El 2024 de Javier Milei

El 2024 de Javier Milei

El gobierno llegó a su primer año de gestión sin turbulencias sociales. Con una macroeconomía más ordenada pero con una pobreza escandalosa. A pesar de su escasa representación institucional, se hizo fuerte ante la crisis de representatividad de los partidos tradicionales e instalando un discurso místico que pide fe y esperanza. 

2,9n estos doce meses, el gobierno logró desacelerar la inflación, llegando al 112% anual, contra el 211,4% de diciembre del 2023, disminuyó el riesgo país y redujo, al menos temporalmente, la histórica diferencia entre las cotizaciones del tipo de cambio. Al respecto, el economista Pablo Tavilla afirmó: “El gobierno vive una especie de ‘veranito’, especialmente con los sectores financieros, y pudo recuperar parte de las reservas a través del blanqueo de capitales, lo cual le está permitiendo ganar tiempo para las elecciones legislativas del próximo año. Sin embargo hay una gran recesión.”

Por otro lado, el docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la Universidad Nacional de Moreno, agregó: “Los indicadores del nivel de actividad económica, especialmente en los que impacta el salario y el empleo, como el comercio minorista, la industria y la construcción, son mayoritariamente negativos. Desde el punto de vista macroeconómico se podría decir que hay cierto ordenamiento, con un costo social muy elevado marcado por el fuerte crecimiento de la pobreza y de la indigencia. No es solo arreglar la macroeconomía y dejar que la economía se arregle sola, sino tener un proyecto nacional, de país. Renunciar al gasto público tiene consecuencias muy fuertes sobre las posibilidades de reactivar la economía”.

Durante el segundo trimestre de 2024, se registró un aumento en la pobreza, que alcanzó al 52,9% de la población, y la indigencia que llegó al 20,3%. Anuque el gobierno asegure que hacia fin de año la pobreza medida por ingresos bajó hasta el 38,9%, la cifra no solo sigue siendo impactante sino que también cambió la composición de la canasta de gastos de una familia, por lo que hoy destinan muchos más recuarsos a pagar servicios -luz, gas, alquiler- y quedan menos ingresos disponibles para los alimentos. Daniel Arroyo, diputado nacional de Unión por la Patria, analizó en diálogo con ANCCOM: “Si bien en temas de la macroeconomía ha generado algunos cambios razonables, el efecto concreto es de implosión social: una sociedad que revienta para adentro, de expulsión de muchos argentinos de sus posibilidades en la vida cotidiana.”

El legislador y exministro de Desarrollo Social, advirtió: “El problema central de la Argentina es el endeudamiento de la familia. Hay más gente en los comedores y en los merenderos, tenemos más pobres, sectores medios que se caen, recortes absurdos en discapacidad, educación y salud. Cada vez se parece más a un modelo de país donde un tercio de la población tiene posibilidades de consumo, y dos tercios de la población se encuentran afuera. Hubo una concentración económica muy fuerte y muy clara. Aumentó no sólo la desigualdad sino el nivel de concentración económica”

El jefe de Estado asumió sin gobernadores y con minoría parlamentaria. Si bien esto podría interpretarse como una debilidad, algunos analistas, como la politóloga Mariana Altieri, sostienen que esta situación lo ha fortalecido, ya que contribuyó a construir una imagen de un líder que “no está atado a la política».

“Este año los grandes perdedores fueron los trabajadores del sector público y del sector informal que sufrieron una fuerte reducción del salario mínimo. Hubo una redistribución de ingresos en el sentido regresivo. Hay una contracción de la generación de flujo de producción y de ingresos, y una redistribución hacia arriba, a los sectores de los más altos ingresos. Generar desempleo es funcional para este modelo, porque provoca terror, debilita la capacidad de negociación de los pocos trabajadores con representación sindical, permite hacer un ajuste brutal y que pase. También el gobierno trabaja fuertemente la amenaza de la represión, instala estereotipos políticos de culpabilización y procesa problemas con relaciones causales muy manipuladas” agregó, por su lado, Tavilla.

El jefe de Estado asumió sin gobernadores y con minoría parlamentaria. Si bien esto podría interpretarse como una debilidad, algunos analistas, como la politóloga Mariana Altieri, sostienen que esta situación lo ha fortalecido, ya que contribuyó a construir una imagen de un líder que “no está atado a la política, es solamente él con la voluntad de avanzar en sus principios y con métodos muy patoteros”. Altieri agregó: “Hay una lectura muy distorsionada, de que no se deja apretar por los gobernadores, pero lo cierto es que tampoco hay una voluntad seria de generar una oposición a Milei, tanto en los gobernadores como en el Congreso. Los gobernadores están atrapados, necesitan los fondos del Estado para una gestión que les permita mínimamente ser reelectos, entonces acuerdan. En esa táctica de Milei de manejar los recursos y apretarlos se demostró mucho más fuerte, donde la mayoría pataleó un poco pero se aggiornó a eso, porque prefieren acordar que intentar generar una lógica superadora. No ven que tengan nada para ganar en esa lógica, lo cual habla mucho del sistema político de hoy”.

Arroyo coincidió en que la orfandad política favoreció al presidente, ya que la falta de gobernadores e intendentes “le permitió realizar un ajuste brutal y transversal a todo el país, cosa que no hubiera podido hacer un gobierno con partido y con compromisos”. El diputado analizó: “En lo político, Milei aprovechó un vacío de representación muy grande y la crisis de confianza de la sociedad hacia la clase política, donde predomina la sensación de que los políticos no viven la vida cotidiana, y no les creen nada, particularmente al peronismo. En términos institucionales está entrando a una zona gris, peligrosa. Hasta acá vive de vetos y decretos, con el claro ejemplo de la movilidad jubilatoria y el financiamiento a las universidades. En lo institucional es un gobierno democrático, no coincido con los que lo califican como autoritario, pero creo que se está pasando de la raya”.

