“Hago música porque me gusta compartirla con alguien más”

“Hago música porque me gusta compartirla con alguien más”

Con más de 100 mil oyentes mensuales en Spotify, la cantante cordobesa Paz Carrara presenta su nuevo disco, más pop que su álbum debut. “No tenía ganas de que me tilden como una artista que sólo hacía canciones tristes”, confiesa.

Bajo la premisa de volver al origen, Paz Carrara acaba de lanzar su segundo disco, Todo vuelve al punto de partida. Con letras que hablan sobre el amor, el duelo, la resiliencia y el crecimiento, la cantante toma distancia del género cantautor para explorar sonidos más cercanos al pop. En diálogo con ANCCOM, la artista reflexiona sobre la necesidad de reencontrar su individualidad, la presión de la industria musical y el rol que tuvo Bambi Moreno Charpentier como productor del álbum.

 

¿Por qué decidiste volcarte al pop?

En verdad fue todo a nivel de producción. Podría haber ido por ese lugar obvio y cómodo, pero este era un desafío que tenía ganas de hacer desde hace mucho tiempo. Y también fue clave conocer a Bambi y empezar a trabajar con él, porque me convenció de que se podía hacer.

 

¿Cómo fue el proceso de producción del disco?

Soy una persona súper ansiosa, recuerdo pensar en un segundo disco cuando estaba lanzando el primero (Me cansé de hacer canciones que no salgan si no estoy llorando, 2022), porque sé que los procesos son muy largos hasta que uno termina el producto y después lo saca. Entonces ya sabía que lo iba a encarar con el mismo tipo de trabajo y que iba a ir por el mismo lugar que el primero. También me cayó una ficha, sentí que cambió un poco el juego y empecé a notar cómo influye la industria musical. Es más, creo que en mi primer disco pensé mucho en quienes me estaban escuchando y dejé de lado mi individualidad. Por eso, el año pasado me propuse frenar un poco para pensar en mi necesidad de hacer algo más propio, algo que suene a mí y no a nadie más. Amo mi primer disco, pero hay muchas canciones que siento que podrían ser cantadas por otros artistas. Eso es porque me necesité alivianar y porque no tenía ganas de que me tilden como una artista que sólo hacía canciones tristes. Entonces me propuse hacer de este disco lo más propio posible, yendo a fondo con todas las historias y contando detalles específicos sobre las cosas que realmente me importan, porque de otro modo no tiene sentido.

¿Las canciones de este segundo álbum te representan al cien por ciento?

Sí, o al menos a esta etapa de mi vida. Describen muy bien mis últimos dos años: cortar una relación, empezar una nueva, enamorarse a fondo, y después entre medio contar todo lo que implica la vida de uno. En el disco hay seis canciones de amor y cuatro que no tienen nada que ver con el amor en términos de pareja. Pero también implica eso una relación: presentarte, decir lo que te pasó en la vida y cuáles son personas que te acompañan. Todo eso termina de contar la narrativa.

 

¿Tenías pensado el título antes de grabarlo o decantó mientras lo hacías?

Fue decantando de a poco. No hago las cosas pensando demasiado en los conceptos previos, la música me suele dar muchas más respuestas de las que yo puedo darle a ella. Escuchando las canciones me di cuenta de que había algo un poco cíclico de querer hacer las cosas de vuelta, volver a hablar de cosas que hacía mucho tiempo no hablaba o repetir cosas que ya aparecían en otras de mis canciones. También empecé a darme cuenta de que esto aparecía en algunas cosas conceptuales, como por ejemplo que la mayoría de las canciones empiezan y terminan igual: con una frase, una melodía o con un ruido. Eso no fue buscado, sino que fue algo que nos pasó y que nos gustó tanto como quedaba que para las últimas tres canciones ya lo hicimos adrede, pero al principio fue la música la que guió el camino.

 

¿Cómo fue trabajar con Bambi Moreno Charpentier?

Con Bambi nos conocimos hace tres años porque él me había invitado a grabar en su disco República de la Nostalgia una canción hermosa (“La Torre”) y a partir de ahí se fue forjando una amistad. Siempre lo consideré un artista súper prestigioso por su trabajo con Tan Biónica, pero desde ese momento siento algo especial por él porque siempre fue muy generoso conmigo. Además, tiene mucho camino recorrido dentro de la música como productor, más allá de su talento como artista, entonces me hizo muy bien tenerlo cerca para ver y entender las cosas con otra perspectiva. También me sirvió haber trabajado con él en la canción “Aunque nunca te lo diga”, que habíamos compuesto para otra persona pero que al final nos terminó gustando tanto que la sacamos y se terminó sumando Santi Celli. No terminó formando parte de este disco porque justamente no era una historia mía, entonces no tenía que ver con la esencia de todo lo que estábamos haciendo, pero a nivel sonoro podría haber ido. Luego de haber trabajado en estos proyectos y habiendo podido conocer su sensibilidad y desarrollar un nivel de confianza se me ocurrió que tal vez él era el productor adecuado para este disco, porque sentía que me podía ayudar a llevarlo al lugar de identidad que yo buscaba. Además, él es mucho más jugado que yo, tiene una cabeza que va más rápido, pero al mismo tiempo desde un lugar súper humilde, porque él todo lo abre a discusión. No es que fue un disco donde él me mandó las ideas y yo las acepté, sino que fue un proceso colaborativo. Yo también aporté un montón, pero porque él me hizo parte, y por eso estoy contenta de haberlo hecho con él, fue una experiencia muy linda.

Además del amor y la idea de volver al origen, ¿qué otras cosas te inspiraron?

El dolor, el crecimiento, la resiliencia y los procesos. En este disco hablo de mi abuela, de mi padre y de mi madre, entonces está presente el desarrollo de las relaciones y de los sentimientos. Por ejemplo, en una de las canciones hablo sobre el día en que me enteré de que mi papá había fallecido. Si bien he escrito un montón sobre ese momento, creo que esta tiene un final donde el sentimiento muta un poco. Lo mismo con la canción sobre mi abuela, que habla sobre un período de tiempo que se va desarrollando en la letra. Hay mucho de eso también, de sostener algo a través del tiempo y cómo eso va al mismo tiempo cambiando. Lo mismo con las canciones que hablan sobre el amor y de una relación que se va desarrollando. También me sirvió como fuente de inspiración la música de otros artistas como Regina Spektor, Bleachers –el proyecto de Jack Antonoff– y Taylor Swift. De ellos tome la idea de transmitir un sentimiento en particular.

¿Cuál fue la canción que más te costó componer?

 “Te fuiste”, porque es muy personal. Lo primero que apareció fue el puente, pero después fue difícil encontrarle un cierre. Esa situación que quizás me impulsó a escribir no se terminaba de desarrollar y eso hacía que la canción no explotara del todo. Siento que mi fuerte es escribir estrofas y no estribillos y por suerte Bambi es muy bueno en eso, entonces un día agarramos la canción en el piano, empezamos a probar cosas y ahí salió todo el resto. Fue una canción que llevó muchos meses y que en general no me suele pasar, porque a mí me gusta escribir rápido, con frescura y sin corregir.

