Las secundarias después (¿o antes?) de las tomas

Las secundarias después (¿o antes?) de las tomas

Pasaron las medidas de fuerza estudiantiles del 2022 pero los problemas en las escuelas públicas de la Ciudad continúan. Estudiantes y docentes pronostican un 2023 conflictivo.

Los meses de septiembre y octubre del año pasado, se vieron marcados por un clima de tensión constante entre la comunidad educativa y el Gobierno de la Ciudad. Se realizaron diversos tipos de protestas, hasta llegar a la toma en muchos colegios secundarios. Además se realizó  una movilización histórica de más de 10.000 estudiantes, docentes, madres y padres en defensa de la educación pública.

El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, advirtió que “no habría diálogo bajo extorsión” por lo que las tomas debían levantarse. Las tomas se levantaron, y si bien existieron canales de comunicación entre las partes, fueron poco útiles e insuficientes.

Después de los reclamos

“Lo único que recibimos fue una reunión. Cada dirección de área se reunió con los colegios de Capital para escuchar nuestros reclamos, pero no fueron encuentros fructíferos. No cambió en nada la realidad de nuestros colegios. La mala infraestructura y la falta de viandas continúan”, explica Paloma Vecchio, secretaria general del colegio Julio Cortázar.

“A pesar de que hubo algunos arreglos mínimos, por ejemplo, colocaron un plástico protector a las ventanas para que los vidrios no estallen, todavía hay muchos arreglos pendientes. La situación no mejoró. No hubo cambios significativos”, dice Ludmila Tassi, vocera del centro de estudiantes del colegio Mariano Acosta.

Vanesa Gagliardi, docente e integrante del comité ejecutivo de la Asociación de Enseñanza Media y Superior (ADEMyS), lo resume en una sola frase: “No resolvieron los problemas planteados”. En su opinión, las mejoras fueron pocas y solo se realizaron en un nivel “cosmético”, sin llegar a modificar a fondo la situación.

El Estado de las escuelas

“Bancos rotos, aulas sin ventiladores o con ventiladores que no funcionan, algunos pizarrones rotos, enchufes en mal estado, rajaduras en las paredes”: así describe Tassi el estado actual del Mariano Acosta. Tampoco hubo mejoras en las viandas que reciben los estudiantes.

La realidad del Cortázar es similar. No solo reciben muchas veces las viandas en mal estado, sino también poca cantidad. “Somos alrededor de 400 y nos llegan menos de 100 viandas. No alcanzan y para muchos es la única comida que tienen en el día”, cuenta Vecchio.

Otro de los temas en discusión son las prácticas profesionales. “El Gobierno insiste con las prácticas, en que los chicos trabajen de manera gratuita en empresas que no tienen nada que ver con lo educativo”, dice Gagliardi. Desde ADEMyS no se oponen a las prácticas, pero sí a su condición de obligatorias. “Se podrían pensar prácticas que aporten a los contenidos que se ven durante el año, no mandarlos a hacer sanguchitos o a volantear en la puerta de un teatro”, agrega.

 Este año, las prácticas no solo seguirán siendo obligatorias, sino que se aplicarán mucho más a fondo en varios colegios. “El año pasado lo que se hizo fue que una sola división de los quintos vaya a las prácticas. Desde la dirección de área de nuestro colegio ya nos confirmaron que ahora los cuatro quintos deberán realizarlas”, afirma Vecchio. En el caso del Acosta, eran prácticas únicas, es decir, se hicieron algunos días con distintas divisiones y terminaron. Aún resta saber cómo se llevarán a cabo durante este año.

Se viene, se viene…

Desde ADEMyS pronostican que todas estas problemáticas (sumado al salario docente), continuarán durante el 2023. “Nuestra intención es seguir con el plan de acción porque es la única manera de defender la educación pública”, asegura Gagliardi.

