Los jubilados volvieron a marchar y rechazaron el acuerdo con Estados Unidos

Los jubilados volvieron a marchar y rechazaron el acuerdo con Estados Unidos

Como todos los miércoles, acompañados por organizaciones sociales y partidos de izquierda, reclamaron por aumento de haberes y medicamentos gratuitos. Sumaron a sus consignas el «avance del imperialismo».

Esta semana, en una nueva jornada de protestas del movimiento de jubilados se sumaron las consignas contra el acuerdo bilateral anunciado entre Estados Unidos y Argentina. “Contra el imperialismo”, fue la proclama. Antes de las cuatro de la tarde comenzaron a llegar las diferentes organizaciones que entienden que el conflicto se supera en la unidad y marcharon con los jubilados: trabajadores, sindicatos, docentes, no docentes, organizaciones sociales, de personas con discapacidad, partidos de izquierda, asambleas barriales, autoconvocados. A partir de las cinco, la movilización recorrió las calles desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo, donde estaba dispuesto un escenario por donde pasaron diferentes representantes sociales.

A diferencia de otros miércoles, el desmedido operativo policial no dejó heridos ni detenidos. La tranquilidad reinante confirmó una experiencia que se repite: cuanta más gente, agrupaciones y movimientos sociales se suman a la movilización menos posibilidades re represión existen. Este miércoles, la Plaza del Congreso volvió a estar llena, como hace tiempo no se la veía.

Los jubilados siguen denunciando que no pueden vivir sin los medicamentos gratuitos y con un haber que no cubre la canasta de pobreza. Oscar Bordalotta, integrante del Plenario de Trabajadores Jubilados, extrabajador de la UBA, en diálogo con ANCCOM destacó que “mañana es el Día de la Soberanía Nacional y estamos frente a la entrega más importante de la Argentina, que es el acuerdo llamado comercial pero es colonial, entre Estados Unidos y Argentina, donde el gobierno ha bajado la bandera de la soberanía y se ha entregado al imperialismo yankee”. El jubilado contó que más temprano entregaron un petitorio con sus reclamos “partiendo de una jubilación mínima que hoy debería estar en 1.200.000 pesos, la  restitución de los medicamentos, la vuelta a la moratoria porque hay miles de personas que no van a poder jubilarse porque trabajaron en negro, que sus patrones no les hicieron los aportes”.

Al respecto detalló que “ahora los trámites en ANSES para justificar los aportes son más difíciles que en otra época. Antes con testigos o documentación podías justificar tu trabajo. Hoy el ANSES no te autoriza”. Bordalotta precisó que “el ideal de este gobierno es subir la edad jubilatoria a los 75 años, para que nadie se jubile, nadie que trabaje hasta los 75 años va a quedar en un situación de salud lo suficientemente digna para disfrutar de su jubilación. Creo que la huelga general es el único método para enfrentar a un gobierno de estas caracerísticas», concluyó.

na lucha todas, las luchas

Además de los reclamos de los jubilados, otras consignas del día tenían que ver con frenar la reforma laboral, denunciar y rechazar el pacto del presidente Milei con su par estadounidense Donald Trump y el FMI. También desde la organización Marabunta se movilizaron bajo el lema “yo sí te creo” en el marco del 19N, Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes.

Entre los carteles se leían “aumento de emergencia ya”, “luche como un jubilado”, “acá no se rinde nadie”, demostrando que así como los tira y golpea la policía represora, los jubilados se levantan y vuelven a las calles, cada miércoles. En la recorrida podían escucharse los cánticos de “Jubilados carajo”, “Paro, paro, paro, paro general”, “Fuera, fuera, fuera yankees fuera”.

Eduardo Belliboni, dirigente del Partido Obrero, le dijo a ANCCOM que “es una jornada antiimperialista muy importante. Denunciamos el pacto colonial del gobierno con el imperialismo yankee que no puede traer nada bueno. Creemos que es un primer acto antiimperialista. Van a haber muchos más porque nos vamos a quedar sin trabajo y sin recursos naturales. Nos van a saquear y nos vamos a quedar sin industria con lo cual es una barbaridad que sigamos en este cuadro, en esta idea de terminar con un país saqueado por la idea de un loco que es Milei”, agregó el dirigente.

Entre los expositores, subió al escenario a Diego Deuma, integrante de Discas en Lucha, una de las organizaciones que viene apoyando a los jubilados cada miércoles. Deuma recordó algunos de los reclamos de su colectivo: “El 90 por ciento de las personas con discapacidad no tiene trabajo, los cupos laborales se cumplen. Necesitamos esta unidad todos los miércoles”. Convocando a la lucha dijo:  “Necesitamos discutir cómo enfrentar toda la reforma jubilatoria e impositiva. Todas son en contra de los sectores populares. Aguante la unidad. Exigimos una huelga general, sino los trabajadores no pueden venir”. Para cerrar su exposición, invitó a todos a la marcha del miércoles 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

También se hicieron presentes, representantes del sector de prestadores, como Yesica Godio quien contó que “recién en enero o febrero vamos a ver un aumento de 2 mil pesos en nuestra cuenta bancaria. Como prestadores nos cuesta un montón porque somos todos monotributistas. Se viene la reforma laboral y encima nos quieren pasar del monotributo a responsables inscriptos; va a ser terrible. Cada vez quedan menos prestadores en servicios para personas con discapacidad”. Y agregó que “mientras Karina se lleva el 3 por ciento, a nosotros con la Ley de Emergencia, que ni siquiera llegaba a un 1 por ciento, nos siguen pateando y pateando”.

«Jubilados sin remedios, gobierno sin vergüenza», dice una bandera que cuelga de las rejas de Plaza de Mayo. A los jubilados no los pueden parar.

“Nos quitaron el lugar, pero no lo que somos”

“Nos quitaron el lugar, pero no lo que somos”

Desalojadas por el Gobierno porteño del local donde funcionaban en Palermo, las trabajadoras del proyecto autogestivo de estética “Bell”, parte del colectivo YoNoFui, reconstruyeron su emprendimiento en el barrio de Flores. “Seguimos existiendo”, afirman.