 

¿Cómo viene siendo la recepción del público?

Soy afortunada, recibí mensajes muy lindos y para mí eso es lo único que da sentido a las cosas. Si no hubiera alguien del otro lado que escucha y que algo le transmite, me quedaría haciendo canciones para mí en mi casa. Hago música porque me gusta compartirla con alguien más. No me importa si son diez, cien mil o diez millones. No va por ahí. En particular, recibí muchos mensajes por la canción “Domingo”, que es muy fuerte y que me parece que la va a descubrir la gente que necesite descubrirla. También me contactó mucha gente enamorada, que me mandó fotos o videos con sus parejas en donde de fondo había una canción mía. Siento que despierta eso porque es un disco que va muy al grano del corazón. También es muy nuevo, así que con el tiempo vamos a ir viendo las repercusiones.

Lo vas a presentar en Niceto Club, ¿cuál es la canción que más estás esperando cantar?

Me da mucha intriga cómo va a sonar “Panamericana” en vivo. Es una canción que muchas de las chicas que me siguen vienen esperando, porque solo la había tocado en algún vivo de Instagram. De hecho, el año pasado cuando toqué en Niceto, me llevaron carteles con la palabra “Panamericana”, evidentemente si me la piden tanto es porque algo les pasa a las personas con esa canción. Yo eso capaz ni lo intuyo, porque siempre mis favoritas son otras. De hecho, eso me pasó con “Radar”, al principio no quería sacarla y hoy es la canción que más reproducciones tiene en Spotify. Mucha gente la conoce y no tiene idea de quién soy yo. Lo mismo me pasó después con “Las Converse”. Hay algo que pasa con las canciones que a veces no es necesario que estén tan producidas, sino que pase algo con la música.

 

¿Estás satisfecha con el resultado?

Sí, y sobre todo muy contenta. Lo escucho y me parece un buen disco, lo disfruto. Estoy orgullosa de las canciones y de la producción que tuvieron. Obvio que me gustaría que mucha más gente lo descubriera. Fue un proceso complicado, con mucho esfuerzo y trabajo y que pasó por un montón de situaciones y sentimientos. Largarlo también fue fuerte, porque uno deja ir algo que viene cuidando hace un montón de tiempo y deja de tener el control y eso es complicado a nivel emocional. Pero ahora estoy en un momento donde lo estoy disfrutando y soy feliz de que me lleguen mensajes de personas que no me conocían y que de repente me descubrieron. Me hace sentir que las canciones son lo suficientemente buenas para que me hayan brindado 40 minutos de su vida para escucharlo y una hora y media en septiembre para verlo en vivo. Siento que ya hay una relación a largo plazo.

 

Paz Carrara presentará Todo vuelve al punto de partida el próximo 13 de septiembre en Niceto Club. Las entradas se pueden adquirir en passline.com.

“Hacer teatro es un acto de resistencia”

“Hacer teatro es un acto de resistencia”

En tiempos donde parece que todo es odio y negacionismo, la obra de teatro «Memoria de un poeta» invita a mantener el recuerdo vivo de los 30 mil desaparecidos.

Por arte de la magia escénica, el Teatro del Pueblo, en el barrio porteño de Almagro, se transforma en una biblioteca popular de Avellaneda. Allí, un grupo de compañeros toman el lugar como un acto de rebeldía y se reúnen para hacer memoria. Rita es la bibliotecaria, Tito el empleado de mantenimiento y Eduardo un poeta que intenta reconstruir, retratar y recordar a Elvira, una vieja amiga bibliotecaria, desaparecida por el terrorismo de Estado en el verano de 1978.

Con dramaturgia y dirección de Paula Marrón, Memoria de un poeta ayuda a pensar cómo recordamos con el paso del tiempo, cuáles imágenes están nítidas, cuáles se vuelven más difusas. Nos interroga acerca de quiénes somos, de aquello que olvidamos, de aquello que no, y propone recordar algo tan doloroso como la dictadura cívico militar, pero lo hace a través de lo lúdico y eso es lo que, a su vez, conecta a cada espectador con su propia memoria emotiva y trae a la mente personas o momentos importantes de sus vidas.

Memoria de un poeta es una obra pequeña e íntima con grandes actuaciones. Emiliano Díaz, José Manuel Espeche y Rosina Fraschina ponen el cuerpo a los personajes que tratan de reconstruir lo que dejó la ausencia de Elvira en ese poeta avellanedense.

En diálogo con ANCCOM, Paula Marrón expresa: “El proceso creativo fue muy lindo porque son actores sensibles y desde el primer ensayo buscaron la verdad y entendieron que el corazón de esta obra son los vínculos. Apostamos a eso. La obra también nos habla del amor en sus múltiples formas”.

Asimismo, Marrón considera que “en el contexto político y social que estamos viviendo hacer memoria es vital. La historia nos demuestra que nunca hay que dejar de hacer memoria, incluso cuando creemos que como sociedad estamos de acuerdo en algunas cosas; después los hechos nos demuestran lo contrario. Es muy triste todo lo que estamos viviendo y hacer teatro es un acto de resistencia. Como dramaturga tuve la necesidad de escribir sobre esto. Fue hasta casi inconsciente porque no sabía que iba a escribir sobre este tema”.

“La obra no sólo pone el foco en la memoria, sino en cómo los recuerdos se nos vuelven más difusos y algunos olvidamos por completo. Por ejemplo, hoy, a mis 41 años, pienso cómo recordaré este presente si llego a vivir hasta los 70.O cuando intento recordar mi infancia, por qué algunas imágenes están tan claras y otras ni siquiera puedo traerlas. Esta obra nos habla un poco de eso”, concluye Marrón.

Memoria de un poetase puede ver todos los domingos a las 18 en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636) yestará en cartel hasta el 11 de agosto.

«¿Vivís donde querés?»

«¿Vivís donde querés?»

La agrupación Inquilinos Agrupados junto al Cels y el colectivo Movida Colectiva -integrado por fotógrafes que pasaron por ANCCOM- inauguraron la muestra «Casa. La vivienda es un derecho», en el local de Niunamenos.

“Soy mamá de siete y muchos no me quieren alquilar”, se lee en una de las paredes del local de Bartolomé Mitre al 1700 que comparten Inquilinos Agrupados y Ni Una Menos. Esa frase no es la única, hay muchas más. Están intercaladas con fotos de diferentes tipos de viviendas. Son parte de la exposición Casa. La vivienda es un derecho, que reúne fotografías tomadas por integrantes de Movida Colectiva: Camila Godoy, Cristina Sille, Juli Ortiz, María Bessone, Noelia Guevara, Pilar Camacho, que antes habían sido fotógrafas en la Agencia de Noticias de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, y Leandro Teysseire, quien sigue siendo editor de fotografía en la misma agencia. Es viernes. Se inaugura la muestra, y el local está lleno de gente observadora que mira con detenimiento cada una de las historias que se desprenden de las fotos. 

