La primera víctima del Plan Güemes
Fernando Martín Gómez, de 28 años de edad, era pasador de hojas de coca, y se encontraba en el lugar de los hechos cuando fue asesinado por la Gendarmería Nacional. Fernando habría fallecido por un impacto de bala en su costado derecho, que fue donde se encontró el perdigón que le perforó un pulmón y la arteria aorta. Además, también tenía otra herida en la pierna, de una bala que lo hirió y salió.
En diálogo con ANCCOM, Sandra, la pareja de Fernando, contó que “él se dedicaba a pasar la coca, era el único sustento de la familia, nosotros somos 12 personas en un sólo terreno”. Gómez trabajaba de martes a sábado todo el día, y le pagaban por cada viaje que hacía, a la noche llegaba a su casa y dejaba la plata para poder alimentar a su familia. Ese día no fue diferente, estaba llevando su carga a un vehículo que la iba a transportar cuando “lo sacaron a los tiros”. Ellos tenían tres hijos, el mayor de seis, uno de dos años y un bebé recién nacido. “Quedé yo sóla porque él era el que salía a trabajar y yo me quedaba a cuidarlos”, comentó Sandra.
Sobre cómo murió su pareja, ella contó que “estaba trabajando, no va a ir a donde estaban los gendarmes como ellos dicen que fue, porque él tenía que esconder la carga para que no se la quiten, a mi marido lo mató la Gendarmería, me quitaron al padre de mis hijos, le metieron un tiro en el corazón”.
La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich publicó en sus redes un comunicado luego de los hechos con el título de “Bagayeros sí, Narcos no”, en el que aseguró que “a los trabajadores que viven de pasar mercadería les damos un camino ordenado para que puedan seguir caminando, pero a los narcos no”. Sin embargo, según la familia de Gómez, él sólo se dedicaba a pasar coca y cigarrillos.
“Ahora quieren que yo no haga nada y me quede de brazos cruzados, yo voy a hacer justicia”, comentó Sandra. Y sobre esto aclaró: “La ministra Bullrich estaba diciendo que mi marido era un narco, no es así, yo no vivo en una mansión, vivo en una casa humilde, de madera y con piso de tierra. Tenemos dos camas, una tele y una mesa chiquita para 12 personas”.
Entre lágrimas, Sandra contó cómo fue que se enteró del asesinato de su compañero. “Me llamó una vecina a las 3 de la mañana del miércoles, me dijo que mi marido había muerto, y a esa hora me fui al hospital con mi hijo para ver el cuerpo”. Ni la policía, ni el hospital se molestaron en comunicarse con ella, y por eso tuvo que tomar a su hijo recién nacido en brazos y acercarse para confirmar lo que su vecina le había dicho.
“Él siempre contaba que los gendarmes eran violentos con ellos, cada vez que se los encontraban los apuntaban con las escopetas en la nuca y los pateaban como perros”, contó Sandra. “Mi marido no es narco, que venga Bullrich a ver cómo vivimos, yo no tengo nada que esconder”, sentenció entre lágrimas.