Respecto a distintas encuestas que reflejaron que la imagen positiva del gobierno se mantuvo desde su asunción e incluso aumentó, Altieri evalúo el fenómeno y afirmó que la valoración positiva se relaciona con su capacidad para cumplir parte de las promesas de su campaña: “Hay un contrato de credibilidad y de fe con Milei, que se había roto con el resto de la dirigencia política. El presidente se vendió como un economista exitoso, que venía del sector privado, sin vínculos con la política, y que podía arreglar el desbarajuste de la argentina porque no pertenecía a la casta, y estaba dispuesto a hacer lo necesario porque no tenía compromisos políticos. Hay una visión generalizada en la opinión pública, sobre todo de los que lo votaron, de que es un tipo honesto que está cumpliendo con lo que dijo que iba a hacer de la mejor manera que puede. “

La especialista, docente en la UBA y en la Universidad Nacional de la Defensa, agregó: “A su vez, hay un divorcio de la clase política con las necesidades de la gente, y las organizaciones tradicionales intermedias están muy quebradas. En un contexto dominado por la lógica del capitalismo individualista y la meritocracia, que han calado profundamente en la sociedad, muchos sectores de la clase media perciben que el Estado les impide crecer, y la propuesta de Milei aparece como una alternativa para romper con esa idea.”

En su análisis, Rodrigo Holmberg, politólogo y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo,  también destacó la fe de la población, alimentada por la narrativa del gobierno que se presenta como una alternativa nueva para resolver un problema que aqueja a la Argentina desde hace varios años. “El eje central del discurso oficialista es su batalla contra la inflación, y mes a mes se han preocupado en comunicar esa lucha. El relato es que bajaron la inflación del 25% al 2%. Lo interesante es la esperanza de que las cosas van a mejorar, más allá de los datos concretos y de la calidad de vida de la gente” agregó.

Además, Holmberg destacó que, para comprender el nivel de aprobación que Milei mantiene en la sociedad, es fundamental considerar la actual crisis de la política, y explicó: “Milei está fagocitando el electorado del PRO, de la Unión Cívico Radical y los espacios tradicionalmente antiperonistas, y se está quedando con su electorado porque logra expresar más cabalmente a este sector de la sociedad. Es un proceso que no está terminado, pero está cimentando la base electoral y de apoyo”.

“Milei asumió en un contexto de fracaso de las dos coaliciones que gobernaron la Argentina en los últimos años, que monopolizaron, sobre todo desde 2015, el campo de posibilidades de discusión en la política. Del lado de la oposición da la sensación de que no hay mucho: el peronismo está discutiéndose a sí mismo, en un proceso de reformulación de su propia identidad y el radicalismo, ciertos sectores del peronismo, gobernadores y otros actores provinciales parecen mucho menos interesados en articular un proyecto opositor que pueda disputarle el poder al gobierno nacional, y mucho más interesados en defender sus propias particularidades.”, afirmó Holmberg. Además, señaló: “Por un lado, el radicalismo y parte del PRO intentan sostener su narrativa institucionalista en un gobierno que no se caracteriza por defender las instituciones de la democracia, ni en la práctica ni en su retórica, y por otro lado, los gobernadores y partidos políticos provinciales parecen más interesados en resguardar sus intereses locales, sin pretensión universal. Una forma de aguantar hasta que pase el temblor, pero con el riesgo de que el temblor se los lleve puestos. En ese escenario, el gobierno de Milei tiene la delantera y marca la discusión en la República Argentina”.

La Plaza de Mayo continúa siendo el corazón de la memoria

La Plaza de Mayo continúa siendo el corazón de la memoria

Organizaciones sociales, defensoras de los derechos humanos y partidos de izquierda se congregaron en Plaza de Mayo para conmemorar el levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 y recordar a las víctimas. También leyeron un documento con demandas al gobierno de Milei.

A 23 años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 la Plaza de Mayo fue una vez más un espacio donde la memoria colectiva encuentra su voz. Militantes de distintas de agrupaciones conmemoraron un nuevo aniversario de aquella rebelión popular que hizo caer al gobierno de Fernando de la Rúa, exigieron a las centrales sindicales un paro nacional activo y repudiaron la política represiva y persecutoria de Javier Milei.

Tras una radiante tarde de sol y calor, el acto de las organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos y de izquierda comenzó a las 17, con un desmedido operativo de las fuerzas de seguridad alrededor de la Plaza de Mayo.

Al escenario montado frente al Cabildo fueron subiendo los principales sectores que están en lucha –jubilados, universitarios, maestros, trabajadores de la salud, entre otros– para rechazar el ajuste del gobierno de Javier Milei, y también la represión de la Gendarmería que terminó con la vida de Fernando Gómez, en Orán. Una vez finalizado el acto, un grupo marchó hasta la Casa de Salta para exigir el esclarecimiento del crimen y el juicio y castigo a los gendarmes implicados.

“Hoy ganamos las calles a un año de la primera movilización que desafió el antidemocrático protocolo de Bullrich y Milei. En definitiva, peleamos por una huelga general que termine con el plan motosierra y este gobierno, y abra paso a una salida de conjunto de la mano de las y los trabajadores, por una salida obrera y popular”, expresaron quienes conducían el acto en el micrófono.

