El arte de hacer memoria

El arte de hacer memoria

En el Centro Cultural Haroldo Conti se inauguró «Comunicar los juicios», una muestra sobre formas creativas de contar los procesos judiciales de lesa humanidad.

En vísperas del 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el sábado pasado se inauguró Comunicar los Juicios, una muestra multifacética que se presenta hasta el 28 de mayo en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, de Av. del Libertador 8151 (ex ESMA), con entrada libre y gratuita.

Las obras agrupadas bajo el concepto de  “contar los juicios” presentan las distintas herramientas que se han usado para construir comunicación sobre los juicios de lesa humanidad en nuestro país. Por una parte, se exhiben los Microrrelatos, que recuperan pequeñas historias, testimonios y escenas de los juicios en formato audiovisual breve. Mientras que en otra sección, En la tierra son actos, se despliegan las diferentes acciones creativas llevadas a cabo desde los movimientos de derechos humanos contra el olvido y el silencio, para mantener la demanda de justicia.

Los artistas que participan son Luis Abregú, Almendra Acosta Galera, Luis Angeletti, Federico Geller, Gabriel Giaiman, Hugo Goldgel, Lisandro Guma, Gauadalupe Marin Burgín y Leandro Torres. El equipo de microrrelatos está coordinado por Alejandra Dandan, con la curaduría a cargo de Guadalupe Marín Burgín y Federico Geller.

El proceso de justicia por delitos de lesa humanidad comenzó con la vuelta de la democracia en 1983, pero se vio interrumpido durante casi 20 años por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, además de los indultos, que garantizaron la impunidad de represores. Con la declaración de nulidad de esas normas en 2003, se reanudaron y se completaron más de 280 juicios, con 1.146 represores condenados. 

En este sentido, las organizaciones de derechos humanos, desde Madres, Abuelas, Familiares, CELS, H.I.J.O.S., entre otras, crearon distintas estrategias de comunicación creativas para acompañar y mantener activa la demanda de justicia. En la tierra son actos, se despliegan algunos ejemplos de acciones de comunicación. Por ejemplo, los dibujos de los juicios, dado que en algunos tribunales establecieron límites al trabajo de los fotógrafos. En el año 2010 en Comodoro Py solo se permitió su ingreso por algunos minutos. La respuesta de H.I.J.O.S. junto con la Facultad de Diseño Gráfico y el IUNA fue convocar a dibujar los juicios. También, se muestran las fotografías, los escraches, el trabajo en radio, mapas de juicios y de represores como formas de construir comunicación alternativa.

En pandemia, cuando las audiencias comenzaron a ser televisadas, un equipo de la Secretaría de los Derechos Humanos de la Nación comenzó a desarrollar un dispositivo para facilitar y humanizar el acceso a la amplia cantidad de información que producen en las salas. Guadalupe Marín Burgin, curadora de la muestra, explica que los Microrrelatos fueron llevados a cabo por el esfuerzo colectivo tanto de periodistas, artistas, editores como de investigadores, quienes a partir de fragmentos de testimonios vertidos en las audiencias, y en contacto con las víctimas y abogados, realizan un relato audiovisual de breve duración. La exhibición propone un recorrido plástico por las causas judiciales, mediante animaciones de dibujo, collage y material de archivo, expone un conjunto de bocetos y obras. También se encuentran disponibles en forma de episodios en las redes y canales de difusión de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación, y son también emitidos por TV Pública y proyectados en salas del INCAA antes de las funciones.

El acto de inauguración estuvo encabezado por la actriz Lola Berthet, Directora Nacional del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti desde el 2020, quien destacó el trabajo de todo el equipo de investigación y de artistas como fuerza de lucha, en el marco de los 40 años de la democracia. Con el eje en arte y memoria, se presentaron además dos muestras de artes visuales e instalaciones: Uso y función. Objetualidades poético-políticas de la ESMA, y Remolino de tiempos. La presentación finalizó con unas palabras del Secretario de Derechos Humanos de la Nación Argentina, Horacio Pietragalla Corti, quien señaló la importancia de estos espacios de memoria frente al negacionismo, y el avance de la derecha actual. Además, remarcó que el trabajo en materia de Derechos Humanos continúa. 

Federico Geller, señaló que la idea de la muestra Comunicar los juicios apunta a que “los juicios no sean solo un procedimiento judicial en un laberinto lleno de telarañas, sino una caja de resonancia para aprender y para encontrar conocimientos nuevos. Porque los juicios generan conocimiento nuevo, donde las imágenes, los objetos, los audios se ponen a dialogar entre sí. También para renovar este compromiso de la parte democrática de la sociedad”. 

En este sentido, Geller señaló la importancia de los espacios artísticos y creativos en relación a la memoria teniendo en cuenta el contexto político social actual: “Nos gustaría que esta cajita de resonancia sea apropiada por todos los que vean la muestra, para poder también luchar contra las mayores amenazas que afectan esta democracia que estamos construyendo a golpes. Nuestro deseo es que logremos imprimirle al proceso político un trabajo de repudio a la mafia judicial y que usemos las herramientas artísticas que tenemos, usemos herramientas nuevas y que le demos un nuevo aliento a la democracia y que dibujemos colectivamente el horizonte que hace falta”.

Comunicado de los trabajadores del Conti

Los trabajadores del Centro Cultural Haroldo Conti, a través de un comunicado pegado en la entrada del establecimiento y firmado por la Junta Interna de ATE del Ente público Ex ESMA, denuncian un sistemático vaciamiento del espacio desde el gobierno de Cambiemos y que se extiende con la actual gestión, agravado con la presencia policial en el lugar, donde se cerró el área de maestranza. Además, observan que no cuentan con los insumos necesarios y elementos para realizar las tareas cotidianas y que al momento permanecen sin respuestas.

«Japonesa, japonesa»

«Japonesa, japonesa»

Ichika Egashira se incorporó a Excursionistas y se convirtió en la primera nipona en llegar al fútbol argentino. ¿Qué diferencias percibe entre su país natal y el que la recibió?

El 2023 empezó de manera intensa para Excursionistas. El conjunto del Bajo Belgrano firmó un convenio con la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) para que sus jugadoras puedan realizar una carrera universitaria a la par de la futbolística. Días después , las redes del club anunciaron el desembarco de Ichika Egashira, la primera jugadora japonesa en arribar al fútbol argentino femenino.

