Secos

Secos

¿Cómo se vive en una localidad con 42 grados y sin agua. Crónica de la crisis hídrica en Tartagal.

Son las 6 de la tarde y hace 42 grados. No hay agua en Tartagal, Salta. El agua potable no está al alcance de la canilla desde mediados de noviembre. Más de 50 días.

Para llegar a Tartagal hay que hacer 5 horas de ruta desde Salta capital, 355 kilómetros al noreste de la provincia. La verdulería de San Martín y Gorriti vende el mango a 200 pesos el kilo, a la sombra de un árbol de mango repleto de mangos; los que caen en la vereda se barren. La tropicalidad de Tartagal nunca tuvo un verano tan seco.

23 camiones cisterna distribuyen agua para cerca de 125.000 habitantes. También camionetas con tinacos, tanques de agua de 1100 litros. Se reúnen en puntos en la periferia de la ciudad alrededor de un camión de bomberos para cargar y distribuir, cargar y distribuir. En el centro, solo en el centro, se proveen bidones de agua mineral. El agua de red, cuando hay, no es apta para el consumo humano.

“La gente antes no se levantaba porque solo le faltaba el agua a la gente de la orilla, los del centro tenían. Hoy la crisis no tiene sectores, es todo Tartagal. Y no solo Tartagal, Aguaray, Salvador Maza, Cornejo, Mosconi, Embarcación”, le dice Edith Martearena, que forma parte del Comité de Emergencia Hídrica y es integrante de la Radio Indigena, a ANCCOM.

La sequía que atraviesa la región dejó sin agua al Dique Itiyuro, que abastece la red de General Mosconi, Aguaray y Tartagal. A mediados de noviembre de 2022, en los días del tropiezo mundialista con Arabia Saudita, el norte salteño empezó a atravesar una crisis hídrica que, a pesar de algunas lluvias, sigue sin tener soluciones.

Esta situación excepcional destapó una histórica deuda en infraestructura que todos los años deja sin agua a un porcentaje enorme de la población, sin sequía mediante. Y es que para quienes habitan los barrios periféricos de la ciudad de Tartagal, muchos de los cuales son comunidades originarias, esta crisis hídrica no es una novedad. Su reclamo es el mismo año tras año: igualar las condiciones de acceso al servicio.

“Después de un corte de ruta tremendo, en el que casi me judicializan por, me trajeron un tinaco. Hace 20 días lo trajeron”, cuenta Nancy López, cacique del pueblo Wichi Weenhayek, a ANCCOM.  

Nancy López vive en el paraje Ahajuk (mistol), cuatro kilómetros al este de la ciudad de Tartagal, por la ruta provincial 86. El tanque de agua de 1.100 litros que le llevaron 20 días atrás es para 21 familias, más de 70 personas. La provisión le dura entre 3 y 4 días y la recarga puede tardar hasta una semana.  

“Ha habido cortes de ruta en donde se mezclaban los pedidos, por un lado agua y por otro los tinacos. Se niegan a tener un esquema de abastecimiento comunitario, normalmente piden cada uno un tinaco para su domicilio”, le dice Uluncha Saravia, director del Ente Regulador de Servicios Públicos, a ANCCOM.

Sobre la ruta 86, que comienza en el centro de Tartagal y se extiende hacia el nordeste hasta el Río Itiyuro, viven más de 12 comunidades originarias que tienen que lidiar con los históricos conflictos por la tierra y el constante ataque a su identidad, pero también con las dificultades alimentarias y la falta de agua, este año agravada por la crisis que somete a toda la región.

«Los mataron para tapar mafiosos»

«Los mataron para tapar mafiosos»

“En cumplimiento del deber: Iron Mountain, el incendio” se estrenará el próximo 9 de febrero en el cine Gaumont. La película muestra la historia oculta detrás del fuego, vinculado al lavado de dinero, paraísos fiscales y una red de corrupción que permanece sin condena, con pruebas y documentos inéditos.

El próximo 9 de febrero se presentará en Argentina el documental ”En cumplimiento del deber: Iron Mountain, el incendio”, en el cine Gaumont. Una coproducción de INCAA y la Universidad Nacional de Quilmes, sobre los sucesos del 5 de febrero del 2014, en el siniestro del depósito de la firma Iron Mountain en Barracas, donde se produjo un derrumbe que terminó con la vida de  siete bomberos y dos miembros de defensa civil. El film devela la historia oculta detrás del fuego, relacionado al lavado de dinero a escala global y una red de corrupción que permanece sin condena, con pruebas y documentos nunca antes mostrados.

Dirigida por Jorge Gaggero, la película dura 68 minutos  y cuenta con la voz de la actriz Cecilia Roth en la narración de los hechos. El proyecto retoma lo sucedido y da a conocer el testimonio en la voz propia de familiares de víctimas del incendio. Fue producido por el diputado nacional del Frente de Todos (FdT) Eduardo Valdés y la investigación estuvo a cargo de su hijo, el legislador porteño del FdT Juan Manuel Valdés, el periodista de El Destape Ari Lijalad y su colega especializado en economía Pablo Waisberg. En diálogo con ANCCOM,  Gaggero señala “Fuimos con cámara en mano a acompañar los peritajes desde el 2016 y comenzamos con el trabajo de investigación”. En el documental se pueden observar tomas aéreas del incendio brindadas por C5N, material de archivo de Telefé y de la Policía Federal. La hipótesis de que el fuego se originó accidentalmente fue confrontada rápidamente por los primeros indicios y testimonios de los sobrevivientes. El historial de Iron Mountain confirma que ya había sufrido siniestros en Estados Unidos, Inglaterra, Canadá e Italia: en cinco de esos casos fue demostrada su intencionalidad. Veintinueve empresas investigadas por lavado de dinero guardaban sus archivos bancarios en el depósito siniestrado, entre ellas, la misma Iron Mountain. Las primeras pericias confirmaron que el fuego había sido intencional. Mientras que la empresa, beneficiada con una excepción impositiva, no contaba con la habilitación adecuada y los expedientes permanecen desaparecidos. 

