De la instauración del neoliberalismo a la oportunidad del litio | Estuve ahí

De la instauración del neoliberalismo a la oportunidad del litio | Estuve ahí

Mercedes Marcó del Pont, secretaria de Asuntos Estratégicos de la Nación, recorre cómo a partir de la dictadura se fue desmantelando un modelo económico basado en un Estado garante de la igualdad social. El nacimiento del bimonetarismo, el desguace de las empresas públicas, y la restricción externa como ancla del crecimiento. La tensión desarrollo-extractivismo. Por qué es optimista en el país que viene.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales 💚 – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández, Lucia Fabiana e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
En el nombre del padre, del hijo, y del rock

En el nombre del padre, del hijo, y del rock

Dirigida por Guillermo Rocamora, se estrena en el país Temas propios, una comedia que enfoca en las relaciones entre padres e hijos, las crisis vocacionales y el paisaje de las bandas independientes. “Me considero un contador de historias”, dice el director de esta película, representante por Uruguay en la preselección de los Oscar.

“A mí me interesaba crear una comedia que te haga reír pero en donde los problemas que los personajes atravesaran fueran profundos”, comenta el director uruguayo Guillermo Rocamora. Este jueves 14 de septiembre se estrena en los cines de Argentina Temas Propios, una coproducción argentino- uruguaya que cuenta con el apoyo del INCAA y que está preseleccionada para los premios Oscar como mejor película internacional.

“Me vino el recuerdo de que mi hermano invitó a mi papá a tocar a una banda de rock cuando mis padres se separaron –dice Rocamora, en diálogo con ANCCOM–. Y también quería tratar el tema de las crisis vocacionales que yo viví en mi juventud”.

La película trata de un joven de 18 años, Manuel, apasionado por la música en plena crisis de vocación, y un padre inmaduro en una crisis de los cuarenta. En medio de una tormenta familiar, tras la separación de los padres, y con el hijo más chico a punto de ser echado del colegio, a Manuel y el padre no se les ocurre mejor idea que formar una banda de rock. Temas Propios cuenta el difícil camino de convertirse en adulto, el vínculo entre padres e hijos y el mundo de las bandas independientes.

Protagonizada por Diego Cremonesi, Franco Rizzaro y Ángela Torres, en esta comedia de 91 minutos se intenta mostrar todas las facetas de cada uno de los personajes, principalmente de los padres, para que así el espectador pueda empatizar con sus problemas y ver la transformación de cada uno de ellos.

Fue por el año 2008 cuando surgió la idea de Temas Propios, un recuerdo y una historia familiar que diez años después finaliza en un guion literario. La voz del director a través de la cámara revive ciertos momentos personales, pero a la vez logra transmitir y tocar esos problemas que un montón de gente vive y vivió a lo largo de su vida. “La música es un lugar donde me siento cómodo para representar estas situaciones de crisis vocacionales o de identidad que quiero contar”, dice Rocamora          .

En este proyecto incorporó a su equipo de trabajo a Juan Campodonico y Martín Rivero, quienes se encargaron de la supervisión musical. “Ellos fueron cruciales para la construcción de los personajes y los ambientes musicales en los cuales se iban a involucrar. Había que crear un ambiente musical convincente para la banda del hijo, que coincidiera con el tipo de música que el padre tocaba en su juventud”, afirma el cineasta. La música juega un rol clave en la película, no solo por la banda sonora, sino también por las canciones que los personajes iban a interpretar en sus bandas. “Ahora estamos sacando videoclips de las canciones tomadas de distintos artistas uruguayos, pero versionadas a la película”, apunta el director.

Sin embargo, uno de los trabajos más arduos fue el casting y la selección de actores y actrices, ya que en ciertos personajes resultaba indispensable que supieran cantar y tocar algún instrumento. “Diego Cremonesi fue una de las excepciones, tomó clases de canto, guitarra y bajo para quedarse con el papel del padre. La idea era mostrar que estaban naturalizados con los instrumentos, como si los hubieran tocado de toda la vida”, cuenta Rocamora.

Por estos aspectos, y así como la dirección de fotografía a cargo del argentino Julián Apezteguía, que trabajó en películas como El Ángel y El Clan, este largometraje fue preseleccionado para representar a Uruguay en los premios de la Academia hollywoodense de los Oscar. “Lo tomé con alegría sobre todo porque quienes eligen eso son mis colegas, los productores, realizadores, los críticos, los trabajadores del mundo del cine. Es un orgullo muy grande que esa gente te elija para eso”, dice el director.

El cine latinoamericano nuevamente se hace presente en las premiaciones estadounidenses, más allá de los graves problemas económicos que atraviesan en estos últimos años Argentina y Uruguay. Rocamora señala: “Se ha complicado mucho en el último tiempo la financiación de películas, históricamente en nuestros países era algo más accesible, y ahora cada vez se complica más. Y eso atenta contra la diversidad, y solo llegan directores que ya tienen carrera o las grandes producciones”.

El director remarca la importancia de la existencia del INCAA, que apoyó en la financiación de esta cinta, y que se mantengan las políticas públicas orientadas al cine ante un eventual cambio de gobierno. “La industria y el cine cultural son dos caras de la misma moneda, entonces yo creo que en vez de dividir hay que unir cada vez más. El INCAA es importante para el país, porque es como no tener un himno, una bandera o una moneda, ahora que se está discutiendo tanto en torno a ese tema; y es clave para desarrollar lo industrial y no perder la identidad”.

