“Con la política de la motosierra, todo pende de un hilo”

“Con la política de la motosierra, todo pende de un hilo”

Tiktoker, y analista política, Gabriela Ivy logró construir una comunidad de más de 70 mil seguidores en sus redes. Con su toque inclusivo y crítico, comparte diariamente información y combate estoicamente a los haters, a quienes ha bautizado “liberpijis”.

“Buen día reinas, estoicas y etéreas”. Con este saludo a sus seguidoras, Gabriela Ivy comienza a difundir en historias de Instagram las noticias de la semana, que actualiza minuto a minuto. Analiza desde su lugar como estudiante de Ciencia Política las medidas anunciadas diariamente por el Gobierno, critica con su humor moderno e incorpora modismos de las nuevas generaciones. Es así como se ganó el apoyo de una comunidad que crece todas las semanas, al representar una figura que no encuentran en los medios tradicionales.

La casa de Gabriela es su set de grabación. Con sus cómics, sus plantas, sus pelucas, el escritorio en el que se sienta a grabar sus vídeos y su bola de boliche tirada en una esquina, el espacio representa un caleidoscopio. En este mano a mano con ANCCOM, comparte su proceso de transición, la incursión en redes sociales, su camino en la política y su lectura del panorama actual.

Gabriela Ivy viene del partido de San Martín, de José León Suárez. “Soy una persona que estudió y se formó en la educación pública, que se crió en ambientes hostiles, lo cual me ha ayudado hoy a lidiar con las amenazas y con los insultos en las redes sociales. Al ser una mariquita desde siempre -porque se nace marica- mi pasado también me ha preparado para enfrentar, desde distintos puntos, las situaciones que surgen en mi día a día y la violencia en redes, en la calle, la discriminación, y más en un contexto como el actual, con un gobierno de derecha y un nivel de conservadurismo LGBTodiante. Me considero una persona intensa, y esa intensidad me ayudó a construir lo que tengo y soy ahora, sobre todo al ser reactiva. Soy la clase de persona que cuando me dicen “Che, no hagas esto, no te conviene”, a mí me dan más ganas de hacerlo. Ese es mi origen, eso es lo que me mueve”. 

 

Transicionaste en un momento de desinformación, ¿se convirtió en tu primera gran herramienta para comunicar en redes?

Fue la excusa perfecta. Buscaba cómo tramitar el cambio del DNI, y no había información al respecto. Así que, en el proceso de preguntar y chocarme con paredes, decidí volcar todo esto en un material audiovisual. Así comenzó todo. Empecé con el proceso de hormonización, algo que nunca me sedujo demasiado. Primero porque estoy muy conforme con mi cuerpo, pero sí me pareció importante hacerlo porque me topé con un montón de cosas sobre el sistema médico que es bastante discriminador. Me enfrenté con los médicos y elevé denuncias al Ministerio de Salud por destrato. Todo eso lo volqué en mis redes, compartí mi propio proceso mientras lo iba navegando. De repente, iba desayunándome con las vivencias, una imagina, piensa o cree cómo será el proceso, pero termina siendo muy distinto. La transición es algo que no se termina nunca, porque todo el tiempo te estás descubriendo. Pero lo bueno de eso, cuando hacés ese clic de decir “a partir de ahora soy pirula”, es esta cuestión de que ahí te permitís hacer lo quieras. Si te da curiosidad, ya tenés el coraje de ir y hacerlo. Me hormonée un año y medio cuando dije: “No, esto no es para mí”. No es necesario hormonizarse o hacer un cambio de DNI para transicionar, yo lo hice para mojarle más la oreja al Estado, a los conservadores, a los odiadores. Exponerme así, de esta manera, también forma parte de mi proceso de transición, porque pretransición no me hubiese animado a bancarme todos los insultos que me banco ahora. Te empodera, desde otro lado tu ser mismo quiere salir cuando no puede más, por más que intentes taparlo te empezás a sentir mal, te empieza a agarrar depresión, te sentís incómoda con vos misma porque hay algo que quiere salir, que ya no puede estar más encerrado. En aquel momento, irrumpió la segunda oleada feminista, la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo, y eso me militarizó bastante. Cuando empecé a militar el feminismo, al ver las marchas encontré un movimiento tan sólido que me ayudó a decir “vos podés transicionar, vas a tener algo que te cubra, que te contenga”. Recuerdo que después de una de las marchas, fui a un barcito al que iba siempre sola, y me senté en la barra y me di cuenta que era el momento. Al otro día fue cuando le dije a mi jefe que iba a cambiar el DNI, sin saber mi nombre.

 

 

 

 

¿Cómo encontraste tu nombre?

Quise elegir el nombre con el que hacía shows de transformismo, Luxuria. Pero hablando con mi psicólogo me di cuenta que tenía que separar la persona del artista. Siempre me llamó la atención que los Gabrieles y las Gabrielas de mi vida habían sido personas importantes. ¿Por qué no ser yo mi propia persona importante? Quiero formar parte de esos Gabrieles y Gabrielas, es más, como soy una persona trans no binaria, ‘Gaby’ no tiene una binariedad. Ivy porque me gusta DC Comics y amo a Beyoncé, uní ambas cosas. La hija de Beyoncé se llama Blue Ivy y Poison Ivy es un personaje de Batman que encima es colorada, cerró por todos lados. Me pareció perfecto, y el Ivy fue medio marketinero, lo pensé también como un branding, mi propia marca. Pensé: “De acá va a salir todo lo que siempre quise” como hacer shows, música, que la gente me salude en la calle

 

¿Cómo reaccionó tu entorno?