“Nosotros queremos ser partícipes de la discusión de qué colegio queremos y en qué condiciones lo queremos. Porque somos nosotros quienes lo transitamos, quienes vivimos el día a día y sus realidades. Somos nosotros quienes recibimos las viandas en mal estado, quienes estamos en las pasantías en malas condiciones, a quienes se nos caen los techos. Queremos hablar con la ministra de Educación, Soledad Acuña, y mantener abierto ese canal de diálogo”, afirma Vecchio. “Este año vamos a seguir juntándonos y tomando medidas en conjunto con otros colegios. Entendemos que la gremialidad es de las cosas más importantes. La unidad nos fortalece”.

Los estudiantes del Acosta piensan de igual manera. Así lo resume Tassi y anticipa lo que esperan para este año: “Durante el 2023 seguiremos dando las discusiones según el panorama y tomando medidas de lucha cuando sea necesario. Siempre tratando de acceder al diálogo para efectivamente solucionar los conflictos que tenemos históricamente”.

El diálogo fluido y permanente entre la comunidad educativa y el Gobierno de la Ciudad, acompañado de un plan de acción eficiente que satisfaga las necesidades de los estudiantes, es la única solución para lograr terminar, de una vez por todas, con la mala situación que padecen la mayoría de las escuelas públicas.

El festival de la educación pública

El festival de la educación pública

Para visibilizar una serie de robos en Institutos de Educación Superior y alertar por el desfinanciamiento educativo y las condiciones de estabilidad laboral, estudiantes y profesores organizaron el Festival Educapalooza, en rechazo de las políticas que en el sector lleva adelante el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.

Frente al desmantelamiento que sufre la educación pública porteña, los y las estudiantes del Instituto de Educación Superior ‘Dra. Alicia Moreau de Justo’ y del Instituto Superior del Profesorado ‘Dr. Joaquín V. González’, llevaron adelante el viernes pasado el Festival Educapalooza. La iniciativa surgió tras una serie de robos sufridos en dichas instituciones y como reclamo a las políticas educativas implementadas por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y la ministra de Educación, Soledad Acuña. Así, se trató de un método novedoso de protesta, un llamado a la reflexión creativo que contó con diversas presentaciones de estudiantes y docentes de los institutos: desde lecturas de escritos originales hasta presentaciones de canto, con la inclusión de espacios didácticos de juego para menores.

“Ya en las clases veníamos conversando sobre la situación educativa a nivel general, les estudiantes están al tanto de lo que pasa en materia de políticas educativas en la Ciudad y en Nación”, explicó Sandra Aguilar, profesora de Psicopedagogía en el Instituto Alicia Moreau de Justo, una de las casas de estudio afectadas. “Eso es objeto de análisis y reflexión permanente –agregó–. Cuando sucedieron los robos y la policía se hizo presente en la institución, fue impactante ¿Qué hace la policía acá? Las autoridades nos explicaron que ellas la llamaron, para que realice las pericias de investigación, porque en este segundo robo habían roto puertas y ventanas, vandalizado, que es la práctica que se viene dando en el último tiempo. Hay un ensañamiento hacia las instituciones educativas”.

Sin embargo, los robos fueron tan sólo el detonante de una situación de abandono que deviene de hace tiempo, pues tal como explicó Aguilar, hace más de un año el ascensor del edificio histórico de cuatro pisos en el que se emplaza el instituto está roto, lo cual dificulta el acceso a pisos superiores a aquellas personas que tengan una discapacidad motora, estén embarazadas o se hayan operado. “La Ciudad no pone el dinero para que se arregle. En cambio, sí arreglaron la fachada, pero no vivimos de fachada”.

Al respecto, Carola, estudiante de Psicopedagogía, sumó: “Para la Noche de los Museos vinieron y pintaron la planta baja, para que la gente vea que está perfecta. Pero arriba se te caen los techos, tenés compañeres y docentes que no pueden subir al cuarto piso, no alcanzan las aulas y en los últimos robos se llevaron proyectores, computadoras, piezas de bronce de puertas y ventanas, rompieron vidrios y vaciaron el buffet”.

