De la instauración del neoliberalismo a la oportunidad del litio | Estuve ahí

De la instauración del neoliberalismo a la oportunidad del litio | Estuve ahí

Mercedes Marcó del Pont, secretaria de Asuntos Estratégicos de la Nación, recorre cómo a partir de la dictadura se fue desmantelando un modelo económico basado en un Estado garante de la igualdad social. El nacimiento del bimonetarismo, el desguace de las empresas públicas, y la restricción externa como ancla del crecimiento. La tensión desarrollo-extractivismo. Por qué es optimista en el país que viene.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández, Lucia Fabiana e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
Más de 20 heridos y 50 detenidos en Jujuy

Más de 20 heridos y 50 detenidos en Jujuy

Hoy, en medio de la jura de la nueva Constitución en la Legislatura local, el gobierno de Gerardo Morales arremetió contra los manifestantes. Ordenó el cese del transporte público y cerró el aeropuerto. El documento condenatorio de la CIDH y la defensa corporativa de Juntos por el Cambio. El ministro de Interior, Wado de Pedro, convocó al gobernador al diálogo y se puso a disposición para encontrar una salida negociada al conflicto político y social. 

A casi dos semanas de movilizaciones en contra de la reforma constitucional, aprobada el viernes pasado de manera exprés y a puertas cerradas, la situación en Jujuy se agrava cada vez más: durante la mañana del martes, mientras Gerardo Morales aprobaba la reforma de la carta magna local, una multitud conformada de docentes, gremios de trabajadores estatales, comunidades originarias, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos salían a protestar por las calles y rutas. La policía del gobernador jujeño no tardó en reprimir por medio de gases lacrimógenos y balas de goma que provocaron más de 50 detenidos y 20 heridos, uno de ellos de gravedad.

A raíz de estos sucesos, el ministro de Interior Wado de Pedro instó al gobernador Morales a sentarse a dialogar y se puso a disposición para encontrar una salida negociada del conflicto. Por su parte, los gremios CTERA, ADEMyS y CONADU convocaron a un paro nacional docente de 48 horas para este miércoles y jueves. Fueron las marchas docentes, las que iniciaron hace poco más de dos días las movilizaciones que terminaron este martes con represión de gases lacrimógenos, balas de goma y detenciones arbitrarias.

“Lo que está pasando en Jujuy es gravísimo, hay una represión a las comunidades originarias y a los trabajadores. Hay maestras detenidas, referentes de derechos humanos, periodistas detenidos. Todo este cuadro de gravedad es para imponer una reforma que viene a quitar derechos, comenzando por el derecho a la protesta de rutas y calles. Lo de Morales tiene como objetivo atentar contra el derecho a la protesta”, dijo a ANCCOM el economista y ex convencional constituyente del PTS-FIT-U Gastón Remy.

 eEl herido de mayor gravedad, que se encuentra en estado crítico, es el integrante del Frente de Lucha Piquetero, Nelson Mamani, a quien la policía le disparó directo a la cabeza con un tubo de gas lacrimógeno, de la misma forma mataron a Carlos Fuentealba en abril de 2007 en el marco de la represión policial a maestros durante un corte de ruta. 

Otro de los casos que más circuló por los medios durante la tarde de martes fue la agresión que sufrió el periodista de La Izquierda Diario, Eduardo Castilla, quien pese a tener un chaleco que anunciaba “prensa” y a haberse identificado como periodista, recibió un balazo de goma en las piernas por parte de las fuerzas policiales. 

También la agrupación Red Nacional de H.I.J.O.S repudió la represión en Jujuy y pidió por la libertad de Eva Arroyo, Carolina Luna, Néstor Mendoza y Ana Uro de H.I.J.O.S Jujuy, así como también la de todas las personas detenidas en la manifestación. Arroyo y Uro son, además, testigos con protección en causas por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.

Durante el mediodía, Gerardo Morales utilizó Twitter como vía para deslindar su responsabilidad, culpando al presidente Alberto Fernandez y la vicepresidente Cristina Kirchner por la violencia que acontece en la provincia, y los acusó de financiar agrupaciones kirchneristas infiltradas para sembrar el caos en Jujuy. Ambos no tardaron en cruzarlo por la misma red social al tiempo que pidieron el cese del accionar represivo, y repudiaron la reforma impulsada por el gobernador radical porque “no escucha a los pueblos originarios y niega el derecho a la protesta».Pasadas las 18, los precandidatos a presidentes del Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich dieron una muestra de unidad y respaldo a Morales. «Esto es el kirchnerismo», acusaron sin más pruebas e intentando mitigar los posibles daños que la represión de las fuerzas policiales jujeñas puedan ocasionar en medio de la campaña electoral. 

Por otro lado, en Purmamarca siguieron las protestas porque están cortadas las rutas 9 y 52 por parte de las comunidades originarias integrantes del Malón de la Paz, los centros gauchos de Maimará y de Tilcara. Una vocera de estas agrupaciones dijo que la reforma impulsada por Morales “le da permiso para robar todo el litio, todas nuestras riquezas naturales y todos nuestros territorio, así que por esto hay corte definitivo y no lo vamos a dejar entrar nunca más a nuestro territorio”. Allí expresaron que la medida se mantendrá hasta se derogue la reforma constitucional. Más temprano hicieron la ceremonia del Inti Raymi,  celebrada en honor del dios Sol, que se realiza cada solsticio de invierno.

Más de una decena de cortes de ruta provocaron que los controladores de vuelo no pudieran llegar al Aeropuerto Gobernador Guzmán de San Salvador de Jujuy, y las autoridades decidieron cerrarlo. Los vuelos programados eran derivados a la vecina Salta.