Detrás de la organización del evento está también el Centro de Estudios Legales y Sociales. Leandro Vera Belli, el coordinador del área de Tierra, Vivienda y Justicia Económica de ese organismo, cuenta a ANCCOM el trasfondo que enmarca a esta exposición de fotos. “Argentina tiene un déficit de vivienda muy grande”, dice y enseguida enumera una serie de problemas, como que los inquilinos hoy no tienen protección, que las obras públicas en barrios populares están frenadas, que hace poco murieron personas que vivían en la calle, que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires los Centros de Inclusión Social, antes llamados “paradores”, no son suficientes. “En los últimos años se había empezado a encarar estos problemas con políticas grandes, como el ReNaBaP, los fondos para urbanizar los barrios populares y la Ley de Alquileres —dice Vera Belli—. El gobierno de Milei decidió interrumpir todo y el resultado son los alquileres desregulados, donde los inquilinos tienen que firmar contratos como pueden”. 

Un rato antes de que se abrieran las puertas del local para dar inicio a la inauguración de la muestra fotográfica, el grupo que integra Movida Colectiva ya estaba presente, esperando la apertura en la vereda. ¿Qué estaban haciendo todos? Sacándose fotos, claro. Cuando la puerta metálica del local había empezado a enrollarse hacia arriba para que las personas pudieran ingresar, Ortiz había capturado ese momento para siempre a través de la lente de su cámara. Lo mismo haría después, cuando sus compañeras Godoy y Camacho hablaran frente al público presente. Ortiz también dispararía el flash en el instante en que Gervasio Muñoz de Inquilinos Agrupados dijera que “la pelea por la vivienda debe ser colectiva y en eso estamos aunque los tiempos sean adversos”. Es que Ortiz y el resto de Movida Colectiva todo el tiempo están mirando el mundo a través de la lente de la cámara, porque es su esencia de fotógrafas. 

La exposición de imágenes va a estar a la vista de todos hasta el 13 de septiembre cada vez que Inquilinos Agrupados y Ni Una Menos realicen actividades con convocatoria en el lugar. No tiene un horario fijo para ir a visitarla sino que se la puede ver al asistir a algún evento organizado por esas agrupaciones. Godoy cuenta que quienes integran Movida Colectiva se habían conocido primero en ANCCOM. “Ahí nos dimos cuenta del potencial que teníamos cuando salíamos a cubrir todas juntas —dice en un tono motivador—. Después quedamos como amigas y el año pasado nos anotamos en un programa de actualización de la universidad. Ahí tuvimos la idea de hacer este trabajo sobre vivienda porque entendíamos que había muy poco producido desde lo visual sobre el tema”. 

La información empírica que produce el Centro de Estudios Legales y Sociales en torno a esta problemática es tan importante como contundente, pero lo cierto es que llega a la parte racional de las personas. En cambio, estas imágenes que se ven acá noquean, llegan a lugares muy recónditos del inconsciente y se quedan ahí por semanas, meses, años. Tal es el caso de una fotografía obtenida por Sille que muestra a dos hombres y un perro guarecidos en una carpa, que en un momento fue abierta por alguien que parece haberles provocado la risa, porque ambos muchachos están sonriendo. Es curioso que sonrían, porque lo único que parecen tener es eso: la carpa, la sonrisa mutua, la compañía perruna y nada más (y nada menos). Sille le cuenta a esta agencia que sacó esa foto en 2021 durante una toma de terrenos en Barracas, donde está el barrio 21-24. “No los quisieron dejar entrar a unos edificios que estaban desocupados y entonces tomaron un terreno vacío que tenía el ferrocarril e instalaron carpas. Ahí permanecieron varios días hasta que negociaron la retirada pacífica a cambio del acceso a la vivienda”, cuenta Sille. ¿Qué se siente ver esa foto en esta exposición? “Es una maravilla que esto haya sucedido, sobre todo en este contexto político. Fue posible gracias a la universidad pública, en la que pudimos crecer y profesionalizarnos —reflexiona Sille—, porque nosotras nos conocimos primero en ANCCOM y después seguimos juntas en el Programa de Actualización en Fotografía y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires”. 

En el subsuelo del local, un proyector muestra imágenes que se van sucediendo una tras otra. Se las puede ver con comodidad desde un asiento que parece imitar la forma de un colchón, o al menos parece tener esas mismas proporciones. El ambiente es más tranquilo y oscuro en este sector, lo que invita a escuchar con atención las narraciones con voces en off que acompañan las fotos. “En CABA el alquiler de un monoambiente duplica el salario mínimo”, se escucha por ejemplo en este momento, y así muchas otras. Al final aparece un fondo negro con unas letras blancas que dicen: “¿Vivís donde querés?”. 

“Entretener es el oficio más lindo del mundo”

“Entretener es el oficio más lindo del mundo”

En pleno auge de las plataformas de streaming, “Hay Algo Ahí” del canal Blender rompe esquemas y rescata estilos en una mezcla que supo construir una comunidad. En un mano a mano con ANCCOM, Juan Ruffo, su conductor junto con Tomás Rebord, cuenta el detrás de escena de uno de los programas más vistos de la Argentina.

En el barrio de Palermo, sobre Niceto Vega al 5000, se encuentra el estudio de Blender. Creado por Iván Liska y Diego Abatecola a inicios del 2023, el canal de streaming se ha consolidado como uno de los más vistos junto a Luzu TV, OLGA y Gelatina. Cuenta con una oferta que incluye programas diarios como Desayuno Intermitente, Escucho Ofertas y Dinero y Amor, el semanal Las pibas dicen, con Rosario y Julieta Ortega junto a Andrea Rincón, y el deportivo Pelota Dividida –fruto de la reciente unión con Olé–, con el Ruso Verea, Mikki Lusardi y Facundo Santarrosa. Pero el hit del canal, sin duda, es Hay Algo Ahí, el programa de Tomás Rebord y Juan Ruffo.

El estudio es amplio, pero lo suficientemente compacto como para que todo suceda en un lugar. El fondo croma verde enfrenta a la mesa donde se sienta Guille Aquino en Escucho Ofertas y donde también se realiza Dinero y Amor, de Marcos Aramburu. Unas seis o siete personas ocupan la mesa de producción. Del otro lado, se encuentra el arco y el modular de Hay Algo Ahí, cuyos recovecos emulan un altar en el que se avistan las ofrendas de la tribuna que acude a presenciar el programa, o regalos que emprendimientos de todo el país envían al canal. La mesa tiene dos sillas principales, una para Rebord y otra para Ruffo, y una más para sus visitantes –desde Ofelia Fernández hasta Ramiro Marra–, y para el periodista Iván Schargrodsky, columnista en la “Hora africana” de los martes.

