Los rappi del mundo, uníos

Los rappi del mundo, uníos

Los trabajadores de plataformas de reparto se manifestaron este miércoles frente a la Secretaría de Trabajo para que sea reconocido oficialmente su sindicato. «No somos colaboradores, somos empleados», argumentan.

Los trabajadores del Sindicato de Trabajadores de Reparto por Aplicación (SiTraRepA) nuevamente se autoconvocaron este miércoles 28 de mayo en las puertas de Callao 114, donde se ubica la Secretaría de Trabajo. Allí solicitaron que avance el pedido de reconocimiento legal como sindicato de base que iniciaron en junio del 2021. Después de tres años, a mediados del 2024, recibieron un dictamen favorable por parte de la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. Sin embargo, hasta la fecha, no han terminado de ser autorizados para operar como una organización gremial. Es un paso necesario para poder, a su vez, demandar la protección laboral que las empresas como Rappi, Pedidos Ya, Uber y Cabify les vienen negando.

El despliegue logró uno de sus objetivos: Belén D’Ambrosio, secretaria general del Sindicato y Ramiro Manini, su asesor legal, fueron recibidos por el Director Nacional de Asociaciones Sindicales. Ambos recibieron una actualización acerca del estado del trámite que autoriza al sindicato para operar. Pese a todo, el trámite se encuentra en pausa desde 2024.

Cuando salieron del edificio, Ramiro Manini tomó el micrófono y contó: «Hace más de un año que venimos buscando una audiencia de los trabajadores de reparto por aplicación con la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales. La hemos conseguido con esta enorme movilización que hicimos hoy. Nos comunicaron que nosotros tenemos un dictamen técnico favorable al reconocimiento del sindicato, pero hubo observaciones por parte del Departamento Jurídico del Ministerio. Ahora ellos se comprometen a notificarnos de esas observaciones, que es algo que deben hace meses, y que no habían hecho hasta que nosotros nos movilizamos.»

En la manifestación se sumaron líderes sindicales, repartidores (en su mayoría, de aplicaciones de pedidos de comida y que trabajan en bicicleta) y militantes del MAS (Movimiento al Socialismo). Su reclamo es el mismo que sostienen desde sus inicios: que las plataformas dejen de funcionar como ¨empresas fantasmas¨ y que admitan la relación laboral. “Para combatir la exposición que sufrimos como trabajadores de las calles necesitamos que el sindicato sea autorizado legalmente, para así conseguir que las plataformas nos den un seguro de trabajo o ART,  aportes, obra social, para dejar de estar tan precarizados”, cuenta Leila Argüello, encargada del Área de Ayuda Social del SiTraRepA.

La crisis económica y social se profundiza y los afiliados siguen sin cobertura y sin ningún tipo de protección laboral por dos motivos: primero porque la gente tiene menos plata y los repartidores notan que ha “bajado mucho la demanda de pedidos en los últimos meses”, como aseguró uno de los manifestantes, y, segundo, porque “cada vez somos más. Hay más repartidores y eso hace que tengamos que trabajar más horas para ganar la misma cantidad de dinero que antes”, agregó otro con su mochila de delivery al hombro. Todo esto sumado a que, como cuenta otro repartidor, “las empresas siguen pagando entre 1000 y 2000 pesos cada entrega y ya no ofrecen tantas promociones o extras para cuando llueve o en los horarios pico”.

            No se trata únicamente de ser reconocidos legalmente como un sindicato, sino de lo que esto les permitiría: tener las herramientas gremiales para reclamar a las empresas de plataformas sus derechos. Gustavo trabaja como repartidor los siete días de la semana. Pasa, en promedio, 14 horas diarias en su bicicleta. Es de Caballito, pero su aplicación lo pasea por toda la ciudad. Gana entre 20 y 25 mil pesos diarios los días buenos, pero su ingreso bruto oscila entre los 100 y los 130 mil pesos semanales. Se dedica a esto desde hace seis años, cuando perdió su trabajo anterior, y hace cuatro que es parte del SiTraRepA.

Tobías trabaja para Rappi, hace envíos en bicicleta cuatro o cinco días a la semana porque tiene que cuidar de sus hermanos. Cobra 15 mil pesos diarios o 70 mil semanales, aunque “muchas veces recibe más propinas que sueldo”. Todos los repartidores coinciden en que necesitan organizarse para que las empresas se hagan cargo de ellos y comiencen a considerarlos sus empleados. Quien está al micrófono, en medio de los tambores, lo expresa claramente: “No somos socios, colaboradores, ni empresarios, ni autónomos: somos trabajadores”.

            La movilización cubre dos carriles de Callao. Cuando aparece la Policía de la Ciudad, con trajes para ejercer el protocolo antipiquetes, comienza a limitar el avance de los manifestantes. La secretaria de prensa del SiTraRepA remarca la importancia que ellos le dan a la calle: “No quedarnos en la vereda, ocupar la calle, que es nuestro lugar de trabajo, es defender nuestro reclamo y nuestro derecho a huelga”.

            Los uniformados de la Policía de la Ciudad no responden preguntas, simplemente restringen el espacio de los manifestantes a un carril. Los tres policías de la Federal, responsables de la Seguridad de la Secretaría por ser un órgano nacional, están al lado de la puerta y son quienes dan órdenes a los de la calle. Uno de los tres cuenta que la Secretaría tuvo la voluntad de atender el reclamo y concederles una reunión a los dos miembros del SiTraRepA que están dentro del edificio, a pesar de que no tenían turno.

