Todo está guardado en la memoria

Todo está guardado en la memoria

El Archivo Biográfico de Abuelas de Plaza de Mayo cumplió 25 años. El proyecto nació impulsado por el trabajo conjunto del organismo de derechos humanos con la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Estela Carlotto, Daniela Drucaroff, Claudia Poblete Hlaczik, Diego de Charras y Ana Arias participaron del acto de homenaje.

La Facultad de Ciencias Sociales, en el marco de la Semana de la Memoria, conmemoró el 25 aniversario de la creación del Archivo Biográfico Familiar de Abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto ingresó al auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales recibiendo aplausos de pie de una sala llena de estudiantes, docentes, representantes de la institución y organismos de derechos humanos.

El Archivo Biográfico Familiar fue un proyecto de la Facultad de Ciencias Sociales en conjunto con la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo que comenzó en el año 1998. Es el registro de entrevistas a familiares, amigos, compañeros de militancia y cautiverio de los padres y madres de los nietos y nietas buscados y buscadas con el objetivo de reconstruir su historia de vida y aportar una dimensión social al resultado genético.

Durante el acto Ana Arias, decana de la Facultad, se mostró emocionada y reflexionó sobre la labor en conjunto con la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo. “La universidad pública, la ciencia social y nuestra institución tienen un profundo compromiso por la memoria, la verdad, la justicia y esto da sentido para la tarea que hacemos todos los días”, sostuvo.

“Discutir sí, pelear no”, dijo Estela de Carlotto sobre la importancia de seguir debatiendo y expandiendo la historia de lucha y encuentro de Abuelas de Plaza de Mayo a los más jóvenes. Destacó que “todos tenemos que levantar el país al lugar que querían los treinta mil desaparecidos” y unirnos a pesar de las diferencias que existen “para que no ganen aquellos que van a querer hacer del país un cementerio. El amor es lo que más tiene signo en nuestra institución, el respeto y la lucha”, dijo al y bromeó con un “hay Estela para rato”.

Al igual que la presidenta de Abuelas, la coordinadora del Archivo Biográfico Familiar, Daniela Drucaroff, habló sobre la importancia del trabajo colectivo, desde el amor y la perseverancia que apela al saber de la comunidad, interpelando y comunicando. Rescató el trabajo de los primeros impulsores del proyecto junto con las Abuelas quienes “lograron sortear el silencio que quiso imponerse y la posibilidad de transmitir a otras generaciones esas historias”.

A su vez, la nieta restituida Claudia Poblete Hlaczik contó su experiencia al conocer su identidad y recibir su archivo. “Es una representación física de la memoria” que “me permitió completar mi historia”, dijo respecto a la posibilidad de no solo recuperar su identidad sino también la de sus padres. Agradeció a la colectividad que permitió la creación del archivo y el trabajo colaborativo con la Facultad de Ciencias Sociales que supone un recambio generacional constante que sigue aportando al registro.

En este sentido, Diego de Charras, vicedecano de la Facultad, destacó el insoslayable “rol de las Ciencias Sociales para las políticas de la verdad, memoria y justicia”. Al igual que de Carlotto, habló sobre el avance de “candidaturas negacionistas con discursos peligrosos” y por ello la esencialidad de abrir el debate con los jóvenes día a día y no permitir que se vuelva atrás en la cultura democrática argentina.

Al final del acto, Clarisa Veiga, profesora de la Facultad, editora de ANCCOM y coordinadora del área de difusión y prensa de Abuelas de Plaza de Mayo, se encargó de llamar al escenario y entregar los reconocimientos a quienes participaron activamente para la creación del Archivo. Entre los homenajeados estuvieron: Mónica Muñoz, coordinadora del Archivo, que lo recibieron sus hijos Luciano, Leonardo y Lisandro Kordon, y Enrique Oteiza, quien fuera director del Instituto Gino Germani al inicio de este trabajo. También fueron reconocidos Fortunato Mallimaci, decano de Sociales entre 1998 y 2002, Leila Gutiérrez, secretaria del Archivo. Ada Eroles, compañera de Carlos Eroles, codirector del Archivo en su fundación, en 1998. También se reconoció a los directores de carrera, funcionarios, docentes y no docentes de la Facultad que incentivaron la labor del Archivo. En la figura de Abel Madariaga, secretario de Abuelas, se reconoció a los familiares. También a Ruth Teubal, directora del Proyecto Hermanos de Desaparecidos. Y Graciela Daleo, en nombre del colectivo de entrevistados, sobrevivientes y no familiares.

