Los Halcones Verdes del Golfo

Los Halcones Verdes del Golfo

Arabia Saudita, una cultura que está cambiando y preparándose, también en el fútbol, para cuando se acabe el petróleo. Un vistazo sobre el primer rival que la Scaloneta enfrentará en Qatar.

La Selección Argentina hará su debut mundialista este martes a las 7 en el Estadio Lusail. Su rival, Arabia Saudita, equipo que comanda desde 2019 el francés Hervé Renard, quien en el pasado también fue el director técnico de los seleccionados africanos de Zambia, Angola, Costa de Marfil y Marruecos.

Jorge Habegger, técnico argentino que dirigió al Al-Nassr y al Al-Ettifaq Club, equipos de la Liga Profesional Saudí, afirma que los sauditas “tienen muy buena técnica y pretenden siempre generar un fútbol de asociación, apostando a la posesión de la pelota”, aunque, sostiene, tiene un problema en lo que respecta a su seleccionado. “Argentina va al Mundial y tiene un solo jugador en el fútbol argentino, que es Armani, el resto están casi todos en Europa. En cambio, a ellos les cuesta mucho que jugadores de Arabia jueguen en otros países. En las últimas experiencias, por ejemplo, había algunos que estaban en España, pero no en el primer nivel español, entonces les falta ese roce de alto nivel para que puedan estar a la altura cuando les llegan este tipo de competencias. No obstante, ahora parece que han cambiado un poco esa tónica y se están insertando en la exigencia del fútbol internacional”.

Los apodados “halcones verdes” participaron sólo cinco veces en copas del mundo. Las primeras cuatro fueron de forma consecutiva entre 1994 y 2006 y la quinta en Rusia 2018. A excepción de su primera experiencia, en donde alcanzaron los octavos de final, en las otras ocasiones no superaron la fase de grupos. “Desde el punto de vista de la lógica, Argentina debería conseguir un triunfo frente a Arabia Saudita, pero los que estamos en el fútbol hemos aprendido a no subestimar a nadie. Hoy todas las selecciones están con la mejor información y con el mejor nivel de preparación”, advierte Habegger.

Cambio de rumbo

En términos económicos, hasta ahora el Reino de Arabia Saudita depende mayoritariamente de los ingresos por la explotación del petróleo. Ahora bien, en los últimos años incursionó de forma intensiva en otras industrias, entre ellas la del deporte, al posicionarse como anfitrión de diferentes espectáculos.

En lo que refiere al fútbol, fue sede de la Supercopa de Italia en 2018 y 2019, la de España en 2020 y 2022, amistosos entre selecciones e incluso fue el lugar en el que se jugó el año pasado el partido entre Boca Juniors y el Barcelona en homenaje a Diego Maradona. En otros deportes, se destacan la realización de eventos anuales de lucha libre organizados desde 2018 por la WWE, la empresa más importante del rubro a nivel mundial, el Rally Dakar desde 2020 y el Gran Premio de Fórmula 1 desde 2021.

Estas iniciativas se enmarcan en lo que se conoce como “Saudi Vision 2030”, un ambicioso plan de reformas económicas y sociales. En diálogo con ANCCOM, Marcelo Gilardoni, embajador argentino en Arabia Saudita, Bahrein, Omán y Yemen entre 2018 y 2021 y luego en Qatar hasta mediados de este año, explica que no se trata de un proceso privativo de ese territorio, sino que es un proceso que se está dando en el resto de los países del Golfo: “Están tratando de diversificar su economía para cuando el petróleo deje de consumirse o se acabe. La idea es que cuando esto suceda, estos países puedan seguir manteniendo el nivel de vida y de ingreso de su población igual al de ahora”. En el caso de los deportes, precisa: “Los ingresos que se generan a partir de esto no son tan importantes ahora, pero la idea es que en algún momento ocupen un lugar importante”.

Jose Manuel Morales, licenciado en Comercio Internacional con una maestría en administración de negocios, dejó México junto a su esposa odontóloga hace cuatro años, a raíz de una oferta laboral que recibió ella en Arabia Saudita. Según Morales, los cambios también incluyen una apertura al turismo. «Hace 15 días estuve en una ciudad ubicada en el Mar Rojo que se llama Yeda y me tocó ver mucha caravana de turistas visitando la ciudad, guiados por saudíes, cosa que hace unos años era imposible ver. Antes no existían visas de turista, solamente podías venir si habías recibido alguna oferta de trabajo, si eras familiar directo de alguna persona que trabajara aquí o si eras musulmán y debías hacer la peregrinación a La Meca. A este paso, dentro de poco tiempo Arabia Saudita se occidentalizará mucho y eso traerá como consecuencia un cambio cultural, que es complicado a la vez para el pueblo saudita».