La película también cuenta con el apoyo económico de institutos, agencias y programas estatales de Uruguay. Estos organismos nacionales, en los países rioplatenses permiten una mayor diversidad de contenidos, calidad, y mayor igualdad de oportunidades.

En los últimos años, la industria del cine y las plataformas ha avanzado sobre la Argentina. “En el cine argentino siento que se están partiendo un poco las aguas entre las películas de autor y las de plataforma o de producción grande; igualmente no por eso pierde calidad, el cine argentino es impresionante y hay cada vez más realizadores. Pero a veces veo que a ciertas películas les interesa menos contar una historia, y vienen más enlatadas”, opina Rocamora.

“Yo no tenía claro que quería ser director de cine ni hice el recorrido clásico de los que estudian. Más que un cineasta me considero un contador de historias, me gusta contar chistes, cuentos, anécdotas. Y me di cuenta de que el cine me iba a ayudar a contarlas”. Un joven que en un principio quería ser periodista, que es licenciado en Ciencias de la Comunicación, y que luego comenzó su camino en el mundo del cine en el 2004, tras haber participado en la producción de Whisky.

En la actualidad, luego de ya finalizado este proyecto, el cineasta se encuentra trabajando con la adaptación de una novela de Mario Levrero, y en una nueva serie titulada AMIA, lo que implica todo un hito en el mundo del cine, ya que es la primera vez que un director uruguayo hace una serie para un país extranjero, en este caso con una productora israelí. Por lo que, Israel, Uruguay y Argentina se unen para trabajar sobre el atentado en la mutual judía en el año 1994, el cual ya tiene fecha de estreno para febrero de 2024.

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

Diana Zurco es la primera presentadora trans del noticiero central de la TV Pública. Su recorrido profesional, los obstáculos que debió saltar y su mirada sobre el periodismo actual.

¿A qué edad empezó su carrera como periodista? ¿Qué cosas no negocia para ser ella misma? ¿Qué opina sobre el periodismo actual? De estos y otros temas habló Diana Zurco, la primera mujer trans egresada del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y, desde 2020, una de las presentadoras del noticiero central de la TV Pública de Argentina.

Diana Zurco se muestra amable y atenta durante la entrevista con ANCCOM aunque distintos compromisos reclaman constantemente su atención. Zurco nació en Hurlingham en 1980. En diciembre de 2014 se recibió de locutora en el ISER, dos años después de la sanction de Ley de Identidad de Género en Argentina. Inició su carrera en medios como locutora de Radio Ciudad AM 1110.

 

¿Quién o qué te impulsó a estudiar en el ISER?

En el colegio, desde la primaria, me di cuenta que ciertas aptitudes ya venían conmigo. Pero en ese tiempo estudiaba en un colegio católico binario, estereotipado… pensá que estoy hablando de hace más de treinta años. En ese contexto era imposible imaginarse una nena trans. Me sacaba buenas notas en expresión oral y escrita: en eso me destacaba. Esas aptitudes no fueron impulsadas y motivadas por nadie. Mi padre es de Misiones y mi madre de Salta: ninguno de ellos tuvo la posibilidad de hacer una carrera. Ni siquiera terminaron el secundario. No tenían las herramientas para apoyarme o estimularme y eso es lo que más me faltó. Tuvieron una crianza severa, de campo, y orígenes estructurados. Pero los valores de trabajo, respeto hacia el otro, de ser consciente de que me puedo equivocar, que me enseñaron mis padres no los negocio.

 

¿Tenés claro el punto inicial de tu carrera profesional?

Sí, a los doce años se me ocurrió grabar un saludo para el Día de la Madre en un cassette que había comprado mi mamá. Junto a mis dos hermanos menores le hicimos un saludo cortito. Todo muy rústico. Esto fue en el año 91 o 92. En ese tiempo algo pasaba por mi cabeza, por mis deseos. Ya entrando a la adolescencia escuchaba mucha radio. En el 93 mi mamá me regaló un centro musical y para mí era como la NASA, comparado con el grabador anterior. Es ahí que me grababa, jugaba a hacer radio, presentar temas, publicidades, un musical, a veces, hasta sin micrófono. En ese momento iba más por la parte artística y la publicidad, pero todo esto se me ocurría sin una referencia cercana o familiar. Creo importante el hecho de jugar a lo que me gustaba. Me escondía porque aún no era Diana y mi voz era atípica para la de un varón. En tercero y cuarto año de secundaría jugaba a hacer las voces de las locutoras de Cadena 100. Todas esas locutoras me inspiraban y con mis compañeros jugábamos a hacer publicidades. Pero tenía mucho temor a desenvolverme libremente por el miedo al rechazo, todavía era un chico que iba al secundario: ni pensaba que iba a ser una locutora y mujer trans.

¿A qué edad comienza tu autopercepción como mujer trans?