En cumplimiento del deber, se presentó de forma internacional en la sección Latinoamérica en Perspectiva del 43º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana que tuvo lugar del 1 al 11 de diciembre del 2022 y contó con la presencia del director y del productor. La película fue seleccionada entre más de dos mil y la función estuvo acompañada por bomberos de la ciudad de La Habana. En el circuito internacional se prevé recorrer los distintos países de Latinoamérica para la exposición de una historia que merece ser difundida. Jorge Gaggero comenta que fue un espacio importante para hacer llegar la película y también para conocer otras historias de bomberos caídos. Además, el director señala que la proyección tuvo un clima emotivo y una buena recepción, dado que coincidió con un hecho desafortunado en el último tiempo, donde un rayo hizo explotar un destacamento de los bomberos de Cuba. 

En este sentido, destaca que la película busca “ser un instrumento para contar una historia, ponerse al servicio de esto, para generar memoria. El documental recorre la lucha de los familiares de las víctimas y el pedido de justicia, donde se enfrentan a intereses muy fuertes, y pregunta: ¿Quiénes están detrás de esto? ¿Quiénes quieren ocultar esta información?” Además, remarca la importancia de la reflexión en relación al contexto político actual: “Es un momento, también, para reflexionar sobre lo que queremos como país y como sociedad”.

“¿Qué escondían esas cajas siniestradas? ¿Qué responsabilidades tuvieron en el hecho el poder político y qué relaciones tenía con las empresas involucradas?”, son las preguntas que resuenan en El cumplimiento del deber. La actriz, Cecilia Roth subraya: 

“Esto afectó de manera irremediable y definitiva a mucha gente. Y está bueno que con el documental afecte a más. Es la única manera que tenemos posible de que la justicia tenga más miradas encima. Para generar memoria y que esto no vuelva a pasar”; y, agrega: “Es muy fuerte, la profundidad con la que está contado, los datos precisos que desconocía la relación con otros Iron Mountains en el mundo. El gran hecho de todos estos incendios y lo que supone para todos nosotros, que haya pasado lo que pasó. El trabajo con los familiares, llevaba a un relato emocional”. Por su parte, el director destacó especialmente el fuerte compromiso de la actriz en todo momento para la difusión de la obra y la historia en sí.  

Como se indicó, la compañía dedicada al almacenamiento de archivos bancarios de grandes empresas y corporaciones, ya había sufrido siniestros en donde fue demostrada su intencionalidad.  En el caso de Argentina, las primeras pericias confirmaron que el fuego había sido intencional. En diálogo con ANCCOM, Liliana Barricola, hermana de Pedro Barricola, uno de los rescatistas fallecidos afirma que: “Era muy sospechoso que en tan poco tiempo cobrara tanta magnitud el incendio, por eso se descubre la intencionalidad del hecho, donde se estima que se colocaron focos ígneos, justo un día antes de que la UIF (Unidad de Información Financiera) se acercara a realizar una inspección por lavado de dinero. Nosotros fuimos un mes después de lo sucedido y todavía salía humo”.

Pedro Barricola era rescatista de Defensa Civil, asistió a los bomberos en los incendios. Liliana explica: “En la primera línea de fuego están los bomberos y los rescatistas están atrás asistiendo, ayudando, sacando heridos, pero no como pasó en ese momento, que estaban todos en la primera línea de fuego. Ellos pensaban que había gente adentro y buscaban salvar vidas. Nadie les dijo que eran sólo papeles de empresas que estaban fundiendo el país, que no había personas adentro. Algunos vecinos nos dijeron que la alarma de incendio sonó seis veces, algunos cuatro y que la apagaban. Quiénes llamaron a los bomberos fueron los mismos vecinos. Actualmente, el cuidador del depósito está prófugo, pero nadie lo busca, porque no les interesa”.

En este sentido, Barricola señaló la importancia de la película y la presencia en el festival  más reconocido en el ámbito latinoamericano: “El festival abre un panorama muy grande, nuestra historia va a llegar a distintos lugares. En Barracas se hizo como un altar en homenaje a los bomberos y rescatistas asesinados, donde se dejaron las cosas quedaron del incendio. Ocho años después se realizó la presentación de la película como preestreno en la calle, en la esquina donde ocurrió. Esa misma semana, lo volvieron a incendiar el espacio, el tronco que quedaba lo prendieron fuego, y se llevaron cosas”.

En relación a la causa judicial, Liliana comenta que tuvo algún movimiento en febrero de 2020, cuando los papás de Maximiliano Martinez, uno de los bomberos fallecidos, lograron reabrir la causa y remarca el pedido de justicia. “Porque esto no nos pasó solo a nosotras, o a once familias más –enfatiza–. Porque después de los chicos asesinados, se suicidaron dos miembros del grupo de bomberos sobrevivientes, ya que tampoco tuvieron ningún tipo de contención psicológica. Esto no fue solo un incendio. Los mataron para tapar mafiosos, el lavado de dinero y todas las grandes empresas que fugaban guita, que perjudicaron económicamente a todo el país. Necesitamos justicia, memoria activa y que esto se siga, que la causa no quede en el olvido. Recorrimos los medios, pero hay muchos que nos cerraron las puertas”.

