«El héroe es lo menos liberal y capitalista que existe»

«El héroe es lo menos liberal y capitalista que existe»

La escritora y guionista de cine Melina Cherro reflexiona sobre la idea de héroe colectivo presente en El Eternauta y su tradición en la historia del cine. Desde el lejano oeste hasta la Buenos Aires distópica.

Melina Cherro es docente, escritora y guionista de cine. Autora de libros sobre cine como Diálogos con Diotima: mito y cine y Más allá del olvido, una historia crítica del cine fantástico argentino escrito junto a Ángel Faretta y Diego Ávalos. ANCCOM dialogó con ella para discutir la reciente adaptación de la obra de Oesterheld, dirigida por Bruno Stagnaro y producida por Netflix. La especialista celebró sus virtudes, la gran hazaña que implicó su realización y el tema que atraviesa la obra: “el héroe en grupo por sobre el héroe individual”. El propio Oesterheld ya lo manifestaba en el prólogo de la historieta recopilada en 1975: “El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano”.

¿Pero quién es el héroe colectivo de El Eternauta y en qué se diferencia del héroe individual? “Me parece que la idea de héroe colectivo viene de la mano de la cuestión de la comunidad y de la reconstrucción social, que tanto en la historieta como en la serie se manifiesta con la presencia del ejército”, explica Cherro. “En la serie vemos al ejército cumpliendo sus funciones en toda su esencia, que es la protección de la patria y el pueblo, y que para llevarlo a cabo necesita de sus ciudadanos, con sus conocimientos y talentos únicos. Lo vemos especialmente durante la situación del tren en el último capítulo, donde hay un trabajo en equipo de todos los personajes y cada uno tiene su función”.

Para Cherro, es al final del segundo capítulo cuando aparece un poco esta primera idea de héroe colectivo cuando se forma “esta primera comunidad que se arma conflictivamente para salvar a Juan Salvo [Ricardo Darín]. Es el primer paso que ellos tienen que dar como grupo para salir de lo individual hacía la pequeña familia, para más adelante convertirse en una familia más grande”.

La serie de Stagnaro también representa la figura del héroe colectivo a través del arco de su protagonista Juan Salvo que empieza siendo un héroe individualista cuyo único objetivo es ir a buscar a su hija, a pasar a formar parte de la resistencia ante la invasión alienígena. Entonces es cuando sacrifica sus propios intereses por el bien mayor. La historia no recompensa al héroe solitario, sino que lo pone en una situación en la que la salvación sólo vendrá de la mano de la organización comunitaria. “Todos los personajes deben hacer este pasaje de lo individual a la comunidad para finalmente hacer lo que deben hacer, que es ir a Campo de Mayo donde se está formando la resistencia”, comenta Cherro.

Construir personajes

¿Cómo se escribe un guion con muchos personajes principales?

Es un gran desafío escribir una historia con tantos personajes, hay que tener una capacidad de síntesis muy grande, con pocas acciones tenés que poder describir a muchos personajes y que tengan carnadura. La tarea del guionista es encontrarle a cada personaje esas acciones que lo caractericen y que el público lo entienda, que empatice con él. En ese sentido, está muy bien el personaje de Omar [Ariel Staltari], porque incluso cuando no empatizamos con él, entendemos sus razones. Todos los personajes tienen que tener sus razones.

¿Cómo es la historia del héroe colectivo en el cine? ¿Hay muchos ejemplos?

Existen muchas películas en la historia del cine que incluyeron está idea de héroe colectivo: Los Siete Magníficos, el western que es una versión norteamericana del clásico japonés de Akira Kurosawa, Los Siete Samuráis, trabaja esta idea. En general, esta idea siempre aparece en todas las series o películas en donde se plantea una situación apocalíptica, cómo The Walking Dead, donde son un montón de personajes heroicos, que tienen sus características, sus fortalezas y sus debilidades, y que esas fortalezas y esas debilidades afectan para bien o para mal al grupo.

Esto viene ya de la antigua Grecia.

Sí. Si bien están los héroes como Héctor; Aquiles, Agamenón, Ulises, Odiseo, todo el tiempo son héroes colectivos: son los aqueos y los troyanos. Pero, en realidad, como concepto es el mismo, el héroe es el que viene a cumplir una misión heroica de rescate y puede sacrificarse por una causa mayor porque lo que puede llegar a perder es mayor si no cumple su rol de héroe. La idea de salvar al mundo siempre está y necesitamos de esa función heroica, ya sea en héroes colectivos o individuales. ¿Por qué el héroe colectivo sería mejor que Jake Sully en Avatar? A fin de cuentas, el héroe ya sea colectivo o individual, es lo menos liberal y capitalista que existe, porque cuando entiende su función heroica, no le importa su casa, su familia o sus cosas, lo único que importa es que una causa mayor por la cual vale la pena sacrificarse y perder todo”.

Detrás de cámara

En algún punto, ¿el héroe colectivo de El Eternauta empieza en el ‘detrás de escena’, con su equipo técnico de grandes talentos dirigido por Stagnaro?

 Conozco un montón de gente que trabajó en El Eternauta. Ilustradores, dibujantes, gente muy joven que está dando sus primeros pasos en el mundo del cine. Si uno se pone a ver los créditos te das cuenta que toda esa gente se formó en las escuelas de cine argentino: en la ENERC, la UNTREF, la FADU. No se trata de una disputa entre lo privado y lo público, sino que son dos sistemas de formación que se necesitan y que juntan sus saberes y sus formas de aprender hacía un fín común. Quizás una de las cosas más difíciles es que la idea de héroe colectivo de El Eternauta no se quede simplemente en un eslogan. Para que funcione esta idea del héroe colectivo, tenemos que comportarnos como héroes colectivos.

