«¿Y el polideportivo dónde está?»

«¿Y el polideportivo dónde está?»

Vecinos nucleados en el colectivo Amparo Ambiental Chacarita se reunieron para reclamar que el GCBA construya el polideportivo que prometió a la comuna y para protestar contra el nuevo Código Urbanístico.

“¿Y el polideportivo dónde está?” se preguntan los vecinos que integran Amparo Ambiental Chacarita mientras organizan una actividad para reclamar por aquella promesa incumplida del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Entre los primeros días otoñales, se reunieron la tarde del sábado a una cuadra de Rodney 251, dirección en el cual debería estar emplazado el predio.

La Cuevita es el lugar donde se dan cita, un espacio-taller donde también llevan a cabo sus asambleas. Dentro hay un proyector que reproduce un video de la lucha por el polideportivo, una sombrilla y una reposera para poder quedarse a apreciarlo. No dura más de un minuto, pero está puesto en bucle para ser visto las veces que uno quiera. Son fotos de ellos vestidos para hacer deporte fuera del actual baldío, pero sin poder entrar a ejercer su actividad física.

Afuera colocaron una mesa larga donde venden bebidas y comestibles, otra más chica en la que se pueden encontrar pines y stickers, además de un parlante con música para amenizar la juntada. Mientras van llegando más vecinos, un grupo se dirige hacia la fachada de lo que anhelan sea un polideportivo para poner un gran afiche con una foto de ellos en una actividad previa sobre el cartel del gobierno porteño que anuncia desde hace casi tres lustros: “Juntos seguimos transformando la Ciudad. Próximamente vamos a disfrutar de este nuevo Espacio Deportivo”.

No es la única intervención sobre los inmuebles urbanos que hay por ahí. En las cuadras aledañas se pueden observar banderas ubicadas en las distintas casas con la leyenda: “No al Nuevo Código Urbanístico. Más verde, menos cemento”, motivo que dio origen a la agrupación.

 “Somos una organización barrial que nació en marzo de 2023 a raíz de los vecinos que empezamos a ver que se construían edificios en altura y se tiraban casas abajo. Cuando investigamos por qué pasaba esto, nos enteramos que había un nuevo Código Urbano de 2018 que permitía en toda la Ciudad de Buenos Aires levantar edificios de más de siete pisos”, cuenta Laura Nowydwor.

Pía Almeida Bou agrega: “Además se eliminaron los controles que tenían las construcciones que es lo que hoy deviene en los derrumbes que estamos teniendo, porque no se hacen. Por otro lado, redujo la vivienda a un mínimo de 18 m², los pulmones de manzana a 33 m² (un tercio del total), y eso hace que no haya superficies que retengan el agua. Sumado a eso, las constructoras no necesitan permisos de los entes que dan servicios para verificar que puedan proveerlos, entonces lo que sucede es que se terminan quedando sin agua las viviendas de alrededor”.

Ambas coinciden en remarcar que esa unión contra el Código Urbanístico fue lo que hizo que se empiecen a conocer más entre ellos y busquen otras cosas por las que luchar en el barrio, entre las que se encuentra el polideportivo en Rodney y Santos Dumont para la Comuna 15.

 “Es un terreno baldío, es una cuestión de decisión política”, agrega Pía, mientras que Laura narra que “esa manzana en su momento fue de Defensa Civil, está EDENOR en una esquina, se hizo una comisaría, que no debería haberse hecho porque tenía que estar en otro lado, y quedó este espacio que es donde debería ir el polideportivo pero que desde hace un tiempo se pusieron a construir un parador para gente de la calle. Nosotros no estamos en contra, pero démosles viviendas, los paradores no son buenos lugares y no los tratan bien. Nosotros queremos políticas de vivienda y un polideportivo”.

Mientras un vecino que pasea sus perros pasa gritando “Aguante Amparo Ambiental Chacarita” y otro toca bocina desde su auto, Pía vuelve a tomar la voz para aclarar que el presupuesto estuvo varias veces pero que nunca se ejecutó.

Dentro de La Cuevita se encontraba la dueña del predio, Elina Rodríguez. Egresada de Artes del Movimiento, armó en su casa el espacio taller para trabajar y dar clases vinculadas a las expresiones artísticas. Después, cuando se sumó a AACh por los cambios que veía en el barrio, la ofreció para dar lugar a las asambleas de la asociación.