Además, los manifestantes recordaron la masiva movilización del 20 de diciembre del 2023, que desafió el protocolo anti piquetes de Patricia Bullrich, seguida de cacerolazos y asambleas contra el DNU 70/23 de Milei y Caputo, marcando el punto de inicio en las calles contra el Gobierno.

El Argentinazo, como se dió en llamar aquel momento del 2001, significó un quiebre político, económico y social que dejó una huella profunda en la memoria colectiva de los argentinos. La crisis de entonces se desarrolló bajo una coyuntura compleja social, económica e institucional, que transcurrió entre 1998 y 2002. Entre el 19 y 20 de diciembre de 2001 la población salió a las calles, al principio en forma espontánea y luego más organizada, y el presidente Fernando de la Rua tuvo que renunciar y abandonar la Casa Rosada en helicóptero, tras haber dictado el estado de sitio y ordenado reprimir la protesta en todo el país. 38 personas fueron asesinadas por las fuerzas de policiales y de seguridad, y centenares resultaron heridas.

“En aquel momento se dio un gobierno que venía ajustando, haciendo pasar una reforma previsional con represión en la calle. Por eso, hoy exigimos justicia por las víctimas del Argentinazo”, dijo a ANCCOM Ingrid Urrutia, Secretaría General de la Junta Interna de ATE en el INCAA. 

Luna es una joven militante del Partido Obrero. “Era muy chica en el 2001 pero lo recuerdo por lo que mi mamá me contaba, una situación de crisis colectiva en la que entre vecinos y familiares se ayudaban mucho. Mi mamá desde muy chica me transmitió esto de movilizarse y luchar por una Argentina distinta” comentó. 

Sobre si hay necesidad de accionar contra el gobierno actual ANCCOM consultó a una pareja que acudió al acto por su cuenta, sin estar encolumnada en ninguna organización. Para Sandra, maestra jardinera y estudiante de Profesorado, “la gente sigue esperando el milagro que prometió Milei, y los que venían saliendo fueron tan reprimidos que ahora cuesta más movilizarnos”. Abrazado a ella, Ramiro le hace un gesto señalando a la manifestación. “Acá está la resistencia, obvio que tenemos que ser más pero no nos quedamos quietos, le dimos batalla al tipo”, afirmó. 

La pareja siguió debatiendo mientras ingresaban a la Plaza algunos referentes de izquierda. Nicolás del Caño, diputado nacional por el PTS en el Frente de Izquierda Unidad, dijo que acudió por la necesidad de recordar y homenajear a las víctimas. En CABA fueron asesinados Gastón Riva, Diego Lamagna, Alberto Márquez, Carlos “Petete” Almirón y Gustavo Benedetto. “Fue un levantamiento popular de jornadas revolucionarias que pusieron fin a un gobierno ajustador que quiso fijar la convertibilidad de Menem endeudando aún más al país, con Cavallo nuevamente como Ministro de Economía, lo cual generó un salto en la resistencia que ya venía dándose con más fuerza en la segunda mitad de los 90”, dijo Del Caño. Y analizó que “en el 2001 la izquierda revolucionaria era más débil que ahora, por eso nuestro objetivo es retomar esas banderas de luchas de esos años para construir una fuerza política que logre un gobierno de los trabajadores al servicio de las grandes mayorías” .

El documento

“Las organizaciones sindicales, piqueteras, estudiantiles, de jubiladas y jubilados, de la mujeres y disidencias, ambientales, y organizaciones políticas de izquierda, nos movilizamos este 20 de diciembre en la perspectiva de un gran plan de lucha hasta derrotar todo el plan de Milei”. Así comenzaba el documento que firmaron las organizaciones presentes: PTS, IS, MST, PO, Política Obrera, Polo Obrero, Ademys, AGD-UBA, SUTNA, SUTEBA Tigre, CICOP, ATE Sur, Jubilados insurgentes, Jubilados de izquierda, Marabunta, Jubilados del PTS, Coordinadora por el Cambio Social, MTR 12 de abril y Frente Popular Darío Santillán, entre otros. Y a continuación enumeraron sus demandas:

* Por un paro activo nacional y plan de lucha para derrotar el plan de Milei y sus cómplices. Abajo el pacto de la burocracia sindical con el gobierno y la complicidad de todos los partidos patronales.

* Abajo la reforma laboral, el RIGI y el Mega DNU. Nulidad inmediata de La corrupta “ley bases”. Abajo la reforma política proscriptiva y reaccionaria de Milei. Basta de ajuste, entrega, saqueo y represión. Defensa del medio ambiente.

* Basta de despidos. Ninguna flexibilidad laboral. Por trabajo genuino. Reincorporación de los despedidos del sector privado, del Estado y del Plan Potenciar Trabajo y de todos los programas sociales. Basta de hambre, por la devolución de los alimentos a todos los comedores populares. Defensa de todas las fábricas recuperadas. Basta de precarización laboral

* Por un salario equivalente a la canasta familiar indexado mensualmente. Jubilación mínima equivalente al costo de la canasta del adulto mayor. Abajo los tarifazos. Restitución de la medicación al 100% que brindaba el PAMI a jubilados y pensionados.

* No al veto a la Ley jubilatoria.  Aumento de emergencia en salario, jubilaciones y planes sociales. 

* Por el derecho a la educación y la salud pública y grtuita. Abajo las privatizaciones. No al pago de la fraudulenta deuda externa. Fuera el FMI. Nacionalización bajo gestión obrera de los ferrocarriles, la banca y el comercio exterior.

* Abajo la “esencialidad” educativa. Pleno derecho a huelga. Basta de ajuste en la Universidad. Ningún salario por debajo de la línea de pobreza.

