La marea verde de ayer a hoy

La marea verde de ayer a hoy

La fotógrafa Mónica Hasenberg convocó a mujeres de diferentes artes para presentar una muestra que acompañe imágenes que tomó durante la concentración por el 8M de 1984 frente al Congreso.

El 8 de marzo de 1984 grupos de mujeres se reunieron frente al Congreso en el Día Internacional de la Mujer, el primero luego de la última dictadura cívico-militar. La fotógrafa Mónica Hasenberg subía entonces las escalinatas en la plaza para buscar las mejores tomas. Hoy, sus registros se resignifican junto con las obras que forman parte de la muestra “Mujeres Artistas”, exhibida en La Casona Cultural Humahuaca.

“Convoqué artistas mayores de 60 años para recrear esa marcha. Cada una podía hacerlo como quisiera, ponerse a sí misma dentro con la ropa que usaba, o pintar familiares desaparecidos -cuenta Hasenberg en conversación con ANCCOM-. Queremos reivindicar a las que lucharon por nuestros derechos y estimular la militancia, la participación que nos hermana con otros en las conquistas colectivas”.

Las luchas populares son el centro del trabajo de Hasenberg desde que se vio conmovida por la historia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y empezó, durante la dictadura, a formar parte de las rondas de los jueves. Hija de un fotógrafo y una madre concertista que había dejado la profesión al casarse, aprendió el oficio de niña. Así, el feminismo la atravesó, no por formación orgánica, sino como rebeldía a las injusticias patriarcales de su propia familia.

Sus fotos cuelgan de grandes banners en las paredes de la Casona. Algunas de las activistas retratadas volvían al país tras años de exilio y sostenían carteles con consignas marcadas por el contexto: «Machismo es fascismo», «Violación es tortura». También, se distinguían reclamos del momento como la «igualdad de los hijos ante la ley» y la patria potestad compartida, sancionados en 1985, así como el reclamo por la despenalización del aborto. Otras pancartas dan cuenta de reclamos que continúan sin respuesta: «Igual salario por igual trabajo».

Una de las fotos muestra a Susana “la Tana” Rinaldi, actriz y cantante, rodeada de mujeres que cargan sobre sus cabezas los carteles. “Fue la que más me atrapó, es imponente, se nota la fuerza que tenía esa marcha, como de avance”, cuenta la artista plástica y docente Adriana Tavares sobre la imagen que inspiró su obra “Manifestación”. Se trata de una pintura hecha con acrílicos donde destacan los colores y la expresión en las caras pintadas: todas con la boca abierta. 

En mis cuadros de marchas, la gente siempre está gritando”, agrega Tavares. Las pinta desde que transformó su perspectiva, antes prefería los paisajes y retratos. Cuando al mismo tiempo que criaba a sus hijos, logró estudiar, conoció el cuadro La libertad guiando al pueblo sobre la Revolución Francesa. “Me empecé a cuestionar las cosas, tenía la misma edad que los chicos que desaparecieron La Noche de los Lápices, mi padre era comunista, sentía que se los debía”, cuenta.

Otras pinturas expuestas son de Paula Pasini y Marcela Seoane, mientras que las artistas Ana Rosa Givanetti, Mónica Vidal y Silvia Carrasco optaron por técnicas mixtas. El collage está presente en muchas de ellas y es la técnica principal en los cuadros de Patricia Pellegrini y Verónica del Giudice. Por su parte, Vicky Biagiola realizó Mujeres de fuego a partir de acrílicos cortados con láser.

Con la coordinación de Ariel Muñoz y entrada gratuita, la muestra puede visitarse de martes a sábados por la tarde en Humahuaca 3508, en el barrio de Abasto.

“El placer es revolucionario” se lee en el cartel que aferra una mujer fotografiada por Hasenberg hace 40 años. ”Queriamos rescatar esa frase para pensar el cuerpo desde el disfrute de la sexualidad, pero también de la feminidad”, sostiene la escultora y arteterapista Estela Garber, sobre la idea detrás de su obra Chaleco antibalas Feminista. Se trata de una pieza de arte textil que realizó junto con la joyera Diana Torcoletti. Acerca del nombre, comentan que “ser feministas en este momento requiere portar metafóricamente un chaleco protector ante múltiples agresiones, como ironía del que usan políticos como Milei en los actos públicos”.

Su significado se refuerza a la luz de las amenazas del gobierno, algunas concretadas, de retroceder en materia de derechos. A la eliminación de programas y ministerios destinados a reducir la desigualdad, se le suma el proyecto de Ley Bases. La inclusión de la eliminación de la moratoria jubilatoria afectaría a mujeres que trabajaron toda su vida como amas de casa, o en trabajos precarios sin aportes. Por su parte, los cambios en licencia por maternidad permitirían a los empleadores hacer trabajar a una embarazada hasta diez días antes del parto.

El chaleco negro cuelga del techo en La Casona y sintetiza en las intervenciones  los avances de las luchas, como el acceso a los anticonceptivos y profilácticos, o la posibilidad de acceder a la educación y el mercado laboral. Al mismo tiempo, estas se articulan con experiencias personales:  “Diana tiene la costumbre de salir cerca del Parque Rivadavia los domingos a buscar muñequitos vintage que hacen a sus recuerdos, yo busqué distintos retazos en la casa de mi mamá y los agregamos también”, cuenta Garber.

En una esquina, destaca por su tridimensionalidad la obra de María Dogliotti. Sobre una base forrada con las fotos de Hasenberg, se erige un vestido rojo junto con unas hojas violetas y verdes, colores que distinguen al movimiento en los últimos años, especialmente a partir de su expansión con la lucha por la despenalización y legalización del aborto. Su título remarca uno de los sentidos más importantes de la muestra: La lucha sigue.

«Los discursos de odio del Estado se llevan nuestras vidas»

«Los discursos de odio del Estado se llevan nuestras vidas»

Vecinos, organizaciones sociales y partidos de izquierda reclamaron justicia por el triple lesbicidio ocurrido en Barracas.

La Avenida Montes de Oca se desplegaba luminosa con las marquesinas encendidas de las  filiales de multinacionales este lunes a las 18 horas. En la plaza Colombia, un grupo de mujeres hacía gimnasia aeróbica con música romántica, imperturbables por lo que sucedía unos metros más allá. Pero en el corazón de la plaza nacía un grito desgarrado: “Ahora, ahora/ resulta indispensable/ justicia para todes/ el Estado es responsable”.

«No es libertad, es odio. Fue triple lesbicidio», así convocaba la Asamblea de Barracas a la acción. Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa, Sofía Castro Riglos y Andrea Amarente eran cuatro personas que conformaban dos parejas de lesbianas. Dormían juntas en un hotel transitorio de Barracas, haciéndole frente a las crueldades del invierno neoliberal, cuando su vecino, Justo Fernando Barrientos, les arrojó una bomba molotov y condenó a la muerte a tres de ellas cerca de la medianoche del domingo 5 de mayo.

Este lunes, el Monumento al Izamiento de la Bandera levantaba otros estandartes, colgados por Lesbianes Autoconvocades, organizaciones de izquierda y la Asamblea vecinal de Barracas. Esta última organización, que había discutido la Ley de Bases y el Protocolo Antipiquetes, declaraba con un megafón: “Estamos acá también para romper el cerco de los medios que también son cómplices de la llegada al gobierno de Milei”. El área de feminismo del Movimiento Al Socialismo (MAS) recalcó: “Hay que seguir construyendo lazos colectivos frente al odio”.

Las doscientas personas que rodeaban el monumento tenían los ojos vidriosos. Desde el fondo, alguien gritaba los nombres de las compañeras y los gritos de “presente” recorrían al grupo. La que sostenía el altavoz lo retomaba: “Ahora y siempre. Nunca más”. Jesi de Lesbianes Autoconvocades tomó la palabra: “Les prendieron fuego por lesbianas pobres haciendo comunidad; por no ser funcionales al cis-tema -dijo subrayando la primer parte de la palabra para enmarcar la denuncia en el atropello cotidiano a todo lo que desafía la norma identitaria-. Las  prendieron fuego con una bomba mientras dormían. Fue un crimen agravado por condiciones precarias de vida, la ausencia de políticas públicas de vivienda y discursos de odio del Estado. Esos discursos no son gratuitos: se llevan nuestras vidas”.

El aire se espesó. Cuando alguien llegaba, se hacía un abrazo de grupo, sin palabras. Un grupo de travestis saludó con alegría a Victoria Freire, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires y militante del Frente Patria Grande. La funcionaria amplió la responsabilidad estatal: “Hay un gobierno nacional que desconoce que exista la violencia de género y promueve los discursos de odio a todo nivel. Es una trama que se expresa también en hechos de violencia como este que, efectivamente, no han salido a condenar. Marca una habilitación. La responsabilidad por parte del Gobierno también es estar poniendo en cuestión a la ESI y los derechos adquiridos y además fomentando la violencia como una forma de relacionarnos”.

En el improvisado escenario, una guitarrista tocó “una canción para la Pepa Gaitán” mientras la Asamblea barrial descolgaba las consignas del monumento. Las personas reunidas empiezan a dirigirse hacia una de las puertas de la plaza. “Vamos a cortar la calle y vamos a ir al hotel donde las prendieron fuego hace una semana. Por seguridad, compas, vayamos rápido”, lanzó nerviosa una morena con megáfono.

“¿Escuchaste a Adorni?”, preguntó alzando la ceja una lesbiana y pasándole un mate a su compañera. “Ay… qué pedazo de… – el sentido común rellenó el vacío-. Me genera violencia”, respondió ágil. Cuando al vocero presidencial se le preguntó por el caso en una conferencia de prensa no dijo la palabra “lesbianas” y lo catalogó como cualquier otro crimen violento.

Saliendo a la calle, un grupo de guardapolvos blancos y pecheras del gremio docente Ademys rodeaba el carro del bebé de una de ellas. Entre ellos, estaba Ailen Beraldo, la secretaria de Acción Social del sindicato: “Es muy importante visibilizar y repudiar lo que pasó porque no puede volver a ocurrir. Tenemos que dar gracias de que una de ellas pudo sobrevivir -haciendo referencia a Sofía, quien tiene el 75% del cuerpo quemado y todavía está hospitalizada-, pero realmente es horrible. Deberíamos ser más, repudiando esto. Lo vemos también en los casos de violencia de género, lo vemos con las mamás de nuestros alumnos que van a la escuela y te cuentan. El derecho a la educación sexual integral tiene más importancia que nunca porque se pone en cuestión algo tan importante como respetar a quienes piensan diferente o tienen otra orientación sexual, que es algo que vemos a diario con nuestros estudiantes”.

“En la plaza no parecíamos tanta gente. Ahora que marchamos somos un par de cuadras”, le susurró esperanzada a su pareja una treintañera. Casi trescientas personas llenaban una mano de la avenida por una cuadra y media. Bajo las banderas de ATE, Agustina Panissa caminaba con paso lento pero constante. “Estos asesinatos son una prueba más de la crueldad de este Estado con los discursos de odio de esta gestión que se plasman lamentablemente en el cuerpo. En este caso, en el de tres compañeras”, apuntó. “¡Esto/ no es/ libertad! ¡Esto/ es/ odio!”, gruñían al ritmo de sus pasos. Una de ellas, de canas y pelo corto, marcaba cada palabra con la mandíbula.

Cuando la cuadra y media de manifestantes llegó a Olavarría 1621, se amuchó. El olor a un sahumo originario copó la calle: palo santo para purificar, romero para cortar las malas intenciones y la violencia, azúcar para el porvenir de Sofía. Sin fondos y sin familia, tiene que poder conseguir un lugar donde sanar cuando salga del hospital. “Esto no se cubre en los medios porque es un barrio popular… sabés cómo estaría si hubiese pasado en un departamento de Palermo -critica Feli de la Asamblea feminista de la Villa 31-.  A muchas personas de la comunidad les pasa que se quedan sin familia por defender su identidad”.

Cuando la cuadra y media de manifestantes llegó a Olavarría 1621, se amuchó. El olor a un sahumo originario copó la calle: palo santo para purificar, romero para cortar las malas intenciones y la violencia, azúcar para el porvenir de Sofía. Sin fondos y sin familia, tiene que poder conseguir un lugar donde sanar cuando salga del hospital. “Esto no se cubre en los medios porque es un barrio popular… sabés cómo estaría si hubiese pasado en un departamento de Palermo -critica Feli de la Asamblea feminista de la Villa 31-.  A muchas personas de la comunidad les pasa que se quedan sin familia por defender su identidad”. Atrás, una mujer de treinta y seis años agitaba una bandera del orgullo. Esos mismos colores protegían su cuello en una bufanda de crochet que le había tejido su mamá.

“Cuando mi hija nos dijo que era lesbiana, su papá le dijo que ‘no quería marimachos en su casa’. Casi lo mato. Me ocupé de que pueda confiar en mí y ser su espacio seguro”, contaba Feli con ojos lagrimeantes y llenos de lucha. “Señor, señora/ no sea indiferente/ se mata a las lesbianas/ en la cara de la gente”, espetaba la muchedumbre frente al edificio viejo, de estilo clásico y lleno de humedad. “Están matando a las lesbianas -afirmó una de las organizadoras de la Asamblea y desde el público una travesti agregó ‘¡y a las trans!’. La oradora continuó: “Vamos a cantar con todo lo que eso significa. Esto no va a pasar nunca más”. 

Distintas corrientes de personas se acercaban con velas y encendedores a continuar el apañe en la puerta del hotel transitorio. Una persona no binaria trataba de conceptualizar para controlar el dolor: “Nos quieren deshumanizar para después matarnos sin culpa. Somos su chivo expiatorio”.

En la esquina, una lesbiana y una bisexual, amigas de toda la vida, lloraban desconsoladamente y se abrazaban. Al costado, un grupo de mujeres de cincuenta años debatía: “Mirá cómo estaban, hacinadas. Cuatro en una habitación. Hoy estuvo mejor la acción, que se cortó la calle porque visibiliza”. Con la mirada perdida, una de ellas concluía: “Es una caza de brujas”. Lo que queda es la resistencia, la resistencia amorosa y compañera. Y una lucha eternamente retomada, nunca olvidada. Tras una ronda de mate para combatir el frío que hiela, un grupo de amigas comienza el canto: “¿Dónde está Tehuel?/ Desaparecido/ El Estado es responsable/ Que aparezca vivo”.

“La cisnorma mata. Negarlo es complicado” rezaba una de las banderas que se colgaron de las ventanas del hotel. Los postigos de las ventanas estaban entornados, pero la luz blanca se escapaba hacia la calle. ¿Qué pensarían los vecinos de las asesinadas que tantas veces se cruzaron y que ya habían denunciado las amenazas del asesino? ¿Qué tan erizados tendrían los pelos tras escuchar el clamor doloroso de una comunidad duelando?

Nadie miraba hacia arriba. El dolor era terrestre. El peligro caminaba entre los presentes. Con furia, unas veinteañeras hacían pegatinas en los edificios cercanos. “Memoria marika x todxs nuestrxs muertxs ¡Ni olvido ni perdón!”, “ni casas sin gente ni gente sin casas” y una ilustración de rojo incendiario de dos coyas besándose comenzaban a pintar el barrio porteño.

Mientras tanto, en los bancos de Plaza Colombia, un runner de sesenta años se acercaba relajado a un banco para estirar. Un papel que grita en rojo lo detiene: “Que el miedo lo tengan ellos: Ningunx lgbtiq más asesinadx”. Bajo una foto de flores continuaba: “Venganza por las víctimas de la precarización económica/ por cada palabra de estigmatización y daño que alientan el fascismo y a su violencia”. En negritas e itálicas cerraba “En memoria de Pamela, Roxana y Andrea, lesbianas asesinadas en el conventillo y víctimas de la violencia mediática, política y sistemática – Barracas, Mayo 2024”.

Una docena de años con derechos

Una docena de años con derechos

El 9 de mayo de 2012 se sancionó la Ley de Identidad de Género. Desde entonces, 16 mil personas rectificaron sus actas de nacimiento. Un documental presentado por ATTTA y Fundación Huésped ejercita la memoria.

El pasado jueves 9 de mayo se cumplieron doce años de la sanción de la

Ley N° 26753 de Identidad de Género. Con motivo del aniversario, la Asociación de Travestis, Transgéneros y Transexuales de Argentina (ATTTA) presentó en el Salón Auditorio del Anexo de la Cámara de Diputados el documental “Nada menos que la igualdad”, un proyecto audiovisual realizado junto a Fundación Huésped. 

Mientras tanto, a metros de allí, en la Plaza del Congreso se llevaba a cabo una movilización para exigir justicia por el triple lesbicidio en Barracas. El día anterior había sido el segundo paro general de la CGT durante el gobierno del presidente Javier Milei. 

Desde su promulgación hasta el año 2023, más de 16 mil personas rectificaron su identidad de acuerdo a un informe realizado por la Dirección Nacional de Población dependiente del Ministerio del Interior; la provincia de Buenos Aires se encuentra en el podio de las rectificaciones con el 36%,  seguido de la CABA con el 12%. El Censo 2022 mostró que son más de 170 mil las personas travestis, trans y no binaries, representando el 0,4% de la población.

“La ley nos costó y nos sigue costando muchas vidas de mujeres trans para acceder a derechos económicos, sociales y culturales”, expresó la actual presidenta de ATTTA, Marcela Romero, antes de ingresar a la proyección del documental. 

“Cada vez que hablo de la Ley de Identidad de Género es ‘democracia’. La ley cubre un 40%, falta un 60%. La democracia no se construye con cupos, se construye con derechos y los derechos están, pero se trata de que se cumplan”, continuó Romero antes de dar comienzo al evento.

Todas y todes estaban esperando para ingresar. “DNI en mano, por favor” pedía el guardia de seguridad, pero esta vez no era para llevar a nadie detenide. Antes de la derogación de los edictos policiales, iba presa la persona que vistiera ropa contraria al sexo asignado en su DNI.

“¿Para qué es esta fila?”, preguntó una señora cuya figura reflejaba el desgaste del vivir en la calle. Otro hombre, otra figura distinta, minutos más tarde, consultó lo mismo.

Adelante de todo se encontraba Patricia Xiomara Emanuele, psicóloga social residente de Rosario. Fue una de las primeras mujeres trans que tramitó su  DNI en la ciudad santafesina gracias a la normativa N° 26753. Ni bien pensó en los doce años de la sanción de la ley dijo: “identidad, identidad  para garantizar derechos, porque sin identidad las personas no existimos”.

Emanuele usó tres palabras para definir la ley: “Expectativa de vida”. 

Al costado de la fila, casi al borde de la vereda, junto a otro grupo de mujeres, se encontraba Silvana Sosa: el lunes 2 de julio de 2012 había recibido su DNI rectificado, de la mano de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el entonces Salón de las Mujeres de la Casa Rosada. El actual gobierno de Milei desmanteló ese salón y pasó a llamarlo “Salón de los Próceres”. 

“Pude lograr hacer mi transición gracias a lo que garantiza el Artículo 11° de la 26753, que es tener acceso a una salud integral; poder ser una mujer transexual con todos los fines y derechos como los necesita cualquier persona. -manifestó Sosa-. Fue un camino largo y es la democracia que queríamos, pero para completar la democracia necesitamos ir por leyes de máxima, entre ellas la Ley Integral Trans”.

Silvana Sosa usó dos palabras para definir la norma: “Derechos humanos”. 

Más atrás aguardaba el ingreso Pamela Poletti. Había venido de Chivilcoy exclusivamente para ver el documental. En una frase (o en dos palabras), celebró lo que significó la ley: “¡Al fin! ¡Al fin podemos ser nosotras!”. 

 “El Estado tiene como deuda el reconocimiento de nosotras, las viejas, por todo lo que pasamos en la dictadura”, apuntó luego Poletti.

Auditorio lleno y Marcela Romero, con micrófono en mano, dio inicio al evento: “Primero pedir un aplauso por Claudia Pía Baudracco. Una compañera que dejó todo por la Ley de Identidad de Genero, que nos dejó un monton de enseñanzas para seguir enfrentando al aparato político, a la discriminación y al machismo”, pronunció mientras sus palabras se superponían con los aplausos.

 

-¡Claudia Pía!- exclamó une tras la apertura de Romero.

-¡Presente!- respondió en coro todo el auditorio. 

-¡Ahora!

-¡Y siempre!

 

Tallado en el primer artículo de la ley, “la identidad de género es la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”. La norma establece también que los tratamientos médicos de adecuación de género  deben ser garantizados tanto por el sistema de salud público como el privado, quienes además están obligados a brindar las prestaciones del Plan Médico Obligatorio.

Claudia Pía Baudracco fue la fundadora de ATTTA y del Archivo de Memoria Trans: una extensa colección de más de 15.000 documentos que abarcan desde principios del siglo XX hasta finales de los años 90. Fotografías, películas, grabaciones de audio, artículos periodísticos, DNI, pasaportes, cartas, notas, registros policiales, artículos de revistas y diarios personales: un conjunto documental que refleja la historia de vida de la comunidad trans en Argentina. 

En diálogo con ANCCOM, para Maria Belén Correa, cofundadora y directora del AMT, la Ley de Identidad de Género representó  “el inicio de la democracia de la población trans, ya que el Estado dejó de tener políticas de persecución para tener políticas de inclusión”.

“Democracia” se repitió en la entrevista con Emiliano Litardo,  corredactor de la normativa vigente: “Se logró resignificar la categoría de género. Cuando vos reformulás ese campo o ese horizonte, estás reformulando otro horizonte que es el democrático. Estás permitiendo que otros cuerpos con otras expresiones de género, que durante años no tuvieron inteligibilidad, no tuvieron reconocimiento, lo puedan tener. El desafío es cada vez ir corriendo más los límites de lo inteligible”.

También se repitió “Derechos humanos” en el testimonio de Litardo: “La ley tiene cuatro aspectos que expresan un enfoque de derechos humanos: la despatologización, la desjudicialización, la descriminalización y la desestigmatización. Un marco por fuera de los cánones médicos, psiquiátricos y psicológicos, que era lo habitual hasta ese momento”.

El corredactor hizo memoria: “Existía la necesidad de defender dos aspectos. Uno  era la cuestión de la despatologización, pero en un proyecto que pudiera hacerse cargo también de las cuestiones corporales. Queríamos que sea una sola ley que contemplase las cuatro dimensiones del derecho a la identidad de género: el reconocimiento, el libre desarrollo personal,el derecho a la rectificación y el trato digno. La otra cuestión que era el reconocimiento del derecho a la identidad de género en niños, niñas y adolescentes”.

Manu Mireles es la cofundadora y secretaria académica de la Mocha Celis,  primer Bachillerato Popular Travesti, Trans y No Binarie del mundo: “Si vos querés hacer algo por la comunidad trans hay dos cosas fundamentales. Primero preguntarte: ¿Por qué no hay personas trans en mi trabajo? ¿Por qué yo no tengo amigas que sean trans? Y la segunda es: no alcanza con decir ‘yo no discrimino’. Tenemos que pasar a una instancia adicional, garantizar condiciones para que una persona que está siendo agredida yo la pueda acompañar. No siempre a lo mejor puedo interceder, pero si veo una situación de violencia, al menos le puedo preguntar a la persona que está siendo violentada ‘¿Estás bien?’ ,’¿Necesitas algo?’Esto de pasar a la acción.”

“¿Cómo respondemos ante la violencia?- se preguntó Marcela Romero – Hoy estamos respondiendo con una actividad en el Congreso, demostrando que acá estamos y que vamos por una Ley Integral Trans”. 

“No es libertad, es odio”

“No es libertad, es odio”

Una asamblea autoconvocada se reunió frente al Congreso de la Nación para reclamar justicia por Pamela Cobbas y Mercedes Figueroa, víctimas de lesbicidio. “Esta es la primera vez que nos tiran una bomba”, señalaron las compañeras que atribuyen el atentado a los crecientes discursos de odio propalados por el gobierno nacional.

Una movilización frente al Congreso de la Nación, se realizó ayer viernes,  para pedir justicia por Pamela Cobbas y su pareja Mercedes Roxana Figueroa, víctimas de lesbicidio. Andrea Amarante y su pareja, Sofía Castro Riglos también sufrieron el atentado, Andrea continúa en terapia intensiva. Las dos parejas lesbianas fueron víctimas de un atentado perpetuado por Justo Fernando Barrientos quien había tirado una bomba casera en el cuarto donde las cuatro mujeres habitaban, en el barrio porteño de Barracas.

Frente a la Casa de los representantes del pueblo había banderas de distintas organizaciones de la comunidad LGBT con sus característicos colores arcoíris y carteles con las consignas: “No es libertad, es odio. Fue lesbicidio”, “La heteronorma mata”, “Justicia por las víctimas del atentado, el lesboodio mata”, “Justicia por Pamela y Roxana”. La movilización fue convocada por la organización Lesbianes Autoconvocades que realizó una asamblea con micrófono abierto y finalizó con una batucada. En la concentración participaron autoconvocados de las asambleas de Barracas, Flores, Boedo, Unidos por el Inadi, Unidos por la cultura, Extrabajadores del Ministerio de Mujeres y Diversidades, el sindicato ATE, que aportó los parlantes y el micrófono a la movilización, algunas organizaciones políticas, afroargentinas, originarias, asambleas de estudiantes universitarios y un gran porcentaje de personas autoconvocadas que forman parte de la comunidad de lesbianas, travestis, trans, no binaries, gays y bisexuales.

Durante la asamblea se destacó que este acto de lesboodio es una reacción a un mundo que estaba empezando a cambiar y que los discursos de odio son difundidos en los medios de comunicación de todo el espectro ideológico. Ahora, además, son legitimados por políticos y asesores que forman parte del gobierno nacional tales como la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, quien comparó la sexualidad de las personas no heterosexuales con “tener piojos” y el biógrafo del presidente Javier Milei, Nicolás Márquez, que describió a la homosexualidad como «una conducta insana y autodestructiva».

Julieta Calderón, de Unidos por el Inadi, declaró en diálogo con ANCCOM: “Se construye un escenario, como un sentido común, que después se materializa en hechos concretos y más cuando, paralelamente, hay un retiro de las políticas de Estado para abordar estos discursos o los hechos mismos de discriminación. Entonces se genera un caldo de cultivo o un espacio proclive a los hechos horrorosos como los que ahora estamos atravesando”.

En consonancia, como señala el último informe del año 2023 de la Federación Argentina de Lesbianas Travestis Bisexuales y Trans, los crímenes de odio en Argentina aumentaron a 133 en lo que va del año, en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género fueron utilizados como pretexto para la vulneración de derechos y la violencia contra estas personas.

En la asamblea también se conversó sobre la falta de visibilidad de los crímenes de odio en distintos medios de comunicación que fueron caracterizados como “corea del centro” y de las políticas del gobierno nacional que producen hacinamiento y mayor precarización. Lo que deja más vulnerables a las personas de sexualidad e identidades disidentes frente a las violencias y discriminaciones dirigidas hacia sus cuerpos.

“Esta es la primera vez que nos tiran una bomba. Pedimos desesperades que frenen los discursos de odio. Pedimos desesperades por la dignidad.”, expresó una de las autoconvocadas que llevaba una bandera arcoíris en el frente. Pidió un minuto de silencio por las dos mujeres que habían sido víctimas de lesbicidio. Finalizó con un contundente “Pamela y Roxana, presentes. Ahora y siempre”, que fue acompañado por todas las personas que participaban de la concentración.

Luciana Mina, moderadora en la asamblea y parte de Lesbianes Autoconvocades relató que la organización se reunió mediante un grupo de WhatsApp que permitió realizar distintas acciones que desembocaron en una asamblea virtual y posteriormente en la concentración del Congreso. Sobre las razones de la movilización, contó: “En principio, visibilizar que mataron a dos lesbianas por ser lesbianas, una pelea por su vida y la otra está recuperándose. Queremos remarcar que fue violencia habilitada desde los órganos de poder, en este momento a cargo de Javier Milei como el máximo referente de los discursos de odio. Y también, queremos visibilizar y reclamar políticas habitacionales para todas y para todes, porque un alquiler hoy está imposible”.

Con respecto a las próximas acciones que llevarán a cabo, Mina reveló: “Principalmente se viene un acompañamiento legal. Necesitamos querellar en la causa porque hasta ahora a la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM)  no la dejaron intervenir. Necesitamos además que se reconozca que fue lesbicidio. Por otro lado, vamos a hacer una actividad financiera en Casa Brandon, porque necesitamos recaudar fondos para las compañeras que todavía sobreviven, que perdieron todo y eran personas que estaban en una situación de mucha vulnerabilidad”. Y adelantó: “se viene el 3 de Junio del Ni Una Menos, donde queremos sumar este reclamo que tiene que ver con la visibilización de nosotras pero también que se visibilice que las femeneidades somos las que peor la estamos pasando con esta crisis habitacional. No podemos alquilar una casa”.

Jubiladas pero no pasivas

Jubiladas pero no pasivas

Bajo la consigna «Ni una jubilada menos», el colectivo feminista organizó una acción frente al Congreso para exigirle a los senadores que rechacen la Ley Bases que da por tierra con la moratoria.

El colectivo Ni Una Menos realizó una acción callejera frente al Congreso de la Nación bajo la consigna “Ni una jubilada menos”. Participaron legisladores, diputados, agrupaciones políticas, sindicatos y jubiladas autoconvocadas. Un inmenso cordón policial rodeó la pacífica manifestación desde su inicio.

La manifestación en la Plaza de los dos Congresos fue para rechazar el proyecto de ley Bases y, en particular, el artículo que deroga las moratorias previsionales, que dejaría a 9 de cada 10 mujeres de nuestro país sin jubilación. “Lo que está intentando hacer el Gobierno es ahorrarse dinero, en vez de sacarle a los ricos y poderosos, se los saca a las jubiladas y a las trabajadoras de la economía popular para pagar la deuda y costear las fiestas financieras del sector especulador –expresaron desde la organización–. Estamos acá para decirle al Senado que los y las jubiladas estamos mirando, y que tienen que rechazar esta ley porque no tiene ni un punto a favor del pueblo trabajador y mucho menos de las mujeres”.

Lucía, integrante de Ni Una Menos y vocera principal de la convocatoria, señaló: “No se puede salir a caminar por la Ciudad de Buenos Aires sin toparse con un sector afectado por las políticas de este Gobierno. A los senadores les exigimos el rechazo de la Ley Bases. La patria no se puede vender, el pueblo los va a condenar si lo hacen”.

Yamila, secretaria de Género de la CTA, remarcó que la convocatoria surgió de los feminismos y de todas las organizaciones que forman parte del movimiento feminista para plantear un absoluto rechazo a la Ley Bases, y particularmente denunciar que su aprobación implicaría, entre otras cosas, la caída de la moratoria jubilatoria, la cual, según ella, “había sido, hasta ahora, un logro fundamental, al ser el reconocimiento de un trabajo que hacemos en nuestros hogares, en nuestras familias y comunidades que no es remunerado pero que es un trabajo, y por lo tanto implica el derecho a una jubilación digna”.

A las consignas de “Ni una jubilada menos, abajo el DNU y el ajuste”, se agregó el reclamo al Senado para que vote en contra de la Ley Bases, y a Diputados para que rechacen el decreto 70/23. “Estas políticas –subrayó Yamila– suponen la desarticulación del Estado en todas las áreas que se necesitan para la protección y la promoción de los derechos, impulsan un programa de extranjerización y privatización de la economía argentina, que a su vez implica un mayor empobrecimiento de nuestra población, pérdida de soberanía, privación de capacidad a la hora resolver qué hacemos con nuestros recursos y de generar un proceso de redistribución de la riqueza que es absolutamente necesario y que es la única manera en que podemos pensar un futuro mejor para todos todas y todos”.

Decenas de jubiladas se manifestaron codo a codo con las nuevas generaciones que apoyan su lucha. Gloria González, jubilada autoconvocada, es el ejemplo de lo que viven miles de mujeres de todo el país: “Sin la ayuda de mis hijos, no podría llegar a fin de mes, sin ellos me estaría muriendo de hambre. Me preocupa pensar cómo harán las jubiladas y adultos mayores que están solos y no tienen el sostén de nadie. Puedo pagar mis medicamentos gracias a los descuentos que encuentro. ¡Menos mal que por ahora solo necesito unos cuantos! No sé cómo haría para afrontar los gastos si necesitara mayor cantidad”. Para Gloria, la crisis está golpeando a toda la población y muy fuerte, ya que los comedores barriales no dan abasto, la juventud no encuentra oportunidades laborales, miles de personas han sido despedidas, y ahora los jubilados no llegan a fin de mes. “Los jubilados muchas veces necesitamos medicamentos para no morir, pero no nos alcanza para vivir. No sé cómo va a terminar todo esto”, dijo.

El diputado nacional de Unión por la Patria, Pablo Carro, acompañó la movilización porque considera imprescindible que el Senado rechace la Ley Bases, al no ser un proyecto que presente un solo artículo para beneficiar a los trabajadores. “La eliminación de la moratoria jubilatoria es un atentado contra las mujeres. La gran mayoría de ellas no se va a poder jubilar. Quieren reemplazarla con una pensión que es mucho más baja que la jubilación mínima, y además subir la edad jubilatoria a los 65 años”. Carro enfatizó el no reconocimiento y puesta en valor de los años que las mujeres han dedicado a prestar servicios. De ser sancionada, la ley desconocería por completo el trabajo que han hecho –y continúan llevado a cabo– dentro del hogar, atendiendo a los hijos, a los enfermos, encargándose de las tareas de cuidado, de limpieza, que tienen que ser reconocidas y remuneradas. La jubilación es un derecho aprobado por nuestra Constitución, afirmó Carro, y debe respetarse.

Acerca de las motivaciones que podría tener el Gobierno o el bloque de La Libertad Avanza para impulsar la ley, agregó: “Simplemente lo que se busca es hacer daño, instalando en la sociedad la idea de que hay personas que son descartables, y que si no han podido a lo largo de sus vidas juntar el dinero para mantenerse no tienen lugar en ella. Por eso lo que estamos discutiendo hoy es qué tipo de Argentina queremos. Yo quiero una Argentina que cuide a sus mayores, a sus jubiladas y a sus jubilados. Ojalá los senadores y las senadoras digan lo mismo”.

Otro diputado presente fue Juan Marino, militante y fundador del Partido y Unidad Piquetera: “Estamos acompañando la movilización convocada por la multisectorial en defensa la seguridad social, compuesta por organizaciones de personas adultas mayores que han venido al Congreso una vez más a solicitarnos, a las diputadas y a los diputados, que votemos una ley en defensa de la jubilaciones, que anulemos el decreto de necesidad y urgencia con el que Milei consolidó la licuación de las jubilaciones y que impuso desde que asumió el gobierno”, sostuvo.

Marino destacó que “han sido las jubiladas y los jubilados, principalmente, quienes han pagado el costo de este ajuste descontrolado y bestial que ha aplicado el Gobierno”, y que desde el bloque de diputados de Unión por la Patria –que él integra– impulsan un proyecto de ley para recobrar lo perdido por la licuación de Milei, para que haya una fórmula que permita que los adultos mayores empiecen a recuperar su poder adquisitivo.

“El Gobierno tiene una meta que es el déficit cero, que intentarán lograr a costa de todo. No les importa si para hacer eso tienen que hacer una sobredosis de ajuste que conduzca al país a una depresión económica. Creen que con la licuadora y la motosierra se puede alcanzar ese déficit cero, de todas formas, no lo están logrando, porque cae tanto la actividad, que cae la recaudación al mismo tiempo, y tampoco consiguen dólares del FMI ni de fondos privados”, opinó Marino, para quien el esquema económico del Gobierno es un completo fracaso.

 

“Es un gobierno fallido y por lo tanto nos parece muy importante que frente a ese fracaso y este ajuste que está dañando tanto al país y al pueblo, en este Congreso nos unamos todos los que somos opositores, que aquellos y aquellas que todavía no saben si son oficialistas o no, se den cuenta de que si quedan pegados al Gobierno quedan pegados al fracaso. Necesitamos construir una oposición mayoritaria que le ponga límites y uno de los puntos clave donde nos podemos poner de acuerdo con una mayoría opositora, es la defensa de las jubiladas y los jubilados”, finalizó.

La ausencia de dirigentes e integrantes del radicalismo, la Coalición Cívica y Hacemos Coalición Federal no sorprendió a nadie en la convocatoria, ya que fueron quienes facilitaron la media sanción de la ley. El cierre de la jornada estuvo a cargo del senador Mariano Recalde, quien leyó una carta escrita por el movimiento de mujeres dirigida, precisamente, a la Cámara Alta.

Del tsunami verde a la ola machirula

Del tsunami verde a la ola machirula

Las críticas al feminismo ganan terreno en el debate público y cada vez son con más virulencia. La falta de consenso en torno a las políticas de género se hicieron visibles en los resultados electorales. Las consecuencias del desmantelamiento del Ministerio de la Mujer y diferentes programas que abogaban por la igualdad.

Una encuesta realizada en octubre del 2023 por el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA indicaba que un 67% de los varones y un 51% de las mujeres consideraba que las políticas de género promueven el odio hacia los hombres. La cifra ascendía al 82% cuando se trataba de los votantes de La Libertad Avanza. A su vez, un 72% de los votantes de Milei consideró que la justicia suele favorecer a las mujeres. Un 66% de los varones considera, incluso, que los hombres deben tener cuidado al relacionarse con mujeres.

Este cambio de tendencia respeto de los tiempos de la llamada “ola verde” se refleja también en discursos que parecían olvidados: en una reciente entrevista radial el publicista de ultraderecha pura y dura Nicolás Márquez insistió en la utilización de términos anacrónicos y discriminatorios como “invertido y “sodomita, argumentando que la connotación despectiva de éstos fue impuesta por la corrección política de la ideología de género y que él no se sentía obligado a cumplir con esos mandatos. En la misma entrevista calificó a la homosexualidad como conducta insana y autodestructiva.

También en el plano electoral la insistencia de Javier Milei con el tema puso de manifiesto que el repudio a las políticas de género no resta votos al candidato ganador sino todo lo contrario. Las encuestas tanto anteriores como posteriores a las elecciones mostraron que Milei obtenía más votos del electorado masculino, sobre todo entre los jóvenes, y que estos criticaban mayoritariamente los “excesos” del feminismo.

El fenómeno no es exclusivamente local ni mucho menos: según otra encuesta realizada en 2023 por el Centro de Investigaciones Sociológicas de España un 44% de los hombres y el 32% de las mujeres consideraba que se ha llegado tan lejos en las políticas de igualdad que ahora los discriminados son los hombres.

Estos datos acompañan otras señales de que la ola verde, en los lugares a donde llegó, ahora sufre un reflujo. Este fenómeno está impactando en electorados del mundo occidental y la reivindicación del patriarcado, lejos de espantar votantes, los atrae, sobre todo en los segmentos de hombres jóvenes. Un extenso artículo de The Economist hablaba de una deriva que distancia cada vez más a los jóvenes varones y mujeres entre sí.

Nuevas nuevas masculinidades

Cuestionamientos al feminismo hay desde muchas corrientes. Pero hay una que directamente lo niega y suele estar acompañado por una reivindicación de la masculinidad tradicional. Así, las políticas gubernamentales que se implementaron para generar la participación equitativa de mujeres y minorías en diversas instituciones, pasan a ser repudiadas por una porción de la población que las ve como un trato desigual ante la ley, un “privilegio”, como lo llamaría el actual presidente, alejando a estas políticas del consenso que parecían tener hasta hace pocos años.

Matías de Stéfano Barbero, Doctor en Antropología (UBA), Investigador Asistente del Conicet y especializado en las relaciones entre violencia y género, sostiene que este discurso reviste hoy un carácter de cierta rebeldía. Esto se debe a que  el cuestionamiento de la masculinidad tradicional ganó fuerza en diversas capas de la sociedad pero ahora sufriría una “reacción” esperable e, incluso, deseable porque plantea el desafío de buscar nuevas formas de interpelar y convencer. De Stefano ofrece además una interpretación del particular clima de época que vivimos, asegura que “estamos en un escenario social y político donde prima el ‘sálvese quien pueda’ y el ‘todos contra todos’, donde se instrumentaliza la idea de masculinidad tradicional como una forma de ser en el mundo que puede ayudarnos a sobrevivir”. Según su parecer, esto sólo aumentará el individualismo, la crueldad y la violencia.

Irene Meler, coordinadora del foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos y Psicólogas de Buenos Aires, asegura que nos encontramos ante el fenómeno conocido como backlash, una reacción conservadora frente a los nuevos derechos adquiridos por las mujeres en los últimos años. Para la especialista el motivo de esta reacción estaría dado por las condiciones económicas. Según Meler, “la derechización masculina es un síntoma de la añoranza respecto de un status social privilegiado que muchos están perdiendo por la fuerte concentración económica en pocas manos y el desclasamiento de los sectores medios, cuyos jóvenes van a ser más pobres que sus padres.”

La crisis económica favorece, entonces, la reivindicación de refugios que funcionaban en el pasado, pero esto se da sobre todo entre los hombres. “Las mujeres no experimentan su condición de clase del mismo modo que los varones, porque la componen en parte mediante su nivel educativo y su trabajo, pero también a través de la alianza con un hombre, que suele ser quien establece el status familiar. Esta alianza está cada vez más dificultada, pero como expectativa persiste. De modo que el resentimiento juvenil es la causa de la derechización” explica Meler.

La nueva vieja derecha

Desde luego, la lectura que se hace desde los sectores conservadores es diametralmente distinta. Tal es el caso del politólogo Agustín Laje, quien se define como liberal conservador. En una entrevista del año 2017, cuando presentaba el libro que escribió junto a Nicolás Márquez sobre la nueva izquierda, ambos se refirieron a los estudios y las políticas de lo que consideran “ideología de género” y que para ellos resulta dominante y parte de la ideología de Estado.

Según Laje y Márquez las políticas de género corresponden a una estrategia que la izquierda tuvo que emplear desde los años 60 y de manera más acuciante después de la caída del Muro de Berlín, cuando la clase obrera dejó de responder a los postulados del marxismo clásico. Se habría pasado entonces del conflicto estructural al conflicto en la cultura, por ello se salió a buscar minorías conflictuadas que fueran funcionales a la revolución. En esta nueva fase, que Laje y Márquez consideran marxismo cultural, no se busca expropiar los medios de producción sino la forma de pensar, se pasa entonces de la lucha de clases a la lucha de géneros. Las políticas de inclusión consisten, según estos dos autores, en igualar contrafácticamente aquello que por naturaleza es desigual. Por eso, una de las medidas gubernamentales más celebradas por Laje fue la prohibición del lenguaje inclusivo en la administración pública, medida que el Gobierno nacional implementó en febrero de este año.

 

Cómo acercarme a hablar

Otro de los ejes de discusión en torno al avance del feminismo en los últimos años tuvo que ver con los nuevos parámetros de conducta cuando los varones se vinculan con mujeres, una cuestión dónde también aparecen las denuncias, el riesgo de desprestigio social y la posibilidad de la cancelación.

Cristian Cabrera y Juana Cúneo son profesionales de la fundación Kaleidos, una organización que trabaja con diferentes instituciones educativas en cuestiones de salud reproductiva y la lucha contra las violencias. Ellos advierten que el malestar de los varones por no saber qué se espera de ellos al vincularse con las mujeres no está tan presente en los jóvenes de hoy como sí lo estaba en 2017 y 2018, cuando los escraches en muchas escuelas de la ciudad empezaron a ocurrir ante cualquier actitud violenta o irrespetuosa por parte de los varones. Para los especialistas eso generaba, por esos años, cierta parálisis o resistencia al cambio de paradigma de muchos varones. La fundación trabaja en ámbitos escolares y deportivos, los cursos y talleres que brindan se enfocan en abordar la violencia como temática en todos los órdenes posibles. Los profesionales cuentan que a veces se acercan ellos mismos a las instituciones, otras veces llegan por pedido de los directivos y a una escuela incluso llegaron por parte del centro de estudiantes. Sobre la búsqueda de una masculinidad más sana explican la importancia de no conducir a la formación de un nuevo estereotipo de masculinidad ya que detrás de ese estereotipo pueden esconderse viejas formas de violencia y subordinación.

Sobre la cuestión del respeto y el consentimiento, Matías de Stéfano Barbero explica que si bien algunos hombres expresan hoy cierto grado de malestar por no saber cómo es la forma correcta de proceder, sus discursos son muy diversos. Aunque algunos son más reaccionarios, otros denotan incertidumbre por el cambio en ciertos límites. Y aclara que es importante revisar ciertas prácticas que podrían significar un avasallamiento a la voluntad de las mujeres.

¿El aborto en cuestión?

Durante la campaña presidencial Javier Milei había prometido cerrar el Ministerio de las Mujeres y desde sus primeras apariciones públicas siempre se mostró en contra de la legalización del aborto. ¿Están en peligro los derechos por el retorno de las ideas conservadoras? Meler afirma que sí y que una muestra de eso se encuentra en los intentos de revisar la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.

Los profesionales consultados coinciden en señalar que un cisma entre varones y mujeres podría llegar a ser aún más perjudicial, ya que una salida superadora precisa de la acción en conjunto. Para prevenir la violencia de género y generar una comunicación respetuosa, es necesario erradicar todo tipo de violencias de las prácticas cotidianas y no sólo en vínculos sexoafectivos sino entre pares, en la amistad o en la familia. Atender a las complejidades que supone ser hombre en nuestra sociedad no necesariamente implica una oposición categórica al feminismo. La masculinidad tradicional no ofrece sólo privilegios sino también sufrimiento y alienación.

Tanto sea por razones económicas, culturales o políticas, lo cierto es que los cuestionamientos al feminismo se han instalado en el debate público y han permeado con más fuerza en el electorado masculino.