«Un idioma maricón»

«Un idioma maricón»

El carrilche nació hacia 1940 entre la comunidad travesti como un argot para poder hablar entre los miembros de la comunidad en medio de situaciones de peligro y sin que la policía entienda. Aquí su historia.

María Belén Correa, en la Marcha de la Memoria Trans.

“Hablamos idioma maricón. Hablamos carrilche”, dice la activista María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans. El carrilche significa marica y es el argot que nació en la década de 1940 como mecanismo de defensa de la comunidad ante la policía y los presos. En ese entonces, existían ciertas figuras legales que servían como forma de control y represión estatal. Hacerse visible ante la persona equivocada implicaba terminar en la Estancia -la cárcel de Devoto-, donde permanecían de 15 a 120 días, reencontrándose.

 

Cuma doda la sidilcre

 Los testimonios de Malva Solís en la película Con nombre de flor y la revista El Teje dan cuenta de la resistencia del colectivo travesti trans frente a la violencia policial, y de los lazos intracomunitarios. Solís se encontraba en la cárcel cuando las hermanas Arveja- Florián y Orquídea-, atendieron la urgencia de inventar palabras para usar en la calle ante la caza. En este contexto, surgieron los términos fundamentales para su supervivencia, como doda (cuidado) o sidilcre (policía), y también aquellos que denotaban pertenencia como cuma (maricón). Estos se cristalizarían en fórmulas como “cuma doda la sidilcre” (maricón,  cuidado la policía).

“Nosotras hacemos visible a Malva porque fue la última que podía hablar el carrilche original. Ella dejó testimonio de ese argot con un diccionario. Hay algunas palabras que pueden utilizarse hoy, pero no todas están en uso. Ninguna de las personas que hoy hablamos el carrilche de los 90’ utilizamos el carrilche original de los 40”, dice María Belén.

            Daniel Busato, director de la compañía de teatro Kumas de Sitges, reflexiona acerca  de la actualidad: “Se utilizan ciertas palabras en tono gracioso, pero la realidad del carrilche es otra: solamente que las personas que lo hablan se enteren de lo que están hablando sin que un tercero o cuarto -en su origen la policía o carceleros-, se enteraran de qué era lo que estábamos hablando”.

             A través del tiempo y con la creatividad de la comunidad, el carrilche fue mutando: se amplió, degeneró, algunas palabras se olvidaron y otras se sumaron. No en todo el país se hablaba igual; por ejemplo la gente de Santiago del Estero hablaba diferente que la del Río de la Plata. Pero también se nutrió de otros argots, ya que se trataba de un método de defensa existente en distintos países, sin tener conexión entre las personas. “En Estados Unidos te decían si conocías a Dorothy para saber si eras gay. En Brasil se hablaba abogó y, en Perú, lóxoro”, menciona Correa.

Mucho chongo

            Hacia finales de las décadas de 1980 y 1990’, las únicas personas que seguían hablando carrilche eran quienes se relacionaban con el espectáculo. Esto se debe a que las personas que estaban en la calle ya no lo utilizaban de la misma forma. “Desde que lo adopté, lo utilizamos en los camerinos”, cuenta Daniel. El carrilche se utilizó entonces para que los strippers o iluminadores no entendieran lo que hablaban. María Belén comenta: “Al cambiar las leyes, las mismas personas dejaron de utilizarlo para el cometido y empezó a usarse de manera social: un idioma distinto”.

Las vedettes comenzaron a escuchar las palabras de sus amistades que las peinaban o maquillaban. Si tenían buena relación, se les enseñaban los términos. En ese marco, se viralizó un audio de Moria Casán donde decía “mucho chongo” y hoy todo el mundo sabe lo que es. En este marco, María Belén afirma que “las pocas palabras que se han popularizado fueron utilizadas correctamente. Pero fue un error porque fueron palabras que ya no pudimos usar”.

            Hay debates que tienden a negar al lenguaje como campo de disputa por los sentidos, tierra fértil para la resistencia y la trasgresión, pero ante la violencia de la norma, la lengua insiste y deja huellas identitarias. En este sentido, Correa reflexiona: “La persona que habla carrilche tiene una historia de vida mucho más fuerte que una persona que no lo habla. Era un método de defensa que algunas pocas podemos seguir manteniendo. Fue una forma de pertenecer, la llave para poder ser del grupo. Saber carrilche era poder estar en la conversación, ser parte de. En aquellos tiempos, se vivía con bastante soledad y vos eras parte de un grupo, te hacía pertenecer a algo, a una familia: nos entendíamos y hablábamos el mismo idioma”.