* Basta de criminalización judicial y persecución política al movimiento piquetero y a todos los que luchan. Cierre de todas las causas contra los luchadores. Abajo el protocolo de Bullrich y el “comando unificado” represivo.

* Vivan todas las luchas obreras y populares contra el ajuste, los despidos y la flexibilización laboral, por el salario, las condiciones de trabajo, la salud y la educación. 

* Por una gran acción nacional contra los despidos y todos los ataques del gobierno que pretende quebrar la moral de la clase obrera. 

* Basta de impunidad y negacionismo. Son 30 mil. Apertura de los archivos. Castigo a todos los culpables de los asesinatos de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.

* Todo el apoyo al pueblo Palestino contra el genocidio sionista. 

* Defensa del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Basta de ataques al movimiento de mujeres y disidencias. No a la baja de la edad de punibilidad. Abajo la ley 26.160 contra los pueblos originarios.

“El cuidado de las rutas no es un gasto, es una inversión”

“El cuidado de las rutas no es un gasto, es una inversión”

Mientras que en un año aumentaron un 25 por ciento los accidentes en tramos sin mantenimiento, el Gobierno nacional continúa sin hacerse cargo de las obras viales. “Esto se traduce en vidas humanas», afirma uno de los familiares de la tragedia del Colegio Ecos.

Mientras el Gobierno de Milei avanza con reformas orientadas a reducir la intervención estatal en sectores clave de la economía, como el transporte y la obra pública, la seguridad vial se enfrenta a nuevos y crecientes desafíos. Una de las reformas más recientes es la flexibilización de las normativas en el sector del transporte de pasajeros, que desde el 10 de diciembre permite que cualquier vehículo con seguro y VTV pueda prestar servicios de movilidad.

“Ahora, cualquier vehículo puede ser autorizado para el transporte de pasajeros –advierte Diego Molina, viudo de la maestra fallecida en la tragedia del colegio Ecos–. Con solo llenar un formulario web, en cinco días se obtiene la autorización para operar, lo que es realmente preocupante. ¿Con qué nivel de descanso se realiza el servicio? ¿Qué garantías de profesionalismo y seguridad tiene ese conductor? ¿El hecho de tener la VTV basta para asegurar que el vehículo es apto para transportar pasajeros? Esto es muy grave».

A esta flexibilización, se le suma el desfinanciamiento en la obra pública, que impacta directamente en la infraestructura vial del país. Entre finales de 2023 y febrero de 2024, 2117 proyectos quedaron fuera de financiación, lo que representa una caída del 87,6 por ciento en la inversión en obras viales, según el Banco de Proyectos de Inversión Pública.

“Si las rutas no se mantienen, se rompen. Y las rutas rotas generan rupturas de neumáticos, siniestros, muertes. Esto es parte de la política de no invertir en la obra pública”, explica Molina y agrega: “El deterioro en la ruta genera consecuencias inmediatas, pero también hay consecuencias a largo plazo. No se puede ignorar el impacto de la falta de mantenimiento. Si no se invierte, la infraestructura colapsa”.

Por los propios anuncios del Gobierno, no se prevé un cambio en la política. “Ya lo dijeron, no hay inversión para la obra pública. No lo digo yo, lo dicen ellos”, enfatiza Molina, para quien esta postura refleja “un abandono del rol del Estado en áreas fundamentales para la seguridad de los ciudadanos».

“Si las rutas no se mantienen, se rompen. Y las rutas rotas generan rupturas de neumáticos, siniestros, muertes. Esto es parte de la política de no invertir en la obra pública”, explica Molina 

De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad Vial, los accidentes en tramos sin mantenimiento adecuado han aumentado un 25 por ciento en el último año. «La infraestructura vial no solo tiene un impacto económico, sino que el impacto se traduce también en vidas humanas», sentencia Molina.

La seguridad vial, según Molina, no se limita solo a la falta de infraestructura o regulación: “Son tres patas las que tienen que trabajar de manera muy fuerte: el Estado, la justicia y un cambio cultural, que es el más difícil, porque lleva mucho tiempo. Primero está el Estado, que debe encargarse del mantenimiento de las rutas, la construcción de autovías, la señalización, todo lo relacionado con la infraestructura que salva vidas. El segundo pilar es la justicia, que debe asegurar que nadie transgreda las normas sabiendo que está cometiendo una falta o un hecho penal. Y, por último, el cambio cultural, el más complejo, que depende de nosotros, los ciudadanos. Necesitamos generar conciencia de lo que está en juego, no solo nuestra vida, sino también la de los demás, como la señora que cruza la calle, el chico que va sin cinturón de seguridad en el asiento de atrás, o los padres que sientan a su bebé en el asiento de adelante, aunque también la persona que se sube a un colectivo sin saber si el conductor está capacitado o descansado”.

Molina destaca que las políticas públicas deben adaptarse a las realidades de cada provincia y localidad. “Tenés una ciudad como Buenos Aires que no tiene alcohol cero, y una provincia como Mendoza que tampoco lo implementa porque dicen que frena el negocio de los viñedos. Y nada que ver. Hoy se cumple un año del nuevo gobierno (de Milei), y no veo ningún avance en este tipo de políticas. Me preocupa”.

“Cada una de las acciones debe estar pensada en función de las particularidades de cada ciudad o población –prosigue Molina–. En Ushuaia, por ejemplo, hace dos días pudo haber estado nevando. Esa gente tiene que saber que tiene que ir con cadenas o con cubiertas adecuadas para la nieve. No es lo mismo que en la Ciudad de Buenos Aires, donde la última nevada fue el 9 de julio de 2007, y probablemente no vuelva a nevar por mucho tiempo. Uno tiene que pensar en ese tipo de acciones en función de dónde se esté implementando”.