“La mañana del robo una estudiante dijo: ‘Me pregunto qué va a pasar con el edificio en las vacaciones, cuando nadie venga’ –contextualizó Aguilar–. Se vivió con mucha impotencia e incertidumbre. Además, el día anterior se había votado el presupuesto para educación en la legislatura, que nuevamente es a la baja. Entre la política educativa del gobierno de la Ciudad que desmantela la educación pública, más los robos, son golpes presupuestarios, materiales, simbólicos y anímicos”. Asimismo, la profesora destacó que frente a lo desolador del panorama, para revertir el desánimo, una estudiante propuso la idea del Educapalooza, dado que así podrían visibilizar a la comunidad y darse “un mimo” ante el desconcierto y desamparo.

“Nos regalamos esta actividad para darnos eso que ningún gobierno nunca nos dará, porque no confiamos en sus política de (in)seguridad –dijo Ana, estudiante, en el discurso de apertura del festival–. Nos encontramos para darnos la alegría que el PRO insiste en destruir cada vez que anuncia una política educativa, porque solo el espacio común nos ayuda a digerir tanto destrato, abandono. Sólo estando juntes encontramos el reparo necesario para seguir encarando la utopía de otro mundo posible. Bienvenides sean a esta fiesta para la educación pública, esa que todes nos merecemos y que vamos a seguir defendiendo”.

Es así que, a medida que se iban sumando personas al evento, un alumno del Profesorado de Letras se hizo del micrófono para dar una cuota de humor con la reversión del hit del cantante Alcides, ‘Violeta’: “No lo dejen seguir, no lo dejen seguir/¿Por qué?/Te lo digo yo/¿Quién es?/ Larreta, que se lleva tu educación”.

Por otra parte, Graciela, estudiante del Alicia Moreau de Justo, aseguró que el reclamo va más allá de los hechos puntuales que sucedieron: “Lo que veo es desidia, pienso en los futuros psicopedagogos y docentes que van a estar a cargo de nuestres hijes, que van a ser educados de acuerdo a lo que quiere Larreta y la ministra Acuña: mediante una computadora. Van a obtener un título por conectarse virtualmente de forma asincrónica, sin socialización y sin siquiera saber si es apto para estar en un aula. No se dan cuenta que lo que estamos educando es el futuro de una sociedad”. En este sentido, marcó que el gobierno de la Ciudad apuntala al capitalismo, olvidando que antes que máquinas de producir y hacer, somos personas con voz y voto, por ende, con la capacidad de defender la educación pública, gratuita y laica.

Desde su perspectiva como docente, Aguilar aseguró que en 2018, con la creación de la Universidad de la Ciudad (Unicaba), fue su primer “golpe desmoralizador”, ya que a pesar de que con la organización y resistencia del movimiento estudiantil junto a los gremios docentes lograron oponerse a la eliminación de los 29 profesorados, observaban que aun así había una fecha de defunción, se iba a dar un cierre silencioso y progresivo en los próximos años.

“No se trata sólo de una cuestión presupuestaria, sino que también este año se modificó el estatuto docente. Algunos gremios negociaron con el gobierno la titularización de cargos, pero no incluye a los docentes de Nivel Superior, por lo que actualmente más del 80% de quienes trabajamos en institutos de formación docente no gozamos de estabilidad y permanencia plena. También, se viene llevando adelante una propuesta de reforma de los planes de estudios de profesorados que suponen la reducción del campo de formación general: quieren unificar toda la formación de las materias pedagógicas, que sea un campo común para los diferentes institutos de manera tal que se pierda la especificidad institucional”, afirmó Aguilar, al tiempo que destacó que más allá de lo personal esto afecta en términos colectivos y políticos, ya que está en juego qué tipo de formación docente se va a dar, cuál va a ser el perfil de graduados, pues se ataca el pensamiento crítico.

Nueva protesta de los docentes porteños

Nueva protesta de los docentes porteños

Docentes y auxiliares educativos se manifestaron frente a la Legislatura. Las condiciones edilicias, los días de capacitación, mejoras salariales y un incremento en el presupuesto fueron los principales reclamos.