Los demás manifestantes esperan el resultado de la reunión con Aquino, el Secretario Nacional de Asociaciones Sindicales hasta que Manini sale y cuenta el resultado. Sobre próximos pasos a seguir, Manini, remarca: «A partir de esto vamos a seguir peleando por el reconocimiento del sindicato y todos los pasos que haya que dar para que los trabajadores de reparto por aplicación tengan un reconocimiento sindical y posteriormente laboral también”.

Organizarse gremialmente no es un capricho ni un trámite más para los integrantes del SiTraRepA: es la única forma de sentarse a la mesa con las plataformas que los contratan, les dan órdenes a través de un algoritmo y les pagan como si no tuvieran gastos o riesgos. Sin sindicato no hay voz y sin voz, las empresas siguen silenciando cualquier reclamo con un click.

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“El sector de enfermería tiene salarios miserables”

“El sector de enfermería tiene salarios miserables”

Una diputada provincial, una enfermera y un representante sindical denuncian la precarización que padecen los trabajadores de la salud, esenciales durante la pandemia, invisibles en la actualidad.

Movilización de trabajadores del Garraham. ARCHIVO ANCCOM

“Estamos reclamando por el aumento de la canasta básica, el reconocimiento profesional y el pase a planta permanente de los trabajadores de enfermería, que son aparentemente invisibles a los ojos del Estado, el mismo Estado que en plena pandemia los consideraba como altamente esenciales, pero que hoy son menos que eso”, expresa la diputada provincial bonaerense Laura Cano Kelly.

Según Cano Kelly, en la provincia de Buenos Aires se quita reconocimiento a los trabajadores del sector teniéndolos a la mayoría bajo la Ley 10430, es decir como “administradores públicos”.Si bien más tarde, con la Ley 15433, de 2023, hubo un reconocimiento, solamente alcanzó a los licenciados en Enfermería como profesionales en salud, quedando afuera miles que no cumplían los requisitos. “Esto es una falta enorme de respeto y de empatía hacia ellos”, sostiene Cano Kelly, quien además de su cargo en el parlamento bonaerense ejerce su profesión de médica en el Hospital “Horacio Cestino” de la localidad de Ensenada.

Cano Kelly, de 33 años, oriunda de la ciudad de Rauch, forma parte del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en el Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad (FIT-U). Feminista, referente de la agrupación internacional Pan y Rosas, docente e integrante de la directiva de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires(CICOP) –en representación de la oposición–, afirma: “Junto a mis compañeros del Frente de Izquierda llevamos adelante el reclamo por la precarización laboral histórica, que todos los gobiernos han perpetuado, del sector de enfermería, compuesto en gran medida por mujeres y la mayoría jefas de hogar”.

En la sesión legislativa del pasado 12 de mayo, Día Internacional de la Enfermería, Cano Kelly tomó la palabra para rendir homenaje a todas sus trabajadoras.“Mis mayores respetos y mi homenaje total a los compañeros y compañeras enfermeras. Cobran dos mangos y son los que están ahí. Les dan de comer en la boca a los pacientes muchas veces –remarcó–. Estamos hablando de gente que pone su vida al servicio de la salud pública, que la defiende por muy precarios salarios, mientras diputados senadores y jueces cobran por encima de los cuatro millones de pesos”.

Pese al intento del presidente del cuerpo de interrumpirla, señalándole que su intervención debía limitarse a un homenaje, Cano Kelly continuó defendiendo al sector de enfermería, denunciando las condiciones laborales y la precariedad en la que están inmersos los trabajadores de lasalud no sólo en la provincia sino en todo el país. “El sector tiene salarios miserables, de vergüenza –agrega en diálogo con ANCCOM–, que están por debajo de la línea de pobreza, mientras que la billetera de los grandes políticos de turno engorda todo el tiempo. ¿Cómo puede ser que un trabajador de 30, 35 años de antigüedad en la profesión, tenga un básico de 500 mil pesos mensuales? Estos hechos indignan y hacen que cada vez llevemos los reclamos en defensa del sector de la forma más visible y combativa posible. Es así como en la legislatura mostré,a los que ocupan las bancas, los recibos que me alcanzan los trabajadores de salud,exponiendo sus ingresos como pruebas,que no me dejan mentir, ante los ojos de todos, de su triste realidad”.

“El arte de cuidar, así llaman a la enfermería”, dice Graciela Viola, enfermera con 35 años de profesión y licenciada de la carrera y completa:. “El arte de cuidar a otro que atraviesa una situación muy vulnerable, una de las profesiones más nobles y más humanas que existe”. Sin embargo, “el sistema de salud está cada vez más caótico”, asegura Viola, quien se desempeña en el Hospital Central de San Isidro. “Hay mucha demora para la atención, ya que los médicos hacen guardias de doce horas, y atendiendo de a dos no logran cubrir las necesidades de los pacientes, aparte de que muchos médicos emigran a otros países”.

“En los hospitales provinciales –detalla Viola–, los enfermeros trabajan entre 6 y 7 horas diarias.En cambio, en otros,como en el que yo estoy, las guardias son de 8 horas y el sueldo aumentó muy poco, es paupérrimo. En el Hospital Municipal ‘Bernardo Houssay’ de Vicente López tienen el sistema ‘tranquero’ (cuidado de transición que se brinda a los pacientes cuando pasan de una fase a otra de su enfermedad o tratamiento), siendo reconocidos sus profesionales y teniendo un sueldo mejor. O sea, hay muchas diferencias de salarios entre hospitales públicos municipales”.

“La enfermería ha ido cambiando en el tiempo –prosigue Viola–.Se ha desarrollado tanto teórica como científicamente. Hoy una enfermera puede dar su opinión ante un médico. Considerando que el Estado tiene tres grandes instituciones -educación, policía y salud-, al fin y al cabo es todo política. Parece que no conviene que estas personas ganen bien y sean reconocidas como se debe.”.

