«No hay que bajar los brazos»

«No hay que bajar los brazos»

Abuelas de Plaza de Mayo celebró su 46º Aniversario con funcionarios, amigos, personalidades de la cultura y los nietos restituidos.

Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron homenajeadas por su larga lucha, aquella que hoy continúan los nietos, el 30 de octubre último. El festejo se llevó a cabo en el teatro El Nacional Sancor Seguros con cientos de invitados y amigos. Entre los presentes se encontraban ministros, representantes de distintas organizaciones de derechos humanos, como H.I.J.O.S y Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, personalidades de la cultura y de la política.

Durante un poco más de dos horas, El Nacional se convirtió en una fiesta para las Abuelas que estaban presentes: Estela de Carlotto, Buscarita Roa, Luisa Barahona y la Madre de Plaza de Mayo, Clara Weinstein. Los encargados de llevar adelante el acto fueron los nietos restituidos Leonardo Fossati Ortega y Manuel Gonçalves Granada, quienes se ocuparon de presentar a los invitados que dieron un show muy emocionante.

El músico Ramiro Abrevaya fue quien abrió el acto e interpretó tres canciones invitando al público a participar en los coros. Una de ellas “Pulsión de amor”, dedicada a las Abuelas. Luego de su interpretación, los nietos presentaron un video realizado en honor a los 40 años de Democracia que se cumplían ese mismo día, el 30 de octubre. En ese video las imágenes mostraron un breve recorrido de toda la historia de nuestro país, desde la vuelta a la democracia con Raúl Alfonsín, hasta hoy.

Seguido de ese video, el evento continuó con una divertida actuación de la comediante y locutora Dalia Gutmann, quien interpretó una parte de su unipersonal, Tengo cosas para hacer. En diálogo con ANCCOM dijo: “A mí me da mucha admiración como encararon la lucha las Abuelas, también enseñándole al mundo cómo hacerlo”. Además, agregó que “es responsabilidad de todos los argentinos encontrar a los nietos, a mi me sensibiliza mucho pensar que son niños que fueron robados y no saben su verdadera identidad”.

Luego del monólogo de Gutman, se proyectó un segundo video en donde se mostraron las distintas actividades y reconocimientos que tuvieron las Abuelas de Plaza de Mayo durante todo este año, como la visita de la genetista Mary-Claire King, quien descubrió el índice de abuelidad para encontrar a sus nietos a través de pruebas de material genético.

Para la tercera parte del espectáculo-homenaje, el invitado fue Benito Cerati, quien interpretó la canción “La carta de Violeta Parra” que representa las atrocidades de la dictadura no solo en Argentina sino también en Chile. “Yo soy mitad chileno y mitad argentino, en Chile hubo una dictadura incluso más larga que la de acá. Hay que recordar”, señaló. Luego interpretó una canción de su propia autoría: “Buenos días amor”. A su término, se proyectó un tercer video relacionado a las distintas herramientas que las Abuelas de Plaza de Mayo desarrollaron en la búsqueda. Una de ellas, el Archivo Biográfico Familiar de Abuelas que recientemente cumplió 25 años, otra es la nueva web del organismo que tiene una plataforma repleta de información para quienes dudan de su identidad, los 20 años del Centro de Atención psicológico de Abuelas y la inauguración de las nuevas sedes de las filiales. Cerrando el video, hubo un momento para recordar a la Abuela Sonia Torres, quien falleció el 20 de octubre.

Para cerrar este gran homenaje a las Abuelas, estuvo presente el músico Esteban Morgado, quien luego de interpretar en la guitarra “Libertando”, de Astor Piazzolla, invitó al escenario a su hija, Julia. Ambos hicieron un popurrí de canciones de rock nacional que atravesaron generaciones. Sonaron canciones de Charly García, Vox Dei, Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Gilda, León Gieco y algunos más. La sala completa cantó. Entre risas y algunas inevitables lágrimas, todos disfrutaron de ese gran cierre musical.

Finalmente llegó el turno de mencionar las restituciones del último año: Quevedo Nadín, Juan José Morales y el caso resuelto más reciente, Daniel Santucho Navajas. El nieto restituido 133, fue invitado a decir unas palabras: “Al acercarme a Abuelas por primera vez en el 2019, con el apoyo de mis seres queridos, recibí mucho amor. Recibí contención, me escucharon, me aconsejaron y me tuvieron paciencia. Para mí fue un sueño poder encontrar a mi familia. Yo me debía la verdad, la necesitaba para mí y para mis hijos.” Agregó además: “También tenía una familia en Abuelas. Ahí me di cuenta del amor que hay en ellas, que son mi familia desde ese día y para siempre”.

