Ramiro Abrevaya y la canción que incomodó

Ramiro Abrevaya y la canción que incomodó

El tema «Pulsión de amor», dedicado a Abuelas de Plaza de Mayo , había sido seleccionado por los alumnos de una escuela para el acto por el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Pero la dirección del establecimiento lo consideró inapropiado y levantó la conmemoración. La comunidad de padres y madres logró revertir la decisión.

Ramiro Abrevaya es un músico y productor argentino, tiene tres álbumes, singles y colaboraciones con diferentes artistas. El miércoles 19 de marzo publicó un video en sus redes sociales donde contó que los alumnos de séptimo grado de una escuela de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires habían elegido su canción “Pulsión de Amor” para cantar durante el acto en conmemoración al 24 de marzo. Sin embargo, Ramiro hizo saber que desde la Dirección del colegio había bajado una directiva que alegaba que no les parecía apropiada la canción para el momento que estaba viviendo el país y que preferían que no se hiciera el acto. Esto provocó, no sólo la reacción de la comunidad de padres y madres del establecimiento si no, también, la de miles de personas que se solidarizaron con el cantante a través de las redes sociales.

A partir de la trascendencia de esta noticia, a Abrevaya le empezaron a llegar numerosos comentarios que detallaban situaciones similares en varias instituciones educativas del país. Escuelas donde los actos en conmemoración por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia estaban siendo suspendidos.

“Este gobierno habilitó a despolitizar los discursos de las escuelas, cosa que no existe. Ellos pretenden que los docentes sean meros comunicadores del programa educativo como si fueran un altoparlante”, comentó Ramiro en diálogo con ANCCOM. “El problema mayor es que tienen a los profesores agarrados de los huevos con sus sueldos, con sus trabajos -agregó-. Se está habilitando también a penalizar ciertas expresiones que se consideran politizadas, o te descuentan días de laburo si vas a una marcha. Esas son maneras de violencia económica”.

El artista cuenta que ha dialogado con padres y madres de niños en edad escolar que le comentan que estos hechos no les parecen mal ya que es bueno sacar la política fuera de las escuelas. No obstante, remarca “por suerte recibí mucho apoyo también, mucha conexión. Algunos hasta me conectaron con periodistas, se pusieron a difundir la canción. En la balanza esto es bueno pero hay que ver cómo sigue”, agregó Ramiro.

La historia tiene un final feliz, la comunidad de padres y madres se organizó, contactó con el colectivo que se creó frente a la problemática de la falta de vacantes en la Ciudad porteña, Vacantes para Todxs, e insistieron para que se haga el acto y se pudiera cantar la canción. Finalmente, después de muchos reclamos, el acto se llevará a cabo en la escuela del conflicto.

“Ahí hay una victoria. Pero siempre tuvimos en claro que lo importante no era eso. Lo importante es el atrevimiento de poder plantear que un acto tan histórico, importante y sensible no se haga. Porque es el principio de un cambio. Esa es la noticia que rompe con una tradición histórica”, explicó Ramiro.

La canción

«Pulsión de amor» es un tema que se lanzó oficialmente en 2019 y narra la historia de Ramiro Abrevaya, nacido en 1978. El contexto dictatorial dejó una marca profunda en su vida y en su percepción del mundo, vivió tres años en el exilio y tiene un medio hermano cuyo padre fue secuestrado y asesinado por la dictadura. Abrevaya comenta que estas experiencias moldearon su sensibilidad como persona y le permitieron construir vínculos cercanos con hijos, madres y abuelas de víctimas de la dictadura.

No obstante, al artista le parece importante remarcar que esta canción “es de todos, no es algo solo mío. No hay una bajada subjetiva, sino que hay una descripción de un panorama que había en ese momento. Así se dio una canción que yo quiero mucho y que tiene un ejercicio súperlindo, la idea siempre fue hacer una canción que sea esperanzadora, no oscura, violenta o rencorosa”, expresó Abrevaya recordando cuál fue el disparador que lo llevó a escribir y componer el tema.

Además, agrega, “la idea era no hablar solo de la dictadura, sino de la pulsión de vida que tiene el humano. Yo a la vez soy de una familia judía, mis abuelos se escaparon de Alemania en la Segunda Guerra. Creo que está entramado en mí esa cosa de supervivencia a hechos atroces. Mis viejos toda la vida me dijeron que la vida te tira de por sí a avanzar».

La repercusión

Ramiro fue invitado a tocar su música en varias oportunidades frente a Abuelas de Plaza de Mayo haciendo cantar incluso a Estela de Carlotto algunos versos de “Pulsión de amor”. Sin embargo, recuerda que recibió muchos mensajes de odio de personas comentándole que iban a dejar de seguirlo por hablar de esta temática y posicionarse. “La gente pretende que uno no se exprese”, comentó. Y agregó: “En una época tan atomizada, tan de nicho, a veces uno pretende llegar a un público más amplio y esto es un problema que me atraviesa cuando pienso cómo comunicar mi música o dónde llegar. Y te das cuenta que en verdad es, o no hablar, o profundizar y hacer tu nicho con la gente que vive en eso y entendiendo que eso no va a trascender a una popularidad gigante”.

Así es como Ramiro cuenta que sus canciones pueden servir de vía de escape para muchas personas que se sienten identificadas con ella. “El arte es el lenguaje que conozco desde que nací. Siempre creí que es el canal más lindo para llegar al corazón de la gente. Mis hermanos son militantes fuertes y tengo discusiones a veces sobre lo que opinamos. Ellos dicen que la manera de intervenir en la sociedad de una manera más drástica y directa es la política, no el arte. Y es válido, las políticas de Estado generan cambios reales y palpables en la sociedad. Pero yo creo que el arte cala en otro plano. Yo apuesto ahí y también a participar políticamente desde, por ejemplo, ir mañana a cantar con La Garganta Poderosa que es una una organización netamente política y social, esto también es una forma de hacer política”, concluye.