La diputada Cano Kelly refiere que desde su espacio proponen un salario básico de 1.700.000 de pesos mensuales y por el reconocimiento completo de la enfermería como profesión en salud. También pone el foco en los municipios: “Son las grandes agencias precarizadoras del país. No permiten que sus trabajadores puedan ser representados por sindicatos fuertes, ya que estos reciben la constante presión de los gobiernos locales, teniendo sus canales de diálogo negociación muy limitados”.

Desde su función como delegado del sindicato municipal del Hospital Central de San Isidro, Marcelo Yandel subraya que están en un continuo proceso de asambleas con sus trabajadores en el reclamo y la negociación con el municipio, exigiendo el incremento del salario básico y rechazando aumentos del 5 y 8 porciento “que son humillantes –afirma–, no alcanza ni para ir a comprar carne, y teniendo que aceptar los llamados bonos únicos, que ayudan en el momento pero no son la solución,como el que el municipio otorgó en mayo, de 3.000 mil pesos”.

La propuesta del sindicato al municipio, según Yandel, es conseguir un aumento al sueldo básico para todos los trabajadores en salud del hospital. “Y no tener que recibir los ya conocidos bonos que representan una humillación y una descalificación y que son pan para hoy hambre para mañana”, enfatiza el representante gremial, quien anticipa que van a seguir luchando y reuniéndose en asambleas, tomando medidas fuertes y, en caso de ser necesario, añade, se llegará al paro. Entre los numerosos reclamos, además del salario básico, están el pase a planta permanente yla vestimenta de trabajo.

La lucha de los trabajadores de la salud por mejores condiciones laborales y salariales es un tema que atraviesa jurisdicciones. Tanto en hospitales públicos municipales, provinciales y nacionales –como lo demuestra, por caso, la lucha de los profesionales del Garrahan– todos buscan el justo reconocimiento a su labor. “La salud no es un negocio –sostiene la diputada Cano Kelly–y es fundamental que se priorice la protección de los derechos de los trabajadores y la calidad de atención médica para todos. No sirve homenajear a la enfermería si después no se la reconoce como profesión”.

Del «hecho en China» al «creado en China»

Del «hecho en China» al «creado en China»

El exembajador argentino en Beijin analiza el ascenso del gigante asiático desde una perspectiva geopolítica, filosófica e histórica. El rol de la planificación, el lugar social de los abuelos, la educación como motor del ascenso social y las diferencias con la política internacional estadounidense.

Aunque los productos chinos, japoneses o coreanos forman parte de nuestra vida cotidiana, en Argentina persiste una mirada exótica y lejana sobre Asia. Sin embargo, entender el rol de China en el escenario global es clave para no quedar al margen de las transformaciones que redefinen el orden mundial. En diálogo con ANCCOM, el exembajador en Beijing, Sabino Vaca Narvaja, analiza el ascenso del gigante asiático desde una perspectiva geopolítica, filosófica e histórica. Politólogo de formación y militante de tradición, Vaca Narvaja creció en el exilio cubano como parte de la llamada «guardería montonera», un enclave secreto donde se criaron los hijos de dirigentes revolucionarios como su padre, Fernando Vaca Narvaja.

Ante la confesión de la cronista, que admite no ser experta en China, responde sin condescendencia: “He conocido funcionarios que llegaron a altos mandos sin tener idea de China”. Él, en cambio, estudió ese país, lo vivió durante uno de sus momentos más críticos -la pandemia de covid-19- y adoptó muchas de sus costumbres. Promueve el intercambio de saberes con la misma naturalidad con la que regala libros a quienes, como él, se acercan con ganas de entender.

¿Por qué China tiene un rol histórico tan relevante en el escenario mundial?

China fue, durante siglos —del I al XVI— el centro económico global, con un peso que oscilaba entre el 30 y el 45% de la economía mundial. Esa perspectiva histórica explica por qué, para los chinos, su país no está «emergiendo», sino reemergiendo. Ven este crecimiento como un retorno a su lugar natural en la historia. Esa hegemonía se interrumpe con las invasiones extranjeras entre los siglos XIX y XX, conocidas en China como el “Siglo de la Humillación”, que reducen su participación económica global al 5%. La reconstrucción empieza con la fundación de la República Popular China en 1949. A esto se suma una larga tradición filosófica y estratégica —Confucio, Lao Tse, Sun Tzu— que pone el foco en la armonía interna y la defensa, no en la expansión. Pensemos en la Gran Muralla, el símbolo más fuerte de China, es una muralla: un esquema defensivo. Y el elemento central es la cohesión interna. O sea, la preocupación número uno de China era el orden civil de su población y de su territorio, que era muy grande, muy diverso.

A diferencia de otras potencias de Occidente, pareciera que China no tiene tendencias colonialistas, al menos de las maneras que conocemos. ¿Qué explica esa diferencia estructural?

Hay una tendencia a suponer que el crecimiento de China implicará una lógica imperialista similar a la que conocimos con las potencias occidentales. Pero tanto sus políticas como sus discursos demuestran otra cosa: multilateralismo, paz, desarrollo compartido. Yo creo que esto es algo que se explica primero por la geografía: tienen un territorio inmenso, diverso y difícil de cohesionar. Por eso, históricamente, su prioridad fue mantener ese orden interno, antes que la expansión. Por otro lado, considero que hay un componente filosófico que también tiene mucho peso. Tanto el confucianismo como el taoísmo rechazan la imposición y valoran la armonía con la naturaleza y entre las personas. Incluso sus grandes exploraciones, como las de Zheng He durante la dinastía Ming, no buscaban conquistar sino intercambiar conocimientos, medicina y alimentos. Fue un enfoque de encuentro civilizatorio, no de dominación.

