Avanza el juicio contra los mapuches de Villa Mascardi

Avanza el juicio contra los mapuches de Villa Mascardi

Seis integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu enfrentan una causa por presunta “usurpación” de tierras. La Fiscalía pidió penas de entre dos y cuatro años de prisión efectiva. Es la comunidad donde fue asesinado Rafael Nahuel.

Mientras todos los focos de los medios están puestos en la coyuntura política de las próximas elecciones legislativas porteñas, la cotización del dólar o la caída del proyecto de ley de Ficha Limpia en el Senado de la Nación, al sur del país ocurren cosas que pasan inadvertidas en la Capital Federal.

Una de ellas es la avanzada de la Justicia contra la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, de la provincia de Río Negro, por presunta “usurpación” de predios pertenecientes a dos privados y a Parques Nacionales en la localidad de Villa Mascardi, pero que los pueblos originarios consideran su “territorio sagrado”.

Seis mapuches se encuentran en el banquillo de los acusados por hechos ocurridos entre julio de 2018 y octubre de 2022, cuando fueron violentamente desalojados por orden la de entonces jueza Silvina Domínguez del espacio donde se encuentra el exhotel de Parques Nacionales y las estancias La Escondida y Los Radales. Ese operativo, cuestionado por organismos de derechos humanos como el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), fue el debut del Comando Unificado de fuerzas de seguridad, que irrumpió con violencia en las casas, en presencia de menores, y fueron detenidas estas mujeres que hoy son enjuiciadas. Una de ellas, Romina Rosas, dio a luz mientras estaba presa.

Esta semana, el fiscal federal Rafael Vehils Ruiz pidió cuatro años de prisión efectiva para la machi (sanadora) Betiana Colhuan Nahuel, Luciana Jaramillo, Romina Rosas, Jéssica Bonnefoi y Matías Santana, testigo clave del caso por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. Por otra parte, solicitó una pena de dos años de prisión en suspenso para Celeste Ardaiz Güenumil.

En abril, declararon como testigos de concepto de la defensa la abogada del Serpaj Mariana Katz, la exdefensora del Público Miriam Lewin, la exsecretaria de Seguridad Sabina Frederic, y las antropólogas Claudia Briones, Ana Ramos y Lorena Cañuqueo, responsables de los peritajes antropológicos y de un informe de salud ancestral mapuche.

El juicio –a cargo de un tribunal unipersonal constituido en General Roca que encabeza el juez Alejandro Silva– comenzó el febrero y ya se encuentra en la etapa de alegatos. Previamente, pasaron los testigos de la acusación, la querella -Parques Nacionales y los presuntos vecinos afectados por la presencia de la comunidad mapuche- y este viernes será el turno de la defensa. Silva es el mismo magistrado que intervino en la causa por el asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel. En aquel entonces el gobierno de Mauricio Macri y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich blandieron la teoría de un enfrentamiento armado que nunca existió. 

“Rafita”, como lo llamaban, fue asesinado de un tiro por la espalda por parte de integrantes del grupo Albatros de Prefectura. En noviembre de 2023 cinco efectivos de esa fuerza fueron condenados como responsables del crimen, pero recibieron penas menores bajo la teoría del exceso en la legítima defensa.

“Es una causa trucha”

ANCCOM se comunicó con la abogada Laura Taffettani, integrante del equipo de la Asociación Gremial de Abogados y Abogadas de la República Argentina que defiende a miembros del pueblo mapuche en ésta y otras causas. “Estamos en la etapa de la acusación, ahora nos toca alegar a nosotros. Posteriormente puede haber lo que se llama réplica y dúplica. Luego el juez dicta veredicto, es decir, plantea si son culpables o no y qué pena corresponde. Después tiene diez días para fundamentar su decisión, lo que ya se hace por escrito, por cédula. No necesariamente es oral”, explicó la letrada.

“Todas estas causas estaban en juicio al momento del desalojo. La Escondida y el exhotel, que son los dos predios principales, ya estaban con procesos en curso. No podían dictar el desalojo estando esos procesos abiertos, entonces inventaron una causa. Por eso le decimos causa trucha. Es la causa 1.649, inventada por una supuesta casilla de gendarmes que se incendió. Los acusan a ellos, pero no fueron”, remarcó. “Fue una maniobra. Ese hecho les dio pie a hacer el desalojo total de los lugares que estaban bajo juicio. No hubiera correspondido hacerlo”, detalló la abogada.

Precisamente, ninguno de los integrantes de la comunidad Winkul Mapu está acusado por el incendio en cuestión, lo que demuestra que el argumento de la defensa sobre su utilización para avanzar con el desalojo tiene cierta lógica.

Por otra parte, Taffetani también cuestionó que se le imponga el mote de “usurpadores” a los integrantes del pueblo originario, que únicamente quiere habitar el terreno que le pertenece por historia ancestral. “La comunidad no era una agencia inmobiliaria que iba ocupando lotes. Ellos tienen otra lógica territorial. Tenían un mandato ligado al ruego, a la marcha que se dirigía en el lugar, y necesitaban ese territorio para que eso suceda”, explicó. “En este modelo de extractivismo y saqueo, se requiere desalojarlos. Ya no importa qué tienen o cómo lo hicieron. Hay un negacionismo absoluto de los derechos de los pueblos originarios”, remarcó la letrada.

En esa línea, a pesar de los argumentos y las pruebas a favor de la comunidad Winkul Mapu, es posible que el Poder Judicial les vuelva a dar la espalda en esta causa –como ocurrió en octubre de 2024 cuando fueron condenados por usurpación de dos predios de Parques Nacionales– y falle a favor del argumento de la Fiscalía y las querellas. Una de ellas es, de nuevo, la de Parques Nacionales, ahora por la usurpación del exhotel de Villa Mascardi. “La justicia siempre acompaña el modelo económico-social al que pertenece. No creemos que la justicia sea independiente. En un sistema capitalista, la justicia está armada para sostener lo que está, no para modificarlo”, consideró Taffetani.

“Defendemos a las comunidades y organizaciones sociales cuando el Estado las acusa, pero tenemos conciencia de que los verdaderos cambios no vienen desde la justicia, responde a los intereses del sistema”, insistió. Eso se percibió durante el juicio, cuando el fiscal Vehils Ruiz se refirió a los integrantes de la comunidad como “autopercibidos” mapuches. “Antes, al menos, cuidaban las formas, pero ahora ni eso. La querella puede decir cualquier cosa, pero un fiscal no puede expresarse así”, enfatizó Taffettani.

A su criterio, hay una avanzada creciente contra las comunidades. “Aunque tengan papeles, aunque hayan hecho todo por derecho, igual las están desalojando”, aseguró. “Fijate el caso de la Comunidad de Chilihué: Roca les dio la propiedad porque estaban en la frontera. Aun así ahora los están desalojando”, ejemplificó la letrada.

En ese sentido, no son pocos los comunicadores que sostienen -en cadena nacional- que los pueblos mapuches no pertenecen a la Argentina, sino que son originarios de Chile y que, por lo tanto, deberían abandonar el país que presuntamente están ocupando. La abogada no dio lugar a ese argumento, al que consideró “falaz” y reflexionó: “Si seguimos esa lógica, todos somos africanos. Lo cierto es que nosotros vinimos después. No es que estábamos en el sur y los mapuches vinieron de Chile a tomar las tierras”. Taffetani insistió en este punto: “Tenemos documentación: la Campaña del Desierto lo prueba. Los mapas históricos lo muestran. Hay que contestar con sentido común. Los argumentos falaces caen cuando uno los pone en tela de juicio”.