Hubo gente que se fue, pero muchas personas nuevas se acercaron. Al final fue positivo. Si una persona cercana y querida se aleja porque no acepta que su amiga transicione, me hizo un favor. De hecho, fue muy parecido cuando empecé a hacer el contenido de política; también mucha gente se fue por difundir este tipo de información, expresar mi opinión, hacer análisis políticos. Hablar de política fue como una salida del clóset. Soy muy estructurada, me mentalicé y me preparé para todo lo malo que iba venir cuando tomé la decisión de transicionar. Cuando transicionás, hay mucho varón que te dice confundido “cómo que no sabés lo que sos”. Al contrario, cuando transicionás ya tenés demasiado en claro qué es lo que sos. Cuando dije: “A partir de ahora soy Gabriela” fue como tener que firmar un contrato donde sé que hay una sociedad LGBTodiante, que voy a tener que enfrentar toda mi vida. Me parece más peligroso ir por la calle y que se me cruce alguien a insultarme, que pueda tener un arma o lo que sea, a que lo haga alguien en un comentario. Esas personas tienen una carencia. Hoy en redes lo veo de manera mercantilista, porque contestarle a un hater me sube el algoritmo. Eso también lo empezás a hacer cuando transicionás, el ver los beneficios dentro de todo lo malo. Es muy propio de la disidencia también.

¿Cómo decidiste dedicar tu contenido al análisis político?

Estudié Diseño de Imagen y Sonido, y quería despuntar el vicio de editar videos. Arranqué en YouTube hablando de transición. Cuando empecé a estudiar Ciencia Política decidí usar las redes como práctica. Todo lo que iba aprendiendo, lo iba contando en mi canal de YouTube, y lo que ayudó mucho a que suba este relato era tener enemigos, tener mis Némesis -gente transfóbica, y más tarde los libertarios-. Así comencé a crecer, porque hacía videos con respuestas hacia ellos, las personas odiadoras de la comunidad LGBT, al conservadurismo, al machismo. Entonces, las redes como Instagram y Tiktok me permitieron dialogar con ellos, discutir y debatir.

 

¿Cómo fue tu acercamiento a la política?

Siempre me gustó, pero yo no lo sabía, por eso hablo de una segunda transición o salida del clóset. Cuando era chica, mi familia alquilaba VHS en el videoclub, una noche alquilaron un unipersonal de un humorista que actuaba como un político dando un discurso. Mi mamá me advirtió que me iba a aburrir, pero no. Escuché todo atentamente. En el secundario y en la facultad me encontré con una forma de hacer política no seductora, con palabras difíciles, y parecía algo lejano, inaccesible. En 2018, cuando empiezo a hacer activismo, Milei ya estaba dando vueltas en la tele. Me cansé de ver gente en la política, que no sabía de política, me harté de los burros políticos. Dije: “Yo quiero saber de política para ser una persona que esté en la esfera y sepa de política”. Y así me inscribí en Ciencia Política, Siempre eligiendo la educación pública.

 

¿Cuándo empezaste a analizar el fenómeno libertario?

A los libertarios los empiezo a seguir en 2018, me parecía muy extraño el fenómeno que sucedía en redes. Por ejemplo, aparecía Milei cantando Leonardo Favio y había muchos perfiles con la serpiente y el limón comentando. Había mucha gente que conocía y apoyaba a este personaje caricaturesco, que supo conformarse un fandom. Trabajo en sistemas, me encargo de la consultoría de un software administrativo contable, y tengo un jefe liberal, así que me llegaba mucha información de la línea de pensamiento de los liberales a través de él. Dije “esto es un tema de tesis”, y empecé a indagar y a sumergirme en el mundo de este fenómeno. Me llamaba la atención su ideario, que después, estudiando, me di cuenta que el liberalismo es otra cosa, totalmente distinto a lo que promueven ellos. Nunca más me quedé sin material, se puede seguir escarbando siempre. Es seductora la lógica anticasta. Hay mucho dinosaurio en la política, y está también el tema del nepotismo. De joven ya escuchaba los mismos apellidos que ahora, Menem, Bullrich, Caputo. Los militantes deberían sentirse traicionados, al fin y al cabo, su partido disruptivo se juntó con los mismos de siempre. Se necesita gente joven en la política, de cualquier bando, pero con ideas frescas. Algo que reconozco, que es admirable por lo llamativo, es la fidelidad que le tienen los libertarios a Milei. Hoy trabaja codo a codo con Caputo, a quien denostaba en 2018. Se alió con Patricia Bullrich, a quien insultó de todas las formas posibles. Si Javier Milei sale disfrazado de dinosaurio a la calle, sus militantes lo van a seguir. Yo, con mis ideales políticos, no pongo las manos en el fuego por nadie, soy muy crítica. Espero que esto sea una fase característica de la juventud, que estos chicos de grandes se rían de lo que apoyaron. Es muy propio de la adolescencia eso, seguir algo o alguien y de grande darse cuenta que no era por ahí. Lo que da lástima es que en este caso estuvo el país en juego, no era si apoyar o no a Taylor Swift, que podés dejar de escuchar su música o descolgar el poster de la pared. Es distinto, apoyaron un proyecto del que no nos podemos desligar o desprender.

Cuando yo era adolescente, la rebeldía era tener sexo prematrimonial o con alguien de tu mismo género. Hoy, ser rebelde es ser como tus abuelos, es volver a esa línea de pensamiento conservadora, retomar los valores de la familia tradicional o al varón gritando.

Gabriela Ivy

¿Cuál es tu público principal?

Mi contenido “explotó” antes de las PASO de 2023, cuando todo el mundo quería hablar de política. Hace un tiempo, contraté a una community manager porque quería crecer en Instagram, y me preguntó a qué público quería llegar. Yo pensé, al tener 42 años, seguro voy a atraer gente de treinta y pico nada más. Y me sorprendí cuando fui a la Marcha del Orgullo, me saludaban adolescentes, personas de 18 y 20 que me seguían en TikTok. Al buscar mis estadísticas, vi que el público que más me mira son personas entre 18 y 25 años. Fue muy llamativo, porque se piensa que la juventud de ahora es toda antipolitica o libertaria y no, hay una contracara.

