Vivita y bailando

Vivita y bailando

A tres años del intento fallido de magnicidio de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la militancia se congregó frente al balcón del departamento donde cumple arresto domiciliario. A menos de una semana de las elecciones bonaerenses cantó y bailó al ritmo de «vamos a volver».

La esquina de San José y Humberto 1° está colmada de gente. Entre el tumulto una vecina de la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, sale a recibir un pedido. La escena es distópica, el repartidor esquiva la multitud, que ocupa toda la vereda, como puede. La vecina no quiere dar declaraciones, no le interesa lo que está pasando afuera, expresa que solo quiere volver a vivir en paz.

Desde que Cristina Kirchner cumple prisión domiciliaria en su casa, el barrio cambió, y la esquina de San José casi nunca está vacía, menos un 1º de septiembre, a tres años del intento de magnicidio ya que la militancia peronista tiene un esquema estricto de guardias para cuidar la integridad de su conductora. Esta vez la escena se asemeja a la de aquel jueves en el Barrio de Recoleta, cuando la exjefa de Estado se mezcló en la multitud y Fernando Sabag Montiel, el autor material del intento de asesinato, gatilló en su cabeza y la bala no salió.

“Con Cristina lo que vivenciamos es la impunidad. Primero, hace tres años, ese intento de femi-magnicidio; y ahora vemos en el juicio que es muy poco lo que se avanza en relación los autores y autoras intelectuales. Y todo culmina con esta situación de Cristina privada de libertad”, dice Mónica Macha, diputada nacional de Unión por la Patria y candidata a senadora por Fuerza Patria en las inmediaciones de la casa de Cristina Fernández: “Todo esto es el esfuerzo que ha hecho el establishment por sacarla de la cancha y que sucedió lo que ella anticipó: presa o muerta. Presa en este punto”.

A una semana de las elecciones y con la expresidenta proscripta, las conducciones del peronismo reunidas en Fuerza Patria buscan hacerle frente a Milei con las herramientas constitucionales que aún subsisten.Que la gente vaya a votar, creo que eso es una de las cuestiones principales, que ejerza su derecho, que no deje de participar. Es preocupante en nuestra democracia tan lesionada que porcentajes tan altos de la sociedad no voten, es lo primero para poder generar un Congreso más afín a los derechos y a los sectores populares”, señala Macha.

La diputada también reflexiona: “Como plantea el feminismo, hay que insistir y resistir; esa es la condición para poder crear otra política y recuperar derechos. Ahora también sale a la luz en relación a las coimas, que para Karina Milei los derechos también los destruyen desde un lugar de muchísima corrupción. Eso al gobierno lo lesiona porque vemos quiénes son. Pensándolo en la perspectiva de una elección tan próxima es importante que haya salido ahora y es importante que la gente lo pueda sopesar”.

Victor Montoya, responsable del frente de diversidades de La Cámpora Capital comenta cómo afectó a las disidencias la condena de la ex presidenta: “Cristina Fernández nos dio la apertura política para poder ser y existir como uno desea, el día del magnicidio nosotres justo estábamos en una reunión del PJ Diversidad y nos llegó la información de lo que había pasado. Primero todas estupefactas, pensamos que era una fake news. Recién mencionaba durante la caravana, Mariano Recalde -primer candidato a senador de Fuerza Patria por la ciudad de Buenos Aires – que es una calle histórica ahora la de San José, nosotres formábamos parte de las rondas de seguridad de la jefa en Uruguay y Juncal y sentíamos que habíamos fallado con la militancia de seguridad pero había otros factores más siniestros que no estábamos viendo en ese momento que era hacer un borrón y cuenta nueva de todas las políticas y derechos que Cristina nos había dado y en parte era el inicio de su proscripción”.

Carlos Villareal y Adrian Bazzetta, pertenecen al sindicato de ATE y están sosteniendo su bandera. El aniversario del intento de magnicidio y la impunidad de sus autores intelectuales ponede relieve el crítico escenario político argentino. “Hay un solo plan de lucha, lo comenzaron los jubilados el primer miércoles del 2024, al mes que asumió este tipo, después se fueron acoplando distintos gremios, pero uno no puede entender, si hay cincuenta mil despedidos, ¿por qué no hay cincuenta mil personas todos los miércoles? Si somos seis millones de jubilados ¿cómo no podemos dar vuelta una historia? ¿No tienen un amigo, un nieto o un vecino que vayan a votar porque están sufriendo? Espero que la gente tome consciencia de eso y cambie la historia”, desea Adrian.

