«Estamos en guerra»

«Estamos en guerra»

El psicoanalista, docente, periodista y escritor Alfredo Grande reflexiona sobre el escenario social y político luego de la victoria de Javier Milei. ¿Se observa un fenómeno cada vez más explícito del goce con el sufrimiento ajeno?  

A días de la asunción presidencial de Javier Milei, Alfredo Grande, escritor y psicoanalista, analiza la situación política y social actual. Invita a repensar la relación entre el Estado y el pueblo, el triunfo histórico de la derecha y el fenómeno creciente de ciertos discursos de odio.

En un contexto donde prima una sensación de incertidumbre, el psicoanalista sostiene que no hay tiempo para reproches: “Lo que nos queda ahora es hacer una severa autocrítica, cosa que no todos quieren y pueden hacer”.

Grande es un hombre con amplias capacidades. Es psiquiatra, psicoanalista, docente, actor teatral, escritor y periodista. Escribe regularmente en la Agencia de Noticias “Pelota de trapo” y conduce, junto con Irene Antinori, el programa radial “Sueños posibles” por La Retaguardia. Además, es miembro fundador de la cooperativa de Trabajo en Salud Mental el “Ático”.

 Estas últimas semanas se hicieron públicas varias manifestaciones como comentarios festivos por aquellos que van a perder su trabajo, discursos de odio y racismo, “escraches públicos», entre otros. ¿Observás que este fenómeno crece cada vez más?

Sí. Lo que pasa, es que hay una cuestión generacional. Para los que vivimos situaciones en la dictadura, dicen que nos acostumbramos pero a mí no me sorprende.

No considero que la violencia sea el absoluto mal. Hay violencias que en una época se decían ser revolucionarias y otras contrarrevolucionarias, obviamente. En este caso, yo siempre diferencio violencia de crueldad como dos registros distintos.

Clausewitz, un teórico militar prusiano muy citado, acuñó una frase de esas que son para siempre: “La política es la continuación de la guerra por otros medios”. En la actualidad, hay una divisoria de aguas entre “La política es superadora de la guerra” y “la política es la continuación de la guerra por otros medios”. Es muy importante empezar por ahí.

Desde ya que muchos consideran válida la primera opción. Yo no creo en eso. Hace más de cuarenta años que Alberto Morlachetti, el creador de “Pelota de trapo”, la agencia de Noticias que forma parte del Movimiento Nacional Chico del Pueblo, acudió a la frase “El hambre es un crimen”. El hambre es una masacre dirigida especialmente a los sectores más vulnerabilizados. Existe y seguirá existiendo. Entonces, si la política es la continuación de la guerra, no nos puede sorprender que ciertas políticas activen mecanismos que solamente se ven en la guerra. Por supuesto que es deplorable, pero no es sorprendente. Si alguien se sorprende con esto es porque está mal informado, nació en cuna de oro o directamente es cómplice. Tampoco sorprende el atrevimiento del fascismo ni del nazismo. La violencia contrarrevolucionaria, que yo llamó crueldad, está siempre. Inclusive en las primaveras democráticas de las políticas del estado bienestar.

La derecha conoce al sujeto para someterlo. Y la izquierda no lo conoce para liberarlo

Alfredo Grande

Ahora que ganó Milei, ¿se pueden sentir más legitimados aquellos enuncian los discursos de odio?

Sí, claro. Antes eran más cobardes o hipócritas. La derecha y el fascismo esperan su oportunidad histórica. Evidentemente ahora la tiene. Yo creo que Milei es un efecto, no una causa. Hay que arrancar pensando “¿Por qué Milei?” como en su momento fue “¿Por qué Macri?”. Nadie le prestó atención a eso. Los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri no sirvieron para pensar por qué llegó al poder.

Si bien cuando asumió Macri no se observó tanto, hoy la diferencia está entre lo encubridor y lo descubridor. En la apariencia, sin Macri no existía Milei y sin Menem no existía Macri. Yo viví el menemismo triunfante y observé todo el apoyó que recibió del peronismo en su momento. Es una continuidad que pocos quieren ver. Porque es un espejo que los muestra como cómplices, no como víctimas.