En tanto, en la CABA se desplegó una vigilia autoconvocada donde jujeños y no jujeños, originarios y porteños coincidieron en exigir la renuncia de Morales, a quien calificaron como un dictador. “Qué podés hacer con 60 mil pesos, en campaña Morales prometió y no cumplió, ahora da palo y palo, pedimos dos monedas y nos matan”, dijo Nora Flores, jujeña. “Te ponen una Constitución que ni siquiera te sirve para pedir cobrar un poquito más, no nos quiere dejar manifestar, hablar para defendernos, a vivir y q nos escuchen, no es así, no nos pueden cagar a palos cuando sea, esto no es por Milagro Sala, que se vaya Morales que es un dictador”, agregó la mujer ante las cámaras y micrófonos. “Espero que lo pasen”, pidió, a lo que los cronistas le respondieron que estaban transmitiendo en vivo.

Teléfono desde la OEA

La gravedad de la escalada represiva –que habría incluido la utilización de policías de civil que destruyeron comercios e intentaron acciones vandálicas frente a la Legislatura– provocó expresiones de casi todos los organismos de derechos humanos locales, como el CELS, Correpi y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, entre otros, y también un comunicado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA que “observa con preocupación las acciones que se llevan a cabo para disolver a las protestas en la provincia de Jujuy en Argentina, una de las provincias con mayor población indígena auto reconocida”. El organismo internacional “llama al Estado a respetar el derecho a la libertad de expresión, los estándares interamericanos del uso de la fuerza, y a llevar a cabo un proceso de diálogo efectivo, inclusivo e intercultural, en que se respete los derechos sindicales y de los pueblos originarios”.

La CIDH mencionó que “el 17 de junio, en medio a manifestaciones de pueblos indígenas y sindicatos llevadas a cabo en contra de la reforma constitucional provincial y en reclamo de aumentos salariales para docentes, fuerzas de seguridad locales habrían utilizado del uso excesivo de la fuerza, gases lacrimógenos y balas de goma, para disolver cortes de rutas no violentos y que respetaban el derecho de paso en autopistas federales. De acuerdo a lo indicado por el Estado, la situación continúa en desarrollo”. Al respecto, la CIDH expresa “preocupación ante una posible escala de la respuesta de las fuerzas de seguridad provincial en el contexto de las manifestaciones.

La entidad con sede en Washington indicó que posee información proporcionada por el Consejo Federal de Mecanismos Locales para la Prevención de la Tortura, que reporta que 25 personas fueron detenidas, entre ellas un adolescente de 17 años que habría perdido un ojo, y al menos dos periodistas. También está informada sobre el contenido de la reforma parcial de la constitución provincial por parte de la Asamblea Constituyente, que modifica el sistema electoral local y criminaliza en forma total los cortes de ruta. 

“Según la información recibida, se plantea que esta reforma no habría cumplido con la debida consulta a los pueblos indígenas, de acuerdo con los estándares interamericanos e internacionales”, dijo la CIDH. Y recordó que “el derecho a la consulta y consentimiento libre, previo e informado es un principio fundamental que busca garantizar la participación efectiva y significativa de los pueblos indígenas en las decisiones que afectan sus derechos, territorios y recursos naturales”, y que esa consulta “debe darse por medio de un proceso inclusivo, equitativo y de buena fe, y debe ser realizada de manera oportuna, de forma libre, informada y de acuerdo con las costumbres y prácticas propias de cada pueblo indígena”. Todo lo contrario a lo que sucedió en Jujuy.

A su vez, mencionó que el Estado debe esclarecer posibles excesos en el uso excesivo de la fuerza con la debida diligencia”, y cuanto a los cortes de ruta, se recuerda al Estado que estos son modalidades legítimas y protegidas por el derecho a la protesta”. La CIDH “insta a Argentina a establecer procesos de diálogo transparentes y voluntarios, que incluyan a las autoridades tradicionales locales, con el fin de abordar las demandas de los pueblos indígenas. En particular, hace un llamado a las autoridades locales de la Provincia de Jujuy a dialogar de manera amplia y constructiva con los gremios docentes y sindicatos movilizados en torno a las protestas relacionadas con reclamos salariales docentes y con la reforma constitucional provincial”.

«Se va a escribir un nuevo capítulo sobre el litio»

«Se va a escribir un nuevo capítulo sobre el litio»

El exministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Roberto Salvarezza, es el presidente del directorio de Y-TEC (YPF Tecnología) y de YPF Litio. Opina acerca del debate sobre la nacionalización del litio, la relación entre el Estado y el sector privado, la necesidad de industrializar el recurso y los riesgos y beneficios que puede presentar para el medio ambiente.

El litio es un mineral clave para una transición energética hacia fuentes renovables por su capacidad de almacenar energía en pequeñas y grandes escalas. Se trata de uno de los recursos más demandados de los últimos años y es un insumo esencial en la fabricación de baterías para de todo tipo de dispositivos, desde celulares a automóviles eléctricos, algo que permitiría reducir el consumo de combustibles fósiles.

Argentina, Bolivia y Chile conforman el denominado “triángulo del litio”, una región que concentra más del 60% de las reservas conocidas a nivel mundial del mineral en un marco en el que los precios del recurso se dispararon un 400% en 2022 y la tonelada llegó a alcanzar un valor de 80.000 dólares.

