¿Por qué el discurso machista otorga votos?

¿Por qué el discurso machista otorga votos?

Javier Milei abreva gran parte de sus votos en los jóvenes varones con un discurso antifeminista. ¿Es un movimiento de reacción ante la efervescencia de la marea verde?

En los últimos diez años, en nuestro país y en toda Latinoamerica, la ola feminista se constituyó en uno de los movimientos más potentes con más impacto para las sociedades. Cuestiones como la desigualdad de la brecha salarial entre hombres y mujeres, la legalización del aborto y las protestas ante los femicidios fueron las principales demandas de la agenda feminista. Escuelas, lugares de trabajo, transporte público, la calle, las camas: en todos los espacios hubo un reacomodamiento de hábitos instalados que requirieron nuevos equilibrios.

Teniendo en cuenta las transformaciones y las luchas que produjo el feminismo durante todos estos años, en ¿cómo impactó el avance del movimiento feminista en los votos de un candidato que hace campaña explícita con manifestaciones machistas?

“Esta revolución no solo tiene lugar en las calles y en las pancartas, sino también en las camas”, explica Mariela Singer, licenciada en Ciencias de la Comunicación en la UBA y Directora del Programa de Actualización en Cuerpo, Comunicación, Estética y Política. La licenciada explica cómo frente a un proceso de rupturas sociales se modifican todas las relaciones de la sociedad, incluso las más íntimas y personales. Debido a esto, plantea, es esperable una reacción frente a estas luchas y transformaciones que muchas veces descolocan a quienes se rehúsan a repensar sus actitudes.

“No me parece correcto responsabilizar a los feminismos por los votos de Milei”, aclara Singer y agrega que no se puede señalar a los movimientos sociales por las fracciones conservadoras que puedan surgir. Como ella explica, no hay fórmulas universales sino estrategias específicas en cada contexto histórico social. En este sentido, considera que las luchas políticas valen la pena y es importante llevarlas adelante.

El conservadurismo no es novedad

“El asunto de los candidatos con propuestas ultraderechas y conservadoras no es local sino global y se viene planteando desde hace más de diez años”, aclara la socióloga, feminista, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, María Alicia Gutiérrez. “No tienen problema con el feminismo sino con las políticas de la corporalidad, con derechos relacionados a la decisión, la autonomía y la libertad de los proyectos de vida”.

En este sentido, la investigadora feminista aclara que la novedad está en la utilización de las estrategias de expansión política que hoy están vinculadas a la influencia de las redes sociales. Las plataformas digitales han tenido un lugar de suma importancia en la transmisión de discursos políticos que interpelan directamente las emociones de quienes reciben ese mensaje en sus celulares.

En el partido de la Libertad Avanza, el uso de las redes sociales y principalmente de la plataforma de Tik Tok tuvo una relevancia muy llamativa. Iñaki Gutiérrez, un veinteañero identificado con la ultraderecha es el actual encargado de las redes sociales del partido y quien identificó elementos clave para el discurso de Milei que interpeló a los jóvenes.

Los números dan cuenta de ello: el informe «Juventudes, política y cultura« revela que el 40% de los jóvenes varones considera a Javier Milei como el candidato que mejor puede representar sus intereses, mientras que del lado de las mujeres solo un 12% coincide con ellos.

Para Maria Alicia Gutierrez, “El feminismo pone en cuestionamiento el modelo hegemónico capitalista y heteropatriarcal, y tuvo una expansión global. Eso claramente asustó. Es un movimiento social que plantea una disputa política general, que está repensando la reproducción social de la vida, el eje central de la organización del mundo”.

Queda en claro, entonces, que grandes cambios implican grandes reacciones y esto se refleja en el cuestionamiento de la derecha de los aspectos vitales sobre la organización de la sociedad. La especialista en antropología y co-coordinadora del proyecto CITRA, Gabriela Llamosas, adhiere a esta idea y aclara que “la oleada feminista ha logrado conquistar e institucionalizar demandas y esto involucra una contra movilización sobre estos avances, y gran cantidad de jóvenes especialmente varones se sienten atraídos por discursos que desprecian estas transformaciones”.

Escraches y masculinidades

El feminismo planteó distintas metodologías para producir un cambio rápido en la sociedad. Sobre todo, permitió que voces que antes no tenían un lugar dentro de la sociedad, hoy puedan ser escuchadas y que se generen nuevas formas de gestionar conflictos antes invisibilizados. Sin embargo, el camino no siempre es claro y hubo decisiones que fueron adoptadas, luego cuestionadas y debatidas internamente. Un ejemplo son los escraches.