Estela de Carlotto dijo unas palabras finales antes de las fotos con todos los reconocidos por la institución. Agradeció por el acto que definió como “histórico” y quedó a disposición de la Facultad para seguir trabajando en conjunto por la memoria, la verdad y la justicia.

Comenzó el juicio más grande de Corrientes por crímenes de lesa humanidad

Comenzó el juicio más grande de Corrientes por crímenes de lesa humanidad

Se trata de la causa Brigada de Infantería VII, en la que son juzgados diez  represores. Por las demoras judiciales, pasaron casi cuatro años entre la elevación a juicio y el inicio del debate. De los 21 acusados solo la mitad se sienta en el banquillo.

Luego de una larga postergación, finalmente el Tribunal Oral Federal de Corrientes, presidido por el juez Fermín Amado Ceroleni, comenzó el juzgamiento de diez exmilitares y exgendarmes de la Brigada de Infantería VII por crímenes cometidos en la subzona militar 23, durante la última dictadura militar.

En este juicio, el décimo que se realiza en Corrientes por delitos de lesa humanidad, los acusados de pertenecer a una asociación ilícita y de cometer privaciones ilegales de la libertad hacia dos niños, torturas e incluso un homicidio son: Pedro Armando Alarcón, José Emilio Mechulán, Abelardo Palma, Eduardo Antonio Cardoso, Abelardo Carlos De la Vega, Raúl Horacio Harsich, Alfredo Carlos Farmache, Juan Carlos De Marchi, Horacio Losito y Raúl Alfredo Reynoso, todos integrantes de la subzona Corrientes del Área militar 231. Cabe destacar que De Marchi, Losito, Reynoso y Harsich ya fueron condenados en debates anteriores en la provincia y en otras jurisdicciones.

Se investiga su poder de decisión sobre la planificación represiva en la zona, la adaptación del plan general del régimen castrense y la determinación de los blancos que serían víctimas de la violencia ilegal. Inicialmente eran 21 los acusados quienes debían comparecer ante la justicia, pero el aletargamiento del proceso por cuatro años hizo que varios fallecieran antes y otros fueran apartados por problemas de salud.

El circuito represivo de la dictadura en la ciudad de Corrientes incluyó una serie de centros clandestinos de detención y exterminio de personas. Entre ellos figuran la actual Jefatura de la Policía de Corrientes y el exregimiento de Infantería 9 de Corrientes, que es en la actualidad un Espacio de Memoria.

El área de influencia de esta brigada de infantes eran los departamentos de San Cosme, San Luis del Palmar, Empedrado, Saladas, Bella Vista, Lavalle, Goya y Esquina. Pero su jurisdicción también incluía provincias del norte y del noroeste como Chaco, Formosa y Misiones.

Esto se debe a que el régimen de la última dictadura militar dividió al país en cuatro grandes zonas de cobertura y acción represiva. En esa estructura, al Comandante del Segundo Cuerpo de Ejército le correspondió la tutela de la Zona de Defensa 2, con cuatro subzonas: 21, 22, 23 y 24. Es justamente la subzona 23, en la que está involucrada la Brigada VII de Infantería, la que se comenzó a juzgar en estas horas.

En la sede del juzgado correntino se presentaron los represores De Marchi, Palma y Alarcón, junto con algunos de los abogados defensores oficiales. Desde la sala que brindó la Cámara de Casación Penal en Comodoro Py, seguían de cerca la presentación por videoconferencia los imputados Cardoso, De la Vega, Losito, Harsich. Por su parte, el oficial Farmache siguió las alternativas del caso desde el Tribunal Oral Federal Nº1 de Mendoza; hizo lo propio Reynoso desde el Juzgado Federal de San Ramón de Orán, en Salta.  