A mediados de enero, La Rioja declaró el litio como recurso estratégico y reabrió el debate sobre el rol que debe ocupar el Estado en el desarrollo de la explotación del recurso. Por un lado, organizaciones empresariales aseguraron que la decisión pone en juego puestos de trabajo y afecta la inversión privada en un contexto donde el país necesita con urgencia el ingreso de dólares. Por otro, está la postura de que Argentina necesita desarrollar su cadena de valor e industrializar su producción.

Sobre estos temas cruciales para el país, ANCCOM entrevistó a Roberto Salvarezza, exministro de Ciencia y Tecnología de la Nación y actual presidente del directorio de Y-TEC (YPF Tecnología) y de YPF Litio

¿Cómo conviven las tensiones en el sector y cuál es la posición que toma Y-TEC?

 Es un panorama complejo, pero creo que se puede manejar si entendemos el marco legal que hoy tiene el litio en el país, que es el único en el que una empresa como YPF o Y-TEC puede manejarse. Hoy en día, por la Constitución, el litio es propiedad de las provincias. No hay otro marco vigente. Uno podría decir: “Bueno, modifiquemos este marco legal”, pero eso requiere la aprobación por parte del Congreso y una serie de acciones que hoy no son posibles. Más allá de algunas discusiones, está aceptado que el litio es un recurso provincial. En ese contexto, la provincia de La Rioja puede tomar la determinación que ella considere necesaria. Si la provincia no ha logrado que las empresas a las que concesionó áreas potencialmente explotables en litio hayan avanzado e invertido, tiene todo el derecho a retomar el control de esas áreas y entregárselas a EMSE, que es la empresa provincial. Hay otras provincias que tienen otras posiciones y la mayoría de los proyectos están en otras áreas: el caso de Catamarca, Salta y Jujuy. Entonces, me parece que esta polémica no tiene mayormente sentido.

 

¿Se puede esperar un crecimiento en la participación estatal en la producción de litio?

El tema de cómo se explota el litio en el marco hoy legal vigente es una decisión de las provincias. Jujuy tiene una normativa en la cual su empresa provincial, JEMSE, tiene una participación. En Salta se están licitando áreas a distintas empresas y la suya, que es REMSa, no tiene una participación en la producción de litio. En el caso de Catamarca, tampoco. Es un lío, porque uno hace una cosa, otro hace otra. ¿Cómo desarmamos este caos que hay en torno al litio? Todas las multinacionales exportan. No tenemos control sobre el litio, no es un recurso a nivel nacional. Las provincias van acordando cada una de acuerdo a sus intereses. ¿Cómo hacemos? Yo creo que eso se construye, no es un tema que uno lo hace por decreto. No se puede imponer las cosas porque no está la legislación. En el caso de Bolivia todo el litio es del Estado y hoy no exportan una tonelada de carbonato de litio.

 

¿Qué rol tiene YPF en este panorama?

Nosotros creemos que YPF es una buena herramienta para que el Estado participe de la explotación del litio en el actual marco legal. ¿Por qué? Primero, es una empresa mayoritaria del Estado. El 51% está en sus manos, con lo cual tiene una influencia importante, y es una empresa que puede perfectamente presentarse a licitar como cualquier otra compañía internacional. Podemos presentarnos, participar en la exploración, en la explotación y también en la industrialización del litio. Para eso, YPF ha diseñado una estrategia con dos participadas. Una es YPF Litio, de reciente creación en el año 2021, y la otra es Y-TEC, que ya tiene un recorrido más grande, pero que es parte de esa cadena que hace que YPF pueda entrar y ser un jugador más en el área. YPF Litio se ocupa de lo que es la exploración y explotación hasta el carbonato de litio e Y-TEC toma el carbonato de litio hasta la transformación en las celdas para las baterías. Entonces, cubrimos todo el espectro que hace la parte exploratoria, la explotación de la salmuera, su transformación química en un producto como el carbonato de litio o el hidróxido de litio, y luego esto puede ser exportado o puede ser industrializado. YPF tiene espalda para invertir. Ahora estamos encarando la exploración de 20.000 hectáreas en Fiambalá. Ahí, YPF prioriza el acuerdo con las empresas provinciales. Por ejemplo, llegó a un acuerdo con CAMYEN, la empresa minera y energética de Catamarca, y también estamos hablando con REMSa, que es la de Salta, para lograr explotación de salares. Por otra parte, estamos avanzando en dos nuevas plantas, una en Santiago del Estero para electromovilidad, que es cinco veces la de La Plata, y otra en Catamarca para energía estacionaria. Hemos avanzado un montón. Habría que remontarse a dos años atrás para ver cuál era la reacción si uno decía que iba a hacer baterías de litio en el país. El 90% decía: “No se puede, solo los chinos hacen eso”. Sin embargo, hoy en la Mesa del Litio los gobernadores están hablando de industrializar el litio. Algo ha cambiado, hubo 12 años que se trabajó desde la ciencia y la tecnología para entender cómo son las celdas, se trabajó para llevar adelante el desarrollo de un material de cátodo, hubo un proyecto en 2015 para hacer una planta piloto que se terminó de ejecutar, se probaron las celdas y ahora tenemos una planta industrial.

Ya nadie puede decir que Argentina no va a poder hacer celdas. Ahora, ¿quién hubiera discutido industrializar el litio si no hubiéramos demostrado que éramos capaces de hacer celdas para las baterías?, ¿Cómo disputás el carbonato de litio cuando no tenés capacidad para industrializarlo? Muchos cuestionaron por qué hacíamos la batería sin tener el carbonato, pero recién cuando demostrás que sos capaz de hacerlo, podés ir a disputar con las empresas que exportan el litio y pedirles que dejen una fracción en el país. Nadie les va a decir que no exporten, pero dejen una fracción para desarrollar el agregado de valor en Argentina. Entonces, la estrategia que hoy en día yo veo factible en Argentina para que el Estado no quede fuera de la cadena de valor del litio, desde la salmuera hasta la batería, es a través de YPF. Si después en el Congreso Nacional los diputados y los senadores cambian ese marco legal, es otro juego, pero en el marco actual una empresa tiene que jugar con las reglas que tiene.

