Oruro en Buenos Aires

Oruro en Buenos Aires

La comunidad boliviana desplegó danzas, vestidos y tradiciones en el centro porteño, para compartir y transmitir a las futuras generaciones la cultura de su país en Argentina.

Tambores y platillos resuenan en la Avenida de Mayo como un latido que atraviesa fronteras. Lentejuelas brillan en telas coloridas, mientras los bailarines siguen el compás de la banda que marca su ritmo. No es en el Carnaval de Oruro, sino en Buenos Aires. La XIV Entrada Integración Cultural Bolivia en Buenos Aires se desarrolló el pasado domingo, un evento que se convirtió en una tradicional fiesta para los 162.000 bolivianos que residen en Buenos Aires.

La fraternidad Morenada Gran Central de Oruro fue una de las 114 agrupaciones que participaron en el recorrido que sirve como puente cultural entre Bolivia y Argentina. Si bien el horario de entrada de esta agrupación era alrededor de las 15, el encuentro de los bailarines fue a las 13 en 9 de Julio y Belgrano. Algunos de sus integrantes, principalmente las mujeres, ya llegaban con su peinado y maquillaje listos, terminando de ponerse algunos accesorios en la calle, tales como sombreros con grandes plumas y botas con tacos altos.

En el caso de los varones, terminaban de armar sus trajes cual rompecabezas. “Fíjate que este derecho, y apílalos bien, no los cierres mucho porque después te encierra”,  le decía uno de ellos a un compañero que se encontraba armando la capa de los morenos. Mientras tanto, por el otro lado estaba Carlos Cardenas, uno de los bailarines, que estaba atendiendo a los últimos detalles de su vestimenta: con un cuchillo iba cortando un pedazo de goma espuma para luego colocarlo sobre sus hombros, para que el traje no lo lastime al bailar. “Es lindo que nunca pierdan la cultura, hoy por hoy se integró mucho el hijo del boliviano a bailar estas danzas, es un orgullo para nosotros poder bailar en un país hermano, que nos dejen hacer este tipo de eventos”, expresó Cardenas. Además, también explicó que, en esta ocasión, se encontraba bailando en nombre de su amiga Sandra Anibarro Cuenca, miembro fundadora de la fraternidad, quien falleció en 2023: “Me llegó al corazón su partida; por ella prometí que bailaba este año, en devoción a la mamita –la virgen- y en honor a ella”.

Esta fraternidad cuenta con unos 80 integrantes y está conformada por bolivianos, hijos de bolivianos e incluso argentinos. Hernan Ibarra, miembro fundador comentó que hace once años funciona esta agrupación, bailando en distintas celebraciones para lograr expandir y perdurar las tradiciones del altiplano. Los colores que identifican a la agrupación son el azul, amarillo y blanco: “El azul por el cielo, el amarillo por el sol que nos ilumina y el blanco la pureza de la virgen”, explicó Ibarra. Además, la agrupación también cuenta con un slogan que se logra leer en las chombas de los organizadores: “Fe, tradición y cultura”.

Gary Renteria, uno de los primeros integrantes de la fraternidad, apuesta a esta tradición va a perdurar “porque en cada fraternidad hay niños bailando y eso es lo que nos genera una esperanza para el futuro”. La hora iba transcurriendo y de a poco iban llegando algunos de los participantes de la Gran Central.

Simultáneamente, en Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini ya se encontraban danzando integrantes de las agrupaciones, tiñendo las calles de rojo, amarillo y verde.

Si bien en la tarde del domingo la temperatura era demasiado alta para esta altura del año, el calor fue impedimento para disfrutar de la tradición. Algunos de los espectadores fueron preparados con reposeras y sombrilla, listos para cantar a coro las canciones del folklore boliviano. Tal fue el caso de Oscar, quien se encontraba junto a su esposa aplaudiendo al compás de los Caporales: “Vinimos a ver a mi hija que hoy baila, para nosotros es un orgullo que participe de esta fiesta”, sonrió mientras sostenía la mano de su esposa.

Ya por la Diagonal Sáenz Peña, en dirección a Plaza de Mayo, el recorrido se desplegaba con paso lento pero alegre. Lejos de las vallas y en un lugar donde refrescaba la sombra que ofrecía uno de los edificios estaba Daniel, con una bandera de Bolivia atada a su cuello, a modo de capa que cubría todo su cuerpo. “Vengo todos los años”, expresó mientras mascaba coca.

Este evento es un mosaico identitario, no solo por la riqueza de la cultura de Bolivia que se iba desplegando a lo largo de las calles, sino por la diversidad del público presente. Porteños curiosos, turistas de paso y residentes de otras nacionalidades se detienen, con celulares en mano, intentando capturar la esencia de los movimientos. Para muchos, este es el primer contacto con las tradiciones bolivianas.

La fiesta no se reduce al baile, en cada esquina se encuentran vendedores ambulantes ofreciendo platillos típicos de Bolivia, y los espectadores no desaprovecharon la oportunidad de degustarlos. Además, en cada paso y en cada golpe de bombo hay una historia; muchos de los trajes que lucían los bailarines fueron confeccionados a mano, y cada uno de ellos cuenta historias de lucha y resistencias de un pueblo.

Cerca de las 16, la Morenada Gran Central de Oruro se encontraba lista para la acción. “Dale, avancen”, se escuchó decir a una de las organizadoras y eso fue suficiente para que todos entren en posición. “Desde niño bailo morenada, soy de la central, orgulloso me siento, orureño soy”, cantaban a coro los bailarines acompañando el compás de la banda que con bombo, platillo, tambor y trompeta, resonaba una de las canciones típicas. La voz de los espectadores también se lograba oír a la par, muchos de ellos movían sus cuerpos al ritmo de la música. “Ya no llores más negrita, la Pagador ha vuelto a la Central, a la Morenada de mis amores, a la Morenada de mis abuelos, a la Morenada de mis ancestros”, cantaban con orgullo muchos de los bailarines presentes.