 

Los saudíes

Son personas moderadas y no muy efusivas, las define Morales, debido a que el Islam influye mucho en su comportamiento y, por tal motivo, la alegría es bastante reprimida. «Con respecto al Mundial, hay una gran expectativa, pero no se nota en la conducta de la gente. Es decir, no ves personas en la calle con banderas alentando al equipo y eso que somos un país 100 por ciento vecino de Qatar. No se está viviendo un ambiente mundialista como podríamos vivirlo en Europa o América latina».

Para Habegger, se trata de “un público que acompaña a su equipo y lo alienta, pero de una manera distinta a la que nosotros estamos acostumbrados. Vos ves en la tribuna que están mezclados los hinchas de los dos clubes y no hay problemas de indisciplina. Si lo comparás con Boca, River, Flamengo, Peñarol y Nacional, por mencionar equipos de Sudamérica, nada que ver, es un público mucho más pasivo que acompaña desde el gusto por el fútbol, porque le gusta mucho el fútbol al árabe y está muy bien informado. Vive muy pendiente de lo que sucede en Europa y Sudamérica, fundamentalmente Argentina y Brasil».

Gilardoni remarca que, a pesar de las diferencias culturales que a la distancia pudieran percibirse, argentinos y sauditas comparten valores importantes como la familia y la amistad: «Si a un saudita le decís que te diga qué significa Argentina, seguramente mencione tango, vino, carne, fútbol, Maradona, Messi. A un argentino le hacés la misma pregunta respecto a Arabia Saudita, te va a decir camello, desierto, petróleo, Islam, mezquita. Creo que ambos países son mucho más que tres o cuatro definiciones».

En este sentido, Morales explica que cuando llegó a ese lugar del mundo, se encontró con una sociedad amistosa y que, lejos de ser tímidos, se acercaban y se mostraban interesados y abiertos a la idea de recibir extranjeros: «Muchas veces en América latina pensamos que este país está lleno de intolerantes religiosos, por lo menos esa es la idea errónea que yo tenía, debo confesarlo. Mientras uno respete, como en todos los lados, sus leyes y sus costumbres, sos bien recibido en este país».

La política llegó al fútbol…  hace rato

La política llegó al fútbol… hace rato

Fabián Doman triunfó en las elecciones de Independiente y ocasionó una ola de festejos por parte de las principales figuras del PRO. Esto trajo nuevamente la atención sobre el vínculo entre política partidaria y clubes. ¿El fútbol es ahora un espacio de disputa? ¿Detrás viene la idea de la privatización de las instituciones?

óTras arrasar en las elecciones a comienzos de octubre, Fabián Doman fue elegido como el nuevo presidente de Independiente, marcando el final de la conducción del líder del sindicato de Camioneros, Hugo Moyano. En el frente ganador se destacan las figuras de Néstor Grindetti, actual intendente de Lanús por el PRO, como vicepresidente primero, y la del diputado nacional y referente del partido en la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, como vocal.

Al conocerse los resultados, otras figuras de peso en el PRO como Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta (confeso hincha de Racing) o María Eugenia Vidal (simpatizante de Boca) festejaron la victoria del frente como suya, algo que generó muchas repercusiones y trajo nuevamente la discusión acerca de las vinculaciones entre fútbol y política partidaria.

Ariel Scher, periodista deportivo y escritor, recuerda una idea de Michel Foucault (“donde hay poder, el poder se disputa”), para explicar lo que ocurre en el fútbol: “La disputa tiene un largo recorrido en la historia de los clubes y en particular en la Argentina donde los clubes han sido un agente socializador y desde luego un espacio de identidad fortísimo”, afirma Scher.

En nuestro país, el fútbol es un vórtice en el que se encuentra casi todo: el espectáculo, la pasión, la tradición, el barrio, la creación de identidades, pero también mucho dinero y, por lo tanto, poder. Por eso no es extraño que quienes lo disputan -ya sea desde los partidos políticos o desde los tronos del imperio económico- miren ese espacio y quieran formar parte: “Hace política Cambiemos, hace política el PJ, hace política Disney”, dice el columnista del programa radial Aquí, allá y en todas partes y Especial Qatar .

            El autor y periodista deportivo de Tiempo Argentino y otros medios, Alejandro Wall coincide en este punto con Scher. Para él, las disputas políticas en los clubes hablan bien de su vida social y política como las asociaciones civiles que son: “Donde no hay política, en todo caso, es en clubes que fueron gerenciados o que son conducidos de manera autoritaria, en donde no hay posibilidad de oposición”, sostiene. También entiende, al igual que Scher, la importancia del fútbol y las potencialidades que ofrece: “Por supuesto que el fútbol permite hacer negocios, el fútbol da visibilidad, el fútbol da un montón de cuestiones y por tanto eso hace que desde distintos sectores políticos quieran entrar dentro de esa lógica”, expresa el integrante del equipo del programa de Radio con Vos llamado Pasaron Cosas.