“Cuando hablamos de feminismos en plural estamos hablando de distintas posturas dentro del feminismo. Los escraches fueron un gran tema en cuanto a las diferentes perspectivas que incorporaron los feminismos y que interfieren muy fuertemente en la relación con los adolescentes varones y el feminismo”, explica Mariela Singer.

Los escraches se multiplicaron en un momento en muchas escuelas, por ejemplo, y terminaron aislando o forzando a cambiar de institución a chicos que tal vez habían cometido un error o estaban dispuestos a reconsiderar su accionar. Por eso, se abrió un debate al interior del feminismo que contemple la complejidad de cada situación. Por ejemplo, un trabajador de Kentucky echó a dos mujeres que se besaron en el local. En protesta, se realizó una manifestación colectiva en la puerta del local repudiando el hecho; el dueño salió a explicar que ya habían echado al trabajador. Frente a esto ,los manifestantes reclamaron que lo vuelvan a incorporar porque no se había entendido lo que plantean los feminismos.

Como explica Singer, “El feminismo no es disociar la cuestión de género, de la cuestión de clase, de la cuestión del trabajo. En el feminismo se integran todas las cuestiones de la vida. Por eso es importante pensar cada caso concreto con sus consecuencias y responsabilidades” y agrega: «Yo estoy de acuerdo en los escraches cuando ya no quedó otra solución. O sea no estoy de acuerdo con los escraches como primera instancia, si antes no hubo un diálogo, sino hubo una posibilidad de transformación. Lo asumo como última medida cuando todo lo demás no funcionó, dependiendo los casos obviamente”.

Juventud y movilización política

Una cuestión que suele escucharse diariamente es que los jóvenes se volvieron “apolíticos”, que nada parece conmoverlos para que se movilicen políticamente y generen espacios sociales donde se incentive el debate y la lucha por sus derechos. Ante este prejuicio, las investigadoras explican el porqué de esta ausencia de formación política.

“En la pandemia los adolescentes sufrieron una falta de espacio de escuela en términos de socialización y contención con sus vínculos adultos referentes como lo son los docentes”, explica Llamosas. Esta ausencia de socialización se relaciona con los modos en los que se relacionan los jóvenes en la actualidad: “En muchos casos no es que los jóvenes no participen en la política, sino que no hay muchas instancias de participación tradicional como lo comunitario y lo barrial, sino que hay una militancia política desde espacios como el ciberactivismo”.

Gutiérrez coincide con esta postura: “La situación particular de Argentina, marcada por la crisis y las dificultades, junto con la influencia de la pandemia en la vida de los jóvenes, produjeron una crisis sumamente profunda que afectó a toda la ciudadanía, especialmente a los jóvenes. Esta crisis está relacionada con problemas en el sistema capitalista y la economía, generando una sensación de incertidumbre sobre el futuro. En este contexto, los jóvenes, si bien no tienen grandes proyectos, tienen la inclinación a rebelarse. Como en la década de los setenta y Milei aparece para romper con todo lo constituido”.

La pandemia, la digitalización y el feminismo han sido fenómenos de alto impacto que transformaron nuestro contexto sociopolítico. En este escenario, el crecimiento de los partidos de ultraderecha no son una novedad ante situaciones de transformación y cambio social. También es importante entender que el feminismo nunca se desmovilizó políticamente y que sigue manifestando sus derechos y reclamos, como fue el pasado 28 de septiembre donde se convocó a participar en las calles para seguir repensando la vida en sociedad.

 

 

 

Bariloche, territorio mapuche y feminista

Bariloche, territorio mapuche y feminista

El 36º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, busca unificar al movimiento feminista bajo una misma consigna: la visibilización de los reclamos de la comunidad mapuche.

El 14, 15 y 16 de este mes se realizará en Bariloche un nuevo Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Se estima que unas 100 mil personas se distribuirán en escuelas, clubes y otros lugares de la ciudad turística rionegrina para debatir, como cada octubre desde 1986, la agenda feminista.

El año pasado, este evento masivo se dividió en dos por primera vez, por un lado el Encuentro Nacional de Mujeres y por el otro el Encuentro que contemplaba la plurinacionalidad y a las disidencias. Ambos tuvieron lugar en San Luis, pero este último logró convocar a más gente y llevarse a cabo en octubre, su mes histórico. 