Su llegada generó tantas expectativas que tuvieron que armar una presentación con conferencia de prensa y su primer entrenamiento a puertas abiertas para el público. 

Casi un mes después, Ichika intenta aprender español para comunicarse mejor con sus compañeras. Entrena todos los días de 12 a 14 en el estadio de Excursio. Mientras camina normalmente hacia la calle La Pampa junto a Fernando Moya, preparador físico y entrenador que vivió varios años en Japón y gestó su llegada, se cruzan con una gran cantidad de hinchas con bombos y camisetas del equipo. Mientras se dispone a practicar, varios micros se preparan para salir desde la cancha y alentar al plantel masculino de Excursionistas quien debe enfrentar a Gimnasia de La Plata por Copa Argentina.

Ante un ruido estremecedor de fondo, sale con la pilcha de entrenamiento del vestuario. Nació para las cámaras, sonríe ante cada gesto de sus compañeras que la invitan a posar con un mate, luego con una pelota y todo lo que esté a mano. La hacen sentir cómoda, el idioma del fútbol es universal. Un poco ansiosa por su debut oficial, parece exigirse un poco más, lo que la obliga a entrenar diferenciado por unos días. Pedro Lacal, su entrenador, le da unas indicaciones a Moya para que se las pase a Ichika. Mientras sus pares se distribuyen en el césped , a ella le toca el gimnasio. 

Tiene tan solo 20 años por lo que mudarse al otro lado del mundo no fue una decisión fácil. Con respecto a la reacción de sus padres, Ichika le comenta a ANCCOM: “Sabían que quería jugar en el extranjero pero no se imaginaron que tan lejos. Se preguntaron por qué no me fui a Europa. Yo lo tenía decidido, no les di chance a que se negaran”. 

El fútbol femenino comenzó a tener mucho más preponderancia en varios países potencia hace muy poco. En Japón, la WE League, primera división y de carácter profesional, tuvo su primera edición en 2021. Para jugar a la pelota, Ichika vivía rodeada de chicos. “Hasta la secundaria superior jugaba en equipos de varones. Los contrarios se sorprendían con que hubiera una chica. Si me hacían una falta decían: ´Pero sos chica ¿Que haces jugando acá?´”, sostiene Egashira. 

Muy parecido a Tokio, la extensión de Buenos Aires hace que las personas no se conozcan mucho entre sí.  Egashira vivió toda su vida en Kansai, Shiga, un lugar perfecto para evitar el ruido constante, ubicado entre Kioto y Tokio, donde abundan castillos, templos y la naturaleza. “Vivía en medio de la montaña, en un pueblo alejado de la ciudad. Es una comunidad muy unida. Todos los adultos cuidan a los niños. Esa creo que es la gran diferencia con un lugar como Tokio, donde es tan grande que nadie se conoce con nadie. Las personas de mi lugar son mucho más efusivas”, afirma Ichika. 

La jugadora japonesa se permite conocer Buenos Aires como turista y hasta como youtuber. Rápidamente observa lo caótica que puede ser. Fuera de su departamento en Parque Chas para evitar el ruido constante está su nueva familia, sus compañeras en Excursionistas, que le dan cariño como si estuviera junto a sus padres.

No le hizo falta mucho tiempo en el país para notar varias diferencias que se dan entre las mujeres japonesas y argentinas. “Acá son muy efusivas, abiertas y directas en el trato. En Japón, al ser chica no podías gritar o expresarte de esa manera. Me acuerdo que en el colegio, una profesora decía que era una señorita y que tenía que comportarme más adecuadamente. Me intentaban marcar una especie de camino. Me siento mucho más cómoda aquí con la naturalidad con la que pueden manejarse”, subraya Egashira.

Entre otros detalles, destaca que puede vestirse como quiere que nadie la va a juzgar. Así como se podía observar en el mundial a los japoneses limpiando los estadios con una disciplina notable, no logra entender como los baños públicos no son como los de su país. 

A la par de su personalidad detallista, Ichika dice: “En Argentina uno tiene que pensar todo el tiempo cómo rebuscarse para las cosas cotidianas, en Japón tenes casi todo al alcance de la mano, no necesitas pensar o renegar con todo. La forma de vida de los argentinos siento que me va a hacer crecer mucho”. 

Excursionistas forma parte de la primera división del fútbol femenino argentino. De 20 equipos, paradójicamente, sólo dos son dirigidos por mujeres. Ichika llegó en un momento donde la semilla va creciendo día a día. En 2019, AFA anunció la semi profesionalización de la primera división, donde en cada plantel deben existir por lo menos doce contratos para las jugadoras. Los sueldos son equivalentes a jugadores masculinos de la primera C, por lo que muchas chicas tienen otro trabajo. Varios clubes tradicionales comenzaron a darle entidad a las mujeres e incluso muchos de ellos tendrán inferiores. Algo que debería ser normal llegó mejor tarde que nunca. Aun así, se necesita mucho más para una completa profesionalización. 

Su debut con la hinchada se fue posponiendo pero ella ya piensa en su futuro, su sueño está organizado. Con su esfuerzo espera convertirse en referente para otras chicas japonesas que quieran jugar al fútbol y viajar al extranjero. “Quiero estar en Argentina tres o cuatro años y después jugar en Barcelona, como Messi. Quiero ser una jugadora top en Europa, ese es mi sueño” sostiene la número 28 de Excursionistas. 

Teniendo en cuenta el entusiasmo y su talento mostrado, no va a ser una sorpresa si en algunos meses consigue hablar un perfecto español y en unos años se ponga la azulgrana tal como lo hizo el astro rosarino. Ichika Egashira puede convertirse en el lazo perfecto entre la perseverancia argentina y la organización japonesa. Es cuestión de tiempo escuchar que coreen su nombre en el bajo Belgrano. 

Trabajo disfrazado de amor

Trabajo disfrazado de amor

Llega un nuevo 8M. En la agenda feminista sigue siendo central –además de la insoportable violencia física- las brechas de género y la desigual distribución de tareas domésticas. Los trabajos de cuidado aportan al PBI más que la industria y el comercio mientras el proyecto de Ley Cuidar en Igualdad sigue esperando en los cajones del Congreso.

Alejandra tiene 58 años y es ama de casa. Se encarga del cuidado de su nieto como lo hizo años atrás con la crianza de sus hijos. Además es emprendedora y artesana: vende mandalas y conservas por internet. Es solo una de las millones de mujeres argentinas que dedican sus días al trabajo gratuito doméstico y de cuidado, solas.

