CINE.AR en manos de Adorni

CINE.AR en manos de Adorni

Por un decreto presidencial de necesidad y urgencia, la plataforma se transforma en una sociedad anónima y pasa al área del vocero presidencial. Preocupación en el ambiente cinematográfico.

Mediante el Decreto 194/2025, el Ejecutivo autorizó este lunes el traspaso de las plataformas de CINE.AR del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) a Contenidos Artísticos e Informativos Sociedad Anónima Unipersonal. De este modo, funcionará bajo la órbita de la Secretaría de Comunicación y Medios de la Presidencia de la Nación, con el vocero Manuel Adorni a la cabeza. 

La transferencia comprende el canal de televisión CINE.AR, la plataforma de contenido a demanda CINE.AR PLAY y CINE.AR ESTRENOS, donde se debe abonar un bajo arancel para acceder a los materiales audiovisuales. Además, el traspaso incluye la titularidad de derechos, bienes, presupuesto y personal afectado a dichas plataformas. Nicolás Vetromile, delegado general de Asociación de Trabajadores del Estado en el INCAA, expresó que aún no hay más que comentarios informales sobre la continuidad de los trabajadores de las plataformas, en su mayoría técnicos altamente capacitados. 

Esta decisión de Javier Milei se enmarca dentro de un contexto de ataque constante a la producción nacional, y particularmente audiovisual. Bajo la premisa de reducir al máximo el “gasto público”, la gestión de Carlos Pirovano como presidente del INCAA lleva acumuladas más de quinientas bajas en puestos de trabajo y cierres de áreas completas, aseguró Vetromile. A esto se suma la decisión de Pirovano de reducir la cuota de pantalla de producción nacional en las salas de cine, de modificar la política de fomento a la realización audiovisual por concursos de un año de plazo y a abandonar las actividades de exhibición. El cese de actividades de proyección, festivales nacionales, y desligarse de CINE.AR como plataforma van en concordancia con las decisiones de la gestión.

Es paradójico y poco estratégico que en el momento de auge de las plataformas de contenido audiovisual a demanda, la decisión no sea buscar más financiamiento para el Instituto en esos espacios, que abarcan la mayor parte de la inversión publicitaria. “Desligarse de herramientas como CINE.AR es hacer que el Estado sea más chico, intervenga menos y no tenga soberanía, es permitirle a los grandes medios del mundo estar sin ley”, concluyó Vetramile. 

Una contramuestra en Mar del Plata en defensa del cine nacional

Una contramuestra en Mar del Plata en defensa del cine nacional

En paralelo al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y en oposición a las medidas implementadas por la nueva Comisión Directiva del INCAA, se presenta Contracampo, que desea ser una espacio para imaginar un futuro distinto para la industria audiovisual.

Organizada por un grupo autoconvocado de directores, productores y críticos, Contracampose concibe como una acción en defensa del cine nacional. El encuentrose realiza entre el 22 y el 26 de noviembre –en paralelo al histórico Festival de Cine de Mar del Plata–, con sede en el Teatro Enrique Carreras de la ciudad balnearia.

Con películas de Martín Rejtman, Mariano Llinás y Diana Cardini, la grilla de Contracampo busca reflejar las diversas formas de producción que existen y su importancia para la construcción de una identidad compartida.“La formación de espectadores y el cultivo del deseo de las audiencias por ver cine nacional deberían ser una política de Estado y no sólo responsabilidad del sector audiovisual”, manifiestan los organizadores de la muestra.

La programación incluye 37 películas, producidas en diversas regiones del país y que pertenecen tanto al círculo independiente como al comercial. Se destacan El aroma del pasto recién cortado de Celina Murga, el documental Las formas de la invención de Maia Navas y el largometraje Breve Cielo de David José Kohon.

También se ofrece un recorrido histórico por las distintas etapas del cine nacional con la proyección de obras situadas en la época clásica, la renovación modernista de los años 60 y la posdictadura. “Buscamos demostrar que el pasado y el presente del cine argentino son igualmente valiosos e inseparables a la hora de pensar en su futuro”, expresan desde la organización. 