Durante la lectura del trigésimo sexto hecho imputado en el requerimiento fiscal de los acusados, Cardoso, Losito y De Marchi se retiraron con autorización de sus defensores aduciendo problemas de salud. Luego de indagar con detalle en los 103 hechos vinculados con la represión ilegal por parte de los genocidas, se explicitó la responsabilidad penal de los diez exmilitares.

Cardoso y Farmache fueron señalados como “autores mediatos por el rol y funciones que cumplían en el comando de la Brigada de Infantería VII y sus dependencias a la época de los sucesos”. También se señaló a De la Vega, Harsich, De Marchi y Losito por su papel en el exregimento de Infantería XIX, dependiente del comando de la misma Brigada de Infantería. En el caso de los gendarmes Palma, Alarcón y Reynoso, por su rol en los grupos operativos de tareas. “Cada uno de ellos actuó motivado, conociendo las actividades ilícitas y contrarias a la ley que realizaban”, estipuló el tribunal. Quien fue apartado de la lectura fue Mechulán, por un dictamen del cuerpo médico forense de la Corte Suprema.

“Las causas de lesa humanidad están las demoras por no darles el Poder Judicial la prioridad que merecen, por la falta de designación de jueces para que los tribunales se constituyan, y por la reticencia, sobre todo en causas de responsabilidad civil y económica, con demoras injustificadas”, aseguró Pietragalla.

También fueron parte de la primera jornada en Corrientes, por la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, los abogados Marcelo Wurm y Manuel Brest Enjuanes; y, por el Ministerio Público Fiscal, el fiscal subrogante Juan Pedro Resoagli, junto con el auxiliar Diego Vigay.

La transmisión de la audiencia fue seguida con expectativa por familiares y amigos que, junto con organismos de Derechos Humanos que se concentraron en las inmediaciones del tribunal, vieron toda la transmisión y pidieron que se condene a los genocidas.

El secretario de Derechos Humanos de la Nación Horacio Pietragalla también fue parte de la jornada inicial. En diálogo con ANCCOM, Pietragalla planteó que es “muy importante obtener justicia en este nuevo juicio, sobre todo tratándose de una megacausa en la que, si bien algunos ya fueron condenados en juicios anteriores, para muchos otros es la primera vez”. Además destacó la inclusión en este debate de casos como los de dos menores, uno de ellos nacido en cautiverio.

Consultado por las largas demoras en los juicios de lesa humanidad que impiden que todos los acusados sean juzgados en tiempo y forma, Pietragalla señaló que obedecen a distintos factores. “Están las demoras del Poder Judicial por no darles la prioridad que merecen, la falta de designación de jueces para que los tribunales se constituyan, y la reticencia, sobre todo en causas de responsabilidad civil y económica, con demoras injustificadas tales como las que impidieron que Blaquier fuese condenado”, aseguró.

“Hoy la Secretaría de Derechos Humanos lleva adelante 278 querellas activas en todo el país, que incluye la revisión de las sentencias en la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema”, detalló.

Durante los próximos tres meses habrá dos audiencias semanales. Serán 30 los testigos que deberán revivir el horror. Los interrogatorios comenzarán este martes.

Quizás la larga espera haya valido la pena para encontrar justicia.

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«Nunca pensé que podía no buscarlo, sabía que podía no encontrarlo»

«Nunca pensé que podía no buscarlo, sabía que podía no encontrarlo»

Abuelas de Plaza de Mayo informó sobre la restitución del nieto 133, hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho y nieto de Nélida Navajas el viernes 28 de julio. Su hermano, Miguel «Tano» Santucho comparte su emoción por conocerlo y su fuerza para continuar con la lucha.

Cristina Navajas fue desaparecida, embarazada, el 13 de julio de 1976 y, estando secuestrada, explicitó a sus compañeras de encierro su a voluntad de que encontraran a su hijo nacido en cautiverio. Su madre, Nélida Navajas, dedicó su vida a cumplir ese mandato con dedicación y fortaleza.

Miguel “Tano” Santucho, junto con Abuelas de Plaza de Mayo y otros compañeros y compañeras, se puso al frente de esa búsqueda hasta hoy, con igual dedicación, honrando la labor de su abuela. El tan esperado reencuentro con su hermano solo repone sus fuerzas y lo incentiva a continuar con la lucha por la restitución de los casi 300 nietos y nietas apropiados por la dictadura cívico militar que falta encontrar.