Todos los años el 5 de febrero se realiza en el lugar del hecho, Quinquela y Jovellanos, un homenaje a las víctimas. Los vecinos del barrio y familiares se reúnen para recordar a los bomberos y los miembros de Defensa Civil. Tanto Cecilia Roth como el equipo de producción coinciden en que los vecinos han sido muy solidarios para mantener el lugar, el santuario: “Lo vivimos el día de la proyección en el lugar de la película en el barrio, los vecinos venían con sillas porque ya no había más lugar, salían y ofrecían cosas. También muchos vecinos se acercaron después de ver la película y nos dijeron “la verdad no sabíamos todo esto”. Vino todo el barrio, nosotros nos sentamos en el cordón de la vereda, fue muy emocionante”. 

El próximo 9 de febrero, acompañando a las víctimas en su búsqueda de justicia,  se presentará en ”En cumplimiento del deber: Iron Mountain, el incendio”, en el cine Gaumont a las 20 hs. y permanecerá en cartelera en los espacios INCAA de todo el país. A partir de marzo se encontrará disponible en la plataforma de Cine. AR. Una película para recuperar la memoria de los caídos.

En busca del equilibrio poblacional de perros y gatos

En busca del equilibrio poblacional de perros y gatos

Unos cinco millones de animales viven en la calle en la Argentina, 500 mil de ellos en el AMBA. Asociaciones de voluntarios rescatan todos los días a perros, gatos y caballos para luego ponerlos en adopción y encontrarles una familia. ¿Qué políticas implementa el Estado?

La raíz del problema es cultural y educacional. La castración temprana no es una práctica cotidiana. Recién en los últimos años, algunos municipios han implementado programas específicos. En zonas rurales, no sólo se siguen utilizando perros para arrear ganado o caballos como animales de carga, sino que también los dejan deambular solos y, así, pueden generar crías que nacen en la calle. Se estima que unos cinco millones de animales domésticos viven las calles del país, 500 mil de ellos en el AMBA.

En septiembre de 2008, en la provincia de Buenos Aires se promulgó la ley N° 13.879 que prohíbe el sacrificio de perros y gatos y tiene como objetivo que municipios y comunas puedan alcanzar el equilibrio de población de perros y gatos, es decir, que la cantidad de animales sea igual a la de familias que los puedan acoger y lograr este propósito sin matanzas. La norma establece que la castración se debe proporcionar de manera gratuita. 

Existen leyes similares en otras provincias. En Santa Fe, en 2014 se sancionó la N° 13.383, que creó la Dirección de Sanidad y Equilibrio Poblacional de Fauna Urbana. En Chubut, la N° 655 con el mismo fin. En 2019, el diputado nacional Mario Arce (UCR) presentó un proyecto al respecto en el Congreso que nunca se llegó a debatir y fue archivado.

Aunque algunos municipios son vanguardia y lograron el equilibrio, otros ni siquiera tienen departamentos de zoonosis. Almirante Brown es uno de los modelos a seguir. Allí, la ONG Red de Políticas Públicas desarrolló el Programa para el Control Ético de la Fauna Urbana –gestado en el partido y replicado en varias ciudades argentinas– y en 2021 llevó a cabo 32.171 castraciones gratuitas. En otros lugares, mientras tanto, todavía se brindan pocos turnos.

Hay personas que comienzan a trabajar en esto por mano propia, armando sus propios proyectos de rescate y adopción de mascotas. Un ejemplo es Rescatando Huellitas. Su fundadora, Brenda Hernández, empezó ayudando a perros y gatos de su localidad, Villa Fiorito, y en barrios de emergencia cercanos como Villa Acuba, en Lanús.

Con el tiempo se sumaron más voluntarios y hoy llegan a 90, entre quienes se ofrecen como casas de tránsito, traslado, rescatistas y donantes. Casi todos los animales necesitan asistencia médica ya sea por moquillo, infecciones, tumores o fracturas y lastimaduras debido a accidentes vehiculares. Es común que la gente del barrio se comunique con estas organizaciones buscando una salvación para los animales solos en la calle.

Sobre los turnos de castración municipales, Hernández afirma: “En zona sur, donde rescatamos, hay mucha ausencia y si organizan castraciones desde el Municipio son pocos turnos semanales. Somos las organizaciones y refugios quienes realizamos nuestras propias jornadas de castración para animales comunitarios y familias humildes. Si bien en zona norte y Capital Federal es más fácil conseguir turnos, aún no llegan a la cantidad requerida ni tampoco la educación que se necesita hacia los tutores”.

Para adoptar mascotas de su refugio, Rescatando Huellitas pide llenar un formulario, subir fotos de la casa para ver si el perro tendría espacio para correr según su tamaño y que sea un lugar cerrado donde sea seguro que no vaya a escaparse. Finalmente, se debe firmar un contrato donde se acepta la castración obligatoria del animal si es que es cachorro y ellos aún no pudieron hacerlo. Después se hace un seguimiento a través de WhatsApp, durante seis meses, donde deben mandarse fotos de la mascota, de las vacunas dadas y de la muestra de castración realizada.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires permite sacar turnos de castración a través de su página web. Si bien se terminan rápidamente, una vez liberados, se anuncian los siguientes días y horarios disponibles en la página de Facebook “Mascotas de la Ciudad”, donde también se informan las jornadas de adopción en diferentes parques.

Los refugios y organizaciones de voluntarios, cuando pueden, también organizan jornadas de castración y adopción. “El Estado debería proveer concientización para así educar más a las personas acerca del tema y de la responsabilidad que eso amerita –dice una de sus referentes–. En muchas ocasiones, la gente vive en departamentos urbanos y decide comprar a criaderos en vez de adoptar, porque al ser perros que no tienen una raza concreta, no puede saberse bien de qué tamaño será la mascota”.