¿Existe un plan desde el Gobierno nacional para nacionalizar el litio?

Yo creo que no. Sucedió lo mismo en el caso del petróleo. Nosotros no nacionalizamos el petróleo, creamos una empresa nacional y dejamos que convivan las dos cosas. ¿Por qué no nos conviene a nosotros nacionalizar el litio? Porque no tenemos la capacidad de inversión necesaria para desarrollarlo solos. Hoy en día, una exploración de litio de 20.000 hectáreas nos puede salir dos millones de dólares. Si la exploración fuera positiva y te diera litio, hacer una planta piloto sale 30 millones de dólares, y hacer una planta industrial te sale 300 millones. Eso para una empresa privada es un montón de plata. YPF podría hacerlo porque es una compañía que el año pasado ganó 5.000 millones de dólares, pero el Estado no. Yo creo que es una buena jugada tener una empresa nacional que esté ahí y que haya algún conjunto de empresas que estén exportando y sacando litio; y que una parte quede y se industrialice, ya sea por YPF u otra empresa nacional. Es importante pensar el litio desde el lado de que haya una empresa  que sea mayoritaria del Estado, que pueda alinear y marcar el mercado y hacerse cargo de las inversiones que requiera la industrialización, algo que una empresa con la espalda de YPF puede hacer.  Yo creo que es un esquema posible dentro de lo que es la realidad latinoamericana y que sería menos menos conflictivo para los cambios de gobierno.

 

¿Un cambio de gobierno modificaría la política de producción en el sector? 

Como el recurso es de las provincias, depende de los cambios que haya a nivel provincial. Si las provincias no cambian los gobiernos, no necesariamente tiene que haber una modificación. También hay una enorme demanda internacional, por lo que yo no veo que vaya a variar el tema del litio si cambia el gobierno a nivel nacional. Probablemente le daría más facilidad a las multinacionales y tal vez limitaría a YPF, como lo hizo Macri durante los cuatro años de su mandato.

 

¿Observa una estrategia impulsada desde el Estado Nacional para coordinar la actividad con las provincias para que funcione de manera conjunta y en una dirección similar?

Recientemente, YPF fue admitida en la Mesa del Litio a través de Y-TEC. Nosotros hemos participado de la última reunión en forma oficial y noto que hay una necesidad de construir una estrategia. De hecho, también se sumó a la Mesa, la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Primero está el tema del agregado de valor, que surge en las declaraciones públicas de los funcionarios. El tema de empezar a mirar al litio desde una óptica que no sea la de cuánto más vengan e inviertan en poner los piletones y la obra civil, ya está. Esa era la inversión que recibíamos, pero ahí quedaba el tema. Ahora, ya empieza a haber otra mirada sobre lo bueno que sería que podamos industrializar el recurso. A mí me parece que eso está cambiando. Creo que se va a escribir un nuevo capítulo sobre el litio que nos va a permitir que Argentina pueda quedarse una fracción de la riqueza que posee y que hoy en día está perdiendo. El Estado puede ver de ir sacando incentivos, como ha hecho con los reintegros, y tal vez avanzar en esta idea de que una fracción creciente del carbonato de litio sea ofertada para ser industrializada por empresas nacionales. Eso sería para mí un paso muy importante: acordar con todos los que van a producir que el 10% o el 15% lo destinen a industrializar en el país, si hay demanda, obviamente. Y si no la hay, exportarlo. Si logramos consensuar eso, yo creo que tenemos la posibilidad de industrializar el litio y generar mucho valor.

 

¿Qué diferencia representa exportar el producto primario, el carbonato de litio, y el producto industrializado, la batería? 

Simplemente de transformar el carbonato de litio en el material de cátodo que nosotros elegimos, que es el LFP, uno de los que ahora se está imponiendo como una de las mejores tecnologías, ganás el 60% solamente del primer escalón, del carbonato al material del cátodo. Vos hoy podrías exportar LFP, tranquilamente. Si lo llevas a celdas, ganás mucho más, pero podés agregar valor simplemente con una mínima transformación en el material del cátodo de la batería.

 

Como otras actividades mineras, extraer litio requiere una gran cantidad de agua dulce, ¿Cuál es el daño ambiental que el desarrollo de la actividad podría representar para el área donde se realiza?