 

¿Por qué crees estos discursos calaron en una gran parte de la juventud?

Mi teoría es que, a partir del avance del feminismo y progresismo en los últimos años, con todas las conquistas de derechos, hubo una resistencia por parte de las masculinidades que pensaban que iban a perder sus privilegios, y así nace la figura rebelde de Milei y adquiere poder. Cuando yo era adolescente, la rebeldía era tener sexo prematrimonial o con alguien de tu mismo género. Hoy, ser rebelde es ser como tus abuelos, es volver a esa línea de pensamiento conservadora, retomar los valores de la familia tradicional, el varón gritando, todo eso. Venden ideas liberales, sin ser liberales. A una persona liberal no le tendría que molestar que yo sea una persona trans. Estos son conservadores, como Agustín Laje y Victoria Villarruel, que escriben libros discriminando a nuestra comunidad, propagando discursos negacionistas y en contra de la educación sexual integral. Es puro conservadurismo, no parten de nada liberal, y así nacen los discursos de odio.

 

¿Los derechos conquistados en el último tiempo están en peligro?

Sí, esto es algo histórico. Lo vengo viviendo desde que soy chica. Los derechos no están tallados en piedra. Siempre en la Marcha del Orgullo está el gay con privilegios que pregunta: “¿Para qué marchamos? Si ya tenemos derechos”. Se piensan que porque ellos se pueden casar entonces no hay más derechos por conquistar. Todo el tiempo estamos en riesgo de que nos quiten derechos, es más, a veces los conquistamos y después no se cumplen. Ahora, con la política de la motosierra, todo pende de un hilo. Muchas políticas para la protección de mujeres y la comunidad LGBT dependen del Estado, con el recorte y ajuste de éste, y la línea que proponen ellos totalmente en contra de la comunidad, todo corre peligro.

 

¿Qué responsabilidad sentís que tenés dentro de tu comunidad y plataforma?

Mi rol es ser un canal. No busco ser referente, si lo soy, bienvenido sea. Pero yo soy un canal, soy la abuela chusma en la ventana. Recibo información y la paso, la comunico en redes. Combato el desconocimiento, la desinformación. Creo fuertemente que son las razones por las cuales ganó el actual Gobierno, por el desconocimiento de la gente. Recién ahora me está cayendo la ficha del impacto que tengo, acorde a las reacciones de la gente. Que vengan a entrevistarme, o que me llamen de tal lugar, o que de repente me siga Nancy Dupláa, lo noto en cosas empíricas. Al final del día no sé quién está del otro lado, por eso me gusta ir a las marchas y conversar con la gente, quiero ver qué piensa. Hace poco recibí un comentario que decía: “No estoy de acuerdo con nada de lo que decís, pero me encanta tu forma de comunicar”. Esa es la fuerza de las redes. Estas herramientas generan resultados, como la victoria de Javier Milei, con una muy fuerte campaña en redes.

 

¿Qué rol deberían tener los nuevos comunicadores en los medios tradicionales y en las plataformas digitales?

Lo tienen que bajar al vulgo, es importante que a cualquiera le llegue la información. Considero que es ahí donde hago el foco cuando explico algo, y es cuando justamente tengo mayor devolución de los usuarios. La gente me dice: “Lo dijiste vos, y así lo entiendo”. Si hablo de las Leliqs, lo voy a terminar complejizando, entonces lo explico con peras y manzanas y con un caso fijo. Falta eso, accesibilizar la información. Yo doy capacitaciones acerca de sistemas, y siempre hago de cuenta que estoy en un jardín de infantes, no por subestimar a la persona que está recibiendo la capacitación, sino porque le tengo que llegar a la persona que es ingeniera, contadora, y a todo el mundo. Y como todo el mundo, o la gran mayoría, hizo jardín de infantes, parto desde esa premisa. Como estudié Diseño de Imagen y Sonido, también parto desde lo gráfico. Y desde lo comunicacional, falta eso, ese rol inclusivo.

 

¿A qué aspiras ahora?

Sé que me voy a aburrir creando contenido, me aburro muy fácil de todo. Quiero ser diputada. Quiero incorporarme en la política, y ser decente, producto de las redes sociales. Mis redes son mi currículum.

 

¿Cómo sobrellevas el odio?

Hoy son todos trolls o bots repitiendo las mismas palabras, y me aburrieron. Leo tres comentarios y lo dejo. No tengo tiempo para dedicarles, aparte de trabajar, me llaman para entrevistas y reuniones constantemente. Por eso ahora tengo un equipo que trabaja en mis redes, sumado a la cantidad de odio y amenazas. Me aburre que no tengan argumentos inteligentes. Si alguien me dice “se te trava el video”, ¿qué video puedo hacer? Que le pueda llegar a otra persona, que le pueda hacer conocer cosas de la comunidad LGBT. No vale la pena, no tienen fundamentos.

 

¿En algún momento te propusiste parar?

Una única vez. Yo hacía contenido para Youtube, con muchos menos seguidores, y cuando arranqué en TikTok, y las visualizaciones comenzaron a ser más masivas, empecé a recibir mucha crítica. Ahí sí me hizo daño, y dejé pasar cuatro meses. Después entendí que, si quería hacer llegar mi información, también iba a llegar a gente mala. A su vez, esto significaba recibir un caudal más grande de odio. Me mentalicé: “Si se revuelve el río, por algo es, algo estoy provocando”. Si te denuncian un video informando, es porque algo molesta, algo les jode, y eso me parece un buen motivo para seguir creando.

 

A nueve meses del Gobierno de Javier Milei, ¿cuál es tu lectura?