 

Hablemos de menopausia

Hablemos de menopausia

Según la OMS, el 70 por ciento de las personas llega a la menopausia sin información suficiente. No se habla de ella, pero los síntomas se presentan en el 80 por ciento de los casos e impactan sobre la vida de quienes los padecen. No pausa es una asociación civil que nació para visibilizar un tema tabú.

A los 48 años, Miriam De Paoli se vio enfrentada a un diagnóstico de perimenopausia sin tener la menor idea de cómo transitarlo. En ese momento, le hizo ruido no verse ella misma como lo que pensaba que era “una menopáusica” y pudo dimensionar el tabú alrededor de la problemática. Periodista y profesora, junto a una ex alumna y colega, Milagros Kirpach, decidió hacer algo al respecto. Así nació No Pausa.

Fundada en 2019, No Pausa comenzó siendo una red multiplataforma que se proponía brindar información integral sobre la mal llamada menopausia. Hoy es una asociación civil que informa y visibiliza, pero además ofrece acompañamiento en el proceso de dejar de menstruar y busca mejorar la calidad de vida de estas personas.

Como proyecto comunicacional para combatir la desinformación y concientizar, De Paoli y Kirpach crearon un equipo multidisciplinario formado por “consejerxs nopáusicxs”, es decir, profesionales de la salud, sexólogos y deportólogos que se ocupan de dar respuesta a las consultas de la comunidad.

Se trata de la fase de la biografía menstrual más invisibilizada, tal es así que ni siquiera se la nombra correctamente, puesto que la menopausia es un solo día en la vida de las personas menstruantes: el momento del último período que se detecta 12 meses después de haber ocurrido. Al contrario, el climaterio dura cerca de 10 años –entre los 48 y 58 años dependiendo del entorno social y factores biológicos– y engloba todo el proceso de caída del nivel de ciertas hormonas, en especial el estrógeno. En rigor, incluye el antes, el durante y el después de la menopausia. El reduccionismo es peligroso porque implica entender el cese del período menstrual como un solo momento. Invisibiliza y simplifica el largo y complejo proceso que abarca un tercio de la vida de las personas con útero.

De Paoli y Kirpach comprendieron que no alcanzaba con un trabajo en redes sociales, de allí los cinco ejes de acción que plantea No Pausa. El primero es la Red Informativa Multiplataforma donde se ofrece contenido original gratuito a través del sitio web, redes sociales, una gacetilla mensual y contenido para medios. El segundo, la conformación de una comunidad con más de 70.000 personas entre profesionales de la salud y pares (más su entorno familiar, social y laboral) que permite compartir experiencias y buscar soluciones de forma conjunta. El tercero tuvo que ver con la falta de datos sobre el tema. No Pausa, junto con DataGénero, crearon el primer Observatorio de Datos sobre Climaterio y Menopausia de Latinoamérica, de donde surgió el Primer Informe Encuesta Provincial sobre Climaterio y Menopausia. A su vez, la asociación proporciona capacitaciones, consultorías y talleres en barrios populares y ambientes laborales de la ciudad de Buenos Aires.

El quinto es el trabajo en alianza con marcas o empresas para generar contenido, productos y campañas de beneficio mutuo. Este último eje es importante para hacer efectivas las propuestas que se piensan desde No Pausa como necesarias y que requieren financiamiento. “Sólo nombrando los problemas no alcanza. Si no logramos trascender la información con solución accionable que permiten tratar esos síntomas, no cumplimos con nuestro valor fundamental que es la información como poder de decisión. No tenemos la pata de decisión si no tenemos alternativas sobre las cuales decidir”, afirma Kirpach.

La desinformación es fruto de varios factores, pero lo concreto es que las personas menstruantes deben transitar el climaterio desde una posición de vergüenza y desconocimiento. Hacen falta políticas públicas. Un ejemplo es la poca importancia que se le otorga dentro del programa de Educación Sexual Integral, o la falta de un protocolo médico que funcione como guía de cómo debe actuar un profesional de la salud. A esto se suma la escasa difusión de los medios acerca del tema.