“Es un país heterogéneo. Se pueden asemejar las grandes ciudades, pero cuando vas a las más chicas, tenés que pensar las políticas específicamente para ellas y su cultura. Por ejemplo, Rosario tiene alcohol cero y el tema está bastante controlado. Sin embargo, culturalmente es difícil implementar medidas como el uso de casco o evitar que vayan cinco personas en la misma moto. Lo que pasa en Rosario no es lo mismo que en Buenos Aires, donde no hay alcohol cero, pero hay más conciencia sobre el caso y no viajan tantas personas en ese vehículo juntas. Hay que seguir trabajando en esto, y si hubiera una política estatal más presente, debería ser particular para cada ciudad, pensada de acuerdo con lo que le pasa a cada población”.

“El cuidado y mantenimiento de las rutas no es un gasto, es una inversión. Si mirás lo que tenés que hacer para cuidar a la población y eso lo considerás un gasto, estamos realmente perdidos –reflexiona Molina–. Nosotros, las ONG y los grupos del tercer sector, tratamos de hacer acciones para que esto tenga visibilidad, pero la responsabilidad debe recaer en el Estado”.

Leer es una fiesta

Leer es una fiesta

Más de 200 personas participaron de la Fiesta Lectora en el Parque Avellaneda. El evento, gratuito y abierto al público, convirtió durante 30 minutos la lectura silenciosa en una experiencia colectiva única.

Frente a la Casona de los Olivera, en el Parque Avellaneda, se realizó la última Fiesta Lectora del año. La iniciativa, liderada por Cecilia Bona y su plataforma Por qué leer, busca promover la lectura como un acto comunitario. Desde 2020, Bona organiza encuentros en espacios públicos como parques, plazas e incluso en vagones del subte de la Línea A. “La primera invitación fue llenar un vagón de personas leyendo, y logramos una gran convocatoria. Con la pandemia, nos adaptamos y comenzamos a realizar encuentros itinerantes”, recuerda.

“Es increíble cómo la gente se acerca con entusiasmo a compartir lo que leyó. Cada localidad aporta su impronta, pero siempre se supera la expectativa inicial”, comenta Bona. Para ella, los encuentros reflejan el poder de la comunidad, desafiando la figura del lector solitario. Comparó la experiencia con El Alephde Borges: “Cuando abrimos un libro, aunque cada lector está inmerso en un mundo distinto, en ese instante compartimos un mismo espacio. Los lectores nos hacemos eco de ese Aleph y nos convertimos en uno”. 

Bona no solo organiza estos encuentros, sino que también fomenta la lectura a través de talleres, capacitaciones y actividades como picnics literarios o charlas con adolescentes. Su objetivo es ampliar el acceso a los libros: “Me gustaría que la gente hable de libros en la calle, en el colectivo, en el negocio. Que los libros salgan de los estantes y lleguen a las manos de los lectores, porque el acceso no siempre es igual para todos”. 

En esta edición, realizada el pasado sábado 14 de diciembre, el Pilafest se sumó al evento como un colectivo de intercambio. Nacho Damiano, creador de esta propuesta itinerante, promueve el cambio de libros a través de su plataforma Pila de Libros. “Es un encuentro offline para conocernos, intercambiar libros y generar lazos más allá del lenguaje”, explica. El festival, que se realiza cada dos meses, planea expandirse a otras provincias en 2025.

Los vecinos también se sumaron al evento. Emiliano Blanco, voluntario de la Biblioteca Parque Avellaneda, señala: “El objetivo era mostrar que la lectura, aunque íntima, también puede ser un espacio compartido. Además, buscábamos visibilizar la necesidad de institucionalizar nuestra biblioteca, que funciona de forma voluntaria”. 

La experiencia colectiva dejó huella en los participantes. Corina Marusa, vecina del barrio de Flores, afirma: “Me parece fundamental que existan iniciativas como estas. La lectura es lo que hace a la comunidad, nos encontramos en espacios públicos para nutrirnos como sociedad”.

Estela Maris, jubilada y vecina de la zona, compartió su experiencia al releer el libro La renuncia al patriarcado y comentó sobre el impacto de la lectura en un entorno colectivo: “Lo había comprado hace tiempo, pero no lo había comprendido del todo. Al releerlo aquí, más relajada, lo entendí mucho mejor”.

Campos, un librero que participó por primera vez, destaca: “Ver a otros leer genera curiosidad y puede llevar a que más personas se acerquen al mundo de los libros”. Mientras que María Ortega, vecina de Villa Santa Rita, pone en valor estas iniciativas: “Incentivan a los chicos y acompañan también a los grandes”. Durante el evento, tuvo la oportunidad de descubrir a la escritora Rosario Castellanos, quien la sorprendió gratamente.

Sin embargo, la fiesta lectora enfrenta desafíos. Según Juan Bona, encargado de la administración del proyecto, el principal obstáculo es el financiamiento: “El desafío no es la creatividad, sino encontrar fuentes de financiamiento, porque fue un año complicado para la cultura”. Aunque algunos municipios aportan recursos para eventos puntuales, el apoyo no es continuo. 

La misión de Por qué leer sigue siendo clara: promocionar la lectura en todas sus formas y generar dinámicas inclusivas, como los canjes de libros y los sorteos, que invitan a los asistentes a sentirse protagonistas.

