Chaco es la provincia con la mayor tasa de femicidios

Chaco es la provincia con la mayor tasa de femicidios

El asesinato de Cecilia Strzyzowski puso en agenda nacional el problema de la violencia de género en la provincia norteña. Según el Observatorio de Mumalá este año ya mataron a 1,7 mujeres cada cien mil, la proporción más alta del país.

Desde 2020 que Chaco ocupa los primeros lugares en las estadísticas de femicidios en la Argentina. El caso de Cecilia Strzyzowski , -presuntamente asesinada por su pareja César Sena con complicidad con sus padres -Emerenciano Sena y Marcela Acuña-, originó el levantamiento masivo de la sociedad civil junto con el acompañamiento de los medios de comunicación y organizaciones feministas, evidenciando la problemática de la violencia de género en la provincia.  Según el último informe del Observatorio Nacional de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), denominado “Mujeres, Disidencias, Derechos”, desde el 1 de enero al 29 de junio del 2023 se registraron trece femicidios, ocho directos, cinco vinculados y un suicidio femicida. “Somos la provincia con la tasa de femicidios más altas del país, con 1,7 cada 100.000 mujeres”, expresa a ANCCOM Paula Ojeda,  la Coordinadora de MuMaLá Chaco.

MuMaLá nacional es una organización feminista, autoproclamada popular, porque surgió “al calor de la lucha y resistencia a las violencias de las políticas neoliberales con las compañeras piqueteras de Barrios de Pie”. Se define como “federal” porque tiene sedes con presencia en veinte provincias del país, y “disidente”, porque defiende los derechos LGBTIQ (Lesbianas, Gays, Bisexual, Trans, Travestis, Intersexual, Queer). Además, cuenta con un Observatorio Nacional llamado “MuMaLá Mujeres, Disidencias, Derechos” que ya cuenta con más de cinco años de producción de datos y estadísticas sobre femicidios, suicidios femicidios vinculados y trans-travesticidios. Por lo tanto, las altas tasas actuales no parece sorprenderle a  Ojeda, coordinadora de la sede chaqueña MuMaLá . “Es lamentable decirlo pero no nos sorprende. Lo que sí, la altura del año en la que estamos y que ya tenemos este índice tan alto. Generalmente, es más cerca de fin de año cuando ingresamos a este ranking nefasto. Sucede hace un buen tiempo ya, es triste pero lo estamos esperando”, afirma.

Gloria Romero, la madre de Cecilia Strzyzowski, en una marcha realizada en Resistencia para exigir justicia.

Todos los meses, el Observatorio lanza un informe con datos recabados principalmente desde el seguimiento de casos que brindan los medios de comunicación. “Es un trabajo federal muy a pulmón con nuestras compañeras, revisando las noticias que salen de nuestros país”, afirma Ojeda

En este sentido, ya para 2022 el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina (RNFJA) había registrado a Chaco, después de Tierra del Fuego, como la segunda provincia con la tasa de femicidios más altas en el país, situación que se viene repitiendo desde  2020 según los informes disponibles. Para Ojeda, estos números en las estadísticas están ligados al abordaje de la temática y su aplicación por parte del sistema judicial y policial. “Constantemente estamos diciendo que sin políticas públicas los femicidios no van a mermar. Acá tenemos mucha política pública para erradicar y sancionar la violencia de género pero a la hora de que se apliquen en el territorio es donde está la falla. Todo tiene que ver con que el accionar de la Justicia y la policía es muy lento”, afirma.

La desaparición y el presunto femicidio de Cecilia que “está conmoviendo a la sociedad y al país entero”, causó una reacción “más rápida de la Justicia, pero está totalmente relacionado con la visibilidad que se les dio desde los medios de comunicación de la provincia en primer lugar y a nivel nacional en segundo lugar”, aclara Ojeda y agrega: “También al acompañamiento  de movimientos feministas y a la indignación que generó en la sociedad que hizo que salgan a las calles a pedir esclarecimiento. Eso también hizo que la justicia actuó un poco más rápido”,  agrega.

La última vez que se registró con vida a Cecilia Strzyzowski fue el 2 de junio pasado, cuando estaba a punto de irse a un supuesto viaje a Tierra del Fuego junto con su pareja César Sena, con quien se había casado y posteriormente anulado el matrimonio. El sueño de empezar de cero con trabajo y casa en Ushuaia se truncó: los fiscales a cargo de la causa consideran que la familia Sena, que ocupaba lugares dentro de la dirigencia política de la provincia, hizo creer esa idea del viaje como parte de un “plan” para cometer el crimen y desaparecer los restos de Cecilia. Al día de hoy, sin identificación aún del cuerpo, hay siete imputados además de la pareja: Emerenciano Sena y Marcela Acuña, padres de César Sena como coautores del presunto crimen; el chofer de ellos, José Gustavo Obregón y su mujer Fabiana González, el casero del campo que tenía la familia,  Gustavo Melgarejo y su pareja Griselda Reinoso, estos últimos acusados de .encubrimiento agravado.

A más de un mes ya sin Cecilia, la coordinadora de MuMaLá Chaco tiene la esperanza de que signifique “un caso bisagra” para que la gente salga a reclamar “por políticas públicas efectivas y reales en su aplicación en el territorio. Así como se involucró con este caso, que salga a pedir justicia por los otros femicidios que tenemos en la provincia. Es muy importante que como sociedad nos involucremos. L os femicidios son un flagelo social”, recalca.

Asimismo, la organización exige por tercera vez  la declaración de la Emergencia en Violencia de Género al Estado Nacional. “Esperamos que tenga un apoyo de la ciudadanía, porque entendemos que la sociedad está indignada por la violencia de género en nuestro país, que realmente veamos cambios y cómo realmente se puede resolver con el accionar de espacios feministas como el nuestro y con el accionar de proyectos de ley que buscan cambiar el rumbo del tratamiento de la violencia y de los femicidios”, enfatiza.