“Dan vergüenza ajena”

Desde la Gremial de Abogados emitieron un documento, acompañado con la filmación de la audiencia, y aseguraron que los argumentos esgrimidos por la parte acusatoria “dan vergüenza ajena”. En sus redes expresaron que “decir que son pobres, carentes de pruebas, y sin argumentos sería demasiado, pero si seguimos la experiencia vivida en juicios anteriores poco importa cuando se trata de juzgar a los Mapuches”. En su mirada, “la Fiscalía no mostró nada, no invocó ninguna prueba de circunstancias de fechas, tiempos, lugares, etc. para identificar a cada uno de nuestros defendidos, cargada de prejuicios, enfrentando abiertamente la historia”.

La defensa de la comunidad originaria de Villa Mascardi sostiene que no se pudo determinar que ninguno de los acusados hubiera hecho algo de lo que se le endilga y, mucho menos, probarlo. “La vergüenza es que hablaron generalidades y acusaron al bulto, a todos de todo. Cargados de desprecio, racismo y negacionismo”, sostuvieron. “Escuchar a la Fiscalía y los abogados de Parques Nacionales y de los vecinos racistas da una clara idea de la naturaleza del enemigo que enfrentamos”, agregaron.

Este viernes 16 de mayo será el turno de los alegatos de la defensa de los seis mapuches acusados de “usurpación” de su tierra sagrada. Es la última escala del juicio antes de la sentencia, que se conocerá el próximo 26 de mayo.

 

“Nadie pelea con fantasmas del pasado si no teme que vuelvan en el futuro”

“Nadie pelea con fantasmas del pasado si no teme que vuelvan en el futuro”

La excandidata a presidenta del FIT-U. Myriam Bregman, presentó en la Feria del Libro «Zurda», un libro en el que intenta mostrar un horizonte posible ante una militancia desolada.

“¿Quién está para Myriam?” preguntaba el domingo pasado por la tarde la encargada de seguridad de la sala José Hernández de la 49º Feria del Libro. Acaso por la dificultad de pronunciar el apellido Bregman, la empleada que vestía chaleco amarillo fluo usaba el nombre de pila de la abogada y dirigente trotskista para organizar la fila de público que se iba formando para la presentación de su primer libro Zurda – Apuntes contra la resignación, la mansedumbre y el conformismo, editado por Penguin Random House (PRH). La cola era tan larga que anticipaba cómo estallaría un poco más tarde el recinto con mil personas y unas 300 escuchando desde afuera.

“Milei dice zurdo o zurda como quien dice basura. Parece que hay que volver a explicar qué es ser de izquierda y por qué les irrita tanto. Lo primero es que desnaturalizamos y cuestionamos la desigualdad”, reivindicó Bregman, tras haber sido presentada por la dirigente feminista Andrea D’Atri e introducida por el periodista Alejandro Bercovich y el escritor Guillermo Martínez. El público festejó esta definición que ella desglosa y profundiza aún más en su reciente publicación. “Yo no acepto la desigualdad, de género, de clase, de raza, todo eso que Milei reivindica, sus discriminaciones, para nosotros son lo que debemos combatir, lo que su política fomenta es lo que nosotros queremos combatir”, expresó la autora. 

Al entrar al escenario, “la Rusa”, como la llaman sus compañeros y compañeras del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas), fue recibida con una audiencia que cantó “olé, olé, olé, zurda, zurda”, aplaudiendo y alzando en alto el puño izquierdo. “Hace 10 años que Ana Laura Pérez, la editora de PRH, me persigue para que escriba algo, pero ahora me dijo ‘necesitamos un libro para vencer al escepticismo, al cansancio, ese bajón colectivo que nos agarra a veces’; y así me convenció”, confesó sobre la trastienda de la publicación. Algo así escribió D’Atri en el prólogo al afirmar que “este es un libro urgente porque es opuesto al derrotismo que reina desde la llegada de la extrema derecha al poder en Argentina”.

El socialismo que vos matais

En su contratapa, el libro propone dar respuesta al interrogante ¿por qué las nuevas derechas no dejan de agitar el fantasma del marxismo? En la presentación, Bregman explicó que el temor de la derecha al socialismo refleja la fuerza de este movimiento, que reivindica los derechos de los trabajadores y piensa alternativas al capitalismo. “El miedo libertariano a la idea comunista, a la que percibe como una acechanza permanente, no es solo un delirio de su más que demostrada paranoia, es una expresión deformada de una potencia y un movimiento que, pese a las condiciones adversas, mantiene su fuerza vital”, afirmó leyendo su propio texto.

Para ella, el libro fue “una experiencia colectiva” y la misma característica que destacó Martínez, quien además de escritor es doctor en Matemáticas por la Universidad de Oxford. “El testimonio es biográfico, sí, pero no lleva la atención a su figura individual ni cae en la hiperinflación del ego que es tan común hoy en día”, describió Martínez. “Nunca nadie es sola, ni piensa sola ni escribe sola, aun cuando lo haga en primera persona del singular. Mucho menos quienes somos ante todos militantes socialistas”, leyó en voz alta retomando un fragmento del prólogo de D’Atri. El autor de Crímenes imperceptibles se hizo eco de la frase de El Eternauta, “lo viejo funciona”, al enfatizar que “hoy en día prima aún más la necesidad de salir de las redes sociales y volver a las calles, en tiempos donde prima el ‘sálvese quien pueda’ y el hiperindividualismo atroz, Myriam trae una voz original”.

Por su parte, Bercovich remarcó que Zurda es la expresión de una etapa de madurez política de la izquierda, que “demuestra que aprendimos a que se nos entienda mejor, hoy la Izquierda Diario le llega a millones de personas todos los días. Es una comunicación de masas que ni siquiera logró, en términos de prensa partidaria, el peronismo”. El conductor de “La ley de la selva” y “Pasaron cosas” leyó también una parte del libro con la que dijo coincidir. “Está epistemológicamente mal decir que nos fuimos de mambo con el feminismo porque la insatisfacción de ellos no tiene por qué ser con la reparación de una injusticia añeja, atávica, muy profunda como la que sufrieron las mujeres durante siglos. A ellos no se los puede reparar por los límites que impone en esta fase mezquina el capitalismo”, dijo y recomendó la lectura. 

Poco antes, Bercovich había expresado: “Myriam se toma de la lucha contra la impunidad de los genocidas, de la marea verde que está a punto de cumplir 10 años, de las causas ambientales y las de las fábricas recuperadas para articular una propuesta de futuro”. Fue en ese momento que volvió sobre las páginas del libro: “Si el socialismo fuera una antigüedad por qué las nuevas derechas no dejan de agitar el fantasma del cooperativismo, el comunismo y el marxismo de los cuales dicen venir a liberarnos; nadie pelea contra fantasmas del pasado si no teme que reaparezcan en el futuro”.  