Docentes y personal educativo se movilizaron hacia la Legislatura porteña este jueves para reclamar por mayor presupuesto en el sector, una ley que habilite a paritarias, y en contra de las políticas llevadas por el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta y la ministra de educación, Soledad Acuña.

Para Cintia, profesora de educación inicial, el reclamo principal es contra el intento del Gobierno de la Ciudad de extender la jornada laboral. “Quiere hacer las capacitaciones y las EMI (Espacios de Mejora Institucional) los sábados, contra lo que dice el estatuto. Nosotros trabajamos de lunes a viernes por estatuto. Firmamos una declaración jurada y, por más que nos paguen, es un avance sobre nuestros derechos porque es una extensión de la jornada laboral”. Dice que necesitan su momento para que los y las docentes puedan discutir sobre los asuntos institucionales y particulares de cada escuela.

Mientras tanto, cruzando el vallado policial, en la Legislatura se vota el presupuesto para el 2023 que prevé una merma en las áreas de Educación, Salud y Cultura, según denuncian los gremios convocados. 

 

El reclamo salarial y de mejoras está presente en todas las movilizaciones y en todos los paros. Cintia agrega: “Estamos muy por debajo del índice de inflación y esto tiene que ver con la movilización de hoy, porque estamos reclamando por el presupuesto del año que viene. Queremos que se ponga plata básicamente en las escuelas y en las cosas que realmente necesitamos”.

Mariel es una docente que trabaja en el Distrito Escolar 5° de Zona Sur, asegura que hay muchas escuelas que no están en condiciones y la infraestructura es “deplorable: desde ratas hasta aulas que son de durlock”. Sobre el día a día y la impresión de los auxiliares ante la situación comenta: “No tienen suficientes recursos en las escuelas, desde lavandina e insumos muy básicos, para poder mantener la higiene de las aulas. También convivimos con situaciones de familias con derechos vulnerados y nosotros no tenemos a quien recurrir, porque si derivamos un caso a un organismo y este no tiene recursos, entonces se vuelve una espiral”.

En el escenario, una de las oradoras del colegio Mariano Acosta se manifiesta en contra de los jueces que los obligaron a ir a clases en pandemia con el argumento de “donde hay una necesidad hay un derecho”. Para ella esto es relativo porque “nosotros en las escuelas enseñamos y donde hay una necesidad hay un Estado ausente”. Sostiene que Larreta en estos años no los pudo “doblegar ni humillar” porque hay una comunidad. Los aplausos se escucharon fuerte cuando menciona al vicerrector del Acosta, Julio Pasquarelli quien denunció a un trabajador tercerizado del Gobierno de la Ciudad por cortar la luz a los estudiantes durante las tomas ocurridas en ese establecimiento. Ahora enfrenta una sanción del Ministerio de Educación.

No es la primera protesta: el 20 de octubre se concentraron en el mismo lugar (Perú y Diagonal Sur) para reclamar por las condiciones laborales y modificar los días de capacitación a los docentes. Tanto en esta marcha como en la anterior participaron gremios de SADOP, Ademys y UTE, además de la presencia de médicos residentes, autoconvocados de ObsBA y estudiantes junto a los institutos de cultura.

«En vez de escuchar nuestros reclamos nos mandan a la policía»

«En vez de escuchar nuestros reclamos nos mandan a la policía»

Más de diez mil personas marcharon en defensa de la educación pública. Reclamaron viandas de calidad, mejor infraestructura y discutir las pasantías obligatorias. También repudiaron la persecución sufrida por estudiantes y familias.

Estudiantes, familiares, docentes y militantes marcharon este martes hacia la Jefatura de Gobierno porteño en demanda de una mesa de diálogo. “Larreta y Acuña no escuchan nuestros reclamos”, fue la frase más repetida durante la manifestación. Los ejes del conflicto son las condiciones edilicias de los colegios de la Ciudad, las viandas en constante deterioro y que no cumplen con los estándares alimenticios, además del avance de las pasantías laborales precarizadas. Los docentes agrupados en la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y ADEMyS sumaron el pedido de un aumento salarial y cambios en las jornadas de capacitación docente.