El tema del agua es muy importante, pero hay que ponerlo un poquito en contexto.  Yo creo que la licencia social está en todo lo que son las actividades mineras. El litio es una actividad un poco diferente porque, por ejemplo, no requiere extracción a cielo abierto como en las intervenciones que se hacen sobre la roca, se extrae de salares. Australia lo saca de roca, o sea, es una minería más convencional, como la del cobre. Nosotros tenemos una minería que es en base a salmuera y requiere menos químicos. Es un manejo más parecido al del petróleo, porque es un manejo de fluidos. El salar es una capa sólida en la parte superficial, pero debajo hay agua y salmueras, y eso es lo que uno extrae. Esas salmueras contienen mucho cloruro de sodio y poco cloruro de litio. Entonces, todo el proceso químico implica poder extraer ese poco que hay de cloruro de litio y bombear la salmuera con el agua. Ese proceso puede afectar la hidrología de la cuenca, por lo que hay que manejarlo con mucho cuidado y trabajar muy bien la hidrogeología de manera tal que uno pueda constatar que lo que uno procesa no afecte la cuenca hídrica en la cual está instalado el lago. Yo hablaba el otro día con gente de Chile, del Ministerio de Minería, que ellos tienen una experiencia ya prolongada en el salar de Atacama, y decían que no tienen evidencia de que haya habido una disminución de los niveles hídricos por la explotación, pero por supuesto está lo precautorio, es decir, hay que controlar y estudiar. Nosotros entendemos que cualquier intervención que haga YPF en el salar va a tener que tener toda la licencia social que requiere la actividad. De hecho, YPF tiene una trayectoria de 100 años de explotar petróleo. En ese tiempo ha tenido reclamos ambientales y ha tenido que intervenir con las comunidades. Lo cierto es que la mirada social que tiene una empresa multinacional que viene a llevarse un recurso y se va es distinta a una empresa que vive en el país, que tiene que hacerse cargo de los pasivos ambientales y dar cuenta a la sociedad. YPF tiene otras garantías y otras sensibilidades con el manejo del tema ambiental.

Desde 1850, los países que más contaminaron fueron los europeos, Estados Unidos y después China. Nosotros, que casi no usamos nuestro gas ni nuestro petróleo, ahora tenemos que pagar el costo de la transformación y nos quieren vender todos los electrolizadores alemanes y los molinos eólicos daneses: negocio redondo.

Roberto Salvarezza

¿Cómo es la relación con las comunidades que habitan las áreas donde se realiza la actividad?

Los proyectos que tenemos en ejecución tienen que trabajar con las comunidades que estén en el territorio, algunas son comunidades originarias, otras son comunidades que viven en el entorno. Siempre hay que trabajar con la licencia social, sin eso no se puede hacer nada. Para habilitar un proceso de este tipo, tenés que cumplir con todos los requisitos de impacto ambiental. La principal queja que hemos visto en las comunidades es que no se las consulta, que no se hacen todos los pasos que hay que hacer para lograr la aprobación de un proyecto. Nosotros decimos que hay que cumplir con todos los pasos: la legislación de cada provincia, los requerimientos y las normas internacionales para el desarrollo de un proyecto minero, las audiencias públicas, hablar con las comunidades para que perciban que la actividad del litio va a tener un beneficio para ellos. Toda actividad de intervención tiene un impacto ambiental, ninguna es neutra, pero vos la admitís cuando tiene un beneficio. Cuando vos no tenés ningún impacto positivo, realmente no hay licencia social. Eso requiere un esfuerzo de comunicación, trabajar con las comunidades y llevar propuestas. Creo que en ese aspecto, YPF tiene una ventaja sobre las empresas multinacionales.

 

¿Existen métodos alternativos de extracción que puedan ser menos dañinos para el ambiente?

Hemos tratado de ver otras tecnologías, pero eso no quiere decir que sean exitosas. La que estamos llevando adelante en la planta de Jujuy está en una etapa piloto. Tenemos que ver si es implementable a un nivel ya escalado. También hay otras tecnologías que están apareciendo. Todo el mundo quiere cortar los ciclos, no quiere evaporar tanta agua, no quiere esperar dos años para empezar a tener algún resultado, es el tema más de frontera para el sistema científico.

 

El litio, si bien posee ventajas que no tiene el petróleo, sigue siendo un recurso no renovable y finito. ¿Cómo se encara esa discusión para el futuro?

Hay algunas diferencias. Hoy, en la transición energética, el petróleo y el gas generan dióxido de carbono, efecto invernadero y un aumento de la temperatura. El litio no tiene ese problema, si bien gasta agua, es más beneficioso. Efectivamente, el litio se podría agotar, pero hay muchísimo. El agua de mar tiene litio, lo que pasa es que está muy diluido. Entonces, vos podrías desarrollar tecnologías donde pudieras concentrar el litio y extraerlo de ahí, que es lo que se está tratando. Pero también puede pasar que dentro de veinte años  tengas otra batería que sea de sodio, que ya se está probando, y no de litio. Sodio hay un montón. Hoy las que te funcionan son las de litio, pero podemos llegar a otros recursos. Yo creo que también hay que mirar eso, la contaminación y los problemas que tenemos. Hoy a la humanidad le preocupa más el efecto invernadero, el dióxido de carbono y el cambio climático. Entonces, los combustibles fósiles son nuestro principal enemigo desde el punto de vista social, y lo digo siendo YPF. Por eso nosotros defendemos el gas de YPF, que es mejor que el carbón. Si nosotros exportamos gas evitaríamos que Alemania vuelva a usar carbón, porque la guerra de Ucrania los dejó sin gas. Y ahí una reflexión: los alemanes empujan el hidrógeno verde, el litio, todo verde, pero tienen el problema de que pasan frío en el invierno y salen a abrir las minas de carbón. Nosotros, que tenemos pibes que no comen y tienen frío todo el año, no queremos explotar el offshore y salimos a protestar en Mar del Plata. También hay que pensarlo esto, porque muchas veces nos embarcan en cruzadas, pero, ¿cuánto contaminamos nosotros? Que ellos cierren las minas de carbón. Desde 1850, los países que más contaminaron fueron los europeos, Estados Unidos y después China. Nosotros, que casi no usamos nuestro gas ni nuestro petróleo, ahora tenemos que pagar el costo de la transformación y nos quieren vender todos los electrolizadores alemanes  y los molinos eólicos daneses: negocio redondo.

¿Futuro para quién?

¿Futuro para quién?