Actualmente existen unos dos mil criaderos registrados en el país, pero se estima que no hay menos de uno por municipio, lo que elevaría la cifra de los clandestinos. En estos suele repetirse el mismo escenario: animales hacinados, falta de higiene, y condiciones físicas y nutricionales deplorables. Algunos logran ser desmantelados gracias a las denuncias por maltrato animal de vecinos o asociaciones protectoras. Los precios de los perros grandes van de los 80 mil hasta los 350 mil pesos, dependiendo del criadero, y los chiquitos de 60 mil a 250 mil pesos.

La Ciudad de Buenos Aires es la única jurisdicción del país donde la actividad está expresamente prohibida por la ordenanza Nº 41.831/87, que prohíbe los criaderos y solo admite la comercialización de animales domésticos en lugares habilitados, como veterinarias y centros de mascotas, con certificado médico y en presencia del profesional. En el resto de la Argentina, aún no hay reglamentaciones claras.

Según Brenda Hernández, “sin demanda no hay negocio”. “Es decir, si la gente sigue comprando en criaderos, está favoreciendo la explotación animal, hembras con las mamas hinchadas, con tumores, que tienen que parir celo tras celo para que la gente pueda hacer dinero con sus cachorros. No hay buenos criaderos. Que estén en un country con espacio para correr no significa que no sea malo, porque sigue siendo explotación animal para rédito económico. Hay miles de animales esperando un hogar, ¿por qué seguir trayendo camadas al mundo cuando ya hay tantos abandonados?”, se pregunta.

No se trata de un simple capricho. Está comprobado que los animales tienen emociones. Sofía Mezzina es psicóloga y dedicó su tesis de licenciatura al tema. “Hay que pensar muy bien y a largo plazo antes de traer al hogar a un animal, pensar que se trata de un ser sintiente. Informarnos de lo que conlleva mantenerlo antes de tomar la decisión que sería para toda su vida”.

Y agrega: “Con los mamíferos como perros, gatos o caballos, que usualmente son mascotas, compartimos un área del cerebro llamada ‘amiga’, que es el centro de nuestras emociones. Esta nos permite sentir las seis emociones básicas: alegría, miedo, enojo, tristeza, asco y sorpresa. Nosotros podemos identificarlas en ellos y ellos en nosotros cuando las experimentamos, por lo que nos une una empatía emocional”.

El refugio Rotitos de alma rescata y pone en adopción animales. Cuenta con un terreno en el partido bonaerense de Moreno de casi una manzana completa. Allí muchos andan sueltos y solo los enfermos están separados del resto en caniles. Los que están lastimados o discapacitados tienen sectores donde solo hay arena para pisar más suavemente.

La organización rescata alrededor de 20 animales por semana, entre perros, gatos, caballos y hasta gallinas. Si alguno tiene moquillo, compañeros de otros refugios prestan un lugar para mantenerlos aislados hasta que estén saludables. Una de las voluntarias, Marcela Cristaldo, cuenta que “es necesaria la castración para equilibrar la población animal, pero además hay que generar herramientas y concientizar. Muchas personas de la provincia también dejan a sus perros solos, no es solo educar sobre la castración sino sobre las grandes cantidades de animales viviendo en la calle, ahí necesita haber una presencia estatal”.

A Cristaldo, quien comenzó como voluntaria porque siempre tuvo mucha afinidad con los animales, le produce “una gran satisfacción y alegría cuando un perro rescatado finalmente tiene una familia”. Tiene dos perras, una fue rescatada de un criadero. “Es muy miedosa –afirma– y claramente lo es por las secuelas de haber vivido dos años encerrada en una jaula”. Sobre los criaderos, señala: “Conocí a alguien que tenía uno y poseía alrededor de 80 perros en jaulas. Los sacaba solamente una vez por día. Viven como ganado, el que cría perros los ve como objetos que generan ganancias. Las hembras la pasan muy mal y las maltratan físicamente pariendo crías tan seguido”.

En su refugio, hace poco tiempo perdieron a uno de sus perros rescatados, Otis. Tenía cáncer, había sido operado por un tumor en sus genitales hacía un año y durante un tiempo prolongado hizo quimioterapia. Fue adoptado, pero lo devolvieron porque su tumor volvió. Medicado, cuidado, murió mientras dormía, y el dolor por su partida todavía persiste en el refugio.

El trabajo de rescatistas va sembrando conciencia en distintos puntos del país. En julio último, el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, firmó un convenio para la creación de hogares de tránsito y adopción de animales en los municipios de Iglesia, Calingasta, Caucete y Zonda. “Se estima que en San Juan puede haber alrededor de 200 mil perros, algunos domésticos y otros en situación de calle”, sostuvo el mandatario durante el acto. En la ciudad de Córdoba, el Comité de Protección Animal realiza talleres de sensibilización y concientización en escuelas. En Jujuy, se aprobó la ley provincial N° 6.293 que declara «a los animales no humanos (ANH) como ‘seres sintientes’”. Aún falta mucho en materia de políticas públicas, sin embargo, las acciones se siguen multiplicando gracias al impulso de las comunidades.

Estudiantes de una escuela técnica restauraron un avión de la Guerra de Malvinas

Estudiantes de una escuela técnica restauraron un avión de la Guerra de Malvinas

Catorce alumnos de una escuela de Quilmes pusieron en valor un nave Aero Commander 500 como parte de su proyecto curricular para su tecnicatura en Aeronáutica.

Los alumnos del último año de la Escuela de Educación Secundaria N° 7 “Taller Regional Quilmes” ex IMPA, que depende de la Fuerza Aérea, reconstruyeron la nave Aero Commander 500, utilizada en el conflicto bélico de 1982.

Parecía una contienda imposible, pero no lo fue. No al menos para los catorce estudiantes abocados a la tarea de reconstrucción del Aero Commander 500, que formó parte del proyecto curricular del último año de estudios de la tecnicatura aeronáutica y que quedará en esta escuela, que se encuentra próxima al Rio de La Plata, en la ribera quilmeña, como material didáctico para nuevos trabajos en la institución.