 

Pelear con alegría

Bregman expresó su deseo de que el texto se difunda especialmente entre la juventud e insistió en la alegría como motor contra el avance de los fascismos y el capital. “Pienso en las Madres y en las Abuelas. Imagínense si ellas hubiesen dicho que no daba la ecuación de fuerzas, si ellas no hubiesen dicho nada. Pero no, ellas no se rindieron. Salieron a la calle, recuperaron ya más de cien nietos y nietas y siguen buscando con sus más de 90 años, a los que aún faltan”, expresó. De todas las luchas, la que más se mencionó y recordó durante el evento fue la que pide Memoria, Verdad y Justicia por los desaparecidos en dictadura y en democracia, entre ellos Jorge Julio López, de quien fue abogada. Como cierre, Bregman expresó: “El mejor homenaje que le podemos hacer a esa generación es continuar la pelea por transformar de raíz esta sociedad, lo veo al papá de Darío Santillán, un ser hermoso a quien conocí, y es por él, por Maxi, por Mariano Ferreyra, Santiago Maldonado y todos los pibes y pibas que entregaron la vida, por los 30 mil que voy a seguir peleando para construir una sociedad socialista”.

Bregman preside el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), fue legisladora porteña y diputada nacional por el PTS en el Frente Izquierda desde el año 2023 y encabezó su fórmula presidencial en los últimos comicios. Allí tuvo que debatir en la campaña con Javier Milei, a quien bautizó ‘gatito mimoso del poder económico’. Es abogada de fábricas recuperadas, defiende los derechos de la clase trabajadora, las libertades democráticas y también a perseguidos políticos, actuó en juicios emblemáticos de causas de lesa humanidad en los que se condenó a Miguel Echecolatz, a Christian Von Wernich y a Alfredo Astiz, en el caso de la última dictadura, y también representa a Patricia Walsh en los juicios por el asesinato de su padre Rodolfo Walsh y de su hermana Victoria”, leyó D’Atri sobre el curriculum de la autora.

A la presentación del libro asistieron representantes de varias de las luchas que la autora recupera y narra en Zurda, entre ellos sobrevivientes de la dictadura cívico-militar como Osvaldo Barros; representantes históricas de Abuelas de Plaza de Mayo como Elsa Pavón; sobrevivientes de la masacre de Cromañón; Alberto Santillán, padre de uno de los asesinados en la masacre de Puente Pueyrredón en 2002; la militante feminista Marta Rosenberg, fundadora de la Campaña por la Ley del Derecho al Aborto; escritoras como Dolores Reyes, María Inés Krimer y Claudia Piñeiro; ensayistas como Eduardo Grüner y actores como Norman Briski. También estuvieron presentes los candidatos a la legislatura porteña que encabezan la lista del FIT-Unidad, la actual diputada nacional Vanina Biasi y el dirigente estudiantil Luca Bonfante, así como uno de los fundadores del MAS (Movimiento al Socialismo), Luis Zamora. 

Mientras se vaciaban los asientos de la enorme sala, autoridades de la Feria confirmaban a La Izquierda Diario (LID) que lo que había sucedido fue el evento más convocante hasta ahora, y Bregman aceptaba sacarse fotos con sus fans. “Es una rockstar”, comentó uno de los intelectuales que suele firmar en Ideas de Izquierda, la revista de LID. “Está perfecto si sirve para la causa socialista”, le respondieron.

“Una de nuestras propuestas es el impuesto a la vivienda ociosa”

“Una de nuestras propuestas es el impuesto a la vivienda ociosa”

Luca Bonfante tiene 26 años, es militante universitario de Historia y se presenta como candidato a legislador como segundo en la lista del Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad. Su vínculo con las redes sociales.

Estudiante de Historia de la UBA, fue allí, en la Facultad de Filosofía y Letras, donde comenzó a ganar popularidad durante el conflicto y las marchas universitarias de 2024. Esta notoriedad fue acompañada por un aumento de seguidores e interacciones en sus redes, ya que suele usar sus cuentas de X, Instagram y TikTok para subir videos de militancia o informativos y debatir con sus opositores políticos, especialmente libertarios. En unas elecciones legislativas donde el componente universitario está muy presente, Bonfante obtuvo un lugar expectante en la lista del FIT-U, compuesto por cuatro partidos: el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), al que pertenece, el Partido Obrero (PO), Izquierda Socialista (IS) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). Será el segundo candidato en la nómina encabezada por Vanina Biasi.

 

¿Cómo fue pasar de la militancia universitaria a ser candidato?

Fue bastante repentino. El movimiento universitario que se puso de pie el año pasado, de manera muy abrupta. Veníamos movilizándonos en defensa de la educación pública después del 23 de abril y del 2 de octubre, pero la toma de facultades fue algo que se extendió de forma notablemente rápida no sólo en Buenos Aires, sino por todo el país, y ahí muchos militantes estudiantiles, no sólo en mi caso, ganaron una importante exposición política y mediática. Una particularidad de la izquierda es que siempre trata de reflejar las luchas en las listas, y creo que la visibilidad mía muestra también la simpatía que hay de un sector de la población hacia los estudiantes, por el reclamo universitario. Además, ese tema expone una de las principales debilidades del Gobierno.

¿Cuál fue la respuesta que recibiste en tu facultad a partir de tu candidatura?

Fue muy buena y me siento respaldado por los estudiantes porque formamos parte de un proceso colectivo. El movimiento estudiantil se caracteriza por tener métodos asamblearios, por organizarse en los cursos desde abajo, con comisiones de base y con los docentes, entonces muchos compañeros me dicen que sienten que están haciendo campaña por “uno de los nuestros”.

En caso de entrar en la Legislatura, ¿qué ofrece tu espacio que los demás no?

Lo que nos diferencia es cómo actúan nuestros espacios políticos. Hablando lisa y llanamente, el radicalismo habla mucho en defensa de la educación pública, pero después a la hora de las votaciones y cuando las papas queman, terminan dándose vuelta o panquequeando, como pasó con el senador (Eduardo) Vischi cuando se trató de poner en pie una comisión investigadora por la cripto estafa. También cuando se debatió la Lley de Presupuesto Universitario hubo radicales con peluca que votaron en contra y a favor del veto de Milei, y lo mismo sucedió cuando se trató el aumento de jubilaciones. Lo que diferencia a nuestro espacio político del resto es que nosotros no nos vendemos, no panquequeamos y tampoco nos pueden comprar. Si bien hay muchas personas que no comparten el 100 por ciento de nuestras ideas, sí reconocen las convicciones de nuestra parte.

La campaña de tu espacio es fuerte en las redes, ¿qué rol le asignan?

Las redes sociales juegan un rol muy importante partiendo de la base de que en estas elecciones no hay espacio publicitario gratuito en radio ni en televisión. Desde ese punto de vista estamos forzados a involucrarnos en ese mundo. Es cierto que ahí la derecha venía sacando ventaja, pero desde la izquierda hemos podido ponernos a la altura de las circunstancias y tomar ese desafío de lleno. Los propios resultados los reflejan: hoy las cuentas de la izquierda, particularmente la de Myriam Bregman y la mía, están a la misma altura, o incluso más, que las de candidatos que ponen muchísima más plata para hacer publicidad. Me meto de lleno en el proceso creativo, porque mis cuentas las manejo yo. Tenemos un grupo de compañeros que saben filmar, pero las ideas las pensamos entre todos.

¿Cuál es el objetivo de esos contenidos?

