Música, maestros

Música, maestros

Por tercer año consecutivo se realiza esta semana el Festival de Ópera Villera, una propuesta educativa para adolescentes que producen, interpretan y protagonizan obras propias y también clásicos del género.

“El festival es ese momento de disfrute y uno nunca sabe qué niño o niña está viendo esto y qué puede generarle el ver una orquesta, escuchar un coro o solistas y qué semillita uno puede estar plantando ahí de vocación, de pasión o de deseo». Mailen Ubiedo Myskow, música compositora y docente, enfocada especialmente en la ópera, forma parte del Centro Artístico Solidario Argentino, CASA, desde hace 13 años, y es también fundadora del Festival de Ópera Villera, evento que tendrá lugar esta semana en Buenos Aires, con una serie de espectáculos programados en diversas salas de la ciudad. “Lo que más me interesa -agrega- es generar un espacio educativo y que se sepa también que los chicos en los barrios pueden ser productores de nuevo arte y no necesariamente receptores, sobre todo en este género”.

Del 4 al 12 de noviembre se lleva a cabo la tercera edición del Festival de Ópera Villera (FOV), acción vanguardista organizada por la Asociación Civil CASA. Sus protagonistas son estudiantes adolescentes de música en los barrios de Fátima y Padre Ricciardelli (ex Villa 1-11-14). Ellos son los productores del espectáculo, acompañados por la ONG y especialmente por sus maestros Mailen Ubiedo Myskow y Emiliano García Pérez. La gala de apertura tendrá lugar hoy, martes 7 de noviembre, a las 20:30, en UOCRA Cultura.

«Se me ocurrió armar junto a los responsables de cada área de nuestra compañía un espacio educativo enfocado en adolescentes para que puedan conocer un poco de qué van los oficios que tiene la ópera y abrir un poco el horizonte cultural”, cuenta Ubiedo Myskow. La conversación transcurre durante el ensayo abierto para la Gala Lírica de cierre, que se llevará a cabo en el Instituto Técnico Nuestra Señora de Fátima, ubicado en Villa Soldati. Allí, dentro de una cancha de básquet, simple y bien iluminada, el escenario se convirtió rápidamente en un conservatorio frente a los sonidos de una orquesta compuesta por violines; guitarras; flautas; trompetas, flautines; chelos; glockenspiel: timbales; tambores y teclados. El espectáculo que brindan pinta una apropiación de la práctica tradicionalmente elitista, ahora mediatizada y redefinida ingeniosamente por un sector popular, joven y creativo.

“Lo mágico de la ópera es que abarca todas las artes, ahí los chicos se pueden encontrar con un taller acorde a sus deseos», explica la docente. En el espacio dan talleres de diseño y vestuario, diseño y realización de escenografía, dibujo, taller de composición musical y taller de teatro y dramaturgia y el de caracterización teatral, es decir, maquillaje y peinado. El resultado de estos trabajos concluye en una ópera montada y creada íntegramente por adolescentes: «Ese es el plato más fuerte del festival», indica Ubiedo Myskow. La obra realizada por ellos se titula “Espaghetini y brownie”, los mismos se encargan de la escenografía, confección del vestuario (inspirados en la colección de Ágatha Ruiz de la Prada 2018 y la colección de Moschino 2005 honrando a la gastronomía italiana) y maquillaje, además de ser los protagonistas del drama, ya sea como actores o músicos.

Con respecto al nombre, considerado polémico para algunos, ella sostiene que «Ópera Villera» es un recurso que funciona, ya que llama mucho la atención, tanto la gente que conoce de ópera como la que no, se preguntan, “che ¿qué es esto? ¿de qué va?» También remarca el concepto de ir contra la idea peyorativa de lo villero, lo que implica amigarse con la palabra para resignificarla y darle valor. «Nosotros estamos orgullosos de poder ser lo que somos y de poder llevarlo adelante, de que cada persona se sienta bien con lo que es y que no se avergüence de eso, militamos esa idea en el festival», expresa la música.

