“El cuidado de las rutas no es un gasto, es una inversión”

“El cuidado de las rutas no es un gasto, es una inversión”

Mientras que en un año aumentaron un 25 por ciento los accidentes en tramos sin mantenimiento, el Gobierno nacional continúa sin hacerse cargo de las obras viales. “Esto se traduce en vidas humanas», afirma uno de los familiares de la tragedia del Colegio Ecos.

Mientras el Gobierno de Milei avanza con reformas orientadas a reducir la intervención estatal en sectores clave de la economía, como el transporte y la obra pública, la seguridad vial se enfrenta a nuevos y crecientes desafíos. Una de las reformas más recientes es la flexibilización de las normativas en el sector del transporte de pasajeros, que desde el 10 de diciembre permite que cualquier vehículo con seguro y VTV pueda prestar servicios de movilidad.

“Ahora, cualquier vehículo puede ser autorizado para el transporte de pasajeros –advierte Diego Molina, viudo de la maestra fallecida en la tragedia del colegio Ecos–. Con solo llenar un formulario web, en cinco días se obtiene la autorización para operar, lo que es realmente preocupante. ¿Con qué nivel de descanso se realiza el servicio? ¿Qué garantías de profesionalismo y seguridad tiene ese conductor? ¿El hecho de tener la VTV basta para asegurar que el vehículo es apto para transportar pasajeros? Esto es muy grave».

A esta flexibilización, se le suma el desfinanciamiento en la obra pública, que impacta directamente en la infraestructura vial del país. Entre finales de 2023 y febrero de 2024, 2117 proyectos quedaron fuera de financiación, lo que representa una caída del 87,6 por ciento en la inversión en obras viales, según el Banco de Proyectos de Inversión Pública.

“Si las rutas no se mantienen, se rompen. Y las rutas rotas generan rupturas de neumáticos, siniestros, muertes. Esto es parte de la política de no invertir en la obra pública”, explica Molina y agrega: “El deterioro en la ruta genera consecuencias inmediatas, pero también hay consecuencias a largo plazo. No se puede ignorar el impacto de la falta de mantenimiento. Si no se invierte, la infraestructura colapsa”.

Por los propios anuncios del Gobierno, no se prevé un cambio en la política. “Ya lo dijeron, no hay inversión para la obra pública. No lo digo yo, lo dicen ellos”, enfatiza Molina, para quien esta postura refleja “un abandono del rol del Estado en áreas fundamentales para la seguridad de los ciudadanos».

“Si las rutas no se mantienen, se rompen. Y las rutas rotas generan rupturas de neumáticos, siniestros, muertes. Esto es parte de la política de no invertir en la obra pública”, explica Molina 

De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad Vial, los accidentes en tramos sin mantenimiento adecuado han aumentado un 25 por ciento en el último año. «La infraestructura vial no solo tiene un impacto económico, sino que el impacto se traduce también en vidas humanas», sentencia Molina.

La seguridad vial, según Molina, no se limita solo a la falta de infraestructura o regulación: “Son tres patas las que tienen que trabajar de manera muy fuerte: el Estado, la justicia y un cambio cultural, que es el más difícil, porque lleva mucho tiempo. Primero está el Estado, que debe encargarse del mantenimiento de las rutas, la construcción de autovías, la señalización, todo lo relacionado con la infraestructura que salva vidas. El segundo pilar es la justicia, que debe asegurar que nadie transgreda las normas sabiendo que está cometiendo una falta o un hecho penal. Y, por último, el cambio cultural, el más complejo, que depende de nosotros, los ciudadanos. Necesitamos generar conciencia de lo que está en juego, no solo nuestra vida, sino también la de los demás, como la señora que cruza la calle, el chico que va sin cinturón de seguridad en el asiento de atrás, o los padres que sientan a su bebé en el asiento de adelante, aunque también la persona que se sube a un colectivo sin saber si el conductor está capacitado o descansado”.

Molina destaca que las políticas públicas deben adaptarse a las realidades de cada provincia y localidad. “Tenés una ciudad como Buenos Aires que no tiene alcohol cero, y una provincia como Mendoza que tampoco lo implementa porque dicen que frena el negocio de los viñedos. Y nada que ver. Hoy se cumple un año del nuevo gobierno (de Milei), y no veo ningún avance en este tipo de políticas. Me preocupa”.