 

¿Cómo fue el primer encuentro con tu hermano?

Hubo dos primeros encuentros: Uno cuando me enteré estaba en Italia y me llamaron de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). Lo habían notificado primero a él y le propusieron asistir cuando me lo contaran a mí. En dos minutos me cambió la vida y me preguntaba: “¿Está pasando en serio esto?” El segundo encuentro fue en el pasillo de la Casa por la Identidad, antes de dar la conferencia de prensa junto con Abuelas. Nos encontramos y nos abrazamos, no nos queríamos soltar, quería mirarle la cara, conocerlo.

 

¿Cómo sigue tu hermano el proceso de reencontrar su identidad?

Él nos buscó. Buscar su verdad desde su propia voluntad representa para nosotros sacarnos los miedos y las dudas que teníamos. Él fue apropiado por un integrante de la policía bonaerense, un torturador de una patota, de los más sádicos. No tenía ni idea de quiénes éramos los Santucho-Navajas por lo que nos permitió empezar de cero. Está aprendiendo a una velocidad increíble. Estuvo muy solo, no tenía una relación con el resto de la familia (apropiadora). Pero ahora lo va a encontrar con creces. El derecho a la identidad excede a las Abuelas y al terrorismo de Estado. Es un mérito de las Abuelas haber puesto la lupa ahí y haber dado las herramientas para poder construirlo, defenderlo y difundirlo. Pero es un derecho a nivel global. Todos tienen derecho a saber quiénes son, más allá de si fueron apropiados o no durante el terrorismo de Estado. La verdad es necesaria para ser una persona firme, con la estabilidad emocional necesaria para afrontar la vida.

¿Qué recordás de tus primeros años de búsqueda¿ ¿Cuando te empezaste a involucrarte en el trabajo de Abuelas?

Mi historia era muy difícil. Para mí fue fundamental leer los testimonios de las mujeres que estuvieron en cautiverio con mi mamá porque me mostraba que ella quería que nosotros supiéramos que estaba embarazada. Eso para mí fue un llamado, un pedido. Lo único que podía hacer era tratar de responder a ese pedido. Nunca pensé que podía no buscarlo, sabía que podía no encontrarlo. Siempre supe que era hijo de desaparecidos. Era parte de mi cotidianidad. En 1985 vengo a Argentina y tengo la sorpresa de enterarme que tenía un hermano o hermana que no conocía. Mi abuela me lleva a Abuelas de Plaza de Mayo y me encuentro una foto de mi mamá con una foto blanca al lado que decía “niña o niño nacida en cautiverio”. Ahí me cae la ficha de que no estaba completa la familia, que faltaba alguien. Esa idea me acompañó por muchos años. Me acordaba en Navidad, el día de mi cumpleaños. En 1990 con mi hermano más grande fuimos a la final del Mundial de Italia, cuando jugaban Argentina y Alemania, y yo pensé que si me enfocaban en la pantalla capaz que mi hermano me podía ver porque en Argentina estaban mirando todos. Volví a Argentina en 1991, a los 17 años, impulsado por la historia de mi familia, por mis dudas y por mi rebeldía de adolescente. Me encontré con mi apellido, Santucho, escrito en las paredes y entendí que lo que para mí era una historia personal en realidad era parte de la historia argentina.

 

¿Cómo hiciste para sostener la búsqueda a los largo de tantos años?

Primero no tenía opción por como soy yo, al entender el pedido de mi mamá era lo que tenía que hacer, por otro lado, sigo teniendo todo el apoyo y contención de Abuelas. Hay una relación afectiva muy fuerte. También por la respuesta de la sociedad. Las Abuelas encontraron el equilibrio exacto entre la búsqueda y la construcción de la memoria viendo la solidaridad de toda la sociedad civil. No tienen un concepto cerrado. Nosotros queremos que el Estado garantice el funcionamiento de las instituciones que permiten que sigan apareciendo los nietos. La sociedad entendió y respondió y eso es lo que nos sostiene.

 

 

¿De qué manera vive tu padre, Julio Santucho, este momento?