Tras el violento desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi, por parte del Comando Unificado de Fuerzas Federales de Seguridad que detuvo a siete mujeres y niños mapuches, las Comisiones Organizadoras de los dos Encuentros acordaron unificarse y establecer a Bariloche como su próxima sede.

Para Moira Millán, weychafe mapuche –”guerrera” en idioma mapudungun– y coordinadora del Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir, esta decisión implicó saldar las diferencias en torno a la nomenclatura y a la representatividad del Encuentro que tiene una larga historia: “Ganó una fuerza aglutinante y emergente en favor del reconocimiento de la plurinacionalidad y de la diversidad frente a un modelo de país racista, homofóbico y odiante que cree en los privilegios de ciertos sectores y desdeña el derecho de los demás”, sostiene en diálogo con ANCCOM.

La weychafe mapuche, en el Encuentro de 2016 en Rosario, fue quien instaló en el debate feminista la necesidad de hacerlo plurinacional: “Se me ocurrió plantear esta discusión para que tanto los derechos lingüísticos indígenas como nuestra mirada esté incluida de manera transversal en todos los temas y no únicamente en un taller sobre mujeres originarias”. Dos años después, cuando se resuelve hacerlo en Chubut –su provincia natal–, junto a sus compañeras del Movimiento por el Buen Vivir, inician la campaña “Nos Queremos Plurinacional” a la que otros colectivos también adhirieron.

Estos posicionamientos despertaron la respuesta de muchos sectores de la sociedad, el rechazo al cambio de la nomenclatura en el Encuentro de 2019 y la consecuente división el año pasado. “A partir de esa campaña nos dimos cuenta que la verdadera grieta en Argentina es el racismo”, explica Millán, quien remarca el cambio sustancial que provocó la elección de Bariloche como sede: “Esa respuesta de abrazarnos y decir ´vamos al territorio mapuche, vamos a Bariloche´, es una expresión más de cómo la participación de las mujeres indígenas se convirtió en una fuerza instituyente de agenda de los pueblos”.

Millán considera que uno de los desafíos radica en trasladar esta transformación sustancial a otros espacios del pueblo argentino donde la mirada plurinacional todavía no tiene lugar: a los partidos políticos, a las propuestas de los candidatos y principalmente a las políticas de Estado de los distintos gobiernos. Desde el espacio del Encuentro, subraya, nacen reclamos que terminan definiendo la agenda política y menciona el caso del aborto y del matrimonio igualitario como ejemplos.

Otro rasgo distintivo que hace de este Encuentro particular y diferente a otros, es el hecho de que se realice la semana previa a las elecciones presidenciales. “El verdadero debate, la verdadera disputa de las agendas de gobernabilidad que queremos nosotras, se va a dirimir en este espacio”, afirma Millán.

Lilen Gallo, militante feminista del Frente Patria Grande y parte de la Comision Organizadora del 36º Encuentro, también destaca la importancia del contexto electoral: “Estamos en uno de los momentos más importantes de la política argentina y está todo en juego, así que desde la militancia tenemos la tarea de llevar esta discusión al Encuentro”, señala a ANCCOM

La participación de las comunidades originarias contribuye a su visibilización como sujetos y actores sociales frente a un intento constante de negarles sus territorios, perseguirlos, desalojarlos y relegarlos a la marginalización. Gallo cuenta que a partir del Encuentro de Chaco y después con el de Trelew, “le cayó la ficha” sobre la fuerte presencia de este sector social en la escena pública y que por eso le sorprendió lo sucedido el año pasado dentro del movimiento: “Me pareció llamativo que se haya partido el Encuentro, porque para mí algo maravilloso que tiene el movimiento feminista es que, a pesar de todas las diferencias, reúne un arco muy amplio de organizaciones, de espacios, de personas y tiene un foco común muy claro”.

En relación a esta experiencia pasada, resalta el trabajo en conjunto que se hace este año junto a las comunidades mapuches: “Vamos a poder pensarnos desde otras maneras de habitar la tierra que son más viejas de las que nos enseñaron. Este Encuentro puede ser transformador en el avance de muchas discusiones”.

El 36º Encuentro Plurinacional de  Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries marca una presencia también global. “Somos una gran vidriera de todas las experiencias de resistencia y por eso muchas mujeres de todas partes del mundo van a participar en nuestro espacio en Bariloche. Este es el principio de un camino hacia la plurinacionalidad”, concluye Moira Millán.