“Yo bailo desde que tengo uso de memoria”, expresó con una sonrisa en su rostro Ana Mora Condori, integrante de Tinku San Simón, ya al final del recorrido frente a Plaza de Mayo. Por otro lado, también se encontraba Enzo Sánchez Velázquez, integrante de la fraternidad Tinkus Los Tolkas de la zona de Huachacalla: “Bailar es tradición y cultura, yo llevo en la sangre lo que es el Tinku potosino. La manera en que yo puedo representar la cultura boliviana es bailando Tinku”, expresó Sánchez.

A medida que el sol se esconde y las luces de Buenos Aires comienzan a iluminar la avenida, la fiesta no decae. Los rostros sudorosos de los bailarines demuestran el esfuerzo que hicieron a lo largo de ese recorrido, pero también el orgullo de pertenecer en algo que trasciende fronteras. En cada paso y en cada golpe de tambor, los participantes no solo recrean una tradición, sino que la reinventan dando vida a una identidad que no conoce fronteras. En el aire queda la sensación de que la cultura boliviana, lejos de diluirse en la inmigración, se refuerza, se transforma y encuentra nuevos públicos que la abrazan.

La estafa como medio de vida

La estafa como medio de vida

Esta semana se estrena «Tiempo de Pagar», la ópera prime de Felipe Wein, un film sobre la vida de “un arbolito” de calle Florida.

Tiempo de Pagar es una nueva película argentina que retrata un singular fenómeno de la Ciudad de Buenos Aires: la calle Florida y sus arbolitos, aquellos personajes que cambian divisas en la vía pública. El largometraje se centra en Richard, un hombre que siempre le debe plata a alguien, que engaña a su novia y al que siempre lo corre algo. Sin embargo, se las ingenia para salirse con la suya a último minuto. Con una duración de 62 minutos, la película hace un energético recorrido de un par de días de la vida de Richard, en los que su situación se complica cada vez más.

La combinación entre la corta duración del film con una acertada banda sonora y excelentes actuaciones hacen que el espectador se sienta completamente inmerso en la historia. La película fue parte del BAFICI 2024, tendrá su estreno el 7 de noviembre en el Cine Arte Cacodelphia y las entradas estarán disponibles para la venta a partir del 24 de octubre. Se trata de la opera prima de Felipe Wein, quien dialogó con ANCCOM de cara a su estreno oficial.

¿Cómo surgió la idea para esta película?

La inspiración viene de cuando estábamos haciendo la postproducción de un corto en el microcentro con mi socio, el productor de la peli, en 2021. Salíamos del estudio de sonido y nos encontramos en plena peatonal Florida o Lavalle, centro de Buenos Aires. Ahí veíamos estos personajes particulares y dijimos “estos tipos están para una historia”. Después pasaron cosas en el medio, agarré un par de trabajos,y no pude seguir con eso. Pero un año después nos sentamos y dijimos: “A ver, ¿qué tenemos?” Porque habíamos escrito varios guiones, un par que eran poco realizables para la cantidad de recursos finitos que teníamos, y dijimos “escribamos algo que podamos filmar; en el microcentro tenemos las locaciones”. Dimos con un primer borrador de unas quince, después hicimos diez páginas más. Teníamos como un mediometraje y a dos meses de filmar dijimos: “No vamos a hacer toda una movida por treinta páginas de guion, escribamos treinta páginas más y tenemos un largometraje”. El equipo acompañó desde siempre, desde el minuto uno, los actores también. Pero todo nació de scoutings de paseos. Yo estuve tres meses recorriendo el microcentro para entender toda la fauna de personajes que había. Y salió de esa manera.

¿Fue una decisión hacer una película corta?

Yo creía que tenía que ser corta. Esto de que primero era un corto y después se hizo largo  influyó bastante. Si hubiésemos tenido más dinero, quizá algo más contábamos, pero estoy bastante contento con la duración. Primero, porque ayuda a estar completamente inmerso, que nadie se pierda en la película, nadie relaja la mente, todos están demasiado adentro. Entonces, en la sala de montaje teníamos como una duración de una hora y cuarto en el primer corte. Y fuimos sacando cosas como para que la película esté 100% enfocada desde el punto de vista del personaje principal, de Richard, pero te diría que es una decisión compartida tanto de presupuesto como creativa, para poder ingresar fuerte en la cabeza del personaje.

En una charla que diste sobre la película dijiste que se agregaron escenas durante el rodaje ¿Cómo fue eso?

La filmamos en tres tandas, rodamos una parte en diciembre del 2022, otra parte en marzo del 2023 y unas últimas cinco jornadas en agosto 2023. Yo edité lo que filmamos en diciembre, en enero y febrero y dije: “Falta algo en la mitad de la película”, que es toda una secuencia en el casino. Y esa secuencia la escribí en la sala de montaje, pero por una decisión ya plenamente creativa, de decir “en el punto B de la película tiene que pasar algo, que se expandan los tiempos y que parezca que el personaje va a conseguir lo que tiene que conseguir en la película”. Me parece que estaba bueno como gancho para el espectador, para tensionar más, también porque era una escena que siempre quise filmar, una escena en un casino clandestino. Cuando uno va filmando se va dando cuenta de lo que le faltó la jornada anterior, entonces el día siguiente filmamos más planos para la escena de persecución, más planos para esto, filmamos de nuevo un detalle. Eso se va dando todo el tiempo por cuestiones lógicas de que algo te queda colgado en la jornada anterior y tenés que volver a filmar. Te quedas pensando durante la noche, yo soy bastante de no dormir en esos días que filmo. Me quedo pensando bastante.