“Es importante concientizar sobre el trabajo tedioso y cansador de las mujeres en el hogar y la falta de remuneración a pesar de su importancia”, dice Alejandra. El proyecto de Ley Cuidar en Igualdad, presentado en el Congreso nacional el 2 de mayo de 2022 fue un avance en la propuesta por desnaturalizar los roles dentro del hogar. Pero aún espera tratamiento. Entre otras cosas, el proyecto reconoce el derecho a cuidar de monotributistas, cambia el régimen de licencias para personas gestantes y no gestantes, promueve la adaptación de las jornadas laborales para ellas y reconoce como tiempo aportado al sistema de seguridad social los períodos de licencia por tareas de cuidado, entre otras iniciativas.

En Argentina, según el INDEC, “Las mujeres pasan 5.7 horas por día haciendo trabajo de cuidado no remunerado mientras que los varones dedican en promedio sólo 2 horas diarias.”  La feminización de las tareas del hogar y la falta de organización social justa en la distribución de tareas entre hombres y mujeres dentro de los hogares es una realidad. Esto implica menos tiempo y posibilidades a las mujeres y niñas para acceder a estudios y trabajos de calidad.

Muchas mujeres, incluso, crean espacios de sociabilidad dentro del hogar y en el marco de las responsabilidades de cuidado. Por ejemplo, Alejandra ayuda a su hija en la limpieza y mantenimiento de la casa porque reconoce lo desgastante que es “trabajar fuera y volver al hogar a hacer las tareas sola”. Hay una transmisión de generación en generación de estos hábtios.

La Organización Internacional del Trabajo creó la calculadora del cuidado que permite visualizar la remuneración en base a las horas que se dedican a las tareas de cuidado, mostrando las diferencias de género.

 

En Argentina esta actividad no está contemplada en el cálculo del PBI. Pero un trabajo de la Dirección de Nacional de Economía, Igualdad y Género, realizado en 2020, señala que si se realizara tal medición, las tareas de cuidado aportarían un 15,9% al PBI argentino, es decir dos y cuatro décimas más que el comercio y la industria, las dos ramas que más contribuyen al producto bruto argentino.

Este 8M, con nuevas voces y nuevas luchas, carga aún con la consigna “Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado”. El objetivo es visibilizar el valor social y económico de las mujeres como Alejandra que aseguran la reproducción y el bienestar de sus hogares solas. Además de promover el derecho de cuidar y ser cuidado a todas las personas.

«Se está palermizando todo»

«Se está palermizando todo»

Nuevos edificios de departamentos y oficinas, espacios verdes, restaurantes, cervecerías, boliches y petshops, conviven con las pocas casas coloniales que quedan en el sector conocido como DoHo de Villa Urquiza, donde la transformación, como en toda la ciudad de Buenos Aires, no para.

“Tenemos una polémica con la transformación del barrio: nos encanta que tenga un revival y que de repente vuelva a verse gente joven, pero hay una parte de nuestra identidad que se está perdiendo, se está ‘palermizando’ todo”, afirma Luciana Saraceno (23), integrante de la agrupación Manuela Pedraza en la Comuna 12, respecto al crecimiento del sector denominado “DoHo” de Villa Urquiza. 

Desde la avenida Congreso hasta la calle Carbajal, las 13 manzanas entre Donado y Holmberg conforman esta zona y le dan su nombre publicitario, DoHo. La mayor actividad comercial ocurre a partir de Donado y La Pampa hasta la avenida Álvarez Thomas. Allí se encuentran decenas de locales gastronómicos que visitan miles de personas por día. A la derecha, una gran vereda verde con restaurantes y modernos edificios, de colores y, de noche, muy iluminados, y a la izquierda, enfrente, unas cuantas casas viejas, de estructura colonial, características de Villa Urquiza. El contraste entre lo nuevo y lo viejo causa la sensación de estar en dos barrios diferentes a la vez. 

“Cuando vine había solo una confitería, Pindal, en Monroe y Triunvirato, que todavía existe –recuerda Patricia Alberola (65), que vive en el barrio hace más de 50 años–. También había una whiskería en Olazábal y Triunvirato. Yo venía de Belgrano, vivía en la calle Ciudad de la Paz, y dije ‘de la ciudad me vine al campo’. Aún no habían construido en la cuadra, esto no era así (señalando los nuevos edificios sobre Donado y Echeverría), todo este sector era residencial, de casas bajas, muy bonitas, y terrenos amplios. Era una zona donde se cultivaba. Mi abuelo me contaba que antes las casas eran quintas y las calles no estaban asfaltadas, eran de tierra”.

El barrio de Villa Urquiza nació el 2 de octubre de 1887, inicialmente llamado Villa Catalinas, pero en 1901, por una ordenanza de la Municipalidad, adoptó el nombre con el que lo conocemos hoy en homenaje al centenario del nacimiento del general Justo José de Urquiza. Está delimitado por las avenidas De los Constituyentes, La Pampa, Rómulo Naón y Crisólogo Larralde. Dentro del barrio, en los últimos años se ha popularizado el llamado DoHo o “corredor gastronómico”, como le dice otro vecino, Horacio Baruja, quien ironiza: “No se encareció mucho, sino muchísimo”. Y comenta: “De por sí Villa Urquiza ya era uno de los barrios más caros en cuanto a propiedades, alquileres y costo de vida. Hoy estaba hablando con un amigo de Almagro. Allá un kilo de cebolla cuesta 390 pesos y acá está en 450”.

Carmen Troiano, que vive y trabaja en la zona, también considera que se ha encarecido mucho y particularmente el sector del DoHo, que concentra una mayor cantidad de negocios y esto hace que los precios de verdulerías, carnicerías y alimentos en general sea superior en comparación a los que pueden encontrarse diez cuadras más lejos.

Brian Sánchez, dueño de la inmobiliaria Le Brique Propiedades, explica que hay barrios caros y baratos y que esto se define por la accesibilidad del transporte, al subte, disponibilidad de comercios en la zona, tranquilidad y seguridad, espacios verdes. Sin embargo, remarca que el aspecto principal que modifica el valor de un inmueble es la oferta y demanda.