Durante dos horas, de lunes a viernes a las 21, Rebord y Ruffo incorporan un humor ácido para tratar la coyuntura, con elementos que remiten a la programación televisiva de los años 90 y 2000, otros a la cultura pop y la interacción en vivo de los usuarios de YouTube tras ellos. Nostálgico e innovador, Hay Algo Ahí representa fielmente el estilo de Blender, cuyos creadores describen como “trash sofisticado”, con un toque incisivo y políticamente incorrecto, pero a la vez plural y diverso.

Además de comunicador, productor y coconductor, ¿quién es Juan Ruffo?

No sé si tiene respuesta, por lo menos a mis 29 años. Solo sé que me gusta el entretenimiento, divertirme, eso es transversal a mi persona. Si en el proceso de divertirme hay otra persona al otro lado de la pantalla que se está divirtiendo también, para mí es un sueño, cierra perfecto.

¿Siempre deseaste dedicarte a esto?

En términos académicos, en el secundario era desastroso, fui el primero o segundo peor promedio de quinto año, porque iba a divertirme. Tenía un amigo con el que íbamos a jugar, para nosotros era como una gran colonia de vacaciones. Carísima, porque el colegio privado católico era muy costoso. Cuando terminé, no sabía qué hacer, aparte de jugar a cosas, así que arranqué a laburar en la empresa metalúrgica familiar y a estudiar el CBC de Administración de Empresas, porque era la salida más fácil. Obviamente, no tenía ningún tipo de vocación por la metalurgia. Trabajé seis años en la fábrica, hasta que me di cuenta que no era para mí, primero porque no me despertaba nada, solo sentía satisfacción cuando me iba. Entonces me dije: “Tiene que haber algo que me guste más que esto”. En ese momento, escuchaba mucha radio. A la mañana, camino a Lanús, AM, y a la tarde, cuando me iba, FM. Programas informativos a la mañana y a la tarde más de entretenimiento. Había algo dentro de ese universo de lo radiofónico, de ese lenguaje, que me fascinaba. Hice un curso de producción de radio en ETER, fue un primer acercamiento, muy lindo, lo disfruté un montón. Después tomé la decisión de cambiarme de carrera y arrancar Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

¿Qué encontraste allí?

Un mundo nuevo, enorme en cuanto a materiales de lectura, compañeros y espacio. Me daba mucho placer ir a la facultad, donde, por supuesto, encontré la dimensión de jugar. Algunas materias eran más rígidas, pero Radio, por ejemplo, podía ser algo parecido a lo que yo quería hacer, y en los talleres la pasé muy bien. En una clase, un docente en el pizarrón escribió cuentas y usuarios de Twitter que había que seguir para mantenerse informado, entre ellos uno llamado Centro de Producciones Radiofónicas, y me pareció interesante, averigüé dónde era y el nombre del director, y fui a dejar mi currículum, que solo contenía mi experiencia en la metalúrgica. Llegué y le dije al director: “Quiero trabajar acá con vos”. Me respondió que no me podía pagar, pero me podía enseñar, y empecé a ir dos o tres veces por semana mientras cursaba y trabajaba. Aprendí a editar, nociones básicas de la radio, a grabar podcasts, a pensar contenidos sonoros. Fue una experiencia enriquecedora, porque adquirí conocimientos y práctica, y después esa relación maestro-padawan (aprendiz jedi) se mantuvo y se convirtió en una de mis amistades más cercanas.

¿Qué impacto tuvo este cambio de dirección en las expectativas de tu familia?

Trajo una serie de problemas. Comencé la carrera y seguía laburando en la metalúrgica, porque algo tenía que hacer. Pero en la productora se presentaron oportunidades laborales y ya no fue necesario eso, a partir de ese momento me dediqué a full a la productora. Esto desembocó en la consumación del legado familiar. Fue un proceso largo con la parte paterna de mi familia. Como tercera generación, tenía que hacerme cargo de la empresa que compró mi abuelo y que más tarde expandió mi viejo, ambos grandes empresarios. Por un lado, yo no estaba convencido de que ese era mi camino, y por otro, los veía a ellos realmente buenos en lo que hacían, y yo no lo era, porque no me calentaba, no tenía un fuego interno que me quemaba cada vez que llegaba. Veo una trefiladora (máquina para hacer alambres) y no me pasa nada, mi papá ve una y se vuelve loco. Se dio un proceso largo y áspero con mi familia. Finalmente, todos entendieron.

Se ha formado una comunidad muy leal al contenido de Hay Algo Ahí

Es una de las cosas más lindas que tiene este oficio, que haya alguien del otro lado disfrutando lo que hacés. Que alguien en la calle me pare y me diga “los vemos todos los días” me hace feliz. Siento un enorme orgullo del trabajo que hacemos porque hay gente en otro lado que quizás le cambiás un mal día y encuentra un poco de paz en una risa que se escapa durante un programa. Esto me parece sagrado, así surge la obligación de estar convocados siempre al ciento por ciento, porque hay gente que nos está dedicando lo más preciado que tiene: su tiempo. Sentir que todos los días en muchos hogares se cena mirando nuestro contenido, que hay gente que pone play y nos está escuchando, me parece fascinante y hay que respetarlo. Y el rol que ocupo tiene que ver con eso: entretener es uno de los oficios más lindos del mundo y me llena de orgullo estar de este lado.

Los medios emergentes se han posicionado como alternativos y ganaron legitimidad a la par de los tradicionales. ¿A qué se debe este auge?

Habría que analizar, medios alternativos ¿respecto a qué? Porque la tele, la radio y la gráfica han pasado por el mismo vórtex. Gran Hermano es un gran ejemplo: se emite por TV, pero en paralelo hay un streaming con personas discutiendo en vivo –más parecido a un medio alternativo– y lleva sus reglas y su lenguaje. Los medios están atravesando una alteración de estilo y formato, en donde se mezclan y nacen cosas nuevas e interesantes. Blender no es lo mismo que Telefé, no solo cambia la forma de hacer, crear y los equipos, sino que también cambian los formatos, los géneros y los estilos. Sí tratamos de recuperar algo del género televisivo, en donde tenés otra disposición visual y espacial, buscamos otra cosa. Es un delirio de grandeza quizás, no sólo no nos queremos parecer a unos tipos con unos auriculares gigantes hablándole a un micrófono, sino que buscamos otra cosa y recuperamos esta dinámica más televisiva porque también es con la que crecimos. Nosotros vimos y vemos televisión, y nos encanta, hay algo de volver a eso que se va desarmando a medida que pasa el tiempo. La fórmula del streaming está consolidada en cuanto a lo que se ve, escucha y en el lenguaje tiene sus particularidades. Nuestra intención es salir un poco de eso, romperlo y encontrar cosas nuevas.

¿Cuáles son las particularidades de Hay Algo Ahí?