¿Cómo fue la producción de la película?

Fue una producción muy pequeña, nosotros no teníamos nada más que los equipos que nos daba la universidad y diez o doce personas que pusieron algo de su dinero. Después yo conseguí algo más de plata, pero fue hecha muy a pulmón.

En los agradecimientos aparece un montón de personas que contribuyeron.

Mucha gente. Hay una película que se llama La Uruguaya, que la hicieron a través de Orsai, de Hernán Casciari. Armaban como bonos de 100 dólares, 200 dólares, y al final hubo como dos mil productores y cada uno tiene una parte muy pequeña de la película. Y de esa manera se fue formando el presupuesto, como un crowdfunding bastante amplio. Ese fue un ejemplo para el modo de producción, que está bastante bueno. Viendo que ahora el INCAA está frenado, son las únicas maneras de poder financiar una película.

¿Entonces vos no tuviste financiamiento del INCAA?

No tuve financiamiento del INCAA. Pero soy 100% defensor del INCAA.

Fue más por una decisión propia.

Fue una decisión de producción. También había mucho papeleo en ese momento, era 2023. Yo no tenía puntos como para presentar un proyecto al INCAA, podía haberlo hecho pero me hubiese demorado mucho y ese momento era el que yo tenía libre para poder filmar. Venía de un año y medio de estar en un par de películas y una serie como asistente de dirección. El momento que se me dio, dije “es ahora que hay que meter esto, ahora sí o sí”. No filmaba ficción hacía tres años, había realizado mi primer corto en 2019. Y dije: “Es ahora que hay que hacerlo”. Estaba dado todo como para que sea ese mes, en ese momento, con Argentina jugando el Mundial. No podíamos demorarnos más y por eso lo hicimos de esa manera. Pero yo creo que tiene que existir la financiación del Estado, porque el cine es un ecosistema. Creo que eso lo dijo Llinás, el cine es un ecosistema en el que tienen que coexistir varias películas y no solamente las que puedan recuperar su dinero. Si lo pueden recuperar, mejor, pero tienen que existir todas. Es tristísimo lo que está pasando y hay mucha desinformación sobre cómo funciona.

Dicen que hay que películas que la ven cuatro espectadores…

Esa frase, “No vamos a financiar películas que no tengan espectadores”, es demagogia pura.  ¿Qué película no quiere tener espectadores? Primero que nada, no se puede saber desde el vamos qué película va a tener espectadores. Y como organismo tenés que ayudar, justamente, a conseguir espectadores. Un problema que tuvo el cine argentino es la distribución, la exhibición de esas películas. Entonces, creo que ahí es donde había que mejorar cosas. Y no tanto en censurar tipos de películas. Eso está mal, lógicamente.

Es muy extraño que decir “la censura está mal” sea controversial.

Tremendo, pero es así. Pero bueno, son así, son destructivos.

El final de la película se inspira y  hace un paralelo con Nueve Reinas. ¿Por qué decidiste hacer un final así?

No sé, como que en Argentina da la sensación de que todo está por explotar. Y a veces ha explotado, pero es como que todo el tiempo parece que algo va a pasar. Entonces, ese componente narrativo era una bomba como para guardársela para el final. Aparte, para mí lo que más importa no es la situación. O sea, es una película que tiene mucho contexto argentino, mucha política, un intento de mostrar lo real. Pero me importaba más el personaje, hacer como un estudio de él y que ese contexto esté hablando también de ese personaje. Entonces lo que pasa al final me parecía como que era lo natural, que puede pasar eso en la realidad en la que vive él. En la última escena, él tiene que resolver. Me parece que en esas situaciones, en las que los personajes están bajo presión, es cuando se ve su verdadero carácter. Entonces cuando le ocurre lo que le ocurre, él tiene que actuar.

El personaje es alguien que ve todo como intercambiable, tiene muchos amigos a pesar de que le debe plata a todos ¿Cómo surgió?

Lo primero que nació fue el personaje, por ahí antes que esto del microcentro, de ir con el productor y caminar por las calles, buscar ese mundo. Yo toda la vida fui un chico que me gustaron ese tipo de personajes, que no cumplen con el parámetro de la buena persona, con el manual de cómo hay ser en la vida, sino todo lo contrario. Son como más entrañables, más seductores, más incorrectos, también. Me parece que es mucho más divertido el cine cuando tenés personajes que tienen más fallas. Por ejemplo, en Taxi Driver, Travis Bickle es un perverso, un loco, por ahí tiene un buen corazón, pero es un tipo que es medio pervertido, medio raro. Hay una película que se llama Red Rocket, de Sean Baker, que es el ganador de la Palma de Oro de este año, que el protagonista es un actor porno que se dedica a estafar a mucha gente. Entonces me dije: “Voy a hacer una como Taxi Driver o Red Rocket”,. Tenía ganas de tener un personaje de ese estilo. Me parecía para dirigir, conseguir a ese actor. Y Juan Nemirovsky, que es el que hace de Richard, es magnífico. Cuando lo conocí, dije: “Es él”. Tiene todo para ser Richard. Me acuerdo que le dije al productor: “Esta película la hago con él, no hay otra persona. No puede haber otra persona”. Y para mí es lo mejor de la película, sin dudas, la actuación de él.