Mauro Sbarbati, miembro de la organización Basta de Demoler, afirma que este desarrollo urbanístico, con acceso a variedad de comercios, se encuadra en la idea de ciudad que nació a raíz de la pandemia. “La ciudad de 15 minutos”, un concepto propuesto por el director de la cátedra de Territorio e Innovación de la Universidad de la Sorbona, Carlos Moreno. Significa que hay un nuevo modelo de ciudad, donde las personas no deben trasladarse más de 15 minutos para conseguir un servicio o cubrir una necesidad: un mismo lugar se pueda vivir, trabajar, abastecerse, recrearse, educarse, tener salud y descansar.

Sobre la calle Holmberg, se observa un tráfico continuo de peatones, ciclistas, gente consumiendo en bares y cafeterías, paseando en autos o simplemente descansando en una silla de concreto en la vereda. Las edificaciones en proceso de construcción incluyen departamentos para vivir –con exclusivas amenities–, oficinas y locales comerciales. También se ve mucha actividad recreativa en espacios que, en el pasado, según cuentan los vecinos, parecían baldíos. Por ejemplo, la Plaza Zapiola, que ha sido renovada, donde disfrutan familias con hijos, parejas con mascotas, grupos de amigos y adultos mayores.

Al transitar por allí, persiste el contraste entre los colores de los comercios y el tono gastado de las fachadas de las casas tradicionales, y a su vez el gris o blanco de los nuevos edificios de estilo minimalista. Cervecerías, restaurantes de comida extranjera, cafés, tiendas de tatuajes, petshops, y entre medio de ellos una ferretería de barrio que se niega a desaparecer. Quedan unas pocas calles empedradas con sus casonas ornamentadas frente al avance de los nuevos edificios. Varias hoy se encuentran en proceso de demolición. 

Pero no es la primera transformación que experimenta el barrio. La más importante la vivió en la última dictadura, cuando el actual DoHo estuvo a punto de convertirse en la Autopista 3. El Plan de Autopistas preveía la construcción de un corredor rápido aéreo que unificara los conurbanos norte y sur: nueve autopistas atravesarían la ciudad. No obstante, solamente dos fueron terminadas: la 25 de Mayo y la Perito Moreno. La fallida Autopista 3 debía ir desde la General Paz, en el barrio de Saavedra, hasta Puente Alsina, en Nueva Pompeya, pasando por Belgrano, Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Colegiales, Coghlan, Chacarita, Palermo, Almagro, Villa Crespo, Balvanera y Parque Patricios.

El brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de facto por entonces, inició un proceso de expropiación y demolición de viviendas que se encontraban el trazado de la Autopista 3. Pero el proyecto duró poco debido a los desbordantes costos de ejecución. En ese período se llegaron a demoler todas las viviendas de la zona norte, sin embargo, en Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Colegiales y Palermo solo se avanzó en la expropiación, cuyo saldo fue un conjunto de inmuebles desocupados y abandonados, que con el tiempo fueron ocupados ilegalmente.

En 2007, con Mauricio Macri como jefe de Gobierno de la ciudad, se intensificó la política de desalojos y en 2009 la Legislatura porteña sancionó la Ley N° 3.396 que dispuso la creación del nuevo barrio Parque Donado-Holmberg. Hoy, al recorrer sus calles, son omnipresentes los letreros de “Se vende” o “Se alquila”, en diferentes construcciones antiguas, algunas abandonadas con puertas y ventanas bloqueadas con ladrillos.

Para Sbarbati, de Basta de Demoler, “la intervención del DoHo está muy bien, porque lo que se está haciendo es recuperar una zona que estaba abandonada e iba a transformarse en una autopista que atravesaría toda la ciudad”. Sbarbati, arquitecto de profesión, compara el proyecto con el caso de la ciudad de Houston, en Estados Unidos: “En algún momento, Houston fue una ciudad antigua como todas las de América, pero no tenía una regulación urbanística fuerte, y esto posibilitó la construcción de grandes autopistas que hicieron que terminara súper destruida por el autómóvil, contaminada y sin zonas verdes”.

En el DoHo, la “puesta en valor” de los espacios verdes es notoria, al igual que la llegada de nuevos habitantes, la mayoría jóvenes. “Esta plaza era horrible, era todo tierra y la calesita no estaba así. Últimamente está toda verdecita, mejor, más disfrutable”, dice Sandra Acosta, otra vecina, acerca de la Plaza Echeverría. Según Sbarbati, la planificación urbanística de este sector establece que debe dejarse una vereda de 12 metros en el frente y dorso de las nuevas edificaciones, ya que debería ser un corredor de zonas verdes comunes, aunque estos espacios se han convertido en una extensión de los locales comerciales que se encuentran en la planta baja de los edificios. Así y todo, para Sbarbati no está del todo mal, ya que lo considera mejor que una autopista de concreto.

Desde su militancia por la preservación del patrimonio histórico de la ciudad de Buenos Aires, Sbarbati cuestiona la casi nula regulación, lo que conduce a que en muchos casos no se realice un relevamiento adecuado de las zonas que están en la mira del negocio inmobiliario y, en consecuencia, se pierde patrimonio e identidad. “La industria constructora antes que restaurar prefiere demoler inmuebles antiguos sin preservar el valor cultural que esto le aporta a la ciudad”, remarca Sbarbati. 

El aumento en la densidad poblacional, tanto residente como visitante, genera problemáticas que antes no existían, una de ellas es los lugares para estacionar. Los vecinos cuentan que los que existían antes se vendieron y ahora mismo son edificios en proceso de construcción. Actualmente hay solo dos estacionamientos cercanos.

Nelson Rodríguez es venezolano y trabaja en uno de ellos, sobre la calle Acha. Comenta que con la apertura de cervecerías y boliches llegan muchos turistas nacionales y extranjeros. “La zona es muy codiciada. Me dejan papeles ofreciendo comprar el terreno del parqueadero”. Hace más de un año trabaja ahí, y durante ese tiempo ya han comprado varias propiedades de la calle. “Esa casa la compraron, lleva seis meses sola –dice señalando las fachadas–. Esta otra también y van a construir un edificio nuevo. El terreno es inmenso, ocupa casi media cuadra. El que vendió tenía 60 años viviendo ahí”. 

Campusano lo hizo de nuevo

Campusano lo hizo de nuevo

El cineasta estrena «La reina desnuda», una película realizada a partir del relato de historias que atravesaron mujeres. Otra vez, actúan personas sin experiencia en la pantalla grande.