¿Qué rasgos definen hoy a la sociedad china?

Es una sociedad con una fuerte conciencia colectiva. Las metas se encaran con disciplina, sacrificio y sentido de comunidad. También hay una estructura muy jerárquica y un profundo respeto por la autoridad, rasgos que conectan naturalmente con la organización del Partido Comunista Chino. Esto se complementa con una visión humanista y universalista, tanto en lo filosófico como en lo político. Las iniciativas que promueve China en Naciones Unidas —de seguridad, desarrollo y civilización global— apuntan a un mundo multipolar, basado en la cooperación, la transferencia de tecnología y el beneficio mutuo.

Occidente suele interpretar el liderazgo chino como autoritarismo. Sin embargo, su forma de ejercer poder internacional parece ser muy distinta a la estadounidense. ¿Cómo lo viviste en tu experiencia como embajador?

Hay una diferencia filosófica profunda. Mientras Estados Unidos históricamente impone su modelo con sanciones o intervención militar, China apuesta por la no injerencia y el respeto a la soberanía. En sus vínculos internacionales, prioriza la cooperación antes que la confrontación. Durante mis años como embajador, noté que la adhesión al Partido Comunista Chino no es tanto ideológica, sino práctica: los resultados están a la vista. Desde 1949, China sacó a 800 millones de personas de la pobreza. Hoy no hay pobreza estructural. Lidera sectores tecnológicos, cuenta con 75.000 km de trenes de alta velocidad y un desarrollo urbano impresionante. Esa mejora constante genera confianza en el Estado. En una primera etapa de su modelo de desarrollo, China atrajo inversiones con mano de obra barata y exenciones impositivas. Pero exigió un requisito clave: transferencia de tecnología. Las empresas extranjeras tenían que asociarse con empresas chinas. Así, en apenas unas décadas, China pasó de ser la fábrica del mundo a liderar sectores como la industria automotriz y las nuevas tecnologías.

Mencionaste el «sacrificio» como parte del progreso. Y aunque se pueda coincidir, creo que desde acá, a los ojos de los argentinos, muchas veces, ese sacrificio y disciplina chinos se perciben como algo extremo, ¿no?

El sacrificio tiene un contexto: China tiene más de 1.400 millones de habitantes. La competencia es feroz y el estudio es la principal vía de ascenso social. Por eso, las exigencias escolares son altísimas. Aprender mandarín, además, no es sencillo. Es un idioma complejo, con una escritura casi artística.

Lo llevo a un ejemplo quizás medio básico, pero que puede ilustrar las diferencias culturales: cuando corre la noticia de que en el almacén de barrio, los adultos envían a sus hijos menores de edad solos a China, muchos vecinos argentinos suelen acusarlos de fríos, desapegados ¿cómo lo ves?

Muchas familias que emigraron por necesidad envían a sus hijos de regreso a China para que mantengan un vínculo cultural y educativo que para ellos es muy importante. Lo ven como algo positivo para la crianza de sus hijos, porque confían en la educación que recibirán y en que va a ser mejor para su desarrollo humano. Además, se da algo interesante: esas familias que se sacrificaron trabajando en supermercados o fábricas, lograron una mejora económica real. Hoy, muchos de sus hijos ya no quieren continuar esos negocios: quieren estudiar, avanzar, cambiar su destino. Por eso viajan a China. Es una prueba de movilidad social efectiva. Y con respecto a la crianza, aparece una figura central en la cultura china: los abuelos. En general, los núcleos familiares viven juntos o muy cerca, y son los abuelos quienes crían a los nietos mientras los padres trabajan. Son quienes los reciben en China cuando estos niños viajan. Para ellos, los adultos mayores son una institución clave, transmisores de valores, cultura y tradiciones.

China hizo una inversión gigantesca en educación, ciencia y tecnología. Primero envió a sus jóvenes a formarse al exterior y luego los repatrió para volcar ese conocimiento en el país. Al mismo tiempo, fortaleció su sistema universitario, hoy completamente alineado con los intereses estratégicos nacionales. En China se gradúan 1.500.000 ingenieros por año. En Estados Unidos, apenas 200.000.

Sabino Vaca Narvaja

¿Cómo creés que se explica el nivel de desarrollo alcanzado por China?

Lo que muchas veces no se ve detrás de un logro tal como superar tecnológicamente a Estados Unidos, es la planificación de largo plazo. China hizo una inversión gigantesca en educación, ciencia y tecnología. Primero envió a sus jóvenes a formarse al exterior y luego los repatrió para volcar ese conocimiento en el país. Al mismo tiempo, fortaleció su sistema universitario, hoy completamente alineado con los intereses estratégicos nacionales. Para darte una idea: en China se gradúan 1.500.000 ingenieros por año. En Estados Unidos, apenas 200.000. Hay una entrevista muy clara del CEO de Apple, Tim Cook, donde explica por qué siguen fabricando en China. Él dice: “No es por la mano de obra barata. Es por la especialización. En EE.UU. no lleno una sala con ingenieros en herramientas de precisión. En China, lleno diez estadios”. China ya no es solo “la fábrica del mundo”. En los 80 lanzaron el “Programa Antorcha”, luego “Made in China 2025” —con el lema del hecho en China al creado en China— y ahora están con “Innovación 2030”, que prioriza inteligencia artificial, computación cuántica, tecnología satelital. La diferencia es que lo hacen con una planificación estatal muy fuerte. Arman ecosistemas donde un grupo de jóvenes puede desarrollar una inteligencia artificial capaz de competir globalmente. Y esa es su ventaja: pensar el desarrollo con soberanía.