¿Cómo lo conociste a él, cómo lo encontraste?

Lo conocí trabajando en una serie, Felices los Seis, que salió este año, de HBO. Pero la hicimos en 2022, y me acuerdo que lo ví y le dije “vos vas a actuar en mi corto”. Él es rosarino, vive allá. En el rodaje de Felices los Seis  iba y venía, es un loco lindo. También tenía como una forma de caminar y de hablar que a mí me gustaba mucho. Después, cuando le dije que era un largo, él se copó, vino acá, se quedó en mi casa viviendo esas semanas de rodaje, vimos el Mundial juntos. Nos hicimos muy amigos y le puso una garra increíble. Creo que es un ejemplo, es un tipo de 41 años, es muy reconocido en Rosario, tiene mucho trabajo, tiene una escuela de teatro, no para de filmar publicidad y le mete mucho a su trabajo. Y accedió de todas formas a estar en una película independiente, en ese momento él no sabía quiénes éramos, me conocía a mí pero poco. Y se acopló al grupo técnico como si nos conociéramos de toda la vida.  Es un ejemplo de persona y aportaba una energía muy positiva para el rodaje. Siempre siguió adelante y eso que en la filmación le pasó de todo. En las persecuciones, los peatones creían que era un ladrón de verdad, lo tacklearon…  y él siguió adelante. O sea, cualquier actor te dice “No, basta, en estas condiciones yo no filmo más”. Y él todo lo contrario; se rió.

 

“Es un sueño inventar todo un universo automovilístico”

“Es un sueño inventar todo un universo automovilístico”

En medio del resurgimiento de la popularidad de la F-1 tras la aparición de Colapinto, Sofía Minatel publicó “Marcas en la pista”, su segunda novela que cuenta la historia de una piloto argentina que llega a la máxima categoría.

Desde 2018, Sofía Minatel quería escribir una historia sobre autos, “como inventar una competencia o algo así”. Entonces, fue a lo más cercano que tenía, la Fórmula 1, porque algo conocía de mirar documentales y películas. Empezó a investigar y justo coincidió con el nuevo boom de la categoría, tras la llegada de Franco Colapinto al equipo Williams. Entrevistada por ANCCOM, la joven autora cuenta de qué se trata Marcas en la pista, su segunda novela, presentada recientemente, y cómo es autopublicarse en plena crisis económica.

 

¿Qué podés adelantar de Marcas en la pista?

Es un libro new adult, está dirigido a personas en sus veinte años. Es sobre la vida de un piloto italiano y una piloto argentina en un nuevo equipo tras algunos problemas que tuvieron con otra escudería, con dramas dentro y fuera de la pista. Se consigue en físico y en formato digital en Libros Creativa.

 

¿Alguien que no sabe nada de Fórmula 1 lo puede entender?

Explico lo suficiente todo el contexto como para que se entienda. No bombardeo con cosas técnicas porque no tiene sentido, no voy por ahí.

 

¿Cómo empezaste a escribir?

Empecé desde muy chica, a los seis o siete años. Tengo el recuerdo de tener ciertos cuadernos o agendas donde iba escribiendo, también era de leer mucho y eso influenciaba. Al principio escribía cuentos cortos sobre cualquier cosa y después eran historias de fantasía.

¿Cómo fue la experiencia con tu primer libro, La causa?

Se me ocurrió hace diez años, en el boom de las novelas y películas distópicas. Tenía la idea de una historia de aventura, pero no se me terminaba de ocurrir qué. Me contacté con Editorial Dunken de casualidad, porque había averiguado en otras. Les dije que tenía la novela terminada y necesitaba editarla, me pasaron los contactos de varios editores, me contacté con una y me editó la novela. Hasta que llegó la pandemia y tuve que parar todo. Cuando retomé volví a contactarme con Dunken. El proceso fue rápido porque quería publicar lo antes posible para llegar a la Feria del Libro.

 

¿Hubo diferencias con la publicación de Marcas en la pista?

Siempre publiqué de manera independiente porque no tengo una editorial atrás que me diga “me gusta tu idea” y me compre los derechos. Hace un año estoy con Creativa, que es una agencia de servicios literarios que además publican. Tienen editoras y diseñadoras que trabajan para ellas. Creativa hace el marketing del libro, me sirvió mucho hacerlo para La Causa. Estoy muy conforme. Ahora tengo más control, hay otra confianza y cercanía, no es un equipo grande como una editorial, entonces me fue más fácil estar encima de todo. Soy detallista, quería ver lo que pasa y aprender de eso.

 

Estás por graduarte en la carrera de Ciencia de la Comunicación de la UBA con una tesina sobre los fanatismos en la Fórmula 1, ¿se cruzaron los proyectos?

Sí, sobre todo con la manera de plantear determinados temas. Ahora tengo el peso de la carrera atrás, incluso está implícito en la historia. Trabajando en la tesina me di cuenta que tenía que ser neutral, no podía meter todo lo que pienso sobre determinada cuestión porque no funciona así. También hablo de los fanfics (“ficciones de fans”) en la tesina. Muchos creen que son las historias de “Rayita” (novelas de Wattpad donde la protagonista es la propia lectora en el universo de sus artistas favoritos) pero es un mundo más amplio. No hay que subestimar a los fanfics como escritura.

 

¿El panorama está cambiando para los nuevos autores por las redes o plataformas como Wattpad o Archive Of Our Own?