 

Silvia Santa Cruz es de Ezeiza, recuerda cómo recibieron gases lacrimógenos de la fuerza policial en Recoleta, mientras apoyaban a la ex mandataria y como fue la misma militancia quién detuvo al atacante. “Sabemos que es Patricia Bullrich la cabeza del intento de asesinato a Cristina, como también lo es de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel, así es el poder, injusto, pero no tengo miedo, desde que Cristina puso su vida por nosotros, y Nestor también, dejé de tener miedo. Se jugaron su vida y su familia por la argentina ¿Por qué nosotros no vamos defenderla?”, señala. Es algo que se repite en los manifestantes, el coraje es la forma que adquiere la gratitud: “Soy Cristinista desde que la quisieron meter presa en 2016, estuve en Comodoro Py, todavía no era militante. Estuve en una marcha en el macrismo en la que también recibí gases lacrimógenos y andaba sola, entonces me uní a los chicos del Peronismo Militante y desde ese día milito”. Silvia cuenta que el domingo va a fiscalizar para cuidar los votos “Vamos a volver”, aseguró.

 

 

Disparen a la prensa, la saga continúa

Disparen a la prensa, la saga continúa

“Hay una política de Estado de vía libre para reprimir”, dice el periodista de C5N Nicolás Munafó, que fue baleado ayer por la Policía de la Ciudad, mientras cubría una nueva marcha de jubilados frente al Congreso. “Buscan generar miedo a todo aquel que quiera protestar, y lo hacen sin ponerse colorados, ante una cámara prendida”.

El reportero de C5N Nicolás Munafó sufrió un disparo a quemarropa con balas de goma en la última marcha de jubilados. Sucedió el miércoles 30 de julio en Avenida Rivadavia, junto a la Plaza del Congreso, cuando efectivos de la Policía de la Ciudad avanzaban por la calle en una hilera de escudos. Munafó estaba parado en la vereda, de perfil a los uniformados, ejerciendo su trabajo como periodista y transmitiendo en vivo. Así lo explica en contacto con ANCCOM:

¿En qué contexto se da la agresión?

Fue en el marco de la represión que vienen llevando y que estaban haciendo. Yo no estaba en línea de cómo venían avanzando; estaba a distancia, mostrando lo que pasaba. Pero bueno, había una clara orden de sacar a la gente. De todos modos, nosotros estábamos en la vereda, así que obviamente es una situación injustificada.

¿Pudiste reconocer a quienes te dispararon? ¿Llevaban visible la identificación?

Al policía lo pude reconocer porque nos disparó de al lado; a los dos que dispararon al lado nuestro los pudimos reconocer. No tenían la identificación a la vista. Después intenté buscarla, uno era de apellido Centurión; pero con las armas y con todo el equipo intentan taparse siempre la identificación.

¿Crees que el medio para el que trabajás pudo haber sido un factor para el ataque?

No sé si el medio donde yo trabajo influye o no. Sí entiendo que, por la situación de ir todos los miércoles a cubrir las marchas, de alguna u otra manera me tienen identificado.

¿Hay, en un sentido amplio, una política de Estado detrás esta agresión?

Sí, hay una política de Estado para esto. Yo creo que hay una vía libre a que haya represión, a que se genere miedo a todo aquel que quiera protestar y bueno, en este caso, no se ponen colorados en reprimir con una cámara de televisión prendida, en reprimir a alguien que está trabajando. Eso marca que la intención es reprimir esté quien esté.

¿Se contactó contigo alguien del gobierno después del ataque?

No, nadie. De otras organizaciones sí me han escrito, me han mandado mensajes por redes sociales; organizaciones que suelen participar de las marchas o de la oposición. Del gobierno nada. Pero bueno, como te decía: en todo esto va en marcha un plan para que la gente no salga a la calle. Las fuerzas federales tienen vía libre para reprimir y para hacer lo que están haciendo con el que se manifiesta, con la prensa, con el que fuera.