 

Para este periodista, lo que resulta más novedoso es la hegemonía que logran algunos partidos políticos en determinados clubes. En el caso de Independiente señala la fuerte presencia de Juntos por el Cambio y destaca que dirigentes de mucho peso de la coalición, que en algunos casos no eran socios ni hinchas del club, celebraron como un triunfo propio la victoria de Doman. Algo similar sucedió en el caso contrario, recuerda Scher, con la derrota de Daniel Angelici y el macrismo en Boca en 2019, donde el triunfo de Jorge Ameal fue celebrado por sectores más ligados al oficialismo nacional. Sin embargo, esto no sería algo nuevo en ambos clubes, ya que previamente otros espacios tenían un predominio muy marcado sobre ellos. En el caso de Independiente el sindicato de camioneros conducido por Hugo y Pablo Moyano gobernó el club desde 2014. Lo mismo ocurría en Boca, “un club colonizado por el PRO”, como lo describe Wall, hasta la derrota de Angelici en 2019. Allí se dio el proceso inverso, ya que Mauricio Macri ingresó en la política utilizando su gestión en el club como plataforma. 

En disputa

            “Resulta difícil encontrar una hegemonía tan marcada en otros clubes. Por lo general existe una convivencia de dirigentes de fuerzas diversas que pese a no comulgar o compartir listas en otro tipo de comicios pueden lograr acuerdos en sus clubes”, opina Scher. Para el periodista, a veces el fútbol desdibuja esa idea de un un traslado automático de los alineamientos de otro lugar a los de un campo como el de los clubes. Eso podría deberse a que el vínculo entre estos dirigentes primero se da por el lazo con el club que comparten antes que por su pertenencia política: “Da la impresión de que quizás algunos actores de la política no tienen diferencias tan agudas en términos de su concepción del mundo como podría parecer en un principio”. Incluso en los ejemplos antes mencionados de Independiente y Boca puede encontrarse esa convivencia de sectores diferentes. Durante la gestión de Mauricio Macri en Boca existían alianzas con figuras políticas ajenas al PRO como el actual presidente del club xeneize, Jorge Ameal o el fallecido sindicalista y diputado nacional justicialista, Roberto Digón. En Independiente, durante la gestión de Hugo Moyano, se dio la presencia de dirigentes que luego pasaron a estar en la conducción actual, como es el caso de Cristian Ritondo o de Carlos Montaña, exfuncionario de Alicia Kirchner y actual de Sergio Berni en el ministerio de Seguridad bonaerense.

Lo mismo ocurre en clubes como Racing o River, por mencionar a algunos de los más conocidos, donde dirigentes vinculados a Rodríguez Larreta coexisten con partidarios de Máximo Kirchner y La Cámpora. En el club de Avellaneda esto fue evidente cuándo, aún pese a sus diferencias a nivel nacional, ambos dirigentes brindaron su apoyo a la conducción oficialista de Víctor Blanco. San Lorenzo tuvo como presidente a Matías Lammens, actual ministro de Turismo y Deporte en el gobierno del Frente de Todos y ahora es dirigido por Horacio Arreceygor, Secretario General del Satsaid (Sindicato Argentino de Televisión). La lista de nombres es interminable.

Todos mezclados

            “Lo que suele suceder es que hay dirigentes que hacen política y no hay nada de malo en que lo hagan. El problema está en que un grupo determinado controle un club porque entonces el club pierde el rumbo y la lógica, o mejor dicho el objetivo para el cual está hecho que es básicamente un club social de fútbol, con deportes y demás”, afirma Wall.

Scher cree que la victoria de una fuerza política en un club no implicaría una dominación total y homogénea de la misma sobre la institución, o por lo menos no de forma automática. Eso no quiere decir que no haya una intencionalidad, como bien se vio en algunos de los ejemplos anteriores: “En construcciones tan lábiles y multiformes como estas a veces es difícil ser tan rotundo como en otros terrenos”, opina el periodista.

            José Luis Lanao, periodista deportivo de Página 12 y otros medios, trae al debate una idea interesante: “En los clubes se está llevando a cabo una disputa ideológica que traspasa lo partidario”. Para Lanao hay un intento del poder económico de ingresar en los clubes con el objetivo de privatizarlos y gerenciarlos: “Detrás de lo político siempre está lo económico”. Por eso no es rara la aparición de dirigentes que comulgan con estas ideas apoyados por el exitismo que rige en el fútbol argentino. Nunca faltan los hinchas que movidos por la urgencia del triunfo inmediato abren las puertas a proyectos de sociedades anónimas que prometen grandes inversiones a los clubes a costa de sacrificar el espacio social para la comunidad.