Está decantando todo lo que se sabía que iba a suceder. Tengo videos del año pasado anticipando lo que iba suceder que posteo porque efectivamente así sucedió. En marzo del año pasado, subí un video presagiando el cierre de las universidades públicas.

Desde el momento que una persona dice “no fueron 30,000 desaparecidos” y la gente lo vota igual, si una persona se anima a ser tan facho de decir eso, imagínate lo que viene después. Se vienen cosas peores. Ese peor escenario, está pasando. Este muñeco sigue viajando a conocer a Zuckerberg, mientras acá se están cocinando todo. Pero como dijo Cristina en su momento, hay que dejarlo, porque son tan improvisados, tan nuevos, tan desfachatados, que todo va saliendo. El problema está en que son políticas que matan. Va a haber momentos difíciles, aquí se van a establecer las piezas fundamentales de lo que va a venir para el futuro de la política. El peronismo, en contraposición, también se tiene que replantear muchas cosas. Todavía se siguen peleando entre ellos. Yo creo que ahora es el momento fundamental para que empiecen a salir los nuevos cuadros políticos personas jóvenes, frescas, diversas

«La escritura me dice: “Dale sentido, transformalo”»

«La escritura me dice: “Dale sentido, transformalo”»

Varón trans y militante LGBT+, Diego Capra arrancó a escribir de niño para salir de la tristeza. Luego sufrió internaciones psiquiátricas y hasta vivió un tiempo en situación de calle. Hoy extirpa sus emociones a través de la literatura y las convierte en poesía.

«Tengo el mar en mi sangre. Soy un hombre místico. Soy del campo, la ciudad me abruma, algún día volveré a reencontrarme con la naturaleza. Creo que el mundo no es sólo este mundo terrenal, que hay abismos, estrellas, luces e infiernos. Uno elige el camino que quiere tomar y la poesía te puede llevar por el sendero más luminoso», se presenta el escritor Diego Capra, autor de Ladrillos en el cielo, su libro de poesía publicado recientemente por Paisanita Editora.

Nacido hace 33 años en la ciudad de Mar del Plata, autodefinido como varón trans, Capra ha construido un mundo propio con sus palabras. Ladrillos en el cielo –que tuvo su lanzamiento en la última Feria del Libro– consta de una serie de poemas en prosa, que prometen también hilarse como una novela. Cada página es una invitación a sumergirse en su historia, de matices oscuros, la tinta de las letras con las que resignificó su vida y que hoy se exhiben claras a quienes lo leen y acompañan en este viaje.

En diálogo con ANCCOM, Capra cuenta cómo se acercó a la escritura, desde muy temprana edad. «Tuve una infancia compleja, con abusos sexuales intrafamiliares, y siempre estaba muy triste. Para salir de la tristeza, empecé a buscar respuestas sobre todo lo que me pasaba en los libros que había en casa. Ahí empecé a descubrir la poesía, con Alfonsina Storni», recuerda.

«Después, a los 9 años, leí Los bordes de lo real, de Liliana Heker, que era un libro bastante complejo para mi edad, creo que no lo entendí, pero algo me resonaba con mi historia de la locura, porque yo soy esquizofrénico, y me hacían sentido estos límites difusos entre la realidad y la fantasía», agrega. Su incursión en la lectura, “por supervivencia», “fue una salvación” y lo estimuló a escribir.

Al año siguiente, escribió sus primeros poemas, relatos y novelas, y así encontró un espacio para «hablar de lo que estaba reprimido, de lo prohibido». «Comenzó a ser un espacio de identidad y libertad», sostiene. Poner sus palabras en papel también lo ayudó a encontrarse a sí mismo. «Me autopercibo como hombre, como varón trans, mis pronombres son masculinos. Empecé a escribir en masculino antes de hacer la transición. Empezaba mis diarios con pronombres masculinos. La escritura siempre tiene algo de predictivo, como que va más adelante, se termina cumpliendo lo que escribo –explica–. La escritura siempre me abrió paso a mi identidad”.

En sus textos, suele plasmar su lado más espiritual. «Soy muy místico. En mis poemas siempre hablo de estas experiencias de la conexión con lo divino. Está mucho en mi escritura porque lo está en mi cotidiano. Uno en la escritura tiene que contarlo todo, usar ese espacio no para seguir un canon, un estilo o dar un mensaje, sino para extirpar una emoción. Tiene que ser más pulsional, no tan racional. En la escritura lo digo todo». Además, la escritura fue una herramienta en medio de sus internaciones psiquiátricas. «Me ayudó muchísimo en esos contextos de encierro», dice.

Estudiante por un tiempo de la carrera de Letras, Capra también tuvo otro espacio importante donde comenzó a cocinarse su profesión: No Tan Distintes, una organización de la sociedad civil compuesta por personas que atravesaron, o atraviesan, situación de calle, y que son parte de la comunidad LGBT+. Allí, empezó a dar talleres de poesía, en medio de su proceso de externación psiquiátrica, abordando temas como género y transfeminismo. “Estuve en situación de calle, no fue mucho tiempo, pero la calle es lo peor. Tengo terror de terminar como un ‘linyera’ –confiesa–. Estoy lejos de eso, pero debo tener muchísimo cuidado”. La escritura, según afirma, es su forma de «dar pie», y evoca una frase de Santa Teresa de Jesús: “Las palabras llevan a las acciones, alistan al alma, la ordenan y la mueven hacia la ternura”. “Yo todos los días me digo –prosigue–: ‘¿Y si mando todo por la borda?’. Pero, la escritura me dice: ‘Vení, vení, no te caigas, dale sentido, transformalo’”.

Con su prosa, Capra construyó su identidad, su mundo y su hogar. Ladrillos en el cielo es prueba de ello y de su arquitectura profunda, que brota en los momentos más adversos: “El nombre del libro lo elegí porque en ese momento mi novia tenía cáncer y estaba muy asustado por la muerte, y pensé en cómo empezar a construir un lugar en el cielo”.