Leonardo y Manuel Gonçalves invitaron a las Abuelas y a todos los nietos restituidos presentes al escenario. Sumaron además a los familiares que continúan buscando y a los bisnietos, la nueva generación que comenzará a acompañar a las Abuelas. Todos juntos con los artistas que participaron del evento cantaron “Como la cigarra” y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. El cierre estuvo a cargo de la presidenta de Abuelas: “Estoy feliz, queridos amigos. Feliz con ustedes, feliz con nuestros nietos, los bisnietos, los amigos, todos los artistas que luchan también para que esto no se olvide”. Estela de Carlotto además explicó que hoy la Comisión Directiva está integrada por varios de los nietos, en lo que llama un “recambio generacional”, quienes serán los encargados de continuar con la búsqueda de los 300 nietos que faltan encontrar. “Saben que la Argentina es el país más acreditado en el tema de los Derechos Humanos. Porque no nos hemos quedado en nuestra casa llorando, lloramos en casa, afuera peleamos”, continuó Carlotto. “Memoria, verdad y justicia no son tres palabras, son tres realidades. Estamos en un momento político difícil, no bajemos los brazos porque vamos a vencer.”

Entre los funcionarios presentes estuvo el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti, quien además es un nieto restituido por Abuelas de Plaza de Mayo. “Yo me siento parte, es mi familia Abuelas y sé lo importante que es para ellas conmemorar un año más -dijo-. Y uno tiene que estar. Para mí Abuelas significa poder ser quien soy hoy. Yo siempre digo que le debo media vida a las Abuelas”.

Por su parte, Juan Cabandié, ministro de Ambiente y también nieto restituido agregó: “Siempre es muy lindo y además este año hemos tenido tres nuevos encuentros y eso lo hace mucho más emotivo. Para mí es emoción, recuerdos, compromiso. Siempre cuando uno está en un acto de Abuelas renueva las energías.”

Estela de Carlotto en diálogo con ANCCOM agregó: “Me vuelvo renovada, vuelvo más joven. Estoy agradeciendo a los chicos que se ocuparon, lo bien que salió todo. Cómo el humor y también la lucha estaba presente. En este momento que estamos viviendo en la Argentina, tener un momento de expansión, de abrazarnos y saber que todos pensamos igual y nos ayudamos, es un alimento para el alma”. 

Con respecto al recambio generacional agregó: “Ya quedamos muy pocas abuelas, la mayoría enfermas. En la Comisión Directiva están todos los nietos y dos abuelas. Pero cuando terminan las reuniones yo les digo: ‘Todo muy bien, pero mientras haya una abuela, la que manda es la abuela’”.

La emotiva reunión que homenajeó a esta organización histórica de nuestro país, sirvió no solamente para el reencuentro con muchas personas queridas por los integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo. Sino que también fue un mensaje de esperanza y de demostración, de que, como dijo Estela “no hay que bajar los brazos”. La búsqueda continúa.

Cómo veía Estados Unidos el final de la dictadura

Cómo veía Estados Unidos el final de la dictadura

El proyecto Desclasificados publicó 129 documentos acerca de la transición a la democracia. La mirada que por entonces tenía EE.UU sobre el peronismo, el radicalismo, los universitarios y los obreros. El caso de Antonio Cafiero releído por su nieto Santiago, el canciller.

A pocos días de un balotaje histórico en nuestro país, este lunes 30 de octubre se cumplieron 40 años de la elección presidencial que consagró a Raúl Alfonsín como presidente en 1983; de esta manera, finalizaba el período más oscuro de la historia argentina –la última dictadura cívico-militar (1976-1983)– y se inauguraba el período democrático más largo e ininterrumpido de nuestro país. A propósito de esta efeméride, el proyecto Desclasificados publicó la Colección Democracia 1983, compuesta por 129 piezas documentales producidas por el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglás en inglés) durante el período comprendido entre los años 1982 y 1984. Este acervo recorre ejes temáticos como la transición a la democracia –antes, durante y después de las elecciones–, el resurgimiento de los movimientos políticos, las relaciones bilaterales con Estados Unidos, los problemas económicos que enfrentaba el gobierno entrante, el número de personas desaparecidas y los intentos de los militares por evitar los juicios por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.