El sistema médico tampoco colabora. El climaterio necesita de un abordaje integral porque, de no ser así, los síntomas son tratados como patologías aisladas. El desconocimiento lleva a que no se relacionen esos síntomas –insomnio, migrañas, diversos tipos de resequedad, entre otros– y los cambios hormonales. Esta ineficiencia se ve profundizada por la insuficiente oferta de especialistas en climaterio.

La organización intenta llenar este vacío que deja el sistema médico, brindar un lugar donde acudir por soluciones, cuando la única respuesta que se recibe de los ginecólogos es “bancátela”. Los síntomas tienen un impacto real. Kirpach lo ejemplifica: “Tuvimos un caso de una chica que padecía cáncer y sufrió una menopausia inducida por la quimioterapia. Se acercó a nosotras porque había asistido a un médico y le preguntó sobre los síntomas que iba a transitar. El profesional de la salud le dijo: ‘Nena, tenés cáncer, qué te importa’”.

Todo lo anterior se ve reforzado por el estigma que deben cargar lxs menopáusicxs. “Soy menos atractiva”, “Fue lo peor que me pasó”, “Estoy vieja”, “No entiendo qué me está pasando, no me reconozco”, “Está irritable, seguro está menopáusica”, son algunas de las expresiones que circulan a diario. Muchas veces, el tabú impide comunicar al entorno laboral, familiar o social acerca de los cambios que se están viviendo y suelen aparecer formas de violencia como la burla o el desprecio.

En Chile, una investigación cruzó los síntomas relacionados a la esfera sexual (como la disminución del deseo o la resequedad vaginal) con un aumento de la violencia intrafamiliar. Se detectó que los casos de violencia se ven potenciados durante esta etapa por la repercusión que tiene en la vida sexual.

En la Argentina no existen datos sobre el climaterio que permitan generar herramientas para transitar la etapa de la mejor manera. Se desconoce la cantidad de síntomas y cuáles son, así como la diversidad de menopausias existentes (natural, quirúrgica, por estrés, temprana, por insuficiencia ovárica prematura o precoz). No sólo eso, también se ignora por completo a las menopausias trans. Cuando pensamos en unx menopáusicx, nos imaginamos una mujer blanca, con pelo canoso y expresión doliente (que en realidad es una mujer post-menopáusica). Este otro reduccionismo, además de acentuar el estereotipo y el estigma, vuelve a echar oscuridad sobre el climaterio que termina siendo relacionado a la vejez y el fin de la vida sexual productiva (y en consecuencia de la utilidad de las personas con útero). Desde No Pausa, entienden que hay tantas menopausias como personas menstruantes.

“La información es fuente de empoderamiento, autonomía y de decisión”, aseguran sus fundadoras. Por esta razón es fundamental empezar a hablar de la menopausia y exigir un cambio en políticas públicas, el abordaje médico y la formación de profesionales, así como romper con los estigmas y estereotipos que la rodean. Pongamos en agenda el dejar de menstruar.

El ballroom crece

El ballroom crece

Una movida, fraterna y de resistencia, une a las disidencias porteñas en desfiles y fiestas.