¿Y cómo se inscribe en eso la llamada “guerra comercial” con Estados Unidos?

La guerra comercial tiene dos fases. En la primera, Trump intentó frenar el avance tecnológico de China. Fracasó. Ahora, en esta segunda etapa, lo que Estados Unidos quiere frenar es el surgimiento de un sistema monetario alternativo. China avanza en la internacionalización del yuan, desarrolla el yuan digital, y se organiza con los BRICS para comerciar en monedas propias. Lo que Estados Unidos tiene hoy es una enorme deuda, y mantiene su poder global gracias a la capacidad de emitir dólares sin respaldo productivo. Eso genera una burbuja financiera cuyos costos paga el resto del mundo. La guerra en Ucrania también puso esto en evidencia. Volvimos a la teoría de centro-periferia del argentino Prebisch. Porque parecía que los países desarrollados dependían de emergentes como Ucrania, o incluso como nosotros, para garantizar alimentos y energía baratos. Y ahí tenemos que hacer una reflexión profunda: Argentina no solo tiene lo que necesita el mundo… tiene lo que necesitamos los argentinos. La pregunta es cómo agregarle valor sin repetir relaciones de dependencia.

¿Y cómo ves actualmente la política exterior argentina?

El mayor talón de Aquiles de Milei es, precisamente, su política exterior. Es vergonzosa. Argentina venía construyendo, con distintos gobiernos, una diplomacia coherente en derechos humanos, ambiente, género, integridad territorial. Eso era un activo respetado en el mundo. Como país austral, teníamos una posición neutral, heredera de la tercera posición y del Movimiento de Países No Alineados. Este gobierno rompió con todo eso: se subordinó políticamente a otro Estado de una manera que nunca habíamos visto. Incluso en el tema Malvinas, al poner el foco en “los derechos de los habitantes” y no en la integridad territorial, se debilita la posición histórica argentina ante Naciones Unidas. China, por ejemplo, no reconoce la anexión de Crimea, aunque tenga buena relación con Rusia. Porque sostiene un principio: la integridad territorial. Y eso es lo que sorprende. Que Argentina, históricamente coherente, hoy se corra de esa línea. Cuando Trump impuso un arancel del 25% al acero y aluminio —que Argentina exporta bastante—, Milei no reclamó. Cuando se amplió al 10% para todos los productos, respondió que iba a “adecuar la normativa argentina”. Y además quiere dolarizar. Más pérdida de soberanía, imposible. Solo falta que pida la ciudadanía norteamericana.

¿Y cómo queda China en esta reconfiguración?

La relación con China también se ve afectada. Si vos liberalizás tu economía frente a un gigante industrial como China, sin proteger tu industria, vas al desastre. Pero no es que China imponga eso. Tiene acuerdos de asociación estratégica con Argentina y Brasil que respetan nuestras necesidades. No exige un tratado de libre comercio. Con Chile, por ejemplo, sí lo tiene. China no te impone un modelo: te pregunta qué necesitás y construye desde ahí. Eso es soberanía: tener estrategia propia, decidir en qué sectores vas a invertir, cómo proteger tu industria, qué querés desarrollar. Sin eso, la soberanía se evapora. Y lo que queda es pura dependencia. Hoy vemos una entrega. Política, económica y también cultural. Viene Milei, lo visita la general Laura Richardson, viaja once veces a Estados Unidos… Y mientras tanto, el aparato productivo argentino se desarma. Es un industricidio. Y lo más paradójico: dice ser liberal, pero admira a Trump, que hace proteccionismo. Es incoherente incluso con su propia ideología.

¿Cómo explicás el surgimiento de figuras como Milei en la política argentina? ¿Qué responsabilidades le caben al sistema político?

Es el resultado de un deterioro profundo en nuestra cultura política. Los partidos dejaron de discutir ideas, proyectos, planes de gobierno. Se volvieron estructuras meramente electorales, enfocadas en ganar elecciones más que en gobernar con rumbo.
 Además, hay una Cancillería pensada para un mundo que ya no existe: tenemos 30 embajadas en Europa y apenas 15 en Asia, cuando nuestra complementariedad económica está claramente con países como China, India y Brasil. La salida de los BRICS lo ilustra: desaprovechamos un espacio estratégico junto a nuestros principales socios comerciales. Y considero que ahí también hubo una incapacidad por parte de la cancillería de explicar por qué era importante ser parte de los BRICS, en qué nos beneficiaba. No se explicó lo suficiente. Todo esto erosiona nuestras instituciones. La gente percibe una política alejada de sus problemas reales, y es ahí donde aparecen liderazgos rupturistas como el de Milei. Mientras tanto, en países como China, el Estado es valorado porque mejora la calidad de vida de la gente. Acá, si no logramos lo mismo, vamos camino a una degradación institucional más profunda.

¿Qué tan mal parados nos deja un presidente que con frecuencia le falta el respeto a otros miembros de la comunidad internacional? ¿Hay vuelta atrás después de esto?