«No sea indiferente, se matan travestis en la cara de la gente»

«No sea indiferente, se matan travestis en la cara de la gente»

Antirracista contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios recorrió el centro porteño. La reparación histórica uno de los reclamos que más resonaron.

Un nuevo encuentro por el Día Internacional del Orgullo tuvo lugar en Plaza de Mayo. La histórica movilización, en conmemoración al levantamiento de Stonewall en 1969 volvió a darse en la Ciudad de Buenos Aires con motivo de la 8° Marcha Plurinacional Antirracista contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios.

“Para las travas, reparación. Es una deuda que nos debe la Nación”, se cantaba al unísono en el camino que realizaron los, las y les manifestantes por Avenida de Mayo en dirección a un Congreso que les esperaba teñido de arcoíris. La concentración había comenzado a las 17 en Plaza de Mayo. De forma paulatina, el histórico punto de encuentro de actos y protestas se fue llenando con los colores de la comunidad LGBTIQ+. A pesar de que aún motivan la marcha los crímenes de odio perpetuados contra travestis y trans y la desigualdad de derechos, el histrionismo icónico, los brillos, colores, accesorios y los outfit súper producidos que les caracteriza no faltaron.

“Están las chicas del Gondolín”, “Hola, Tía Marlene!”, se podía escuchar decir al recorrer la plaza, mientras se realizaban los preparativos para comenzar la movilización y se esperaba que llegaran más y más personas. Así, se podía percibir como un encuentro cuasi familiar, de reunión y apoyo mutuo frente a la adversidad. Incluso, se dio presencia a las ausencias, a las víctimas, a través de un ‘trenzado’ llevado a cabo por la organización Las Históricas, en donde se hilaron numerosos nombres en las rejas de la Pirámide de Mayo.

Las banderas multicolor bien alzadas, las pancartas, los puestos de venta de pines, stickers y accesorios, comenzaron a plagar el espacio, mientras algunos turistas curiosos, tal vez de pasada en dirección a la Casa Rosada, se acercaban a ver de qué se trataba el encuentro.

Alrededor de las 18, ya cuando la sombra y el frío se cernían sobre Plaza de Mayo, se emprendió el trayecto hacia el Congreso, pacífica marcha de una multitud que ocupaba entre dos a tres cuadras de extensión, y llamaba la atención de quienes caminaban por Avenida de Mayo. Los bocinazos en la 9 de Julio no lograron impedir su paso decidido. La comunidad pisó con firmeza y se hizo ver y escuchar más aún frente al ruido de protesta de algún automovilista, alzando todavía más sus voces: “Señor, señora, no sea indiferente, se matan a travestis en la cara de la gente”.

También se destacó el grito “¡Presente!” durante el trayecto de la marcha, repetido en múltiples ocasiones ante la mención de víctimas, en un acto de memoria colectiva y pedido de justicia. Pero la lucha fue acompañada del ánimo festivo, de celebración del orgullo, pues los manifestantes fueron recibidos en el Congreso por un gran grupo de jóvenes que al estilo de la murga, con un ritmo acelerado, golpeaban sus bombos hechos de tachos. Mientras tanto, sobre un pequeño escenario, concedido por el Ministerio de Cultura de la Ciudad, una artista danzaba haciendo visible la bandera arcoíris que la envolvía con cada giro.

“Me parece muy importante salir, representar y poder seguir teniendo la visibilidad, que, si bien a veces se dice que ya conquistamos, en un montón de espacios no es así. De hecho, sigue habiendo un montón de ataques de odio. Hasta que eso no cese, hasta que el amor no sea la norma, vamos a seguir saliendo a las calles”, expresó Suri, docente perteneciente a la comunidad LGBT que se presentó a la marcha, y resaltó el pedido de una justicia que no sea patriarcal, cuyos fallos no se den desde el panorama del odio.

De esta manera, la comunidad LGBTIQ+ llevó a cabo el reclamo por el desarrollo de una vida digna, particularmente para travestis y trans, en la que deje de imperar el miedo, la violencia, persecución, discriminación, exclusión y desigualdad. En este sentido, durante la movilización los casos que más resonaron fueron los pedidos de justicia por Sofía Fernández y Cynthia Moreira, así como la aparición con vida de Tehuel de la Torre, de quien no se sabe su paradero desde 2021.

Sumado al reclamo al Estado, aparecen las subjetividades: “En lo personal, reclamo por la angustia de sentir que todavía hay un montón de rechazo, un montón de tabúes. Creo que aún no se entiende qué es ser transfeminista. No es cuestión de ser varón o mujer, sino de entender el vínculo amoroso desde otro lugar”, manifestó Karen y agregó que el orgullo es poder expresar de forma pública que lo personal no debe estar “escondido en las paredes”. “Para mí amar es político, las relaciones se construyen, no hay una forma natural y esencial dada”, agregó.

El orgullo se hizo presente en la marcha como un estandarte y herramienta de lucha frente al histórico silenciamiento y persecución al que se ha visto sometida la comunidad. Pero además, se reclamó por transformaciones en el marco legal y una exigencia al Estado por la ampliación de derechos: tal es el pedido de una Ley de Reparación Histórica que ampare a aquellas personas travestis y trans adultas víctimas de la represión estatal, que han visto disminuidos sus derechos a lo largo de sus vidas, lo que las lleva a vivir en la actualidad una adultez o vejez en situación de vulnerabilidad.

“Hoy estoy apoyando a las compañeras, en especial a ‘las históricas’, las chicas grandes, de más de 60 años, que se las reconozca, para que tengan una jubilación”, mencionó Ana, manifestante trans que dijo estar contenta con los derechos logrados hasta el momento, si bien reconoció que todavía faltan más.