El avión, que en el pasado garantizaba las tareas de apoyo para el desempeño de otras aeronaves en la guerra, hoy brilla con un fondo blanco y su trompa celeste con líneas del mismo color que rodean toda la nave, emulando la bandera nacional. Su nombre “55 héroes” homenajea a los caídos de la fuerza durante el combate. La matrícula de la Fuerza Aérea Argentina y la marca del territorio de las Islas Malvinas complementan esta renovación que no olvida la historia pasada.

Lucas Ibarrola, recientemente egresado de la escuela, fue uno de los impulsores para que este trabajo formase parte de las prácticas de profesionalización aprobado por las autoridades del ex IMPA. Destacó que todo estos detalles de la fachada le “dan personalidad” a la nueva versión que, según el joven, hoy está en condiciones de volar pero no lo hace por cuestiones legales. “Decidimos trabajar en este proyecto porque el avión estaba lastimadísimo, le faltaba mucho cariño”, se sinceró Lucas.

Se trata de un avión bimotor a pistón, que fue comprado por nuestro país en 1968, durante la gestión del dictador Juan Carlos Onganía y que, hasta su aterrizaje de emergencia por una falla de mecánica en su tren de aterrizaje y su posterior inactividad, era el más longevo en vuelo que tenía la Fuerza Aérea. El arma donó el avión tras su en 2018 y fue iniciativa de los estudiantes, con apoyo de los profesores y del resto de la comunidad educativa, los que hicieron posible el sueño de restaurarlo.

Aunque el colegio tenía otros dos aviones similares, el desafío era darle vida nuevamente al que había llegado en peores condiciones. “El avión no vino ni para un museo, vino para tirarse. Y nosotros lo dejamos no para un museo, sino para una flota aérea”, afirmó Lucas, orgulloso, que recuerda que sus dos profesores a cargo —Luis Frontini y Leonardo Calienni— los alertaban que no iban a llegar a terminar el trabajo en los plazos estipulados. Sus tutores calificaron la labor como “más que efectiva” y destacaron que el grupo funcionó de una forma “compacta” para alcanzar semejante resultado.

Lucas indicó que tanto él como sus compañeros ignoraban lo que este avión había hecho durante la guerra de Malvinas hasta que se toparon con la posibilidad de hacer la restauración. Pero cuando se enteraron, “se volvieron locos”. “Siempre se le da el foco a los aviones de combate. El Aero Commander 500 le daba la posibilidad a los otros a que lleguen allí. Llevaba personas y carga para que los otros aviones pudieran combatir. Este (señalando la nave), no llegó a Malvinas pero sí proporcionó muchas tareas desde nuestro territorio: garantizando las misiones de enlace, llevando pilotos de combate, haciendo evacuaciones aeromédicas. Todo esto es un poco desconocido en general”, planteó.

La camada de séptimo año que ahora egresó de la escuela trabajó mucho para fabricar casi desde cero la estructura del avión. Los encargados de trabajar en la estructura debían reparar la panza del avión y todos los golpes que mostraba, lijarlo completamente y, luego, pintarlo. “Tenía 17 capas de pintura abajo. Lijamos a pulmón por casi cuatro meses”, afirmó entre risas, y admitiendo que debieron pedir refuerzos con chicos más jóvenes de otros cursos para completar la tarea. “El avión va a quedar acá para ellos”, expresó Lucas, que quiere seguir su carrera en la Fuerza Aérea.

Además del grupo de estructura, se armaron dos equipos más para el renacimiento del Aero Commander: uno que debían poner el sistema de luces que harían que funcionase el de lubricación y el hidráulico; y, otro responsable de poner los dos motores de la nave en funcionamiento.

El proyecto atrajo la atención de varias empresas. Algunas de ellas aportaron pintura y hasta cursos para aprender técnicas. “Nosotros no sabíamos pintar porque la materia la perdimos cuando fue la pandemia”. Trabajaron con máquinas de compresión, también donadas: “En un día, con una sola pasada, pudimos terminar de pintarlo”, destacó. Otras entidades aportaron lubricantes y accesorios para limpiar los tapizados y las uniones eléctricas. Además, fueron donadas abundantes litros de combustible que permitieron que ambos motores funcioncen. “El papá de un compañero de quinto de Aeronáutica nos donó todo el plotteado”, completó Lucas, mientras contemplaba el resultado final.

Los jóvenes no solo se ganaron la admiración de sus pares en el ámbito de las escuelas técnicas del país, sino también la algarabía de excombatientes en la Guerra de Malvinas.

“Muchos chicos están motivados por este tema. Cuando se aborda y se trabaja al respecto, surge el interés”, observó Jorge Pablo Juárez, director del ex IMPA, que, además de trascender por el proyecto de restauración del Aero Commander fue reconocida por la iniciativa de otro grupo de alumnos que diseñó un sistema anti propagación para la extracción de petróleo por derrames en el mar.

“Empezaron a aparecer todos los mecánicos, pilotos y técnicos del avión. Desde todos los puntos del país llegaban sus mensajes preguntando por los avances, y cuando se ponía en marcha. Vino un vecino mío durante la presentación, que combatió en Malvinas con un (Douglas Skyhawk) A-4, y que, años después, voló este mismo avión. Se emocionó muchísimo. También vino a verlo el abuelo de un compañero de segundo año que lo arreglaba y lo volaba. Nos dijo que nosotros le habíamos cambiado la vida”, resaltó Lucas, con una enorme sonrisa.

“Nosotros hicimos todo lo posible para que el avión sea algo que quede en la escuela como un recuerdo eterno de que las islas son nuestras”, concluyó Lucas. El resultado quedó a la vista.