Reconocimiento y reparación

Reconocimiento y reparación

La comunidad travesti-trans realizó una sentada frente al Congreso de la Nación para exigir la aprobación de la Ley de Reparación que les otorgaría una pensión por las históricas vulneraciones a sus derechos.

A las 10.30 Congreso se mueve igual que siempre: bocinazos, autos, citybus turísticos y varios idiomas resonando por el aire. Históricas Argentinas convocó a una sentada este jueves 5 de octubre. En la vereda de Rivadavia, Marcela y Mónica cuchichean. Las dos rondan los 50 años, pero eso en la comunidad trans las hace “adultas mayores”. Entre ellas hay un parlante alto y un micrófono inalámbrico.

– Podríamos ir más a la esquina y nos ponemos con el Tercer Malón de la Paz, así somos más – dice entre risas Mónica-. Muchas no podían venir hoy porque están trabajando.

Desde Entre Ríos llegan cuatro personas más. Mónica se agacha con sus piernas flacas y agarra la bandera: “Las Históricas Argentinas – Travestis trans sobrevivientes ¡Ley de Reparación Histórica ya!”. La pegan en una de las paredes del Congreso. Ahora, Mónica y Marcela se paran con más firmeza.

Marcela, vestida toda de negro salvo por un pañuelo fucsia, toma el micrófono: “Necesitamos la reparación hoy porque nos estamos muriendo, gracias a un Estado inexacto. Necesitamos que den a conocer los resultados del Reconocer y Reparar porque estamos hartas de esperar. El Estado tiene que repararnos. No nos vamos a mover hasta tener una respuesta”.

El proyecto de ley entró a Diputados en 2021 y se aprobó en la comisión de Mujeres y Diversidad, pero todavía falta que se debata en otras comisiones, como la de Finanzas. La ley crea una pensión para las personas trans argentinas que les asegure una vejez digna y repare las sistemáticas violaciones de derechos humanos que sufre este colectivo. Desde 2018, con la Ley Integral de Acceso a los Derechos para las Personas Trans, el Estado lo reconoce como en situación de vulnerabilidad.

Ummis, de unos 30 años y un pelo rubio impecable, graba un vídeo para convocar a más gente: “¿Hasta cuándo hay que esperar y hasta cuándo nuestra comunidad trans tiene que padecer? Hoy más que nunca nuestras compañeras adultas mayores nos necesitan y tenemos que alzar la voz”.

Mónica da vuelta un cartel y acerca una lapicera: “Firmá, dale. Que quede guardado en la historia que hoy estuvimos acá. No nos tenemos que olvidar nunca más porque ahora es ahora”. Desde la muerte de algunas compañeras, realza el presente: “nosotras somos sobrevivientes. No fuimos a Malvinas, pero también somos excombatientes de la sociedad, de la persecución en dictadura y en democracia”. La última vez que detuvieron a Marcela por una contravención fue en 2002: tenía unas fotos de desnudo artístico en la cartera y la encarcelaron una semana para que dé explicaciones.

Las cirugías hechas con aceite de avión y silicona, con el tiempo, son dolorosas. “Mi cuerpo la aceptó bien, pero el de algunas compañeras no. La ciencia avanzó mucho, pero muchas quedaron en el camino”, dice Mónica con la mirada perdida hacia el final de Av. Rivadavia. Durante y después de la pandemia, muchas compañeras intentaron suicidarse. Para ella, es por el estigma y el haber crecido y transicionado con miedo.

Alejandro, de más de 50 años, estuvo en transición toda su vida, pero desde hace cuatro meses está adecuando su cuerpo a su identidad. “En los 90 iba a las marchas con máscara para que las familias no nos reconozcan en los medios. Voy a llegar a los 80 porque hice el cambio de grande, pero la mayoría de las compañeras no está en la misma situación” comenta Mariana, una mujer rubia de sonrisa amplia.

Dos policías de la Federal se acercan con una oficial de la ciudad. Euge, una de las organizadoras, les da el documento mientras dice: “Aviso que si somos más cortamos la calle”. La gente que pasa por Rivadavia mira con asombro y con una risa que tiene más de 35 años de expectativa de vida. Desde la puerta lateral del Congreso otros policías miran de costado.