Nos deja muy mal parados, sí. Pero esto no es un fenómeno exclusivamente argentino: en todo el mundo hay liderazgos preocupantes, desde Trump hasta los partidos de ultraderecha en Alemania. Es verdad que en nuestro caso parece que seríamos los campeones de la distopía. Pero a mí me gusta verlo como una oportunidad. Porque todo lo que esto expone es una falla más profunda: la crisis de representación. Si la democracia se limita a votar cada tantos años y no hay una ciudadanía involucrada, el sistema se vacía. Lo que necesitamos es más democracia, pero de mejor calidad: con participación real, con control ciudadano, con tecnología al servicio del bien común. Hoy, en muchos países, el poder económico ha capturado la política. Gente con fortunas personales superiores al presupuesto de Estados enteros decide políticas públicas. Eso desvirtúa la democracia, que debería expresar la voluntad de las mayorías, no de las corporaciones. Por eso, tenemos que generar instituciones que estén a la altura de los desafíos sociales. En la Argentina, un ejemplo positivo fue la defensa transversal de la universidad pública. Es un espacio en donde Milei no pudo avanzar, y eso se debe a que hay gente que siente que la universidad pública le cambió la vida. Eso muestra que todavía hay activos sociales valiosos. Lo urgente es que el Estado recupere ese espíritu colectivo y lo traduzca en bienestar concreto.

 

Esas raras tierras ricas

Esas raras tierras ricas

De repente, en la geopolítica empezó a discutirse la propiedad de las tierras raras. Pero, ¿qué son? ¿Para qué se necesitan? ¿Qué rol podría asumir Argentina en el escenario global?

Las tierras raras aparecen cada vez más en los titulares y análisis de la geopolítica, pero para muchos no está claro a qué refiere ese nombre que engloba a varios elementos poco conocidos de la tabla periódica: los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, promecio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, lutecio), el escandio y el itrio. Se caracterizan por contar con propiedades físicas y químicas similares entre sí que los hace estar juntos en el ambiente, lo que dificulta su separación. Aunque desde el siglo XX se las llama “raras” porque se pensaba que eran poco abundantes y no se conocía su utilidad, hoy se sabe que están presentes en casi toda la corteza terrestre pero su extracción no resulta simple.

Como explica el geólogo especialista en tierras raras y profesor e investigador de la Universidad Nacional de Salta, Mauro de la Hoz, ‘’son muy comunes en la naturaleza; lo raro es encontrar yacimientos minerales donde estén concentradas, algo que facilita su extracción. Las encontrás distribuidas por todos lados y unidas a otros elementos, por lo que separarlos es costoso. Las tierras raras son metales, entonces lo que se requiere es de un proceso metalúrgico para poder extraerlos de los minerales en los que se concentran’’.

Pablo Rolando, geólogo y profesor de la Universidad Nacional de Río Negro, destaca la importancia estratégica de estos elementos: “La relevancia está en su papel clave para la tecnología. Son fundamentales para la producción de celulares, pantallas, catalizadores, imanes, para la industria armamentista y, sobre todo, para el cambio que se está dando en la matriz energética; un aparato eólico para generar energía necesita una tonelada de tierras raras. Es difícil su reemplazo, por eso están categorizadas como minerales críticos’’.

De la Hoz explica que ‘’fueron los países asiáticos quienes descubrieron cómo cada uno de estos elementos químicos tenía características muy particulares que sirven para crear materiales que se conocen como supermateriales. Al hacer aleaciones, mezclar algunos elementos químicos comunes con tierras raras, podés obtener superconductores, superimanes que son los que se necesitan hoy para cualquier aparato tecnológico. Todos los días sale un celular nuevo y para lograr que cada aparato nuevo sea cada vez más pequeño o más potente, dependes de estos elementos químicos’’.

Guerra comercial

Según el último informe del Servicio Geológico de Estados Unidos, China concentra 44 millones de toneladas de tierras raras. Además se posiciona como el mayor productor mundial al procesar reservas propias como de otros países gracias a su avanzada tecnología  de separación. Estados Unidos, en cambio, cuenta con apenas 1,9 millones de toneladas descubiertas. Otros países que explotan este recurso son Rusia, Australia, Tailandia, Madagascar y nuestro vecino Brasil. En el marco de las disputas comerciales, China suspendió la exportación de tierras raras a Estados Unidos; este país depende de la potencia asiática para abastecer el 70% de su consumo. El interés de anexar Canadá, expresado por Donald Trump en sus discursos también se puede relacionar a la búsqueda de nuevos yacimientos: el informe del Servicio Geológico estadounidense establece un estimado de 14 millones de toneladas de estos elementos en territorio canadiense todavía por explotar. 

La creciente demanda y la competencia global por la monopolización de los avances tecnológicos en telefonía, industria armamentista y hasta el desarrollo de la llamada ‘’energía verde’’, posicionaron a las tierras raras como un recurso estratégico ya que son indispensables, como mencionaban Rolando y De la Hoz, al no existir hasta el momento un sustituto que tenga o supere sus cualidades. China lleva la delantera gracias a su desarrollo tecnológico y décadas de ventaja en exploración y explotación.

La dificultad de extraer tierras raras para el cambio de matriz energética es expresado por De la Hoz con una paradoja: ‘’Si tuviéramos que hacer la transición energética como plantean los especialistas en menos de 50 años, se necesitaría hacer minas en todo el planeta para sacar la cantidad necesaria de tierras raras y otros metales para generar ese cambio. La raza humana se extinguiría en tres o cuatro generaciones ya que para producir una sola turbina eólica se necesita una tonelada de tierras raras. Hay campos donde existen cien generadores’’. Es decir que para De la Hoz la propuestas actuales por el cambio de matriz resultan también contraproducentes porque para su construcción se necesitan de diversos metales que deben extraerse mediante una acelerada explotación minera.

