«Estamos en una cultura violatoria»

«Estamos en una cultura violatoria»

«Entre tanta angustia dije: ´Yo no puedo dar el ejemplo del silencio´», subraya Ariell Luján.

El 1 de julio pasado Cristian Aldana, cantante de “El otro yo”, fue sentenciado a 22 años de cárcel por corrupción de menores. El juicio fue un hecho histórico en el país: por primera vez, un músico fue condenado a prisión por denuncias de abuso sexual de parte de sus fans. Para Ariell Carolina Luján, una de las siete presonas que presentaron denuncia, todo esto duró diez años: desde sus primeros acercamientos a la comisaría, hasta la sentencia, incluyendo una contradenuncia que recibió de Diego Boris, socio y amigo de Aldana. “La reparación siempre está en nuestras manos”, sentenció.

Ya pasó un tiempo desde que se sentenció el caso, ¿cómo te encuentra?

 Y… me encuentra… Lo que sucedió fue que ni bien se dictó la sentencia, que para mí fue uno de los tantos grandes momentos de cierre, me sentí super emocionada. Pero yo seguía con las denuncias que me hizo el presidente del INAMU, no podía sentirme del todo feliz, tranquila. Yo lo festejé, pero sentí que tenía que seguir, que no me podía relajar.  

¿Y ahora que Diego Boris retiró las denuncias?

Y… ahí respiré un poco mejor. Ahora sí puedo decir que me siento en un nuevo comienzo. Y estoy en pleno proceso de recordarme todos los días que todo lo que pasó es gracias a mí. 

Veintidós años de sentencia, ¿qué te parece?

Mi festejo no es tanto por los veintidós años, que sí son importantes y generan una jurisprudencia, sino fue también todo lo que llevó. Yo hace diez años que estoy con eso: desde que logré que deje de ir a mi casa y no verlo más, hasta que pude denunciarlo las primeras veces, las pancartas y el juicio… fue mucho tiempo. Lo que yo pude festejar es como yo misme me pude llevar a este lugar de independencia, de agruparme. Siento que hicimos un trabajo muy interesante como grupa de personas que denuncian y escrachan, acompañándonos en los procesos emocionales, dándonos nuestros tiempos, respetándonos los procesos emocionales. 

«Lo que pude festejar con el fallo es como yo misme me pude llevar a este lugar de independencia», dice Luján.

¿Ahora cómo estás?

Ahora estoy en un proceso de agradecerme todo lo que me banqué. Es un camino duro, pero hoy tengo muchas más herramientas para cuestiones como la revictimización. Ya no me me encuentra sin las herramientas discursivas, psicológicas, ahora me puedo defender de otra manera. Siento como un festejo de agradecimiento constante de haberme animado a recuperarme, a recuperar mi territorio, a recuperarme a mí, a encontrarme con mis compañeres tejiendo esto que es la reparación. 

¿Quién te contuvo durante todo este tiempo?

Yo ahora, hace poquito, empecé a ver que la construcción es la movida, no sólo en términos grandes, también en términos individuales: la construcción de la reparación, la construcción de la justicia, de la memoria. Hablamos tanto de deconstrucción, pero después hay que construir de nuevo. Siento que son todas construcciones, y la contención es una construcción clave de eso que es la reparación. A mí no me gusta hablar en términos de sanación porque no estoy enferma, ni ellos están enfermos, todo lo contrario, son muy normales y muy sanos, me gusta hablar de reparación: si hay algo que se rompió cuando sos víctima, hay algo que se construye y se repara cuando dejás de serlo.

¿Sentís que la reparación también está en cómo enfrentamos conflictos como estos?

Sí, claro. Comprender que la reparación está en nuestras manos, la independencia, autonomía, tenemos que sabernos en esa construcción. Yo creo que es una contención colectiva, pero primero es individual. En las crisis podía estar todo el mundo, podes complementar tus procesos con muchísimas herramientas, pero tu primer herramienta sos vos. Salir a la calle es una construcción todos los días. Tenemos que entender que está todo bien si caemos, no hay que idealizar tampoco: los recuerdos son los recuerdos, el cuerpo es el cuerpo, no dejan de existir. Estamos en una cultura de la violación, todo te lo recuerda. 

¿Cómo surgió el #yanonoscallamosmás?

La frase la pensé en la desesperación: yo estaba viviendo en San Martín de los Andes y Cristian llegó a la feria para cantar. Yo estaba con dos personas que también habían sufrido sus abusos y cuando me enteré me exasperé: había llegado a mi lugar de pertenencia. Durante todos esos años, desde que lo denuncié y le mandé el mensaje, diciéndole ´te voy a denunciar y me van a creer a mí´, estuve todo este tiempo pensando dónde me lo iba a cruzar y qué hacía si lo veía. Y, de repente, me lo encontré ahí. Y entre tanta angustia dije: ´Yo no puedo dar el ejemplo del silencio´. Entonces hice una pancarta y se la dicté a mi amiga, porque yo no podía ni escribir del miedo. Yo temblando, llorando, estaba harta del silencio. Fue el nivel de hartazgo máximo. La frase viene del mismo barro, como la flor del loto: no es un basta pasivo, todo lo contrario: es un ya no nos callamos más y ahora cagaron. 