Inmediatamente antes de atacar a Munafó, la dupla de policías había disparado a las piernas de otro manifestante, también a centímetros de distancia. El periodista se acercó a denunciar ese hecho, gatillando la respuesta violenta del agresor. La jornada dejó un saldo de más de 30 heridos y siete detenidos. Según un informe de la Comisión Provincial por la Memoria, los primeros seis meses del 2025 han dejado un total de 1.251 personas heridas, que ya superan a las 1.216 con las que cerró todo el año 2024. Entre los afectados se cuentan 179 trabajadores/as de prensa, 20 defensores de DDHH, 132 adultos mayores y 4 niños, niñas y jóvenes.

Los celulares expulsados de la escuela

Los celulares expulsados de la escuela

Las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires restringen el uso de dispositivos tecnológicos a los alumnos. La decisión tiene antecedentes en otros lugares del mundo. ¿Es posible permitirles la entrada a las aulas de manera más sana sin cancelarlos?

Desde el comienzo del año escolar 2025 los estudiantes de las escuelas secundarias porteñas han adoptado un nuevo hábito en su rutina diaria. Al comienzo del día los alumnos dejan sus celulares en un casillero con su nombre y lo guardan ahí hasta el horario de salida o hasta que su profesor les indique que deben usarlo para una actividad. Esto forma parte de las pautas establecidas por la resolución aprobada por el Gobierno de la Ciudad en agosto del año pasado que regula el uso de los dispositivos electrónicos en el Nivel Inicial, Primario y Secundario en escuelas públicas y privadas.

Bluma Hastenreiter Patron, docente de una escuela privada del barrio de Colegiales, cuenta que las restricciones afectan tanto a alumnos como profesores y explica en qué casos se podría eximir esta regla: “Si en alguna actividad puntual se necesita el uso del celular, lo tenemos que avisar con anticipación a través del mail institucional con una explicación pedagógica de porque lo vamos a utilizar y después los directivos nos lo tienen que aprobar”.

Ignacio Budano es docente de la Escuela 14 del Distrito 12 y ha coescrito una interesante nota sobre el problema de las pantallas en el aula. En diálogo con ANCCOM, cuenta que tanto en la primaria como en el Nivel Inicial de esa escuela, los alumnos no pueden llevar sus celulares a la escuela y en caso de que lo lleven se les pide que lo dejen con los docentes y se les vuelve a entregar a la salida. “En general se trata de chicos que no tienen que avisar a sus padres que salieron de la escuela porque los vienen a buscar, así que no es necesario el uso de celulares y es preferible que no los usen”, añade.

Estas restricciones responden a una demanda de ayuda por parte de los docentes, los equipos directivos y las familias, ante una situación que los desborda: chicos que se duermen en el aula, apuestas online en clase, casos de ciberbullying, entre otros problemas que afectan directamente al ambiente de aprendizaje.

“Lo que muchas escuelas piden es más apoyo y contención y no simplemente dar líneas o directrices, sino también la necesidad de la formación docente en entender qué es lo que está dentro de cada dispositivo, de cómo funcionan las plataformas”, afirma Ezequiel Passeron de la organización no gubernamental Faro Digital.

 

Tras el primer semestre completo desde la aplicación de la nueva ley, los docentes cuentan que estas medidas fueron recibidas al principio con alguna dificultad por chicos muy ansiosos y muy nerviosos, como si algo les faltase. “Ahora los veo más tranquilos, veo que juegan a las cartas y al tutti frutti en los recreos, cosa que antes no pasaba. Se fueron adaptando de a poco”, cuenta la docente de Colegiales.

El caso europeo

Argentina está lejos de ser el único caso que propone aulas preferentemente sin pantallas. Por ejemplo, en España se decidió limitar el uso del celular en las escuelas. Durante el último ciclo lectivo hubo una progresión en las restricciones según los distintos niveles, con una prohibición taxativa en el Nivel Inicial y una regulación más laxa a los alumnos más avanzados, pero manteniendo su utilización únicamente para uso educativo y bajo supervisión del docente.

Passeron, que vive hace varios años en Cataluña, explica cómo se reguló el uso de dispositivos electrónicos en las escuelas de esa región durante el último año: “Cada escuela tiene autonomía para tomar sus propias decisiones. Hay una regulación estatal, pero en un contexto donde las escuelas tienen la posibilidad de diseñar sus políticas educativas, sobre todo en lo que tiene que ver con la tecnología”.