 El periodista de La Tecl@ Eñe y Revista Haroldo sostiene que en algunas oportunidades hay dirigencias que apuntan al deterioro de los clubes para que sea mejor recibida la llegada de fuertes grupos empresarios y posibilitar la compra del club sin enfrentar mayores resistencias. Entre algunos ejemplos el periodista menciona el caso del Barcelona en España, cuyo derrumbe en el último tiempo fue consecuencia de malos manejos dirigenciales, con la salida de Messi como máximo exponente. De esa forma se podría esconder la llegada de poderosos inversores árabes, como ha ocurrido en otros equipos europeos. Dentro de estos empresarios vinculados al mundo del fútbol, Lanao alude a un argentino que actualmente es el máximo accionista del club español Elche, Christian Bragarnik, cuya sigilosa influencia crece cada vez más en el fútbol argentino y sus equipos. Desde su llegada a Defensa y Justicia como asesor, gerente y director deportivo, hoy el nombre de Bragarnik suena en clubes como Arsenal de Sarandí, Rosario Central, entre otros.

En el fútbol argentino la resistencia a estos embates del poder económico se sostiene gracias al apoyo de organizaciones sociales y un sector de hinchas movilizados. Sin embargo, sin un claro compromiso ideológico por parte de las mayorías, Lanao teme que los clubes argentinos podrían seguir los pasos de los equipos europeos o, incluso, los casos no tan lejanos de Chile, Uruguay y el reciente ejemplo de Brasil, donde se aprobó una ley que permitió la creación de clubes empresas.

Queda claro que las disputas políticas en el fútbol no son algo nuevo ni mucho menos. Sin embargo, en el último tiempo se observan intenciones de ir en direcciones más polarizadas con resultados que pueden no ser tan evidentes a primera vista. El tiempo dirá si estos casos son excepciones a la regla y la pluralidad de voces prevalecerá en los clubes o si este es el comienzo de un nuevo modo de hacer política en el fútbol argentino.

El arte de volar como los murciélagos

El arte de volar como los murciélagos

El periodista deportivo Alejandro Ansaldi publicó «Fútbol Ciego», un libro que da cuenta que no existe un único tipo de fútbol.

El televisor o la radio informan todo el día sobre lo que sucede en el fútbol profesional masculino, ya sea nacional o internacional. Escasas veces se habla de otros deportes, a menos que haya equipos que lleguen a una final… y la ganen. Fútbol Ciego (el arte de volar como Los Murciélagos) es un libro publicado por Ediciones Al Arco, que se aleja de lo convencional para mostrar las historias de los miembros de un conjunto del que poco se habla: la Selección de Fútbol para Ciegos de Argentina. Su autor, el periodista deportivo Alejandro Ansaldi, dialogó con ANCCOM acerca del proceso de realización del libro y los estigmas sociales que hay sobre las personas con discapacidades visuales.

¿Qué te inspiró a escribir sobre Los Murciélagos?

En mi casa hay dos grandes temas. Uno son los ciegos porque mi mujer, Natalia, es profesora de ciegos y el otro es el fútbol, porque yo soy “enfermito” del fútbol. Fuimos a ver a Los Murciélagos en la Copa América 2009, porque ella me invitó. Empezamos a ser novios y el plan era verlos. Cuando los vi jugar no podía creer lo que había visto, re groso juegan. Algo me pasó en esa primera vez que los vi y siempre quise escribir un libro pero no sabía de qué y el año pasado dije: «Pero si yo tengo el tema en mi casa, es esto». Quería contar cómo era jugar al fútbol ciego y que le llegue a alguien la que no conocía a Los Murciélagos, que no sabía que existía esa chance, que se puede jugar al fútbol aunque no se vea, o a una familia que tiene un nene ciego.

¿Qué inquietudes tuviste al escribirlo?

No tenía idea si era interesante para el público en general, porque una cosa es mi mujer que está en ese mundillo y me dice: «Dale para adelante». O mis amigos, que me quieren mucho: «Dale, vos escribís bien, está buenísima la historia». Pero yo no sabía porque es mi primer libro. Cuando hacés un libro, hasta que no lo terminás y lo mostrás a una editorial, decís: “Capaz que no le interesa a nadie”. Creo que acerté porque es un tema inédito, ese fue mi primer golazo. Hay un libro de la biografía de Silvio Velo y uno del reglamento, pero no había de Los Murciélagos.

¿A qué alude el subtítulo “El arte de volar como Los Murciélagos”?

A que los tipos a partir de una situación muy adversa, lograron hacer un montón de cosas. Lo que hacen ellos, no lo podemos hacer nosotros. La persona que ve no lo puede hacer y muchos ciegos que no juegan al fútbol tampoco, porque tenés que pasar por esa experiencia. Tenés que ser ciego y vivir todo ese proceso que vivieron, de encontrar que existía una posibilidad de jugar al fútbol con pares y eso les permitió crecer. El grupo tiene una motivación de superación y de alegría ante una situación que es terrible. Si yo me quedo ciego, me quedo tirado en un sillón llorando y no sabría cómo seguir mi vida. De hecho a ellos les pasó, vivieron un trauma tremendo en el cual después descubrieron el fútbol y la vida les cambió rotundamente. Muchos a partir de ahí consiguieron trabajo, empezaron a viajar solos, se casaron, tuvieron hijos y volaron al mundo. Esa es la metáfora de volar como un murciélago. Es un arte lo que ellos logran hacer, además del juego de palabras, con el fútbol, con lo bien que lo hacen.