Una transición turbulenta

“Políticamente agotadas y desacreditadas, las Fuerzas Armadas argentinas han prometido la restauración del gobierno civil”, afirma un documento de la CIA titulado Argentina: una transición turbulenta en junio de 1983, y continúa: “Los problemas económicos aparentemente intratables y los desacuerdos entre civiles y militares sobre cuestiones políticas delicadas agravan una situación inherentemente inestable. Además, existe cierto temor de que un gobierno civil no pueda sobrevivir”. Este informe de inteligencia señala a las violaciones de derechos humanos, la derrota en la guerra de Malvinas y la corrupción económica –particularmente, la millonaria deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional (FMI)– como factores clave para la transición a la democracia, tras la pérdida de legitimidad del gobierno de facto.

 La visión de la transición turbulenta se mantiene incluso de manera posterior a la elección presidencial del 30 de octubre. En noviembre de 1983, un artículo del Washington Post retomado por la CIA menciona que “fuentes de inteligencia remarcan dos posibilidades igualmente alarmantes a raíz de la elección del líder moderado del Partido Radical, Raúl Alfonsín, como presidente de la Argentina: un golpe militar para prevenir la ceremonia de apertura programada para diciembre o terrorismo de izquierda renovado si llega al cargo”. Asimismo, otros documentos de la misma agencia analizan minuciosamente las “inestabilidades políticas de la Argentina” o “las debilidades que enfrenta el gobierno de Alfonsín”.

 Sobre estos documentos, el sociólogo y periodista internacional Pedro Brieger desarrolla que en aquel período era “casi impensable creer que iba a haber 40 años de democracia. Todavía se pensaba mucho que los militares podían intervenir nuevamente. La pregunta parecía ser por cuánto tiempo tendríamos una ventana democrática, tomando en cuenta la historia argentina donde en las décadas anteriores había habido más dictadura que democracia”.

El retorno de la política

En octubre de 1982, Antonio Cafiero realiza un análisis sobre la transición a la democracia –el exfuncionario se había reunido a discutir perspectivas sobre la temática con el embajador estadounidense Harry Shlaudeman– en el que afirma que “el gobierno civil tendrá que ser severo, duro e inspirar respeto o incluso miedo, pero este tipo de mandato sólo será posible si es en un gobierno de «unidad nacional» en el que los principales partidos acuerden sobre algunos puntos políticos fundamentales”. 

El actual ministro de Relaciones Exteriores de la Nación argentina, Santiago Cafiero, repasa este documento del Departamento de Estado y ofrece una visión contemporánea de las declaraciones de su abuelo Antonio: “Él proponía un gobierno de unidad nacional en un contexto en que Argentina tenía muchos desafíos: de ordenamiento macroeconómico y de ordenamiento social, más la cuestión de la recuperación de la institucionalidad democrática”. Consultado por una posible semejanza con la misma convocatoria en el presente a un «gobierno de unidad nacional», Santiago Cafiero responde que “si bien hay puntos en que puede vincularse, como la necesidad de avanzar con un programa económico que favorezca la distribución del ingreso y que reduzca la pobreza, hoy la institucionalidad democrática, quizás con dificultades y cosas a corregir, sí está garantizada en nuestro país”.

En un aerograma de diciembre de 1982, el Departamento de Estado realiza una caracterización de la historia política de Argentina y los partidos políticos que participarían de las elecciones democráticas prometidas por Reynaldo Bignone luego de la masiva marcha a Plaza de Mayo convocada por la Multipartidaria. Si bien este documento menciona un amplio abanico de partidos políticos –como el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el Partido por la Democracia Social (Massera) [sic], el Partido Demócrata Cristiano (PCD), y a los partidos “socialistas” y de derecha, entre otros–, se hace foco en el Partido Justicialista (PJ) y en el partido de la Unión Cívica Radical (UCR) como los actores electorales más importantes de aquella coyuntura, a pesar de “la falta de dos gigantes de batallas pasadas, Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín”. Además, el Departamento de Estado se pronuncia sobre las posibles alternativas en los comicios: “No vemos diferencias importantes entre los radicales y los peronistas, o los principales contendientes presidenciales como individuos, en cuestiones de política exterior. Todos dicen que quieren tener buenas relaciones con Estados Unidos. Aunque habrá diferencias en el énfasis, ninguno es prosoviético o procubano”, lo cual pudo haber sido un beneplácito del país del Norte a la transición democrática en nuestro país. 