Fue a los 18 años. En ese momento no pensaba en estudiar porque en mi cabeza tenía el tema de mi identidad de género que se estaba construyendo y tomando forma física. Por eso se pospuso mi sueño: de hecho, lo había desechado. A los 21 años tuve mi primer trabajo en una cadena de peluquerías muy grande. Sabía que las mujeres trans somos discriminadas y como opciones de trabajo tenemos la prostitución. Por suerte mi viejo no me echó a la calle y tener techo y comida ya me cambiaba la vida…mirá lo que te estoy diciendo. Es que en muchas provincias del país se da con frecuencia que las mujeres trans son expulsadas de sus casas. Se vienen a las grandes ciudades y sufren en la calle por su condición de género.

 

¿Pensaste en la opción de la prostitución?

Sí. Ya pensaba en este fantasma de la calle. Eso fue hace más de 20 años. No había leyes de igualdad de género, no había cupo laboral trans, ni matrimonio igualitario ganados gracias al activismo y la militancia. La calle nos ronda a las mujeres trans, pero un amigo me dijo, “Yo estudio para colorista, ¿Por qué no probás?”. Por los consejos de este amigo, estudié para asistente en peluquerías. Lavaba la cabeza a las clientas. Pero, en realidad, no quería trabajar en peluquerías. Sentía que no era lo mío. En ese momento se venía dando una maduración mental en mí y, como digo siempre, “Los tiempos tienen sus tiempos”. Cada tiempo marca algo y tiene una coyuntura alrededor; pasan cosas que se tienen que vivir y hay que crecer. A esa edad no tenía ni las herramientas psíquicas ni emocionales para poder decir “Voy al ISER aunque me rechacen”.

 

¿Cómo es que decidís estudiar locución en el ISER?

Finalizando el secundario escuché sobre el instituto pero empecé a estudiar a los 32 años. Se decía que los aspirantes eran muchos y sólo había un cupo de cerca de 60 personas por año. Encima yo con mis temas de identidad, pensaba que sería imposible. Pero atravesé distintos cambios y ya de más grande empecé con el instituto.

¿Qué pensás de los derechos de género adquiridos?

Los tenemos ganados gracias al activismo y la militancia en coordinación y articulación con la política. Se fue dando así porque nuestro colectivo LGTB o Comunidad trans entendió que el camino era por ese lado: unirnos de manera colectiva y articular con el estamento político. Ahí se empezaron a lograr las leyes y no creo que nos hayan regalado nada. Fue militado, trabajado y por eso no le atribuyo a ningún gobierno. Un grupo político apoyó más que otro, eso sin duda, pero la militancia viene desde los años 70 y 80, por mujeres trans que dieron la vida al alzar la voz por nuestros derechos; y eso no se puede negar.

 

¿Creés que ha sido estigmatizada la comunidad trans?

Quien lea nuestra historia LGTB sabrá que el primero en alzar la voz por los derechos de nuestra comunidad fue Carlos Jáuregui, el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) entre 1984 y 1987. Esta etapa está muy vinculada a los derechos de las personas con HIV. En ese tiempo estaba muy asociado con nuestra comunidad. Si no se hubiese alzado la voz para pelear porque había injusticias y desigualdades no se hubiesen abierto los caminos y hoy nos incorporamos nuevos y nuevas referentes. También nos estigmatizan con que somos anti-familia. Yo no me considero de esa manera. Creo que a veces tengo más valores que alguien heterosexual que discrimina. La miseria está en el ser humano, no en el género o una orientación sexual.

 

¿Qué pensas en relación a los medios y la televisión?

Este ambiente, a veces, no es tan simple. El paisaje se vuelve un poco turbio y difícil. Hay bemoles en el ambiente de la comunicación, porque se entrecruzan energías, complejidades internas del trabajo y la política. Hay normativas, hay sindicatos, decisiones, formas de proceder, caracteres que se cruzan, convenios; entonces, hay una serie de cosas que hace que tu vida laboral se desarrolle de una manera u otra. No es lo mismo trabajar en medios privados que en medios públicos. No he trabajado para medios privados, pero sí conozco muchos colegas y sé que la forma de trabajar en un ambiente privado suele ser más difícil porque se manejan con otros procederes. Quizás hay más abuso por parte de las patronales o empresas más grandes. Colegas periodistas que dicen: “Me conviene no hablar porque compromete mi trabajo y me castigan, me frizan, me apagan y dejan en una oficina”. Estas cosas todavía siguen pasando. Sigue habiendo maltrato laboral y qué decir de los micromaltratos que se van sumando y te tiran más para abajo que para adelante como trabajador.

Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe que hablamos desde un escritorio y creemos que el universo social pasa por ese microclima.

Diana Zurco

Considerando que hace poco fueron las elecciones, ¿cómo ves el resultado de las PASO?

Pienso que la cabeza social que hace que voten a un candidato que trae un discurso de odio, de negacionismo, de bajar una agenda de derechos ganados, no es casual. Está más allá de la coyuntura económica o de que hubo un voto castigo; es el reflejo de un hartazgo, una desilusión con la clase dirigente política. Ahora hay una reflexión, un llamado a la conciencia sobre por qué atrapa un discurso que trae toda esta visión de recortar derechos adquiridos. Creo que debemos proponernos mirar más desde la empatía y qué le sucede al otro que tenemos en el entorno. Ver las carencias y fallas sociales como la inseguridad, la inflación, la economía, el odio, la intolerancia. Hablo de los medios. Tenemos que ver quienes nos hablan y desde dónde nos hablan. Hay que poner en práctica la observación crítica de qué es lo que viene de uno y qué nos metieron de manera arbitraria.