Contra el avance de un Estado machista, organización feminista

Contra el avance de un Estado machista, organización feminista

Una asamblea abierta y feminista se realizó en la Plaza del Congreso frente al cierre del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad para visibilizar el ajuste, los despidos y el vaciamiento de políticas públicas que promuevan la igualdad y la protección de derechos. Trazaron un plan de lucha.

La Asociación de Trabajadores del Estado del Ministerio de Géneros y Diversidades realizó ayer una movilización en la que participaron sindicatos, movimientos sociales, políticos, feministas, transfeministas, organismos institucionales frente al cierre del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad para visibilizar el ajuste, vaciamiento y los despidos en el sector.

Una de las presentes fue Elizabeth Gómez Alcorta, abogada especializada en derechos humanos, docente de la UBA, militante feminista y primera ministra de Mujeres durante el gobierno de Alberto Fernández. “La particularidad que tenemos –expresó- es que se trata de un Ministerio que nace de la calle y de las entrañas del feminismo popular. Por eso lo defendemos con uñas y dientes. Por eso sabemos que no nos regalaron la conquista del derecho al aborto, el cupo laboral travesti-trans, por eso sabemos que acompañar ya es un derecho de todas las mujeres que sufran violenciade genero. Por eso no vamos a renunciar a la línea 144”.

Entre las cientos de personas reunidas, ondeaban banderas de la comunidad LGBTQI+ y whipalas. Se recordó a las referentas Lohana Berkins y Diana Sacayán por sus activismos que culminaron en la sanción de la Ley de identidad de Género y se las conmemoró con los cantos: “Lo dijo Lohana y Sacayán, al calabozo no volvemos nunca más”.

Durante las distintas exposiciones, las reflexiones fueron sobre el neofascismo patriarcal que puso como principales enemigas y enemigues a las mujeres y diversidades. Se reafirmó la necesidad de que las políticas de igualdad de género tengan continuidad más allá del gobierno de turno. Otra temática que estuvo muy presente fue la necesidad de combatir la idea de que las personas que trabajan en el sector público son “ñoquis”. En consonancia con esto, otra de las expositoras expresó: “Soy estatal y mi trabajo son tus derechos”. Cada intervención fue acompañada con aplausos, bombos y tambores.

Sobresalieron la diversidad de colores en las pecheras, signos políticos, banderas y consignas, así como la participación de organismos de orígenes y tradiciones distintas como el INTI, INTA, Télam, la CONADU histórica, la Secretaría de Género de ATE y PAMI, AGDUBA, la CGT, el movimiento No Matarás, entre otros. La transversalidad da cuenta de una unidad que desborda al sector estatal. Otra de las temáticas que surgió fue la necesidad de volcar esa unidad en las calles para frenar la Ley Bases, cuyo tratamiento se realizaría en ese mismo espacio, comenzará hoy.

 

Un retroceso de tres décadas

Marina Bruceras es delegada general adjunta del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Trabaja en el programa Producir, que dependía de la Secretaría de Violencias. En diálogo con ANCCOM, explica cuáles son las consecuencias del vaciamiento del Ministerio: “Si quedan cien trabajadoras, es lo que están diciendo que va a quedar en el Ministerio de Justicia, implicaría que la línea 144 no pueda atender los 7 días de la semana las 24 horas los 365 días del año, porque solo quedaría reducido a un turno. La línea 144 hace acompañamientos, que son las que aprietan el botón cuando hay una emergencia y se comunican con la policía. Después no existiría más el programa Acompañar, que tampoco se está ejecutando presupuestariamente. Este implica también el acompañamiento financiero de un salario mínimo vital y móvil para que las compañeras que están en situación de violencia puedan tener esa independencia económica para irse de la casa de sus agresores. No habría capacitación de la Ley Micaela. No habría programas de prevención contra las violencias. Esto indefectiblemente lleva a un crecimiento de los crímenes de odio”, y agrega: “Estamos hablando de que por primera vez en 30 años no vamos a tener un organismo que se ocupe de la violencia de género”.

En sintonía con Bruceras, Esther Lombardi trabajadora, chofera y delegada de ATE del exministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, manifiesta: “La violencia en la sociedad se va incrementando porque hay un aval de esta gestión, que termina en lo peor como fue la masacre de Barracas, los tres lesbicidios que tuvimos y la compañera sobreviviente”. Suma que la desidia y el abandono estatal también repercute en la vida de una persona vulnerable por la pobreza que, a la vez, fue víctima del crimen de odio: “¿Qué política pública tiene el Estado para acompañarla?”, pregunta.

Las trabajadoras que buscan acompañar, prevenir y disminuir la violencia machista que afecta a decenas de miles de personas que asisten son, asimismo, blanco de la violencia que enfrentan diariamente: “Sufrí hostigamientos, gritos, me golpearon el vidrio, me gritaban desde afuera porque iba con la camioneta ploteada del Ministerio. Recibimos amenazas de bomba en la línea 144. Hubo que evacuar, casualmente el día que presentaban trabajos sobre los femicidios y transfemicidios”, ejemplifica Lombardi.

Las dos amenazas de bomba sucedieron en el edificio del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación el viernes 24 de noviembre de 2023, después del ballotage que llevó a Javier Milei a la presidencia. “Hay un recrudecimiento de la violencia que empieza por las trabajadoras”, expresa Bruceras.

A la deriva

Una trabajadora del Área de Igualdad, especialista en políticas sociales de género, expresa que el cierre del ministerio implica “Menos recursos. Cuando reducen la cantidad de trabajadoras, rerecortan los agentes que estamos a cargo de poder llevar adelante esas políticas públicas. Reducción de los lugares de atención, de las personas que pueden acercarse a los territorios. Que no se pueden generar capacitaciones, políticas de prevención, de sensibilización, de visibilización”. Frente a la pregunta de qué pasará con aquellas personas que necesiten asistencia responde que, al igual que ellas, “quedarán a la deriva”.