“Distintos artistas que vivimos en el barrio abrimos el taller para visibilizar una demanda que venimos teniendo por el polideportivo para la comuna. Surgió la idea en una asamblea y terminamos haciendo una sesión de fotos que se difundió en redes sociales. Hoy estamos compartiendo una edición de todo ese proceso e instalamos la gigantografía donde está desde hace muchos años el cartel del Gobierno”.

Por la altura, se les dificultó un poco ubicarla, pero fueron ayudados por un par de obreros que trabajaban en la construcción del parador. Ellos les contaron que la obra está frenada, los ayudaron y se fueron deseándoles que les hagan el polideportivo. La idea original era volver a bajar la imagen, pero fue tan bien puesto que mejor dejarlo ahí.

La noche divide al día y, para combatir la oscuridad y el frío, otra integrante prende un fuego junto a los niños que la ayudan buscando ramas para avivar las llamas. Al mismo tiempo, se reúnen todos adentro para celebrar la convocatoria, ver una vez más un video que armaron y dirigirse hacia la puerta del terreno. Ahí, con linternas para la ocasión, iluminan la foto que pusieron por sobre el cartel gubernamental, enfocando a quienes se encontraban prestos a ejercer un deporte. La performance lleva de nombre “¿Y el polideportivo dónde está?”.

Terminada la puesta en escena, se disponen para sacarse fotos, aplauden y se saludan, algunos se retiran y otros vuelven a La Cuevita a seguir charlando y proyectar cómo seguirla para que este sea el año en que puedan ver su proyecto hecho realidad.

Un mate contra la discriminación

Un mate contra la discriminación

oovimientos sociales y políticas organizaron un desayuno en la 9 de Julio para las personas en situación de calle y denunciar la política represiva y estigmatizante del Gobierno de la Ciudad para los sin techo.

Este martes 14 se realizó, frente al Obelisco, una acción solidaria para las personas en situación de calle en donde se les ofreció un desayuno y concluyó con una conferencia de prensa encabezada por distintas personalidades y organizaciones, bajo la consigna “inseguridad es la aplicación del protocolo ilegal”. Fue, además, una forma de visibilizar la política de persecución a los que no tienen techo por parte del Gobierno de la Ciudad que encabeza Jorge Macri. El objetivo fue manifestarse en contra de las medidas del Ministerio de Desarrollo y Hábitat sobre salud mental y los operativos de “higiene y limpieza” que se están llevando a cabo, visibilizar y repudiar la mirada estigmatizante del Ejecutivo porteño hacia estas personas.

El evento fue realizado por varias organizaciones sociales, legisladores de distintos bloques, organismos de justicia y diferentes sectores preocupados por el deterioro social. Entre ellos se encontraban la agrupación H.I.J.O.S., el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), CTA Autónoma CABA, Comedor Barracas, Somos Barrios de Pie, Proyecto 7, La Barriada, Pueblo Unido, Red Puentes, entre otros.

La legisladora Celeste Fierro (Frente de Izquierda Unidad), en diálogo con ANCCOM, señaló que “esta iniciativa surgió frente a la necesidad de visibilizar el trabajo que se viene haciendo, de conocer que los censos que han llevado adelante las propias organizaciones dan más de 10.000 personas en situación de calle”. Y agregó: “La única política que lleva adelante este gobierno es la represión e intentar instalar que las personas en situación de calle son criminales y directamente enfocarlo en cuestiones de salud mental sin dar una respuesta real en materia habitacional, de trabajo genuino, de salud y de educación que creemos que son los derechos necesarios que se tienen que garantizar”.

El desayuno comenzó a las 8 de la mañana cuando las organizaciones repartieron pan casero, facturas, tortas fritas, galletitas y alfajores. También sirvieron chocolatada, mate cocido y leche caliente y repartieron frazadas para combatir el frío entre las más de 300 personas que se acercaron desde diferentes zonas cercanas al Obelisco. Una de ellas fue Marcelo Díaz, quien desde los 7 años vive en la calle. Hoy con sus 52 años señaló: “El Estado nunca me dio ningún tipo de ayuda, ni una pensión por discapacidad. Yo soy discapacitado por dificultades que tengo en los brazos y vivo el día a día con la ayuda de una revista que hacemos entre las personas en situación de calle que se llama Hecho en Buenos Aires. Gracias a su venta tenemos algo de dinero para sobrevivir”.

