El juicio por los crímenes en la Mansión Seré se acerca al final

El juicio por los crímenes en la Mansión Seré se acerca al final

En la audiencia de esta semana, las defensas rechazaron el pedido de la Fiscalía para que se amplíen los cargos a los imputados para que las penas contemplen los delitos sexuales y los daños ocasionados a las infancias y familiares de desaparecidos.

En la 35° jornada del juicio Mansión Seré IV y RIBA II se pronunciaron los alegatos de las defensas de los imputados en respuesta al pedido de ampliación de la acusación formalizado por el Ministerio Público Fiscal y acompañado por las querellas de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y la Asociación Civil Moreno por la Memoria. Todas habían pedido en la audiencia anterior que también se contemplen en las penas los delitos sufridos por las infancias y familiares, así como también los crímenes de índole sexual.

Sin embargo, los defensores de los imputados -Ernesto Rafael Lynch, Juan Carlos Herrera, Julio César Leston y Juan José Zyska- se opusieron con argumentos mayormente técnicos, sosteniendo que la ampliación de la acusación afectaría las garantías constitucionales de los acusados.

Inicio del debate

Fue durante la audiencia 33° cuando comenzó formalmente el debate sobre la ampliación de los cargos, a partir de la solicitud del fiscal general Félix Crous y la fiscal auxiliar Nuria Piñol. El pedido se basó en el Artículo 381 del Código Procesal Penal de la Nación, buscando garantizar un tratamiento jurídico completo del terrorismo de Estado. Argumentaron que si bien la información se había recabado a lo largo de las audiencias anteriores y los hechos no eran «estrictamente novedosos, sí lo son para el debate,» ya que no habían sido tipificados de manera autónoma en la elevación a juicio.

La Fiscalía destacó la necesidad de investigar la violencia sexual con perspectiva de género, afirmando que “los abusos sexuales en el contexto concentracionario forman parte del plan sistemático y no de conductas de arranques criminales individuales de los agresores”. El otro eje fundamental de la ampliación fue el reconocimiento de niños, niñas y familiares allegados como víctimas directas de privación ilegal de la libertad y tormentos agravados. Negarles la categoría de víctima implicaría reducirlos a la “condición jurídica de cosas”, afirmaron.

En la audiencia siguiente, las querellas adhirieron y ampliaron el pedido fiscal. La Subsecretaría propuso reconocer como víctimas a todos aquellos que “estuvieron presentes en los operativos” y recurrió a la figura de la autoría mediata para sostener la imputación de la responsabilidad. Por su parte, Moreno por la Memoria se enfocó en el caso de torturas intrauterinas a Mario Valerio Agustín Bellene.

La respuesta de las defensas

En esta última audiencia, las defensas de los acusados expusieron sus argumentos para rechazar la ampliación. El primero en tomar la palabra fue Leonardo Miño, abogado de Juan Carlos Herrera, quien tuvo un enfoque mayormente técnico al oponerse a la ampliación alegando que no se cumplen los requisitos del Artículo 381 del Código Procesal Penal. Miño sostuvo que la ampliación no procede porque “el Artículo 381 veda la posibilidad de introducir hechos que ya eran conocidos en la etapa de instrucción. Esto es por razones muy claras, que es evitar darle una segunda oportunidad a la Fiscalía y a los acusadores cuando han omitido realizarlo en las etapas procesales pertinentes”, oponiéndose a que los fiscales tengan la oportunidad de “subsanar errores cometidos” en la etapa anterior.

El abogado también se refirió a la figura de la autoría mediata. Señaló que la aplicación de esa figura requiere verificar concretamente el elemento de la fungibilidad del ejecutor y el dominio del hecho en la organización, y que no es de “aplicación automática a toda persona que intervino en algún tipo de sistema”.

A su vez, Juan Martín Barros, abogado defensor de Ernesto Rafael Lynch y Juan José Zyska, adhirió totalmente a lo dicho por Miño pero tuvo una postura más política sobre los procedimientos en los juicios de lesa humanidad. Barros sostuvo que en este tipo de procesos se observan “muchas excepciones”, las cuales, a su entender, “van en detrimento de derechos fundamentales de los imputados”, afectando tanto las garantías procesales como las constitucionales. Además, coincidió con Miño en considerar que la ampliación es una “inclusión con forceps” porque los hechos “no son novedosos” y la Fiscalía junto con las querellas ya tenían conocimiento de los mismos.

El último en hacer uso de la palabra fue Nicolás Aguilar, abogado defensor de Julio César Leston. Como punto de partida pidió disculpas “por la demora institucional del Ministerio Público” en presentar la ampliación de forma “por demás de tardía” y adhirió a los argumentos de sus colegas. Aguilar sostuvo que la ampliación es improcedente porque no se puede torcer el debido proceso y el principio de congruencia. “Si este juicio no es justo y se altera el objeto y se prescinde de la prueba, dejamos de hacer justicia y empezamos a constituir condenas políticas”, concluyó el defensor del represor.

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de San Martín N° 5 dará a conocer la resolución por la ampliación de las acusaciones el 18 de noviembre. El doctor Barros adelantó que, en esa misma fecha, sus defendidos, Lynch y Zyska, “están dispuestos a ampliar la declaración indagatoria” antes de los alegatos. Una verdadera rareza dado que los represores no suelen declarar en los juicios y resguardan a rajatablas su pacto de silencio.