Otro punto clave que menciona es la novedad dentro del género: «Mucha gente no entiende que también hay obras nuevas, de hecho, está la compañía Sol Lírica, «Mujer sin nombre»  es una ópera fusionada de música académica y candombe». Allí, cuenta la docente, hablan del primer teatro de Buenos Aires y tocan temas como la esclavitud, la conquista de los derechos, entre otros temas. «Muchas veces se piensa que la ópera es sólo Mozart, Puccini y Verdi, y la realidad es que hay mucho más allá de eso; por supuesto, ellos nos encantan, los amamos y los seguiremos haciendo», explica Ubiedo Myskow entre risas y añade que, de todos modos, es clave entender que el género se renueva y es fresco.

El festival, sí bien tiene obras originales, también conserva a modo de fidelidad a la historia del género un repertorio clásico. Algunas de ellas son Nessun Dorma (ópera Turandot de Giacomo Puccini); Libiamo (ópera La Traviata de Giuseppe Verdi); Habanera y Toreador (ópera Carmen de Georges Bizet); Va Pensiero (ópera aida de Verdi), entre otras. La profesora cree que es una buena forma de llevar el género a los barrios, ya que no está contemplado en la vida de las personas que casi no llegan a fin de mes o tienen otros problemas el ir a disfrutar un espectáculo.

Además, el evento genera una actividad comunitaria, ya que contará con la presencia de una feria de platos con las familias que van a colaborar para juntar dinero para la escuela. «Viene gente del hogar, vienen agrupaciones barriales… Ese momento de compartir en comunidad a mí me encanta y me sensibiliza mucho», expresa, e invita al público a acercarse. «A futuro me encantaría que sea replicable en otros espacios y tener otro presupuesto para poder hacerlo en más barrios y tener estos talleres a disposición de muchos más adolescentes», expresa, y además habla del crecimiento, el apoyo y el trabajo en conjunto de varias instituciones y organizaciones académicas o no que se sumen a formar parte, para que esto llegue a más personas. «Y por supuesto algo que venimos diciendo hace rato: tener un espacio propio para nuestra ONG», concluye.

Emiliano García Pérez es el director de orquesta del CASA y director musical junto con Mailen dentro del festival, explica la importancia de la participación de músicos externos que tocan en lugares como la Sinfónica Nacional o el Teatro Colón.»Ellos se complementan con los demás músicos, muchas veces también enseñan y ayudan mucho a visibilizar el evento, ya que son músicos de primera línea y tienen cierta importancia dentro del ambiente», dice. 

También destaca la solidaria y comprometida participación del sonidista Juan “Cana” San Martín (sonidista de Tan Biónica) y cree que es un detalle fundamental del evento ya que es al aire libre. Ubiedo Myskow destaca, a su vez, el trabajo en conjunto con Noelia Pirsic, quien es productora ejecutiva y está a cargo del área de comunicación, espacios claves para el proyecto y especialmente para el festival.

 «Las colaboraciones que tenemos dan fuerza y validación artística al festival año a año», subraya García Péez, y explica que son necesarias para el apoyo y para conseguir recursos para financiar el proyecto. No obstante, insiste que el núcleo del festival son y serán los chicos. «Sin validación el evento se haría igual, porque el corazón son ellos, lo que hacen y que con esa participación aprendan a encontrar su espacio dentro de la música y el arte».

ANCCOM también conversó con Geraldine Lara (21 años), la alumna modelo emergente del CASA, quien hoy está a cargo de la composición de una de las canciones del festival, es estudiante del Conservatorio desde los 16 años y también estudia en la UTN ingeniería en sistemas. Su viaje con la música comienza a sus 12 años cuando descubre que la organización enseñaba música de forma gratuita, frente a su casa casa, en el barrio del bajo flores. “Yo entonces fui porque quería cantar, y aunque no tenían esa opción, me quedé y me terminé enamorando del violín”, cuenta Geraldine.

“Hoy estoy haciendo algo que era impensado para mí y que conlleva toda la imaginación y creatividad que es componer”, expresa, y afirma que Mailen fue quien la incentivó a sumarse al festival y además desempeñarse como profesora de estudiantes en etapa inicial. “Es una forma de devolverle al CASA un poco de todo lo que me dio a mí y poder retribuir a los chicos y que puedan conocer este mundo tan lindo que es el de la música”, algo que ella sostiene, está alejado de la realidad del barrio. Destaca la importancia de la organización como un espacio inspirador que abre oportunidades y posibilidades: “Yo buscaba un espacio así y justo tuve la suerte de que esté CASA con este proyecto. Sin eso yo no sabría lo que es, por ejemplo, un conservatorio, o que tenía esta pasión por la música”.