Por mucho tiempo me pregunté cómo hacía para estar entero con todas las pérdidas que sufrió la familia. En un principio, él no pensaba que podía tener un hijo más, prefería pensar que no. Estaba procesando su propia historia y no podía poner este tema en la cuenta. Con el paso del tiempo fue viendo que sí había motivo, empezó a asumir y bancarme a mí en mi búsqueda. Por autodefensa no le dio él cuero para buscarlo, pero después quedó impulsado por todo este efecto contagioso, la empatía social, que generamos desde Abuelas donde nos cuidan y miman mucho. Cuando le pico el deseo de encontrarlo, cuando necesitaba cómo nunca saber qué paso, tuvo la suerte de encontrarlo.

 

¿Cuáles son tus planes ahora no solo con tu hermano sino con la lucha y búsqueda que continúa?

Estoy muy contento, mucho mejor que cualquier expectativa que podía tener, y eso me da fuerza para seguir buscando. Todo esto me liberó de una carga muy grande, me sacó de la oscuridad y la duda. Ahora veo todo muy luminoso y muy claro. Yo me siento empoderado. De repente se me apareció una calle en bajada que no sé dónde termina, para mí está todo despejado, no veo ningún obstáculo para hacer cualquier cosa. Quiero que esto sirva para que aparezcan otros, para motivar a los que tienen dudas que vale la pena acercarse o brindar cualquier información. La búsqueda es urgente, es ahora. Somos un faro, prendimos una luz, acá estamos, vengan. Este faro tiene que estar prendido en todos lados y a todas horas. Quiero hacer trabajo de territorio, fortalecer los nodos de la Red por el Derecho a la Identidad (un grupo de colaboradores de Abuelas y CONADI que están en todas las provincias argentinas e incluso en el exterior). Quiero que la luz este prendida en la mayor cantidad de lugares posibles con la mayor intensidad posible para que el que tenga dudas, la pueda ver. Esa es mi apuesta.

Memoria infinita

Memoria infinita

Con un enfoque íntimo y personal, Leo Vaca retrató a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus casas para componer Un abrazo infinito, la muestra fotográfica que se inauguró en el Centro Cultural Haroldo Conti.

“¿Pueden los objetos capturar algo de lo que puede un cuerpo? ¿Pueden ser acunados? ¿Pueden acunar a su vez a las mismas manos que tantas veces los han acariciado, interrogado? ¿Cómo se teje la trama de la existencia en torno a un cuerpo ausente?” Estas preguntas pueden leerse en el texto de presentación que la periodista Marta Dillon escribió para Un abrazo infinito, la muestra fotográfica de Leo Vaca, que retrató a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus casas, así como objetos preciados que remiten a la memoria.

La muestra, iniciativa de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, está compuesta por unas 120 fotografías y se inauguró el 6 de julio en el Centro Cultural Haroldo Conti. Leo Vaca es fotógrafo, editor y colaborador de revistas nacionales e internacionales como Anfibia, Rolling Stone y Brando. En 2018 ganó el Premio Gabo en la categoría Imagen por el trabajo “Memoria, verdad y justicia para las pibas”, una cobertura del Ni una menos.

El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y las madres de Plaza de Mayo Taty Almeida, Clara Weinstein y Bella Friszman presenciaron la inauguración de la muestra.

En diálogo con ANCCOM, el fotógrafo contó el proceso de creación de la muestra: “El inicio del proyecto fue en el contexto de la pandemia y la única forma de retratar a las Madres y a las Abuelas era en sus casas. Encontré en ese esquema de trabajo un hallazgo, porque nos permitió verlas en otro contexto, en un perfil mucho más íntimo, en su cotidianidad. Esos espacios también reflejan sus historias de lucha: esos livings, esas habitaciones están abarrotados de objetos y de memoria”.

 Unas manos que sostienen un portaretrato con una fotografía en blanco y negro, un paquete de cigarrillos, un poema escrito en un cuaderno escolar, un vestido, un álbum con recuerdos. “Los objetos tienen mucho para decir. Son objetos con vida, muy presentes y muy latentes. Resguardados por ellas, adquieren un sentido muy diferente al que podría tener el objeto por sí mismo”, reflexionó Leo Vaca sobre el protagonismo que adquieren las cosas en Un abrazo infinito.  

