar chapas y maderas usadas, porque no podíamos comprar algo nuevo, tratábamos de que todas llegaran a tener algo sobre la cabeza, pero a lo último ya estaba más habitable. Tuvimos mucha fuerza para estar ahí, había viento, frío, llovía y estábamos mojadas, los chicos se enfermaban, pasamos hambre”, cuenta Alicia. 

Otras mamás recuerdan que cuando recién llegaron había otras familias que tenían fuego prendido. Ellas pudieron traer frazadas para sus hijos, y les prestaron carbón para prender una fogata. Hubo familias que recién la tercera noche pudieron poner paraguas. Cuentan que limpiaron el basural, pidieron prestadas bolsas a organizaciones, para no tener que quemar y generar humo del pastizal. Había una parte, incluso, que el Gobierno tiraba escombros y los sacamos con la pala, porque no tenemos máquina, fue todo de a poco”, recuerdan orgullosas por todo lo que habían conseguido y tristes por todo lo que perdieron. 

Fuerza de Mujeres surgió a partir de la toma, más allá de que algunas tenían pareja, eran las menos. Estar acompañada de otras mamás fue lo que les dio fuerzas, se entendieron y sabían qué era lo que le estaba pasando a la otra, porque todas habían estado en la toma. 

«Fuimos de a poco entrando. Yo entré porque me avisaron, estaba una de mis conocidas que está en mí misma situación, sufriendo violencia de género. La mayoría le estábamos poniendo el pecho”, cuenta Lucy mientras se sube en el colectivo que la lleva a la marcha que se hace frente al Ministerio de Desarrollo Social para pedir una solución y sigue contando apurada por llegar: 

-Pedimos mesa de diálogo durante los tres meses que estuvimos y nunca nos dieron nada.

 

Varias mamás tienen subsidio habitacional, pero nadie quiere alquilarles porque los “dueños” no aceptan chicos. «Nosotras dijimos desde el primer momento, no es que necesitamos plata, si todas somos trabajadoras. Yo trabajaba de vendedora ambulante, otras vendían comida, café, o salían a juntar cartón. Eso era un basural que estaba ahí, hace seis años.  Nosotras limpiamos y ahora que nos desalojaron a todas quedó de vuelta un basural», cuenta Alicia. En las marchas se la puede reconocer fácilmente por su sonrisa al hablar con sus compañeras y llamarlas al grito de ¡asamblea, asamblea!” para consultar con sus compañeras como continuar y añade: 

-No me sirve la plata sino me quieren alquilar con chicos. 

Lucy, en la marcha del Obelisco, estaba pegadita a Alicia, atrás de la bandera. 

Siempre le dan prioridad a la gente que tiene plata y a los que no tenemos pareciera que somos invisibles a la hora de recibir créditos o planes para obtener una casa -dice Lucy-. Es como que no existimos, no contamos. Es verdad, no podemos alquilar en el barrio, menos en un hotel familiar o afuera un departamento, porque te piden un montón de requisitos hasta te preguntan de qué color es el pelo del perro y alquilar una pieza es imposible porque nos piden que dejemos tirados a nuestros hijos en la calle». 

Recibir un subsidio habitacional no les resuelve el conflicto, aunque de las ochenta familias, el Estado solo les entregó un cheque de emergencia a diez. Las familias evitan a toda costa ir a un parador por lo poco habitables que son. El día del desalojo, cuando les ofrecieron esa “solución” contestaron que no, que iban a ver de conseguir alojamiento en la casa de alguna amiga o pariente por esa noche. Entonces, la trabajadora social anotó en el informe que tenían donde vivir y no necesitaban el subsidio habitacional, porque tenían un alojamiento propio” y cuando volvieron a pedir ayuda del Estado se las negaron. 

En el barrio tuvimos un montón de apoyo. El Gobierno nacional, solamente fue a poner en alta a las que sufren violencia de género con el plan Acompañar. Nos dieron alguna mercadería, dijeron que nos iban a dar un bono, pero todavía nada. Desde el Gobierno de la Ciudad el viernes fuimos a hacer un corte enfrente al Ministerio de Desarrollo y tuvimos una reunión con el encargado, para ver si, aunque sea, nos habilitaban el habitacional, pero ni siquiera eso”, dice Andrea, quien trata de estar bien informada. Todavía está esperando una respuesta del Estado para resolver el conflicto habitacional y se pregunta: 

– ¿De qué sirve una escuela en el barrio si mis hijas no tienen donde vivir? 