La idea en primer lugar es llegar a más personas que no piensan como uno, entonces ahí hay que intentar romper el cerco mediático que se arma con la izquierda y después tratar de meterse en la discusión de la actualidad, pero con una perspectiva diferente y tratando también de reflejar otros valores. Nos empeñamos en hablar distinto al lenguaje libertario, que usa siempre la expresión “domado” y todas referencias al sometimiento. Nosotros buscamos inculcar otro lenguaje que enseñe nuestros principios más solidarios, no homofóbicos, de no dejar a nadie tirado, y creo que cómo se dice habla mucho de lo que uno quiere decir.

Afirmás que, si bien una parte de la juventud está con las ideas libertarias, hay otra gran porción que está del otro lado, ¿qué te lleva a asegurar eso?

Hay varios ejemplos que demuestran que no toda la juventud se volvió libertaria. El año pasado hubo dos movilizaciones universitarias masivas, hubo tomas de facultades como hace mucho tiempo no había. Y también lo vemos este año, en la movilización que hubo el 1 de febrero después de los dichos de Milei en Davos. Las calles del país se llenaron de jóvenes que repudiaban profundamente lo que dijo porque no están de acuerdo con la homofobia. El gobierno de Milei quiere instalar una agenda que puede garpar en Estados Unidos, pero no en este país que tiene una gran tradición en defensa de los derechos humanos y las libertades democráticas. Además, se viene reflejando en distintas situaciones, como en la calle acompañando a los jubilados, que una parte importante de la gente joven no se volvió de derecha. Yo a lo sumo opino que hay polarización y que hay una tendencia hacia eso, no solo en la Argentina sino en todo el mundo. En las elecciones que hubo en Alemania hace muy poco se vio eso: en el rango etario de 18 a 24 años la ultraizquierda salió primera e inmediatamente la ultraderecha salió segunda. Entonces creo que ese es el fenómeno global.

¿Cuáles serían tus proyectos primordiales en la Legislatura?

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay un gran problema ligado al transporte y a la vivienda. En ese sentido, una de las cosas que nosotros planteamos desde la izquierda, y por eso hemos presentado distintos amparos, es contra los aumentos en el subte. De hecho, muchas veces se han tenido que retroceder los tarifazos porque participamos de las audiencias públicas cada vez que hay aumento. Somos la única fuerza política que forma parte, porque el peronismo no lo hace, lo cual también refleja bastante cómo vienen cogobernando con el PRO. El peronismo maneja el 20 por ciento del presupuesto en esta ciudad, tiene 18 legisladores y como oposición se le conocen muy pocos logros. Eso habla de una complicidad con el oficialismo que no se puede negar. Además, hay que frenar el asbesto de forma inmediata, no puede ser que un material cancerígeno prohibido en varios países siga estando en el subte y se cobre la vida de varios trabajadores. El problema de la vivienda hay que resolverlo de forma inmediata y ahí el impuesto a la vivienda ociosa es una de las propuestas que planteamos de la izquierda. Consiste en poner un impuesto a estos grupos inmobiliarios que tienen 10, 15, 20 departamentos vacíos para que justamente les sea más redituable ponerlo en alquiler que usarlo para la especulación inmobiliaria.

¿Las críticas a la gestión de Jorge Macri más la fragmentación de la derecha pueden facilitar que la izquierda gane terreno en la Legislatura?

El conjunto de todo el escenario electoral refleja una fragmentación de todos los espacios políticos, porque si uno ve incluso las listas del 2023 y las de hoy, ve que todos se cambiaron de logo, de color y de nombre, salvo la del Frente de Izquierda Unidad. Si bien tenemos diferencia entre nosotros, priorizamos la unidad sobre todo en este momento. Las elecciones legislativas en general son una oportunidad para que la izquierda crezca, pero también veo que hay partidos políticos que quieren instalar que son ejecutivas, que se elige jefe de Gobierno y eso no es así. Se eligen 30 legisladores y la izquierda para conseguir dos necesita 120.000 votos.

“El delito de trata tiene una raíz económica”

“El delito de trata tiene una raíz económica”

Una sobreviviente de una red de trata cuenta los obstáculos que padeció a la hora de acceder al Poder Judicial. El papel de las organizaciones de ayuda y la necesidad de un Estado presente, tanto para acompañar a las víctimas como para educar y terminar con la demanda.

En Argentina, la trata de personas con fines de explotación sexual es un delito federal. Sin embargo, el recorrido judicial que enfrentan las víctimas una vez que logran salir de esa situación suele ser largo, desgastante y, muchas veces, poco reparador. A pesar de los avances normativos en materia de derechos humanos y protección a las víctimas, los tiempos legales, las trabas burocráticas y la falta de perspectiva integral generan que muchas sobrevivientes no encuentren en la justicia una respuesta a la altura del daño sufrido.

María es sobreviviente de una red de trata. Escapó hace más de diez años, pero aún no logró obtener justicia. El juicio comenzó en 2017 y, pese a haber sido identificada por el Estado como víctima y haber colaborado activamente en la causa, el proceso no avanzó como debería. “Tuve que estudiar la ley de víctimas, hacer un curso, recibirme en la universidad para entender cuáles eran mis derechos”, cuenta en diálogo con ANCCOM.

Enfrentó audiencias reprogramadas, declaraciones reiteradas y un sistema que parecía no tener en cuenta su salud mental ni su situación económica. Su causa, que involucraba denuncias por amenazas, explotación, endeudamiento forzado y violencia, terminó con una sentencia por “facilitación y promoción” de la prostitución, sin que se reconociera el delito de trata.

Si bien la Ley 27.372 de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos lo garantiza, a María nadie le informó que podía contar con un abogado gratuito. “Me dijeron que actuaba el fiscal de oficio o me pagaba uno. Claramente, la plata no la tenía”, recuerda. Esa falta de información es una constante. “La gente no ejerce sus derechos porque no los conoce”, afirma.

Romina, integrante de Pibas Abolicionistas, la acompaña desde hace tiempo y resume lo que ve con frecuencia: “Las causas no se llevan como trata, sino como facilitación. Las oficinas se ofenden si una sobreviviente llama a preguntar. Las tratan mal para que se cansen, para que dejen de insistir. No es desidia: es una decisión política”.

Una de las preocupaciones principales es la falta de garantías para la seguridad de las víctimas. María sostuvo durante seis años su denuncia, sin custodia ni respaldo económico o habitacional. Declaró durante siete horas sin que siquiera le ofrecieran un vaso de agua. “¿Qué pasaba si me descomponía? A nadie le importaba”, recuerda.

El trauma, asegura, no se va solo. Requiere acompañamiento psicológico sostenido, algo que tampoco recibió por parte del Estado. Mientras tanto, su explotador recibió apenas cinco años de condena, de los cuales ya cumplió dos en prisión preventiva.

Otro punto crítico es la dimensión económica del delito. A María le ofrecieron un resarcimiento de un millón de pesos, pero esa suma ni siquiera alcanza para cubrir las deudas que su proxeneta sacó a su nombre mientras la tenía bajo su control. “El delito de trata tiene una raíz económica: te explotan para lucrar con vos. Si el Estado no restituye esos derechos patrimoniales, no hay reparación real”, explica Romina.