. “Los objetos tienen mucho para decir. Son objetos con vida, muy presentes y muy latentes. Resguardados por ellas, adquieren un sentido muy diferente al que podría tener el objeto por sí mismo”, reflexionó Leo Vaca.

 

El evento contó con la presencia de las Madres Taty Almeida, Clara Weinstein y Bella Friszman y del secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti. Un grupo de la Escuela Popular de Música Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora 

interpretó temas como “Zamba para olvidar” y “Déjame que me vaya”.

“Pensamos constantemente cómo explicarles a las generaciones jóvenes lo que significó esa dictadura y cuanto aún perdura del daño que generó- reflexionó Pietragalla Corti- Quiero agradecer al fotógrafo Leo Vaca porque esta muestra contribuye a eso”.

“La memoria nunca va a desaparecer a pesar de que muchos la quieren borrar. No lo van a lograr mientras existan jóvenes como ustedes que tomen la posta de nuestra lucha”, dijo ante el público Taty Almeida.

 

 

La muestra puede visitarse de martes a jueves de 13 a 19 y viernes, sábados y domingos de 13 a 21. Centro Cultural Haroldo Conti, Avenida del Libertador 8151, CABA. Entrada gratuita.

Los crímenes de la dictadura y Mercedes Benz

Los crímenes de la dictadura y Mercedes Benz

Este miércoles la Justicia Federal en Comodoro Py recibió a un exintegrante del Tribunal que condenó a las Juntas Militares. Pero ahora representa a un civil acusado de complicidad con el terrorismo de Estado. Una causa que indaga la responsabilidad empresarial en los crímenes de la dictadura.

La periodista alemana Gaby Weber fue la gran impulsora de la investigación y de las denuncias sobre la colaboración de Mercedes Benz con la dictadura miliar argentina.

En la mañana del miércoles la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, en Comodoro Py, convocó a Juan Ronaldo Tasselkraut, exgerente de producción de Mercedes Benz, imputado por la causa que investiga su rol durante la última dictadura cívico militar. También estuvieron presentes la parte querellante y la Fiscalía, en representación de los ex obreros secuestrados de la actual Daimler-Chrysler.

El mes pasado la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín revocó el sobreseimiento de Tasselkraut, imputado por los secuestros de Héctor Ratto y Diego Núñez, ambos trabajadores de la automotriz alemana durante el último gobierno de facto. El primero de ellos, sobreviviente, fue una pieza clave para testificar sobre lo sucedido. Núñez aún se encuentra desaparecido.

En abril de 2022 la jueza federal de San Martín, Alicia Vence, sobreseyó a Tasselkraut, no solo por la privación ilegal de la libertad de Ratto y Núñez, sino también por la desaparición de otros cinco obreros: Alberto Francisco Arenas, Fernando Omar del Connte, Alberto Gigena, Jorge Alberto Leichner y Juan José Mosquera. La jueza demoró  siete años en llamar al exgerente a indagatoria, quien finalmente no se presentó en la audiencia y, en su lugar, entregó un escrito en el que se declaró inocente.

La querella, conformada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Secretaría de Derechos Humanos y Pablo Llonto, abogado de Ratto y de la familia Núñez, junto con la Fiscalía, apelaron esta resolución. Como respuesta, la Cámara Federal revirtió su decisión y, en octubre de 2022, procesó a Tasselkraut por los secuestros de Núñez y Ratto pero lo desvinculó por las cinco desapariciones restantes, confirmando el sobreseimiento. La querella recurrió a Casación, presentó una acción judicial, pero la Cámara lo declaró inadmisible. Ahora, ese recurso extraordinario se encuentra a disposición de la Corte Suprema, el máximo y último tribunal que decidirá al respecto.