Antecedentes como la Ley 26.743 de Identidad de Género, aprobada en 2012, o la más reciente Ley 27.636 de Cupo Laboral Travesti Trans, sancionada en 2021, hacen pensar que la ampliación del carácter de legalidad para las personas LGBT+ es un horizonte posible. Con motivo del aniversario de ésta última ley, el 24 de junio pasado el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación comunicó que la promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero tuvo un impacto positivo, pues 709 personas travestis y trans pudieron acceder a un puesto de trabajo en organismos públicos del Poder Ejecutivo Nacional.

Pero todavía queda un largo camino por recorrer, tanto en lo referente a los derechos como a la transformación de la sensibilidad social: en un informe publicado en 2022 por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, se establece que el 84% (108) de los casos relevados durante dicho año se dieron contra mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros). Particularmente, en lo que refiere a lesiones al derecho a la vida, el 20% de los casos son asesinatos y el 80% muertes por violencia estructural, es decir relacionadas tanto a desigualdades materiales sistémicas, que han relegado a las personas trans hacia la marginalidad, como también a la invisibilización y negación a la aceptación de sus identidades.

¿Quien garantizará la paridad de género en los medios?

¿Quien garantizará la paridad de género en los medios?

Ahora que se reglamentó la Ley de Paridad de Género en los medios resulta necesario seguirla de cerca para que se cumpla. El rol del Ministerio de Trabajo y los gremios en las paritarias y de la universidad en el monitoreo.

El pasado 7 de junio, en un nuevo aniversario del Día del Periodista, el Boletín Oficial dio aviso de la reglamentación de la Ley 27.635 de Equidad de Género en los Servicios de Comunicación. Su sanción concibe una perspectiva de diversidad sexual para servicios tanto de gestión privada como estatal, con una representación base de 1% de personas travestis, transexuales, transgéneros e intersex.

Esta medida tuvo su inicio con proyectos presentados por las funcionarias del Frente de Todos (FdT) Norma Durango, Gisella Marziotta y Mónica Macha, junto a un pedido que involucra redes de periodistas, comunicadoras y gremios de trabajadores de medios en su búsqueda por reconocer en igualdad de condiciones a las tareas profesionales de las mujeres y diversidades.


Foro y gremios para la reglamentación

 

Para esta iniciativa –desde la misma aprobación de la ley en 2021– ya opera un Foro Federal con más de 80 organizaciones que coordina virtualmente provincia a provincia las demandas locales. “Es una ley que nos agarra muy organizadas, con mucho trabajo en común. Tuvimos que evitar que no quede en maquillaje. Hacer de esto una concientización no es de palabra, es de acto. Creemos que va a tener impacto en que el respeto, la dignidad, el trabajar en un ambiente libre de violencias es posible”, sostiene Claudia Acuña, fundadora de Periodistas Argentinas. 

Un elemento clave será la participación de los gremios, ya que regularán los ámbitos de trabajo para la aplicación de la reglamentación de la ley: entre los implicados, figuran los de prensa –Fatpren y Sipreba– como así también la multisectorial audiovisual, compuesta por más de 20 sindicatos de operadoras, locutoras, camarografas, editoras, guionistas, entre otras. Además  del sindicato de televisión Satsaid.

La autoridad de aplicación es el Ministerio de Trabajo. Al respecto Larisa Kejval, directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA y copartícipe en la redacción de la ley, refiere: “Ese es un logro, porque es el actor estatal que tiene capacidad de diálogo a partir de los acuerdos paritarios tanto con los gremios como con las empresas mediáticas. Ingresos, protocolos para el abordaje de las violencias en los espacios, cupo trans, salas de lactancias, regímenes de licencia. Cuando hablamos de equidad, hablamos de todas esas cosas, no solo de que ‘haya más mujeres’”.

Recientemente, Sipreba firmó un convenio con el Bachillerato Mocha Celis para acercar su actividad a las compañeras cobijadas por la escuela. Micaela Polak, secretaria de Género del sindicato, afirma al respecto: “Porque esas compañeras no tienen una visión de lo que pueden hacer más allá de la prostitucion. ¿De qué equidad estamos hablando si las diversidades no pueden siquiera acceder a pensar en eso? Hay un montón de maneras de las que son expulsadas. Lo que hace la reglamentación es enfocarse en lo que hay y tratar de que sean empresas las que vayan a Mocha Celis”.

Qué pasa con los salarios

“Respetar las cuotas de equidad implica el reconocimiento de las categorías salariales que corresponden y no se dan. Por eso es importante que la implementación de la ley esté en manos de las organizaciones gremiales, que van a trabajar con estos temas con la seriedad que requiere esta situación”, sostiene Acuña. “Es importante –agrega– enchufarlo a las paritarias, conectar que cuando se sienten a discutir salarios nadie se sienta desplazado, hombres, mujeres y trans”.

Según la Encuesta Integral 2023 de Sipreba, la presencia de mujeres aumenta en las ramas con mayor precariedad y escasea en aquellas con mejores condiciones laborales: es el caso de la radio con un 57% de mujers, trabajos freelance con un 52% y prensa escrita con un 33%, mientras por su parte, en televisión el porcentaje es apenas del 30%.

Al mismo tiempo, juegan un papel especial las tareas de cuidado en el hogar, dentro de las cuales un 48% de mujeres se sienten “muy afectadas” contra un 38% de varones, dentro de los trabajadores de prensa encuestados.

Polak sostiene que “en radio, no hay jefas mujeres y somos más que varones, justo la rama que peor paga. Hay paridad de operadoras y ninguna accede a un cargo de jefatura, esas compañeras se tendrían que quedar dos horas más para ejercer pero tenés la tarea de cuidado en tu casa que no te permite quedarte. Eso es una dinámica social que depende también de las empresas”. Además de las tareas de cuidado, una posible razón a la dificultad de acceso de mujeres a cargos de tomas de decisiones para Polak está en que “hay una división sexual del trabajo instalada que tiene que ver con quela maquinaria la operan los varones”.