 

“Se espera que los peronistas, tradicionalmente la fuerza política civil dominante del país, gane las elecciones programadas para el 30 de octubre. El partido radical, sin embargo, tiene una chance razonable de obtener su primera victoria electoral sobre los seguidores del fallecido Juan Perón”,  dice uno de los documentos.

En el documento Argentina: una transición turbulenta se puede observar un pronóstico más arriesgado sobre la suerte de cada uno de los partidos, cuando se afirma que “se espera que los peronistas, tradicionalmente la fuerza política civil dominante del país, gane las elecciones programadas para el 30 de octubre. El partido radical, sin embargo, tiene una chance razonable de obtener su primera victoria electoral sobre los seguidores del fallecido Juan Perón”.

En el cable del Departamento de Estado mencionado previamente, Antonio Cafiero afirma que “al partido peronista le está difícil sumar jóvenes a sus filas porque muchos jóvenes tienen miedo de una repetición de principios y mediados de los ‘70, cuando los jóvenes de las listas de los partidos peronistas eran supuestamente los objetivos de la guerra contra la subversión. El partido radical no tiene este problema”. El ministro Santiago Cafiero coincidió en este punto: “En ese momento existía una generación que había sido perseguida, desaparecida y absolutamente estigmatizada, entonces había mucho miedo en esas convocatorias”, y sumó una reflexión coyuntural aseverando que “hoy la situación que tenemos hacia adentro del peronismo no es igual, tenemos mucha participación de la juventud en nuestro espacio, y creo que eso tiene que seguir creciendo”.

Otros dos grandes protagonistas de la colección Democracia son el movimiento sindical y el movimiento estudiantil. En el documento Argentina: el resurgimiento del movimiento obrero, producido en junio de 1983, la CIA recorre la historia de este actor político, su comportamiento durante la transición a la democracia –con la mirada puesta en un posible pacto entre los gremios y los militares– y las expectativas de la agencia respecto al activismo de los sindicatos luego de diciembre de ese mismo año. Por otra parte, en un telegrama del Departamento de Estado se hace un análisis de las elecciones en los centros de estudiantes de diferentes universidades públicas durante septiembre de 1983 –las primeras luego de la dictadura cívico-militar–, en donde se menciona además que “la retórica [de las campañas] era más moderada que los slogans de los setenta. Ahora, la «revolución» en cualquier término era el último objetivo. Hoy, la preocupación más importante es el establecimiento y preservación de la democracia”.

Los desaparecidos

La cuestión de los “miles de desaparecidos” era un eje transversal a todos los análisis políticos en los documentos desclasificados de este período e, incluso, en muchos de ellos se mencionan cifras: sin ir más lejos, en el mencionado informe Argentina: una transición turbulenta se dictamina que “está involucrado el destino de unas 7.000 a 10.000 personas. Muchos de ellos probablemente murieron en manos de personal de las fuerzas de seguridad”, y en el artículo citado del Washington Post se afirma que “la principal causa de aprehensión es la enfática promesa de Alfonsín de responsabilizar a los altos mandos por la desaparición de unos 20.000 argentinos durante la «guerra sucia» antiizquierdista de la década de 1970”. En épocas actuales en donde la discusión pública pone en tela de juicio el número de los treinta mil desaparecidos, Pedro Brieger señala que “nadie tenía los números. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) surge después de que Alfonsín asume. Era muy difícil en dictadura poder juntar las piezas de lo que estaba pasando y continúa siendo difícil hoy”.

 Mientras resonaban estos tambores, también aparecían los intentos de las Fuerzas Armadas por resguardarse de las posibles condenas que podían afrontar una vez restablecida la democracia, tal como resultó la denominada Ley de Autoamnistía. El Departamento de Estado desarrolla su posición acerca de esta norma en un telegrama de septiembre de 1983, en donde, a través de banalizaciones, afirma que “la amnistía en sí misma beneficia a aquellos que no han sido acusados aún o sentenciados que comitieron actos terroristas en un lado o, donde las fuerzas de seguridad operaron en el otro, excesos en represión contra el terrorismo (…). El período cubierto por la amnistía es desde la asunción de poder del último gobierno constitucional en mayo de 1973 a la instalación de Bignone en junio de 1982”.

