
La hija del orden
La periodista Emilia Delfino escribió «La generala», la biografía no autorizada de la vicepresidenta Victoria Villarruel, una mujer religiosa, conservadora, con ambiciones de poder y llena de contradicciones.

José de San Martín eligió a la Virgen del Carmen de Cuyo como Patrona del Ejército de los Andes. Manuel Belgrano, a la Virgen de la Merced como la Generala y Patrona del Ejército. Victoria Villarruel le reza a la Virgen del Valle, esa que su papá llevó a la guerra de Malvinas. Victoria, devota y creyente, es “la generala de su propia batalla”. Así la define la periodista Emilia Delfino. La vicepresidenta, la que quiere ser presidenta de todos los argentinos y generala de la nación, es en sí misma una paradoja: se desplaza entre el ultraconservadurismo de su herencia militar y la libertad impostada que promete su alianza con Javier Milei.
ANCCOM dialogó con Emilia Delfino, autora de La Generala, la biografía no autorizada de Victoria Villarruel, la vicepresidenta que desafía a los Milei.
Tanto la religión como la tradición militar son, para la autora, ejes centrales para pensar a Villarruel: “Son parte de su columna vertebral, la familia, la impronta militar y la religión, que hablan de su conservadurismo y de sus ideas tan cerradas y específicas de una derecha conservadora, muy católica.”

Delfino indica que a lo largo de toda su investigación buscó retratar a Villarruel “tal cual es: con sus virtudes, sus defectos, sus contradicciones, que conozcan a esa persona que llegó con una alta imagen positiva y, sin embargo, con un nivel de desconocimiento sobre su vida y sus ideas muy llamativo. Y que está en la política con ambiciones de quedarse. Ella quiere seguir en la arena política, seguramente siendo candidata. Hay que ver cómo se acomoda políticamente. Pero tiene ambiciones. Y creo que era necesario conocer quién está detrás de esa cara amable que vemos ahora que también, al mismo, tiempo es una armadura.”
La escritora la define como “una mujer con contradicciones y rodeada de conflictos. Una persona enigmática, con muchos secretos, muy reservada, que se define como nacionalista pero que siempre está rodeada de liberales; que se opone al movimiento feminista y sin embargo llegó gracias al cupo femenino al Congreso de la Nación y a la política; que se enfrenta al gobierno que integra por cuestiones que sabía que eran producto de conflicto con ella misma, como por ejemplo la posición sobre Malvinas.”
“Contradicciones” y “conflictos” son palabras claves para entender la esencia de Villarruel. “Esta imagen que vemos ahora es la de una dirigente de la escena nacional que es pro-diálogo, abierta al consenso, que se muestra institucionalista. Sin embargo, cuando uno habla con personas que la conocen y han estado a su lado hace más de 20 años, la describen como una persona intransigente, con la que era muy difícil dialogar, llegar a un acuerdo”, afirma la periodista. También, se pregunta: “Hasta dónde, ¿no? Una persona que se ha comportado de una manera durante toda su vida, que ya cumplió 50 años, que tiene una personalidad formada, ¿hasta dónde puede cambiar? ¿O es una estrategia lo que nos está mostrando? ¿Es un intento de diferenciarse de Millei? Es algo que creo que va atravesando el libro. La idea de suplir todo el tiempo los agujeros que deja Milei y mostrarse como una alternativa más política, más dialoguista.”

El personaje de Villarruel se construye entre estas tensiones: sus convicciones ultraconservadoras, el lugar de donde viene, la imagen de su papá militar y “la enorme responsabilidad de ser hija suya” (como ella misma ha dicho) y sus alianzas y disputas con Milei, que parecería estar en las antípodas de su imagen pública.
Esta característica suya, quizá, fue la que hizo que se rompiera de manera casi intransigente el vínculo con el presidente. Sobre esta ruptura, Delfino expresa: “Creo que tienen que ver con sus personalidades y con que siempre hubo una pelea por los espacio de poder. Empezó con el armado de las listas de 2023, en las elecciones, en las campañas. Y siguió a medida que ellos fueron llegando al poder, que se instalaron y que los Milei empezaron a manejar el Ejecutivo. Entonces, donde no había lugar para Villarruel, había un conflicto. Recordemos que Milei le había prometido los ministerios de Defensa y Seguridad, y ella también aspiraba a manejar la Secretaría de Inteligencia del Estado. Hay una Villarruel herida que reclama todo el tiempo, durante la campaña y durante los primeros meses de gobierno, participación en la toma de decisiones y un gobierno comandado por los Milei que no le da ese lugar.”
Los conflictos con el presidente ubican a la vicepresidenta en una zona gris, en la cual no se sabe bien cómo va a posicionarse política y partidariamente de aquí en más. Algunos hablan de alianzas con sectores del peronismo. Las especulaciones en torno a su estrategia política crecen, más aún cuando se rumorea su intención de candidatearse a la presidencia en 2027. En este sentido, Emilia Delfino argumenta: “Al peronismo siempre lo criticó, sobre todo al kirchnerismo. Entonces, ¿dónde encaja Villarruel hoy? No está cómoda ni en La Libertad Avanza ni en ningún otro espacio político, porque el espacio al que ella pertenece hoy está reducido a un grupo muy específico de conservadores que no tienen un lugar preponderante en la agenda política. Entonces va a tener que amoldarse nuevamente como lo hizo con La Libertad Avanza y ver si puede sobrevivir a esa adaptación.”
Igualmente Delfino recupera aspectos de la buena relación que ambos mandatarios cultivaban antes de que comience la disputa por el poder: “Tenían algunos puntos de contacto y, tanto Milei como Villaruel eligieron no ver los puntos de desencuentro. Eso fue una estrategia. A Milei le convenía traerla a Villarruel, sumar a un espacio de la derecha que él no representaba: los conservadores y los nacionalistas. A Villarruel le permitía llegar a la política de la mano de un candidato que estaba instalado. Llegaron a tener una relación muy buena mientras eran diputados de La Libertad Avanza en 2022. Pero bueno, claro, en ese momento no había una disputa de poder, no había nada que disputar.”
“Es increíble que siendo nuestro mejor cuadro, y siendo hija de un militar, sea tan indisciplinada”, cuenta Delfino que dijo Santiago Caputo sobre Villarruel en una reunión con Emilio Viramonte Olmos, persona del círculo de confianza de la vicepresidenta. “Esta frase habla de eso, de una persona que a pesar de esa disciplina con la que fue criada también hace siempre su propio juego”, indica la periodista.
La hija del orden muta entre la fe religiosa, el conservadurismo extremo, su ansia de protagonismo y sus coqueteos con el liberalismo. Es una dirigente marcada por contradicciones, controversias y discursos negacionistas que llevan a la pregunta de si realmente sus alianzas contribuyen a la construcción de consensos o dividen y desafían las reglas democráticas y humanas que los argentinos, como los laureles, supimos conseguir.