Con la idea de ofrecer un espacio de debate y recuperar discusiones acerca de lo que sucede dentro y fuera de las pantallas, Contracampo contará con actividades especiales de formación y reflexión. Los desafíos de la distribución, la reducción de la financiación, la sostenibilidad del cine independiente y la crisis del patrimonio audiovisual son algunos de los ejes que se abordarán en la librería El Gran Pez de “La Feliz” entre el 23 y el 26 de noviembre. 

Mientras tanto, la 39° edicióndel Festival de Cine de Mar del Plata, quese desarrollará hasta el 1 de diciembre,pondrá el foco en celebrar sus 70 años de historia. “El Festival sirve para participar en la construcción del cine argentino”, aseguró Gabriel Lerman, periodista y flamante director artístico del evento en diálogo con ANCCOM, tras la presentación oficial en el Cine Gaumont, de la ciudad de Buenos Aires.

La cartelera del único festival de cine clase A de Latinoaméricacuenta con la proyección de 125 títulos –75 menos que la última edición– y tiene por primera vez como país invitado a Japón. Entre las visitas internacionales sobresalen el cineasta canadiense Jason Reitman (ganador del Globo de Oro por Amor sin escalas), la actriz española Adriana Ugarte (El tiempo entre costuras) y la directora mexicana Fernanda Valadez (Sin señas particulares). También habrá lugar para homenajear el cine nacional con la proyección de clásicos como La treguade Sergio Renán a 50 años de su estreno, La Patagonia rebeldede Héctor Olivera y Boquitas pintadas de Leopoldo Torre Nilsson, a un siglo de su nacimiento.

Durante el evento, tendrá lugar la Competencia Argentina y Latinoamericana de corto y largometrajes en la que participarántítulos como 1978, de Nicolás y Luciano Onetti, Después del finalde Pablo César y Bailamos para no estar muertosde Lucía Benavente. En la Competencia Internacional, que contará con la presencia de la actriz colombiana Angie Cepeda y el director israelí Samuel Maozcomo miembros del jurado, se destacanA real pain del dramaturgo estadounidense Jesse Eisenberg y “There Was, There Was Not” de la armenia Emily Mkrtchian.

Otra propuestainteresante es la Competencia en Tránsito, en la que se presentan proyectos de largometrajes –tanto documentales como de ficción–que estén en proceso de realizacióny deseenobtener un aporte para poder finalizarlo. “Participamos en la construcción de cine argentino no sólo dándole un lugar de exhibición a las películas sino también con competencias para que las puedan terminar”, sostuvoLerman.

Consultado por ANCCOM respecto a los desafíos que enfrenta el sector audiovisual, en un contexto de desfinanciamiento por parte del Estado, Jorge Stamadianos, productor de cine y codirector del Festival,se mostró evasivo y consideró que “las realidades de producción cambiaron en todo el mundo” y que “es necesario tener conversaciones que contribuyan a sostener un cine que posee una marca muy importante a nivel mundial”.

Ahora bien,a diferencia de lo que sucede en el Festival de Mar del Plata, donde las localidades pueden llegar a costar hasta $4300, la muestra alternativa Contracampo ofrece entradas a $2500, un precio más accesible y en línea con el objetivo de democratizar el acceso al cine nacional.


La programación completa de Contracampo se puede ver en su página web. Las entradas se pueden adquirir en la boletería del Teatro Enrique Carreras (Entre Ríos 1824, Mar del Plata).

«La realización de películas argentinas tiende a cero»

«La realización de películas argentinas tiende a cero»

Cae el empleo en la industria cinematográfica actual a partir de las nuevas políticas que redujeron el financiamiento a las producciones audiovisuales.

Como consecuencia del desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y de la crisis económica que atraviesa el país, la producción cinematográfica nacional descendió a niveles mínimos y miles de puestos de trabajo corren peligro. La actividad entró en un tobogán luego de la resolución 16/2024 del organismo, emitida el mes de marzo, que congeló la asignación de financiamiento a proyectos audiovisuales, y tras el decreto 662/2024 del 27 de julio, que reglamentó que cada proyecto debe contar, como mínimo, con un cincuenta por ciento de financiamiento propio para recibir algún incentivo económico.