 

¿Tampoco sorprende la idea de que el mismo pueblo y no solo un sector privilegiado votó por este candidato?

La idea de pueblo hay que desconstruirla rápidamente. La frase “El pueblo nunca se equivoca” es un mito absoluto. El pobre se equivoca, acierta y ambas cosas al mismo tiempo. El pueblo es una realidad no coherente y absolutamente contradictoria.

Milei ganó en muchos lugares muy humildes. ¿Por qué sucede? Porque no tienen conciencia de clase. Hoy, el mito del ascenso social es un desplazamiento. La aspiración de un proletario es ser burgués. Pero no pueden ser todos burgueses. Entonces, los extranjeros, los negros, los indios, los villeros, los piqueteros, todos ellos ¡Afuera! Eso jode. Pero no joden a la clase alta, a ellos ni los tocan. Joden a la clase media. La lucha de clases se da entre pobres e indigentes. Eso siempre lo explota la derecha. Yo tengo un aforismo que dice “La derecha conoce al sujeto para someterlo. Y la izquierda no lo conoce para liberarlo”. La prueba de esto es la publicidad. Nunca falla a la hora de fomentar un consumo.

Por otro lado, el voto ha sido capturado por la derecha. El voto nace como una herramienta contra el famoso fraude patriota, pero ahora son campañas publicitarias. Perdió toda cualidad de cambio. Es más, como hay voto, estos candidatos son legítimos. Porque el voto te da legitimidad. La derrota es absoluta. Es una derrota cultural. Por ejemplo, el famoso voto en blanco surgió cuando el peronismo estaba proscripto. Ahora no hay partidos proscriptos. Ni siquiera a Milei lo proscribieron. ¿Reivindican la dictadura? Bueno, eso es un delito. No podés ser candidato. Existen estas herramientas, pero no las usan. 

 

Prendió la idea de “mejor destruir lo que tenemos en vez de mejorarlo”

Desde la perspectiva de los privatizadores, el objetivo es maximizar la tasa de ganancias. ¿Porque Edesur y Edenor siguen siendo empresas privadas? ¿Por qué el Estado no administra la energía? No nos quedamos sin luz, nos quedamos sin electricidad. Otro ejemplo, es YPF. No es una empresa estatal en su totalidad. Solo en un 51%. En esos huecos enormes que se dejan, aparece la derecha fascista y se hace un picnic. Lo que es muy interesante, es repensar esa relación unívoca entre Estado y pueblo. El Estado necesita población y territorio. Estos dos elementos lo conforman. Sin embargo, vos vas a la Patagonia y la encontrás en manos extranjeras. ¿Qué hicimos con la Patagonia? Debería estar superpoblada. Yo creo que Milei es un efecto de todo esto. Si los buenos no actúan, vienen los malos. Es la historia de la humanidad. No hay muchas dudas en eso.

¿Se puede plantear que peligra la paz social?

Absolutamente. No es que peligra la paz, no hay paz. No puedo saber hace cuánto, pero estamos en guerra. Por ahí alguna vez más o menos maquillada. En Argentina, un 60% de pibes con menos de 11 años sufre hambre. Si eso no es guerra, ¿qué es? Lo peor es que estamos desarmados.

 

¿Qué esperás para los siguientes años?

Espero que la clase trabajadora termine de tomar conciencia. Si estamos en guerra hay que ganarla. Hace rato que vivimos en una batalla cultural. Por lo tanto hay una guerra cultural. El tema es no negarla. Necesitamos ganarla y eso no se puede hacer negociando. En una época se decía que un fascista era un liberal asustado. Hoy los liberales ya no se asustan más, ahora los asustados somos nosotros. Entonces yo lo que te diría, y me lo digo a mí mismo, es que hay que apostar a la batalla cultural. Si se pierde este horizonte, te gana la derecha porque le permite crear consensos.

