Por Daniela Azul Martínez
Fotografía: Gentileza Prensa

Pese a la crisis y a la asfixia presupuestaria, la Provincia de Buenos Aires sigue apostando al deporte y a la cultura. Este año se espera que participen de la tradicional competencia unas 400 mil personas, desde niños hasta adultos mayores.

Desde hace tres décadas, los Juegos Bonaerenses convocan a miles de niños, niñas, adolescentes y adultos mayores. Nacidos en 1992 como una versión provincial de los Juegos Nacionales Evita, este año van por su edición número 33 y se prevé que superen los 350 mil participantes del año pasado. “No sólo es la política pública deportiva y cultural más grande de la Provincia de Buenos Aires y del país, sino que también es profundamente integral”, explica Leandro Lurati, subsecretario de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, en diálogo con ANCCOM.

Los Juegos Bonaerenses incluyen 114 disciplinas para las categorías juveniles, adultos mayores, personas con discapacidad y personas trasplantadas. Además de los deportes colectivos, están los individuales como el atletismo, tenis y judo. También deportes adaptados como goalball, básquet en silla de ruedas y tenis de mesa. Entre las disciplinas artísticas, se cuentan poesía, danza, cocineros bonaerenses, canto, y freestyle. Los adultos mayores se pueden anotar en newcom (similar al vóley), pentatlón y lotería, entre otras disciplinas. Como novedad, este año se incorpora la modalidad intergeneracional, en la que todas las categorías podrán participar de forma mixta en truco y tejo.

Frente a la crisis económica y el ajuste al presupuesto de las provincias, Lurati afirma que la decisión del gobernador Axel Kicillof, junto al ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia, Andrés Larroque, fue clara: mantener en pie los Juegos Bonaerenses. “Ante este complejo escenario, en el que no paramos de recibir malas noticias desde Nación, ajustes, despidos y recortes, nos enfrentamos al desafío de ser más eficientes que nunca en la administración de los recursos y debemos apelar a la creatividad a la hora del diseño de programas. No vamos a dejar a los bonaerenses sin la política pública deportiva y cultural más grande”, sostiene el funcionario.

La inscripción al torneo comenzó en abril y finaliza el 4 de mayo. Los Juegos constarán de tres etapas: municipal, regional y provincial. La primera comienza el 5 de mayo y concluirá el 30 de junio, la fase regional será entre el 1 de julio y el 31 de agosto, y la final en Mar del Plata está prevista del 15 al 20 de septiembre. “Nuestro deseo es que la mayor cantidad de bonaerenses tengan la posibilidad de sumarse a los Juegos y encontrarse tanto con sus vecinos como con personas de toda la provincia en las instancias regionales y, obviamente, en la gran final en Mar del Plata”, expresa Lurati.

Un campeón transplantado

Hernan Sachero es nadador profesional oriundo de Burzaco y en la trigésima edición de los Juegos Bonaerenses –cuando se incluyó por primera vez la categoría de personas trasplantadas– salió campeón en 50 metros estilo libre: “Fue una gran noticia la inclusión de las personas trasplantadas, es una experiencia que tienen que vivir todas las personas trasplantadas, eventos como estos nos unen. Compartir con otras delegaciones y personas que no son trasplantadas es un buen ámbito para informar y divulgar la importancia de la donación de órganos”, remarca.

“Nosotros hacemos actividad física luego del trasplante, tomamos mucha medicación que nos permite seguir con vida, pero tiene efectos adversos como la artritis, la artrosis y control arterial que los ‘apaleamos’ con la actividad física. Eventos como los Juegos Bonaerenses son políticas muy importantes y que tienen que ampliarse para toda la comunidad. El deporte para trasplantados me llevó a lugares nunca imaginados, me permitió participar en cuatro mundiales representando a la Argentina en el exterior y eso es algo que me pone orgulloso”, agrega.

Según Lurati, el ajuste que aplica el gobierno de Milei “no sólo afecta al deporte en la provincia, sino que afecta de lleno en la vida de todas y todos los bonaerenses”. “Tanto en deporte, educación, cultura y salud, la situación es crítica”, refiere. Para Sachero, “el Estado es fundamental en las cuestiones de salud. Si no nos da la medicación sumamente cara que tenemos que tomar para que nuestro injerto no sea rechazado y no nos brinda la atención que necesitamos postrasplante, hoy no podría vivir. Sin Estado presente, el trasplante sería solamente para los que tuvieran la posibilidad económica de acceder a uno”.

Guillermina es de Pergamino, está por terminar el secundario y hace cinco años que compite en los Juegos Bonaerenses. “Participo desde el 2019. Este año, como el anterior, me inscribí en fútbol 5 femenino”, cuenta. Al igual que sus compañeros de curso, conoció la competencia por sus profesores de Educación Física: “Le dan mucha importancia a los Juegos Bonaerenses y todos los años incentivan a los estudiantes de todos los años a participar –destaca–. Siento que me aporta nuevas experiencias para crecer y evolucionar cada vez más en el deporte. Es una oportunidad para llegar a competir en alto rendimiento y a nivel nacional. Es muy importante que desde el Estado se incentive la participación y recreación en el deporte y la cultura”.

Desde la cartera de Deportes de la provincia, subrayan que el Gobierno nacional brilla por su ausencia en la planificación de políticas para el sector y que aún no hay novedades sobre la realización de los Juegos Evita. “Lo único que nos hemos enterado es el deseo de instalar el sistema de Sociedades Anónimas Deportivas en nuestro país, que ha fracasado en todo el mundo”, asegura Lurati. Mientras tanto, la provincia sostiene la antorcha de los Juegos Bonaerenses frente a la gestión libertaria. “Desde la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires sabemos que contamos con el apoyo del gobernador para seguir fomentando el deporte en nuestro territorio. Nosotros entendemos que la vida de los ciudadanos es mucho más que solventar las necesidades básicas. El deporte y la cultura son fundamentales para construir una vida comunitaria de calidad”, concluye Lurati.