Marcha por la reparación histórica a la comunidad trans

Marcha por la reparación histórica a la comunidad trans

En un contexto de desmantelamiento de organismos y despidos de miles de trabajadores, se realizó el noveno reclamo de Reparación Histórica por parte de la comunidad trans.

Pochoclo y maíz pisingallo sobre las baldosas. Alrededor, velas; veinticuatro velas encendidas a pesar de que el viento frío de junio tendía a apagarlas; son velas del color de la bandera trans, celeste y rosa.  Flores margaritas y flores con algunos pétalos violetas formaban un semicírculo. Cuencos sahumadores, sahumerios y hojas de laurel, el humo que completaba la escena. Sobre la reja que bordea la escultura de chapa que recuerda la Carpa Blanca, había más velas, también encendidas. Un cartón y una frase entremedio de los barrotes: “Las travas ya no tenemos miedo”.  Al unísono, se escuchaba el recitado de dos mujeres desde el camión-escenario montado enfrente del Congreso Nacional:

 

“Ofrendas, sabores y abrazos. Ritual insurrecto que crece desde abajo. Sabemos que la muerte es mentira y que el olvido no tiene lugar. Vinimos a invocar a nuestros compañeres que ya no están. Invocamos su fuego, su fuerza, su coraje. Invocamos su valentía y su voluntad de soñar y construir. Invocamos por siempre este orgullo desviado de ser mariposas en un sistema gobernado por gusanos. Ritual insurrecto de sangre efervescente, de mirada rebelde y furia en alto”.

 

En la base de eso que estaba siendo un altar, un collage que de a poco iban componiendo el resto de las integrantes de la Asamblea Desviada del Conurbano Sur. Con las manos enchastradas de cola vinílica, pegaban fotografías de mujeres históricas, desde Maria Elena Walsh y Lohana Berkins, hasta mujeres víctimas de travesticidios. Lineas anchas de color rojo las unían. Previamente, habían quemado con un encendedor los bordes de las imágenes. 

La convocatoría a la Novena Marcha Plurinacional Basta de Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios era a las cuatro de la tarde. A las tres y media ya había movimiento. A cada acto de colgar una bandera en las rejas de Plaza Congreso le seguían abrazos y aplausos. Para las cinco los barrotes ya casi ni se veían.  Mabel, la hermana de Sofía Fernández, estuvo presente y llevaba un cartel: “Walter,  te equivocaste. Yo quería vivir y ellos me arrebataron mi vida y mis sueños”.

 

La autopsia reveló que Sofía, una mujer trans de 39 años que quería ser enfermera, fue torturada, violada, sujetada por más de tres personas y asesinada por asfixia, pero para el Juez Walter Saetton nada tienen que ver los policías bonaerenses que estaban en la comisaría ese 8 de abril de 2023 cuando fue detenida -detención que los agentes no supieron, o no pudieron, o no quisieron, o la Provincia no quiso, explicar. Pero el cuerpo de Sofía habló. “¿Dejaron su cuerpo tirado por más de 24hs y nadie se dio cuenta del estado en que se encontraba?”, rezaba la pancarta que cargaba Marta Campos, militante trava, quien se encontraba al lado de Mabel.

Arriba del camión-escenario Mabel tomó el micrófono. Con largas pausas entre palabra y palabra, a ritmo delicado, pidió justicia por su hermana y la renuncia de Saetton. Su rostro, sin gesto alguno más que los movimientos que se producen al hablar. Su voz, fría y tensa en medio del silencio que se instalaba. Todos la miraban, desconcertados, incómodos, llorosos, esperando que su discurso siguiera avanzando. “¡Fuerza compañera! No estás sola”,  gritó alguien. Aplausos sonaron. Mabel esperó. Suspiró. Y siguió. 

 

– ¡Sofía Fernández! -exclamó una de las compañeras.  

– ¡Presente! -respondió la multitud-, ¡Justicia!-  se la escuchó gritar a Mabel. 

 

Más tarde, Alma Fernández, oriunda de Tucumán, autora e impulsora del Cupo Laboral Travesti Trans y primera empleada trans del Senado de Buenos Aires, desde el escenario vociferaba algunos nombres. El rugido de  “¡Presente!” como separador entre cada historia de vida:  “Zoe García. Sofia Fernández. Tehuel de la Torre. Nadia Echazú. Evelyn Rojas. Melody Barrera”. Solo algunos, porque tan solo en 2023 hubo 133 crímenes de odio por ser trans, travesti, gay y lesbiana, según un informe gestionado por la Defensoría del Pueblo. En 2022 habían sido 129, y en 2021, 120. 

 

Inmediatamente, Alma levantó en el aire la consigna principal de la convocatoria: “Nueve años gritando  basta de travesticidios, transfemicidios y transhomicidios, aprendiendo de que si nos abrazamos el frío no entra. Más de cien personas que entraron por el Cupo fueron despedidas: vamos por cada uno de esos puestos que son realidades que estaban empezando a construir un proyecto de vida”. Y finalizó con la arenga “¡Milei no es Mi Ley! ¡Furia travesti!”. 

 

“Señor, señora / no sea indiferente / se mata a las travestis en la cara de la gente” como uno de los cánticos que continuaron a la intervención de Fernández.