“Fue un golpe seco, inesperado. A las cinco de la mañana me llaman por teléfono y me dicen: ‘Flor, están vallando todo’. Salí corriendo y cuando llegué ya estaba lleno de patrulleros, camiones, policías con cascos. Pregunté qué pasaba, y uno me dijo: ‘Desalojo’. Le pedí la orden y me contestó, con toda la soberbia del mundo: ‘Buscala en el Boletín Oficial’. Así, sin más”, recuerda con bronca y tristeza Florencia Rodríguez, integrante de YoNoFui, una asociación civil sin fines de lucro que busca dar contención y herramientas a mujeres en situación penitenciaria y a las que recuperan su libertad.

El 1° de agosto, la Policía de la Ciudad desalojó el local de Bonpland 1660, en el barrio de Palermo, donde funcionaba Bell, la cooperativa de estética y cuidados corporales de la organización YoNoFui, colectivo antipunitivista, transfeminista y abolicionista penal, con más de 23 años de activismo e integrado por personas LGTBQ+ y mujeres CIS. No hubo orden judicial ni aviso previo. Solo vallas y la fuerza de un Estado que decidió irrumpir sin diálogo en un espacio autogestivo construido durante años por mujeres y disidencias.

No era un local comercial cualquiera. Era un espacio de trabajo, de formación y de cuidado colectivo, sostenido por personas que atravesaron contextos de encierro o vulnerabilidad. “Ahí teníamos todo: nuestras herramientas, nuestras cosas, pero también nuestros vínculos. Era el lugar donde nos encontrábamos, donde hablábamos de la vida, donde aprendíamos juntas”, cuenta Rodríguez.

La cooperativa nació en 2020, en plena pandemia, dentro del entramado de YoNoFui, organización fundada en 2001 por la artista y militante María Medrano. Desde sus inicios, YoNoFui trabaja dentro y fuera de las cárceles con mujeres y disidencias privadas de libertad, ofreciendo talleres de arte, oficios, comunicación y acompañamiento integral.“Es un movimiento donde creemos que nadie se salva solo, y que las salidas colectivas se construyen desde abajo, desde lo comunitario”, explican desde la asociación.

Con el tiempo, lo que empezó como un espacio artístico se convirtió en una red de trabajo cooperativo y se fueron sumando emprendimientos: un taller textil, un espacio editorial, una huerta agroecológica y, más recientemente, Bell.

“Bell surgió de la necesidad de laburar, pero también del deseo de crear algo nuestro. En la pandemia no había trabajo, todo estaba parado, y nosotras empezamos a pensar cómo salir adelante. De ahí nació la idea de abrir un espacio de estética, de cuidado, de belleza, pero con otra mirada: no una que repita los estereotipos del mercado, sino una que ponga en valor el cuidado mutuo, la autoestima y la autonomía”, relata Jimena Delgado, compañera del colectivo.

“Toda belleza es política. Porque los estándares de belleza que nos imponen son violentos, coloniales, inalcanzables. Nosotras apostamos a otra cosa: a la belleza de lo real, de lo diverso, de lo que se construye entre compañeras”, explica Delgado.

Rodríguez tiene 32 años, vive en el conurbano y se acercó a YoNoFui hace cuatro años, cuando buscaba aprender un oficio. “Había hecho algunos cursos sueltos, pero lo que encontré ahí fue otra cosa. No era solo aprender, era formar parte de algo. Me sentí acompañada desde el primer día”.

Empezó en un taller de masajes, después se perfeccionó en manicuría y cuidados corporales. Con el tiempo, se convirtió en parte de la familia. “Nosotras decimos que la belleza también es una forma de militancia. Porque cuando vos pasaste por situaciones de violencia o exclusión, volver a mirarte al espejo con amor es un acto político. Nos enseñamos eso unas a otras”.

Delgado lleva más de nueve años en la organización. “Soy manicura hace doce años, y conocí YoNoFui a través de una compañera. Al principio iba a dar una mano, después me quedé. Soy mamá de una nena de diez, y este espacio me cambió la vida. Me dio una red, un sentido, una posibilidad de crecer sin tener que competir, sin tener que demostrarle nada a nadie”.

Ambas coinciden en que Bell no solo era una fuente de ingresos, sino un refugio afectivo. “Era un espacio donde podía ser yo misma. Donde nos escuchábamos, nos cuidábamos. Donde, si una estaba mal, las demás la acompañaban. Eso no se compra en ningún lado”, destaca Delgado.

El operativo del 1° de agosto duró apenas unas horas, pero sus consecuencias todavía se sienten. “Fue completamente desmedido. Había como cincuenta policías, camionetas, camiones. Cerraron la calle y no dejaron entrar a nadie. Ni siquiera a las abogadas de la organización”, relata Rodríguez.

“Entraron, rompieron cosas, se llevaron tres camiones llenos con nuestras herramientas, los muebles, los materiales de trabajo. Todo eso que habíamos comprado con esfuerzo, con rifas, con donaciones. Nadie nos notificó nada, nadie mostró una orden. Solo nos dijeron que el terreno era del Gobierno de la Ciudad y que teníamos que irnos”.

El Gobierno porteño se amparó en una resolución administrativa que habilita el desalojo de espacios considerados “ocupaciones ilegales”, sin intervención judicial. Pero para las trabajadoras, esa explicación no alcanza. “Bell no era una ocupación, era un espacio de trabajo reconocido, con cooperativas inscriptas, con talleres abiertos a la comunidad. No se trataba de un edificio vacío, sino de un proyecto vivo”, enfatiza Delgado.

 

Reconstruir entre todas

A los pocos días, las integrantes de Yo No Fui organizaron una conferencia de prensa frente al galpón. “No queríamos dejar que el silencio se impusiera. Nosotras no somos invisibles”, afirma Delgado. La organización también recibió el apoyo de otras cooperativas, medios comunitarios, redes feministas y organismos de derechos humanos. “Fue impresionante la solidaridad. Gente que no conocíamos se acercó a ofrecer materiales, herramientas, donaciones. Se armó una red enorme”, subraya Rodríguez.