«Estoy en un proceso de agradecerme todo lo que me banqué», dice Luján.

¿Habías pensado en el costo que iba a tener denunciar?

Yo el costo que pensé era el que iba a quedar como la loca resentida para siempre. Jamás pensé que iba tener una relevancia social como la que tuvo. Yo con esto empecé en un contexto donde este feminismo no existía. Vos llegabas a la Comisaría de la Mujer -que son de los lugares más violentos que hay-, y te atendían con el arma ahí, en traje de policía. Nunca pensé que iba a tener una repercusión más que las violencias que ya existían: ´Sos una mentirosa´, ´nadie te va a escuchar´. Lo único que sentía era resentimiento, sed de venganza, un odio demasiado amplio, pero yo sé que si no hubiese sido resentida no hubiese podido con todo este proceso. Hay que dejar de sentir el odio contra nosotres mismes y empezarlo a sentir contra los machos. Hay que cambiar de bando el odio. Hay que dejar de pensar en ´sos el cuerpo abusado, no servís para nada, sos un tacho de basura y te merecés eso para toda la vida´. Ese es el loop que queda, nosotres tenemos que salir de ese laberinto. Sentir mucha bronca es una gran puerta hacia una autonomía muy poderosa, un gran motor para generar justicia colectiva. 

Y con la contradenuncia de Boris, ¿pensás que lo hizo para callarte de nuevo?

Siento que siempre que abrimos la boca va a haber un precio que pagar porque vivimos en la cultura del silencio también. Pero siento que el activismo vale la alegría y no la pena. 

¿Sos consciente que estás siendo parte de un proceso muy concreto?

Apenas estoy cayendo, estoy ubicándome, cómo repercute eso. A veces sí, a veces no. A veces siento que estamos destruyendo las idolatrías, estamos repensando adónde poner este pedestal, a quién admirás.

Son los paradigmas que se están rompiendo… 

Sí. Se está fisurando eso, la cultura de la violación, la cultura toda… porque se está fisurando la moral cristiana, lo del bien y el mal, víctima, victimario, la heterosexualidad. Vivimos en constantes relaciones de poder, que recién ahora estamos poniendo en jaque. 

¿Cómo pensas que el periodismo retrata casos como el tuyo?

Durante mucho tiempo lo hicieron todo como no quería. Agradezco haber tenido la lucidez de seguir mis intuiciones, y antes de empezar el juicio me junté con Laura Salomé y Lucía Cholokian, porque me quemaba la cabeza pensar que una vez más me iban a editar como me estaban editando. Y ahí pasó que en esas notas ellas escribían ´macho´ y todo lo que yo pensaba del sistema judicial, me sentí colaborando… porque al fin y al cabo yo era una de las protagonistas. Hicimos un trabajo interesante juntes. 

¿Cómo te llevas con quien no te cree?

Antes era terrible, cuando era chica me hacía sentir muy mal. Hubo amistades que perdí, gente con la que me dejé de hablar. Pero en todos estos años comprendí esto de las construcciones y empecé a abortar todo lo que tenía que ver con abusos, porque la reparación también tiene que ir rompiendo el abuso de todas las prácticas cotidianas. Y yo mucho no creo en el ´yo te creo hermana´, no es que yo le creo a alguien porque soy buena y tengo buena conciencia y le voy a creer. Capaz que la piba está mintiendo, yo qué sé, cada quien sabe lo que dice y lo que no. Lo que yo pienso es que tenemos que entender que estamos en una cultura violatoria… ¡cómo no va a suceder! Es comprensión, es coherencia, no es ´te creo no te creo´. Me parece grave, no que no me creas, sino que no entiendas que estamos en una sociedad patriarcal y misógina. Para mí es entender dónde estamos, en qué país, en qué lugar del mundo, en qué año, en qué contexto.

Vas a editar un libro dentro de poco.

Sí, estoy escribiendo hace un año. Con el blog de wordpress de #yanonoscallamosmás hice dos fanzines y me dieron ganas de hacer un librito. Hablo del proceso del juicio, de la autodefensa, de la reparación, de que el abuso no es un destino, como dice une amigue. Se llama Nuestra venganza es nuestra autonomía, porque pensándolo, la palabra venganza me encanta, me empodera. Y creo que fue la que hizo posible todo esto. 