Las universidades: roles y desafíos

¿Cómo se expresan las desigualdades? y ¿cuál es el punto de partida y cómo la implementación de la ley va permitiendo transformarlo? Son algunas de las preguntas que se hace Kejval, quien cree que las universidades, dentro de esta medida, pueden aportar a “los procesos formativos y seguir profundizando en la reflexión de cómo estos se llevan adelante” en las casas de estudio, en tanto agrega que “no sólo enseñamos sino que articulamos con otras organizaciones en las tareas de extensión”.

Por su parte, las universidades nacionales cuentan con medios propios como radios o canales de televisión y desde el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales se aprobó recientemente una resolución donde llama al Consejo Superior de la UBA a adherir a la reglamentación. Kejval, quien ve como “un desafío” a esta adhesión en los establecimientos educativos, indica: “Creemos que tiene que haber una apropiación, no somos ajenos, estamos haciendo un llamamiento”. 

“Nosotras somos actoras políticas que pugnamos por la democratización de las comunicaciones y políticas comunicacionales sin desigualdades de género, en términos de una sociedad más justa”, concluye Kejval. Sobre la Ley, Acuña expresa: “Necesitamos que se la enseñe y que haya un observatorio que monitoree la aplicación en cada región. Por eso es muy importante el rol de la universidad, porque nos permitiría meterle presión al control y que a su vez se creen otras pautas de monitoreos de medios que no son sólo las cuestiones a los géneros sino también a los salarios”.

De cara al 31 de agosto se harán tres foros para terminar de trabajar sobre los puntos de la Ley para su implementación, con la elaboración por parte del Ministerio de Trabajo de un registro de medios privados que la vayan a incorporar.

El Poder Judicial en el centro del reclamo de Ni una menos

El Poder Judicial en el centro del reclamo de Ni una menos

Por octavo año se desarrollo la movilización que exige poner fin a la violencia contra las mujeres y diversidades. Desde entonces, la primera edición, los femicidios aumentaron.

Contra todo pronóstico, el 3 de junio de 2023 la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia amanecieron con un cielo despejado y un sol que puso en pausa el frío otoñal, al calor de un reclamo que se extendió por todo el país. La lluvia y la niebla prometida se borró del mapa para dejar paso a la marea feminista que marchaba hacia el Congreso con la premisa: “¡Vivas, libres, desendeudades y en las calles nos queremos”. Desde temprano, se concentraron grupos en las estaciones de trenes donde las puertas estaban abiertas y liberadas con el acompañamiento estatal de Trenes Argentinos que permitió viajes gratuitos para los marchantes. Las filas en las paradas de los colectivos concentraban miradas curiosas y otras decididas.

Las miradas que no cargaban curiosidad eran las de los conductores de autos particulares y taxis que buscaban atravesar la osadía de la ciudad en marcha. En las calles San José y Avenida de Mayo, una agente de tránsito se frustró al no lograr contener a las manifestantes que cruzaban la calle en peligrosas maniobras, todo para estar más cerca de la Plaza del Congreso. Los conductores, que eran en su mayoría hombres, aprovechaban la situación descontrolada para tocar bocina y gritarles a las mujeres, en clara búsqueda de intimidar con el sonido de sus aceleradores. Pero ese caos quedó atrás al llegar al escenario principal, donde los grupos se tomaban las manos y armaban barreras para evitar que el tránsito interfiera con lo que estaba sucediendo. Los bombos, las banderas y las bengalas lo confirmaban: aquí estaba el feminismo. 

En 2015, el año del primer Ni Una Menos, la cantidad de femicidios anuales se posicionó en 235. En 2022, se produjeron 292 femicidios y 9 trans/travesticidios.

En 2015, el año del primer Ni Una Menos, la cantidad de femicidios anuales se posicionó en 235, según la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En 2022, se produjeron 292 femicidios, 9 trans/travesticidios, relevados por la Asociación Civil la Casa del Encuentro, la primera ONG que reunió las estadísticas de femicidios. Este número que no mermó, sino que aumentó, potenció los reclamos que año tras año mantiene la consigna “Vivas nos queremos”. “Hoy somos más compañeras monitoreando”, confirmó Ada Beatriz Rico, presidenta de la Asociación Civil la Casa del Encuentro que se encontraba marchando en la esquina del Congreso, sobre Rivadavia y Callao. “Cuantas más seamos, más reclamos podemos hacer y más voces se van a levantar exigiendo. Pedimos más políticas públicas para las mujeres y las compañeras trans”, enfatizó en su entrevista con ANCCOM

Entre las columnas de agrupaciones políticas y grupos activistas, también se encontraban cientos de madres con sus hijos e hijas. Yesica, de 27 años, tenía a Emily en brazos de tan sólo un año. Juntas disfrutaban de la música, mirando a sus compañeras de alrededor, esperando frente al escenario la presentación del documento oficial de Ni Una Menos. “Decidí marchar hoy porque sufrí violencia de género y también tengo hermanas que pasaron por lo mismo”, contó Yesica. “Traje a mi hija debido a que me sigue para todos lados, no se queda con nadie”, enfatizó, mientras aseguraba que ella busca inculcarle los valores del feminismo. El documento contemplaba a cada una de las madres que se encontraban manifestándose, ya que sostenía que “Maternar es político” y exigía políticas de Estado que acompañen a las maternidades. Teniendo presente que los femicidios también afectan a las infancias, ya que en 2022 se registraron 341 hijas e hijos que quedaron sin madre a causa de ellos, siendo el 65% menores de edad, según la Asociación Civil la Casa del Encuentro.

“Estamos en un momento bisagra: se han hecho muchas conquistas, pero que también hay varias amenazas sobre esos avances”, aseguró para ANCCOM Paula Rodriguez, periodista y autora del libro #NiUnaMenos. “Hay una demanda fuerte, que es que el Poder Judicial avance en su reforma y aggiornamento”, enfatizó, sumando su voz al reclamo específico de esta marcha, que exige en su documento oficial: “Con este Poder Judicial no hay ni una menos. Exigimos una reforma judicial transfeminista, plurinacional e interdisciplinaria”. Rodriguez remarcó que “hoy tenemos muchos casos de femicidio en donde hubo un pedido de cuidado y denuncias previas. Se debe actuar en la protección de las víctimas”. Así lo demuestran las estadísticas: en 2022, 59 víctimas habían realizado denuncia y 13 femicidas tenían dictada medida cautelar de prevención.

