La adolescente de 16 años había desaparecido en Río Negro en el trayecto que se paraba su escuela de su casa. Seis meses después se encontró su cuerpo. Ahora hay cuatro imputados.
En el fuero penal de Cipolletti dio comienzo el juicio por el secuestro y asesinato de Otoño Uriarte, ocurrido hace 18 años en la localidad rionegrina de Fernández Oro. La joven de 16 años fue vista por última vez con vida en el Puente de la Viña el 23 de octubre de 2006, cuando iba camino a su hogar, luego de finalizar su día escolar en el Centro Educación Media 14 donde practicaba voley. Otoño estuvo desaparecida hasta que se encontró su cuerpo sin vida el 24 de abril de 2007 en la usina de la zona conocida como El Treinta. Cuatro imputados están en el banquillo por este caso, que no está caratulado como femicidio porque esa figura fue incorporada a posteriori en el Código Penal, pero que fue un caso muy resonante en la provincia.
Con cuatro audiencias hasta la fecha, se prevé un juicio con 90 testigos hasta el 9 de diciembre, con cuatro imputados como autores materiales del crimen: Ángel Germán Antilaf, José Hiram Jafri, Ricardo Néstor Cau y Maximiliano Manuel Lago. Forman parte del tribunal que los juzgará María Florencia Caruso Martín, Juan Pedro Puntel y Amorina Liliana Sánchez Merlo. La Fiscalía se encuentra representada por Teresa Giuffrida y la querella por la abogada Gabriela Prokopiw, en nombre de la familia Uriarte.
La bicicleta de Otoño había sido robada el día de su desaparición, lo que la obligó a volver a pie a su casa. El trayecto de dos kilómetros a su hogar tenía en su recorrido la vivienda de Néstor Cau, uno de los acusados. Según el círculo íntimo de Otoño, ella les había comentado que Cau, cuya hermana estudiaba en el mismo colegio, le gritaba obscenidades cada vez que pasaba, situación que la agobiaba.
“Se fue con un noviecito” y “no se llevó ni el documento” eran algunos de los comentarios que el entonces subjefe de la Policía, Víctor Cufré, hacía cuando le preguntaban por el paradero de la joven desaparecida. Por aquel momento, Cufré lideraba la búsqueda junto con policías de la Brigada de Cipolletti y miembros de la Comisaría 26. Sin embargo, con el pasar de los días, la falta de noticias sobre Otoño continuaba. Además, los perros policías no lograban encontrar rastros de la adolescente más allá de la calle Kennedy, lo cual podría indicar que alguien se la llevó en un auto y la secuestró.
La investigación estuvo en un primer momento en manos de la exjueza María del Carmen García García y, debido a la gran cantidad de causas que tramitaba y a que estaba de turno permanente, cometió graves errores durante el proceso. Debido al retraso en las causas, García García fue luego destruida. También se supo que a la par de estos sucesos, Cufré y Víctor Hugo Sodero Nievas, presidente del Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Río Negro en ese momento, se reunían con el padre de Otoño, Roberto Uriarte, sin dejarlo asentado en los expedientes. Luego de 18 años, aún se desconocen aspectos centrales tales como en qué auto fue secuestrada Otoño, dónde estuvo retenida o si fue abusada, aunque el hallazgo de vellos púbicos sobre el cadáver indicaría que sí. El proceso de investigación parece haber sido entorpecido por el poder político, con la ayuda del Poder Judicial, que cometió todo tipo de irregularidades en un intento de sofocar las repercusiones públicas.
“El rol de la justicia fue estar ausente durante 18 años”, dice la abogada Gabriela Prokopiw.
“El rol de la justicia fue estar ausente durante 18 años”, comenta a ANCCOM la abogada Gabriela Prokopiw. “Cuando sean sentenciados los acusados por su responsabilidad material pediremos que se exhorte al Ministerio Publico Fiscal a reabrir una causa nueva para investigar las complicidades que llevaron a 18 años de impunidad y desolación”, agrega Prokopiw al referirse a una eventual causa Otoño II.