Su música, entonces, se vuelve un espacio para reflexionar y para quienes creen que recordar sigue siendo necesario. Canciones como «Pulsión de amor» provocan que la gente se anime a cuestionar, preguntar, incomodar y, sobre todo, no quedarse callados en actos de injusticia para mantener viva la memoria.

Antorchas que calientan los motores para la marcha del 24

Antorchas que calientan los motores para la marcha del 24

La comunidad de la Escuela Mariano Acosta realizó una caminata en homenaje a los desaparecidos del establecimiento, de la Facultad de Filosofía y Letras y a las madres que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz para buscar a sus hijos. También homenajearon a Pablo Grillo.

En el barrio de Balvanera hay una escuela del color del sol, un amarillo anaranjado que se mezclaba con los tonos saturados de la media tarde del jueves. Desde lo más alto, caían tres banderas hasta el suelo. Más bien parecían columnas que sostenían aquel edificio, con la fuerza de las palabras que portaban: Verdad, Memoria y Justicia. 

En la Escuela Normal N° 2 Mariano Acosta, la dictadura militar es una historia que se mantiene vibrante ante las amenazas del negacionismo. Sus 43 estudiantes detenidos y desaparecidos están en las aulas donde se cuentan sus historias, en los lápices que continúan escribiendo, en los niños que gritan “¡Presente!” cada vez que dicen sus nombres. Daniel, Rodolfo, Ricardo, Jorge, César, Julio, Roberto, Carlos, Claudio, escritos debajo de las fotos de sus pancartas repartidas entre las familias. Desde hace siete años que se organiza la Marcha de las Antorchas, días antes de los 24 de marzo. Las actividades de esta fecha no se quedan dentro del establecimiento. Como aclara Luz Ayuso, Coordinadora del Archivo Histórico de la escuela, el Acosta “tiene las puertas abiertas al barrio, quiere pensarse junto a su comunidad”. Con pancartas en mano, tambores en batucada y antorchas encendidas, la comunidad comenzó su recorrido, con varias paradas por delante. “Adonde vayan los iremos a buscar”, coreaba.

El camino fue diferente al de años anteriores. Un reclamo coyuntural exigió pausar en el Hospital Ramos Mejía; casualmente, a dos cuadras del punto de partida: el fotógrafo Pablo Grillo continúa internado con un estado delicado luego de haber sido herido en la represión del 12 de marzo. La escuela quiso expresar todo su apoyo a la familia y todo su rechazo al accionar represivo de las fuerzas de seguridad, con especial énfasis a Patricia Bullrich. Fabián, su padre, agradeció el amor con una conmovedora noticia: “Hoy me dijo: `Hola, viejo´”. Las familias, profesores y estudiantes estallaron en aplausos fuertes y esperanzados. 

A pocos metros de la avenida Independencia, la marcha y su batucada tuvieron que detenerse para recordar a los 602 compañeros desaparecidos de lo que antes fue la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; hoy sede de Psicología. 

Entre tantas personas y tantas historias, desde el Programa Universidad y Dictadura se creó la iniciativa “Vidas situadas”, una reconstrucción minuciosa de la geolocalización de los lugares que habitaron, especialmente sobre su paso por Filo. Desde la carrera universitaria que estudiaron y el título recibido, hasta los compañeros con los que compartieron aula, el proyecto busca vincular las vidas particulares de cada uno en relación con lo colectivo, como el proyecto de país por el que lucharon. 

Tan solo una cuadra más para alcanzar el fin de esta marcha. En la esquina de General Urquiza y Estados Unidos, la Iglesia de la Santa Cruz estaba casi cubierta por la oscuridad tempranera del otoño entrante. Las antorchas de la Memoria llegaban para darle luz al relato que consiguió justicia gracias a un niño de 12 años, hijo de Perla y Adolfo Mongo. Esteban fue testigo de la atroz escena de los secuestros de la Santa Cruz; lugar de encuentro para la angustia de algunas madres del barrio, de las que se gestaría una lucha imparable por la Verdad de sus hijos. 

En esta marcha también se sumaron los maestros y estudiantes de la Escuela Nº15 Jorge Luis Chinetti, que está a metros de la Iglesia. Es una escuela con más de cien años de existencia. La Chinetti busca expropiar el edificio, alquilado en esa locación desde 2006, por falta de inversión ante un grave estado de deterioro de la infraestructura. Con su reclamo en alto, la institución que antes portaba el nombre de un represor y lo cambió por uno de un profesor desaparecido, tomó la guitarra, el saxofón, la flauta traversa y el micrófono:  

Azucena Villaflor, Madre del amor

Dónde están los que faltan, dónde están.

Dónde están, quiero saber la verdad.

Flor de Azucena, ahí tendrán la primavera.

Tras los aplausos, comenzaron a sonar los tambores rugientes. De repente, en medio de la emoción, con una puntería calculada, una cascada de agua cayó del edificio de la esquina, empapando a varios de los percusionistas y bailarines. El tirador no se presentó ante su audiencia. Quizás quiso apagar el ruido, o, quizás, a las antorchas. Pero en esta comunidad, la arenga hace de la llama un incendio.

Los tambores redoblaron la apuesta y sonaron sin parar para seguir avivando el fuego, al canto de “Milei, basura, vos sos la dictadura”.

Los hinchas solidarios se defienden de los periodistas barrabravas

Los hinchas solidarios se defienden de los periodistas barrabravas

En complicidad con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, periodistas oficialistas intentaron estigmatizar a socios de clubes que trabajan por el bienestar común para justificar la represión estatal. ¿Quiénes son? ¿Qué hacen?