 

La primera Miss Trans argentina, Mónica León, agitaba la bandera del orgullo. En el 2004 fue víctima de trata, secuestrada en México y trasladada a  Europa. No contó cómo escapó, pero sí que entre el 2010 y  2016 hizo tres viajes de incógnito para preservar su vida: “Somos comercializadas como pedazos de carne cruda. Yo denuncio a las mafias sudamericanas trans. Las víctimas llegan a París y se desplazan por toda la comunidad europea”. Monica  habla y sus ojos se le ponen vidriosos, se le anuda la garganta,aguarda, toma fuerza y sigue:”Es una organización criminal muy estructurada que aporta mucho dinero. Mi lucha es contra ese sistema explotador”

Doce horas antes, en la Cámara de Diputados se había aprobado la Ley Base que achica y vacía el Estado. Una nueva ola de despidos en la Secretaría de Derechos Humanos y en el Archivo Nacional de la Memoria. La Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género no quedó exenta: 80% de les trabajadores despedides. Es la destrucción de programas como la Línea 144, Ley Micaela, Asistencia Integral en Femicidios y Travesticidios, entre otros. Una de las despedidas es una compañera trava, sí, en el Día Internacional del Orgullo LGBTQ+  que se celebra cada 28 de junio en conmemoración de las revueltas del bar de Stonewall, Nueva York, ocurridas en 1969 tras una redada policial.

 

Manu Mireles, cofundadora de la Mocha Celis, explicó el significado del orgullo: “Yo creo que el orgullo es la posibilidad que tenemos las disidencias sexuales de decir ‘acá estamos, acá existimos’. Es, como decía Carlos Jáuregui, una respuesta a una sociedad que nos educa para sentir vergüenza. El orgullo es poder reivindicar el amor, la familia y la ternura en el espacio público”. A su vez, reivindicó el valor gregario: “En este contexto de desmantelamiento de las políticas públicas del Estado Nacional necesitamos más que nunca tener la fuerza de lo comunitario y repensar los espacios políticos desde un espacio de abrazo y contención”. 

 

Las Históricas Argentinas, asociación civil que reúne trans y travestis “viejas”, participaron de la convocatoria. “No podemos marchar por la calle por el protocolo antipiquete de Bullrich. Lo vamos a hacer alrededor de la Plaza.Ya el 24 de mayo con la segunda marcha plurinacional de la Reparación Histórica nos reprimieron”, comentó Azul Hidalgo, una de sus referentes. 

 

A las seis comenzó la ronda de las travas: “Como nos enseñaron y legaron madres y abuelas de Plaza de Mayo. Hoy reivindicamos su lucha y su ronda en este contexto de persecución política y crueldad. No abandonamos nuestros reclamos y seguiremos gritando ¡Justicia!” se leyó en un documento final. 

 

“Quiero pedir por las compañeras muertas de los 80’ y los 90’. Yo soy una de las sobrevivientes. Las viejas todavía estamos y sabemos hablar” -dijo, a la vez que  frenó por un momento el avance de la ronda, Patricia Paladino,  también de Las Históricas, quien se había ubicado adelante de la bandera de arrastre. Alma Fernández le pidió que dijera los nombres de las que ya no están, y así fue: 

 

– ¡Mónica Rámos! – replicó Paladino

– ¡Presente! – contestó la multitud

– ¡“La Bubú”!- continuó Paladino

– ¡Presente!

– ¡Marcela Ibañez!  

– ¡Presente!

– ¡Diana Magalí Muñiz!

– ¡Presente!

– ¡”Vivián”!

– ¡Presente!

 

La ronda avanzó al canto de “Olé, olé / olé, olá / para las travas / reparación / es una deuda que nos debe la nación / olé olé / olé, olá “

 

“A mi me cuesta mucho venir, para mi es un día triste. No sé por qué nosotres no logramos tenerlo como un dia no laborable. La verdad que quiero estar en mi casa y llorar a mis muertas en paz, tranquila. Pero después vengo y veo toda esta juventud movilizada y acompañando, y eso reconforta mucho el alma, te hace ver a la distancia que nada de lo hecho ha sido en vano”, arrojó la histórica Marlen Wayar quien instantes atrás le había devuelto la sonrisa a una nena que estaba usando la bandera trans como capa. Acto seguido, Wayar la invitó a sostener junto a ella el cartel “Vivas nos queremos. Reparación histórica ¡Ya!” 

La batucada de Talleres Batuka había comenzado a sonar cuando la ronda de más de 2000 personas terminaba. La lectura del documento final se acercaba. Más de 30 tambores estaban siendo repiqueteados por una mayoría de mujeres que como podían, en tanto el instrumento limita el movimiento, bailaban al ritmo de sus propios repiques. 

 

“Ante los aberrantes discursos de odio y violencia que no cesan, exigimos justicia por cada una de las personas que ya no están, víctimas de la violencia extrema de la sociedad que hoy son fomentadas desde los voceros públicos del Gobierno Nacional, periodistas y referentes políticos y sociales con discursos de odio, desinformación, descalificación, estigmatización, patologización y adoctrinamiento cis-heteronormativo”, se leyó en el documento realizado conjuntamente por diversas organizaciones. 