Las redes sociales ayudan un montón porque te dan la facilidad de llegar al público de otra forma, más rápido. Subiendo videos o contenido llegás a gente que de otra forma no hubiera dado con vos, incluso si el libro ya está publicado. Creo también que el fenómeno booktok (usuarios con cuentas dedicadas a reseñas de libros) hay que tomarlo con pinzas, porque no todo lo que se hace viral vale la pena. No digo que todo sea malo, pero uno cree que porque un libro es viral es buenísimo y a veces no es así. También pasa todo lo contrario, capaz es un libro bueno, pero no se lo conoce mucho.

 

¿Cómo manejás el bloqueo creativo?

Tengo dos posibilidades: releo cosas ya escritas, como escenas importantes o avanzo a algo que quiera escribir. O también dejo todo y me voy a hacer otra cosa, a caminar, escuchar música, dejo todo ahí.

 

¿Y cómo te ves de acá a cinco años?

Ojalá que siga escribiendo y pueda vivir de esto. Que sea la carrera o profesión para el resto de mi vida. Ahora es complicado, al pagar todo yo para editar e imprimir, ganancia real no tengo porque no logré aún cubrir los costos. Quiero escribir fantasía, tengo una historia que nunca termino de darle la vuelta. También me gustaría una romcom (“comedia romántica”). De Marcas en la pista me gustaría que se escriban fanfics.

 

¿Qué tal te llevás con las críticas?

Con mi anterior libro, La causa, hubo alguien que no le gustó mucho, le puso dos estrellas en Goodreads (página web para reseñar libros, popular entre los jóvenes lectores) y me indigné. Pero estuvo muy educada y la entiendo, yo también leí libros que no me engancharon. En Goodreads hay gente que reseña con una estrella sin decir por qué. Ahora me acostumbré y lo tengo asumido, pero al principio pensaba en eso todo el día.

 

¿Estás preparando la segunda parte de Marcas en la pista?

No lo iba a hacer, es autoconclusivo el libro. Pero mientras escribía a los personajes ideé una historia a futuro que en tres libros se termina perfectamente, tipo trilogía. Estoy en la mitad de la segunda parte. Es un sueño inventar todo un universo automovilístico.

Una universidad de película

Una universidad de película

En medio del ajuste presupuestario al cine nacional y a las universidades públicas, la Facultad de Arquitectura de la UBA reedita esta semana el Festival Internacional de Cine. “La adversidad no debe doblegarnos sino ponernos creativos y unirnos para seguir generando oportunidades” dice el director general Ricardo Alfonsín.

La segunda edición del Festival Internacional de Cine de la Universidad de Buenos Aires (FIC.UBA) se llevará a cabo del 16 al 22 de octubre, con el fin de recorrer la historia del cine, promoviendo un diálogo entre su pasado, su presente y su futuro, y apostando por la cultura nacional, en un contexto de crisis. Organizado por La Universidad de Buenos Aires y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), a través de la Secretaria de Políticas de Diseño e Innovación Tecnológica, la Secretaría de Relaciones Institucionales, Cultura y Comunicación y la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido, se realizará de manera gratuita en la sede central de FADU, y su estacionamiento; en el Cine Gaumont; el Centro Cultural San Martín, y el Cine Cosmos. La edición está dedicada a la memoria de Manuel Antín, Honoris Causa de 2023.

“El FIC.UBA es un orgullo y un triunfo en medio de las adversidades que enfrenta la comunidad universitaria y del cine. En momentos como este, un festival internacional de calidad es una apuesta al futuro que nos negamos a perder de vista. Es un ejemplo de gestión de política pública. Más que nunca necesitamos que nuestros alumnos accedan a oportunidades formativas y de intercambio como esta, que sigan poniendo en los más altos lugares los proyectos gestados en la FADU”, expresa Ricardo Alfonsín, director general del evento, en diálogo con ANCCOM.

El festival contará no solo con la proyección de más de medio centenar de producciones audiovisuales, sino también con la entrega de Doctorados Honoris Causa a Mirtha Legrand, por su paso por 36 filmes de la era dorada del cine nacional, a Héctor Olivera, director, productor y guionista argentino de Patagonia Rebelde (1974), celebrando los 50 años de su lanzamiento, y a Marjane Satrapi, historietista, pintora y directora franco-iraní de películas como Persépolis (2007). También habrá seminarios dictados por Marjane Satrapi, Daniel Burman, Demián Rugna, el colectivo español Little Spain, Leonardo Sbaraglia, Diego Lerman, Diego Cagide, Diego Lucero, Nicolás Couvin, Gonzalo Gutiérrez, Jorge Pinarello, y Luis Ortega, que buscan la participación, durante seis clases magistrales, de personas dispuestas a conversar y reflexionar sobre cuestiones alrededor de la práctica cinematográfica.  Al programa se suman homenajes a Daniel Tinayre, a 30 años de la muerte del director, guionista y productor de largometrajes remarcables como La Mary (1974), película que también celebra su 50º aniversario, y a Argentina Sono Film, estudio cinematográfico fundado en 1933 y que actualmente sigue funcionando con el objetivo de producir, preservar y difundir la industria cinematográfica nacional.

Además, se inaugurará el ciclo de cine al aire libre “Terror a Cielo Abierto”, proponiendo exhibir la filmografía del director y guionista Demián Rugna, con películas como Cuando acecha la maldad (2023), una experiencia audiovisual en tendencia. “Queremos reconocer un género en auge que encuentra receptividad inmediata en nuestros estudiantes. Responde a un pedido de la comunidad. Además la figura de Demián Rugna, un director que representa la vocación, el talento y la tenacidad para desarrollar proyectos, que han recorrido los mercados y festivales del mundo hasta consagrarse entre los mejores. Representa un faro para los nuevos realizadores. Queremos darle un marco de celebración colectiva que apunta a los jóvenes que componen en su mayoría el público de FIC. UBA, con una propuesta que se completa con foodtrucks, maquillaje FX, cosplayers y una feria del terror que convertirá el estacionamiento de la FADU en un gran cine al aire libre”, cuenta Alfonsín.