La cultura popular a través del filtro de Instagram

La cultura popular a través del filtro de Instagram

«La Changuita», la obra de Alejandro Lifschitz, indaga -entre el humor y la ternura- en la crisis económica, la cultura del rebusque y la pérdida de identidad de una pareja de laburantes argentinos frente al brillo globalizado de lo “cool” y lo saludable.

Un carrito en la Costanera, una pareja de cocineros que apenas logra vender un choripán y un influencer extranjero que promete veinte mil dólares para el ganador de un concurso viral. Con esos elementos, La changuita, escrita y dirigida por Alejandro Lifschitz, arma una comedia dramática tan hilarante como punzante sobre la cultura popular en tiempos de “popuchallenges” y filtros de Instagram. La obra puede verse los viernes de noviembre a las 20.30 en Fandango Teatro (Luis Viale y Acoyte, Villa Crespo).Ambientada en un chiringuito venido a menos, la historia gira en torno a Gloria (Graciana de Lamadrid) y José (Javier Barceló), un matrimonio de laburantes que se desvive —y se pelea— por mantener su puestito de choripanes en pie. “Espantan a los clientes con el cuento de la artritis”, les reprocha Antonio (Aníbal Tamburri), el padre de Gloria, poeta maldito del oeste y alcohólico en huelga de hambre porque su familia no lo deja tomar vino. La escena, tragicómica, condensa el tono de toda la obra: humor, ternura y crítica social en dosis exactas.

El equilibrio se rompe con la llegada de Andrew (interpretado por el propio Lifschitz), un influencer yanqui que transmite en vivo “la esencia de la cultura popular argentina” para su canal y promete un premio en dólares para el puesto más auténtico. Pero detrás de su entusiasmo se esconde una mirada colonial y superficial: Andrew romantiza la pobreza y transforma el sufrimiento en estética. “Andrew es odioso a propósito”, confiesa Lifschitz en diálogo con este medio. “La obra la empecé a escribir hace cuatro años y cobró una vigencia que jamás imaginaba. Antes no había tantos influencers ni extranjeros que llegaran con su propia cultura. La changuita no busca dar respuestas, sino generar preguntas sobre el poder del dinero, la identidad y la cultura popular.”

Mientras José y Gloria discuten entre el orgullo de “defender la cultura popular” y la tentación de reconvertirse en un puesto de sushi o comida tailandesa, Antonio emerge como la voz lúcida del despojo. Sus poemas, llenos de lunfardo y belleza dolorosa, son verdaderos manifiestos. En uno de los momentos más brillantes, le recita a Andrew una oda a la patria y termina insultándolo sin que este lo note. Esa poesía lo vuelve viral y Andrew, excitado por los likes, grita que “la democracy son los followers”. El poeta responde, entre risas y rabia: “El arte que no incomoda solo entretiene y el arte que solo entretiene no sirve para nada”.

La obra, sin embargo, también se da el lujo de discutir esa afirmación: José defiende que el arte puede ser “simplemente bello”, y en esa tensión La changuita construye su núcleo dramático.

Andrew dice que en la Costanera hay una “enemistad entre la cultura popular y la billetera”, mientras glorifica la necesidad y declara que “daría todo por haber nacido en una villa”. Sin embargo, calla a José cuando este canta folclore y exige probar “gatopan”, la supuesta delicatessen local. Antonio, con picardía criolla, lo engaña dándole un sándwich de bondiola y lo resume en verso: “Patria cerda que maulla por los morlaquitos extranjeros”. En esa tensión entre lo auténtico y lo impostado, La changuita muestra la lucha desigual entre el yuyo popular y la moda extranjerizante que arrasa con los sabores, los lenguajes y las costumbres locales.

Al salir de la función que presenció ANCCOM, una espectadora se acercó a la actriz Graciana de Lamadrid y le dijo: “No sé cómo no tiene más prensa: es excelente”. Y lo es: La changuita consigue hablar de la crisis, la desigualdad y las falsas acepciones de lo popular, con humor filoso y una ternura que se cuela entre el humo de la parrilla. Una cita imprescindible para reír, pensar y reconocerse —aunque duela— en el reflejo de un país que todavía busca su sabor propio.

«El futuro es antineoliberal»

«El futuro es antineoliberal»

El sociólogo y politógo Emir Sader analiza la matanza de Río de Janeiro, el avance de Milei en Argentina y el futuro del bolsonarismo en Brasil. La geopolítica que viene.

La masacre policial de la semana pasada en el complejo de favelas Alemão y Penha, en Río de Janeiro, captó la atención de todo el mundo y dejó a la vista el regodeo de la ultraderecha en el continente por las represiones mortales. ANCCOM dialogó sobre el suceso y su trasfondo con el politólogo y sociólogo Emir Sader, quien analiza además la relación de los últimos tiempos entre Brasil y Argentina, determinante para el continente. “Todo avance de progreso de Latinoamérica se dio en alianza entre los dos países, un punto de inflexión de la historia reciente –dice–. No sólo Lula y Néstor (Kirchner), sino también con Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner, entre otros”.

Desde esos tiempos fundacionales, explica, se consolidó una alianza que transformó el mapa político y económico del continente, impulsando una década de gobiernos progresistas. Hoy, sin embargo, la situación es otra. “Desde hace tiempo no había un desfase tan grande de políticas entre ambos países”, advierte. Mientras Brasil, bajo el liderazgo de Lula Da Silva, recupera niveles de empleo y consolida un modelo con horizonte social, “en Argentina se ve miseria, concentración de renta, desigualdad y exclusión social, cierre de empresas y pérdidas de puestos de trabajo”, y agrega que “el que más sufre lo que sucede en Argentina es Lula, por la relación que tuvo siempre con Cristina y con el pueblo argentino”.