Mientras que el programa Registradas fue cerrado, la línea 144 sigue reduciendo trabajadores. Algunos convenios internacionales que no implican un gasto presupuestario por parte del gobierno nacional fueron suspendidos. Tal es el caso de la prestación para la paridad de los municipios. Frente a la suspensión de convenios y acuerdos internacionales a los que adhiere la Argentina en carácter constitucional y en materia de derechos humanos, Lombardi da cuenta de que “incumpliendo las normas internacionales, la multa que paga el Estado es mucho más cara que mantener todos nuestros ministerios”.

A la violencia machista sistemática se le suma el contexto de crisis y recesión. Según el Informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción en base a la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (EPH-INDEC) las mujeres ganan, en promedio, 28,1% menos que sus pares varones, los sectores de menores ingresos están compuestos en un 64% por mujeres y están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales. La otra cara de la moneda muestra que el decil más rico de la población está integrado en un 66% por varones. Estos datos muestran la feminización de la pobreza. Por esta razón, la crisis económica social recrudecida impacta en mayor medida sobre el sector social de las mujeres y diversidades. “Sabemos que la mayoría de las mujeres y diversidades somos las que pagamos los costos de la crisis”, cuenta Bruceras. Gómez Alcorta, agrega: “La Ley de Bases viene por los derechos de todos y de todas. Sabemos que viene con un paquete fiscal que va a asegurar más ricos a los ricos, que no casualmente son varones, y nos van a dejar más pobres a los pobres, que no casualmente somos mujeres. Ya lo dijeron: 9 de cada 10 mujeres nos podemos jubilar por la moratoria previsional. Eso es lo que nos quieren arrebatar mañana. Nuestro futuro, nuestro proyecto de vida, nuestras vejeces y a eso también le decimos que no”.

El abrazo

El plan de lucha votado por unanimidad en la asamblea constituye: el 12 de junio encontrarse frente al Congreso para manifestarse en contra de la Ley Bases, el martes 18 de junio realizarán una campaña por redes sociales para darle visibilidad al cierre del organismo, y el miércoles 19 de junio harán una movilización desde la sede del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad del Paseo Colón al Ministerio de Justicia con trabajadoras del organismo, organizaciones sociales, movimientos feministas y personas autoconvocadas. 

Ante el interrogante por los objetivos y los frutos de la asamblea, Bruceras responde: “Fuerza. Me llevo mucha fuerza. Estamos muy cansadas. Venimos siendo violentadas laboralmente desde hace muchos meses. Sin autoridades, sin que se puedan llevar adelante los programas en los que estamos trabajando” y finaliza: “Como laburantes lo que intentamos todo el tiempo es buscar estrategias, armar planes de lucha y lo que faltaba y creo que necesitábamos mucho es más allá de las laburantes de los ministerios, el abrazo de los feminismos”.

 

 

 

«Cuando se siembra odio se cosecha muerte»

«Cuando se siembra odio se cosecha muerte»

A un mes del triple lesbicidio de Barracas, organizaciones LGTB y vecinos marcharon para exigir justicia. Los manifestantes reclamaron que se califique al delito con el agravante de crimen de odio y pidieron una indemnización para la única sobreviviente.

Mientras los niños juegan alegres en los columpios y se tiran del tobogán, en las escalinatas del Monumento al Izamiento de la Bandera de la Plaza Colombia, en el barrio porteño de Barracas yacen carteles pegados que dicen: “Es lesbicidio, el Estado es responsable”, “Justicia por Pamela, Roxana y Andrea” y “Justicia y cuidados para Sofía”. La asamblea de vecinos de Barracas, junto con Lesbianes Autoconvocades, realizaron una manifestación para reclamar justicia a un mes del triple lesbicidio.

El 5 de mayo, en un hotel alojamiento de Barracas, Justo Fernando Barrientos arrojó cuatro bombas molotov a Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa, Sofía Castro Riglos y a Andrea Amarente mientras dormían. Ellas conformaban dos parejas de lesbianas y vivían en la pobreza. Tres de ellas, Pamela, Roxana y Andrea fallecieron como consecuencia de las quemaduras. Mientras que Sofía resultó ser la única sobreviviente.

Los primeros grupos de mujeres se acercaron a la plaza cerca de las 17. Muchas traían sus carteles hechos a mano con consignas como “Basta de crímenes de odio, viva las lesbianas” y “Cuando se siembra odio, se cosecha muerte”. En el centro del parque, mientras sonaba en los parlantes los versos de una canción de Rebeca Lane, Quien dijo que era fácil ser mujer/ Desde pequeñita me hicieron creer/ Que era bonita y si no lo era/ Entonces ya nadie me iba a querer, un grupo de mujeres de descendencia mapuche y quechua realizaron un ritual en honor a la Pachamama y por la memoria de las mujeres fallecidas. Al interior de un círculo hecho con ramas de laurel, iban colocando velas y prendiendo fuego hojas al interior de tazas. “Se trata de la conexión -dijo una de las mujeres mapuche- que viene de lo que es la memoria, la existencia y el período de justicia. Siempre está presente lo terrenal con la Pachamama, cuando partís de tu cuerpo también. La espiritualidad de Pamela, Roxana y Andrea está presente acá, y nos lo van a hacer saber a través de señales, como sueños o por medio de los animalitos que se acercan”.

Alrededor del ritual, se fueron sumando más carteles de las recién llegadas, como uno con la foto de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo fallecida una semana atrás, con la frase “Madre de todas las luchas” y uno que decía “Juez Rabbione, fue lesbicidio”.