De la mano de José Campusano llega al porteño cine Gaumont La reina desnuda, una película que narra la vida de Victoria, quien luego de perder un embarazo y separarse de su pareja intenta cambiar su atropellado estilo de vida. El film invita a reflexionar sobre la soledad y la mirada prejuiciosa de la sociedad sobre una mujer que vive libremente su sexualidad, mientras tiene que lidiar con los estigmas de su adolescencia atravesada por abusos y hombres maltratadores. La nueva producción de Campusano se rodó en su totalidad en la ciudad santafecina de Gobernador Gálvez y participaron en ella tanto actores y extras de la zona, tal como suele suceder en las obras de este prolífico director.

¿Cómo surgió el tema de la película?

Al igual que todas las producciones de Cine Bruto, nuestra productora, surge a través del contacto directo con los referentes de las comunidades. Fue mediante entrevistas que encontramos mujeres dispuestas a contar sus historias relacionadas a sus prácticas sexuales, amoríos, problemáticas familiares, etcétera. De esa manera se configuró la historia, brindando las herramientas con las que cuenta el cine para que puedan plasmar su voz. La intención es siempre destacar la fuerza de la anécdota en desmedro de las apreciaciones o conjeturas que se puedan hacer. La historia es en un 95% verídica, los parlamentos fueron desgrabados y tomados de esa realidad. Entonces, lo que se trata de mostrar a través de esa articulación de relatos es la vida de una mujer con un pasado que la atormenta, a pesar de hacerse cargo de no creer en la familia, ser hermosa y tener una sexualidad avasallante. En ese sentido, creo que es interesante que en el cine se expresen personas que no tienen por ahí la posibilidad de hacerlo de otra forma, y creo mucho más en ese tipo de apreciaciones de la vida que de los criterios unificados que realmente me produce bastante rechazo. Para mí, todo lo que tenga que ver con la ideología es decadente, me hace acordar a la religión católica y otras religiones. Y eso siempre es en favor de pocos y en desmedro de muchos.

 

¿Cómo fue la elección del elenco?

Se trata de personas sin ninguna experiencia en cine. Sí habían incursionado en el teatro u otras expresiones artísticas, pero nunca habían filmado una película. Desde la productora  creemos que podemos funcionar como un portal de oportunidades, inclusive la mayor parte del elenco ya volvió a filmar y ahora se encuentra vinculada al cine. Supimos trabajar con gente que ha tenido un pasado delictivo y gracias al cine pudieron abandonar esas prácticas. El arte es muy sanador, ¿no? Entonces yo creo que si queremos lograr una verdadera integración social, lo mejor es abrir las puertas de las prácticas artísticas y culturales. Podés traer, de hecho, hasta profesores de teatro, que no resultan interesantes para la cámara. Tenés que reducirlos a papeles minúsculos porque realmente no son solventes. Y hay gente que, por el contrario, no tiene un pasado de práctica actoral y sin embargo, apabullan.

 

La película gira en torno a Victoria (Natalia Page) ¿Cómo llegaste a ella?

Apareció un mes y medio antes antes de empezar a rodar. Había visto muchas chicas en el casting pero ninguna terminaba de convencerme y entonces apareció Natalia. Apenas vi el video que envió, supe que era la elegida.  La forma en la que se desenvuelve es algo que no te da ninguna escuela de teatro, es algo que se tiene o no se tiene. A pesar de no haber tenido experiencia se calzó el traje de protagonista, que no es sencillo, y lo hizo muy bien.

¿Por qué se eligió la ciudad de Gálvez para el rodaje?

Fui a Gálvez con un amigo, José Martínez Suárez, en una muestra itinerante del Festival de Cine de Mar del Plata. Ahí coincidí con Adrian Culasso, un referente local del área audiovisual y le propuse realizar una película allí. Me pareció que el potencial estaba a la vista, es un lugar muy lindo, la comunidad era muy amable y de hecho había un interés por parte del Municipio en que grabemos ahí.

 La película se grabó en octubre del 2021 en medio de la pandemia: ¿Cómo fue el proceso de rodaje?

Respecto a la pandemia, fueron seis semanas en las que los actores tuvieron que sustraerse de su entorno cotidiano para poder grabar. Hay gente que lo puede llevar bien, pero para otras estar tanto tiempo fuera de su familia puede resultar complicado. Felizmente no hubo ninguna persona contagiada por lo que se pudo grabar con tranquilidad. Al tema del covid hay que sumarle la nefasta administración del INCAA a cargo de Luis Puenzo, que puso en crisis a todo lo que es el segmento de productoras para audiencias medias y nos hizo posponer varias veces el rodaje.

 Tus proyectos suelen estar atravesados por problemáticas sociales: ¿A qué se debe ese interés?

Me crié en el marco de las comunidades, y por eso entiendo que la parte más interesante de la vida de las personas no se encuentra en los ensayos o en las novelas. Aquello que nos deja perplejos, sin capacidad de analizar o que nos supera ampliamente proviene de la vida misma. Existen personas que no quieren hablar de sí mismas, que rechazan su pasado y yo no lo cuestiono. Pero también hay gente que está harta de callar y quieren contar todo sin ningún tipo de prurito. Bueno, prefiero trabajar con el segundo segmento. 

Entiendo que la parte más interesante de la vida de las personas no se encuentra en los ensayos o en las novelas. Aquello que nos deja perplejos, sin capacidad de analizar o que nos supera ampliamente proviene de la vida misma.

José Campusano

¿La historia surge en contacto con las personas o recurrís a algún equipo interdisciplinario que pueda ayudarte a recolectar e interpretar esa información?

Nada me genera más suspicacia que aquella gente ajena a los rodajes que pretenda intervenir. Cualquier persona que venga con el afán de ser especialista en una determinada materia y quiera intervenir en los contenidos, está censurándote. ¡Echala! (risas) Yo he filmado en comunidades de Brasil donde tengo poco tiempo y ahí sí necesitas de algún asistente social o antropólogo para poder dilucidar ciertos aspectos, pero el vínculo siempre es con la comunidad y no con un intermediario. Yo descalifico totalmente a estos profesionales en materia de creación artística.

 ¿Con qué se va a encontrar el público que vaya a ver la película?

Creo que se van a encontrar con una mirada femenina de verdad, con problemáticas reales y sin ningún tipo de tapujos. Me parece que eso es lo más interesante, una mirada que no responde a un canon instalado a la fuerza por un gobierno ni por una agenda mundial, sino que es la mirada de una persona totalmente independiente de criterio, errada o no, pero es en lo que ella cree, y eso ya es valioso.