 

En relación al contexto que se está viviendo ¿qué pensás sobre el periodismo actual?

El periodismo desde hace un tiempo no intenta ser parte de las soluciones. Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe, se ve esto de trabajar en un microclima donde hablamos desde un escritorio, desde un estudio de televisión, con un micrófono o una cámara y creemos que el universo social pasa por ese microclima. Eso se ve en la charla de la gente. No es de ahora este periodismo guiado por intereses más que por un ejercicio de la profesión. Me parece que hay que retomar ese rumbo de un periodismo con responsabilidad, de soluciones, de construcción social; que comunique lo menos contaminado posible. Desde ese lado miro el periodismo. El desafío está en si comunicamos para la sociedad o si el periodismo busca congraciarse con el poder.  

 

A los jóvenes que se sienten sin metas, sin proyectos, ¿qué le dirías?

Que yo en un momento también estuve abatida por la depresión y hasta pensé que el camino era pasar a otro plano. Pero un día dije: “Tengo estos sueños, tengo estos componentes, estas pequeñas herramientas cerca de mí y, ¿si me animo?”. Y así fue. Pero mi fuerza de carácter y de personalidad no tienen por qué ser la de todos. Quizás podemos ser fuente de inspiración y llevar una palabra de ayuda. Hablo desde ese lugar, después cada uno tiene que hacer su camino. Si una persona tiene la pierna lastimada, puedo ayudarlo, pero no puedo caminar por esa persona. En todo caso les diría que nunca abandonen sus sueños y, si pueden, que busquen ayuda o referencias para saber si con eso pueden hacer algo. Mi fe y esperanza está en los jóvenes y se interesan por causas justas. Para que se den los cambios, hay que militar, activar y alzar la voz. Falta mucho por aprender.

«No hubo tiradores ajenos a las fuerzas de seguridad»

«No hubo tiradores ajenos a las fuerzas de seguridad»

En el juicio que investiga el asesinato de Rafael Nahuel, declaron los peritos forenses que realizaron la autopsia. Las conclusiones desmienten las versiones de los gendarmes.

Dos nuevas audiencias han tenido lugar en el Tribunal Oral Federal de Roca por el crimen del joven mapuche, Rafael Nahuel, asesinado el 25 de noviembre de 2017 como consecuencia de un disparo recibido durante un operativo represivo contra la comunidad Lafken Winkul Mapu. Como estaba previsto, los testimonios de la séptima y octava audiencia fueron de los peritos Leonardo Saccomanno, Roberto Nigris, Silvia Bufalini quienes se encargaron de procedimientos tales como la autopsia, las pericias balísticas y del terreno. 

El perito forense Saccomanno fue el primero en declarar por Zoom, y dio detalles de los resultados de la autopsia realizada al cuerpo de Nahuel, al día siguiente del crimen. Gracias a su explicación respecto a la forma en la que ingresó la bala en el cuerpo del joven –“hacia adelante, arriba y derecha para llegar a la axila derecha”–  quedó claro que el disparo se dio en el contexto de una huída y no de un enfrentamiento. Además de este dato clave, especificó que la muerte se debió a un “shock hipovolémico”: perdió por lo menos cuatro litros de sangre producto de la herida ocasionada. Cabe destacar que el procedimiento de la autopsia se produjo en una morgue provisoria montada en un “garaje” del predio hospitalario de Bariloche ya que no había una sala adecuada en ese momento.

El siguiente en declarar fue Roberto Nigris, perito balístico. Su trabajo, junto a otra profesional, consistió en cotejar las 24 armas calibre 9 milímetros secuestradas a los prefectos Albatros con el proyectil del mismo tamaño extraído de la víctima. Fue un subfusil MP5, denominada “Arma B”, la que coincidió con las características del proyectil mortal. Así también lo constató la licenciada en criminalística Karina Uribe, quien acompañó a Nigris en la pericia: “No hubo discusión de que el arma B era la que había salido del proyectil”. Lo mismo declaró en la audiencia del día miércoles la licenciada en Criminalística, Silvia Bufalini, quien trabajó junto al perito: “Estábamos todos de acuerdo en la coincidencia”.

Nigris detalló que las vainas servidas de proyectiles 9 milímetros que se encontraron durante la inspección ocular estaban en un trayecto «de cien metros», lo que para las querellas demuestra que existió una persecución por parte de los integrantes del grupo Albatros de la Prefectura contra los miembros de la comunidad mapuche de Villa Mascardi. Esto contradice la versión de los uniformados, quienes dijeron haber sido emboscados y atacados en un lugar puntual de la montaña, desde donde iniciaron –según declararon en las indagatorias y la instrucción– una carrera descendente hacia la ruta 40.

A pesar de las precisiones y coincidencias expuestas en estas audiencias, durante la etapa de instrucción existieron desprolijidades en relación a los peritajes balísticos que interfirieron en la causa: se ordenaron dos estudios más de los que Roberto Negris, perito oficial, no fue notificado ni participó. Estos peritajes, ordenados por Gendarmería Nacional en Buenos Aires y el Ministerio Público Fiscal de Salta, arrojaron distintos resultados: “Me hubiese gustado estar para defender mi trabajo” señaló Nigris y declaró que él entregó las armas y el proyectil a la Policía Aeroportuaria y al juzgado. “No encontraban el MP5 y me llamaron para ver si lo tenía yo. A mi me causó gracia”, sentenció el perito. 