El juzgado Criminal y Correccional Nº 14, a cargo del juez Edmundo Rabionne, procesó a Barrientos por homicidio doblemente agravado, pero no incluyó al crimen como un agravante por odio. En cambio, los que se aplicaron fueron por alevosía y peligro común. Así, se dejó de lado lo expresado en el Inciso 4 del Artículo 80 del Código Penal, que señala el delito específico de crimen de odio para tutelar a grupos especialmente victimizados por su identidad de género y orientación sexual, como el caso de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, transgéneros, e intersexuales (LGBTI). De este modo, quedó invisibilizado el odio hacia las lesbianas. “Una vez más, el Poder Judicial lleva adelante y representa la voz del patriarcado y de los gobernantes de turno. Esta comunidad viene siendo atacada, golpeada, perseguida y hostigada sobre todo en el gobierno fascista de Javier Milei donde las diversidades hemos sido defenestradas por el nefasto sistema capitalista”, dijo Natalia, una de las mujeres autoconvocadas.

Cerca de las 18 se realizó una acción solidaria, llamada “El Colchonazo”. Cuatro mujeres se acostaron en el piso y se taparon de frazadas. Una de ellas, con un megáfono, gritó: “Que dormir no sea un privilegio heterosexual”. Y el resto allí presente se sumó a repetir la frase. Luego de unos minutos, al finalizar, las mujeres se levantaron y se abrazaron entre ellas con los aplausos de fondo de todas las personas que acudieron.

Luego, mujeres de Lesbianes Autoconvocades, hicieron lectura de un documento sobre lo sucedido. “Mataron a tres lesbianas con dos bombas molotov. Que se enteren todos. Se metieron en nuestra cama para matarnos por lesbianas, sí por lesbianas”, dijo Yesi. Otra de ellas agregó: “Sofía fue la única sobreviviente, para la cual exigimos una vida digna. A ellas las atacaron por ser lesbianas pobres en condiciones precarias creando comunidad entre ellas. Decimos fuerte: el Estado es responsable de los discursos de odio que nos matan”.

Sofía fue dada de alta hace una semana. Actualmente vive en un departamento alquilado gracias a la red solidaria que se tejió desde los movimientos feministas y organizaciones para recibir donaciones, como la Defensoría LGBT y organizaciones como Yo No Fui, No Tan Distintes, y algunas personas de la Asamblea de Barracas. Ella estaba en situación de emergencia habitacional y perdió todas sus posesiones y a la única familia que tenía en el incendio. Con lo recaudado se compraron alimentos, elementos de higiene y limpieza, y ropa, entre otras cosas.

Entre la muchedumbre presente en Plaza Colombia, se asomó Norma, una mujer de 82 años que junto con su pareja fueron las primeras mujeres en casarse. “Yo me quedé sola -dijo- y me cuesta enormemente despertarme y no verla, pero tengo la suerte de que hoy me acompaña su recuerdo”. Norma fue la última oradora que se acercó al micrófono. “La alegría que me da verlos en esta pelea y es que están defendiendo lo más hermoso que tiene el ser humano que es el amor y no el odio y el desprecio que nos tocó vivir a nosotros durante muchos años. Pero que jamás nos rendimos, así que ustedes van a hacer lo mismo, no rendirse nunca”, señaló. Luego, mujeres mapuches brindaron cantos ancestrales y otras hicieron lecturas de poemas.

La concentración en Plaza Colombia cerró con la presencia de Talleres Batuka, que brindó un pequeño show de repercusión bajo el lema “Queremos defender nuestra alegría”, y abrió el paso a todas personas para salir por Montes de Oca y marchar hacia el hotel donde ocurrió el lesbicidio. Bajo el cántico “Fue lesbicidio/ el Estado es responsable” y con los gritos “Pamela, Roxana y Andrea presentes”, las personas se manifestaron por las veredas hasta llegar a la calle Olavarría, donde se encontraba el hotel. “Señor, señora/ no sea indiferente/ se mata a las lesbianas/ en la cara de la gente”, cantaban todas.

Al llegar, muchas mujeres lloraban y se abrazaban entre ellas. Otras continuaban con los cánticos y alzaban bien en alto los carteles que traían. En el primer piso del hotel, salió un hombre a la terraza que gritaba: “Loco, paren. El tipo está preso. Nosotros no tenemos nada que ver”. Y agregó: “Ya pasó”, con un tono de sentencia.

Mientras, desde la calle, los insultos eran múltiples. “A nadie le interesa su opinión. Señor, cállese”, gritaba una chica con megáfono. “Que hijo de puta”, dijo una de las chicas allí presente. “Totalmente”, agregaron varias. Y el vecino, resignado, volvió a entrar a la habitación. En la calle siguieron reclamando justicia.

“Vamos a seguir en las calles, en las plazas y en los tribunales los días de aniversario y los que no, los Días del Orgullo y los días que no. Seguiremos luchando hasta que todas las lesbianas, bisexuales, pansexuales, gays, intersex y la comunidad entera tengamos un lugar donde vivir, un trabajo estable que nos permita vivir dignamente, que todos podamos ser libres y sin miedo”, dijo Clara en diálogo con ANCCOM mientras desconcentraban. “No nos vamos a detener hasta lograrlo. Si tocan a uno respondemos todos. No pasarán Reparación y cuidado para Sofía. Pamela, presente. Roxana, presente. Andrea, presente”, concluyó.

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

Contra el hambre y la violencia de género, contra la Ley de Base y los lesbicidios, contra las políticas de Javier Milei, pero también por un sentido homenaje a Nora Cortiña, una multitud de feministas coronó la concentración frente al Congreso, en el primer Ni Una Menos durante un gobierno libertario.