Dos semanas después, tras insistir con abogados y con la Defensoría del Pueblo, lograron recuperar parte de lo que se habían llevado. “Nos entregaron las cosas en bolsas, muchas rotas, otras mojadas. Pero, aun así, empezamos de nuevo. Alquilamos un local en Flores y volvimos a abrir. No podíamos quedarnos quietas. No podían desalojar nuestras ganas”, dice Delgado.

Hoy Bell sigue funcionando en su nuevo espacio. Allí dictan talleres de manicuría, masajes, depilación, estética facial y corporal, y cursos de autogestión económica. También brindan servicios abiertos al público, siempre desde una mirada crítica y feminista.“Toda belleza es política. Porque los estándares de belleza que nos imponen son violentos, coloniales, inalcanzables. Nosotras apostamos a otra cosa: a la belleza de lo real, de lo diverso, de lo que se construye entre compañeras”, explica Rodríguez.

En el nuevo local, los espejos están decorados con frases que resumen esa filosofía: “Cuidarnos es revolucionario”, “Ninguna belleza sin comunidad”, “No hay cuerpo equivocado”.“Lo que hacemos es también acompañar procesos personales. A veces vienen compañeras recién salidas del encierro, con la autoestima por el piso. Y el simple hecho de compartir un mate, de enseñarles a hacer uñas o masajes, de charlar, ya cambia todo. Bell no es solo trabajo, es sanación colectiva”, dice Delgado.

El desalojo de Bell no fue un hecho aislado. En los últimos años, el Gobierno de la Ciudad ha avanzado sobre varios espacios culturales y sociales bajo el argumento de “recuperar inmuebles”.“Hay una política de vaciamiento de los espacios comunitarios. Se prioriza la especulación inmobiliaria por sobre el trabajo social. Palermo es un barrio que fue gentrificado al extremo. Nosotras estábamos en un galpón donde no molestábamos a nadie, pero claro: al lado hay cervecerías y hoteles boutique. El problema no somos nosotras, es el modelo de ciudad que ellos defienden”, reflexiona Delgado.

“No pedimos caridad, pedimos respeto. Somos trabajadoras. Lo que hacemos tiene valor, y también tiene impacto social. Muchas de las chicas que pasan por Bell logran después alquilar un espacio, abrir su propio emprendimiento, salir adelante. Eso es lo que el Estado debería acompañar, no castigar”, agrega Rodríguez.

Hoy, meses después, Delgado y Rodríguez sonríen al recordar todo lo que lograron reconstruir. “Fue un sacudón, pero también una prueba de lo que somos capaces de hacer juntas. Nos quisieron desalojar, pero no se puede desalojar una red”, sostiene Jimena. Florencia la escucha y asiente: “Seguimos existiendo y celebrando nuestro espacio. Nos quitaron un lugar, pero no pudieron con todo lo que construimos juntas. Bell va a seguir, porque nació del amor, del trabajo y de la convicción de que merecemos una vida distinta”.

Un mujer comunista para enfrentar a la derecha chilena

Un mujer comunista para enfrentar a la derecha chilena

Jeannette Jara, una militante proveniente de una barriada humilde, que desde su adolescencia resistió al pinochetismo desde la izquierda, es la candidata a suceder a Boric. Como su ministra de Trabajo aumentó el salario y redujo la jornada laboral.

La candidata a presidente en plena campaña en Concepción. 

“Hoy vengo a ofrecer mi corazón”, declaró en el estrado Jeannette Jara, militante del Partido Comunista (PC), apenas ganó las primarias presidenciales de Unidad por Chile, la coalición de centro-izquierda, continuidad del gobierno de Gabriel Boric. A su espalda aplaudían tímidamente Gonzalo Winter y Carolina Tohá, los candidatos recién derrotados del Frente Amplio (FA) y el Partido por la Democracia (PPD); el uno surgido de la representación universitaria, la otra de una dilatada trayectoria política. Este domingo 16 de noviembre, Jeannette Jara competirá en la primera vuelta como candidata a presidenta de Chile. Por su historia, su candidatura es distinta a las demás.

“Ya lo saben, fui una niña que partió su vida en una familia humilde: de Conchalí a la Moneda”, sentenció Jara, quien después se sonrió: “Gracias mamá por estar acá”. La población El Cortijo queda al noreste de Conchalí, comuna del norte de Santiago, junto a la autopista. Es el resultado de una toma de terreno en 1970, a pocos días de la victoria de Salvador Allende. En un pasaje de tierra, en el patio de la casa de los abuelos, la familia Jara-Román había levantado una mediagua, nombre que le dan los trasandinos a una casa pequeña construida con paneles de madera, donde el año 1974 nacería Jeannette Jara Román, futura candidata a presidenta de Chile.

“Ella nace en el seno de una familia muy humilde pero muy esforzada, esas típicas casas chilenas donde hay mucha influencia de padres, madres, pero también del entorno más cercano, abuelos, etc.”, cuenta Francisco Martorell, periodista y académico chileno, en diálogo a distancia con ANCCOM. “Se cría en un sector muy combativo, de mucha militancia política, de lucha permanente por los derechos de los pobladores, de los trabajadores… Lugares con mucha historia y muy vinculados en esos años en la lucha contra la dictadura. Crece en ese Chile más ideológico, donde el Partido era muy importante, y la presencia de los partidos de izquierda en los sectores populares era muy fuerte”.

Jeannette Jara nació siete meses después del golpe de estado de Augusto Pinochet, y vivió su adolescencia en los años ochenta; la década de la resistencia popular a la dictadura. El Partido Comunista había logrado mantener una militancia activa, a diferencia de otros movimientos de izquierda que terminaron por sucumbir ante la represión. Jeannette Jara, por entonces estudiante del Liceo Valentín Letelier, empezó a asistir a las manifestaciones, participar en juntas vecinales, y se arriesgaba a esparcir pintadas contra el régimen. Fue su formación a fuego en las Juventudes Comunistas (JJCC), que marcaría su vida política en adelante.