“Cada una de las acciones debe estar pensada en función de las particularidades de cada ciudad o población –prosigue Molina–. En Ushuaia, por ejemplo, hace dos días pudo haber estado nevando. Esa gente tiene que saber que tiene que ir con cadenas o con cubiertas adecuadas para la nieve. No es lo mismo que en la Ciudad de Buenos Aires, donde la última nevada fue el 9 de julio de 2007, y probablemente no vuelva a nevar por mucho tiempo. Uno tiene que pensar en ese tipo de acciones en función de dónde se esté implementando”.

“Es un país heterogéneo. Se pueden asemejar las grandes ciudades, pero cuando vas a las más chicas, tenés que pensar las políticas específicamente para ellas y su cultura. Por ejemplo, Rosario tiene alcohol cero y el tema está bastante controlado. Sin embargo, culturalmente es difícil implementar medidas como el uso de casco o evitar que vayan cinco personas en la misma moto. Lo que pasa en Rosario no es lo mismo que en Buenos Aires, donde no hay alcohol cero, pero hay más conciencia sobre el caso y no viajan tantas personas en ese vehículo juntas. Hay que seguir trabajando en esto, y si hubiera una política estatal más presente, debería ser particular para cada ciudad, pensada de acuerdo con lo que le pasa a cada población”.

“El cuidado y mantenimiento de las rutas no es un gasto, es una inversión. Si mirás lo que tenés que hacer para cuidar a la población y eso lo considerás un gasto, estamos realmente perdidos –reflexiona Molina–. Nosotros, las ONG y los grupos del tercer sector, tratamos de hacer acciones para que esto tenga visibilidad, pero la responsabilidad debe recaer en el Estado”.

Leer es una fiesta

Leer es una fiesta

Más de 200 personas participaron de la Fiesta Lectora en el Parque Avellaneda. El evento, gratuito y abierto al público, convirtió durante 30 minutos la lectura silenciosa en una experiencia colectiva única.

Frente a la Casona de los Olivera, en el Parque Avellaneda, se realizó la última Fiesta Lectora del año. La iniciativa, liderada por Cecilia Bona y su plataforma Por qué leer, busca promover la lectura como un acto comunitario. Desde 2020, Bona organiza encuentros en espacios públicos como parques, plazas e incluso en vagones del subte de la Línea A. “La primera invitación fue llenar un vagón de personas leyendo, y logramos una gran convocatoria. Con la pandemia, nos adaptamos y comenzamos a realizar encuentros itinerantes”, recuerda.

“Es increíble cómo la gente se acerca con entusiasmo a compartir lo que leyó. Cada localidad aporta su impronta, pero siempre se supera la expectativa inicial”, comenta Bona. Para ella, los encuentros reflejan el poder de la comunidad, desafiando la figura del lector solitario. Comparó la experiencia con El Alephde Borges: “Cuando abrimos un libro, aunque cada lector está inmerso en un mundo distinto, en ese instante compartimos un mismo espacio. Los lectores nos hacemos eco de ese Aleph y nos convertimos en uno”. 

Bona no solo organiza estos encuentros, sino que también fomenta la lectura a través de talleres, capacitaciones y actividades como picnics literarios o charlas con adolescentes. Su objetivo es ampliar el acceso a los libros: “Me gustaría que la gente hable de libros en la calle, en el colectivo, en el negocio. Que los libros salgan de los estantes y lleguen a las manos de los lectores, porque el acceso no siempre es igual para todos”. 

En esta edición, realizada el pasado sábado 14 de diciembre, el Pilafest se sumó al evento como un colectivo de intercambio. Nacho Damiano, creador de esta propuesta itinerante, promueve el cambio de libros a través de su plataforma Pila de Libros. “Es un encuentro offline para conocernos, intercambiar libros y generar lazos más allá del lenguaje”, explica. El festival, que se realiza cada dos meses, planea expandirse a otras provincias en 2025.

Los vecinos también se sumaron al evento. Emiliano Blanco, voluntario de la Biblioteca Parque Avellaneda, señala: “El objetivo era mostrar que la lectura, aunque íntima, también puede ser un espacio compartido. Además, buscábamos visibilizar la necesidad de institucionalizar nuestra biblioteca, que funciona de forma voluntaria”. 

La experiencia colectiva dejó huella en los participantes. Corina Marusa, vecina del barrio de Flores, afirma: “Me parece fundamental que existan iniciativas como estas. La lectura es lo que hace a la comunidad, nos encontramos en espacios públicos para nutrirnos como sociedad”.