Cerca de las 12, las compañeras empezaron a gritar “¡La Reina! Llegó nuestra presidenta”: Marlene Wayar cruza Rivadavia en diagonal. Ya había cerca de 20 personas. Luana, mucho más petisa que sus compañeras, viene con la fuerza de un remolino. Vuelven a encender el micrófono: “Vecinos, vecinas no sean indiferentes se mata a las travestis delante de la gente. Acá estamos la última generación de travestis-trans, reivindicando la lucha de Lohana Berkins y Diana Sacayán”. El aplauso de sus compañeras la hace detenerse.

Mónica se acerca dulcemente y le toca el antebrazo, felicitándola “Muy bien. Con furia porque sino, no nos escuchan”. Marlene empieza a llamar a todas a la sombra: “Dos minutitos. Hagamos una asamblea”. Propone acercarse y dar apoyo al Tercer Malón de la Paz. Mónica asiente levemente con la cabeza. Luana recuerda con vigor que la actividad es una sentada: hay que sentarse en la puerta de las oficinas cinco minutos simbólicamente. El acuerdo es inmediato.

En la esquina de Rivadavia y Entre Ríos confluye más gente. El Tercer Malón de la Paz no esperaba eso en la jornada: con ojos incrédulos miran a las personas que se acercan, Marlene les da la mano. Uno de ellos agradece la presencia y tras cantar juntos, dice: “Todos somos humanos, todos somos hermanos. Voy a bendecir a todos los presentes”. El semáforo cambia y se produce un embotellamiento: un chino que vende helados en bicicleta queda en la mismísima esquina con cara de desconcierto. Él tampoco se esperaba ver travas y jujeños sahumando e invocando a la Madre Tierra.

El grupo trans cruza la calle y se dirige a las oficinas. Mariana sostiene la bandera de un lado y mira preocupada hacia los costados. Los federales miran con desagrado, pero se quedan en la puerta. Las Históricas se sientan y empiezan a cantar: “Olé, olé, olá, para las travas Reparación”. A diferencia de las otras personas que pasan apuradas, una señora cis las mira a los ojos. Las aplaude sin detener sus pasos, les sonríe y entra a las oficinas. Las travas sonríen sorprendidas. Con timidez, un chico de 25 años y una mujer de 30 se unen a los cantos. La comunidad trans no está sola y, en estas décadas, se saben sujetas de derechos.

Las voces de la marcha #28S

Las voces de la marcha #28S

El 28 de septiembre es el día de acción global por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito. En este marco, y a dos años de la sanción de la ley, los feminismos volvieron a salir a las calles y reclamaron que “la libertad es nuestra”

Las voces de la marcha realizada el jueves 28 de septiembre convocada por los movimientos feministas.

por Producción: Laura Alcaraz, Marina Ampuero y Eliana Rossi

Más voces del #28S - Segunda parte

por Producción: Laura Alcaraz, Marina Ampuero y Eliana Rossi

La marea verde volvió a subir

La marea verde volvió a subir

Con una marcha masiva de Plaza de Mayo a Congreso, el movimiento feminista recuperó las calles en defensa de los derechos logrados, y ante la amenaza que representa un eventual gobierno de la derecha.

Colores estridentes, brillos en las caras y bailes exagerados vistieron de festividad la Avenida de Mayo y el Congreso de la Nación en el Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Miles de mujeres y disidencias decidieron ocupar las calles, -su lugar de lucha- para hacer visible su descontento ante los resultados de las PASO y enfrentar de forma conjunta la amenaza de Javier Milei al poder. 

La convocatoria de este 28 de septiembre hizo que Buenos Aires, después de una pandemia que redujo los números en movilizaciones feministas y un silencio como nunca antes visto, se vuelva a pintar de verde: colgados en las mochilas, en la cabeza como vinchas, en el cuello como una bufanda o flameando por los aires. En cualquier lado que se mirase, la ciudad porteña contaba con un pañuelo abortista. 

“Si avanzó tanto la reacción patriarcal, si avanzó tanto el ajuste principalmente para las mujeres, es porque abandonamos las calles y eso no puede volver a pasar. Hay que mostrar que cuando nos movilizamos somos imparables” explica Myriam Bregman, candidata a presidenta por Frente de Izquierda por los Trabajadores – Unidad y dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).

El lema principal de la movilización pedía por el cumplimiento de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en todo el país, la ESI, las vidas dignas e ir contra las derechas, el ajuste y el FMI.

Las veredas, los edificios y los lugares de comida se llenaron de afiches con la palabra libertad. Había una diferencia: las feministas hicieron que el término se apropiase de ellas, sus cuerpos y voces para gritar bien fuerte y todas juntas: “¡La libertad es nuestra!”