Durante su extensa declaración, Nigris no ocultó su malestar por el cuestionamiento a su labor durante la etapa de instrucción, y dijo que en su extensa trayectoria «nunca» había vivido una situación como la mencionada. Los dichos de Nigris fueron ratificados por Uribe, quien presentó un power point de 43 láminas, con fotos e informes contenidos en el expediente judicial. Ni ella ni Nigris encontraron sentido al hecho de que la segunda y la tercera pericias hayan arrojado resultados distintos.

Con la declaración de la licenciada Bufalini se arribó a la conclusión de que “no hay tiradores ajenos a las fuerzas de seguridad” ya que todos los indicios balísticos de 9 mm correspondían a la Prefectura. Por otro lado, la especialista fue consultada por los test de residuos de pólvora encontradas en las manos de Nahuel, González y Jones Huala, quien aclaró que “existe la contaminación por transferencia”, algo que ya había sido planteado por la hipótesis de “transferencia de residuos” de la querella. Esto se habría dado al momento en que los dos jóvenes mapuches –que bajaron el cuerpo agonizante de “Rafita” desde el cerro hasta la ruta– fueron detenidos.

Para la semana entrante se esperan aún las declaraciones de los peritos que realizaron el procedimiento en Salta, entre ellos Hugo Flores Solis, Martín Spotorno, Agustina Oberti. El miércoles la audiencia contará con los testimonios de José Luis Manzano, Fernanda Martin Baez, Daniel Alejandro Converso y Adriana Cerquis, encargados de las pericias químicas fulminantes. Se finalizaría de esta forma con la ronda de peritos y se avanzaría con las declaraciones de otro tipo de testigos. 

El proceso judicial se inició hace casi un mes en el Tribunal Oral Federal de General Roca (Fiske Menuco) en la provincia de Río Negro, y se extenderá durante las próximas seis semanas. Cinco prefectos están imputados de homicidio agravado cometido en exceso de legítima defensa, el cabo Sergio Cavia como autor y el resto como partícipes. En cada jornada, diversos grupos de comunidades mapuche y organizaciones sociales se manifiestan afuera en reclamo de justicia por “Rafita”. La comunidad Lafken Winkul Mapu había sido desalojada el 23 de noviembre de 2017, pero el procedimiento represivo de los Albatros se produjo dos días más tarde, a sabiendas de que algunos de sus integrantes permanecían en ese territorio recuperado ubicado en Villa Mascardi.

 

«Me interesa que sufra un poco el lector»

«Me interesa que sufra un poco el lector»

La escritora Sonia Budassi habla de «Animales de compañía», el libro con el que obtuvo el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes.

Historias diversas y personajes inadecuados buscando encajar, o no tanto. Animales de compañía (Entropía) es un libro que recopila diez cuentos y ahonda en la complejidad de las relaciones interpersonales a través de las reflexiones de sus protagonistas. La obra le valió a la escritora y periodista Sonia Budassi –autora también de La frontera imposible. Israel Palestina y de Los domingos son para dormir- el Primer Premio del Fondo Nacional de Las Artes.

 ¿Cómo surgen los distintos cuentos que integran al libro?

La experiencia es algo que siempre atraviesa a la narración, pero no solo desde la vivencia personal sino también desde la perspectiva. Quizás el personaje no tiene nada que ver con mi vida, pero me gusta escribir sobre lo que me genera incomodidad, aquello sobre lo que no termino de entender cómo funciona. En ese sentido, me interesa el mundo de las apariencias, esa tensión entre lo que se dice y la subjetividad de mis personajes, es decir, lo que piensan. Trato de explorar esa simultaneidad y dar cuenta de que no todo es lo que parece. Otra cuestión que atraviesa a todos los relatos está relacionada con los mandatos sociales y los estereotipos, desde cómo tiene que ser la pareja perfecta hasta cuales son las maneras en las que todos convenimos que está bueno divertirse. Ahí entran en juego mis personajes y sus historias, intentando encajar en esos modelos ideales pero siempre terminan fracasando. 

 ¿Ese fracaso guarda relación con la tensión entre lo que se piensa y lo que se dice? Muchos de tus cuentos están atravesados por problemáticas en los vínculos sociales como el amor, la amistad o el trabajo, y pareciera que los protagonistas no pueden trasladar sus reflexiones a esos vínculos.

Sí, creo que en ese intento por encajar aparece algo disruptivo, una decepción provocada por esa tensión, que los lleva a darse cuenta que, por ejemplo, el viaje que están haciendo no es lo que esperaban. En ese sentido, los conflictos van apareciendo de manera tangencial y es algo que, al mismo tiempo, utilizo como recurso al momento de narrar. No me gusta dar todo explicado y digerido, me interesa que también sufra un poco el lector. 

Los universos de cada uno de los relatos son distintos entre sí y tienen la virtud de sumergir al lector en cada uno de ellos. ¿De qué manera afrontas la construcción tanto de los escenarios como de los personajes?