En relación al reciente operativo policial en las favelas de Río de Janeiro, que dejó más de un centenar de muertos, lo describe con crudeza: “Fue un fracaso brutal. Basta decir que hay como 120 muertos y 85 presos, se vieron las fotos tremendas de los cadáveres en fila y no hay información de quiénes son. Lo que se sabe es que no ha sido un golpe muy duro en los narcotraficantes, porque esto es nacional, y tiene vínculos en otros sectores de la sociedad. Golpear las favelas es brutal, terrible, pero no es donde están los jefes de todo. Como dijo el ministro de Economía (Fernando Haddad), los jefes están hasta en Miami y están en lo que en São Paulo se llama la Feria Lima, donde está la sed empresarial de São Paulo”. Con esto también advierte sobre el costado político de la violencia: «Esto a su vez significó para la derecha lanzar un candidato –dice en referencia al gobernador bolsonarista Cláudio Castro–. Ellos no tienen candidato para competir con Lula, entonces a lo mejor es un nuevo héroe de la derecha, que dice que va a hacer nuevas operaciones en la región. Esto para los derechos humanos fue un fracaso. Sin embargo, las encuestas demuestran que a los sectores de opinión pública mayoritariamente les gusta. Él quiso proyectarse políticamente para ser senador el próximo año con un tipo de operativo que muestra una imagen para la gente de que han matado a traficantes”.

Consultado por la situación de Jair Bolsonaro, Sader fue tajante: “Bolsonaro está liquidado, está preso en domiciliaria y seguro irá a cárcel común al menos por un tiempo”. Pero sorprendido aclara que, aunque su líder esté preso, “el bolsonarismo sobrevive, es un misterio, hay que estudiarlo con los medios de comunicación, porque Bolsonaro no dejó ninguna herencia positiva de nada. Él sólo ganó porque habían tomado preso a Lula, entonces fue en una circunstancia muy anómala e irregular, sin embargo al igual que en varias partes del mundo, el bolsonarismo sobrevive, incluso en sectores medios y populares”. Su mirada se extiende hacia nuestro país y dice: “Si esta entrevista fuera al revés yo te preguntaría: ‘¿Explicame la victoria de Milei?’, sería algo similar. Por qué sobrevive una extrema derecha con un presidente que dice que entre la mafia y el Estado prefiere la mafia, y gana las elecciones”. “El que más sufre por lo que sucede en la Argentina es Lula”, repite.

Sader considera que Argentina atraviesa “un momento anómalo y extraordinario” dentro del continente. “Está aislada, porque sus aliados son Estados Unidos e Israel. Mientras tanto, Brasil, Chile, Uruguay y otros países tienen políticas muy distintas. Argentina no tiene por dónde circular regionalmente”, sostiene.

Y en el caso de Brasil, en un análisis del actual gobierno brasileño, Sader recuerda una conversación con el propio Presidente: “Cuando terminó el mandato anterior le pregunté a Lula: ¿qué había aprendido más? Y me dijo que no se podía gobernar sin mayoría”. Actualmente tienen un Congreso con minoría: “Hay muchas dificultades, cada iniciativa hay que negociarla, entonces, la pelea más grande va a ser elegir un gobierno mejor”, consideró. Además, combina el reconocimiento con la advertencia: “Aunque sea un gobierno muy positivo en el punto de vista de política social, es el peor Congreso que ha tenido Brasil hasta ahora”. El politólogo insiste en que el desafío central sigue siendo el mismo, romper con la hegemonía del capital financiero: “Y en Brasil aunque existan todos los avances del gobierno del PT, el capital financiero de carácter especulativo sigue siendo dominante en la economía, como es en Argentina. Hay que romper con eso, espero que sea un objetivo importante y fundamental del próximo gobierno. Como digo yo, salir del antineoliberalismo para el posneoliberalismo”.

El sociólogo amplía el foco para pensar en la geopolítica mundial: “Para quien vivió o conoció Brasil en la mitad del siglo pasado, con hegemonía total de Estados Unidos, esta mitad del nuevo siglo es fundamental porque es el período de decadencia de la hegemonía norteamericana”. El ascenso de China y el fortalecimiento de los BRICS marcan, según Sader, una nueva correlación de fuerzas global: “Mientras que el gran fenómeno político del siglo XXI son los BRICS, que es la alianza entre China, Rusia, Brasil y otros países, incluso ahora, China negocia con México, un país que siempre fue difícil de incorporar por sus fronteras”. Con respecto al país norteamericano aclara: “Estados Unidos con Trump tiene un gobierno que es suicida y se ven las consecuencias; Trump mismo tiene un nivel muy bajo de apoyo. La victoria electoral de Mamdani en New York es muy significativa, es un nuevo líder político, imagínese, la mayoría de la colonia judía votó a un musulmán, que nació en África. Y esto fue muy significativo para Estados Unidos, que aparezcan nuevos líderes, donde los demócratas se preparan para ganar, y donde al mismo tiempo, Trump no puede ser candidato de nuevo, él no está para las próximas elecciones. Es un período de declive acentuado de la hegemonía norteamericana en el mundo y de sus aliados también, como Europa, decadente y penetrada por la extrema derecha, y Japón muy rezagada con respecto a China, por ejemplo”.