Para empezar, es genuino, no podemos hacer algo que no sintamos. Hay Algo Ahí es lo que nos sale de lo más profundo del corazón. Queremos innovar y traer de vuelta elementos tradicionales, creando algo muy propio. Las propuestas de contenidos particulares nos tienen que gustar. Me ha pasado en otros proyectos de incorporar material porque se nota que a la gente le gusta tal cosa, y que termine saliendo mal porque yo no lo siento tanto. Entonces la primera particularidad de Hay Algo Ahí es que es genuino. Traemos escritores, políticos, especialistas en diversas áreas, deportistas, científicos, y conversamos sobre cualquiera sea el tema de actualidad. Si alguien está dando notas por todos lados, no nos interesa, repetir contenido que se vio en OLGA y después en Gelatina no es lo nuestro. Queremos que pase algo distinto. Por otro lado, tenemos este deseo de grandeza, de hacer historia, dejar una marca en la historia del streaming y del entretenimiento nacional. Tenemos hambre de trascendencia, de que a la gente que está del otro lado le pegue lo que hacemos. Hay Algo Ahí es hoy mi fuente de felicidad más grande, venir al estudio todos los días me llena el corazón y me encanta la dimensión que tiene de crecer todo el tiempo. Gran parte del éxito del programa se lo atribuyo íntegramente a Tomás (Rebord), esa vocación que él tiene y trae a la mesa. Ya habíamos trabajado juntos antes, pero no en la dinámica diaria. Hay algo en esa pasión suya que me causa una profunda admiración porque es también el motor de todo esto, es el combustible que va todo el tiempo alimentando esta máquina. No nos quedamos en la dinámica base de dos personas hablando frente a la cámara, por supuesto lo incorporamos, pero surgen ideas como “¿qué tal si hacemos un especial de Star Wars y nos disfrazamos?”. “¿Hacemos un especial de terror?”. “¿Y qué tal si hacemos tal otra cosa?”. Esa también es una de las particularidades de este programa, estar todo el tiempo corriendo y moviéndose.

¿Cómo es unn día en el piso de Blender?

Tenemos el día corrido porque el programa comienza a la noche. Llego acá más o menos a las 19:30, mientras continúa el programa anterior, Dinero y Amor. Me gusta llegar temprano porque hay algo de ir empapándome, de estar acá, que me prepara muy bien. Hacemos un repaso de las cosas que tenemos planificadas. Los programas se piensan y preparan con una semana de anticipación, es una dinámica que nos gusta porque tenemos la semana completamente resuelta, y ya pensamos en la siguiente. Hay dos reuniones grandes de producción, los viernes están dedicados al brainstorming, a llevar ideas, pensar cosas y proponer, y los lunes se organiza todo. Si en la semana hay algún especial, se graban clips durante los días previos. Cuando termina el programa, en general comemos juntos, acá mismo, vamos a casa y ahí es cuando arranca una cosa muy extraña en donde uno llega cansado, pero no se puede dormir por la adrenalina del programa, de entrar a las redes para ver las repercusiones. El resto del día, además de las cosas que hacemos en nuestras vidas, se basa en pensar cosas para el programa, usar la realidad de inspiración para tratar de transformarla y que de alguna manera aparezcan distinto en el programa. Durante el día producimos contenido, piloteamos cosas, a veces grabamos acá o yo adelanto algunas en mi casa donde tengo un estudio. Cuando está todo listo, salimos. Termina el programa y al día siguiente arranca todo de nuevo.

“Reales”, “hagovero”, “golondrinas”, “sesudo”, “superfly”… A diferencia de otros streamings, Hay Algo Ahí impulsó un mundo lingüístico propio en el estudio y en su comunidad de seguidores.

Tener un código propio es quizás de los mejores y más grandes indicadores de que está pasando algo entre nosotros y el público, da la señal de que se está formando una comunidad del otro lado. No hay solamente oyentes, televidentes o usuarios, hay otro tipo de compromiso entre la persona que te está viendo del otro lado y vos, sobre todo si ese lenguaje empieza a atravesar las barreras de “nosotros haciendo y ellos escuchando”. Si hay términos, palabras o frases que empezás a escuchar a tu alrededor de diversas personas, quiere decir que la gente está comprometida con el contenido. Me pasa con amigos míos, que usan palabras que empleamos en el programa. Es algo si lo quisiera explicar no podría, quizás porque hace mucho que cursé semiótica… En el programa realmente hablamos como hablamos, usamos neologismos en inglés, palabras que denotan un chiste, y es una manera muy linda de vivir porque estás por lo menos en la dimensión más ínfima del lenguaje, tratando de divertirte un poco. Eso que es real lo replicamos y, en el mejor de los casos, tiende puentes con la realidad de una persona que, si te ve en la calle o en un evento, incorpora nuestra forma de hablar en su cotidianidad.

No hay solamente oyentes, televidentes o usuarios, hay otro tipo de compromiso entre la persona que nos está viendo del otro lado.

Juan Ruffo

Tomás Rebord próximamente será padre y se tomará un tiempo, ¿cómo te preparás?

Obviamente el programa va a cambiar, porque lo vamos a adaptar a las nuevas posibilidades y exigencias, pero va a estar lindo, vamos a estar a la altura y lo vamos a disfrutar mucho.

Estudiaste en la universidad pública, ¿cómo ves la situación de recorte?

Me preocupa mucho, no solamente por haber estado la Facultad de Ciencias Sociales y por quererla y valorarla, sino por la vocación política que tengo: tiene que existir la educación pública, gratuita y de altísima calidad. Queda defender los espacios. Lamentablemente, tenemos que atravesar este Gobierno que atenta no solamente contra la educación pública, sino contra tantos otros frentes que ya casi ni alcanzan los dedos de la mano para contarlos.

¿Qué rol ocupa la política en tu vida?

Siempre ha estado presente, pero comencé a sumergirme en ese mundo desde mediana edad en adelante. Mi abuelo fue el primero que me hizo ver las cosas de una manera distinta, él fue vicepresidente del Partido Justicialista de Capital, uno de los mejores peronistas que yo he conocido. Hay algo de ese amor que le tuve a él que iba de la mano con conocer el peronismo, con empezar a curtirme y empaparme; hoy puedo decir que él me hizo peronista. Tuve una educación primaria y secundaria bastante lavada y ajena a lo político. Empecé a entrar un poco más fuerte en esa esfera y a interesarme un poco más cuando entré en la Facultad, ahí me vinculé con compañeros y compañeras de otras ideologías y pude entender el mundo de forma distinta. Esto también es algo que le agradezco mucho a la Facultad de Ciencias Sociales, ya que me permitió empezar a conocer y entender otras cosas. Nunca milité, ni siquiera en la universidad, pero la política y la coyuntura me atraviesa, me interesa, me preocupa y también hoy me confunde. No tengo las cosas tan claras: disfruto más de preguntar que de afirmar.