Al parecer, los resultados de las medidas han resultado positivos en Cataluña porque se planteó para el próximo ciclo lectivo hacer una prohibición total de su uso en todos los niveles educativos. Pero no es el único caso: cada vez más comunidades en España están adoptando medidas más duras respecto del uso del celular extendiendo la restricción a los recreos y las actividades extraescolares.

El caso español sigue la línea de Francia que regula el uso del celular en las escuelas desde 2018. En otros países europeos como Escocia, varias escuelas han colocado “estaciones de bloqueo» donde se guarda el celular hasta el fin de la jornada escolar.

Un ejemplo cercano

En cuanto a nuestro continente, Brasil se ha posicionado como la punta de lanza en materia de regulación de dispositivos electrónicos en las escuelas, con la promulgación de una ley que afecta a alumnos de entre 4 y 17 años. La norma, que tiene como objetivo “salvaguardar la salud mental, física y psíquica de los niños y adolescentes” prohíbe el uso de celulares tanto en las aulas como en los pasillos, con la distinción de que cada escuela tiene la posibilidad de decidir si los alumnos guardan sus teléfonos en las mochilas, en casilleros cerrados con llave o en cestas designadas.

Esta restricción se debe a una gran preocupación por parte del equipo docente y directivo por una fuerte dependencia al celular por parte de los alumnos que se extendió especialmente durante la pandemia. “Cuando los estudiantes volvieron a la presencialidad, no tenían mucho interés en las clases, con dificultades para prestar atención y menos dispuestos a la interacción cara a cara”, cuenta desde la ciudad de Bahía Marta de Souza França, docente de enseñanza media, según su experiencia con alumnos de entre 14 y 17 años. “Por eso se han creado estrategias que apunten a una convivencia más intensa con la presencialidad, implementando durante los recreos actividades tanto con juegos de mesa como el ajedrez o las damas, como juegos deportivos como voley o fútbol en ronda”, añade.

Josias Correia Neto, también docente de enseñanza media en Bahía, cuenta : “Se generó un problema, principalmente porque los chicos abusaban de la inteligencia artificial para hacer las actividades y usaban los celulares para copiarse en las pruebas, lo que dificultaba a que el proceso de educación fluya como debería”.

Las normas establecidas por la ley apuntan a generar un ambiente educacional más sano tanto dentro como fuera del aula con estrategias para brindar apoyo a los docentes y abordar los problemas de salud mental asociado al uso abusivo de los teléfonos celulares a través de la concientización sobre los riesgos del uso inmoderado de los aparatos. 

Un uso problemático de la tecnología

Aunque no hay datos concluyentes para afirmar que el uso de los celulares sea el responsable directo de los problemas de salud mental entre los más jóvenes, lo que los docentes repiten es que cada vez hay más chicos con patologías diversas que hace que no puedan sostener hábitos mínimos en la escuela. “Estamos hablando de cuestiones mínimas, de no escaparse del comedor o del aula”, relata Budano sobre su experiencia como docente de primaria en la Escuela 14 del Distrito 12. “También hay un problema de ansiedad importante, siempre están preguntando lo que vamos a hacer antes de empezar y les agarra bastante desesperación cuando usamos las computadoras”, añade.

En la misma línea, varios docentes alzaron la voz sobre problemas de motricidad entre los alumnos más chicos “En primaria se ve a muchos chicos que no saben usar la tijera y que no saben picar papel”, cuenta la docente de Colegiales, Hastenreiter Patron. En la misma sintonía, Budano afirma: “Hay un retraso importante en la motricidad, esto lo manifiestan mucho los profesores de Educación Física, que en algunos casos está un poco perdida”. Por otro lado, el docente señala que se ve un retraso en la adquisición del lenguaje en el Nivel Inicial. “Muchas compañeras nos cuentan que ellas veían cierta adquisición de lenguaje en sala de tres y hoy ya no se ve”, subraya .

Los especialistas señalan a la interacción social como la base del aprendizaje del lenguaje, por lo que es peligroso que el uso prolongado del teléfono reemplace estos momentos de interacción que fomentan la adquisición del lenguaje. En consonancia con lo anterior, la Sociedad Argentina de Pediatría desaconseja la exposición de todo tipo de pantallas a niños menores a dos años y recomienda limitar el uso de dispositivos electrónicos durante toda la primera infancia.