Si bien el expediente que ahora llegó a juicio se intentó archivar numerosas veces, finalmente se activó cuando pasó a manos de la fiscal roquense Teresa Giuffrida y la familia de Otoño cambió de representantes, con la incorporación de la abogada Prokopiw. Un día antes de la prescripción del caso, se logró su elevación a juicio, aunque no se acusa a los cuatro imputados de femicidio, ni tampoco, en un principio, de abuso sexual, sino de «privación ilegítima de la libertad agravado por duración prolongada, participación de más de tres personas, la minoría de edad de la víctima y el resultado de muerte».
“No se puede entablar una carátula de femicidio, porque el crimen de Otoño ocurrió antes de que existiera esta figura”, explica Prokopiw. Y continúa: “Aunque no se pueden aplicar leyes que hayan salido con posterioridad al hecho por el que se juzga al acusado, nosotros pedimos perpetua porque participaron más de tres personas y porque la víctima era menor de edad”.
Durante la segunda audiencia del juicio, una de las testigos, Inés Calmels, fue hostigada por el acusado Cau, con lo que la fiscalía y la querella reclamaron la prohibición de acercamiento por parte de los acusados hacia los testigos, a lo que el tribunal accedió. La defensa argumentó que Cau tenía un problema de adicción a la bebida, razón por la que agredió a Calmels. Tanto para Cau, Jafri y Lagos, el tribunal además advirtió que en caso de incumplir con la prohibición de acercamiento, podrían imponerles prisión preventiva. También declaró Federico Saavedra, quien era la pareja de Otoño en el momento y fue la última persona en verla con vida. Además, varios testigos resaltaron la desaparición de la bicicleta de Otoño el día de su secuestro, lo que la obligó a ir a pie hasta su casa, trayecto en el que se cree fue interceptada.
En el tercer encuentro, la audiencia debió pasar a un cuarto intermedio ya que el acusado Lagos tenía un turno médico impostergable. El acusado, además, se había dormido dos veces durante la audiencia del día anterior. El primero en declarar fue Alfredo Ricardo Tejo, un comerciante que dice haber visto un vehículo blanco en un lugar inusual la noche de la desaparición. También afirmó que nunca antes había visto un auto en ese sitio y que inicialmente pensó que podría tratarse de una camioneta o combi. También declararon peritos policiales, y la defensa obligó al tribunal a pasar más de una vez a cuarto intermedio. Finalmente, la ausencia de uno de los testigos policiales, el comisario Ives Vallejos, clave en los primeros pasos de la investigación, se dio por motivos médicos. Si bien su declaración fue reprogramada para la semana siguiente, la querella acusó a la justicia de encubrimiento policial e ineficiencia judicial.
Para la cuarta audiencia, este viernes 29, se citó al médico forense Ismael Handam, quien realizó el primer examen al cuerpo y dijo no haber detectado lesiones visibles. Sin embargo, tras observar cortes en las prendas de la víctima, identificó una herida punzocortante en el hemitórax izquierdo que penetraba 7 cm en la cavidad torácica y probablemente había sido causada en vida. El cuerpo de Otoño había sido encontrado en avanzado estado de deterioro en un canal de riego, atrapado por una rama y rejas, sin masa muscular ni vísceras, lo que complicó el análisis forense.
La fiscal y la querella sostienen que el cuerpo de Otoño fue enterrado inicialmente en otro lugar antes de ser trasladado al canal de riego donde se halló, por lo que los acusados planificaron y ejecutaron el secuestro, abuso y asesinato de la joven. “Estamos con la esperanza que ha mantenido la memoria de Otoño todos estos años, y buscamos por ella la verdad y la memoria, y para el pueblo la justicia, porque para Otoño no la hay: Justicia sería que Otoño estuviera viva”, agrega Prokopiw.