La cultura homenajea a Mercedes Sosa para ayudar a las personas en situación de calle

La cultura homenajea a Mercedes Sosa para ayudar a las personas en situación de calle

Después de la muerte de tres personas mientras dormían en la vía pública, 24 centros culturales harán un homenaje simultáneo a la cantante tucumana para recolectar ropa y alimentos para los sin techo.

En la última semana de junio murieron de frío tres hombres sin techo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dos, un sábado. El otro, un domingo. Uno en la calle Cerviño al 3100, en Palermo. El segundo, entre las calles Padre Carlos Mugica y Ramos Mejía del barrio de Retiro y el tercero, en la Plaza Miserere de Once. “La problemática de situación de calle tiene muchas causas interrelacionadas. Notamos que incrementó muchísimo en virtud de la crisis económica, o sea, estamos frente a una crisis habitacional. El eslabón más precario es el que habita en la calle y el que le sigue es el que alquila una pieza de hotel o inquilinato por el día”, aseguró Mónica Farías de la Asamblea Popular Plaza Dorrego, que se encuentra dentro de la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle, en diálogo con ANCCOM

Según información oficial del Gobierno de la Ciudad, lo que hasta hace poco se conocía como el programa “Buenos Aires Presente” (BAP), desde mayo empezó a llamarse “Red de Atención”, que pone a disposición 47 Centros de Inclusión Social (CIS), antes llamados “paradores”, que cuentan con 3.300 plazas. “Es una forma de cambiar el nombre para que no cambie la política de asistencia en sí —opinó Farías—, porque se vienen desfinanciando los programas de asistencia. Además los CIS actúan como dispositivos semicarcelarios, los compañeros en situación de calle muchas veces no quieren ir ahí porque reciben maltratos. A veces, en invierno no tienen ni agua caliente”. 

Si bien la “Red de Atención” está pensada para todas las personas sin techo, a diferencia del BAP, segmenta los centros según el tipo de población: algunos están destinados a personas con consumos problemáticos de sustancias o con un padecimiento de salud mental, otros están pensados para familias, otros son para adultos mayores y otros, para mujeres solas. La Línea 108 es el canal de solicitudes de asistencia a personas en situación de calle. Se encarga de derivar los casos a equipos de profesionales del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño. 

“Primero, lo que vería es si realmente esos dispositivos existen —cuestionó Bárbara Alegre, quien pertenece a la organización Sopa de Letras, que también se encuentra dentro de la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle—. ¿Es real que la ‘Red de Atención’ está circulando con sus móviles durante la noche? Porque en cuatro días murieron cuatro personas en situación de calle. El 2 de julio falleció la última. Si hay dispositivos como dicen, ¿por qué esas personas no estuvieron en un refugio?”. 

Por su parte, Farías dijo que “el Gobierno de la Ciudad te dice que, según el último relevamiento, hay alrededor de tres mil personas en situación de calle, pero nosotros estimamos que son más. Lo vemos todo el tiempo caminando por la calle: donde no había una persona ahora hay tres, donde había una, ahora hay cinco”. 

Los CIS existentes parecen no alcanzar para toda la población sin techo. Y ahí es cuando intervienen las organizaciones sociales. Alegre contó que Sopa de Letras asiste de lunes a domingos a entre 150 y 200 personas. “Hacemos, principalmente, recorridas nocturnas, trabajamos sobre la urgencia. Después, hacemos acompañamientos durante el día”, sostuvo. 

“Dentro de nuestro local —contó Farías a su vez— tenemos una olla popular que funciona los domingos y que provee desayuno, almuerzo y un espacio de contención afectivo. Hacemos actividades que también son necesarias para la vida, como mirar una película, charlar con alguien, que te den un abrazo, para restituir la dignidad que la calle les va restando. También los asesoramos acerca de los trámites que tienen que hacer”. Si bien, temporalmente, la olla de la Asamblea Popular Plaza Dorrego no está funcionando, Farías aseguró que ha llegado a asistir a unas 200 personas o más por día. 

Para visibilizar esta problemática, bajo el lema “Nadie elige la calle para vivir”, diferentes organizaciones sociales abocadas a la asistencia de personas sin techo, como las que representan Alegre y Farías, llevarán adelante la quinta edición del Festival Cultural y Solidario “Que no calle”, que se realiza cada año, desde 2019, en 24 centros culturales porteños en simultáneo. La cita en todos los lugares es a las 20 del 8 de julio, en la víspera del que sería el 89° cumpleaños de Mercedes Sosa. Se trata de un encuentro para homenajear a la cantante con diversos artistas y a través del cual las organizaciones sociales recibirán donaciones para personas en situación de calle, que incluyen abrigo, zapatillas, comida, vasos, bandejas y cubiertos de plástico, termos, elementos de higiene personal, útiles escolares, medias y ropa interior sin usar. “Todo lo que se concentre en cada espacio va a ser derivado a un centro de acopio, en donde se va a organizar y se va a repartir entre todas las organizaciones participantes, porque es un modo de garantizar que se cubran las necesidades de cada organización”, contó Farías.  

Alegre aseguró que la idea de combinar el homenaje con las donaciones “surgió de unir a la cultura con todo el abordaje que hacemos. La cultura está viviendo una situación bastante crítica y les compas que están en situación de calle, también. La Negra Sosa estaba involucrada, con sus canciones, en las luchas sociales”. Además contó que Sopa de Letras estará presente en el centro cultural “El Tipográfico”, en Avenida San Juan 3246. Allí habrá una exposición de Emilce Fuenzalida, una artista visual. 

Por su parte, Farías dijo que la Asamblea Popular Plaza Dorrego hará su participación en el festival en el local propio, que queda en Avenida San Juan 803. Contó que las expresiones artísticas estarán a cargo, en este caso, de las bandas musicales “Dúo cardinal” y “Dejavú” y del solista Georgi Andino. También participará la “Compañía Folklórica Divergente”, integrada por bailarines. 

Además de los dos centros mencionados, también abrirán sus puertas los siguientes: “Vuela el pez” (Avenida Córdoba 4379), “La casona cultural” (Carlos Calvo 242), “JJ circuito cultural” (Jean Jaurés 347), “La yupanqui” (Avenida Triunvirato 3817), “Batacazo cultural” (Avenida Medrano 627), “El puente” (Avenida Rivadavia 9810), “La Homero Manzi” (Avenida Belgrano 3540), “Casona de Humahuaca” (Humahuaca 3508), “Un lugar aparte” (Juan Ramírez de Velasco 710), “Trivenchi” (Avenida Caseros 1712), “La paz arriba” (Avenida Callao 1082), “Fraga cultural” (Fraga 119), “Casa migrante” (Alsina 2701), “Musicleta” (Aguirre 489), “Páramo cultural” (Carlos Calvo 3974), “El hormiguero” (Yrigoyen 1440), “Escuela popular de arte Loli Ponce” (Avenida Corrientes 6769), “Nuestra América” (Perón 3390), “La Plapla” (Tres Arroyos 1596), “Luzuriaga Club Social” (Luzuriaga 348), “La casa de Apolo” (Virrey Cevallos 768) y “La ronda” (Méndez de Andes 614). En las redes sociales de cada uno se publicará qué eventos artísticos habrá. 