Estela Maris, jubilada y vecina de la zona, compartió su experiencia al releer el libro La renuncia al patriarcado y comentó sobre el impacto de la lectura en un entorno colectivo: “Lo había comprado hace tiempo, pero no lo había comprendido del todo. Al releerlo aquí, más relajada, lo entendí mucho mejor”.

Campos, un librero que participó por primera vez, destaca: “Ver a otros leer genera curiosidad y puede llevar a que más personas se acerquen al mundo de los libros”. Mientras que María Ortega, vecina de Villa Santa Rita, pone en valor estas iniciativas: “Incentivan a los chicos y acompañan también a los grandes”. Durante el evento, tuvo la oportunidad de descubrir a la escritora Rosario Castellanos, quien la sorprendió gratamente.

Sin embargo, la fiesta lectora enfrenta desafíos. Según Juan Bona, encargado de la administración del proyecto, el principal obstáculo es el financiamiento: “El desafío no es la creatividad, sino encontrar fuentes de financiamiento, porque fue un año complicado para la cultura”. Aunque algunos municipios aportan recursos para eventos puntuales, el apoyo no es continuo. 

La misión de Por qué leer sigue siendo clara: promocionar la lectura en todas sus formas y generar dinámicas inclusivas, como los canjes de libros y los sorteos, que invitan a los asistentes a sentirse protagonistas.

Ciudad Universitaria se convirtió en Disney

Ciudad Universitaria se convirtió en Disney

Estudiantes e investigadores que utilizan el predio se quejan porque deben suspender sus actividades cuando es alquilado para eventos privados. Además, denuncian que los ruidos elevados arruinan sus experimentos y daña la fauna autóctona. Se cuela el debate por el financiamiento de los estudios superiores.

La Asamblea en Defensa de la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria-Costanera Norte, FADU en Lucha y la Coordinadora Interclaustros Exactas realizaron jornadas de protesta contra el uso privatizado del predio de Ciudad Universitaria, que se viene alquilando para espectáculos privado, cada vez con más frecuencia y por más tiempo. En esta occasion, la empresa Disney se encuentra realizando el evento «Una Navidad inolvidable» desde el 11 hasta el 18 de diciembre.

“Se hizo habitué alquilar y cerrar todo el predio” denunció Josefina Bueno, una de las manifestantes, el jueves último en la jornada de protesta, mientras sus compañeros escribían carteles en el medio del Pabellón 3, perteneciente a la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.

Martín Echeverría, estudiante de Biología, agregó: “Arrancó con los eventos de Cattáneo, después hubo otro recital de música electrónica que interrumpió La Noche de los Museos, que es una actividad propia de la Facultad y que no se pudo hacer porque estaba elpredio estaba alquilado para ese evento. Y ahora nos desayunamos con este evento masivo de una semana, de Disney, en el predio de Deportes”, cuyas pruebas de sonido empezaron los primeros días de diciembre.

Una investigadora integrante de la asamblea que pidió mantener el anonimato para evitar represalias relató que “durante el verano lo alquilaron un par de veces, era día de semana, pero era verano. En fines de semana o feriados se alquiló uno o dos días. Es la primera vez, que hay un evento que dure 8 días sostenidos, en época de finales, lo cual es pésimo porque es el peor momento. Antes era un día, después fue un fin de semana, después dos seguidos, ahora es una semana y un poquito más. Siempre queda preguntarse: ¿Cuál es el límite? ¿Un día van a cerrar la facultad todo un mes? ¿O se cancela un cuatrimestre?”. Describió también que “las autoridades de la facultad dieron el mensaje que, para poder circular mejor y adaptarse a la situación, hay que terminar todas las actividades antes de las 16. Pero si hay horarios nocturnos para que la gente que trabaja pueda venir, ¿cómo hacen esas cursadas para tomar un final en su horario?”.

Además, Bueno explicó que “Exactas tiene un montón de investigaciones que requieren equipos calibrados muy finamente, las vibraciones tan altas y fuertes los descalibran. Se interrumpen experimentos porque la facultad te dice: “andate”. Esta y la próxima son semanas de finales, muchos se han reprogramado y los Centros de Estudiantes de FADU y Exactas no están hoy acá presentes”. De igual forma, subrayó: “El Rectorado se lo alquila a Disney, y esto deben ser varios miles de dólares y esa plata después no aparece, no la declaran y no la ve la comunidad. Es como dejar que esto se convierta en un shopping para que el Rectorado se lleve toda la guita”. La investigadora continuó: “Aparte, esto es un campo de deportes, no es un parque. Hay gente que hace gimnasia acá y desde el lunes pasado no está siendo usado. Hay colegios secundarios que vienen a hacer deportes, ¿se cancela gimnasia?”.