La Legislatura porteña declaró de interés cultural a la parroquia San Patricio

La Legislatura porteña declaró de interés cultural a la parroquia San Patricio

En ella se cometió el mayor acto de terrorismo de Estado contra miembros de la Iglesia católica. La causa judicial que investiga los cinco asesinatos aún está abierta.

La parroquia San Patricio, ubicada en el barrio de Belgrano, donde se perpetró la masacre de cinco religiosos durante la última dictadura militar, fue declarada patrimonio cultural por parte de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. El proyecto fue impulsado por el legislador Claudio Ferreño.

El 4 de julio de 1976, un grupo de represores ingresó a la parroquia y asesinó a los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Dufau y a los seminaristas Salvador Barbeito Doval y Emilio Barletti. Además, colocaron alrededor de los cadáveres una imagen de Mafalda señalando el “palito de abollar ideologías” de un policía, y escribieron en las paredes del templo: “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes” y “Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal. Venceremos. Viva la Patria”.

 “Nosotros venimos trabajando la causa en sus distintas aristas -expresó Ramiro Varela, fundador de la agrupación Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia- , y la colocación de la placa que la declara patrimonio cultural fue un acontecimiento más dentro de la construcción de la memoria. Es importante dejar huellas en el espacio público porque continúan dando testimonio de lo que aconteció, mantiene viva la llama de la memoria, pero también presiona en la búsqueda de verdad y el reclamo de justicia. A nosotros nos moviliza el reclamo de justicia, porque esta causa no es solo de la comunidad palotina, sino de toda la sociedad. Fue el mayor hecho de sangre cometido contra la Iglesia católica en Argentina, y es uno de los crímenes más resonantes que perpetró el terrorismo de Estado”. A 48 años de la masacre, la causa continúa en etapa de instrucción, sin responsables identificados ni condenados.

La causa que investiga los crímenes se inició horas después de los asesinatos, bajo la instrucción del juez Guillermo Rivarola, con la intervención del fiscal Julio César Strassera. En octubre de 1977, el caso fue cerrado a pedido del fiscal. En agosto de 1984, la causa se reabrió por solicitud de la congregación palotina, y el expediente quedó a cargo del juez Néstor Blondi. En 1986, el fiscal Aníbal Ibarra procesó a dos efectivos de la Comisaría 37 por considerarlos partícipes necesarios al liberar la zona para la masacre: al entonces comisario Rafael Fensore y al oficial principal Miguel Ángel Romano, por ese entonces jefe de calle. Sin embargo, en 1987 la medida quedó sin efecto por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y Blondi clausuró la instrucción.

La causa entró en punto muerto durante 18 años, hasta el 2005, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la inconstitucionalidad de las leyes que garantizaban la impunidad de los represores. En ese año, se incluyó en la Megacausa ESMA, ya que dos sobrevivientes del excentro de detención, tortura y exterminio declararon haber escuchado al represor Antonio Pernías atribuirse la masacre junto a otros miembros del grupo de tareas 3.3.2. Varela afirmó: “Para nosotros siempre fue una línea de investigación un tanto inverosímil tomando en cuenta el modus operandi. Dejar los cuerpos en el lugar no se correspondía en absoluto con la forma de operar que tenían los marinos de la ESMA, que secuestraban para extraer información, y luego los aniquilaban a través de los vuelos de la muerte u otra metodología, pero nunca ejecutaban a alguien y lo dejaban en el lugar”.

En 2005, el juez Sergio Torres, a cargo del expediente ESMA, ordenó medidas de prueba y tomó declaraciones, incluso dictó el procesamiento de 18 marinos. Sin embargo, la Cámara Federal porteña revocó los procesamientos en 2006 y 2007 por falta de mérito. Varela afirmó que Torres no terminó de avanzar porque estaba siguiendo una línea de investigación errada, y compartió: “Nosotros siempre creímos que los responsables fueron de la Policía Federal. Dos días antes de la masacre estalló una bomba en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, y cuando se produjo la masacre de San Patricio se encontraron pintadas que hacían referencia a ese hecho. El modus operandi, la fecha, las pintadas y el cuadro de Mafalda de alguna forma pueden tomarse como una suerte de firma de autor del hecho. Nosotros tenemos como más plausible la línea que apunta hacia los efectivos de la Policía Federal, o miembros no oficiales de ella que formaron parte de la estructura represiva”.

En 2022, el juez Sebastián Casanello incorporó a Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia a la causa como amicus curiae, lo que les permitió aportar información de valía y sus investigaciones al expediente. La causa pasó de Casanello a Ariel Lijo, quien tras el testimonio de un arrepentido del centro clandestino de detención de Coordinación Federal, que afirmó haber escuchado a un miembro de la patota que operaba allí atribuirse la responsabilidad del hecho, decidió deslindar su competencia sobre la masacre palotina dentro de la Megacausa ESMA. De esa forma, la causa llegó al juez Daniel Rafecas, que actualmente investiga el hecho como parte de los crímenes de Coordinación Federal, en el marco de la Megacausa del Primer Cuerpo del Ejército.

Pablo Llonto, abogado querellante de la Causa Palotinos, confirmó a ANCCOM que, hasta el día de hoy, no hay responsables identificados del grupo de tareas culpable de los asesinatos, pero sí de los partícipes necesarios, aunque no están condenados. Además, el abogado sostuvo en la Mesa de Discusión Institucional y Social que es necesario profundizar la investigación sobre los pedidos de “zona liberada” que recibían sistemáticamente las comisarías de la Policía Federal durante esa época, dado que este accionar era frecuente y estuvo presente en otros crímenes perpetrados por las fuerzas en el mismo año.