Hacia las 10 de la mañana se realizó una conferencia de prensa en donde se plasmaron los principales ejes de los reclamos: la ilegalidad del protocolo de salud mental y los operativos de “higiene y limpieza” que se llevan a cabo por el gobierno de la Ciudad, mediante los cuales se tira en camiones de residuos las pocas pertenencias que las personas en situación de calle poseen, se las desaloja de la vía pública y se las obliga a ir a los paradores nocturnos donde solo pueden pasar unas horas.

Además, se destacó la importancia de visibilizar esta problemática, pero sobre todo contrarrestar la campaña de deshumanización de estigmatización criminalización y represión que está llevando a cabo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con las personas en situación de calle.

Semanas atrás se pudo ver por las redes sociales del Jefe de Gobierno, un accionar en donde se mostraba la política de espacio público que llevaba adelante. Macri se enorgullecía de “limpiar” la zona en donde se encontraban personas en situación de calle y eran retiradas del lugar y despojadas de sus escasas pertenencias.

La misma lógica siguió el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. Este organismo se dedicó a armar un protocolo de intervención de salud mental, a pesar de no ser quien deba realizar esta tarea, ya que debería hacerlo el Ministerio de Salud. También lo hicieron sin respetar las legislaciones vigentes en la materia con el fin de estigmatizar y encerrar de manera compulsiva en hospitales neuropsiquiátricos a la población en situación de calle.

A todo esto, se le suman las recientes declaraciones del Secretario de Seguridad y Jefe de Policía Metropolitana, Diego Kravetz, en donde señaló que las personas en situación de calle “están cómodas viviendo en las ranchadas y que el 50% de esta población tiene antecedentes penales”. Sobre esta estigmatización, Fierro destacó que “hay una política clara por parte del gobierno de “ordenar” la ciudad. A ellos les encanta hablar del orden y hemos visto que para ellos esto es reprimir a los movimientos sociales en la 9 de Julio, es sacar a las personas en situación de calle, sin resolver los problemas estructurales, como una forma de mostrar que están haciendo algo. Pero lo único que están haciendo es no garantizar derechos que son elementales porque el derecho al acceso a la vivienda es un derecho humano que en esta ciudad está completamente cuestionado. Capital Federal es una ciudad llena de casas y de departamentos con gente sin casa y sin vivienda y, sin embargo, su respuesta es la represión”.

También, durante la conferencia, se exigió la aplicación de la Ley 3706, de Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle, y la Ley 27654, sobre la situación en calle y familias sin techo, para implementar un presupuesto adecuado al número real de personas que componen esta población”.

La conferencia concluyó con Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, quien destacó la importancia de organizar eventos como este, en donde se demuestra que los compañeros que están en situación de calle no están solos, sino que hay todo un grupo de organismos, de legisladores y de organizaciones que hace muchos años, le vienen poniendo el pecho a esta situación. Finalmente, Ávila, en diálogo con ANCCOM, señaló: “Es importante hacer acciones como estas para poder darle visibilidad y decir que la gente en situación de calle no está sola y que no van a poder hacer con ellos lo que quieran.”

De autismo también se habla

De autismo también se habla

Miles de personas se concentraron frente al Teatro Colón por el Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo. El Gobierno porteño no habilitó hacerlo frente al Congreso o en la Plaza de Mayo

Miles de personas tiñeron de azul la Plaza del Vaticano, al lado del Teatro Colón, en el marco del Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo. “A diferencia de otros eventos, acá no les vamos a pedir que suban el volumen”, dijo desde el escenario Carlos Fiore, integrante de TGD Padres TEA Grupo Promotor, una de las organizaciones de familias que realizaron la convocatoria. El acto, que comenzó una vez que volvieron los ciclistas de la ONG Empujando Límites de su bicicleteada en tándems hasta Puerto Madero, dio cierre a la Semana Azul, una campaña de visibilización que contó con más de 600 actividades bajo el lema “hablemos de autismo”.

A lo largo de la plaza, sobre el asfalto color ladrillo, los asistentes pasaron la tarde del martes feriado entre picnics, bailes y juegos. Los más chicos andaban con globos y juguetes, se sacaban fotos con Spiderman, Wolverine y Maléfica -voluntarios de la Fundación Che, VOS! que alegran a muchos niños en situaciones difíciles-, algunos adultos, paseaban disfrazados con anteojos, pelucas y todo elemento de cotillón posible en azul. Entre la multitud de remeras azules, algunas indicaban: “Las personas con autismo no están en su mundo, están en el nuestro”.