“A partir de mayo de 1983, que se inician las protestas, el movimiento poblacional se vuelve muy importante”, sigue Martorell: “Se van convirtiendo en verdaderos colchones de resistencia contra la dictadura, que se empieza a resentir. Y efectivamente estamos hablando de Conchalí y de La Pincoya, que son sectores populares como lo son La Victoria, Villa Francia y distintos lugares donde la protesta fue muy importante. Estamos hablando de enfrentamientos directos de las fuerzas populares con, en ese entonces, las fuerzas represivas: los allanamientos eran permanentes, las cárceles y las relegaciones para los dirigentes tanto sindicales como poblacionales o políticos eran permanentes; es decir, era un riesgo de vida. Estamos hablando de que en algunas protestas morían cien personas, ochenta personas en agosto de 1984. Era una represión muy cruda. Pero además había mucho maltrato a esos sectores comunales: había falsos enfrentamientos, se generaban siempre condiciones para que la dictadura terminara imponiendo el miedo.”

La historia de Jeannette Jara es la de tener que crecer a marcha forzada. A los 14 años entró a militar en la Juventud Comunista y participó en la resistencia a la dictadura. A los 18 años comenzó a estudiar Administración Pública en la USACH (Universidad de Santiago de Chile), y a los 19 se casó con un alumno mayor de Ingeniería Eléctrica, también militante comunista. A los 21 años su marido se quitó la vida. Ese mismo año fue elegida presidenta de la federación de estudiantes de su universidad.

“Tuve mi primer gran amor, fui muy feliz, pero lamentablemente mi marido falleció. Quedé viuda a los 21 años”, contó la propia candidata en el programa “La Divina Comida”, de Chilevisión, “Por eso, cuando en política alguien me dice ‘¿lo estás pasando muy mal?’, yo pienso: esto no es nada. No tienen idea de lo que realmente significa pasarlo mal”

“Que una niña de 14 o 15 años ingrese a militar al Partido Comunista, hoy llama la atención”, complementa Martorell, “En esos años no, porque la participación política en Chile era muy fuerte. Entonces había varias opciones: tú podías estar en una opción de salida moderada de la dictadura, o estabas en una línea más rupturista que tenían parte del Partido Socialista y el Partido Comunista. Ella entra y toma la decisión de hacerlo en el PC, y al poco tiempo se convierte en militante del Comité Central. Estamos hablando de que a los veintitantos años ya tenía una importancia dentro del PC bastante grande. Y además, la historia de vida de ella es bastante fuerte, o sea que ya prácticamente era una mujer hecha y derecha en esos años”.

Jeannette Jara junto con el presdiente Gabriel Boric en junio de este año.

El Chile de los años ochenta y noventa es el de la dictadura y la transición democrática. Es el Chile del plebiscito de continuidad o rechazo del régimen y los spots de La Franja del NO a Pinochet por televisión abierta; del grupo Los Prisioneros con su sonido más punk y de Jorge González como solista. Pero también es el Chile de Pedro Lemebel leyendo Hablo por mi diferencia frente al plenario de hombres del partido, donde la idea de una presidenta mujer no llegaba a ser ni una quimera. Es en ese Chile donde Jeannette Jara, mujer comunista, afirma sus pasos hacia la adultez política. Y es allí donde termina de definir cómo sería su futuro liderazgo.

“Pensemos que el PC en esos años era liderado por Gladys Marín”, explica Martorell, “Por lo tanto, era un partido que, de una o de otra manera, le abría las puertas a la mujer. Y otra característica que tiene la política chilena: más allá de que costó mucho que llegara una mujer a la presidencia de la república con Michelle Bachelet, es un país donde la mujer ha tenido mucha presencia en la política, por distintas razones: la mujer es fundamental en la lucha contra la dictadura, la mujer es fundamental en el triunfo de Patricio Alwyn; incluso, te podría decir, la mujer de derecha fue fundamental en el derrocamiento de Salvador Allende y el golpe de estado del 73. Por lo tanto, las mujeres en Chile no son ajenas a la vida política; están muy presentes y son muy luchadoras. Entonces, ella recoge de alguna manera la imagen de Gladys Marín, y hoy día podríamos decir que también recoge el guante de la figura de Michelle Bachelet.”

“Por supuesto, no puedo hablar de expresidentes sin reconocer al menos un instante el tremendo legado que nos ha entregado la expresidenta Michelle Bachelet”, siguió Jeannette Jara en su discurso, “fue ella quien nos mostró a las mujeres que nada es imposible con talento, con esfuerzo y con pasión. Gracias Michelle por trazar el camino”.

“Es de alguna manera una especie o imagen de Bachelet”, señala Martorell y completa: “Una Bachelet más de izquierda, del Partido Comunista, una mujer de mucho relato, de mucha historia familiar; muy similar a la de Bachelet, pero desde otro grupo social: Bachelet viene desde el ámbito más militar, ella (Jara) viene más desde el tema poblacional. Y va logrando construir acuerdos, de una u otra forma, con distintos sectores. Y entonces la gente la percibe como hacedora, como capaz de tender puentes, de manejarse de tú a tú con el empresariado”.

Egresada de la USACH, Jara entró a trabajar al Servicio de Impuestos Internos (SII). En paralelo estudiaba derecho (abogacía) en la Universidad Central, su segunda carrera. Los años siguientes mantuvo una activa militancia sindical. Por entonces, el diario comunista El Siglo consignó: “Felicitaciones Jeannette por su retorno a las pistas”. Tras su salida del SII, Jara se volcó a su carrera política.

La candidata

El próximo domingo 16 de noviembre se realizará la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile. Todas las encuestas ubican a Jara como primera mayoría. También coinciden en que en un ballotage no tiene opción, cualquiera sea el candidato de derecha que la enfrente. Del otro lado se plantan José Antonio Kast, del Partido Republicano; Evelyn Matthei, de la Unión Demócrata Independiente (UDI); y Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario. Juntos bordearían el 60% de los votos.

Francisco Martorell plantea un matiz al respecto: “No tenemos que olvidarnos que el presidente Boric ha tenido en las encuestas un 30% de apoyo y de aprobación ciudadana. Eso, de acuerdo a los tiempos en que vivimos, no es malo. Entonces ella de alguna manera ha tenido que equilibrar ser la continuadora de ese 30% que es muy fiel al presidente Boric y al gobierno, pero también despegarse de algunos hechos para decir que lo puede hacer mejor. Concretamente: seguridad, crecimiento económico, profundizar algunos de los cambios que Boric no ha podido hacer. Y ella fue bastante fuerte, pero siempre con mucha lealtad: a lo que ella ha aspirado en esta campaña es a mostrarse como una mujer de unidad”.