Desde que empecé a escribir le doy importancia al detalle. Cuando está puesto en función de la historia, de la caracterización del personaje, adquiere mucho valor. Una de las historias gira en torno a la cuestión del encarnizamiento terapéutico, algo sobre lo que leí y me impactó. A grandes rasgos, se trata de la obligación de continuar con un tratamiento médico pese a que la voluntad del paciente es no continuar. En ese escenario, surge un personaje con la astucia e inteligencia suficiente para lograr revelarse, y eso es algo que intento replicar en todas las historias: personajes que deciden revelarse contra lo impuesto. Eso sí, no estoy a favor de narrar por narrar, de contar detalles cuando no es necesario. Si lo que tenés para describir no hace al conflicto o al desarrollo del personaje, es mejor evitarlo. ¡Hagamos uso de la elipsis!.

 La contratapa, escrita por Pablo Katchadjian, advierte: “Las voces que narran los distintos cuentos de este libro no son simpáticas» ¿Por qué lo dice?

Creo que tiene que ver con la disconformidad que muestran los personajes y sus cuestionamientos, que terminan siendo algo molestos y quejosos pero no cínicos.

Hay algo que me interesa evitar que está muy presente en las redes y en la atmósfera social y es el cinismo, que termina desembocando en un narrador que parece colocarse por encima de sus personajes e incluso del lector. Peter Sloterdijk tiene dos categorías de cinismo, una de derecha y otra de izquierda. Es decir, el de los ricos que no quieren pagar impuestos por conveniencia y el del laburante, que viaja hace años durante horas para llegar a su trabajo pero no le alcanza el sueldo y por eso no cree en nada. Se trata de un desencanto real, espiritual si se quiere. Entonces quisiera posicionarme más cerca de ese cinismo de izquierda.

 

Quisiera posicionarme más cerca del cinismo de izquierda.

Sonia Budassi

Con mayor o menor protagonismo, los animales están presentes en todos los cuentos, desde mascotas hasta peluches. Sin embargo, los personajes parecieran estar lidiando todo el tiempo con su soledad, a pesar de estar interactuando también con otras personas. Te pregunto entonces,  ¿quiénes son los animales de compañía?

Un poco todos, digamos. Por momentos los seres humanos se acompañan e interactúan directamente con los animales, y en otros los propios seres humanos son los animales de compañía. También creo que en muchos casos los personajes están solos y en búsqueda de su «animal de compañía». También hay algo social que a mí me interesó siempre que tiene que ver con las jerarquías y las relaciones de poder. La domesticación es un concepto que sobrevuela todo el libro, pero no solo de las personas sobre los animales sino una domesticación aplicada a las relaciones sociales en la familia, la amistad o el trabajo por ejemplo.

 En el cuento “Salvar al mundo” narrás las historia de una activista ambiental que en un momento reflexiona sobre las causas marketineras que parecen más importantes, mientras que, en el fondo del mar, “seres de aspectos primitivo mueren sin que generemos por ellos ninguna piedad”. ¿Creés que es una cuestión que se traslada a otros ámbitos?

De esa frase me interesa el tema de la desigualdad, donde pareciera que hay vidas que valen más que otras. En ese caso, si bien tienen una buena intención, pareciera más redituable cuando se enfocan en las ballenas que son buenas y bellas en detrimento de esas especies que aparecen en las oscuridades del fondo del mar, por citar un ejemplo algo burdo. Lo mismo puede trasladarse a la cuestión estética, donde siempre tenemos que cumplir mandatos, como el personaje del cuento «Perfecta» que está preocupada constantemente por su apariencia para sostener su relación. 

 Los cuentos abordan temas como el amor o la nostalgia. ¿Son tópicos sobre los que te gusta escribir?

Me interesa mucho todo lo que tiene que ver con los universos idealizados, lo que era Disney en mi época, digamos. Toda una industria cultural generadora de universos fantasiosos donde uno querría vivir. Pero me interesa vinculado con la noción de decepción que atraviesa a todos mis personajes, que todo el tiempo chocan y entran en tensión permanente con esa idealización donde la pareja que soñaron no era tal o la causa por la que están luchando al final tiene matices oscuros.

¿Hay alguno de los cuentos que te haya gustado o disfrutaste de hacer más que otros?

No lo sé en términos estéticos porque no me corresponde opinar a mí, por suerte la paso bien escribiendo porque lo vivo como un viaje. Quizás me gustó el desafío de ponerme en la piel de una chica que vive en Shangai en «Salvar al mundo». Al mismo tiempo, se da en un escenario algo distópico pero sin desprenderse del registro realista, lo cual fue algo complicado de conseguir. Otro que también disfruté mucho fue «La velocidad del alacrán» porque transcurre en un universo rural que me interesa por mi historia personal. Me crié trabajando con animales y viviendo las crueldades que les hacen para comerlos, lo cual es algo que siempre me generó incomodidad pero a la vez no puedo terminar de condenarlo. Entonces me gusta ahondar en esta tensión incómoda que implica que mi paraíso sea un lugar gris, hostil y de clima seco.

 Los finales de cada cuento parecieran que pueden continuar, dejando al lector con la sensación de querer saber más. ¿Buscás esa tensión?

Mi intención en general es que el final sea memorable, que te quedes pensando… ¿y esto cómo seguiría? Si bien me interesan los relatos de clima, no tengo desdén por la trama, me importa mucho. Esos textos donde no pasa nada quizás me gusta leerlos, pero no me interesa hacerlos. Me importa que haya conflicto.