La movilización partió alrededor de las 17 desde el colegio Mariano Acosta, ubicado en Urquiza 277. Estudiantes de todas las edades cantaban, saltaban y tocaban el bombo haciendo oír sus consignas. “Este pueblo pelea por la educación”, “Docentes y estudiantes unidos en la lucha”, cantaban mientras caminaban derecho por la calle Urquiza, y al llegar a las esquinas pedían “Tocá bocina si apoyás la educación” y muchos automovilistas acompañaban. Banderas de variados colores y tamaños de los centros de estudiantes y las agrupaciones políticas que acompañaron, la mayoría de la izquierda y también algunas kirchneristas. Carteles con frases y memes sobre Larreta y Acuña.

“Nuestro colegio tiene graves problemas de infraestructura y alimenticios. Las viandas son un asco”, afirmó Gabriel, del colegio Juan Martín Pueyrredón. «Nos envían a hacer pasantías a un instituto gastronómico que no tiene nada que ver con la orientación del colegio que es Ciencias Naturales”, añadió Iara.

“En vez de escuchar nuestros reclamos nos mandan a la policía a nuestras casas. A todos los que participamos de la toma nos pasó”, dijo Sofia, estudiante del Lenguas Vivas. “La policía nos amenaza con una denuncia, cuando lo único que hacemos es pelear por nuestros derechos”, manifestó Lara, del Esnaola.

“Queremos que Acuña nos reciba en menos de diez días, sino seguiremos con las marchas y vamos a volver a tomar los colegios”, advirtió Belén, del Mariano Acosta. “Somos una juventud movilizada que no va a permitir que se retroceda en la lucha por nuestros derechos”, sostuvo Nicolás, estudiante del Colegio Nacional Buenos Aires, que si bien no pertenece a la ciudad, sino a la UBA, se solidariza con la lucha.

En la caravana, de unas 10 cuadras, también había familiares, como Lucas, que acompañó a su hija y a las amigas a la marcha: “Me enorgullece mucho estar acá, apoyando esta lucha legítima de los pibes”. Claudia, mamá de uno de los chicos, expresó: “Emociona mucho ver cómo luchan por sus derechos”. Docentes de numerosas escuelas porteñas, como Verónica, que da clases en el profesorado de educación inicial Sara Eccleston, coincidió: “Es un orgullo estar acá hoy y una enorme responsabilidad, siempre acompaño las marchas, estos movimientos transforman el mundo”.

“Vinimos a mostrar nuestro apoyo a los estudiantes secundarios que están haciendo tomas en la ciudad y sufren la persecución de Larreta y Acuña”, dijo Rosario, integrante de Juventud Izquierda Socialista y militante en la Facultad de Ciencias Sociales. “El punto que nos une es el ajuste a la educación”, sintetizó Vanesa Gagliardi, docente e integrante del consejo directivo de ADEMyS. “No hay infraestructura, en la escuela de teatro donde laburo, no hay gas, falta personal, material de limpieza, material didáctico -agregó-. La mayoría de los docentes estamos bajo la línea de pobreza y eso genera precarización laboral, tenemos que ir a tres o cuatro escuelas para llegar a fin de mes. Hay muchos medios que intentan instalar una mirada peyorativa y negativa sobre los chicos. Pero si los escuchás hablar te das cuenta que no están manejados y que tienen opinión propia. Eso queremos: juventudes que puedan pensar por sí mismas y defender sus derechos”.

Al llegar a la puerta de la Jefatura de Gobierno, frente al Parque Patricios, había montado un escenario en donde se realizó el acto de cierre. Directivos de ADEMyS y UTE, integrantes de las agrupaciones presentes y estudiantes de diversos colegios tomaron la palabra, todos bajo la misma consigna: “La lucha por una mejor educación pública continúa”.