“La realización de películas argentinas tiende a cero en un sentido cuantitativo. Nosotros, los distribuidores, lo notamos porque si no hay largometrajes no tenemos trabajo”, remarca Manuel García, presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores Independientes de Cine. En consecuencia, resalta que “es un impacto progresivo si comparamos el año anterior con este, en donde la cantidad de obras se reduce. Si no hay una política cultural activa, el 90% del cine nacional no va a tener posibilidades de hacerse”.

Desde su rol, destaca que los estrenos que se están dando este año son producciones que se realizaron durante la gestión anterior. Más allá de películas financiadas por plataformas de streaming internacionales, en este momento “no se está filmando nada”.

Así lo percibe Ramsés Tuzzio, director de Orégano: La Familia Fracaso, película independiente recientemente estrenada en el Cine Gamount: “Se producen muchas menos películas a nivel comercial y estas deben buscar otras alternativas para financiarse”.

Esta caída deja sus efectos en el mercado laboral del sector. Según Tuzzio, “el trabajo y las producciones cayeron mucho. Varios perdieron su trabajo o directamente no consiguen empleo exclusivamente en producciones audiovisuales, teniendo que mutar a otros rubros”.

Un informe del INCAA publicado en septiembre del 2023, anotició un crecimiento del 45% del trabajo registrado en la industria entre 2007 y 2022. Según el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina, el año pasado se registraron 28.565 puestos de trabajo y se realizaron 79 largometrajes de ficción. Este número de películas y empleos corren peligro y la oferta laboral ya se ve afectada.

Corina Safer trabaja como sonidista desde hace seis años en producciones audiovisuales y es su principal fuente de ingreso. Más allá de que subraya que la gran mayoría del empleo disponible es por relaciones y contactos, resalta que “del año pasado para atrás era un mercado laboral grande”.

Sin embargo, lamenta que hoy la situación “es un desastre: Hay una falta de trabajo angustiante, se vio disminuida la oferta de forma abrupta en unos pocos meses. Conozco gente grosa que está trabajando de Uber o de otras cosas por fuera del sector. Estamos todos en números rojos, hicieron mierda la industria». En ese sentido, señala que antes con sus ingresos vivía bien, dándose algún que otro gusto, pero que ahora tiene que ajustarse, restringiendo consumos por la falta de flujo de ingresos y de trabajo.

García detecta que la situación actual de la industria cinematográfica es similar a la que atravesó en la pandemia: “Hay mucha gente calificada con trayectoria en producción, técnica, actores y actrices sin trabajo. Todo eso está volviendo a pasar, pero ahora con la diferencia de que no hay un Estado presente que ayude y las políticas que se prometen a futuro no permiten pensar que esto pueda revertirse”, remarcó.

A su vez, la falta de trabajo y la ausencia de legislación laboral en el área afecta negativamente las condiciones laborales de los trabajadores. Julieta Muriel es asistente de producción de efectos visuales y destaca que, si bien en esta línea hay una buena oferta de trabajo, “es un mercado muy demandante y bastante precarizado. Es el único rubro que no tiene un sindicato. En otros hay un tarifario con el cual uno se puede regir, pero este no es el caso. Una regulación sería clave para mejorar las condiciones y el flujo de trabajo”, recalcó.

Asimismo, Safer cuenta que hay gente que se aprovecha de la crisis en el sector: “Por la necesidad que existe ahora, están acortando un montón los presupuestos y muchas veces se ofrecen salarios de hace dos años atrás. Por la necesidad de trabajo, la gente los agarra”.

Al mismo tiempo, también está siendo afectada la posibilidad de exhibición, luego de la desreglamentación de la cuota de pantalla nacional en cines comerciales. El Decreto 662/2024 también le otorgó únicamente al presidente de la institución, Carlos Pirovano, la facultad de fijar dicha cuota, aunque no especificó el mecanismo o criterio para hacerlo. Esto termina de generar un caldo de cultivo esquivo para la industria audiovisual nacional, atentando contra el financiamiento de las producciones independientes y limitando sus posibilidades de exhibición.

Según García, “no se produce y lo que está producido no tiene un impacto público. Las herramientas que tiene el cine argentino para ser exhibido las eliminaron. Es extraño porque se supone que esta era la gestión que se quejaba de que el cine argentino no tenía audiencia”. En esa línea, subrayó que la situación es una especie de profecía autocumplida por parte de la política cultural por parte del gobierno: “Decían que nuestro cine no tenía audiencia y hoy está mal financiado y está mal promovido. El cine argentino está siendo sometido a una muerte lenta”.