¿Ese héroe se manifiesta en la vida real?

Pienso en las donaciones que se hicieron por las inundaciones en Bahía Blanca, todas las personas que estuvieron dispuestas a ayudar, pienso en el Mundial y en lo que representó para Argentina ganar la Copa del Mundo, que en algún punto comparte la misma función que El Eternauta, que es ponernos a los argentinos frente al mundo. A esta idea hay que llenarla de sentido, llenarla de acciones y entender qué quiere decir, si no se vuelve un eslogan vacío. En especial en estos tiempos donde estamos todos tan enojados con el otro, donde todo el tiempo vemos al otro como un enemigo, esta idea de héroe colectivo puede servir para trascender este momento tan difícil que estamos viviendo como argentinos.

“No podemos permitir que el odio y la violencia sean legitimados y naturalizados”

“No podemos permitir que el odio y la violencia sean legitimados y naturalizados”

Claudia Vásquez Haro, referente de la comunidad trans, fue agredida en su hogar y su vehículo fue apedreado por un hombre que había sido denunciado por violencia de género.

La referente travesti trans Claudia Vásquez Haro sufrió un ataque en su casa de La Plata por un hombre denunciado por violencia de género, que arrojó piedras a su auto y su hogar. Leonel Máximo Dominguez había agredido a una vecina de Vasquez Haro en 2019 y ella fue testigo en la denuncia que la mujer le hizo al agresor. Un caso emblemático que expone las deficiencias del Poder Judicial y policial a la hora de proteger a las víctimas de los reincidentes victimarios.

Claudia Vasquez Haro es Doctora en Comunicación Social, asesora política, activista y militante. Fue la primera mujer travesti trans en doctorarse en una universidad pública del país, en el año 2020. Es presidenta de OTRANS, organización sin fines de lucro que trabaja por promover el respeto y cumplimiento de los derechos humanos de las personas travesti trans en Argentina.  El pasado 1º de mayo sufrió en su casa de La Plata el ataque de un Leonel Máximo Domínguez,  que lanzó piedras y objetos contundentes sobre su auto y su puerta de entrada, al grito de: “ Hija de puta, te voy a matar”. Esta es la tercera vez que su hogar es atacado de forma violenta. 

Los hechos

En la noche del 1º de mayo pasado, Vásquez Haro estaba con un amigo viendo la serie El Eternauta. Alrededor de las cuatro de la mañana, su amigo se despidió. Estando ya sola en su hogar, comenzó a sentir ruidos. “A los cinco minutos que cerré la puerta, empezó todo. Yo rápidamente llamé a la policía, porque escuché alguien que decía “hija de puta, te voy a matar” y tenía la voz que parecía de borracho. En ese momento pensé que era otro caso de violencia de género”, relata. 

En 2019, en esa misma casa, Vásquez Haro visualizó cómo un hombre agredía a su pareja en el edificio de enfrente: “Una madrugada empiezan a los gritos. Salimos todos a la puerta y había una piba que se quería tirar por la ventana del primer piso, lloraba y gritaba. Cuando llegó la policía la chica se tiró”, recuerda la activista. A partir de ese momento Vásquez Haro acompañó a la mujer al hospital, al juzgado y a la fiscalía, y salió de testigo en la causa contra su agresor.  De ese hecho pasaron seis años, por lo que al escuchar nuevamente gritos y golpes, Vasquez Haro supuso que se trataba de un caso parecido: “Nunca pensé que ese “hijo de puta te voy a matar” estaba dirigido a mí. A mi casa y a mi auto”. 

 ¿Qué pasa cuando llega la policía?

 Cuando llega la policía me toca la puerta, abro y me dice “¿Estás bien? Te reventaron el auto” y ahí veo que el parabrisas estaba roto, el vidrio del techo roto, la ventanilla rota. Todo roto. Y después veo que había piedras, vasos, botellas, una taza de loza. O sea, me tiró con todo.   Ahí el policía me dice, “que raro, ¿vos no te peleaste con ningún vecino? ¿Segura?”, y yo le cuento lo que pasó en 2019 con este pibe, a lo que él me contesta “Fijate…” Cuando la policía se va, veo a un vecino del otro edificio que me hace señas, que me señalaba para abajo. Bueno, como tenía el auto afuera, lo fui a guardar. Ni bien terminé de cerrar la puerta de la cochera empezaron otra vez los piedrazos, ahora al portón. 

 

Luego del segundo ataque, Vásquez Haro volvió a llamar a la policía: “ni vinieron, imaginate, deben haber dicho “esto es problema de vecinos” y no me dieron ni bola”.  Fue al momento de revisar las cámaras cuando descubrió que quién había arrojado piedras a su auto y a su casa era el mismo hombre que había violentado a la mujer en 2019, y contra quién ella y otra vecina habían salido de testigas: Leonel Máximo Dominguez. “Con las cámaras finalmente pude dar con el agresor, porque captaron que las piedras y todo venían del tercer piso del edificio de enfrente y por eso me hacía señas el otro vecino”, repasa la investigadora y docente.  