 

Primó una sensación de “No queda de otra” en toda la campaña y sobre todo a la hora de votar. 

Sí, totalmente. Por eso también es una batalla cultural. Siempre hay otra opción. No solamente otra. Hay otras y otros. Eso de “no queda otra” es la ética de la resignación que es el gran triunfo de la derecha y del fascismo.

 

-¿Y cómo se puede empezar a militar esta batalla cultural?

 

-Bueno, esta charla es un aporte en ese sentido. En una época había grupos de discusión, de formación, se leía y se pensaba mucho. Hay muchísimos escritos de autores nacionales e internacionales. Cada vez que aparece un autor, todo el mundo corre detrás de la última novedad, pero, ¿leyeron a José Ingenieros, a Karl Marx, inclusive a Juan Perón? ¿Leen? Lo primero es la formación, que lamentablemente se ha perdido. Es necesario retomarlo.

El periodista que incomodó a Videla y se transformó en portavoz de Alfonsín | Estuve ahí

El periodista que incomodó a Videla y se transformó en portavoz de Alfonsín | Estuve ahí

José Ignacio López fue uno de los pocos que se animó a desafiar la censura en plena dictadura. Su recompensa fue convertirse en el vocero del primer presidente en el regreso de la democracia.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
El desafío de construir un Estado democrático | Estuve ahí

El desafío de construir un Estado democrático | Estuve ahí

Ana Castellani, la secretaria de Empleo Público del gobierno de Alberto Fernández repasa cómo tuvo que transformarse la administración pública para deshacerse de los rasgos autoritarios que dejó la dictadura. La profesionalización del empleado público, el ajuste de las plantas siguiendo el Consenso de Washington y el sistema de vetos cruzados que impide las políticas de Estado.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
“A cada paso que das, se levanta una barrera”

“A cada paso que das, se levanta una barrera”

Natalia Vinelli, docente y una de las fundadoras de Barricada TV, conversó con ANCCOM sobre su último libro: “La televisión alternativa en la transición digital. Las experiencias de Argentina y Chile” una investigación que debate los desafíos de los canales comunitarios en la actualidad. ¿Qué panorama se avecina para los medios alternativos?

Natalia Vinelli tiene una amplia trayectoria en los medios. Es periodista, comunicadora social, docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), una de las fundadoras del canal comunitario Barricada TV, investigadora y autora de libros como Ancla: una experiencia de comunicación clandestina y Comunicación popular y alternativa, entre otros. Su último libro La televisión alternativa en la transición digital es la tesis de su doctorado en Ciencias Sociales, una de las primeras en ser defendida de manera virtual. También es militante del Frente Patria Grande, liderado por el abogado Juan Grabois, y forma parte del Ente Nacional de Comunicaciones desde el año 2020: “Trabajar en la gestión pública sigue siendo parte de la militancia, porque lo que a mí me preocupa centralmente es que la política pública llegue a donde tiene que llegar para no perderse en el camino”, explica. 

Ambas experiencias, tanto en Barricada TV como en el ENACOM, construyeron la perspectiva que orienta la investigación. La autora compara las experiencias chilenas y argentinas para reflexionar acerca de nuevas políticas públicas que establezcan un escenario más democrático para los medios. Para eso, destaca la necesidad de un Estado responsable por estas regulaciones. 

 

¿Cuánto tiempo te llevó la investigación?

Me llevó muchísimo tiempo, aunque ya había trabajado unos cuatro años sobre televisión alternativa en la maestría. Me parece importante decir que es la tesis de doctorado. En un contexto donde todo un sector de la sociedad y dirigentes políticos cuestionan la educación pública, siempre es fundamental destacar que fue la que me permitió investigar y formarme. Esta investigación es parte de esa historia. El libro en su conjunto es el resultado de una reflexión sobre mi práctica como parte integrante de un canal de televisión alternativo, popular y comunitario que es Barricada TV. La experiencia me llevó a cuestionarme muchos temas vinculados al funcionamiento del canal, lo cual me pareció que podía ponerlo en común, ver qué pasaba en otros canales para que toda la investigación funcione como insumo para tomar decisiones sobre la gestión de los propios canales y también para pensar políticas públicas.