Los que estaban más cerca del escenario bailaron con la música tropical de la mano de Iván y sus amigos, cuyo percusionista, Iván Demirci es un joven con trastorno del espectro autista (TEA). Su padre, Ricardo, subió a presentar a la banda: “Si hablamos de autismo, tenemos que hablar de convivencia de toda la sociedad. Los músicos profesionales que lo acompañan siempre vieron en Iván a un músico primero. Enfocarse en las fortalezas, potenciarlas y ayudarlos es lo más importante”. No tardaron los aplausos, cada uno con su propia cadencia.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 2007 al 2 de abril como día no sólo para concientizar, sino también para promover la aceptación y el aprecio de las personas con TEA. El organismo internacional lo define como “una discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros años de edad y se deriva de un trastorno neurológico que afecta al funcionamiento del cerebro”. Si bien cada persona tiene distintas dificultades y necesidades de apoyo, las características que reconocen las Naciones Unidas incluyen “deficiencias en la interacción social, problemas en la comunicación verbal y no verbal y patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos y repetitivos”. Las convocatorias de reunión a propósito de la jornada se llevan a cabo en Argentina desde 2011, tres años antes de que el Congreso sancionara la Ley 27043, estableciendo la misma fecha a nivel nacional. 

El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, estuvo presente durante menos de una hora. Pasó por un par de gazebos donde integrantes de asociaciones o trabajadores estatales se dedicaban a repartir folletería y responder consultas. Desfilaban también fotógrafos, gente de prensa y curiosos. La última vez que se realizó el acto central en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue en 2019. Desde entonces, o se suspendió por la pandemia de covid-19 o se llevó a cabo en Vicente López. 

Entre tanta foto, si bien el mandatario mencionó la cuestión de la inserción laboral, Natalia Burlaka, de TGD Padres TEA Grupo Promotor, se acercó a preguntarle por la situación de los apoyos en la secundaria. “Me dijo que quiere aprender, que este es un espectro amplio y que primero hay que concientizar”, comentó a ANCCOM en referencia a la respuesta del funcionario. Burlaka señaló que, desde que ingresó al nivel secundario, a su hijo le falta el material sensorial para regularse y los pictogramas como tenía en la primaria. “Quise aprovechar a hablar con alguien de una esfera más alta del Gobierno de la Ciudad porque hasta ahora TGD Padres llegó principalmente a las comunas, con las que venimos trabajando. Organizamos charlas abiertas al público sobre autismo”. 

Mariana Carrizo vino desde Temperley con su hija Agustina, de 15 años. Para ella, conseguir la atención necesaria para cada estudiante con TEA es una cuestión de suerte: “Yo no me puedo quejar, si bien estuvimos probando en distintos colegios hasta encontrar el lugar adecuado para ella. En otros casos, capaz tenés docente de apoyo sólo un día a la semana pocas horas, porque no cobran lo suficiente o les atrasan tres meses el pago”. Hace casi una década que asiste a los actos, y sostiene que desde entonces ve mayor interés por el tema en la sociedad, aunque falte mucho por conseguir tanto en conocimiento como implementación de la legislación vigente, sobre todo respecto de las mujeres con TEA, cuyo diagnóstico suele ser más tardío que el de los hombres. 

En CABA, la Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad (COPIDIS) proporciona capacitaciones a docentes. “Se hace una por año, duran seis meses y se inscriben, en general, alrededor de tres mil docentes, de los cuales por una cuestión de cupo entran ochocientos, en función de si tienen inscriptos con discapacidad en sus escuelas, si tienen experiencia en el aula con este tipo de estudiantes y entonces saben los desafíos que implica, entre otros”, detalló Sergio Placeres, del área de accesibilidad, a este medio. 