 “Ese día la pasé mal y los días que siguieron también”, confiesa. “Enseguida empecé a moverme, la investigación la hice toda yo sola. Hablé con el vecino de enfrente, hablé con unos chicos que se estaban mudando justo. Fui hablando y fui sacando de a poquito los datos, me costó sacar el apellido, hasta que lo encontré”, cuenta Vásquez Haro y agrega: “Al día siguiente fui a hacer la denuncia y le manifesté a la persona que me atendió: “Esto tiene que ver por un lado con que yo soy testiga de la chica que lo denunció y  por el otro con que tiene el respaldo del momento político, donde hay un presidente que avala este tipo de prácticas”, afirma. 

¿Cómo llega Domínguez a estar nuevamente en el edificio de enfrente?

A los cinco días más o menos de lo que pasó en 2019 yo veo que el departamento queda vacío, pensé que se había ido. Pero me desayuno ahora que todo este tiempo estuvo viviendo en el mismo edificio pero en otro piso. Estuvo siempre ahí, por seis años viví en frente a un violento, estando super expuesta porque yo era testiga. La justicia cero protección a la víctima y a las testigas, nada. El lunes recién, después de cuatro días, me llegó la medida, que me la hicieron firmar a mí pero que a él todavía ni siquiera lo notificaron, porque se está escondiendo. Igualmente, la jueza de garantías me parece que, por la gravedad del tema, lo que ha dado es poco. Determinó que le tienen que notificar a él que no se me tiene que acercar. No, lo que yo necesito es una perimetral.

Este ataque es el tercero que la activista travesti trans recibe en su casa. En 2017, Leonardo Danilo Ariza Mendoza irrumpió en la casa de Vásquez Haro. En su mochila llevaba un cuchillo, un palo de amasar y botellas vacías. “Te voy a matar”, le dijo. Vasquez Haro sufrió golpes en el cuerpo y en la cabeza con una botella. Tras un forcejeo, logró abrir la puerta de su casa y salir afuera, sobreviviendo al intento de travesticidio. El año pasado, el 17 mayo, mientras participaba de la vigilia por Miguel Bru, le entraron a robar. Se llevaron dos notebooks, cámaras profesionales y un televisor, todo de Otrans. “Ahora sospecho que este hombre me haya mandado a robar, porque viviendo enfrente me tiene vigilada, desde el tercer piso donde vive se ve perfecto la puerta de entrada de mi casa”, especula. 

El odio derrama 

Vasquez Haro comprende que, si esto le sucede a ella, muchas otras mujeres travestis trans se encuentran sumamente vulnerables:  “Si vinieron por mí, si esto me lo hacen a mí, las demás están re desprotegidas. Yo tengo dentro de todo la capacidad de escribir, de visibilizar en los medios, de saber que al menos levanto algún teléfono y alguien me va a responder”, reflexiona mientras cuenta sobra la ayuda que recibió por parte de las trabajadoras del Ministerio de la Mujer, Género y Diversidad de la Provincia y su Ministra, Estela Díaz.  Del mismo modo, Vásquez Haro comprende que este ataque hacia ella no se reduce a su persona sino a lo que ella simboliza: “En este momento donde hay una escalada no solo de discursos de odio, sino de crímenes de odio  y de violencia, de xenofobia, de racismo, este ataque no es solamente hacia mi, también es un ataque a lo que yo implico como referenta de un colectivo”, declara. 

Este tipo de agresiones parecen ser la traducción del discurso violento y homofóbico del Presidente Javier Milei, que genera un clima que posibilita estos ataques: “Este tipo de violencia es avalado y fagocitado por el Presidente. Entonces, para mí es el momento de empezar a dar pelea no solamente frente a esos discursos, sino también contra estas prácticas perversas”, postula la activista. “Me parece muy preocupante y al mismo tiempo me parece que hay que empezar a socializar, a romper el silencio. Este no fue un hecho aislado ni tampoco un ataque personal. Esto fue un ataque contra un colectivo y un claro mensaje político de disciplinamiento y de impunidad”, sostiene y afirma: “No podemos permitir bajo ningún punto que el odio y la violencia sean legitimados y naturalizados”.

Además de los discursos de odio, ¿cómo impactan las políticas económicas del Gobierno en las personas travestis trans y en todo el colectivo LGBTIQ+?

La derecha en sí, desde Macri hasta ahora Milei, tiene ese discurso de la meritocracia, pero sabemos muy bien que no todos nacemos en hogares con los mismos recursos. Esto impacta en los pobres de manera hostil y arrolladora y  se potencia en las travestis y trans,  siendo que muchas de nosotras hemos tenido que abandonar desde muy chicas nuestros hogares. Entonces sucede que la pelea siempre es dispar. Muchisímos quedamos afuera, son años de exclusión y venimos peleando siempre con mucha desventaja. Un tema que surge entonces es el de pensar estrategias que puedan repeler todo lo que nos han deshumanizado. A nosotras nos deshumanizaron primero tratándonos de enfermas, de anormales, de personas peligrosas. A mí me sale preguntarme: ¿Cómo se empieza a volver a humanizar aquello a lo que le han sacado hasta la dignidad? 