En el nombre del litio es un documental crudo de Calma Cine junto con la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, producido a partir de la investigación de Pia Marchegiani, en el que se mezclan paisajes naturales con irrupciones tecnológicas generando un contraste incómodo. Sus directores y guionistas Martin Longo y Tian Cartier pisan la cuenca hídrica compuesta por las Salinas Grandes y la laguna de Guayatayoc y se encuentran con las comunidades indígenas que habitan el territorio que, agrupadas en la Mesa de los 33, se levantan ante el avance de empresas extractoras de litio que se proponen una explotación impune de los salares.

“Lo que se intenta mostrar es la desigualdad que hay en el mundo, el conflicto que trae el sistema extractivista desmedido y el poco espacio que tienen las minorías para poder expresarse”, expresó Longo en diálogo con ANCCOM.

Los viajes a la zona en donde se llevó a cabo la filmación comenzaron en 2017. Cuatro años después -pandemia de por medio- la problemática sigue más que vigente.

Ante el riesgo que provoca el cambio climático, países centrales y gobiernos del mundo, se unen para intentar apaciguarlo. Cada vez más discursos circulan de cadena nacional en cadena nacional, alegando que el futuro solo será futuro si se lleva a cabo una transición energética. Transición para la cual el litio es un mineral indispensable, ya que tiene la capacidad de almacenar energía.

El norte argentino contiene más de la mitad de las reservas mundiales de litio y por eso, hay concesiones mineras sobre casi toda la puna argentina.

Las comunidades Kolla y Atacamas de las provincias de Jujuy y Salta vienen desplegando denuncias desde 2009, cuando exploraciones mineras dejaron graves daños en las capas acuíferas, producto de las perforaciones en el salar. Esto se visibiliza en el documental junto con el impacto que pueden tener estas extracciones en las actividades económicas que brindan subsistencia a las comunidades.

En la vulneración sistemática a los pueblos se incluye la violación del derecho a la consulta regido por el Kachi Yupi, protocolo que redactaron las comunidades estableciendo procedimientos de consulta y consentimiento previo, libre e informado. Esto, amparado por los artículos 3 y 4 de la Declaración de las Naciones Unidas de los Pueblos Indígenas; y las constituciones provinciales de Salta y Jujuy, en sus artículos 15 y 50 respectivamente, que hablan de “integración”, “protección” y “reconocimiento” de los pueblos.

El documental plantea que el eje debería estar puesto en otro lado: “Evidentemente hay una necesidad de transición energética, de pasar de las energías de combustibles fósiles a energías renovables. La importancia que tiene el litio en esa transición es mucha”, sostuvo Longo. Sin embargo, expresó que la pregunta que circula es cómo reemplazamos la fuente de energía en vez de cuestionarnos sobre el consumo de energía que realizamos. “El desarrollo industrial nos puso en la situación en la que estamos hoy y no estamos viendo cómo frenar este avance. Me parece que la transformación está en cambiar algunas costumbres que tenemos con relación al consumo”, concluyó.

Como ANCCOM ha mostrado en investigaciones anteriores, maneras de extraer litio de una forma consciente existen, pero esas formas chocan con los intereses económicos de gobiernos y empresas privadas. “Creo que es ahí donde hay que generar el cambio. Se entiende que lo económico es fundamental pero igual de fundamental es lo ambiental y lo social”, afirmó Longo.

En el nombre del litio no trae soluciones sino que intenta visibilizar, abrir el debate y llamar a la reflexión.

Parece que la tarea impuesta de nuestro país es financiar la transición energética de los países centrales. ¿A qué costo? Destruyendo la vida de las comunidades indígenas. En nombre de la humanidad, la Puna se vuelve zona de sacrificio. En el nombre del litio se perpetúa la explotación, la colonización y la desaparición de los pueblos indígenas. Parece que la historia siempre vuelve a su punto de partida. En esta ocasión, para eliminar lo que estorba, no hacen falta balas, solo un Estado ausente y potencias impunes y desesperadas.

Longo pone el ojo sobre el comportamiento de quienes tienen el poder de cambiar las cosas: “diría que todo va a seguir por la misma línea, lamentablemente”. Aunque agregó: “Confío en que hay voces nuevas, que hay movimientos fuertes que no creo que se puedan frenar. Hay un movimiento ambiental y social que se está impulsando, sobre todo en los más jóvenes. Tengo esperanza de que en algún momento, por lo menos cuando mis hijos puedan tomar decisiones, esa masa crítica ayude a cambiar un poco el rumbo de esta situación”.

En el nombre del litio estará disponible del 1 al 9 de agosto a través de https://enelnombredellitio.org.ar/. Como una epifanía, desde el 1° de agosto, día en que los pueblos indígenas de América Latina agradecen a la madre tierra. Día de la Pachamama.

Todos miran al litio

Salar de Olaroz en Palpalá, Jujuy.

El nuevo milenio se tiñe de blanco. Ya sea por un sincero deseo de orientarse hacia una economía ambientalmente sustentable o por las ventajas comparativas que subyacen en la explotación de un recurso abundante para países como Argentina, Chile o Bolivia: estados y empresas transnacionales se han lanzado a la conquista del litio.

En el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, a principios de marzo, Alberto Fernández anunció la presentación de proyectos de ley para promover la transición hacia una economía verde. Una consigna que acompaña al actual presidente desde la campaña y que tiene en la extracción de litio el primer eslabón en una cadena de valor que contempla la producción de baterías para la fabricación de autos eléctricos.