Se abren las puertas. Adentro son todas disidencias. Travestis, maricas, trans, no binaries. Todas expectantes, montadas, reinas, artistas. Ansiosas de que suenen de una vez los primeros sonidos de esa pasarela que hace temblar al piso de la heteronorma. Son queers, son amigues y son familia. La presentadora dice “Let’s go perras” y comienza a sonar el beat del DJ que abre oficialmente la runway disidente.
Insertada entre las calles de Buenos Aires, la escena ballrooom es una realidad y está para quedarse, hackeando al poder hegemónico que se cruza en su camino.
“El ball es un espacio seguro y libre, donde nos apropiamos de lo que nos fue negado históricamente y que aún se nos sigue negando”. Quien habla es Tian Aviardi. Se autodefine como “una marica que baila y que gestiona espacios de disidencias”. Vive en Buenos Aires desde los 19 años, es una de las primeras personas que introdujo la cultura ballroom en la escena local y que llevó a este circuito a ser el furor que es hoy: “La escena vive por sí sola, hay un montón de personas que hoy pertenecen y que gestionan estos eventos”.
Tian, con orgullo y solidez, expresa que los balls son “lugares hechos por y para nosotres, las disidencias” que tejen redes no sólo para liberarse sino también para “sanarse y abrazarse entre todes”. Se generan encuentros con un montón de personas que atraviesan las mismas realidades, con las que a su vez se puede empatizar y construir un vínculo de amistad o fraternal: “De ahí vienen las casas, una especie de fraterninades en las que se organizan quienes participan y la adopción de hijes no biológicos. Se vuelven familias que se gestionan, protegen y contienen entre sí”.
La gente se alborota en la pista. Ingresan entonces a la pasarela con brillos, vestuario fluorescente y un mensaje político: basta de censura, basta de prohibición. Acá todos los cuerpos son reivindicados. Acá todes pueden liberarse y ser lo que quieran ser: divas, modelos, reinas de su propia fantasía. Porque no existen lógicas binarias, porque ahora la realidad la crean elles, queers y empoderades.
En este universo extravagante que combina performance, modelaje y danza, se establecen categorías abiertas y les participantes van enfrentándose de a dos en la famosa pasarela. “La imaginación y las posibilidades creativas son enormes, ha habido temáticas desde recrear un color, hasta temas sociales que nos afectan, como el aborto legal o cuestiones ambientales. Porque el arte es para eso, es para expresar nuestras realidades”. Al mismo tiempo, explica Tian, se tocan temas de fantasía. Juegan a ser eso que de chiques no podían, porque acá no existen los límites.
Van pasando a la pista, muestran sus trucos, voguean y recrean una runway internacional. Cuando pasan de a dos, los jueces observan, alientan, y escogen al final a quien consideran que más lo dio todo. Mientras tanto, los aplausos y el aliento del público son una constante. Acá no hay espectáculo y espectadores, en esta escena hay un ida y vuelta entre la audiencia y la gente que se sube a esta pasarela.
La idea es ayudarse entre todes. Son públicamente conocidas las dificultades que trae conseguir trabajo para personas que no entran dentro de lo que socialmente se conoce como la norma. Por eso es que en estos eventos, explica Tian, hay sponsors, premios y trofeos de tiendas y emprendimientos de personas que integran esta misma escena: “Es lindo eso, premiar el esfuerzo, la energía, el entrenamiento, el talento y las ganas. Nos cubrimos en todos los aspectos donde hay huecos, y los llenamos de aguante energético, emocional y económico”.
El ballroom es comunidad, familia, expresión y lucha. Deja una marca e impulsa a que más personas se liberen y salgan a las calles sin censuras, a que más identidades ocupen espacios, los hagan propios y conecten con sus cuerpos. Constuyen una comunidad que no deja de crecer. Como un efecto mariposa, cada vez más personas de distintos sectores del país ocupan espacios públicos, montan una pasarela, prenden un micrófono y exclaman: “Let’s go perras”.

«No me molesta que me griten puto»

«No me molesta que me griten puto»

Futbolista amateur en una liga bonaerense, Nicolás Fernández es el primer jugador en hacer pública su homosexualidad. “Con mis compañeros se me hizo fácil porque me conocieron como persona primero”, afirma.

Nicolás Fernández, 27 años, fue el primer jugador argentino en reconocerse gay en un ámbito tan homofóbico como el fútbol. Arquero en Huracán de Pellegrini de la Liga Trenquelauquense, en diálogo con ANCCOM cuenta como hizo público su elección sexual en un vestuario frente a sus compañeros, su relación con las hinchadas y su lucha constante por la visibilización del amor homosexual.

¿Cómo empezaste en el fútbol?

Arranqué de chico a jugar en mi pueblo, Pellegrini (provincia de Buenos Aires, en el límite con La Pampa). Debuté a los 15 años en primera y me mantuve hasta los 18. Luego de dos años sin jugar estuve en Barrio Alegre de Trenque Lauquen, en la liga amateur. En 2017 pasé por la Liga Cultural de La Pampa, un año y medio por Deportivo Rivera, medio año en Anguil y seis meses en Atlético Belgrano, de Santa Rosa. Me rompí ligamentos cruzados y volví en 2020 a atajar en Belgrano. Hicimos toda la pretemporada y pude jugar sólo un partido, porque nos agarró la pandemia. Después me mudé a La Plata y empecé a jugar en Universitario de Berisso, en la Liga Platense. Luego de ocho años de haber dejado de jugar en Huracán de Pellegrini, volví al pueblo y al club y estoy viajando todos los fines de semana a jugar.