Estafa a la ilusión

Estafa a la ilusión

La reventa de entradas para ver a artistas nacionales e internacionales trae de la mano estafas, algunas masivas, cuyos perpetradores se aprovechan del fanatismo y la ingenuidad de sus víctimas.

En octubre de 2022, Daddy Yankee se presentó en el estadio de Vélez Sársfield como cierre de una gira que comenzó en los Estados Unidos y continuó en América latina, Chile, Perú y Colombia incluidos, con el anuncio de que se trataba, además, de su despedida de la música.

Organizados por la productora del reguetonero Lauria Entertainment, todos los shows tuvieron problemas en lo referido a la venta de las entradas. Y los errores y demoras de las plataformas de las empresas distribuidoras fueron aprovechados por los revendedores, que en el caso de Argentina compraron boletos a 6 mil pesos y, unos días antes del show, las ofrecían a 40 mil. No sólo eso: se produjeron una gran cantidad de estafas a través de Facebook, revendiendo la misma entrada a diferentes personas.

A nivel nacional, la distribuidora Entrada Uno había cerrado un acuerdo para comercializar la preventa de entradas exclusivamente a clientes de Lemon Card, una tarjeta prepaga que permite comprar y vender criptomonedas, aparte de las funciones habituales como enviar y recibir dinero que tienen las billeteras virtuales.

“Dos días antes de que empiece la venta de entradas, vi en las redes sociales que iba a comenzar la preventa con Lemon Card, ni mis amigas ni yo teníamos esa tarjeta, le preguntamos a todo el mundo y nadie la conocía”, cuenta Brenda Cabrera, una fan de Daddy Yankee.

La preventa logró su cometido y ese mismo día agotó todas las entradas disponibles para clientes de Lemon Card. Al día siguiente, la productora informó que a las 12 comenzaría la venta para todo el público, pero dos horas antes del horario pactado, los fans lograron entrar a la plataforma y hacer una prefila para conseguir sus boletos.

Usuarios que ingresaron a las 12, tal cual lo pautado, llegaron a tener 300.000 personas delante de ellos, pero la capacidad máxima del estadio de Vélez es de 49.540. La última vuelta se agotó en tres horas, dejando a la gente con gusto a poco. “Estaba en el puesto 4.140, pasaron dos horas y seguía estando en el mismo lugar”, se queja Cabrera. Tras el reclamo de los fans argentinos, Lauria Entertainment comunicó que habría una nueva fecha.

Esta vez, recomendaban ingresar con una hora de anticipación para asegurarse el lugar, pero el resultado fue peor. La plataforma no soportó el tráfico de personas navegando en simultáneo, y durante varios minutos permaneció con demoras en el servicio y errores que hacían que los usuarios perdieran su lugar en la fila.

“Cuando los servidores no pueden ejecutar la tarea de tener disponible la página web cuando el usuario lo solicita, se genera un error en el servidor. Esto puede ser por una actualización en la base de datos que ocasiona que se tenga que reiniciar y no puedan acceder en ese momento”, explica el especialista en Seguridad Informática Michel Carlos Ahumada.

La segunda fecha se agotó en unos 30 minutos. Horas más tarde, en Mercado Libre, empezaron a aparecer publicadas entradas con precios de hasta el cuádruple de lo que se vendían originalmente, descolocando a los fans que no sabían si esas entradas eran originales o no.

Esto pese a que Mercado Libre, en sus políticas, establece que se prohíbe la reventa de entradas para cualquier tipo de espectáculo. Sólo están habilitadas las tiendas oficiales de los eventos y, según asegura la plataforma, los anuncios de reventa ilegal serán dados de baja.

También hubo estafas a través de Facebook. Daniela Valdez vive en la provincia de Chubut y compró una entrada a un revendedor que la ofrecía en un grupo llamado “Entradas Daddy Yankee”.

Las entradas eran digitales, esto quiere decir que, una vez realizada la compra, era enviada por Entrada Uno vía correo electrónico. Consistía en un número de ticket, los datos del comprador y un código QR.

Ahumada indica que “el código QR tiene información encriptada y hasta que no sea escaneado en el concierto, las personas no van a saber si fue utilizado o no: puede suceder que el código sea falso o que sea válido, pero que haya sido utilizado por otra persona que ingresó antes”.

Valdez, alertada sobre los cuidados que debía tener para comprar una entrada por un canal no oficial, le pidió al revendedor una captura de pantalla en la que se mostrara el movimiento en homebanking. El revendedor accedió y, luego, le pidió que le transfiriera 30 mil pesos a su cuenta de Ualá –una app móvil de gestión financiera–, con la promesa de que inmediatamente, cuando él recibiera el dinero, le enviaría por correo el boleto, cosa que hizo.

“Lo sigo a Daddy desde que soy chiquita, la última vez lo fui a ver con mi mamá en 2009. No podía perderme su despedida. Apenas recibí la entrada, le envié un mail a mi jefe para decirle que necesitaba tomarme un día para viajar a Buenos Aires, después de que me confirmó, pagué mi vuelo y mi estadía en un hotel de Palermo”, relata.

Cuando llegó a Buenos Aires, el día del recital, dejó sus pertenencias en el hotel y se dirigió al estadio de Vélez. Al llegar vio muchas chicas vestidas de dorado, como ella, ya que era el dress code. “Para nosotras, que somos parte del fan club oficial de Daddy Yankee en Buenos Aires, nos parece súper importante hacer un fan action que consiste en vestirnos de un color específico para darle la bienvenida a Daddy y que su visita a Argentina sea inolvidable. En esta fecha, el fandom decidió que sea todo dorado”, recuerda Romina Osorno.

La emoción de Valdez duró poco. Apenas se acercó a las puertas del estadio, abrió su correo, hizo la fila para el campo general, escaneó la entrada y el molinete encendió una luz roja. “No podés pasar, esa entrada ya está usada”, le dijo el personal de prevención del lugar.