 

 

El Estado sigue despidiendo trabajadores

El Estado sigue despidiendo trabajadores

El Gobierno de Javier Milei ahora cesanteó a más de 1.200 trabajadores del INCAA, INTI, del exministerio de Desarrollo Social y el exministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, entre otros organismos, que se suman a los 15.000 despidos que llevaba desde que esta gestión asumió. Fuertes críticas y denuncias desde los gremios y la oposición.

Apenas aprobada una versión reducida de la Ley Bases, el gobierno de Javier Milei sigue desmantelando el Estado. La tensión con los trabajadores estatales se remonta desde los primeros meses de gobierno con cierres de organismos y vencimientos de contratos. Este viernes se convocó a una reunión paritaria y a la tarde llegó una nueva ola de despidos.

El 30 de junio vencen 50 mil contratos que habían sido renovados por tres meses, luego de la primer tanda de despidos del Estado. Dos días antes del vencimiento despidieron a más de 1.200 trabajadores que estaban en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el exministerio de Desarollo Social y el exministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. En este último, el 80% del plantel recibió la notificación de despido por mail. Carlos Zapata, diputado nacional de La Libertad Avanza Salta, justificó la medida en diálogo con ANCCOM: “Lamentablemente es una medida necesaria e imprescindible para poder redimensionar el Estado y dejarlo en un tamaño absolutamente manejable para que pueda trabajar con eficacia y eficiencia la relación entre recurso empleado y el resultado obtenido. Hace tiempo ya los políticos argentinos utilizaron el Estado como refugio o como medida de compensar a los militantes que los ayudaron a llegar al poder y así pasar integrar las filas del Estado personas con escasa preparación”.

Le respondió Clarisa Gambera, secretaria de Género de ATE, que explicó a ANCCOM: “Están atacando a las áreas que ellos consideran estratégicas para su batalla ideológica. Es de una crueldad impactante. Esto no tiene que ver con el ahorro, sino que tiene que ver con inscribirse en una agenda de derecha y mostrarle a un sector de la sociedad que arrasa con lo que él dijo que iba a arrasar: las políticas vinculadas a derechos, la promoción de derechos, al trabajo contra la desigualdad, a la protección de personas en situación de vulnerabilidad”.

Desde el Áea de Géneros de Nuevo Encuentro declararon: “No hay políticas públicas de género y diversidad sin trabajadorxs especializadxs. Este Gobierno hace de la destrucción una política de Estado”. Mónica Macha, diputada nacional y miembro de ese espacio, dijo que estos despidos implican un desguace de las políticas públicas de género del Estado nacional y la “destrucción absoluta” de los programas. Además, en diálogo con ANCCOM, agregó: “Tenemos un presidente misógino que  viene a restaurar la violencia por motivos de género como política de Estado. La destrucción del Ministerio (de Mujeres, Géneros y Diversidad) es la única promesa que cumplió Milei. No hay un problema presupuestario, hay un modelo social que quieren instaurar”.

Para la diputada de Unión por la Patria, estas medidas dan un mensaje “claro y peligroso”: que la violencia hacia las mujeres y las diversidades no importa. “Pasamos de ser un país de vanguardia en materia de género, a sufrir un retroceso de más de treinta años. Vamos elevar una citación general, que no sea de un único bloque, a Mariano Cúneo Libarona, como responsable de lo que queda de políticas de género”, advirtió Macha.

Para ejemplificar los efectos de “un Estado en retirada del territorio”, Gambera toma el caso de la desaparición de Loan: “Desguazar el programa de trata hace que no se active un protocolo inmediato que hubiera bloqueado las fronteras, desmantelar las políticas públicas vinculadas a la protección de las niñeces contra el abuso hace que no haya respuestas ni preventivas ni de intervención con la familia o de respuesta inmediata cuando la situación se agravó. Retirar al Estado del territorio y desmantelar las políticas públicas de protección de derechos tienen consecuencias concretas en la vida cotidiana de las personas por más que haya triunfado una narrativa que habla de que el Estado no sirve para nada. La realidad es que vamos a estar todas las personas más desprotegidas a partir de hoy. Las mujeres, las niñeces y adolescencias en particular con el desmantelamiento de todas estas áreas”. Además, recalcó que entre los despedidos, hay gente con más de 16 años de trayectoria, que están trabajando en esta temática desde antes de la conformación del Ministerio.