El festival en ascenso contó con el doble de postulaciones que en la primera edición. Alfonsín concibe al festival como un espacio para potenciar a los nuevos realizadores, por lo que se da prioridad a óperas primas. “Haber sido seleccionado es una alegría para mi porque es en donde estudié. Siempre es un orgullo que existan estos espacios. Soy venezolano y me encanta el nivel de cultura cinematográfica de Buenos Aires, su forma de contar cine es algo muy propio de acá, y que puedan existir esta clase de festivales en estos tiempos caóticos me pone muy contento. Lo único que se puede rescatar de este caos es que cuando estamos a punto de perder algo nos empezamos a preocupar más, a notar los llamados de atención. Siento que mis círculos cercanos han consumido muchísimo más cine nacional del que normalmente consumían, y espero que esta alerta sea lo suficientemente fuerte para que la situación cambie y se apoye más el cine nacional”, reflexiona Nathaniel Pacheco, egresado de la carrera Diseño de Imagen y Sonido en FADU y realizador de la música de Vellichor, cortometraje de la Competencia de cortos UBA. El mejor cortometraje de esta competencia recibirá $1.500.000 y una vacante para participar del Programa de Capacitación del Campus MÁLAGA TALENT, en el mercado de industria del Festival de Cine de Málaga (MAFIZ). Se otorgará a la Mejor Dirección un viaje a Colombia para participar del programa de jóvenes talentos BIFF BANG!, del Festival de Cine Internacional de Bogotá, en la edición 2025. La Asociación del Personal de la UBA (APUBA) financiará la dirección de un proyecto audiovisual a desarrollar en el primer semestre de 2025, con $1.500.000, al corto ganador.

“El FIC UBA es la respuesta a lo que queremos lograr para el futuro. Es un momento difícil, pero la adversidad no debe doblegarnos sino ponernos todavía más creativos y unirnos para seguir generando oportunidades. No es fácil sostener un festival de esta magnitud en estos momentos, pero lo hacemos precisamente porque creemos en el futuro de nuestros alumnos y del cine. Como docente de la carrera de Imagen y Sonido, y desde la dirección de este festival, creo firmemente que el cine es mucho más que entretenimiento; es un vehículo para la cultura, la identidad y los valores que como sociedad compartimos. Siendo la producción audiovisual un vehículo tan importante para la promoción de los valores que uno quiere promover en la cultura, no es una actividad de la cual el Estado deba desentenderse. Debe comprometerse con ella a través de la definición de una política orientada a enriquecer y dotar de valores democráticos, humanistas, a la cultura”, concluye el director general.

La programación completa del festival puede consultarse en su página web.

La pregunta del millón

La pregunta del millón

Se presentó el primer capítulo de “¿Cómo ganar plata?”, la serie documental ideada y conducida por Ofelia Fernández. La pieza analiza el mundo del trabajo juvenil para explicar su complejidad y contradicciones.

El martes se estrenó “¿Cómo ganar plata?”, el primer capítulo de la serie documental de Ofelia Fernández sobre las distintas formas en las que trabajan las nuevas generaciones. A lo largo de cuatro capítulos se propone hacer una radiografía de los problemas que enfrentan los jóvenes en el mundo laboral. La serie cuenta con la dirección de Agustina Claramonte, el apoyo de la fundación Fundar que se encargó del rigor técnico del proceso y el nuevo medio de comunicación Corta, que compartió el primer episodio en su canal de Youtube.

Desde las 18:00, la fila se fue armando en la vereda del Complejo Art Media, lugar donde se llevó adelante el estreno, y que también fue una de las locaciones de la serie. El interior estaba ambientado como un cine y se llenó por completo. En las paredes se colocaron carteles que decían: “Ganá plata mientras dormís”, “¿Querés ser tu propio jefe?”, “¿Y si te arriesgás y ganás?”. En las primeras dos filas, había varios elementos de oficina, computadoras viejas y teléfonos de cable, instalando una premisa sobre el choque entre lo viejo y lo nuevo en el mundo laboral.

Fernández entró al escenario presentada por Ivan Schargrodsky. Mostrando la frescura que la caracteriza y que marca el tono del documental, le dice al público: “Si alguno tenía la ilusión de venir acá a saber efectivamente cómo hacer mucho dinero, no tengo esa respuesta”. Afirma que “desde noviembre me di cuenta de que no entiendo nada. Entonces decidí salir a preguntar”. Después de los agradecimientos, comenzó la transmisión del primer episodio.

El capítulo

Fernández es clara y convoca esta vez desde la pantalla: “Los invito a dejar de negar esta crisis y les aseguro que no voy a encontrar la consigna, la síntesis que logrará volver a ponernos a todos a hablar el mismo idioma. Porque esto es mucho más complejo, pretendo rendirle honor a esa complejidad”. Fiel a su postulado, el “formato pregunta” está presente en todo el episodio, invitándonos a cuestionar en lugar de cerrar sentidos.

Para comenzar, el documental arranca con una anécdota: un abuelo le cuenta a su nieta que a su edad entró a un laburo donde pasó toda su vida hasta jubilarse, comprándose una casa y un auto. Este hecho contrasta con la experiencia de su nieta, que pasó por 25 trabajos, con eso alquila un monoambiente y ni siquiera piensa en jubilarse. Entonces Fernández se pregunta: “¿Qué hay de bueno y de malo en cada foto? ¿Hay que rearmar el mercado de trabajo que existió? ¿O hay que construir uno nuevo sobre el estallado que nos quedó en frente?”.