El efusivo clima de bombos, cánticos y música en la Plaza del Congreso se acalló cuando se encendieron los micrófonos en el escenario. Las mujeres, solas, en grupos o agrupaciones, se recargaron sobre postes, paradas de colectivo o paredes para escuchar atentamente a los familiares de víctimas de violencia de género. Ellos pusieron voz a un reclamo que ya no es solo de ellos, sino que es de cada una de las presentes y no presentes.

La hermana de María Isabel Speratti Aquino, quien era activista feminista y fue víctima de femicidio, aseguró firme y contundente: “María, como muchas otras, denunció a su agresor”. “Estamos aca porque la vida de María es la de cientos de mujeres, solo por ser mujeres, y no queremos que el final de esas cientos sea el que tuvo mi hermana – continuó Rocío Speratti Aquino–. Fue gatillada por su femicida frente a sus hijos, pero empujada a la muerte por el Poder Judicial”. En el marco de los reclamos, cuestionó que ese Poder Judicial “decidió darle el beneficio de la duda al violento”, mientras desviaba la mirada del caso.

Con el pedido de una reforma judicial feminista y una mirada más presente por parte del Estado, resonó el caso del del ahora exjugador de Boca Juniors, Sebastián Villa, que luego de tres denuncias por violencia de género y abuso sexual, continuó jugando en las canchas hasta que la justicia se pronunció sobre el caso. Un día antes de la marcha de Ni Una Menos, cuando el Tribunal en primera instancia lo declaró culpable con una condena de dos años y un mes de prisión de ejecución condicional, es decir, de no cumplimiento efectivo. Tras la resolución, la Comisión Directiva de Boca Juniors decidió apartarlo del equipo y no lo volverán a convocar en los partidos “hasta tanto recaiga pronunciamiento judicial definitivo”, según el comunicado oficial. Esta condena y suspensión es considerada un pequeño avance en las luchas feministas dentro del ámbito futbolístico, que pelearon estos ocho años de marcha para que se interpele a la justicia y a los clubes por su lento accionar  a pesar de tener áreas de género en las instituciones.

Entre las manifestantes, también se encontraba “La revolución de las viejas”, movimiento del cual participa la portavoz de la Presidencia de Argentina Gabriela Cerruti. Entre bailes y risas, sostenían el reclamo “¡Al patriarcado y el edadismo los vamos a hacer caer”. Mabel, docente que participa en esta organización, aseguró: “soy de la generación del 70, y hemos estado siempre en la calle para pedir nuestros derechos”. Con unos ojos celestes y vibrantes, que parecían tener pequeños destellos y miles de historias atravesadas, enfatizó que en “La revolución de las viejas” luchan por “transitar las vejeces con plenos derechos. Por eso estamos acompañando el Ni Una Menos y en sororidad con todas las mujeres, para acabar con la discriminación de edad”.

En la gran manifestación, las distinciones de edad no dividen, sino que unen: Belén una docente y activista de 22 años elevó un reclamo muy parecido: “Vine a marchar porque me parece que es clave que todas las feminidades puedan vivir, básicamente”. Se encontraba con sus compañeras de marcha, quienes lanzaban miradas furtivas y ansiosas hacia la marcha y el Congreso, listas para sumergirse entre los distintos grupos manifestantes. Belén confirmó: “Si no nos movilizamos, si no respondemos y si no nos organizamos, la derecha y los movimientos más conservadores avanzan, quitándonos lo que conseguimos y la concientización que logramos”.

Con la lectura del documento y poco a poco, desde Plaza de Mayo y hacia el Congreso se acercó la niebla prometida por el servicio meteorológico. Sin embargo, inmutadas, las y los manifestantes continuaron atentos a los reclamos del Ni Una Menos, que decía “basta de femicidios, lesbicidios, travesticidios y transhomicidios”, a la vez que pedían una correcta aplicación de la Educación Sexual Integral (ESI) y el aborto legal, que enfatizaban que maternar es político y decían basta a la violencia medico, gineco y obstetricia, al ajuste por el pago al FMI y a la patologización de los cuerpos gordos.

La atención mermaba entre el escenario y los carteles. Las madres dirigían su mirada  a sus hijas e hijos, otras manifestantes a sus compañeras, mientras que otras observaban la niebla que se avecinaba. Pero solo había un par de ojos al que todas querían mirar y no podían: a los ojos de las que no estaban, a los ojos de quienes fueron víctimas de femicidios. Y por ellas fue el reclamo: Ni Una Menos.

«Al silencio no volvemos nunca más»

«Al silencio no volvemos nunca más»

La Asamblea de Familiares de Víctimas de Femicidios y Desapariciones se reunió en Plaza de Mayo, en el marco de la manifestación «Niunamenos» para reclamar la profundización de las investigaciones y criticar la inacción y la complicidad judicial. Estuvieron, entre otros, el papá de Natalia Mellman, la mamá de Lucía Pérez y la prima de Florencia Pennacchi. “Nos matan a nuestras hijas, tenemos el dolor de vivir así de por vida, y tenemos que rompernos los nudillos golpeando puertas para que alguien nos escuche”, plantean.