 

El capitán del equipo me preguntó delante de todos mis compañeros si los pibes que vivían conmigo en la pensión eran gays. Yo le dije que hacía tres años que salía con un chico.

Nicolás Fernández

¿Cómo fue el momento en que declaraste ser gay en un vestuario?

Cuando jugaba en Rivera, estábamos jodiendo con el capitán del equipo y delante de todos mis compañeros me preguntó si con los que yo vivía en la pensión, que eran tres compañeros, eran gays. Me preguntó delante de todo el plantel. Yo le blanqueé lo mío, que hacía tres años que salía con un chico y si había algún problema que me lo dijeran. Por suerte quedó todo ahí, la mejor. Se me hizo fácil porque siempre me conocieron como persona primero, y después mis gustos o elecciones sexuales. Más tarde, en un boliche, estaba con mi expareja y decidí hacer una publicación en Facebook, y ahí se viralizó

¿Te acordás qué decía?

“Soy feliz. Gracias a quienes lo entienden. Y perdón a quién no. Un género no determina nada y mucho menos habla de quién soy como persona. Estoy enamorado y sí, de alguien de mi mismo sexo”. Justo coincidió con que era un 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTB, pero no me di cuenta, no fue a propósito.

De un día para el otro te convertiste en una figura mediática…

Recibí apoyo de todo el mundo, de personas que creía que no se iban a arrimar o no iban a decir nada. Me han escrito futbolistas amateurs de España, Perú, Estados Unidos, diciéndome que era un paso adelante para ellos, que les había servido un montón.

El arquero siempre está cerca de las hinchadas, ¿cómo reaccionás ante los insultos?

Es parte del folklore del fútbol, lo tomo así. No me molesta que me griten “puto” o “qué lindas medias tenés”, porque yo antes usaba medias rosas a propósito. Al contrario, me doy vuelta y me río, lo tomo a chiste. No me tomo nada a pecho porque es en joda, y si lo dicen de verdad, habla mucho más de ellos que de mí. En este 2022 me ha tocado participar de clásicos de Huracán de Pellegrini con Atlético, que es uno de los más grandes de la zona. Van más de 2 mil personas. Siempre está la expectativa de que te griten cosas, pero el último clásico fue con mucho respeto, nadie me dijo nada respecto a mi sexualidad, sí ha pasado con otros equipos, pero no le doy bola, no presto atención, disfruto, más cuando el partido termina con un triunfo nuestro.

 

 

 

¿Cómo sigue tu futuro en el fútbol?

Disfrutando. Volví a compartir cancha con mi mejor amigo que es como mi hermano, después de ocho años. Estoy en el club del cual siempre fui hincha y siempre quise estar, jugando siempre en el fútbol amateur, veremos cómo sigue, por el momento sólo disfrutar y que se den los resultados para que estemos más tranquilos

¿Hay alguna reflexión que te gustaría transimitir?

Siempre digo lo mismo: cada uno tiene que vivir en la forma en que le toca y elija, sin miedo a lo que puedan llegar a decir. La gente va a hablar siempre, para bien o para mal. Es cuestión de disfrutar y no prestar demasiada atención a cosas que no tienen importancia.

Marchar para vivir

Marchar para vivir

Una nueva Marcha del Orgullo tuvo lugar en Buenos Aires. Las principales consignas apuntaron a ponerle fin a los crímenes de odio, al acompañamiento presupuestario para aplicar las políticas públicas y se repitió una pregunta que ya lleva 16 meses «¿dónde está Tehuel?»

El 28 de junio se celebró un nuevo Día Internacional del Orgullo, fecha en la que se recuerdan los disturbios ocurridos en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, cuando los homosexuales alzaron su voz y se enfrentaron a las persecuciones policiales en el año 1969; rebelándose públicamente por primera vez y dejando un legado muy importante para las próximas generaciones. Por ese motivo, todos los años se realizan movilizaciones que reivindican los derechos LGBT, como la ocurrida ayer, realizada desde la Plaza de Mayo hasta llegar al Congreso, en la Ciudad de Buenos Aires.

Desde hace siete años, los 28 de junio se caracterizan por visibilizar las problemáticas por las que atraviesa uno de los sectores más marginados de la sociedad: las comunidades trans. En esta ocasión, la marcha respondió al grito de “basta de travesticidios, transfemicidios y transhomicidios”, y exigió justicia por quienes fueron asesinados por crímenes de odio o perdieron la vida por un sistema de salud que no se interesa en ayudarlos.