 ¿Cuando decís «sin tapujos» te referís a aquellas escenas que generan una sensación de incomodidad como aquella que retrata los abusos de su padrastro?

Todo eso sucedió. Los diálogos son calcados de lo que pasó realmente. Tratamos de no improvisar y encadenar justamente escenas o experiencias que responden a una misma lógica. Es importante mantener un código de credibilidad. Al tratarse de anécdotas de varias mujeres, hay que ser cuidadoso porque si se rompe ese código difícilmente la gente se crea la escena que viene. En ese sentido, es clave ser honesto con el espectador, es lo que nosotros priorizamos al momento de filmar. Cuando se lleva a cabo el trabajo de post producción a veces es necesario recortar escenas, pero siempre hay que tener en cuenta estas cuestiones.

 ¿Con el fin de concientizar?

No, simplemente compartir instancias de vida. No tenemos ninguna pretensión de educar a nadie, a diferencia de ciertos colectivos que hoy pululan por doquier. Nosotros no le bajamos línea a nadie. Simplemente compartimos una instancia creativa en la cual los recursos se ponen al servicio de las comunidades. A veces eso te convierte en marginal por correrte un poco de la agenda. Hay pequeños sectores que se han apropiado de los espacios de difusión. Entonces, lo que intentamos hacer es construir desde otro lugar a través de los testimonios de época, que a ellos a veces se les escapa porque quizás no convocan tanto.

 

«Se va a escribir un nuevo capítulo sobre el litio»

«Se va a escribir un nuevo capítulo sobre el litio»

El exministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Roberto Salvarezza, es el presidente del directorio de Y-TEC (YPF Tecnología) y de YPF Litio. Opina acerca del debate sobre la nacionalización del litio, la relación entre el Estado y el sector privado, la necesidad de industrializar el recurso y los riesgos y beneficios que puede presentar para el medio ambiente.

El litio es un mineral clave para una transición energética hacia fuentes renovables por su capacidad de almacenar energía en pequeñas y grandes escalas. Se trata de uno de los recursos más demandados de los últimos años y es un insumo esencial en la fabricación de baterías para de todo tipo de dispositivos, desde celulares a automóviles eléctricos, algo que permitiría reducir el consumo de combustibles fósiles.

Argentina, Bolivia y Chile conforman el denominado “triángulo del litio”, una región que concentra más del 60% de las reservas conocidas a nivel mundial del mineral en un marco en el que los precios del recurso se dispararon un 400% en 2022 y la tonelada llegó a alcanzar un valor de 80.000 dólares.

A mediados de enero, La Rioja declaró el litio como recurso estratégico y reabrió el debate sobre el rol que debe ocupar el Estado en el desarrollo de la explotación del recurso. Por un lado, organizaciones empresariales aseguraron que la decisión pone en juego puestos de trabajo y afecta la inversión privada en un contexto donde el país necesita con urgencia el ingreso de dólares. Por otro, está la postura de que Argentina necesita desarrollar su cadena de valor e industrializar su producción.

Sobre estos temas cruciales para el país, ANCCOM entrevistó a Roberto Salvarezza, exministro de Ciencia y Tecnología de la Nación y actual presidente del directorio de Y-TEC (YPF Tecnología) y de YPF Litio

¿Cómo conviven las tensiones en el sector y cuál es la posición que toma Y-TEC?

 Es un panorama complejo, pero creo que se puede manejar si entendemos el marco legal que hoy tiene el litio en el país, que es el único en el que una empresa como YPF o Y-TEC puede manejarse. Hoy en día, por la Constitución, el litio es propiedad de las provincias. No hay otro marco vigente. Uno podría decir: “Bueno, modifiquemos este marco legal”, pero eso requiere la aprobación por parte del Congreso y una serie de acciones que hoy no son posibles. Más allá de algunas discusiones, está aceptado que el litio es un recurso provincial. En ese contexto, la provincia de La Rioja puede tomar la determinación que ella considere necesaria. Si la provincia no ha logrado que las empresas a las que concesionó áreas potencialmente explotables en litio hayan avanzado e invertido, tiene todo el derecho a retomar el control de esas áreas y entregárselas a EMSE, que es la empresa provincial. Hay otras provincias que tienen otras posiciones y la mayoría de los proyectos están en otras áreas: el caso de Catamarca, Salta y Jujuy. Entonces, me parece que esta polémica no tiene mayormente sentido.

 

¿Se puede esperar un crecimiento en la participación estatal en la producción de litio?

El tema de cómo se explota el litio en el marco hoy legal vigente es una decisión de las provincias. Jujuy tiene una normativa en la cual su empresa provincial, JEMSE, tiene una participación. En Salta se están licitando áreas a distintas empresas y la suya, que es REMSa, no tiene una participación en la producción de litio. En el caso de Catamarca, tampoco. Es un lío, porque uno hace una cosa, otro hace otra. ¿Cómo desarmamos este caos que hay en torno al litio? Todas las multinacionales exportan. No tenemos control sobre el litio, no es un recurso a nivel nacional. Las provincias van acordando cada una de acuerdo a sus intereses. ¿Cómo hacemos? Yo creo que eso se construye, no es un tema que uno lo hace por decreto. No se puede imponer las cosas porque no está la legislación. En el caso de Bolivia todo el litio es del Estado y hoy no exportan una tonelada de carbonato de litio.

 

¿Qué rol tiene YPF en este panorama?