Asimismo, en los documentos se puede encontrar numerosas menciones a una certificación sobre derechos humanos que Estados Unidos le hace a la Argentina. En esta línea, el Departamento de Estado desclasificó una propuesta de texto en la que se puede leer que “el presidente Reagan ha decidido que, de manera efectiva el 10 de diciembre, certificará ante el Congreso que Argentina ha hecho un avance significativo en el cumplimiento de los principios internacionales de derechos humanos y que esa determinación está en el interés nacional de los Estados Unidos”.

Balances

En noviembre de 1983, el Departamento de Estado reproduce una noticia que escribe el periodista Jesús Iglesias Rouco en el diario La Prensa, en donde afirma que “Estados Unidos endurecerá las políticas contra la Argentina” y, también, que “1) Washington no considera a Argentina un país importante, y mucho menos un aliado, 2) que Buenos Aires tampoco debería esperar ningún mejor trato que cualquier otro país del Tercer Mundo”.

Este documento entraría en aparente contradicción poco menos de un año después de la asunción de Raúl Alfonsín, cuando el Departamento de Estado realiza una primera evaluación de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Argentina: “El gobierno de Estados Unidos puede estar orgulloso de todo lo que hizo para mostrar su apoyo a la nueva democracia argentina. Contribuimos, en algo por lo menos, con el problema de la deuda externa (por ejemplo, en marzo ayudamos con los intereses de pagos atrasados). Además, colaboramos para que Alfonsín lograra restablecer el control civil sobre los militares (para eso tuvimos que restringir la relación entre los militares de ambos países para convencer al gobierno argentino de nuestra buena fe). También, fuimos pacientes respecto de los asuntos nucleares (pero, al mismo tiempo, alentamos al gobierno de Argentina a que se alinee con las salvaguardias del Organismo Internacional de Energía Atómica) y ofrecimos asistencia, pero advirtiendo del problema de las drogas que tiene el país y que va en aumento”.

 

Desclasificados

Los 129 documentos que componen la Colección Democracia 1983 forman parte de los casi cinco mil archivos que Estados Unidos le entregó a Argentina en 2019. El proyecto Desclasificados, integrado por organismos de derechos humanos y estudiantes universitarios, confeccionó una base de datos pública que sistematiza estos documentos y los vuelve accesibles a la sociedad. 

 

Quienes quieran recurrir a los documentos citados, los pueden encontrar en la página web del proyecto, bajo los nombres ARGENTINA A TROUBLED TRA[15499923];  COUP, TERRORISM SEEN AS P[15515160]; C06279877; ARGENTINA THE RESURGENT L[15515297]; C60274095; C06275125; C06273562; C06295219.

 

Diástole y sístole de la democracia | Estuve ahí

Diástole y sístole de la democracia | Estuve ahí

Dora Barrancos, socióloga, historiadora y, ante todo, feminista recorre avances y retrocesos en los últimos 40 años. Los juicios a los represores, los levantamientos carapintadas, las leyes de perdón y, el empoderamiento de las mujeres y disidencias, una de los mayores activos, según dice, de la construcción democrática. El sueño cumplido del Ministerio de Género y la amenaza de que sea cerrado. ¿Por qué avanzaron las derechas en la Argentina y en el mundo?

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
Dos miembros del Poder Judicial acusados por crímenes de la dictadura

Dos miembros del Poder Judicial acusados por crímenes de la dictadura

Contra el resurgimiento de los discursos negacionistas, los juicios de lesa humanidad siguen su marcha: empezó La Escuelita VIII en Neuquén, con un juez y un fiscal en el banquillo.

Comenzó el octavo tramo de los juicios “La Escuelita” en el Tribunal Oral Federal de la provincia de Neuquén. Se trata de un nuevo proceso por delitos de lesa humanidad cometidos contra veintitrés personas, pero tiene la particularidad de tener como acusados a dos ex funcionarios judiciales de la última dictadura cívico-militar: Pedro Duarte y Víctor Ortiz, quienes se desempeñaron como juez federal y fiscal federal de dicha provincia.  