En el predio actualmente hay un cartel que dice que se va a construir una escuela próximamente. Se planea trasladar la Escuela N*11 ubicada en una de las zonas más cotizadas de la Ciudad de Buenos Aires dejando a 175 alumnos sin vacante cerca de su casa. «Ni siquiera son capaces de hacer una escuela nueva. Acá en el barrio hay escuelas, también jardines. Lo que necesitamos es una casa. Es importante que los chicos tengan educación, pero para eso, primero necesitan tener un lugar donde vivir», dice una mamá y otra agrega: Larreta estuvo haciendo campaña en el Barrio, pero nunca habló con nosotras si para él somos invisibles, no le importamos”. 

Lo sucedido pone otra vez de manifiesto el problema habitacional que sufre la Ciudad de Buenos Aires. La imposibilidad de acceder a un alquiler o una vivienda propia y cómo esto se agrava cuando los inquilinos tienen menores recursos y aún más cuando son mujeres con niños. El Estado afirma que uno de los sectores más golpeados por la pandemia y la crisis económica son los jóvenes. Se refleja en la toma: la mayoría son mujeres que no superan los 30 años y sus hijos no pasan los 10.

¿Cambia, todo cambia?

¿Cambia, todo cambia?

El juicio oral a los ocho rugbiers del club Náutico Arsenal Zárate que asesinaron a Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche en la ciudad bonaerense de Villa Gesell, el 18 de enero de 2020, ya tiene fecha: está previsto para el 2 de enero de 2023. Cerca de cumplirse dos años del violento episodio, ¿qué cambió en el rugby para erradicar la violencia machista que cobija? 

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8 de diciembre de 2020. Dos jugadores del Tala Rugby Club de 17 y 18 años agredieron a un joven de la misma edad en una casa de un barrio privado en Córdoba, después de una discusión, porque buscaban ingresar a una fiesta sin haber sido invitados.

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Después del asesinato de Fernando Báez Sosa, la Unión Argentina de Rugby (UAR) y la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) —que nuclea a a 91 clubes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el AMBA— tuvieron que replantearse los modos de ser del rugby y las prácticas y escenarios violentos que permanecían invisibilizados dentro y fuera del deporte. 

Para Marcos Julianes, presidente y fundador del club Virreyes, el asesinato de Fernando Báez Sosa es un antes y un después en la historia del rugby. El ex jugador reconoce que en ese momento los dirigentes no estuvieron a la altura de la situación: “Se disparó algo que fuimos procesando con el tiempo, que es que estas cosas podrían haber pasado antes, y nadie puede decir que no sabía que estas cosas podrían llegar a pasar”, dice. “Nuestra primera reflexión fue que el rugby o el deporte con todos sus valores había perdido el eje, en el sentido de que no había sabido adaptar sus enseñanzas, sus metodologías y su educación a la realidad de una sociedad muy violenta”, agrega Julianes.

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27 de diciembre de 2020. Dos rugbiers de 31 años que juegan en la Intermedia B de La Plata Rugby Club intimidaron, insultaron y golpearon a un joven de 21 años en un balneario de Claromecó, en el partido de Tres Arroyos.

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En febrero de 2020, la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) presentó el “Proyecto de Red FIMCO (Formación Integral de Mejora del Comportamiento)”, creado y dirigido por Miguel García Lombardi, psicólogo social y especialista en deporte de alto rendimiento. El programa, dirigido a jugadores, entrenadores y dirigentes, consistía en una serie de encuentros, charlas y capacitaciones para la prevención y gestión de la violencia. 

“Nuestro objetivo era generar un referente por cada club que haya sido un expresidente o un coordinador general de rugby para armar una red, empezar un trabajo de deconstrucción y poner el tema de la violencia por parte de los jugadores, sobre todo fuera del ámbito del rugby, arriba de la agenda”, explica el psicólogo social. “Este tema estaba siempre debajo de la agenda, porque se ocultaba o silenciaba”, reconoce. 

Desde entonces, se realizaron 100 talleres, de los que participaron en promedio 80 personas y 400 jugadores, entrenadores y dirigentes, según explica el director del proyecto. 

Los 91 presidentes de los clubes nucleados en URBA dispusieron cinco acuerdos o ejes a trabajar en el primer semestre de 2020 de implementación del proyecto. El primero giró en torno a la violencia ligada al juego: “el actor en patota”, el “efecto manada”, “el acostumbramiento del golpe”. Es decir, el no registro de la vulnerabilidad del otro ni de la propia, y las violencias simbólicas que tienen que ver con el trato entre jugadores, y jugadores y entrenadores. Para García Lomabrdi es en estos aspectos donde se pretendió trabajar con el concepto de masculinidad hegemónica, para gestionar y entender la violencia desde su génesis.