 

“Estamos aquí para reivindicar nuestra visibilidad en la sociedad, el derecho a la vida. A la equidad, a la salud, la educación, la vivienda, el ocio, sí, el ocio también, el placer, el amor, el trabajo digno, el respeto por los derechos humanos cada año nos convoca un grito político y federal, ¡basta de matarnos! ¡Basta de matarnos!“, decía también el documento. 

 

«Cuando se siembra odio se cosecha muerte»

«Cuando se siembra odio se cosecha muerte»

A un mes del triple lesbicidio de Barracas, organizaciones LGTB y vecinos marcharon para exigir justicia. Los manifestantes reclamaron que se califique al delito con el agravante de crimen de odio y pidieron una indemnización para la única sobreviviente.

Mientras los niños juegan alegres en los columpios y se tiran del tobogán, en las escalinatas del Monumento al Izamiento de la Bandera de la Plaza Colombia, en el barrio porteño de Barracas yacen carteles pegados que dicen: “Es lesbicidio, el Estado es responsable”, “Justicia por Pamela, Roxana y Andrea” y “Justicia y cuidados para Sofía”. La asamblea de vecinos de Barracas, junto con Lesbianes Autoconvocades, realizaron una manifestación para reclamar justicia a un mes del triple lesbicidio.

El 5 de mayo, en un hotel alojamiento de Barracas, Justo Fernando Barrientos arrojó cuatro bombas molotov a Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa, Sofía Castro Riglos y a Andrea Amarente mientras dormían. Ellas conformaban dos parejas de lesbianas y vivían en la pobreza. Tres de ellas, Pamela, Roxana y Andrea fallecieron como consecuencia de las quemaduras. Mientras que Sofía resultó ser la única sobreviviente.

Los primeros grupos de mujeres se acercaron a la plaza cerca de las 17. Muchas traían sus carteles hechos a mano con consignas como “Basta de crímenes de odio, viva las lesbianas” y “Cuando se siembra odio, se cosecha muerte”. En el centro del parque, mientras sonaba en los parlantes los versos de una canción de Rebeca Lane, Quien dijo que era fácil ser mujer/ Desde pequeñita me hicieron creer/ Que era bonita y si no lo era/ Entonces ya nadie me iba a querer, un grupo de mujeres de descendencia mapuche y quechua realizaron un ritual en honor a la Pachamama y por la memoria de las mujeres fallecidas. Al interior de un círculo hecho con ramas de laurel, iban colocando velas y prendiendo fuego hojas al interior de tazas. “Se trata de la conexión -dijo una de las mujeres mapuche- que viene de lo que es la memoria, la existencia y el período de justicia. Siempre está presente lo terrenal con la Pachamama, cuando partís de tu cuerpo también. La espiritualidad de Pamela, Roxana y Andrea está presente acá, y nos lo van a hacer saber a través de señales, como sueños o por medio de los animalitos que se acercan”.

Alrededor del ritual, se fueron sumando más carteles de las recién llegadas, como uno con la foto de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo fallecida una semana atrás, con la frase “Madre de todas las luchas” y uno que decía “Juez Rabbione, fue lesbicidio”.

El juzgado Criminal y Correccional Nº 14, a cargo del juez Edmundo Rabionne, procesó a Barrientos por homicidio doblemente agravado, pero no incluyó al crimen como un agravante por odio. En cambio, los que se aplicaron fueron por alevosía y peligro común. Así, se dejó de lado lo expresado en el Inciso 4 del Artículo 80 del Código Penal, que señala el delito específico de crimen de odio para tutelar a grupos especialmente victimizados por su identidad de género y orientación sexual, como el caso de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, transgéneros, e intersexuales (LGBTI). De este modo, quedó invisibilizado el odio hacia las lesbianas. “Una vez más, el Poder Judicial lleva adelante y representa la voz del patriarcado y de los gobernantes de turno. Esta comunidad viene siendo atacada, golpeada, perseguida y hostigada sobre todo en el gobierno fascista de Javier Milei donde las diversidades hemos sido defenestradas por el nefasto sistema capitalista”, dijo Natalia, una de las mujeres autoconvocadas.

Cerca de las 18 se realizó una acción solidaria, llamada “El Colchonazo”. Cuatro mujeres se acostaron en el piso y se taparon de frazadas. Una de ellas, con un megáfono, gritó: “Que dormir no sea un privilegio heterosexual”. Y el resto allí presente se sumó a repetir la frase. Luego de unos minutos, al finalizar, las mujeres se levantaron y se abrazaron entre ellas con los aplausos de fondo de todas las personas que acudieron.

Luego, mujeres de Lesbianes Autoconvocades, hicieron lectura de un documento sobre lo sucedido. “Mataron a tres lesbianas con dos bombas molotov. Que se enteren todos. Se metieron en nuestra cama para matarnos por lesbianas, sí por lesbianas”, dijo Yesi. Otra de ellas agregó: “Sofía fue la única sobreviviente, para la cual exigimos una vida digna. A ellas las atacaron por ser lesbianas pobres en condiciones precarias creando comunidad entre ellas. Decimos fuerte: el Estado es responsable de los discursos de odio que nos matan”.