La ministra de Seguridad Patricia Bullrich en connivencia con los medios de comunicación La Nación+ y Clarín, difundieron una serie de fake news contra los integrantes de la Coordinadora de Derechos Humanos del fútbol para estigmatizar a los hinchas que se autoconvocaron a la marcha de jubilados el miércoles 12 de marzo y así asociarlos falsamente con “barrabravas”. Sergio «Cherco» Smietniansky, coordinador de Derechos Humanos del club de fútbol Banfield, desmiente a la ministra: «Lo que se movió en los clubes no fue eso. No fueron los millonarios, los empresarios, los que ganan guita vendiendo un jugador. Fueron la otra parte de los clubes. Entonces, como era un movimiento tan hermoso, tan solidario y tan genuino la única manera era demonizarlo”.

“Estaba en la Línea A del subte. Una persona totalmente desconocida, me dice ‘zurdito ahora te tenemos calado, te va a caber’. Ahí está lo peligroso”, relata Vignozzi.

Miente, miente que algo quedará

“No me había pasado nunca que sean tan puntuales; que nos pongan en un medio de comunicación que mucha gente lee, escucha o lo que sea, con nombre y apellido, exponiéndonos y encima mintiendo”, expresó en diálogo con ANCCOM Mariano Vignozzi fundador de la Coordinadora de Derechos Humanos del fútbol. Con una whipala cubriendo una parte de su pared y un cerámico con el pañuelo blanco de Abuelas de Plaza de Mayo, el hincha de Ferro continuó contando: “Estaba en la Línea A del subte. Una persona totalmente desconocida, un cuatro de copas, me dice ‘zurdito ahora te tenemos calado, te va a caber’. Ahí está lo peligroso”.

La fake news empezó con los dichos de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich tratando de asociar a los hinchas de fútbol que habían movilizado en conjunto con los jubilados con “barrabravas”. El informe de Clarín, retoma el relato oficialista y le suma sus condimentos: “camporistas” y “militantes”. El conductor de La Nación+, Luis Majul, retomó la noticia falsa de Clarín y la profundizó, aumentando la escala de engañados a los espectadores de la televisión. Los nombres, apellidos y las caras, fueron difundidos por el principal conglomerado de medios del país.

La falacia de tomar la parte por el todo se combina con la estigmatización contra quienes ejercen su derecho a la protesta en contra de los intereses del gobierno libertario. Hernán Aisenberg, integrante de la Coordinadora de Hinchas, en diálogo con ANCCOM, argumenta: “Democráticamente frente a cualquier tipo de reclamo legítimo del pueblo, el gobierno encuentra una estigmatización para poner del lado del mal”. En sintonía con lo expresado por Aisenberg, Smietniansky refiere a la operación mediática que busca desviar el foco de los reclamos de los jubilados: “Te corren el eje, los hinchas pasamos a ser barrabravas y el eje pasó a ser una marcha de barrabravas que nunca existió”.

Jubilados vitalicios

“Es un honor llegar a vitalicio en el club”, manifiesta Hernán Aisenberg. El vitalicio es aquella persona que después de aportar a la cuota de socio del club durante más de 20 años, se le garantiza el beneficio de no tener que seguir abonando para continuar siendo socio. Cómo en la jubilación, el compromiso y la dedicación aportados al club son valorados por la comunidad. Aunque a diferencia de las pensiones, se los recompensa con el reconocimiento y entradas gratuitas a la cancha, en vez de represión policial.

Ante la pregunta sobre cuáles fueron los motivos por los que decidieron sumarse a la marcha del miércoles en solidaridad con los jubilados, Vignozzi responde: “Ese jubilado es de Chacarita, pero también hay jubilados de Ferro. También hay jubilados de Banfield, también hay jubilados de Gimnasia, Estudiantes, de San Lorenzo, de Huracán, de todos los clubes. Además, estaba un Estado represor atrás”. Aisenberg suma que los jubilados son los protagonistas de esta lucha y que, por lo tanto, la solución es simple: si el gobierno en vez de reprimir cada miércoles, utilizara ese presupuesto para subir las jubilaciones a un monto razonable se terminaría el problema: “Denle a los jubilados lo que les corresponde y los hinchas volvemos a nuestros clubes”.

 

“Imaginate todo lo que llevamos de donaciones a Bahía Blanca y todo lo que podríamos haber llevado si en lugar de poner parte de nuestra energía en la calle la hubiésemos puesto para la inundación”, reflexiona Aisenberg.

Somos todos

La Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol agrupa a más de 40 clubes, entre ellos sus fundadores: Banfield, Lanús, Rosario Central, Defensores de Belgrano, Ferro, San Lorenzo y Argentinos Juniors. Entre sus actividades cotidianas realizan desde colectas hasta visitas a excentros clandestinos de detención de la última dictadura.

El domingo pasado, la Coordinadora convocó a Plaza de Mayo para preparar las actividades del 24 de marzo. Una bandera expresa “Fuerza Pablo”, trayendo a la memoria al fotoreportero Pablo Grillo, herido de gravedad por un gendarme que le disparó una granada de gas lacrimógeno en la cabeza durante la represión a la marcha de jubilados. Todavía está internado en el Hospital Ramos Mejía en estado crítico.