Vasquez Haro ubica en el año 2012 el primer gran paso que dio el colectivo travesti trans en su conquista de derechos: “El reconocimiento de la Ley de Identidad de Género en 2012 durante la presidencia de Cristina fue fundamental como conquista política y como paso hacia adelante de toda la sociedad”, sostiene. “A partir de esa ley nosotras pudimos empezar a pensarnos no sólo  como ciudadanas sujetas a derecho, ese reconocimiento a nuestra identidad también nos permitía trabajar en otros lugares que no tenían que ver con la prostitución, porque ese no debería ser un destino para las travestis trans”, afirma. “Que nosotras podamos pensarnos como trabajadoras tuvo que ver con esa ley, que fue necesaria también para que en 2015 se apruebe en la Provincia el cupo laboral trans, y en 2022 en la Nación”, reflexiona Vasquez Haro. Más acá en el tiempo, sin embargo, el panorama se vuelve desalentador: “En este momento de crisis, de despidos y ajuste, hay compañeras que habían podido empezar a trabajar gracias al cupo laboral y que ni bien asumió Milei fueron despedidas. De forma exponencial este Gobierno ha significado un retroceso en todo lo que habíamos avanzado tanto. Y digo tanto porque nunca tuvimos nada, entonces todo parece mucho”, aclara. “Pero bueno, es claro que nosotras, nosotros, nosotres, no formamos parte de la agenda de Milei y no me refiero solo a las personas travestis trans o de la diversidad sexual”, afirma Vásquez Haro y profundiza: “No son parte de la agenda de Milei tampoco las mujeres, no lo son los pobres, no lo son los jubilados, no lo son los migrantes, digo, somos muchísimos. Si nos sumamos, somos una mayoría los que no formamos parte del grupo para el que Milei gobierna, porque el Presidente gobierna para unos pocos”, evidencia la activista. 

Mirar hacia adelante

En este contexto de violencia explícita y ajuste económico, Claudia Vasquez Haro da pelea contra la desmovilización y el disciplinamiento y busca generar consensos y alianzas:  “En primer lugar, hay que ocupar la calle, las calles son nuestras y son el espacio donde se disputa la aparición en la esfera pública, y para eso, hay que articular con otres”, plantea. “Todos planteamos cuestiones comunes, todos peleamos porque defendemos la institucionalidad, la democracia, porque no queremos nunca más dictadura”, enumera la docente. “Nosotros peleamos porque nos duele el dolor del otro, de la otra, porque a todos nos tiene que horrorizar cuando matan a una trava, porque todos nos tenemos que enlutar cuando matan a un pobre, porque a todos nos tiene que doler eso, porque no todo vale. Hay que demostrarle a este gobierno que militamos por la libertad, la verdadera libertad, porque sin libertad no hay igualdad posible”, declara. “Debemos empezar a interpelar a más y más ciudadanos, que sepan que militamos porque queremos vivir en una sociedad más justa, donde nuestros hijos y nietos vivan más libres, donde no sean discriminados por su orientación sexual, su identidad de género, su color de piel ni su religión”, propone y prende una luz de esperanza: “ Yo creo que es posible. Hay que ser coherentes, saber de dónde venimos y a dónde vamos. Yo sé de dónde vengo, de ser travesti, de ser migrante, y me siento profundamente orgullosa de quién soy y por supuesto, sé muy bien a dónde tengo que ir, con quien militar y qué luchas acompañar”, concluye. 

El monotributista más poderoso de la Argentina

El monotributista más poderoso de la Argentina

Facturero categoría B, comisario político, ejecutor de palancas del Estado, tropero fantasma en twitter, apretador serial de periodistas, fundamentalista de ultraderecha: el periodista Manuel Jove habla de El Monje,el libro que escribió junto a Maia Jastreblansky para retratar al polifacético de Santiago Caputo, el principal asesor de Javier Milei.

Santiago tiene 39 años. Está casado con Ángeles y tiene un hijo, Conrado. Es monotributista clase B, la segunda categoría más baja del régimen, y solo posee una moto. Le apasionan las series, los tatuajes y twitter.

Santiago parece una persona normal, ¿no? Un monotributista de clase media baja que vive con su familia. Podría tratarse de, quizá, un millón de Santiagos, un millón de argentinos. Pero se trata de un Santiago en particular: la mano derecha del Presidente de la Nación. Se trata de Santiago Caputo, el guionista de Milei.

ANCCOM dialogó con Manuel Jove, el autor junto con Maia Jastreblansky del nuevo libro sobre Santiago Caputo, El monje, que recorre la vida del asesor presidencial que repentinamente se convirtió en un personaje taquillero de internet.

A lo largo de la investigación realizada por Jastreblansky y Jove también nos adentramos en “lado b” de la política: “Es algo buscado en el libro, intentar meternos un poco en el detrás de escena, con los consultores, los asesores de campaña, los estrategas y demás que trascienden la figura de Caputo –indica Jove–. Teníamos la intención de meternos en lo que representan estas figuras que atraviesan hace muchísimo tiempo la conversación pública, pero sin poner la cara, salvo con algunas excepciones. Me parece que el libro funciona no solamente para entender este fenómeno como un periodo de la historia, sino también para entender cómo la política siempre estuvo atravesada por estos estrategas que van cambiando de perfiles, que van cambiando de forma, que van cambiando de pieles, pero que en definitiva hacen ese laburo. Esto se mezcla con la llegada ya feroz de las redes sociales como la principal batalla de la conversación pública, y cómo eso se termina replicando en cada una de las conversaciones más civiles, que arrastra debates y hace que su idea de la batalla cultural termine funcionando”.

Y es que este Santiago tiene sus particularidades: a pesar de que solo tiene una moto a su nombre, tiene cédula azul para conducir seis vehículos que no le pertenecen de forma oficial. Además, no posee tarjetas de crédito: su mujer se encarga de “ponerle dinero en la billetera” cada día. La mayor parte de su patrimonio está en acciones bursátiles, un bien que está exento del pago de impuestos.

Entre sus hobbies, además de twitter, las series y los tatuajes, se encuentran las armas. Caputo es portador de la Credencial de Legitimo Usuario (CLU), y practica tiro regularmente.