Nosotros creemos que YPF es una buena herramienta para que el Estado participe de la explotación del litio en el actual marco legal. ¿Por qué? Primero, es una empresa mayoritaria del Estado. El 51% está en sus manos, con lo cual tiene una influencia importante, y es una empresa que puede perfectamente presentarse a licitar como cualquier otra compañía internacional. Podemos presentarnos, participar en la exploración, en la explotación y también en la industrialización del litio. Para eso, YPF ha diseñado una estrategia con dos participadas. Una es YPF Litio, de reciente creación en el año 2021, y la otra es Y-TEC, que ya tiene un recorrido más grande, pero que es parte de esa cadena que hace que YPF pueda entrar y ser un jugador más en el área. YPF Litio se ocupa de lo que es la exploración y explotación hasta el carbonato de litio e Y-TEC toma el carbonato de litio hasta la transformación en las celdas para las baterías. Entonces, cubrimos todo el espectro que hace la parte exploratoria, la explotación de la salmuera, su transformación química en un producto como el carbonato de litio o el hidróxido de litio, y luego esto puede ser exportado o puede ser industrializado. YPF tiene espalda para invertir. Ahora estamos encarando la exploración de 20.000 hectáreas en Fiambalá. Ahí, YPF prioriza el acuerdo con las empresas provinciales. Por ejemplo, llegó a un acuerdo con CAMYEN, la empresa minera y energética de Catamarca, y también estamos hablando con REMSa, que es la de Salta, para lograr explotación de salares. Por otra parte, estamos avanzando en dos nuevas plantas, una en Santiago del Estero para electromovilidad, que es cinco veces la de La Plata, y otra en Catamarca para energía estacionaria. Hemos avanzado un montón. Habría que remontarse a dos años atrás para ver cuál era la reacción si uno decía que iba a hacer baterías de litio en el país. El 90% decía: “No se puede, solo los chinos hacen eso”. Sin embargo, hoy en la Mesa del Litio los gobernadores están hablando de industrializar el litio. Algo ha cambiado, hubo 12 años que se trabajó desde la ciencia y la tecnología para entender cómo son las celdas, se trabajó para llevar adelante el desarrollo de un material de cátodo, hubo un proyecto en 2015 para hacer una planta piloto que se terminó de ejecutar, se probaron las celdas y ahora tenemos una planta industrial.

Ya nadie puede decir que Argentina no va a poder hacer celdas. Ahora, ¿quién hubiera discutido industrializar el litio si no hubiéramos demostrado que éramos capaces de hacer celdas para las baterías?, ¿Cómo disputás el carbonato de litio cuando no tenés capacidad para industrializarlo? Muchos cuestionaron por qué hacíamos la batería sin tener el carbonato, pero recién cuando demostrás que sos capaz de hacerlo, podés ir a disputar con las empresas que exportan el litio y pedirles que dejen una fracción en el país. Nadie les va a decir que no exporten, pero dejen una fracción para desarrollar el agregado de valor en Argentina. Entonces, la estrategia que hoy en día yo veo factible en Argentina para que el Estado no quede fuera de la cadena de valor del litio, desde la salmuera hasta la batería, es a través de YPF. Si después en el Congreso Nacional los diputados y los senadores cambian ese marco legal, es otro juego, pero en el marco actual una empresa tiene que jugar con las reglas que tiene.

¿Existe un plan desde el Gobierno nacional para nacionalizar el litio?

Yo creo que no. Sucedió lo mismo en el caso del petróleo. Nosotros no nacionalizamos el petróleo, creamos una empresa nacional y dejamos que convivan las dos cosas. ¿Por qué no nos conviene a nosotros nacionalizar el litio? Porque no tenemos la capacidad de inversión necesaria para desarrollarlo solos. Hoy en día, una exploración de litio de 20.000 hectáreas nos puede salir dos millones de dólares. Si la exploración fuera positiva y te diera litio, hacer una planta piloto sale 30 millones de dólares, y hacer una planta industrial te sale 300 millones. Eso para una empresa privada es un montón de plata. YPF podría hacerlo porque es una compañía que el año pasado ganó 5.000 millones de dólares, pero el Estado no. Yo creo que es una buena jugada tener una empresa nacional que esté ahí y que haya algún conjunto de empresas que estén exportando y sacando litio; y que una parte quede y se industrialice, ya sea por YPF u otra empresa nacional. Es importante pensar el litio desde el lado de que haya una empresa  que sea mayoritaria del Estado, que pueda alinear y marcar el mercado y hacerse cargo de las inversiones que requiera la industrialización, algo que una empresa con la espalda de YPF puede hacer.  Yo creo que es un esquema posible dentro de lo que es la realidad latinoamericana y que sería menos menos conflictivo para los cambios de gobierno.

 

¿Un cambio de gobierno modificaría la política de producción en el sector? 

Como el recurso es de las provincias, depende de los cambios que haya a nivel provincial. Si las provincias no cambian los gobiernos, no necesariamente tiene que haber una modificación. También hay una enorme demanda internacional, por lo que yo no veo que vaya a variar el tema del litio si cambia el gobierno a nivel nacional. Probablemente le daría más facilidad a las multinacionales y tal vez limitaría a YPF, como lo hizo Macri durante los cuatro años de su mandato.

 

¿Observa una estrategia impulsada desde el Estado Nacional para coordinar la actividad con las provincias para que funcione de manera conjunta y en una dirección similar?

Recientemente, YPF fue admitida en la Mesa del Litio a través de Y-TEC. Nosotros hemos participado de la última reunión en forma oficial y noto que hay una necesidad de construir una estrategia. De hecho, también se sumó a la Mesa, la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Primero está el tema del agregado de valor, que surge en las declaraciones públicas de los funcionarios. El tema de empezar a mirar al litio desde una óptica que no sea la de cuánto más vengan e inviertan en poner los piletones y la obra civil, ya está. Esa era la inversión que recibíamos, pero ahí quedaba el tema. Ahora, ya empieza a haber otra mirada sobre lo bueno que sería que podamos industrializar el recurso. A mí me parece que eso está cambiando. Creo que se va a escribir un nuevo capítulo sobre el litio que nos va a permitir que Argentina pueda quedarse una fracción de la riqueza que posee y que hoy en día está perdiendo. El Estado puede ver de ir sacando incentivos, como ha hecho con los reintegros, y tal vez avanzar en esta idea de que una fracción creciente del carbonato de litio sea ofertada para ser industrializada por empresas nacionales. Eso sería para mí un paso muy importante: acordar con todos los que van a producir que el 10% o el 15% lo destinen a industrializar en el país, si hay demanda, obviamente. Y si no la hay, exportarlo. Si logramos consensuar eso, yo creo que tenemos la posibilidad de industrializar el litio y generar mucho valor.

 

¿Qué diferencia representa exportar el producto primario, el carbonato de litio, y el producto industrializado, la batería? 

Simplemente de transformar el carbonato de litio en el material de cátodo que nosotros elegimos, que es el LFP, uno de los que ahora se está imponiendo como una de las mejores tecnologías, ganás el 60% solamente del primer escalón, del carbonato al material del cátodo. Vos hoy podrías exportar LFP, tranquilamente. Si lo llevas a celdas, ganás mucho más, pero podés agregar valor simplemente con una mínima transformación en el material del cátodo de la batería.

 

Como otras actividades mineras, extraer litio requiere una gran cantidad de agua dulce, ¿Cuál es el daño ambiental que el desarrollo de la actividad podría representar para el área donde se realiza?