Cada uno con su camiseta, ya sea de Boca o River, Atlanta o Chacarita Juniors, Lanús o Banfield, Independiente o Racing, Vélez o Ferro, San Lorenzo o Huracán, participaron de una misma hinchada. El hincha de Banfield, Smietniansky, manifiesta: “Hinchas somos todos, incluso los asesinos que aprietan el gatillo. Lo que pasa es que unos queremos a nuestros clubes como lo que son, dedicados a la vida. Lo que diferencia a Argentina del resto, es que los clubes de fútbol echaron raíces en los barrios, tienen fines sociales. Además de los once pateando la pelota, hay gente que trabaja ahí por cultura, por género, por derechos humanos. Nosotros teníamos que ir a la marcha y la gente llegaba tarde porque estaba acopiando la ropa para mandar a Bahía Blanca”.

Ferro, aquel lugar donde se encuentra el ferrocarril oeste y llegaban las donaciones que después Eva Perón repartiría, hoy es un espacio donde se coordina una campaña por Bahía Blanca para juntar y trasladar donaciones a las personas afectadas por el temporal. Aisenberg reflexiona y lamenta las necesidades que provoca el Estado con su ausencia: “Imaginate todo lo que llevamos de donaciones a Bahía Blanca y todo lo que podríamos haber llevado si en lugar de poner parte de nuestra energía en la calle la hubiésemos puesto para Bahía Blanca”. Donde el Estado se retira, florecen relaciones solidarias entre los clubes de barrio que van más allá del color de la camiseta.

Toda la verdad que entra en un lápiz

Toda la verdad que entra en un lápiz

Mientras se desarrolla el juicio que investiga las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el centro clandestino Mansión Seré, se inauguró en el Museo de Morón una nueva edición de la muestra Dibujos Urgentes, de Eugenia Bekeris y Paula Doberti.

Cada dibujo se compone del retrato de quien testimonia, yuxtapuesto con oraciones sueltas, pequeñas frases o palabras a su alrededor, que intentan mostrar la complejidad de un relato  sobre el periodo, probablemente,  más oscuro de la vida de quien cuenta. Son retratos que componen ahora una muestra de aquel horror donde hilvanan lo escrito y lo visual en una pieza única y espontánea, atravesada por aquel espanto. Las paredes blancas están repletas de retratos de sobrevivientes de la última dictadura testimoniando en juicios de lesa humanidad y cada pared corresponde a un juicio diferente: Brigadas, Mega causa Esma, Campo de Mayo, Plan Cóndor, Apropiación de bebés y en la actualidad, la mega causa Mansión Seré IV y RIBA II, que enjuicia los crímenes perpetrados por la Fuerza Aérea, en la zona oeste de Buenos aires.

La muestra Dibujos Urgentes, elaborada por las artistas visuales Eugenia Bekeris y María Paula Doberti, que por estos días puede verse en el Museo de Morón, muestra un recorrido por los testimonios de sobrevivientes desde que abrió el juicio por los crímenes de lesa humanidad en la Mansión Seré, en agosto 2024, hasta llegar al presente. “Fue importante territorializar la exposición, teniendo en cuenta que Seré está en Morón”, expresó a ANCCOM Candela Kusznieryk, directora del museo. El proceso de curaduría incluyó el transporte de algunos objetos de la Mansión: en la muestra pueden verse, por caso, algunas baldosas de la planta alta, donde permanecieron detenidas las personas secuestradas.

El espacio dedicado a Mansión Seré tiene dos paredes donde se exponen decenas de retratos que comenzaron a realizarse en el inicio de este juicio. Un espacio dedicado a Beatriz Boglione, testigo de una de las jornadas más duras vividas en los tribunales; su retrato está bordeado por frases de su testimonio: “Veo una pared negra y supongo que detrás de eso hay un trauma”; “Me fui a vivir a Suecia”; “Esto no pasó”. Allí está el rescate de la voz de Sergio Gobulin: “Me confirmó Bergoglio que me buscaba la Fuerza Aérea”; “El desarraigo y empezar desde cero”. O el de Raúl Morello: “Me dicen que me van a matar, que elija dónde quiero el tiro”. También tienen un sitio Mariana Eva Pérez, Ana María Wenk, Carlos Rivarola, Aldo Amegueiras y Faustino Altamirano. Un retrato a través del tiempo y de las distintas sesiones de la causa que construyen un mapeo del desarrollo del juicio. “Dijimos ‘Esta vez lo vamos a dibujar’”, expresó Doberti, en dialogo con ANCCOM. “Hace mucho tiempo teníamos ganas de cubrir el juicio por los crímenes de Mansión Seré, su historia es tremenda. Muchas veces en otros juicios escuchábamos historias de embarazadas que habían estado en Seré y luego las llevaron a parir a la ex Esma”.

Una de las propuestas de la muestra fue recuperar en los dibujos aquellas frases que resuenen y escribirlas para que queden registradas en las paredes: “Nunca se supo que pasó con Eduardo”; “Digan dónde están”; “Parece que al no haber cuerpo no hay delito”. En la charla de inauguración la primera mención fue para Julio López, parte del contexto y la razón por la que iniciaron con su labor artística de dibujar los juicios. En 2010, tras su desaparición, hubo una directiva que prohibía el registro fotográfico y audiovisual de las sesiones: “La consecuencia fue la invisibilización de los juicios, nadie sabe que los juicios están ocurriendo”, fue el diagnóstico de aquel momento. En ese marco, la agrupación HIJOS tuvo la iniciativa de invitar a estudiantes y docentes a dibujarlos. “Al principio éramos un montón de dibujantes y nosotras tuvimos la misma idea: dibujar con grafito en tamaño pequeño, A4”, sostuvo Doberti. Ya con centenares de dibujos en sus manos, elaboraron un archivo con todos ellos y en 2020 publicaron el libro Dibujos Urgentes, testimoniar en juicios de lesa humanidad.