 Recientemente publicaste otro libro, Donde nada se detiene (HD Ediciones)…

Sí, es un libro que reúne artículos sobre literatura y arte. Desde los clásicos como Ivan Bunin o Anton Chejov, hasta lo más contemporáneo como Emanuel Carrère. En el plano nacional, hay uno sobre César Aira y su madre escritora, algo que no es tan conocido. 

También hay ensayos personales y crónicas de viaje que se cruzan con crítica cultural, como el relato de un millonario en Japón que decide abandonar Tokio e instalar una galería de arte en una isla donde se puede ver, por ejemplo, cuadros monumentales de Monet de una persona a la vez, en contrapartida con lo que pasa en el Louvre. Es un proyecto interesante que cruza la filantropía pero con una visión fuertemente capitalista a la vez.

«Soriano aguanta y resiste»

«Soriano aguanta y resiste»

Angel Berlanga es periodista, docente y autor de “Soriano: una historia”, libro que presentará este 4 de septiembre en la Biblioteca Nacional. La primera biografía del reconocido escritor argentino rememora sus comienzos en Tandil y llega hasta su muerte. Un centenar de entrevistas, cartas, documentos personales, diarios y revistas para reconstruir la vida de un fabulador.

Este 4 de septiembre, a 50 años del aniversario de Triste, solitario y final, Angel Berlanga, periodista –editor de ANCCOM– y docente en la Universidad de Buenos Aires, presentará su libro Soriano: una historia. La cita es en la Biblioteca Nacional, a las 19, en el Auditorio Jorge Luis Borges. La biografía recorre los comienzos de Osvaldo Soriano como periodista en la revista Primera Plana hasta su muerte en 1997. La historia se toma su tiempo en momentos clave de la carrera del escritor y en otros más personales, como la relación con su padre, siempre acompañado por comentarios de familiares y amigos del escritor.

Soriano es autor de novelas, cuentos y crónicas periodísticas publicadas en varias partes del mundo. Muchos de sus libros fueron best-seller y también pasaron a la pantalla grande como ocurrió con “No habrá penas ni olvido” (1983) y “Cuarteles de invierno” (1984). Nació en Mar del Plata aunque en su infancia se mudó varias veces. A los 18 años se estableció en Tandil, lugar del que partiría ocho años después para vivir en Buenos Aires, donde su carrera se disparó.

Soriano fue un autodidacta que llegó a la literatura de grande, cuando comenzó a leer ficción por primera vez y luego a escribir. Su paso del periodismo a la literatura es una característica que Berlanga comparte pero partiendo desde su profesión como arquitecto. El periodista creció en Santa Teresita y se mudó a Capital Federal a los 18 años, donde comenzó a estudiar en la UBA. Descubrió a Soriano leyendo sus publicaciones en Página/12 y en las revistas El porteño y Crisis, pero no fue hasta que encontró Cuarteles de invierno en una librería de usados que decidió dedicarse al periodismo.

¿Arrancaste en Página/12 escribiendo sobre Soriano?

 No, ¿sabés que no? Sin embargo, desemboqué en Página/12 por él. Soriano muere en enero de 1997 y yo escribí un número especial de Soriano para la revista La Maga que salió en septiembre de ese año en donde tuve que entrevistar a Rodrigo Fresán y Juan Fort, que eran allegados a él pero más jóvenes. Para cuando se cumplió un año de la muerte de Soriano, en Página/12 hicieron otro especial que se llamaba “Soriano por Soriano”. Era parecido a lo que yo había hecho. En ese momento lo llamé por teléfono a Ford para decirle: “Che, mirá, yo tengo materiales que no entraron en La Maga, por ahí les pueden servir”. Me dijeron que no porque no había un mango para pagar colaboraciones. Entonces le dije: “Bueno, si te parece, yo te paso el material, no me pagues nada por eso pero al mismo tiempo te ofrezco una serie de propuestas de notas para ver si alguna les interesa”. Así entré a Página/12: le llevé un sumario que todavía tengo y lo uso a veces en las clases que doy. No empecé escribiendo sobre Soriano pero la puerta de entrada a Página/12 fue por él.

 ¿Cómo definirías al Soriano escritor?

Siempre lo defino como un muy buen “proyector”. Te presenta las cosas de un modo que la lectura resulta entretenida mientras te da curiosidad para seguir indagando. No es fácil hacer eso, pero se lee muy sencillo. Creo que ese es uno de los roles de los medios ¿No? Contar algo de un modo tal que te den ganas de sumergirte.

 Resulta interesante como empezó con una cosa y terminó con otra…o las combinó al hacerse periodista y después escritor.

Sí. Esto en el libro está desarrollado: cómo algunos temas que aparecen desde el periodismo luego pasan a su literatura. Es un asunto que a mí me parece muy atractivo y que en sectores de la academia generaba rechazo. Me parece que tiene una lectura política: porque desde su impronta y su quehacer te incita. Del otro lado es como si se establecieran podios, templos del saber, que expulsan a veces por complejidad o por el lenguaje.

 ¿Hay algo de ficción en la biografía? En el libro se pueden encontrar sentimientos o pensamientos que no se pueden corroborar del todo.