El monotributista clase B aparece en los papeles como un consultor externo que no debe rendir cuentas por sus actos ante los organismos de control. Sin embargo, es quien se hace cargo del armado y la estructura del gobierno actual, y por tanto, es el responsable del funcionamiento de ni más ni menos que de las instituciones del Estado. Tal y como plantea Jove: “Cuando empezó a trabajar con Milei, éste era un economista popular en términos de imagen televisiva, o que arrastraba audiencia y rating en la tele, pero por parte de la política tradicional era visto medio de reojo y casi con bastante subestimación. Caputo apostó a eso y parece que eso es lo que está revalidando y recogiendo. Me parece que él como consultor le agregó un compromiso ideológico con lo que representa Javier Milei, es evidente. Antes de conocer a Milei en su propio despacho tenía colgada una bandera amarilla de Gadsden, con la serpiente enrollada, que representaba ya en ese momento a las derechas radicalizadas de todo el mundo. También estrena un rol de consultor involucrado en el armado y en el desarrollo de un gobierno que también es nuevo, ya no solamente es el mero lugar de estrategia de comunicación, sino también desde la negociación política, desde la operatividad del gobierno propiamente dicha, desde manejar las palancas del Estado, que es lo que está haciendo Caputo”.

A este exótico monotributista, que en febrero del 2024 ganaba en blanco 1.367.925 pesos por mes, apenas se le conoce la voz. Solo se lo ha escuchado brevemente en una entrevista radial de Eduardo Feinmann a Javier Milei el día posterior al triunfo de la Libertad Avanza. Sin embargo, su viralidad siempre estuvo presente, pero desde las sombras: tuvo alrededor 12 cuentas de twitter que se lograron conocer, de las cuales solo en dos mostró su identidad. Se preguntan los autores: “¿Qué hizo que un titiritero en las sombras emergiera como la figura más taquillera de la política argentina y la cara más buscada de internet? ¿Por qué el consejero externo y el “amigo de Milei” que solo pretendía depositar al libertario en el sillón de Rivadavia pasó a hacerse cargo de la cosa pública?”

Y es que hay algo paradójico en el fenómeno de Caputo: todos hablamos de él por la intriga y el misterio que recorre al hablar de alguien de quien nadie habla. Hay un quiebre discursivo en el perfil público del asesor. ¿Qué fue lo que hizo que se hable del aura de misterio que recorre su imagen? En este sentido, Jove reflexiona: “Hoy es un asesor externo, una especie de colaborador. En los papeles, un monotributista que siempre está al servicio, cuando después en los hechos se comprueba que tiene un rol casi de comisario político pero que al mismo tiempo es un tuitero. A través de sus fotos en Casa Rosada prendiendo un cigarrillo y generando cierto furor en alguna platea femenina de las redes sociales, en un público libertario de redes, que en particular lo celebra permanentemente, también con sus cuentas anónimas pero que todo el mundo sabe que son de él, se fue generando su propio relato, así como el propio relato del gobierno”.

Bernard Cohen escribió en 1963: “La prensa puede no tener mucho éxito en decirle a la gente qué pensar, pero es increíblemente eficaz para decirle a sus lectores sobre qué pensar”. ¿Qué, o mejor dicho, quién, quiere que se hable de Caputo? ¿Por qué se tiene esta repentina fascinación con su imagen en este momento del gobierno de Javier Milei?

En la apertura de las Sesiones Ordinarias en el Congreso en marzo del corriente 2025, todos los medios hablaban del gesto intimidatorio que Caputo le hizo al legislador Facundo Manes. Pocos hablaron sobre el discurso del primer mandatario en tal evento.

El día 29 de abril de 2025 fue el Debate de CABA para las Elecciones Legislativas de este año. Caputo, una vez más, increpó a alguien. Esta vez a Antonio Becerra, periodista de Tiempo Argentino. Al día siguiente la foto en primer plano de Caputo intimidando al reportero estaba en todos los portales. Algunos, quizá, recuerdan lo expuesto por Manuel Adorni en tal debate.

Sin quitarle la magnitud y la peligrosidad que representan para la libertad de expresión estas acciones, empieza a ser una sospecha cada vez mayor el pensar que este tipo de actos repudiables son intencionales para desviar la atención e impedir que la ciudadanía conozca las propuestas y planes de figuras como Milei o, más recientemente, del candidato a legislador porteño Adorni.

Jove indicó que, luego de toda la investigación realizada, pudo sacar algunas conclusiones con respecto a la imagen de Caputo: “Nos encontramos con alguien que tiene todo muy pensado, por eso la frase ´todo marcha acorde al plan´, que al mismo tiempo es una trampa, porque él se encarga de cambiar las condiciones del discurso para que el plan se adapte a lo que sucedió, es en definitiva su estrategia. Entendimos algo que sospechábamos, que es que Santiago Caputo es el que representa dentro del esquema a la casta. Es el que trabajó con ellos, es el que conoce los detalles y los secretos muchas veces de esa casta”.

«Las pantallas ofrecen una competencia desleal»

«Las pantallas ofrecen una competencia desleal»

La especialista en ciudadanía digital Lucía Fainboim publicó “Cuidar las infancias en la era digital”, un libro que explora los desafíos, oportunidades y tensiones que surgen en la crianza contemporánea. Con una mirada crítica pero constructiva, invita a repensar el rol de las familias, las escuelas y el entorno digital en la vida de niños, niñas y adolescentes.