“Libertad es que tu vieja haya podido jubilarse”, se lee en uno de los carteles que se entremezclan con la multitud; “Libertad es que la educación siga siendo laica, pública y gratuita”, “Libertad es que el 80% de las infancias que sufrieron abusos, pudieron contarlo gracias a la ESI”. 

“Denunciamos que quienes quieren cerrar el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades buscan avanzar en una censura contra nuestros derechos. Reclamamos más presupuesto para la implementación de políticas de género efectivas”, expresa una integrante del Movimiento Ni Una Menos, en contraposición a la idea de Javier Milei acerca de cerrar ministerios, incluidos el de mujeres,  derogar el derecho al aborto y evitar la implementacion de la ESI en las escuelas. 

Detrás de cientos de tambores, murgas y coreografías, se desprendía una alegría compartida: volver todas juntas a la calle. Miradas cómplices, sonrisas de oreja a oreja, bailes al compás de la música y mates de por medio. Mujeres con sus hijos e hijas, jóvenes entre amigas o “La revolución de las viejas” como se hacían llamar un grupo de mujeres adultas. Todas ellas tenían algo en común y era ese brillo en los ojos que denotaba la emoción de reencontrarse con sus compañeras para aferrarse a sus derechos conquistados. 

“Exigimos el acceso pleno a la interrupción voluntaria del embarazo en todo el sistema de salud privado y público. Por un aborto cuidado, libre de violencias y obstaculizaciones”, reclama la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, encabezada por la presencia de Nina Brugo, una pionera del movimiento y declarada Personalidad Destacada los Derechos Humanos por la Legislatura porteña. 

Con el bajar del sol, llegaron las bebidas, los choripanes y las ronditas en el medio de la calle. Si no eran brillos, eran vinchas de flores, pelucas o máscaras que formaban un ambiente festivo, de alegría y tranquilidad. Con un par de conos y una pelota, se armó un partido de fútbol y se sumaba quien quería, en el medio de Avenida de Mayo.  

Exponiendo los pañuelos al aire y en un grito unánime, tan fuerte que erizaba los vellos del cuerpo y retumbaba en el corazón de las presentes, se repitió la consigna que hizo nacer a la Campaña del Aborto Legal, Seguro y Gratuito: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Como si fuera un ritual, hicieron sonar sus bocas como indias y resonaron en todo el Congreso de la Nación bajo la luna llena del jueves.

Las voces de la marcha en el micrófono de ANCCOM Podcast.

Las voces de la marcha realizada el jueves 28 de septiembre convocada por los movimientos feministas.

por Producción: Laura Alcaraz, Marina Ampuero y Eliana Rossi

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

Diana Zurco es la primera presentadora trans del noticiero central de la TV Pública. Su recorrido profesional, los obstáculos que debió saltar y su mirada sobre el periodismo actual.

¿A qué edad empezó su carrera como periodista? ¿Qué cosas no negocia para ser ella misma? ¿Qué opina sobre el periodismo actual? De estos y otros temas habló Diana Zurco, la primera mujer trans egresada del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y, desde 2020, una de las presentadoras del noticiero central de la TV Pública de Argentina.

Diana Zurco se muestra amable y atenta durante la entrevista con ANCCOM aunque distintos compromisos reclaman constantemente su atención. Zurco nació en Hurlingham en 1980. En diciembre de 2014 se recibió de locutora en el ISER, dos años después de la sanction de Ley de Identidad de Género en Argentina. Inició su carrera en medios como locutora de Radio Ciudad AM 1110.

 

¿Quién o qué te impulsó a estudiar en el ISER?

En el colegio, desde la primaria, me di cuenta que ciertas aptitudes ya venían conmigo. Pero en ese tiempo estudiaba en un colegio católico binario, estereotipado… pensá que estoy hablando de hace más de treinta años. En ese contexto era imposible imaginarse una nena trans. Me sacaba buenas notas en expresión oral y escrita: en eso me destacaba. Esas aptitudes no fueron impulsadas y motivadas por nadie. Mi padre es de Misiones y mi madre de Salta: ninguno de ellos tuvo la posibilidad de hacer una carrera. Ni siquiera terminaron el secundario. No tenían las herramientas para apoyarme o estimularme y eso es lo que más me faltó. Tuvieron una crianza severa, de campo, y orígenes estructurados. Pero los valores de trabajo, respeto hacia el otro, de ser consciente de que me puedo equivocar, que me enseñaron mis padres no los negocio.