«En mi experiencia como docente de alumnos de primer año, puedo ver que hay muchos adolescentes que sienten que su aspiración máxima del futuro es trabajar en un Mcdonalds o jugar al fútbol», cuenta García Pérez, quien es también docente en el Instituto Técnico Nuestra Señora de Fátima, en Villa Soldati. Destaca la importancia de la vocación y de la necesidad de generar vínculos, apoyarlos, darles confianza y mostrarles que tienen más opciones en la vida. «Para ellos encontrarse con que hay otras posibilidades es una novedad, y el proyecto del CASA,  es eso», finaliza.

El festival es en la Ciudad de Buenos Aires, la entrada es libre y gratuita. Hoy martes 7, a las 20:30, será el estreno de la Ópera “Espaghetini y brownie” , compuesta y producida por estudiantes del CASA, en UOCRA Cultura (Rawson 42, Almagro /. El jueves 9 a las 22:00 y el domingo 12 a las 19:30 se podrá ver el documental “Ópera villera” por la señal de TV AllegroHD. / Y finalmente, la gala lírica de cierre tendrá espacio en la parroquia Madre del Pueblo (M3 C1,Bajo Flores) el domingo 12 a las 17:00.

 

 

 

De las topadoras en los barrios populares a la integración urbana | Estuve ahí

De las topadoras en los barrios populares a la integración urbana | Estuve ahí

El Padre Pepe, José María di Paola, del Movimiento de Curas Villeros, repasa el trabajo de los últimos 40 años. El 2001, la edad de imputabilidad, el rol del Estado, el narcotráfico y los movimientos sociales. Los barrios populares como cuna de los policías.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
«Entendemos la muerte como una parte de la vida»

«Entendemos la muerte como una parte de la vida»

Las comunidades quechua, kolla y aymara celebraron el Día de los Difuntos en el Cementerio de Flores para homenajear a los ancestros. Hostilidades y discriminación por parte de la Policía de la Ciudad.

La celebración comienza el 1º de noviembre en las casas de las familias donde se prepara una mesa para recibir a los ajayus, las almas de sus difuntos.

Cada 2 de noviembre el Cementerio San José de Flores se convierte en el espacio de una masiva celebración ancestral. Este año no fue la excepción y, a pesar de la lluvia torrencial, muchos se acercaron a celebrar el Aya Markay Quilla -en quechua-, Ajayu Uru -en aymara-, o Día de los difuntos en castellano.

Para las tres de la tarde las florerías linderas se encontraban abarrotadas de familias. De  identidad quechua, kolla y aymara, residentes en el sur de la ciudad desde hace décadas, conseguían las últimas ofrendas. En la entrada, un operativo del Gobierno de la Ciudad las obligaba a separarse al grito de “hombres por este lado, mujeres por allá”. Luego les hacían un “cacheo” mientras “les pedían” que abran sus camperas. Como el año pasado, no permitieron ingresar ningún tipo de bebidas.

Debajo de un gazebo, Frida Rojas recibía a los familiares con un abrazo y una cálida sonrisa. Forma parte de la Mesa del Aya Markay Quilla que, según se leía en un volante,  “se creó para la difusión y el (re)conocimiento de la ceremonialidad funeraria y cosmovisión de los pueblos andinos, y para denunciar los atropellos de las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.

“No se puede controlar el sentir, ¿cómo vas a controlar lo que siente la guagua? Esto no es una fiesta folclórica, no es un recital, no están yendo a la cancha, vienen a visitar a sus ancestros”, contó Frida. Su mirada dulce se detenía sobre los rostros de ancianas que caminaban junto a sus nietos, y agregó qué “algunos vienen tristes, otros alegres, están mojados, empapados, pero igual vienen. Nos expresamos desde el convencimiento de entender la muerte como una parte de la vida”.