 

¿Qué obstáculos atraviesan hoy estos canales?

Hay de todo tipo. El primero tiene que ver con la cantidad de años en los cuales se fue llevando adelante las experiencias de televisión sin licencia, la cual te permite acceder a fuentes de financiamiento y a otras cuestiones vinculadas a la gestión. Este atraso de tantos años, desde la transición democrática hasta acá, genera una desigualdad en el punto de partida para los medios populares que es indiscutible. La segunda es que para poder jugar un juego, primero tenés que emparejar la cancha. Nos venimos encontrando con radios y canales que una vez legalizados se encuentran con un montón de barreras en el sistema. Por ejemplo, PARES TV es un canal que hizo todo su vínculo con la comunidad a partir de la transmisión del fútbol. Seguían a Flandria, uno de los equipos de fútbol de Luján. TS Sport, les manda una carta documento para que no sigan transmitiendo los partidos de fútbol porque ellos son “los dueños de los derechos”. Otra cuestión: en la ciudad de Buenos Aires, el 70% de la población mira televisión a través del cable. El vivo, que es lo que más se sigue viendo, no se mira a través de la televisión de aire. Todas las estadísticas demuestran que se miran por cable. Sin embargo, las cableras tienen la obligación de levantar a los canales comunitarios en su área de cobertura de manera gratuita. Nunca cumplieron con la normativa. Como canal, seguís transmitiendo para el pequeño porcentaje que sigue mirando televisión por aire, digital, pero por aire. ¿Qué quiero decir con esto? Que son detalles. A cada paso que das, se levanta una barrera. Y en definitiva, la pregunta sería ¿Por qué? ¿Qué puede joder que PARES TV transmita Flandria? Bueno, evidentemente jode. Cuando vos del otro lado tenés medios que son hiperconcentrados suceden estas cosas. No dejan nada librado al azar y tienen un control absoluto de lo que pasa.

Solemos consumir más canales de cable, incluso cuando existen canales de aire con mejor contenido ¿Por qué?

Los canales de aires son mejores. El problema es que tenés muchísimos canales de cable, más de 300, y un puñado de canales de aire. Entonces, ¿compite o no compite? Además, aunque tengas las dos opciones no es una tecnología que se haya instalado masivamente entre los televidentes. Mucha gente no sabe que se puede combinar entre los canales de cable y de aire. Todo eso dificulta un contexto en el cual la televisión digital durante el macrismo se desfinanció y no recuperó los niveles de desarrollo que tenía en los años previos. Hay una serie de elementos que tienen que ver con la forma en la cual nos comportamos al consumir medios de comunicación que entorpecen el encuentro con sus audiencias. En algún punto hay un gran avance en términos de profesionalización y sostenibilidad. Se encontró la manera de generar medios que a su vez sean una salida laboral y profesional para sus propios integrantes, pero aún con esas ventajas, se complica su funcionamiento. Me parece que ahí está la discusión central. Cuando mirás el sistema de medios, se puede medir la democratización de la sociedad.

 

Teniendo en cuenta tantos casos latinoamericanos sobre televisión alternativa, es casi irónico que las personas no se encuentren con estos espacios tan accesibles…

No se construyen audiencias de un día para el otro. Pero, si miras para atrás, los medios comunitarios siguen estando, existen, persisten y siguen creciendo. Todavía hay que seguir construyendo el camino a la masividad, derribando todas las barreras que sean necesarias para eso. Pero, a la vez, creo que la función del canal comunitario en su propio entorno sigue siendo muy importante. Porque en definitiva la gente que lleva adelante estos medios son aquellos que se acercan a participar, a militar. Los que se suman son constantes. Lo que pasa es que es mucho más largo el trecho que hay que caminar para igualar esa cancha. La clave en todo esto es que esa base social pueda seguir luchando por sus conquistas junto a normativas que se encarguen de igualar estas condiciones. 

 

¿Se puede pensar en el desarrollo digital como una ayuda para impulsar estos canales?

Es interesante porque yo me acuerdo que FM La Tribu, que está al aire hace más de 30 años, hizo un programa especial por el 2001 al año siguiente. Era un podcast. Las radios comunitarias vienen haciendo podcast desde el año cero. Cuando empezamos a transmitir con Barricada TV veíamos que nadie se conectaba a lo analógico, que ya lo digital iba avanzando, por lo que empezamos a salir con streaming antes que Netflix se volviera masivo. En esa búsqueda de poder hacer circular nuestros contenidos, fuimos explorando un montón de formas. La experiencia, la posibilidad y el ejercicio está, lo que no se puede hacer es separarlo de las condiciones de producción. Vos te metés a internet y pareciera que todo es libre, pero el algoritmo te pone primero determinadas cosas. Eso es porque hay una transnacionalización de por medio. Es un lugar muy diferente. ¿Cómo hacés para instalarte y funcionar en el sistema de medios con una lógica que no es capitalista, sino de cooperación, colaboración, y de solidaridad?

 

Si mirás el sistema de medios, podés medir la democratización de la sociedad.

Natalia Vinelli

¿Cómo ves el panorama de ahora en más?

El escenario que se abre para los medios comunitarios es de muchísima incertidumbre. Las declaraciones que han hecho quienes son parte de la fuerza política de Javier Milei en torno a los medios públicos enciende una alarma. Esto no es algo nuevo. Vamos a tener que estar en estado de permanente movilización. En estos momentos las organizaciones de medios comunitarios, el sindicato de prensa y los distintos sectores de la comunicación estamos discutiendo sobre cuál va a ser nuestra agenda.

 

A la hora de no retroceder con todo lo logrado, ¿qué va a ser primordial?

Como punto de partida, la defensa de lo conquistado hasta la actualidad. Todo lo que tenga que ver con el sostenimiento de medios, con su financiamiento y con las condiciones de posibilidad para poder seguir desarrollándose con alguna oportunidad en el sistema de medios: como los fondos de fomento de concursos del Fomeca, todo lo relativo en torno a las legalizaciones y las licencias obtenidas por radios y canales de televisión. También, la defensa de la pauta, la cual no tiene una ley, pero fue parte de la conformación de resoluciones que permiten a los medios comunitarios poder aplicar a la pauta oficial.

 

En un contexto donde representan un “gasto”, ¿por qué son tan importantes los medios públicos y comunitarios?

Tienen una función muy importante para la pluralidad de voces. Dejar todo librado a la ley de la oferta y la demanda permite que solo las voces dominantes pongan en circulación sus ideas y sus discursos. Es lo que sucede con los medios masivos, privados y comerciales centralizados en Buenos Aires. Los medios alternativos tienen que dar vuelta esta mirada porteña sobre las realidades provinciales y regionales para poner en circulación perspectivas que están vinculadas a sus propias comunidades y a otras miradas del mundo que no tienen tratamiento en los medios tradicionales. No darles la oportunidad de ser escuchados a otros medios afecta profundamente la democracia. Recordando lo que fueron las jornadas en 2001 y el papel que cumplieron los medios alternativos en ese contexto de rebelión, había dos consignas muy fuertes: “¿Vos lo viste? ¿Vos lo viviste? No dejes que te lo cuenten” y “Nos mean y los medios dicen que llueve”. Fue un momento que permitió el desarrollo de un montón de espacios de intervención político comunicacional y se pusieron en circulación nuevas miradas que daban la batalla cultural desde la contrainformación. Ese es el piso por el cual se fueron consolidando muchos de los medios populares que lograron hacer un proceso de profesionalización al amparo de las discusiones de la ley audiovisual. Es decir, que para dar todas las batallas que se vienen por delante, tenemos toda esa experiencia acumulada. Desde haber arrancado trabajando en un contexto en el cual había que salir a mostrar la verdad ocultada por los medios, a hacerlo ahora con un piso de profesionalización muchísimo mayor, me parece que va a hacer un diferencial importante para los tiempos que se vienen.