En ese mismo periodo, tras la pandemia, cuando comenzó a transmitir los juicios el medio comunitario La Retaguardia, empezaron a dibujar a través de las pantallas. Tenían la posibilidad de verlos, que les había sido quitada en el 2015: “Cuando asumió Macri, les permitieron a los genocidas no ir a los juicios. Ya no los pudimos dibujar. Iban sus representantes, abogados defensores”. Sin embargo, tras la pandemia, también encontraron estrategias para obstaculizar que su imagen se muestre: “Es muy particular cómo se esconden incluso de las cámaras”, sostuvo.

“Es importante que todos presencien, aunque sea una vez, una audiencia de juicios por lesa humanidad, es transformador. Se vuelve real al escuchar los testimonios –aseguró Bekeris–. Es un antes y un después. En los testimonios se cambia el tiempo verbal en la narración de quienes testimonian. Eso es recordar, volver a estar ahí”.

Un sobreviviente conocido con el apodo de Hormiga, alzó su mano y concordó con lo expresado, que declarar es volver a aquel lugar, pero subrayó que aun así una convicción sigue tajante pulsando en su interior: “Todas las veces que sea necesario vamos a volver a declarar por la memoria, la verdad y la justicia”.

“Fuimos construyendo nuestro modo de abordar mientras íbamos dibujando”, reflexionó Doberti, acerca de su mecánica de trabajo artístico. Ambas han tomado la determinación de no ilustrar lo que cuentan, sino de dibujar el momento en que están testimoniando: “Nos parecía que lo mejor era escribir algunas partes del testimonio que nos causaban escalofrío, otras veces miedo y ternura”.

Tal es el caso de una testigo que contó que ella guardaba el dinero en una alcancía con forma de chanchito, que pertenecía a su hermano a quien se lo llevó la dictadura: “También se llevaron su alcancía. Nosotras no dibujamos una alcancía con forma de chanchito. Dibujamos a una persona que va contando cómo se llevaron a su hermano y anotamos que hasta se llevaron su alcancía”, señaló y agregó: “No sabemos cómo era esa alcancía. Para esa persona tiene una forma muy particular y no queremos inventarla”. Por ello, expresó su decisión conjunta acerca de que los dibujos tenían que quedar como habían sido hechos durante el testimonio, incluso si alguno quedaba sin terminar: “Para darle un carácter más de veracidad entre nuestro hacer y la posibilidad de cada persona a expresarse”, analizó Doberti. Relató que muchas veces realizan dos o tres dibujos de la misma persona en las diferentes etapas de su testimonio: “La dibujamos cuando recuerda el momento en que se la llevaron, a un compañero desaparecido o piensa en cuando era chica. Las expresiones de nostalgia o de tristeza y alegría, al recordar un reencuentro”.

Bekeris, en diálogo con ANCCOM, expresó: “Hace tiempo que trabajo en la temática de los derechos humanos y la memoria desde el arte, vinculado a mi historia familiar. Nuestro trabajo es testimonial y me pareció una tarea imprescindible. Le devolvió el sentido al dibujo”. A la vez, recalcó la importancia de conocer a su compañera de proyecto, Doberti, y del trabajo en equipo “para dar a conocer todo aquello que nosotras escuchamos y pudimos atrapar en el dibujo”. Entre ambas intentan acercar el testimonio de las víctimas de una forma más amable: “No hacemos difusión de la crueldad de los genocidas, no revictimizamos a las víctimas, no contamos la tortura que escuchamos”. Un pacto ético entre ellas, reflexionaron, en el marco de un debate social acerca de cómo abordar el relato de la tortura y el abuso explícito. De la misma forma, ahondaron acerca de la necesidad de saber hasta dónde se llegó con la crueldad de la dictadura militar, a riesgo de que aquel terror se vuelva ajeno.

 Doberti hizo hincapié en el rol de la lucha feminista en los últimos años que ha posibilitado que cada vez más mujeres que se animen a declarar sobre las vejaciones sufridas en periodos de cautiverio: “Hoy existen figuras separadas, la de la tortura, y la violación. Antes no era así: a partir de la lucha se empezaron a discernir”. En la misma línea, recordaron relatos de mujeres que las estremecieron. Bekeris puntualizó en el caso de una testimoniante que declaró desde España y había sido víctima de abuso sexual, que había sostenido una mesura en sus palabras durante toda su declaración, pero al preguntarle a que le tenía miedo, ella respondió: “Temo volverme loca y no poder salir de ahí”. Ambas dibujantes recuerdan cada testimonio desde su particularidad y memorizan cada uno de ellos. Relataron el caso de un grupo de mujeres uruguayas que conocieron su muestra de dibujos en su inauguración en el Museo de la Memoria de Montevideo; ellas habían sufrido un episodio concentracionario y de abuso y no tenían la posibilidad de vivir la instancia de un juicio como en Argentina, entonces pidieron ser retratadas. “El dibujo nos inscribe” sostuvo Doberti, quien vivió un momento muy especial con una de ellas: “Me contó de su violación, que no le había contado a nadie. Al día siguiente me la cruzo en la marcha del 8M, con un cartel que decía ‘Yo fui violada’. Quería que lo supiera su pueblo. Pero solo pudo hacerlo cuando tuvo la oportunidad de contarlo por primera vez”. Allí ambas tomaron dimensión de la importancia de su labor, vieron en su tarea una necesidad urgente: “La presencia de una escucha. No nos importa cómo sean sus dibujos, me importa que estén ahí”, les dijeron una vez.

Al canto de “30 mil compañeros desaparecidos presentes. Ahora y siempre. Hasta la victoria siempre”, se dio por finalizada la inauguración de la exposición.

 

*La muestra estará abierta al público de martes a jueves de 10 a 17, y los viernes de 10 a 19 en el Museo Histórico de Morón, Casullo 59.