Pero no era Jara la predestinada a ser candidata de la izquierda. Desde el gobierno esperaron hasta marzo de este año por una candidatura salvadora de Michelle Bachelet, cuando se especulaba con un ballotage a dos derechas. La expresidenta descartó su postulación en un video aduciendo que “deben ser otros los que asuman el desafío presidencial”. El poncho le cayó a Carolina Tohá (PPD), exvicepresidenta, diputada y alcaldesa de Santiago, por entonces ministra del Interior de Gabriel Boric. Fue allí que levantó la mano la ministra del Trabajo, una tal Jeannette Jara, en principio de relativamente bajo perfil, pero que contaba a su haber con proyectos como la jornada laboral de 40 horas y el aumento del sueldo mínimo a $529.000 pesos chilenos (US$561).

“Las derrotas duelen en el momento que se producen, pero después hay que hacer algo con eso”, declaró la excandidata Carolina Tohá ante la Televisión Nacional de Chile, y reflexionó: “Sinceramente, aquí no hay dos extremos simétricos: la derecha que estamos teniendo en Chile es una que está radicalizada, que se ha puesto más ortodoxa, más intolerante, más extrema; la izquierda que estamos teniendo hoy en Chile, al revés, es una izquierda que se ha ido moderando, que ha ido integrando a distintos sectores, que ha ido retrocediendo sobre posturas radicales que en algún momento tuvo”.

El 3 de julio del presente año, el candidato de ultraderecha Johannes Kaiser afirmó que apoyaría un nuevo golpe de Estado, “con todas sus consecuencias”, en caso de que se diera una situación similar a la del gobierno de Salvador Allende: la de una presidencia socialista electa por vía democrática. El 23 de octubre, más de 100 representantes de la ex-Concertación por la Democracia (la coalición de centro-izquierda que sucedió a la dictadura), entre los que se incluían altos funcionarios de gobiernos anteriores, firmaron una carta titulada “Nuestra opción por Chile”; una declaración de su apoyo a Evelyn Matthei. Es que el sello del Partido Comunista, así como asegura apoyos, sacude un encono latente en el país trasandino.

“Yo creo que el anticomunismo no es tan fuerte”, matiza Martorell, que elabora: “Vamos a ser un laboratorio para medir cuánto de lo malo que hizo el comunismo en el mundo en algún momento de su historia permea a generaciones que no están vinculadas a esa historia. Ven a un PC chileno que está metido en el colegio de profesores, que trabaja en los gremios, que está en los sindicatos mineros, en la educación y que, en Chile, por lo menos, incluso el que perteneció a la Unidad Popular entre el 70 y el 73 y que ha sido parte de los últimos dos gobiernos, siempre se ha sometido a las reglas del juego democrático. Tenemos ministros de Justicia, de Educación, del Trabajo, que son comunistas, y ninguno ha tratado de imponer la dictadura del proletariado ni mucho menos”.

Conchalí

Jeannette Jara apareció en el gobierno por recomendación de la vocera Camila Vallejo. En la coalición de gobierno habían acordado el Ministerio del Trabajo para el Partido Comunista, pero el nombre que surgía era Fernando Carmona, hijo de Lautaro Carmona, dirigente y eminencia del PC. Y fue Camila Vallejo, amiga personal del presidente Boric desde sus épocas de militancia universitaria, quien deslizó el nombre de Jeannette.

“Unidad, es verdad, unidad”, coreaba Jara desde el estrado; la Jeannette militante y candidata. Esa unidad le costaría roces internos en su propio partido, incluidas las críticas públicas del mismo Lautaro Carmona. “Una situación típica de la política”, como la califica Martorell, pero que ha sido objeto de escrutinio mediático: un partido que debe afirmar a sus bases frente a una candidata que le habla a un público más amplio. Por ahora, Jeannette Jara eligió conservar su militancia, pero dijo estar abierta a congelarla de ser pertinente para un ballotage.

“No obstante algunos me han preguntado si pensaba que esto alguna vez iba a pasar en la vida, y lo había dicho: no estaba dentro de mis pensamientos”, seguía el discurso de Jara. Es que Chile no ha sido un país donde abunden historias como la de ella, de ser elegida. De la comuna de Conchalí han salido futbolistas, reggaetoneros y cantautores de baladas, pero no presidentes, ni menos presidentes comunistas. El hecho de pasar a segunda vuelta ya podría considerarse una anomalía, y es un escenario que se da casi por hecho en el actual panorama electoral.

“A veces uno piensa que la vida es muy curiosa, y hoy es uno de esos días”, se sonreía Jeannette Jara; la candidata que no debería estar ahí. Tuvieron que cruzarse tantos factores, tantas tragedias, decisiones y mensajes susurrados al oído, para plantar en ese estrado metálico a una mujer de la población El Cortijo, junto a la autopista. “Pero también quiero decirles algo –sentenciaba-: Estamos preparados. Sabemos gobernar”.

La elección presidencial de Chile 2025 celebrará su primera vuelta el día domingo 16 de noviembre. Los chilenos residentes en la Argentina podrán consultar su domicilio de votación en la página del Servicio Electoral de Chile (SERVEL).

 

Organizaciones sociales proponen una reforma tributaria progresiva

Organizaciones sociales proponen una reforma tributaria progresiva

El Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad presentó un proyecto para una reforma fiscal justa, donde quienes más tributen sean los que más ganan, un camino inverso al que lleva adelante el gobierno.

 El gobierno resignó el equivalente al 3,45 por ciento de recursos del PBI en pos del equilibrio fiscal en 2024. Estas partidas del Estado provienen de los presupuestos de varias carteras ministeriales como Economía, Seguridad, Salud, Defensa, Justicia, Interior, Infraestructura y los poderes Judicial y Legislativo. Se suma la caída presupuestaria en ítems claves como agua potable y saneamiento (75%), el acompañamiento a mujeres y colectivos LGBTIQ+ (85%), vivienda y urbanismo (82%), educación y cultura (44%) y seguridad social (15%).

El Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ELFE) es una red que busca aportar análisis que impulsen políticas fiscales que pongan en el centro la justicia social, en la que paguen más los que tienen más. Esta organización en la que convergen la Friedrich Ebert Stiftung (FES Argentina) y la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), presentó el documento “Hay otro camino. Proyecto para una reforma fiscal justa” donde trazan una ruta sobre el gasto, los impuestos, la evasión y la deuda pública.

Para atrás o para adelante

En el texto del informe se destaca que nuestro país siempre “ha recaudado impuestos en forma regresiva” exigiendo un mayor esfuerzo a los que menos tienen e invita a “repolitizar y democratizar la discusión fiscal”. En este sentido, las políticas que deberían marcar el paso del camino a seguir son: el impulso del gasto público equitativo y transparente, el alivio de la carga fiscal sobre los que menos tienen, el freno a la evasión fiscal y reducir el peso de la deuda pública.

Para llevar adelante estas políticas proponen, entre otras cosas, reconstruir la prevención y atención a la violencia de género, garantizar un sistema previsional inclusivo y sostenible, recuperar la inversión pública estableciendo un piso mínimo, gravar a los que más tienen, fortalecer la fiscalización y cooperación internacional de criptoactivos, transparentar y democratizar el acceso a la información sobre la titularidad de los grandes patrimonios, impulsar alivios de deuda con evaluaciones y criterios de sostenibilidad que tenga en cuenta los indicadores sociales y fortalecer la coordinación internacional para exigir reglas más justas, entre otros.

La presentación del documento fue coordinada por el periodistas Julián Marini, se realizó en el bar cultural Paz Arriba y estuvieron presentes Pablo Semán, investigador del CONICET; Silvia Naishtat, periodista económica de Clarín; Corina Rodríguez Enríquez, investigadora del CONICET-CIEPP – DAWN; y Claudia “La Negra” Albornoz, referente de La Poderosa.

“Casi el 11 por ciento de la recaudación de los impuestos corporativos se pierden por el traslado de beneficios a guaridas fiscales», señaló Rodríguez Enríquez.

La encargada de abrir el evento fue Uta Dirksen, la representante de la Fundación Friedrich Ebert quien manifestó “preocupación por el momento que estamos viviendo”. “Vemos ataques a las democracias en muchas partes del mundo, un fuerte ascenso de la derecha, con un discurso violento, antiderechos y eso tiene mucho que ver con lo económico”, agregó Dirksen.

A su turno, Rodríguez Enríquez destacó los puntos fuertes de la propuesta y remarcó que “la hegemonía actual es de una narrativa anti-Estado, pro ajuste, pro pago de la deuda, que desprecia los derechos humanos, que entiende que la desigualdad es un resultado razonable de los méritos individuales. Nosotros nos proponemos desafiar esa narrativa y que se pueda convertir en acción política y social”. En el plano fiscal detalló que “casi el 11 por ciento de la recaudación de los impuestos corporativos se pierden por el traslado de beneficios a guaridas fiscales, por eso hacemos una serie de propuestas que tienen que ver con transparentar el acceso a la información para poder dar cuenta de estos abusos”.

Rodríguez Enríquez también señaló que “la deuda implica una distribución regresiva de los ingresos, es insostenible no sólo económica sino socialmente, sostiene un modelo de financiarización, de extractivismo y un modelo de dependencia contrario a un modelo de desarrollo que creemos que sería justo. La deuda afecta la vida cotidiana, no es algo que está afuera, impide a vastos sectores de la población acceder a la salud, a la educación, a las garantías más básicas de sus derechos”. Al respecto, Naishtat agregó que “el principal recaudador de la Argentina es el Fondo Monetario Internacional que ya se llevó en lo que va del año 100 mil millones de dólares por el pago de intereses”.

Desde el barrio

Claudia Albornoz, referente de barrial del interior del país expuso la situación de las familias “En el barrio ya no se toma leche –subrayó-, hace rato que se toma mate cocido”. La dirigente social además dijo que “en las profundidades están los barrios populares, somos explotados. La soberanía, para ellos, es sinónimo de guita, no de patria”, cerró Albornoz.

Semán describió el momento actual: “No hay confianza en el agente político inmediato, la gente piensa que todos los políticos son narcotraficantes, no sólo Espert”, remarcó el sociólogo.

La presentación de esta propuesta en la Argentina de hoy es tan necesaria como disruptiva. Mientras que el marco internacional va hacia la reducción de la jornada laboral, la implementación de un programa impositivo más progresivo, la regulación y el gravamen a las nuevas actividades económicas que tienen que ver con las plataformas de venta y con las cripto, el presidente Javier Milei promueve aún más ajuste, desregulación económica y una reforma laboral regresiva en materia de derechos laborales.

Recuerdos de mi infancia (en dictadura)

Recuerdos de mi infancia (en dictadura)

Este domingo se estrena «LS83», un documental de Herman Szwarcbart que ofrece, a partiar de los recuerdos del escritor Martín Kohan y de los archivos del viejo Canal 9, una mirada niña de lo siniestro.

“Fuimos al Museo del Cine buscando material de archivo familiar y en esta búsqueda sin éxito nos muestran una bodega llena de latas con las etiquetas: Videla, Massera, Galtieri, Viola. Cuando Alejandro Romay vende Cnal 9, los nuevos dueños se trasladan a otro edificio y este material, que no se podían llevar porque era propiedad estatal por la expropiación en el 73, queda abandonado’”, señaló en la función de prensa Herman Szwarcbart, director del documental LS 83, que se entrena este domingo 9 de noviembre, a las 18, en el Museo MALBA.

Szwarcbart, a través de la voz en off de las memorias de la niñez del escritor Martín Kohan, encuentra nuevas formas de develar las opacidades de la última dictadura cívico militar, los años más funestos de la historia Argentina. Con el ojo entrometido, desfachatado y vivaz que las niñeces poseen, encarnado por las memorias de la infancia de Kohan, el autor de Me acuerdo, y ensamblado cuidadosamente con un vasto archivo periodístico de los setenta, Szwarcbart expone de una forma singular cómo la dictadura militar atravesó el entramado social desde lo cotidiano a todas las esferas de la sociedad.