Mientras las actividades organizadas por el colectivo Ni Una Menos y una serie de agrupaciones partidarias discurrían con el Congreso como epicentro, las familias de mujeres asesinadas y desaparecidas nucleadas en la Asamblea de Familiares de Víctimas de Femicidios y Desapariciones encontraron un lugar propio en el otro extremo de la Avenida de Mayo. Una carpa con una hilera de sillas debajo cubrió, al pie de la Pirámide de la Plaza, a decenas de madres, padres y otros familiares que relataron en primera persona el sufrimiento de la pérdida, la revictimización y la inacción o complicidad de un Poder Judicial del que esperaron, alguna vez, obtener algo de justicia. Enfrente, decenas de mujeres independientes y de organizaciones feministas o de izquierda ocuparon varias otras sillas e incluso el piso para dedicar este 3 de junio a escuchar y abrazar la memoria de quienes alguna vez fueron sus protagonistas: las pibas que faltan.

“Soy la mamá de Camila Cinalli, desaparecida por trata de personas en San Miguel del Monte”, se presentó Majo Herrera mientras las campanas de la Catedral daban las 12 del mediodía y otras madres, como la de Lucía Pérez, terminaban de ajustar los últimos detalles para dar inicio a las exposiciones de las familias bajo la carpa. “Ya van siete años de su desaparición. Pido justicia, pido al Juzgado Federal Nº 3 de La Plata que se investigue un poco más y dé alguna pista sobre Camilia”, indicó Majo.

Aunque una de las principales consignas de esta jornada tuvo que ver con el accionar cómplice de la Justicia, que protege a los femicidas y juzga a las víctimas, Marta Montero tiene bien claro que la cuestión no se reduce al Poder Judicial. Con una agenda vieja y una lapicera en la mano, y con la cara de su hija mirando desde su remera, la mamá de Lucía Pérez resaltó que la misoginia es sistemática: “Es todo un aparato del que no tenemos respuesta. Está el Estado. La Justicia no es un plato volador que flota en el medio de la atmósfera. Un Poder Legislativo eligió a esos jueces, a esos fiscales. Entonces no se hagan los distraídos, acá hay una connivencia”, explicó. “Hay un tema que es la pata judicial, pero también de las familias, porque hay un Estado que no se hace cargo –enfatizó Marta–. Hay cosas que tenemos que hacer, pagar un perito. Una familia que no tiene nada, porque solamente tiene un trabajo el que lo tiene, si quiere hacer justicia y que se llegue a una causa tiene que hacer miles de cosas. ¿Es justo eso? Nos matan a nuestras hijas, tenemos el dolor de vivir de por vida de esta manera, y tenemos que rompernos los nudillos golpeando puertas para que alguien nos escuche. Porque no solo lo vivo yo, todos los padres vivimos lo mismo”.

El desamparo que viven los padres no es el único factor repetido entre los femicidios de las mujeres cuyas caras rodearon esta tarde la pirámide de la Plaza de Mayo. Para Marta, otro elemento clave es la vinculación entre la complicidad judicial con los femicidas y el narcotráfico. A este respecto, explicó que nada se investigó sobre la procedencia de la droga que Matías Farías le suministró a Lucía: “Pueden llegar a hacer lo que hacen porque se los permiten. Vos pensá que a Lucía le vendieron la droga en la esquina del colegio. ¿Qué pasó que se permitía eso?”. Dicho esto, recalcó que “no se investigó nada” a ese respecto en el marco de su causa y que “se tapó todo”, lo cual deja en evidencia “el desamparo que tenemos las familias” contra estos poderes. “Son generalizadas muchas cosas”, siguió, y apuntó hacia otro factor común: la tendencia a culpabilizar a las víctimas y restar importancia al abuso y a los asesinatos. “Cuando yo hablo con las familias, a sus hijas les pasó lo mismo. Abusan reiteradas veces, abusan diez tipos. Incluso usan esta frase perversa, ‘se les fue la mano’: eso es una perversión. Con Lucía dos antropólogas vinieron contratadas por la defensa, por una defensa que obviamente lo único que quería era descalificar ese juicio, para salvar a esos dos tipos que están detenidos”. Con esto último, Marta se refería a un escrito elaborado por académicas de la antropología que sugería que Lucía podía haber consentido el abuso sexual que terminó en su muerte, alegando que no había que aplicar “prejuicios y estereotipos” sobre las ‘preferencias sexuales’ de los acusados”.

La responsabilización de las propias mujeres desaparecidas y asesinadas es algo que también padecieron la madre y el padre de Luna Ortiz. Esta tarde no sólo representó una jornada de lucha para Marisa y Facundo Ortiz, sino también un nuevo año sin su hija: Luna fue prostituida y asesinada un 3 de junio de 2017. Sin embargo, la justicia liberó a su femicida, Isaías Villarreal, argumentando que Luna consintió el abuso y que su muerte fue un mero accidente. Como Lucía, Luna fue drogada y violada. Y fueron varias las madres que, una vez empezada la exposición bajo la carpa, recordaron haber recibido una misma respuesta de parte de la policía cuando denunciaron la desaparición de sus hijas: “Se habrá ido con un novio”. En pleno llanto y portando la foto de su hija, la mamá de Iara Rueda recordó las palabras del comisario que la recibió: “Señora, ¿le gritó? ¿Le pegó? ¿Tiene noviecito?”. “Lo único que te preguntaban era si le habías hecho algo. Yo le dije ‘mi hija no es así, yo conozco a mi hija’”, gritó Mónica Cunchila. Iara fue captada, violada y asesinada por un joven de 17 años, Tomás Fernández, y por dos adultos, Raúl Cachizumba y Mauricio Abad. En la causa hay “ocho policías imputados por incumplimiento del deber de funcionarios públicos” debido a su inacción ante la desaparición de la joven.

La respuesta de Marta Montero contra quienes revictimizan a las pibas de esta manera fue tajante: “Hoy decimos que venimos a hablar nosotros de nuestras hijas, no necesitamos una voz de otros, alguien que venga a decir algo de nuestras hijas, si nosotros sabemos quiénes fueron. Y sabemos quiénes las mataron, lo que hicieron con nuestras hijas. Esta es la voz nuestra”, enfatizó y lamentó que se hable “tan livianamente de nuestras hijas como si fuesen una mercancía”, buscando “minimizar” las violaciones y los femicidios. “Tenemos voz propia, no necesitamos inventarnos una causa ni prendernos de nadie para ser las personas luchadoras que somos. Ojalá yo pudiera estar en mi casa tranquila sin salir ayer a las doce de la noche de mi casa y hoy estoy acá, viajando toda la noche. No nos vengan a vender cosas que no son”, concluyó.