La ausencia de asistencia integral es una constante: sin apoyo psicológico, sin recursos económicos, sin acompañamiento judicial. “¿Con qué cara le decimos a las víctimas que vayan a la Justicia si lo que les espera son juicios eternos, condenas irrisorias y una reparación menor a un sueldo mensual promedio?”, se pregunta Romina. Y remata: “El Estado se comporta como una organización criminal”.

La falta de respeto, la burocracia y el destrato hacen que muchas sobrevivientes ni siquiera lleguen a juicio. “El mensaje que te queda es claro: no denuncies, porque si lo hacés, la vas a pasar mal”, dice María. “Y además, a un tipo que esconde personas le dan cinco años. A alguien que roba un celular, tal vez seis”.

Frente a ese panorama, el rol del acompañamiento colectivo se vuelve clave. “Aunque no seamos abogadas ni psicólogas, es el hecho de que haya alguien al lado tuyo, yendo con vos a un lugar donde seguramente te revictimicen y tengas que remover un montón de cosas”, explica Sol, también integrante de Pibas Abolicionistas. “Ese acompañamiento presencial, el saber que hay alguien pendiente de cómo estás y que te sostiene, alivia”.

Desde su militancia, también cuestiona el discurso que habla de la prostitución como una elección individual. “Es un poco neoliberal hablar de libertad de elección tan livianamente. Es desconocer todo el contexto social, histórico y político que lleva a que una mujer esté en situación de prostitución”, sostiene.

Esa mirada, dice, también invisibiliza al otro lado del sistema: los varones que pagan. “Se pone el foco en las mujeres, no en los varones que las demandan. Además, no es realista. Se construyó una visión romantizada donde la mujer prostituida elige, tiene agencia, está en un circuito glamoroso. Pero cuando ves los números y conocés los casos, te das cuenta de que la mayoría está siendo explotada por uno o varios proxenetas, y que lo que viven son experiencias traumáticas”.

Sol también advierte sobre el riesgo de reglamentar la prostitución: “Si se legaliza, los proxenetas pasan a ser empleadores. Podrían enriquecerse tranquilamente con el amparo de la ley. El Estado pasaría a ser proxeneta también. Por eso no es casualidad que haya tantas campañas para legalizarla”.

Viviana es educadora y forma parte de la Convocatoria Abolicionista Federal. Desde su rol, acompaña a mujeres en situación de prostitución y advierte sobre una problemática estructural: el Estado está ausente. “Somos un país abolicionista, pero nadie lo sabe. No hay una bajada clara, no se nombra el abolicionismo, no se educa desde ahí”, denuncia en diálogo con ANCCOM.

Para Viviana, hay un mito que todavía circula y genera confusión social: “Es el de la puta inteligente, estudiante, feliz y millonaria”, subraya. Las historias que ella ve todos los días son otras: mujeres precarizadas, sin redes, sin recursos, sin asistencia. “A una víctima de trata la tienen que acompañar al menos siete personas: psicólogas, psiquiatras, asistentes sociales, gente que la defienda, que la acompañe cuando tiene que declarar. Y no hay nadie. Somos redes de mujeres las que sostenemos a estas otras mujeres”.

Ese sostén, insiste, es concreto y cotidiano: preparar un plato de comida, cuidar a sus hijos, conseguir un colchón o un abogado. “María pudo llegar al juicio porque hubo una red atrás. Una red que hace todo eso que el Estado no hace”. Porque no se trata solo de llegar a la justicia: se trata de sobrevivir mientras tanto.

“La mujer prostituida no recibe ayuda de nadie. En ningún lugar del país el Estado está dando respuestas”, afirma Viviana. Y señala que la única forma de romper con ese círculo es a través de la educación. “Yo soy educadora y sé que, si no empezamos a hablar de esto en las escuelas, no hay forma de cambiar nada. Pero llevás guías al Ministerio y ni siquiera te reciben. No hay voluntad política”.

«Adorni, Marra y yo podemos jugar juntos en la Legislatura»

«Adorni, Marra y yo podemos jugar juntos en la Legislatura»

Yamil Santoro, encabeza la lista de Unión Porteña Libertaria y en las elecciones del 18 de mayo busca reelegir su banca. Dice que no teme que su estrategia de márketing lo convierta en un candidato bizarro y propone prohibir los cartoneros y trapitos.

 

Yamil Santoro es legislador porteño, abogado y figura recurrente en redes sociales, donde combina consignas liberales, declaraciones provocadoras y estrategias de comunicación poco convencionales. En el último tiempo, su nombre volvió a circular tras haber anunciado que el primer candidato de la lista de su espacio “Unión Porteña Libertaria” sería su hermano Leandro -homónimo del candidato principal de Es Ahora Buenos Aires-, además de que el logo de su espacio era una mezcla de diferentes partidos políticos nacionales. Desde una posición opacada por la presencia de figuras políticas liberales más reconocidas, Santoro apuesta a instalarse con impacto mediático y una estética descontracturada, que él mismo reconoce como parte de una “provocación en el buen sentido”.  En esta entrevista, Santoro explica su forma de hacer política, deja en claro sus aliados y opositores y explica qué lugar quiere ocupar en un panorama político donde, según dice, la visibilidad cotiza más que las formas.

Hace un tiempo hiciste un llamado abierto a personas que quieran formar parte de tu lista, ¿alguno logró integrarla?

Sí. Más de 200 personas se anotaron y, de hecho, uno de los candidatos que a mí más me gustan de mi lista salió de ahí: Leo Piccioli. Leo fue uno de los fundadores de Office Net, que después se convirtió en Staples en Argentina. Estamos hablando de un tipo número uno que se contactó por esa iniciativa, se anotó en el formulario y terminó en nuestra lista. Pero por fuera de los que entraron en la lista o no, a mí me sorprendió para bien que ante la decisión de abrir la participación política haya, en menos de una semana y sin pauta ni nada, 200 personas dispuestas a dar el paso para mejorar las cosas. Yo creo que ahí hay algo súper potente, que merece seguir explorándose.

¿Quiénes son los principales referentes de tu lista hoy?

Hace unos días presentamos la Unión Porteña Libertaria con la idea de dar a conocer a los candidatos. Me parece que lo interesante de nuestra lista es que somos mucho más que Yamil Santoro. Está Leo Piccioli que te hablé recién. Fishel Szlagen que es un rabino y doctor en Filosofía que tenemos en la quinta posición, que nos va a aportar mucho en cuestiones de bioética para discutir filosóficamente un montón de conceptos asociados a la cuestión pública. Luis Guisbert es un chico que vive en la Villa 31 de ascendencia boliviana, que no está ahí para decir “tengo un amigo negro”. Está ahí porque es un crack. El otro día discutía con uno y le decía “en la lista faltan candidatos marrones”. Pararse del lugar de la victimización es una mierda. Yo lo que sí tengo es un pibe crack que lo becó San Andrés, hizo la carrera y es un referente positivo para la comunidad desde ese lado. Yo creo que tenemos una lista que termina siendo un crisol súper interesante de historias y orígenes. Por ejemplo, yo vengo de los monoblocks de Lugano y tenemos gente que no tiene un mango y gente que tiene mucha guita. Ese es un gran diferencial de nuestra lista, que además se traduce en las propuestas.

En Instagram anunciaste que tenés más de cien proyectos…

Sí, proyectos de verdad, porque acá hay muchos que tienen bloques en la Legislatura o que son diputados hace cuatro años como Marra, pero que te proponen cosas como si recién ahora empezaran a ser diputados.