Josefina Bueno agregó: “El miércoles fuimos al Rectorado y llevamos las firmas de la comunidad educativa y de vecinos de CABA contra estos eventos, no nos dejaron pasar ni nos recibieron las firmas. Y no solo eso, sino que al costado nuestro pasó el decano de Exactas, Guillermo “Willy” Durán. Nos miró, le dijimos que traemos estas firmas por lo de la reserva, que por favor, las ingrese ya que él puede pasar al Consejo Superior. Nos ignoró, el propio decano de nuestra facultad”, enfatizó.

Consultado sobre este tema, Durán contradijo: “Estaba entrando a la reunión y les dije ´después hablamos´. Cuando salí, había tres pibes y fui el único decano que se quedó hablando con ellos, así que no es cierto que no les dí bola”. Sobre el alquiler en general, respondió de acuerdo a la resolución del Consejo Directivo de Exactas que manifiesta “profunda preocupación y rechazo al uso del predio de Ciudad Universitaria para eventos masivos, reclamar al Rector de la UBA la no continuidad de este tipo de eventos y solicitar a los y las legisladoras de la Ciudad de Buenos Aires que cambien el proyecto de Ley de Modificación del Código Urbanístico en la segunda lectura, eliminando los usos que habilitan eventos […] que pudiera interferir con el normal funcionamiento de las actividades académicas y científicas en Ciudad Universitaria, así como la integridad de la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria – Costanera Norte”.

La jornada del jueves continuó con cánticos. Los asambleístas enfilaron hacia la puerta. Mientras repartían volantes aparecieron, de forma intempestiva, tres hombres a discutir las consignas de la asamblea. Uno de ellos, celular en mano, mostró un expediente al que la asamblea no había podido acceder y, ante la pregunta de quiénes eran y de cómo habían conseguido la información, simplemente hicieron silencio.

Quien parecía encabezar el grupo, habló con ANCCOM y pidió reserva de su nombre, aunque mencionó que tenía “amigos en la organización” del evento. “La idea era que la empresa iba a aportar los fondos para hacer la evaluación de los equipos (de investigación), entonces pedían que las facultades mandaran los nombres de los equipos, los manuales del fabricante y la última calibración, para que se pueda volver a hacer la recalibración a costa del organizador, jamás lo hicieron. Es un reclamo legítimo, que era reparable y no es que no hubo voluntad de resolver el problema, si el problema existió”. Y la misma fuente se quejó: “Se hacen mediciones en cada uno de los eventos para que se esté dentro de los rangos y de los estándares. Siempre que pasa un avión supera largamente, si pasa un avión y tapa el evento. Es más, dentro de todos los puntos que se toman para el estudio de contaminación sonora se toma la entrada a la reserva cada una hora durante toda la duración del evento”.

El martes de la semana pasada, el Ministerio de Capital Humano envió una nota a Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires, en la que se menciona que “la Subsecretaría de Políticas Universitarias le recuerda que los eventos privados para ingresos extrapresupuestarios no están dentro de las funciones principales de las instituciones de Educación Superior”.

Al respecto, el hombre con cercanía a la organización criticó: “¿Cuántos investigadores y docentes de estas propias facultades deben trabajar en el Ministerio de Capital Humano? Hay una contradicción en el mensaje gubernamental, criticaron los desfiles en las escaleras de la Facultad de Derecho y, por otra parte, dicen que las facultades tienen que arbitrarse los medios que puedan para generar recursos para cubrir los baches que ellos mismos provocan desde el punto de vista presupuestario. Cuando busco alguna vía para generarlos, criticás cómo los genero, y cuando te los pido, no me los das”.

La misma fuente continuó con las contradicciones que genera el alquiler del predio: “Hay una vía de reclamo que pasa por lo parlamentario: la Ley de Financiamiento Educativo que se impulsó y donde las autoridades de la facultad tuvieron mucho que ver, primero tuvo media sanción y después la voltearon. Hay un esfuerzo permanente de otras maneras para poder conseguir el financiamiento por la vía natural que sería una ley de Congreso pero… bueno, acá estamos… y hay cosas que se tienen que seguir pagando, fachadas que se caen. Vos fijate como está la facultad, toda la obra del frente estaba aprobada en el gobierno anterior y la mandaron a archivo, vas a tener andamios hasta el día del jopo”.