Sofía fue dada de alta hace una semana. Actualmente vive en un departamento alquilado gracias a la red solidaria que se tejió desde los movimientos feministas y organizaciones para recibir donaciones, como la Defensoría LGBT y organizaciones como Yo No Fui, No Tan Distintes, y algunas personas de la Asamblea de Barracas. Ella estaba en situación de emergencia habitacional y perdió todas sus posesiones y a la única familia que tenía en el incendio. Con lo recaudado se compraron alimentos, elementos de higiene y limpieza, y ropa, entre otras cosas.

Entre la muchedumbre presente en Plaza Colombia, se asomó Norma, una mujer de 82 años que junto con su pareja fueron las primeras mujeres en casarse. “Yo me quedé sola -dijo- y me cuesta enormemente despertarme y no verla, pero tengo la suerte de que hoy me acompaña su recuerdo”. Norma fue la última oradora que se acercó al micrófono. “La alegría que me da verlos en esta pelea y es que están defendiendo lo más hermoso que tiene el ser humano que es el amor y no el odio y el desprecio que nos tocó vivir a nosotros durante muchos años. Pero que jamás nos rendimos, así que ustedes van a hacer lo mismo, no rendirse nunca”, señaló. Luego, mujeres mapuches brindaron cantos ancestrales y otras hicieron lecturas de poemas.

La concentración en Plaza Colombia cerró con la presencia de Talleres Batuka, que brindó un pequeño show de repercusión bajo el lema “Queremos defender nuestra alegría”, y abrió el paso a todas personas para salir por Montes de Oca y marchar hacia el hotel donde ocurrió el lesbicidio. Bajo el cántico “Fue lesbicidio/ el Estado es responsable” y con los gritos “Pamela, Roxana y Andrea presentes”, las personas se manifestaron por las veredas hasta llegar a la calle Olavarría, donde se encontraba el hotel. “Señor, señora/ no sea indiferente/ se mata a las lesbianas/ en la cara de la gente”, cantaban todas.

Al llegar, muchas mujeres lloraban y se abrazaban entre ellas. Otras continuaban con los cánticos y alzaban bien en alto los carteles que traían. En el primer piso del hotel, salió un hombre a la terraza que gritaba: “Loco, paren. El tipo está preso. Nosotros no tenemos nada que ver”. Y agregó: “Ya pasó”, con un tono de sentencia.

Mientras, desde la calle, los insultos eran múltiples. “A nadie le interesa su opinión. Señor, cállese”, gritaba una chica con megáfono. “Que hijo de puta”, dijo una de las chicas allí presente. “Totalmente”, agregaron varias. Y el vecino, resignado, volvió a entrar a la habitación. En la calle siguieron reclamando justicia.

“Vamos a seguir en las calles, en las plazas y en los tribunales los días de aniversario y los que no, los Días del Orgullo y los días que no. Seguiremos luchando hasta que todas las lesbianas, bisexuales, pansexuales, gays, intersex y la comunidad entera tengamos un lugar donde vivir, un trabajo estable que nos permita vivir dignamente, que todos podamos ser libres y sin miedo”, dijo Clara en diálogo con ANCCOM mientras desconcentraban. “No nos vamos a detener hasta lograrlo. Si tocan a uno respondemos todos. No pasarán Reparación y cuidado para Sofía. Pamela, presente. Roxana, presente. Andrea, presente”, concluyó.

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

Contra el hambre y la violencia de género, contra la Ley de Base y los lesbicidios, contra las políticas de Javier Milei, pero también por un sentido homenaje a Nora Cortiña, una multitud de feministas coronó la concentración frente al Congreso, en el primer Ni Una Menos durante un gobierno libertario.

Un grupo de mujeres ahuyentaba el frío con el golpe de sus tambores. Vestidas con camperas violetas, verdes y negras, contagiaban una vibración energizante. Desde la multitud se hizo paso un hombre que caminaba con un ritmo distinto. De su cuello colgaba una foto con el rostro de una joven, como las que bailaban, Iluminada por el sol y rodeada por flores. Más tarde le contará a una de ellas que es el papá de Natalia Melmann, asesinada en 2001, a sus 14 años, por policías de Miramar. A sus espaldas, se desplegaba la bandera con la exigencia que hace 9 años se transformó en movimiento: “Ni Una Menos”.

Aunque la convocatoria era a las 16:30, ya desde las 15 algunos grupos se instalaron en la Plaza del Congreso. Sobre las rejas y colgados de los gazebos podían leerse los nombres de las víctimas de femicidios que en menos de una década ya superan los 2.500. El registro oficial sólo existe desde 2015, antes el Estado no se hacía responsable ni siquiera de identificar los casos. Su creación fue resultado del reclamo llevado adelante por el primer Ni Una Menos, hasta ese momento “no se hablaba de la violencia de género como algo estructural, más allá de lo privado. Con tres semanas de organización, logramos instalarlo en la opinión pública, en la calle y que el Estado lo reconozca”, recordó Soledad Vallejos, una de las organizadoras de aquel primer Ni Una Menos, consultada por ANCCOM.

Luci Cavallero es socióloga y parte de la organización del encuentro de este año. Desde temprano, caminaba la plaza hablando con los medios y compañeres, luego sería una de las encargadas de leer el documento. Sobre el contexto de la convocatoria subrayó que  “estamos en un momento de retroceso, y tenemos  núcleos de desigualdad estructural que no se han podido modificar como la brecha salarial, o la crisis habitacional que es un gran problema para las mujeres que necesitan salir de situaciones de violencia”.

tCavallero también formó parte de las asambleas previas al encuentro, sobre las que contó que “estuvieron atravesadas por el triple lesbicidio de Barracas, fueron al principio muy dolorosas. Los espacios colectivos son necesarios para contenernos, darnos fuerzas para sostener la lucha. Este Gobierno apunta también a quebrarnos emocionalmente”. 