“La Escuelita” fue un centro clandestino de detención que funcionaba en un predio del Ejército bajo el control del Destacamento de Inteligencia 182 y de la VI Brigada de Infantería de Montaña. Iniciado en 2008, este es el octavo tramo que se realiza en Neuquén, pero mientras que en los anteriores fueron condenados exintegrantes de las fuerzas de seguridad y armadas, en esta ocasión la responsabilidad recae en funcionarios judiciales. 

Duarte y Ortiz están acusados como autores del delito de omisión de promover la persecución penal y como partícipes del delito de privación ilegal de la libertad. Además, Duarte se encuentra imputado por prevaricato, ya que cerró investigaciones y dictó sobreseimientos basados en información falsa. De esta forma, se tendrá en cuenta la actuación de los exfuncionarios frente a las denuncias y los habeas corpus que no fueron investigados y que favorecieron las detenciones ilegales, la aplicación de tormentos, la desaparición forzada de personas, como también la impunidad de las fuerzas represivas en esos hechos. 

De las veintitrés personas detenidas que pasaron por este centro, nueve aún se encuentran desaparecidas. Uno de ellos es Oscar Alfredo Ragni, estudiante de Arquitectura en La Plata y militante universitario quien fue secuestrado en la puerta de la casa de sus padres en Neuquén el 23 de diciembre de 1976. Desde entonces, su madre, Inés Rigo, con un pañuelo blanco en su cabeza, lo ha buscado incansablemente y hoy pide que se haga justicia. “Esta causa muestra la actuación que tuvo la justicia como parte del plan desplegado por las fuerzas represivas, pero también por sectores civiles de la sociedad al no impulsar las investigaciones. Queremos dar a conocer y mostrar esta parte que faltaba de todo el andamiaje, de cómo se llevó a cabo este plan genocida en la región”, dijo Natalia Hormazabal, abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh) que representa a Inés, en diálogo con ANCCOM. También señaló que en el caso de Oscar Ragni, de quien también es letrada querellante en este debate oral, se han sumado a los delitos de los que se acusa a los exfuncionarios el delito de genocidio por el que deben ser condenados “porque creemos que hace no solo a la verdad jurídica sino también a nuestra verdad histórica”. 

Como integrantes de la justicia federal, sendos imputados cumplieron un rol central al darle un trámite meramente formal a presentaciones judiciales como Hábeas Corpus o amparos, presentados por familiares de las personas secuestradas y luego desaparecidas. Y lo hicieron sabiendo que esos hechos ocurrían bajo las órdenes de las autoridades de la Subzona 5.2 del Comando de la VI Brigada de Infantería de Montaña VI.

Los querellantes en este juicio a cargo de los jueces Sebastián Foglia, María Paula Marisi y Alejandro Silva, son la Asociación Madres de Plaza de Mayo, filial Neuquén y Alto Valle, la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH), el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), Grupo por la Memoria y Compromiso con las Madres y los 30.000; HIJES, Red por la Identidad y Jóvenes por la Memoria. La primera jornada del viernes 20 solo contó con la lectura de las acusaciones de la Fiscalía, se realizará una audiencia cada quince días y se prevé que no finalizará hasta febrero o marzo del próximo año. 

En un contexto de discursos que tienden a la negación de los hechos perpetrados durante la última dictadura cívico-militar, o directamente de apología de la misma, en este momento se están llevando a cabo veinte juicios orales en diez provincias del país, y en dos de cada tres de ellos la Secretaría de Derechos Humanos es querellante.

 

Tribunal integrado por la jueza federal María Paula Marisi y los jueces Alejandro Silva y Sebastián Foglia.  

El represor cumple 100 años (y la injusticia 47)

El represor cumple 100 años (y la injusticia 47)

Laura Hietala reclama el juicio por la desaparición de su familia, en 1977. Su rastro se pierde bajo el silencio de Omar Riveros, exdirector de Campo de Mayo, principal sospechoso de la desaparición de los Hietala. La lentitud de la justicia juega del lado de los 100 años del acusado.

Laura Hietala está sentada en una mesa del local de comidas rápidas de la estación Retiro. En su cartera lleva fotos de la familia que en 1977 la dictadura militar le arrebató. Son imágenes que atestiguan que existió y que denuncian una ausencia solamente explicada por la ingeniería estatal del terror. 