El segundo eje puso el foco en la discriminación, la violencia de género y rituales iniciatorios conocidos como “bautismos”: La cuestión de los bautismos fue lo primero que logramos cambiar. No hay más bautismos denigrantes, no hubo cuando volvió el rugby hace dos meses. No hubo más bautismos denigrantes. Quedan algunas prácticas como rapar a los chicos que debutan, pero es una rapada voluntaria”, explica el presidente de la Comisión FIMCO. 

Al respecto, Xoana Sosa, jugadora del Club SITAS, reconoce que hay clubes que modificaron los “bautismos”. “Quizás hay buenas intenciones de modificarlos, pero de ahí a que esa intención se concrete es más complejo”, dice Sosa, que pone el foco en la masculinidad hegemónica: “Hay algo de la matriz cultural machista que hace que los varones tengan esa mirada violenta, homofóbica, misógina, que tiene que ver con una cultura de la muerte. Nosotras tejemos redes entre nosotras, tenemos una cultura de cuidado, no se nos ocurre ir a pegarle a otra piba o a otra jugadora porque le tenemos bronca”, reflexiona. “Ese es uno de los ejes que debatimos en los encuentros. Nosotras celebramos que venga una chica nueva, no se nos ocurre cortarle el pelo o hacerle algo para que se vaya llorando, concluye sobre las prácticas de los “bautismos”.

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3 de octubre de 2021. Un grupo de siete rugbiers entre 21 y 25 años del Club Albatros de la ciudad de City Bell, partido de La Plata, golpeó a un joven de 21 hasta dejarlo inconsciente en la puerta de una casa donde se realizaba una fiesta.

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Sin embargo, la jugadora del SITAS ve con buenos ojos la iniciativa de la URBA en un deporte conservador como el rugby: “En las charlas debatimos sobre distintos ejes, como los bautismos, la violencia de género y los casos y denuncias de abuso”, dice la rugbier. “Se trabaja con todos los clubes en estas charlas de información, y nos hacen participar mucho a nosotras. Si bien hay resistencias, los avances se ven a medida que se dan los debates”, plantea. 

La cuestión de la inclusión de las mujeres en el rugby es otro de los ejes que se tiene que trabajar en el Programa FIMCO, plantea Sosa. “Deberían escucharnos más a nosotras porque todavía en los clubes estamos muy invisibilizadas. Somos muy poquitas las mujeres que jugamos en el rugby, 24 clubes a comparación de los clubes de jugadores masculinos. Es importante que tengamos espacios para hablar”, dice. “Siempre digo que hay mucho por aprender, porque las mujeres, y sobre todo las que jugamos al rugby, proponemos un paradigma totalmente diferente. Somos muy respetuosas, nunca nos manejamos con violencia”, concluye la militante feminista. 

Sobre el tercero, cuarto y quinto ejes se trabajó la violencia en los terceros tiempos, la prevención de las adicciones y la violencia institucional. Sobre la pedagogía de los entrenadores, García Lombardi explica que fue necesario implementar clases dedicadas a la formación de los entrenadores: “Mucho de los problemas era la formación de los entrenadores porque tenés entrenadores que eran muy buenos jugadores de rugby pero con un modelo de liderazgo y con paradigmas de la década del ‘70, ‘80 y ‘90. Hoy necesitamos otra educación, otra formación. Y ellos no tenían tanta formación pedagógica.” 

Sobre este punto, Xoana Sosa mantiene una postura crítica: “Muchas veces en la categoría de juveniles ponen entrenadores profundamente machistas o conservadores.  Y te dicen: ‘Es un histórico dirigiendo juveniles, cómo lo voy a sacar’. Esa persona no puede formar jugadores de 15 años. Esto claramente va en contra de lo que estamos haciendo”, dice Sosa. “El tema es cómo desarmar esas estructuras institucionales. Hay mucho por trabajar, y se está trabajando de a poco”, concluye. 

Para Miguel García Lombardi, la clave del cambio está en trabajar en el “efecto manada”. “El efecto manada en el rugby tiene que ver con que los chicos aprenden desde muy chiquitos que somos una sola cosa, que somos un equipo. Entonces, la consigna es: tocan a uno, tocan a todos. Esto es lo que buscamos desarticular”, explica. Y reconoce que aún no se logró todavía: “Estamos recién empezando porque es un trabajo de años, hay un trabajo de deconstrucción muy fuerte”, dice el psicólogo. 

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16 de octubre de 2021. Un grupo de rugbiers entre 19 y 20 años agredió a un chico de 16  que había salido en defensa de su amigo, al que este grupo intimidaba en la puerta de un cumpleaños de 15 en la ciudad mendocina de Luján de Cuyo. 

Mismo día y mismo episodio en una fiesta en la localidad de Campo Quijano, en Salta: un grupo de jugadores del Jockey Club de Salta golpeó a un menor de 17 años hasta dejarlo inconsciente.  

No parecen casos aislados.