Sader considera que el liderazgo de Brasil y México es clave para consolidar un bloque alternativo en la región: “Sólo falta Argentina, que se debilita. Otros ejemplos son Uruguay, Honduras, Colombia, Venezuela que tienen gobiernos progresistas. Este es un siglo muy fuerte para América Latina».

Sader realiza un cierre reflexivo, de deseo aunque también de análisis: «La última década del siglo pasado, fue una década brutalmente neoliberal en América Latina, salvo Cuba. En esta mitad de siglo, América Latina es más progresista. El futuro es antineoliberal, ese modelo está decadente, y prometió cosas que no pudo entregar”.

Al final de la conversación, su tono se suaviza: “Espero volver pronto a Argentina”, dice con una sonrisa. Y quizás en esa frase sencilla se condense todo: la certeza de que, pese a las situaciones distintas de los países hermanos como Brasil y Argentina, América Latina sigue siendo un territorio donde el futuro y la esperanza, nunca se rinden del todo.

 

 

Oxígeno para el Garrahan

Oxígeno para el Garrahan

Después de seis meses de marchas y reclamos, los trabajadores del hospital lograron un 61 por ciento de aumento. Sin embargo, no pueden recuperar los cientos de profesionales que dejaron la institución.

Tras más de seis meses de intensa lucha por sus derechos, los trabajadores y trabajadoras del Hospital Garrahan lograron esta semana un aumento salarial del 61 %, retroactivo a octubre y acompañado por un bono vigente, en cumplimiento de la Ley de Emergencia Pediátrica, que el Gobierno se había negado a aplicar hasta ahora. El acuerdo, que beneficia a personal de planta, contratados, becarios y residentes, fue resultado de una presión gremial y judicial sostenida, que incluyó paros, asambleas y movilizaciones. En diálogo con ANCCOM, Norma Lezana, secretaria general de la APyT; Georgina Duarte, enfermera pediátrica y presidenta de la Asociación Civil de Profesionales y Técnicos; y Maximiliano Bares, delegado del hospital, reconstruyeron la lucha que convirtió al Garrahan en una causa nacional y comentaron acerca de los ataques que recibieron por parte de algunos periodistas en televisión nacional.

Dentro del Hospital Garrahan, el anuncio del aumento del 61 % se vivió con gran alivio después de meses de resistencia. La noticia corrió por los pasillos del hospital entre abrazos, lágrimas y aplausos. «Se vive como un triunfo histórico, una recomposición que nos da oxígeno después de tanto tiempo de angustia», expresó Lezana. «Está todo el mundo endeudado, pidiendo adelanto de sueldo, no pudiendo llegar a fin de mes o no pudiendo cargar la SUBE; se presentan situaciones sumamente desesperantes», recordó la médica, y afirmó que esta recomposición, aunque parcial, devuelve un poco de dignidad al equipo de profesionales que brindan atención pediátrica a los casos de mayor complejidad del país. «Nosotros lo vivimos como un campeonato del mundo», afirmó Maximiliano Bares, delegado gremial y compañero de Lezana. Sin embargo, esta alegría no fue compartida por todos. Ejemplo de ello fue la entrevista que Lezana sostuvo junto a su compañero Bares el martes pasado con el periodista Eduardo Feimann, quien entre gritos e insultos, los atacó por su lucha sindical.

Norma Lezana, secretaria general de la APyT.

Ambos fueron invitados al programa en LN+ para hablar del aumento. El periodista los interrumpió en reiteradas ocasiones, elevó el tono y terminó gritándole a Lezana: «¡No vengas a decir pelotudeces!», mientras Bares intentaba intervenir para defender a su compañera. El intercambio, reproducido en redes sociales y repudiado por amplios sectores de la sociedad, mostró con crudeza el nivel de hostilidad hacia los trabajadores que ostentan los sectores más allegados al gobierno. «Feinmann ejerce persecución política y baja una línea de odio que coincide con la del Gobierno», afirmó Lezana a ANCCOM, tras confirmar que el propio vocero presidencial Manuel Adorni había retuiteado el video en señal de aprobación. Para ella, lo ocurrido no fue un exabrupto, sino la expresión de un modelo que «descalifica a quienes defienden los derechos de las mayorías». Bares, que la acompañó en la entrevista, describió el comportamiento del conductor como violento y misógino, y reivindicó la templanza de su compañera ante el ataque.

Pese a las agresiones de Feimann, ambos señalaron la importancia que el apoyo de los medios tuvo como parte de la lucha que condujo a esta restitución salarial. «Nosotros reivindicamos mucho el acompañamiento que tuvimos de la mayoría de los medios de comunicación y los trabajadores de prensa, han sido muy solidarios con nosotros y han estado muy atentos, y eso son la mayoría. Después, tenés el ejemplo de Feinmann, que claramente tiene una línea política para bajar a la sociedad, para descalificar a los trabajadores que luchamos, a quienes defendemos los derechos de las mayorías», afirmó Lezana, concediendo poca importancia a los ataques y resaltando el apoyo de los medios en general. «Feinmann, fue violento, fue misógino, fue una bestia; pero en líneas generales hemos tenido con todos los laburantes de prensa, de la comunicación, un apoyo tremendo, incondicional, que eso es el reflejo y fruto de lo que hace el Garrahan y que hay un apoyo social increíble», sostuvo Maximiliano.