Lucía Fainboim acaba de publicar Cuidar las infancias en la era digital (Editorial Noveduc), en el que refleja su larga experiencia en la compleja relación entre infancias y tecnología. Para especialista en ciudadanía y crianza digital, y Cofundadora de Bienestar Digital, es fundamental que la familia mantenga siempre un canal de comunicación abierta con los menores para que logren hacer un uso crítico de lo que le llega a través de las pantallas. Para eso es imprescindible que los adultos también reflexionen sobre sus propias prácticas.

En tu libro hablás de las oportunidades que ofrece la era digital. ¿Cuáles son las más subestimadas por los adultos?

Hay una tendencia a pensarlo todo en términos dicotómicos: o sos tecno-fóbico o sos tecno-optimista; la tecnología se piensa como muy buena o muy mala. Pero no es sólo una herramienta, es una expresión de época, de un momento histórico, político y económico. Claro que hay usos problemáticos, pero también oportunidades. No se trata de si es neutra, sino de entender cómo nos transforma.  El desafío está en poder distinguir entre esos usos: cuáles nos transforman de forma negativa y cuáles nos potencian.

Señalás que la conexión constante puede modificar la forma en la que los chicos se perciben a sí mismos y al mundo. ¿Cómo influyen, en los niños, las plataformas digitales?

Los niños crecen imitando lo que ven a su alrededor. La imitación de lo que ven en estas plataformas empieza a moldear su forma de ser y de experimentar. Lo planteo en el libro y  tiene que ver con el impacto de este uso excesivo, porque en la vida real no hay estímulos tan intensos y los niños empiezan a necesitar de la gratificación inmediata que los juegos y los videos cortos les proveen. Ahí es cuando el consumo de plataformas se empieza a volver excesivo, y los chicos pierden experiencias necesarias para su desarrollo, como el juego libre, la imaginación, y el aburrimiento. Es una competencia desleal: las pantallas ofrecen estímulos intensos, fragmentados, inmediatos, y después es muy difícil que prefieran jugar con un juguete o imaginar una historia. Desde edades muy tempranas, la exposición constante a la tecnología afecta el desarrollo de habilidades fundamentales, como la creatividad.

En ese sentido y siguiendo lo que expresás en el libro acerca del rol del adulto, ¿qué desafíos enfrenta una madre o padre que quiere acompañar la vida digital de sus hijos sin ser experto en tecnología?

Un gran desafío tiene que ver con suponer los usos de los chicos y las chicas, así es imposible generar estrategias para realmente ayudarlos, porque no los entendemos. La cuestión no es conocer o restringir todas las apps, sino entender para qué las usan sus hijos. No hay que suponer ni subestimar. No le podés decir a tu hijo que el ciberbullying no es real o que tener amigos por internet no cuenta porque estás invalidando su experiencia y la importancia que los niños y adolescentes le dan a lo que les pasa ahí. Es clave que las madres y padres se abran con sus hijos y traten de entender la importancia que ellos les dan a sus interacciones digitales. Observar, escuchar y compartir tiempo frente a la pantalla permite ver cómo se apropian de esos espacios y qué experiencias buscan.

El libro menciona el concepto de “porno scroll”. ¿Qué estrategias proponés para evitar la sobreexposición sin caer en la censura?

Las plataformas buscan maximizar el tiempo de permanencia. Y muchos de los contenidos más adictivos son los que más problemáticas generan: la pornografía, por ejemplo, tiene una presencia enorme y puede ser muy violenta, muy machista. No se trata sólo de restringir el acceso, sino de acompañar, de generar conversaciones sobre lo que ven, lo que sienten. No hay que castigar la curiosidad, sino acompañarla. Si hablamos de estrategias, lo primero sería evitar el acceso indiscriminado y sin supervisión a dispositivos con conexión a internet en la niñez. Porque una vez que tienen estos dispositivos, claramente pueden entrar en contacto con pornografía, está al alcance de sus manos. Después, tenemos que acompañar con un control progresivo, consensuado y con diálogo. Hay que reconocer que la curiosidad por la sexualidad es natural. Lo que preocupa es el tipo de contenido al que acceden: sobreestimulado, machista y violento. Es clave habilitar conversaciones honestas, ofrecer materiales adecuados, información acerca de sus cuerpos y mostrarse disponibles para escuchar sin juzgar.

¿Cómo puede la escuela integrar la tecnología sin que reemplace el contacto humano?

Todo depende del para qué. La tecnología no debería usarse porque sí. Si tiene un propósito pedagógico, si cumple una función dentro del proceso de aprendizaje, puede ser valiosa. Y en ese sentido, solo se debe incluir si es parte de una estrategia pedagógica. O sea, no es solamente voy a usar esta aplicación, sino que esta aplicación cumple con objetivos didácticos de aprendizaje. Sobre todo, la escuela debe fomentar habilidades críticas y reflexivas: enseñar cómo funcionan las plataformas, qué intereses hay detrás, qué modelos de negocio. Los docentes tienen que lograr que los chicos se pregunten, que no consuman de forma pasiva.

Empatía y diálogo

¿Qué señales indican un uso nocivo de las pantallas?
Algo que me parece interesante es observar el coste de oportunidad. Hay que ver qué dejan de hacer los chicos: si ya no juegan, no se vinculan, no pueden gestionar sus propias emociones, no toleran la espera o pierden autonomía, es probable que la tecnología esté desplazando experiencias fundamentales. Lo importante es detectar cuándo la pantalla se convierte en la única fuente de placer o distracción.  Esto gana especial relevancia en la pubertad y en la adolescencia: si un chico en la secundaria está demasiado tiempo aislado y no tiene vínculos significativos o hobbies por fuera de los videojuegos y las redes sociales, hay que intervenir y proponer alternativas de encuentros no virtuales: mandarlos a hacer un deporte, probar una clase de alguna manualidad y cosas por el estilo.