A su alrededor, las caras de los funcionarios de Milei podían verse retratadas en las pancartas de los manifestantes. Debajo de una caricatura de la agrupación Las Rojas” se leía: “Sandra Pettovello ministra del odio y el hambre”. A ella también le dedicaban su canto las trabajadoras comunitarias de la UTEP. Agrupadas sobre la plaza, del lado de Hipólito Yirigoyen, sostenían las ollas vacías mientras gritaban “Pettovello Pettovello / no te lo decimos más / entregá los alimentos / o los vamos a buscar”. 

“Con hambre y violencia no hay Ni Una Menos” era la consigna que se leía en una bandera violeta. Para Verónica Gago, otra de las organizadoras, “asistimos a la crueldad hecha política de Estado” en relación a la “crisis económica y el corte total de políticas contra las violencias de género”. Entre ellas se encuentra la paralización del plan “Acompañar”, el único que brindaba apoyo económico a las víctimas de violencia de género. Además, otra consigna de la marcha planteó el rechazo a la Ley Bases que dejaría sin jubilación a 9 de cada 10 mujeres por la eliminación de la moratoria.

La organizaciones sociales, sindicatos docentes, estatales, de la salud, aeronáuticas,  jóvenes de colegios secundarios, grupos pequeños de mujeres independientes, grupos travesti-trans, fueron sumándose de a poco y colmando la plaza. Cada vez más personas se acercaban al escenario para esperar la lectura del documento mientras el atardecer prometía una noche helada. 

Debajo de grandes parlantes, se ubicaba firme la foto de Norita Cortiñas con su inconfundible pañuelo blanco. A su lado, resguardadas por un gazcebo, aguardaban  Nina Brugo y Nelly “Pila” Minyersky, históricas referentes que participaron en la Campaña por el Derecho al  Aborto Legal Seguro y Gratuito. Cuando le preguntaron por las razones de su asistencia Nelly dijo que “no podemos quedarnos en casa en este momento. Poder estar y decir es lo que nos ayuda a seguir viviendo. No tengo frío, me abrigan todas ustedes”.

 El silencio en el escenario se rompió con el grito desgarrador de una integrante de la Asamblea de Lesbianas Autoconvocadas: ”Las mataron con dos bombas molotov mientras dormían”. A su lado,  sus compañeras se aferraban a los carteles mientras interpelaban con su mirada a las presentes. Luego continuó: “Exigimos que no nos maten por elegir amarnos entre nosotras, este no es un caso aislado, es un hecho que ocurrió en democracia, en un año en el que el gobierno de Javier Milei  reproduce discursos de odio como plan macabro”.

Hacia el final recordó que “el jueves se cumple un mes de la masacre lesbicida, vamos a movilizar, queremos que estén ahí y nos demuestren que nos acompañan. Justicia por Pamela, Roxana, Andrea y Sofía”.

“Eso no es libertad, eso es odio” cantaba la multitud cuando subieron al escenario las organizadoras para leer el documento consensuado. Cavallero fue quien tomó la palabra primero y sintetizó las demandas: “La violencia del gobierno de Milei es social, es económica y es política,  ante eso respondemos, seguimos en las calles y movilizadas. Vivas, libres  y desendeudades nos queremos”. 

Para cerrar el acto pasó al frente Sabrina, integrante de Hijos: “Esta plaza de lucha feminista despide a Norita la madre que enfrentó a los genocidas, obrera, piquetera, madre de las grandes luchas y de las pequeñas, las que el poder oculta y las de repercusión mediática. La madre que nos enalteció con su presencia, su  palabra, su pañuelo blanco, verde y multicolor. Continuamos el reclamo por la apertura de los archivos del 74 al 83.”

Mil razones para una marcha

Mil razones para una marcha

Jubiladas, docentes, trabajadoras sexuales, cocineras de comedores populares, estudiantes, lesbianas y niñas, entre muchas otras, marcharon en la 9ª edición del Niunamenos. Acá te cuentan por qué se movilizaron.

Hoy se cumplen 9 años desde que la consigna “Ni Una Menos” se usó por primera vez como respuesta al aumento de las violencias contra las mujeres y su consecuencia más fatal: los femicidios. Este año no es la excepción. Desde el colectivo Ni Una Menos, se convocó a marchar desde las 16:30 de este lunes al Congreso. ¿Por qué marchamos esta vez?.

Ana María Tapia y Nancy Yural, de jubilados insurgentes.

“No quisiéramos ser la última generación de jubiladas. Queremos que nuestras hijas y nietas también se puedan jubilar. Esta es una ley que ataca fundamentalmente a las trabajadoras”, afirma Nancy Yural. Agrega Ana María Tapia: “Este gobierno nos quita lo esencial: la moratoria. Vamos a quedar 9 de cada 10 mujeres sin jubilarse”.

Maria La Emperatriz, trabajadora sexual.