Desde su experiencia como enfermera pediátrica, Georgina Duarte, presidenta de la Asociación Civil de Profesionales y Técnicos, señaló que en los pasillos del Garrahan la alegría llegó como una mezcla de alivio y cansancio: «Fue una lucha muy grande, de más de medio año, y aunque este aumento no cubre todo lo perdido, es un gran logro, un buen primer paso». Duarte recordó que más de 300 profesionales abandonaron el hospital en el último año por los bajos salarios y que muchos no podrán volver, porque los concursos siguen cerrados. “Al menos nos ayuda a que no se sigan yendo, a sostener lo que queda», afirmó. «No alcanza para recuperar todo lo perdido, pero viene a poner un torniquete, a darnos oxígeno después de tanto tiempo con el salario congelado», señaló Lezana, explicando que este aumento, aunque simbólicamente significativo, no alcanza a superar la pérdida en el salario real de los trabajadores generada por la inflación.

Conquista moral

El Gobierno intentó relativizar la conquista de los trabajadores del Garrahan, sosteniendo que el aumento ya estaba previsto, y por lo tanto no es fruto de la lucha sindical. La reacción dentro del hospital ante tal afirmación fue de total indignación. Ante esto, Duarte no pudo contener las lágrimas de indignación. «Si hubiera estado previsto, lo hubieran dado antes de que se hubiera ido tanto personal, antes de tantos paros y reclamos. ¡Nos hubieran evitado tanto dolor! A eso lo llamo crueldad», afirmó entre sollozos, sintetizando el sentimiento compartido por cientos de trabajadores. Para la enfermera, la verdadera conquista no fue solo económica, sino moral: demostrar que frente a la indiferencia y el maltrato, la organización y la solidaridad siguen siendo la única respuesta posible.

El aumento del 61 % responde a la defensa de la Ley de Emergencia Pediátrica que el Congreso había aprobado y que el presidente Milei vetó en septiembre. Esta norma declaraba la emergencia en salud infantil por un año, garantizando fondos especiales para salarios, insumos e infraestructura. Su veto encendió la chispa del conflicto y puso al Garrahan en el centro de la escena política. «Este aumento es casi lo que corresponde si se aplicara la Ley de Emergencia», explicó Lezana, señalando que la presión gremial y judicial terminó forzando al Ejecutivo a cumplir con su propio marco normativo. Bares lo entiende como un paso importante de un camino aún inconcluso: «Una parte de la ley se implementó —el aumento—, pero falta el presupuesto; sin eso, no hay posibilidad de sostener la atención ni de frenar el vaciamiento». Para los trabajadores, esta victoria confirma que la salud pública solo sobrevive si se convierte en una causa común entre los trabajadores de la salud y la sociedad en su conjunto.

Lo que vendrá 

Mientras el aumento devuelve algo de alivio, en el Garrahan ya miran con preocupación la reforma laboral que impulsa el Gobierno. Los trabajadores perciben que la precarización ya empezó, incluso antes de que el Congreso la discuta. «En el hospital se está aplicando una reforma encubierta; se fueron trescientos profesionales y los reemplazan con contratos de locación, sin aguinaldo ni vacaciones». Esa modalidad, que convierte a médicos y técnicos en monotributistas prestadores de servicios, «es una forma de precarización», ya que «desarma los equipos y erosiona la estabilidad del sistema público»,  advirtió Lezana. Bares agregó que la única forma de enfrentar la reforma laboral que se avecina es manteniendo la unidad, no solo dentro del Garrahan sino entre todos los sectores golpeados por el ajuste: universidades, jubilados, personas con discapacidad. «Una parte del país lo votó, pero la otra mitad no. Y esa mitad es la que hoy sale a la calle, la que no va a permitir que nos quiten los derechos conquistados», afirmó Duarte, reflexionando sobre la aparente contradicción de una sociedad que aplaude las victorias obreras pero respalda en las urnas a quienes las amenazan.

Pese al triunfo, los trabajadores del Garrahan insisten en que la lucha no terminó. El aumento, dicen, fue una victoria parcial que no resuelve los problemas estructurales de la salud pública: la falta de presupuesto, la precarización y el deterioro de las condiciones laborales. Por eso, el próximo jueves 13 de noviembre a las 16 horas, convocan a un Cabildo Abierto en el hall central del hospital, con participación federal a través de Zoom. «La coordinación es fundamental», explicó Bares, al invitar a delegados de base, sindicatos, movimientos sociales, organizaciones civiles y políticas a sumarse al debate sobre el futuro de la salud y los derechos laborales. El objetivo, señalan, no es solo defender lo conquistado, sino mantener la unidad que permitió la victoria y construir nuevas formas de organización ante la amenaza de la reforma laboral. En palabras de Lezana, el mensaje que deja el Garrahan tras estos meses de lucha es claro: «Sí se puede ganar. Si los trabajadores nos unimos en la diversidad, nadie nos detiene».

Macri espió a los familiares de las víctimas del ARA San Juan pero no es culpable

Macri espió a los familiares de las víctimas del ARA San Juan pero no es culpable

La Corte Suprema sobreseyó al expresidente y, sin siquierla tratarla, convalidó la tesis de Casación que sostiene que la persecusión fue por una cuestión de seguridad nacional. Habla Luis Taglapietra, padre de una de las víctimas.

La Suprema Corte de Justicia confirmó que Mauricio Macri y los espías de la AFI no enfrentarán consecuencias legales por el seguimiento físico y el monitoreo cibernético a los familiares de los 44 marinos que perdieron la vida en el submarino ARA San Juan en 2017. De esta manera parece cerrarse un caso de espionaje estatal a la sociedad civil, algo expresamente prohibido por la Ley de Seguridad Interior.