Sobre la cuestión monetaria, dijo que “en el contrato, que lo aprueba el Consejo Superior, están los valores, no es algo secreto. Ingresa por tesorería de la Universidad y después el gasto siempre tiene que ver con laburos de mantenimiento y obras. Hoy arreglar todo el frente son más de 5 mil millones de pesos, es de los años sesenta y aguantó bastante bien, además ganó premios internacionales en su momento y los materiales son bastante nobles”.

El evento de Disney no sólo generó problemas al interior de Ciudad Universitaria sino también para el ingreso. Varias líneas de colectivo modificaron su recorrido y dejaron a los pasajeros lejos del predio. Sobre eso, la misma fuente describió: “A principios de diciembre se acordó el tema de los traslados de combis, una desde Cantilo, la otra desde la entrada de Costanera Norte. Cada 10 minutos van y vienen desde las 16 hasta las 22. A la propia empresa se le hizo colocar el servicio”.

Durante la charla, la parada de colectivos era utilizada por las combis blancas de las cuales bajaban asistentes al evento regularmente, pero no pudimos distinguir nadie que fuese hacia el lado de los edificios educativos. En una recorrida por los trayectos mencionados que ya no hacen los colectivos, tampoco se observaron señalizaciones al respecto de que te llevasen a Ciudad Universitaria en combi.

Al rato, la fuente vinculada a la organización regresó, celular en mano, a mostrarnos un mensaje de WhatsApp: “En este momento hicieron las mediciones de sonido de impacto acústico en el punto de ingreso a la reserva, tenemos que la festividad de egresados de alumnos da como resultado 83 decibeles y el sonido del evento en ese mismo punto es de 56”, señaló.

Quienes pudieron rendir y recibirse celebraban, con la parafernalia clásica de huevos, música y aerosoles. Josefina Bueno respondió que “las fiestas de recibidas masivas en FADU es algo que denunciamos y contra lo que protestamos, no solo son malas por la contaminación sonora sino residual, queda todo el humedal lleno de basura. De hecho, el año pasado formamos una «guardia» para evitar que se acercaran a la Reserva”.

Sobre las mediciones, exclamó: “Somos bastante escépticos. El año pasado, el GCBA hizo un informe de impacto ambiental por la construcción de bares en la reserva que junto al rectorado de la UBA estaban haciendo, y ahí se decía que hasta eran beneficiosos para la ecología de la reserva”. A ello una investigadora integrante de la asamblea que no quiso dar su nombre agregó: “Siempre tenemos mucho ruido, no es solamente los recitales. Los aviones hacen temblar todos las mesadas, pero es medio difícil mover Aeroparque aunque todos queremos hacerlo. Hay un reclamo formal y es histórico, pero si hay de base una cosa que afecta, ¿para qué hacer más ruido? No es que bueno, ya fue, destrocémoslo porque ya hay aviones. Justamente, ya está resentido el ambiente, entonces no agraven la situación”.

Sobre los fondos, declaró:“Aunque toda la plata del evento viniera acá, no es la forma” y objetó que “el mantenimiento de los pabellones, el financiamiento de la infraestructura, de los servicios y los sueldos de los docentes son responsabilidad del Estado nacional. No es cuestión de alquilar un pedazo para mantener el otro, porque tampoco podemos trabajar así. Si no nos pagan sueldos, los servicios y la luz, no podemos trabajar. Pero si no podemos acceder, o si nos tiembla el piso, o si tenemos luces en el espacio nocturno que afectan a la reserva, tampoco podemos hacer nuestro trabajo bien. Entonces, no es que te financian el trabajo, es que te impiden el trabajo o te lo dificultan”.

“Si no te dan los fondos, vos te pones al frente del reclamo y haces todo lo que está a tu alcance y usas todo tu poder para exigir que te los den. Y si no, si quieren alquilar algo, que busquen algo que no afecta al normal funcionamiento de las cosas. Que hablen con la comunidad y le pregunten qué servicios tienen para ofrecer, cómo recaudamos. Que abran la discusión, porque esto está completamente en contra de lo que quiere toda la comunidad”, recalcó la investigadora.