“Había una intención de trabajar sobre la vida cotidiana en esos años y a pesar de que el material es del noticiero y no es específico de archivos familiares, sí se ven reflejados y se puede notar aspectos de la vida cotidiana de aquella época”, describe el director. “Cuando apareció el libro de Martín Kohan, un escritor que trabajó mucho ese periodo de la historia argentina en sus novelas, nos limitamos solamente a hacer una enumeración de recuerdos, de manera azarosa, que nos pareció que generaban una tensión con el material de los noticieros. Esos recuerdos reflejaban también parte de la vida cotidiana por eso también el uso de ese material”, explica Szwarcbart.

La voz de un Martín Kohan adulto que se burla con sus recuerdos de niño de una sociedad adultocentrista que no le permite ni siquiera elegir el cacao para la chocolatada y escenas inéditas que revelan hasta la faceta más lamebotas y farandulera del dictador Jorge Rafael Videla, son muestra contundente de que el ridículo es una forma menos amarga pero igual de potente para recuperar la verdad sobre la dictadura.

 “Lo interesante, era mostrar que era el material bruto grabado y una de las formas de hacer explícito eso fue dejar estas partes que normalmente se hubiesen cortado. En las gestualidades de Videla, hay momentos en los que él tartamudea que probablemente no hayan salido al aire”, narra Szwarcbart en diálogo con ANCCOM. El director explica que la operación se realizó a la inversa de una cobertura periodística habitual, aprovechando las escenas que usualmente se recortan. Su estrategia fue reemplazar prolijidad por la naturalidad: “Esas imágenes brindan posibilidades adicionales de lectura”.

En la función de prensa de LS83 en el microcine de la facultad de Filosofíay Letras (UBA), en pocas ocasiones, el sonido de las carcajadas se detuvo, el silencio de una sala sin aliento cada vez que aparecía el dictador Jorge Rafael Videla en la pantalla se cortaba antes del escalofrío frente a la risa del público. El humor como antídoto a lo reprimido lograba liberar la tensión de la sala.

“Ciertas imágenes eran parte de mi infancia. Las calles, los actores, los colectivos, toda una vida cotidiana que me generaba nostalgia, pero a la vez, detrás de esa nostalgia estaba Videla”, reflexiona Swarcbart en el auditorio, como un curador de la historia argentina y con un trabajo en equipo de recuperación y restauración de 120 latas de 12.000.

 LS83 es una cápsula del tiempo de 83 minutos de historia viva y un soporte de la memoria colectiva.

Otros impuestos son posibles

Otros impuestos son posibles

Uruguay aprobó en Diputados un gravamen del 15 por ciento a las multinacionales, un tributo que ya existe en varios países europeos. ¿Dejará de ser un paraíso fiscal para las grandes empresas argentinas?

Yamandú Orsi, presidente de Uruguay.

Uruguay plantea cambios en el escenario tributario para el 2026. El presidente Yamandú Orsi, del Frente Amplio, en mandato desde el 1 de marzo de este año, busca modificar el sistema fiscal a través del Congreso. Entre los ajustes que impulsa, se destacan la incorporación de un impuesto del 15 por ciento para multinacionales, limita el “Tax Holiday”, cómo se llama a los beneficios impositivos de quienes mudan su residencia fiscal a Uruguay y comienzan a tributar allí. El proyecto también suma el IVA para compras en el exterior e incluye gravámenes a la renta y a las ganancias de capital generadas en el exterior. Con estos cambios, el país charrúa busca alinearse a los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) para ir camino hacia una tributación más equitativa.

Según pudo saber ANCCOM, en diálogo con Rodrigo Alonso, diputado suplente por el Espacio 1001 dentro del Frente Amplio (FA), economista y columnista en Brecha y La Diaria, “si bien el objetivo del presupuesto es la convergencia fiscal, es decir ir hacia el equilibrio fiscal primario antes del pago de intereses de deuda hacia 2029, lo hace evitando hacer un ajuste en términos del gasto público en proporción al PBI. Pretende alcanzarlo por el aumento de casi 1.5 puntos del producto”.

El economista detalló que “la mitad de ese aumento se compone de recuperar los niveles de eficiencia de la agencia recaudadora (DGI) que había en 2019 y el 0,75 por ciento restante sería mediante modificaciones tributarias que se sitúan en la franja de mayor poder adquisitivo de la población”.

Este último 0,75 por ciento es el que suma a Uruguay a implementar el Impuesto Mínimo Global que recomiendan países de la OCDE. Lo pagan aquellas empresas multinacionales con facturaciones superiores a los 750 millones de euros. En comparación con Argentina, que tiene una veintena de empresas que estarían en condiciones de pagar el impuesto, Uruguay tiene cerca de un centenar de empresas en esa condición no porque su economía sea más grande sino, justamente, por lo atractivo que resultaba su sistema impositivo respecto del de sus vecinos. Para Alonso, la recaudación de este 15 por ciento significaría “entre 350 y 500 millones de dólares” y representa “el 60 por ciento de los nuevos ingresos por vía impositiva que va a tener el presupuesto nacional”.

El Proyecto de Ley de Presupuesto uruguayo ya se trató en Diputados y fue aprobado aún en un contexto adverso porque el Frente Amplio carece de mayoría en la cámara, donde le faltan sólo dos diputados para alcanzarla. Por eso, sumó a través de un acuerdo a los diputados de Cabildo Abierto, un joven partido populista y de derecha. “Ahora se está discutiendo en el Senado, donde el Frente Amplio tiene mayoría parlamentaria, por lo que es esperable que se mantenga la aprobación de estas medidas impositivas”, destacó Alonso.

El proyecto tiene otros puntos fuertes como “el impuesto a la variación del precio de los activos que tienen los uruguayos en el exterior, modificaciones en la tributación de propietarios de empresas uruguayas no residentes en el país y la incorporación del IVA a las compras por internet que provienen de plataformas como Temu”, especificó Alonso. Esta última incorporación se debe al crecimiento de las operaciones por esta vía y no incluye plataformas on-demand como Netflix y es algo que están haciendo numerosos países para evitar la llegada de miles de paquetes diarios que no pagan tributos.