“Años atrás el modelo de la persona ciega era el pobrecito, incluso lo es hoy para muchos que desconocen el tema. El ciego era el que daba lástima, el desvalido al que había que ayudarlo en todo”, te cuenta Enrique “Quique” Nardone, ex entrenador de Los Murciélagos, en uno de los capítulos. ¿Coincidís con su mirada?

Sí. Todavía pasa. Cuando Naty le cuenta su profesión a alguien, la primera respuesta que le da la gente es: «Ay qué buena que sos, trabajás con los pobres cieguitos». Ella se enoja y les explica: «¿Qué pobrecito? Pobrecito vos, porque estos pibes pueden hacer casi todo». La sociedad piensa que es un tipo que ya no puede hacer nada y Los Murciélagos me demostraron que pueden hacer de todo. Cuando una persona queda ciega, lo sientan en una silla. Cuando hay sol lo ponen afuera, cuando llueve lo meten a casa y así hasta que se va a dormir. Le dan la comida, el tipo no se mueve, lo ayudan a ir al baño. Cuando consiguen lograr su independencia y esa libertad, te das cuenta que no hay una limitación propia, a veces tiene que ver con el entorno familiar que no ayuda.

¿A qué te referís?

Es fundamental cómo son los padres de los chicos que se quedan ciegos. Cuanto más lo sobreproteges al pibe, menos chances le das. Yo tengo hijos chicos, también me pasa. Hay que tener mucho coraje y valentía para tener un pibe ciego y mandarlo a jugar a la pelota, pero ese empuje de “andá a jugar y aunque te choques y te rompas la cabeza, levantate y seguí jugando”, hace que esa persona después crezca y se desarrolle. El que está sobreprotegido y lo guardan en una cajita de cristal no puede desarrollarse. Los padres de estos chicos son ejemplares, porque los empujan a hacer deporte y los dejan viajar en colectivo solos. Yo a mis hijos no los dejo ni ir a la esquina.

¿Tuviste algún prejuicio sobre Los Murciélagos?

No sé si prejuicio, pero lo que me sorprendió y me conmovió es que me demostraron que son recontra felices. No se quejan de ser ciegos. No es un tema importante entre ellos y eso te enseña porque después en la vida no lo aplicás. Terminé el libro y dije: “Aprendí todo, ya está, ya sé que no me tengo que quejar de boludeces”, y al rato pinché una rueda y estaba puteando. Es difícil después tratar de llevar eso a la realidad.

El técnico me dijo: “Dale jugá con los ojos tapados, pero después vas a jugar con los ojos destapados y tampoco vas a tocar la pelota”. No pude hacer nada. No tenía chance de tocar la pelota y fue muy fuerte; ahí te das cuenta lo difícil que es.

Alejandro Ansaldi

 

Al final del libro contás que jugaste un partido con ellos. ¿De quién fue la idea?

Mía. Yo quería jugar con ellos y comprobar lo difícil que era. El técnico me dijo: “Dale jugá con los ojos tapados, pero después vas a jugar con los ojos destapados y tampoco vas a tocar la pelota”. No pude hacer nada. No tenía chance de tocar la pelota y fue muy fuerte porque ahí te das cuenta lo difícil que es. Para nosotros que vemos es imposible porque ellos desarrollan un montón de sentidos que nosotros no, por más que te tapes los ojos. Ellos desarrollan la ecolocalización. Chasquean los dedos y se dan cuenta a qué distancia está la pared, a qué distancia estás vos y ellos escuchaban la pelota que yo iba a recibir antes de que yo la reciba. Fue una experiencia buenísima, pero en el momento sufría porque quería hacer algo, hacía calor, estaba cansado, quería agarrar la pelota, hacer un gol. Después, cuando pude ver, agarré la pelota pero tampoco pude hacer nada. Ellos tienen movimientos sincronizados, juegan en velocidad, son jóvenes, son atletas de élite. En los rankings Los Murciélagos son número 1. Vos decís: «Ah son ciegos, les voy a ganar». No, no tuve chance.

¿Por qué el periodismo en nuestro país casi nunca habla de ellos?

Al periodismo no sé qué le pasa, por ahí hay gente que piensa que no es negocio y es culpa también de nosotros, los periodistas, que no tengan más difusión. Si nosotros no lo contamos, la gente no se va a interesar. Acá fue tapa de Olé cuando Los Murciélagos ganaron en 2006 el campeonato del mundo, pero como una cosa rara y extravagante. La sociedad mira para otro lado cuando se trata de discapacidad, no le gusta ver al discapacitado. Esto es para mostrar, porque además es alegre. No voy a ganar plata con el libro. No te voy a negar el ego, porque somos periodistas y todos queremos crecer y que nos conozcan. Pero lo que quiero es que se difunda, que llegue a todos lados, que la gente se entere de ellos.