La letra, con juicios, entra

La letra, con juicios, entra

Para la ministra Soledad Acuña la mejor solución frente a los diversos reclamos estudiantiles es la demonización de los estudiantes, su estigmatización política y el amedrentamiento judicial a padres y docentes. Un conflicto que crece sin voluntad oficial de diálogo.

El viernes 23 de septiembre la escuela Mariano Acosta de la Ciudad de Buenos Aires fue tomada por sus estudiantes como forma de visibilizar una serie de reclamos que incluye las malas condiciones edilicias, viandas insuficientes y de mala calidad, y el cese de pasantías en condición de explotación para los estudiantes del último año. 

La toma en el Acosta ya se levantó tras la persecución judicial sufrida por estudiantes y sus padres, pero cuentan 12 las instituciones que mantenían la toma al día jueves 29 con el acompañamiento de dos secundarios preuniversitarios: el Colegio Nacional Buenos Aires y el Carlos Pellegrini. Ambos sufren otras problemáticas, principalmente edilicias y de abastecimiento de recursos mínimos como papel higiénico o calefacción. Dependen del rectorado de la UBA y no al gobierno de la Ciudad, pero manifestaron su apoyo solidario. Al cierre de esta edición, las y los estudiantes del Pellegrini levantaron la toma con paro estudiantil.

“Sabemos que son dos colegios con mucho peso por la tradición de lucha que tienen y pensamos que lo más importante es solidarizarnos y visibilizar la lucha de nuestros compañeros”, dijo Micaela Güera de Souza, presidenta del centro de estudiantes del Pellegrini. “Elegimos esta medida porque toda la comunidad educativa le viene pidiendo mesas de diálogo a la ministra Soledad Acuña y nunca se dignó a recibirnos y escuchar nuestros reclamos”, añadió en una de las pocas entrevistas que dió el jueves por la mañana para el canal A24.

La escuela media Nº. 3 Osvaldo Pugliese de Villa Crespo, también conocida como “La Padilla”, es otra que aún sigue tomada. Una de sus docentes a quien mantenemos en reserva por la persecución judicial del gobierno porteño dijo que “la toma es sin clases, pero es con la puerta abierta, les docentes somos bienvenides y los chicos están con sus familias, están muy organizados”. Sobre los reclamos, apuntó que “la vianda es muy importante porque hay una gran mayoría de estudiantes que comen todos los días lo que manda el gobierno de la Ciudad. También reclaman por la forma en que se implementan las ACAP (Actividades de Aproximación al mundo del trabajo) y por el nuevo régimen académico. Pero insisten con énfasis que nadie los escucha en lo que vienen pidiendo desde principio de año”.

“Las intimidaciones, las amenazas y las causas judiciales que el Ministerio de Educación utiliza como respuesta son medidas que quieren coartar la expresión autónoma y democrática de los estudiantes, que son actores de la comunidad educativa y tienen por tanto derecho a ser escuchados y tenidos en cuenta en sus propuestas y reclamos. Esa es la escucha que la vida democrática promueve y requiere, incluso no acordando con los reclamos”, agregó la docente. 

Sobre este tema también se expresó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que advierte: “No tiene una justificación judicial. Entiendo que quienes lo ejecutan saben que no es viable judicialmente, pero lo hacen porque el sentido no es que la causa prospere, sino atemorizar a la organización estudiantil. De hecho, lo primero que hicieron fue anunciarlo ante los medios para que tenga amplificación, no notificarlo judicialmente. Lo que se busca es que los padres les digan a los chicos que no vayan a la toma o a los propios pibes que la levanten. La Convención de los Derechos del Niño protege, entre otras cosas, este tipo de situaciones de protesta”, explicó el director de comunicación del CELS Alejandro Marinelli en diálogo con ANCCOM. “No es la primera vez -agregó- que Larreta persigue a padres. En 2019 fueron denunciados 44 padres de alumnos de ocho colegios y enviados a juicio. Fueron absueltos en primera y segunda instancia. Es usar los mecanismos del Estado para aleccionar”.