¿Cuáles son los principales problemas que tienen los porteños hoy?

Creo que hablar de los “porteños” me parece siempre una generalidad como medio infeliz. Sí te puedo decir que lo que encuentro en las recorridas que hago por la ciudad es inseguridad y malestar en el espacio público.

¿Hay olor a pis como dice Rodríguez Larreta?

El olor a pis estaba también con Horacio. Pero la mugre, el espacio público descuidado, la falta de mantenimiento adecuado, problemas de congestión de tránsito, donde aparte ahí entran cartoneros y trapitos también como fuente de desorden o malestar. El caos, los tachos de basura y la gente que revuelve y todo el quilombo que eso representa son problemas que se deben solucionar urgentemente. Pero también el riesgo de los arrebatos, el choreo de los celulares que es una epidemia en la ciudad… Eso hay forma de solucionarlo. Todos sabemos dónde los revenden en Once o en otros barrios.

¿Y cuál es, desde la herramienta legislativa, la manera de solucionar eso?

Lo voy a anunciar esta semana, así que no te voy a dar el spoiler.

Volviendo a los 100 proyectos, ¿tenés alguno que me puedas contar?

De los que puedo mencionar, ya está ingresado el proyecto para prohibir trapitos y cartoneros. Estamos por meter un proyecto para que la exención que hoy existe en la ciudad de Buenos Aires de Ingresos Brutos para profesionales graduados, se extienda a los que realizan tareas terciarias. Y ahora estoy negociando con el Gobierno para ver si logramos un proyecto superador para que las primeras categorías de las escalas del monotributo no paguen el impuesto de los Ingresos Brutos. Entonces generamos una exención generalizada por el nivel de ingresos.

¿En qué consiste el proyecto de los trapitos y cartoneros?

Prohibirlos. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires, los cartoneros estuvieron prohibidos hasta el año 2003. Después el peronismo levantó la prohibición y todo lo que vino fue un proceso de tratar de regularizarlos como actividad laboral, pero yo creo que se pierde de vista de que genera externalidades negativas.

¿Y no creés que esa prohibición le quita a miles de personas su única fuente de trabajo?

Sí, mi diferencia con Marra, que los trata de fisuras, es que yo creo que son personas que todos los días se levantan para salir a laburar haciendo una tarea brutalmente ingrata como es empujar un carro para ir a revolver basura y poder poner un plato de comida arriba de la mesa de su familia. Para mí son héroes. Ahora, a partir de ahí, llevan adelante una tarea que lamentablemente perjudica al resto de Buenos Aires. Pero hoy la ciudad tiene suficientes herramientas para acompañarlos económicamente mientras tanto y cuenta con dispositivos de empleo como para acercarlos a un empleo formal de calidad, porque son 4.000 personas que demuestran que quieren trabajar. Después lo que tenemos que ver es cuáles son las aptitudes de cada uno y a qué tipo de empleo se los puede integrar.

¿Tu proyecto no contempla un programa de promoción de empleo?

 No hace falta que lo haga. Ahí es donde creo que está bueno entender cuál es la diferencia entre el rol del Ejecutivo y el del Legislativo. Nosotros ya votamos cientos de miles de millones de pesos para el Ministerio de Desarrollo Social y la Secretaría de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires. El Poder Ejecutivo tiene la plata para ayudar a esa gente. Vos como Poder Legislativo lo que decís es “esta actividad no”. Por supuesto que me importa y me ocupo, pero no es que voy a sacar una ley para darles empleo.

Hace unas semanas tu espacio político trascendió por haber publicado un logo muy similar al de otros partidos y por decir que el candidato principal de la lista iba a ser tu hermano Leandro. Unos días después aclaraste que era parte de una estrategia: ¿todo eso era para posicionarte en la discusión pública frente a otros candidatos más reconocidos?

Si. Y creo que fue exitoso. Por supuesto, que ese tipo de estrategias no están desprovistas ni de riesgo ni de costos, pero creo que el saldo fue netamente positivo teniendo en cuenta que es una candidatura que no corre con la ventaja de un acompañamiento de grandes estructuras y de grandes cantidades de dinero, sino que tenemos propuestas, trabajo, ideas, pero que eso implicaba tener la cancha inclinada con respecto a la fuerza con la que el resto de los actores salió a la cancha. Nosotros logramos, por un lado, instalar la candidatura y el espacio con mera fuerza, inteligencia y creatividad y, además, lograr un statement, porque al final del día lo que nosotros queríamos plantear es que hay dos Santoro, uno el de “Unión por la plata” o “el frente de chorros” o como lo quieran llamar y estamos nosotros. Y en ese contraste, creo que con el video donde anuncio que finalmente soy yo el candidato, pudimos marcar ese contraste en que no somos todos lo mismo.

¿No temés que con estas acciones tu figura se vuelva un poco bizarra?

 Es un riesgo. Es probable que quizás el conocimiento haya aumentado y eso haya tenido algunos componentes negativos en algún segmento, pero mi principal riesgo en esta campaña es la invisibilización o la falta de conocimiento. Yo creo que los beneficios superan a los costos, pero también sería necio no reconocer que no a todo el mundo le gustó ni a todos les pareció una idea espectacular.

En tus redes tenés un perfil polémico, con títulos llamativos o resonantes ¿Se debe a que creés que tu electorado puede estar en los ciudadanos jóvenes o es tu forma de ser?

Soy bastante provocador en un buen sentido. Primero, como una suerte de definición política, yo no subestimo al electorado, entonces prefiero plantear ideas y conceptos complejos. Después hay un tema de estilo o de forma: que algo sea serio no quiere decir que no pueda ser divertido. Quiero plantear mi mensaje de una manera que capte la atención de las personas y los obligue a sacar la mirada un segundo de culos, gatitos y brownies para, por dos minutos, hablar de políticas públicas. Entonces, desde ese lugar a veces el disfraz, el título, el impacto o la provocación ayudan a captar la atención.

También contás con el antecedente de Javier Milei que, con un perfil polémico, logró posicionarse como una figura política.

Totalmente, pero creo que lo que permitió Milei es romper con la solemnidad impostada, porque el problema que yo tenía cuando hacía esto, mucho tiempo antes que Javier, es que estaba el eje tan corrido hacia lo solemne que caías en el lugar del ridículo. Lo que logró Milei fue, desde el ridículo, correr el eje de lo aceptable y por supuesto cosechó los beneficios de eso. Ponerme la capa turca, tener un Darth Vader en el escritorio o cuando fui con la remera de Star Wars a Crónica, son recursos pensados que apuntan a generar un anclaje, pero aparte es genuino. Una cosa es que vos seas un bodrio y que te pongas tipo (Horacio Rodríguez) Larreta en el meme ese de Hello Kitty y otra es cuando realmente sos eso en tu vida y lo único que haces es dejar de esconderlo.

Hoy hay una fragmentación en la derecha o la centro derecha con varios candidatos dispersados en diferentes listas ¿Creés que eso puede hacer que el peronismo logre un resultado que se le viene negando en la ciudad?