Budano también observa una dificultad muy grande para la concentración entre sus alumnos, mientras menciona varios casos de chicos que se duermen en clase porque se quedan despiertos hasta tarde usando el teléfono. Estos problemas escapan de las paredes del aula y pueden deducirse del uso abusivo de los celulares por parte de los jóvenes. 

Mucho por investigar

El neurocirujano francés, Michel Desmurget lleva varios años haciendo un trabajo de divulgación sobre el impacto negativo en la salud producto del consumo de pantallas durante el tiempo de ocio. El especialista destaca que si bien existen usos de pantallas que pueden resultar un buen “alimento cognitivo”, en general los que priman son los menos estimulantes y le roban tiempo a otros muchos más enriquecedores como la interacción social, la lectura, tocar un instrumento o hacer un deporte. El resultado es que se afecta el sueño por el exceso de estímulo, la salud sobre todo por el sedentarismo, el rendimiento escolar, la inteligencia y la capacidad de concentración. “Estas herramientas dañan el cerebro, deterioran el sueño, interfieren con el lenguaje y el éxito académico, perjudican la concentración, aumentan el riesgo de obesidad y mucho más”, resume el neurocirujano.

Ante esta situación, los especialistas creen que a los chicos se los ha dejado muy solos, desamparados en la arena de la virtualidad. Passeron desde su experiencia en Faro digital, expresa una necesidad de “construir nuevas formas pedagógicas para crear instancias educativas que les permitan a pibes y pibas acercarse un poco más a cómo funcionan las plataformas digitales entre las cuales convivimos. No podemos tirarle la inteligencia artificial a los pibes y esperar que aprendan en soledad”.

Por su parte, resultados de las pruebas Pisa 2022 mostraron que, mientras el uso abusivo de las pantallas puede generar distracciones y reducir la capacidad de atención de los alumnos, un uso moderado, por otro lado, puede ayudar a un mejor desempeño. Esa regulación es, justamente, la que Desmurget destaca como muy complicada. Un libro reciente llamado La generación ansiosa que recopila información de distintos rincones del mundo destaca el desgaste que produce a la vida familiar el tira y afloje constante entre niños y jóvenes por un lado y los adultos por el otro, si es que estos últimos no están también absorbidos por las pantallas.

Presiones de mercado

Este debate, obviamente, no se da en un vacío, sino en un contexto donde hay muchos intereses en juego. Por ejemplo, esta semana Microsoft anunció una inversión de cuatro mil millones de dólares en capacitación en IA destinada a escuelas, universidades y organizaciones sin fines de lucro. Fernando Bordignon, profesor asociado en la Universidad Pedagógica Nacional y formado en ciencias de la computación, denuncia que “a partir del asentamiento de las plataformas con una explosión en pandemia, el mercado privado tecnológico ve en la educación una fuente potente de ingresos. Entonces hay una presión externa muy grande del mercado privado tecnológico para que la educación siga siendo un negocio”.

El objetivo de estas empresas es introducir estas herramientas de tecnología de la información y la comunicación en el aula para el uso de los docentes y alumnos. “Hay imaginarios que no condicen con lo que pasa realmente dentro del aula, hay productos creados por estas empresas para la educación que después no sirven para nada”, subraya Bordignon.

Passeron, no obstante, cree que el solucionismo de sacar al celular del aula representa “una utopía falsa” y reconoce a la escuela como un lugar privilegiado para pensar la cultura digital, a la vez que expresa la importancia de “darle la autonomía a cada centro educativo para que, conociendo a la comunidad e incorporando y debatiendo las voces de las familias, los estudiantes y los docentes, puedan tomar decisiones al respecto”.

Teniendo siempre en cuenta que estas decisiones, por el carácter fugaz y siempre cambiante del mundo digital, no serán finales y deberán rediscutirse en las condiciones que plantean estas nuevas tecnologías: minuto a minuto.

Fotografiar lo que nadie ve

Fotografiar lo que nadie ve

El fotoperiodista argentino Rodrigo Abd, dos veces ganador del Pullitzer, visitó la Facultad de Ciencias Sociales para hablar de su trabajo y de su muestra “Desvío”, junto a la editora y curadora Jazmín Tesone. Imágenes que encuadran lo que las recetas tradicionales de la profesión dejan fuera de campo.