 

La inteligencia colectiva identificó al autor del disparo contra Pablo Grillo

La inteligencia colectiva identificó al autor del disparo contra Pablo Grillo

 

A través del aporte colectivo de fotografías y filmaciones se pudo visualizar el momento en que el cabo primero de Gendarmería dispara el cartucho que impacta en la cabeza del fotógrafo.

En una conferencia de prensa conjunta la organización civil Mapa de la Policía, el CELS, ARGRA, FATPREN y SIPREBA, identificaron al autor del disparo que impactó en la cabeza de Pablo Grillo: se trata del cabo primero de Gendarmería, de apellido Guerrero, número de legajo 103208, perteneciente a la unidad móvil número 6 de la Sección de Empleo Inmediato (SEI). Continúan las averiguaciones por su nombre de pila, pero la sobreabundante información recolectada de manera colectiva gracias a la iniciativa de estas organizaciones permitirá concretar una denuncia contra el accionar represivo de las fuerzas de seguridad, contra Guerrero, sus superiores y la implicación y encubrimiento de la ministra de Seguridad como responsable mayor del operativo, defendido con falacias fácilmente refutables con las evidencias ya reunidas. “Seguimos pidiendo la renuncia de Patricia Bullrich”, dijo Sebastián Vricella, director de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina. 

Gracias al informe realizado por peritos científicos con la recolección de material audiovisual de reporteros gráficos, medios de comunicación, y el aporte de los ciudadanos que participaron de la marcha el pasado miércoles 12 de marzo, se logró reconstruir minuciosamente el momento del disparo que impactó en Pablo Grillo; tanto el trayecto y la ubicación del disparo como al tirador que lanza el proyectil.

“Seguimos pidiendo la renuncia de Patricia Bullrich”, subrayaron en la conferencia de prensa.

Guerrero, el presunto autor material del hecho, portaba un uniforme y accesorios diferentes a los demás miembros de la fuerza, como su traje color caqui, gafas polarizadas, máscara antigases que cubría toda su cara, un par de morrales porta municiones, que resultaron útiles para su identificación en el material. En esta línea, Mario Santucho, director de la Revista Crisis, remarcó lo significativo que resulta el envío de la totalidad del archivo registrado: “Quiero hablarles a los reporteros gráficos sobre la importancia que tiene que manden sus registros al mail registrocolectivo2024@gmail.com cada vez que van a una marcha y cada vez que hay este tipo de conflictos; y no solo las fotos donde se ve el palazo en la cabeza o el momento de represión, sino todo lo que se ve en ese momento. Ahora, con las cámaras digitales, se pueden hacer muchas fotos y solo una va a los diarios. Nosotros no necesitamos la que va a los diarios, necesitamos todas. Como ustedes vieron, hubo un video en el que pudimos ver de dónde sale el proyectil y, después, en conjunto con todas las imágenes de ese momento, aunque fueran 15 minutos antes o después, logramos identificar a la persona en una de ellas haciendo zoom a la insignia. Todas las fotos son importantes porque nos permiten armar la arquitectura forense del hecho. Así como es fundamental seguir en la calle, no verse apabullado por la prepotencia y la crueldad del gobierno, es fundamental organizarnos para construir esta inteligencia colectiva que logra producir verdad, y que logra desarmar la mentira del encubrimiento que intentó la ministra y el gobierno durante estos días”.

En sus últimas declaraciones, Patricia Bullrich solo ratificó su defensa al operativo represivo: en un intento de instalar una versión totalmente contraria a lo que se puede observar en las imágenes, la ministra afirmó que no abrirá sumarios contra los efectivos policiales y respaldó al gendarme que que hirió gravemente a Grillo, porque “tiró como dicen los manuales”, es decir, a 45 grados hacia arriba. 

El informe elaborado por la organización civil Mapa de la Policía recolectó una considerable cantidad de evidencias del accionar sistemático de las fuerzas donde se las observa disparar al nivel del cuerpo de los manifestantes, como es el caso del cabo Guerrero. 

A pesar de todas las contradicciones discursivas, la ministra tuvo el apoyo directo del presidente Javier Milei en su discurso de la Expoagro en San Nicolás, evadiendo cínicamente el estado de Pablo: “Los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos, queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros, esos son los malos y esos son los que tienen que ir presos y los vamos a meter presos. Vamos a defender a la república porque no es que vienen contra mí, vienen por ustedes; yo solo estoy en el medio”.

Litvachky adviertió que, según declaraciones tanto de operadores como de funcionarios del propio gobierno, la SIDE entrará en el tablero en la marcha del próximo miércoles.

Ante las preocupaciones por la seguridad de los miércoles que vendrán, Paula Litvachky, del Centro de Estudios Legales y Sociales, adelantó que, junto a aRGra, SiPreBA y las demás organizaciones de derechos humanos que mantienen la denuncia de la inconstitucionalidad del protocolo antipiquete, presentaron un pedido cautelar para proteger la convocatoria que viene. Afortunadamente, el juez que recibió la solicitud le dio la razón a los querellantes: el próximo miércoles estará en la manifestación para realizar una observación presencial del operativo, considerando que las imágenes registradas muestran que, efectivamente, hubo una actuación policial contraria a los principios que garantizan el derecho a la protesta y dan mucha verosimilitud a quienes piden la cautelar. Sin embargo, surge una preocupación: Litvachky advierte que, según declaraciones oficiales tanto de operadores y hasta funcionarios del propio gobierno, la SIDE entrará en el tablero.