Entre los tonos de azul que pueblan la plaza, llamaban la atención dos uniformes acompañados de pañuelos rojos y marrones. “En nuestro grupo nadie se sorprende si hay algún chico deambulando”, contó Mayra Pichelli, jefa del grupo scout Sargento Cabral, ubicado en Caseros. Desde que diagnosticaron a su hija hace 14 años, en una época sin redes sociales donde pudieran conseguir información a través del relato de otras familias, trasladaron todo lo que descubrieron y aprendieron de su propia experiencia al resto del grupo. “Nos tomamos el tiempo para asegurarnos de que los chicos estén preparados para su primer campamento, además de que los padres que la primera semana están muy atrás van confiando más y más a medida que van adquiriendo su autonomía en el grupo, y porque ven que hay padres que entienden lo que sucede porque lo vivieron”, dijo su marido Leandro. “Hay mucho miedo a lo desconocido, entrar a un espacio nuevo, trabajar cada caso atendiendo a sus particularidades con el resto del grupo, sobre todo el de pares, y el riesgo de equivocarse, pero siempre vale la pena intentarlo por mucho que cueste”, afirmó. Si bien la integración es totalmente acorde a los valores que defiende el movimiento, la Asociación Scouts de Argentina no proporciona capacitaciones a sus educadores, así que Mayra y Leandro dan charlas a pulmón en los grupos de la zona y a otros que muestren interés: “Como son personas tan diversas entre sí, en la amplitud se pierde la intención que hay de abordarlo, por eso es tan difícil que desde esferas más altas de la organización haya una intervención, todo suele hacerse desde lo informal”, puntualizó Leandro. “Hay que lucharla, lo mejor es hacer red”, concluyó Mayra.

Ambos aclararon que ellos siempre se presentan como los papás de Morena, para evitar a su hija cualquier tipo de etiqueta. La plaza está llena de nombres, en remeras y carteles, están los nombres propios en algunos y otros visten sus roles: mamá, papá, abuelos y otros amores en la vida de estas personas. Cada cual con una historia, incluso Claudia, que fue hasta la plaza aún sin tener un familiar cercano con TEA. “Igual es mi sociedad, es mi gente y por eso vine”, aclaró. Con más de 60 años, la indignación por ver la exclusión de uno de sus compañeros de trabajo dentro y fuera de la oficina la movilizó hasta la marea azul: “Trabajamos en una consultora haciendo encuestas telefónicas, y a mi compañero le cuesta reformular alguna pregunta si el encuestado no la entiende, o se le dificulta procesar respuestas no previstas por el cuestionario que tiene que completar. Muchos se ríen si reacciona por frustración y no parecen entender que aunque él también se ría necesita contención y no burla”, dijo mientras se acomodaba los lentes con marco animal print

La marea se volvió río a las 18:30. El atardecer le quitó el azul al cielo, pero no a las calles. De Cerrito a Av. Corrientes, todos pasaban entre los negocios alzando sus carteles. “Derecho a ser como soy: existo. No ocupo un lugar, soy ese lugar, lo habito” en letras multicolor. Otra remera ironizaba a metros del Obelisco: “Especiales son las pizzas”. 

Que el lugar escogido para el regreso de la marea azul a la capital fuera junto al Teatro Colón y no en el Congreso o la Plaza de Mayo, como en los años anteriores, desconcertó a varios padres que valoran la relevancia simbólica e histórica de aquellos lugares. Los organizadores explicaron que ese fue el lugar que les permitió el Gobierno porteño, y argumentaron que las cuadras aledañas cuentan con más movimiento de gente, lo que beneficia el objetivo de la marcha de la visibilización. 

Cayó la noche. Mientras los espacios emblemáticos de la ciudad y el país se iluminaron del color del día, cerraron el acto poniéndole banda sonora: “Brilla de Azul”, compuesta específicamente para estos eventos y que despide a todos, con la esperanza de que se siga hablando de autismo hasta que vuelvan para recordárselo a todos el próximo abril:

 

Iluminemos juntos todo el mundo azul

Si vamos juntos

Más claro es el azul

Prendé tu luz por mí

Por ti prendo mi luz

 

La construcción se derrumba (y no solo por la economía)

La construcción se derrumba (y no solo por la economía)

En lo que va del 2024 se produjo una serie de derrumbes en diferentes obras y propiedades linderas de la Ciudad de Buenos Aires. Durante febrero desde UOCRA hizo un relevamiento de obras activas, la mayoría de edificios y detectó graves incumplimientos.

El pasado febrero sucedió un trágico derrumbe en una propiedad lindera a una obra en construcción en el barrio de Caballito. En este accidente se confirmó la muerte de dos hermanos de 75 y 77 años. Los vecinos de la avenida Pedro Goyena al 500 habían pedido en reiteradas ocasiones al Poder Jucicial el cese de los trabajos porque consideraban que entrañaban peligro. En la misma zona, en la calle Río de Janeiro al 200, una pared de otra obra se desplomó dentro de un supermercado chino. También, en la esquina de Uriarte y Costa Rica, Palermo, se desmoronó una casa dejando como saldo fatal la muerte de dos obreros que quedaron atrapados entre los escombros.