Por otra parte, las organizaciones sociales que recibirán donaciones, además de Sopa de Letras y Asamblea Popular Plaza Dorrego, son: “Abrigar Derechos”, “No tan distintes”, “Amigues por las calles”, “Ser con vos”, “Comedor El Gomero de Barrancas de Belgrano”, “Construyendo puentes solidarios”, “Acción por personas en situación de calle”, “Isauro Arancibia”, “Merendero subcultural Caballito”, “Misión solidaria”, “Oeste solidario Caballito”, “Olla del Parque de la Estación” y “Sociabilidades por los márgenes”.

“Los pueblos que no son conscientes de su historia están condenados a la derrota”

“Los pueblos que no son conscientes de su historia están condenados a la derrota”

El periodista e historiador Cristian Vitale habla de Junios, Peronismo y antiperonismo en la encrucijada, que se enfoca en el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955, el levantamiento del general Valle y los fusilamientos de 1956. “Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en ocultar la memoria histórica”, plantea.

“Tiene mucha muerte, mucha crueldad. Es fuerte. Su proceso me llevó bastante angustia”, comenta Cristian Vitale cuando se le pregunta acerca de su nuevo libro, Junios, Peronismo y antiperonismo en la encrucijada, un trabajo de reconstrucción histórica y reflexión que abarca desde el bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955 hasta el frustrado levantamiento de general Juan José Valle, ocurrido un año después, en junio de 1956.

Esta obra se inscribe dentro de una nueva colección con motivo del aniversario número 50 del fallecimiento de Juan Domingo Perón, que se estuvo cumpliendo el pasado 1° de julio, y relata la conexión existente entre esos dos hechos históricos atravesados, directa e indirectamente, por el peronismo. El primero, un ataque ejecutado por la Aviación Naval y la Fuerza Aérea. El segundo, una rebelión en tiempos dictatoriales que llevaría a los conocidos fusilamientos en varios lugares del país, siendo el de José León Suárez el más difundido.

Sin embargo Vitale, que también es profesor de Historia y periodista, cuenta que es un trabajo que nunca le hubiera gustado hacer. “Fue un libro con el que uno tiene la obligación moral como historiador y como militante de meterse en el hueso. Pero son libros que no le gustaría escribir a nadie”, agrega el autor, pues para lograr recuperar la historia de esos años recurrió a aquellas familias que fueron directamente afectadas luego del levantamiento, las que perdieron un pariente a costa de los fusilamientos de la noche del 9 de junio de 1956. “Las entrevistas también me llevaron bastante angustia. Les estás haciendo revivir a esa gente una pérdida absurda de sus padres cuando eran chicos. Algunos ni siquiera los conocieron. Es tremendo. A veces te quebrás”, declara el escritor.

¿Cómo fue ese proceso de entrevistas, el buscar a las familias para que den sus testimonios?

Me puse a buscar descendientes de quienes habían sido fusilados, que fueron en total 27, y de las personas que murieron en el enfrentamiento de La Plata o producto de la represión de las fuerzas. Busqué a los hijos, sobrinos y nietos, y di con un montón de personas. Con Julia y Berta Carranza, hijos de Nicolás Carranza; con Alicia Rodríguez, la hija de Vicente Rodríguez; con María Cristina Caro, la hija de Luis Caro, fusilado en Campo de Mayo; con Miguel Mauriño, nieto de Miguel Mauriño e hijo de Rubén Mauriño. Este es un testimonio fundamental, porque es hijo y nieto de dos personas involucradas en el levantamiento de Valle. Esos testimonios me permitieron reconstruir la historia de los fusilamientos desde el lugar familiar

¿Fue difícil contactarlos? ¿O que quisieran hablar?

No fue fácil. Con la primera que me contacté fue con Julita Carranza. Vive en Adrogué, es divina. Ella tenía 45 días cuando fusilaron a Nicolás. A partir de ella fui contactando a los demás, pero no es una cuestión sencilla. Incluso muchos no quisieron dar sus testimonios. Pero con los que conseguí pude construir mucho.

¿Cuándo iniciaste la producción de Junios?

En realidad, la idea ya la tenía desde hace unos dos o tres años. Quería hacer un libro sobre los fusilamientos del 56, para hacer un aporte de que no se trató solamente de una jornada en la que se fusiló gente en José León Suárez. Porque en parte del imaginario estaba presente que los fusilamientos habían sido solo allí, dado Operación Masacre de Rodolfo Walsh, y la película que hace Cedrón. Y en realidad hubo en un montón de lugares donde se produjo la rebelión de Valle y Tanco: Campo de Mayo, Regimiento de Palermo, Regimiento 7 de La Plata, la Penitenciaría Nacional, en la Unidad Regional 2 de Lanús. En un momento también quise hacer algo focalizado específicamente en Lanús, porque yo soy de la zona. Esa era la idea macro que tenía hace mucho tiempo. Después me encontré con que tenía que darle una vueltita más y contextualizarlo. Me fui a los antecedentes directos e indirectos, llegué hasta junio del 55 y ahí dije: “Junios, bombardeos del 55, fusilamientos del 56”, y definí el recorte histórico.

¿Así llegaste a los bombardeos de Plaza de Mayo?

Llego a los bombardeos porque yo vengo de una familia muy peronista. Mi abuela me enseñó la marcha mientras me acunaba (risas). En plena dictadura, cuando yo era adolescente, siempre surgía la conversación sobre los aviones que salían de Ezeiza sobrevolando mi casa y mi barrio, y diciéndome que se habían producido unos bombardeos tremendos, que habían matado a un montón de personas. Y esto replicaba en la familia. Yo ya me había acercado al tema casi que desde que tengo uso de la razón. Es algo que siempre digo. El peronismo es una cuestión emocional, pasional, sobre todo si las personas que vos más querés fueron las que te metieron en ese camino. Entonces ya el tema estaba implícito antes de que lo pudiese racionalizar.

El peronismo va a ser un hecho maldito para la política argentina. Fue denostado no solamente por los sectores liberales, rancios, sino por toda la superestructura cultural progresista.

Cristian Vitale

¿Por qué pensás que el bombardeo del 55 no tuvo (ni tiene) tanto peso histórico? ¿Por qué se conoce tan poco?

Primero vamos a decir que el peronismo va a ser un hecho maldito para la política argentina. Fue denostado no solamente por los sectores liberales, rancios, sino por toda la superestructura cultural progresista. Hay un montón de actores muy consagrados en la cultura nacional a los que no les interesó abordar ese tema. Tampoco en las instituciones educativas se difundió ni se intentó remembrar ese acontecimiento para insertarlo en el sentido común, exceptuando en el 73 y con las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner. No fue un hecho del que gustasen hablar los intelectuales y mucho menos los medios de comunicación. Si vos no tenés esos resortes como sostenedores de la memoria, los hechos quedan omitidos y siguen ocultos para la gran historia nacional. Es más, la operación que hacen de esas usinas de creación de sentido es que el 16 de junio del 55 pasa a ser un día en el que los peronistas incendiaron las iglesias, y no el día que la aviación naval bombardeó la plaza. Es cierto que como una reacción visceral a los bombardeos, la noche del 16 sale un sector del peronismo salió a quemar iglesias. Pero había pasado una cosita antes, un detallecito, ¿no? (risas).