Entre la figuración y la abstracción | Estuve ahí

Entre la figuración y la abstracción | Estuve ahí

Luis Felipe Noé, el artista plástico que denunció con su obra las atrocidades de la dictadura, cuenta las huellas que el horror dejó en su trabajo los “pequeños avances culturales” en estos 40 años de democracia y su mirada sobre la tecnología.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
“Tratamos de proteger el hábito de ir al cine”

“Tratamos de proteger el hábito de ir al cine”

La historia del Cine Club Núcleo incluye hitos como ser el primer espacio en difundir a directores como Ingmar Bergman en el Río de la Plata, así como ser emblema de lucha contra la censura de la dictadura. Su director, Alejandro Sammaritano, hijo del fundador, comparte sus entrañables recuerdos y reflexiona sobre la experiencia cinematográfica.

Frente a la Plaza del Congreso, la sala principal del Cine Gaumont se encuentra repleta de adultos mayores bien vestidos y perfumados para la ocasión. Cuando empieza la película –la multipremiada Puán–, el reflejo de la pantalla deja ver los cabellos blancos de un público cinéfilo (y combativo) desde su juventud, que hoy sigue asistiendo a las funciones presenciales.

Ante el avance de las plataformas de streaming y la habitual programación de las salas comerciales, se vuelve imprescindible la preservación de espacios como el que constituye, desde 1952, el Cine Club Núcleo, para compartir el hábito y recordar tiempos pasados en los que el acceso no era para todos.

Fundado por Salvador Sammaritano, un ícono de la crítica cinematográfica argentina, desde 2001 Cine Club Núcleo es dirigido por su hijo, Alejandro Sammaritano, quien tras el fallecimiento de su padre, en 2008, tuvo que decidir si continuar con el bien de familia que tenía un valor emocional y espiritual muy grande o seguir siendo un “oscuro” contador de una empresa metalúrgica. Eligió la primera opción y continuó viviendo el cine cada día de su vida.

¿Qué diferencias encontrás en los objetivos actuales de Cine Club Núcleo y los que motivaron su creación?

Núcleo nació para tratar de facilitar al público el acceso a películas que de otra forma no podría ver nunca. Ese objetivo ahora se desvirtuó porque existe la posibilidad de verlas en el celular y, antes que no verlas, es mejor opción. Considero que se modifica mucho la percepción teniendo en cuenta que la concentración y la estética visual es diferente. Por eso lo que tratamos de proteger actualmente es el hábito de ir al cine, el hecho de estar sentado con un montón de gente que no conocés, pero con la que compartís sentimientos similares. Son prácticas que se pierden estando sentado en el living de casa.

Durante la dictadura, se planificaban excursiones a Uruguay desde la mañana temprano hasta la noche y los socios iban a ver cuatro películas en el día que estaban prohibidas en Argentina.

Alejandro Sammaritano

Núcleo continuó su actividad durante la última dictadura, ¿cómo convivieron con la censura?

La lucha contra la censura hoy parece una cosa lejana, pero fue lo más emblemático de Núcleo. Los que lo vivimos sabemos lo duro que es: había un tipo que arbitrariamente decidía qué películas se podían ver y cuáles no. Lo que hizo el cine club fue organizar un “contrabando visual”. Se planificaban excursiones a Uruguay desde la mañana temprano hasta la noche y los socios iban a ver cuatro películas en el día que estaban prohibidas en Argentina, tales como La última tentación de Cristo, Emmanuelle, Último tango en París y La Naranja Mecánica. Miguel Paulino Tato, a quien Charly García bautizó como el “Señor Tijeras”, fue uno de los censores más destacados de la época y tenía una visión elitista de la cultura. Con el tiempo, mi viejo llegó a un acuerdo de pasar ciertas películas con la condición de no anunciarlas públicamente, pero en el contestador telefónico –que era el medio de difusión de las programaciones– se decía “hay un importante preestreno” y la sala se llenaba, porque todos sabían que era una película prohibida.