Acceso libre para personas con dificultades visuales

Fútbol Ciego (el arte de volar como Los Murciélagos) está disponible en versión digital gratis para cualquier persona con discapacidad visual u otras dificultades para la lectura impresa, en la Biblioteca Tiflolibros

Teatro como en la cancha

Teatro como en la cancha

«¿Quién dijo que la H es muda?» es una obra de teatro que cuenta la historia de Huracán en medio de un clima propio del estadio Tomás Adolfo Ducó. La pasión, la herencia familiar, la alegría y la tristeza atraviesan un relato unipersonal.

¿Quién dijo que la H es muda?, una obra de teatro unipersonal dirigida por Antonio Célico y actuada por Fernando Álvarez relata, con mucha pasión, la historia de Huracán.

Con la misma sensación de ir a la cancha, pero en esta ocasión en una sala de teatro, se espera por el comienzo de obra, entre debates sobre la actualidad del club, la formación del equipo, el desempeño del torneo y hasta reflexiones políticas. De pronto, comienzan a sonar las canciones con las que ingresa el equipo quemero al Estadio Tomás Adolfo Ducó. 

Un recorrido mítico que comienza con su nacimiento aquel 25 de mayo de 1903 que, como cuenta el “Loco”, ocurre cuando unos jóvenes de Nueva Pompeya fundan un club de fútbol con un polémico nombre, “Verde esperanza no pierde” o “Verde esperanza y no se pierde”. Este grupo se dirigió hacia una librería para comprar un sello de goma con ese nombre pero, al ser muy largo, el librero italiano les recomendó que sea uno más corto. Así nace, por un almanaque en la pared, el nombre “El Huracán”. Tal vez por un error, o por el vocablo italiano del librero, faltaba la letra “H”. 

Pero la historia sigue y también los apodos, por qué “El Globo”, o “Quemeros”, son algunas de las tantas anécdotas que distinguen al relato.  En este repaso por la historia del Club también sonaron nombres de grandes jugadores que vistieron la camiseta y se convirtieron en ídolos de Huracán, como Herminio Masantonio, Miguel Brindisi, Omar Larrosa y Guillermo Stabile. 

En ese ida y vuelta con el público, que de a ratos canta junto al protagonistas canciones del Globo, sonó “Soy quemero en las buenas y en las malas”, para destacar aquellos torneos y campeonatos obtenidos, pero también la presencia de la tristeza que genera el descenso. 

La rivalidad con San Lorenzo, Boca, River, Racing e Independiente, particularmente con el clásico y las chicanas futboleras no faltan. Sobre todo, al recordar cuál de los dos fue el primero en irse a la B.

La obra de teatro toca también el tema de la herencia futbolera y la unión familiar. En estos lazos, se traspasa la pasión desde el “Loco Álvarez” hacia su sobrino, Miguelito quien nació en la maternidad del Sardá en Parque Patricios. A la familia los une la pasión por el Globo. 

Al finalizar el espectáculo, y en diálogo con ANCCOM, Gustavo que hace 47 años que es hincha de Huracán, destacó el recorrido que hace la obra por la historia del club: “Tengo los ojos llorosos porque es un repaso por la historia, los buenos y malos momentos, que lamentablemente han sido más los malos, pero el amor por los colores es más fuerte”. 

El actor Fernando Álvarez, hizo hincapié en tres puntos centrales de la obra: la memoria, la familia y la globalización. “Nosotros somos historia y dentro de esa historia no hay que olvidar todo lo que pasó con las dictaduras. Justo Huracán tuvo momentos en su historia que fueron en el 73 cuando vuelve Perón, que hace caer la dictadura de Lanusse; y en el 76 con el horror que vivimos”, señaló.

En cuanto a la familia mencionó que “es una mirada diferente, desde la herencia, acá no se habla si se quiere o no a los padres, a los hijos o a los nietos, lo que sabemos es que todos tenemos que ser de Huracán. Es una herencia futbolística, es el amor y la pasión”. Por último, cuestionó que “ahora todo es Boca o River, porque los equipos más chicos no tienen plata, no pueden armar equipos competitivos”.

¿Quién dijo que la H es muda?, es una obra de teatro diferente, que llama aquellos que tienen alma futbolera y les gusta la historia. Estará en cartelera durante el mes de agosto los juves a las 20.30 y los domingos a las 18.00 en el Teatro Azul. Mientras que en septiembre la función de los domingos pasará a las 15.30. Si juega Huracán, obviamente, la función se suspende.

Fútbol hipócrita

Fútbol hipócrita

Violencia física entre hinchadas, complicidad institucional, discriminación en los cánticos naturalizados, violencia de género de los jugadores silenciada por las dirigencias, comisiones feministas que no alcanzan a modificar los hábitos. Todo es posible en el ambiente del fútbol porque lo que importa es el negocio.