¿Qué lugar debe ocupar la interacción cara a cara en la crianza digital?
Las relaciones digitales también son reales, pero no deben reemplazar lo presencial. Esos vínculos también existen y nos afectan, aunque se dan de maneras distintas. Lo importante es no descalificarlos de entrada, sino entender cómo se dan, qué aportan, qué falta en la virtualidad. No podemos imponer nuestras definiciones. Hoy la amistad, el amor, la socialización también pasan por lo digital. Pero, si un chico no tiene motivaciones, amistades o intereses fuera de las pantallas, es una señal de alerta. Lo virtual debe complementar, no ocupar todo el espacio vincular. Volviendo a tu pregunta, la interacción cara a cara es fundamental y hay que estimular que nuestros hijos hagan cosas por fuera de la virtualidad y que las disfruten.

¿Qué rol juega la empatía para prevenir el abuso en línea?
Es central, porque siempre existe una brecha generacional entre los adultos y los chicos,  especialmente en adolescentes. “No los entiendo”, dicen los padres; es algo clásico. Pero hoy, esta brecha se profundiza por las distintas experiencias digitales, y lo que más profundiza la brecha es cuando menospreciamos lo que le pasa a los chicos. Muchas veces los adultos minimizan lo que les pasa a los chicos: “No es tan grave”, “Es solo un jueguito”, “Ese no es tu amigo”. Se estigmatiza y menosprecia lo que les pasa a los niños en internet. Pero si no entendemos por qué les importa algo, no podemos guiarlos. La empatía empieza por interesarse genuinamente en sus mundos. Y justamente la empatía va en que el adulto reconozca esto: A mí claramente no me importa perder en un jueguito. A mí por ahí no me importa tener pocos likes, a mí no me interesa tal cosa, pero puedo entender que a vos sí”. Si no hacemos un acercamiento, que era un poco lo que hablábamos al principio, es muy difícil darles herramientas para que se relacionen con la tecnología de forma saludable y crítica. La idea es que los adultos les comuniquemos a los niños que no entendemos pero queremos entender.

Las apuestas online afectan cada vez más a adolescentes. ¿Qué herramientas sirven para prevenir esta problemática?
No siempre se perciben las consecuencias rápidamente, porque no hay señales visibles. Es clave mostrar cómo funcionan estas plataformas, que los necesitan enganchados. Entender que son manipulados suele generar más impacto que simplemente hablar de “riesgos”.

¿Cómo podemos evitar que el miedo al mundo digital se convierta en una barrera?
Hablando. No desde el sermón, sino desde el interés. Contar qué hacemos nosotros en Internet, qué nos divierte o preocupa. Preguntarles a qué le dedican tantas horas y con quienes se relacionan de manera digital. Si solo aparecemos para retarlos, no vamos a generar confianza. O sea, hay que empezar a hablar, no solo levantarme para retarlos, para acusarlos de algo y para menospreciar lo que les molesta. Nunca es tarde para empezar a darles herramientas para lidiar con la digitalidad. Primero tenemos que arrancar por lo positivo, preguntándoles qué les divierte tanto y hablando regularmente de nuestros consumos en línea, como para que ellos sientan que la tecnología y su uso son un tema de conversación más. Y también, es muy importante fomentar espacios de ocio offline, recuperar el tiempo para aburrirse, para no hacer nada, para que los niños miren por la ventana. Es ahí donde aparecen otras formas de estar.

“Las agendas de los partidos no encarnan las demandas de la mayoría de población”

“Las agendas de los partidos no encarnan las demandas de la mayoría de población”

Con apenas un 53 por ciento de votantes del padrón, las elecciones legislativas de ayer fueron las de más baja participación desde la vuelta de la democracia. Una derecha cada vez más autoritaria, un peronismo porteño expectante y un pacto que parece inevitable.

La apatía marcó la elección legislativa porteña, en la que se impuso el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien obtuvo el 30,13 por ciento de los votos, seguido por Leandro Santoro (27,35 por ciento). En tercer lugar, con un escueto 15,92 por ciento, quedó Silvia Lospennato, la candidata del PRO, que no perdía una elección en el distrito desde 2007. En los comicios de ayer, apenas votó el 53,2% del padrón, la participación más baja desde el regreso de la democracia y la peor en lo que va del calendario electoral. Para Pablo Vommaro, doctor en Ciencias Sociales, docente e investigador de la UBA, CONICET y CLACSO, la baja participación revela «un desinterés, una cierta desafección de la población al menos por esta elección legislativa y por las opciones que se presentaron». Sin embargo, advierte que no se debe generalizar: “No creo que se trate de un rechazo a la política en general, ni siquiera a la de la Ciudad. Pero sí expresa un bajo interés por una elección exclusivamente legislativa y marcada por una extrema polarización».

En esa línea, Vommaro señala que “los cruces entre La Libertad Avanza, el PRO, Rodríguez Larreta y el peronismo generaron más rechazo que compromiso. Esa polarización y esa exacerbación de los conflictos cruzados, lejos de atraer más participación, provocó abstencionismo, rechazo y cierto alejamiento. Según el investigador, el ausentismo también deja al descubierto una desconexión entre la política y la sociedad: “Las agendas que están proponiendo para el debate no hacen sentido, no encarnan los anhelos, las demandas y los intereses de la mayoría de la población”.