 

¿Tenés claro el punto inicial de tu carrera profesional?

Sí, a los doce años se me ocurrió grabar un saludo para el Día de la Madre en un cassette que había comprado mi mamá. Junto a mis dos hermanos menores le hicimos un saludo cortito. Todo muy rústico. Esto fue en el año 91 o 92. En ese tiempo algo pasaba por mi cabeza, por mis deseos. Ya entrando a la adolescencia escuchaba mucha radio. En el 93 mi mamá me regaló un centro musical y para mí era como la NASA, comparado con el grabador anterior. Es ahí que me grababa, jugaba a hacer radio, presentar temas, publicidades, un musical, a veces, hasta sin micrófono. En ese momento iba más por la parte artística y la publicidad, pero todo esto se me ocurría sin una referencia cercana o familiar. Creo importante el hecho de jugar a lo que me gustaba. Me escondía porque aún no era Diana y mi voz era atípica para la de un varón. En tercero y cuarto año de secundaría jugaba a hacer las voces de las locutoras de Cadena 100. Todas esas locutoras me inspiraban y con mis compañeros jugábamos a hacer publicidades. Pero tenía mucho temor a desenvolverme libremente por el miedo al rechazo, todavía era un chico que iba al secundario: ni pensaba que iba a ser una locutora y mujer trans.

¿A qué edad comienza tu autopercepción como mujer trans?

Fue a los 18 años. En ese momento no pensaba en estudiar porque en mi cabeza tenía el tema de mi identidad de género que se estaba construyendo y tomando forma física. Por eso se pospuso mi sueño: de hecho, lo había desechado. A los 21 años tuve mi primer trabajo en una cadena de peluquerías muy grande. Sabía que las mujeres trans somos discriminadas y como opciones de trabajo tenemos la prostitución. Por suerte mi viejo no me echó a la calle y tener techo y comida ya me cambiaba la vida…mirá lo que te estoy diciendo. Es que en muchas provincias del país se da con frecuencia que las mujeres trans son expulsadas de sus casas. Se vienen a las grandes ciudades y sufren en la calle por su condición de género.

 

¿Pensaste en la opción de la prostitución?

Sí. Ya pensaba en este fantasma de la calle. Eso fue hace más de 20 años. No había leyes de igualdad de género, no había cupo laboral trans, ni matrimonio igualitario ganados gracias al activismo y la militancia. La calle nos ronda a las mujeres trans, pero un amigo me dijo, “Yo estudio para colorista, ¿Por qué no probás?”. Por los consejos de este amigo, estudié para asistente en peluquerías. Lavaba la cabeza a las clientas. Pero, en realidad, no quería trabajar en peluquerías. Sentía que no era lo mío. En ese momento se venía dando una maduración mental en mí y, como digo siempre, “Los tiempos tienen sus tiempos”. Cada tiempo marca algo y tiene una coyuntura alrededor; pasan cosas que se tienen que vivir y hay que crecer. A esa edad no tenía ni las herramientas psíquicas ni emocionales para poder decir “Voy al ISER aunque me rechacen”.

 

¿Cómo es que decidís estudiar locución en el ISER?

Finalizando el secundario escuché sobre el instituto pero empecé a estudiar a los 32 años. Se decía que los aspirantes eran muchos y sólo había un cupo de cerca de 60 personas por año. Encima yo con mis temas de identidad, pensaba que sería imposible. Pero atravesé distintos cambios y ya de más grande empecé con el instituto.

¿Qué pensás de los derechos de género adquiridos?

Los tenemos ganados gracias al activismo y la militancia en coordinación y articulación con la política. Se fue dando así porque nuestro colectivo LGTB o Comunidad trans entendió que el camino era por ese lado: unirnos de manera colectiva y articular con el estamento político. Ahí se empezaron a lograr las leyes y no creo que nos hayan regalado nada. Fue militado, trabajado y por eso no le atribuyo a ningún gobierno. Un grupo político apoyó más que otro, eso sin duda, pero la militancia viene desde los años 70 y 80, por mujeres trans que dieron la vida al alzar la voz por nuestros derechos; y eso no se puede negar.

 

¿Creés que ha sido estigmatizada la comunidad trans?