Echeverría comentó también: “No tenemos mucho canal de discusión con el Consejo Superior o con el Rectorado, que es donde se toman estas decisiones, y nos vemos reducidos a hacer este tipo de manifestaciones”. Continuó explicando que “si bien no es mi línea de investigación en particular, sé de mucha gente que trabaja con animales que son muy afectados por todo lo que sea ruido y luces. Ya ocurrió que se escuchan ruidos fuertes y los ratones, por el nivel de estrés al que son sometidos, empezaron a lastimarse entre ellos, por poner un ejemplo. Ligado a eso, no hay solo animales que se usan para investigación, sino que tenemos a 200 metros de esta entrada, una reserva ecológica donde viven coipos, muchísimas especies de aves y es uno de los puntos de la ciudad donde más especies nativas de aves se pueden observar”. Echeverría detalló: “A las aves la exposición a este tipo de luz y sonido fuerte puede afectar sus patrones reproductivos también. En general, se ve muy afectada la vida silvestre, toda la fauna de la reserva, y no hay ningún tipo de plan de contención para frenar eso, simplemente ocurre. Esto está enmarcado en cierto destrato a la reserva que ya es histórico, en su momento estuvieron los bares que se quisieron construir, que se pudieron frenar, pero no es una novedad que no se tenga en cuenta la reserva en el momento de planificar estos eventos”.

Bueno remarcó: “Está probado que las vibraciones de los grandes recitales de música irrumpen en la sensorialidad de las yararás, que para moverse y orientarse usan vibraciones. Si vos le metes música, las desorientás y así es como terminás teniéndolas acá en el predio, donde no deberían estar”. Esta serpiente posee un veneno que afecta la coagulación de la sangre, por eso agregó que “pone en peligro a las personas”.

Echeverría continuo: “Las investigaciones se ven interrumpidas y no solo porque tal vez esta semana no puedas acceder al predio, sino que si estás haciendo un muestreo con especies sensibles a este tipo de estreses, probablemente los datos que estabas obteniendo ya no sean útiles. Cuando pase este evento y de golpe los comportamientos de las yararás que estaban estudiando ya no sean los mismos porque sufrieron una semana entera de exposición a ruidos y luces a las que no están acostumbradas, la validez de esos resultados es muy discutible”. Recalcó asimismo: “Todos sabemos que estamos en un contexto donde los recursos no sobran para hacer investigación científica. Entonces no hay una abundancia de dinero y de personal disponible para replantear toda una investigación desde cero”.

Una memoria de película

Una memoria de película

El viernes 13 se exhibió en la Casa por la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo, en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos ex ESMA, el documental Un Jardín para Pichón, de Carla Ciarocchi. El film recuerda a Gerardo “Pichón” Escobar, víctima de la violencia policial asesinado en el año 2015 en la ciudad de Rosario.

“Desde el retorno de la democracia hasta el 24 de febrero de 2023, 9.175 personas fueron asesinadas en hechos con participación del Estado” es la frase con la que inicia Un jardín para Pichón. Su directora, Carla Ciarocchi, dice que las preguntas originarias al momento de comenzar a escribir el guion fueron: “¿Cómo pudo pasar esto?” “¿Cómo pudo haber gente que haya hecho esto?”. 

Gerardo “Pichón” Escobar trabajaba en la dirección de Parques y Paseos de la municipalidad de Rosario y era encargado de la cuadrilla que mantenía la rotonda ubicada en el cruce de bulevar Oroño y Pellegrini. Un mes después de su homicidio, sus compañeros transformaron el sitio en un espacio de memoria, escribiendo con flores el nombre “Pichón”. Casi diez años después, el equipo de Parques y Paseos continúa con el mantenimiento del memorial. “A lo largo de los años he pasado por ahí en bicicleta y ver el memorial y que esté mantenido y cuidado siempre me conmovió, siempre lo miré. Y en un momento decidí escribir un documental y tomé eso como tema, como punto de partida”, relata Ciarocchi.  La película está centrada en ese ejercicio activo de la memoria y busca multiplicar la historia de Pichón con testimonios de compañeros de trabajo, de su hermana Luciana y de sus docentes en la Escuela de Jardinería y de la escuela donde Gerardo estudiaba para terminar la primaria. “No quería que fuera una noticia de televisión, quería buscar y conocer eso que cada persona recuerda”, explica la directora. “Tenía muy en claro que quería que sea una historia luminosa, filmamos de día, sonoramente es una película que suena a pájaros, a árboles, a agua. Y, además de esa decisión estética, buscamos hacer foco en la memoria, en el hoy y cómo se lo recuerda, no tanto en la parte judicial”.