Para concluir, Varela destacó: “Si bien la causa no termina de reactivarse, estamos en la mejor posición que podríamos haber llegado a estar a lo largo de todos estos años. Tenemos mucha expectativa, no obstante le pedimos al magistrado que haya mayor celeridad en la instrucción, porque el peligro es la impunidad biológica, ya que los culpables empiezan a envejecer y mueren impunes, sin pagar por sus responsabilidades. Por eso, le pedimos a Rafecas que acelere la instrucción, cite a indagatoria a los efectivos de la Comisaría 37 que siguen vivos y que actuaron en esa dependencia policial al momento del hecho, ya que podrían tener alguna responsabilidad. Estamos a la expectativa de que parte de los responsables, al menos los que liberaron la zona, paguen por su accionar y den explicaciones en la justicia”.

«El fútbol no necesita a las sociedades anónimas»

«El fútbol no necesita a las sociedades anónimas»

Ricardo Enrique Bochini, el máximo ídolo de Independiente y de Diego Maradona, repasa sus inicios, su trayectoria en la Selección y se mete en el debate por las SAD.

Richard para los amigos, el Bocha para la gente. Gambeta, pared, toque. En esta entrevista Ricardo Bochini, la joya más grande como le gustaba decir a Diego, habla de todo un poco: sus inicios en Independiente, los sacrificios para llegar a Primera, el Mundial ’86, su opinión de las SAD y su filosofía del fútbol.

¿Qué recuerdos guardas de esos primeros años jugando a la pelota en tu barrio Villa Angus, en Zárate?

Yo jugaba con mis hermanos y con los vecinos del barrio, todos los chicos jugábamos hasta tarde, hasta las ocho o nueve de la noche, en el potrero. A media cuadra de mi casa estaba el club Estrada, que ahí jugábamos en una cancha de piso de baldosa. Jugábamos entre nosotros, pero también había campeonatos de barrios. Era nuestra diversión, lo que más nos gustaba y lo que más hacíamos era jugar a la pelota por todos lados. Mis padres no decían nada cuando íbamos a jugar todo el día a la pelota porque sabían que estábamos haciendo algo lindo. Mi viejo no iba mucho a verme jugar, ni a mí ni a mis hermanos. Él trabajaba mucho y cuando podía descansaba en casa, así que prácticamente me habrá visto jugar una o dos veces acá en Buenos Aires. Después empecé a jugar con mis hermanos en las inferiores del club Belgrano, afiliado a la liga de Zárate. Ya a los diez u once años la gente me veía jugar y todos decían que jugaba muy bien. En todas las divisiones de Belgrano hacía goles, jugaba bien, ganábamos campeonatos y además yo debuté de muy chico en la Primera División del club. Con trece años ya jugaba con la gente grande de 25, 30 años.

A los quince años viajabas solo desde Zárate hasta la pensión de Independiente en Avellaneda, que estaba bajo la tribuna que hoy lleva tu nombre. ¿Cómo era la vida en la pensión junto a tus compañeros?

El viaje ida y vuelta a Zárate era larguísimo, como cinco horas para ir y otras cinco para volver. Era muy sacrificado, pero lo hacía porque me gustaba jugar al fútbol. Después del primer año de viajar así, les dije a los dirigentes que me quería quedar en Buenos Aires porque estando en la pensión iba a tener mejor entrenamiento y más posibilidades, si había un viaje con las divisiones inferiores podía ir. Así que el segundo año me quedé a vivir en la pensión. Me iba de mi casa por mucho tiempo, iba una vez por mes. Entonces uno extrañaba mucho, era una vida distinta la que yo hacía en Zárate a la que hacía en la pensión. Lo único bueno es que estaba con chicos muy buenos, compañeros que eran todos del interior y nos divertíamos con ellos, la pasábamos bien. No eran buenas las comodidades que teníamos, hacía mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Además, no nos alimentábamos del todo bien porque el club no ponía mucho dinero en las divisiones inferiores. La comida era al mediodía y a la noche, y no era tanta. No teníamos nada ahí, era estar en la pensión, entrenar, comer, mirar a veces un poco de televisión, jugar a las cartas o hablar entre nosotros. Trabajé uno o dos años en una curtiembre de un dirigente de Independiente. Trabajaba desde las ocho hasta la una de la tarde, después volvía, comía y a la tarde entrenaba. Tenía que trabajar porque no nos pagaban nada, no teníamos un peso para la ropa ni nada, y mi viejo no tenía para ayudarme. A los 18 años debuté en Primera, el 25 de junio de 1972 en un partido contra River en el Monumental. Perdimos 1 a 0, entré faltando veinte minutos pero jugué bastante bien.

Con Daniel Bertoni forman un dúo que quedó en la historia del fútbol argentino, tiraban unas paredes increíbles y hacían lo que querían con la pelota. ¿Cómo se dio esa complicidad y esa química entre ustedes dos?

Nosotros empezamos juntos en el Juvenil de 1972, yo estaba en Independiente y él en Quilmes. El primer partido que jugamos fue en un amistoso en la cancha de River y anduvimos muy bien, nos entendimos. Cuando Independiente compró a Daniel empezamos a estar siempre juntos, me fui de la pensión y me quedé a vivir en su casa con su familia. Cada uno tenía sus características de  juego. Él era un delantero que jugaba tanto de wing izquierdo como wing derecho, en la Selección Juvenil jugaba por la derecha, y en Independiente por izquierda. Yo gambeteaba, le daba un pase en profundidad porque Bertoni era muy rápido y llegaba a la pelota. También él se tiraba atrás y hacíamos paredes, nos entendíamos bien de esa forma. Cuando estábamos en la casa de él, entrenábamos a la mañana en Independiente y a la tarde íbamos a una cancha de la cervecería de Quilmes y jugábamos, entrenábamos, tocábamos la pelota, hacíamos paredes. Estábamos mucho tiempo juntos con la pelota.