Por Lucía y por todas

Por Lucía y por todas

Multitud en la marcha para pedir justicia por Lucía PérezOtra vez las mujeres salieron a las calles para exigir que dejen de matarlas. A las 17 de este miércoles se concentraron frente al Palacio de Justicia de la Nación para marchar hasta Plaza de Mayo con el lema: “Por Lucía y por todas”. Es que el fallo por el caso de Lucía Pérez generó indignación luego de que a los imputados en la causa, Matías Farías y Pablo Offidani, se los absolviera por el asesinato de la joven marplatense de 16 años, y se los condenara por venta de estupefacientes. El tercer acusado, Alejandro Maciel, resultó absuelto, demostrando que para la justicia patriarcal hay una sola culpable de su muerte: la propia adolescente.

Marta Montero y Matías Pérez, la madre y el hermano de Lucía, fueron quienes encabezaron la marcha. El crimen de la joven, allá por el año 2016, fue lo que impulsó la reacción del movimiento feminismo llevando a cabo el primer paro nacional de mujeres, convocado por el colectivo NI Una Menos como forma de protesta contra la violencia de género. Participaron miles de mujeres en todo el país, y hoy la historia se repite, pero ahora coloreada con el pañuelo verde que exige la legalización del aborto libre, seguro y gratuito.

Ludmila Coradino, de 19 años, sostiene que ya no hay precaución que valga para sentirse segura. “Yo no salgo a la calle sola. Ya no me puedo tomar un colectivo, el subte, nada. Si tengo plata uso hasta lo último para tomarme un Uber o lo que sea como para no andar caminando sola. Porque ya ni siquiera tiene que ver con salir de noche”.

El último informe del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, dirigido por la Asociación Civil La Casa del Encuentro, fue realizado durante el período que abarcó del 1 de enero al 31 de octubre de este año El resultado que arrojó fue de un femicidio cada 32 horas en nuestro país. “Yo marcho hoy para que mañana no marchen por mí”, deja leerse uno de los carteles entre la multitud.

Daniela Samudio, de 29 años, cuenta que sufrió violencia de género, al igual que muchas mujeres que forman parte de su entorno. “Me da miedo salir, me da miedo también salir con alguien que no conozco. Tengo un grupo de whatsapp en el que nos estamos avisando constantemente dónde estamos. Si yo me tomo un Uber, tengo la ubicación encendida todo el tiempo”.

Llegando al Obelisco, un grupo de manifestantes se acostó en el suelo. Tendidas, con los ojos cerrados y con la foto de Lucía en el pecho, para representar la muerte de cada mujer víctima de violencia de género. Es que 2018 se cobró 225 víctimas por femicidio. 250 chicos quedaron sin madre y el 67% de ellos son menores de edad.

Madre y hermano de Lucía Pérez

«Deberían tener cadena perpetua, no podemos permitir más esto, la terminaron de violar los jueces con la condena que dieron”, dijo Marta Montero.

Vestida de negro y con el pañuelo verde, María Fernanda De Vasconcelos cuenta que sufrió violencia patriarcal y machista con su ex pareja, es decir, violencia económica. “Me recriminaba la desigualdad de salarios que entraban al hogar, y eso ameritaba a ninguneos”. Además cuestionó el (in)accionar del Estado frente a los hechos de violencia: “No responde ni se está haciendo cargo frente a las causas que se les presenta. Está dando un presupuesto de once pesos con cincuenta por mujer. Nos están abandonando. Nosotras tejemos redes de contención de modo horizontal para responder”.

En medio del recorrido hubo una intervención artística que dejaba boquiabierta a quienes pasaban por allí. Un grupo de mujeres colgadas, desnudas, dentro de bolsas plásticas, representando el final trágico que algunas sufren, acompañado con frases como: “Nos están matando” y “Nuestras vidas no son descartables”.

Lourdes Bruno, de 22 años, asistió a la marcha “por Lucía y por todas las chicas que nunca vuelven”, ya que en su entorno hubo violencia de género y habló respecto a la hora de elegir su vestimenta para salir a la calle: “La mirada siempre está y los comentarios te hacen sentir incómoda, antes de pasar un momento de mierda decís “bueno, prefiero cuidarme”.

Carla Martilotta, de 24 años, expresa que ya no tiene miedo de salir a la calle porque se siente acompañada por sus compañeras. “No es que la calle esté más segura o que haya más conciencia en los hombres, ni que nosotras corramos menos peligro, pero la sororidad hizo que una pueda ir caminando más tranquila sabiendo que hay una compañera al lado”.

Alrededor de las 20, desde el acoplado de un camión frente a Plaza de Mayo, Marta Montero expresó el orgullo que siente por la gente que se acercó y los acompañó día a día: “No puedo creer que tanta gente haya tomado el compromiso y que haya pensado que esta hija podría ser de ellos. Gracias por estar ustedes y ser la voz de ella”.

La madre de Lucía también repudió a los jueces, a quienes llamó “sinvergüenzas”, y los acusó de haber sido comprados: “Pensaron que nos íbamos a callar, que les íbamos a tener miedo. Ellos recibieron plata de los narcos y del poder político. Hay autos de alta gama vigilando mi casa, esas mafias que piensan que van a poder con nosotros”.