‘’La única forma de lograr este cambio cuidando el planeta es mediante el reciclado de metales de los aparatos tecnológicos, lo que se conoce como minería urbana. Es una de las mejores alternativas porque podes recuperar y reutilizar las tierras raras sin necesidad de una explotación minera. La compañía Apple creó un robot que le permite recuperar de cada 100 mil aparatos, 33 kg de tierras raras, que es muchísimo», explica el especialista.

¿Y Argentina dónde está?

Hasta el día de hoy, no hay ninguna explotación activa de tierras raras en Argentina y la etapa de exploración aún es muy incipiente. Como se mencionó anteriormente, se sabe que en el país hay presencia de estos metales pero lo realmente relevante es su concentración y la viabilidad de su explotación. Sin embargo, la información disponible hasta el momento es escasa.

“Durante diez años no se habló de otra cosa que no fuera el litio. Nosotros acá tenemos una zona en Salta, que es la región del Nevado de Cachi, donde hay litio en roca pero en poca cantidad. Lo que sí hay, es un potencial enorme en tierras raras”, recuerda De la Hoz. “Venían muchas empresas a explorar esas zonas y yo les proponía que, además del litio, explorarán tierras raras. Pero me decían que no les interesaba, que solo querían litio porque estaba de moda y creían que se iban a hacer millonarios con eso”. Ahora se pasó de una fiebre por el litio a una nueva fiebre por las tierras raras.

Uno de los principales obstáculos en Argentina es la falta de información geológica detallada. Para iniciar cualquier proceso de exploración, es fundamental contar con un conocimiento profundo del ambiente, solo así es posible identificar con precisión las regiones que cuentan con mayor potencial de contener este tipo de depósitos. En comparación, la información geológica disponible es significativamente menor a la de Brasil o Chile.

De la Hoz señala: “Nosotros todavía, a nivel nacional, no tenemos cubierto todo el territorio con hojas geológicas elaboradas por el Servicio Geológico Minero Argentino. Vos te vas a Canadá o a Estados Unidos y tenés hojas geológicas a escala 1-10.000, con un nivel de detalle tremendo. En Brasil, las universidades hacen convenios con el Servicio Geológico Brasileño para que el trabajo final de los egresados sea un relevamiento geológico. Entonces, con cada camada de recibidos, se va integrando una nueva área al conocimiento del país”.

Además Rolando, quien realizó un doctorado en Brasil, nos cuenta que existen programas llamados doctorados ‘’sandwich’’, en donde los geólogos brasileños estudian dos años en su país y dos años en el exterior donde se forman para luego traer la expertise de un laboratorio externo. Estos testimonios nos demuestran la existencia de un gran incentivo impulsado tanto por el Estado como por los privados en el conocimiento y tratamiento geológico, lo que a su vez impulsa la actividad minera.

Los proyectos mineros son procesos largos y complejos, que requieren cumplir con una amplia gama de normativas, especialmente ambientales. A esto se suma otra dificultad central en el contexto argentino: la inestabilidad económica. Al tratarse de inversiones de largo plazo, el sector privado prioriza escenarios donde haya mayor previsibilidad. Como explica Rolando: “La minería es una actividad de alto riesgo, porque nada te asegura que un depósito mineral se transforme efectivamente en una mina. Como son procesos largos, los inversores necesitan tener la tranquilidad de que pueden proyectarse en el tiempo”. Sin embargo, según De la Hoz, “en los últimos seis, siete años, esta situación empezó a cambiar. Las provincias comenzaron a demostrar que tienen una seguridad jurídica importante, que las reglas de juego se mantienen”.

Un potencial por explorar

‘’Hoy quizás encontrás concentraciones que parecen bajas para el mercado internacional y no justifican abrir una mina, pero no sabés cómo va a cambiar la tecnología de tratamiento, ni los precios en cinco o seis años”, explica De la Hoz. “Eso ya pasó con el litio: antes no era rentable y ahora es estratégico. Por eso lo que hay que hacer en Argentina es explorar, generar información, saber qué hay y en qué cantidades. La minería está atravesada por muchos factores, sociales, ambientales, legales, técnicos que ralentizan el proceso. En la exploración, no alcanza con un estudio superficial; hay que perforar, entender en tres dimensiones el depósito y evaluar si es viable extraerlo. No es lo mismo una mina que dure cinco años que una que dure veinte. El secreto está en explorar todo lo posible, no solo tierras raras, sino también otros metales’’.

A pesar de que la minería ha estado presente tanto en la agenda política como en el discurso mediático, lo cierto es que Argentina aún no cuenta con una tradición minera consolidada que le permita, en el corto plazo, asumir un rol estratégico en la explotación de tierras raras. El verdadero desafío radica en que exista una decisión política clara por parte del Estado para generar las condiciones que impulsen la exploración, fortalezcan la investigación científica y garanticen un marco jurídico y económico estable para atraer inversiones. Pensar la minería como una oportunidad concreta para el desarrollo económico del país requiere planificación, conocimiento y una mirada de largo plazo.

“Qué importante que renazca Sudeste, en este Espacio”

“Qué importante que renazca Sudeste, en este Espacio”

Luis Ziembrowski, protagonista de la película basada en la primera novela de Haroldo Conti, participó de su proyección en la ex-ESMA a 100 años del nacimiento del escritor.También estuvieron el director Sergio Bellotti, y Ernesto, el hijo del autor desaparecido por la última dictadura.

Sobre la Avenida Libertador, a la altura 8151, las barreras son difíciles de atravesar, pero vale la pena recordar con memoria aquel horror, resistir desde el dolor y la conciencia colectiva, para evitar la repetición.

Al ingresar al Espacio Memoria de la ex ESMA, la posibilidad de perderse entre sus calles es grande. Aún con el atardecer, una tenue luz azul ilumina el cielo y las calles parecen angostarse. Las sombras de los árboles se reflejan en el cemento. Uno se pregunta: ¿Cuál es la dirección correcta?