No, y ese es un error de lectura que se está esparciendo en parte motivado o impulsado por el PRO y por La Libertad Avanza. El peronismo va a sacar la misma cantidad de votos que sacó siempre. Entre 25 y 30 puntos. Pero esta además es una elección legislativa. Lo que hay que ver el día después de la elección es qué paquetes de bancas quedaron y qué coaliciones posibles pueden armarse. El no peronismo de la ciudad de Buenos Aires va a sacar más o menos el 70% de la votación. En este sentido, Adorni, Marra y yo podemos jugar como ya venimos funcionando, con cierto nivel de diálogo en la Legislatura.

Es decir que hoy hay diferencias que hacen que no puedan ir en la misma lista, pero en la práctica legislativa van a ir contra el peronismo.

Exacto, pero vamos a un caso práctico: por la intención de voto que tienen Adorni y Marra, los dos ya están adentro. El que está en el margen, que puede entrar o no, soy yo. Entonces, en realidad yo estoy compitiendo contra el cuarto de la lista de Adorni o el de marra, que nadie conoce.

¿Con qué resultado estarías contento?

Yo apunto a sacar la mayor cantidad de votos posibles, por supuesto que hay un criterio de subsistencia. De mínima, me gustaría que mi banca resulte reelecta. Pero voy a ir a una construcción de largo plazo.  La gran ventaja que tengo con casi todos los candidatos es que soy una generación política posterior, si querés de la misma que Santoro y Marra. Pero después, competimos contra Adorni, Larreta, Lospenatto; gente que está de vuelta en la política. En ese sentido, hacer una elección donde yo salga jerarquizado, instalado y posicionado como uno de los tipos que se viene en la ciudad de Buenos Aires, es ganancia.

La violencia de la Fuerza Aérea contra los internos y los civiles

La violencia de la Fuerza Aérea contra los internos y los civiles

Un ex conscripto identificó a Ernesto Rafael Lynch en la 8° Brigada Aérea y un sobreviviente fugitivo de Mansión Seré volvió a dar testimonio. Las hijas de un detenido luchan contra las consecuencias materiales del secuestro.

En la vigésima audiencia de la megacausa Mansión Seré II y RIBA IV declararon tres testigos y un sobreviviente que fue partícipe de la fuga de Mansión Seré. El primero fue un exconscripto de la 8° Brigada Aérea “Mariano Moreno” donde el imputado Ernesto Rafael Lynch fue capitán. Las otras dos testigos hicieron hincapié en las consecuencias materiales y emocionales del secuestro de su padre.

 “En una Base de tantos kilómetros, con la impunidad del campo, debe haber sido imparable lo que hicieron. Eran tan salvajes que 40 años después me sigue doliendo de la misma manera lo vivido. Altos jefes, como el Brigadier Orlando Agosti, estuvieron en la base. Esas personas creían y estaban de acuerdo con lo que hacían. Astiz hay en todos lados”, argumentó Walter Enrique Fey, ex conscripto asignado a la 8° Brigada Aérea entre 1977 y 1978, que durante su testimonio detalló escenas que recrearon la brutalidad y la violencia que se vivía en el predio aéreo entre los soldados rasos y con los civiles detenidos ilegalmente.

 La situación más fuerte que vivió, la relató cómo uno de los motivos para estar sentado ante el tribunal. “Estaba preparada una tortura especial en esa oficina y todos lo sabían. Eran muchas personas que escuchaban los gritos y no ayudaban. Yo creo que por esa mujer estoy acá” y sobre el recuerdo explicó: “Un suboficial me dijo que no podía salir de mi oficina y al rato comienzo a oír gritos desgarradores y terribles de una mujer, nunca escuché algo tan doloroso. De golpe, entraron dos soldados horrorizados a mi escritorio, dejaron la puerta entreabierta y desde mi silla se veía el escuadrón de tropa haciendo un cordón de seguridad alrededor al chalet del grupo de tareas. Uno de los soldados dijo: ‘La están haciendo mierda, le meten la pistola en el útero, la amenazan con matarla y que le van a pegar un tiro al bebé’. Dicen que la habían atado arriba de un escritorio y que allí la estaban violando. Habló en plural. Lo peor para mí, es que esos gritos de dolor que habrán durado cerca de una hora, cesaron de golpe y no se escuchó nada más. Una persona herida no para de gritar de golpe”.

 También vio otras situaciones de brutal violencia contra civiles detenidos dentro de la brigada. “En una oportunidad me dejaron al cuidado de un hombre arrodillado y maniatado, bajo la orden de que si intentaba escapar le diera un tiro. En más de una oportunidad ví jóvenes esposados y tabicados a los que subían en camionetas y llevaban al fondo de la Base. Pero nunca los ví salir”, explicó Fey.

 Fey se desempeñaba como “dragoneante” [soldado raso que se destaca por su desempeño] afectado a la compañía de servicios, “una oficina administrativa que se encargaba del control del movimiento de los soldados. Yo tenía trato directo con todos los escuadrones porque me encargaba de coordinar con varias secciones, de controlar los días francos o de anotar los jefes de unidad nocturnos”, describe el testigo sobre su cargo. Su trabajo le permitió conocer a la mayoría de los integrantes de la fuerza, poder dar nombres, apellidos, cargos y un vasto relato de cómo era en su interior la distribución territorial del predio, con sus dependencias, caminos y hangares.

 Desde el inicio de su testimonio afirmó conocer a Ernesto Rafael Lynch por haber sido capitán de la 8° Brigada en la que el testigo estaba afectado. “Los mayores o tenientes, de noche quedaban como jefes de la base. Algunas veces estaba Lynch, era uno de los oficiales de servicio que yo registraba, él tenía mando y responsabilidades. De Lynch se decían cosas, al igual que de todos los superiores, por los tratos y castigos que aplicaban. El ambiente era salvaje y brutal, ningún soldado quería enfrentarse con los superiores y muchos tenían pavor de salir de su oficina” explicó el ex conscripto.

 Ante el pedido de la fiscalía, explicó algunos de los castigos que Lynch y el resto de los superiores perpetraron contra los soldados. “Lograban tener a los soldados aterrorizados y subordinados por miedo al castigo. La golpiza era la norma en la Brigada, pasabas por algún rincón y siempre estaban masacrando a alguien, eran violentos y soberbios. Les decían que no se quejaran porque ‘vamos a estar acá al menos 10 años’, en referencia al golpe de Videla. De noche solían sorprender a los soldados de guardia y les disparaban. Había intercambio de tiros, luego se asomaba el atacante y era Lynch. Estos oficiales de servicio trataban de probar a los soldados de guardia”.

 Además de la presencia de Lynch, el testigo pudo identificar durante su declaración dos lugares de detención que funcionaron dentro de la Base. Un calabozo, que estaba debajo de la torre de vuelo y un hangar abandonado cercano a su oficina que se convirtió en el centro de operación del Grupo de Tareas N° 12, “que ya operaba desde antes, pero que se independizó y amplió su radio de acción. Se asignaron oficiales de la compañía militar, un suboficial de semana y habilitaron armamento especial y el hangar. Usaban tres camionetas de color azul aeronáutico, apodadas Las Tres Marías, que tenían una estructura de hierro cerrada por una lona verde y filas de asientos enfrentados en los laterales” y luego ahondó en el tipo de operativos que realizaba el grupo que estaba contiguo a su oficina. “Había mucho revuelo cuando estaban por salir, en esos momentos yo no salía de mi oficina. En algunas ocasiones mi jefe de compañía solía decirme ‘hoy vamos a salir a cazar unos pajaritos’. Todo el plantel de suboficiales salía, era una actividad rotativa y afectaban a todo el plantel del escuadrón de tropas. En la mañana también tenían actividades, de espionaje e inteligencia, militares vestidos de civiles que salían en autos comunes”, y explicó que a partir de lo que había oído podía suponer que tenían otras dependencias.