Las páginas de la memoria

Las páginas de la memoria

Miles de personas recorrieron la primera Feria del Libro de Derechos Humanos que este fin de semana se realizó en el predio de la Ex-Esma. Talleres, actividades culturales y debates para pensar la nueva coyuntura. Entre otros textos se presentó «Tu nombre no es tu nombre», donde Federico Bianchini cuenta la historia de Claudia Poblete.

La tarde transcurre entre libros y arte, talleres y juegos de mesa, muestras, debates, presentaciones y lecturas compartidas; entre recuerdos y memorias, reflexiones, testimonios, encuentros y reencuentros en la primera Feria del Libro de Derechos Humanos del Espacio Memoria (Ex-Esma). Personas de todas las edades, solas o acompañadas por amigos, familias, parejas, recorren el espacio, no solo llevándose libros, fanzines, stickers, pines, ilustraciones, sino también intercambios con autores, que reciben a los curiosos con una sonrisa, compartiendo recomendaciones, experiencias, y muchas veces, hasta las historias e ideas detrás de sus trabajos. En el fondo, algunos dejan registros de su paso en una pizarra que contiene carteles que reflejan qué es lo que “nunca más” (violencia, odio, persecución por pensar diferente, represión, fascismos), y “más que nunca” (empatía, construcción comunitaria y popular, solidaridad, defender nuestros derechos) se debe recordar o no olvidar.

Niños y niñas corren de un lado al otro, ansiosos por descubrir cada rincón del lugar, que se encuentra atravesando dificultades por el desfinanciamiento del Gobierno nacional a las políticas de memoria, verdad y justicia. Pero esta iniciativa deja olvidar a todos por un momento las dificultades y demuestra la potencia del trabajo colectivo. Los más pequeños se maravillan con los juegos de mesa y se entretienen hasta que otra cosa llama su atención. Algunos se unen a los más grandes y deciden que también quieren estampar frases con sellos y colores: abrir, encontrarse, memoria, verdad, justicia, son algunas de las palabras que eligen escribir.

Afuera, la gente disfruta del buen clima en los espacios verdes, algunos compartiendo una merienda en las mesas, otros regados en el pasto en lecturas colectivas, entre mates y galletitas que van de mano en mano. El olor a la comida cocinada en las parrillas impregna el aire y el sonido de la música en vivo resuena a medida que uno se va acercando a la feria que tiene lugar al aire libre. Algunos adolescentes agrupados escuchan sentados, otros aplauden al son de la música, parados cerca del pequeño escenario que recibe bandas.

“Quiero que cuando alguien habla de una Feria del Libro de Derechos Humanos, que toda la sociedad argentina venga y apoye, aunque no compre nada, que venga a pasear, que mire, que debata, que se suma a las mesas de discusión, que tome la palabra, que opine, que cuestione, que discuta. Creo que es un lugar para pensar. Así que estoy muy contento con lo que hay, me gustaría que venga muchísima más gente”, confiesa Adrián Dubinsky, productor general de la Feria.

La actividad se realizó el viernes 14 y el sábado 15 de marzo, con entrada libre y gratuita, en el marco del Mes de la Memoria. “Es la primera vez que se hace acá. Esta idea la trajo Mónica Hasenberg, fotógrafa que viene registrando a las Madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos desde la década del 70. Hace cuatro años me vino a proponer hacer esta feria, pero en el Parque de la Estación, algo muchísimo más modesto. Y después me convocaron Gabriela Alegre y Julián Athos Caggiano para esta actividad (del Ente público Espacio para la Memoria). La idea principalmente era, en un momento de mucha tensión, donde hay algunos que se preguntan qué son los derechos humanos, o para qué sirven, o de dónde salieron, o los ponen en cuestión, iniciar un debate, no desde un foro de derechos humanos, sino pensar los derechos humanos desde la literatura, desde el arte. Cualquier libro que agarrás de esta feria, sea de literatura, de poesía, ensayo, ciencia ficción,  policial o, de terror, podés extraer un párrafo y pensar los derechos humanos que nos constituyen como un sujeto”, cuenta Dubinsky que se emociona cuando mira las personas caminando por los stands: “Hay comunidad nuevamente”, subraya.

 

Es imposible no advertir el colorido pañuelo conformado por personas en miniatura al entrar a la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo. Media hora antes, niños y niñas acompañados por sus familias se reunían a ayudar al artista Andrés Riva a formar las siluetas de papel que formarían la figura, con el objetivo de armar una multitud que sostenga nuestras memorias, derechos y luchas. “El equipo de difusión de Abuelas de Plaza de Mayo me invitó a colaborar con la campaña La Memoria en marcha se multiplica y surgió la idea de usar estas siluetas de papel que son, que evocan o convocan recuerdos primarios, del orden de la niñez, de otro tipo de ternura. Algo que parece individual después se multiplica, y si haces algunas cosas técnicas muy simples, como que los pies toquen el piso o se estén tocando entre sí, después los podés parar. Y resulta que al ponerlos a todos juntos, parecen que son una multitud y se arma como una marcha llena de colores, de formas distintas, de imágenes distintas, y trabajar eso con niños acá es súper importante”, explica Riva, que espera que sea una actividad que se pueda replicar y retomar en escuelas y en los hogares.

“Sin relato, la memoria se diluye”

Minutos después, el auditorio de la Casa por la Identidad recibe la llegada de Federico Bianchini, escritor de Tu nombre no es tu nombre: Historia de una identidad robada en la dictadura argentina, acompañado de Claudia Poblete Hlaczik, protagonista del libro; de Fernando Krapp, cineasta, periodista y escritor, y de Constanza Brunet, editora, periodista, y directora de Marea Editorial. La mesa funcionó como una especie de entrevista pública de Fernando y Constanza a la nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo y al escritor.