El fútbol en Argentina es uno de los pocos espacios donde todo tipo de violencia está permitido, tanto entre las propias hinchadas que se llegan a matar entre sí, como del público hacia los jugadores, con cánticos y hasta amenazas, o de los propios jugadores hacia las partes más débiles de toda la trama, las mujeres, tanto jugadoras como fans o parejas de los deportistas. Todos de una manera u otra terminan siendo justificados, lo que habilita la continuidad y las sagas.

“El fútbol en la Argentina es una arena privilegiada para el análisis de la formación de la identidad nacional y la construcción de masculinidades” escribía Eduardo P. Archetti en 1994. El fanatismo argentino por el fútbol tiene varios componentes entre los fervientes deseos de ver a un equipo ganador. Entre cánticos, festejos y emociones, también se ve como un espacio de lucha, donde se materializa la violencia en todos sus aspectos, desde sus canciones homófobas, transfóbicas y machistas, hasta llegar a la muerte por los colores de la camiseta. Esta situación fue motivo de múltiples estudios sociopolíticos para lograr comprender sus causas, ya que es el único espacio “que aprovechándose de la masividad que involucra y la impunidad que sienten los hinchas, lo que logran percibir es que ahí se puede decir cosas, que en otros ámbitos no encuentran otra forma de expresarse”, explicó Julián Martínez, integrante del Observatorio de Discriminación en el Deporte, en conversación con ANCCOM.

La impunidad no es una cuestión excluyente de la hinchada. Sebastian Villa jugador de Boca, pese a tener un proceso judicial abierto por abuso sexual y tentativa de homicidio, fue autorizado a viajar para jugar la Copa Libertadores en Brasil. Por lo contrario, Harrinson Mancilla jugador del Club Atlético Sarmiento, estalló en llanto cuando la hinchada de Platense le gritaba comentarios racistas y xenófobos al retirarse de la cancha por una lesión en el brazo; “Me insultaron, pero no veo una razón más allá de la euforia del momento” aclaró, demostración patente de que el ambiente es tan permisivo que las propias víctimas justifican la violencia porque la tienen naturalizada. Así fue como la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) resolvió no sancionar a Diego Guacci, a pesar de ser denunciado por acoso sexual y abuso de poder por cinco jugadoras menores de edad, actualmente entrenador de las inferiores de Defensa y Justicia de futbol femenino.

El 11 de julio falleció Joaquín Coronel, un hincha de 18 años de Luján, tras ser baleado minutos antes del partido de la cuarta fecha de la Primera C. Lo que había parecido una pelea espontánea, terminó siendo un acto planificado y adrede por la barrabrava de Leandro N. Alem. Entre los implicados se encuentran los hijos del presidente del club, Ariel y Mariano González, dos de los cinco prófugos, entre ellos los autores intelectuales. La fiscalía ya tiene probado que salieron armados en siete autos y camionetas desde la sede de Alem, y la Justicia pidió la captura nacional e internacional de los mismos. Y como paradójico, su madre, Graciela Mingorance, es Directora de la Casa de la Justicia y su hijo, Ariel González, ocupaba el cargo de Secretario de Transporte de General Rodríguez, una demostración de los vínculos del club con el municipio.

El racismo, la xenofobia, el antisemitismo, la homofobia, el machismo, son temáticas completamente presentes todos los días en la cancha, que se reflejan en sus cantos. Algunos ejemplos conocidos son: “Ya todos saben que la Boca está de luto, que son todos negros putos de Bolivia y Paraguay”. También, “Vos vas a cobrar River, sos un cagón, esos no son los Borrachos, son los putos del tablón. Quiero quemar el gallinero, que se mueran los cuervos y la guardia imperial”, donde se suma la apología a la violencia . “Ahí viene Chaca por el callejón, matando judíos para hacer jabón» haciendo referencia a Atlanta, un club de origen judío en Villa Crespo. “El lobo está caliente, el lobo es comilón, el lobo tiene Sida se lo coge el león”, y burlando de las enfermedades estigmatizadas. “Escuchen, corran la bola: se hicieron putos los negros de Casanova. Qué lindo es, vamos a coger allá en los ranchos cerca de la Ruta 3. Los negros llegan de noche y se visten de mujer, para hacer un par de pesos, porque tienen que comer”, entre tantas otras.

Frente a esto, se suma la complicidad de los medios de comunicación, ya sea silenciando o avalando hechos, como fue el caso de Martín Arévalo, en Radio La Red, cuando defendió a Villa después de la denuncia al decir que “ahora cada vez que Sebastián Villa quiera salir o quiera ir a bailar y tome una decisión de estar con una persona y esa persona no tenga buenas intenciones le van a golpear la puerta para hacer un problema». A pesar de algunas agrupaciones que buscan la igualdad, como es el caso de Fútbol Feminista donde las hinchas se unieron en búsqueda de una perspectiva de género en estos espacios, nadie se pronuncia para modificar la situación, ni los medios de comunicación, ni los dirigentes, ni los hinchas. Hasta los propios jugadores avalan todo tipo de discrminicacion producida a pesar de verse muchas veces vulnerados por estas dinámicas. “Los clubes tienen que entender que son un órgano dentro de la sociedad, tienen un rol social por lo tanto tienen una responsabilidad.” aclaró María Eva Fernández, de River Feminista, a ANCCOM.

Sin embargo, algunos clubes tomaron decisiones como es el caso de Vélez, quien ha sido pionero en la implementación de un protocolo con una cláusula en la cual al firmar contrato los jugadores queda asentado que frente a una denuncia por violencia de género, discriminación, hostigamiento y abuso o acoso sexual pueden quedar fuera del club o el club pueden mantenerlos al margen. “Que haya una cláusula está bien, el avance está bien, por eso nosotras pedimos que AFA exija una cláusula en todos los clubes, que todos la tengan. Como fue en el caso de Villa, lo que esperábamos era que apartara al jugador hasta que se sepa lo que pasó. Y solo lo pusieron de titular, sin ningún gesto de entender la situación, o que queres acompañar el movimiento y no estar amparando a un posible abusador”, dijo Carolina, de San Lorenzo Feminista.

Con ciertos gestos como fue el 13 de abril, donde Racing entregó el primer carnet de “socie” a una persona no binaria, o mediante la celebración el 8 de octubre de 2021 del primer aniversario de la Ley Micaela en el deporte en el predio de AFA, o algún rinconcito en un club para un área de género y diversidad, encubren una realidad que es la violencia machista del futbol. “No sirve solo con que pongas un departamento o que pongas personal que trabaje, sino que tiene que haber una voluntad política dentro del club”, informó Denise Gaccio de Independiente Feminista a ANCCOM. “Con una cultura patriarcal instalada en todo, en los clubes se ve más. Los clubes tienen tradicionalismo, por eso nosotras exigimos que haya más representatividad en cuestiones sociales porque hay un 5% o un 0% de mujeres en las comisiones directivas y cuando ocupan lugares no se les da el lugar que corresponde, no se les da el espacio, no se las escucha. Es como si el feminismo hubiera avanzado un montón en estos años y hubiera quedado un espacio sin cubrir, menos este.” Y mientras el feminismo avanza, pareciera haber ciertos espacios que se mantuvieron intactos, entre ellos el fútbol, pero al nombrarlo de esa forma de quitarle responsabilidad a quien son partícipes de estos actos. “Tiene que ver con la cancha, además del fútbol, en la cancha vale todo, salgo de la cancha y vuelvo a ser una persona normal, pero dentro de la cancha soy inmune.” Comenta Denise.

Una de las más notorias diferencias que se da en Argentina es el formato de financiación, donde en mayor proporción, casi un 50%, es por sus simpatizantes, con la venta de entradas. Al contrario, en otros países, como en Europa o Brasil, pesan más los derechos de TV, el marketing y los sponsors. Aplicando en nuestro caso los valores de la democracia, el que gobierna un club o un país, sabe en algún punto que su base de poder y sus votos, están en los socios y sus seguidores, por eso mismo, cuando se dice que los hinchas se creen dueños de los clubes tiene cierta certeza. Ahí el dirigente o la dirigente, sabe que muchas veces gobierna mirando el diario, mirando las encuestas o mirando las redes sociales, sabiendo que tomar decisiones ya sea limitando a un hincha, prohibiendo ciertos actos o tomando cartas en el asunto frente a una denuncia puede condicionar directamente su lugar.

Por esto mismo Julián Martínez, integrante del Observatorio de Discriminación en el deporte, en conversación con ANCCOM explicó como “es una ventana para ver ciertas cuestiones sociales. La masculinidad y la forma de ser de los varones está más fuerte que nunca y está plasmada en lo que un hincha entiende como un hincha. Los hinchas nos muestran, que una de las formas de tener una identidad es mediante la violencia hacia un otro, una violencia simbólica y a veces física. Por algo el ámbito del deporte es donde hay mayor presion a asumir la homosexualidad, estadisticamente no puede ser que haya jugadores profesionales que no lo sean, pero saben que no les conviene porque el ámbito sigue teniendo mucha resistencia. Y nos enseña que es lo que la sociedad nuestra entiende como vergonzante o algo insultante. Las hinchadas cuando intentan denigrar al contrario no recurren a cualquier categoría, sino que recurren a categorías referidas a la nacionalidad, a la religión, a la condición social, al género, a la orientación sexual. Todas disidencias de modelos de normalidad que dicen que hay que ser varón, joven, blanco, católico, con buen poder adquisitivo, todo ese modelo de normalidad cuyas disidencias aparecen para avergonzarse.”