El triángulo andino

Argentina integra, junto a Bolivia y Chile, el denominado “triángulo del litio”: una región que concentra más de la mitad de las reservas del mundo. Según estudios de la Secretaria de Minería, nuestro país ocupa el tercer lugar, por detrás de Chile y Australia. Esto ha convertido a las provincias del noroeste argentino en un atractivo destino para las empresas mineras. En la actualidad, existen dos proyectos en operación: uno en el Salar de Olaroz en Palpalá, Jujuy, bajo explotación de Orocobre y Toyota Tsusho (con un 8,5% de participación de la empresa público-privada jujeña JEMSE), y otro en el Salar del Hombre Muerto de Catamarca, un desarrollo de la firma estadounidense Livent Corp. Además, hay otros dieciocho emprendimientos avanzados y cuarenta en etapas preliminares.

El litio es uno de los recursos de mayor crecimiento en los últimos años, insumo esencial para la fabricación de las baterías que usan celulares y computadoras portátiles, pero también utilizado en la industria metalúrgica, farmacéutica y del vidrio. Es clave en la transición energética que buscan promover los países comprometidos con el Acuerdo de París de la ONU, en el que la movilidad eléctrica aparece como el objetivo a alcanzar, ya que reduciría la emisión de gases de efecto invernadero y resolvería los problemas asociados al empleo de combustibles fósiles, cuya escasez solo aumentará.

Por eso, el Ministerio de Desarrollo Productivo ha impulsado estudios para evaluar las condiciones de inserción del país en el nuevo paradigma mundial de electromovilidad. Fernando Porta, Director del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI), lideró el equipo de investigación para determinar las posibilidades de producción de baterías y automóviles eléctricos: “Es necesario un cambio en la matriz productiva. Nosotros tenemos una oferta energética insuficiente y al mismo tiempo basada en una matriz de producción que es bastante costosa”. Una vez instaladas estas fábricas, podrían aplicarse incentivos a la demanda, como beneficios fiscales específicos para quien acceda a un vehículo eléctrico.

La construcción de baterías y la consecuente fabricación de automóviles impulsados eléctricamente es el fin de la cadena. En el principio está la extracción de litio, el cual debe ser purificado para su utilización. En la actualidad, Argentina solo produce el mineral en grado técnico, como carbonato y cloruro de litio. A pesar de que, de acuerdo a informes de la Secretaria de Minería, para el año 2019 estas exportaciones representaron 189 millones de dólares, el monto es despreciable en comparación con los valores que se obtienen en instancias posteriores de procesamiento. Las estimaciones realizadas por Livent muestran que la renta obtenida por el carbonato y el cloruro de litio constituye solo el 5,74 % del total, mientras que productos derivados como el hidróxido de litio, cuyo refinamiento se efectúa en las filiales de Estados Unidos, China o Gran Bretaña; reditúan más del 55 %.

La fosa de evaporación marca el inicio del proceso de producción del litio.

¿Están dadas las condiciones para agregar valor a la cadena productiva en Argentina? Para Porta, el obstáculo es institucional antes que técnico: “Argentina tiene un sistema científico tecnológico robusto. Lamentablemente nuestra legislación no ha protegido al litio como a otros minerales en términos de darle su carácter estratégico y, por lo tanto, el Estado nacional y los provinciales no tienen disposición sobre las reservas. Estas han sido concesionadas bajo el imperio de la Ley Minera, que es lo suficientemente laxa como para permitir que quienes han obtenido los derechos de concesión no estén obligados a desarrollar ningún tipo de eslabonamiento hacia adelante”.

En este contexto, el gobierno se reúne con empresas para expandir los actuales emprendimientos mineros, así como elaborar conjuntamente proyectos que apunten a agregar valor a la producción de litio. Recientemente, en un seminario organizado por el Wilson Center, con patrocinio del Banco Interamericano de Desarrollo, algunos potenciales inversores se mostraron escépticos respecto a la posibilidad de concretar operaciones similares a futuro y Alberto Carlocchia, presidente de la cámara que agrupa a los empresarios mineros (CAEM), aseguró que no hay condiciones para expandir la inversión, ya que “los costos laborales aún son altos”.

Según Porta, “las mineras no son empresas que tengan un alto nivel de ocupación, por lo que este no es un factor importante en su estructura de costos. La Ley de Minería vigente les asegura ganancias extraordinarias bajo distintos mecanismos: una muy baja imposición, estabilidad fiscal por 30 años y escaso control sobre sus números, puesto que sabemos de sus operaciones lo que ellas mismas declaran”. Para el economista, este es un problema general del capitalismo argentino, caracterizado por “baja productividad, baja inversión por años y por una estructura que maximiza las rentas del corto plazo y las oportunidades financieras”.

Por otro lado, algunos especialistas desconfían de los anuncios del gobierno. El investigador de CONICET e integrante del Grupo de Estudios en Geopolítica y Bienes Comunes, Bruno Fornillo, afirma que no hay una estrategia integral que apunte en una dirección distinta a la que desarrollaron gestiones anteriores: “Por un lado, la política litífera la está llevando adelante el Ministerio de Desarrollo Productivo, sin un contacto fuerte con áreas como Ciencia. A su vez, el instituto creado por la Ley de Movilidad Eléctrica no se relaciona ni se financia con las rentas litíferas. Lo más patente respecto al impulso actual es la expansión de la frontera extractiva”.

El Salar del Hombre Muerto, en Catamarca, es explotado por la firma estadounidense Livent Corp.