— Desde mi punto de vista, la causa avanza muy lento. Si vos tenés en cuenta que llevo 47 años esperando, tiene sentido. Hasta el momento no hubo imputaciones, pero sí algunos requerimientos de la jueza de instrucción que a nosotros nos permite interpretar que va a tomar alguna medida. No tenemos mucha información, lo que sabemos es que va lento. 

La investigación comenzó en 2006, después de que se derogaran las leyes que protegían al poder militar. 

— Ese año se abrieron todos los expedientes y se empezó a tomarle declaración a muchos familiares. Fue todo con mucha timidez porque había desconfianza. Ahí hubo un lapso en el que no quisimos participar, porque yo había estado amenazada y la respuesta que había recibido de la justicia era que no había garantías. En 2012 los reclamos empezaron a tomar más fuerza y me constituí como querellante. 

Si bien hay esperanzas de que a fin de año haya novedades, el reloj biológico de los genocidas juega en contra. Por ejemplo, Omar Riveros, director de Campo de Mayo y principal sospechoso de la desaparición de los Hietala, en 2023 cumplió 100 años. 

Aparte de Riveros, también habría otros militares implicados, sobre los cuales se está investigando. Se trataría de oficiales ya condenados en otros juicios de lesa humanidad. 

Los Hietala

Guillermo Hietala, padre de Laura, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores junto a su hermano Reino y su esposa Estela Cali. Cuando el poder militar tomó por la fuerza el gobierno, la familia decidió abandonar su casa de Vicente López y mudarse a una estancia ubicada sobre la Ruta 7, a la altura de San Andrés de Giles. Allí comenzaron una vida rural bajo el apellido Valugano. En El Maral, Laura vivía con sus padres, su hermana Amanda, su tío Reino, sus primos Silvia y Guillermo, su abuela Hannah y la suegra de Reino, Dominga. 

El viernes 20 de mayo de 1977 Guillermo y Estela fueron a una reunión en Vicente López, convocados por La Negra, una militante a la que no veían desde hacía un tiempo. Cuando llegaron al punto de encuentro, la esquina de las avenidas Lavalle y Maipú, fueron secuestrados por un grupo de tareas. 

 Al día siguiente, Reino se dio cuenta de lo que había ocurrido y recorrió las casas de sus compañeros de Zárate para alertarlos. Ya era tarde: todos habían caído en las fauces de la represión. 

El domingo 22 abandonó El Maral para alertar a otros militantes. En el momento en el que salió, un comando arribó a la estancia y se llevó a Dominga y a Hannah. 

La familia que trabajaba en la casa de los Hietala vivía del otro lado de la ruta, por lo que esa tarde escucharon todo: el ruido de los motores frenando en la estancia, los gritos de las mujeres, el regreso de los coches al camino y la huída. Después solo se oyó un llanto ininterrumpido, que ni el viento que sacudía los pinos de la zona lograba ocultar. 

Pese al miedo que la invadía, Sara E. cruzó a ver qué había ocurrido. Los sollozos eran de Amanda, Guillermo y Silvina, que desde el rincón de un cuarto totalmente revuelto permanecían en estado de shock. En la otra punta del cuarto, Laura pataleaba y lloraba adentro de su cuna. Los militares habían puesto el moisés arriba de un aparador, junto a una frazada que daba a una estufa. Si Sara hubiera ingresado cinco minutos más tarde, la bebé habría ardido en llamas. 

Horas más tarde, Reino apareció en un Torino negro sin patente y explicó que ellos eran los Hietala y no los Valugano,  y que la familia de Sara podía quedarse con la estancia.

Después partió hacia Villa Devoto, con el objetivo de dejarlos en la casa de unos primos, para que luego ellos los llevaran al hogar de los padres de Estela. Sin embargo, cuando llegó a Capital Federal, le informaron que Ítalo y Esther Cali también habían sido secuestrados. 

La familia optó por separar a Laura y Amanda para protegerlas. Solo se veían una vez al año, cuando las llevaban al pediatra. 

Reino comenzó a trabajar informalmente y a ahorrar cada centavo que ganaba. Al poco tiempo, logró juntar dinero para irse a Brasil con su familia. Desde allá se comunicaron con parientes que vivían en Finlandia y se mudaron a Helsinki. Silvia y Guillermo volvieron una vez que finalizó la dictadura. Reino se quedó allá y regresó al país solo en dos ocasiones.