Daniela pidió reiteradas veces que lo verifiquen y en todos los molinetes la respuesta era la misma, su entrada había sido utilizada por otra persona. Cuando buscó la conversación de Facebook con su revendedor, descubrió que la cuenta ya no existía y había caído en una estafa.

Según el último reporte de la Dirección Nacional de Ciberseguridad, en 2021 se registró un aumento de incidentes informáticos del 261%. A su vez, el informe presentado por el Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (Ocedic), revela cifras impactantes: en Argentina hay en promedio 4.800 fraudes mensuales en sus distintas modalidades (estafas en WhatsApp, phishing, usurpación de identidad y «cuento del tío 2.0»).

Hugo M., revendedor de entradas de recitales masivos, cuenta su experiencia con las plataformas de comercialización: “Yo vendo entradas y pido que me paguen en efectivo, casi nunca uso Mercado Libre porque me cobran comisión y, a veces, me bajan las publicaciones”.

Una práctica usual de los revendedores en Mercado Libre es evadir el control de la plataforma a través de falsos títulos que, una vez adentro de la publicaciones, ofrecen los bienes o servicios que está prohibido comercializar.

Un mes más tarde, otro rapero puertorriqueño, Bad Bunny, también realizó una doble presentación en Vélez y volvieron a aparecer las estafas. Belén Vázquez, una fan del artista, fue una de las perjudicadas. El revendedor llegó a mostrarle una foto de su DNI para darle mayor seguridad y confianza. “Después de enterarme que la entrada ya había sido usada, en la boletería me dijeron que fueron como 10 personas con la misma foto de documento”, se lamenta Belén.

Estafas como las que sufrieron Daniela y Belén también ocurrieron en Perú. Una joven de 18 años, Pamela Cabanillas, vendió siete mil entradas falsas de Daddy Yankee –se estima que llegó a comercializar una sola entrada 377 veces–, y el día previo al concierto se fugó a España. 

“Soy una persona que le gustan mucho las zapatillas, vestirse bien, comprarse ropa cara, salir a comer a lugares caros, tomar buenos tragos, soy de esas personas”, declaró luego, y agregó: “Lamentablemente no van a poder recuperar su dinero porque ya me lo he gastado”. La policía peruana señaló que la joven podría recibir 15 años de prisión, en caso de que se la encontrara culpable de los delitos que la Fiscalía aún está investigando.

En Argentina, las estafas virtuales están contempladas por el artículo 172 del Código Penal: “Será reprimido con prisión de un mes a seis años el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”.

Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación recomiendan informarse sobre la reputación de la tienda o el sitio antes de realizar una compra en línea. La experiencia de otro usuario puede servir y mucho. A su vez solicitan que cualquiera puede denunciar este tipo de estafas en comisarías, fiscalías o a través de la línea 137.

¿No culpes al rugby?

¿No culpes al rugby?

El juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa vuelve a poner al rugby en el ojo de la tormenta. ¿Es todavía un deporte elitista como en sus inicios? ¿Fomenta la violencia? ¿Por qué no pasa con otros deportes?

 El rugby es un deporte de larga historia en nuestro país. El primer partido se jugó en 1873 en el Buenos Aires Cricket Club y 26 años después se fundó la River Plate Rugby Championship, antecesora de la Unión Argentina de Rugby (UAR), y organizadora de la liga local. Según datos de la UAR, el rugby argentino tiene hoy 574 clubes divididos en 25 uniones. Hay más de 100.000 jugadores fichados y 1.693 referís. En las mujeres, el número es mucho más bajo: 4.500 jugadoras.

Como se ve, el rugby tiene una larga tradición en nuestro país y no han sido extraños los casos en que se los asoció con la violencia, el elitismo y el machismo. El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa volvió a instalar el debate alrededor de un deporte que practicaban algunos de los ocho acusados. La pregunta insistente entre propios y ajenos es: ¿qué pasa en el rugby?

Es que el asesinato de Báez Sosa no es un hecho aislado: en los ulltimos años se han registrado muchos ataques y golpizas protagonizados por rugbiers. La muerte ocurrida en Villa Gesell renovó el interés de la prensa que volvió a prestar atención a algo que, en realidad, es recurrente y adquire diversas formas: los tuits racistas y xenófobos de Los Pumas Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Nocino, lo demuestran. Los tres fueron sancionados y pidieron disculpas pero sus “chistes” hablan de qué resulta gracioso para jugadores que son mirados con admiración por sus pares. También tuvo repercusión la experiencia vivida por Julian Princic, productor de TyC Sports.

Sin caer en generalizaciones, la reiteración de estos sucesos invita a pensar si existe o no una relación entre la violencia y el rugby o en por qué estas situaciones no se dan tanto en otras disciplinas deportivas.

Violencia y rugby

“La violencia apunta a una descarga agresiva, sin ningún filtro, con tintes de reírse, maltratar y humillar al otro”, explica Elvecia Trigo, psicóloga y miembro de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (AEAPG). Ante la consulta de si el rugby es o no un deporte violento, la especialista responde: “Puede ocurrir que la persona que juega al rugby sea violenta previamente y elija al deporte para canalizar sin límites su propia violencia. Pero los deportes no son destructivos, todo lo contrario”.

A diferencia de muchas voces del rugby que prefieren barrer bajo la alfombra estos temas, el ex capitán de Los Pumas, Agustín Pichot, pateó el tablero hace un año durante una entrevista que le hicieron en Infobae: “El gran problema que hemos tenido como deporte es no haber diferenciado lo bueno y lo malo. Haber naturalizado la violencia”.

