Por Camila Correa
Fotografía: Clara Pérez Colman, Valentina Gomez

LA XXXII Marcha del Orgullo se realizó en Buenos Aires teñida por el clima electoral. Consignas contra Milei y sus propuestas antiderechos y a favor de Unión por la Patria.

Coraje es la palabra que se tatuó en la panza quien atravesó una mastectomía y hoy, en la  XXXII Marcha del Orgullo en la Ciudad de Buenos Aires, muestra con jactancia las cicatrices en su pecho, mientras disfruta de un fernet en plena Avenida de Mayo. 

Frente a las elecciones, miles de personas de la comunidad LGTBIQ+, con sus banderas características y brillos en todo el cuerpo, coparon la Plaza de Mayo con un objetivo claro: “Ni un ajuste más, ni un derecho menos. Frenemos a les antiderechos.” Ley antidiscriminatoria y ley integral trans integran los pedidos principales. 

“Javier Milei y su partido político -abucheo, chiflidos y pulgares hacia abajo empezaron a protagonizar la escena- son una clara amenaza a los discursos de odio, discriminación y violencia ante la comunidad LGTBIQ+.. El 19 de noviembre nuestra cita con la historia tiene una sola opción: Votemos a Massa”. Al instante, el cántico se hizo escuchar en cada uno de los presentes una y otra vez. 

Bajo el radiante sol de la tarde del sábado, se hicieron ver cuerpos de todo tipo que lucían sus extravagantes vestimentas: desde transparencias coloridas, coronas y disfraces de Barbie o Freddie Mercury hasta latex y arneses que cubrían su identidad. 

“Y ahora nuestro himno”, grita alguien mientras comienza a sonar “Y a quién le importa”,  de Thalia. Entre palmas, bailes hasta el piso y espuma por los cielos, empiezan a cantar su parte favorita: “Yo soy asi y asi seré, nunca cambiaré” 

“Todos me miran”, de Gloria Trevi fue la siguiente canción de la lista de reproducción. Esta vez con gritos enérgicos, saltos de alegría y banderas pintadas en sus caras hacían que la Plaza de Mayo viviera una gran fiesta. 

Entre una multitud que se chocaba entre sí y marchaba a paso lento sobre la Avenida de Mayo, una remera destacó: “La homosexualidad no es una enfermedad. La homofobia si”. “El amor vence al odio”, “Juzgan porque no conocen el arte de amar”, “Derecha no, derechos si”, “Abajo el cis-tema” eran algunos de los carteles que acompañaban la marcha. 

Carrozas del colectivo trans, trabajadoras sexuales y figuras mediáticas como Jean Paul Gaultier, con la presencia de Moria Casán en su recorrido, guiaban el camino de quienes acompañaban al ritmo del pop en plena marcha, dirigida hacia el Congreso de la Nación: “Prepárame la boleta pa’ votar a Sergio que la damos vuelta”, repetían los camiones con la foto de Sergio Massa maquillado como Drag Queen. 

Desde su balcón, dos hombres de 60 y pico de años, con sus camisas floreadas y banderas colgadas, saludaban a quienes pasaban por allí para compartir el festejo. En forma de corazón o saludo, expresaban su apoyo hacia los demás integrantes. 

 “Hacete el test de VIH”, dice un pasacalles cerca de los puestos de prevención que además de entregar preservativos o folletos explicativos acerca de las enfermedades de transmisión sexual, ofrecían poner el dedo para el pinchazo y obtener el resultado en el momento y de forma gratuita. 

Educación sexual integral no binaria, la separación de la Iglesia y Estado, lenguaje inclusivo, lengua de señas en las escuelas y preservativos para vulvas eran los reclamos de la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo: “El 19 de noviembre votemos en defensa propia. Por el respeto de las libertades, por la salud y educación pública. Por nosotres, amigues y familia. Vamos por una democracia para todes”. 

Voces del orgullo 1

por Agustina Blanco, Laura Alcaraz, Eliana Rossi.

“Milei no es una nueva oportunidad, es una tragedia anunciada”, “Votar a Milei es un salto al vacío”, expresan las paredes de la Ciudad de Buenos Aires mientras un chico en cuero levanta su cartel con firmeza: “Por favor no votes con odio”. Su compañero, viste una remera significativa ante los discursos negacionistas de La Libertad Avanza: “30.400 compañeres detenides presentes”. 

Entre canciones de cumbia y pop, un baile de folklore en la vereda se diferenció del resto. Sin contar con la ropa tradicional pero con disfraces, sonrisas de oreja a oreja, abanicos coloridos y unión entre sus bailarines buscan visibilizar artistas de la comunidad LGTBIQ+ y un folklore no binarie. 

En un grito sentido y con fuerza, una militante fue la voz de todas y todos los presentes de ese momento: “Las calles son nuestras y lo seguirán siendo, guste a quien le guste y le pese a quien le pese. La vida es bella y todos debemos gozar la plenitud, con libertad e igualdad. Viva la lucha, viva la diversidad y viva la Marcha del Orgullo.” 

Voces del orgullo 2

por Agustina Blanco, Laura Alcaraz, Eliana Rossi.