“Durante los últimos años advertimos: ¡vienen por tus derechos laborales! Vacaciones pagas, aguinaldo, indemnización, jubilación. Pero de repente nos desayunamos que eso no importó tanto, no asustó tanto. Porque quizás no es la realidad de la mayoría de la gente que labura. Quizás seguimos hablando como si el mundo se hubiera quedado congelado en el siglo pasado”, afirma Fernández.

“Con la realidad no hay que enojarse, hay que tratar de entenderla”, sostiene la exdiputada. Para entender cómo trabaja nuestra generación, Fernández empieza por lo más elemental: la conversación. Se acerca y habla con un ex-policía, con una trabajadora del ámbito privado, con una mesera, una influencer, una manicura, un repartidor, una profesora de educación física. ¿Por qué trabajan de lo que trabajan? ¿Cómo llegan a fin de mes? ¿Qué problemas tienen? ¿Cuáles son sus aspiraciones?

En diálogo con ANCCOM, Fernández cuenta sobre el proceso: “Es combinar una inquietud, que es el deseo de interpretar y, ojalá, representar las nuevas demandas de mi generación. En este caso particular, de esta primera pieza, de la relación con el trabajo, con el dinero”. Afirma que esta es la mejor manera de contarlo. Para elegir a los testimonios del documental, cuenta que buscó a las representaciones más genuinas de algunas categorías de trabajo: “Creo que terminó siendo bastante representativo de cuál es la foto de esta generación en ese vínculo en particular. Siento que es un tema que podría ser re denso, y que de alguna manera termina siendo relativamente esperanzador”.

“Las ideas son algo muy valioso cuando parece que todo ya está hecho”, sostiene Fernández. En contraste a los videos rápidos y cortos que predominan, la exdiputada hace una apuesta artística para transmitir su mensaje. Capta los sentires de la época y los traduce con audacia en el lenguaje audiovisual.

 

La recepción del público

Al finalizar la proyección, ANCCOM dialogó con el público. Allí estaban, por ejemplo, los periodistas Lía Copello y Matias Mowszet. Sobre sus expectativas, Copello cuenta que “El título ya era algo tentador, porque es algo que está ahí presente en todo, así que valía la pena darle una oportunidad”. Mowszet agrega: “Me imaginaba que iba a ser algo provocador, uno de Ofelia se esperaba eso, y provocó”.

Copello resalta que le “llamó mucho la atención esta conclusión de que estamos todos pensando en la plata. Me aclara y me deprime a la vez. Con algunas cosas me sentí muy identificada, con laburos que nada tenían que ver con el mío”. Mowszet se queda con la parte donde se asegura que “la discusión política está concentrada en menos del 40% de la población laboral. Todo lo que discutimos a nivel laboral, está concentrado en muy poca gente. Me parece que identifica muy bien por qué se pierden las elecciones”.

El periodista Marcos Aramburu afirma que “hay algo de ir a buscar los testimonios y no presuponer esa información, que es sorprendentemente revolucionario en estos momentos de la política. Hay algo de ir a ver a quién estás pretendiendo representar”. También destaca la puesta artística “en un momento donde todas las piezas de comunicación política que ves son de un político tratando de hacer una Bizarrap Session. Esto es como un cachetazo impresionante. Estético, artístico y conceptual”.

El primer capítulo de esta serie documental, se encuentra disponible en el canal de Youtube Corta.

Instrucciones para leer a Cortázar

Instrucciones para leer a Cortázar

La Biblioteca Nacional ofrece un recorrido por la obra del escritor con la intención de llegar a chicos y grandes a través de un referente de la literatura fantástica argentina.

El Centro de Literatura Infantil y Juvenil de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno inauguró la exposición Julio Cortázar. Instrucciones para viajar  que invita a conocer parte de la vida y obra del famoso escritor argentino de una manera lúdica y amena con el fin de acercar su lectura a las nuevas generaciones. 

Las curadoras Eugenia Santana , Solana Schvartzman y María Ragonese proponen un primer acercamiento a la obra de Cortázar para chicos y jóvenes. La muestra cuenta con tres salas:   “Instrucciones para leer”,  donde se aprecia una línea de tiempo con sus datos  más relevantes y donde se exhiben manuscritos originales de Cortázar: el  cuaderno de trabajo donde fue apuntando Rayuela,  capítulos mecanografiados, dibujos y pasajes de esa  novela que nunca fueron publicados.

En la siguiente sala  “Instrucciones para explorar”, se aprecia  el trabajo del autor de Bestiario como traductor, las cartas enviadas a sus afectos desde distintas partes del mundo y algunos de sus libros traducidos en diferentes idiomas.  En la última sala  “Instrucciones para jugar”, el equipo de diseño de la Biblioteca Nacional construyó una biblioteca donde los más pequeños se pueden sentar a leer los libros que el escritor leía en su infancia,  pintar y jugar. En esta sala se exhiben  ilustraciones realizadas por la artista plástica argentina Isol sobre algunos cuentos del escritor, mientras se escucha jazz, música favorita del autor de Final del juego.

Al igual que Rayuela, el recorrido de la muestra se puede comenzar por la sala que más guste o convenga,  un homenaje tan lúdico y fantástico al estilo  de Julio Cortázar  para celebrar los  110 años de su nacimiento.

ANCCOM conversó con Eugenia Santana y  Solana Schvartzman dos de las curadoras.