Carlos Bianco, ministro de Gobierno bonaerense, también puso el foco en la baja participación: “Votó apenas el 53% del padrón, 22 puntos menos que en 2023 y 16 menos que en las legislativas de 2021”. Para el funcionario, el fenómeno no se limita a la Ciudad: “Es una situación que se repite en varias provincias y pone en cuestión la legitimidad democrática de los resultados”.

A la hora de analizar el impacto político, Bianco ofreció un dato clave: “De cada seis porteños, tres no fueron a votar; y de los tres que sí lo hicieron, sólo uno votó a Adorni. Eso representa apenas un 16% del electorado habilitado”.

El derrumbe del PRO y el futuro de Macri

El triunfo del espacio de Javier Milei sobre el partido fundado por Mauricio Macri quebró la hegemonía del PRO en la Ciudad y consolidó el liderazgo del oficialismo nacional sobre la derecha tradicional. Para Vommaro, el resultado marca «una caída, una especie de debacle del PRO como partido oficialista en la Ciudad de Buenos Aires», que tras casi 20 años de gobierno «encontró su límite, su agotamiento y un declive pronunciado».

Desde su perspectiva, la disputa actual no se reduce a nombres, sino a modelos de ciudad: “La confrontación hoy es entre sectores progresistas —sobre todo encarnados por el peronismo— que impulsan una ciudad más inclusiva, más igualitaria y menos segregada, y las fuerzas oficialistas a nivel nacional, que exacerban discursos de exclusión, violencia y autoritarismo, incluso apelando a fake news y maniobras electorales”.

Santoro, ¿perdedor o ganador?

Leandro Santoro quedó segundo, lejos de su objetivo de máxima —ganar la elección—, pero logró retener la primera minoría legislativa, sumar dos bancas y recuperar terreno en el sur de la Ciudad. Además, con el 27,35% de los votos, alcanzó la mejor marca para el PJ en una elección de medio término desde 2009. Sin hablar de derrota, el candidato destacó que “este resultado nos obliga a seguir trabajando para construir la ciudad que queremos”, aunque puso el foco en la caída del PRO al tercer puesto.

Para Pablo Vommaro, el resultado “lo posiciona de una manera interesante en la Ciudad”, pero advierte que el peronismo deberá consolidarse como verdadera oposición. “Debe dejar de cogobernar o apoyar al oficialismo, como ha hecho tantas veces. Hace falta un perfil opositor claro y, sobre todo, construir un relato de futuro”.

En esa línea, Vommaro apuntó una autocrítica más profunda: “Hoy Milei, incluso con su discurso de odio y exclusión, es el único que proyecta una idea de país. Las demás fuerzas, peronismo incluido, están más ocupadas en debatir entre sí o ancladas en un pasado idealizado, sin una propuesta clara hacia adelante”.

Rodríguez Larreta, el único que festejó

Mientras la UCR y la Coalición Cívica quedaron fuera de la Legislatura —con apenas un 2% cada una y sin lograr renovar las cinco bancas que ponían en juego—, Horacio Rodríguez Larreta fue el único dirigente de la vieja Juntos por el Cambio que terminó la noche con una sonrisa.

Sin certezas sobre su caudal electoral y con una campaña austera, el exjefe de Gobierno porteño obtuvo el 8% de los votos, lo que le permitió sumar tres legisladores. En su entorno celebraron el resultado como un logro inesperado: menos que eso hubiera sido una mala elección, y llegar a los dos dígitos era casi una utopía.

La nueva composición del parlamento porteño

Con el peronismo como primera minoría y La Libertad Avanza como segunda fuerza, Jorge Macri deberá gobernar sin mayoría propia y con un bloque oficialista nacional que avanza sobre sus territorios.

Tras los comicios, Macri felicitó tanto a Manuel Adorni como a Leandro Santoro, y reconoció que su fuerza hizo «una mala elección». Sin embargo, se mostró firme en el discurso: “Hoy no nos toca ganar, pero uno siempre tiene que seguir fiel a sus valores”.

El mapa de CABA dejó un mensaje claro: el voto funcionó como un plebiscito económico a favor de Milei. El fenómeno violeta arrasó en los barrios del norte —Recoleta, Núñez, Belgrano, Palermo— donde la clase media-alta rompió con el PRO. En el sur, Santoro se impuso como canal del voto bronca de los sectores populares.

El pacto inevitable

Sobre un acuerdo entre el PRO y La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, Vommaro es categórico: “Este resultado posiciona mucho mejor a La Libertad Avanza que al PRO, tanto a nivel nacional como en una eventual alianza bonaerense”.

Para el investigador, lo que se está consolidando es “una derecha mucho más radicalizada que la que existía hasta ahora: autoritaria, violenta, con discursos de odio, pero que Milei ha logrado aglutinar, desplazando al PRO como su principal expresión”.

En ese marco, una alianza entre ambos podría servir para enfrentar al peronismo y, sobre todo, a Axel Kicillof, figura clave en la disputa política e ideológica. Pero, advierte Vommaro: “Sería un acuerdo asimétrico. El PRO quedaría claramente en un rol subordinado”.

En declaraciones televisivas, Javier Milei aseguró que La Libertad Avanza promoverá en un acuerdo electoral con el PRO en la provincia de Buenos Aires sin la participación de Mauricio Macri y, tras la primera derrota de la fuerza macrista en la Ciudad, consideró que «el momento» del líder del partido amarillo «ya pasó».

Milei aseguró que en el territorio bonaerense debe darse «un acuerdo entre dirigentes» y señaló al presidente del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, y al diputado Diego Santilli para llevar adelante esas negociaciones.