 En entrevista con ANCCOM, Walter Fey expresó que declarar “es mi forma de poder dar luz a lo ocurrido en la 8° Brigada Aérea de Moreno, situaciones que quizás la sociedad no conoce porque no lo vivió desde dentro y no puede imaginar el calvario y el sadismo que tuvo esta gente. Puedo recordar muy bien lugares, nombres y movimientos, memorias que atesoré pensando en algún día hacer justicia. Mi vocación es aclarar lo ocurrido para que se puedan atribuir las responsabilidades a las personas que se comportaron como salvajes. Fue un grupo cegado por el odio que se creían invencibles y hoy están siendo juzgados”.

 El abogado Sergio Gómez, representante en esta audiencia de la Asociación Civil querellante, Moreno por la Memoria, se expresó sobre la importancia de los testimonios de quienes pudieron ver los hechos en primera persona. “Además de ser impactantes por lo descarnado del relato, testimonios como el de Walter Fey resultan de vital importancia puesto que provienen de personas que vivenciaron el proceder del personal militar desde un lugar privilegiado que les permitió conocer a los protagonistas de los hechos, distinguir rangos y roles, y presenciar situaciones de violencia cotidiana que generaban una atmósfera gobernada por el terror. Algo muy propio del aparato militar que buscaba la deshumanización, como condición previa y necesaria para la destrucción y aniquilamiento del otro, y así responder eficazmente al esquema de desaparición, tortura y muerte. Además, se describen muy bien los modus operandi de la misión genocida, que cuando se cotejan, se condicen con los fundamentos de la acusación y el resto de la prueba producida hasta ahora, construyendo así, junto con el resto de los testimonios, la verdad de lo sucedido en la última dictadura cívico militar”.

 

Las siguientes declaraciones fueron las de las hijas de Jose Lizardo Reynoso, testigos y sobrevivientes del secuestro de su padre ocurrido cuando ellas eran niñas. Reynoso era militante radical y estuvo detenido en la Comisaría 1° de Moreno. La menor de ellas, María del Valle Reynoso relata que estaban en su domicilio en Moreno, cuando alguien golpeó la puerta y la tiró abajo. “A mi papá se lo llevaron en un vehículo con las manos esposadas y algo similar a una bolsa en la cabeza, tengo esa imagen muy grabada. También se llevaron un baúl donde guardaba documentos”.

 Recién cuando su padre falleció se enteraron de lo que había vivido: “Fue un shock. Éramos grandes cuando supimos que él trabajaba en una sociedad de fomento y que hacía trabajos de ayuda barrial”, explica María del Valle. Fueron recomponiendo lo poco que saben de su historia a partir de los tíos y tías. María del Valle debió cuidar a su padre anciano y “fui testigo de las quemaduras y cicatrices de su cuerpo. Pero jamás hablé de eso con él. Fue mi tío quien nos contó de las torturas que había sufrido”. La hermana mayor, María Eva de Jesús Reynoso, relató durante su declaración: “Nos enteramos de su historia porque nos llamaron de una organización de Derechos Humanos. Yo hasta entonces pensaba mal de él, que no nos quería, y enterarme a los 40 años que en realidad nos estaba protegiendo de algo que no conocíamos de su historia, fue muy doloroso”.

 Ambas hermanas relataron lo protector que era su padre y el miedo que tenía de que algo les pasara. Estos relatos fueron los que quebraron a ambas testigos, que escasos de detalles vinculados a la detención ilegal de su padre, viraron rápidamente hacía las secuelas y las dificultades de ser sobrevivientes a pesar de no haber estado en un centro clandestino. “Tuvimos una niñez muy fea. Éramos una familia normal, podíamos correr y sonreír en nuestra propia casa, hasta que esta gente irrumpió y se llevó todo. Arrasaron con toda una vida” explicó María del Valle. Por su parte, María Eva, durante su declaración expresó: “Nos quitaron la infancia, nuestra casa, a la que nunca más volvimos y a mi papá, que si bien volvió, no fue igual. Queremos justicia porque nos robaron lo más precioso”.

 

La última declaración fue la de Carlos Alberto García Muñoz, uno de los cuatros ideólogos de la fuga de Mansión Seré, junto a Claudio Tamburrini, Guillermo Fernández y Daniel Russomano el 24 de marzo de 1978, en el segundo aniversario del golpe de Estado. La huida de los cuatro provocó que los militares incendiaran la casa y pusieran fin al accionar de ese centro clandestino, y que quienes estaban en cautiverio pudiesen legalizar su situación.

 La defensa se opuso a la incorporación por regla práctica de las declaraciones anteriores de García Muñoz, ante el juez Daniel Rafecas, que fueron ratificadas durante esta audiencia y sobre ellas aclaró: “En aquella ocasión viajamos desde España con Guillermo Fernández, estuvimos cuatro días declarando y viendo fotografías para reconocer personas”, en dichas imágenes logró asociar, sin certeza completa, su recuerdo de los represores de Mansión Seré con rasgos de las personas de las fotografías entre las que se encontraban José Juan Zyska y Juan Carlos Herrera. Sí logró identificar con completa seguridad a Daniel Alfredo Scali, el más violento de los represores y el responsable de la desaparición de dos compañeros de celda, Jorge Infantino y Eduardo “El Vasco” Alejandro Astiz. Infantino, había identificado a Scali, un conocido de la infancia e iba contarselo al resto de los detenidos, “por eso se los llevaron y nunca más los volvimos a ver”, a partir de eso, el resto de los detenidos recibió un ultimátum que fue el motivo último que desató la fuga y por ende el fin del centro clandestino, que García prefiere llamar “centros de concentración y exterminio”.

 El testigo volvió a relatar una vez más ante el tribunal, el momento de su secuestro y el período de detención que duró cinco meses y medio. “Fui secuestrado en mi domicilio en Capital Federal, golpearon la puerta y aunque dijeron que era la policía, entraron diez personas vestidas de civil con armas cortas y largas. A mi padre le dijeron que me llevaban para averiguación de antecedentes y que en 48 horas estaría libre. Me sacaron en plena avenida Santa Fé esposado. Luego me dijeron que intervino la seccional liberando la zona. Después de hora de viaje en vehículo, me bajaron y sentí en mis pies tierra y pasto. Me introducen en una casa por unas escaleras, supe que era Mansión Seré con el pasar del tiempo allí”, expresó García.

 Sobre sus días de cautiverio, relata las condiciones en las que vivían y las sesiones de torturas perpetradas por La Patota: “Cada vez que venían éramos apaleados y picaneados. No había condiciones de higiene, incluso alguna vez, nos pasaron un lampazo con acaroina porque decían que estábamos sucios y empiojados. Alguna guardia nos hacía quitar el vendaje y hacer tareas domésticas, en realidad nos humillaban, pero eso nos ayudó con la fuga”. Relató que por aquellos escasos momentos en que tenían visión, pudieron distinguir señales que indicaban la pertenencia a la Fuerza Aérea.