El jueves 29 por la tarde, Horacio Rodríguez Larreta emitió un comunicado en sus redes sociales diciendo que “hay un modelo de país que se está acabando (…) En las tomas hay un ejemplo de esto: mientras un grupo muy chico de alumnos y de padres irresponsables impide que unos 5.000 chicos puedan estudiar, hay casi 200.000 que van a clases todos los días y ni piensan en tomar su escuela, y alrededor de 12.000 que están haciendo las prácticas educativas (…) Nosotros vamos a seguir siendo inflexibles en la respuesta. Los padres son responsables de esto y van a tener que hacerse cargo del daño que sus hijos provocan”. 

En respuesta a esas declaraciones, el secretario de Educación superior de UTE CTERA Esteban Sottile dijo que “el jefe de Gobierno ve en la juventud, en el trabajo y en los pueblos originarios aquellos con los cuales quiere confrontar, y desde ese lugar construye una identidad política que le será favorable de alguna manera en la contienda electoral. El tema es que, en el caso de los jóvenes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la responsabilidad del gobierno es entera. Eso es lo que particulariza la pelea estudiantil. Porque el jefe de gobierno es el responsable político de que el sistema educativo tenga cada vez menos presupuesto. Y al interior del presupuesto educativo también hay un fuerte incremento de partidas en función de la educación privada. Es una decisión política”.

La mencionada profesora de “la Padilla” agregó que sienten que “la tendencia es a homogeneizar escuelas, estudiantes, docentes. Eso desatiende la historia de nuestra educación pública en Argentina. Homogeneizar quiere decir pretender que todas las escuelas sean iguales no en cuanto a sus derechos, sino en cuanto a sus formas. Pero sería muy absurdo pretender que una escuela industrial sea igual en su funcionamiento y en sus formas de enseñar a una escuela de artes. Las escuelas tienen identidades que tienen que ver con el territorio, con la población, con su historia, y esas identidades fortalecen los procesos de enseñanza. Y son cambiantes, también”.  

“La Padilla” es una de las pocas escuelas especializadas en arte y comunicación, lo cual obliga a los equipos docentes a agudizar el ingenio para desarrollar sus prácticas específicas. “Se quita posibilidad a las escuelas de tomar decisiones respecto de su comunidad particular, se pretende bajar una línea donde los docentes y directivos no fuéramos profesionales y no sabemos hacer nuestra tarea. No es tenida en cuenta nuestra opinión. La tendencia parece ser a empobrecer la escuela pública desde lo presupuestario y desde lo identitario del proceso de aprendizaje de cada escuela. Si no tenemos autonomía nosotros para enseñar ni los chicos para expresarse, queda un molde. Las escuelas privadas tienen un proyecto. Las escuelas públicas también, pero nos cuesta defenderlo”, profundiza la docente.

“Pensar que los chicos tengan un espacio significativo de profesionalización que les permita tener más herramientas no está mal planteado. El tema es cómo se implementa, que es por lo que están reclamando, porque se encuentran yendo a lugares donde no aprenden nada y mientras tanto se pierden muchas horas de clase, y de estar en la escuela en quinto año que es un momento muy importante en el proceso afectivo. La escuela no es solamente los contenidos; es estar con los demás, aprender a relacionarse con otros, aprender y fortalecer las pautas de la democracia”, sentenció.

El resultado de la falta de diálogo de la ministra Soledad Acuña deja como balance una semana de clara incapacidad dialéctica. En lugar de promover acciones y soluciones concretas, entiende la confrontación como capital político: 170 padres denunciados ante la justicia en al menos 16 colegios.

Algunos nombres de las instituciones, que curiosamente deben pasar por un proceso de aprobación en la Legislatura porteña, resuenan mal en la cartera educativa. Entre otros, el secundario Laura Falcone, en conmemoración de una de las víctimas de La Noche de los lápices, sigue escribiendo una historia de nuevos reclamos pero con mismo telón de fondo: un modelo educativo que pretende desalentar la educación de gestión estatal y mandar a los chicos  que no pueden pagar cuotas privadas a lavar los platos.