Quien lea nuestra historia LGTB sabrá que el primero en alzar la voz por los derechos de nuestra comunidad fue Carlos Jáuregui, el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) entre 1984 y 1987. Esta etapa está muy vinculada a los derechos de las personas con HIV. En ese tiempo estaba muy asociado con nuestra comunidad. Si no se hubiese alzado la voz para pelear porque había injusticias y desigualdades no se hubiesen abierto los caminos y hoy nos incorporamos nuevos y nuevas referentes. También nos estigmatizan con que somos anti-familia. Yo no me considero de esa manera. Creo que a veces tengo más valores que alguien heterosexual que discrimina. La miseria está en el ser humano, no en el género o una orientación sexual.

 

¿Qué pensas en relación a los medios y la televisión?

Este ambiente, a veces, no es tan simple. El paisaje se vuelve un poco turbio y difícil. Hay bemoles en el ambiente de la comunicación, porque se entrecruzan energías, complejidades internas del trabajo y la política. Hay normativas, hay sindicatos, decisiones, formas de proceder, caracteres que se cruzan, convenios; entonces, hay una serie de cosas que hace que tu vida laboral se desarrolle de una manera u otra. No es lo mismo trabajar en medios privados que en medios públicos. No he trabajado para medios privados, pero sí conozco muchos colegas y sé que la forma de trabajar en un ambiente privado suele ser más difícil porque se manejan con otros procederes. Quizás hay más abuso por parte de las patronales o empresas más grandes. Colegas periodistas que dicen: “Me conviene no hablar porque compromete mi trabajo y me castigan, me frizan, me apagan y dejan en una oficina”. Estas cosas todavía siguen pasando. Sigue habiendo maltrato laboral y qué decir de los micromaltratos que se van sumando y te tiran más para abajo que para adelante como trabajador.

Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe que hablamos desde un escritorio y creemos que el universo social pasa por ese microclima.

Diana Zurco

Considerando que hace poco fueron las elecciones, ¿cómo ves el resultado de las PASO?

Pienso que la cabeza social que hace que voten a un candidato que trae un discurso de odio, de negacionismo, de bajar una agenda de derechos ganados, no es casual. Está más allá de la coyuntura económica o de que hubo un voto castigo; es el reflejo de un hartazgo, una desilusión con la clase dirigente política. Ahora hay una reflexión, un llamado a la conciencia sobre por qué atrapa un discurso que trae toda esta visión de recortar derechos adquiridos. Creo que debemos proponernos mirar más desde la empatía y qué le sucede al otro que tenemos en el entorno. Ver las carencias y fallas sociales como la inseguridad, la inflación, la economía, el odio, la intolerancia. Hablo de los medios. Tenemos que ver quienes nos hablan y desde dónde nos hablan. Hay que poner en práctica la observación crítica de qué es lo que viene de uno y qué nos metieron de manera arbitraria.

 

En relación al contexto que se está viviendo ¿qué pensás sobre el periodismo actual?

El periodismo desde hace un tiempo no intenta ser parte de las soluciones. Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe, se ve esto de trabajar en un microclima donde hablamos desde un escritorio, desde un estudio de televisión, con un micrófono o una cámara y creemos que el universo social pasa por ese microclima. Eso se ve en la charla de la gente. No es de ahora este periodismo guiado por intereses más que por un ejercicio de la profesión. Me parece que hay que retomar ese rumbo de un periodismo con responsabilidad, de soluciones, de construcción social; que comunique lo menos contaminado posible. Desde ese lado miro el periodismo. El desafío está en si comunicamos para la sociedad o si el periodismo busca congraciarse con el poder.  

 

A los jóvenes que se sienten sin metas, sin proyectos, ¿qué le dirías?

Que yo en un momento también estuve abatida por la depresión y hasta pensé que el camino era pasar a otro plano. Pero un día dije: “Tengo estos sueños, tengo estos componentes, estas pequeñas herramientas cerca de mí y, ¿si me animo?”. Y así fue. Pero mi fuerza de carácter y de personalidad no tienen por qué ser la de todos. Quizás podemos ser fuente de inspiración y llevar una palabra de ayuda. Hablo desde ese lugar, después cada uno tiene que hacer su camino. Si una persona tiene la pierna lastimada, puedo ayudarlo, pero no puedo caminar por esa persona. En todo caso les diría que nunca abandonen sus sueños y, si pueden, que busquen ayuda o referencias para saber si con eso pueden hacer algo. Mi fe y esperanza está en los jóvenes y se interesan por causas justas. Para que se den los cambios, hay que militar, activar y alzar la voz. Falta mucho por aprender.