En el año 2000, un juez citó a Claudia Poblete Hlaczik, hasta ese entonces Mercedes Landa, para afirmar que quienes creía eran sus padres no lo eran, que su nombre no era su nombre, su fecha de nacimiento estaba equivocada, y que sus verdaderos padres habían sido torturados y desaparecidos en 1978, durante la última dictadura argentina. El libro sumerge a sus lectores en el complejo y emotivo camino recorrido de Claudia para restituir su identidad. Recupera la historia de vida de los padres, dos jóvenes militantes de izquierda peronista, recopilando los relatos de la última noche que fueron vistos antes de ser secuestrados, a través de testimonios de personas que los vieron en el Olimpo, centro clandestino al que fueron llevados y vistos por última vez.

El libro narra la búsqueda de la familia Poblete por dar con Claudia, el deseo del encuentro en fragmentos de entrevistas que forman parte del Archivo Biográfico Familiar construido por Abuelas de Plaza de Mayo; la infancia de Claudia, el momento en el que se entera de su verdad, el proceso mental y emocional que atraviesa al enterarse, y el camino que hace a su libertad y la restitución de su identidad. El libro es un registro de gran valor a cuarenta años de la vuelta de la democracia en la Argentina: “La dictadura no solo sigue presente en la memoria, sino también en algunos cuerpos”, reflexiona Bianchini en su novela. 

El proyecto surgió a partir de la propuesta de la participación de Bianchini en un podcast chileno llamado Relato Nacional, pero pronto el escritor se dio cuenta de que no es un gran aficionado al formato, y que le interesaba contar específicamente la historia de Claudia, pero sobretodo de entender qué es lo que ella había sentido. “Cuando le hablé a Claudia de la posibilidad de hacer un libro, porque me interesaba más contarlo de forma extensa, su respuesta fue que no podía prohibirme hacer un libro”, cuenta el autor mirando a Claudia en complicidad. “Tenía que ver con ella, pero tenía mucho que ver conmigo también. Yo creo que cuando uno elige un tema para escribir durante, como en este caso, un periodo cronológico de muchos años, muy fragmentado, tiene que ser algo que realmente te interesa contar. Lo que uno también le interesa como persona”, agrega.

Claudia rememora el encuentro a su manera: “La primera reacción fue: ´yo te doy lo que te puedo dar de mi testimonio, de mi historia, y vos con eso hacé lo que puedas´. Es un poco lo que yo digo, de que no te puedo prohibir que lo hagas. La verdad es que, después cuando uno ve los resultados, lo valora y te das cuenta de lo importante que es que exista, porque más allá de lo personal, que es muy fuerte, yo me doy cuenta de la fuerza que tiene mi testimonio. Entonces, tener la posibilidad de dejarlo plasmado, así con tanto respeto, con ese cuidado, y poder participar del proceso, es algo muy importante”.

Claudia confiesa que cada proyecto no sólo la involucra afectivamente sino que la excede: “Uno sabe que abre la puerta a que otros también tengan que  poner su cuerpo y su voz para eso. Es una responsabilidad. Pero no deja de ser súpervalioso. Uno siempre tiene la esperanza de que llegue, no solo para una persona que pueda tener dudas, sino también para que el que sepa algo pueda animar a acercar la información o a invitar a esas personas a que se acerquen”, afirma Poblete Hlaczik.

El libro de Federico Bianchini utiliza no solo los recuerdos y la memoria de la protagonista sino de los amigos, familiares, jueces que formaron y forman parte de su historia, inmortalizandolos en este libro. “Sin relato, la memoria se diluye”, afirma.

“La verdad es que, como siempre, todas las actividades que se hacen acá son súpermovilizadoras y hoy ver en la feria tanta gente participando, familias compartiendo en este espacio y dándole vida, es para mí lo que le da sentido a todo esto. Y poder ser parte de esto, con un libro que cuenta mi historia y que le da difusión a la búsqueda de Abuelas y a lo que significa, que es algo que siempre es importante para uno, es parte de la tarea diaria que realizamos. Marzo es el mes en el que conmemoramos el inicio del golpe de Estado del 76. Van pasando muchos años y es una forma de tratar de llegar y de mantener el mensaje”, reflexiona Poblete Hlzczik, en diálogo con ANCCOM, al finalizar la presentación.  “Todavía sigue habiendo gente que acompaña, comprometida con esta lucha y a la que le importa que la memoria siga viva y que está dispuesta a la transmisión. A pesar de todas las cosas horribles que están pasando, hay un germen ahí de algo que estamos tratando de cuidar y que espero que en algún momento, podamos volvernos a encontrar, y mirarnos a las caras para reconstruir todo esto que se está destruyendo ahora, digamos, que vamos a estar todos para hacer eso cuanto antes”, concluye.

“Es la primera vez que el libro se presenta acá en Argentina. Salió en octubre de 2023 en España y lo estuve presentando por allá, y poder presentarlo acá, con Claudia, es algo muy interesante”, dice Bianchini. Y recuerda: “En España, el libro va por la tercera edición, tuvo mucha difusión. Juan José Millás,  un escritor español, le dio mucho impulso en un programa que es muy escuchado en la radio, y eso hizo que me llegaran muchos comentarios de gente que quizás ni había escuchado esta historia y sabía muy poco de Abuelas de Plaza de Mayo”.  Y concluye: “El hecho de presentarlo hoy con Claudia ya era algo que estaba bueno. Sobre todo porque, por lo general, cuando uno presenta un libro, se suele hablar mucho más el texto; pero el hecho que estuviera la protagonista también hacía que hubiera otro tipo de preguntas que tenían que ver con la forma en la que ella no sólo había recibido el libro, sino cómo había procesado todo esto y su historia, que a fin de cuentas me parece que es lo importante en este caso”.