 El submarino ARA San Juan desapareció en el Atlántico Sur el 15 de noviembre de 2017 con 44 marinos a bordo. El hecho trascendió a la prensa a la noche del día siguiente y fue informado oficialmente dos días después. En los días y semanas directamente posteriores a la desaparición del sumergible, la Armada y el Estado fallaron en informar y acompañar a los familiares de los tripulantes del ARA San Juan.

Un año después, la nave fue hallada a 907 metros de profundidad por una empresa privada, muy cerca del punto donde había perdido contacto. El caso estuvo rodeado de sospechas de negligencia, contradicciones en los informes oficiales, conflictos internos en la Armada y tensiones con los familiares, que reclamaron transparencia y respeto hacia los marinos fallecidos.

En 2020 se confirmó que la AFI había espiado ilícitamente a los familiares de los tripulantes que pedían justicia. Cristina Caamaño, interventora del organismo desde 2019, halló en la sede de Mar del Plata tres discos con pruebas de seguimientos, fotos y grabaciones realizadas entre 2017 y 2018, cuando los familiares reclamaban públicamente. La Justicia determinó que esas actividades que tuvieron lugar durante el gobierno de Mauricio Macri no contaban con los permisos correspondientes. ANCCOM entrevistó a Luis Tagliapietra, abogado querellante en la causa y padre del teniente de corbeta Alejandro Damián Tagliapietra.

La Corte sobreseyó a Mauricio Macri en la causa en su contra por espionaje a los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan. ¿Qué pensás al respecto como papá de Alejandro? ¿Y en tu rol como abogado y querellante?

 El espionaje se dio en medio de una situación particular. Nosotros, los familiares, empezamos a reclamar que se busque el submarino, ya que en los primeros días nos mintieron acerca de lo que verdaderamente había pasado. Nos fuimos enterando a través de los medios, que la situación era mucho más grave de lo que nos decían oficialmente. Al momento de constituirnos como querellantes en la causa judicial que investigaba los hechos, empezaron estas tareas de seguimiento ilegales que no tenían nada que ver con la seguridad del presidente, como se argumentó, y que fueron una verdadera invasión a la privacidad. No me puedo disociar porque la realidad es que yo siempre me moví de una manera más emocional que como profesional. Aunque ahora estoy más tranquilo y pienso todo de una forma más racional, en aquel momento actué de una forma muy emocional. Respecto de mi rol de padre, yo lo único que quería era encontrar a mi hijo y con vida. Yo no tomaba dimensión de lo que estaba pasando. Para marzo del 2018, el ciberataque que recibimos se volvió tan grotesco que hice la denuncia en Caleta Olivia. Y en ese interín, no solo pasó esto, sino que hubo falsas denuncias, falsos testimonios, pasaron muchas cosas…

 La causa fue a juicio en el 2020 porque la interventora de la Agencia Federal de Inteligencia denunció el espionaje a los familiares del ARA San Juan. La primera vez que se trató el tema, la Cámara Federal no negó las tareas de vigilancia física y electrónica, sino que las justificó en nombre de la Seguridad Nacional y la seguridad del entonces presidente. ¿En qué se basa la justificación presentada? ¿Y por qué vuelven a sobreseer a los imputados?

 Hubo una acumulación de denuncias. En lo personal, denuncié por primera vez en marzo de 2018, durante una jornada en donde se tomó una audiencia testimonial que duró muchas horas. Había que dejar el teléfono afuera, apagado, en un sobre cerrado y firmado, para evitar que alguien los manipule. Cuando terminamos esa jornada y al encender mi teléfono, vi que tenía varios mensajes de Google, 5 o 6, de que habían ingresado a mi cuenta de correo electrónico desde direcciones IP del sudeste asiático. Estaba con el fiscal general de Caleta Olivia al lado e inmediatamente hice la denuncia. Aporte toda la data que tenía, pero la investigación no avanzó demasiado porque la prueba era difícil de hilvanar con la trama de espionaje. Después se sumaron a la causa la doctora Arias y la doctora Carreras, en representación de otros familiares. Todos empezamos a darnos cuenta de que, desde un principio, desde diciembre del 2017, nos pasaban cosas que no eran normales con nuestros teléfonos celulares. Individualmente, pensábamos que era un problema del teléfono de cada uno y después nos dimos cuenta que nos pasaba a todos.

Esas denuncias quedaron abiertas, con las pericias estancadas hasta que el juez federal de Dolores, el doctor Ramos Padilla, recibe información de un allanamiento en las oficinas de la AFI de Mar del Plata que se había realizado para otra causa totalmente diferente, la del D´Alessio Gate [una organización criminal dedicada al espionaje ilegal, la extorsión y la manipulación mediática]. En este allanamiento en la AFI de Mar del Plata, la interventora secuestró computadoras y una que tenía los discos rígidos borrados contenía las pruebas del espionaje que nos habían realizado.