A mí en particular me interesaba mucho esta bajadita o, como dice el subtítulo de mi libro, encontrar una historia. Yo tengo una cantidad tremenda de material. Es una tonelada. De ese material elegí partes que son las que están acá. Esas partes que componen la historia ya forman una subjetividad. Lo que cuento por mi parte son testimonios o cosas que leí. Eso por un lado. Luego claro, uno cuando habla con alguien no sabés hasta qué punto eso que está narrando es un invento o algo que efectivamente pasó. Soriano fabulaba mucho. Él compuso bastante su personaje. Algunas de las personas que hablan sobre él en particular también fabulaban, de modo que es un escritor que reivindicaba esto de construirse como personaje.

Soriano fabulaba mucho. Él compuso bastante su personaje. Algunas de las personas que hablan sobre él en particular también fabulaban, de modo que es un escritor que reivindicaba esto de construirse como personaje.

Ángel Berlanga

¿Tenía está tendencia a embellecer las historias, como hacía cuando hablaba del padre?

Viste que en algún tramo está dicho: “Yo no sé escribir aburrido. Apenas empiezo a ver que ésto está pesado, largo”. Yo creo que en función de esa narrativa, le pone sus condimentos. Yo no sé si el padre era tan parecido a Dashiell Hammett como él decía que era. Pero si lo decís, ya tenés un elemento de peso mucho más contundente. Creo que él ponía sus agregados para que la historia funcione. Lo he visto en muchos sitios. En un punto tiene que ver con su papel de narrador, de abrazarse a su papel más allá del detallecito de la historia, siempre y cuando no termine tergiversando todo el sentido. Lo hacía para llegar al interlocutor. Ese rol de fabulador que aparece a lo largo del libro lo retoman las primas, los compañeros de fútbol. Los compañeros en el diario decían que era todo un espectáculo ver cómo en la apertura que se armaban los sábados en La opinión, Soriano contaba sus historias. Eso lo ves a lo largo de muchos tramos de su vida con muchos testigos. Es algo innato que tiene él.

 ¿Tenés algún número aproximado de la cantidad de entrevistas o archivos que recopilaste?

En el libro figuran como unos ochenta entrevistados, pero debo haber hecho cien. Hay muchas entrevistas personales. Yo empecé la biografía hace diez años, pero juntaba materiales desde hace mucho tiempo, a lo mejor hace treinta años. Son esas cosas que uno hace por gusto. Es más: en la época del videocasete, por ejemplo, grababa entrevistas que aparecían en televisión. ¿Viste esas entrevistas que no están por ningún lado? Las tengo yo. Tengo infinidad de cosas. Para el laburo en sí, fui a la hemeroteca y a la Biblioteca Nacional y rastreé toda la obra periodística. Ahí me encontré con muchos materiales. Incluso el libro tenía una versión mucho más grande donde aparecían más referencias a esa obra periodística porque incluía qué pasaba en esa época. Él escribía muchas cosas al mismo tiempo. Un asesinato, alguna cuestión deportiva o alguna cuestión político-económica, que en esa versión aparecía contextualizada. Después está todo lo del exilio. Su mujer me permitió acceder a correspondencia, por ejemplo. Esa es otra de las vertientes del libro. También vi todos los pasaportes. Eso me ayudó mucho a establecer en qué momento, por ejemplo, se fue exactamente al exilio o en qué día volvió, y volvió a irse. Todos esos recorridos los pude establecer por los sellos de los pasaportes.

¿Cómo fue organizar todo ese material para el libro teniendo en cuenta lo que era cierto y lo que era mentira?

Eso fue todo un asunto y desde el principio fue una inquietud, porque pensaba: “Si esto una biografía tiene que ir con la premisa de la verdad». Pero en un momento renuncié a eso. Es muy difícil establecer la verdad. Muchas veces tiene distintas caras y depende de quién las interprete. Entonces por un lado me interesaba que la voz de él apareciera. No solamente las entrevistas de radio y televisión sino también las entrevistas gráficas. Por lo que renuncié a ponerme en investigador hasta las últimas consecuencias de cómo habían sido las cosas.

 ¿Cuál fue el aprendizaje que más te quedó de Soriano?

Primero la cuestión de abordar cualquier tema o muchos y a la vez tratar de ser entretenido para el lector. Yo creo que él ponía muy en práctica eso. Buscar ser entretenido y abrir una perspectiva para seguir indagando cuestiones. También, por una cuestión de estar tanto tiempo laburando sobre esto, y como él abarcó tantos temas, me aparecen situaciones que dialogan con cosas que escribió él. Por ejemplo, hoy por hoy las caracterizaciones que Soriano hacía de Menem las veo en Milei. Mil situaciones así vinculadas al fútbol, a la economía, a la prepotencia del fascismo, del poder económico. Pero es como le pasa a mi viejo, que es un español de 86 años que todo el tiempo le aparecen refranes para aplicar a cualquier situación. Bueno, a mi me aparecen posturas de Soriano (risas).

 ¿Lo seguís leyendo?

Lo leo, sí. Porque también el laburo hizo que descubriera otras dimensiones. Yo creo que muchas de sus novelas, no todas, obvio, siguen hablando y teniendo sentido. Exceden la mera historia que cuentan. Hablan muy fuertemente de la condición humana y de nuestra identidad. Ahora ya hace rato que no agarro una novela de nuevo, pero para este trabajo tuve que releer y me sigue gustando. Muchas veces pasa que cuando uno ve una película que ya viste no te sorprende, o el efecto es distinto. Pero en la lectura de Soriano aparecen otras cosas. Aguanta. Resiste.