Compartir con los otros es uno de los pilares de las celebraciones. Todos los años empiezan el 1º de noviembre en las casas de las familias que reciben a los ajayus, las almas de sus difuntos, que luego despiden en el cementerio al otro día. “Las esperamos al mediodía, momento de complementariedad y equilibrio. Cuando llegan vienen con mucha sed, entonces se toman su chichita, una bebida ancestral proveniente del Incario que se prepara en ocasiones especiales”, explicó Frida. 

A su lado, sobre una mesa en la entrada al cementerio, se ubicaban las masas con distintas formas mitológicas, figuras humanas, celestiales, animales. También las llevaban los familiares en bolsas y cajas para agasajar a las almas en las sepulturas. Eran tantawawas y urpus, “la forma de expresar todo lo que está en el Ukupacha, en el Kaypacha y en el Hananpacha: los tres niveles de nuestros pueblos ancestrales”, comentaba Frida. 

Otros años, el GCBA limitó la cantidad de comida que podían entrar. Esta vez, para ingresarla pidieron desarmar bajo la lluvia los preparativos envueltos para que “los revisen”. Además, la de Ciudad tampoco habiltó más de una entrada y dejó una única salida por avenida Castañares. ”Son prácticas de discriminación y racismo que vulneran nuestros derechos”, denunciaron desde la mesa del Aya Markay Quilla.

A pesar de todo, las familias pudieron encontrarse. Cubiertas por pilotos, camperas, bajo paraguas o grandes sombrillas, recorrieron el cementerio. Luego de ubicar la sepultura de sus parientes, rezaron, armaron la mesa con fotos, guirnaldas violetas y negras, flores, tantawawas y otros alimentos para los difuntos.

Durante la jornada, se escuchaba a una banda combatir la lluvia con sus melodías. El nombre del grupo se leía impreso en un gran tambor: “Lakitas Kamanchaca. Río de la Plata”.

“Venimos porque es una oportunidad única. En el contexto de los rituales la gente conoce la música, la valora. Además, nos gusta aportar para que las familias puedan tener música en vivo. Suelen pedirnos canciones que le gustaban al difunto”, contó Antonio Doval, uno de los diez integrantes. Sobre el estilo músical, que proviene del norte de Chile, explicó que “se relaciona a la cosmovisión andina de reciprocidad. Para tocar sí o sí se necesitan al menos dos personas porque cada instrumento de viento tiene la mitad de las notas”.

La banda se acomodaba en una ronda. Las manos resbalosas por el agua agarraban las lakitas, similares a los sikus, que hacían sonar luego de una campana, junto a platillos y el ritmo de la percusión. Lo que Frida nos decía más temprano se materializaba en cada sepultura que visitaban: “La música también es dar, es compartir algo hermoso”. Al finalizar, recibían en agradecimiento tantawawas y alguno respondía “hasta al año que viene”.

Lo comunitario y la forma de expresión desde “el hacer”, el trabajo manual como acto de amor y forma de mantener viva la memoria, en el centro de la celebración. Así lo destacó Frida: “Lo esencial es estar juntos. Si comparto mi tristeza, voy a sentirme mejor para curar la ausencia. Si vos te alegras, yo me alegro, si me sonríes, voy a sonreír también. Sabemos que estar acompañados es mejor, por eso es tan importante reunirnos”.

Diástole y sístole de la democracia | Estuve ahí

Diástole y sístole de la democracia | Estuve ahí

Dora Barrancos, socióloga, historiadora y, ante todo, feminista recorre avances y retrocesos en los últimos 40 años. Los juicios a los represores, los levantamientos carapintadas, las leyes de perdón y, el empoderamiento de las mujeres y disidencias, una de los mayores activos, según dice, de la construcción democrática. El sueño cumplido del Ministerio de Género y la amenaza de que sea cerrado. ¿Por qué avanzaron las derechas en la Argentina y en el mundo?

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

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Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso, Estefanía Hernández e Ian Werbin.
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Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
De la agricultura al agronegocio | Estuve ahí

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Durante los 40 años de democracia, Gustavo Grobocopatel se convirtió en el mayor sembrador de soja de la Argentina. Su modelo de negocios cambió para siempre la forma de trabajar el campo en el país. ¿Cómo fue la relación de los distintos gobiernos con el sector agrario?

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