En el marco del décimo aniversario de ANCCOM y de los 40 años de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, el fotógrafo Rodrigo Abd y la editora Jazmín Tesone fueron invitados a contar cómo pensaron la muestra Desvío -que se exhibe hasta el 3 de agosto- en la galería Arthaus Central- y a reflexionar sobre el fotoperiodismo en un contexto de hiperconectividad y noticias falsas. “La muestra es un poco un experimento”, confesaron.

La exposición de 34 fotografías recorre el archivo del fotoperiodista argentino dos veces ganador del premio Pulitzer (2013 y 2023). Como describieron Abd y Tesone, las imágenes se exhiben como gigantografías rectangulares duales que penden del techo y que el cuerpo del espectador debe rodear para descubrir en el reverso una nueva imagen, que nada tiene que ver con la anterior. Muchas de esas tomas y otras que quedaron fuera de la selección, se proyecataron a lo largo de la charla a medida que Abd narraba cómo las había obtenido. Tanques de guerra amarillos destrozados que son fotografiados desde las alturas, pero que podrían ser antiguas cámaras de fotos. El rojo chillón de una explosión que resalta entre la sequedad del bosque en que fue producida. Una imagen que obliga a contener el aire. Bollos de pan que se confunden, por su redondez, con los cráneos de una fosa común donde comen dos médicos forenses entre huesos y ropas a medio desintegrar, la violencia es parte de la rutina que Abd fotografía.

Fotoperiodista desde 1999, Abd trabaja desde 2003 como reportero de la agencia internacional The Associated Press, medio para el cual cubrió diferentes conflictos bélicos, políticos y ambientales alrededor del mundo. En entrevista con el equipo de ANCCOM, Abd y Tesone, explicaron las decisiones que guiaron el armado de la exposición a partir de un archivo tan extenso como el que construyó el fotógrafo. Su búsqueda y selección de imágenes, responde a preguntas que el fotoperiodista se hacía sobre el oficio luego de tanta trayectoria: cómo se fotografía cada historia desde su singularidad y las decisiones que hay detrás de cada cobertura.

Así, la muestra terminó conformada por imágenes que cuentan historias colaterales y, a la vez, hacen a los protagonistas que, desde una cobertura periodística más mecánica y superficial, no serían parte de la narrativa de los conflictos a los que Abd estuvo abocado a cubrir. “Nos planteamos que las fotografías no debían ser cerradas sino abiertas y con cierta ambigüedad, para que cuando uno vea se pregunte qué tiene que ver esa imagen con el contexto, y así nos interrogue sobre la práctica del fotoperiodista y las narrativas que construimos. Dependiendo cómo se encuadra, cambia la forma de ver el mundo”, explicó Abd, el mismísimo fotógrafo que con su obturador capturó a dos perros peleando en medio de un ataque narco en Rosario, o un corpiño rosa en medio de la selva colombiana durante la reconciliación entre el gobierno y las organizaciones guerrilleras.

Las capturas que conforman la muestra fueron tomadas en distintos años y en contextos políticos sociales diferentes; sin embargo, todas comparten un concepto particular: el desvío del acontecimiento. El espectador podría imaginarse a Abd rotando su cuerpo, dando la espalda a la escena principal y poniendo en cuadro aquello que, si no, quedaría en los bordes o directamente por fuera del obturador. Se revela aquello que ocurre alrededor del hecho principal: Una aguda crisis económica en Venezuela es contrapuesta con fiestas de varios días en un hotel de lujo de Caracas; un grupo de soldados talibanes almorzando juntos entre risas con una exposición de fusiles de fondo que cuelgan de la pared; una mujer ucraniana paseando a su perro instantes después de un bombardeo; una familia de Guatemala que construyó dentro de su taller mecánico, ya no rentable, una funeraria.

La propuesta no puede concebirse sin una segunda instancia, en que la polisemia de la imagen finalmente es anclada por medio de la palabra. El objetivo es lograr por parte del espectador una interpretación superadora, aún mayor que el primer acercamiento directo a las imágenes que no tienen epígrafes. “No es el contrato de lectura que se suele dar con las imágenes de prensa. Decidimos separarlas, y colocar la información en otra materialidad”, explicó Tesone en relación al montaje de las fotografías y a la confección de una revista que repone mucho de lo que el espectador se interroga a través de las imágenes.