“Estamos acá por las cosas que están pasando, están vendiendo Argentina. Además, nos están matando a todos: no alcanza para vivir ni para comer y todos los días asesinan a una chica”..

Andrea Gallo, cocinera para chicos en barrios populares e integrante de la UTEP y Barrios de Pie.

“No están entregando mercadería para los chicos que tienen hambre, vienen a buscar al merendero y no tenemos para darles. Ahora tres veces por semana se está haciendo el merendero, pero con ayuda de los vecinos y nuestra, porque sí o sí los chicos tienen que comer”. 

Jesi Hernández, integrante de la Organización de Lesbianas Autoconvocadas por la Masacre de Barracas.

“En este momento me trae esta masacre. Se me revuelve el estómago de solo pensar que nuestras vidas no valen nada. Pienso en estas cuatro compañeras que fueron prendidas fuego mientras dormían. Pienso en el privilegio de lo que es dormir, darse la mano, darse un beso por la calle. Todo eso en un contexto actual, donde tenemos un INADI desmantelado y no tenemos un Ministerio de Género y Diversidades, donde tenemos discursos de odio que no cesan. Tenemos un amigo del presidente que dice que somos insanos, que somos personas que no somos naturales. Estos discursos de odio no son gratuitos: se llevan la vida de las personas que formamos parte del colectivo LGBT y eso no puede suceder”.

Bianca Levato, 16 años, referenta del centro de estudiantes de Lenguas Vivas.

“Venimos acá con las pibas para defender nuestros derechos. Estamos todos los días en el colegio expresandonos con mucha libertad, no queríamos dejar de salir a la calle. Sabemos la importancia de lo que fue la marea verde en el 2018. Por las futuras generaciones y también por los que estuvieron antes y conquistaron lo que hoy disfrutamos nosotras”.

Virginia Silveira, cofundadora de la Asociación Civil Mocha Celis

“Nos convoca visibilizar a nuestras compañeras que fueron asesinadas. También porque los discursos de odio matan y el presidente sigue refiriéndose a nuestras identidades con discursos de odio tremendos. Nuestras compañeras la están pasando mal por esos discursos de odio. Porque no es solamente lo que el presidente dice, sino lo que la gente toma de eso para hacernos cosas en las calles”.

Jaqueline, junto a su hija Pilar de 5 años

Jacqueline se encuentra junto a su hija que dibuja en el piso, en la hoja dice “no hay que crecer con miedo” escrito con lápices de colores. Cuenta Jaqueline: “Vengo siempre. Es la tercera vez que la traigo a ella. Vengo para que crezca en un mundo y en una Argentina mejor, más libre”.

Alicia, docente jubilada, participante del grupo Bordadoras por la Memoria.

“Armamos un grupo de bordadoras por la memoria para el 24 de marzo. Se nos ocurrió bordar y expresar nuestro deseo de que la memoria siga vigente. Y a partir de ahí empezamos a bordar un proyecto diferente cada mes. Parte de lo que venimos bordando son docentes víctimas de femicidios. Bordarlas implica hacerles memoria”.

Mora de 9 años

Está en el piso pintando. Uno de los carteles dice “ni una menos”, en otro dibujó la cara de Milei lleno de moscas y lo acompaña escrito “Milei basura”. Dice: “Vine primero, porque mi mamá me quería traer, segundo para hacer justicia.”

La Campaña por el Aborto Legal volvió a la calle

La Campaña por el Aborto Legal volvió a la calle

En el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres realizó una acción en Plaza de Mayo. Sus referentes denunciaron el inclumplimiento de la Ley IVE, la falta de misoprostol y el desmantelamiento del Plan ENIA.

Este martes, en el marco del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y Disidencia Sexogenéricas, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito cumplió 19 años de activismo ininterrumpido y convocó a una movilización en Plaza de Mayo para seguir defendiendo este derecho adquirido. 

Entre un circo feminista, ferias del libro, una radio abierta y poetas, la Campaña Nacional por el Aborto Legal concentró en Plaza de Mayo en defensa de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). “Nosotras cuando logramos la ley nos planteamos el seguir en campaña, porque sabíamos que si nos había costado tanto con otros gobiernos obtener esta ley, quería decir que no es algo que este sistema o esta estructura social quiere darnos sino que se lo tuvimos que arrancar”, comunicaba la Campaña en el inicio de la jornada. “Cumplir 19 años de Campaña bajo este gobierno significa que estábamos en lo cierto, que teníamos que seguir en campaña porque la ley reconoce el derecho pero no lo garantiza. Quien tiene que garantizarlo es el Gobierno y el Estado, y para que eso suceda tenemos que seguir luchando y seguir organizando’’. 

El Gobierno de Javier Milei, desde que asumió, en cada oportunidad que tuvo le pegó al movimiento feminista, especialmente a la ley del aborto. Su dicho más reciente fue en la presentación de su libro en el Luna Park, donde se refirio a que ‘’la agenda del aborto es absolutamente asesina’’.

Desde que la Ley IVE se aprobó en diciembre del año 2020, permitió la realización de 245.015 abortos seguros y legales en instituciones públicas de salud. No obstante, también contribuyó a disminuir la tasa de mortalidad materna por abortos en un 53% entre 2020 y 2022. 