 

El horror después del horror

Con la llegada de la democracia, el espionaje apareció como la nueva cara de la persecución militar.

A Laura y Amanda, todas las tardes el mismo hombre las seguía desde su escuela hasta la casa en la que vivían. 

— Era una persona  de determinadas características, que luego otros familiares nos confirmaron que también los había seguido. Era algo que estaba ahí, ya era parte de nuestra vida”. 

 En 1997 Laura comenzó a trabajar como promotora en un supermercado que tenía sucursales en Zárate y Campana. 

Había algo que estaba claro, cada local tenía su propio personal de seguridad. Un día noté que había un empleado que coincidía en mis días y horarios, en las sucursales a las que yo iba. Un sábado en el que no había nadie, vino y me dijo “Buenas tardes, señorita, necesito hablar con usted. 

Mientras en su cabeza crecía la convicción de que ese sería su último día con vida, la mujer extendió su mano y exclamó: “Laura Hietala, nieta e hija de desaparecidos”. Lejos de sorprenderse, el sujeto respondió con frialdad: “Ya lo sé, conozco todo de su vida”.

Después de un segundo de silencio que pareció eterno, el hombre explicó que no había participado en el operativo de los secuestros y que estaba ahí porque trabajaba bajo órdenes directas de Videla. Disparaba las palabras con una velocidad mecánica, como si la duración de cada sílaba estuviera cronometrada. Laura sólo se limitaba a escuchar, mientras el miedo la paralizaba.

—  Me decía que si lo buscaba por su nombre, él estaba muerto y que le pagaban por hacer este tipo de tareas, investigar a hijos para ver en qué andaban. Recuerdo que me dijo: “Quedate tranquila que vos sos inofensiva”. 

El espía se encargó de nombrar personas de su círculo íntimo para certificar su trabajo y le advirtió: “Te voy a estar vigilando. Vos no vas a saber que yo voy a estar ahí, pero siempre te voy a estar vigilando. Me vas a pasar al lado y no me vas a reconocer, porque los que hacemos estas tareas cambiamos nuestra apariencia para que no nos identifiquen”. 

A esa primera amenaza, meses más tarde se le sumaría la de un ex comisario, que la detuvo en la calle y le susurró: “Tenés que tener cuidado con quién te rodeas, porque es muy fácil deshacerse de un cuerpo. Existe un Triángulo de las Bermudas acá: sabemos que en la zona del Río Luján podemos tirar un cadáver y que nadie sepa lo que pasó”. 

Harta del hostigamiento, Laura intentó presentar una denuncia, pero desde el Poder Judicial le respondieron que no podían hacer nada. Los Hietala estaban librados a su suerte. 

En 2006 se reactivaron las causas de Lesa Humanidad y las historias de persecución se replicaron en cientos de voces. Parecía que por primera vez estaban dadas las condiciones como para que las víctimas se sientan protegidas, pero la desaparición de Jorge Julio López demostró que el poder de los genocidas permanecía intacto. 

— Cuando lo secuestraron hubo una sensación de vulnerabilidad muy grande. Sentíamos que otra vez el peligro era inminente y que los próximos íbamos a ser nosotros. Si ya se llevaron a mis abuelas y a nuestros padres, ahora nos tocaba a mi hermana y a mí.

Lo que era una sensación, luego se transformó en realidad. Durante la madrugada del 27 de noviembre de 2019, un disparo entró por una de las ventanas de la casa de los Hietala e impactó en el techo de la habitación de uno de sus hijos. 

— Decidí renunciar a vivir con miedo. Entiendo que uno tiene que ser prudente. Yo no hice nada para merecer ninguna de estas cosas, lo único que hago es pedir justicia, buscar la verdad y tratar de hacer memoria — declara Laura — El miedo te paraliza y te cansa. Fue muy frustrante ver a mis hijos con ese shock tan grande de pensar que todavía puede pasar algo. Pero a eso hay que vencerlo.

De la agricultura al agronegocio | Estuve ahí

De la agricultura al agronegocio | Estuve ahí

Durante los 40 años de democracia, Gustavo Grobocopatel se convirtió en el mayor sembrador de soja de la Argentina. Su modelo de negocios cambió para siempre la forma de trabajar el campo en el país. ¿Cómo fue la relación de los distintos gobiernos con el sector agrario?

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini