“La fotografía digital puede dejar a la humanidad sin memoria gráfica”

“La fotografía digital puede dejar a la humanidad sin memoria gráfica”

El historiador Abel Alexander cuenta por qué el 21 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Fotógrafo. De la daguerrotipo a la imagen digital.

Este 21 de septiembre se conmemora el Día del Fotógrafo y la Fotografía en Argentina y otros países del continente en conmemoración de la llegada del primer daguerrotipo a América Latina. La técnica creada por Louis Daguerre en Francia en 1839 obtiene una imagen en positivo a partir de una placa de cobre recubierta de yoduro de plata. Esta conmemoración coincide con otras celebraciones importantes como el Día de la Paz, el de la Primavera y el del Estudiante.

A casi 200 años del invento de esta técnica, ¿qué lugar tiene la fotografía en nuestras vidas? ¿Por qué siempre que nos juntamos con amigos nos sacamos una foto? “La fotografía representa el deseo inconsciente de querer ser recordado”, comenta Abel Alexander en su hogar de San Miguel durante una entrevista con ANCCOM. El lugar se encuentra lleno de cámaras y fotografías antiguas como si se tratase de su propio museo personal.

Alexander es historiador fotográfico e integra una primera generación de aficionados de la que trabajó para dar valor a esta disciplina y divulgar la importancia de la preservación fotográfica por su patrimonio cultural.

¿Por qué es importante esta fecha para la historia de la fotografía en Argentina?

En realidad, internacionalmente se celebra el Día de la Fotografía el 19 de agosto, porque ese día de 1843 se da a conocer en París el invento del daguerrotipo, que es producto del trabajo conjunto de Niepce y Daguerre. Pero debido a un conflicto político entre Argentina y Francia, el daguerrotipo llegaría al país cuatro años después, dado que la escuadra francesa había bloqueado los puertos de Buenos Aires y del interior. Por eso acá se celebra el Día del Fotógrafo argentino en septiembre, pero no es una fecha vinculada a la historia, al día universal del invento de la fotografía.

 

¿Cómo se dio finalmente la llegada de la fotografía a la region?

La llegada del daguerrotipo a América del Sur se dio de manera rocambolesca: fue una especie de aventura extraordinaria del siglo XIX. Lo que sucedió fue que, en Francia y en América había familias muy adineradas que tenían hijos, “que eran la piel de Judas”, y los echaban de todos los institutos donde estudiaban. Todos tenían el mismo problema en común, los hijos eran terribles y no se adaptaban a las reglas escolares de su época. Entonces decidieron comprar una nave a la armada francesa, y modificarla para que sea una escuela flotante. Contrataron a los mejores profesores de Francia y de Bélgica y decidieron dar la vuelta al mundo durante dos años junto a los jóvenes. Para tener la bendición celestial se contrató a un joven sacerdote llamado Luis Comte que, antes de zarpar, decidió tomar clases con el mismísimo Daguerre que enseñaba a utilizar los equipos. El sacerdote entonces compró un daguerrotipo con el objetivo de documentar el viaje. La nave atravesó algunas islas del Atlántico que pertenecían a España y Portugal, luego tocó Salvador de Bahía, Río de Janeiro y en enero de 1840 llegó finalmente a Montevideo, una ciudad fuertemente francesa, donde vivían muchos exiliados del gobierno de Rosas. Uno de ellos era Florencio Varela, periodista que tenía un diario en Montevideo. Él sería testigo presencial de las tomas que hace Comte de la ciudad y del puerto de Montevideo. Viaja a París y compra una cámara, convirtiéndose en el primer fotógrafo argentino.

 

Una vez que se levanta el bloqueo, ¿cómo se da la llegada del daguerrotipo a Argentina?

El invento del daguerrotipo arriba a Buenos Aires a mediados de 1843 de la mano del norteamericano John Elliot, primer retratista de la clase alta porteña. Lo siguieron otros colegas como John Bennet, Henry North y los hermanos Helsby. De esta manera, tras cuatro años de atraso por el bloqueo francés, finalmente nace la fotografía argentina.

Por lo que contás, el daguerrotipo se convirtió en un fenómeno mundial rápidamente, ¿pero era accesible a todo el mundo?

Bueno, el daguerrotipo era un proceso caro, solo accesible a las clases más pudientes económicamente, es decir, la aristocracia porteña. Si bien la llegada del daguerrotipo posibilitó el acceso a un retrato a una mayor cantidad de personas, ya que era más barato que una obra pictórica, seguía siendo imposible de costear para la mayoría de las personas, con lo cual toda esa etapa de la fotografía “daguerreana” mostraba un solo aspecto de la sociedad: no hay fotografías de indios y es muy inusual encontrar personas negras en las fotografías de aquella época.

La masificación recién llegaría con el negativo positivo, técnica patentada por William Fox Talbot, en la cual, por primera vez, de un negativo se pueden conseguir múltiples copias. Aunque la técnica fue patentada en 1941, no se popularizaría hasta varios años más tarde, debido a la fuerte insistencia de Talbot en proteger su patente con tasas altísimas.

Una vez que se vence la patente de Talbot, surgen de manera masiva los estudios fotográficos donde, por una cantidad muy inferior a un solo daguerrotipo, los clientes se puedan llevar una docena de retratos.

 

Yendo a tu carrera como historiador fotográfico, formás parte de una primera generación de “fotógrafo-aficionados” ¿Cómo comenzó tu afición por la fotografía?

Mi primer contacto con la fotografía fue en el día de mi casamiento. Antes, las bodas se hacían en las casas de las familias, por lo que ese día, un vecino de la casa de mi padre me preguntó sobre la luna de miel. “¿Lleva cámara fotográfica?”, me dice. Le respondí que no, algo descolocado. “¿Cómo no va a llevar cámara fotográfica?”, me dice el hombre, sorprendido. Entonces va a su casa y me trae su cámara para que la use durante la luna de miel. A su vez, me dio las instrucciones para utilizarla pero yo no estaba en capacidad de aprender nada esa noche. Entonces, cuando volví de luna de miel, llevé los rollos al fotógrafo que reveló las fotos y me convenció de que yo era un gran fotógrafo. Tras quedarme sin trabajo al poco tiempo, empecé a dedicarme a la fotografía social. De eso trabajé algunos años hasta que me surgió un trabajo mejor pago y abandoné la fotografía.

 

Tu tatarabuelo fue una especie de pionero de la fotografía en Europa: ¿influyó esto en tu elección de carrera?

Yo me enteré de esto luego de haber abandonado la fotografía social, cuando la novia de mi hermano me enseñó una revista con una nota sobre la historia de la fotografía que mencionaba a un fotógrafo llamado Adolfo Alexander. Entonces, le pregunto a mi papá y me confirma que ese hombre era mi tatarabuelo. Yo no lo podía creer, tantos años dedicándome a la fotografía y justo ahora me vengo enterar que tengo un antepasado fotógrafo. Por si fuera poco, mi padre me dice que aún conserva cosas de mi tatarabuelo en el chalet. Con mis hermanos fuimos y encontramos esos cuadros, esa cámara, esos objetivos. [Alexander apunta hacia las paredes de la  habitación].

Entonces, decidí volver a la fotografía, pero no para ejercer como fotógrafo, sino como investigador de algo que yo no sabía nada, cuando aún no existía la computación y teniendo que viajar a Buenos Aires constantemente sin tener auto. Así comenzó mi carrera. Con los años, un grupo de amigos y yo, fundamos una nueva corriente historiográfica, que cambió la percepción de la gente sobre la fotografía. Hace 40 años no se estudiaba la fotografía ni su historia, entonces ser descendiente de un fotógrafo era lo mismo que ser descendiente de un carpintero: era una profesión más. Yo a mi papá lo tildé de ignorante durante varios años por no darle la importancia que merecía al hecho de tener un antepasado pionero en fotografía, pero estaba equivocado, simplemente era la percepción que se tenía en esa época del fotógrafo y la fotografía.

Como historiador fotográfico, ¿qué es lo que mirás de una fotografía?

Hay muchos abordajes: la calidad técnica, la antigüedad, el tema, la belleza, las dedicatorias. Pero quizá el afán mío de rescatar la fotografía proviene de mi historia personal, ya que mi tatarabuelo tuvo siete hijos y los cinco hijos varones se convirtieron en fotógrafos. Y nunca recuperé el archivo negativo de ninguno de ellos. Entonces, el haber perdido el archivo de mis antepasados me ha llevado compulsivamente a tratar de rescatar todos los archivos.

 

¿Qué impacto tuvo la digitalización en la práctica fotográfica y los archivos fotográficos?

Yo creo que la fotografía digital va a dejar a la humanidad sin memoria gráfica, porque estas fotos que estamos tomando con cámara digital, yo no sé si de acá a 100 años se van a recuperar, yo creo que no. Los fabricantes son muy mentirosos, todos prometen eternidad, pero pocos lo cumplen.

Pero, a la vez, la fotografía digital fue una gran bendición para la fotografía antigua, porque de pronto nos encontramos con una herramienta que no teníamos para reproducir esas imágenes de manera instantánea y con muy buena calidad. Ahora con esta facilidad y con una conciencia mucho más grande de la importancia de la fotografía histórica, la gente se interesa en reproducir sus archivos de familia.

 

¿Por qué la fotografía está tan presente en nuestras vidas?

Siempre el hombre quiso vencer la muerte a través de eternizar su imagen. Y cuando surge la fotografía con esa precisión extraordinaria, el hombre encontró el camino para eternizarse de la manera más perfecta. Las pinturas y las esculturas son abordajes, podría decirse, inexactos. un pintor no te va a reproducir exactamente cómo sos, el objetivo en la cámara sí. ¿Por qué nos sacamos una foto? No lo sabemos pero inconscientemente nos sacamos una foto porque no queremos morir. Queremos que nuestros nietos vean esa foto y digan “Este era mi abuelo, esta era mi abuela”. Es un deseo inconsciente: queremos ser recordados.

 

Entre fotos y fotogramas

Entre fotos y fotogramas

En el Teatro General San Martín se inauguró Memoria Fotográfica: una selección de imágenes tomadas por Oscar Pintor que, junto al documental de su hijo Pablo, evocan recuerdos de toda una vida.

Cada uno con su cámara y pasión por la imagen. Oscar Pintor, fotógrafo. Pablo, su hijo,  cineasta. Juntos arriban al Teatro San Martín e inauguran Memoria Fotográfica, una muestra de las mejores obras de uno de los principales referentes de la fotografía de nuestro país y estrena al mismo tiempo la película homónima que relata su odisea al pasado y a su provincia natal, San Juan.

De la misma forma que su padre utilizó la estética del blanco y negro, el juego de luces y sombras, Pablo y Julián (hermano gemelo del cineasta) utilizan música y silencios para acompañar las imágenes de un viaje familiar por la geografía sanjuanina, siguiendo las pistas para llegar a los escenarios donde Pintor tomó sus reconocidas fotografías, que ahora son paisajes muy diferentes e irreconocibles. Hacen de los recuerdos y memorias paternas un proyecto familiar, narran la pérdida, las faltas y muestran la ausencia como tiempo atrás supo hacerlo Oscar Pintor con la fotografía de autor.
Previo a la proyección de su película, y con la voz entrecortada, Pablo Pintor contó que “se unen la pasión por lo que uno hace y el amor” y, en el retrato de lo propio, deja un registro del “gran fotógrafo, que también es mi viejo”.

En la pantalla de la Sala Leopoldo Lugones se suceden recortes de videos caseros y fotos de Oscar Pintor: de vacaciones, de visitas a la antigua casa familiar, de la peluquería de su padre, mientras la voz del fotógrafo, a veces en off, relata el sentimiento de pérdida y cuenta su propia excursión a otros tiempos: “Me recuerda a una ciudad abandonada de la que se fueron todos y quedaron las cosas como estaban”, expresa. Y se marca el contraste entre una zona urbana que parece detenida en el tiempo y la mutación de los paisajes autóctonos, tan cambiados.

Un arco de fútbol en medio de un baldío, un pullover transparente en el alambrado, un perro esquelético olvidado que duerme en la sombra. Oscar Pintor encuadra y prolonga en sus imágenes la estela de lo humano que aún permanece en lo abandonado, en la ausencia. El “poeta de la fotografía argentina” hace de ambientes y objetos que son conocidos, una composición simétrica y organizada, pero también tranquila y nostálgica, suspendida en el momento indicado, que se vuelca viva en la experiencia de compartir un origen común, interiores de provincias y recuerdos propios.

La Fotogalería del teatro, convertida en reunion familiar, expone “lo mejor que nos dejó la epifanía de la fotografía” en palabras del curador de la muestra y tambien fotógrafo Claudio Larrea.

En los últimos instantes del documental, las imágenes muestran al reconocido fotógrafo mientras acomoda su Rolleiflex frente a una silla desvencijada paralela a una pared no en mejor estado. Pintor camina a su cámara y hacia la pantalla grande, mira por el visor y toma una foto. “Hay que buscar el negativo. Seguro está”, le dice a su hijo Pablo refiriéndose a una foto en particular de la extensa memoria familiar y visual de la familia Pintor.

 

La muestra, libre y gratuita, se puede visitar de martes a domingos, de 14 a 20 horas, en la Fotogalería del Teatro San Martín, Av. Corrientes 1530, CABA.

Vida y obra

Oscar Pintor comenzó en 1979 a incursionar en la fotografía de autor. Alguna vez contó que se retiró hacia 1996 porque “dejé de verlas”. Sin embargo, en 2005 encontró la puerta de regreso en un conjunto de imágenes y negativos afectados por una inundación, en las cuales trabajó y finalmente llamó Restos de la Inundación. Fundó y dirigió FotoEspacio, la galería permanente del actual Centro Cultural Recoleta. Participó de la fundación, junto a otros 12 fotógrafos, del Núcleo de Autores Fotográficos, un espacio colectivo y abierto que buscaba revitalizar a la imagen como forma de expresión, y que fue fundamental para la disciplina en Argentina y Latinoamérica. Expone en diversas galerías y museos alrededor del mundo. Y es que, afortunadamente, las volvió a ver.

El otro campo

El otro campo

«El campo que alimenta», la muestra fotográfica coproducida entre SiPreba y la UTT puede verse en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires hasta el 2 de julio.

Zulma Malloja, de la Unión de Trabajadores de la Tierra, y el fotografo Juan Pablo Barrientos.

El martes se inauguró la muestra fotográfica “Retratos del Campo que Alimenta” en la sede de SiPreBA, un evento organizado por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) y la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA). “Los compañeros y compañeras de la UTT nos lo plantearon hace un tiempo y a nosotros nos pareció que estaba buenísimo que se haga en el sindicato”, declaró Agustín Lecchi, secretario general de SiPreBA, en el acto de inauguración.

Desde Santiago del Estero hasta la Ciudad de Buenos Aires, la muestra cuenta con diversas fotografías que retratan desde momentos de cosecha durante la madrugada, hasta situaciones de represión en los verdurazos en Plaza de Mayo. Los fotógrafos y colectivos que participan en la muestra son Juan Pablo Barrientos, Pepe Mateos, Hernán Vitenberg, Sergio Goya, Bernardino Ávila, Pablo Piovano, Pilar Camacho, Subcoop, Tierra viva, Cítrica, Revista MU, La Garganta Poderosa, Somos Télam y SiPreBA.

Nahuel Levaggi, coordinador de UTT, estuvo presente en el acto de inauguración de la exposición fotográfica y relató que recorriendo la muestra “nos damos cuenta de la cantidad de fotos que faltan para poder contar todo lo que realmente pasa en ese campo que alimenta y ese campo tan federal”, pero que esta actividad “recién empieza, nos vamos a dar la tarea de ir completándola para que realmente sean esos retratos, que se vea ese otro campo, el de la soberanía alimentaria, el que produce alimento para el pueblo”.

Bernardino Avila, posando junto a la reconocida foto de la mujer y las berenjenas, durante un verdurazo de la UTT en Constitucion, año 2019.

“Para mí la foto que más me significó es una foto de Ramona, ella me contaba su vida tan distinta a la mía, yo estaba en la Facultad aprendiendo un oficio nuevo y ella se crió siendo campesina, las dos teníamos la misma edad, y fue lindo poder retratar a una mujer de mi edad, las dos haciendo nuestro camino profesional de alguna manera”, contó Camacho.

El reportero gráfico Bernardino Ávila recordó en diálogo con ANCCOM: “El día que estuvimos en el verdurazo, la represión que sufrimos fue brutal, un feriazo de la UTT en el cual cayó la Policía de la Ciudad a reprimir a feriantes que solamente iban a vender a bajo costo comida y ahí caían todos, y entre los que reprimieron estaba Ángela, la que está en la foto”. Además, destacó que como fotoperiodista se siente comprometido en reflejar la realidad: “Eso lo hago –dijo- mediante la cámara de una manera que sea fehaciente”.

La fotoperiodista Pilar Camacho, exfotógrafa de ANCCOM– también rememoró uno de los momentos que capturó con su cámara en una de las chacras de la UTT en Luján: “Para mí la foto que más me significó es una foto de Ramona, ella me contaba su vida tan distinta a la mía, yo estaba en la Facultad aprendiendo un oficio nuevo y ella se crió siendo campesina, las dos teníamos la misma edad, y fue lindo poder retratar a una mujer de mi edad, las dos haciendo nuestro camino profesional de alguna manera”. Camacho también relató: “Es necesario tener una mirada formada, profesional, que se cuestione sobre la comunicación en imágenes y que con esa mirada entrenada se pueda construir relatos”.

Hernán Vitenberg, fotógrafo independiente y gestor de Bulbo Editorial, se refirió a la importancia del fotoperiodismo en la sociedad: “Hacer fotos no es simplemente eso, tiene que ver con un entramado social, que nuestras imágenes tienen que ser consecuentes con nuestros actos y con nuestros vínculos”. Además, Vitenberg agregó que hoy ve “los medios hegemónicos que están en decadencia hace tiempo, no hay ni espacio laboral ni espacio para escuchar historias nuevas” y que entonces si una imagen “puede modificar o sensibilizar o hacer reflexionar a alguien va a tener que ver con las acciones de esa persona después de hacer la foto”.

La exposición estará disponible hasta el 2 de julio y se podrá visitar de lunes a viernes de 9 a 18 en Solis 1158.

“Un cierre arbitrario que va en contra de la educación pública”

“Un cierre arbitrario que va en contra de la educación pública”

El gobierno de Jorge Macri quiere cerrar la única escuela pública de fotografía de la ciudad de Buenos Aires. La comunidad de la “Maestro Quinquela” denuncia el intento y resiste.

“Yo soy egresada del año 2012. Vengo de una familia obrera y no hubiese podido acceder a una carrera de fotografía profesional si no existiera un espacio como la Escuela Maestro Quinquela”, expresa Elena Gorosito, exalumna del instituto, a quien este curso le brindó una salida laboral y hoy se encuentra trabajando en el canal Urbana Tevé.

Elena fue una de las tantas exestudiantes que se acercó al “camarazo” realizado en la puerta de la escuela, junto a docentes y organizaciones barriales de La Boca, en una emotiva muestra de solidaridad y compromiso con el derecho a la educación.

La convocatoria tuvo lugar en Caminito, corazón de la Boca, a pasos de la sede donde funciona la carrera de fotografía, que tiene una duración de dos años y ofrece una formación diaria de lunes a viernes de 19 a 22:30. Al final del ciclo, los estudiantes obtienen el título de “Aptitud profesional en fotografía”, otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

“La resolución que certifica los títulos caducó, y no nos dan una nueva que permita dictar el curso y que asegure los estudiantes dentro de la institución”, explica Elena Aguirre, profesora de la escuela. A contramano de otras instituciones educativas nocturnas que sufren de baja matrícula y languidecen, la Quinquela siempre fue muy concurrida.

Antes del cierre dispuesto unilateralmente por el Gobierno de CABA, la carrera contaba con cinco divisiones, tres de primer año y dos de segundo, con unos 200 estudiantes, más docentes y no docentes.

Actualmente, los estudiantes que se graduaron en 2023 se ven imposibilitados de obtener sus títulos, y los que cursaron el primer año ven interrumpido su proceso educativo. «La escuela era como un hogar para nosotros, tanto por la jornada horaria como por el vínculo que teníamos con ella. La falta de claridad sobre qué sucederá, nos sumerge en una incertidumbre abrumadora», afirma la estudiante Laura Luque.

La escuela de fotografía «Maestro Quinquela» comparte instalaciones con la escuela secundaria técnica del mismo nombre, que funciona de mañana y tarde, y que tiene 75 años de historia en el barrio de La Boca.

Dada la cercanía del 24 de Marzo, durante el camarazo también se levantó la consigna «Memoria sí, pañuelos de hoy y de siempre» –impulsada por los organismos de derechos humanos–, con el pañuelo de Quinquela como símbolo. “Además de ser un reconocido pintor, Quinquela fue un niño huérfano que conservó medio pañuelo durante toda su vida, representando así las oportunidades que le permitieron convertirse en artista”, cuenta Natalia Quintos, una vecina que se sumó a la convocatoria.

El cierre de hecho de la escuela de fotografía se apoya en una resolución gubernamental que prohíbe el inicio del curso. Esta medida fue implementada previamente con el propósito de mitigar la situación por un período de tres años, con vigencia hasta diciembre de 2022, y con el compromiso de resolverla de manera definitiva.

«El Gobierno intenta justificar sus acciones basándose en esa resolución previa, lo cual resulta absurdo. Otra resolución podría resolver fácilmente el problema», sostiene Gustavo Castro, exdocente de la escuela. «La solución definitiva reside en la emisión de una resolución sin plazos, que garantice la continuidad del curso sin interrupciones», agrega.

“Como legisladores, elevamos un pedido de informes al Gobierno de la Ciudad que aún no contestaron, para ver los motivos de este cierre arbitrario y que va en contra de la educación pública y del legado de Quinquela”, señala Juan Pablo O’Dezaille, miembro del bloque Unión por la Patria en la Legislatura porteña. Tras el inicio de las sesiones, siguen esperando una respuesta. Así todo, la comunidad del Quinquela continúa movilizada para defender su continuidad.

Escribir la historia con imágenes | Estuve ahí

Escribir la historia con imágenes | Estuve ahí

El fotógrafo Eduardo Longoni registró para que recorra el mundo la imagen de los comandantes de las juntas militares sentándose en el banquillo en el juicio que fundó la democracia. También fue quien aportó las pruebas gráficas judiciales que demostraron que hubo personas desaparecidas tras el asalto al cuartel de La Tablada, en 1989. ¿Cómo se sacan fotos llorando?

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini