La marea verde volvió a subir

La marea verde volvió a subir

Con una marcha masiva de Plaza de Mayo a Congreso, el movimiento feminista recuperó las calles en defensa de los derechos logrados, y ante la amenaza que representa un eventual gobierno de la derecha.

Colores estridentes, brillos en las caras y bailes exagerados vistieron de festividad la Avenida de Mayo y el Congreso de la Nación en el Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Miles de mujeres y disidencias decidieron ocupar las calles, -su lugar de lucha- para hacer visible su descontento ante los resultados de las PASO y enfrentar de forma conjunta la amenaza de Javier Milei al poder. 

La convocatoria de este 28 de septiembre hizo que Buenos Aires, después de una pandemia que redujo los números en movilizaciones feministas y un silencio como nunca antes visto, se vuelva a pintar de verde: colgados en las mochilas, en la cabeza como vinchas, en el cuello como una bufanda o flameando por los aires. En cualquier lado que se mirase, la ciudad porteña contaba con un pañuelo abortista. 

“Si avanzó tanto la reacción patriarcal, si avanzó tanto el ajuste principalmente para las mujeres, es porque abandonamos las calles y eso no puede volver a pasar. Hay que mostrar que cuando nos movilizamos somos imparables” explica Myriam Bregman, candidata a presidenta por Frente de Izquierda por los Trabajadores – Unidad y dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).

El lema principal de la movilización pedía por el cumplimiento de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en todo el país, la ESI, las vidas dignas e ir contra las derechas, el ajuste y el FMI.

Las veredas, los edificios y los lugares de comida se llenaron de afiches con la palabra libertad. Había una diferencia: las feministas hicieron que el término se apropiase de ellas, sus cuerpos y voces para gritar bien fuerte y todas juntas: “¡La libertad es nuestra!”

“Libertad es que tu vieja haya podido jubilarse”, se lee en uno de los carteles que se entremezclan con la multitud; “Libertad es que la educación siga siendo laica, pública y gratuita”, “Libertad es que el 80% de las infancias que sufrieron abusos, pudieron contarlo gracias a la ESI”. 

“Denunciamos que quienes quieren cerrar el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades buscan avanzar en una censura contra nuestros derechos. Reclamamos más presupuesto para la implementación de políticas de género efectivas”, expresa una integrante del Movimiento Ni Una Menos, en contraposición a la idea de Javier Milei acerca de cerrar ministerios, incluidos el de mujeres,  derogar el derecho al aborto y evitar la implementacion de la ESI en las escuelas. 

Detrás de cientos de tambores, murgas y coreografías, se desprendía una alegría compartida: volver todas juntas a la calle. Miradas cómplices, sonrisas de oreja a oreja, bailes al compás de la música y mates de por medio. Mujeres con sus hijos e hijas, jóvenes entre amigas o “La revolución de las viejas” como se hacían llamar un grupo de mujeres adultas. Todas ellas tenían algo en común y era ese brillo en los ojos que denotaba la emoción de reencontrarse con sus compañeras para aferrarse a sus derechos conquistados. 

“Exigimos el acceso pleno a la interrupción voluntaria del embarazo en todo el sistema de salud privado y público. Por un aborto cuidado, libre de violencias y obstaculizaciones”, reclama la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, encabezada por la presencia de Nina Brugo, una pionera del movimiento y declarada Personalidad Destacada los Derechos Humanos por la Legislatura porteña. 

Con el bajar del sol, llegaron las bebidas, los choripanes y las ronditas en el medio de la calle. Si no eran brillos, eran vinchas de flores, pelucas o máscaras que formaban un ambiente festivo, de alegría y tranquilidad. Con un par de conos y una pelota, se armó un partido de fútbol y se sumaba quien quería, en el medio de Avenida de Mayo.  

Exponiendo los pañuelos al aire y en un grito unánime, tan fuerte que erizaba los vellos del cuerpo y retumbaba en el corazón de las presentes, se repitió la consigna que hizo nacer a la Campaña del Aborto Legal, Seguro y Gratuito: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Como si fuera un ritual, hicieron sonar sus bocas como indias y resonaron en todo el Congreso de la Nación bajo la luna llena del jueves.

Las voces de la marcha en el micrófono de ANCCOM Podcast.

Las voces de la marcha realizada el jueves 28 de septiembre convocada por los movimientos feministas.

por Producción: Laura Alcaraz, Marina Ampuero y Eliana Rossi

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

«La miseria está en el ser humano, no en el género»

Diana Zurco es la primera presentadora trans del noticiero central de la TV Pública. Su recorrido profesional, los obstáculos que debió saltar y su mirada sobre el periodismo actual.

¿A qué edad empezó su carrera como periodista? ¿Qué cosas no negocia para ser ella misma? ¿Qué opina sobre el periodismo actual? De estos y otros temas habló Diana Zurco, la primera mujer trans egresada del Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y, desde 2020, una de las presentadoras del noticiero central de la TV Pública de Argentina.

Diana Zurco se muestra amable y atenta durante la entrevista con ANCCOM aunque distintos compromisos reclaman constantemente su atención. Zurco nació en Hurlingham en 1980. En diciembre de 2014 se recibió de locutora en el ISER, dos años después de la sanction de Ley de Identidad de Género en Argentina. Inició su carrera en medios como locutora de Radio Ciudad AM 1110.

 

¿Quién o qué te impulsó a estudiar en el ISER?

En el colegio, desde la primaria, me di cuenta que ciertas aptitudes ya venían conmigo. Pero en ese tiempo estudiaba en un colegio católico binario, estereotipado… pensá que estoy hablando de hace más de treinta años. En ese contexto era imposible imaginarse una nena trans. Me sacaba buenas notas en expresión oral y escrita: en eso me destacaba. Esas aptitudes no fueron impulsadas y motivadas por nadie. Mi padre es de Misiones y mi madre de Salta: ninguno de ellos tuvo la posibilidad de hacer una carrera. Ni siquiera terminaron el secundario. No tenían las herramientas para apoyarme o estimularme y eso es lo que más me faltó. Tuvieron una crianza severa, de campo, y orígenes estructurados. Pero los valores de trabajo, respeto hacia el otro, de ser consciente de que me puedo equivocar, que me enseñaron mis padres no los negocio.

 

¿Tenés claro el punto inicial de tu carrera profesional?

Sí, a los doce años se me ocurrió grabar un saludo para el Día de la Madre en un cassette que había comprado mi mamá. Junto a mis dos hermanos menores le hicimos un saludo cortito. Todo muy rústico. Esto fue en el año 91 o 92. En ese tiempo algo pasaba por mi cabeza, por mis deseos. Ya entrando a la adolescencia escuchaba mucha radio. En el 93 mi mamá me regaló un centro musical y para mí era como la NASA, comparado con el grabador anterior. Es ahí que me grababa, jugaba a hacer radio, presentar temas, publicidades, un musical, a veces, hasta sin micrófono. En ese momento iba más por la parte artística y la publicidad, pero todo esto se me ocurría sin una referencia cercana o familiar. Creo importante el hecho de jugar a lo que me gustaba. Me escondía porque aún no era Diana y mi voz era atípica para la de un varón. En tercero y cuarto año de secundaría jugaba a hacer las voces de las locutoras de Cadena 100. Todas esas locutoras me inspiraban y con mis compañeros jugábamos a hacer publicidades. Pero tenía mucho temor a desenvolverme libremente por el miedo al rechazo, todavía era un chico que iba al secundario: ni pensaba que iba a ser una locutora y mujer trans.

¿A qué edad comienza tu autopercepción como mujer trans?

Fue a los 18 años. En ese momento no pensaba en estudiar porque en mi cabeza tenía el tema de mi identidad de género que se estaba construyendo y tomando forma física. Por eso se pospuso mi sueño: de hecho, lo había desechado. A los 21 años tuve mi primer trabajo en una cadena de peluquerías muy grande. Sabía que las mujeres trans somos discriminadas y como opciones de trabajo tenemos la prostitución. Por suerte mi viejo no me echó a la calle y tener techo y comida ya me cambiaba la vida…mirá lo que te estoy diciendo. Es que en muchas provincias del país se da con frecuencia que las mujeres trans son expulsadas de sus casas. Se vienen a las grandes ciudades y sufren en la calle por su condición de género.

 

¿Pensaste en la opción de la prostitución?

Sí. Ya pensaba en este fantasma de la calle. Eso fue hace más de 20 años. No había leyes de igualdad de género, no había cupo laboral trans, ni matrimonio igualitario ganados gracias al activismo y la militancia. La calle nos ronda a las mujeres trans, pero un amigo me dijo, “Yo estudio para colorista, ¿Por qué no probás?”. Por los consejos de este amigo, estudié para asistente en peluquerías. Lavaba la cabeza a las clientas. Pero, en realidad, no quería trabajar en peluquerías. Sentía que no era lo mío. En ese momento se venía dando una maduración mental en mí y, como digo siempre, “Los tiempos tienen sus tiempos”. Cada tiempo marca algo y tiene una coyuntura alrededor; pasan cosas que se tienen que vivir y hay que crecer. A esa edad no tenía ni las herramientas psíquicas ni emocionales para poder decir “Voy al ISER aunque me rechacen”.

 

¿Cómo es que decidís estudiar locución en el ISER?

Finalizando el secundario escuché sobre el instituto pero empecé a estudiar a los 32 años. Se decía que los aspirantes eran muchos y sólo había un cupo de cerca de 60 personas por año. Encima yo con mis temas de identidad, pensaba que sería imposible. Pero atravesé distintos cambios y ya de más grande empecé con el instituto.

¿Qué pensás de los derechos de género adquiridos?

Los tenemos ganados gracias al activismo y la militancia en coordinación y articulación con la política. Se fue dando así porque nuestro colectivo LGTB o Comunidad trans entendió que el camino era por ese lado: unirnos de manera colectiva y articular con el estamento político. Ahí se empezaron a lograr las leyes y no creo que nos hayan regalado nada. Fue militado, trabajado y por eso no le atribuyo a ningún gobierno. Un grupo político apoyó más que otro, eso sin duda, pero la militancia viene desde los años 70 y 80, por mujeres trans que dieron la vida al alzar la voz por nuestros derechos; y eso no se puede negar.

 

¿Creés que ha sido estigmatizada la comunidad trans?

Quien lea nuestra historia LGTB sabrá que el primero en alzar la voz por los derechos de nuestra comunidad fue Carlos Jáuregui, el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) entre 1984 y 1987. Esta etapa está muy vinculada a los derechos de las personas con HIV. En ese tiempo estaba muy asociado con nuestra comunidad. Si no se hubiese alzado la voz para pelear porque había injusticias y desigualdades no se hubiesen abierto los caminos y hoy nos incorporamos nuevos y nuevas referentes. También nos estigmatizan con que somos anti-familia. Yo no me considero de esa manera. Creo que a veces tengo más valores que alguien heterosexual que discrimina. La miseria está en el ser humano, no en el género o una orientación sexual.

 

¿Qué pensas en relación a los medios y la televisión?

Este ambiente, a veces, no es tan simple. El paisaje se vuelve un poco turbio y difícil. Hay bemoles en el ambiente de la comunicación, porque se entrecruzan energías, complejidades internas del trabajo y la política. Hay normativas, hay sindicatos, decisiones, formas de proceder, caracteres que se cruzan, convenios; entonces, hay una serie de cosas que hace que tu vida laboral se desarrolle de una manera u otra. No es lo mismo trabajar en medios privados que en medios públicos. No he trabajado para medios privados, pero sí conozco muchos colegas y sé que la forma de trabajar en un ambiente privado suele ser más difícil porque se manejan con otros procederes. Quizás hay más abuso por parte de las patronales o empresas más grandes. Colegas periodistas que dicen: “Me conviene no hablar porque compromete mi trabajo y me castigan, me frizan, me apagan y dejan en una oficina”. Estas cosas todavía siguen pasando. Sigue habiendo maltrato laboral y qué decir de los micromaltratos que se van sumando y te tiran más para abajo que para adelante como trabajador.

Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe que hablamos desde un escritorio y creemos que el universo social pasa por ese microclima.

Diana Zurco

Considerando que hace poco fueron las elecciones, ¿cómo ves el resultado de las PASO?

Pienso que la cabeza social que hace que voten a un candidato que trae un discurso de odio, de negacionismo, de bajar una agenda de derechos ganados, no es casual. Está más allá de la coyuntura económica o de que hubo un voto castigo; es el reflejo de un hartazgo, una desilusión con la clase dirigente política. Ahora hay una reflexión, un llamado a la conciencia sobre por qué atrapa un discurso que trae toda esta visión de recortar derechos adquiridos. Creo que debemos proponernos mirar más desde la empatía y qué le sucede al otro que tenemos en el entorno. Ver las carencias y fallas sociales como la inseguridad, la inflación, la economía, el odio, la intolerancia. Hablo de los medios. Tenemos que ver quienes nos hablan y desde dónde nos hablan. Hay que poner en práctica la observación crítica de qué es lo que viene de uno y qué nos metieron de manera arbitraria.

 

En relación al contexto que se está viviendo ¿qué pensás sobre el periodismo actual?

El periodismo desde hace un tiempo no intenta ser parte de las soluciones. Me parece que hay una parte del periodismo que tiene una deuda con la sociedad porque está alejado de lo que realmente le está pasando a la gente. Es un desafío y una interpelación interna porque se percibe, se ve esto de trabajar en un microclima donde hablamos desde un escritorio, desde un estudio de televisión, con un micrófono o una cámara y creemos que el universo social pasa por ese microclima. Eso se ve en la charla de la gente. No es de ahora este periodismo guiado por intereses más que por un ejercicio de la profesión. Me parece que hay que retomar ese rumbo de un periodismo con responsabilidad, de soluciones, de construcción social; que comunique lo menos contaminado posible. Desde ese lado miro el periodismo. El desafío está en si comunicamos para la sociedad o si el periodismo busca congraciarse con el poder.  

 

A los jóvenes que se sienten sin metas, sin proyectos, ¿qué le dirías?

Que yo en un momento también estuve abatida por la depresión y hasta pensé que el camino era pasar a otro plano. Pero un día dije: “Tengo estos sueños, tengo estos componentes, estas pequeñas herramientas cerca de mí y, ¿si me animo?”. Y así fue. Pero mi fuerza de carácter y de personalidad no tienen por qué ser la de todos. Quizás podemos ser fuente de inspiración y llevar una palabra de ayuda. Hablo desde ese lugar, después cada uno tiene que hacer su camino. Si una persona tiene la pierna lastimada, puedo ayudarlo, pero no puedo caminar por esa persona. En todo caso les diría que nunca abandonen sus sueños y, si pueden, que busquen ayuda o referencias para saber si con eso pueden hacer algo. Mi fe y esperanza está en los jóvenes y se interesan por causas justas. Para que se den los cambios, hay que militar, activar y alzar la voz. Falta mucho por aprender.

Desempolvar los pañuelos verdes

Desempolvar los pañuelos verdes

El feminismo debate en asambleas de cara al nuevo y oscuro contexto electoral que amenaza a los derechos conquistados. La posición mayoritaria es tomar las calles. El próximo 28 de septiembre tendrá lugar una nueva marcha de Plaza de Mayo al Congreso.

La figura de Javier Milei ya no se presenta como una proyección imaginaria sino como un terrible umbral que carga con todo su peso sobre la actualidad del feminismo. Así parecen haberlo registrado las últimas asambleas del movimiento feminista realizadas en la sede de la Unión de trabajadores y trabajadoras de la economia (UTEP).. 

Una de las resoluciones unánimes de la última asamblea que convocó cientos de mujeres y disidencias, en el barrio de Constitución, fue recuperar la calle. Así convocaron a una movilización para el 28 de septiembre que irá desde Plaza de Mayo hacia el Congreso de la Nación. 

La fecha elegida se debe en conmemoración al día de acción global por la despenalizacion del aborto, derecho que en Argentina se logró conquistar en diciembre del 2020 y que en la actualidad corre peligro su vigencia en manos del candidato a presidente Javier Milei, quien sostiene que “es un asesinato en el vientre de la madre y va en contra de la vida”. Su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, lo apoya fielmente: “No hay medida más discriminatoria para un ser humano que impedirle nacer”. 

Entre las estrategias que discutieron, saben que se deben volcar a establecer espacios de debates, generar unificación y solidaridad entre los diferentes partidos políticos y convocar a través de asambleas abiertas y participativas, centros universitarios, sindicatos y barrios populares a más mujeres y disidencias a salir a la calle en defensa de los derechos humanos.

Las mujeres no están dispuestas a retroceder en derechos alcanzados con años de lucha. La ESI en las escuelas, el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, el acceso a metodos anticonceptivos, lenguaje inclusivo, el acompañamiento a quienes sufren violencia de género e ir en contra del ajuste, el FMI y las ideas de derecha que quiere imponer La Libertad Avanza. 

“La ESI no te educa, los contenidos son de adoctrinamiento, ideologización y se meten en el ámbito interno de cada ciudadano y cada familia.” sostiene Villarruel, quien apoya su eliminación, en el caso de asumir como vicepresidenta. 

La erradicación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad también está en la plataforma política de Milei, quien defiende su idea: “Se convirtió en un arma de persecución ideológica. Es denigrante para las mujeres, las menosprecia. Además es un despilfarro de recursos.” 

En la asamblea se planteó el objetivo de recuperar y reivindicar la palabra «libertad» como uno de los pilares de la reorganización de las militantes feministas.

En la asamblea, se planteó el objetivo de recuperar y reivindicar la palabra “libertad” como uno de los pilares de la reorganización de las militantes feministas a través de una concentración unitaria que defienda la democracia y cuente con una agenda amplia que abarque los sectores sociales más golpeados por la situación económica actual.

“Nos están mostrando que hay una escalada de qué van por todo. Es más necesario que nunca apostar por la unidad de este espacio y el levantamiento en las calles el 28 de septiembre para que no siga creciendo el fascismo”, comenta Luci Cavallero, militante del movimiento Ni Una Menos, socióloga e investigadora de la UBA. Y agrega: “Empezar a dialogar, intervenir y debatir para ponernos de acuerdo y poder reventar las calles en una movilización masiva. “¡Arriba las que luchan!”, grita firmemente mientras es aplaudida por sus compañeras. 

“Nos faltan las nuevas generaciones”, sostiene una militante feminista, quien plantea como base escuchar las demandas de ese 30 por ciento que votó a Milei y entender que va más alla de las ideologías. Relaciona los resultados al “hartazgo social” y como solución, además de llenar la Plaza de Mayo, ofrece una agenda que responda a necesidades del presente y el futuro; evitar centrarse únicamente en el aborto y sumar temáticas que sean afectadas o no por el ajuste, como el hambre, los salarios y femicidios. 

En un clima de desazón, preocupación y urgencia, se hizo entrever el impulso que las llevó a reunirse por horas en una misma asamblea, bajo cielo abierto, a convocar y movilizarse por una misma razón: los derechos conquistados no se tocan nunca más. 

Sin Natalia y sin justicia

Sin Natalia y sin justicia

Natalia Sabán fue a visitar el 8 de diciembre de 2019 a su pareja y terminó con un tiro en la sien. Desde entonces, su mamá exige justica. Denuncia la pasividad del fiscal y la policía.

El 8 de diciembre de 2019 Natalia Saban (16) fue a visitar a su pareja de hacía tres meses, Matías Agustín Cano (22), junto a su amiga íntima Brenda en el barrio de Villa Hidalgo de José León Suarez. A las horas, ingresó al hospital de Boulogne con un disparo en la sien para finalmente morir dos días después en el de San Isidro. A cuatro años de su femicidio, aún no se sabe quién, ni cómo, ni por qué la mataron. A pesar de existir una recompensa de medio millón de pesos, el principal sospechoso, su novio, sigue prófugo de la justicia. Su mamá Malvina no descansará hasta que lo atrapen: “Lo único que yo pido es que lo agarren y saber la verdad, lo que realmente pasó en esa casa, si fue él o no”, expresa ante ANCCOM.

Malvina recordó la madrugada en que llegó al hospital de Boulogne para firmar el traslado al de San Isidro y mientras a su hija le daban dos horas de vida, se dirigió a la comisaría de José León Suarez para hacer la denuncia. “Fui y entré preguntando directamente por Matías Cano, como novio de ella que era. La policía actuó mal, porque ni siquiera un patrullero me mandó en ese momento. Recién mandan el día 10 a las 11 de la noche, cuando Nati ya muere. Mis hermanos un día antes habían ido a la casa del chico éste y ya no estaba. Mientras nosotros nos ocupábamos en el hospital ellos se fueron”, recuerda.

El día 9 de diciembre, el padre de Matías, Alejandro Pavón (38) manifestó que su hijo de diez años estaba jugando con el arma cuando se le disparó y atravesó la ventana donde justo Natalia  estaba con su amiga Brenda. Sin embargo, la pericia médica certificó que le habían apoyado la pistola en el cuerpo. “La historia que armaron ellos es que el nene estaba en un sillón, salió un disparó y coincidentemente le pegó en la cabeza. Quisieron cerrarlo ahí, que había sido el nene y ya está. Ahí es cuando yo empecé a hacer las marchas en la fiscalía. Le dije al fiscal, que no es ‘ya está’, no fue a un animal que mataron y ya. Que busquen pruebas, que investiguen, que lo busquen a él (Matías Cano)”, resalta.

Malvina pudo saber que antes de que la mamá de Matías la llevara al hospital a su hija baleada, estuvo media hora tirada afuera de la casa. “En vez de llevarla a Urgencias, la sacaron a la vereda y se pusieron a limpiar adentro. ¿Por qué limpiás si no tenes nada que esconder? Tuvieron tiempo de hacer de todo. La policía ya sabía a las doce de la noche lo que había pasado. Pero no, esperaron a que Nati muera para recién ahí hacer el allanamiento y ya no había nada. Se llevaron todo, dejaron la casa vacía y desde ahí nunca más lo vi”, dice.

Al día hoy, Malvina no sabe por qué aquella amiga que Natalia había acobijado en su casa, con quien pasaba la mayor parte del tiempo, no contó nada. Brenda era la única que podía dar testimonio más fidedigno de lo ocurrido en esa casa. Sin embargo declaró que no vio nada. “Siempre estaban juntas, dormían juntas, no salía una sin la otra, eran muy íntimas. Las declaraciones de ella en la Fiscalía, que fueron varias, siempre resultaron cambiantes. Hasta el día de hoy no quiere hablar de lo que realmente pasó, dijo que ellas estaban afuera fumando y que el disparo vino de adentro. Pero no quiere hablar más que eso. Algunos dicen que puede estar amenazada. Estuvo en el velorio y después nunca más se acercó para hablar con nosotros, bajaba la cabeza”, afirma la mamá de Natalia.

Cada vez que a Malvina le llega un mensaje de vecinos y personas anónimas alertando la presencia de Matías en algún lugar, enseguida comienza un trámite tedioso para que la policía se apersone. “A mí me dicen que en tal lugar puede estar, voy y veo. Después le aviso a la policía, que se demora quince, veinte días. No lo buscan activamente”, comenta. No obstante, las amenazas a la mamá de Natalia no tardaron en llegar, le pedían que “pare la causa, que no se mueva más”, le dieron un botón anti pánico, pero dice que no le sirve de nada, ellos están ahí a una calle de su casa, “voy a haciendo denuncias y denuncias de cada cosa que pasa. Él está cerca”, destaca.

La comisaría 4ª de José León Suarez ya cambió cinco veces de comisario general desde el 2019 y en cada cambio Malvina se acerca a hablar para que no dejen el caso de su hija olvidado. “Es una lucha, porque empezaste con uno, después vas con otro y otro, nunca se termina. Siempre los sacan y es lo mismo, si trabajan con ellos. Entonces ¿a quién voy y denuncio? Si cuando yo salgo de una comisaría ellos saben primero. Ellos mismos le deben estar avisando que les van a hacer allanamiento, le hicieron miles pero nunca los engancharon”, remarca.

A los dos años del femicidio de Natalia, Malvina se enteró que estaban padre e hijo viviendo en Moreno. Fue hasta ahí, ubicó el lugar y le pasó el informe a la comisaría. Esperaron diez días para ir pero Matías ya no se encontraba ahí. Estaba el padre, Alejandro Pavón -quien cuando pasó el femicidio había pasado de un mes de que había salido de la cárcel por tenencia de arma y drogas- y lo detuvieron por ser el presunto facilitador del arma homicida. Sin embargo, sólo estuvo un par de semanas detenido, consiguió dos supuestos testigos que daban cuenta que él no había estado esa noche en que mataron a Natalia. “Nosotros buscamos más testigos y no había nadie más, ¿de repente aparecen estos? Es todo muy confuso”, expresa Malvina.

El pasado Día del Padre, se enteró que Matías estaba en esa casa donde mataron a Natalia, en donde hoy viven su padre y su abuela. “Supuestamente, según la policía, ellos pasaron por la casa y él no estaba afuera, pero sí podría haber estado adentro. Él tiene pedido de captura internacional. ¿Me vas a decir que tenés que esperar a un fiscal para entrar a una casa? Camina por Villa Hidalgo como si nada. No sabemos a quién recurrir ni con quién hablar. Yo hablo con el fiscal y me dice ‘sí, quédate tranquila’ y no es así, ya van a ser cuatro años que él está como si nada”, manifiesta. “Los testigos los buscaba yo, siempre me moví yo. Siempre saliendo de mí parte. Busco tanto y la justicia no te ayuda tampoco…no sabés para donde disparar. A mí me desespera que me digan que está ahí, cerca de mí”, dice Malvina.

Cuando Malvina recuerda a su hija, su expresión cambia, de repente la sonrisa entre tanta impunidad se hace inevitable. Es que Natalia “siempre estaba contenta, con su hermanos, con sus tíos, ella era la alegría, decíamos ‘acá llega la alegría’. Llega Nati y empieza la joda”, memorizó. Nati vivió siempre en el barrio, les gustaba cocinar, era fanática de Boca, iba a la cancha y no es raro ver muchas fotos de ella con esa casaca. Los sábados enseñaba danza a las niñas para combinar dos de las cosas que más amaba: bailar y pasar tiempo con los más chiquitos. “Amaba a los niños, yo tengo varios sobrinitos y ella se moría por ellos, iba temprano a buscarlos y estaba en la casa de mi mamá o los llevaba al jardín. Siempre feliz, nunca se iba a levantar de mal humor. Para ella no había gente mala, yo siempre le decía ‘no tenés que confiar en todo el mundo’, y ella respondía ‘yo soy así ma’, recordó Malvina.

Media sanción para la ley que castiga la violencia digital

Media sanción para la ley que castiga la violencia digital

La normativa busca evitar la difusión de videos íntimos sin consentimiento y su viralización con fines extorsivos. Los libertarios votaron en contra.

La viralización de videos sexuales sin consentimiento, la amenaza de difusión con fines extorsivos, los mensajes de odio de exparejas en redes sociales, causan serios padecimientos en sus víctimas, casi todas mujeres, incluidas niñas y adolescentes.
Con 191 votos a favor y 2 en contra, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto denominado Ley Olimpia, llamado así en honor a la activista mexicana Olimpia Coral Melo, quien impulsó una normativa contra el acoso digital en su país que permite etiquetar y sancionar como delito la difusión de contenido sexual en Internet que no sea de manera acordada.
El proyecto que ahora pasará al Senado apunta a modificar la ya establecida Ley 26485 de Protección Integral a las Mujeres, que dispone prevenir, sancionar y erradicar cualquier tipo de violencia dirigida a las mujeres. Se trata de incorporar a la violencia digital como una problemática de género presente en los diversos espacios virtuales que existen. La propuesta de Ley Olimpia había sido presentada en julio de 2022 -junto con la Ley Belén-, por la Organización de Género y TIC (GENTIC) y el colectivo Ley Olimpia Argentina.
Dos horas de debate resultaron en un total de 191 votos afirmativos por parte del Frente de Todos, Juntos por el Cambio, Provincias Unidas y la izquierda, dos votos en contra del sector libertario y una abstención. Así, el proyecto consiguió la media sanción y se seguirá discutiendo en la Cámara Alta.
“Esperamos que la ley se aplique en todas las provincias del país para construir conciencia sobre la existencia de la violencia digital. Es clave el buen uso de las redes sociales. Incorporar la educación digital dentro del Programa de Educación Sexual Integral (ESI) es fundamental”, afirma Raquel Farfán, la referente jujeña del colectivo Ley Olimpia en Argentina.

“Sabemos que existen grupos de varones en Telegram y Whatsapp donde se distribuyen fotos y material sexual sin consentimiento, incluso algunas de nuestras compañeras se ven involucradas en esto. En conjunto con la Organización de Género y TIC, estamos haciendo lo posible para erradicar estas conductas”, agrega.
La vocera de la Organización de Género y TIC, Eliana Grandier, explica el objetivo de la Ley Olimpia: “Intenta que dentro de los amplios tipos de violencia de género, se entienda a la violencia digital como una más. Hasta el momento, no están establecidos los marcos de condena para estos delitos. Estamos a la espera de que se reúnan las comisiones de Mujeres y Diversidad y de Comunicación Informática, además del Senado, lo antes posible”.
La Ley Olimpia fue originalmente aprobada en México, a raíz de la difusión de carácter extorsivo, hace una década, de un video íntimo de Olimpia Melo -que tenía 18 años-, por su expareja. La ley, además de reconocer, prevenir y castigar la difusión no consentida, la cataloga como violación a la intimidad sexual o ciberviolencia. De sancionarse en Argentina, sería el segundo país latinoamericano donde regiría la norma.
Farfán resalta la importancia de que sea aplicada a nivel nacional: “El colectivo Ley Olimpia está conformado por compañeras de todas las provincias argentinas que han sido víctimas de violencia de género en el ámbito digital”.
Mientras tanto, la Ley Belén -el otro proyecto ingresado al Congreso a la par de la Ley Olimpia-, propone modificar el Código Penal para aumentar las multas y las penas de prisión a quienes cometan delitos de violencia sexual en medios digitales. Su nombre conmemora a Belén San Román, una joven que residía en la localidad de Bragado y formaba parte de la Policía Bonaerense, que se quitó la vida tras haber sido difundido un video íntimo suyo. Su caso confirmó que este tipo de violencias pueden resultar en ataques de ansiedad, pánico, depresión y hasta suicidio para las víctimas.
Ambos proyectos tienen una fuerte conexión, ya que la Ley Belén está orientada a modificar el Código Penal y la Ley Olimpia a la actual Ley N° 26485 de Violencia Digital. “Con la Ley Belén, adicional a la Ley Olimpia, podemos también cubrir cambios en el ámbito penal”, señala Grandier.
Si alguien es víctima de ciberviolencia o ciberacoso, se recomienda buscar ayuda psicológica con perspectiva de género. No debe borrar, bloquear, denunciar o intentar dar de baja los enlaces de donde provengan los contenidos, ya que cualquier manipulación hará más difícil llegar al usuario que lo publicó. Y siempre es aconsejable consultar e informarse legalmente sobre los tipos de ciberdelito y sus consecuencias.

*Línea 144: asistencia a víctimas de violencia de género