Para su hermana Luciana, “Pichón era la primavera, vino con ella, es importante que su historia se siga contando, más allá de cómo pasó. Me quedo con eso, con poner mi granito de arena como hermana en haberla contado en el documental. Ahora la película ya puede moverse y la historia de Pichón ya se cuenta sola, y esa es la manera de transformar todo ese dolor en lucha”. 

 

El accionar de la injusticia  

Gerardo Escobar tenía 23 años, trabajaba en la Dirección de Parques y Paseos de la Municipalidad de Rosario, y estudiaba en la Escuela Nocturna Nº 30 para terminar la primaria. La noche del 14 de agosto de 2015 salió con sus amigos, tuvo fortuna en el casino y para festejar acudió al boliche La Tienda. Salió de allí entrada la madrugada. En el registro de una de las cámaras de seguridad se ve a uno de los patovicas del lugar, Cristian Vivas, golpeándolo en el suelo. En otro video aparece corriendo y cuatro testigos lo vieron escondido detrás de un auto. Es la última vez que se lo ve con vida. Para la familia su ausencia era extraña, y por eso acudió a la policía. Estuvo desaparecido una semana, mientras sus familiares y amigos lo buscaron intensamente, hasta que fue encontrado sin vida en el río Paraná.

Dos policías,  Luis Alberto Noya y Maximiliano Amiselli, y tres patovicas, Cristian Vivas, José Luis Carlino y Cesar Darío Ampuero, fueron detenidos e imputados. La hipótesis de la querella y la fiscalía es que Escobar fue metido en un patrullero y trasladado a la seccional 3ª, donde fue golpeado hasta la muerte y su cuerpo arrojado al río.

La querella logró, luego de varios meses, que la causa fuera trasladada a los Tribunales Federales por tratarse de un caso de desaparición forzada. Los cinco imputados estuvieron detenidos durante un año, hasta que  el juez Marcelo Bailaque los sobreyó y liberó. La decisión fue anulada por la Cámara Federal, que dictó un cambio en la figura de sobreseimiento por el de falta de mérito, lo cual permitió que la causa continúe abierta, con los acusados en libertad. En tanto, el juez Bailaque fue recusado y se retiró de la causa.

A más de nueve años de los hechos, la justicia no ha realizado ningún avance, dejando sin curso la investigación de varias pistas, como la prueba de que el celular de Cristian Vivas fue detectado en la región del puerto donde apareció el cuerpo de Pichón. Además, la autopsia realizada por la médica forense Virginia Creimer confirmó que el joven no murió ahogado, invalidando la versión que especulaba con un posible sucidio o caída al agua a causa del alcohol, sino que fue arrojado sin vida al río. Por otro lado, surgen sospechas respecto a los registros de las cámaras de seguridad que captaron a Gerardo corriendo por la calle, luego de ser golpeado por Vivas y el registro que sigue a ello “se perdió”. Los 38 minutos faltantes, desde las 5:42 a las 6:20 de la mañana, coinciden con el momento de los hechos y podrían haber sido claves para el esclarecimiento del caso. Tampoco se avanzó en las investigaciones respecto a los hematomas y golpes que presentaba el cuerpo del joven. 

“Al principio creía en la justicia, en que iba a pasar algo con el caso de mi hermano. Por suerte, paralelamente fui construyendo un camino de justicia popular, junto con otros familiares. La cosecha de esos años de lucha nos trae hoy a este espacio”, dice Luciana. 

Sin justicia, con Memoria

Desde su aparición sin vida, el nombre “Pichón” escrito con flores mantiene viva la memoria del joven. Además del recuerdo floral, la familia, los compañeros y docentes de Escobar en la escuela nocturna, lograron que en 2017, el Consejo Municipal de Rosario declarara el 24 de septiembre, fecha de cumpleaños de Gerardo, como el Día del y de la Estudiante de Escuelas de Adultos. 

Al contrario del accionar del Poder Judicial, Luciana Escobar se ha mantenido activa, militando contra la violencia institucional y exigiendo justicia por su hermano, para que no lo sigan desapareciendo. “Creo que el arte permite llegar a muchas personas, acercandolas a través de los detalles, del recuerdo de cómo se reía, de cómo estudiaba, de qué hacía”, dice Ciarocchi. Y agrega: “No hay que permitir que nos ganen con el olvido, porque el objetivo del Poder Judicial y de la policía es que nos olvidemos, porque olvidarlo es como si no hubiera pasado. Entonces traerlo al presente es la herramienta que tenemos para que no nos ganen”. 