Al peritarse, se recupera el material y la información digital que tenían y era nuestra. Con ese material, la doctora Camaño hace esta nueva denuncia que se une a la nuestra y termina en el procesamiento de Macri y demás imputados. La postura que establece que el espionaje ilegal se realizó en pos de la seguridad nacional no solo es contraria a la verdad, sino que es contraria a la ley porque, en el hipotético caso de que efectivamente un miembro de la AFI pensara que nosotros podíamos representar un riesgo para la seguridad del presidente, tendrían que haber hecho la debida denuncia ante un juez federal para que nos investiguen. Eso no pasó en por lo menos un año, que fue lo que duró la producción de este material ilegal que se encontró, porque puede haber habido mucho más material privado nuestro que se borró eficientemente. Y nosotros estamos seguros de que había más material en otras jurisdicciones de la AFI y otras agencias involucradas en el espionaje, como los servicios de inteligencia de la Armada. Las pruebas encontradas lo fueron por pura casualidad y aún así demostró que la vigilancia ilegal fue tan indiscutible que los jueces federales y luego lo de Casación no pudieron desconocerlo. Ante la imposibilidad de desconocerlo, inventaron esta argucia de que lo hicieron por una cuestión de seguridad nacional.

En 2021, el juez federal Martín Bava dijo que el espionaje se había realizado para anticiparle al entonces presidente cuáles serían los reclamos de las familias. ¿Te parece una apreciación adecuada?

 Con la investigación en ciernes, el juez se vio obligado a trazar motivos. De la prueba surge claramente que mucha de la información que recabaron se utilizó para eso, para ver cuál sería nuestro curso de acción. Esto quedó en evidencia en las transcripciones que se mandaban a la Casa Rosada. Yo entiendo que es irracional que el presidente usara el aparato de inteligencia nacional para intentar quedar bien con nosotros y anticiparse a nuestros pedidos porque, realmente, nunca hizo ese intento. Nunca quiso congraciarse o satisfacer nuestros requerimientos. No creo que haya sido únicamente para anticiparse a nuestros pedidos. Es más, considero que eso fue algo secundario o terciario del cual tomaron provecho, pero no el motivo principal.

 Incompetencia intencionada

 La realidad es que hubo muchas idas y venidas con la causa y, en 2020, cuando esta se elevó a la Cámara de Casación, el fiscal federal José Agüero Iturbe opinó que había más interés en sobreseer a Macri que en investigar qué había pasado con las víctimas. Me gustaría que me cuentes más al respecto.

Después de lo que significó el procesamiento de Macri y de todas las autoridades y miembros de la AFI, por supuesto, las defensas apelaron. Cuando la causa por espionaje va a la Cámara Federal, que fue la primera que intervino, se sentaron las bases de cómo terminaría la cuestión. Ahí determinan que las tareas de espionaje se hicieron porque las pruebas son indiscutibles, pero bueno, era en pos de la “seguridad nacional”. Eso es una barbaridad, porque va en contra de lo que dijeron los propios responsables de la seguridad del presidente Macri. El equipo de la Policía Federal y la Casa Militar no recibieron los informes con nuestros datos. Además, nos confirmaron que nosotros no estábamos dentro de lo que ellos consideraban personas riesgosas para la seguridad.

Es ridículo lo que ha hecho la Corte. En la tercera y última instancia, en el Máximo Tribunal, ni siquiera se tomaron el trabajo de analizar la causa. Mi planteo lo rechazan por el artículo 280, que entiende que la casación no es materia para la Suprema Corte porque esta última se encarga de cuestiones constitucionales y de revisar condenas firmes. Yo entiendo que nuestra causa describe una situación violatoria del Artículo 19 de la Constitución Nacional, que vela por nuestra vida privada e intimidad. La otra querella la rechazaron por no utilizar la cantidad de líneas y la tipografía que exige la corte.

De todos modos, lo importante es que no quisieron expedirse sobre el fondo de la cuestión y los comentarios del señor fiscal en 2020 reflejan eso: que la preocupación estuvo en encontrarle una vuelta de tuerca para hacerlos zafar porque las pruebas recogidas, ya que seguro hay más que no se han descubierto, son tan contundentes que era imposible discutirlas.

Todo tiene que ver con todo

Todo tiene que ver con todo

En su último libro, «Neoliberalismo, neofascismo y crisis climática», José Seoane analiza cómo se imbrican las categorías que dominan la actualidad geopolítica. El mundo que muere y el que está naciendo.

Jose Seoane es doctor en Ciencias Sociales, licenciado en Sociología y profesor en la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hace años se dedica al estudio de las transformaciones neoliberales y los ciclos de conflictividad social en la región. Durante el último tiempo se centró en el abordaje de la cuestión ambiental. En su último libro Neoliberalismo, neofascismo y crisis climática analiza la situación actual y la relación necesaria entre esos tres fenómenos.

En el libro hablas de “neoliberalismo catastrófico”, ¿qué distingue a esta etapa en relación al neoliberalismo de los años noventa?

La diferencia con los años noventa es clara: en dicha década el proceso de globalización neoliberal registraba un flujo de capitales del norte hacia el sur en el marco del proceso de privatizaciones y desregulación. En la etapa actual ese flujo de capitales no tiene la misma potencia en términos del crecimiento económico y modernización productiva. La idea de lo catastrófico resulta de un diálogo con esa etapa de la historia mundial del siglo XX, el periodo de entreguerras. Dialogando con ese período, la dimensión catastrófica actual refiere a una dinámica de crisis multidimensional, lo que algunos llaman “policrisis”. El término designa esta época sombría y de crisis del neoliberalismo, incapaz de tener siquiera un relato esperanzador respecto del futuro sobre el que solo parece proponer un mundo distópico como conclusión de este ciclo de transformaciones.

Desde el título, el libro conecta nociones como neocolonialismo, neofascismo y crisis climática. ¿Considerás que son fenómenos inseparables?