La frecuencia de estos acontecimientos revela una problemática que se repite en la Ciudad de Buenos Aires: la falta de control sobre las condiciones en que se realizan las obras. Los vecinos pueden hacer la denuncia por irregularidades en las obras a la línea 147 que permite hacer el seguimiento dentro del sistema de gestión de la ciudad. En su página web la Dirección General de Fiscalización y Control de Obras, dependiente de la Agencia Gubernamental de Control, informa que “para realizar una obra en tu casa debés tener el permiso del Gobierno y ante una modificación, necesitás el consenso de todos los propietarios. Antes de empezar una obra, el profesional que contrataste deberá darla de alta en la AGC y tendrá que cumplir con las inspecciones obligatorias”.

Un informe desarrollado por la Asociación Civil Defendamos Buenos Aires asegura que en la ciudad hay alrededor de 5.400 viviendas en peligro de derrumbe, sumando departamentos, edificios, casas particulares y obras en construcción. El documento hace hincapié en la falta de controles gubernamentales y según le comentó Javier Miglino, titular de la ONG a Tiempo Argentino, se está violando el Artículo 34 de la Constitución de la CABA que establece que “la seguridad pública es un deber propio e irrenunciable del Estado y es ofrecido con equidad a todos los habitantes”.

Las estadísticas de la UOCRA y los incumplimientos a la CyMAT

Durante febrero, la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) relevó 7.914 obras activas en la Ciudad de Buenos Aires. La mayoría de las construcciones son edificios de pisos múltiples y se destacan los barrios de Villa Urquiza, Belgrano, Caballito y Palermo con más de quinientas edificaciones en el mapa interactivo. Además, desde la UOCRA detectaron graves incumplimientos a la Comisión de Condiciones y Medioambiente de Trabajo (CyMAT), como la ubicación del tendido de cables aéreos a no menos 2,40 metros de altura o subterráneos, el mantenimiento y control del orden y limpieza en obras, la protección de aberturas de pisos con cubiertas o barandas de hasta un metro, el apuntalamiento de muros medianeros y el afianzamiento de partes inestables de la construcción.

Para Julio Cesar Neffa, Doctor en Economía del Trabajo por la Universidad de París e investigador superior del CONICET en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales, existe una estrecha relación entre el proceso de trabajo y la salud, y esto es lo que vuelve fundamental la prevención para aislar a los trabajadores del riesgo y evitar que los descuidos repercutan también en las ventajas competitivas del sistema productivo, algo que difundiría aún más estas prácticas.

“Hace falta una política sustentable, que dure, que se oriente a promover la salud del colectivo de trabajo y no solamente de cada trabajador, que no base su acción en medidas parciales o temporarias”, explica Neffa. “Con frecuencia, entre las medidas de prevención está el uso de los equipos de protección personal, se le exige al trabajador que use un casco, protectores auditivos, lentes, que se ponga las botas de seguridad. Pero esos equipos de protección personal son individuales y protegen a cada trabajador de los riesgos pero no los eliminan ni los reducen”. En su opinión, hay que poner atención, si se quieren identificar los riesgos y hacer prevención, en cuál es el contenido del trabajo y cómo está planteado.

Sin embargo, el último informe provisorio de accidentabilidad laboral a nivel nacional del período enero-septiembre del año 2023 muestra que se notificaron 454.970 casos de accidentes y enfermedades profesionales, con un aumento del 7,2 por ciento respecto de igual periodo del 2022. El total de casos mortales alcanzó 463 fallecimientos: 238 ocurrieron en lugar y en ocasión del trabajo y 225 fueron accidentes de trayecto, un aumento del 10,4 por ciento más que en septiembre de 2022. Según el informe de ese total de accidentes, el 9,2% se dio en la construcción que, a su vez, representa poco más del 3% de los trabajadores registrados, un indicio de lo riesgoso de la profesión.

Prevenir y curar

 La licenciada en Sociología y magíster en Investigación en Salud Laboral por la Universidad de Buenos Aires, Johanna Gerke, explica que la normativa sobre CyMAT es un «piso» para que todos los actores del Sistema de Riesgos del Trabajo tengan una referencia de las medidas mínimas que deberían implementarse. A su manera de ver, como el sistema está basado en la lógica del seguro, son pocas las veces que se llevan adelante medidas verdaderamente preventivas y específicas para cada lugar de trabajo. Por esto es que entiende que los exámenes médicos y los tratamientos de rehabilitación no pueden estar en manos de empresas que persiguen un lucro y cuentan cada centavo que «gastan» en prevención.