“A mí me mordió la cola una persona de 130kg que tiene una mandíbula diferente, parece un dogo”, confesó Pichot. “No me pude sentar por cuatro días y eso es cero gracioso, pero se naturalizó”. Los bautismos se realizan cuando un jugador debuta en el primer equipo. Son un rito de iniciación que por lo general suponen un carácter violento. Van desde cortes de pelo, violencia física o ser humillado frente a los demás. Este tipo de tradiciones son históricas en el mundo del rugby, pero en los últimos años, su frecuencia y carácter violento han ido disminuyendo.

El periodista y escritor, Daniel Dionisi, coincide y celebra las declaraciones de Pichot. Según él, el rugby aún tiene muchas cosas por corregir, como los bautismos, el consumo de alcohol o las salidas en manada: “En el rugby existe el hábito del golpe. El jugador está más acostumbrado a sufrirlo que en otros deportes. Desde chico jugás golpeándote. Además, tienen un físico más desarrollado en cuanto a la fuerza que otros deportistas. En muchos partidos sucede que un jugador le pega una piña a otro y al rato están como si nada. O en reuniones sociales, donde de la nada se agarran a piñas y después comparten una cerveza. Algunos rugbiers no entienden que el resto de la sociedad no está acostumbrada a este tipo de situaciones”.

Rugby de clases

“Buena parte de la sociedad ve a los jugadores de rugby como personas violentas y prepotentes. Mucha gente cree que el rugby es un deporte elitista, de chetos, pero eso cambió hace décadas”, asegura Christian Gomez Scher, periodista y ex rugbier.

Si bien hoy en día es un deporte más popularizado, aún persisten componentes elitistas, clasistas y discriminatorios en el rugby argentino. El hecho de que se practique en todo el país, inclusive en las áreas más carenciadas del conurbano, suele utilizarse como argumento para catalogarlo como un deporte “popular”. Para Dionisi esta simplificación puede ser una trampa: “Si vos sos jugador de un club en González Catán y por el hecho de jugar ahí te sentís superior a los pibes que viven en la villa de enfrente, está funcionando un elemento elitista igual que si el club quedará en San Isidro. Entonces no solo se trata de llevar el rugby a todos lados, sino que además hay que eliminar esa soberbia”.

¿Pasa lo mismo en otros países? En Inglaterra, el rugby fue históricamente de los “college”. Existía allí un componente elitista y clasista que fue copiado por el rugby argentino en sus inicios. En cambio, en Francia siempre se caracterizó por ser un deporte de los sectores populares, al igual que en Gales, donde lo jugaban los mineros. “En los primeros enfrentamientos con Francia, en los años 40’, cuando el rugby sí era un deporte elitista en nuestro país, los jugadores argentinos se sorprendían de jugar ante un carnicero, un barrendero o un obrero”, cuenta Dionisi.

En Nueva Zelanda, país más ganador de la Copa Mundial y del Rugby Championship, es el deporte nacional. Sin embargo, esto no ha impedido que numerosos jugadores estuvieran involucrados en casos de violencia fuera de las canchas, en algunos casos contra las mujeres.

En Sudáfrica, donde incluso antes de que se introdujera la legislación del apartheid en 1948, su selección nacional era integrada sólo por jugadores blancos. Los “Springboks” fueron un símbolo de la división racial dentro del país. La situación comenzó a modificarse paulatinamente gracias a las transformaciones llevadas a cabo por Mandela a partir de 1994. Aún así, solo siete jugadores negros fueron convocados para disputar el mundial de 2015 pese a que forman el 84% de los jugadores sudafricanos menores de 18 años, según el diario Marca.

En estos países no aparece con frecuencia la asociación entre rugby y violencia, al menos fuera del campo de juego.

 

El machismo y racismos presentes

Otro de las variables que afectan al rugby es el machismo. A diferencia del resto del mundo, donde se está fomentando el rugby femenino, los clubes más tradicionales de nuestro país mantienen muchos prejuicios machistas. Para el sociólogo y ex-rugbier Jorge Elbaum: “Una gran parte de los chicos están educados en una impronta donde se autoriza una forma de machismo y lógica patriarcal que lleva a una violencia física totalmente injustificada. Hay una combinación entre el machismo y la violencia dentro del rugby”.

Elbaum señala a las instituciones y al Estado como los responsables de modificar esta situación, exigiendo a los clubes que estén más en contacto con la educación formativa del deporte: “Tiene que haber una política de concientización acerca de lo que significa portar un cuerpo con la capacidad de lastimar. Hay que explicarles desde chicos que no pueden levantarle la mano a nadie, ni dentro ni fuera de la cancha. La UAR, la URBA y los clubes están en falta con lo formativo”.

“Estamos ante un problema social grave, cuya estructura básica tiene dos componentes: un problema de género y otro de clase. En nuestro país, el problema de clase tiene un subproducto que es el racismo. El asesinato de Báez Sosa es la expresión de todas estas problemáticas”, agrega.

Con el objetivo de erradicar la violencia y resolver cualquier tipo de conflictividades del rugby en Argentina, a mediados de 2020 la UAR implementó el programa “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”. Siguiendo la misma línea, la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) creó la comisión de formación integral y mejora del comportamiento (FIMCO), que realiza diversas actividades y talleres. Sera cuestión de tiempo saber si estos programas logran modificar la formación de los chicos en este deporte.

No cabe duda de que todas estas cuestiones son mejorables, pero sus raíces son profundas. Las decisiones que se tomen no deberán ser aisladas e inconexas como ocurrió hasta el momento. Se debe erradicar la soberbia todavía presente en algunos sectores del rugby que los lleva a idealizarse en una posición ética y moral superior al resto. En definitiva, la solución debe apuntar a problemas sociales de fondo: la violencia, el machismo, el clasismo y la discriminación que continúan particularmente enquistados en el rugby argentino.