Entre los relatos de violencia, horror y complicidad judicial también se dejó ver lo devastadora que resulta la pérdida de una hija o familiar, el desgaste que produce afrontar años de búsqueda sin resultados. Con la mirada algo perdida y una foto de su hija colgando del cuello, Gustavo Melmann explicó por qué viajó para presenciar el acto: “Estamos acá porque no queremos ni una menos. Somos familiares de víctimas que sabemos perfectamente de la pérdida de nuestros hijos, el dolor que sufrieron ellos y el dolor que sufrimos nosotros para hacer justicia. Hace 22 años que fue el femicidio de Naty, hace pocos días condenamos a un cuarto policía y estamos reclamando por un quinto ADN. La idea de hoy es estar en asamblea para prevenir que se mate, que se cosifique a la mujer para ser un objeto de pertenencia de cualquier macho para matarla. Esto tiene montones de patas, la pata judicial, la pata social, la pata política. La pata nuestra, que es el activismo o la movilización, y esa pata es la que está hoy aquí para tratar de exigir un cambio”.

Una cantidad similar de tiempo transcurrió desde que las redes de prostitución desaparecieron a Florencia Pennacchi. Su prima también protagonizó la jornada de hoy, convencida de que estar allí era su “deber” en un contexto especialmente doloroso: hace menos de una semana murió Nidia Aguilera, la mamá de Florencia, extenuada por la búsqueda y sin saber qué pasó con su hija. “Estoy en representación de la familia, porque están todos en Neuquén. Lamentablemente este 28 de mayo falleció la mamá de Florencia y es mi obligación estar acá para visibilizar su ausencia”, sostuvo mientras de fondo sonaban los tambores y los platillos de una de las agrupaciones que empezaban a concentrar en la plaza. “Florencia es mi prima, pero sinceramente fue como mi sobrina, porque la diferencia de edad era grande, calculo que cuando nació yo tenía ya 23 años. Hemos hecho todo lo necesario para encontrarla, para investigar, siempre de nuestra parte como familia, especialmente de Nidia, su mamá, con un perfil bajo”, recordó. Tenía un cigarrillo en la mano y los ojos vidriosos.

“Hicimos todo lo posible para poder encontrarla pero no hemos tenido respuesta de la Justicia. Ningún tipo de respuesta. Estamos acá para denunciar la desaparición de Flor y la de todas las otras, que es el día de hoy que no nos pueden responder –continuó–. Si bien Nidia siempre fue un motor en la búsqueda, la búsqueda no va a parar hasta que no tengamos una respuesta. Quiero que quede bien en claro, por la muerte de Nidia, que aparte de que haya personas que están desaparecidas como Flor hay otras víctimas más, que son los familiares, padres, madres, hijos, nietos. Cuando llega el momento termina pasando lo que pasó con Nidia, porque la ausencia de Florencia la devastó totalmente. Agradezco a todas estas personas que están aquí, era mi obligación estar acá en nombre de Flor y en nombre de Nidia”, concluyó emocionada.

La ronda de exposiciones transcurrió hasta bien entrada la tarde y estuvo marcada por las lágrimas, tanto de las madres y los padres presentes como de las oyentes. También abundaron los abrazos y las manifestaciones de fuerza y apoyo mutuo. “No estás sola”, gritaban desde el público apenas una de las oradoras se quebraba. Entre los familiares de mujeres asesinadas o desaparecidas que tomaron la palabra estuvieron los de Tehuel de La Torre, Cecilia Basaldúa, Carla Soggiu, Katerine Moscoso, Agustina Fredes y Viviana Altamirano, entre otras. Y, además de las familias de mujeres desaparecidas o asesinadas, dijeron presente las madres protectoras y las sobrevivientes de abuso sexual en la infancia. “Mi nombre es Belén Chacón, de la campaña contra la prescripción de delitos sexuales en las infancias y del colectivo Yo Sí Te Creo. Yo inicié una demanda en contra de mi hermano, hace ya más de cinco años”, explicó una de ellas. Su caso “se elevó a juicio el año pasado” y el abusador “fue declarado culpable”. No obstante, indicó Belén, “fue sobreseído por prescripción de la causa, algo que suele pasar”.
En esta línea, la activista y sobreviviente de abuso sexual contra las infancias señaló que su intención es “visibilizar no solamente la necesidad de una ley contra la prescripción de delitos sexuales, sobre todo en las infancias, sino también sacar del tabú los abusos sexuales en las infancias”. A continuación, se refirió al desaliento que suele causar en las víctimas el accionar judicial: “Salió hace poco el fallo de Thelma y cada vez que prendemos la tele vemos que la Justicia no nos responde. Podríamos decir, ¿de qué vale la pena, entonces, intentarlo? Y sí que vale la pena, no es momento para callarnos la boca, precisamente todo lo contrario. Es para agarrar y decir ‘somos un montón’: el 80% de los abusos en las infancias son intrafamiliares y por lo general los que vemos en los medios no son de este modo”.
“También queremos visibilizar la diferencia que hay para algunas en el tema de tratar de hacer una denuncia. Yo cuando inicié todo esto no tenía referencia de nada y es importante visibilizar que hay muchas chicas que ni siquiera saben que pueden denunciar y, aunque así lo supiesen, cuando ven estas noticias se desaniman. Además, aunque así se animaran a denunciar, no tienen las herramientas para hacerlo”, continuó Belén y se refirió luego a la vulnerabilidad de las víctimas: “Por lo general, sobre todo las que sufrimos abusos en las infancias de forma intrafamiliar, estamos claramente expulsadas de la familia. Al estar expulsadas de la familia una puede quedar en situación de calle y hasta en situación de prostitución, entonces es mucho más grave aún. Una de cada cinco niñas es abusada y uno de cada 13 varones es abusado en la infancia. Entonces, ¿cómo llegan las víctimas a hacer esas denuncias si no tienen las herramientas? Necesitás un psiquiatra, necesitás medicamentos que son carísimos, y más allá de que el Estado provee algunas herramientas no es suficiente”, recalcó. “El mensaje que se está dando es ‘se callan la boca’, pero el mensaje que realmente deberíamos darle a la Justicia es que no, no nos vamos a callar nada, y que le vamos a llenar de juicios y de denuncias hasta el hartazgo –desafió–. Al silencio no volvemos nunca más”.