Ausente Tasselkraut, en su lugar concurrieron sus abogados Jorge Valerga Aráoz, ex camarista que participó del Juicio a las Juntas, y Valerga Aráoz hijo, quien tomó la palabra este miércoles. Durante los diez minutos que le otorgó el juez, insistió en la inocencia de su cliente y cuestionó la veracidad del relato de Héctor Ratto, especialmente por afirmar haber escuchado cómo el exgerente de producciones entregaba la dirección de Núñez. Aseguró que Tasselkraut mejoró la situación del ex obrero de Mercedes Benz, indicando que lo ayudó frente al grupo de civiles que querían llevarlo. Según dijo: “Realizó un acto de solidaridad”. También le restó importancia a su labor en la empresa, alegando que era simplemente un técnico.

Del lado de la querella declararon el abogado Tomás Griffa, en representación de CELS, y los letrados Ezequiel Uriarte y Fernando Martín Almejún, por la Secretaría de Derechos Humanos. Cada uno de ellos volvió a remarcar la importancia y contundencia del testimonio de Ratto, quien siempre ha declarado lo mismo, a diferencia de lo que dejó entrever Valerga Aráoz. También mencionaron relatos de otros sobrevivientes, haciendo énfasis en la relación entre la empresa alemana y los militares. Señalaron a Tasselkraut como colaborador en los secuestros de las víctimas y nombraron la figura de autoridad que representaba para Mercedes Benz en la planta ubicada entonces en González Catán. “No era un simple técnico, sino la máxima autoridad de la empresa”, argumentaron.

La actual denuncia penal comenzó en 2002, Ratto prestó declaración al año siguiente. Hasta ahora, el único condenado por esta causa fue el exgeneral Santiago Riveros, pero la responsabilidad empresarial sigue siendo investigada. Juan Ronaldo Tasselkraut es el único imputado, ya que Ruben Pablo Cuevas, exdirector de Asuntos Jurídicos de Mercedes Benz, falleció antes de ser llamado a indagatoria.

Luego de la cita obligada esta semana en la Cámara Federal de Casación Penal, se resolverá la situación de Tasselkraut. Casación tiene dos alternativas, puede confirmar el procesamiento que dictó la Cámara Federal de San Martín en 2022 o revocarlo. En caso de confirmar, la causa podría quedar a un paso del juicio oral.  «En la Argentina no se ha llegado aún a juicio oral por un caso de responsabilidad empresarial como el de Mercedes Benz, solo hubo juicio oral por algunos casos de desaparecidos”, declaró Pablo Llonto.

El caso

Los secuestros por los que se acusa a Tasselkraut ocurrieron en la década del 70, pero para entender mejor cómo y cuándo se desarrollaron, es necesario comprender el desempeño de Mercedes Benz durante la última dictadura cívico militar, y el rol del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA).

En octubre de 1975, obreros de la automotriz alemana decidieron desatar una huelga en contra del sindicato, de la patronal y del gobierno de ese entonces. El entonces ministro de Trabajo, Carlos Ruckauf, declaró ilegal el paro, y Mercedes Benz despidió a 115 trabajadores. A raíz de ello, un grupo de operarios, que se mostró en desacuerdo con SMATA, el gremio que los representaba, y con José Rodríguez, su secretario general elegido en elecciones poco transparentes, creó una comisión interna dentro de la fábrica. “No eran combatientes guerrilleros, sino personas que estaban luchando contra la burocracia sindical e hicieron una lista propia. Era para democratizar el sindicato”, explicó Gaby Weber, periodista alemana, radicada en Argentina, que investigó el accionar de Mercedes Benz durante la última dictadura.

En octubre de 1976, con siete meses de instaurada la dictadura, Juan José Martín, obrero de Mercedes Benz, fue secuestrado en la planta de González Catán. Un día antes de su liberación, llegó un telegrama a su hogar, de parte de Mercedes Benz, recomendando descansar -luego del secuestro- antes de retomar sus actividades laborales. Al día de hoy no entiende cómo la empresa tomó conocimiento de ese secuestro antes de su liberación.

En diciembre de ese mismo año, hubo una seguidilla de secuestros a trabajadores de la automotriz. Entre ellos: Miguel Grieco, José Vizzini, Esteban Reimer y Hugo Ventura. Todos ellos permanecen desaparecidos.