La normativa preventiva para la construcción es muy rica y específica; el Estado, la Cámara empresarial y su sindicato son muy activos en relación con otras actividades. Sin embargo, la cultura de la prevención debe ser fuerte y la atención alta en cada lugar de trabajo. “Si queremos reducir costos usando una escalera en lugar de una silleta con arnés para trabajar en altura, no hay control que alcance”, comenta Gerke.

La docente de la Especialización en Higiene y Seguridad en el Trabajo Agrario, en la Facultad de Agronomía de la UBA, explica que los organismos que intervienen en estos temas son “básicamente dos: el Ministerio de Capital Humano, que vela porque los empleadores incluyan a todas las personas trabajadoras en el Sistema de Seguridad Social, que estén ´en blanco´ y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, que controla que las aseguradoras de riesgos del trabajo cumplan con la normativa del Sistema de Riesgos del Trabajo”. Luego hay otros actores que intervienen y ejercen su propio peso en la CyMAT como la Unión de ART que asesora a las aseguradoras y ejerce presión para que las obligaciones legales de las mismas sean lo más flexibles posible, o los sindicatos, que tienen el importante papel de ampliar los derechos de sus representados. También inciden de distintas maneras las cámaras empresariales, los proveedores de bienes y servicios de las ART, la Cámara Argentina de Seguridad, la Secretaría de Comercio, las Universidades que capacitan a los Servicios de Salud Laboral e Higiene y Seguridad, el Poder Judicial que intercede ante conflictos laborales, y cada uno de nosotros en nuestro rol de trabajadores.

Recesión económica en la construcción

En este contexto, además, la baja en el sector de la construcción llegó al 18 por ciento en dos meses principalmente por el recorte en obra pública de un 85% ordenado desde la Secretaría de Hacienda. Desde la cuarentena no se había visto un desplome de tal magnitud. La producción de asfalto bajó el 61,9 por ciento, yeso 40,6 por ciento, hierro redondo y aceros 38,6 por ciento y hormigón 28,6 por ciento.

Una encuesta cualitativa del INDEC entre las empresas del rubro arrojó un panorama muy complejo sobre el futuro a corto plazo: más de la mitad de los participantes que hacen obras privadas prevé que el nivel de actividad cambiará en los próximos meses y solo un 5,9 por ciento cree que va a aumentar. Los motivos que esgrimen quienes trabajan en la construcción privada son la retracción de la economía y la inestabilidad de los precios; los que operan en el sector público se diferenciaron e indicaron los atrasos en la cadena de pagos.

Con semejante freno a la construcción seguramente la cantidad de accidentes se reduzca. ¿O para reducir costos en un contexto de poca rentabilidad los “ahorros” en seguridad e higiene aumentarán aún más?

 

Salvarse bajo tierra

Salvarse bajo tierra

Cada día desfilan más vendedores ambulantes tratándo de rebuscárselas en los vagones de subte. ¿Cómo los afectó la suba del transporte y la mayor competencia?

“Hoy en día bajaron un poco las ventas así que trabajo mayormente los fines de semana en el transporte público”, cuenta Raúl, vendedor de flores. Raúl se dedica a vender jazmines y espuma en verano, y rosas y carilinas en invierno; se mueve en silla de ruedas después de protagonizar un caso de gatillo fácil hace seis años.

“Ahora compro el ramo de veinte rosas a ocho mil pesos en la Vía Barracas, cerca del estadio de Huracán”, dice Raúl. Luego arma ramos de cuatro rosas que revende a dos mil pesos cada uno. Según sus testimonios, los vendedores ambulantes remarcan los productos entre el 50 y 70%, aunque algunos llegan al 100% dependiendo del producto.

El barrio de Once es el principal proveedor de mercadería para los vendedores ambulantes. Mariana, que vende alfajores y carilinas en el puesto de su pareja, explica que compran dos cajas de alfajores triples a cuatro mil pesos para luego revenderlos a dos mil pesos las cuatro unidades. “Los paquetes por seis carilinas los compramos sueltos porque el bulto sale más caro”, señala Mariana pero no aclara el precio del bulto. Según Raúl, los trescientos paquetes individuales salían doce mil pesos el año pasado y le preocupa cuánto puede haber subido en estos meses.

Mariana trabaja desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde cuando llega su pareja que termina la jornada a las nueve de la noche. Para que sea un buen día, cuenta que tendría que vender a partir de 24.000 pesos pero que a veces es difícil llegar a ese monto. Aunque es el puesto de su pareja, Mariana le “da una mano para poder mantenerse entre los dos” ya que conviven y tienen que cubrir el alquiler, los gastos básicos de ambos y de sus dos mascotas.