Si bien el día anterior la película se había exhibido en La Plata a instancias de la Comisión Provincial por la Memoria, no es casual que la presentación del documental haya sido en la Casa por la Identidad, en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos Ex-Esma. En el pasillo que lleva desde la puerta de la Casa de las Abuelas hasta el auditorio donde se proyectó la película, las paredes exhiben una muestra fotográfica sobre la violencia policial. ”Esas locas, como las llamaron en su momento, que empezaron a dar vueltas con sus pañuelos, fueron armando un camino, que hoy nos muestra, después de tantos años, cómo el Estado sigue siendo el mismo cómplice para que se repitan estos casos”, reflexiona Luciana. “Y hubo otras madres que tiempo después se calzaron sus remeras con las fotos de sus hijos, de sus hijas, y detrás de esas madres viene una trinchera muy importante que son las hermanas”, dice.  “Las hermanas estamos ahí para esas madres que si se caen, nosotras las sostenemos. Y somos mujeres que desde el amor, sin que nos gane el odio, transformando muchas veces el enojo, ponemos el cuerpo”, concluye Escobar. 

La Legislatura porteña aprobó el boleto universitario

La Legislatura porteña aprobó el boleto universitario

En la última sesión del año, los legisladores aprobaron una demanda histórica de los estudiantes. La ley no incluye a docentes y no docentes. El único que votó en contra fue el libertario Ramiro Marra.

En la última jornada del año de sesiones ordinarias de la Legislatura porteña, este jueves se aprobó el Boleto Universitario, un reclamo de la comunidad estudiantil que llevaba muchos años.

Alrededor de las cinco de la tarde, después de modificar el orden de temas a tratar en el recinto, la votación por el boleto universitario tuvo una amplia mayoría. Sólo votó en contra el diputado de La Libertad Avanza Ramiro Marra, mientras que el resto de los legisladores su bancada –Rebeca Fleitas, Marina Kienast, Lucía Montenegro, María del Pilar Ramírez y Leonardo Saifert– se abstuvieron.

 Requisitos para acceder al boleto universitario

La normativa abarca a universitarios y terciarios, sin límite de edad para obtener el beneficio, siendo requisito obligatorio que el alumno resida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y tenga un máximo de ingresos de hasta $1.500.000. Se modificó el régimen especial de Boleto Educativo, ahora accederán a este beneficio los alumnos de terciarios y universitarios, quiénes podrán hacer hasta cuatro viajes diarios, con un precio único de 25 centavos.

Juan loupias, legislador de UCR, emocionado aplaudió el avance que alcanzó la iniciativa y reflexionó: “En épocas anteriores secuestraban y asesinaban chicos, y hoy estamos en condiciones de que estudiantes universitarios tengan la posibilidad de acceder al boleto gratuito para que lleven a la educación pública argentina a ser un faro ante el mundo”. Durante el debate en el recinto también se pidió al oficialismo la inclusión en el proyecto a docentes y no docentes, que por el momento deberá esperar.

En este sentido, Anahí Vera, profesora de Centro Educativo de Nivel Secundario 9, dijo: “Es necesario contemplar a los docentes, por eso pedimos que tengan en cuenta este reclamo que realizamos hace años”. Sin embargo, en la nueva ley quedaron afuera.

Alejandra Barry, legisladora por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores y una de las autoras del proyecto, dijo a ANCCOM que “el proyecto es un dictamen que sintetizó distintos proyectos legislativos. Ahora hay que plantear que no haya ningún tipo de restricción, tiene que ser un boleto que abarque tanto a estudiantes residentes de la Ciudad de Buenos Aires o el Gran Buenos Aires, acompañantes de Nivel Inicial y Secundaria y que les contemple no solo el 50% sino el 100% ya que son las familias de sectores populares las que más sufrieron las consecuencias de tarifazos que atenta contra el derecho a estudiar y trabajadores de la educación”. Para la diputada “es importante seguir luchando por un boleto educativo sin ningún tipo de restricción que abarque al conjunto de la comunidad educativa”.

Con este reclamo se habían congregado frente a la Legislatura estudiantes y docentes agrupados en diferentes centros de estudiantes y sindicatos que, igualmente, festejaron la sanción de la norma.