En la marcha se podían observar banderas del orgullo flameando por todas las calles y carteles de diferentes agrupaciones, colectivos y sindicatos, que abogaban por terminar con estos crímenes, a la vez que se pedía por la implementación del cupo laboral trans y la restitución del libre uso del lenguaje inclusivo, prohibido en todos los niveles educativos de la Ciudad de Buenos Aires por la ministra de Educación Soledad Acuña, a principios de mes.

Mónica Aguirre, militante de Libre Diversidad del MST, que se encuentra dentro del Frente de Izquierda dijo: “Creemos que es importante volver a las calles como lo hacemos todos los años, porque no se están generando las políticas públicas reales que el Gobierno y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad tendrían que brindar a la comunidad LGBTIQ+”.

Otro de los reclamos que más se escucharon en la marcha fue respecto a los recursos insuficientes que el Estado destina a las comunidades trans. Martina Alexia, activista LGBTIQ+ y militante del Partido Comunista, explicó que “la marcha busca reivindicar derechos que fueron violados sistemáticamente: es para recordar a nuestros muertos. Por eso es importante que el pueblo y la sociedad nos escuchen”. Distinguió que aunque hay lugares como esta ciudad en que parecen ser más aceptadas, en el conurbano profundo se sigue viendo a las travestis y trans muriendo en situaciones de violencia y precariedad extremas.

Pablo Vasco Sartore, militante y referente de la agrupación Libre Diversidad y miembro de la Comisión Directiva Internacional de la Federación Argentina LGBT, habló sobre el presupuesto asignado a políticas públicas para e sector e indicó que es insuficiente. Advirtió que para que haya ESI en todas las escuelas, un cupo laboral trans sin precarización y se cumplan los tratamientos hormonales y quirúrgicos que se determinan en la Ley de Identidad de Género hace falta dinero: “En vez de llevarla al FMI que quede en el país y se destine a las políticas públicas, para poder pasar de la igualdad jurídica a la igualdad social real de todos los días”, indicó Sartore. En la misma línea, Santi D´Ambrosio de la Corriente de Mujeres y Disidencias en el Frente de Izquierda afirmó que Argentina es uno de los países más avanzados en cuestión de políticas de género, pero las leyes no se cumplen, ya que solo el 10% de las personas que obtuvieron el cupo laboral está en planta permanente, por lo que pidió por su aplicación efectiva: “Sólo si nos organizamos lo vamos a lograr”, concluyó.

La prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas de CABA también tuvo presencia en la marcha. Verónica Arlausky, integrante de la agrupación Munay (“te amo tal cual eres”, en quechua), que nuclea a familias de niñeces y adolescencias trans, travestis y no binarios, es una de las autoras del libro Transformando la ESI, por una educación sexual integral para todes. Sobre la cuestión, expresó: “Las escuelas no enseñan lenguaje no binario Algunas personas utilizan la e, como una forma de acompañar, de abrazar y reconocer a las identidades no binarias. Que no nos confundan diciendo que por culpa de enseñar el lenguaje inclusivo los chicos no están aprendiendo. Lo que hay detrás de esto es una persecución a las identidades no binarias que busca acrecentar el odio hacia la diversidad. Eso es lo que nos preocupa que esta sea la intención final de la medida”, indicó. Mónica Aguirre también se refirió a este tema: “Estamos acá para repudiar los dichos de la ministra Acuña por el lenguaje inclusivo, nosotros decimos ‘prohibido prohibir’ y decimos basta de ultrajarnos, basta de estigmatizarnos. Creemos que en el cupo laboral hay muchas violencias: el Ministerio de Género es puro cartón, puro humo. Tampoco pudo dar respuestas sobre la muerte de nuestro compañero Tehuel de la Torre. Por todo esto nos vamos a concentrar y marchar, como lo hacemos todos los años hasta Congreso”, argumentó. En este mismo sentido, Verónica Arlausky remarcó la importancia de que la marcha se lleve a cabo para poner un límite a la violencia contra las identidades no hegemónicas: “Pensamos que es una manera de anticiparnos, queremos evitar que nuestros hijos sufran formas de violencia que tienen maneras tan extremas como el asesinato, la desaparición de personas. Hoy hace 16 meses nos seguimos preguntando donde está Tehuel”, dijo.