Tesone contó que las revistas-catálogo fueron ubicadas al final del recorrido de la exhibición, para no obturar las libres lecturas y la incomodidad en el transcurso de la experiencia. Las revistas son las encargadas de contextualizar y dar detalles sobre el momento en que fueron tomadas las imágenes, y desafían al visitante a llegar hasta el final del recorrido, e incluso un poco más. Así lo explicó la editora, mientras Rodrigo distribuía revistas entre aspirantes a reporteras gráficas y jóvenes promesas interesadas por saber cómo mejorar su oficio: “¿Cómo hacés para lograr esa intimidad?”, le preguntaron. “Tiempo y conversación franca para entrar en confianza y achicar distancias”, respondió “¿Pensás en los dos registros, en foto esperada por el medio y lo que querés hacer?”, le consultaron a las que Adb respondió que ambos objetivos van de la mano.

Las imágenes del fotoperiodista argentino operan entre el límite de lo esperable y lo descabellado, obligan a ver algo que va más allá de los ojos. Buscar e intentar comprender, o confrontar aquellas escenas de la humanidad que se destacan en medio de los contextos más hostiles. ¿Cómo fluye la vida cotidiana de las personas en territorios marcados por conflictos bélicos? ¿Qué ocurre alrededor de un golpe de Estado en Honduras, después de una masacre en Ucrania o durante una hiperinflación en Venezuela? Estas preguntas generan incomodidad e interpelan acerca de cómo deben –o no deben– cubrirse ese tipo de acontecimientos.

“La información está muy direccionada y lo que podemos contar es muy acotado, el gobierno ucraniano durante la guerra te llevaba en un bus a donde ellos decían que estaba la noticia”, explicó Abd. Narrar fuera del margen y mostrar a través de un eje fuera de campo se vuelve un ejercicio desafiante. Cómo comentó Tesone: “Una constante en el trabajo de Rodrigo es mezclar la violencia y la vida cotidiana, algo de eso está muy poroso en sus imágenes, en ellas siempre hay comida y esqueletos al lado”. Escenas cotidianas, actividades de supervivencia básicas se entrecruzan con lo extremo. Dentro de la selección de imágenes, una de las fotografías más ilustres retrata a dos antropólogos forenses en Guatemala almorzando a mitad de su jornada junto a dos esqueletos mitad desenterrados, un gesto cotidiano en un escenario descabellado.

La muestra de Abd intenta abrir la pregunta por la verdad: ¿Qué es lo que sucede? ¿Qué es lo real? ¿De qué forma un fotoperiodista rompe el hielo para tener contacto con el fotografiado en un contexto de vulnerabilidad? Rodrigo enfatiza en que hay que intentar pasar los límites mentales, “todo lo que nosotros tenemos en la cabeza, aquellos prejuicios que se encargan de decidir si estos son malos o buenos, si está bien o mal son paredes que solo entorpecen la libertad para fotografiar”. El tiempo, la curiosidad innata y el contacto resultan claves para acceder a otra forma de contar la historia, el lado b de la humanidad.

En un contexto saturado de imágenes impactantes que alimentan la tendencia del consumo inmediato, Desvío se detiene en lo alternativo y propone otra mirada: se aparta del acontecimiento para revelar aquello que lo rodea y persiste cuando las cámaras ya no están. En este ángulo Abd incorpora el gesto político del encuadre al fotoperiodismo. La muestra y su manera de hacer periodismo no piden respuestas concisas por parte del espectador, pero sí reflexionar con el mirar, con el contexto y con las formas de lo real. Como dijo Tesone, “no se trata de una muestra cerrada, sino abierta, que reclama una lectura activa por parte del observador”.

Desvío se puede visitar, con entrada libre y gratuita, de martes a domingo, de 13 a 20 hs. hasta el 3 de agosto, en la planta baja del espacio Arthaus Central (Bartolomé Mitre 434, CABA). Además, Abd y Tesone el 10 de julio a las 18 horas estarán dando una charla junto a Cora Gamarnik, Nicolás Pousthomis, Daniel Merle y Lucía Prieto.

Las universidades están que arden

Las universidades están que arden

Frente a la falta de respuesta la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, del secretario de Educación, Carlos Torrendell, y del subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, docentes, no docentes y estudiantes volvieron a las calles para denunciar la grave situación salarial y el congelamiento presupuestario. Exigen la aprobación de la Ley de Financiamiento Universitario.