¿Cómo es sostener esa fuerza interior, esa pasión para seguir adelante a pesar de las dificultades y llegar a Primera?

Todos los grandes jugadores que están muchos años en un equipo y que son reconocidos por la gente, aparte de las condiciones, se tienen que cuidar un montón, vivir para el futbol y dejar muchas cosas lindas de lado para llegar a ese nivel. Ser reconocido, ser una figura y que la gente te quiera, es muy difícil. El que tiene condiciones y hace sacrificios, llega seguro. Lo que pasa es que muchos tienen condiciones, pero no hacen el sacrificio porque por ahí les gusta otra cosa, no cuidarse tanto y vos para rendir tenes que estar siempre bien. En la época nuestra era todavía mucho más difícil porque no había tanto cambio de jugadores como ahora, que hay recambio, todos los años cambian un equipo entero. Antes duraban cinco o seis años los mismos jugadores, entonces los jugadores que eran buenos, como estaban tapados, tenían que irse al Nacional B o a equipos del interior, les costaba triunfar acá. Hoy es más fácil, llegan a Primera pero tampoco son tan reconocidos por la gente como antes.

¿Cómo impacta en el fútbol argentino que tantos jugadores buenos se vayan a jugar al exterior tan rápido, siendo tan jóvenes?

No hay buen espectáculo, no hay buen juego, tanto en Argentina como en Sudamérica. Se ve en los partidos de la Copa Libertadores, que nada que ver con los partidos que había antes y los jugadores que había antes. Nosotros le pudimos ganar al Liverpool de Inglaterra, Boca le pudo ganar al Real Madrid, Vélez le pudo ganar al Milan. No aparecen jugadores de esa calidad y si hay un jugador que se destaque un poco lo venden enseguida. Hay una diferencia económica abismal en lo que gana hoy un jugador en un pase, antes te podían aguantar los jugadores porque ganábamos poco y nada. Nosotros para poder tener un auto o comprar un departamento teníamos que estar cuatro o cinco años ganando campeonatos locales, Copa Libertadores, Copa Intercontinental, todo para poder ahorrar y comprar algo. Hoy un jugador con un contrato masomenos, ya en un año hace todo eso sin ganar nada importante.

¿Cuál es tu opinión de las sociedades anónimas deportivas (SAD)?

El club es de los socios, pero los socios tienen que participar más y saber todo lo que está pasando. El fútbol para mi da ganancia si está bien administrado por los dirigentes, no necesita sociedades anónimas, no necesita que nadie venga a poner plata. Los clubes tienen que trabajar bien las divisiones inferiores, partir de ahí, y tener jugadores para armar un equipo, más los clubes grandes. Esos equipos tienen que estar ahí arriba, peleando campeonatos, no te digo ganar campeonatos todos los años pero pelearlos, estar bien. El club siempre tiene que ser el que se beneficie, no el empresario. Vos fíjate que Boca, River, Racing, Vélez son todos clubes que están bien y no tienen ningún gerenciamiento, no tienen gente que pone plata. La sacaron con los jugadores de divisiones inferiores, que van metiendo, y con los socios. Los clubes se hicieron grandes con los socios y son de los socios.

¿Cómo recordas el Mundial del ’86? La relación con Bilardo fue medio complicada al principio…

Pasaba una cosa que era muy rara porque yo no había sido citado en la primera convocatoria de Bilardo porque decía que era muy grande. Cuando asumió en el ’83, yo tenía 29 años. El citaba a Trossero  y Alonso que eran mayores que yo, Marangoni y Russo que tenían mi misma edad. Osea, no era el problema de la edad sino que él no quería citarme porque teníamos diferencias, la discusión de Independiente –  Estudiantes. Para mí Pastoriza podría haber estado en la Selección Argentina tranquilamente, pero Grondona eligió a Bilardo. Después no le quedó otra que citarme porque nosotros ganábamos Copa Libertadores, campeonato local, y toda la gente del periodismo me pedía. Cuando Argentina perdió un par de partidos amistosos, me empezaron a apurar y el mismo Grondona le dijo que me llevara. Grondona me dijo en el vestuario de Independiente que Bilardo me iba a citar, él fue el que me dio la novedad que iba a ir a la Selección. Después me citaron y estuve sin problemas hasta el Mundial. En la Selección Argentina uno puede tener diferencias con el técnico, pero está primero la Selección que el técnico. Empecé a jugar de titular en la Selección, hice buenos partidos, buenas giras. Yo no estaba seguro, dudada de que me fuera a llevar al Mundial y al final se decidió y me llevó. Era difícil jugar en esa Selección porque el equipo andaba muy bien y no había posibilidades de entrar, el equipo prácticamente no se movía. Diego siempre hablaba de que quería que yo entrara, que jugara un rato con él. Entré en la Semifinal contra Bélgica y fue el único partido que jugué en un Mundial.

¿Qué representa el fútbol en tu vida?

Yo creo que jugué al fútbol como jugaba en el potrero, como jugaba en Zárate, siempre jugué de la misma manera y a la gente le gustaba mucho ese fútbol, especialmente al hincha de Independiente, y también hinchas de otros equipos porque me iba aplaudido de otras canchas. El clásico 10 tiene que hacer ese juego, el que hacía yo. Gambetear para adelante, dar pases de gol, hacer paredes, pausas.