El tema del agua es muy importante, pero hay que ponerlo un poquito en contexto.  Yo creo que la licencia social está en todo lo que son las actividades mineras. El litio es una actividad un poco diferente porque, por ejemplo, no requiere extracción a cielo abierto como en las intervenciones que se hacen sobre la roca, se extrae de salares. Australia lo saca de roca, o sea, es una minería más convencional, como la del cobre. Nosotros tenemos una minería que es en base a salmuera y requiere menos químicos. Es un manejo más parecido al del petróleo, porque es un manejo de fluidos. El salar es una capa sólida en la parte superficial, pero debajo hay agua y salmueras, y eso es lo que uno extrae. Esas salmueras contienen mucho cloruro de sodio y poco cloruro de litio. Entonces, todo el proceso químico implica poder extraer ese poco que hay de cloruro de litio y bombear la salmuera con el agua. Ese proceso puede afectar la hidrología de la cuenca, por lo que hay que manejarlo con mucho cuidado y trabajar muy bien la hidrogeología de manera tal que uno pueda constatar que lo que uno procesa no afecte la cuenca hídrica en la cual está instalado el lago. Yo hablaba el otro día con gente de Chile, del Ministerio de Minería, que ellos tienen una experiencia ya prolongada en el salar de Atacama, y decían que no tienen evidencia de que haya habido una disminución de los niveles hídricos por la explotación, pero por supuesto está lo precautorio, es decir, hay que controlar y estudiar. Nosotros entendemos que cualquier intervención que haga YPF en el salar va a tener que tener toda la licencia social que requiere la actividad. De hecho, YPF tiene una trayectoria de 100 años de explotar petróleo. En ese tiempo ha tenido reclamos ambientales y ha tenido que intervenir con las comunidades. Lo cierto es que la mirada social que tiene una empresa multinacional que viene a llevarse un recurso y se va es distinta a una empresa que vive en el país, que tiene que hacerse cargo de los pasivos ambientales y dar cuenta a la sociedad. YPF tiene otras garantías y otras sensibilidades con el manejo del tema ambiental.

Desde 1850, los países que más contaminaron fueron los europeos, Estados Unidos y después China. Nosotros, que casi no usamos nuestro gas ni nuestro petróleo, ahora tenemos que pagar el costo de la transformación y nos quieren vender todos los electrolizadores alemanes y los molinos eólicos daneses: negocio redondo.

Roberto Salvarezza

¿Cómo es la relación con las comunidades que habitan las áreas donde se realiza la actividad?

Los proyectos que tenemos en ejecución tienen que trabajar con las comunidades que estén en el territorio, algunas son comunidades originarias, otras son comunidades que viven en el entorno. Siempre hay que trabajar con la licencia social, sin eso no se puede hacer nada. Para habilitar un proceso de este tipo, tenés que cumplir con todos los requisitos de impacto ambiental. La principal queja que hemos visto en las comunidades es que no se las consulta, que no se hacen todos los pasos que hay que hacer para lograr la aprobación de un proyecto. Nosotros decimos que hay que cumplir con todos los pasos: la legislación de cada provincia, los requerimientos y las normas internacionales para el desarrollo de un proyecto minero, las audiencias públicas, hablar con las comunidades para que perciban que la actividad del litio va a tener un beneficio para ellos. Toda actividad de intervención tiene un impacto ambiental, ninguna es neutra, pero vos la admitís cuando tiene un beneficio. Cuando vos no tenés ningún impacto positivo, realmente no hay licencia social. Eso requiere un esfuerzo de comunicación, trabajar con las comunidades y llevar propuestas. Creo que en ese aspecto, YPF tiene una ventaja sobre las empresas multinacionales.

 

¿Existen métodos alternativos de extracción que puedan ser menos dañinos para el ambiente?

Hemos tratado de ver otras tecnologías, pero eso no quiere decir que sean exitosas. La que estamos llevando adelante en la planta de Jujuy está en una etapa piloto. Tenemos que ver si es implementable a un nivel ya escalado. También hay otras tecnologías que están apareciendo. Todo el mundo quiere cortar los ciclos, no quiere evaporar tanta agua, no quiere esperar dos años para empezar a tener algún resultado, es el tema más de frontera para el sistema científico.

 

El litio, si bien posee ventajas que no tiene el petróleo, sigue siendo un recurso no renovable y finito. ¿Cómo se encara esa discusión para el futuro?

Hay algunas diferencias. Hoy, en la transición energética, el petróleo y el gas generan dióxido de carbono, efecto invernadero y un aumento de la temperatura. El litio no tiene ese problema, si bien gasta agua, es más beneficioso. Efectivamente, el litio se podría agotar, pero hay muchísimo. El agua de mar tiene litio, lo que pasa es que está muy diluido. Entonces, vos podrías desarrollar tecnologías donde pudieras concentrar el litio y extraerlo de ahí, que es lo que se está tratando. Pero también puede pasar que dentro de veinte años  tengas otra batería que sea de sodio, que ya se está probando, y no de litio. Sodio hay un montón. Hoy las que te funcionan son las de litio, pero podemos llegar a otros recursos. Yo creo que también hay que mirar eso, la contaminación y los problemas que tenemos. Hoy a la humanidad le preocupa más el efecto invernadero, el dióxido de carbono y el cambio climático. Entonces, los combustibles fósiles son nuestro principal enemigo desde el punto de vista social, y lo digo siendo YPF. Por eso nosotros defendemos el gas de YPF, que es mejor que el carbón. Si nosotros exportamos gas evitaríamos que Alemania vuelva a usar carbón, porque la guerra de Ucrania los dejó sin gas. Y ahí una reflexión: los alemanes empujan el hidrógeno verde, el litio, todo verde, pero tienen el problema de que pasan frío en el invierno y salen a abrir las minas de carbón. Nosotros, que tenemos pibes que no comen y tienen frío todo el año, no queremos explotar el offshore y salimos a protestar en Mar del Plata. También hay que pensarlo esto, porque muchas veces nos embarcan en cruzadas, pero, ¿cuánto contaminamos nosotros? Que ellos cierren las minas de carbón. Desde 1850, los países que más contaminaron fueron los europeos, Estados Unidos y después China. Nosotros, que casi no usamos nuestro gas ni nuestro petróleo, ahora tenemos que pagar el costo de la transformación y nos quieren vender todos los electrolizadores alemanes  y los molinos eólicos daneses: negocio redondo.