En el marco del debate presupuestario también se instaló la posibilidad de gravar al 1 por ciento más rico de la población para financiar un plan de abatimiento de la pobreza infantil que hoy ronda el 30 por ciento. Para Alonso “es un debate que no está planteado en el presupuesto pero lo está dando la sociedad y eventualmente se puede retomar una vez que se apruebe el presupuesto porque permite empujar una discusión más integral sobre la posibilidad de una nueva reforma a 20 años de la última transformación tributaria que tuvo el país”, en referencia a la Ley 18083 que impulsó el gobierno de Tabaré Vázquez.

El marco internacional

 Actualmente, los 62 países más ricos pertenecientes a la OCDE implementan el Impuesto Mínimo Global. Para Verónica Grondona, economista, exdirectora de fiscalidad internacional en AFIP y asesora en tributación corporativa internacional en la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, por sus siglas en inglés) “la implementación de este impuesto (a las multinacionales) en los países europeos se convierte en una oportunidad para revisar los incentivos tributarios que tenés en otros países”.

Colombia fue el primero en implementar un impuesto del 15 por ciento, aunque sin fijarse en el diseño de la OCDE. Lo segundó Brasil y ahora se está tratando en Uruguay. Según detalló Grondona, “Francia, Alemania, España, Italia, incluso Irlanda, están cobrando desde 2024 el `top-up-tax`, el impuesto complementario a multinacionales que pasan por Uruguay para evitar tributar”.

El país charrúa es elegido por muchos como parte de lo que llaman una “ingeniería impositiva” y que podría resumirse como “evadir impuestos”. María Julia Eliosoff Ferrero, economista, directora de Proyectos Económicos y Relaciones Internacionales de la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung y docente de la UBA y la UNLP, analizó que los cambios tributarios “parecen ser buenas noticias para Argentina porque Uruguay se mostró como una plaza financiera para atraer capital extranjero, lo que nos ha traído problemas con varias firmas que se establecen allí y que son beneficiadas por un régimen de muy baja tributación”.

En comparación con Argentina donde deben pagar un 35 por ciento de ganancia, en Uruguay pueden llegar a tributar hasta solo un 3 por ciento. “Son brechas muy importantes. El sistema de Uruguay facilita las empresas offshore”, y agregó que “si se empieza a desarmar este mecanismo, va a ser positivo para Argentina, para la región y a nivel global porque muchas firmas que están en Uruguay son de capitales europeos”. En sintonía con esto, Rodrigo Alonso sostuvo que “en la medida que Uruguay se incorpore correctamente al Impuesto Mínimo Global, puede ser uno de los pocos países que lo hace a nivel regional y por tanto traccionar a que otros países lo hagan”.

El caso argentino

 

Mientras el país vecino va camino a la implementación de impuestos progresivos, el gobierno argentino se sitúa en las antípodas, idea un plan para bajar 20 impuestos porque “son un robo” y dice que los evasores son “héroes” que “no hicieron nada malo”. Hasta ahora, ese paraíso fiscal que deberíamos imitar estaba cruzando el charco.

“Las últimas reformas tributarias que hubo en nuestro país están en camino hacia el Uruguay anterior a la reforma: tuvimos bajas en bienes personales o el régimen de incentivo a grandes inversiones (RIGI). Uruguay está caminando hacia lo que se está discutiendo a nivel internacional y nosotros estamos alejándonos”, consideró Eliosoff Ferrero. La economista remarcó que en este contexto “es difícil pensar en un sistema más justo y más equitativo en nuestro país”.

Hecha la ley, hecha la trampa. El FMI publicó un paper con recomendaciones para evadir en jurisdicciones de bajos impuestos Deciphering the GloBE in a LowTax Jurisdiction. Vietnam fue uno de los primeros países en plantear la reconversión de sus incentivos tributarios en subsidios: lo que recibían por el cobro del 15 por ciento, iban devolverlo en forma de subsidio a las empresas como forma de incentivo. La OCDE advirtió que iba a calificar negativamente este proyecto. No vale todo.

Por su parte, Julián Denaro, economista, profesor de la UBA y autor de varios libros sobre política económica y temáticas impositivas, al ser consultado sobre la situación de empresas argentinas con radicación fiscal en Uruguay, consideró que “las grandes corporaciones procedieron siempre a hacer esas triangulaciones para no pagar impuestos”.

Denaro explicó que “las dictaduras y los gobiernos neoliberales sacaron los impuestos al comercio exterior que eran gravámenes progresivos” y citó como ejemplo las presidencias de Carlos Menem, Mauricio Macri y Javier Milei. También recordó con respecto a otro gravamen progresivo que “el impuesto a los bienes personales Macri lo bajó del 2,5 al 0,5, Alberto Fernández restituyó lo que hizo Macri, y lo volvió a bajar Milei”.

El economista puntualizó el problema de la evasión fiscal: “Conforme va aumentando la evasión fiscal, las grandes corporaciones dejan de pagar y entonces a mayor evasión, mayor regresividad fiscal, porque el Estado deja de cobrar el dinero que cobraría de las bases imponibles más altas, de las actividades que más tributan, de los sectores más ricos de la economía”.

Además, sobre la situación argentina, Denaro señaló que “en los momentos en los que mejoró la progresividad tributaria aumentó la actividad y en los cuales hubo una mayor regresividad tributaria, disminuyó la actividad y empeoró la distribución del ingreso porque la actividad va ligada al empleo”.

¿Hay alternativas?

 De cara a los debates que se vienen en el Congreso Nacional, la Fundación Ebert y la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) están trabajando en propuestas para una reforma fiscal alternativa. “Incluso antes de las reformas de Milei, ya el sistema tributario era muy injusto, nosotros tenemos un montón de propuestas para pensar y discutir un sistema tributario más equitativo como revisar las escalas del impuesto a las ganancias, quiénes pagan IVA, los impuestos a la riqueza que podríamos tener y que a nivel global están vistos como la única forma de desconcentrar la riqueza…” adelantó Eliosoff Ferrero.

Cuando la tendencia regional parece encaminarse hacia una progresión impositiva y a mejorar las condiciones laborales, Argentina vuelve a un sistema decadente que atrasa y el gobierno de Milei siempre va a contramano.