El mes pasado, un memorándum de entendimiento celebrado con la firma china Ganfeng Lithium incluyó la voluntad de que esta empresa fabrique baterías en el país, aunque no establece plazos ni montos concretos. “Hace años que los gobiernos provinciales dicen que hay compañías con intenciones de fabricar baterías en Argentina -recuerda Fornillo-, pero incluso si eso llegara a suceder, esas empresas no nos compartirían la tecnología de punta, y perderíamos la oportunidad de utilizar el mercado local para un crecimiento y un desarrollo endógeno. Una empresa como INVAP o YTEC debería tener la tecnología; no una extranjera que venga a llevarse el litio casi regalado y nos venda productos manufacturados acá, en lugar de importarlos”; afirma quien también es Doctor en Geopolítica por la Universidad de Paris VIII. La observación es aún más pertinente si se considera que esta semana el gobierno de Salta anunció una inversión de 580 millones de dólares por parte de la empresa china para la ampliación de las operaciones de extracción.

Minería del agua

No obstante, y como es habitual en las discusiones sobre explotación minera, el factor económico es solo uno entre los principales a considerar. Como señala Fornillo, la del litio es, en particular, una minería del agua: “Las técnicas actuales extraen una cantidad de agua potable que, en un par de décadas, convierte a esa zona en inhabitable. Una zona que de por sí es árida y endorreica, con cuencas cerradas”. El procedimiento consiste en extraer la salmuera que se encuentra bajo tierra y depositarla en enormes piletones a cielo abierto para que, una vez que se evapore el agua, las sales resultantes sean sometidas a un proceso de purificación para lograr el grado técnico necesario. Esta última instancia, a su vez, demanda grandes cantidades de agua dulce. Según estimaciones de las mismas empresas, para obtener una tonelada de carbonato de litio se necesitan alrededor de 30.000 litros de agua dulce, que se adicionan a los 600.000 evaporados de la salmuera inicial. Las 40.000 toneladas que se extraen anualmente (entre los dos proyectos en operación, según Secretaria de Minería) requieren así de más de 25.000.000.000 de litros de agua.

Si bien existen grupos de investigación que han desarrollado métodos alternativos para la extracción, estos no han podido implementarse en gran escala, y su utilización implica un costo mayor, que las empresas no están obligadas a asumir. El método de separación electroquímica que han desarrollado científicos del CONICET a través de YTEC, la empresa de base tecnológica de YPF, por ejemplo, permitiría obtener litio sin necesidad de evaporar el agua de la salmuera, obteniendo, adicionalmente, agua salubre del proceso. Para Fornillo, la ausencia de presiones legales a las empresas se combina con la falta de visión estratégica del Estado: “No existe vínculo entre el área extractiva y el área de crecimiento tecnológico. Nosotros hemos conformado el Foro de Especialistas de Litio en la Argentina, donde nos reunimos alrededor de 200 investigadores que trabajamos en esto hace por lo menos 10 años. Tratamos de ver de qué manera podríamos aportar en la creación de valor tecnológico y demás, a partir de investigaciones que hoy están atomizadas, descoordinadas. Y hay iniciativas individuales de sectores productivos interesados: Fabricaciones Militares; INVAP; IEASA; YTEC está interesada en hacer celdas; Astillero Río Santiago podría producir barcos movidos eléctricamente. Pero no hay una política estratégica conjunta, orientada y con un financiamiento acorde”.

El impacto ambiental y la falta de acuerdos con los pobladores locales conducen a distintas medidas de resistencia. “Se los considera como un sujeto a ser removido o a quien se le ofrece una serie de dádivas menores. Además, las comunidades originarias, los pueblos atacameños de la Puna habitan los salares hace miles de años y en verdad son los dueños naturales de esa zona”, dice Fornillo. Se trata de un fenómeno que atraviesa a la mayoría de las explotaciones de recursos minerales en el país, como sucede con el cobre en Andalgalá.

¿De quién es?

En 2015, Chile conformó una Comisión Nacional del Litio para establecer una normativa en la que los distintos actores tuvieran participación. No solo se acordaron mayores ganancias para las comunidades locales (alrededor de 25 millones de dólares anuales), sino que las empresas son obligadas a tributar el 40 % de sus ganancias, y parte de ese monto es utilizado para financiar investigaciones tendientes a desarrollar la cadena de valor.

El litio es central en el mapa geopolítico actual y futuro, y otros países ya lo han entendido así. En Bolivia el control de todos los yacimientos es estatal, en Chile es un recurso estratégico, también en Brasil, en México se han revocado las concesiones privadas y se piensa en armar una empresa estatal. Existen voluntades de coordinar esfuerzos a nivel regional, pero la discrepancia entre los distintos modelos dificulta los planes de articulación.

En este sentido, una parte de la coalición de gobierno se ha manifestado a favor de avanzar en una ley que asegure la participación del Estado argentino en la industria litífera. El proyecto elaborado por los diputados Marcelo Koenig y Carlos Heller propone declarar al litio como recurso estratégico y conformar una Comisión Nacional que integre al sistema científico en el desarrollo de la cadena de valor. Una iniciativa resistida por los gobiernos provinciales nucleados en la Mesa del Litio, que buscan mantener las rentas locales aseguradas por la minería.

También lo han entendido los principales actores de la economía mundial. Elon Musk, dueño de la compañía de autos eléctricos Tesla (cuyas ganancias aumentaron 700 % durante la pandemia), llegó a bromear con el golpe de estado en Bolivia y “atribuírselo” en función de una liberalización de la explotación de los yacimientos nacionalizados por aquel gobierno. Un gesto risueño de los que el empresario acostumbra hacer en Twitter (como aquel que le costó millones en pérdidas a la criptomoneda Bitcoin), pero que señala con claridad en qué medida los grandes capitales miran hacia las reservas minerales del sur mundial.