El jueves 26 de junio se realizó una nueva marcha universitaria que partió desde la Plaza Houssay, desde allí se inició un corto trayecto que finalizó en la degradada Secretaría de Educación. Docentes universitarios y del Nivel Secundario, estudiantes y agrupaciones políticas, nucleadas en el Frente Sindical, portaron antorchas caseras como elemento simbólico para visibilizar su reclamo: recuperación de salarios, aumento de becas para estudiantes, mayor presupuesto para ciencia y tecnología, y un incremento del presupuesto para las universidades nacionales.

La impaciencia frente al vaciamiento universitario se hacía escuchar en los cánticos: “Si el presupuesto no está/ qué quilombo que se va armar/ ocupamos las calles y tomamos la facultad”. En la gestión del Gobierno de Javier Milei ya se han llevado adelante cuatro movilizaciones universitarias multisectotiales que se realizaron en diferentes momentos entre el año anterior y este, sin embargo, el reclamo sigue siendo el mismo, porque las soluciones no llegan.

Según datos analizados por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), en términos reales, el presupuesto para 2025 es un 9 por ciento inferior al del año pasado y acumula una caída del 33 por ciento desde 2023.En este sentido, el presupuesto universitario es el más bajo desde 2006 y la inversión por estudiante es la menor desde 2005.

Clara Echevalier, de la Universidad de Florencio Varela Arturo Jauretche, y secretaria general del Sindicato de Docentes de esa casa de estudios, declaró a ANCCOM: “”Estamos marchando porque el sistema universitario argentino tal cual lo conocemos, con el orgullo que es para la sociedad corre riesgo de desaparecer si sigue siendo afectado presupuestariamente”. Por su parte, Ricardo Aguirre, quien trabajó en la escuela preuniversitaria Carlos Pellegrini durante 30 años, sumó que se moviliza por el bajo nivel salarial de los docentes y el achicamiento de la infraestructura.

Iluminada por la luz de una vela, Dylan Angolosia, estudiante en arte de la escritura de la UNA y presidenta del centro de estudiantes reflexionó: “Un docente es un profesional que se formó y te está enseñando a ser un profesional, pero más allá de eso, la paga que les dan refleja en la calidad de la clase que te pueden impartir”. Por otro lado, la estudiante le recrimina a los legisladores su último aumento del sueldo: “¡A nueve palos y medio!” Ese dinero deberían dirigirlo al pueblo”.

Hasta el momento, los sindicatos universitarios no han sido escuchados, ya que desde diciembre 2023 hasta abril del 2025, la inflación medida creció un 204,8%, mientras que el aumento de sueldos del sector fue del 90,4%. Al reclamo por las condiciones salariales, de infraestructura y presupuesto, ayer también se sumó la exigencia de la aprobación de la Ley de Financiamiento Universitario. La movilización, además, estuvo acompañada por un paro de 48 horas que finalizará este viernes, convocado por Conadu, Conadu Histórica, Fagdut y CTERA.

“El presupuesto se tiene que conquistar en las calles”, aseguró Lula Wallman, secretaria del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) en representación de las agrupaciones La Fuga y Ya Basta. “No creemos que esto se vaya a resolver en el Congreso –agregó-, donde sabemos que hay proyectos de ley en danza. Este es el Congreso donde sale lo que Milei quiere y lo que no, y Milei lo veta. Así que la confianza está en las calles y no en las instituciones”, agregó.

Néstor Di Milia, profesor del Colegio Nacional de Buenos Aires y secretario gremial de la AGDUBA, explicó que en la actualidad hay miles de docentes renunciando a sus cargos “porque no les alcanza para vivir y buscan otra salida económica y eso trae como perjuicio hacia el futuro la calidad de las universidades argentinas”. En cuanto a los próximos planes, el gremialista expresó que se realizarán, como se viene haciendo, actividades de visibilización de los reclamos hacia adentro de las universidades y de los colegios preuniversitarios.

La marcha de antorchas no ocurrió solo en la Ciudad de Buenos Aires, se replicó en otras ciudades con la intención de que la llama se expanda para que el reclamo por una educación digna y de calidad sea visto por toda la sociedad y en el Congreso de la Nación que aún adeuda la sanción de una ley que la garantice.