Pero el 12 de agosto de 1977 tiene lugar el hecho que hoy lleva a Tasselkraut a estar imputado: Héctor Ratto, quien se encontraba en su puesto de trabajo esa tarde, fue notificado por un llamado desde su hogar. En principio, el exobrero se mostró descreído porque había llegado a Gonzalez Catán apenas una hora antes. El exgerente de Producciones luego desmentiría el supuesto llamado. A continuación, le ofrecieron un permiso para salir de la planta y asistir a su hogar. Sus compañeros de trabajo comprendieron que estaba en riesgo su integridad y se ofrecieron ellos mismos a concurrir a su casa y hablar con su familia. Eso finalmente no ocurrió y Ratto fue secuestrado en la puerta de la planta.

En otra oportunidad, Ratto había sido citado en la oficina de Tasselkraut, donde se encontró con personas vestidas de civil, conversando con su superior, con claras intenciones de llevárselo. Una vez allí, el exgerente le aseguró que nadie que no vistiera uniforme se lo detendría. Durante la espera Ratto declaró haber escuchado cómo Tasselkraut, conversando por teléfono, entregó la dirección de Diego Núñez, quien sería secuestrado y desaparecido esa misma noche. 

Héctor Ratto fue liberado luego de numerosas torturas. Primero estuvo detenido en la comisaría de San Justo y luego trasladado a la de Ramos Mejía. Finalmente, lo llevaron a Campo de Mayo, donde reconoció las voces de sus cinco compañeros desaparecidos.

Héctor Ratto declaró por primera vez ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y en el Juicio a las Juntas, en la década del 80. También lo hizo en numerosas ocasiones posteriores. “Héctor Ratto siempre dijo lo mismo. Él comenzó a declarar en el 85 y ahora ya son casi 40 años, claro que cuando describe la situación usa diferentes palabras, pero la persona nunca se dobló y es absolutamente creíble. No hay dudas”, afirmó Gaby Weber.

Luego de la exhaustiva investigación, Weber realizó un documental titulado Milagros no hay, una frase de Tasselkraut durante los Juicios por la Verdad. Este trabajo se estrenó en 2003 y fue emitido por la TV Pública en el horario central cerca del 24 de marzo de ese mismo año. Se trató de una decisión tomada por el entonces presidente Néstor Kirchner, luego de su encuentro con sobrevivientes y familiares de desaparecidos de Mercedes Benz. El título surge de la respuesta poco felíz a una pregunta sobre la productividad alcanzada en la empresa luego de las desapariciones de los obreros. Allí se desarrolla cronológicamente el accionar de Mercedes Benz durante la última dictadura.

Antecedentes: Alemania y Estados Unidos

Hoy la causa inicial fue dividida en dos: por un lado, la continuidad de la investigación de los cinco desaparecidos está en manos de la Corte; por otro, el caso Ratto y Nuñez permanece en suspenso hasta la resolución de la Cámara de Casación. Pero hay un dato no menor, el trabajo documental de Gaby Weber abrió los ojos de los tribunales internacionales. Llegó a la Corte Suprema de Estados Unidos y a la justicia alemana.

En 2013, la demanda arribó a la Corte de Estados Unidos, luego de ser rechazada por el tribunal en dos oportunidades anteriores. Los demandantes acudieron allí a través de la Ley de Protección de Víctimas de Torturas (TVPA) y el «Estatuto de Agravios», que permite a extranjeros demandar en el Estado norteamericano por casos relacionados con la violación del derecho internacional. Finalmente, la Corte de California rechazó un juicio contra Mercedes Benz, alegando que los hechos acusados ocurrieron fuera de Estados Unidos, por lo que ellos no podían investigar al respecto.

En Alemania, cinco fueron los militares acusados, pero en la lista no estuvo ningún ejecutivo de Mercedes Benz. Los testimonios comenzaron en 2019, sin embargo no encontraron pruebas que vinculan la relación entre la automotriz alemana y las fuerzas represoras del Estado. Es por ello que falló a favor de la empresa y cerró la causa. “Aunque perdimos jurídicamente, nosotros ganamos políticamente. De alguna manera hicimos justicia”, finalizó Gaby Weber en diálogo con ANCCOM.

Mientras tanto, Héctor Ratto, el único sobreviviente, sigue aguardando que su testimonio haga justicia con los obreros desaparecidos de la Mercedes Benz.