—Por la derecha, camine unos ciento cincuenta metros y ahí vas a ver la Casa de la Identidad —explica con amabilidad el trabajador de protección del espacio.

Al recorrer los ciento cincuenta metros un gran edificio de ladrillos –llamativos–, se impone. Casa por la Identidad. Abuelas de Plaza de Mayo, se alcanza a leer en un cartel. Al ingresar, dos pasillos alargados se abren hacia diferentes direcciones. Al fondo, a la derecha, se encuentra el microcine.

Luces apagadas y silencio en la sala. La proyección comienza a sumergir a todos en otra época y ambiente. El tiempo transcurre más lento, —como si el río estuviera quieto— los colores de las bifurcaciones del Delta resaltan en verdes y amarronados. La tranquilidad de la vegetación y los sonidos de la fauna se perciben con lentitud.

Sudeste es una película basada en la primera novela de Haroldo Pedro Conti, escritor, periodista y docente argentino, secuestrado y desaparecido durante la última dictadura militar, el 5 de mayo de 1976. Conti describió y plasmó la geografía del Delta argentino en su literatura: La naturaleza y el río como protagonistas; el hombre como excusa. La naturaleza avanza, y el hombre va detrás.

El ritmo de la película invita a vivir el tiempo del río, esperando —con quietud— el momento de la acción. A cien años del nacimiento de Conti, la sensación de rescatar el tiempo y la memoria a través de la proyección de Sudeste en el ciclo “Cine por la identidad” es de gran importancia en un momento marcado por el negacionismo y la política destructiva sobre la cultura del gobierno actual.

Entre el público del ciclo pudo verse -además de a Ernesto Conti, hijo del escritor y Luis Ziembrowski, protagonista del film, invitados a participar de una charla posterior- a Élida Gonzáles, la única mujer en el film -compañera de Ziembrowski por entonces- y su hijas; al director de arte, Federico Mayol, entre otros familiares y protagonistas de esa reunión entre cine y literatura. El debate fue moderado por Manuel Barrientos. Ante la pregunta del periodista sobre el significado de la reunión, Ziembrowski rompe el hielo: «Qué importante que renazca ‘Sudeste’ en este espacio, en esta nave insignia de las Abuelas, rescatando la memoria».

Durante el debate se abordaron puntos clave sobre la película: sus motivos, su estilo de filmación y el contexto en el que se produjo. Sergio Bellotti, el director, explicó cómo Sudeste fue filmada en un momento de crisis, cerca del estallido social de 2001, con escasos recursos y mucha entrega. De manera anecdótica, Ziembrowski recordó cómo durante el rodaje seguían las noticias de las manifestaciones en Plaza de Mayo a través de un pequeño televisor «Creímos que eran imágenes del 89, hasta que finalmente nos dimos cuenta de lo que estaba pasando”, y agregó: «El 20 de diciembre terminamos la película, yo volví con la lancha al puerto del Tigre, llegué a mi casa, me bañé y de ahí a Plaza de Mayo. Era todo muy trascendente, también haber abrazado la primera novela de Haroldo Conti», recordó dejando entrever la tensión de una Argentina que intentaba sostenerse en medio del caos.

En el debate, también se remarcó el gran trabajo colectivo que hubo por detrás de la película, no solo en su filmación, sino en la recuperación del material. Manifestaron su agradecimiento hacia instituciones como el INCA y el ENERC, por ayudarlos a reconstruir y revivir la película. La dificultad para conseguir una buena copia del film original se enlaza con la adversidad en la que fue filmada, este detalle marca aún más el espíritu de la película. “Muchas personas se movilizaron para conseguirla. Se produce un fenómeno colectivo que es la maravilla que tiene cualquier proyecto”, resalta Ziembrowski.

La mística en las imágenes y el tiempo de narración de la película se potencian con la actuación de Javier Locatelli, protagonista isleño que interpretó a “El boga”, un adolescente que nació y vivió toda su vida dentro de la atmósfera del río, a espaldas del continente. Al momento de iniciar el rodaje Locatelli solo había pisado Buenos Aires dos veces en su vida. Su actuación fue clave para seguir nutriendo la ambientación y estilo de vida especial que tiene la isla. Barrientos repone que los propios isleños sentían que estaban haciendo la novela de Haroldo, “Sudeste es la gran novela del Delta”, resaltó.

Bellotti supo capturar a la perfección aquella naturaleza humana que lo inspiró, la recreó con gran honestidad y locura artística, cualidad especial del director que todos los presentes recuerdan con nostalgia.»Hay un mito que dice que Bellotti tiró el guion al río antes de filmarla», expresa Barrientos con picardía, a lo que responde: “Yo no lo vi, pero podría ser cierto”.

La función del ciclo Cine por la Identidad fue más que una proyección: Fue un acto de resistencia cultural, un espacio donde la memoria de Haroldo Conti y su legado se entrelazaron con el presente. Frente al avance del negacionismo y las dañinas políticas del gobierno actual hacia la memoria, el cine y la cultura se mantienen como trinchera. Ernesto Conti, hijo del escritor desaparecido, agradeció el homenaje: “Para nosotros como familia esta es una doble reivindicación. Pone en valor la obra de mi viejo. Es la manera de mantenerlo vivo, reconstruirlo en este caso a través de la película”.

La próxima función de Cine por la Identidad se llevará a cabo el 26 de junio, una nueva oportunidad para seguir construyendo y reflexionando sobre la identidad argentina a través del cine como un vehículo de memoria colectiva.