Sí, están entrelazados. Son las diferentes dimensiones que integran esta crisis civilizatoria, o como propone el libro una “crisis del capitalismo moderno colonial”. Son dimensiones que se relacionan y retroalimentan. Por ejemplo, la crisis climática supone un proceso de colapsos climáticos locales progresivos, que es lo que estamos percibiendo y sufriendo en estos momentos con una amenaza sobre la continuidad de la vida en muchas regiones del planeta en un futuro próximo. Y esa dinámica de catástrofe y de crisis es en cierta medida la que construye las condiciones de la emergencia de estos neofascismos, de promoción de la violencia como un nuevo ordenador de las relaciones sociales, de la aparición del racismo y de la xenofobia. Por otra parte, estas extremas derechas portan una narrativa respecto de la crisis climática que se llama habitualmente negacionismo climático, que niega las causas sociales del cambio climático y en ese sentido exaspera la propia dinámica de la crisis porque priva de toda capacidad de respuesta e intervención social y estatal sobre la misma.

El 10% de la población de más altos ingresos a nivel mundial es responsable de aproximadamente el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el 50% de la población más pobre es responsable de solo el 10%.

José Seoane

¿La crisis climática atraviesa a todos por igual?

No, las poblaciones de menores ingresos, y sobre todo las mujeres, los niños y los ancianos son los sectores que sufren más la crisis climática. Por eso, se trata de una doble injusticia: los responsables de la crisis son fundamentalmente los sectores de más altos ingresos, un modo de producción sostenido en el uso de los combustibles fósiles y gobernado por una serie de corporaciones a nivel internacional. Recordemos que el 10% de la población de más altos ingresos a nivel mundial es responsable de aproximadamente el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el 50% de la población más pobre es responsable de solo el 10%. Ahí aparece con claridad que la desigualdad social también impacta en la crisis climática, que existe una responsabilidad muy diferenciada. Y esta injusticia se expresa nuevamente también en relación con sus efectos y consecuencias, porque la crisis golpea sobre todo a los sectores de bajos ingresos y a los países más pobres o menos industrializados que tienen menos recursos para afrontar estas catástrofes.

Existe un desafío de acá en más que tiene que ver con la necesidad de revertir el desencantamiento de los países subdesarrollados y convencer a los países desarrollados de que tienen más responsabilidad sobre la situación actual. ¿Creés que en el contexto actual se podría llegar a un acuerdo en ese sentido?

Los primeros acuerdos internacionales sobre el cambio climático se remontan a la década de los años noventa. Ya la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que fue adoptada en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, lo dejó expuesto con mucha claridad: las responsabilidades son comunes, pero diferenciadas; y de facto el protocolo de Kyoto (fue el primer acuerdo internacional sobre cambio climático) supone una serie  de compromisos y obligaciones de los países industrializados en términos de reducir sus emisiones y de garantizar una transición ecosocial. Un principio validado en el campo de las Naciones Unidas. Pero, bajo las olas neoliberales siguientes ese principio ha ido diluyéndose y los compromisos asumidos por los países industrializados no se cumplieron, incluso en términos del financiamiento de la transición ecosocial en el Sur Global.

 

Mirando a América Latina, ¿qué aprendizajes dejan los ciclos de lucha que analizás en el libro, desde el zapatismo hasta las protestas más recientes en Haití o incluso en Argentina?

Me interesó desarrollar dos grandes ciclos de lucha, el que va desde el año 1994 hasta el 2006 (período en el cual se gestan las condiciones sociales para la llegada de los gobiernos progresistas populares o transformadores en América Latina). Y un ciclo más reciente, que empieza en 2018 con las revueltas masivas en Haití y se proyecta luego regionalmente. Esos dos grandes períodos, aportan no solo la memoria sobre la posibilidad de resistir y de transformar, sino que también nos brindan elementos programáticos y horizontes estratégicos que son centrales para orientar una política de transformación en América Latina. Entre estos horizontes, en relación a la cuestión ambiental y la crisis climática, no se puede dejar de mencionar la contribución de los movimientos indígenas. Hoy mismo se despliega un paro nacional territorial prolongado impulsado por las organizaciones indígenas y territoriales en Ecuador. Estos movimientos han propuesto una perspectiva alternativa a la del capitalismo moderno colonial respecto de la relación sociedad-naturaleza, por ejemplo con la idea del buen vivir. Esta referencia plantea una relación con el ambiente y la naturaleza diferente, que no considera a la naturaleza como un objeto, sino que postula una relación basada en la reciprocidad, la interdependencia, la ecodependencia, la coproducción.

¿Qué esperás que el libro aporte a la conversación, no solo académica, sino también del público en general?

El libro propone pensar esta dinámica de las crisis para poder considerar y postular alternativas e intervenir socialmente. Sobre ello, podemos reescribir esa idea que plantea Gramsci de que hay un mundo viejo que está muriendo y un nuevo mundo que está naciendo. Efectivamente ese mundo nuevo está en proceso, está gestándose actualmente, nos encontramos ya en el contexto de una transición, lo que está en discusión es cuál va a ser la dirección de dicha transición, si sigue su rumbo catastrófico de colapsos o se encamina hacia la emergencia de alternativas. Allí apunta el libro, poder brindar algunas herramientas para considerar esa intervención, examinar los aportes del pensamiento social de los que disponemos y de las experiencias populares para intervenir desde el campo social sobre el rumbo que adopte esta transición, hacia dónde queremos ir.

El libro se consigue en librerías o a través de la Editorial El colectivo https://editorialelcolectivo.com/producto/neoliberalismoneofascismoycrisisclimatica/