El antifeminismo y la campaña electoral

El antifeminismo y la campaña electoral

La socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos analiza la avanzada  en contra del feminismo en medio de los discursos de campaña. La importancia de contar con un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el llamado a deconstruir los discursos que se denominan liberales y cuáles son hoy los objetivos del movimiento feminista.

En diálogo exclusivo con ANCCOM, Dora Barrancos analizó algunas de las postales que cristalizan discursos en medio del inicio de la campaña electoral que ya comenzó antes de estar definidos los futuros candidatos.

Postal 1: 2022. Javier Milei, diputado nacional, líder del partido La Libertad Avanza y candidato a presidente, es entrevistado en el marco de la presentación de su libro El camino del libertario en la Rural. “Yo no tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes. No tengo que pedir perdón por tener un pene, el Ministerio de la mujer ya saben, pista”, dice Milei y hace un gesto con la mano como quien echa a alguien. El público aclama.

Postal 2: 2023. Horacio Rodriguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y candidato a presidente por la alianza Juntos por el Cambio, realiza una entrevista para Radio Rivadavia. “Voy a reducir los ministerios a la mitad. Yo no creo que la importancia que uno le de a un tema dependa de tener un ministerio, secretaría o subsecretaría”. El periodista le pregunta si planea cerrar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad a lo que Larreta responde que sí, que los ministerios solamente implican más burocracia. Esta entrevista se realizó un día antes del  8 de marzo. Al día siguiente, el movimiento feminista se movilizó a las calles por el Día Internacional de la Mujer.

¿Por qué estos discursos sobre el cierre del Ministerio pasaron a formar parte de la campaña electoral?

Esa es la superficie, la fórmula discursiva en realidad entraña algo más. En primer lugar, es una oposición al avance de la perspectiva de género. Lleva embutido ese principio medular una oposición a los feminismos, a las feministas y a una política de las feministas, el avance con derechos hacia la equidad, hacia la paridad y hacia la justicia de género. En segundo lugar, es una oposición a la diversidad sexogenérica, al reconocimiento de los derechos de las personas y sus identidades. Ahí está el programa. Entonces, cuando dicen que quieren eliminar el Ministerio en realidad quieren eliminar estos principios. No se trata simplemente de una degradación del Ministerio, porque no podrían hacerlo desaparecer del todo, eso es evidente. En suma, es una amalgama de retrocesos tal como viene ocurriendo en las plataformas de la derecha y de la extrema derecha del mundo.

 

¿Qué importancia tiene contar con un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad?

¿Cómo se puede analizar la jerarquía valorativa conceptual del Estado sino a través de sus simbolizaciones en materia de jurisdicciones, potencias y poder? Si el Ministerio es llevado a una Dirección General, hay una degradación de las políticas tendientes a la equidad humana. Es el aspecto simbólico que el Estado le da, que corresponde a jerarquías. En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires nunca se jerarquizó la institución por lo tanto nunca se jerarquizaron las políticas que tienen que ver con la equidad de género. Tiene una cierta materialidad pero además tiene un valor simbólico respecto de la jerarquía de los problemas del Estado.

¿Qué concepciones del Estado se ponen en juego cuando se reproducen estos discursos?

Primero, desde la perspectiva de esos discursos el Estado debería reducirse a una expresión mínima. Una expresión apenas emergencial, exclusiva a lo que las operaciones del mercado no pueden hacer. Se llegan a exacerbaciones que ponen en tela de juicio al mismo liberalismo. No son fuerzas liberales, son fuerzas que se han construido sobre la base de una gran operación ideológica y política contraria al Estado. La vieja receta liberal, si nos vamos a las fuentes liberales como Smith y Ricardo, no tienen nada que ver con esta pantomima. El poco retazo de liberalismo que tuvimos en Argentina fue la construcción de algo en manos del Estado. El liberalismo en Argentina se determinó por dos circunstancias que son eminentemente construcciones del Estado: la educación básica y la salud pública. Ni siquiera leen sus propias tradiciones.

 

¿Qué modelo de libertad proponen?

La libertad que proponen es la libertad de los fuertes, de los poderosos, no la libertad que tiene cada individuo. Es una libertad para subyugar. Es todo muy falaz y hay que deconstruir sus argumentaciones haciendo un buen ejercicio semiológico. Por eso yo a menudo recuso que a todas estas fuerzas se las llame neoliberales. Son neoconservadoras y neofascistas en gran medida. Se mueven con la falacia más cínica, la revolución. Es un oxímoron. Esas fuerzas están muy complicadas por situaciones gravísimas. Si hay una justicia un poquito más independiente, menos colonizada, algo debería pasar con los rituales de cercanía que han tenido con quienes intentaron el feminicidio y el magnicidio.

 

¿Qué cree que debería hacer el feminismo?

El feminismo debería empinarse de manera rotunda. Yo lo que diría es que no tiene que perder mucho tiempo en nombrar personas, sino en nombrar las políticas. No importan los nombres, puede ser Milei o Bullrich, lo importante es denunciar estos programas. La novedad de las fuerzas reaccionarias es que han incorporado activamente ir contra el feminismo y la diversidad.