¿Cuándo adquirió popularidad Núcleo?

En un principio empezó con un grupo de amigos del barrio de Colegiales, con la palabra “núcleo” uno se imagina una cosa restrictiva, pero lo que querían era que ese núcleo se agrandara y difundir el buen cine, entonces repartían volantes en la calle. De a poco comenzaron a conseguir mayor cantidad de películas, les prestaron algunos sótanos más grandes y había inclusive un arquitecto que les facilitó la casa. Se fue haciendo una cosa popular con películas que realmente no eran convencionales porque no había videocasete, DVD, Blu-rays, había que conseguir el celuloide o el material con la película. Para esto iban a embajadas y a festivales itinerantes a buscarlas, hasta que muchos distribuidores de cine se enteraron de la existencia del cine club y les ofrecieron películas de arte con el objetivo de ver la reacción de la gente y después encarar un lanzamiento. Así se consagró que Cine Club Núcleo tenga preestrenos los martes de películas artísticas. Se podían ver algunas comerciales porque no todo Hollywood es malo, pero se buscaba un cine más alternativo. La programación también se pudo seguir sosteniendo por los contactos que tenía mi viejo con Leopoldo Torre Nilson, Humberto Ríos, José Martínez Suárez, Carlos Sorín, Alberto Lecchi, también con Campanella, que nos dio todas sus películas. Actualmente, muchos periodistas continúan viniendo a ver el preestreno de ciertas películas acá para después criticarlas.

¿Cómo es la gestión del cine club?

Los distribuidores compran las películas y las ceden para el preestreno en Núcleo mediante un acuerdo. Obviamente el cine es un arte, pero no deja de ser un negocio, traer películas te sale guita y si después la gente no va, te fundís. Muchas veces yo las pido por directores, recorrido en festivales o que tengan actores o actrices importantes, pero también hay un asesoramiento implícito de las distribuidoras en la programación, ya que tienen criterio para anticiparnos si la película va o no para el cine club. Tenemos además un montón de gastos fijos que se pagan con la mensualidad de los socios, hoy si no tuviéramos el apoyo del INCAA, que nos presta la sala, no sé si podríamos continuar con esta actividad. Por mes en total son 12 funciones –la actividad en el MALBA los jueves y en el Gaumont los martes y domingos– así que, en términos monetarios, si asisten a todas es muy barato.

Teniendo en cuenta que tienen un público que viene hace años, ¿cómo hacen para que se renueve?

Es complicado, tratamos de interpelar a un público más joven, pero no tienen constancia con una actividad regular como esta. La diferencia con la gente grande es que conforma toda una salida para ellos y en los jóvenes esa práctica no está tan instalada. A su vez, después de la pandemia mucha gente perdió el hábito, cada vez se les hizo más difícil llegar hasta el centro para venir y otros lamentablemente quedaron en el camino. El público de a poco se va renovando pero la realidad es que me da miedo que a largo plazo esto que a nosotros nos gusta tanto se pierda. Hay películas que al verlas en la computadora son seis puntos pero en el cine suben a ocho, las imágenes se ven majestuosas y la experiencia es muy distinta. Por eso, resalto la importancia de salvaguardar estos espacios porque también es cuidar la calidad artística de los filmes.

¿Cómo fue crecer en una casa de cinéfilos?

Yo veía películas desde muy chico. Me acuerdo que un día mi viejo me llevó a ver La conversación, que era durísima. También películas rusas muy buenas, pero a la edad que yo tenía no eran las adecuadas para ver, así que habré dormido un rato. Algunas las volví a ver y me gustaron, otras no. En casa –que era muy chiquita– había un proyector de 16 mm que mi viejo armaba, poníamos un afiche blanco dado vuelta y veíamos las películas para decidir si la programaba para el cine club o no. Así que siempre estuve muy embebido, y eso repercutió en mi formación.