En esa línea, Luci Cavallero del colectivo Ni Una Menos, declaró a ANCCOM que “los despidos masivos que está habiendo en varias dependencias estatales, pero principalmente la Secretaría contra la violencia, transforman al Estado en cómplice de la violencia por razones de género al incumplir compromisos internacionales. En este momento no contamos ya con políticas estatales de ningún tipo a nivel nacional. Esto va a sobrecargar las redes feministas y genera como primer efecto un desamparo generalizado”.

Esteban Paulón, diputado nacional de Hacemos Coalición Federal, resaltó que los despidos en los programas remanentes de este ex-Ministerio se dan en el Día del Orgullo LGBT y en vísperas de fin de mes. “Son una demostración de la crueldad, la inhumanidad y la insensibilidad del gobierno de Javier Milei, que ha venido a destruir y a llevarse puestas todas las políticas públicas. Es insoportable esta situación en la cual hay un total desprecio por las políticas públicas y por la vida de las mujeres y las disidencias. Esperamos que la acción sindical y la acción en la calle permita que se revierta esta situación”, dijo para ANCCOM. Los trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos declararon en un comunicado que entienden los despidos “como el comienzo del desmantelamiento de la Secretaría y de las políticas de derechos humanos que este pueblo consensuó hace muchos años” y convocan a una asamblea para decidir las próximas acciones.

Zapata, el diputado libertario, indicó que si bien “varias familias quedarán sin ingresos, tiene que asumirse que trabajar en la política tiene como objetivo el bien común. El bien individual de los militantes no puede ser una pesada carga para el resto de las personas, para los argentinos de bien, que necesitan el funcionamiento de un Estado equilibrado”. Además, no acuerda con la opinión opositora que recortando estas políticas se desampara al pueblo. “No podemos exigir contribuciones para abonar sueldos elevados o tratar de justificar la existencia de empleos que no hacen absolutamente nada. El empleo público es una necesidad que tiene que estar encuadrada en los principios de eficiencia y efectividad. Básicamente está justificada su existencia en la vinculación con algún servicio real y presente. Siempre va a haber opiniones diversas, pero el Estado como refugio de militante o elemento para dar favores políticos o personales no debe ser concebido como una cuestión que puede perdurar en el tiempo. Es la destrucción misma y está en contra de la razón de la existencia del Estado”, consideró.

Una de las poblaciones más afectadas por estos despidos es la comunidad trans. Para Manu Mireles, activista LGBTI+ y cofundadora y secretaria del Mocha Celis, el cupo travesti-trans y las políticas de género “son políticas que garantizan la democracia para todas las personas y su profundización. El Estado y la sociedad argentina es mejor en cuanto puede garantizar que todas las personas podamos tener derechos y tener una vida digna. Es necesario que podamos habitar un mundo donde haya muchos mundos posibles”. Si bien la ley de cupo no se había logrado terminar de implementar, los despidos ilegales del cupo en la Era Milei ya acumulaban un 10%. “Recibimos denuncias de personas travestis trans y no binarias que, habiendo entrado por el cupo y teniendo la garantía de un trabajo registrado, vuelven a estar en una situación de profunda vulneración del derecho al empleo”, agregó Mireles.

“El gobierno de Javier Milei tiene una saña particular con las políticas de género, con las políticas de memoria y derechos humanos, con los sectores que están más movilizados y que han propuesto procesos de sensibilización a la sociedad que van en contra de este modelo individualista que ellos quieren implantar. Esta ultraderecha tiene un modelo de odio y de crueldad: no sólo de ajuste, sino también un disciplinamiento general de la sociedad”, concluyó Cavallero.

El INCAA da batalla

El INCAA da batalla

Los trabajadores de la industria cinematográfica se reunieron en las puertas del INCAA en rechazo de las políticas del gobierno y de la designación de Carlos Pirovano al frente de la institución. Para los trabajadores la cultura es un blanco elegido porque genera pensamiento crítico y resistencia.