 

¿Cuánto sale llegar al subte?

El informe inflacionario de marzo de la consultora privada C&T muestra que a partir de la segunda semana la inflación tuvo una desaceleración que la acercó al 13% mensual. Aún así, el precio del transporte público que está en constante aumento dificulta concretar  ventas para los vendedores ambulantes.

Raúl cuenta que no tiene que abonar el viaje hacia su trabajo gracias a que cuenta con su carnet de discapacidad que le permite transportarse de manera gratuita pero calcula que otros vendedores gastan alrededor de 26.000 pesos por mes. “Yo tomo colectivo, tren y subte. Son seis pasajes todos los días, es mucha plata y ni hablar si ahora necesitara un producto y me tuviera que ir a Once”, dice Leonardo, vendedor de accesorios para celulares ubicado en la combinación entre las líneas A y C de subte.

Ir a trabajar a diario a una misma estación hace que ocasionalmente los vendedores suban gratis al transporte público ya que los trabajadores los reconocen y los dejan pasar sin pagar. Aún así, la mayoría de los entrevistados vive en la Provincia de Buenos Aires y el precio actual del transporte es un costo “que se complica si no vendemos mucho”, explica Mariana. A fines de marzo la tarifa del subte es de 125 pesos mientras que el colectivo y el tren cuestan a partir de $270 y $130, respectivamente.

La vida subterránea

En el subte también existen trabajadores en relación de dependencia. “Empecé a vender chipá por una conocida ya que no pude encontrar otro laburo”, cuenta Fernando de dieciocho años, que llegó de Jujuy junto a su novia hace un mes para “buscar trabajo y poder prosperar”. Fernando trabaja todos los días doce horas diarias y cobra por hora aunque prefiere no decir cuánto.

Por día le entregan trescientas veinte unidades de chipá que transporta en un carrito y vende a 1.200 pesos las dos unidades. Fernando explica que eligió quedarse en la combinación de las líneas H y B porque “pasa toda la gente yendo para todos lados y me queda más cerca” aunque aclara: “A veces me muevo cuando me sacan porque no se puede vender en espacios públicos”, comenta.

Según la última actualización del Índice Ripte realizada en enero, la remuneración promedio aumentó en un 14,7% con respecto a diciembre de 2023. Esta cifra se mantiene por detrás de la inflación de enero que fue del 20,6%. Queda por ver qué variaciones hubo en febrero y marzo, pero todo indica que el ingreso cada vez cuesta más y alcanza para menos.

“La antigüedad te permite mantener tu lugar”, dice Antonio, que vende juguetes hace diez años en la misma estación que Leonardo y García, otro amigo que se hizo durante su labor como vendedor ambulante. Antonio agrega que sus productos son difíciles de transportar y quedarse en un lugar le facilita la venta ya que la gente puede detenerse a mirar.

“Acá es un mundo diferente, hay que aprender a caminarlo”, dice Antonio y agrega que “no podés permitir que venga otro y se llene porque nos echan a todos”. En 2019, Antonio cuenta que “venían unos vestidos de verde con la policía y nos sacaban la mercadería”. Los vendedores armaron un grupo de WhatsApp para evitar a “los loros”, como los llama Antonio. “La peleábamos. Fue muy bravo, hubo gente que lo perdió todo”, explica.

“Los tres mosqueteros”, como se autodenominan Antonio, Leonardo y García, destacan la vocación que sienten por el comercio por sobre la necesidad económica. Antonio, que tiene setenta años, cuenta “tengo una pequeña jubilación y salgo todos los días a trabajar” y García, de setenta y un años y que tuvo problemas de salud en repetidas ocasiones, sigue yendo al pasillo entre las estaciones Lima y Avenida de Mayo donde se conocieron. También destacan el respeto y el compañerismo entre vendedores y con los trabajadores del subte. Leonardo cuenta: “Éramos una familia acá. La pandemia nos separó mucho y quedamos nosotros, los sobrevivientes del pasillo”.

En este contexto de desregularización económica, liberación de precios e incertidumbre, los vendedores recalcan la importancia de seguir yendo al subterráneo porteño a vender su mercadería y “llevar algo para la casa”, explica Raúl: “No me funcionarán muy bien los pies pero tengo los brazos y la mente para poder seguir adelante”, resume.