Un grupo de mujeres ahuyentaba el frío con el golpe de sus tambores. Vestidas con camperas violetas, verdes y negras, contagiaban una vibración energizante. Desde la multitud se hizo paso un hombre que caminaba con un ritmo distinto. De su cuello colgaba una foto con el rostro de una joven, como las que bailaban, Iluminada por el sol y rodeada por flores. Más tarde le contará a una de ellas que es el papá de Natalia Melmann, asesinada en 2001, a sus 14 años, por policías de Miramar. A sus espaldas, se desplegaba la bandera con la exigencia que hace 9 años se transformó en movimiento: “Ni Una Menos”.

Aunque la convocatoria era a las 16:30, ya desde las 15 algunos grupos se instalaron en la Plaza del Congreso. Sobre las rejas y colgados de los gazebos podían leerse los nombres de las víctimas de femicidios que en menos de una década ya superan los 2.500. El registro oficial sólo existe desde 2015, antes el Estado no se hacía responsable ni siquiera de identificar los casos. Su creación fue resultado del reclamo llevado adelante por el primer Ni Una Menos, hasta ese momento “no se hablaba de la violencia de género como algo estructural, más allá de lo privado. Con tres semanas de organización, logramos instalarlo en la opinión pública, en la calle y que el Estado lo reconozca”, recordó Soledad Vallejos, una de las organizadoras de aquel primer Ni Una Menos, consultada por ANCCOM.

Luci Cavallero es socióloga y parte de la organización del encuentro de este año. Desde temprano, caminaba la plaza hablando con los medios y compañeres, luego sería una de las encargadas de leer el documento. Sobre el contexto de la convocatoria subrayó que  “estamos en un momento de retroceso, y tenemos  núcleos de desigualdad estructural que no se han podido modificar como la brecha salarial, o la crisis habitacional que es un gran problema para las mujeres que necesitan salir de situaciones de violencia”.

tCavallero también formó parte de las asambleas previas al encuentro, sobre las que contó que “estuvieron atravesadas por el triple lesbicidio de Barracas, fueron al principio muy dolorosas. Los espacios colectivos son necesarios para contenernos, darnos fuerzas para sostener la lucha. Este Gobierno apunta también a quebrarnos emocionalmente”. 

A su alrededor, las caras de los funcionarios de Milei podían verse retratadas en las pancartas de los manifestantes. Debajo de una caricatura de la agrupación Las Rojas” se leía: “Sandra Pettovello ministra del odio y el hambre”. A ella también le dedicaban su canto las trabajadoras comunitarias de la UTEP. Agrupadas sobre la plaza, del lado de Hipólito Yirigoyen, sostenían las ollas vacías mientras gritaban “Pettovello Pettovello / no te lo decimos más / entregá los alimentos / o los vamos a buscar”. 

“Con hambre y violencia no hay Ni Una Menos” era la consigna que se leía en una bandera violeta. Para Verónica Gago, otra de las organizadoras, “asistimos a la crueldad hecha política de Estado” en relación a la “crisis económica y el corte total de políticas contra las violencias de género”. Entre ellas se encuentra la paralización del plan “Acompañar”, el único que brindaba apoyo económico a las víctimas de violencia de género. Además, otra consigna de la marcha planteó el rechazo a la Ley Bases que dejaría sin jubilación a 9 de cada 10 mujeres por la eliminación de la moratoria.

La organizaciones sociales, sindicatos docentes, estatales, de la salud, aeronáuticas,  jóvenes de colegios secundarios, grupos pequeños de mujeres independientes, grupos travesti-trans, fueron sumándose de a poco y colmando la plaza. Cada vez más personas se acercaban al escenario para esperar la lectura del documento mientras el atardecer prometía una noche helada. 

Debajo de grandes parlantes, se ubicaba firme la foto de Norita Cortiñas con su inconfundible pañuelo blanco. A su lado, resguardadas por un gazcebo, aguardaban  Nina Brugo y Nelly “Pila” Minyersky, históricas referentes que participaron en la Campaña por el Derecho al  Aborto Legal Seguro y Gratuito. Cuando le preguntaron por las razones de su asistencia Nelly dijo que “no podemos quedarnos en casa en este momento. Poder estar y decir es lo que nos ayuda a seguir viviendo. No tengo frío, me abrigan todas ustedes”.

 El silencio en el escenario se rompió con el grito desgarrador de una integrante de la Asamblea de Lesbianas Autoconvocadas: ”Las mataron con dos bombas molotov mientras dormían”. A su lado,  sus compañeras se aferraban a los carteles mientras interpelaban con su mirada a las presentes. Luego continuó: “Exigimos que no nos maten por elegir amarnos entre nosotras, este no es un caso aislado, es un hecho que ocurrió en democracia, en un año en el que el gobierno de Javier Milei  reproduce discursos de odio como plan macabro”.

Hacia el final recordó que “el jueves se cumple un mes de la masacre lesbicida, vamos a movilizar, queremos que estén ahí y nos demuestren que nos acompañan. Justicia por Pamela, Roxana, Andrea y Sofía”.

“Eso no es libertad, eso es odio” cantaba la multitud cuando subieron al escenario las organizadoras para leer el documento consensuado. Cavallero fue quien tomó la palabra primero y sintetizó las demandas: “La violencia del gobierno de Milei es social, es económica y es política,  ante eso respondemos, seguimos en las calles y movilizadas. Vivas, libres  y desendeudades nos queremos”. 

Para cerrar el acto pasó al frente Sabrina, integrante de Hijos: “Esta plaza de lucha feminista despide a Norita la madre que enfrentó a los genocidas, obrera, piquetera, madre de las grandes luchas y de las pequeñas, las que el poder oculta y las de repercusión mediática. La madre que nos enalteció con su presencia, su  palabra, su pañuelo blanco, verde y multicolor. Continuamos el reclamo por la apertura de los archivos del 74 al 83.”