¿Cuál fue la inspiración de la muestra?

Solana Schvartzman: Por un lado es el año Cortázar, pero la idea fue justamente que sea una puerta de entrada distinta de lo que se hace en otras instituciones o museos. Tenemos el cuaderno de bitácora, las cartas manuscritas de Cortázar, tenemos capítulos que él escribió y descartó, tenemos materiales que son riquísimos que pertenecen a la institución y era hora de mostrarlos y exponerlos pero también era una oportunidad de exponerlos no solo para un público interesado en la obra de Cortázar sino especialmente para chicos y jóvenes, los que tal vez no lo leyeron que comiencen a leerlo, la idea es que se acerquen a este autor de una manera distinta.

¿Cuál es el enfoque principal que eligieron?

Eugenia Santana: El enfoque principal de la muestra es, justamente,  recuperar el aspecto lúdico de las instrucciones, la idea de viaje que nos pareció muy amigable para los chicos en general  pero sobre todo el enfoque es casi de divulgación, es como decir cómo hacemos que estos materiales se vuelvan accesibles a los chicos , cómo contemplamos este nuevo público que queremos traer a la biblioteca.

Sch.: La idea se llama “ Instrucciones para viajar” tiene que ver con distintos viajes que hizo Cortazar a lo largo de su vida. Nace en Bélgica muere en París pero más allá de esto la idea también es pensar a la muestra como un viaje, por eso es que tiene tres alas muy distintas pero que se pueden recorrer en un orden o en otro de manera lúdica, como él mismo pensaba en sus libros.

¿Hay alguna obra de Cortázar que haya sido especialmente significativa en el proceso de la curaduría?

E.S.: Para mí fue Los autonautas de la cosmopista que yo no lo había leído antes de hacer esta muestra, había leído bastantes cosas de Cortázar, pero no Los autonautas y cuando entré, dije: “Claro, esto está buenísimo”. Todos estos títulos, medio fantasiosos, refieren a los viajes, había momentos que me hacía mucha gracia, habían registrado todo lo que habían comido en el día, el café, las medialunas, esto, lo otro con lujo y detalle y me pareció espectacular también por eso. Yo decía que lo del viaje es muy importante porque también lo veía en su obra.

S.Sch: En la muestra tienen un lugar muy protagonista  El manual de instrucciones, Historias de cronopios y de famas, de ahí sacamos el título de la muestra y así están escritos los textos de cada una de las salas. Obviamente tienen un protagonismo muy importante Rayuela porque es imposible que no lo tuviese, pero también tienen libros que uno no pensaba , en mi caso por ejemplo Silvalandia, donde se ve un estilo Cortázar que uno piensa que lo escribió para los chicos, es un escritor que se ríe mientras escribe y esa también es una impronta que queríamos que marcase de alguna manera el recorrido de la exposición.

¿Qué aspectos de la vida personal consideran relevantes para entender la obra?

S.SC:  Yo remarcaría muchos datos fundamentales de cuando él era chico, que escribe una primera novela a los 8 años, que lee a Poe a esa edad y el director de su escuela le dice a la madre que por favor lo aleje de los libros, que no le están haciendo bien, que vaya a tomar sol. Pero la madre responde que confía en los libros y confía en Cortázar. Con ese gusto en la lectura es que después se hace escritor y de alguna manera concreta, concretar muchos de sus sueños porque él quería ser marinero y se hace escritor, y de alguna manera viaja por todos lados y con la traducción viaja con sus libros.

E.S.: Una, generalmente, conoce como el producto acabado de Julio Cortázar, alto con barba como una especie de prócer de la literatura y está bueno también mostrarlo más desarmado. Pensamos en su infancia, por eso hicimos esa reconstrucción de la biblioteca para pensarlo a él en la situación de lectura cuando era chiquito: qué cosas lo atraían, le interesaban. Hay muchos viajes que para él son muy significativos: su viaje a Cuba no está tan presente en la muestra, pero si está en la línea de vida, la centralidad de ese viaje para sus ideas políticas, pero también el viaje de la imaginación, poder viajar sin moverse del lugar.

¿Cómo creen que Cortázar influyó en la literatura contemporánea?

E.S.: En Argentina es imborrable su huella, el lugar que ocupa en la literatura fantástica es inédito, en comparación con el resto del mundo. Muchas veces hay cierto desprecio por el género fantástico, que se considera una especie de género menor y acá entre Cortázar y Borges es el centro de nuestro canon. Creo que es muy significativa su influencia, también en sus traducciones de Poe porque las traducciones de Cortázar se siguen editando y la mayor parte de los chicos que leen Poe, probablemente lean la traducción de Cortázar.

S.Sch.: No por nada es un autor que se lee en la escuela, especialmente los cuentos, pero Rayuela, que hoy se lee menos, es una novela que si la lees no te la olvidás y en ese sentido marca a quien la lee y creo que va a perdurar en la literatura Argentina.

E.S.: Es un autor inicial, uno está dando los primeros pasos en la literatura y generalmente  alguien te va a acercar un texto de Cortázar y eso también es impresionante, es un autor que abre muchas puertas, si leés a Cortázar después leés otras cosas.

S.Sch.: Atrapa a chicos pero es Interesante como atrapa a adolescentes también, es nuestro esfuerzo que los chicos entren a Cortázar, pero en los adolescentes no hace falta ni hacer ese esfuerzo, entran enseguida.

La exposición “Julio Cortázar. Instrucciones para viajar” se puede visitar hasta el 3 de noviembre de 2024, de lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19 en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional. Entrada libre y gratuita.