Los trabajadores del INCAA se movilizaron el 3 de mayo para visibilizar su situación a través de diferentes acciones. Desde las puertas de la institución reclamaron contra de la decisión del gobierno de cerrar el Instituto temporalmente después de achicar fuertemente su estructura y lenciar a más de doscientos trabajadores. Los principales apuntados por parte de los manifestantes fueron el presidente Javier Milei y el actual titular del organismo Carlos Pirovano, un especialista en finanzas sin experiencia en el mundo del cine.

En línea con el ambiguo régimen de austeridad que el gobierno profesa bajo la consigna “No hay plata”, Pirovano justifica el ajuste en “el contexto de la crisis económica general y el importante déficit fiscal que atraviesa el país desde hace décadas”.

Desde la difusión de la Ley Ómnibus impulsada por el presidente Milei, las funciones del instituto se vieron afectadas, se decretó la suspensión de presentación de proyectos por 90 días hábiles. La Gerencia de Fomento, un emblema del instituto, sería eliminada para reemplazarla por un sistema bancario menos accesible.

Sin embargo, lo trascendido el lunes 22 de abril fue la gota que rebalsó el vaso y obtuvo como respuesta la manifestación en las puertas del INCAA en donde trabajadores del cine se expresaron sobre la situación.

“El único lineamiento claro es que quieren reducir al instituto a la mínima expresión, atacar al sector de la cultura porque muestra una lucha, una resistencia”, expresó en diálogo con ANCCOM Ingrid Urrutia, trabajadora del instituto y delegada general de ATE. “Lo que estamos defendiendo tiene apoyo social y se enmarca en la pelea general que estamos llevando contra el gobierno y la Ley de Bases que podría llevarse puesto al instituto”, agregó.

Una sentencia de muerte

Desmantelar una entidad como el INCAA significa una sentencia de muerte para gran parte del cine argentino. Pocos proyectos podrán realizarse sin el apoyo del instituto cuya función es apoyar y fomentar tanto pequeñas, medianas y también grandes producciones. El INCAA democratiza y permite financiar proyectos que de otra forma no podrían realizarse a través de subsidios y concursos. 

Según Urrutia, “sin el apoyo del Estado sabemos que muchos proyectos no podrán ver luz”. En consonancia, Nicolás Vetromile, montajista y delegado de ATE, afirmó: “Con este nuevo sistema el INCAA va a pasar de producir doscientas películas por año a apenas 20. Hoy solo se van a poder producir los que se puedan autofinanciar”. El único subsidio que se mantendrá en la nueva gestión es el subsidio a la exhibición que reintegra el dinero de poner un filme en las salas: pocos gozarán de esa retribución, ya que llegar a un estreno se volverá una misión casi imposible.

La postura del gobierno no solo golpea a la producción cinematográfica si no a todo lo que hay detrás: miles de trabajadores en todo el país, desde actores y directores hasta servicios de catering, limpieza, editores, vestuaristas, etc. El cine como toda industria da trabajo a muchas familias; si la producción baja, las fuentes de ingreso serán mucho más escasas. 

Como si fuera poco el cierre del INCAA trae consigo el cierre de todas las salas dependientes de la entidad a la vez que deja inoperantes a importantes y consolidados portales de difusion como Cine.Ar TV, Cine.Ar Play, el Cine Gaumont, el Festival de MDQ, etc. Las obras que logren realizarse bajo este nuevo régimen tendrán aún menores oportunidades de difusión.

¿Con la nuestra?

Uno podría entender el cierre del INCAA bajo las lógicas de ajuste del gobierno de Milei en donde el “No hay plata” se lleva todo por delante. Sin embargo, lo cierto es que el instituto del cine no depende de aportes directos del Estado argentino para subsistir. Esa idea tan repetida es una falsa creencia. 

El INCAA es un ente público, pero no estatal. Es autárquico por lo cual no está sujeto a la intervención gubernamental en sus acciones. La principal fuente de ingreso de la institución es el Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC) que se compone de un impuesto del 10% sobre el precio de las entradas de cine, el 10% del precio de venta de “videogramas grabados”, como DVDs, y el 25% de la recaudación del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), a partir del impuesto a la facturación de los canales de TV, radios y servicios de cable. Los aportes del tesoro nacional son esporádicos, circunstanciales y no representan un porcentaje significativo de la recaudación del INCAA. 