Con las políticas de desfinanciamiento, características del gobierno nacional actual, el acceso al derecho al aborto se encuentra con ciertos obstaculos para poder ser realizado  en algunas de las provincias. El Estado Nacional dejó de enviar insumos que son necesarios para poder realizar los abortos, insumos como la falta de mifepristona y misoprostol, que es la manera más segura y más eficaz según dicta la Organización Mundial de la Salud. Provincias como Jujuy, Santiago del Estero y Córdoba se encuentran hoy con falta de estos medicamentos. ‘’En algunas instancias hemos hablado con los ministerios o con las instancias gubernamentales locales pero en otros lugares no nos saben decir que va a pasar con la compra de insumos. Sabemos que hay hasta junio pero después no sabemos más, y esa incertidumbre antes no la había, tenemos que seguir organizadas para exigirlo. Es responsabilidad del Estado y del gobierno implementar esta ley. Es un delito no garantizarla’’, informó la organización.

La Campaña enfatizó que las mujeres del país no están accediendo al sistema de salud y que el acceso a los medicamentos ha bajado un 35% en los últimos seis meses. Ante esto, en la lectura de la declaración de la Campaña Nacional, se manifestaron exigiendo la compra, producción y distribución de mifepristona y misoprostol para garantizar el cumplimiento al derecho a tener un aborto legal. A la vez que denunciaban la falta de cumplimiento de la ley por parte del gobierno nacional; exigieron la restauración y ampliación del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA), que el gobierno decidió eliminar a fin del mes de marzo. Esel plan que redujo la tasa de fecundidad adolescente del 49% al 27%. Finalmente, también exigieron el cese de los discursos y los crímenes de odio, para pasar al reclamo y pedido de justicia por Pamela, Roxana y Andrea, el lesbidicidio ocurrido en Barracas hace unas semanas.

Con los famosos bombos, la movilización llegó a su fin después del pañuelazo verde para demostrar que no dan ni un paso atrás sobre los derechos conquistados. La próxima parada del movimiento feminista es el 3J, en la marcha de Ni una menos que tendrá lugar el próximo lunes.

Exigen la reparación histórica para la comunidad trans

Exigen la reparación histórica para la comunidad trans

Con una desproporcionada y amenazante cantidad de policías, se realizó la II Marcha Plurinacional para pedir por una normativa que reconozca los derechos vulnerados durante la dictadura y el principio de la democracia.

Cumbia marica, locro y baile en Plaza Congreso. La segunda marcha Plurinacional por la Ley de Reparación Histórica para Travestis y Trans fue el motivo. Cientas de personas reclamaron y celebraron al mismo tiempo. En el medio y con la aplicación del protocolo antipiquete, el intento de represión de la Policía Federal y de la Ciudad que se quedaron hasta el final de lo que fue una fiesta.

“Nos reencontramos compañeras y compañeros travestis, trans y no binaries este nuevo 24 de mayo para exigir al Estado Argentino nuestro estatus de humanidad. Estatus jurídico secuestrado por la supremacía heterosexual que concibe y vive los Derechos Humanos sólo como otro de sus privilegios. Venimos a honrar la memoria de nuestras muertas y muertos y nuestras propias vidas “, pronunció Patricia Alexandra Rivas Paladino en la lectura del documento oficial frente al Congreso. 

El clima era frío y había anochecido. “Ya la cumbia comenzó/ Hay que mover los pies/ Pero mire quien llegó/ La güera Salomé”, cantaba la Tía Marilú -reconocida artista trans- en un escenario que se ubicaba casi al borde de Avenida Entre Ríos y del lado de Avenida Rivadavia. Les convocades vocalizaban junto a Marilú, sincronizadamente. Muches bailaban. Rodeando la Plaza estaba el centenar de agentes de fuerza de seguridad que custodiaba el pavimento con el objetivo de que no se cortara el tránsito. 

De fondo, el palacio del Congreso Nacional que estaba iluminado: la silueta de la cúpula se dibujaba como consecuencia de la luz amarilla que emanaba desde el interior de las “ventanas” circulares del edificio, el mismo efecto que se produce al alumbrar la parte de adentro de un colador de pastas. 

Quien se alejaba podía ver que en realidad la verdadera multitud era la policía: “¡Un PBI por doce travas y doce tragos!”, gritó Paladino al dirigirse a los uniformados, uniformados que permanecían inmóviles con sus chalecos y cascos, pero que de vez en cuando echaban ojos curiosos a la fiesta y al reclamo. Antes, mientras marchaba por Avenida de Mayo camino al Parlamento, y el cordón policial seguía separando el asfalto de la vereda, también les echaba en cara: ”¿Por qué no dicen lo que hacían con los travas en la dictadura? Mirenme a la cara, diganme que son unos genocidas”.

Paladino tiene 58 años. Es una de las referentes de Las Históricas Argentinas, una asociación civil que reúne trans y travestis “viejas”. Vino a la marcha con tacones altos rojos, un enterito fucsia y un saco negro de peluche: “¡Vine ochentosa!”,expresó entre risas. “Pedimos por una Ley de Reparación Histórica para personas trans que somos sobrevivientes de la dictadura cívico militar y edictos policiales en democracia. Vamos a aclararlo -deslizó Paladino en diálogo con ANCCOM-, para el común de la gente la democracia empezó en el 83’, para nosotras en el 2012 con la Ley de Identidad de Género.” Rápidamente sumó “necesitamos nuestro Nunca Más”. 