Paro y movilización de mujeres para exigir justicia por el femicidio de Lucía Perez y por todas las mujeres muertas por el patriarcado. Personas acostadas boca arriba el suelo con una foto de Lucía en el pecho

“Decía que Lucía era una falopera, prostituta. Lo cual si así fuese no tiene derecho a morir como murió”, dijo Matias Pérez.

El grito de “Lucía Pérez/Presente/Ahora y siempre”, copó la plaza. Marta continuo: “Justicia por Lucía, y por tantas otras Lucías que no tienen voz, que no pueden estar, que la familia se derrumbó y no pueden seguir. Estos jueces no tienen idea qué es la violencia de género”. Y pidió que se investigue al municipio de Mar del Plata que carece de políticas públicas y sociales.

Entre mucha emoción fue contundente: “A mi hija la violaron y drogaron hasta matarla, y la seguían violando mientras dejaba de respirar. La peor muerte para un ser humano”. Concluyó: “Deberían tener cadena perpetua, no podemos permitir más esto, la terminaron de violar los jueces con la condena que dieron”.

Las miles de mujeres le abrieron el paso a Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea fundadora, para que subiera al escenario. Luego de un cálido abrazo, Marta le cedió el micrófono. “Vine para acompañar, porque sé de este dolor. Rechazo la violencia que día a día se desata. Basta de femicidios y de muertes de jóvenes, no puede ser que no puedan salir a la calle y ser libres. Repudiamos al juez que tapa el asesinato de Lucía”.

Gustavo Melmann, papá de Natalia, la joven de 16 años, violada y asesinada por al menos cinco hombres en Miramar, en 2001, agradeció a los presentes y manifestó: “Norita es el ejemplo de cuando declinamos, ella desde la mañana temprano hace más de 42 años se levanta y lucha. Las mujeres están tirando el patriarcado” y repudió el actuar de la justicia marplatense: “Se olvidaron en el fallo que había una joven muerta, ella no existió para los jueces”.

Matías Pérez hizo referencia a que el fallo hizo mención de la vida privada de su hermana: “Decía que Lucía era una falopera, prostituta. Lo cual si así fuese no tiene derecho a morir como murió”. Y terminó sus palabras pidiendo un mundo mejor para los que vengan detrás. La jornada terminó con aplausos y cánticos al pedido de ¡Justicia!

Quieren romper la cerámica

Quieren romper la cerámica

Reunión multitudinaria en la Escuela de Cerámica.Dos semanas antes de terminar el ciclo lectivo, el Ministerio de Educación porteño decidió trasladar la Escuela de Cerámica N°1, ubicada en la calle Bulnes 45 del barrio de Almagro, al Polo de las Artes del barrio Vélez Sarsfield, perteneciente a la comuna 10. La propuesta unilateral generó rechazo en la comunidad educativa y las familias llevaron adelante sentadas y abrazos a la institución.

La voluntad del gobierno de la Ciudad es trasladar, a partir del año que viene, el bachiller con orientación y especialización en cerámica y dejar la tecnicatura en el edificio actual.  “Esta mudanza implica un traslado de más de siete kilómetros de nuestros hijos, un desarraigo del barrio Almagro, complicaciones familiares múltiples, y fundamentalmente una pérdida de un espacio educativo cultural”, afirma Cecilia Paul, madre de una alumna de la escuela de cuarto año.

Más del 80% de la matrícula de la Escuela de Cerámica es de Almagro o aledaños. Para solucionar el traslado le dijeron al alumnado que les iban a ampliar los beneficios de la tarjeta SUBE, y que si es necesario van a ofrecer transporte en micros, pero hasta ahora la comunidad educativa asegura que sólo se trata de promesas.

Las consecuencias también recaen sobre el grupo de docentes, ya que al quedar la escuela dividida, no podrán cumplir con su carga horaria, porque algunos trabajan en el taller y a la vez en el bachiller. “Tenemos materias en las diferentes modalidades con una diferencia de horario de entre 10 y 15 minutos para salir de un curso y entrar a otro. Sería incompatible trasladarse en ese tiempo de un barrio a otro”, sostiene Vanina Espinoza, profesora de taller de la Escuela. “No sabemos bien qué conducción va a quedar en cada lugar -agrega-, ni qué va a pasar con los administrativos. También están los jefes de taller, y ayudantes de cátedra que, según el día, ayudan a una modalidad y otro día, a otra”.

Alumnas de la Escuela de Cerámica presentes en la reunión.

“Esta mudanza implica una pérdida de un espacio educativo cultural”, afirma Cecilia Paul.

En el Tribunal Superior de Justicia N° 3 las familias y docentes realizaron una denuncia por falta de espacio y las condiciones edilicias que atentan con la seguridad del alumnado y maestros. Se obtuvo una medida cautelar y, en 2015, un amparo donde la justicia intimaba al Gobierno a realizar todas las obras necesarias para darle respuesta a las necesidades pedagógicas y cumplir con todos los requerimientos, en cuanto a sistemas de seguridad.

La comunidad educativa había pedido la ampliación del edificio actual, ya que el año pasado la institución fue elegida para implementar el proyecto Escuela del Futuro y como consecuencia se agrandó la matrícula. También se da la falta de un comedor compatible con una carga horaria de ocho horas. En este sentido, presentaron un proyecto de ley en la Legislatura porteña -a través de la legisladora de Unidad Ciudadana Victoria Montenegro- para que se expropie el terreno lindero, que está abandonado hace un año y medio. Pese a ello, la decisión fue el traslado. “Los legisladores oficialistas no se presentaron, por lo tanto el proyecto no se votó. Pero sí se presentaron para la votación de la creación de la Unicaba. Nos da la pauta que la intención no es solucionar la problemática que tiene la escuela”, remarca Cecilia Paul.

Manos moldeando cerámica.

“Los legisladores oficialistas no se presentaron, por lo tanto el proyecto no se votó. (…) Nos da la pauta que la intención no es solucionar la problemática que tiene la escuela”, remarca Cecilia Paul.

La Escuela de Cerámica no solo se fraccionará si se concreta el traslado del Bachiller al Polo de Artes, sino que compartiría edificio con la Escuela de Enseñanza Artística Rogelio Yrurtia. Según Paul, el Yrutia ésta hace más de diez años peleando por un edificio propio: “También lo necesitan y si se da esta mudanza nos encontramos con que ellos tampoco van a tener el espacio necesario para realizar sus actividades”. Además, no hay hornos y tornos con toda la infraestructura para hacer cerámica, porque el Yrurtia es de artes visuales: “El espacio no está acondicionado para una escuela de cerámica, no fue pensado para ello. Los profes del Yrurtia nos pusieron al tanto de que el espacio que está cubre las necesidades que ellos tienen. La sala de profesores, y de exposición aparentemente no existirán más”, resume Espinoza.

Alejandra Marcela Marelli, directora de la Escuela de Cerámica, define lo que ocurre como otro capítulo del recorte a la educación: “Creo que estos funcionarios vinieron a terminar con la educación pública en todas sus formas, respondiendo así al modelo chileno que tanto admiran y quieren imitar. Reflexiona acerca de lo que va a traer en el futuro este traslado y unificación: “La fusión de las dos escuelas, es una manera de no dejar crecer a ninguna de las dos. El lugar está pensado para una sola escuela”.

El pasado 29 de noviembre, la directora de Educación Artística Helena Alderoqui, la directora general de Educación Superior Marcela Pelanda y la subsecretaria de Planeamiento e Innovación Educativa Mariela Gallo, irrumpieron en la escuela para mantener una conversación a puerta cerrada con el estudiantado, sin sus docentes y sin la presencia de sus familias, con el pretexto de mostrarles el proyecto de traslado. Esto generó disconformidad en los padres que invitaron a las funcionarias a participar de una asamblea, pero fue vano: se negaron a dialogar.

Mujer con pañuelo verde en el cuello hablando por micrófo en la reunión.

Alejandra Marcela Marelli, directora de la Escuela de Cerámica, define lo que ocurre como otro capítulo del recorte a la educación.

El Edificio de la Escuela de Cerámica tiene historia e identidad. Fue fundado por el ceramista y escultor español Fernando Arranz. El inmueble fue su taller y luego se transformó en establecimiento educativo. En la última asamblea llevada a cabo el lunes último, estuvieron el hijo y la sobrina del fundador, quienes se unieron al reclamo: “Hemos vivido en esta casa, jugábamos cuando niños y posteriormente trabajamos como docentes. Nos unimos por el respeto y la preservación de la cultura, y asumimos el compromiso de sostenerlo con fuerza”, fueron las palabras de una carta que le dejaron a la escuela.

La comunidad estudiantil y docente ya puso en marcha clases abiertas, firma de petitorios, festivales y cortes de calle en Bulnes y Rivadavia para visibilizar la problemática. “Lleva al desarraigo de un barrio  en que estamos hace 70 años, la pérdida de identidad, problemas con los horarios de los docentes, ya que no le darían los tiempos para trasladarse, problemas de horarios de los chicos, ya que toda la población inscripta es de Almagro”, enumera Marelli y concluye: “el clima que se vive dentro de nuestra escuela es de tristeza, bronca pero también de lucha”.

Taller de la Escuela de Cerámica.

El Edificio de la Escuela de Cerámica tiene historia e identidad.

El nuevo periodismo

El nuevo periodismo

El diario Tiempo argentino impulsó el primer Encuentro Nacional de Diarios Recuperados (ENDR), durante dos días junto a otros diez medios, bajo la consigna “Recuperar la palabra: Cuando los periodistas se hacen cargo de los medios”. El evento tuvo lugar en la sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación y contó con la presencia de Darío Sztajnszrajber, Damián Osta Mattos -integrante de La Diaria-, Julia Mengolini de Futurock y Julia Izumi en representación de los organizadores.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Izumi (Tiempo Argentino)

El objetivo del debate fue fortalecer al sector que está compuesto por medios que sufrieron vaciamiento, precarización, retiros voluntarios y despidos sin indemnización  a causa de las crisis en sus diferentes contextos y que, como contracara, resurgieron a partir del trabajo colectivo. Estos medios promueven la pluralidad de voces y la democracia. Participaron del encuentro profesionales de once diarios recuperados de todo el país: La Nueva Mañana, Comercio y Justicia, El Diario del Centro (Córdoba), El Ciudadano (Rosario), El Correo de Firmat (Santa Fe), La Portada (Chubut), El Independiente (La Rioja), El Diario de la Región (Chaco), Pulso (La Plata), Cítrica y Tiempo Argentino (Buenos Aires).  

Cerca de las 19.15 Javier Borelli, primer presidente de la Cooperativa Tiempo Argentino, tomó la palabra y explicó el por qué el título de la charla: “Los periodistas tomamos este concepto de recuperar la palabra. Surgimos en momentos de crisis. Hoy el periodismo está amenazado, sobre todo el periodismo libre que es el que nos gusta, que no está perseguido por intereses políticos y económicos”. Luego, presentó un vídeo realizado por los diferentes medios que expuso sus ideas principales. En él se resaltó que los medios se juntaron “para hacerle frente a la concentración mediática que le conviene a los poderosos” y además hizo hincapié en que “una democracia necesita información confiable y comprometida. Producida sin condicionamientos”.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Presentador Darío Sztajnszrajber

Una vez finalizado la proyección tomó la palabra a Darío Sztajnszrajber. El filósofo arrancó relacionando los lineamientos del cooperativismo y autogestión de su trabajo en concordancia con la crisis del periodismo. Para esto propuso tres puntos: la recuperación de la palabra, el periodismo como género literario y, por último, la grieta entre el periodismo objetivo y el subjetivo. “Toda época de crisis permite la reinvención de uno mismo, en este caso desde la materialidad de tener que autosostenerse a sí mismo, por fuera de todo el condicionamiento mediático que existe hoy en el capitalismo de la comunicación, ayuda también a practicar un ejercicio de mayor libertad”.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositor Damián Osta Mattos (La Diaria – Uruguay)

A continuación, Damián Osta Mattos integrante de La Diaria de Uruguay contó que en los trece años de vida del diario estuvieron cerca de fundirse alrededor de siete veces, pero que gracias a sus suscriptores, pudieron salir a flote. El administrador del medio uruguayo reivindicó el cooperativismo como la forma de salvación del periodismo crítico y social. “Hay que ofrecerle a la comunidad otra forma de ver el mundo”. Tienen suscriptores que asesoran a la redacción en temas particulares, “ayudan a aprender y a construir una agenda diferente a la setting, sin desatenderla”. Reafirma que lo que les da valor es ser un medio independiente sustentado por una comunidad de suscriptores, que intenta reinventar el periodismo.

Por otro lado, Julia Mengolini de Futurock definió el medio al que pertenece, como contrahegemónico: “Venimos a disputar el sentido común, no a quedarnos cómodos en un rincón dentro del sistema. Proponemos una nueva visión del mundo, dando herramientas para un pensamiento crítico, que se cuestione las normas”. La periodista hizo hincapié en que en Futurock los oyentes intervienen y están comprometidos con la vida política, social y cultural. “Lo más importante de los medios recuperados es que están hechos por comunicadores, no hay empresarios detrás”.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Mengolini (Futurock)

Para cerrar las exposiciones, Julia Izumi de Tiempo Argentino afirmó que se encuentran en un  doble desafío: enfrentar a los grandes medios y deconstruirse a uno mismo. “Nos sentimos dueños de nuestras palabras, gestionamos el medio que nos representa y nos identifica. Trabajamos cotidianamente en reforzar nuestra credibilidad”.

Cerca de las 21, se abrió el micrófono y apareció la pregunta acerca de cómo hacer para dirigirse a un público distinto. Izumi contestó que no pueden dar una postura que no sea crítica al neoliberalismo “¿Qué deberíamos contar para que esa cantidad de público se acerque a Tiempo Argentino?”, repreguntó. Por su parte, Julia Mengolini afirmó que hay que buscar métodos para llamar la atención, es decir que hay que producir contenido que no sea aburrido. Finalmente, Osta Mattos concluyó en que su objetivo es hacer un medio que lea todo el sistema político.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Izumi (Tiempo Argentino)

El encuentro dejó en claro que la autogestión amplía la democracia y la autonomía mediática y permite que se conserven puestos de trabajo, además del ejercicio de un periodismo responsable en un contexto donde la profesión está en crisis.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Izumi (Tiempo Argentino)

UniCABA: La universidad de Vamos Solos

UniCABA: La universidad de Vamos Solos

Concentración de la comunidad educativa frente a la Legislatura contra la Unicaba.

La Legislatura porteña fue escenario, una vez más, de una triste noticia. Este jueves 22 de noviembre se aprobó la UniCABA y la reforma del sistema de formación docente porteño propuesta por Vamos Juntos, la alianza integrada por las fuerzas de Horacio Rodríguez Larreta (PRO) y Elisa Carrió (Coalición Cívica). Durante la jornada, dentro de la Legislatura, solo pudo verse a diputados atrincherados. Afuera, una multitud de alumnos, docentes, no docentes y autoridades de los profesorados en vigilia, desde el martes, acompañados desde cerca por centenares de policías que ostentaban cachiporras y escopetas, ansiosos por responder ante el mínimo gesto.

En un ambiente tenso, los diputados tuvieron que entrar a escondidas y custodiados a las 5 de la mañana del jueves para evitar que sean interceptados y la sesión (o lo que fue lo mismo, la aprobación) no se viera obstaculizada.

A las 11 puntual comenzó la lluvia y con ella, la sesión. Afuera, la muchedumbre clamaba que la educación “se defiende y no se vende”. Los manifestantes, una vez más, ponían el cuerpo como límite al ajuste.

Quince para las doce, gases lacrimógenos en el éter, chorros de gas pimienta diluviando y cachiporras golpeando a todos: profesores y alumnos que fueron a reclamar y cantar pacíficamente contra el ajuste, les llegó todo el rigor de la bronca policial en la puerta de Legislatura, e incluso trabajadores de prensa que estaban realizando su trabajo. Los camiones hidrantes se abrieron paso, al tiempo que apuntaban desafiantes al gentío.

Pero ni siquiera los gases pudieron callar el clamor popular. Hubo cantos para Maximiliano Ferraro, legislador porteño por el PRO; la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Y para la policía también: “Qué feo ser policía, qué feo ser un botón; orgullo de ser un docente luchando por la educación”.

Gases lacrimógenos, gas pimienta y cachiporras contra la comunidad educativa que reclamaba pacíficamente contra el ajuste.

Durante poco más de cuatro horas, y bajo total discreción, disertaron diecinueve diputados de distintos partidos políticos (en su mayoría opositores al gobierno y a su proyecto). Afuera, los tambores y redoblantes al ritmo de la tenacidad de los presentes, que eran cada vez más. Iban por la utopía de frenar el proyecto.

A las 16 culminó la sesión y, con ella, esa utopía que llevaba casi un año. Treinta y cuatro votos a favor (todos del oficialismo), veintiséis en contra.  Por mayoría simple se aprobó la creación de la UniCABA, que tiene legalidad pero dudosa legitimidad. Pero la pregunta que quedó flotando en el aire fue: ¿Vamos Juntos o vamos solos?

¿Qué se votó?

La historia del proyecto aprobado tiene su inicio en el viernes 1 de diciembre de 2017. Ese día ingresó a Legislatura una propuesta para “mejorar” – según el oficialismo- la educación porteña. El proyecto proponía crear una universidad para la formación docente (UniCABA), lo cual implicaba el cierre de los 29 centros existentes (profesorados, institutos de formación docente, entre otras instituciones). Estos últimos se enteraban de su sentencia de muerte no por una resolución o por alguna carta desde el gobierno, sino mediante los medios de comunicación.

El proyecto proponía crear una universidad para la formación docente (UniCABA), lo cual implicaba el cierre de 29 centros existentes.

Desde entonces, decenas de docentes porteños  se dirigieron, incansables, cada martes y cada jueves hacia el recinto legislativo (e incluso han llegado a acampar) para pedir un canal de diálogo tanto con Soledad Acuña, ministra de Educación, como con Maximiliano Ferraro, presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura. A pesar de ello, la postura del oficialismo (propulsor de UniCABA) permaneció inflexible hasta septiembre de 2018.

“El primer proyecto fue hecho, bajado tal cual, por el Poder Ejecutivo. Nosotros, incluso perteneciendo al mismo espacio político, entendimos que no se podía concebir de esa manera. ¿Qué propusimos desde la Comisión de Educación? Rever el cierre de los profesorados aunque se cree UniCABA. Esta última estuvo siempre en segundo plano, porque el objetivo es mejorar la educación”, confiesan Diego Falcón y Soledad Palacios, asesores en la Comisión de Educación y redactores del segundo proyecto de ley (el cual se aprobó), en diálogo con ANCCOM.

“Por un lado, el plazo estipulado para el egreso de un profesor en los actuales terciarios es de cuatro años, mientras que en la práctica vemos plazos de entre ocho y diez años. Por otro, dentro de la problemática de los profesorados, hay otros tres asuntos: primero, profesorados con más profesores que alumnos; luego, cinco centros que concentran la mitad de la matrícula (o sea, hay veinticuatro en los que algo malo está pasando); tercero, superpoblación en las disciplinas sociales (historia, geografía, educación en todos los niveles) y casi no quedan profesores en las ciencias duras (matemática, física o química), cuando son el futuro. Más del 70% del PBI de la ciudad viene del rubro servicios y no formamos profesionales para eso”, describen los asesores e introducen el tema de la evaluación. “Por último, proponemos evaluar a los docentes y se rehúsan. Si vos hacés bien tu trabajo, ¿por qué te molestaría? Nos llaman conservadores, pero son ellos los conservadores”, culminan Falcón y Palacios.

El segundo proyecto de ley, presentado en septiembre de este año, tuvo, a grandes rasgos, dos cambios, (aunque poco significativos): plantea la coexistencia entre los profesorados y la nueva universidad y ya no se llamaría UniCABA, abocada a la formación docente, sino Universidad de la CABA, (con una mayor oferta disciplinar, aunque los docentes desconocen aún de qué se trata). Uno de los puntos más criticados del proyecto fue la no especificación de la procedencia de los fondos destinados a la creación de una nueva institución. En tal sentido, “se pedirá una extensión en el presupuesto destinado a educación”, comentan desde la Comisión de Educación.

¿Un aumento en medio de un contexto de ajuste? ¿Un aumento en el presupuesto para educación cuando se niegan viandas y becas, y los institutos y colegios no tienen vacantes disponibles?

Uno de los puntos más criticados del proyecto fue la no especificación de la procedencia de los fondos destinados a la creación de ésta nueva institución.

Lo cierto es que lo más preocupante, (para los profesorados) es la voluntad de examinar a los docentes. Se propone que el Poder Ejecutivo cree una comisión evaluadora que dependa del Ministerio de Educación, pero es el mismo Poder Ejecutivo quien propone UniCABA (es decir, la competencia). También es el Ejecutivo el encargado de poner, a dedo, el rectorado de UniCABA. Es decir, desaparece el principio de autonomía universitaria, tan cara a la historia de los altos estudios en la Argentina.

Con respecto al terreno de la evaluación, hace dos años  los 29 profesorados acordaron una reforma (sobre planes de estudios, contenidos curriculares y métodos de enseñanza) para mejorar la situación de la formación docente y, por ende, de la educación en general. ¿Por qué el gobierno porteño cambió drásticamente de opinión? ¿O es que se quiere intervenir sobre uno de los sectores que más se opuso al ajuste?

Juan Pablo Sabino, profesor en el Joaquín V. González, (el mayor profesorado del país en orientaciones disponibles y matrícula total), dice al respecto: “Es cierto que hay problemas en el área de Matemática, por ejemplo. Hubo un cambio en la enseñanza de matemáticas (y de ciencias exactas) a nivel global y aquí todavía se está discutiendo la cuestión. Pero es un problema que ya fue planteado en 2008 y recién se avispa hoy Larreta, diez años después, cuando tienen todo el poder”. Luego devela: “Quieren menos discusión de la sociedad (áreas Humanísticas y Sociales) y más repetición -muchas veces sin compresión- de contenidos duros (Ciencias Exactas). Se busca competencia y eficiencia, dos aspectos buenos para el mercado”. También describe la preocupación en cuanto a la coexistencia de estos sistemas: “Antes querían crear UniCABA con todos adentro, pero ahora hay coexistencia, pero con evaluación que realizan ellos”.

Hace dos años los 29 profesorados acordaron una reforma para mejorar la formación docente, pero el gobierno porteño cambió drásticamente de opinión.

Este proyecto se encuadra en un proceso de gentrificación para redirigir el capital económico y simbólico hacia los más pudientes (es decir, marcar aún más la desigualdad). Pero la educación es vital, porque allí regulan la circulación de los saberes. Por eso buscan reformar la formación docente, el paso más importante para cambiar la educación”. Por último describe el rol que el oficialismo planea para los educadores: “Buscan un modelo de educación eficiente, a bajo costo y poca inversión. Buscan, con la excusa de los postítulos y convenios (que los terciarios no pueden ofrecer), vender una cartera de contenidos hacia todo el país, un nuevo modelo de educación virtual y de inserción temprana al mercado laboral”.

Los oídos del oficialismo porteño permanecieron sordos en todo momento. Tal fue la impunidad y la omisión ante el reclamo, que la última comisión de debate e intercambio discursivo entre rectores, profesores y alumnos de los profesorados y los dirigentes de Vamos Juntos (llevada a cabo el 16 de noviembre) comenzó y culminó convulsionada. Legislatura vallada, policías armados en las afueras, agentes de seguridad prepotentes dentro del recinto y el presidente de la Comisión teniendo que firmar el despacho de ley en otro lugar debido al efusivo reclamo dentro de las instalaciones. Fue solo un adelanto del escenario planteado para el día de la votación.