“Esto no tiene nada que ver con quitarle la comida a nadie o tomar la renta nacional”, afirma Nicolás Vetromile. Que una obra sea rentable no es un requisito del INCAA a la hora de financiar. Sin embargo, se repite constantemente que “el cine argentino es deficitario” y en muchos casos lo es. Si bien hay numerosas películas exitosas financieramente, un gran porcentaje de las películas argentinas que salen a la luz no recupera sus presupuestos.

Los datos indican que hay una caída en cuanto al caudal de público en las salas, especialmente después de la pandemia del covid 19, que trajo consigo otras formas de consumo cinematográfico. En 2023 se estrenaron más de 250 películas argentinas, pero apenas 10 superaron los 50 mil espectadores y el único filme que superó el millón fue el documental sobre la selección Argentina Muchachos, la película de la gente. Este 2024 es más flojo, la película argentina más vista fue el reestreno de 9 reinas con 75 mil espectadores. Los números son menores a los de los años anteriores: por ejemplo en 2015 fueron 13 las películas que superaron el piso más alto de 100 mil espectadores. 

El discurso reduccionista que avalan los defensores del gobierno considera al cine argentino inútil y fracasado fundamentando esta teoría en la idea de que la gente “le da la espalda” y rechaza ver cintas argentinas por su supuesta baja calidad, como si el hecho de ser nacional ya dotará al filme de una serie de problemas que lo ponen por debajo de otro extranjero.

La realidad es que de ese buen número de películas “deficitarias” hay un abrumador porcentaje que no tienen prácticamente ninguna difusión. Muchísimos filmes solo están una semana en cartel, no se promocionan en ningún medio y deben conformarse con aparecer en algunas salas dependientes del INCAA, las mismas que acaban de cerrar. Las que sí logran aparecer en las salas comerciales lo hacen en días y horarios más bien marginales que complican la afluencia de público. Con estas condiciones las posibilidades de éxito económico son prácticamente milagrosas.

¿Esto se debe a que son simplemente peores? No: es porque los cines comerciales se manejan con una lógica de mercado, las grandes salas evitan estrenar filmes argentinos ya que no son garantía de ganancia en comparación a los tanques de la industria norteamericana que llegan al país con plataformas de promoción mastodónticas y que aseguran una venta de tickets de mínima. Esto no quiere decir que los filmes nacionales no puedan atraer público: hay infinidad de ejemplos que demuestran que cuando las producciones nacionales tienen amplia difusión, son éxitos casi asegurados. 

Pero estos casos son apenas dos o tres películas por año. Luego vienen algunas producciones intermedias que dependen de su suerte y el boca en boca, como el caso de Puán que ya congregó a más de 120 mil espectadores y sigue sumando. Las más pequeñas directamente están destinadas a una difusión marginal o quedan disponibles en los repositorios que, ahora, también cierran.

 

No los ven

“No la ven” dicen muchos funcionarios del gobierno. En consonancia con esa retórica podría decirse que ellos al cine argentino tampoco lo ven. Las autoridades y los militantes de ese discurso consideran a la industria de cine local como una cloaca irrecuperable de la que nada bueno puede salir. Nunca desde el Estado nacional se había hecho un boicot tan importante contra el cine argentino. No solo desde las decisiones políticas sino desde lo discursivo. Un discurso que cala profundo en un sector de la sociedad que considera a los trabajadores del INCAA como ñoquis y al cine un curro improductivo. 

La obsesión por denostar el cine local parece estar íntimamente ligada al rechazo por todo aquello que sea nacional, soberano y representativo. La embestida al cine y la cultura no es una casualidad, es parte de una estrategia de desintegración del sentido de comunidad nacional. 

Mientras tanto, y como respuesta a esto, los trabajadores del cine seguirán  luchando en la calle, haciéndose ver, alzando la voz, como ocurrió en la sede del INCAA, en donde se congregaron junto a centros de estudiantes de FADU y UNA, diputados nacionales como Romina del Pla, Myriam Bregman y Esteban Paulon, además de representantes del colectivo de actrices argentinas. Todos unidos en lucha para defender a una insignia de la cultura nacional y  demostrar que este no es el final de la película.