El texto presentado en el 2023 titulado “Régimen Reparatorio para Víctimas de Violencia Institucional por Motivos de Identidad de Género” indica en su artículo 1º: “Establécese una pensión graciable para aquellas personas que hayan sido privadas de su libertad por causas relacionadas con su identidad de género como consecuencia del accionar de las fuerzas de seguridad federales y/o por disposición de autoridad judicial o del Ministerio Público de jurisdicción nacional o federal”. 

Las Históricas habían convocado a las 14 en Plaza de Mayo para luego ir hacia Congreso a las 17. Aunque no se conozcan entre ellas, las travas que iban llegando se saludaban igual. El escuadrón de la federal fue puntual: la multitud eran ellos, de un lado la blancura del Cabildo y enfrente el manto oscuro de los uniformados.

– El cobani dijo que van a estar para ‘acompañarnos’ cuando marchemos

–  ¿Pero vamos a poder ir por Avenida de Mayo? ¿Aunque sea por un carril?

–  Eso se va a ir viendo – respondió uno de los oficiales a cargo del operativo.

Al costado de la Pirámide de Mayo estaban reunidos jubilados y pensionados de ATE. En la superficie un punto en común entre ambos reclamos: vejez digna.

“¿Hay futbolistrans en tu barrio?”, rezaba una bandera de Futbol Militante, una organización que suma a las diversidades en el deporte y todos los martes se juntan a jugar en el Parque los Andes, en el barrio de Chacarita.  

Del lado de la Casa Rosada un nubarrón oscuro tapaba el celeste del cielo. La bandera argentina flameaba en alto. La bandera trans celeste, rosa y blanco también flameaba pero sujetada no por un mástil sino por un señor con una peluca de los mismos colores. El sol salía de a ratos a la vez que una “Loanita”, un titere con la forma de  Lohana Berkins y alas salmón, pasaba de mano en mano mientras algune se sacaba foto: “Hay otra que es gigante que la llevamos en otras movilizaciones”, aclaró la dueña. 

“Estamos acá por la indemnización sociocultural, por el sufrido intento de exterminio de nuestra comunidad. Somos las sobrevivientes que quedamos de los años ochenta y noventa’. La mayoría de las compañeras ha muerto y sigue muriendo por falta de inclusión real en la sociedad, y más hoy por hoy con un gobierno neoliberal”, pronunció Erica Noemí de Tierra del Fuego detrás de la bandera del hotel-cooperativa Gondolín de Villa Crespo que da albergue a 50 personas travesti trans (TT) hace más de 15 años. 

A falta de pinceles, el dedo índice de una chica para remarcar las letras de una pancarta: “A la patria le faltan travas”.

Alma Fernández es una mujer oriunda de Tucumán, egresada del Bachillerato Popular Mocha Celis y  primera empleada trans del Senado de la Provincia de Buenos Aires. Aunque la Policía Federal iba empujando a la gente para que marchara por la vereda de Avenida de Mayo, y el “run run” de la motorizada acechaba, Fernández no perdía el humor: “¡Rompan esta ventana!¡ Traiganme esa torta! ¡Que empiece el saqueo!”, exclamaba entre risas contagiosas. “Este se hizo viral la otra vez”, mencionó en referencia al cartel que tenía y que decía “Milei no es mi ley”. 

“¡Seguí con la moto, boludo! ¿Por qué no te  dedicas a la música en vez de estar ronroneando con la moto?“, gritó un manifestante aludiendo al acelerón de las cilindradas. “No tenemos miedo / no tenemos miedo”, repetían muches. 

“Señor, señora / no sea indiferente / se mata a las travas en la cara de la gente” entonaba la muchedumbre. De a ratos sucumbían a la provocación de los uniformados.  “Milei/ Basura/ Vos sos la dictadura”. “¡Mejor cantemos canciones de travestis!”, interrumpió Fernández y carcajadas sonaron.

Con las personas que hacían fila para tomar el colectivo, Erica iba vehemente y casi como un suplicio les advertía: “Si tu hijo o hija mañana es trans, te lo van a matar. Gente despierten, los maricas defendemos la democracia”. Algunos no respondían ni con una mueca. Otros se solidarizaban: una mujer le agarró la mano y se abrazaron. “Aquí / está / la resistencia trans/Aquí / está / la resistencia trans”, sonaba. 

La Asociación Civil Mocha Celis figuró en la escena: “Me duele mucho sentir que tenemos una democracia que está siendo lastimada, agredida por las personas que están ocupando posiciones de poder. No solo con el desmantelamiento de las organizaciones  que garantizan los derechos de la comunidad LGBTQI+ y de las mujeres y  disidencias en general, sino también con discursos de odio que generan violencia”, expresó la fundadora y secretaria académica Manu Mireles. 

Marlene Wayar, referente y pensadora historica de la comunidad, y con los golpes que recibió de la Policía Federal, estuvo presente en el acto: “Reparen el daño infligido por el estado nacional y los estados provinciales a través de sus instituciones, la agresión sistemática hacia nuestra identidad y violación a nuestros derechos humanos. ¡No nos conformamos con la limosna cis-heterosexual! ¡Los derechos travestis y trans también son derechos humanos!”.