En este sentido, los sectores que quisieron instalar esta versión de los hechos en el imaginario social se valieron de operaciones mediáticas para hacerlo

Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en ocultar la memoria histórica. Hacen un recorte tremendo, muestran una fase de la realidad que no es la realidad sino solamente un recorte de acuerdo a sus intereses. Ni hablar de toda la superestructura intelectual. Por ejemplo, el movimiento nacional no es un movimiento de izquierda o de derecha. Es un movimiento nacional, con todos los matices que se te puedan ocurrir. Es tan adverso a lo que es la izquierda internacionalista como a la derecha liberal. Son los dos sectores que crean sentido. Si vos vas ampliando la mirada, vas viendo que todas las usinas de creación de sentido estaban de alguna manera avalando esa violencia.

Si comparamos esta dicotomía entre peronismo y antiperonismo que existía en aquella época, ¿cómo crees que esto se trasladó a esta época?

Creo que había quedado adormecida durante mucho tiempo, por lo menos durante el 56 hasta el 2003, cuando primero Néstor y después Cristina empiezan a otorgarle al movimiento aquella mística nacional. A partir de allí empieza a recrudecer esta dicotomía que parecía dormida. Por eso creo que este libro tiene cierto viso de actualidad porque se inserta en una nueva revisión de la historia que trae esta nueva resignificación. Volvió a aparecer esa mirada, disfrazada de kirchnerismo-anti kirchnerismo o de populismo-antipopulismo, pero que en realidad es el nacionalismo frente al liberalismo. Esa es la madre de las contradicciones.

¿Así se vive el peronismo actualmente?

El kirchnerismo es una reencarnación del movimiento nacional popular. En algún momento fue el rosismo federal del siglo XIX, vencido por las mismas fuerzas de siempre, en este caso por Urquiza en la batalla de Caseros. Después reencarnó en el irigoyenismo, que tenía un fuerte afluente nacionalista y popular, con algunas cosas que se pueden discutir. A mediados del siglo XX reencarna en el peronismo, y a principios del siglo XXI en el kirchnerismo. Hoy kirchnerismo es una mala palabra, pero son todas fases de la misma idea de nación, el mismo modelo de nación. El peronismo capaz sea el que mejor sintetiza esas aspiraciones de pueblo libre porque tiene una doctrina, tiene esas tres banderas que son la independencia económica, la justicia social y la soberanía política.

Y también esto de la Tercera Posición…

Por supuesto, la Tercera Posición tan alejada del materialismo histórico como del individualismo metodológico. Tanto del marxismo como del liberalismo. Néstor la tenía clara, somos peronistas, no nos bajen el precio. Es eso, en definitiva. Fijate cómo trabajaron los medios de comunicación con la letra K. El kirchnerismo es una parte constitutiva del movimiento nacional con ojos del siglo XXI, con prácticas un poco más progresistas, más democráticas, por la coyuntura. Pero la cuestión de los derechos de las clases populares estuvo siempre.

¿Creés que los hechos ocurridos en los dos junios continúan teniendo consecuencias hasta el día de hoy?

Habría que hacer un estudio minucioso del estado en el que está en el imaginario. Estamos en un momento complejo, en una situación medio distópica, palabra que se está usando mucho ahora. Entre la vertiginosidad de las redes sociales y la velocidad de la información, el sufrimiento material de la gente y esa cosa tan fuerte de no dejar activar la memoria, es complicado. Para trabajar con la historia necesitás procesos que permitan la reflexión, la discusión y la persistencia de la memoria. No pasa nada de eso en las sociedades actuales. Es peligroso porque la historia es lo único que te define como sociedad. La realidad son representaciones mentales, entonces las representaciones mentales se reflejan en la historia. Y es la única manera de entender el presente. Si no, ¿de qué otra forma? El futuro no existe, el presente está pasando, y la única empírea que hay es la historia. Los pueblos que no son conscientes de su historia están condenados a la derrota, al fracaso.

Y a repetirla

Y a repetirla. Por eso tanta omisión o intervención de la historia, tanto de los sistemas intelectuales como educativos y mediáticos. Los pueblos escriben su historia, y si no se reconocen en esa historia que escribieron, difícilmente puedas echar abajo la Ley Bases. A otros pueblos con otras conciencias, históricas y nacionales, no les pasa eso.

¿Se podría comparar ese año que ocurrió entre los junios de 1955 y 1956 con algún otro período en Argentina?

Con la Batalla de Caseros, 1852. Con los urquicistas fusilando a 220 personas en la quinta de Rosas que estaba en Palermo. Los cuelgan ahí, les cortan la cabeza, y las exhiben. Lonardi en el golpe del 55 dice lo mismo que dijo Urquiza en 1852: “Ni vencedores ni vencidos”.

Me hace pensar en cómo la historia es cíclica, pero que de algún modo va cambiando, mutando. Por ejemplo, se sigue ejerciendo la violencia pero desde otro lado

Sí, simbólica, mediática…

Y ahora esa es la que predomina, que no es la que lo hacía en el 55.

Exactamente, era una violencia más física, más visceral. Hoy asistimos a otro tipo de violencias. Psicológica, simbólica, pero que son muy dañinas. Antes vos tenías en las clases trabajadoras una conciencia, una percepción, una concepción, y a lo sumo te mataban a palos o ibas en cana. Pero hoy se está perdiendo esa conciencia. Hay una dimensión del ser humano que Perón plantea en La comunidad organizada que tiene que ver con lo espiritual, la cuestión de lo intuitivo, de saber sin elaborar mucho lo que está mal y lo que está bien. Eso es lo que se está perdiendo. Cosas que tienen que ver con cuestiones más profundas, más éticas y morales.

Vitale plantea que el movimiento nacional siempre tuvo un problema: la intervención de la derecha y de la izquierda. Cita a Jaureche: “Se pelean afuera, pero están de acuerdo adentro”. “Siempre que irradió hacia afuera lo hizo permeado por las dos ideologías, como pasó con el menemismo –concluye–. Eso pasó porque se va desvirtuando y aparecen interpretaciones que son extremadamente radicalizadas. Es importante volver al pensamiento de Juan Perón, y de quienes hicieron grande al movimiento. Son los que te ponen en eje. No es una doctrina unívoca, pero sí tiene que tener una conducción, no solamente en lo político sino también en lo intelectual, en lo histórico, que te permita construir determinada unidad. Si no, te vas para cualquier lado”.